Universidad de Costa Rica Posgrado en Gerontología Anales en Gerontología

Número 11, Año 2019/ 129-140 ISSN: 2215-4647

PERSONA ADULTA MAYOR Y TIC: UN AMBIENTE PROPICIO PARA CONSOLIDAR

ELDERLY ADULT PERSON AND ICT: AN ENABLING ENVIRONMENT TO CONSOLIDATE

Omar Antonio Vega1, Sandra Beatriz Quintero-Romero2

RESUMEN

En el presente artículo se plantea una reflexión sobre dos fenómenos independientes que se están integrando para constituir una nueva realidad: el uso intensivo de las TIC y el envejecimiento poblacional. Dicha realidad hace surgir una serie de retos orientados a propiciar entornos favorables para que población mayor se mantenga incluida y activa en la sociedad digitalizada, competitiva e inequitativa. Así, el documento aborda algunos aspectos temáticos pertinentes y abre posibilidades con miras a aportar en esa dinámica.

PALABRAS CLAVE: persona adulta mayor, envejecimiento activo, brecha digital, inclusión digital.

ABSTRACT

The present article arises a reflection on two independent phenomena that are being integrated joining to constitute a new reality: the intensive use of the ICT and the population aging. This reality raises a series of challenges aimed at providing favorable environments for the elderly to remain included and active in the digitalized, competitive and inequitable society. This way, the document approaches some thematic pertinent aspects and opens possibilities with a view to contribute in this new and dynamic reality.

KEY WORDS: Elderly adult person, active aging, digital divide, digital inclusion.

Introducción

El auge de las Tecnologías de la información y las comunicaciones (TIC) ha permeado los diferentes grupos etarios y sectores socioeconómicos, al punto de que la posibilidad de acceder a ellas y usarlas con libertad y dominio suficiente se ha convertido en una necesidad e incluso, en un derecho humano (tal como la Asamblea General de la ONU lo ha considerado, según CNN Expansión, 2011). En este sentido, Molina, Lavandero y Hernández (2017) afirman que las TIC aparecen como camino para la inclusión y la inserción; es decir, como una promesa de igualdad entre los países, en el marco de una nueva globalización que se soporta en la información y el conocimiento.

A pesar del idealizado acceso universal, la incorporación de las TIC no se da de manera equitativa, por lo que se ha propiciado la aparición y ampliación de desigualdades existentes entre países (info-ricos e info-pobres), comunidades e individuos (Vega, 2014a). Para enfrentar tales inequidades, han surgido iniciativas de inclusión digital, especialmente mediante campañas nacionales, en las cuales no se puede ignorar, de acuerdo con Flórez, Ramírez y Ramírez (2016), la relación entre TIC (al propiciar ambientes de enseñanza-aprendizaje, así como, de enriquecimiento y participación social) e inclusión social ( búsqueda de la equidad y el respeto hacia las diferencias, la eliminación de etiquetas, el acceso equitativo, los correspondientes ajustes para permitir la participación de todos como individuos importantes de la sociedad). De este modo, es indispensable crear condiciones para que las personas con menor posibilidad de acceso y uso de las TIC puedan ejercer actividades que transformen sus condiciones de participación e integración.

Además, el mundo afronta el fenómeno del envejecimiento poblacional, un hecho único y creciente en la historia de la humanidad, el cual—para Limón (2018)— no se reduce a un proceso biológico, sino que está determinado por factores biológicos, sociales, psicológicos y ecológicos.

En relación con lo anterior, según Creagh, García y Valdés (2015), la población con edades de 60 o más años se ha incrementado en 200 millones desde 1950 y se pronostica que sea de 1200 millones para 2025, lo cual, explica Salinas (2017), es fruto de la conjunción de variables políticas, sociales, culturales y económicas que inciden en la reducción de las tasas de fecundidad, mortalidad y en el aumento de la expectativa de vida.

Por tanto, el aumento de la esperanza de vida, en un entorno dinámico y digitalizado, es una realidad y un reto para la sociedad, pues: “la promoción del envejecimiento activo requiere fomentar y equilibrar la responsabilidad personal, el encuentro y la solidaridad intergeneracional y la creación de entornos favorables que hagan que las decisiones saludables sean decisiones fáciles” (Limón, 2018, p.52).

Cabe mencionar que en el presente artículo se realiza un recorrido de la relación persona adulta mayor-TIC, con el propósito de reflexionar sobre la coalescencia de dos fenómenos globales (envejecimiento de la población y tecnología digital). Es decir, pretende constituirse como un punto de partida para nuevas iniciativas tendientes a consolidar esa relación, en procura de mejores opciones para el desempeño de las personas adultas mayores en el marco de la sociedad mediada por las TIC.

Asimismo, su elaboración parte de una revisión bibliográfica, en la cual se consideran fuentes confiables, pertinentes y actualizadas, mediante el uso de buscadores apropiados y algunas bases científicas. Además, la ventana de búsqueda se prioriza en el periodo 2016-2018; así como, se adicionan algunas fuentes de publicación anterior, para soportar aspectos específicos. Por último, la totalidad de las fuentes consultadas, varias de las cuales no se incluyen, están organizadas en el gestor bibliográfico JabRef.

Desarrollo

Envejecimiento activo

A partir del fenómeno de mayor longevidad, emergen términos como envejecimiento con éxito, activo, productivo, saludable, óptimo o positivo, que se han reducido, según Fernández-Ballesteros et al (2010), a variables funcionales, de salud física y de estilo de vida; a pesar de ser un concepto multidimensional compuesto por una diversidad de factores bio-psico-sociales.

Tal situación exige incorporar procesos formativos orientados al desarrollo y reforzamiento de capacidades y competencias necesarias para que la presencia del adulto mayor sea socialmente activa y sin exclusión por condiciones de edad y factores asociados a ella, dentro de un entorno caracterizado por el uso intensivo de la información y las tecnologías, lo cual se constituye, según Limón (2018), en un interesante reto para quienes trabajan directamente con personas adultas mayores, así como, para aquellos responsables de políticas sociales.

Adulto Mayor y TIC

Para iniciar este acápite, es necesario considerar una inequidad que trasciende lo tecnológico: la brecha digital, la cual, de acuerdo con Vega (2014b), consiste en “la distancia entre países, comunidades, familias e individuos, manifestada por la desigualdad de posibilidades para acceder y utilizar las nuevas tecnologías de la información y la comunicación (TIC) como parte rutinaria de sus actividades, de manera consciente y sistemática” (p. 13), especialmente en la dimensión generacional que Negroponte (citado por Íñiguez, Valero y Elboj, 2018) define como “la división, y consecuente exclusión social, que provoca el acceso o no a los recursos y competencias tecnológicas e informacionales, determinada, en este caso, por el factor edad” (p.4), la cual está generalmente ligada, según Casamayou y Morales (2018), a actitudes negativas derivadas del miedo, la ansiedad, la falta de motivación y el desinterés.

De igual modo, no debe ignorarse el rol de la educación, en este caso, la educación gerontológica, como base primordial para tener una persona adulta mayor activa y participativa, empoderada de sus capacidades cognitivas y sociales, según señala Quintero (2013). Sin embargo, vale aclarar que el grupo de personas adultas mayores no pueden considerarse como homogéneo, puesto que su estado funcional se asocia a factores sociodemográficos, donde sus actividades diarias son significativas para la participación familiar y social (Paredes, Yarce y Aguirre, 2018).

En este sentido, en vista de que se está “haciendo hincapié en el acceso, uso de las tecnologías y posibilidades de internet para el envejecimiento activo y saludable de la población” (Casado y Lezcano, 2018, p.114), se torna indispensable considerar la heterogeneidad de este grupo poblacional para el diseño y ejecución de iniciativas de inclusión digital.

Respecto a la inclusión digital, Vega (2010) la considera como el conjunto de políticas y estrategias orientadas a la eliminación de los obstáculos que limitan o impiden a las personas, sin importar su condición, la participación activa y el aprovechamiento de las TIC, lo cual implica la superación progresiva de tres componentes: 1. Acceso a las TIC (es la base del proceso e implica la posibilidad de contar y acceder a la infraestructura tecnológica y servicios relacionados), 2. Uso de las TIC (es el factor limitante debido a condiciones de diversa índole, especialmente asociadas al analfabetismo digital), y 3. Apropiación de las TIC ( contar con habilidades para usar las TIC e incorporarlas en la cotidianidad, de manera racional y sistemática, para hacerlas parte de las prácticas sociales)- Los tres componentes mencionados son coherentes con Obisi y Anyim, citados por García, Carreón y Hernández (2017), cuando señalan que en el marco de la teoría del capital humano, el desarrollo humano se gesta cognitivamente cuando la persona desarrolla las capacidades que le permitan integrar los estímulos externos a su toma de decisiones individuales y de influencia a los grupos a los que pertenece.

En línea con lo anterior, alrededor del mundo se cuenta con diversas experiencias e investigaciones, en las que se relacionan las TIC con las personas adultas mayores. En este sentido, se presentarán algunas investigaciones que se han dado dentro del ámbito iberoamericano y han sido publicadas durante los últimos tres años:

Para comenzar, Castro, Ballester, Giménez y Gil (2017), realizaron un estudio exploratorio sobre la conducta sexual en línea por parte de las personas adultas mayores, cuya principal conclusión es que el consumo de cibersexo (en términos tanto de frecuencia como de tipos de actividad online) es de una magnitud considerable y presenta singularidades que lo diferencian del comportamiento sexual en línea típico en población joven.

Seguidamente, Cedillo, Beltrán, Rodríguez, Serrano y Bermeo (2018), plantean la guía MOOCEP (Massive Open Online Courses for Elderly People), la cual contiene consideraciones andragógicas y técnicas para la construcción de cursos masivos que impulsen el aprendizaje de personas adultas mayores sobre diferentes temáticas y complejidades.

Además, Cedillo, Borja y Lazo (2017), diseñaron una aplicación, para monitorear el tiempo de interacción de la persona adulta mayor en las algunas redes sociales y herramientas de comunicación en línea (Facebook, Pinterest, YouTube, Skype). Cabe mencionar que conservaron su privacidad y tomaron en cuenta las guías de usabilidad y recomendaciones de World Wide Web Consortium; pues, dichos autores tomaron en consideración la afirmación de Balata, Mikovec y Slavicek sobre que las personas adultas mayores necesitan entre un 50 y 100% de tiempo adicional, comparado con aquellas de menor edad, al enfrentarse a mucha información.

De igual modo, Corredor (2017) encontró que las personas adultas mayores entrevistadas ven a las TIC como una oportunidad de cambio en su vida individual, familiar y social; además muestran una alta adaptabilidad, es decir, se acoplan sin mayor dificultad a los cambios que atraviesan, en este caso a la tecnología y al uso de las TIC, lo cual los posesiona en una gran evolución.

También, Delgado (2016) muestra el proyecto OUTDOOR ICT, en el cual se ha creado y desarrollado una experiencia de aprendizaje en el ámbito del geocaching, mediante el uso de dispositivos GPS móviles (teléfonos celulares o tabletas) con software de uso libre (como Google Maps o Google), para la promoción de un estilo de vida más activo y saludable.

Asimismo, Enríquez y Pico (2017) realizaron un estudio tendiente a posibilitar la participación de personas adultas mayores en las plataformas virtuales, con el fin de generar autonomía, al considerar los modismos como elemento comunicacional y protagónico para el intercambio de conocimientos y experiencias.

De la misma manera, Morales (2017) señala que el Programa el Navegante@ama, ha permitido mejorar el aprendizaje del manejo de internet en todas las dimensiones de aprendizaje propuestas; pues, las personas adultas mayores están activas y construyen sus propios conocimientos; así como, desarrollan sus capacidades a lo largo de todas las actividades trabajadas.

Finalmente, Marín y Quintero (2018) reconocen que la Gerontología como ciencia humana ha sido poco promocionada por el medio televisivo universitario a pesar de que se han realizado esfuerzos en otros medios locales. Aun del gran potencial que tiene al integrar las dimensiones de investigación, educación gerontológica e innovación comunicacional.

Conclusiones

Es innegable que en el mundo globalizado confluyen dos fenómenos: el uso intensivo de la información y el conocimiento, y el aumento creciente de la población adulta mayor. Dicha situación implica retos importantes para estamentos gubernamentales, académicos y tecnológicos, debido a que se deben propiciar las condiciones adecuadas y suficientes para que las personas adultas mayores tengan condiciones de vida activa, entre las que se contempla el acceso a las TIC y su uso transformador.

En este sentido, se torna necesario comprender que los procesos de inclusión digital no pueden limitarse a la infraestructura tecnológica y su acceso, sino que implican procesos sistemáticos, relacionados con la educación, pues se debe “facilitar el desarrollo de competencias informáticas (que permitan eliminar el analfabetismo digital) y competencias informacionales (que señalan el camino para el uso con valor de la información, en procura de transformaciones individuales y colectivas)” (Vega, 2016, p.61). En otras palabras, el acceso a las TIC es solo el inicio de un proceso planeado y complejo hacia la apropiación de las TIC por parte de los usuarios, en este caso las personas adultas mayores.

Finalmente, al tener presente que la diversidad de los grupos humanos, inclusive a su interior, implica identificar sus características (individuales y colectivas) para así, diseñar iniciativas de inclusión digital con base en información confiable y pertinente.

Por ello, como trabajo futuro inicial, se pretende diseñar un índice compuesto que esté orientado a la persona adulta mayor y que permita determinar su situación digital al considerar factores tanto genéricos, como específicos para el grupo, dentro de su obvia diversidad; con el fin de consolidarlo como herramienta de comprensión y de toma de decisiones pertinentes. En esta línea, la literatura muestra varios casos de índices para la evaluación de brecha digital en diferentes entornos. Uno de los autores del presente artículo ha diseñado y ha utilizado algunos índices compuestos con grupos humanos específicos (adultos del sector rural, estudiantes de instituciones educativas rurales, docentes y estudiantes universitarios) con miras a diseñar iniciativas de inclusión digital y evaluar procesos en marcha.

Esto resulta coherente con Ramírez, González y Sedeño (2017, p.98) al mencionar que “la definición de métricas de la sociedad de la información, entendidas como sistemas de indicadores que permiten analizar los factores que condicionan los usos de Internet por parte de los diferentes sectores poblacionales”.

Referencias

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Artículo recibido: 14 Julio, 2018

Artículo aprobado: 08 Noviembre, 2019

1 .

Doctor en Sociedad de la Información y el Conocimiento. Profesor titular de la Universidad de Manizales. Colombia. http://orcid.org//oooo-0002-5916-2181 E-mail: oavega@umanizales.edu.co omarantonio.vega@gmail.com

2 .

Doctora en Ciencias Gerenciales. Directora del Programa de Gerontología de la Universidad Nacional Experimental “Francisco de Miranda” UNEFM Coordinadora de la Unidad de Investigaciones Gerontológicas UNIGER. Venezuela. E-mail: investigacionsandraquintero@gmail.com