Revista de Filología y Lingüística de la Universidad de Costa Rica

Vol. 50, No. 2, julio 2024-diciembre 2024

Estudio del léxico incluido en el glosario escondido de Anselmo Fletes Bolaños: “Lenguaje vulgar, familiar y folklórico de Chile y Nicaragua” (1928)1

Lingüística

Estudio del léxico incluido en el glosario escondido de Anselmo Fletes Bolaños: “Lenguaje vulgar, familiar y folklórico de Chile y Nicaragua” (1928)1

Lexical Study Included in the Hidden Comparative Glossary Written by Anselmo Fletes Bolaños: “Lenguaje vulgar, familiar y folklorico de Chile y Nicaragua” (1928)

Carmen Martín Cuadrado
Universidad Complutense de Madrid, Madrid, España

Estudio del léxico incluido en el glosario escondido de Anselmo Fletes Bolaños: “Lenguaje vulgar, familiar y folklórico de Chile y Nicaragua” (1928)1

Revista de Filología y Lingüística de la Universidad de Costa Rica, vol. 50, núm. 2, e60559, 2024

Universidad de Costa Rica

Recepción: 02 Abril 2024

Aprobación: 04 Junio 2024

Resumen: El presente artículo estudia el “Lenguaje vulgar, familiar y folklórico de Chile y Nicaragua” (1928), glosario escondido y comparativo publicado en la Revista chilena de Historia y Geografía por el nicaragüense Anselmo Fletes Bolaños. Tras describir el contexto del momento en el que se publica la obra, así como el periplo vital del autor y su relación con el folclorismo hispanoamericano, se examina el repertorio y se clasifican los lemas introducidos en función del grado de semejanza y disimilitud entre la variedad chilena y nicaragüense. Finalmente, se dota de valor al corpus estudiado, pues se considera un material comparativo poco común, que no tiene como referencia al español peninsular, sino que parte de la comparación de dos variedades lingüísticas hispanoamericanas.

Palabras clave: glosario, comparativo, folclorismo, Chile, Nicaragua.

Abstract: This study analyses “Lenguaje vulgar, familiar y folklórico de Chile y Nicaragua” (1928), a hidden comparative glossary published by Anselmo Fletes Bolaños in Revista chilena de Historia y Geografía. Firstly, the context and the biography of the author are presented, followed by a deep comparative study between the variety Chilean and Nicaraguan. Finally, the glossary is valued like a rare comparative material, which doesn’t have normative Spanish as a reference, but it is based on the comparison of two Latin American languages.

Keywords: glossary, comparative, folklorism, Chile, Nicaragua.

1. Introducción, objetivos y metodología

Desde mediados del siglo XIX, se desarrolla toda una corriente lexicográfica que persigue la creación de vocabularios y diccionarios especializados. Sin embargo, muchos de ellos no aparecen en los catálogos bibliográficos, son poco conocidos y, por tanto, resulta complejo acceder a su localización para su posterior estudio. Paralelamente, el movimiento folclorista empieza a difundir sus principios, toma fuerza como disciplina autónoma y concibe el lenguaje del pueblo como una de las herramientas esenciales para cumplir su finalidad, esto es, dotar de carácter científico a lo estrictamente popular. Por ello, no sorprende que aparezcan pequeños glosarios y vocabularios lingüísticos en el interior de obras folclóricas más extensas (cuentos, adivinanzas, poesías, etc.).

En este sentido, el presente artículo pretende dar a conocer “Lenguaje vulgar, familiar y folklórico de Chile y Nicaragua” (1928) de Anselmo Fletes Bolaños, pequeño glosario escondido y localizado en la prensa chilena de comienzos del siglo XX. Además de este objetivo general, se persiguen otros propósitos secundarios, a saber: (1) manifestar la relación evidente entre los hechos culturales y sociales y los puramente lingüísticos, pues el desarrollo del folclore en el siglo XIX promueve la publicación de obras de carácter lingüístico; (2) valorar a Anselmo Fletes Bolaños y su lucha incesante por revalorizar la cultura nicaragüense en un momento político y cultural decisivo; (3) analizar el valor que adquiere su repertorio, identificado como una obra lingüística comparativa entre dos variedades hispanoamericanas, y (4) realizar y clasificar los lemas incorporados en su colección con el fin de extraer conclusiones sobre el grado de semejanza y diferencia entre el léxico popular de Nicaragua y Chile.

Para ello, se muestra un panorama general sobre el desarrollo del folclore en Hispanoamérica y, particularmente en Nicaragua, y se observa cómo influye este contexto cultural en la conformación de repertorios lingüísticos.2 Seguidamente, se esboza una pequeña nota biográfica del autor y de los intereses que busca con sus publicaciones y, finalmente, se presenta el análisis de su obra, que se puede dividir en tres secciones: clasificación y tipología, estudio y presentación de las fuentes en las que se basa para realizar su estudio comparativo, y clasificación de las voces populares constatadas en función de si son comunes en Chile y Nicaragua, si solo se emplean en una de las variedades, si presentan un significado distinto, etc.

2. El folclore en Hispanoamérica

El movimiento folclorista3 nace en Europa con el objetivo de otorgar valor científico al saber popular4 (Montoro del Arco, 2010, p. 232). William J. Thomas (1846) fue el primero en acuñar el término folklore5 e incluía el estudio de las tradiciones, la literatura, las locuciones, los juegos y las costumbres propias del pueblo como contraposición a la emergente sociedad industrial (Mendoza, 2006, p. 22).

En América Latina6 se hereda el concepto de la tradición europea. Así pues, el folclore se refería al estudio y a la enseñanza del saber (­-lore) de un pueblo o de una cultura (folk-) (Mendoza, 2006, p. 22). El establecimiento de los estudios folclóricos como campo de investigación intelectual emergió a finales del siglo XIX, donde investigadores, coleccionistas, escritores, músicos, periodistas o educadores desarrollaron prácticas de recopilación, transcripción, clasificación y difusión de aspectos populares (Fischman, 2018, p. 24). Dentro de la conformación del folclore en América, se pueden distinguir tres momentos (Blache y Dupey, 2007; Fischman, 2018):

  1. a) 1880-1920: se empieza a difundir el término folclore, se crean las primeras recopilaciones y se fundan las primeras asociaciones, como la Sociedad de Folklore Chileno (1909-2008). Esta sociedad, fundada por Rodolfo Lenz, divide el estudio del folclore en cuatro ámbitos: literatura, música, costumbres y lenguaje vulgar (Cáceres y Rojas, 2021, p. 412).

    b) 1920-1970: el folclore se proyecta como una disciplina autónoma, adquiere valor científico7 y se crean diferentes instituciones culturales, a saber, el Instituto Nacional de la Tradición (1943, Argentina), la Comisión Nacional de Folclor (1943, Colombia) o el Comité Interamericano de Folklore (1952, Perú) (Blache, 1991, p. 79; Pérez Montfort, 2010).

    c) 1970-siglo XXI: surgen debates acerca de los principios básicos del folclore en comparación con el desarrollo de la corriente en Europa o Estados Unidos.8

El folclore se encuentra estrechamente relacionado con el carácter nacional (Blache, 1991, p. 72) y ha contribuido a la valoración positiva de las expresiones culturales de grupos sociales que los intelectuales de “élite” no juzgaban como productores de cultura (Fischman, 2018, p. 30). Además, no se enseña por medio de libros o instituciones, sino que se transmite oralmente y representa a un grupo específico (Blache, 1983, p. 138). Dentro de los ámbitos de los que se ocupa el saber popular, el folclore lingüístico incluye las actividades de recopilación y reflexión en torno a las manifestaciones lingüísticas, pues la lengua refleja el pensamiento, la cultura y la civilización de los pueblos (Montoro del Arco, 2010, p. 225). En Chile, pero aplicable a todo el continente, se consideró necesario el estudio del lenguaje vulgar con la finalidad de poder interpretar las manifestaciones del pueblo y así conocer el origen y la historia del colectivo humano (Cáceres y Rojas, 2021, p. 412).

3. El folclore en Nicaragua: la labor incipiente de Anselmo Fletes Bolaños

En el caso específico de Nicaragua, paralelamente al desarrollo de la conciencia de nacionalidad también se empezó a dar valor al movimiento del folclore, pues la población comenzó a cuestionarse su identidad (Cuadra y Pérez Estrada, 1978, p. 5). El movimiento tomó fuerza en las primeras décadas del siglo XX en el ámbito literario9 y pretendía cumplir los siguientes propósitos: defender la identidad nacional, fortalecer las expresiones y rescatar el patrimonio del pueblo, arrinconado y devaluado por la invasión estadounidense10 (Cuadra y Pérez Estrada, 1978, p. 7). Además, la revitalización cultural se produjo en Masaya, ciudad identificada como la capital del folclore nicaragüense debido a que se preocupó en gran medida por las políticas culturales11 (Koch, 2007, p. 258).

En este contexto, Anselmo Fletes Bolaños (1878-1930) fue un escritor12 granadino considerado el primer folclorista nicaragüense, ya que las aportaciones anteriores habían sido muy puntuales.13 Realizó sus primeros estudios en las escuelas primarias y públicas de Granada y asistió al Colegio de Segunda Enseñanza, fundado por españoles en 1874. Sin embargo, no pudo terminarlos como consecuencia de la mala situación económica, lo que le llevó a trabajar como contabilista en una casa comercial (Cuadra y Pérez Estrada, 1978, p. 5). De hecho, completó su educación a través de la lectura individual de libros gramaticales y obras literarias, que le abrieron las puertas como escritor. Recolectó y publicó leyendas, cuentos, canciones, mezcladas con productos de creación personal (Cuadra y Pérez Estrada, 1978, p. 6). Se alejó de la corriente purista y normativista predominante14 en el continente americano, y valoró el lenguaje propio de Nicaragua, pero siempre en relación con la cultura y la historia del país, es decir, fruto de sus intereses folclóricos identificaba positivamente el americanismo, tan respetable como el léxico de Madrid (Arellano, 1992, p. 23).

A lo largo de su periplo vital, mantuvo una incesante lucha por conservar, recrear y difundir las expresiones propias del pueblo.15 Esta situación le llevó a entrar en conflicto con la policía norteamericana, pues hay que tener presente que la mayor parte de su labor como escritor y folclorista se desarrolló durante la ocupación estadounidense en Nicaragua. Incluso, en una de sus publicaciones se identifica como el único folclorista nicaragüense que pretende contribuir al estudio científico del saber popular del pueblo centroamericano: “yo, que casi todo lo que he escrito es más o menos folklore, y que creo ser el único folklorista nicaragüense en el sentido científico de la palabra” (Fletes Bolaños, 1929, p. 3).

Publicó numerosas obras en Nicaragua vinculadas con el folclore, a saber, Ajiaco (1903), Regionales (1922),16El fraile Andrés (1926), Casos de Nicaragua (1926), Adivinanzas nicas (1929) y “Filología al natural”, “Lingüística comparada”, “Vocabulario folklórico nica” y “La letra A del diccionario de nicaraguanismos. Conversaciones con el pueblo”17, incorporadas en su revistilla Gil Blas18 (Fletes Bolaños, 1929, prologuillo). Sin embargo, sus trabajos lingüísticos más conocidos vieron la luz en Chile y se inspiró, para su confección, en intelectuales del país como Rodolfo Lenz o Ramón A. Laval (Arellano, 1992, p. 24). Entre ellos pueden citarse “Lenguaje vulgar, familiar y folklórico de Chile y Nicaragua” (1928) y “Fraseología comparada de Chile y Nicaragua” (1930). Su prematura muerte provocó que su quehacer lingüístico quedara incompleto, pero contribuyó notablemente al estudio científico de las voces usadas por el pueblo nicaragüense.

4. Análisis del corpus: “Lenguaje vulgar, familiar y folklórico de Chile y Nicaragua” (1928)

4.1. Tipología

Desde mediados del siglo XIX, la mayoría de los intelectuales americanos se ocupan de temas relacionados con la identidad del español hispanoamericano, su diversidad y su relación con España19 (Bertolotti y Coll, 2012, p. 444). Además, comienzan a publicarse los primeros diccionarios de provincialismos, a saber, el Diccionario de provincialismos (1836) de Pichardo, las Voces usadas con generalidad en las Repúblicas de la Plata (1845) de Múñiz, el Diccionario de chilenismos (1875) de Zorobabel Rodríguez, el Diccionario de peruanismos (1882) de Arona, el Diccionario de barbarismos y provincialismos de Costa Rica (1892) de Gagini, el Diccionario de mejicanismos. Colección de locuciones i frases viciosas, con sus correspondientes críticas y correcciones fundadas en autoridades de la lengua, máximas, refranes, provincialismos y remoques populares de todos los Estados de la República Mejicana (1895) de Ramos i Duarte, etc., por mostrar solo un pequeño número de la larga serie de lexicones publicados a partir de la segunda mitad de siglo. Por su parte, muchos de los repertorios lexicográficos presentan un propósito normativo, esto es, recopilan un conjunto de barbarismos y muestran la dicotomía correcto/incorrecto en comparación con el diccionario académico (Blanco, 1991, p. 57). Por último, se crean otros repertorios lexicográficos que buscan describir el habla de las clases sociales más bajas, entre los que pueden citarse el Diccionario de americanismos e indigenismos (1887) de Teijero Martínez o el Diccionario lunfardo-español de Dellepiane (1894) (Bertolotti y Coll, 2012, p. 448).

Sin embargo, y al margen de estos materiales lexicográficos, existen otros muchos que no presentan la misma extensión ni se publican como materiales aislados, sino que forman parte de la estructura de otras obras. Estos han recibido el nombre de glosarios escondidos20 (Haensch, 1982) e identifican a aquellas producciones que reflejan el léxico propio de una determinada profesión, variedad, oficio, etc. y que han quedado desatendidas por parte de los lexicógrafos por incluirse en manuscritos o publicaciones no conocidas y no formar parte del corpus habitual (Gutiérrez Rodilla, 2010, p. 60; Abad Canós, 2018, p. 86). Esta denominación estuvo emparentada con las voces técnicas, de artes u oficios, pero Ahumada Lara (2000) amplió el ámbito de aplicación e incluyó también los estudios dialectológicos, pues consideró los diccionarios de regionalismos una valiosa fuente de alimentación para conocer las variedades del español desde una perspectiva metalexicográfica (p. 118). Aunque han visto la luz trabajos que analizan el léxico de estos glosarios escondidos (Sánchez Mora, 2018; Torres Martínez, 2018; Abad Canós, 2018; Núñez y De Beni, 2019; García Aranda, 2021; Carpi y De Beni, 2021; Moreno Moreno, 2023, etc.), la mayoría estudian glosarios relacionados con disciplinas como la botánica, la cocina, la medicina, etc., y publicados en España.

Así pues, “Lenguaje vulgar, familiar y folklórico de Chile y Nicaragua” (1928) de Anselmo Fletes Bolaños se considera un glosario escondido diferente en gran medida al resto de compendios analizados por dos razones principales. En primer lugar, no se considera un lexicón específico incorporado en el interior de una obra o tratado general de mayor extensión,21 sino que se publica en prensa, en concreto, en la Revista chilena de Historia y Geografía, 59(63). En segundo lugar, se identifica como un glosario comparativo regional, pues recoge voces propias de dos variedades de Hispanoamérica (Chile y Nicaragua). Además, las 30 páginas que conforman el vocabulario adquieren importancia debido a que no se han encontrado,22 a lo largo de las investigaciones previas, repertorios que muestren comparativamente el léxico de dos variedades hispanoamericanas.23 En el interior de la obra, es posible distinguir cuatro secciones: una presentación, en la que describe la relación de su obra con el folclore (Fletes Bolaños, 1928, pp. 271-272) y tres capítulos en los que se compara la lengua popular de Nicaragua con la de Chile a través de las obras de Rodolfo Lenz y Ramón A. Laval (pp. 273-299). En estos capítulos, la disposición de la página siempre es la misma: se divide en dos columnas y se refleja, primeramente, el lema chileno para después presentar la voz propia de la variedad nicaragüense (cuando es distinta). El propio Fletes Bolaños expone la metodología seguida: “cuando haya igualdad de significados, primero la voz o expresión chilena, = en medio y la nicaraguana cierra la igualdad, sin orden alfabético” (Fletes Bolaños, 1928, p. 282). Además, las entradas se acompañan de una definición o de una explicación en la que se esbozan las semejanzas o diferencias respecto al uso del término en Chile y Nicaragua. Por último, no se sigue un orden alfabético directo, sino que el autor las presenta según las identifica en las obras que son objeto de la comparación. Sirvan como ejemplos las siguientes entradas:

Zorzal = baboso, guanaco, guanábana, etc. – Persona a quien se puede engañar fácilmente, un bobo, de quien los nicas dicen: así se engaña a los bobos, con manteca de garrobo; quisiera otro poquito para engañar a otro bobo [énfasis añadido]. (Fletes Bolaños, 1928, p. 285)

Pilón. – El pilón nica es muy distinto del chileno que es nuestro zonto con la particularidad, creemos, de que el pilón de allá solo significa “con una oreja menos”, mientras que aquí tenemos zonto de las dos orejas también. El pilón nicaraguano se aplica para designar azúcar de forma regional. (Fletes Bolaños, 1928, p. 275)

Fletes Bolaños (1928) define su obra como folclórica, otorga valor al pueblo y al lenguaje popular en contraposición con el saber culto. Además, defiende que las voces que él incorpora en su colección no son propias de la gente ilustrada, sino que forman el elemento popular del país:

Esta obra es más folklórica que de otros caracteres que tenga, pues que del “saber popular” salen casi todas las voces que son objeto de nuestras comparaciones. Y no podría dejar de ser así, ya que el pueblo es el primer filólogo, el primer lingüista, el primer todo. No hay un solo conocimiento humano cuya base no esté en el folklore [énfasis añadido]. Todo fue primitivamente folklórico. En otro lugar (todo es viejo) nos extendemos más al respecto. Y el pueblo es más viejo que el saber formal, académico [énfasis añadido], o como quiera llamársele. (Fletes Bolaños, 1928, p. 271)

Sin embargo, aunque afirma su tendencia folclorista, la obra constituye un intento de crear un diccionario comparativo de las hablas hispanoamericanas e incluso el propio autor define su obra como un estudio de lingüística comparada (Fletes Bolaños, 1928, p. 285):

Como la raza hispano-americana está bien definida desde México hasta el Cabo de Hornos pasando por las Antillas, a pesar de las diferencias por las tres sangres que la componen, blanca, india y negra, y por otras causas, hasta adivinanzas son comunes entre las hijas de España, no digamos tradiciones, consejas y provincialismos …. Estas comparaciones se refieren al lenguaje vulgar, familiar o folklórico, común a éste y aquel o aquellos países de la América Hispana, en cuanto lo permitan las obras filológicas, lexicográficas o folklóricas que caigan en nuestras manos [énfasis añadido]. (Fletes Bolaños, 1928, p. 272)

La decisión de comenzar el análisis lingüístico comparativo con Chile no es aleatoria, sino que las obras chilenas son las primeras a las que ha podido acceder y sus autores, Rodolfo Lenz y Ramón A. Laval, están considerados los representantes principales del folclore chileno. En Adivinanzas nicas (1929), Fletes Bolaños admite que Rodolfo Lenz es uno de los primeros folcloristas mundiales y el primer filólogo del habla castellana en América (Fletes Bolaños, 1929, prologuillo). Los intelectuales mantuvieron una relación epistolar y realizaron intercambios de los distintos repertorios o escritos que publicaban (Arellano, 1992, p. 24). Las siguientes dos citas reflejan esta idea:

Empezamos con Chile y Nicaragua porque de Chile hemos recibido las primeras [obras filológicas, lexicográficas o folklóricas] con que comparamos nuestro Diccionario de nicaraguanismos24 y nuestras observaciones críticas (Fletes Bolaños, 1928, p. 272)

Bendito sea Dios, que a centenares de leguas de nuestro desgraciado país, hemos encontrado sabios que no solo nos alientan a nuestras labores literarias, sino que también nos distinguen en lo poco que valemos; al contrario de lo que hacen los hombres de letras nicaragüenses. (Fletes Bolaños, 1928, p. 299)

4.2 Rodolfo Lenz y Ramón A. Laval como figuras de autoridad: sus obras como fuente de comparación

A finales del siglo XIX, Alemania25 concentraba un interés por la élite cultural chilena26 y fueron numerosos los intelectuales27 que viajaron a Europa para ponerse en contacto con los métodos y programas educativos prusianos.28 Esto desembocó en la creación del Instituto Pedagógico Chileno29 (1889) y, para la implantación adecuada de los métodos educativos, fue esencial la contratación de docentes extranjeros experimentados, a saber, Hans Steffen (historia), Federico Hanssen (filología clásica), Rodolfo Lenz (inglés, francés, italiano), etc. (Mellafe y González, 2007, p. 79).

En este sentido, Rodolfo Lenz (1863-1938) fue un investigador, maestro y sabio de la filología (fonética, léxico, ortografía y gramática),30 de la enseñanza de lenguas31 y de la cultura folclórica,32 interesado en el castellano chileno y en las lenguas indígenas (Rojas et al., 2021, p. 156). De hecho, fundó la primera institución científica dedicada a la investigación de la cultura en América Latina, la Sociedad de Folklore Chileno (1909) (Dannemann, 2000, p. 336). Algunas de sus obras más conocidas vieron la luz en la Revista de Folklore Chileno, publicación dependiente de la sociedad: “Un grupo de consejas chilenas. Estudio de noveléutica comparada (1912)” y “Sobre la poesía popular impresa en Santiago de Chile” (1919). Uno de sus objetivos principales era otorgar valor al estudio científico del habla del pueblo y de las personas menos instruidas, lo que le llevó incluso a enfrentarse a la corriente normativista encabezada por Andrés Bello, que consideraba como antiejemplos todas las voces populares ajenas a la normatividad (Ennis y Rojas, 2020, p. 14). Rabanales33(2002) explica la situación a la que tuvo que enfrentarse el intelectual alemán: “en aquella época, Lenz tenía que justificarse, pues el ambiente intelectual de Chile saturado de intereses gramaticales, no era … favorable al estudio de las hablas rurales y plebeyas” (p. 166).

Por su parte, Ramón A. Laval (1862-1929) fue uno de los socios que propulsaron el desarrollo de la Sociedad del Folklore Chileno. Además, formó parte de la Sociedad Chilena de Historia y Geografía, fue director de la Revista Chilena de Historia y Geografía, así como secretario de la Biblioteca Nacional (1905) y miembro de la Academia Chilena de la Lengua (1913) (Dannemann, 2017, p. 15). A pesar de los distintos cargos que tuvo que ocupar, su verdadera pasión fue el folclore y el estudio de la cultura popular. Se encargó de reunir estudios y cuentos folclóricos chilenos durante el primer cuarto del siglo XX, fecha en la que la tarea de recopilación de manifestaciones propias del pueblo no había comenzado a difundirse (Dannemann, 2017, p. 14).

El hecho de que Chile fuera el primer país hispanoamericano que crease una institución científica para el estudio del saber popular provoca que Fletes Bolaños decida utilizar como fuentes de autoridad las obras de Rodolfo Lenz y Ramón A. Laval, intelectuales prestigiosos de la primera mitad del siglo XX y cuyas aportaciones fueron esenciales para el devenir de la disciplina:

A más de la Refranesca que hemos dado, he aquí otra que comparamos con la que trae Don Ramón A. Laval en su Contribución al Folklore de Carahue, Chile, por ser esa República del Pacífico el país hispanoamericano donde tal vez se haya escrito más al respecto [énfasis añadido]. (Fletes Bolaños, 1930, p. 185)

Finis con nuestro queridísimo amigo y compañero, don Ramón A. Laval, o con sus amenas e instructivas y hasta curiosas obras que, con las del doctor Rodolfo Lenz, el primer filólogo del habla castellana hoy en día, nos han inspirado varios trabajos, estos estudios, el último en que estamos empeñados. (Fletes Bolaños, 1928, p. 298)

[Sobre Ramón A. Laval] hombre de letras que, a pesar de sus 65 años, aprovecha las vacaciones de su magisterio para salir de Santiago a honrar más a su patria con el Folklore y la Lingüística, viendo y palpando las cosas en otros lugares, en vez de proceder de oídas como hacen muchos. (Fletes Bolaños, 1928, p. 293)

Específicamente y para la elaboración de su estudio lingüístico comparativo, Fletes Bolaños se sirve de dos obras de Lenz, Un grupo de consejas chilenas, estudio de noveléutica comparada (1912) y Los elementos indios del castellano en Chile (1912); y de tres publicaciones de Ramón A. Laval, a saber, Contribución al Folklore de Carahue (1910), Tradiciones, leyendas y cuentos populares recogidos en Carahue(Chile) de la tradición oral (1920) y Cuentos de Pedro Urdemales (1925).34

4.3 Estudio lingüístico de las voces incorporadas en su colección

El glosario está formado por un total de 284 voces que se presentan aleatoriamente, sin ninguna clasificación ni ordenación. Sin embargo, tras una aproximación al texto y siempre teniendo presente la comparación entre el español de Chile y Nicaragua,35 se han identificado voces que podrían encuadrarse en grupos diferenciados:

  1. a) Términos/expresiones que presentan el mismo significado en Chile y Nicaragua.

    b) Voces/expresiones con distinto significado en Chile y Nicaragua.

    c) Palabras/frases que se usan en Chile y no en Nicaragua.

    d) Palabras/frases que se usan en Nicaragua y no en Chile.36

    e) Dos términos/frases distintas (Chile y Nicaragua) para un mismo significado.

    f) Lemas que presentan marcas fonéticas, fonológicas, gramaticales, acompañadas de la correspondencia del castellano estándar.

Uno de los propósitos principales de Fletes Bolaños es revindicar el valor del folclore hispanoamericano a través de la comparación del lenguaje popular de Chile y Nicaragua. Por ello, hemos decidido analizar y ver el caudal de términos que se incorporan en cada uno de los grupos identificados anteriormente.

En primer lugar, la Tabla 1 muestra los términos (97 ejemplos, 34.15 %) que mantienen el mismo significado37en Chile y Nicaragua.

Tabla 1.
Voces con el mismo significado en Chile y Nicaragua
LEMAEXPLICACIÓN
chúcaro38“Lo mismo en Chile que en todo Centro América: cerril, bravío” (Fletes Bolaños, 1928, p. 273).
crespo“Por pelo ensortijado, allá como aquí” (p. 273).
al tiro“En el acto” (p. 273).
crespa“Seria, grave, peligrosa” (p. 275).
despacito“En voz baja, quedito, común en los dos países” (p. 274).
ñato“Chato o de nariz corta” (p. 274).
cosa que“En Chile como en Nicaragua ‘cosa que’ igual a ‘con tal que’, ‘de modo que’” (p. 274).
luego/lueguito“Al revés de lo que se dice en España, tanto en Chile como en Nicaragua significa inmediatamente después del momento presente” (p. 274).
como no“Sí, por cierto” (p. 274).
patrón“Los nicas le decimos así hasta el presidente” (p. 276).
Lolo/la“A los Dolores/las Dolores” (p. 276).
chancleta39“Zapato viejo, roto y de última vida” (p. 276).
pelar/pelador“Murmurar, hablar mal del prójimo” (p. 276).
choclo“Mazorca de maíz” (p. 277).
chichigua“Nodriza” (p. 277).
cinquito“Cinco centavos” (p. 277).
chancho40“Puerco, marrano” (p. 277).
chinchillito41Juego infantil. El juego infantil chileno es distinto que el del nicaragüense [énfasis añadido]” (p. 277).
choroy“El nombre corriente de un loro pequeño” (p. 277).
chanchito de tierra42En Chile, nombre genérico que se da a varios crustáceos. Entre los nicas, Animalillos que viven entre el polvo, que indican su presencia por cierta señal en el mismo[énfasis añadido]” (p. 277).
botar“Echar a tierra” (p. 278).
de balde“De ocioso, sin trabajar” (p. 278).
china43Mujer de baja condición y a las sirvientas. En Nicaragua, niñera [énfasis añadido]” (p. 278).
pencazo44Golpe dado con la penca, azote de cuero trenzado que usan los huasos para animar sus cabalgaduras. En Nicaragua, se da el pencazo con lo que se tiene a la mano, un asador que sea, pero no para animar ningún animal, sino para ofender y para defenderse [énfasis añadido]” (p. 278).
pancho“Francisco. Mico también entre nosotros [Nicaragua]” (p. 279).
chicha45La chicha chilena, según Laval, es un licor muy apreciado por su exquisito sabor …. Nicaragua es el país de la chicha, la hacemos de todo: chicha de maíz, de maicillo o millón, de coyol, y tenemos hasta una chicha bruja porque basta un puchito de cierta semillita para hacer cantaradas u olladas de ella [énfasis añadido]” (p. 280).
asolear plata“Cueros en que antiguamente sacaban los ricos la plata al sol para impedir que se oxidara” (p. 280).
hereje“El que habla contra la religión y sus ministros, el que usa un lenguaje inconveniente o grosero, y hasta al que no se persigna le llaman hereje las beatas” (p. 281).
poncho“Del araucano pontha [énfasis añadido], Manta cuadrada con una abertura en el medio para pasar la cabeza” (p. 281).
ruco“Habitación de los araucanos” (p. 281).
a la fuerza“La locución es lexicográfica,46 pero tanto el chileno como el nica dice con ella ‘de todos modos, necesariamente’” (p. 281).
ponche cabezón“El que se hace muy cargado de licor, en algunas partes” (p. 283).
tortillas47En Chile, pan sin levadura, en forma de tortita, asada al rescoldo. Las hacen de dos modos: de dulce y de grasa, ésta sin azúcar. La tortilla nicaraguana es distinta: una torta redonda como un plato, de mesa de maíz nesquizado tostada en un cornal sobre tres piedras en triángulo y no lleva grasa ni queso [énfasis añadido]” (p. 283).
aflojar el quibis quobis“Abrirse, soltar el nudo; no ser mica o un mica …, que no sea mezquino ni miserable” (p. 284).
mama48“En los dos países, mama es la mujer que cría o amamanta a una criatura, especialmente si continúa en la casa después de terminada la crianza (Laval, pág. 49, nota)” (p. 284).
tomar“Beber. Especialmente beber licor, en Nicaragua, por lo que al borracho consuetudinario le decimos tomista, que es tomador” (p. 284).
salir a correr o a rodar tierras49En Chile agregan por ser hombres y por saber, y en Nicaragua “tierra” más en singular, o simplemente rodar, o correr por el mundo. Es claro el sentido de las frases! [énfasis añadido]” (p. 285).
amarrar50“Atar; asegurar una cosa con una cuerda” (p. 285).
papa“Patata. Empleo público, del gobierno especialmente. Por eso, andar (el empleómano) tras la papa” (p. 286).
hacerse humo“Desvanecerse, evaporarse” (p. 286).
con el canto de las diucas/al primer diucazo“Al amanecer” (p. 286).
entre luces“Apenas, un poco” (p. 286).
pillar51“Sorprender, coger” (p. 286).
decir que bueno“Aceptar, asentir, consentir” (p. 287).
no importar un pito“Es frase de sentido claro: por no importar un comino” (p. 287).
chiflar“Silvar, con la boca, no con el silbato llamado chifla” (p. 287).
pichingada52Pequeña cantidad. En Chile, pequeña cantidad de sustancia pulverizada, polvo a la que también le dicen pichín y narigada. En Nicaragua, pequeñez, cosa a la que no hay que hacerle caso [énfasis añadido]”(p. 287).
historia53“Cuento, e historia también, por supuesto” (p. 287).
el vuelto“La vuelta, dinero que sobra de una compra y se devuelve” (p. 288).
merecer una cosa“Obtenerla, conseguirla” (p. 288).
bien, no más“Bueno, está bien, estamos de acuerdo” (p. 288).
aliñar“Hacer entrar en su lugar los huesos dislocados” (p. 288).
en un ¡ay Jesús!“En un instante, en un abrir y cerrar los ojos, en un santiamén” (p. 288).
mata54En chile, planta árbol. Lo mismo aquí, pero no toda planta ni todo árbol. Decimos: mata de ayote, mata de cacao, especialmente si el árbol es tierno; mata de yerbabuena …; pero no mata de aguacate, ni de zapote [énfasis añadido]” (p. 288).
Peta55Nombre familiar de las Petronilas. En Nicaragua, nombre familiar de las Petronas, de las Perfectas y de otras [énfasis añadido]” (p. 289).
mamita56“Diminutivo de mama (mamá), nombre cariñoso que se les da a la abuela, a la mujer que nos ha criado, aunque no haya sido nodriza, a cualquiera anciana, y en Nicaragua, sobre todo, a nuestra madre, vulgo y no vulgo [énfasis añadido]” (p. 289).
manito“Diminutivo de mano, por manecita, de uso muy corriente hasta entre las personas educadas” (p. 289).
plata“Dinero” (p. 289).
mata57Planta, árbol. Lo mismo aquí [Nicaragua], pero no toda planta ni todo árbol. Decimos: mata de ayote, mata de cacao, mata de yerbabuena …, pero no mata de aguacate, ni de zapote [énfasis añadido]” (p. 290).
genio atravesado58Mal genio [Chile]. Además de mal genio, loco temerario y todo lo que pueda derivarse [Nicaragua] [énfasis añadido]” (p. 290).
que es un gusto/que da gusto/que da gusto verlo“Frases para ponderar una cosa” (p. 290).
encargada“Recomendada. Encargado en Nicaragua también” (p. 290).
pelea59“Disputa, discusión” (p. 291).
ni uno60“Ninguno” (p. 291).
catre61Cama en Chile; cierta cama aquí [énfasis añadido]” (p. 291).
no tener más remedio“No poder hacer otra cosa” (p. 291).
sinvergüenza“Desvergonzado. En Nicaragua, extendiéndonos, por muchas cosas le decimos sinvergüenza al prójimo, aunque no lo merezca” (p. 291).
Quecho/Fecho“Chu, Chus. Nombres familiares que se dan a los que se llaman Jesús, Chusitos, diminutivo de Chus” (p. 291).
aplicar para“Dedicar entendamos que en el sentido de emplear” (p. 292).
picarle a uno mala mosca“Dícese del que se siente molesto o desazonado. También decimos los nicas que uno se tiene una curuma, o una cacalota, en la cabeza, suele agregarse [énfasis añadido]” (p. 292).
volvérsele a uno el alma al cuerpo“Animarse, cobrar bríos” (p. 292).
agarrar a moquetes“Dar de bofetadas, agarrar a palos, dar una paliza” (p. 292).
poner“Proponer” (p. 293).
aperado“Provisto, abastecido” (p. 294).
aquerenciado“Acostumbrado” (p. 294).
botarse62Tirarse, arrojarse. Más aquí: tirarse o aventarse al peligro, echarse por la calle en medio [énfasis añadido]” (p. 294).
brocearse“Tratándose de una mina, una veta, agotarse” (p. 294).
arrancar“Huir” (p. 294).
cabeza“En cabeza. En Chile, con la cabeza descubierta, sin sombrero. Esto mismo en Nicaragua: con la cabeza o la jupa, destacado” (p. 294).
ni buscado con un cabo de candela“Lo que es muy difícil de encontrar” (p. 294).
cascarle63A uno, pegarle, maltratarlo. En Nicaragua especialmente si es en la cabeza [énfasis añadido]” (p. 295).
darse“Estrellarse” (p. 295).
ni cristo64“No tener dinero” (p. 295).
como un diablo65“Rápidamente, mucho, en abundancia” (p. 295).
cuadra66Medida de longitud. En Chile, de 150 varas. Pero aquí tenemos cuadras de 60 varas, y aún de menos [énfasis añadido]”(p. 295).
calzones“Pantalones” (p. 295).
echarlasIrse en Chile. Los nicas dicen echárselas, o mandárselas a tender, o se las tendió, por irse, pero como obligando a ello [énfasis añadido]” (p. 296).
meca“Mierda” (p. 296).
en la de no“Si no, de lo contrario” (p. 296).
pañuelo de narices“Pañuelo de bolsillo, moquero” (p. 296).
colgar los hábitos“Apostar un sacerdote. Como que es expresión familiar en todo Hispano América” (p. 296).
portilloAgujero, agujerito. En Nicaragua, más: portillo, boquete o abertura o entrada angosta de una cerca. Tapar el portillo es, muy vulgarmente, casarse con una mujer que ha perdido la virginidad [énfasis añadido]”(p. 297).
raudal“Remanso” (p. 297).
piedra“Guijarro, canto rodado” (p. 297).
real 67En Chile como en Honduras, la duodécima parte de un peso, o sea doce centavos y medio, moneda antigua chilena …. El real nica …, cualquiera de la clase de moneda, no imaginaria es de diez centavos, hoy de córdoba [énfasis añadido]” (p. 297).
tamboreo“Acción y efecto de tocar el tambor” (p. 298).
vetita“Diminutivo de veta. Mina” (p. 298).

En segundo lugar, la Tabla 2 refleja las voces que presentan un significado distinto en Chile y Nicaragua (30 ejemplos, 10.56 %):

Tabla 2.
Voces con distinto significado en Chile y Nicaragua
LEMAEXPLICACIÓN (Chile)EXPLICACIÓN (Nicaragua)
ahora, ahorita“Algún tiempo después, dentro de poco rato” (Fletes Bolaños, 1928, p. 274).“Ya” (Fletes Bolaños, 1928, p. 274).
charquear“La voz proviene de charqui o charque y hace referencia a un tipo de utensilio” (p. 275).“Mojar con el agua no limpia de un charco” (p. 275).
pilón“Con una oreja menos” (p. 275).“Designar azúcar de forma regional, azúcar solida como salida de un molde más o menos cónico. Se usa también como apodo en Domingo Pilón, músico granadino [énfasis añadido]” (p. 275).
corrimiento“Reumatismo” (p. 276).“Fluxión de humo que carga en la cara, la que procede de neuralgia” (p. 276).
mamarse“Recibir o llevarse un golpe, una reprimenda, un susto” (p. 278).“Emborracharse” (p. 278).
jutre/futre“Elegante, pisaverde” (p. 279).“Un cualquiera, un nadie, algunos lo emplean despectivamente” (p. 279).
tuza/tusa“Cabeza” (p. 279).“Cubierta de mazorca” (p. 279). “Apodo en Managua” (p. 279). “En el juego, tusa es la cantidad de más que un tahúr pone contra la del otro” (p. 279).
casero“Comerciante a cuyo negocio hay costumbre de ir a comprar” (p. 280).“El que es muy conocedor de una cosa, que mucho la frecuenta” (p. 280).
ficha“Moneda de níquel de dos y medio centavos, ahora poco usada” (p. 280).“Buena ficha del buen prójimo, y mala ficha del bribón” (p. 280).
gringo68“Todos los extranjeros que no hablan castellano; pero principalmente a los ingleses, alemanes, rusos, holandeses, daneses, suecos o noruegos” (p. 281).“Solo a los yanquis se le llaman gringos (más, tal vez, porque los tenemos a las costillas desde 1910)”69 (p. 281).
chascón“El que lleva la cabellera larga y desgreñada” (p. 285).“Aumentativo de chasco. Decimos también chascote” (p. 285).
hacer juicio“Hacer caso” (p. 285).“Cuando algún muchacho nos molesta de algún modo, o cuando nos manosean” (p. 285).
chirola“Nombre vulgar de la moneda de 20 centavos” (p. 285).“Locuela, picarita” (p. 285).
endilgar“Enderezar, conducir, meter” (p. 286).“Encajar una cosa, mala siempre, al prójimo, arrimársela, por afearle con ella” (p. 286).
regalón“Mimado” (p. 286).“Dadivoso, generoso, que sabe abrirse, en Nicaragua” (p. 286).
cuchufito“Borracho, ebrio” (p. 286).“Nombre propio de Nicaragua. Hay en Nicaragua un don Cutufio de ningún sentido ni gracia” (p. 286).
sacar el cuerpo“Escabullirse, huir el bulto” (p. 287).“Esquivar el golpe dirigido al cuerpo parándolo así” (p. 287).
condenado“Que nos da tanto trabajo” (p. 287).“Que ocasiona males” (p. 287).
concho“Hez” (p. 290).“Concepción, el hombre que la mujer es Concha, y en algunos lugares, siguiendo a los costarricenses (los ticos) que llaman concho a sus campesinos, el muy sencillo, o baboso, el ignorante de la ciudad” (p. 290).
agalludo“Astuto” (p. 290).“Lagarto, un ropilote que sólo él quiere comer, o que quiere comer él solo; un egoísta que se traga a media humanidad sin mascarla” (p. 290).
pollera“Falda en Chile” (p. 291).“Conjunto o reunión de pollos” (p. 291).
orejón“Fruta cortada en tajadas, secadas al sol, generalmente de membrillo. También se hacen de zapallo, tomate, etc.” (p. 291).“El engañado fácilmente, como ciertos maridos, a quienes asimismo se les dice orejudos” (p. 291).
ratoneral“Sitio en el que crece mucha yerba ratonera” (p. 292).“Reunión o abundancia de ratones. Dícese también ratonal y ratonada, y más ratonero [énfasis añadido]” (p. 292).
mocho“Hermano lego en Chile” (p. 292).“Despuntado, trozada la cosa más allá de la mitad. Se usa también como apodo” (p. 292).
capacho“Cesto o espuerta” (p. 294).“Vulva” (p. 294). “Insecto más grande que el chapulín o langosta” (p. 294). “Especie de bota en que suele guardarse la cucusa, que es un aguardiente de contrabando en todo el país [énfasis añadido]” (p. 294).
cachito“Diminutivo de cacho: pico, punta” (p. 295).“Cierto arbolillo espinoso que da una florcita amarilla de delicioso olor” (p. 295).
chico“Moneda antigua de medio centavo de peso” (p. 295).“Francisco aquí” (p. 295).
doble“Medida de dos litros” (p. 296).“Copa de licor doble de la regular o acostumbrado” (p. 296).
peñasco“Pedrada, como en Andalucía, España” (p. 297).“Caída de una peña” (p. 297).
quedar tieso“Quedar harto” (p. 298).“Uno queda tieso por un gran susto, porque por él queda algunos segundos como paralizado en sus movimientos” (p. 298).

En tercer lugar, se han identificado lemas, univerbales o pluriverbales, que únicamente se emplean en Chile (3 ejemplos, 1.06 %) o viceversa, esto es, sí en Nicaragua, pero no en Chile (17 ejemplos, 5.99 %). El hecho de que se hayan encontrado más voces exclusivas de Nicaragua no sorprende si se tiene en cuenta el hecho de que Fletes Bolaños posee mayor conocimiento sobre las voces nicaragüenses y solo se ha basado, para conocer el léxico chileno, en un número reducido de obras de Lenz y Laval. Las Tablas 3 y 4 reflejan los resultados obtenidos:

Tabla 3.
Voces utilizadas exclusivamente en Chile y no en Nicaragua
LEMAEXPLICACIÓN
uvas borrachas“Pasta de panadería, que contiene aguardiente” (Fletes Bolaños, 1928, p. 277).
leja“El uso femenino es chileno. Lejano” (p. 279).
cola de mono“Café con leche. En Chile hace recordar la bebida inglesa cocktail, que significa cola de gallo, bebida espirituosa que tal vez sea el mismo anisado que los nicas llaman con igual nombre porque tiene pintado un gallo en la marca [énfasis añadido]” (p. 283).

Tabla 4.
Voces utilizadas exclusivamente en Nicaragua y no en Chile
LEMAEXPLICACIÓN
coto“Al que le falta un dedo sólo se le dice coto (cuto en El Salvador), mientras que el mutilado de un brazo es tunco o coto y no tunco si lo está de la muñeca o de más allá [énfasis añadido]” (Fletes Bolaños, 1928, p. 272).
Ñato“Es apodo muy común en Nicaragua: Ramón Ñato, de Masaya. Ñato, ñata, por cariño: mi ñata, mi ñatita, mi ñatito [énfasis añadido]‘¡Ah mi ñatita! tan linda que es’” (p. 274).
engringolarse“Ponerse una situación grave o peligrosa” (p. 275).
chancletear“Nicaraguanismo. Te quiero más que a una chancleta vieja, con que no solo manifestamos mucho cariño, sino encarecemos lo agradable que es descansar con las chancletas puestas (Vocabulario Folklórico Nica) [énfasis añadido]” (p. 276).70
Cachos“Mujer dueña de hacienda de ganado: ‘esa joven es cachuda’” (p. 277).
volar la gallina“Matar” (p. 279).
leva“Recogida de picados (borrachos) para encarcelarlos” (p. 279).
tener más hoyos que una lagartija“Significar muchas jaranas” (p. 280).
enchichada“Enojada” (p. 280).
ruca“Navaja mellada” (p. 281).
descubrirse el nacatamal“Descubrirse el pastel” (p. 283).
topar“No solo significa encontrarse con una persona (valor compartido), sino también reñir” (p. 284).
alcanforarse“Desvanecerse, evaporarse, desaparecer” (p. 286).
ganga“Patata” (p. 286).
¡ya se prendió un fósforo!“De manera inesperada, ha sucedido algo que le mejore su situación económica” (p. 291).
escupirse el pecho/gojelearse/mandárselas tender/ir de pira“Huir” (p. 294).
tapar el portillo“Muy vulgar: perder la virginidad” (p. 297).

En cuarto lugar, se han identificado entradas (77 ejemplos, 27.11 %) que incorporan dos términos o expresiones diferentes (una propia de Chile y otra de Nicaragua) que presentan el mismo contenido semántico. Este grupo adquiere relevancia, pues es aquel que nos permite observar la variedad de voces utilizadas para hacer referencia a la misma realidad en función del lugar en el que se emplea (variedad diatópica). En la Tabla 5 es posible identificar estos casos:

Tabla 5.
Voces distintas (Chile y Nicaragua) para un mismo significado
LEMA (Chile)LEMA (Nicaragua)EXPLICACIÓN
zunco/suncotunco“Esto es, la persona a quien le falta un brazo, manco. La diferencia consiste en que en Chile se escribe con z o s la palabra, y en Nicaragua con t [énfasis añadido]”(Fletes Bolaños, 1928, p. 272).
quedarse uno con los crespos hechosquedarse uno oliendo/güeliendo el dedo“Cuando falla una esperanza tenida por segura” (p. 273).
curcunchocurcucho“Jorobado, que anda con una valija atrás” (p. 275).
cheutoñajo/vichín/bichín“Labihendido en ambos países” (p. 275).
güeñichinchunte“Indio” (p. 276).
potoestantino/culantro/bicho/sereguete“Trasero” (p. 276).
remoliendamolienda“La acción de beber con exceso” (p. 277).
trasteestantino“Trasero” (p. 277).
rurururrú“Con que se duerme a los niños” (p. 277).
puelche/travesíade arriba/de abajo“Nombres de vientos que corresponden a Oriente y Poniente” (p. 278).
lesobaboso, nono, noneco, zonzoneco, guanaco, dejado, pasmado“Tonto” (p. 278).
escuriáoscurana“Oscuridad” (p. 278).
cuchozapín“Nombre familiar que se da a los gatos” (p. 278).
lavazajaboncillo“Agua con jabón disuelto, hecho espuma, preparada para lavar la ropa” (p. 278).
huichejule“Interjecciones que se emplean en son de burla” (p. 278).
yapaipegüe, ran“Adehala” (p. 278).
guarigallina“Garganta” (p. 279).
puchoyegüita“Colilla de un cigarrillo” (p. 279).
CochéChepe“José. Conste que Chepe no es diminutivo de José, sino el mismo Xepe [énfasis añadido](José) gallego” (p. 279).
suerterolechero“Que tiene buena suerte, afortunado” (p. 279).
plata chivateadapagar chivateado“Platita en mano, pagar el contado” (p. 280).
ditacacalota, hoyo“Deuda” (p. 280).
duatatimba, noria“Barriga, noria la de la mujer embarazada especialmente” (p. 280).
cheutochueco“Torcido” (p. 282).
ÑicoColacho“Nicolás” (p. 283).
errado le salió el ejele salió ahumado el ahogote“Equivocarse/como salirle el tiro por la culata” (p. 283).
echale vientoechele chicha al cumbo“Expresiones de alegría para animar” (p. 283).
AntuquitoToñito“Diminutivos de Antuco y Toño, nombre familiar que da a los Antonios” (p. 284).
curaderajirigua“Borrachera” (p. 284).
roto Pililocaite“Ambos ocupan, por su condición, el último peldaño en la escala social” (p. 284).
volantínlechuza“Cometa, barrilete, papelote” (p. 284).
zorzalbaboso, guanaco, guanábana“Persona a quien se puede engañar fácilmente, un bobo” (p. 285).
como si tal cosacomo si oyera llover“Como si nada hubiera pasado” (p. 285).
guachomoto“Huérfano, sin padre ni madre, sin zonta que lo envolvió, suele agregarse aquí” (p. 285).
guachohijo detrás de la puerta“Hijo ilegítimo” (p. 286).
andar por estas cruces de Diosarrancando escobas“Estar ebrio, pero muy ebrio aquí [Nicaragua]. Lo académico es ‘arrimado a las paredes’” (p. 286).
cacarla chuecaahumarse el ayote“Irle mal a uno en un negocio o asunto cualquiera” (p. 286).
Leserababosada“Tontería” (p. 286).
al apaa tuto“A cuestas, pero no como llevar una cruz u otra cosa que no se lleva a tuto, sino llevando a cuestas un muchacho, por ejemplo, de un modo que es risible” (p. 287).
lo que es dado no es prestadolo que se da no se quita“Refranes de sentido claro” (p. 287).
animarajotar/ajochar“Azuzar. En Nicaragua ajotamos o ajochamos a los perros” (p. 287).
corontaolote“La panoja de maíz” (p. 287).
falteachín, achinero“Buhonero” (p. 288).
decir fueraesto dice quitá“Ser una princesa más hermosa todavía que otra” (p. 288).
matóngallo, tacayán“Bravo, pero no valentón ni baladrón” (p. 289).
agua de la llaveagua de la paja“La que se saca de la cañería del agua potable” (p. 289).
rurrupataarrurrú“Canto de la cuna” (p. 289).
pasar las penas del tacho/de San Clementepasar las penas del Sandillero“Estas, chilenas, sufrir mucho, casi vienen siendo lo mismo que las Penas del Sandillero en Pueblo Viejo, que dicen en las Segovias, especialmente en Jinotega” (p. 290).
alicurco/agalludoalicruz/alicrujo /alicrejo“Astuto, pillo, diablo” (p. 290).
tenerlo ñatotenerlo chino/volverse chino“A uno, aburrirle” (p. 291).
tostarpenquear/pijear“Pegar, en el sentido de ofender, no pegar una cosa” (p. 291).
compañista/camperocampisto/sabanero“El que tiene a su cargo el cuidado de los animales de una hacienda” (p. 291).
cabiztivo y pensabajo, cabiztabundo y meditativocon el pico caído“Cabizbajo y pensativo” (p. 292).
con la cara largacon la cara de a vara“Asustado, con miedo, con mucho miedo” (p. 292).
trenzarsehacerse una trenza/una maleta“Revolcarse uno con otro; darse de golpes, en que, por supuesto, se llega a la lucha, y aun ruedan por el suelo los contendientes” (p. 293).
caer en el chuchocaer en la cholpa“Caer preso” (p. 293).
zorzalbaboso, dundo, noneco, dunduneco, guanaco“Tonto, bobo” (p. 293).
puquio (voz quechua)ojo de agua“Manantial” (p. 293).
no caberle a uno un alfiler de gustoestar que si le dan una pela (paliza) no la siente“Estar muy contento” (p. 294).
ser una cosa más vieja que el tabaco, que la sarnaser una cosa más vieja que el préstame medio“Dícese por lo que es muy antiguo” (p. 294).
costarle a uno su buenozocarse en la cosa“Costarle su trabajo” (p. 294).
coñeteduro, agarrado“Avaro …, que aunque le den un golpe en el codo no suelta el centavo” (p. 295).
cuchucharpelar, despellejar“Hablar mal del prójimo, murmurar” (p. 295).
correlativofarolazo, cañao, cañaguastazo, chipotazo, vejigazo, verijazo, pijazo“Digestivo, estomacal, laxante” (p. 295).
encontrar una botijaencontrar un entierro“Encontrar un tesoro escondido” (p. 296).
salirle a uno la falta capadasalirle a uno la venada careta“Equivocarse, engañarse” (p. 296).
fiebreliebre“Pícaro, habilidoso” (p. 296).
con el sol bien altotarde“Dos de la tarde” (p. 296).
estar hecho el diabloestar hasta que rasca“Estar muy enojado” (p. 296).
¿qué me has visto las canillas?¿qué me has visto mear sentado?“¿Crees que soy tonto?” (p. 296).
cuando hay higos hay amigosindio comido, puerto al camino “El sentido es claro. Aquí se dice muy nicaraguanamente: Indio comido, puerto al ca mino. Dice Laval (43, nota) que en la chilena se alude al refrán: Cuan do hay higos hay amigos. Agrega mos nosotros: ‘A muertos ya idos, no hay amigos’, académica. Con ambos se expresa lo chileno y lo nica” (p. 296).
huascazo, guascazopencazo, reatazo, cuerazo“Golpe, pero dado con cualquier cosa en Nicaragua. Si el golpe se da con la mano, especialmente si a puño cerrado decimos bojazo [énfasis añadido]” (p. 296).
hacer leso a algunovolárselo“Engañarle” (p. 296).
patraquiarcacha, mañosear“Hurtar, robar” (p. 297).
poquichichopuchito“Diminutivo de poco” (p. 297).
hacerse el zorro rengohacerse el dundo/ guanaro/guanacote/chancho/inocente“Fingirse inocente, ignorante, tonto” (p. 298).
remolermoler“Jaranear en compañía de mujeres, bebiendo con exceso” (p. 298).

Por último, se muestran aquellos casos (56 ejemplos, 19.72 %) que muestran la dicotomía correcto/incorrecto. Al igual que ya se percataron Cáceres y Rojas (2021)71 en el estudio la obra de Cavada (1914), hay entradas en las que se observa una “traducción” al estándar, esto es, se refleja la idea de que los lemas principales son formas lingüísticas muy vigentes en el habla popular de Chile y Nicaragua y están marcadas sociolingüísticamente no solo por su valor diatópico (Chile y Nicaragua), sino por su valor social (asociado al habla del vulgo). Estos ejemplos se consideran una especie de Appendix Probi (Cáceres y Rojas, 2021, p. 416) y afectan a aspectos fonéticos, gramaticales, léxicos, etc., tal y como se muestra en la Tabla 6:

Tabla 6.
Voces que muestran la dicotomía correcto/incorrecto
VOZ CHILE/NICARAGUA (INCORRECTA)VOZ CORRECTAVOZ CHILE/NICARAGUA (INCORRECTA)VOZ CORRECTA
dentrar (Fletes Bolaños, 1928, p. 273).“Entrar”sacarrial majestad (Fletes Bolaños, 1928, p. 273).“Sacra real”
habís (p. 273).“Habéis”donde mismo (p. 273).“Ahí mismo”72
olio (p. 273).“Corruptela de óleo”ai/ei (pp. 273-274).“Ahí”
mas que (p. 274).“Aunque”en tanto (p. 274).“Cuando”
ojear (p. 276).“Por aojar”ojado/ojeado (p. 277).“Ambas corruptelas de aojar”
pol (p. 277).“Por el”hais (p. 277).“Has”
dormite/dórmite (p. 277).“Duérmete”ponete/pónete (p. 277) /pónele (p. 178).“Ponte/ponle”
copetón (p. 277).“Copetudo”corcoveo (p. 277).“Corcovo”
cuete (p. 277).“Cohete. Es corruptela”toito/tuitas (p. 278).“Todito/toditas”
chijete (p. 277).“Chisguete: En Nicaragua no se comete la corruptela”ñor, ño, señor, señá, señor, iñor, hiñor, heñor (p. 277).“Señor”
voltiar (p. 278).“Voltear, voltearse”en de que (p. 278).“Desde que”
naiden (p. 278).“Nadie”pader/paré (p. 278).“Pared”
sois/sos (p. 278).“Eres”hácele/hacéle (p. 279).“Hazle”
erais (p. 279).“Eras, serías”haiga (p. 279).“Haya”
miardos (p. 279).“Meardos”ay (p. 279).“Ahí, allí”
hey (p. 279).“He”rial (p. 279).“Real”
maniador (p. 279).“Maneador”miñatura (p. 279).“Miniatura”
judicial (p. 280).“Por judicialmente”atao (p. 281).“Atado”
pu, puh/ pué, pues (p. 281).“Pues”no hey conocío (p. 281).“No he conocido”
veída/veya, veíya (p. 283).“Veía”queida/caiba (p. 283).“Caía”
quiaba/quidaba (p. 283).“Quedaba”indina (p. 283).“Indigna”
por ai mah ailante (p. 284).“Por ahí más adelante”benhaiga (p. 289).“Bienhaya”
aserruchar (p. 290).“Aserrar”patitas pa que te quiero (p. 291).“Pies, para qué os quiero”
viejito (p. 291).“Viejecito”costurar (p. 292).“Coser”
destender (p. 292).“Extender”na (p. 296).“Na”
pa (p. 296) .“Pa”pirigüeño/pidigüeño (p. 297).“Pedigüeño”
polvaera/polvasal (p. 297).“Polvareda”puallá (p. 297).“Por allá”
vuestro/tra (p. 298).“En Chile, un padre no dice a sus hijos vuestra madre, sino su madre”apurado (p. 273).“Por apresurado, haba que tanto el chileno como el nica conoce en lenguaje muy vulgar”

Fletes Bolaños (1928) incorpora voces que son propias de los estratos sociales más bajos, pues solo en una ocasión introduce que una voz es empleada también por las clases ilustradas, como en manito, “diminutivo de mano, por manecita, de uso muy corriente, hasta en las personas educadas” (Fletes Bolaños, 1928, p. 289). Además, se han identificado dos ejemplos en los que se “enfrenta” a la Real Academia Española y da valor al término americano:

Zunco o sunco o tunco no lo necesitará el castellano académico, pues tiene manco; pero ¿cómo hace para distinguir la mutilación si ésta es de tal o cual dedo? … Más que bonitos esos “mutilados de”, encontramos expresivos, determinantes y gráficos el zunco o sunco chileno y nuestros tunco y coto seguidos de la preposición de. Manco de tal brazo hemos visto (leído y oído), pero no “manco de la muñeca”; y en Centro América decimos “coto o cuto, de la muñeca”. (Fletes Bolaños, 1928, p. 273)

La tortilla nica rivaliza en todo el país con el plátano y ell [sic] tamal, entendiéndose por éste no el popularísimo nacatamal, en lo que no se halla bien informada la Real Academia Española [énfasis añadido], pues el tamal … no contiene carne de chancho o de chosupipe o jolote (pavo) como si el legítimo nacatamal, porque (dicen los entendidos en lenguas indígenas) naca significa carne. (Fletes Bolaños, 1928, p. 283)

Finalmente, se han identificado lemas (4 ejemplos, 1.5 %) que no presentan importancia desde el punto de vista comparativo y que se enumeran a continuación: quepú (Fletes Bolaños, 1928, p. 279), cuico (p. 279), chueco (p. 282) y usted (p. 291).

5. Unas primeras conclusiones

En este estudio nos hemos aproximado a un tratado lingüístico comparativo extraído de la prensa periódica chilena de principios del siglo XX, “Lenguaje vulgar, familiar y folklórico de Chile y Nicaragua” (1928) de Anselmo Fletes Bolaños, con la finalidad de estudiar el glosario escondido entre sus páginas. El autor, vinculado con el folclore de la época, quiere revindicar el estudio científico del saber popular y para ello, pretende identificar las voces o expresiones propias del pueblo. Así pues, y como consecuencia del desarrollo prematuro del folclore en Chile, utiliza las obras de Rodolfo Lenz y Ramón A. Laval como fuentes para extraer el léxico popular chileno y realizar así el estudio lingüístico comparado entre las dos variedades hispanoamericanas.

Al revisar el tratamiento del léxico, se percibe cómo el lenguaje se identifica como símbolo de cultura y marcador de identidad. A su vez, la clasificación de los lemas incorporados posibilita observar las diferencias entre el vocabulario popular chileno y nicaragüense. Los resultados han sido los siguientes: 97 voces mantienen un significado muy similar en ambas variedades, 30 presentan contenidos semánticos muy diversos, 3 son propias de Chile, pero no de Nicaragua, 17 son utilizadas en Nicaragua, pero no en Chile, 77 entradas incorporan dos voces (una chilena y otra nicaragüense) que reflejan el mismo contenido semántico, y 56 proyectan la influencia del castellano académico, pues muestran la variante normativa. Con todo ello, pretende no solo dar importancia al léxico, sino a toda la realidad cultural, social y política que se esconde tras las voces incorporadas en su glosario.

Estas obras proporcionan materiales léxicos abundantes y bien organizados, que son de gran utilidad y permiten ampliar el panorama de estudio de la historia de la lexicografía. Con todo ello, el análisis de la obra de Fletes Bolaños resulta ser una contribución al estudio de los glosarios escondidos, que han quedado desatendidos durante las investigaciones por no registrarse en los catálogos puramente lingüísticos y por las dificultades de localización que contienen. Además, el glosario adquiere relevancia pues se considera el único estudio lingüístico comparativo encontrado entre las dos variedades hispanoamericanas con el único objetivo de reflejar el habla popular, dada su relación con los movimientos folcloristas. Estudios futuros incidirán en el análisis interno de la microestructura del glosario, pues se piensa que las definiciones constatadas reflejan aspectos acerca de las actitudes lingüísticas del autor. Finalmente, este trabajo continúa en la línea de investigaciones anteriores (Martín Cuadrado, 2022, 2024, en prensa a y b), que tratan de valorar y rescatar del olvido la labor de los intelectuales y pioneros en el estudio de la lengua de Nicaragua desde finales del siglo XIX hasta mediados del XX.

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Notas

1 Este trabajo se enmarca dentro del Proyecto de Investigación “Biblioteca Virtual de la Filología Española. Fase IV: implementaciones y mejoras, metabúsquedas y gestores bibliográficos” (PID2020-112795GB-I00).
2 Esta definición se encuadra dentro de la etnolingüística, disciplina que se encarga en observar la relación existente entre lengua y cultura. Calero Fernández (1992) argumenta a favor de que la lengua es un reflejo de la manera de pensar, sentir y creer de la comunidad que la usa y juega un papel importante en la transmisión de la cultura del pueblo (p. 907).
3 El nacimiento de la corriente coincide con los inicios de la antropología, la etnografía, el positivismo y el darwinismo (Montoro del Arco, 2010, p. 229).
4 De hecho, se realizó una clasificación del saber popular de la misma manera que ocurría con el saber culto: literatura, lingüística, bellas artes, geografía, pedagogía, medicina, etc. (Montoro del Arco, 2010, p. 225).
5 La primera sociedad, Folk-lore Society (1878), fue impulsada en Londres por George Laurence Gomme. A raíz de su creación, se desarrollaron en otros países como Portugal, Italia, Francia o España. En el caso español, Antonio Machado y Álvarez “Demófilo” creó El Folklore Español, se interesó por el estudio de lo popular y difundió la apertura de otras sociedades en otros lugares de habla hispana (Extremadura, Filipinas, Cuba, Puerto Rico, etc.) para favorecer la investigación (Montoro del Arco, 2010, p. 235). Sin embargo, acabó desapareciendo por la falta de medios y apoyo por el resto de los intelectuales (Montoro del Arco, 2009 y 2010).
6 Comienza en Brasil y en Argentina por su mayor vinculación con Europa. Posteriormente, el movimiento se desarrolló en el resto de los países (Limonchi Bruno, 2019, p. 32).
7 Los investigadores se esfuerzan en dotar al folclore de un valor epistemológico (Fischman, 2018, p. 28).
8 Existen al menos tres propuestas distintas en relación con la interpretación del término (Blache, 1983, pp. 136-138): una primera que defiende que las clases sociales rurales, situadas en un eslabón inferior en el ámbito educativo, cultural y económico, son las portadoras del saber folclórico; una segunda que opina que el folclore puede ser adquirido por cualquier estrato de la sociedad independientemente de su instrucción (omiten el folk- y se centran en el conocimiento que pueden producir, el -lore) y una tercera que postula que el folclore puede darse en cualquier ser humano y entiende el folk- y el -lore como un todo unitario.

La primera teoría es defendida por Jorge Martínez Ríos, “El grupo folk como grupo marginal” (1971) y Carlos Vega, La ciencia del Folklore (1960), entre otros. Los representantes de la segunda corriente son Efraín Morote Best, Elementos del Folklore: definición, contenido, procedimientos (1950) y Julia Elena Fortún de Ponce, Manual para la recolección de material folklórico (1957). Finalmente, la tercera propuesta es defendida por Manuel Dannemann, considerado el investigador más relevante del folclore en América. Para profundizar en su labor, puede verse el trabajo de Christian Spencer Espinosa, “Cultura, folclore y tradición: reflexiones en torno a la vida y obra de Manuel Dannemann Rothstein (Santiago, 1932-2021)” (2021).

Para estudiar el estatus del folclore, pueden verse los trabajos de Martha Blache y Juan Ángel Magariños de Morentín, “Enunciados fundamentales tentativos para la definición del concepto de Folklore” (1980), “Criterios para la delimitación del grupo folcklórico” (1986), “Lineamientos metodológicos para el estudio de la narrativa folcklórica” (1987), etc.

9 Los escritores y poetas sintieron la necesidad de expresar el elemento nicaragüense. Uno de los primeros en transmitir esas sensaciones nacionalistas fue Rubén Darío.
10 Nicaragua se encontraba subordinada políticamente a los Estados Unidos. Sus enfrentamientos principales tuvieron lugar en el contexto de las Guerras Bananeras, fundamentalmente en tres batallas: la de Coyotepe (1912), la de Chinandega (1927) y la de Ocotar (1927-1933), tras la que finalmente se alcanzó la paz por el abandono de las tropas americanas (Harrison, 1995, p. 47; Musicant, 1990).
11 En contraposición con Managua, que mantenía su fuerte carácter conservador.
12 No sorprende, pues tal y como apuntó Pérez Montfort (2010), la mayoría de los folcloristas eran personas que combinaban su actividad de estudio de la sabiduría popular con cierta inclinación artística y literaria (p. 45).
13 Juan Eligio de la Rocha, Mariano Barreto, Juan Bautista Prado, José Antonio Lezcano, Alfonso Valle o Rubén Darío reflejaban, en ocasiones, elementos folcloristas. Sin embargo, a partir de 1930, se produjo un aumento en el desarrollo del folclore y los escritores vanguardistas, como Salvador Cardenal, Pablo Antonio Cuadra y Francisco Pérez Estrada, se preocuparon sobre todo por recopilar tradiciones populares (Cuadra y Pérez Estrada, 1978).
14 Liderada por Andrés Bello, identificaba como incorrectas o viciosas todas aquellas voces que se alejaban del castellano normativo peninsular (Quesada Pacheco, 2020, p. 325). En el caso de Nicaragua, Juan Eligio de la Rocha o Mariano Barreto eran defensores de esta tendencia (Martín Cuadrado, 2024 y en prensa b).
15 Quesada Pacheco (2020, p. 324) afirmó que, en el plano cultural y lingüístico, el periodo republicano fue incluso más arduo que el colonial, pues fue muy difícil mantener la cultura y la lengua centroamericana.
16 “He querido producir una obra en el que el pueblo se vea versificado, ya que casi todos nuestros panidas, en el afán de que algún cronista los llame divinos, desdeñan los asuntos de la tierra que les dio el ser” (Fletes Bolaños, 1922, p. 12).
17 Aunque su obra no es tan completa, se compara con otras del mismo género como la de Carlos Gagini, Rafael María Baralt o Rufino José Cuervo.
18 Publicó también artículos de prensa en La estrella de Nicaragua (1897). En muchos de ellos se sirve de pseudónimos como José de la Aguja, Pascual Bailón y Juan de la Tierra (Cuadra y Pérez Estrada, 1978).
19 Los autores americanos más representativos son Andrés Bello, Rufino José Cuervo, Miguel Antonio Caro y Rodolfo Lenz.
20 El término hidden glossaries apareció por primera vez en la obra de Haensch (1982).
21 Por ejemplo, Torres Martínez (2018) estudia el glosario gastronómico escondido que se incluye en un tratado general de cocina.
22 De la correspondencia entre Mariano Barreto y Rufino José Cuervo se infiere que el nicaragüense estaba trabajando en un estudio comparativo entre el habla de Nicaragua y de Colombia. Sin embargo, es imposible su estudio, pues no llegó a publicarse. Sirva como ejemplo la siguiente cita, extraída de la relación epistolar entre ambos intelectuales: “el estudio comparativo que ha emprendido U. entre el habla popular de Nicaragua y Colombia es utilísimo y ojalá se hiciera cosa parecida en los demás países de nuestra querida América, tomando por base cualquiera de los trabajos relativos a nuestro lenguaje” (Arellano,1977, p. 22). Para profundizar en el análisis interno del intercambio epistolar de los autores puede consultarse Martín Cuadrado y Albitre Lamata (en prensa).
23 Como se enunciado anteriormente, la mayoría de los tratados comparaban la variedad dialectal con la norma académica.
24 Publicado parcialmente en la revista Gil Blas en 1909.
25 Para profundizar sobre la influencia alemana en Chile, pueden verse los trabajos de Sanhueza-Cerda (2006, 2010 y 2011).
26 Chile había salido vencedor en la Guerra del Pacífico (1879-1884) y buscaba nuevos modelos de desarrollo (Sanhueza-Cerda, 2013, p. 55). Acabó convirtiéndose en el socio hispanoamericano más importante del imperio alemán (Blancpain, 1974, p. 810).
27 El más reconocido es Valentín Letelier que, involucrado con la pedagogía chilena, publica El instituto pedagógico (1940), La lucha por la cultura (1895), Las escuelas de Berlín (1885), etc. Pueden citarse otros como Claudio Matte o José Abelardo Núñez.
28 En ese momento, no existían instituciones educativas formadoras de maestros. Se creó en 1885 la Academia Chilena de la Lengua, que perseguía consolidar la unidad del idioma (Rojas et al., 2021, p. 154).
29 Su desarrollo implicó un desplazamiento de instrumental científico, libros y materiales didácticos. Además, tenía dos objetivos fundamentales: eliminar la influencia de la religión en la escuela y dotar a la educación de un carácter científico (Sanhueza-Cerda, 2013, p. 57).
30 El artículo de Rabanales (2002) ahonda en las distintas disciplinas en las que Lenz destacó.
31 El trabajo de Guillermo Soto (2016) profundiza sobre la enseñanza del castellano como idioma patrio en Chile.
32 El artículo de Constantino Contreras Oyarzún (1989) reflexiona sobre la presencia del folclore en la obra de Rodolfo Lenz.
33 Lenz, aunque se encargó de difundir y dar a conocer un gran número de voces americanas, quería realizar un estudio crítico de los términos chilenos (Bertolotti y Coll, 2012, p. 447). Rabanales (2002, pp. 171-172) expone que el propósito de Lenz era consignar vocabulario chileno para colaborar con la Real Academia de la Lengua.

Posteriormente, Rabanales (2002) saca a la luz un estudio titulado “Rodolfo Lenz” (Onomazein, 7) en el que afirma que se trata de la versión corregida y ampliada del artículo aquí citado.

34 Son las primeras obras que Rodolfo Lenz y Ramón A. Laval mandaron a Anselmo Fletes Bolaños. De hecho, admite haberse basado en Contribución al Folklore de Carahue para la creación de su Vocabulario Folklórico Nica, publicado en la revista Gil Blas.
35 Algunas de las voces que aquí identificamos como propias de Chile o Nicaragua lo son en función de la comparación entre las dos variedades dialectales. No se tienen en cuenta el resto de los dialectos o si están generalizadas en todo el ámbito hispanohablante, pues el objetivo del autor es comparar únicamente las voces de Nicaragua y Chile.
36 Un estudio posterior intentará observar si realmente son nicaraguanismos o si, por el contrario, se dan en otros países hispanoamericanos.
37 En ocasiones, aunque el significado principal sea el mismo, se añaden connotaciones (ampliación, restricción, cambios en la forma, en el uso, etc.), que nos permiten distinguirlos mínimamente. En estos casos, la explicación correspondiente se marca en cursiva.
38 Afirma que se refleja ya en los diccionarios.
39 Afirma que aparece en los léxicos.
40 Admite que ya la traen los léxicos.
41 La forma de jugar es distinta en Chile que en Nicaragua.
42 En ambos casos identifica a un tipo de animal.
43 En Nicaragua se restringe el significado.
44 Diferencias en el propósito, es decir, en ambos casos pencazo hace referencia a un golpe y la distinción estriba en el destinatario de este. Por esta razón, se ha decidido incluir en esta sección.
45 En ambos casos identifica a una bebida, pero en Nicaragua hay mucha más diversidad.
46 No nos importa tanto si es un término propio de Hispanoamérica o si está generalizado, sino que el objetivo principal es observar de manera comparativa el léxico de los dos países. Por eso, a pesar de ser una locución generalizada a todo el territorio hispanohablante, se incorpora en este grupo.
47 En ambos casos identifica a un tipo de comida, pero hay distinción en la manera de prepararla.
48 Aplíquese la misma nota que para la entrada a la fuerza.
49 Aplíquese la misma nota que para la entrada a la fuerza.
50 Aplíquese la misma nota que para la entrada a la fuerza.
51 Aplíquese la nota de la entrada a la fuerza.
52 En Nicaragua se generaliza, es decir, puede hacer referencia cualquier aspecto insignificante.
53 Aplíquese la nota de la entrada a la fuerza.
54 Restricción del significado en Nicaragua.
55 Se aplica a más nombres propios.
56 Se aplica la información de la entrada a la fuerza.
57 En Nicaragua se produce una restricción del significado.
58 Ampliación del significado en Nicaragua.
59 Aplíquese la misma información que en la entrada a la fuerza.
60 Aplíquese la misma información que en la entrada a la fuerza.
61 Restricción de significado en Nicaragua.
62 Ampliación de significado en Nicaragua.
63 Restricción del significado en Nicaragua.
64 En Nicaragua se utiliza también ni zorra: estar uno más pelado que la cola de un zorro/de un cohete.
65 En Nicaragua se emplea también a espeta perros.
66 Presentan el mismo significado, pero con connotaciones distintas.
67 En ambos países se refieren a una moneda, pero las connotaciones son distintas.
68 En Nicaragua se restringe el significado.
69 Hace referencia a la ocupación estadounidense en Nicaragua.
70 Publicado en la revista Gil Blas.
71 De hecho, algunos de los ejemplos incorporados son los mismos: dentrar, pa, olio, nadie, etc. (Cáceres y Rojas, 2021, p. 416).
72 Añade: “el mal uso de este giro que es vulgarísimo, por allá mismo donde algo se ha dejado, ahí mismo, esplica [sic] el doctor Lenz” (Fletes Bolaños, 1928, p. 273).
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