Desde las ciencias sociales, la filosofía y la educación

El cabaret online. Homosocialidad y masculinidades entre hombres que pagan por sexo en Argentina

The Online Brothel. Homosociality and Masculinities Among Men Who Pay for Sex in Argentina

Dr. Santiago Morcillo
Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), Instituto de Investigaciones Gino Germani (IIGG), Universidad de Buenos Aires, Buenos Aires, Argentina

El cabaret online. Homosocialidad y masculinidades entre hombres que pagan por sexo en Argentina

Revista Humanidades, vol. 13, núm. 1, e52210, 2023

Universidad de Costa Rica

Recepción: 15 Abril 2022

Aprobación: 26 Julio 2022

Resumen: Para muchos varones heterosexuales el mercado sexual, además de ofrecer sexo, ha brindado espacios para intercambios homosociales, y por ello potencialmente reproductores de asimetrías de género. Sin embargo, en la última década estos espacios se han transformado en cuanto a sus formas de visibilidad y accesibilidad. En este período surgieron y se consolidaron sitios online donde los varones que pagan por sexo intercambian experiencias y socializan. A partir de una etnografía virtual llevada a cabo durante cinco años en los dos foros online más importantes de Argentina –parte de un trabajo de campo más amplio en el mercado sexual–, este artículo busca analizar específicamente las formas de homosocialidad que emergen en estos espacios virtuales y sus vinculaciones y tensiones con las distintas formas de masculinidad. El análisis articula las dinámicas de intercambio y las transformaciones en los foros online, tomando en cuenta el papel de la propia economía del mercado sexual. Se busca así comprender los vínculos entre estas formas de homosocialidad con la reproducción (o no) de los patrones que sostienen asimetrías de género y las características específicas que adquieren los intercambios entre estos varones en el mundo online.

Palabras clave: hombre, prostitución, Internet.

Abstract: For many heterosexual men, the sexual market, in addition to offering sex, has offered spaces for homosocial exchanges, and as such suspected of reproducing gender asymmetries. However, in the last decade these spaces have been transformed in their forms of visibility and accessibility. In this period online sites emerged and consolidated as places where men who pay for sex exchange experiences and socialize. Based on a virtual ethnography carried out in the two most important online forums in Argentina, this article analyzes forms of homosociality in these virtual spaces, and their links and tensions with different forms of masculinity. The analysis articulates the dynamics of homosocial sharing and its transformations in online forums, taking into account the role of the sexual market economy itself. The aim is to understand the links between these forms of homosociality, the reproduction (or not) of the patterns that sustain gender asymmetries and the specific characteristics of the interaction between men in the online world.

Keywords: men, prostitution, Internet.

1. Introducción

Hace tiempo se sabe que las interacciones entre varones son productoras de formas de masculinidad, sin embargo, los espacios donde estas interacciones ocurren se van transformando y modelan culturas homosociales con diversas características. Los espacios homosociales de varones cisgénero heterosexuales han sido y son caracterizados como reproductores de prácticas y significados asociados a relaciones de género asimétricas. Esta sospecha recae especialmente sobre aquellos espacios homosociales ligados al mercado sexual, dentro del cual los cabarets han tenido un lugar destacado durante un largo período. Sin embargo, en la última década, como fruto de un conjunto de políticas orientadas a combatir la trata de personas implementadas en Argentina (pero también globalmente) y del creciente debate feminista sobre la prostitución y el rol de los varones, estos espacios se han reducido o han bajado notablemente su visibilidad y accesibilidad.

El cabaret ha sido desde su surgimiento un espacio no solo de comercio sexual, sino también de homosocialidad, aunque ha funcionado bajo distintas formas de visibilidad y regulaciones. A mediados del siglo XIX, con el avance de la urbanización y el crecimiento de la migración este espacio del mercado sexual en la urbe estaba bien delimitado. Durante el período reglamentarista, entre los años 1850 y 1930, las llamadas “casas de tolerancia” estaban reguladas por el Estado. En ese marco, los relatos de las experiencias de los varones que pagaban por sexo formaban parte de los discursos masculinos dominantes (Simonetto, 2018). Actualmente, el espacio del cabaret en Argentina, como lugar del espacio público donde los varones acceden a sexo pago, se halla profundamente cuestionado o directamente eliminado de varias ciudades (Varela y Martynowskyj, 2021).

En paralelo, con el desarrollo de Internet como productor de espacios de sociabilidad, el ciberespacio aparece como un lugar “seguro” y, especialmente, anónimo donde puede desarrollarse una homosocialidad vinculada al mercado sexual (Sanders, 2008). Los foros online de discusión sobre sexo comercial han aflorado en muchos países, suelen reunir a “clientes” y, a veces, a “trabajadoras sexuales”, conformando una comunidad online con valores y normas distintivas (Horswill y Weitzer, 2018).

En Argentina, si bien recientemente se han comenzado a usar varias plataformas para el comercio sexual, hace ya más de quince años existen algunos foros online sobre comercio sexual que se proponen como espacios para compartir información acerca del mercado sexual local. Allí la mayoría de las conversaciones (hilos) giran alrededor de los relatos de experiencias de sexo pago –o “XP”, tal como son llamadas en términos nativos– que los usuarios comparten. A su vez, con el tiempo se fueron desarrollando diversas secciones dando lugar a otros diálogos en el marco de los foros. Se puede leer a principiantes que piden consejos para iniciarse y aprender a moverse en el mercado sexual, foristas que expresan dudas sobre sus vínculos sexoafectivos, sobre salud sexual y muchas conversaciones acerca de “temas generales” que exceden ampliamente los encuentros con “escorts”. Por lo tanto, se constituye así un verdadero espacio de homosocialidad virtual. Además, si bien aún es difícil dimensionar el impacto de la pandemia del COVID 19, podemos estimar que las medidas de confinamiento y la fuerte expansión del mundo online han fortalecido la participación de los varones que pagan por sexo en estos sitios.

Tanto el espacio online, como ámbito de homosocialidad y productor de masculinidades heterosexuales, así como la ligazón entre las transformaciones del mercado sexual y las masculinidades de los varones que pagan por sexo han sido aspectos relativamente poco estudiados. Por tal motivo, el contenido del presente artículo se concentra específicamente en esta cuestión buscando, más que construir una generalidad, plantear el interrogante sobre las maneras en que distintos contextos y modalidades pueden abrir los sentidos y las posibilidades para las interacciones homosociales. Como se observa a continuación, varios estudios se han ocupado del análisis de otros casos donde las relaciones homosociales tienen un papel central (por ejemplo, en los deportes, en espacios recreativos como bares o ámbitos que han sido históricamente homosociales como el ejército). Este trabajo busca ser un aporte, tomando un caso específico, para dialogar con la literatura que se viene desarrollando sobre el tema. Si los escenarios e interacciones homosociales y sus vínculos con las masculinidades han sido ampliamente investigados, el más reciente funcionamiento de espacios homosociales online es un campo de indagación incipiente. A partir de una investigación anterior más amplia llevada a cabo junto a un equipo que dirijo (Morcillo, Martynowskyj y De Stéfano Barbero, 2021), el propósito aquí es enfocar particularmente las dinámicas de interacción homosocial online. En primer lugar, se describen las características centrales de los foros estudiados y algunas de sus trasformaciones más importantes. Luego se abordan dos prácticas recurrentes en estos espacios online donde se incluyen contenidos que los foristas comparten entre sí: los relatos de “XP” (experiencias) y el “material” (imágenes de las “escorts”). Para hacer este análisis previamente se delinean las principales discusiones en el campo de los estudios de las masculinidades en relación con las concepciones de homosocialidad, las formas que estas adquieren dentro del mercado sexual y las aún incipientes investigaciones sobre masculinidad y homosocialidad online. En las reflexiones finales se apunta a comprender cómo se articulan las formas de homosocialidad en el espacio online, evaluando si es posible situarlas en relación con la reproducción o no de los patrones que sostienen asimetrías de género y qué características específicas adquieren los intercambios entre estos varones en el mundo virtual.

1.1. De homosocialidad a homosocialidades

La homosocialidad como forma relacional ha sido profusamente abordada desde los estudios de las masculinidades. Sin embargo, hace algunas décadas se ha planteado un debate sobre la(s) relación(es) entre homosocialidad y masculinidad hegemónica. Los espacios homosociales, en la medida en que producen segregación genérica, han sido pensados como partícipes tanto de la construcción de identidades generizadas como de la reproducción de masculinidades. La dinámica de exclusión de las mujeres en espacios homosociales de varones se puede ligar a la negación y desvalorización de los significados asociados a la feminidad.

En esta línea es posible referir uno de los trabajos más citados sobre homosocialidad en la literatura de los men’s studies anglosajones: Welcome to the men’s club de Sharon Bird. Allí se define la homosocialidad como la atracción no-sexual entre miembros de un mismo sexo (Bird, 1996, p. 121), a través de estas interacciones homosociales heterosexuales, la masculinidad hegemónica es mantenida como norma frente a la que los hombres deben rendir cuentas más allá de las concepciones individuales de cada hombre. En este marco, Bird (1996) sostiene que las masculinidades no-hegemónicas no logran influenciar los arreglos estructurales de género porque su expresión es relegada a los escenarios heterosociales o completamente suprimida. En las interacciones homosociales resultaría prevalente la presuposición de que solo los significados ligados a la masculinidad hegemónica son mutuamente aceptados y legítimos. Este marco colabora tanto con la reproducción de esta masculinidad como con la supresión de otros significados que podrían subvertirla, pero son experimentados más bien como “insatisfacciones privadas”.

La tesis fuerte que sostiene este enfoque es que los espacios homosociales contribuyen eficazmente a sostener y reforzar la masculinidad hegemónica. Esto se logra a partir de tres significados que se recrean constantemente en los vínculos homosociales: el desapego emocional, incluyendo la ocultación de expresiones de intimidad, que implica fortaleza y la capacidad de manejar solo los problemas; la competitividad, que forma parte de las expectativas en las relaciones homosociales, la cual facilita la distinción y la construcción de jerarquías; por último, la cosificación sexual de las mujeres que habilita el posicionamiento como hombres mediante el distanciamiento de todo lo femenino. Según Bird (1996), la competencia por las mujeres objetualizadas muestra la interconexión entre el desapego emocional, la competición y la objetificación, incluso afirma: “La objetificación de las mujeres y la competencia de los hombres por las mujeres cosificadas constituyen la esencia misma de lo que significa la masculinidad hegemónica en esta sociedad” (p. 129).

Este enfoque, aunque muy influyente en las investigaciones sobre homosocialidad, ha sido cuestionado desde dos frentes: por un lado, se critica la concepción de homosocialidad y, por otro, se discute la relación que se plantea entre esta y la masculinidad hegemónica. La concepción de homosocialidad como vínculo entre personas del mismo sexo-género, pero que excluyen la dimensión sexual de la relación ha sido complejizada. Tal como ha planteado Eve Kosofsky Sedgwick en su reconocido Between Men (1985), más que una distinción tajante, podemos pensar en un continuo de relaciones homosociales-homosexuales. A partir de esta visión más sofisticada de la homosocialidad Hammarén y Johansen (2014) plantean la posibilidad de distinguir entre homosocialidad vertical y horizontal. La homosocialidad vertical o jerárquica reproduce los rasgos más tradicionales de la homosocialidad masculina, competitiva e inexpresiva emocionalmente, en cambio, la homosocialidad horizontal permite pensar otros vínculos basados en la confianza emocional, intimidad y formas no rentables de amistad. La noción de bromance es frecuentemente utilizada para ejemplificar estas formas de homosocialidad horizontal. La expresión deriva de la suma de brother (hermano) y romance, apelando tanto a la lealtad y al compañerismo como a la excitación, intensidad e intimidad. Si bien las pocas investigaciones sobre bromances se han centrado en las producciones culturales cinematográficas y mediáticas, los estudios del deporte comienzan a indagar sobre estas relaciones entre varones (Scoats y Robinson, 2020). Para los suecos Hammarén y Johanssen (2014) los bromances permiten pensar en formas de homosocialidad que incluyen relaciones con intimidad y no competitivas, pensadas como un vínculo romántico no sexuado. Plantean incluso que la homosocialidad horizontal podría ponerse en paralelo con las relaciones homosociales femeninas donde la ruptura entre homosocialidad y homosexualidad no es tan marcada.

Varias críticas han señalado que las historias que retratan los bromances suelen destacar y remarcar la heterosexualidad de los compañeros íntimos. Aun así, la reflexión sobre vínculos entre hombres que no están guiados por la competencia y que no excluyen las expresiones emocionales y la intimidad permite pensar más allá de la mirada que reduce la homosocialidad a una forma de reproducción de una masculinidad hegemónica más tradicional y estereotipada. Basados en la reflexión postestructuralista introducida por Laclau y Mouffe sobre la noción de hegemonía, Hammarén y Johanssen (2014) plantean la idea de concebir los vínculos de homosocialidad horizontal, o los bromances, como una posibilidad de reconfigurar la hegemonía en un sentido que no necesariamente refuerza el patriarcado y podría permitir pensar en una masculinidad no necesariamente privilegiada con relación a la feminidad.

Otra crítica a la concepción de la homosocialidad, entendida como forma de reproducción lineal de la masculinidad hegemónica, también implica una relectura de la articulación que supone la propia noción de hegemonía. Retomando el concepto de “masculinidad híbrida”, Arxer (2011) problematiza las formas en que las relaciones homosociales pueden permitir negociar los ideales masculinos y apropiarse de prácticas no-hegemónicas. En medio de los múltiples debates y controversias que produjo la seminal noción de “masculinidad hegemónica” (ver el excelente recuento y crítica en Connell y Messerschmidt, 2021), algunos autores optaron por pensar formas de evitar la reificación y aparente clausura de dicha noción ante las transformaciones de las prácticas masculinas en las últimas décadas. Una de estas críticas fue llevaba a cabo por Demetriou (2001), quien plantea la necesidad de repensar una masculinidad hegemónica presentada como una “esencialmente blanca, occidental, racional, calculadora, individualista, violenta y heterosexual configuración de la práctica que nunca es infectada por elementos no-hegemónicos” (Demetriou, 2001, p. 347). Para ello, recuperando la noción de hibridación de Homi Bhabha, el autor acuñó la idea de “masculinidades híbridas” que permite explicar cómo la hegemonía sostenida por ciertas formas de masculinidad depende, más que de la exclusión, de la negociación e incorporación de diferentes formas de masculinidad al modelo hegemónico. El resultado es una forma más dinámica de comprender cómo la masculinidad sostiene la hegemonía mediante la apropiación coyuntural de rasgos y prácticas no-hegemónicas.

En el análisis de los encuentros homosociales llevado a cabo por Arxer (2011) aparecen varones que comparten emociones e intimidades entre sí sin abandonar una posición hegemónica, incluso esto puede funcionar como una manera de reforzar la solidaridad grupal. Estos hallazgos llevan a Arxer a plantear que podemos hablar no solo de una multiplicidad de masculinidades, sino también de una multiplicidad de masculinidades hegemónicas, donde podríamos hallar “masculinidades hegemónicas híbridas”. De allí la importancia de la investigación empírica para conocer los matices en los procesos formativos de dominación.

1.2. …y del cabaret a la Internet

Una parte de la literatura sobre prostitución, aquella que se conoce como feminismo abolicionista –la cual tiende varios lazos con el feminismo radical– ha concebido el espacio del cabaret y de la prostitución en general como un escenario de reproducción de las masculinidades hegemónicas (Ranea, 2016), especialmente, en el contexto actual donde el avance de los feminismos restringiría sus posibilidades. Esta mirada parte de la concepción de la prostitución y la pornografía como formas de violencia de género, que tienen una articulación central con el capitalismo (Cobo, 2017). Sintetizando esta línea, el psicoterapeuta Peter Szil (2018) indica que la prostitución permite construir “un mundo donde las fantasías dictadas por el rol aprendido siempre se cumplen, sin que el hombre tenga que enfrentarse a su propia inseguridad o a las dificultades cotidianas de entablar o mantener una relación” (p. 121).

Sin pretender saldar aquí los fuertes debates feministas sobre el carácter de la prostitución1, es posible observar que la perspectiva abolicionista tiene, en muchas ocasiones, un sesgo estructuralista que impide ver, justamente, los matices y las tensiones que se van a explorar aquí. Si bien algunos de estos trabajos abordan la cuestión de la homosocialidad, lo hacen desestimando el papel de las posibles desestabilizaciones, en consecuencia, la masculinidad hegemónica aparece construida como una forma menos dinámica y más estereotipada.

La elección del caso particular de los espacios online en el mercado sexual, en tanto ámbitos homosociales productores de masculinidad, parte del hecho de considerar a la sexualidad y a las experiencias compartidas con otros varones como grandes pilares de formación de masculinidades (Connell, 2005; Seidler, 1995). A su vez, las distintas culturas masculinas homosociales que emergen en espacios diferenciados modelan las narrativas mediante las cuales los varones comparten sus experiencias (storytelling) y así construyen identidades sexuales (Flood, 2008; Plummer, 1995).

El cabaret, como uno de los espacios del mercado sexual donde la homosocialidad juega un rol importante, ha sido objeto de múltiples investigaciones. Se ha señalado en varios estudios que, si bien el sexo forma parte de las prácticas habituales en este espacio, no necesariamente todos los varones que frecuentan estos escenarios buscan sexo (Frank, 2003; Pasini, 2009). El consumo de servicios sexuales es siempre una posibilidad en estos lugares, sin embargo, muchos varones se dedican a disfrutar de la homosocialidad que ofrece este espacio cargado de significaciones generizadas.

También las investigaciones sobre la masculinidad de los clientes de prostitución han marcado la importancia de la homosocialidad, por ejemplo, Donoso y Matus (2000) plantean que hay un tipo de cliente “por los amigos”, donde la iniciación en el sexo comercial tiene lugar a partir de compartir la complicidad entre pares. Este tipo de cliente, a diferencia de quienes ingresan en el consumo de sexo luego de una separación de pareja, refleja un proceso de reivindicación de su masculinidad. Aquí se indica que las experiencias de los entrevistados señalan un modelo de masculinidad donde la “homosocialidad tiene centralidad y en el que la prostitución tiende a reafirmar masculinidades en situaciones de crisis” (Donoso y Matus, 2000, p. 151).

Otro elemento importante para pensar las relaciones homosociales en estos espacios es la visibilidad, una de las principales claves de regulación/transformación del mercado sexual desde el siglo XX en adelante. El trabajo de Barrientos et al. (2011) observa los cambios en las localizaciones del comercio sexual en pueblos mineros y la emergencia de las “schoperías” –bares atendidos por mujeres donde se puede acceder a servicios sexuales– como una de las formas de transformación del antiguo cabaret y el corrimiento de la mayor parte del comercio sexual a puertas adentro. La transformación de la visibilidad de estos espacios es leída como una expresión de los valores sexuales de un determinado contexto. Se destaca que, en este marco y con el consumo de alcohol, emerge la posibilidad de las expresiones de afecto entre hombres. Buena parte de la literatura ha marcado que un aspecto clave de la masculinidad es su expresión en lugares públicos y donde las mujeres no están presentes (o solo están presentes en roles de servicio, como camarera o bailarina). Este es también un punto clave al considerar las transformaciones en la visibilidad y accesibilidad del cabaret, asimismo, lo será también al momento de pensar las posibilidades que ofrece el espacio online para los intercambios homosociales.

Recién en 2013 el emergente campo de las masculinidades en el espacio online fue mapeado por Ben Light. Allí se señala la importancia de la colaboración entre los estudios del mundo digital y los de las masculinidades, poniendo de relieve el poco espacio dedicado al estudio de los hombres heterosexuales. Light (2013) señala que buena parte de estos estudios coinciden en afirmar la tesis de una relación fuerte entre la tecnología y la masculinidad. Esta concepción también ha sido sostenida especialmente para el caso de Internet, cuyos orígenes ligados a la industria militar han servido de clave para comprender el sesgo masculinista del espacio online(Nagle, 2015). Sin embargo, la necesidad de matizar la tesis de una vinculación lineal entre masculinidad hegemónica y tecnología ha sido planteada muchas veces (Light, 2013). Por ejemplo, Holmes (2015) ha mostrado como las relaciones sexoafectivas a distancia y mediadas por tecnologías de telecomunicaciones son un espacio desafiante que también habilita a los varones a desarrollar sus habilidades para hacer trabajo emocional.

Asimismo, si bien los intercambios homosociales online no han sido particularmente objeto de investigaciones desde las ciencias sociales, algunos trabajos han comenzado a ocuparse de este asunto. Un área de interés reciente, especialmente en la literatura anglosajona, se puede apreciar en los movimientos masculinistas que, con distintas variantes y matices, desarrollan una retórica antifeminista. Se ha llamado “andrósfera” (del inglés manosphere) al conjunto de sitios, plataformas y redes sociales donde varones, sobre todo jóvenes, comparten su declarado antifeminismo (Petrocelli, 2021). Esta andrósfera es un espacio donde priman masculinidades específicas según Nagle (2015)geeks, nerds, gamers, hackers–, quienes, con el avance de la cultura tecnológica, encuentran allí cierta visibilidad y prestigio. Estos varones, a pesar de su antifeminismo, no se posicionan en la defensa de los “valores familiares” y critican al feminismo como un exceso, políticamente correcto y potencialmente emasculante. Podríamos considerar estas expresiones como una “masculinidad de protesta” (Connell, 2005) pues también cuestiona los ideales de la masculinidad dominante. Sin embargo, es también importante considerar el creciente espacio que ocupan las posiciones y demandas ligadas a los feminismos dentro del mundo online. El “ciberfeminismo”, con sus potencialidades y limitaciones que deben ser minuciosamente consideradas como indica Claudia Laudano (2016), demuestra ser un agente que disputa activamente sentidos en el espacio de Internet.

Otros investigadores han planteado que las redes sociales constituyen un espacio donde las masculinidades hegemónicas simplemente refuerzan sus mitos y leyendas, los relatos del amor romántico, la visión de la mujer como posesión o como recompensa (García, 2020). Pero también se ha señalado la posibilidad del surgimiento de expresiones de intimidad y afecto que desafían los estereotipos, por ejemplo, cuando estas emergen en grupos de redes sociales dedicados al fisicoculturismo (Underwood, 2018).

Entre otros estudios, más cercanos al tema de indagación de este artículo, podemos encontrar el trabajo de Hall et al. (2021) que analiza un foro online dedicado al upskirting (la práctica vouyerística de tomar inadvertidamente fotos debajo de las polleras o vestidos de mujeres). Allí se señala que el espacio del foro, donde los participantes comparten las fotos que toman, habilita formas de normalización de una práctica que torna a las mujeres en un objeto sexual de intercambio entre varones. Asimismo, la interacción homosocial refuerza una mirada masculina sobre el cuerpo femenino al tiempo que permite construir al upskirting como una obra que requiere habilidades específicas. Si bien esta práctica puede ponerse en continuidad con otras formas vouyerísticas y pornográficas de apropiación de los cuerpos femeninos, se plantea que el foro online y la accesibilidad de las cámaras fotográficas permiten a los participantes ser los propios productores del material. Así construyen identidades en los intercambios homosociales que dan lugar a una forma de “misoginia cortés” o refinada. Esta forma, según se plantea en el artículo, permite alejarse del estereotipo machista a la vez que sostiene relaciones de género asimétricas.

En contraste con esta mirada, podemos citar el trabajo de Belinda Middleweek (2020) quien utiliza la referida noción de “homosocialidad horizontal” para entender los intercambios de los varones usuarios de un foro de muñecas y robots sexuales. Para esta autora el espacio online habilita formas de interacción con grados de intimidad que subvierten lo que las “reglas del sentimiento” (Hochschild, 1979) dictan para los hombres. En este sentido, tal como también señaló Light (2013), algunas de las características de estos espacios online, especialmente el anonimato, permiten ciertos intercambios cargados de emociones que contravienen las formas normativas de la masculinidad.

2. Los foros online sobre comercio sexual y una etnografía virtual

A continuación, se describen los elementos centrales de los foros online sobre comercio sexual analizados y el abordaje metodológico seguido. Dados los objetivos de la investigación, se siguió el enfoque de la etnografía virtual que pone el foco en las mixturas online/offline para comprender cómo los espacios virtuales forman parte de los mundos culturales en nuestras sociedades y cómo los retroalimentan (Hine, 2015). El proceso etnográfico apuntó, dada la naturaleza de los foros analizados, a comprender las significaciones que allí se construyen en términos más amplios ligadas a la construcción de masculinidades y sexualidades. Para este artículo el foco estuvo en los sentidos de las prácticas y las formas discursivas que adquiere la homosocialidad en estos foros.

En primer lugar, para comprender las formas discursivas de los foros online es importante recordar que los discursos en los hilos de los foros suelen constituir “polílogos” (Pink et al., 2019, p. 136), pues no son monólogos ni diálogos dado que involucran a varios participantes, quienes además pueden intervenir en distintas temporalidades y responderse unos a otros generando varios subtemas de conversación. Esto supone, según Pink et al. (2019), que en los foros se da una sociabilidad “casi oral”.

Debemos tomar en cuenta dos puntos que se ligan a las formas de visibilidad de los espacios online –y que en este caso se articulan de formas complejas con el funcionamiento del mercado sexual, en tanto los foros implican una fuente importante de visibilidad/publicidad para quienes venden sexo–. Por un lado, los foros suponen al mismo tiempo un cierto grado de intimidad, ligado a la temática sexual, y cierta publicidad derivada de la exposición en la red, especialmente, considerando que el acceso a los foros es libre y gratuito. Para los foristas, así como para cualquier asiduo internauta, las y los posibles observadores y curiosos/as son una expectativa en la interacción. La imposibilidad de conocer completamente con quién se interactúa ha sido referida como “auditorios invisibles” (Boyd, 2008), la cual constituye una de las características fundamentales de la interacción en la red. La etnografía reveló que la interacción en los foros analizados presupone una exposición, puesto que hay incluso una categoría que designa a los usuarios que no escriben ningún tipo de relato y solo leen: los “mudos”. Como se puede apreciar más adelante, esta categoría designa a quienes no participan compartiendo “XP” ni “material” y, por tanto, no son bien vistos en la interacción homosocial.

Por otro lado, en el mundo online, la contracara de las audiencias invisibles ha sido el anonimato –otra de las características señaladas por Boyd (2008)–. Sin embargo, es importante distinguir anonimato de las identidades que utilizan los foristas. Los nicknames no construyen un estricto anonimato, sino más bien una identidad protegida cuya trayectoria de participación es visible, pero difícilmente vinculable con una identidad offline. Esto resulta clave para entender porque los vínculos homosociales entre estos varones proliferan en los foros, mientras que son mucho más efímeros en las redes sociales como Facebook –donde es más probable que quede expuesta la implicación de los usuarios en el mercado sexual–. Si bien los nicknames de los foristas protegen sus identidades, en este estudio se ha optado por utilizar pseudónimos. De todas formas, sus expresiones son citadas siempre verbatim, es decir, sin alterar la escritura original (salvo donde se aclara lo contrario).

En los foros analizados, los "gateros" –como se autodenominan en Argentina estos varones que pagan por sexo– comparten y buscan información sobre "gatas" o "escorts" –como son llamadas las mujeres que hacen comercio sexual2–. Para llevar a cabo el estudio se seleccionaron dos foros que son, según las estadísticas de Alexa.com3, las páginas web ligadas al comercio sexual con más visitas en Argentina. Además, estos dos foros son los de mayor trayectoria, los más poblados y con mayor extensión. El más antiguo nació de la idea de un desarrollador web que se propuso dar otro espacio a los comentarios que los clientes hacían de sus experiencias con “escorts” en un sitio de anuncios de servicios sexuales. El otro foro, también asociado a una página de servicios sexuales que incluía “relatos de los usuarios” desde fines de los años 90, replica la idea y durante un buen tiempo sostiene una estructura muy similar al foro anterior. Durante esos primeros años, en el marco de la explosión de Internet como espacio de expansión del mercado sexual, aparecieron varios foros compitiendo entre sí por captar al público gatero. Desde entonces –si bien con algunas mudanzas de dominios y transformando muy poco y solo recientemente los añejos formatos de phpBB y VBulletin–, únicamente los dos foros que se analizan aquí lograron subsistir hasta el presente y son reconocidos por los usuarios como los más populares (a pesar de que hay cierta rivalidad entre foros). Ambos funcionan desde el 2004 y desde entonces se han registrado cientos de miles de usuarios4, quienes han escrito entre 2.2 y 7.5 millones de mensajes. Si bien los estudios sobre Internet han señalado tempranamente la replicabilidad del material que allí se encuentra (Light, 2013), menos frecuentemente se alude en ellos a su volatilidad. Por un lado, los foros exponen una cantidad gigantesca de contenido, por el otro, la información no se halla organizada en formas coherentes, sino más bien dispersa, y presenta una gran volatilidad. Los contenidos pueden desaparecer súbitamente, tanto por las usuales denuncias entre foristas –motivadas muchas veces en la desconfianza, cuyas fuentes se analizarán a continuación–, como por la reorganización de secciones o la necesidad de abaratar los costos de sostenimiento del foro y hacer un cambio de servidor.

La etnografía virtual ha sido conducida a lo largo de cinco años (2016-2021), no obstante, ya se había adquirido un conocimiento previo de los foros al investigar sobre las experiencias de mujeres en el comercio sexual. En este período las observaciones del contenido se condujeron de forma sistemática, ingresando a ambos foros cotidianamente. Además, de forma complementaria, se condujeron 17 entrevistas en profundidad con varones que pagaron por sexo tomando como criterio que lo hubieran hecho al menos tres veces. Asimismo, se consultó a informantes clave dentro de los cuales se consideraron mujeres que tenían una larga trayectoria en el mercado sexual.

Para sistematizar el trabajo llevado a cabo en la etnografía virtual a lo largo de esta investigación, siguiendo las advertencias de Hine (2005) acerca de no extrapolar técnicas de otros terrenos, se han desarrollado dos técnicas ad-hoc y complementarias: por una parte, la construcción de datos a partir de búsquedas específicas utilizando palabras clave en los buscadores de los foros –según los ejes de análisis en cuestión– y, por otra, una exploración abierta navegando en distintos sectores de los foros. Para este artículo fue importante la indagación en las secciones off topics, debate general o “cafetería” donde emerge un amplio abanico de hilos que van más allá de los relatos de las XP e incluso del comercio sexual, desde temas de sexualidad en un sentido amplio, pasando por la salud, las parejas y el género, hasta el feminismo, la política o el fútbol. Es importante destacar que estas secciones de los foros fueron abiertas a pedido de los propios usuarios, quienes “por la buena onda entre los integrantes” buscaban donde hablar de “otros temas” más allá de los encuentros puntuales con “escorts”. El surgimiento y el desarrollo de estas secciones (que llegan a ocupar un 15% del total de los mensajes) son un indicador de la importancia del foro como espacio de homosocialidad en un sentido amplio y más allá de la implicación en el mercado sexual.

Si bien, como se puede observar, las reglas de los foros se han ido transformando, es destacable que en uno de ellos las “reglas de conducta” plantean que este es “un sitio para intercambiar ideas, para intercambiar experiencias, consultas, pasar buenos momentos y hacerte de buenos amigos que comparten tu misma pasión y, sobre todo, para divertirse”. Más allá de algunas diferencias entre los foros y cambios a lo largo del tiempo, ambos foros tienen una estructura que implica: el intercambio de experiencias y un sistema de jerarquización de los usuarios –que muestra su trayectoria de participación–. Aunque el registro y la participación continúan siendo opciones gratuitas en ambos foros, también han ido creciendo en estos las secciones “VIP” o las acciones que son exclusivas para quienes pagan o han compartido una cierta cantidad de XP en un determinado plazo de tiempo. Si bien las formas de avanzar en las jerarquías pueden ser cambiantes, muchas veces estas suponen como elementos centrales la aprobación de otros foristas (“votos positivos”) y la cantidad de XP que se comparten. La posición que cada forista ocupa en el foro está ligada a su identidad como gatero. Por ejemplo, en el foro 1 se ve el rango de cada forista en sus posteos y respuestas, el cual está compuesto de su cantidad de contenido compartido y su “reputación”, además hay una sección denominada “tabla de Líderes” donde se ranquea mensualmente a los foristas. De forma similar, en el foro 2 es posible leer en cada intervención de un forista junto a su nickname cuántas XP ha compartido en su último mes, último año y en toda su carrera como gatero. También hay en este foro un “Top Rank” tanto de XP como de usuarios más populares o con mayor actividad. Finalmente, un punto clave para tener en cuenta a la hora de pensar las relaciones homosociales es que en ambos foros existe la posibilidad de conocer, además de la participación y la trayectoria de un usuario, la cantidad de votos u otras valoraciones positivas o negativas que este recibe de otros foristas, lo cual se plantea como una forma de mostrar su grado de “confiabilidad”.

2.1. Compartir las “XP” y el “material”: las experiencias objetivadas

A continuación se exponen dos prácticas que resultan centrales para la interacción en los foros y que articulan los lazos homosociales5. En primer lugar, las XP constituyen el núcleo de los foros y son el tipo de hilo más compartido. En una XP –nombre que adquieren los relatos de experiencias de sexo pago en la jerga gatera argentina–, un participante del foro hace una narración de su experiencia con una “escort”, relata el encuentro y lo valora en función de sus expectativas y las características del servicio sexual anunciado. Con ello cada XP supone la posibilidad de recomendar una “escort” a los otros foristas o, al contrario, advertirles de una experiencia frustrante, por ello es posible pensar en dichos relatos como un elemento clave de la homosocialidad, aunque también se supone que hay un valor informativo en estos. Sin embargo, muchos foristas expresan su necesidad de narrar los encuentros en otros términos. En un hilo donde se discutía sobre compartir o no las experiencias en el foro uno de ellos explicaba: “En mi caso, este es un deporte q me gusta y me satisface unilateralmente, contar mis vivencias en el anonimato es parte de mi desahogo de no poderlas contar en la vida” (Sebros, hilo "¿Por qué el gatero no cuenta sus experiencias?", foro 2). Para comprender más cabalmente el valor de estos relatos, es fundamental tomar en cuenta que, a diferencia de lo que ocurre en un cabaret –donde el poner el cuerpo y la co-presencialidad constituye de por sí un hecho compartido con otros hombres–, la gran mayoría de los foristas mantiene en secreto sus experiencias de sexo pago fuera de los foros. Algunos usuarios incluso se identifican con la figura masculina del “lobo solitario”, bajo ese panorama, es entonces el foro el lugar que permite reunir virtualmente a los “solitarios” para narrar su “vicio”.

Al analizar qué motiva a los usuarios a escribir estos relatos cierta forma de reciprocidad homosocial también se hace claramente visible, pues una parte importante de los foristas declaran que su mayor motivación para postear sus XP en el foro es retribuir la “data” que recibieron de otros. No obstante, como se ha visto, hay otras motivaciones además del “desahogo”. Un usuario con larga trayectoria en foros lo sintetizaba así:

Hay otro lastre de novelistas frustrados, comandos sexuales de alcoba, y psicólogos de café. Ni hablar de los novios, extorsionadores, promotores y ochocuarentistas6 varios que contribuyen a la abundante literatura fantástica que tenemos en el foro (Marcos456, hilo "Qué los motiva a subir una experiencia y qué buscan al momento de leer una?", foro 1).

Aquí es importante comprender las posibilidades para exaltar la propia masculinidad que brinda la narración de una experiencia sexual con una identidad protegida. Varios estudios de masculinidades han destacado el papel del alardeo sexual en los intercambios homosociales. Pero aquí emerge una de las especificidades de la homosocialidad entre gateros: quienes solo se exaltan a sí mismos y ponen su performance y sus capacidades sexuales en primer plano son minusvalorados por el auditorio gatero. Al contrario, lo que tiene más valor y puede cimentar los lazos homosociales es compartir una experiencia desde un –supuesto y paradójico– punto de vista “objetivo”. Esto incluye, a diferencia de lo que suele suceder en la homosocialidad offline de varones heterosexuales, valorar las experiencias que puedan resultar decepcionantes o frustrantes por diversos motivos. El valor fundamental de “compartir data objetivamente” será entonces parte de los aprendizajes que deben hacer los principiantes para formar parte de la comunidad gatera online (Morcillo et al., 2021).

La idea de “objetividad” no solo se articula con la asociación más general entre masculinidad y racionalidad, sino que en este contexto específico funciona como un ensayo de defensa homosocial frente a las constantes ilusiones que vende el mercado sexual. Sin embargo, las propias condiciones de posibilidad de los relatos de las XP, o sea una narración sexual –generalmente mantenida en secreto–, realizadas bajo una identidad protegida abren paso a las sospechas. El forista “chalita” explica claramente en el hilo “Les cuentan a sus amigos que pagan por sexo?” (foro 1) que “lo mejor es mantenerse en esta actividad en el ‘anonimato’. Por eso hay que diferenciar lo que somos en el ‘foro’ y lo que somos en la vida civil”. Es este desdoblamiento el que hace factible crear los lazos entre gateros y al mismo tiempo abrir las posibilidades de sospechas entre sí. Algunas XP pueden generar desconfianza, sea porque se sospecha que quien escribe es en realidad un “fiolo” (proxeneta) u “8-40” que busca promocionar a una “escort” o, de forma similar, porque se presume que es un cliente enamorado o en busca de un descuento. De hecho, el mote/acusación de “8-40”, parte del lenguaje compartido entre gateros, funciona tanto para los enamorados como para los proxenetas.

En este marco, prontamente los administradores de los foros comenzaron a implementar reglas para poder postear las XP que supuestamente apuntan a garantizar su objetividad y veracidad. En los primeros debates sobre las reglas, el administrador del foro 1 planteaba que las XP deben incluir "datos corroborables, cualquier cosa que haga entender que realmente estuviste allí". Así surgió la obligación de incluir diversos ítems en las XP, las direcciones, tarifas, condiciones del lugar de encuentro y del servicio, etc.

La progresiva implementación y modificación de las normas que regulan las XP tuvo como resultado la construcción de una forma narrativa más o menos generalizada con una estructura y una jerga gatera compartida: un relato del encuentro desde la forma de contactar la “escort” con detalles sobre las prácticas sexuales realizadas. El relato se fue modelizando y llegó a incluir en el final una síntesis en forma de tabla donde se informa la tarifa pagada y se otorgan puntajes a las distintas partes del cuerpo, las prácticas sexuales realizadas, el lugar del encuentro, etc. Alguien ajeno o recién llegado al foro podría pensar que el relato de las prácticas sexuales es la parte central de la XP, pero los foristas coinciden en que para la mayoría la “tablita” del final, que sintetiza y cuantifica la información, es lo más importante. Entre los primeros debates del foro 1 es posible rastrear cómo se originó el uso de la “tablita”. Ante una discusión generada por un forista que había descalificado a una “escort”, el administrador del foro explicaba: “Creo que con el sistema de calificaciones cada uno puede sacar sus propias conclusiones. Hay una frase que dice que los números son más fríos que las palabras, creo que se aplica perfectamente a este caso.” (Admin, hilo “Inés”, foro 1, énfasis en el original). Sin embargo, como se analiza a continuación, esta posición del administrador, que trata de evitar el conflicto con una “escort”, permite develar que detrás de la supuesta búsqueda de “objetividad” en los relatos aparece un elemento fundamental: la economía de los foros.

La larga permanencia y observación implicada en la etnografía virtual de los foros ha permitido indagar en la historia de las transformaciones de las reglas de estos, lo cual, a su vez, conllevó a un hallazgo singular que también marca las formas de la homosocialidad de estos espacios. Actualmente muchas de las reglas apuntan a resguardar la privacidad tanto de las “escorts” como de los foristas (por ejemplo, ambos foros incluyen alguna versión de lo que llaman “derecho al olvido” o a retirarse del foro y pedir que sea borrada toda la información que les atañe). Ahora bien, aunque la reglamentación de los foros fue desarrollándose –y debatiéndose– a lo largo de varios años, para comprender el sentido de buena parte de las reglas impuestas por los administradores es importante recordar que ambos foros están ligados a páginas de anuncios donde las “escorts” ofrecen sus servicios. Así, otro conjunto importante (y creciente) de reglas implementadas en los últimos años se liga a las limitaciones para postear experiencias con “escorts” que no publiciten en páginas asociadas a los foros. El foro 2 en su primera versión de 2004 declaraba ser:

Una comunidad de consulta en donde los usuarios cuentan experiencias. Hay una sección titulada malas experiencias donde los usuarios pueden advertir a los demás sobre escorts que tienen fotos falsas o no cumplen con el servicio pactado. El Foro se rige por una serie de reglas para mantener el orden y privacidad de los usuarios. Las escorts no condicionan los comentarios de usuarios que participen en el Foro.

Sin embargo, al observar las transformaciones de las reglas a lo largo de los años, se hace visible que los administradores construyen cada vez más condiciones y limitaciones para quienes quieren compartir “XP negativas”, de hecho, una reciente bifurcación del foro 2 directamente prohíbe postearlas. El administrador del foro 1, en un hilo titulado “Tema especialmente creado para las personas que ejercen la actividad (escorts)”, aclara:

Este foro es principalmente es un sitio de recomendaciones, buenas experiencias. Atencion Escorts/Masajistas: Para que los usuarios puedan redactar Malas/Regulares experiencias sin ser sancionados, necesitan 5 votos de confianza y éstos no son fáciles de conseguir […]. Para los usuarios, redactar relatos es un pasatiempo, una diversión, un hobby y obviamente las recomendaciones de otros les sirven para saber con quien pasarla bien. El boca a boca es la mejor publicidad del mundo. Los relatos de Malas/Regulares experiencias en cambio están regulados y requieren requisitos p/ser leidos y redactados porque pueden ser usados con fines extorsivos (énfasis en el original).

Ante cada endurecimiento de las reglas que condicionan las posibilidades de los usuarios no son pocos los foristas que plantean que “el foro ya no es lo que era”. Para comprender estas transformaciones podríamos pensar que, como plantean los administradores y moderadores, se busca preservar el trabajo de las “escorts” evitando la participación de algunos usuarios “malintencionados”. El administrador señala que para superar las limitaciones para postear se requieren votos de confianza de otros usuarios, pero también se puede acceder a este beneficio pagando una membresía VIP. Entonces se debe considerar también otro dato clave: los foros se sostienen a partir de las publicidades –como sucede en buena parte del mundo online– pagadas en buena medida por las “escorts”. Así se hace visible que las limitaciones son también una forma de proteger los ingresos que se obtienen. En este sentido, son los propios intereses económicos del foro los que tensionan las formas de participación y marcan fronteras para los intercambios homosociales.

En segundo lugar, es posible apreciar cómo funciona la homosocialidad en otra de las prácticas frecuentes entre los foristas, asociada a los relatos de las XP: el intercambio de “material”, es decir, la circulación de fotos o videos que se supone que ellos mismos toman de las “escorts” con quienes entablan encuentros de comercio sexual. La forma más usual de este intercambio consiste en que cuando un forista comparte su XP agrega que tiene “material” disponible para enviar por mensaje privado a quienes comenten en el hilo y se lo soliciten.

De esta forma, el “material”, constituido por las imágenes de cuerpos de mujeres, se convierte en el vehículo de los lazos homosociales. Aquí podemos pensar estos vínculos como una versión online del “intercambio de mujeres”, donde estas solo participan a partir de la apropiación de sus imágenes. Si bien esta práctica puede ser concebida de forma similar al upskirting al que nos referimos antes, una diferencia importante es que en el caso del material compartido por los foristas estos cuentan, a priori, con el consentimiento de las “escorts” involucradas7.

A veces las fotografías o videos tomados son remunerados con un extra que se suma a la tarifa cobrada por la “escort” en el encuentro, otras veces se plantea como una forma de obtener “publicidad” entre los foristas. En estos casos suele pesar la reputación o popularidad que los usuarios tienen, o dicen tener, en el foro; de esta forma, los mecanismos de competencia masculina homosocial que habilita el foro –las trayectorias y jerarquías de gatero– se pueden retroalimentar. Al mismo tiempo, la práctica de compartir el “material” es vista como un gesto de “camaradería” entre los foristas.

El “material”, cada vez más presente en las XP, opera como una narrativa adicional y también tiene una función similar a la descripción en los relatos de las XP y la “tablita”: tratar de asegurar la información con la que cuentan sobre una “escort”. No obstante, esta práctica tampoco está exenta de discusiones y controversias ni deja de estar ligada a la construcción de la propia imagen masculina de los foristas. Algunos detalles permiten comprender mejor esta práctica: un punto significativo es que muchas veces los foristas ven con desagrado el hecho de que el material incluya cuerpos de varones. El usuario “Dany DT”, por ejemplo, lo aclara en su firma: “El material es siempre bien recibido mientras no sean primeros planos de los genitales, garchando, pts ni penes donde casi no se ve a la escort”. Hay una necesidad de que los intercambios sean exclusivamente de cuerpos de mujeres; el cuerpo de otros varones es una fuente de rechazo –o de peligro–, por ejemplo, cuando se considera desde el punto de las enfermedades de transmisión sexual (Morcillo et al., 2020a). La sexualidad como vehículo de las relaciones homosociales muestra aquí la permeable frontera que separa la homosocialidad de la homosexualidad.

Como se ha observado, el relato de la performance sexual en la XP también se ve constreñido por una lógica similar cuando los foristas critican aquellas narraciones que magnifican el papel masculino en el encuentro. En un hilo denominado “Dejar de leer XP” (foro 1) los usuarios debaten largamente sobre los motivos que los disuaden de no leer algunas XP –fundamentalmente las narraciones extensas y que hacen hincapié en la performance sexual del narrador–, asimismo, abordan los problemas que presenta la práctica de compartir y solicitar material. Allí aparecen críticas cruzadas entre quienes comparten XP y material, y aquellos que cuestionan su fiabilidad, como se hace visible en este intercambio:

– No hay que permitir mas las xps con material, por mas que yo he pedido en mas de un oportunidad solo sirven para dar mas publicidad a las escorts (muchos nunca pasan nada a nadie al final) (Fede_warrior).

− Hermano no publicaste ni una experiencia y te quejas de los que pasan material? Tal vez algunos exageran, inflan o mienten, pero el material por lo menos te salva de gastar mucha guita en alguien que no te guste, más hoy en día con la cantidad de aplicaciones para mejorar las fotos, hasta yo quedo lindo (Danieldandy).

Más adelante en este mismo hilo, el usuario “Lost_paradise”, un forista muy participativo en los debates del foro suma las siguientes críticas:

– Y digamos la verdad, la mayor parte del material es lamentable. A veces te pasan 2 fotos que no te dicen nada, otras veces un video de 5 segundos donde ves mas la pija del tipo que a la mina. Y lo mas sinvergüenza que hay, tipos que ofrecen material y resulta que son los videos que la misma escort sube a su estado de whatsapp. Y paso hace muy poquito con la escort que vengo frecuentando. Que lastima que no me avive, sino lo hacia y tenia 300 comentarios mi xp.

Este usuario suma otro dato clave: cuando un usuario anuncia que cuenta con material el hilo de su XP recibe gran cantidad de comentarios de otros foristas que le piden las fotos y así gana visibilidad en el foro. Aquí aparecen un conjunto de relaciones entre las calificaciones y jerarquías que establecen los administradores, según la cantidad de experiencias compartidas y el tiempo de permanencia en el foro, la popularidad de los foristas y la posibilidad de utilizar su identidad para obtener beneficios con las “escorts”. Esto último es lo que en la jerga llaman “chapear”, es decir, usar su popularidad y capacidad de influencia en el foro para pedir descuentos o extras en los servicios sexuales, una práctica repudiada por algunos, pero frecuente.

Así, la propia lógica de jerarquización –que, según los administradores, apunta a garantizar la confiabilidad de un usuario por su rango– y la competencia que emerge en los foros despierta constantes recelos entre los propios gateros. Este sistema de relaciones, sumado a la desconfianza que siembra el espacio online y sus identidades protegidas, implica una constante sospecha entre los participantes. Los vínculos de confianza entre gateros solo parecen ser posibles en un tiempo prolongado y garantizando la reciprocidad. En este sentido, el forista “Lost_paradise” matiza su propia mirada y aclara:

Esa seria la vision mas pesimista del foro. Que la mayoria de las xp con material son por canje o arreglo es cierto, pero tambien hay tipos que pasan material y son de confianza. Con el tiempo los distinguis. Que te pasen el material puede pasar como no, algunos no quieren pasarle a los mudos. Y yo si pasara material tampoco lo haria porque algunos son parasitos directamente, entras a sus usuarios y lo unico que hacen es manguear. Y no es necesario que digas que sos del foro para que te traten bien, yo nunca lo dije y tuve siempre xps de buenas a excelentes.

En la explicación de este usuario un punto primordial es la construcción de una confianza basada en una reciprocidad sostenida en el tiempo. Entonces, si bien para algunos es posible distinguir los usuarios confiables, es importante considerar que la temporalidad veloz, tanto del espacio online como de la vida en el mercado sexual, conspira contra estos nexos de confianza. Algo similar ocurre con los propios vínculos entre gateros y “escorts”, si bien los vínculos de larga duración no son infrecuentes (Morcillo, 2017; 2020), la inmediatez de la satisfacción del deseo y la alta rotación de las y los participantes –ambas características del mercado sexual– constituyen hechos que conspiran en su contra. A su vez, el foro, en tanto espacio online del mercado sexual, así como hace posible los vínculos homosociales entre los varones que pagan por sexo, al mismo tiempo los tensiona dándoles una impronta particular.

3. Discusión y reflexiones finales

Los relatos de encuentros de comercio sexual en los foros virtuales han sido objeto de críticas desde una óptica abolicionista de la prostitución, argumentando que hacer públicos estos relatos socava la empatía hacia las mujeres o que constituye una cyber-explotación sexual (cybersexploitation) (Earle y Sharp, 2007). En este sentido, sería posible pensar los foros analizados como parte de la andrósfera, sin embargo, las posiciones de los foristas no representan unívocamente concepciones antifeministas. Si bien las expresiones misóginas pueden ser frecuentes, también estas actitudes son contestadas por otros participantes y la violencia hacia las “escorts” es sistemáticamente repudiada.

Desde otra perspectiva, Teela Sanders (2008) ve estos relatos a la vez como un mecanismo de la industria sexual y como historias sexuales que son producidas y consumidas por distintos autores y audiencias. Según Sanders, estas historias producen un efecto de cohesión y neutralización de cierto estigma entre los participantes, a la vez que proponen normas para las relaciones con las trabajadoras sexuales. Asimismo, el análisis de las historias sexuales que propone Plummer (1995) indica que estas narraciones permiten tanto una organización de las experiencias como un aporte en la configuración de identidades sexuales y, en algunos casos, pueden ser comprendidas en un marco de pautas colectivamente construido. Si bien en la subcultura del cabaret se puede vislumbrar algo de ese carácter colectivo, el entramado de normas se muestra mucho más definido como emergente del espacio online de los foros. Aquí es clave tomar en cuenta la velocidad con la que pueden transformarse los contextos de narración de estas experiencias sexuales: Foucault había planteado que los individuos eran incitados a confesar sus actividades sexuales en un consultorio como parte de un aparato terapéutico, ahora Internet abre su espacio a las narrativas sexuales, las expone a una audiencia potencialmente ilimitada y les imprime formas discursivas particulares.

Aunque los relatos de las XP de los gateros pueden ser vistos como otra de las tantas narrativas de la intimidad que circulan en las redes, en el marco de los foros de comercio sexual permiten conocer cómo estos varones tejen vínculos homosociales donde narran su masculinidad a través de relatos sexuales. Además, como ha señalado Sanders (2008), estos relatos construyen la identidad del cliente –o en nuestro caso del “gatero”– en un nivel personal y público, permitiendo conjugar los deseos propios y afirmar la masculinidad ante el auditorio de pares.

Los relatos (hetero)sexuales, como han señalado hace tiempo los estudios de masculinidad, son una forma de construir una identidad masculina en relaciones homosociales, pero ¿qué singularidades adquiere este mecanismo en los foros online analizados? Las XP, al poner en juego un relato sexual desde una identidad protegida, desdibujan los límites entre intimidad y publicidad y, a la vez, consolidan una duda difícil de evacuar sobre la identidad offline de quien narra. Emerge aquí una primera tensión: el lazo homosocial se tensiona entre el interés por la información de quien lee de un lado y la construcción identitaria de quien escribe del otro. Las sospechas acicatean mecanismos para intentar garantizar la confianza, así se van reglando y modelizando los relatos vertidos en las XP. Tanto esta modelización y estandarización de los relatos, como la cuantificación que implica la "tablita" suponen un intento por inscribir la experiencia personal en un orden de valores que se pretenden homosocialmente compartidos. Esta operación objetiva, homogeniza y normaliza las experiencias poniéndolas dentro de unos estándares comparables. Además, algunas características como la cuantificación, presente tanto en la tablita como en el conteo de XP, permiten articular significados asociados a las masculinidades con la noción de la sexualidad como una performance.

Sin embargo, el carácter performático de esta sexualidad no debe exagerar las cualidades de los narradores. Otra singularidad emergente es que el intercambio que aparece como homosocialmente valioso aquí es el de la información pretendidamente objetiva (por ello la categoría nativa es la “data”). Quienes no siguen estas premisas y construyen en sus XP narraciones que, a los ojos de otros foristas, magnifican y ponen en el centro su propia performance o son sospechosas de buscar favorecer a una determinada “escort”, pueden dejar de ser leídos o ser acusados como “fiolos” u “8-40”. Tal como se desarrolla en otro trabajo (Morcillo et al., 2020b) esta acusación no solo pone en el lugar de posible proxeneta a quienes la reciben, sino que también se puede acusar de “8-40” a un “enamorado” de una “escort” o a quienes las defienden en alguna controversia. Estas disputas, que construyen (o intentan construir) un nosotros-gatero contrapuesto a los otros-fiolos, muestran que los vínculos homosociales en el mercado sexual no equiparan simplemente a todos los varones oponiéndolos a las mujeres, sino que también marcan antagonismos entre ellos.

Así podemos comenzar a pensar algunas de las especificidades de estos intercambios homosociales entre “gateros”: el lazo se sostiene a partir de relatos de sus performances sexuales, pero la jerarquización como gatero no tiene que ver con la masculinización que supone la conquista sexual, sino con el saber específico sobre el mercado sexual, las relaciones entre tarifas y servicios sexuales obtenidos. Esto explica por qué también se considera valioso el compartir las llamadas “XP negativas”, es decir, el relato de encuentros fallidos o frustrantes (sea porque la “escort” en cuestión los dejó esperando, bien sea porque no pudieron sentirse a gusto, etc.). Estos datos son tan valiosos para los foristas como el “material” de aquellos encuentros que sí resultan satisfactorios. Aunque las reglas de los foros supongan tener como finalidad garantizar la veracidad de las experiencias, se hace visible que las crecientes restricciones al relato de XP negativas también responden a la lógica económica del foro. Emerge así el aspecto económico del mercado sexual online que también actúa como un firme condicionante de las formas que adquiere la homosocialidad entre gateros.

A un nivel más global, el análisis de los intercambios homosociales entre gateros en los foros permite plantear algunas hipótesis o sospechas sobre las características específicas que adquiere la homosocialidad en el espacio online. Esto no significa que las interacciones en los foros observados no permitan trazar equivalencias fundamentales con las lógicas de homosocialidad offline: también privilegian el distanciamiento de la feminidad y la objetivación de las mujeres, así como la jerarquización por la competencia entre varones. Sin embargo, el espacio online introduce algunas características singulares; en primer lugar, como se ha señalado, es importante distinguir el anonimato del sistema de identidades protegidas que propician los nicknames. Las identidades de los foristas, así como sus trayectorias de participación aparecen construyendo una identidad de gatero que puede estar acechada por la sospecha de ser un “8-40”.

Otro punto fundamental, que se asocia a este, es la ausencia de los cuerpos en el espacio online. Si bien los cuerpos femeninos son constantemente representados y recreados en las posibilidades que permite el espacio online, cuando los cuerpos masculinos aparecen representados, sea en los relatos de las XP o en las fotos o videos del “material” compartido, estos generan rechazo entre los foristas. En los foros hay otras representaciones que pueden dar una imagen a los foristas, como el avatar que eligen algunos, sin embargo, muy pocos o ninguno de los usuarios elije una imagen de su rostro. La ausencia de la corporalidad se liga así con la participación del espacio online y el sistema de identidades protegidas que se utiliza para evitar la circulación de la información y la (relativa) estigmatización que podrían sufrir, generando también serios obstáculos para construir una ligazón entre la vida online y offline. Esta dificultad se hacía visible cuando los gateros organizaban algunos encuentros presenciales donde lograr asociar los rostros con los nicknames no era una tarea sencilla (y revelar los nombres una práctica vedada).

Así se ponen de relieve dos tensiones que atraviesan la masculinidad de los gateros: por un lado, los relatos sexuales pueden sostener los vínculos entre homosocialidad y masculinidad, pero con el trabajo constante de mantener fuera de las fronteras la homosexualidad y el homoerotismo. Por el otro, el foro se muestra como un espacio de homosocialidad que habilita (y modeliza) el relato público de sus experiencias en el mercado sexual y, a la vez, muestra la importancia que los varones que pagan por sexo asignan a mantener en secreto esta práctica. Esto se debe, en parte, a que los mismos relatos sexuales que afirman la masculinidad en el contexto discursivo del foro pueden resultar estigmatizantes o desvalorizantes ante otros auditorios –por ejemplo, haciendo cargar con el mote de “perdedor” a estos varones incapaces de lograr una “conquista sexual” apelando a la seducción–.

En otro sentido, también resulta importante considerar que ni el relato de la XP ni el intercambio de material agotan lo que sucede en los foros. Como se ha expuesto más arriba, otros espacios como el de la sección “cafetería” permiten pensar que tanto la ausencia de una dimensión corporal como el sistema de identidades protegidas pueden favorecer expresiones de intimidad y emociones que rompen con estereotipos masculinos. Tal como señalan otros estudios (Barrientos et al., 2011), las formas de visibilidad restringida que ofrece el mercado sexual –y otros elementos como la ingesta de sustancias desinhibidoras– favorecen las expresiones afectivas entre varones. En otros trabajos he analizado cómo los foros también permiten diálogos que se entablan en esas otras secciones donde circulan relatos que no solo se desplazan del imaginario del “putero” sino que aparecen reiteradamente. Este es el caso de los enamoramientos o “confusiones” en los vínculos con las “escorts” (Morcillo, 2020), o de los relatos que muestran temores y vergüenzas o frustraciones y donde se comparten relatos de “disfunciones sexuales” (Morcillo et al., 2021). Podríamos asociar estos intercambios con una homosocialidad horizontal, en tanto incluyen una dimensión de intimidad y emocionalidad que escapa a los modelos masculinos tradicionales. Sin embargo, la forma de “polílogos” que construyen los hilos en los foros implican formas homosociales que incluyen varios hombres a la vez y por tanto parecen distanciarse de los intercambios que emergen en los bromances mencionados por Hammarén y Johansen, los cuales se dan entre pocos varones, usualmente, dos o tres como máximo. A su vez estos polílogos suelen habilitar formas de intervención a veces confusas y poco sistemáticas en los intercambios textuales. En este sentido, la dinámica homosocial del foro se diferencia de lo planteado por Bird (1996): por un lado, es difícil hablar estrictamente de una competencia por las mujeres, pues estas son compartidas en cierto sentido y dentro de los esquemas que supone el mercado sexual. Por otro lado, la identidad protegida y la dinámica de polílogos habilitan las expresiones de sentimientos y emociones que contravienen la idea del “desapego emocional”. Estas expresiones no son mantenidas en la intimidad o en los espacios heterosociales, como señala Bird, y aunque su aparición en los debates de los foros no significa una puesta en cuestión de los modelos masculinos, sí supone cierta posibilidad de pluralización de las voces masculinas.

La convivencia de dinámicas en tensión emerge también al pensar en la intervención de los administradores y moderadores de los foros. Así como el propio espacio online posibilita y a la vez constriñe los vínculos entre foristas, la dinámica de administración y moderación de los foros posibilita espacios homosociales al mismo tiempo que les imprime límites. Sin embargo, estos límites no se construyen tanto a partir de una ideología masculinista o asociada a los valores que legitiman una masculinidad hegemónica, sino que más bien aparecen ligados al imperativo de obtener ganancias económicas.

El mismo espacio online que permite expresiones emocionales que se desplazan de los estereotipos masculinos, también hablita y construye las formas de competencia entre varones y la objetivación de las mujeres que varios estudios describen en la asociación entre homosocialidad y masculinidad hegemónica. Entonces, de esta mirada más global podríamos concluir que, aunque también pueden darse otras formas de vínculos, aquellos lazos que los foros propician con la jerarquización –si bien los intereses son otros– responden a una homosocialidad vertical. Sin embargo, se ha visto también cómo la propia lógica de competencia y jerarquización puede minar la confianza homosocial. Además, no es posible asegurar que estos espacios homosociales online reproducen sistemática y únicamente formas de masculinidad hegemónica entendida como excluyente de otras posiciones. Es difícil saber en qué medida las formas de intercambio homosocial que vehiculizan los relatos de las XP (y la frontera con las formas de homoerotismo), o las expresiones emocionales que emergen en otras secciones, refuerzan modelos hegemónicos o habilitan escenarios para cuestionarlos, en tal caso la noción de masculinidades híbridas resulta más sugerente. Surge así un interrogante, que puede pensarse para otros campos de estudio, sobre la medida en que la propia lógica de la hibridación haría posible también concebir la convivencia entre las formas de homosocialidad vertical y horizontal como formas que se contraponen, pero que también se complementan.

Finalmente, creo que este análisis muestra la necesidad de que los estudios de masculinidades aborden tanto la cuestión de los vínculos homosociales como la de su relación con las formas de masculinidad –hegemónica, híbrida u otras– desde una perspectiva situada y contextualizada para cada caso. Si el objetivo es luchar contra las asimetrías de género, más que esquemas reduccionistas y estereotipados, la consideración de los matices y tensiones que aparecen en cada contexto nos permite comprender más ajustadamente las múltiples relaciones entre homosocialidad(es) y masculinidad(es).

Agradecimientos

− Agradezco a Matías de Stéfano Barbero la lectura y comentarios sobre varios pasajes del presente artículo. − Parte de esta investigación fue financiada en el marco de un Proyecto de Investigación Científica y Tecnológica (PICT), Fondo para la Investigación Científica y Tecnológica (FONCyT).

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Notas

1 Existe una abundante literatura sobre los debates feministas en torno a la prostitución, donde se desarrollan las posiciones y los matices tanto entre quienes la ven exclusivamente como una forma de violencia de género como quienes la conciben como una forma de trabajo sexual (buenas síntesis se pueden consultar en Chapkis (1997) o Piscitelli (2005), por citar algunas). Una forma usual de comprender este debate es vincularlo con las llamadas sex wars, acontecidas en el contexto anglosajón (Ferguson, 1984), donde se discutía si la sexualidad representa unívocamente (o no) un terreno de dominación masculina. Sin embargo, el debate ha reflotado a partir del fenómeno de la lucha contra la trata de mujeres (Lamas, 2016). En otro trabajo he abordado también este debate para luego pensar las formas en que las propias protagonistas lidian con los significados asociados al comercio sexual (Morcillo, 2014).
2 Esta denominación se utiliza en los foros argentinos independientemente del estrato del mercado sexual de que se trate, por ello vemos por ejemplo hablar de "escorts callejeras".
3 Página web dedicada al análisis de datos sobre el tráfico y la navegación de las distintas páginas web.
4 El foro 1 contaba, al momento de la consulta en 2021, con 470.540 usuarios. El foro 2, si bien dejó de mostrar esta información a fines de 2018, hasta ese momento contaba con 192.012 usuarios registrados.
5 La primera parte de este apartado ha sido reelaborada a partir de Morcillo (2020).
6 En la jerga de los clientes, “fiolo” u “8-40” se usan para designar a un proxeneta, pero también a alguien que defiende los intereses de las “escorts” en contra de los gateros. Los gateros relatan que “8-40” es una denominación que deriva del lenguaje policial para referirse a los proxenetas.
7 Según los foristas las “escorts” suelen aceptar a condición de que no fotografíen sus rostros.
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