Guillermo Coronado Céspedes
Impacto de Don Claudio Gutiérrez
en mi formación académica
Resumen: La presente contribución es la carta de un estudiante a su profesor, una transcripción cariñosa de agradecimiento. Don Claudio Gutiérrez Carranza se presenta, a través de la memoria, como más que un docente. El autor hace un recorrido por textos, corrientes filosóficas, locaciones geográficas y anécdotas para dar cuenta de su relación con uno de los pensadores más importantes del pensamiento filosófico costarricense.
Palabras clave: memoria, filosofía costarricense, formación, aventura intelectual.
Abstract: This contribution is a letter from a student to his professor, an affective transcription of gratitude. Don Claudio Gutiérrez Carranza is presented, through memories, as more than a lecturer. The author walks through texts, philosophical currents, geographical locations and anecdotes to give an account of his relationship with one of the most important thinkers of Costa-Rican philosophical thought.
Keywords: memory, Costa-Rican philosophy, education, intellectual adventure.
Claudio Gutiérrez Carranza
1930-2023
A- En 1963, ingresé a la Universidad de Costa Rica a estudiar Ingeniería Civil. Ello implicaba cursar los Estudios Generales y los cursos de pre-ingeniería, esto es, dos años. Pero en el segundo semestre del siguiente año, 1964, tomé la decisión de cambiar de carrera e inscribirme en el Departamento de Filosofía al inicio de 1965.
Dos profesores fueron cruciales en este cambio. En el seno de la Universidad, Don Claudio Gutiérrez Carranza. En el contexto de un círculo, el Círculo de Estudios Alejandro Aguilar Machado de Cartago, Don Roberto Murillo Zamora. Pero mi interés en esta tarde es Don Claudio y su forma de generar intenso interés en temáticas que giran en torno a la reflexión filosófica sobre la lógica y las ciencias.
Pero es necesario retornar al año de 1963 y al curso de Fundamentos de Filosofía, programa especial… El programa normal estaba centrado en desarrollos filosóficos en la Edad Media, como también lo era en Historia de la Cultura. Y ello era reflejo del énfasis de la Reforma de 1957, que inició los Estudios Generales girando en torno a la filosofía griega y su entorno cultural. El profesor Murillo que vivió los inicios de esa gran experiencia como estudiante, hablaba de vivir empapados en lo griego. Lógicamente se debía avanzar en la evolución del pensamiento y el siguiente paso era lo medieval. Pero resultó que mientras la mayoría de mis compañeros del San Luis Gonzaga recibían un baño de los desarrollos históricos y filosóficos medievales, un reducido número de grupos y reducido número de estudiantes, en Filosofía, recibimos un curso centrado en temas cercanos a la lógica y teoría de la ciencia. Supongo que ello era así porque éramos los que escogimos proyectarnos hacia actividades científicas afines a las ciencias naturales o exactas y la ingeniería civil (una tecnología se diría ahora) y que era la única que se impartía. Pero debo decir que se sentía una gran extrañeza.
De manera más exacta se debe establecer que el desarrollo de mis Fundamentos de Filosofía se dividía en tres lecciones semanales con el programa especial antes mencionado y una cuarta hora a cargo de un joven profesor que desarrollaba una especie de cursillo sobre las ideas políticas de Platón en la República. En fin que mi curso se alejaba de la idea de unos estudios generales centrados en un período histórico particular y ofreciendo una visión y experiencia de un todo histórico.
Pero lo más llamativo del año fue las constantes advertencias de la persona a cargo del curso de Fundamentos de Filosofía, quien nos advertía que tuviéramos mucho cuidado en los exámenes finales con el Coordinador del programa y encargado de las conferencias que guiaban el desarrollo del programa, a saber, Don Claudio, pues asumía unas ideas modernas no necesariamente compatibles con el enfoque de nuestro instructor. En consecuencia debíamos tener cuidado con responder según el documento oficial del curso y los contenidos de las conferencias que guiaban el desarrollo del programa y no tanto con nuestras notas de clase.
En resumen, Don Claudio fue una presencia lejana pero muy preocupante...
Superé el examen final que era oral y con tribunal pero el siguiente año, 1964, además de las químicas, álgebras y cálculos de los cursos de precarrera en ingeniería, encontré que se dictaba, en el primer semestre, un curso de Teoría del Método a cargo de Claudio Gutiérrez y Roberto Murillo. Y la curiosidad se impuso por partida doble. En el caso de Roberto Murillo lo había tenido como profesor de un fallido curso experimental de filosofía, en quinto año en mi Colegio San Luis Gonzaga, en Cartago, 1962, que preparaba el regreso de la asignatura de filosofía al programa de estudios de la Enseñanza Media, como veremos más adelante. Choques entre la dirección del colegio y el joven profesor Murillo provocaron la fuga de los estudiantes.
En el Caso de Don Claudio era un acercarme al profesor misterioso y temido del año anterior. Además se cumplía el axioma de que lo temido o prohibido es muy llamativo o atractivo.
En realidad eran tres los profesores, Claudio Gutiérrez, Roberto Murillo y Carmen Chaves. Y si no recuerdo mal, tres los estudiantes -uno de ellos Fernando Leal. Se dictaba en la Sala 10 del edificio de Estudios Generales, oficina del decano y lugar de las sesiones del Consejo de Facultad. Sentados a la mesa oval de dichas sesiones el semestre pasó demasiado rápido. Era un diálogo pleno. Una tutoría plural. Maravillosa experiencia.
En el segundo semestre matriculé un curso ofrecido solamente por Don Claudio, Lógica Simbólica. Se usaba el texto de Willard Van Orman Quine, Methods of Logic, en inglés. Fue un curso realmente pesado y sobreviví apenas con lo justo. Pero será de importancia para eventos futuros.
Mis contactos con Don Claudio se interrumpen por su viaje a la Universidad de Chicago a realizar su doctorado en los años del 1965 a 1967.
Mi tercer y último curso fue en 1969, un curso sobre Lógica Simbólica Avanzada. Excelente curso sobre el fundamento filosófico tras las técnicas de demostración de la lógica simbólica básica. Realmente un seminario de gran nivel. Me resultó de gran utilidad posteriormente en Indiana University.
B- 1968. Año de la reinstalación de la asignatura de Filosofía en el quinto año de la Enseñanza Media, culminando un gran esfuerzo del Departamento de Filosofía y de la Asociación Costarricense de Filosofía.
Año de mi graduación de Bachiller en Filosofía, con lo que podía ser asistente graduado de Don Claudio, y ser profesor de Filosofía en enseñanza media con un nivel equivalente al de los profesores graduados en la Facultad de Educación, dado un decreto del Ministerio de Educación Pública que equiparaba a los bachilleres y licenciados al nivel de los profesores de la Facultad de Educación. Ello fue resultado de la acción de Don Guillermo Malavassi, ministro del ramo en la administración del Prof. José Joaquín Trejos.
1968, año en que aparecieron Los Elementos de Lógica por Claudio Gutiérrez. San José, Costa Rica. E.T.U.P. 1968.
Texto para la primera unidad del programa para el V año. Para la segunda unidad, después de las vacaciones, el texto era Elementos de Ética, del profesor Víctor Brenes Jiménez, director del Departamento de Filosofía en ese entonces.
Ahora bien, en la primera unidad, los Elementos de Lógica estaban complementados con unos Ejercicios de Lógica Elemental, por Claudio Gutiérrez y Luis Guillermo Coronado. Misma editorial y año. Que bajo la dirección del autor de los Elementos de Lógica, yo había trabajado durante el año anterior, 1967, en preparar esa pequeña colección de ejercicios para cada una de las secciones del texto principal. Vale la pena recordar en esta ocasión que su esposa, Doña Marlene Castro Odio, nos suministró algunos textos literarios de Miguel Ángel Asturias para ejemplificar casos de falacias y definiciones (para uno de esos textos ver el Anexo 1).
Y de esa manera, la asignatura de Filosofía volvió a formar parte del programa de estudios de la educación secundaria, en los colegios académicos hasta nuestros días.
Como detalle biográfico propio, me inicié como profesor de filosofía de todos los quintos años del Colegio de San Luis Gonzaga de Cartago, y poco tiempo después me convertí en el primer Asesor de Filosofía en el Ministerio de Educación, por un par de años.
C-Un detalle muy especial y de gran importancia para mí. , Don Claudio me facilitó desde el momento de su regreso de Chicago, 1967, y siendo simplemente asistente no graduado, una «mesita» en su oficina del cuarto piso de Estudios Generales, lo que era un «orgullo» pero también la oportunidad de escuchar sus comentarios en torno a obras filosóficas de gran envergadura en los campos de pensamiento que le interesaban.
También me sugería que leyera ciertas obras, y en esas «horas de oficina» me transmitía sus reflexiones sobre las lecturas recomendadas y sobre sus propias reflexiones sobre la gran variedad de tópicos que le interesaban. Yo siempre consideraba estas horas como tutorías invaluables.
Dos de las recomendaciones resultaron cruciales para mi formación personal.
Ellas fueron la Lógica de la investigación científica, de Karl Popper, y los Harvard Case Histories in Experimental Sciences, en dos volúmenes, editadas por James B. Conant.
La primera, la Lógica de la Investigación científica, me ofreció un enfoque sobre filosofía de la ciencia, el refutacionismo popperiano que superaba el inductivismo y el axiomatismo clásico. Esta obra era muy formal y sistemática, casi sin contexto histórico. Por lo que me recomendó una obra posterior de Popper, el Conocimiento Objetivo, una colección de conferencias que si abordaba momentos históricos del desarrollo de la filosofía y la ciencia.
La segunda, Harvard Case Histories in Experimental Sciences, me ofreció un panorama de casos en la historia de las ciencias experimentales que suponía un enfoque muy llamativo para hacer historia de la ciencia., superando los empirismos inductivistas y los deductivismos platonizantes.
También debo referirme al libro la Estructura de las revoluciones científicas de Thomas S. Kuhn. Aparecido en 1962 y ampliado con un importante Postscript de 1969. Don Claudio también lo comentaba con entusiasmo pero el impacto en mí no generó el interés de los casos anteriores. Pero sí fue de gran utilidad en mi paso por Indiana University, 1976-1980, pues se discutía con gran intensidad provocando divisiones entre los miembros del claustro.
Pero lo anterior muestra como Don Claudio lo mantenía a uno al día y ayudaba a reforzar las inclinaciones filosóficas que iba vislumbrando en sus discípulos.
D-De nuevo el curso de Teoría del método. Después del 67, Don Claudio impartía cursos de lógica y teoría del método. Como yo era su asistente colaboraba con dichos cursos. En el caso del curso de teoría del método solía asignarme al inicio del semestre dos temáticas que debía desarrollar ante los estudiantes. Quiero mencionar dos casos porque igualmente me fueron muy significativos en mi tránsito desde la lógica hacia la historia de la ciencia.
En el contexto de los griegos un tema sobre el método axiomático en Arquímedes en contraposición a Euclides. Descubrí el método axiomático como forma de exponer los resultados finales de la solución de un problema físico, pero no como la vía de indagación. Igualmente me enfrentó con la ciencia física como eje del quehacer científico.
Otro tema fue la contraposición de Aristóteles y Galileo respecto al problema de la caída de los graves. Mi perspectiva se enriqueció con la importancia de la experimentación en ciencia versus un tratamiento deductivo a partir de premisas inferidas de la experiencia de manera apresurada. El análisis crítico de las premisas acompañado de la herramienta del experimento permitía una mayor objetividad y valor explicativo. Y era concordante con las tesis de Popper.
E-1969-1970. Mis inicios como profesor instructor. En el año de 1969 se me asignó mi primer curso en la Cátedra de Fundamentos de Filosofía en la Escuela de Estudios Generales. Como asistente graduado colaboré con cursos de Don Claudio, en especial, con el curso de Introducción a la Lógica, sustituto de la Lógica Formal de corte tradicional, y representante del enfoque nuevo de la lógica según los enfoques del siglo XX. Como lo ha señalado el Profesor Luis Camacho, este nuevo enfoque representa un hito fundamental en la historia de la lógica en nuestro país. Por todo ello, se le reproduce en el anexo 2. También participaba en el curso de Lógica Simbólica.
Al año siguiente, 1970, ingresé como profesor instructor al Departamento de Filosofía, en el Área de Lógica y Epistemología. En el primer semestre dicté dos cursos que resultan significativos como reflejo de mi evolución intelectual. Ellos fueron Introducción a la Lógica e Historia de la ciencia. Del nuevo enfoque del curso de lógica ya nos hemos referido. El de la historia de la ciencia había sido creado en el contexto de la incorporación de los cursos de repertorio para las distintas carreras. De hecho, dicha cátedra se creó por en el Área de Historia del Pensamiento, por Don Constantino Láscaris, luego también se abrió en la de Lógica y Epistemología, impulsado por Don Claudio, para finalmente quedarse solamente en nuestra sección.
Este par de cursos resumen mi evolución personal desde el campo de lógica hacia el campo de la historia y filosofía de la ciencia. Lo primero reflejo de mis actividades con Don Claudio desde 1967 y que culminaron en el pequeño documento de ejercicios de lógica ya tratado anteriormente. Lo segundo, resultado de la serie de lecturas propuestas por Don Claudio y de las experiencias en su curso de Teoría del Método.
F-Don Claudio y mi tesis de licenciatura. Fue el director de la tesis que presenté en 1972. El tema decidido mucho antes de su regreso de USA, era el concepto de causalidad en el pensamiento de Alfred N Whitehead. A él le llamaba más la atención Whitehead como matemático que colaboró con Bertrand Russell en la construcción de los Princippia Matemathica, de 1910. No tanto la metafísica del proceso en la obra cumbre de Whitehead, de la década de los treinta, Proceso y realidad. Pero me guió acertadamente y enriqueció el trabajo con mucha bibliografía significativa.
G-Un poster. Para finalizar veamos el impacto de un «poster» relativamente pequeño. Una tarde, del año de 1973, entro a la oficina del cuarto piso y Don Claudio trabajaba en su escritorio, al saludarnos, me señala la papelera metálica en un extremo del escritorio y me dice, Guillermo, esa información académica debiera considerarla atentamente para su futuro. Me acerco, leo, y resulta ser un anuncio del programa académico del Departamento de Filosofía e Historia de la Ciencia de la Universidad de Indiana, en Bloomington. Si mal no recuerdo, se lo había enviado el Prof. Héctor Neri Castañeda, profesor del Departamento de Filosofía de la misma Universidad.
Don Claudio me comenta que es un recientemente fundado departamento, distinto del tradicional departamento de Filosofía, y que busca desarrollar de manera independiente pero integrada los enfoques de los filósofos, historiadores y científicos en torno a la comprensión y reflexión sobre la naturaleza y desarrollo de las ciencias. Además de generar una especialización y una forma de profesionalizar el trabajo de aquellos que buscan esclarecer tales temas. Si antes existían programas académicos, en Indiana University se elevaba su rango a un departamento académico.
Un futuro se abrió gracias a ese gesto de Don Claudio, quien después impulsó la beca para estudiar en dicho departamento y en consecuencia actualizó el giro desde una posible carrera en ingeniería civil a una en historia y filosofía de la ciencia.
Gracias a él, a sus indicaciones y atenciones, he podido disfrutar 50 años de una aventura intelectual muy satisfactoria.
Claudio Gutiérrez Carranza
ANEXO 1
Texto de Miguel Ángel Asturias que aparece en la sección sobre la definición del texto Ejercicios de Lógica Elemental, por Claudio Gutiérrez y Luis Guillermo Coronado que aparece en el Volumen II, de las Obras Completas de Claudio Gutiérrez, páginas 363-364. San José, Costa Rica. Editorial Universidad de Costa, 2011.
«--¡Las veces que habré pasado por aquí… y siempre me da miedo!
--¡Yo no conozco el miedo! ¡Explica cómo es! ¡Explícamelo! (…)
--¡Es un insosiego que siente uno atrás de uno!
--¡Creí que aelante!
--¡Pues según!
--¿Según qué?
--¡Según por donde se sienta el instinto de huir! ¡El que siente el miedo atrás, huye para delante! ¡El que lo siente adelante huye pa trás!
--!Y el que lo siente adelante y atrás se caga¡» (Miguel Ángel Asturias, Hombres de maíz)
ANEXO 2
UNIVERSIDAD DE COSTA RICA
FACULTAD CENTRAL DE CIENCIAS
Y LETRAS
Departamento de Filosofía-
PROGRAMA 1969
INTRODUCCION A LA LOGICA (F-204; antes: Lógica formal; 4 créditos; I semestre; Profesor Dr. Claudio Gutiérrez C., Titular; Br. Luis Guillermo Coronado, Asistente; I semestre).
Propósito y descripción del curso. -
El curso tiende a familiarizar el estudiante con el análisis lógico y con las formas de argumentación rigurosa. Se busca adiestrarlo en la crítica inteligente de diversas clases de discurso del lenguaje ordinario. Se dedica especial atención a la aclaración del uso del lenguaje en sus distintas funciones y a precaver al alumno contra el uso de recursos polémicos incorrectos. Se exponen los fundamentos de la lógica deductiva clásica y moderna y se hace un tratamiento somero de la lógica inductiva.
No tiene prerrequisito. Se recomienda tomarlo antes que cualquier otro curso de Lógica o Teoría de la Ciencia. Libro de texto: C. GUTIERREZ, Elementos de Lógica, junto con el folleto de ejercicios y Suplemento. I. Copi, Introducción a la Lógica.
Se pedirán trabajos escritos semanales, o se harán pruebas periódicas en clase.
PROGRAMA
A Análisis de sentido
1 Usos del lenguaje
2 Falacias de ambigüedad
3 Falacias de inatinencia
4 Definición y descripción
B Análisis de estructura
5 Funciones veritativas
6 Cuantificación
7 Reducción de cuantificadores
8 La estructura del lenguaje ordinario
C Deducción
9 El razonamiento y su validez; formas elementales de inferencia.
10 Estrategia deductiva directa; silogismos, polisilogismos, dilemas.
11 Estrategia deductiva indirecta; prueba condicional, reducción al absurdo.
12 Falacias formales y premisas incongruentes.
D Inducción
13 Argumentos deductivos débiles: prueba de congruencia y prueba de posibilidad.
14 Uso inductivo de «falacias formales»; argumento de analogía.
15 La inducción canónica.
16 La ciencia y la hipótesis: explicación y verificación. Experimento crucial.
DP-21475-CyL.
Guillermo Coronado Céspedes (gmocoronado@yahoo.com) fue profesor de la Escuela de Filosofía de la Universidad de Costa Rica, su área de investigación se concentra en la filosofía e historia de la ciencia. Actualmente es profesor emérito en la misma institución.
Recibido: 30 de octubre, 2023.
Aprobado: 6 de noviembre, 2023.