Luis Camacho

Claudio Gutiérrez, de la lógica a la epistemología

Resumen: Se destaca la importancia de Claudio Gutiérrez en la actividad filosófica en Costa Rica en tiempos recientes. Después de una cronología y distinción de etapas en su producción, se ubica su obra lógica dentro de la historia de esta ciencia en el país, y luego se analizan algunas de sus ideas fundamentales en epistemología.

Palabras clave: Costa Rica, lógica, epistemología, análisis, filosofía analítica.

Abstract: We emphasize Claudio Gutiérrez’s influence in the Costa Rican philosophical activity in recent times. After a chronology and a distinction of several stages in his intellectual output, we place his logical work within the history of this science in the country, and then we proceed to the exposition of some of his fundamental ideas in epistemology.

Key Words: Costa Rica, Logic, Epistemology, analysis, analytic Philosophy.

La influencia de Claudio Gutiérrez Carranza en la orientación institucional de la Universidad de Costa Rica y en el desarrollo intelectual del país ha sido tan profunda que en cada uno de estos ámbitos creó un antes y un después. En filosofía, fue el iniciador del enfoque analítico, basado en la lógica simbólica y en el conocimiento de la ciencia contemporánea, como se destaca en la obra El análisis filosófico en América Latina:

El centro de la actividad filosófica en América Central es, sin duda, Costa Rica (...) En los años cincuenta no hay evidencia que indique un mayor interés en el análisis filosófico. (…) Pero en 1960 se publica en la Revista de Filosofía un artículo de Claudio Gutiérrez titulado «El consentimiento civil a la luz de la lógica moderna, en el que el autor usa lógica simbólica para aclarar algunos problemas de la filosofía del derecho. Este es el primero de una serie de artículos de Gutiérrez que mantienen la presencia del análisis filosófico en Costa Rica. En el Segundo Congreso Interamericano Extraordinario de Filosofía que se celebró en Costa Rica en 1961 el mismo autor dio una conferencia titulada «Sistemática de enunciados indiferentes» (…) De ahí en adelante el efecto de Gutiérrez se deja sentir no solamente a través de publicaciones sino también en el currículo universitario (...) Claudio Gutiérrez estudió en la Universidad de Chicago en 1965, donde recibió su doctorado.

Después de volver a Costa Rica continuó publicando activamente. Entre sus trabajos se encuentran un texto de lógica, Elementos de lógica (1968), su tesis doctoral Epistemology and Economics, publicado en la Revista de Filosofía en 1969, y varios artículos sobre sistemas de deducción natural y paradigmas (por ejemplo, en Crítica 1968) y más tarde sobre cibernética. Su actividad filosófica decrece algo, sin embargo, cuando lo nombran Rector ... En este periodo publica 3 artículos, entre los que se encuentran «Knots and Blanks : The Pragmatic Foundation of Principles (Theory and Decision 6, 1975) y «Ambigüedad y Comunicación en Revista Latinoamericana de Filosofía, III, 3, 1977. (Gracia et al. 1985: 472-474)

En la valoración contenida en la cita solo hay que corregir lo dicho sobre el periodo de la rectoría en la UCR (1974-1982) como menos productivo, porque precisamente los tres artículos que se mencionan de ese periodo (falta «La contradicción, ¿vicio formal o cifra de contenido?») incluyen varias de las ideas más originales del autor. Su nombramiento como Ministro de Educación en 1998 no le impidió continuar con la preparación de su obra de madurez titulada Ensayos sobre un nuevo humanismo.

Desde numerosos puestos administrativos, Gutiérrez influyó poderosamente en la orientación de la enseñanza e investigación. Cuando uno repara en esta abundancia de puestos (director, decano, vicerrector, rector, ministro) es fácil recordar la imagen de los nudos, tan importante en su epistemología. Ocupar puestos administrativos equivale a veces a desatar los incontables nudos creados por la incompetencia y la mediocridad enquistadas en el engranaje burocrático de las instituciones, así como lidiar con el exceso de normas creadas y reformadas cada rato por órganos colegiados con mucho tiempo y poco trabajo.

Si uno se fija en su labor como investigador, profesor y escritor, otra imagen (igualmente importante en su epistemología) viene a la mente: la del vacío que hay que llenar al tratar de explicar la realidad y que se genera al llegar cada paradigma a su punto ciego, cuando las limitaciones de una visión particular impiden ver la solución a los problemas.

Tanto para desatar los nudos como para llenar los vacíos se requiere inteligencia e imaginación, flexibilidad y capacidad de ver relaciones donde nadie las había visto antes, pero también trabajo constante, organizado y con frecuencia no reconocido o bloqueado por funcionarios dispuestos a defender sus privilegios. A los vacíos teóricos hay que añadir otros prácticos, propios del subdesarrollo e igualmente problemáticos: escasez de medios, falta de estímulos y mezquindad en el reconocimiento a los méritos.

Hay que distinguir las diferentes etapas en la vida intelectual de Gutiérrez, y para hacerlo ayuda la cronología que hemos incluido al final. Resulta relevante su conferencia de 1954, primera charla que dio sobre filosofía, en la que se refirió a los tres estadios del conocimiento según Augusto Comte. En ella Gutiérrez defendió que el conocimiento procede más bien al revés de lo que dijo el fundador del positivismo, puesto que en su opinión el conocimiento empieza con un estadio objetivo, luego se pasa a una etapa crítica y se acaba en un estadio trascendente. Pero en el Prefacio escrito en 1981 a su libro Nueve ensayos epistemológicos, el autor cambia de opinión en relación con sus ideas de 1954 para afirmar que las etapas de su evolución intelectual más bien se ajustan a las de Comte, y no a lo que propuso él en 1954. De modo que la trayectoria intelectual de Gutiérrez Carranza empieza con el apego a los mitos culturales, se mueve hacia la reflexión crítica propia, y acaba en armonía con la ciencia. Su último libro, Ensayos sobre humanismo, muestra un notable conocimiento de biología, informática, genética y otras ciencias.

Podemos ver esta evolución desde nuestra perspectiva actual, y entonces hay algunas observaciones que hacer. Una de ellas es que el interés de Gutiérrez por la ciencia y la lógica estuvo presente desde el primer momento. En su desarrollo intelectual podemos distinguir cinco etapas, con diferencias en intereses, publicaciones y actividades, pero hay que señalar que las relaciones entre esos aspectos son más complejas que la distinción rígida de partes, lo que explica que las fechas de algunas publicaciones sean posteriores al periodo en que se fraguaron las ideas contenidas en ellas. Así tenemos las siguientes etapas:

(1) Su formación inicial en filosofía y letras (1949-1950) se inicia con sus estudios en Madrid, donde tuvo la oportunidad de escuchar a Ortega y Gasset, quien había regresado a España en 1945 después de exiliarse al comienzo de la Guerra Civil. Entonces Gutiérrez se sintió atraído por el historicismo de Dilthey y el existencialismo de Gabriel Marcel, a quien escuchó en París. Cuando Gutiérrez participó luego en la reforma de la UCR aprobada en 1955 y ejecutada en 1956, las ideas de Ortega y Gasset todavía tenían eco en la inspiración para la creación del programa de Estudios Generales, aunque el modelo seguido fue el programa puesto en práctica en la Universidad de Chicago, que él conoció personalmente más tarde en 1960.

(2) La segunda etapa es la de sus estudios de historia y derecho en la Universidad de Costa Rica. Obtuvo su licenciatura en filosofía y letras e historia en 1953 y en derecho en 1959 con una tesis sobre la teoría del nexo real calificada con summa cum laude. Publicó una investigación histórica titulada «Ensayo sobre generaciones costarricenses 1823-1953», aparecido en Revista de la Universidad de Costa Rica en 1954. Su duradero interés por la lógica empieza en esta época con su investigación en lógica jurídica, de la que surgen varios artículos: «El consentimiento civil a la luz de la lógica moderna», publicado en la Revista de Filosofía de la Universidad de Costa Rica, no. 7, 1960; «Sistemática de enunciados indiferentes», en Actas del II Congreso Extraordinario Interamericano de Filosofía (Imprenta Nacional 1961). En 1981, al escribir el Prefacio a Nueve ensayos epistemológicos, Gutiérrez señala que esta época, que en su apreciación empieza con su graduación en Filosofía y Letras en 1953, estuvo dominada por preocupaciones teológicas y por el existencialismo. Por eso, al escribir el Prefacio en 1981, Gutiérrez ve confirmada la teoría comtiana de los tres estadios de la evolución del pensamiento en su propia trayectoria filosófica, resumida en tres etapas: teológica (1953-1966), epistemológica (1966-1979) y científica (1979--).

Esta continuidad en el interés por la ciencia y por lo que Willard van Orman Quine llamó «el común denominador de la ciencia», la lógica, quizá explican la enigmática expresión de Constantino Láscaris en su conocida obra Desarrollo de las ideas en Costa Rica , cuando al exponer el pensamiento de Gutiérrez dice:

Discípulo de Gabriel Marcel, a la hora de definir la Filosofía sigue a Jaspers, y en temas sociales a Ortega y Gasset, pero todo ello desde la Lógica Simbólica. Es de los pocos logicistas matemáticos que no se quedan en formular estructuras lógicas, sino que pretende instrumentalizarlas en su filosofar. (énfasis añadido) (Láscaris 1975, 315)

(3) Luego vienen los estudios en la Universidad de Chicago, entre 1965 y 1967, anticipados por la estadía de un año en 1960. La libertad académica de esta universidad, heredada de la tradición de Alexander von Humboldt, impresionó mucho e influyó en la formación del joven estudiante. En su primera estadía en Chicago en 1960 llevó cursos de lógica; regresó en 1965 a obtener el doctorado y sus estudios fueron en filosofía de la ciencia. Su tesis doctoral se titula Epistemology and Economics : A Contribution to the Logical Analysis of Economic Theory , que aparece en Revista de Filosofía de la Universidad de Costa Rica, no.25. De nuevo tenemos que volver al Prefacio de Nueve ensayos epistemológicos (1981), donde nos dice que de su tesis doctoral salieron tres artículos: «La abstracción y los límites de la imaginación paradigmática» (Crítica, vol.II,no.5, mayo 1968), «La extraordinaria pretensión de la praxeología» (en inglés en Theory and Decision, vol.I,no.4, junio 1971) y «Epistemología y Economía», resumen de la tesis preparado para ser incluido en Nueve ensayos.

De regreso en Costa Rica en 1967, su docencia y publicaciones en el campo de la lógica se inspiran en la situación internacional de esta ciencia. Esta es también la época de la introducción de la filosofía en la enseñanza secundaria en Costa Rica, proyecto en el que se involucró por un tiempo, con la insistencia de que el programa se organizara en torno a la lógica. Para este propósito escribió un folleto muy novedoso al que nos referiremos más adelante. Además, en el mencionado Prefacio Gutiérrez considera que su madurez en epistemología se obtiene en esta época.

(4) Entre 1969 y 1988 se ubica el periodo de interés teórico y práctico por la computación e informática, que empieza con su participación en la introducción de la tecnología más avanzada en los procedimientos administrativos de la Universidad y se prolonga en investigaciones en inteligencia artificial y sistemas expertos. Característico de su enfoque es la preocupación por las repercusiones sociales de la nueva tecnología de la computación e informática. Este interés permanece en su producción posterior, como vemos en el breve artículo que lleva el título «Virtualidad y Política» en un volumen de 1998 titulado Virtualidad y Derecho, editado por una comisión dedicada al mejoramiento de la administración de la justicia. Volveremos luego a este trabajo.

(5) La última etapa empieza en 1988, como una prolongación del interés por la computación e informática al dedicarse a las ciencias cognoscitivas después de una primera exposición al tema en un congreso celebrado en Edinburgo en 1980. Dentro de este periodo se encuentran sus investigaciones, docencia y experiencia administrativa en la Universidad de Delaware. Una primera síntesis del pensamiento de Gutiérrez en esta época es la obra Epistemología e Informática, en dos volúmenes (Antología y Guía de estudio), publicada por la Editorial de la Universidad Estatal a Distancia en 1993. Lo que Gutiérrez llama «ideas poderosas», que aparecen en las páginas 46-48 de la Guía de Estudio de Epistemología e Informática resume sus convicciones: continuidad entre pensamiento y resto de la naturaleza, necesidad de revisar el sentido del término «mecánico» antes de aplicarlo a nuevas máquinas y cerebros, capacidad de las mentes para cambiarse a sí mismas, pluralidad de principios explicativos y complejidad creciente de los procesos mentales desde una base física.

La inspiración detrás del proyecto de las ciencias cognoscitivas se encuentra en una frase de Hobbes : «la mejor manera de comprender algo es tratar de construirlo.» En Epistemología e Informática Claudio expone sus ideas sobre los desarrollos recientes de la epistemología, el carácter científico (teórico y práctico) de la informática, la relación entre lógica y conocimiento, la comparación entre la informática y otras disciplinas y la relación entre mente, conciencia y artefactos.

Al final de esta quinta etapa encontramos una nueva síntesis científico-filosófica que sirve de fundamento para un novedoso humanismo en la voluminosa obra Ensayos sobre un nuevo humanismo, genes y memes en la era planetaria (EUNED 2006). En esta obra la noción central es la del algoritmo de prueba y error que opera tanto en la evolución orgánica que vemos en la naturaleza como en los procesos sociales. Ya en 1968, en sus primeros escritos de lógica, la noción de algoritmo era central aunque no explícita.

Para ubicar este quehacer intelectual tan amplio y sostenido, así como para distinguir sus etapas es útil referirse a los movimientos intelectuales que configuraron la discusión nacional en la segunda mitad del siglo pasado y principios del presente. Pasada la Segunda Guerra y la Guerra Civil de 1948, el país entró en una efervescencia intelectual a mediados de la década de los cincuentas en la que se ubica también el inicio de la producción intelectual de Gutiérrez, con su primera conferencia sobre filosofía en 1954. El acuerdo unánime tomado por la Asamblea Universitaria el 30 de abril de 1955 de llevar a cabo una profunda reforma que implicaba la creación de una facultad central de ciencias y letras y del Departamento de Estudios Generales, puede servirnos para satisfacer el deseo de poner fechas fijas a procesos fluidos.

Una frase en el discurso de don Claudio como Rector con motivo de la celebración en 1980 de los 40 años de fundación de la Universidad es relevante en este contexto: «Como sucede en todo proceso histórico, cada etapa lleva en sí el germen que engendra la etapa que habrá de sucederla» (Gutiérrez 1980, 23).

En un largo artículo publicado en La Nación el 4 de marzo de 2007 , p.38A, don Claudio cuenta en detalle su participación en este proceso como miembro del triunvirato nombrado para ejecutar el acuerdo de 1955 cuyos otros dos miembros fueron Enrique Macaya y José Joaquín Trejos. Esta comisión se dedicó durante el año 1956 a ejecutar los acuerdos del congreso universitario.

Aunque en su trabajo de 1975 Historia de las ideas en Costa Rica Constantino Láscaris lo coloca en la sección que titula «Filosofía General», (Láscaris 1975, 315) inmediatamente después de Moisés Vincenzi y Roberto Brenes Mesén, en el resumen de su pensamiento se ve que no encaja con las posiciones de los anteriores y que difiere mucho de los posteriores en la lista, con la excepción de Alexander Skutch, el ornitólogo de fama mundial radicado en Costa Rica cuyos ensayos sobre el origen de la ética combinan de modo semejante el conocimiento científico con la argumentación filosófica.

Aquí nos fijaremos ante todo en sus trabajos en lógica y en epistemología. Sus actividades y publicaciones en lógica son cronológicamente anteriores a las de epistemología, que fueron más numerosas.

Hay una diferencia notable entre la lógica y la epistemología. La lógica actual, incluso cuando se considera parte de la filosofía, se parece mucho a las matemáticas y a las ciencias naturales, entre otras cosas por el hecho de que se pueden establecer fechas para descubrimientos, y es posible trazar la evolución , desarrollo y acumulación de avances en la materia. Los cálculos lógicos, iniciados por Aristóteles y los estoicos entre los griegos, fueron retomados por Leibniz en el siglo XVII y por una larga serie de autores de lengua inglesa y alemana en el siglo XIX : George Boole, Gottlob Frege, Charles Sanders Peirce , C.I. Lewis y otros muchos. En la epistemología , en cambio, esta dirección hacia el progreso no se nota, y con frecuencia, al leer libros de esta rama de la filosofía que se supone tiene que ver con el conocimiento, nos preguntamos qué relación tienen las discusiones entre filósofos con el hecho cotidiano y bien conocido de la diferencia entre conocimiento e ignorancia. Habría que distinguir entre epistemología (parte de la filosofía que tiene que ver con la diferencia entre verdadero y falso) y la teoría del conocimiento (resultado de investigaciones científicas). Las ciencias cognoscitivas—a las que Gutiérrez dedicó gran parte de sus trabajos teóricos y prácticos en su última etapa—se ubican más bien en la teoría del conocimiento.

Lógica

A partir de 1960, cuando publica en la Revista de Filosofía un artículo titulado «El consentimiento civil a la luz de la lógica moderna», el autor usa lógica simbólica para aclarar algunos problemas de la filosofía del derecho. Además, y dadas las características mencionadas de la lógica, es posible decir con fundamento que las nociones precisas de validez sintáctica y semántica se introducen en Costa Rica en 1968 en la publicación Elementos de lógica:

la validez es una propiedad de las proposiciones que llamamos razonamiento, en cuanto grupo y no una por una. Perfectamente puede haber un razonamiento válido cuyas premisas sean todas falsas (…) o un razonamiento inválido cuyas premisas sean verdaderas (…) Lo que no puede ser es que un razonamiento válido tenga premisas verdaderas y conclusión falsa. (Gutiérrez 1968, 10)

Antes de ese año la lógica en Costa Rica se encontraba anclada en una visión más propia del siglo XVIII ; después de 1968 y gracias a Gutiérrez se conecta con los avances iniciados por Boole , Frege , Russell y otros a partir de la mitad del siglo XIX, cuyos escritos en general tardaron muchos años en llegar a las aulas y páginas de libros en lengua castellana.

La lógica tiene una larga historia en Costa Rica. En la Universidad de Santo Tomás el profesor de filosofía era Nicolás Gallegos, autor de dos de los primeros libros impresos en Costa Rica después de que José María Castro Madriz trajera al país la primera imprenta. Esos dos libros se llamaron Elementos de lógica y Lecciones de ética y moral. Este último empieza con una aclaración sobre la diferencia entre lógica y ética, y dice que la verdad es el objeto de la lógica.

En el Colegio San Luis Gonzaga (que empezó a funcionar en 1869) se enseñó lógica, y se utilizó como libro de texto Elementos de lógica, cuyo autor es José María Rey y Heredia. Para el autor la lógica es la ciencia que expone las leyes de la inteligencia. El libro empieza con una parte titulada «Crítica general» que incluye el análisis y clasificación de los juicios, los estados y la verdad o valor lógico de los juicios, los criterios como el testimonio histórico y el sentido común. La segunda parte es una exposición del método científico, la tercera es un compendio de gramática, y hay que esperar hasta la última parte, titulada «Dialéctica», para encontrar algo que nos recuerde lo que entendemos por lógica en nuestros días, pues es allí donde encontramos la teoría del silogismo, expuesta en forma tradicional y sin ninguna explicación teórica de la diferencia entre argumentos válidos e inválidos. En vez de hablar de validez e invalidez, Rey y Heredia distingue entre modos «legítimos» e «ilegítimos», pero sin aclarar qué se entiende por tales.

En el Liceo de Costa Rica, fundado en 1887, se dieron clases de lógica desde 1912 y quizá hasta 1930. El profesor era el Lic. Luis Cruz Meza, de quien se conservaba su programa de lógica para V año de secundaria. Después de definir la lógica por su objeto y extensión, habla de verdad y falsedad, error e ignorancia, la experiencia como base del conocimiento y los primeros principios de la lógica: identidad, deducción e inducción. Para su tiempo y circunstancias, los apuntes de Cruz Meza son notablemente avanzados. Superan en buena medida la tendencia a confundir lógica con gramática y con psicología.

La UCR abrió sus puertas en 1941, y de 1949 a 1956 en la Facultad de Filosofía y Letras la licenciada Ligia Herrera fue la profesora de lógica, quien también lo hizo en el Departamento de Filosofía que surge con la Reforma Universitaria de 1955. Para este propósito escribió el folleto Lógica, del cual la última edición que he podido detectar es la quinta, de 1961. Escribió también otro folleto titulado Lógica y ética (San José, Librería e Imprenta Atenea, 1956) ; este segundo folleto contiene al primero sin ninguna modificación. Se trata de 57 páginas sin índice ni bibliografía, dividido en secciones, algunas muy cortas. Estas secciones llevan los siguientes títulos: definición de la lógica, lógica formal, simple aprehensión, propiedades de la idea, división de las ideas, génesis de ideas universales, clasificación de los predicables, subordinación de géneros y especies, distribución, término oral, uso conveniente de los términos, clasificación del juicio, interrogación, categorías , subordinación de la lógica a la metafísica, etc. Hay que esperar un rato para llegar a algo parecido con la lógica simbólica actual, que de nuevo es el silogismo, en el que la profesora Herrera encuentra 64 modos de los cuales solo 10 son «concluyentes», que es el término que usa. Pero no encontramos una explicación de la validez e invalidez de silogismos o de otros argumentos, ni tampoco se nos explica de dónde sale el número de 64 modos (son 256: cuatro clases de proposiciones (A,E,I,O) en grupos de tres, en cuatro diferentes configuraciones o «figuras»).

Entre el folleto de Ligia Herrera y el de Claudio Gutiérrez de 1968 hay pocos años de distancia pero una gran diferencia en cuanto al enfoque. Una de las más notables diferencias es que el primero estaba destinado a la enseñanza superior aun cuando su nivel es más elemental, mientras el segundo está destinado a la enseñanza secundaria aunque su nivel es superior al primero. Cuando don Claudio publica Elementos de lógica se estaba empezando a impartir filosofía en secundaria, y el folleto responde a la necesidad de desarrollar una sección del programa aprobado para la enseñanza de la filosofía en segundo ciclo. Por conversaciones posteriores con don Claudio recuerdo que su concepción de la filosofía en esta época era semejante al que tuvo el Círculo de Viena: la filosofía es la lógica de las ciencias, y las ciencias equivalen a la totalidad del conocimiento.

Empieza la obra de Gutiérrez con una introducción en la que se analiza el concepto de lógica y se señala la diferencia entre lógica, psicología y retórica. Luego se establece una diferencia entre análisis de sentido y de estructura, y se discute la noción de validez. Esta breve consideración sobre la validez en la argumentación separa la obra de Gutiérrez respecto de las anteriores en la historia de la lógica en CR: nos encontramos ciertamente con algo nuevo, desconocido en la enseñanza anterior de la lógica en el país, por más que hoy nos parezca esencial. En la obra encontramos también las falacias, la definición, extensión e intensión, proposiciones y conectivas, tablas veritativas , cuantificación y pruebas de validez. Termina el folleto con una exposición sobre el método científico. Paralelamente al folleto hay otro de ejercicios, preparado por el asistente de don Claudio, Guillermo Coronado Céspedes.

Quienes tuvieron la suerte de tener a don Claudio como profesor de lógica en la UCR recuerdan que en sus clases el énfasis se centraba en la búsqueda de la estructura lógica en un texto. El enfoque que seguía no es muy popular entre lógicos en nuestros días, pero es fiel a la búsqueda de una técnica para distinguir entre argumentos buenos y malos, técnica de cuya necesidad habló por primera vez Platón en su diálogo Fedón. En el método de don Claudio se trata de tomar un texto argumentativo, reducirlo a las relaciones entre premisas y conclusión representadas simbólicamente, y probar por medios sintácticos y semánticos la validez o invalidez de la argumentación. Para ello es necesario despojar al texto de todo lo que no tenga que ver con la cadena del razonamiento. Una vez que hemos logrado detectar la estructura y forma, independiente del contenido, hemos obtenido la seguridad de la inferencia deductiva.

El folleto está dividido en dos partes, una dedicada al análisis del lenguaje natural y la otra al tema de la validez e invalidez de argumentos. En vez de las habituales consideraciones sobre operaciones de la mente, tan típicas de la lógica en la neoescolástica que llena el periodo entre finales de la Edad Media y principios del XIX, nos encontramos con un enfoque centrado en el lenguaje ordinario y, en particular, en la diferencia entre contenido y estructura, entre términos categoremáticos y sincategoremáticos. Muy importante es la diferencia entre las distintas funciones del lenguaje, y la primacía de la función descriptiva para la lógica, pues con ella se conecta la noción de proposición como combinación significativa de términos con la propiedad de ser verdadera o falsa según se ajuste o no a los hechos. Algunas nociones de la lógica de los siglos XIII y XIV se rescatan aquí, como la distribución de los términos, pero lo notable del folleto es la introducción del enfoque de la lógica como lenguaje desambiguado y cálculo de validez, formulado claramente por Leibniz en el siglo XVII aunque sus trabajos en este campo permanecieron desconocidos hasta que Louis Couturat los dio a conocer a principios del siglo XX.

Desde el comienzo del folleto se introduce la creación de dicho lenguaje propio para la lógica, pero lo interesante es que el lenguaje y los procedimientos de prueba que aparecen aquí son originales, propios de don Claudio, y orientados hacia la docencia incluso con la creación de un juego que puede ser jugado por niños mediante el uso de dibujos. Para representar proposiciones se usan letras mayúsculas, que se invierten para indicar la respectiva negación (imagen del espejo). Solo se usan dos conectivas: conjunción y disyunción inclusiva o débil. Aparece aquí una idea que no he visto en otros libros de texto, la idea de «verdad fuerte», que corresponde a la conjunción, y la de «verdad débil», que corresponde a la disyunción inclusiva. El condicional se representa como la disyunción entre la negación del antecedente y el consecuente, y no aparece la equivalencia en el texto. La conjunción se representa con una línea encima de las variables proposicionales, mientras para la disyunción se usa una línea debajo de las variables proposicionales. Para efectos gráficos, y para el juego que luego se explica, la conjunción se representa como un cajón dentro del cual se colocan los conyuntos, mientras que para la disyunción se usa un cajón dividido por la mitad, de modo que los disyuntos aparecen separados por una línea.

Epistemología

Después de una breve referencia a dos artículos, expondremos el resumen de un trabajo de 1997 que resulta de gran utilidad en nuestros días. Los dos artículos son los ensayos sobre la contradicción (1972) y la ambigüedad (1977). El primero se titula «La contradicción: ¿vicio formal o cifra de contenido?», fue originalmente publicado en Crítica (México) en 1972 y aparece en la colección Nueve ensayos epistemológicos (1982).

En el primero distingue dos sentidos de la contradicción, el analítico y el sintético, y se busca armonizar la necesidad de ambos, de modo que la coherencia no se convierta en impedimento para la riqueza del pensamiento. (En esta época de su vida el autor era partidario de la teoría coherentista de la verdad). Hay dos tipos de contradicción: la acrítica y no analizada, que destruye el pensamiento, y la creativa, que surge cuando se extienden los significados de los conceptos y se aplican en nuevos campos.

Las distinciones hechas en ese artículo se amplían en «Ambigüedad y Comunicación» (1977): a la idea de que la ambigüedad es inherente a la comunicación interesante se añade la de que ningún texto es inteligible sin su contexto (en otra partes hace la excepción de textos libres de contexto, como las matemáticas). Hay que distinguir dos clases de subjetividad: la del investigador, y la del objeto investigado. Fundamental en el pensamiento del autor son las dicotomías o díadas, que se suceden y complementan en el esfuerzo por clarificar el objeto del conocimiento:

Al llegar a este punto se rompe la díada porque se requiere introducir un tercer elemento, el pragmático, pues todo pensamiento corresponde a un propósito. Pero es igualmente obvio que este proceso de la columna izquierda hacia la derecha describe el proceso intelectual de Gutiérrez desde su tesis doctoral de 1967 y sus Elementos de lógica de 1968 a Ensayos sobre un nuevo humanismo de 2006. También se parece, por supuesto, al avance de las ideas de Leibniz desde su Arte combinatoria de 1666 hasta sus obras de gran madurez científica dedicadas a la dinámica. Leibniz también había escrito antes una tesis para graduarse en derecho y dedicó buena parte de su vida a investigaciones históricas.

Entre las ideas centrales del artículo mencionado está la distinción entre paradigmas ambiguos y no ambiguos. En el esquema que propone Gutiérrez, el paradigma ambiguo tiene más de una conectiva para combinar una proposición contingente (indiferente, como la llama) y su negación: las combina en disyunción y en conjunción. En un paradigma no ambiguo hay que escoger una de las conectivas. Lo interesante es que en los paradigmas no ambiguos hay cosas que no se pueden decir.

De la ambigüedad pasamos así a la pluralidad de paradigmas. Justamente la pluralidad es una de las ideas centrales en todo el conjunto de la rica producción intelectual de Gutiérrez. La otra es la continuidad. Ambos aspectos, a su vez, se conectan con la separación de columnas que hemos hecho arriba al resumir su trabajo sobre la ambigüedad. En el análisis aparece la pluralidad, en la síntesis la continuidad.

Encontramos la pluralidad ya en el capítulo IV de su tesis doctoral, donde se insiste en la multiplicidad de aspectos de la realidad. También son varios los principios en la ética enunciados en su artículo «Ética y moral: teorías y principios», aparecido en Revista Parlamentaria, agosto 1997: pluralidad de bienes, complejidad de los actos, doble efecto, minimización de la infelicidad. Igualmente hay pluralidad en los tres niveles del discurso (axiomático, metodológico y pragmático), lo que permite ver la contradicción de maneras diferentes. De nuevo se insiste en la pluralidad necesaria en la explicación, en la lista de «ideas poderosas» que encontramos en Epistemología e Informática, ya mencionada.

Pero la pluralidad se complementa con la continuidad. Ésta se da entre el pensamiento y el resto de la naturaleza, entre conocimiento ordinario y científico, entre autómatas y personas, entre la sintaxis y la semántica, entre texto y contexto, entre análisis y síntesis, entre lo esencial y lo accidental, entre diversos grados de la esencia (en cuya asimilación consiste el conocimiento), entre las conexiones fuertes y las débiles, entre la interconexión de lo real, del objeto con su contexto y del conocimiento como interconexión triple, entre la moral y la ética, entre el algoritmo de prueba y error en la naturaleza y en la cultura. De la pluralidad de principios lógicos llegamos, después de un largo viaje, a la continuidad que depara el algoritmo de la selección por prueba y error, que opera tanto en la naturaleza como en la sociedad con las características propias de cada una.

Vacíos, nudos, dos tipos de contradicción, dos clases de subjetividad, ambigüedad y paso de lo concreto a lo abstracto son, pues, nociones muy importantes en la epistemología de don Claudio Gutiérrez. A esto se debe añadir la noción de algoritmo, tan importante en computación e informática, pero también en lógica, tanto que se puede considerar la noción que conecta los procedimientos establecidos en la prueba de argumentos con los pasos a seguir en la adquisición de conocimientos.

Por otra parte, vacíos y nudos se conectan con la idea de paradigmas, que estaba en el ambiente desde que Thomas S. Kuhn publicó en 1962 su famoso libro La estructura de las revoluciones científicas, la obra más exitosa que se conoce en filosofía de la ciencia. El vacío es lo que hay que llenar al tratar de explicar la realidad y que se genera al llegar cada paradigma a su punto ciego, ante problemas para los que no se encuentra solución dentro de una manera particular de ver las cosas.

A los vacíos teóricos hay que añadir otros prácticos y circunstanciales, propios del subdesarrollo en nuestro caso e igualmente problemáticos. Muchas de las políticas de gobierno continúan repitiendo rutinas que han resultado estériles, pero que generalmente favorecen a unos pocos. Más recientemente hay que añadir el vacío conceptual de posiciones según las cuales la filosofía ha de desaparecer para ser sustituida por la crítica política, que con frecuencia se reduce a opinar sobre problemas económicos y sociales sin tomarse la molestia de estudiar economía ni sociología, y menos aún lógica y matemáticas.

Nudos y vacíos, fundamentos pragmáticos de los principios lógicos— tema del artículo de 1975 con ese título — son conceptos que aparecen en una época muy original en la actividad intelectual de don Claudio y que tienen que ver con la idea del agotamiento de los paradigmas, es decir, de los marcos interpretativos dentro de los cuales se organizan los datos de la experiencia. Ambos son dependientes del contexto, del paradigma dentro del cual se presentan como perturbaciones y se resuelven de diferente manera: el nudo mediante el reemplazo por un término teórico que supera la contradicción formal, el vacío con la introducción de una categoría que resulta residual en ese paradigma pero que no lo es en otro.

Ética y política

La fórmula «soltar los nudos y llenar los vacíos», que encontramos en varios lugares de su producción escrita, describe así una necesidad tanto teórica como práctica; aunque la manera de hacerlo difiere según el contexto hay continuidad entre los diversos ámbitos de la teoría y las variadas experiencias de la práctica. En «Reflexiones sobre el relativismo» (1987), incluido en el volumen Informática y Sociedad (UNED, 1992), los dos preceptos metodológicos son también imperativos racionales.

Así tenemos la conexión con la ética y la política, explorada luego en «Virtualidad y Política», artículo incluido en el volumen Virtualidad y Derecho (San José: Comisión Nacional para el Mejoramiento de la Administración de la Justicia, 1998). Virtualidad y derecho se relacionan de la siguiente manera:

La ética, necesaria para la experimentación que se requiere para el avance del conocimiento, es igualmente necesaria como garantía para que no se impida el funcionamiento de la libertad. Como depuración lógica de los automatismos morales, no se puede basar en un único principio absoluto. Ética y tecnología se relacionan en proporción inversa: los medios para evitar la ética están cada vez más disponibles gracias al progreso de la técnica. Por ejemplo, si vemos el delito como un engendro de la escasez, entonces el mejoramiento de la producción y distribución de bienes y servicios tiene implicaciones éticas, aunque no en el sentido superficial que suele darse a la expresión.

La política es una categoría residual, es decir, lo que queda cuando se sustrae de una situación todo lo que sabemos con certeza. Es así sinónimo de ignorancia, pero es un ámbito cada vez más reducido porque los criterios técnicos sustituyen cada vez más a los políticos. Este artículo termina con una crítica a la democracia representativa en favor de la democracia directa, donde los individuos toman las decisiones sin necesidad de mediación.

Quisiera terminar con las mismas palabras con que terminé la introducción a las Obras Completas de don Claudio, publicadas por la Editorial de la Universidad de Costa Rica. Alejados del hogar original por el viaje que nos lanza a la aventura de lo desconocido, llegamos por fin a otro hogar, donde natura y cultura nos brindan su protección. Ante la rigidez de la intolerancia y la incoherencia del pensamiento blando sin compromisos, el esfuerzo ejemplar de un pensador excepcional que ha luchado por encontrar solución a problemas teóricos y prácticos nos ayuda grandemente a no errar el camino.

Cronología

1930: nace en Cartago, Costa Rica

1949: empieza estudios universitarios en Costa Rica

1954: primera conferencia de filosofía

1954: «Ensayo sobre generaciones costarricenses 1823-1953» en Revista de la Universidad de Costa Rica.

1955: Congreso Universitario. Aprobación de la Reforma Universitaria en abril 1955.

1956: implementación de los acuerdos tomados en el Congreso Universitario. Miembro de la comisión para la ejecución de los acuerdos del congreso, con José Joaquín Trejos y Enrique Macaya.

1960: primera estadía en la Universidad de Chicago.

1960: «El consentimiento civil a la luz de la lógica moderna», Revista de Filosofía de la Universidad de Costa Rica, no. 7.

1961: «Sistemática de enunciados indiferentes», Actas del II Congreso Extraordinario Interamericano de Filosofía (Imprenta Nacional, 1961)

1965-6: doctorado en la Universidad de Chicago

1967: tesis doctoral

1968: Elementos de lógica

1968: «La abstracción y los límites de la imaginación paradigmática» (Crítica, vol.II,no.5, mayo 1968),

1969: Epistemology and Economics (Revista de Filosofía de la Universidad de Costa Rica)

1971: «La extraordinaria pretensión de la praxeología» (en inglés en Theory and Decision, 1-4, 1971)

1972: director de cátedra de filosofía en Estudios Generales en la UCR; profesor invitado en la Universidad de Nuevo México

1973: vicerrector de Docencia

1974-1982: rector de la UCR

1975: «Knots and Blanks : The Pragmatic Foundation of Principles (Theory and Decision 6, 1975)

1977: «Ambigüedad y Comunicación» en Revista Latinoamericana de Filosofía, III, 3, 1977).

1981: Nueve ensayos epistemológicos

1982-1994: profesor en la Universidad de Delaware

1992: Informática y sociedad (UNED)

1993: Epistemología e Informática (UNED)

1998: Ministro de Educación

1998: «Virtualidad y Política», en el volumen Virtualidad y Derecho (San José: Comisión Nacional para el Mejoramiento de la Administración de la Justicia, 1998)

2006: Ensayos sobre un nuevo humanismo, genes y memes en la era planetaria

2023: 2 de marzo: fallece en su casa en Costa Rica.

Referencias

Arce Murillo, Laura, Hernández Salas, Hellen y Solís Herrera, Patricia. 2005. Biobibliografía Dr. Claudio Gutiérrez Carranza (1930-). Universidad de Costa Rica: documento para uso de la Sección de Referencia de la Biblioteca Carlos Monge Alfaro.

Camacho, Luis. 1988. «Historia de la lógica en Costa Rica». Quipu, Revista Latinoamericana de Historia de las Ciencias y la Tecnología 5, No. 3: 355-369.

Gamboa Umaña, Luis Enrique. 2000. Historia gráfica del pensamiento humanístico en la Universidad de Costa Rica. Documento final del Proyecto de Investigación 024-97-331. Disponible en la sección de Proyectos de la Biblioteca Luis Demetrio Tinoco de la Universidad de Costa Rica.

Gracia, Jorge J.E., Rabossi, Eduardo, Villanueva, Enrique y Dascal, Marcelo. 1985. El análisis filosófico en América Latina. México: Fondo de Cultura Económica.

Láscaris-Conmeno, Constantino. 1975. Historia de las ideas en Costa Rica. San José: Editorial Costa Rica.

López, Juan Diego. 2004. «La epistemología contextualista (Un análisis crítico del pensamiento de C. Gutiérrez)». En Cinco maestros del siglo XX. Heredia: Universidad Nacional, Cuadernos Prometeo, #32): 33-72.

Molina, Carlos. ed. 1993. La voluntad de pensar: la palabra de doce filósofos costarricenses. Heredia: Editorial Fundación.

Universidad de Costa Rica. 1981. Conmemoración del Cuadragésimo Aniversario 1940-1980. Ciudad Universitaria Rodrigo Facio.

Luis Camacho (luis.camacho@ucr.ac.cr) Licenciado en Filosofía y Letras por la Universidad Complutense de Madrid y Doctor en Filosofía por la Catholic University of America, Washington D.C. Sus especialidades son lógica y filosofía de la ciencia. Presidente de la Asociación Costarricense de Filosofía.

Recibido: 30 de octubre, 2023.

Aprobado: 6 de noviembre, 2023.