Reseñas
Ana Casas y Anna Forné (Eds.). Pensar lo real: autoficción y discurso crítico. Madrid y Frankfurt am Main: Iberoamericana/Vervuert, 2022, 360 páginas
Ana Casas y Anna Forné (Eds.). Pensar lo real: autoficción y discurso crítico. Madrid y Frankfurt am Main: Iberoamericana/Vervuert, 2022, 360 páginas
Revista de Filología y Lingüística de la Universidad de Costa Rica, vol. 49, núm. 2, e55223, 2023
Universidad de Costa Rica
Casas Ana, Anna Forné Anna. Pensar lo real: autoficción y discurso crítico. 2022. Madrid y Frankfurt am Main. Iberoamericana/Vervuert. 360pp. |
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Los estudios literarios constituyen una aproximación crítica en lo que concierne a las letras; son múltiples las etiquetas que, al momento de editar dichos estudios, se les aplicaría para su publicación. Un acertado ejemplo de esta observación previa sería los variados acercamientos al subgénero autobiográfico y cómo los análisis de diversos especialistas encaran el contenido textual. Las lecturas pueden ser disímiles en sus conclusiones, pero son unas donde la palabra de los autores vuelve a ser escudriñada, debatida y, a veces, negada, en unas investigaciones que se renuevan con asiduidad. Este es un singular atractivo a la hora de enfrentar el tema en cuestión, puesto que se parte de la base de que previas afirmaciones van a ser redefinidas y trabajadas desde ópticas diferentes. Una mirada a estudios sobre la autobiografía, lo que ocupa esta recensión, augura que la evolución aludida ha llegado, también, a este importante componente literario.
Para avalar el párrafo introductorio, hay que recurrir a la reciente publicación, bajo el sello de la Editorial Iberoamericana, de la edición entregada por Ana Casas y Anna Forné, Pensar lo real: autoficción y discurso crítico, y así notar que la evolución del apuntado pensamiento crítico es una constante en la arena literaria. Las propuestas, abiertas a debate, postulan puntos a considerar; de hecho, el espacio autobiográfico va a ser delineado con otras herramientas que llamarán a una revisión general del concepto. Los trazados vistos en generaciones de estudiosos que antecedieron esta compilación de ensayos podrían actuar como base o, sencillamente, ser descartados ante propuestas que aspiran poner proa hacia nuevos panoramas. Pese a ello, los lectores descubrirán que a la conclusión de los estudios queda abierta a debate una simbólica puerta que augura nuevos enfoques o, simplemente, invita a la ampliación de las propuestas presentadas. Sería atractivo, pues, ver de qué se compone esta edición y cómo se inscribe en la promesa del título que le ha sido impuesta.
Por razones de tiempo y espacio, se torna difícil acceder, individualmente, a los artículos que conforman este volumen. No es el propósito de esta reseña abordar unos y omitir otros; muy por el contrario: el conjunto ensayístico de esta publicación debe ser leído en su totalidad. Si bien es verdad que no es obligatorio seguir un orden específico de lecturas, ya que los ensayos poseen su propia individualidad y están respaldados todos por una sólida y actualizada bibliografía, es recomendable comenzar por la introducción. En realidad, aquí afloran los planteamientos definitorios, ofrecidos por una de las editoras, Ana Casas, en “El falso solipsismo de la autoficción” (pp. 11-29), quien de esta forma va a exponer la verdadera esencia de la publicación.
El texto aparece subdividido en tres partes donde las editoras han recopilado estudios que poseen características comunes. La primera, denominada “Herencias y (dis)continuidades ideológicas” (pp. 31-124) es el comienzo de unas visitas al discurso autobiográfico, visto como una autoficción y donde se destaca una dimensión analítica fundamentada en un yo que aspira articularse con lo real. Como es de esperar, aparece el enfrentamiento teórico entre los discursos crítico e ideológico; de ahí que pensar en lo real avala el propósito de la entrega. Hay que resaltar un aserto, más bien una proyección, en el que la memoria debe ser observada como una compartida en vez de colectiva; hay autores que proponen la inserción de emociones, donde el discurso de familiares alternativos intenta suplantar la familia eliminada por la violencia. El sujeto es percibido en un plano inferior, contrapuesto a la concepción textual de horizontes políticos y sociales; un sujeto que podría, de cierto modo, alterar la percepción que se tuviere de la autoficción.
La segunda parte, bajo el título genérico de “Lugares de enunciación y diferencia sexual” (pp. 125-241), recopila trabajos adicionales donde, entre otros asuntos, se discuten implicaciones a movimientos sociales que abogan por libertades impostergables, tanto de género como de orientación sexual. Este tema es uno imprescindible para auspiciar conversatorios que enfrenten, y reten, actuales paradigmas; es por ello que los ensayos en esta sección cumplen cabalmente su cometido. Asimismo, se reflexiona sobre la ambivalencia presente y que invita la indagación sobre quien escribe; es decir, si es una persona biográfica o una figura textual (24). La subjetividad autorial, elemento de intersección en los estudios, desarrolla confesiones que tal vez rozarían con la veracidad; no obstante, el discurso de la intimidad, presente en la autoficción, no abandona una dimensión perceptiva que fluye entre lo real y lo ficticio.
La tercera, y última parte del texto, “Posturas de autor/a y posicionamientos ético-políticos” (pp. 243-351), reserva a los lectores un agradable desafío al formular el yo ficcional y las formas de su autoría. La referida introducción culmina con una cuestión significativa; esta es el entendimiento de ese otro que existe más allá de la individualidad crítica. Se percibe un yo autorial, derivado del concepto presentado con anterioridad, al incorporar un componente autoficcional que aflora de la fluctuación entre lo biográfico y el despliegue corporal del personaje. A su vez, y en otro ensayo felizmente logrado, en uno de los ejemplos citados está presente una correspondencia con el subconsciente del dramaturgo que si bien posiciona el estudio en una posible avenida de entendimiento del texto, por otra parte abre nuevos interrogantes que sugieren una continuidad de este acercamiento que tendrá, de modo indefectible, que llegar. Se deduce que los ensayos incluidos intentan posicionar a los interesados en el tema en la vía anunciada por las editoras; en verdad, logran mucho más.
A pesar del precedente remarcado, esta reflexión sí se va a asomar a ideas correspondientes a las tres secciones mencionadas. Esto es necesario para ofrecer a los lectores un aspecto adicional de la publicación, aunque, en sí, redunde en afirmaciones críticas. Como parte de un trabajo de la primera agrupación de ensayos, se discute, como fuera ya dicho, la desaparición de la familia; un personaje que queda apartado del lenguaje, pero en el epicentro de su realidad. Llegados a este punto, el área geográfica se extendería hasta cualquier espacio que compartiera las mismas características y la posibilidad de enfrentar un yo fragmentario que va a narrarse no ha de ser desestimada. La “literatura de los hijos” (p. 121) es traída a colación y queda abierta a un debate que se presiente ya está ocurriendo.
La autoficción en una biografía apócrifa no omite la imperiosidad de resaltar el género como clave para acceder al careo entre autores y personajes; aquí aparece visto desde una óptica curiosa. El estudio, insertado en la segunda sección, postula que en el caso seleccionado, el ejemplo, en todas sus consecuencias, es un alegato a un compromiso ineludible por los derechos de la mujer y, además, de minorías sexuales (p. 153); la actualidad de los enunciados aclaratorios se incorpora a las necesidades del momento. Una lectura diferente de textos, escrituras que se considerarían a priori espacios comunes, sirven para allanar el camino y arribar a singularidades que poseen estos discursos vistos, ahora, como autoficcionales.
Un descubrimiento atractivo sería, como parte de la tercera sección, leer sobre las tecnologías del yo en la autoficción que define el compendio. Una conclusión fundamental rezaría que habría que descolocar al receptor y no intentar dislocar géneros; aquí radicaría el centro móvil de la autoficción (p. 311). Este estudio aporta detalles novedosos que, por su temática, se acercarían a nuestra contemporaneidad. Pese a lo expresado, hay que entender que el respaldo teórico que autentica el trabajo no vacila en recurrir a figuras canónicas de la crítica que aparecen yuxtapuestas a otras menos reconocidas. Esta fusión de pensamiento favorece el tema tratado y, por qué no, a los lectores que se internen en este debate académico.
Pensar lo real: autoficción y discurso crítico es un invaluable volumen académico, éxito atribuido a las editoras y a los contribuyentes; se afirma en la metamorfosis evolutiva de un subgénero que seguirá estudiándose desde otras ópticas interpretativas. Ana Casas y Anna Forné han logrado estructurar un volumen esencial en el desmontaje de los pensamientos y aproximaciones críticas que rotaban alrededor de la autobiografía. La autoficción resultante exige subsecuentes estudios.