Pedro H. J. Nardelli

Mute Compulsion: A Marxist Theory of the Economic Power of Capital.
(Søren Mau. Londres: Verso, 2023. 325 páginas)

Søren Mau es un filósofo comunista danés que ha destacado como académico marxista activo, contribuyendo significativamente a la teoría de la forma-valor. Mute Compulsion es el resultado de su trabajo de doctorado realizado en la Universidad del Sur de Dinamarca y defendido en 2019. La obra se estructura en trece capítulos, que incluyen una introducción y una conclusión, y se organiza en tres partes que construyen progresivamente contribuciones teóricas, partiendo de las condiciones del poder económico del capital, atravesando sus relaciones constitutivas y llegando finalmente a las dinámicas que habilita.

En el capítulo introductorio, el autor explica la razón por la cual es necesario investigar la coacción muda de las relaciones económicas (introducida por Marx en el libro 1 de El Capital y generalmente mal traducida como compulsión sorda/silenciosa).1 Mau defiende la tesis de que, además de los dominios establecidos y estudiados de los poderes coercitivos e ideológicos, hay otro tipo de poder: uno de tipo impersonal y abstracto, que está «inmediatamente integrado en los procesos económicos mismos en lugar de agregarse externamente a ellos» (2023, 4). El argumento tiene dos aspectos: (i) el poder económico, como coacción muda, es una propiedad emergente del modo de producción capitalista, ejercido indirectamente a través del entorno por la «capacidad del capital para reconfigurar las condiciones materiales de la reproducción social» (Mau 2023, 5), y (ii) el poder económico debe articularse con los poderes coercitivos e ideológicos, que actúan de manera más directa. Siguiendo los pasos de ciertos teóricos de la forma-valor, Mau trabaja con abstracciones para conceptualizar el modo de producción capitalista como un objeto científico depurado, identificando relaciones estructurales en términos de formas sociales y derivando formas más complejas a partir de las más básicas. Esto implica que el autor no apunte a formaciones sociales reales, sino que se dedique al análisis de las dinámicas fundamentales del modo de producción capitalista.

La Parte I abarca cinco capítulos que abordan los antecedentes teóricos de cómo se puede conceptualizar el poder económico como una coacción muda. Los dos primeros capítulos están dedicados al significado de «poder» tanto en Marx como en pensadores marxistas y en destacados estudiosos de las ciencias sociales no marxistas. Después de discutir el uso alemán de las palabras «poder» o «dominación» por parte de Marx, Mau contextualiza críticamente su estudio en contraposición a las definiciones más comunes de poder en la literatura de ciencias sociales, sosteniendo su inadecuación para caracterizar el poder impersonal del capital, el cual es concebido como una lógica social que se refiere «a la forma de la riqueza, no a su contenido, de manera análoga a la disciplina de la lógica filosófica» (2023, 37). Esto plantea un desafío: al ser una lógica social, ¿podría el capital ser un actor, o un sujeto, incluso un sujeto automático, o un sujeto en el sentido hegeliano, o tiene su propia agencia? Su respuesta es que el capital es una propiedad emergente, definida de manera aproximada en una ciencia compleja como propiedades macro del sistema que no pueden reducirse a las relaciones micro de sus elementos constitutivos; la forma en que el sistema está organizado implica que el todo es mayor que la suma de las partes.

El segundo capítulo revisa distintas corrientes del marxismo y su conceptualización (explícita o implícita) del poder del capital. Como era de esperar, Mau critica el marxismo ortodoxo, es decir, a aquellas orientaciones que consideren las fuerzas productivas como un determinismo que conduce a una explicación transhistórica de las relaciones económicas basada en un desarrollo tecnológico determinado externamente. Entre las teorías marxistas del Estado (y el poder coercitivo del Estado), Mau critica primero aquellas más preocupadas por el «contenido de la política y la acción estatal» que propiamente por su forma (Mau 2023, 52). El problema principal con esto, al evaluar el poder económico del capital, es que se centra en el Estado como el agente clave que respalda la dominación directa de los capitalistas sobre los trabajadores. La consecuencia de esta posición, y de otras similares examinadas en el capítulo, es que el poder económico se coloca en un segundo plano. La trayectoria teórica que permite entender al Estado como una forma específica de relación en el modo de producción capitalista proviene del debate sobre la derivación del Estado, donde el Estado es la forma política del capital y posee un monopolio sobre la violencia, de modo que, según Mau, «la coacción muda del capital presupone la fuerza coercitiva del Estado» (2023, 58). Después de articular el poder coercitivo del Estado, Mau continúa abordando la otra fuente de poder directo: la ideología, que afecta la forma en que los seres humanos piensan en la sociedad. El autor asocia ampliamente a los diversos pensadores clasificados dentro del Marxismo Occidental con temas relacionados con el poder ideológico, dejando sin explorar diferentes aspectos del poder económico. Otros autores más recientes han abordado diferentes dimensiones del poder económico, desde las abstracciones reales que constituyen una «forma impersonal de poder» (Mau 2023, 66), hasta diferentes tradiciones como la teoría del proceso de trabajo (Braverman), el ecosocialismo (Bellamy Foster y Saito) y la teoría de la comunización (Endnotes, Jasper Bernes).

En los capítulos tres y cuatro, Mau aborda el tema, (aún) controvertido en el marxismo, de la ontología social y la naturaleza humana. El argumento asume de manera consistente que el modo de producción capitalista tiene características específicas que otros modos de producción del pasado no tenían. Sin embargo, Mau afirma que «el énfasis en la especificidad del capitalismo implica la identificación de la diferencia entre las sociedades capitalistas y no capitalistas, y esto, a su vez, implica la identificación de elementos comunes a las sociedades capitalistas y no capitalistas», indicando que las diferencias entre los modos de producción no pueden ser absolutas, pues de lo contrario las comparaciones serían imposibles (2023, 72). Tras ofrecer comentarios sobre el humanismo del joven Marx, Mau expone su perspectiva sobre la naturaleza humana en términos de metabolismo y necesidades, similares a las de otros animales, pero con la diferencia fundamental de que, para los seres humanos, estas están mediadas socialmente (2023, 92). Avanzando con el argumento, se explica que lo peculiar de la especie humana es que depende necesariamente de herramientas como resultado de un proceso evolutivo, de modo que las herramientas son como órganos, pero con la diferencia clave de ser «mucho más fáciles de separar del resto del cuerpo» (Mau 2023, 97-98). En resumen, Mau sostiene que el metabolismo humano, debido a una organización corporal, está sujeto a una doble mediación: «la mediación de las herramientas y la mediación de las relaciones sociales» (2023, 101). Frente a perspectivas románticas sobre la separación entre el metabolismo humano y la naturaleza, Mau defiende la idea de que el capital (como lógica social) organiza la relación metabólica entre los seres humanos y la naturaleza, pero no puede eliminarla y, por tanto, la fragilidad de nuestra especie también se transforma en nuestro éxito evolutivo. En este sentido, a pesar de las limitaciones biológicas, la doble mediación abre formas ilimitadas de constituir dicha relación metabólica.

El capítulo cinco expone las consecuencias de estas diferencias, especialmente al considerar el modo de producción capitalista como una «dominación metabólica», siguiendo una relación dialéctica específica entre lo natural y lo social, donde «la naturaleza es la totalidad de la cual emerge un animal cuya organización corporal abre un nuevo campo de posibilidad que distingue a estos animales del resto de la naturaleza» (Mau 2023, 106). El capítulo explora además la naturaleza humana en el sentido de características transhistóricas, incluida la capacidad de trabajo excedente que brinda la posibilidad de la coacción muda del poder económico, que se discutirá más adelante. Es relevante destacar que, para Mau, la organización corporal del ser humano es una parte crucial de la explicación de por qué la reproducción social humana puede adoptar tantas formas diferentes. Explica cómo lo social emerge dialécticamente de la naturaleza y, por lo tanto, cómo la historia natural misma da origen a la historia humana, sin reducir la lógica de esta última a la de la primera (2023, 118).

En la Parte II, comenzando con el capítulo seis, se explican las relaciones sociales fundamentales que permiten la aparición y el mantenimiento de la coacción muda. Siguiendo a Robert Brenner, Mau conceptualiza las relaciones en dos grupos: verticales (entre clases) y horizontales (dentro de una misma clase). Las primeras se refieren a las relaciones entre la clase capitalista explotadora y la clase proletaria explotada. Su estudio acude a los escritos tardíos de Marx y revisita formulaciones conocidas tal como las presentan las teorías de la forma-valor. Una observación importante es la diferenciación entre trabajadores y proletarios (siendo los primeros un subconjunto de los segundos). Se presentan dos definiciones importantes: «“Clase” denota la relación de un grupo de personas con las condiciones de reproducción social», y «el sujeto proletario es, en palabras de Marx, una “vida desnuda” o un “mero sujeto” separado de sus condiciones objetivas» (Mau 2023; 129, 130). La conclusión principal es que la relación vertical en el modo de producción capitalista proporciona el vínculo para unificar seres separados con las condiciones de su propia reproducción, las mediaciones necesarias que los humanos necesitan para sobrevivir. La relación de capital se vuelve necesaria e impersonal, un poder trascendental que valoriza el valor.

El capítulo siete aborda otro tema importante, en parte descuidado por Marx, que es la diferencia y las consecuencias de las prácticas sociales relacionadas con «la producción de bienes y la reproducción de la fuerza de trabajo, una división en la que las mujeres proletarias se vieron obligadas a realizar tareas no remuneradas y trabajo invisible necesario para que funcione el sistema capitalista.» (Mau 2023, 152). A través de un diálogo con feministas marxistas, Mau sostiene que es imposible, en el nivel de la forma social de abstracción, defender la idea de que la reproducción social que no está directamente capitalizada (aunque siempre subordinada, en última instancia) siempre será estructuralmente asignada con alta prioridad a un grupo determinado. Por lo tanto, la posición adoptada es que una teoría de género, así como de raza, no puede reducirse ni derivarse de la teoría del capital en su forma depurada (y viceversa). Dado que el libro trata sobre el modo de producción capitalista en su forma nuclear, se afirma que las teorías de género y raza están más allá de su alcance.

Los capítulos ocho y nueve presentan otra discusión familiar, para algunos limitadamente problemática, de ciertas interpretaciones de la teoría de la forma-valor: «el poder universal del valor». Mau sostiene que el mercado es un mecanismo de coacción muda, como determinante de las relaciones horizontales definidas por el valor y la competencia. Asimismo, argumenta que las relaciones verticales entre capitalistas y proletarios son unilaterales, y que la relación horizontal también debe tenerse en cuenta a través de esos dos fenómenos definidos por el mercado. Es importante señalar aquí que las relaciones de mercado son obligatorias en el capitalismo, una mediación necesaria para acceder a bienes y servicios producidos. Los primeros capítulos de El Capital demuestran los vínculos necesarios de las formas sociales, incluyendo también las relaciones verticales necesarias para producir valor y plusvalía, determinando la necesidad de existencia de la clase social (aunque lo contrario no es cierto). Mau defiende la idea de que «el valor presupone la clase, pero la clase no presupone el valor» (2023, 209). Señala que «los proletarios están sometidos a los capitalistas mediante un mecanismo de dominación que simultáneamente somete a todos a los imperativos del capital», pero la dominación universal del mercado tiene diferentes efectos en las distintas clases (Mau 2023, 211). La competencia a través de los mercados es un mecanismo universal e impersonal que se desarrolla como relaciones horizontales. Los capitales individuales compiten por la acumulación; los proletarios individuales compiten para convertirse en trabajadores. Este es un mecanismo horizontal que presupone y auto-refuerza la relación vertical.

La Parte III aborda las consecuencias de esta dinámica que se refuerza a sí misma y conduce a la subsunción real en el sentido más amplio. Como afirma Mau, «una de las fuentes del poder del capital es el propio ejercicio de este poder» (2023, 226). Entrando en detalles más concretos, Mau considera que la subsunción real está impulsada por dos causas: (i) la necesidad de reorganizar los procesos de trabajo por parte de los capitalistas para combatir la resistencia impuesta por los trabajadores, y (ii) el impulso de la competencia para mejorar la productividad. El capital como lógica social dinámica modifica social y materialmente los procesos de producción (y reproducción), fortaleciendo el poder económico mediante un nivel más profundo de dependencia que los seres humanos tienen de las mediaciones capitalistas. Esta dependencia no se relaciona sólo con el proceso de trabajo, sino que ahora está mucho más extendida, con ejemplos demostrados por la reconfiguración de la «naturaleza» mediante el uso de fuentes de energía específicas e intervenciones agrícolas (capítulo once) y la revolución logística (capítulo doce). La subsunción real tanto del trabajo como de la naturaleza se considera como una característica sistémica constante del modo de producción capitalista, que puede ser más o menos intensa según la coyuntura.

En el capítulo trece, Mau aborda otras tendencias sistémicas fundamentales, a saber, la creación de excedentes de población relativos y las crisis, todas ellas cíclicas. La primera se relaciona con el «ejército industrial de reserva» y los ciclos de aumento de salarios hasta el punto de perjudicar las ganancias, lo que lleva a nuevas tecnologías e intervenciones en la producción para disminuir el trabajo vivo. Esta tendencia conduce a un aumento en la oferta de trabajadores (como ejército de reserva, o población excedente) y, por lo tanto, a una disminución de los salarios. La dinámica de la sobreproducción, que es un resultado necesario del capital, es similar, dando lugar a crisis cíclicas que provocan la destrucción de capitales individuales «inadecuados». Si las relaciones de capital permanecen, se produce una nueva fase de acumulación, reafirmando el poder económico del capital como un fenómeno emergente. En el capítulo final, Mau intenta aportar esperanza a la sombría realidad de la coacción muda, afirmando que su obra puede abrir nuevas perspectivas para la lucha por el comunismo, aunque no menciona nada específico.

En resumen, Mute Compulsion es capaz de articular diferentes corrientes del marxismo, siguiendo un hilo conductor planteado por ciertas teorías de la forma-valor. A pesar del enfoque claro en un modo de producción capitalista depurado, la teoría del poder económico es capaz de internalizar diferentes mecanismos que permiten que el capital se produzca y reproduzca a través de abstracciones reales e impersonales. El libro no sólo es muy innovador en cuanto a su contribución sintética, sino que también tiene implicaciones políticas para los comunistas, aunque no siempre se expresen de manera explícita. La investigación de Mau indica una preferencia por intervenciones comunizadoras que puedan perturbar la coacción muda, rompiendo sus mecanismos auto-reforzantes mediante la creación de otras formas de relacionarse, sin divisiones de clase, de donde podría surgir un nuevo modo de producción.

Esta reseña apareció originalmente en inglés en Marx and Philosophy Review of Books y es traducida con autorización expresa del autor al traductor. URL: https://marxandphilosophy.org.uk/reviews/20920_mute-compulsion-a-marxist-theory-of-the-economic-power-of-capital-by-soren-mau-reviewed-by-pedro-h-j-nardelli/.

Traducido por Osvaldo Montero

Notas

1. La edición al español traduce «stumme Zwang» como «coerción sorda» (Marx 2017, 831). [N. Trad.].

Referencias bibliográficas

Marx, Karl. 2017. El Capital. Libro I. Madrid: Siglo XXI.

Mau, Søren. 2023. Mute Compulsion: A Marxist Theory of the Economic Power of Capital. Londres: Verso.

Pedro H. J. Nardelli (pedro.nardelli@lut.fi) es Profesor Asociado en la Universidad Tecnológica LUT de Lappeenranta-Lahti, Finlandia, y miembro del Grupo de Investigación Crítica del Derecho y Subjetividad Jurídica (Crítica do Direito e Subjetividade Jurídica) en la Universidad de São Paulo, Brasil.