Revista humanidades
ISSN: 2215-3934
humanidades@ucr.ac.cr
Universidad de Costa Rica
San José, Costa Rica
DOI 10.15517/h.v15i1.58661
Esta obra está bajo una licencia Creative Commons
Reconocimiento-No comercial-Sin Obra Derivada
Limitaciones en la incorporación del enfoque de género en los mu-
seos arqueológicos: el caso del Museo Arqueológico Dr. Román
Piña Chan, México
Limitations of the Incorporation of Gender Perspective in
Archaeological Museums: the Case of Dr. Román Piña Chan
Archaeological Museum, Mexico
Limitações da incorporação da abordagem de gênero nos mu-
seus arqueológicos: o caso do Museu Arqueológico Dr. Román
Piña Chan, Mexico
Eréndira Muñoz Aréyzaga
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Desde los estudios étnicos, culturales, de género y ambientales
Revista humanidades, 2025 (Enero-Junio), Vol. 15, Num. 1, E58661
Limitaciones en la incorporación del enfoque de género en los
museos arqueológicos: el caso del Museo Arqueológico Dr. Román
Piña Chan, México
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Limitations of the Incorporation of Gender Perspective in Archaeo-
logical Museums: the Case of Dr. Román Piña Chan Archaeological
Museum, Mexico
Limitações da incorporação da abordagem de gênero nos mu-
seus arqueológicos: o caso do Museu Arqueológico Dr. Román Piña
Chan, Mexico
Eréndira Muñoz Aréyzaga
2
Consejo Nacional de Humanidades Ciencias y Tecnologías
Universidad Autónoma del Estado de México
Toluca, Estado de México, México
emunozar@conahcyt.mx
https://orcid.org/0000-0002-2755-0120
Fecha de recepción: 28 de febrero de 2024
Fecha de aprobación: 29 de agosto de 2024
Resumen
La perspectiva de género es importante para construir la dimensión inclusiva en los museos ar-
queológicos porque visibiliza el aporte de las mujeres a la historia y desarrollo de las sociedades, y
podría impactar en un cambio cultural. Sin embargo, los museos de este tipo, en México, la apli-
can de forma muy limitada o no lo hacen por condiciones que es necesario conocer. Se realizó un
estudio de caso en un museo arqueológico de sitio para conocer, mediante un acercamiento an-
tropológico, la forma en la que los profesionales del museo conciben la perspectiva de género y, en
su caso, si se aplica en los procesos curatoriales. Asimismo, se estableció cómo se expresa en las
exposiciones permanentes a partir de un análisis de los discursos escritos y visuales relacionados
con lo femenino y lo masculino. Los resultados muestran que el museo no aplica la perspectiva de
género y las exhibiciones presentan un sesgo androcéntrico.
1
El proyecto se realizó con fondos del Consejo Mexiquense de Ciencia y Tecnología, lo cual posibilitó el apoyo
de Suzanne Ceballos Soto, Loradana Islas Estrada y Laura Patricia Magallón Sandoval para el análisis de las
exhibiciones, en el que, además, se realizó un estudio de públicos con perspectiva de género.
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Doctora en Antropología, Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS).
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Palabras clave: museos arqueológicos, perspectiva de género, museos incluyentes
Abstract
The gender perspective is important to build an inclusive dimension in archaeological museums
because it visibilizes the contribution of women to the history and development of societies, and
could have an impact on cultural change. However, museums of this type in Mexico apply it in
a very limited way or do not apply it at all due to conditions that need to be known. A case study
was carried out in an archaeological site museum to learn, through an anthropological approach,
the way in which museum professionals conceive the gender perspective and, if applicable, if it is
implemented in the curatorial processes. Likewise, it was established how it is expressed in the
permanent exhibitions based on an analysis of the written and visual discourses related to the
feminine and the masculine. The results show that the museum does not apply the gender pers-
pective and the exhibits present an androcentric bias.
Keywords: archaeological museums, gender perspective, inclusive museums
Resumo
A abordagem de género é importante para construir a dimensão inclusiva nos museus arqueo-
gicos porque torna visível a contribuição das mulheres para a história e o desenvolvimento das
sociedades e pode impactar a mudança cultural. No entanto, os museus arqueológicos mexica-
nos aplicam-no de forma muito limitada ou não o aplicam, devido a condições que precisam ser
conhecidas. Foi realizado um estudo de caso num museu arqueológico local para compreender a
forma como os prossionais do museu concebem a abordagem de género e, quando apropriado,
a aplicam e como ela se expressa em exposições permanentes através de uma abordagem antro-
pológica e de um estudo semiótico. compreender discursos escritos e visuais relacionados com
género e seu equilíbrio. Os resultados mostram que o museu não aplica a abordagem de gênero e as
exposições apresentam um viés androcêntrico derivado de práticas curatoriais arraigadas.
Palavras chave: museus arqueológicos, abordagem de gênero, museu inclusivo
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1. Introducción
El museo es un espacio comunicativo constituido como un ámbito de poder, legitimado social
y culturalmente como un contexto de aprendizaje o formador de opinión, por lo que tiene la capa-
cidad de producir y reproducir las diferencias y desigualdades sociales o cuestionarlas y contribuir
a cambiarlas. Su denición actual reconoce esta capacidad porque se concibe como inclusivo, lo
cual implica considerar y hacer visibles las desigualdades justicadas por el género, la orienta-
ción sexual, la raza, la etnicidad, las capacidades físicas, el estatus social o la religión, utilizando
su dimensión comunicativa, reexiva o lúdica para combatir la exclusión, la discriminación y la
desigualdad, y favorecer la cohesión social.
La inclusión en el museo tiene el objetivo de avanzar hacia un equilibrio que englobe a las
personas que representan, o que han atravesado, factores de exclusión o vulnerabilidad de sus de-
rechos y su patrimonio (Galla, 2014), para que puedan encontrar un espacio de validación, autoco-
nocimiento y encuentro. Se basa en un eje ético que transforma la relación que el museo establece
con las personas y sus procesos, con el n de ayudarles a ser visibles mediante sus discursos mu-
seográcos y programas especícos para promover su integración a través de la cultura y servirles
como usuarios atendiendo sus necesidades diferenciadas, adaptando o construyendo su espacio
físico y sus técnicas museográcas para su disfrute.
La perspectiva de género es una dimensión importante del museo inclusivo y puede aportar
a visibilizar la contribución de las mujeres a la sociedad y a la cultura. Los museos arqueológicos
interpretan a las sociedades antiguas mediante sus colecciones y generan narrativas sobre la his-
toria material, social o cultural que implican, de forma implícita o explícita, al género y a la me-
moria. En México existen normativas legales, políticas culturales y un contexto museológico que
justica éticamente la incorporación de la perspectiva de género, pero los museos arqueológicos
lo consideran de forma limitada o no lo aplican, dependiendo, posiblemente, de condiciones como
la disponibilidad de recursos humanos y materiales o prácticas curatoriales arraigadas que de-
nen la ética de la representación de las colecciones, que guían la selección de las teorías cientícas
para investigarlas y las estrategias comunicativas verbales y visuales para interpretarlas.
Para este artículo, se realizó un estudio de caso en el Museo Arqueológico Dr. Román Piña
Chan, museo de sitio de la ciudad arqueológica Teotenango, Estado de México, México, para va-
lorar el impacto de la perspectiva de género en los museos arqueológicos. El objetivo del estu-
dio implicó comprender la forma en la que el personal del museo la percibe y, en su caso, si se
aplica en los procesos curatoriales. Además, se buscó analizar la forma en que se expresa en las
exposiciones permanentes, temporales, materiales educativos o actividades de vinculación con
las comunidades. Se partió del supuesto de que, por ser un museo de sitio acotado a un espacio
geográco y temporal, presentaría una propuesta museográca integral que pudiera incluir la re-
presentación de las identidades de género y que, por estar administrado por una instancia local,
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y no por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), como ocurre en la mayoría de
los casos, posibilitaría una propuesta diferente. El estudio incluyó un estudio de públicos que será
objeto de otro trabajo.
2. El enfoque de género y los museos arqueológicos: notas teórico-metodológicas
La arqueología investiga los materiales culturales para describir, interpretar o, en su caso,
reexionar críticamente sobre las sociedades antiguas o contemporáneas. Su objetivo es construir
una relación signicativa entre un material, su contexto arqueológico construido y recuperado
mediante la excavación y su registro, el ambiente, el individuo y su realidad social. La representa-
ción museográca de las sociedades antiguas, la experiencia de vida de las personas que las con-
formaron y sus identidades de género dependen de la interpretación de la información resultante
de esa investigación, condicionada por posicionamientos teóricos elegidos por la subjetividad de
quien la hace.
La integración de la perspectiva de género en los museos arqueológicos se relaciona episte-
mológicamente con dos corrientes teóricas: la feminista y la de género. La primera se enfoca en
criticar al orden patriarcal: evidencia que existe “un acceso diferencial al poder social en función
de él” (Cruz, 2009, p. 27) e implica mostrar “en qué consiste el patriarcado y en qué se fundamen-
ta” (Escoriza, 2007, p. 207). La arqueología de género surgió en la posmodernidad y corresponde a
la arqueología posprocesual y a las arqueologías temáticas, centradas en aspectos especícos de la
sociedad que pueden abordarse desde distintas teorías (Gándara, 2017). Su objetivo es “examinar
los factores que inuyen en la naturaleza de las relaciones entre los diferentes géneros identi-
cados en una sociedad y la forma en que afectan o estructuran las respuestas culturales a las
condiciones del entorno social y natural” (Rodríguez-Shadow, 2007, p. 26).
La arqueología de género ha sido criticada desde la teoría feminista porque considera que
sus resultados han sido “la acumulación de una información más completa sobre el pasado aña-
diendo especícamente datos sobre las mujeres y sus actividades” (Cruz, 2009, p. 26), perdiendo
su capacidad crítica y su compromiso político. Pero, tal vez se trata de un proceso epistemológico
en el que necesariamente se deben producir datos integrales sobre los géneros reconocidos en las
sociedades antiguas para conocer, comprender, reexionar y criticar las relaciones de poder que
afectan la identidad de las personas y lograr relacionarlas con la formación del sistema patriarcal
y con el presente.
Desde el 2006 existe la Ley General para la Igualdad entre Hombres y Mujeres, en México,
para supervisar la integración de la perspectiva de género y garantizar igualdad en el acceso y dis-
frute de los derechos sociales en la vida social y cultural. Desde el 2020, la Secretaría de Cultura, de
la cual dependen la mayoría de los museos mexicanos, integró la igualdad de género como uno de
sus ejes de trabajo y propuso diversicar las exhibiciones museográcas considerando la perspec-
tiva de género y criterios de inclusión, con el n de generar nuevos públicos (Muñoz, 2019) y pro-
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mover exposiciones feministas. En este contexto, un grupo de mujeres educadoras y profesionales
de los museos conformaron el Observatorio Raquel Padilla Ramos y el programa Museos Violetas
para “generar acciones que representen a las mujeres de manera equitativa y libre de estereotipos
sexistas y roles de género, y visibilizar las aportaciones de las mujeres en el quehacer museístico,
en el sector cultural y en la historia” (Carreño, 2024, p. 37), así como el programa “Bordando con
el corazón morado”.
A pesar de la especialización y diversicación de la Arqueología y los discursos institucionales
para operar la perspectiva de género, los museos arqueológicos de sitio, o nacionales, carecen de
ella o tienen un sesgo androcéntrico, de modo que tienden a invisibilizar a las mujeres o al ámbito
doméstico, o tienen una sobrerrepresentación masculina en las colecciones exhibidas y el discurso
verbal expresado en los cedularios (Muñoz, 2019; Muñoz et al., 2021), por lo que “estamos todavía
muy lejos de adoptar un enfoque de género en los museos arqueológicos” (Gándara, 2017, p. 288).
El interés por la Arqueología de género, en México, es reciente, pero ha sido creciente, como
muestran los trabajos de Rodríguez-Shadow (2007), López y Rodríguez-Shadow (2011) y Rodrí-
guez-Shadow y Kellogg (2013). La Arqueología feminista ha sido menos desarrollada. Se esperaría
que estas investigaciones promuevan la integración de elementos que representen a las mujeres
para alcanzar un equilibrio en su representación museográca, hacerlas visibles en la historia y
en la memoria, y, más allá, cuestionar las relaciones de poder por razón de género. Esto implica
un cambio institucional que requiere un replanteamiento de la ética de la representación de las
colecciones y de las prácticas curatoriales que integran subjetividades. También depende de con-
diciones y problemáticas especícas institucionales que se pretenden conocer a partir del estudio.
El museo se consideró un espacio comunicativo, semiótico discursivo, en el que se producen
distintos discursos o mensajes para ser leídos e interpretados por los públicos, básicamente ex-
presados en las exposiciones que responden a un contexto de producción (Haidar, 1995; Zavala,
2012). El contexto justica por qué y para qué se producen las exhibiciones; puede entenderse
como un campo en el sentido de Bourdieu (Bourdieu y Wacqant, 1995) porque se construye por
factores relacionales del momento histórico, integrado por condiciones políticas, económicas y
socioculturales que afectan la producción museográca. Para el caso son relevantes las corrientes
museológicas que orientan las funciones y objetivos de los museos y los avances de la disciplina
cientíca por representar, que aporta datos para ser divulgados y las políticas culturales del país,
las cuales justican éticamente la incorporación de la perspectiva de género y son interpretados
por los actores de los distintos procesos museográcos y, en su caso, aplicadas por el museo.
La producción museográca dene las posibilidades de interacción entre el público y el mu-
seo, y se compone de distintas dimensiones: (1) espacial: representa la simbolización del espacio
como museo y su uso, diferenciándolo de cualquier otro, y se expresa mediante la arquitectura
del edicio y su distribución en salas y en su organización interior que predisponen o sugieren
un recorrido; (2) la colección: expresa visual y espacialmente la dimensión cientíca del museo
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y su forma predominante de expresión; y (3) el metadiscurso de la colección: son las estrategias
para comunicar o referir a la colección, interpretarla, para transmitir conceptos, emociones o ac-
titudes, expresadas en cédulas, dioramas, murales cientícos o interactivos, que representan la
intención comunicativa y de diálogo entre el público y el museo.
El contexto de producción se analizó mediante una revisión de las políticas institucionales
relativas al género y un acercamiento con el personal del museo mediante entrevistas para en-
tender la forma en la que signican y aplican, o no, la perspectiva de género a los distintos pro-
cesos curatoriales y programas del museo. El análisis de la producción museográca consideró
la dimensión de la colección y su metadiscurso, expresadas en la colección exhibida y los textos
informativos o cedulario que componen la exhibición permanente del museo y son la base de la
comunicación con el público. Consistió en identicar la presencia femenina y masculina, conta-
bilizarla para valorar, cuantitativa y cualitativamente, su equilibrio y comprender los discursos
relacionados con ambos géneros.
Se retomó el planteamiento metodológico de Querol y Hornos (2015), denominado “con-
tar mujeres”, porque es una herramienta que permite evaluar el avance hacia una igualdad en
la representación de mujeres y hombres en los museos arqueológicos. Originalmente, reere al
análisis cuantitativo y cualitativo de imágenes o escenas en las que aparecen personas, que son un
ejercicio museográco de interpretación visual de los objetos arqueológicos y la forma en la que
se relacionan con las personas, pero el museo que se analiza presenta solo una fotografía en la que
aparecen y un mural cientíco de paleofauna, pero sin interacción humana; los textos no presen-
tan imágenes y carece de elementos interactivos lúdicos. Por lo anterior, también se consideró la
metodología de Jardón y Soler (2019), que analizan la presencia femenina en los museos arqueo-
lógicos a partir de los elementos que la representan, sean objetos, textos o imágenes.
Los textos fueron analizados a partir de la identicación de palabras que rerieren a las per-
sonas, su clasicación por género, su contabilización para evaluar su equilibrio y un análisis de la
forma en la que la información representa a las mujeres y hombres, o a lo femenino y lo masculino.
El eje del análisis de la colección fueron las representaciones de la gura humana, básicamente,
esculturas en barro o piedra, porque permiten identicar el género a partir de las características
observables, como los rasgos sexuales o la vestimenta, y clasicar los distintos puntos donde se
exhiben para contabilizarlas y evaluar su equilibrio.
3. El Museo Arqueológico Román Piña Chan y la perspectiva de género
El Museo Arqueológico Román Piña Chan es importante para conocer la historia antigua del
Valle de Toluca, donde se desarrolló Teotenango, ciudad que tuvo una ocupación humana después
del 700 d. C. y hasta antes del dominio español. Sus antecedentes se relacionan con grupos posi-
blemente teotihuacanos y fue fundado por los teotenancas, dominados después por los matlatzin-
cas y posteriormente por los mexicas.
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El museo se creó en la década de los setenta del siglo XX cuando los museos comenzaron
a descentralizarse y se convirtieron en una estrategia para divulgar las identidades locales. Sus
colecciones resultaron del Proyecto Arqueológico Teotenango, dirigido por Román Piña Chan y
Wanda Tomassi de Magrelli, de 1969 a 1975, nanciado por la Dirección de Turismo Estatal. El
proyecto museográco fue realizado por especialistas en Arqueología y Antropología, la mayoría
varones, donde destaca la participación de Beatriz González, Guadalupe Gómez, Magali Daltabuit
y María Patricia Zacarías, participantes también del proyecto arqueológico. Fue inaugurado el 15
de julio de 1975 para presentar un panorama general de la historia de Teotenango, pero incluyó
piezas de otros sitios mexiquenses, por lo que fue denominado Museo Arqueológico del Estado de
México. En 1988 fue reestructurado y reinaugurado con el nombre ‘Dr. Román Piña Chan’ como
un homenaje al arqueólogo. Asimismo, sufrió cambios menores y, en 2010, se reestructuró con el
guion museológico planteado por Martín Antonio Mondragón, el cual se presenta actualmente (C.
Fuentes, comunicación personal, 3 de agosto 2023).
3.1. El contexto de producción
El Museo Arqueológico Dr. Román Piña Chan depende de la Secretaría de Cultura y Turismo
del Estado de México. Su objetivo es:
Vincular a la sociedad con el quehacer cultural, turístico y artesanal de la entidad, así como
planear, organizar, coordinar, promover, ejecutar y evaluar las políticas, programas y ac-
ciones necesarias para desarrollar la cultura, la cultura física, el deporte y el fomento al
turismo y desarrollo artesanal en el Estado de México. (Secretaría de Cultura y Turismo del
Estado de México, 2023)
La cultura se concibe como un factor de cohesión social instrumentada mediante la difusión de
los elementos identitarios mexiquenses y coadyuvante en la formación integral de las familias, lo
que dene al museo, principalmente, como un espacio de esparcimiento y un instrumento político
identitario, de la misma forma que un museo nacional. No existe mención alguna en sus objetivos,
misión o visión que considere la perspectiva de género, aunque el personal se adhiere a un código de
conducta en el que se debe “garantizar los mecanismos de adelanto para las mujeres, con el objetivo
de que tanto mujeres como hombres accedan con las mismas condiciones, posibilidades y oportuni-
dades a los bienes y servicios públicos” (Gobierno del Estado de México, 2017, p. 9).
La institución tiene a su cargo 30 museos de distinto tipo: artísticos, culturales, deporti-
vos, de ciencias naturales, dedicados a personajes ilustres mexiquenses, como Sor Juana Inés de
la Cruz, y cuatro arqueológicos, además del Piña Chan. Desde la perspectiva de Carlos Fuentes,
director del Museo Arqueológico Román Piña Chan, la Secretaría sigue una línea de enfoque de
género como cualquier institución gubernamental, pero se aplica solo de forma coyuntural, espe-
cícamente con los actos para conmemorar el Día Internacional de la Mujer, cuando se realizan
exposiciones temporales relacionadas con las mujeres.
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El equipo que colabora en las funciones sustanciales del museo se compone del director,
quien lo preside desde el 2018: es antropólogo social con más de 20 años de experiencia en museos
dependientes de la Secretaría, ha desempeñado labores relacionadas con colecciones, curaduría,
museografía y puestos directivos. En la práctica, además de ser director, realiza esas acciones en
el museo. Por su parte, Benjamín López, arqueólogo, desde hace cinco años se encarga de apoyar
en la investigación de las colecciones, labores de museografía y de la vinculación con la comunidad
mediante actividades de extensión como la organización de charlas. Y, por último, Ave Catalina
Serrano Aponte se encarga del desarrollo de actividades educativas y de la vinculación con la co-
munidad y tiene cuatro años en el puesto.
La perspectiva de género es considerada por Fuentes como las distintas formas de compren-
der la experiencia de vida de las personas, con énfasis en las mujeres, y reconoce que la propues-
ta museográca no cumple con este objetivo, pero también que este es un espacio educativo y
recreativo capaz de generar reexiones, por lo que podría aportar al respecto. La carencia de la
perspectiva de género es porque la propuesta museográca fue creada hace más de diez años,
está desactualizada y, desde la perspectiva de Fuentes, no corresponde a las corrientes contem-
poráneas museológicas y museográcas para satisfacer las necesidades de los públicos. Otra ra-
zón es la carencia de investigaciones porque no se han realizado desde el proyecto de Piña Chan
y Tomassi de Magrelli, de modo que una nueva propuesta requeriría reinterpretar esa informa-
ción y acercarse a otras perspectivas teóricas e interpretativas de las sociedades antiguas con un
enfoque de género.
Benjamín López coincide con esta perspectiva y considera al museo como un espacio edu-
cativo y de encuentro con y para la comunidad, capaz de “romper los estereotipos de género para
aportar a la promoción de la igualdad porque los museos se han guiado por una perspectiva an-
drocéntrica” (B. López, comunicación personal, 28 de noviembre de 2023), pero al mismo tiempo
es un desafío, un giro, un cambio institucional que reeja la importancia que concede a la pers-
pectiva de género. No obstante, no es una guía en sus labores cotidianas porque tampoco es un eje
programático de la institución.
Las actividades educativas no dependen de la actualización del museo y se desarrollan
talleres enfocados, principalmente, a niñas, niños y a la comunidad en los que realizan acti-
vidades para promover las competencias artísticas y fomentar la creatividad, pero carecen de
perspectiva de género, aunque es una forma de atender las necesidades de las mujeres ma-
dres visitantes y de la comunidad. El problema principal no es la carencia de información cien-
tíca respecto al género o que los procesos curatoriales y la relación con los públicos no estén
enfocadas en ello, sino que existe una percepción de que el museo tiene un atraso general que es
prioritario resolver, en el que el género podría no ser relevante. Sin embargo, hay dos estrategias
que han tratado de renovar la propuesta museográca en la que se reejan las percepciones so-
bre la perspectiva de género: las exhibiciones temporales y una nueva propuesta museográca en
proceso de aprobación.
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Fuentes reconoce dos exposiciones temporales que pretendieron abordarse desde la pers-
pectiva de género: “Fogones” que “prácticamente se enfocó a la labor de la cocina, la posible par-
ticipación de la mujer en la sociedad, al ámbito doméstico” (C. Fuentes, comunicación personal,
3 de agosto de 2023), y “Ajuares funerarios”, que podría mostrar la relevancia que pudieron tener
las mujeres en Teotenango. Los estudios de Piña Chan y las tesis resultantes del proyecto, como
la de Tomassi de Magrelli (1978), presentan información de los entierros y su relación con los
ajuares funerarios; los de mayor riqueza son femeninos y de infantes: “los bezotes, orejeras, co-
llares, brazaletes están asociados más a los entierros femeninos y de niños que a los masculinos”
(C. Fuentes, comunicación personal, 3 de agosto de 2023), lo que reere y muestra la importancia
social de las mujeres, más allá del ámbito doméstico.
La propuesta desarrollada para las exhibiciones permanentes considera fortalecer la di-
mensión comunicativa del museo para orientarse al público. Actualmente no ofrece diversas
posibilidades de comunicación porque se enfoca, principalmente, en el cedulario, considerado
por Fuentes como especializado o técnico, y vitrinas saturadas que pueden causar fatiga de
museo. Se requiere generar un contexto lúdico de aprendizaje mediante discursos interpreta-
tivos o de divulgación para facilitar la interacción con el público y, de ser posible, expresarlos
en productos de gamicación:
El público no viene solo a ver colecciones, al mirarlas dicen están bonitas, pero eso no les
“dice” nada, necesitan llevarse un mensaje y también esperan no solo aprender, sino diver-
tirse con interactivos o otros medios… visitas dramatizadas o buscar la estrategia adecuada.
(C. Fuentes, comunicación personal, 3 de agosto de 2023)
Se pretende resolver la saturación de las colecciones exhibidas porque dicultan el desarrollo y
comunicación visual de un mensaje dirigido a un n que ayude a comprender al público el contexto
social de las colecciones y mover la sala de exhibiciones temporales, ya que su posición actual inte-
rrumpe el discurso de las permanentes. El guion museológico se basa en una secuencia cronológica
que mostrará el desarrollo histórico de Teotenango, considerado como un altepetl, una entidad política
territorial con dos niveles de organización, local y regional, la cual sufrió cambios a través del tiempo
por su transformación de aldea a ciudad, que impactaron en el papel que desempeñaban las personas,
primero para obtener recursos para subsistir y, posteriormente, para producir para el mantenimiento
de una red comercial, lo que implica una organización social altamente jerarquizada.
La nueva propuesta considera un enfoque integral que presente distintas experiencias de
vida, es decir, una perspectiva antropológica que posibilite la interpretación de la información so-
bre las mujeres. Fuentes tiene experiencia en exhibiciones etnográcas en las que observó que, al
enfocarse en la familia, puede abarcarse la representación de las mujeres y hombres y su tránsito
desde la niñez hasta la ancianidad, además de que las mujeres representadas podían identicarse
en las exhibiciones y también las del público. En el ámbito arqueológico, representaría un reto por
la carencia de información debido a que:
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No se trata de alterar lo que se conoce porque el museo es considerado una autoridad que
impacta en que el público da por hecho lo que se exhibe. Se trata de encontrar un equilibrio
porque ahora el museo tiene un lenguaje técnico precisamente neutral por eso, pero no te da
un contexto y el público no se queda con los datos técnicos y no logra identicarse con lo ex-
puesto. (C. Fuentes, comunicación personal, 3 de agosto de 2023)
La aprobación de la propuesta depende de la Secretaría de Turismo y Cultura, y existen pro-
blemáticas como los cambios administrativos que interrumpen los proyectos de trabajo por el
cambio de directrices que plantean y la falta de recursos. En la práctica, existen estrategias para
solventarlas dependientes de la disposición del personal y no interrumpen la operación de los mu-
seos, pero limitan no solo la aplicación de la perspectiva de género, sino el desarrollo de las ins-
tituciones, como han mostrado otros casos de estudio del Estado de México, tal como el realizado
por Delgado y otros (2023), quienes destacan las dicultades para la innovación en los museos.
A partir de lo anterior, se observa que el género se concibe de dos formas: la primera repre-
senta una línea de investigación capaz de divulgarse mediante información sobre las mujeres, una
perspectiva de género que resulta complementaria a la visión interpretativa que se quiere instru-
mentar en un futuro; y la segunda es propiamente el enfoque de género o, si se quiere, un museo
feminista, visto como una herramienta innovadora educativa o instrumento político para generar
un cambio cultural, percibido así por Benjamín López.
El museo no tiene un enfoque de género y aplica de forma limitada la perspectiva de género
en algunas exposiciones temporales y, posteriormente, en las exhibiciones permanentes porque
representará información sobre las mujeres. Este objetivo se pretende alcanzar mediante la in-
corporación de una perspectiva antropológica de la que resulte una representación integral de las
personas que conformaron las sociedades antiguas y sus identidades, por lo que posiblemente no
profundice en ellas ni se enfocaría en lograr un equilibrio en la representación de mujeres y hom-
bres. Aun así, representaría un alcance presentar más información sobre ellas. Por el momento,
los contenidos cientícos y la colección exhibida expresan o describen de forma intencional, o no,
algunas de las “actividades y atributos que una sociedad considera como apropiados para mujeres
y hombres” (Rodríguez-Shadow, 2007, p. 59), pero no alcanza a explicar por qué y cómo se es-
tructuran las relaciones de poder con base al género que condicionan las identidades, conductas
y acciones de las mujeres reforzando estereotipos, tal como se mostrará en el apartado siguiente.
3.2. La producción museográca: contar personas y objetos
3.2.1. Análisis del cedulario
El museo tiene tres salas de exhibición permanentes, presenta más de 1000 piezas repre-
sentativas del Preclásico en el Altiplano Central de las culturas teotenanca, matlatzinca y az-
teca, y de otras regiones culturales, así como restos óseos paleontológicos y piezas coloniales y
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prehispánicas. Las salas se subdividen con elementos arquitectónicos que conforman siete espa-
cios expositivos que presentan una narrativa de la historia de Teotenango contextualizada por la
del Altiplano Central de México, desde el Preclásico hasta el Posclásico, y un recibidor en el que se
muestran piezas paleontológicas que no corresponden a la narrativa anterior. Se identicaron los
siguientes contenidos temáticos representados por el cedulario y la colección (ver Tabla 1).
Tabla 1. Contenidos temáticos del Museo Arqueológico Román Piña Chan
Secciones y descripción del contenido
A Miscelánea: Petrograbado prehispánico y paleofauna
1 - Recibidor Excavaciones en el sitio: fotografías y objetos memoria de excavaciones en el sitio.
Cronología: ubicación temporal de Teotenango comparada con otras regio-
nes de México y el mundo: tipos cerámicos regionales representativos de
distintos periodos.
2 - Preclásico Desarrollo del sitio Ojo de Agua: cerámica tipo Coyotlatelco y escultura en piedra.
Inuencias teotihuacanas: gurillas antropomorfas, cerámica doméstica y
escultura en piedra.
Inuencias de otras culturas: cerámica doméstica.
3 - Tecnología de
la vida cotidiana
Herramientas de lítica tallada.
Instrumentos de molienda de lítica pulida.
Instrumentos textiles.
4 - Cosmovisión y
religión
Deidades y ritualidad agrícola: escultura en piedra, cerámica y
objetos ceremoniales.
Juego de pelota: aro y pelota de hule.
5 - Música y ritua-
les funerarios
Instrumentos musicales de viento y percusión.
Muerte y rituales funerarios, entierros y ajuares funerarios.
6 - Matlatzinca Lapidaria y escultura cerámica.
Metalurgia.
Comercio.
7 - Museo antiguo Miscelánea de piezas matlatzincas, aztecas y de diversa procedencia.
Periodo colonial.
Fuente: Elaboración propia.
El cedulario se compone de 109 etiquetas que administran la información cientíca, de las
cuales 16 son introductorias, 73 de vitrina y 20 de objeto. El objetivo inicial del análisis fue identi-
car las palabras que rerieran al género femenino o masculino, o los generalizaran, y presenta-
ran información para representar su identidad, pero el cedulario tiene la tendencia a privilegiar a
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los objetos y autoreferirlos con su propia descripción, o a expresar su relación con aspectos tecno-
lógicos o un tipo o período arqueológico, por lo que en el mejor de los casos reeja una identidad
social, cultural o étnica en la que el género no es relevante.
Las cédulas se clasicaron en cinco tipos por la información que presentan y su relación,
o no, con la representación de mujeres y hombres: objetual, genérica, femenina, masculina y
genérica directa (Figura 1).
Figura 1. Distribución por tipo de cédulas
Fuente: Elaboración propia.
A la mayoría de las cédulas, el 43 %, se les denominó de tipo objetual porque no represen-
tan ninguna identidad de género o persona. Reeren a los objetos procedentes de distintas áreas
de actividad y contextos rituales o domésticos; la información presenta inferencias de distinta
complejidad sobre su función y relación con el desarrollo tecnológico. Por ejemplo, las cédulas
de las vitrinas, que contienen cerámica para preparación, consumo o almacenaje de alimentos,
instrumentos de molienda de lítica pulida o elementos para la elaboración de textiles, repre-
sentan al ámbito doméstico y actividades que realizaban mujeres y hombres, pero los textos
no tienen palabras asociadas a algún género o persona, sino que se enfocan en los objetos para
resaltar su aspecto funcional. Dos ejemplos de cédulas de tipo objetual son las siguientes, corres-
pondientes a la Figura 2 y Figura 3:
Hilado y tejido
Una de las actividades ampliamente realizadas en Teotenango fue el hilado y teji-
do de bras vegetales para la producción de prendas. Dos de las bras más ampliamente
utilizadas en la época prehispánica fueron el algodón, cultivado en clima cálido y el ixtle,
obtenido de los magueyes.
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La utilización de estas bras generalmente se asocia a la presencia de los objetos
de barro conocidos como malacates. Estos objetos con forma de disco se utilizaban como
peso para hacer girar un huso en el que se enrollaba el hilo producido a partir de bra de
algodón o ixtle con el que posteriormente se tejerían mantas y prendas de vestir.
Como complemento a esta actividad, se desarrollaba el tejido, práctica ampliamente
realizada en la sociedad prehispánica; de la cual se conserva evidencia a partir de las agu-
jas utilizadas para este n.
Las agujas recuperadas en la zona arqueológica de Teotenango están manufactura-
das en dos materiales diferentes; las primeras fueron hechas utilizando hueso de animal,
el cual era desgastado y pulido para dar forma a diferentes tipos de agujas, desde las muy
delgadas de cuerpo cilíndrico hasta aquellas más gruesas de forma alargada y plana.
Por otra parte, se utilizó también el cobre y bronce para manufacturar tanto agujas
como perforadores usados en la actividad del tejido. (Cédula de vitrina, Museo Arqueoló-
gico Dr. Román Piña Chan, 2024)
Figura 2. Ejemplo de cédula objetual. Cédula de vitrina. Hilado y tejido
Fuente: Fotografía tomada por la autora, Museo Arqueológico Dr. Román Piña Chan (2024).
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Figura 3. Ejemplo de cédula objetual. Cédula de vitrina. Instrumentos de molienda
Fuente: Fotografía tomada por la autora, Museo Arqueológico Dr. Román Piña Chan (2024).
Instrumentos de molienda
La producción de grandes cantidades de maíz; base de la alimentación de los pueblos
mesoamericanos, requería de artefactos de molienda para el procesamiento de los granos
de maíz a n de preparar los alimentos necesarios.
La mayor parte de los instrumentos de molienda fueron elaborados utilizando piedra
de alta dureza como el basalto. Los artefactos más comunes para la molienda de maíz son
los metates, que en Teotenango se encuentran en una gran variedad de formas y tamaños;
los hay sin patas, con tres patas, cuadrados ovalados y rectangulares; de cuerpos rectos y
curvos, todos ellos contando con el metlapil o mano utilizada para la molienda.
Por otra parte, también como elemento importante entre los instrumentos de mo-
lienda destacan los molcajetes, algunos de los cuales fueron manufacturados en barro co-
cido y decorados con diversos motivos.
Sin embargo, los instrumentos más tradicionales que incluso han seguido siendo
utilizados hasta nuestros días son los molcajetes; fabricados en piedra, al igual que los
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metates, tienen una amplia variedad de formas, destacando algunos manufactura-
dos con vertedera para poder vaciar fácilmente el contenido una vez molido. Asociado a
estos objetos generalmente se encuentra el tejolote, instrumento utilizado para triturar
aquellos productos alimenticios procesados en los molcajetes. (Cédula de vitrina, Museo
Arqueológico Dr. Román Piña Chan, 2024)
Por otra parte, 29 cédulas, el 27 %, fueron clasicadas como genéricas porque reeren a un
colectivo social en el que el género no es relevante. Presentan información relacionada con un
período arqueológico, o un ámbito social, y palabras que reeren de forma indirecta o directa a un
colectivo social como “poblamiento”, “culturas”, el nombre especíco de un grupo étnico, “po-
bladores” o “pueblos”, que no reeren a ningún género, sino a una sociedad. Solo dos presentan la
palabra “ancianos” u “hombre”, que reeren al género masculino o a un grupo de edad, pero pre-
tenden representar a ese colectivo, sobregeneralizando. Dos ejemplos de cédulas genéricas son:
Teotenango
Teotenango se encuentra en Mesoamérica, dentro del área cultural del altiplano
central. Ocupa la esquina sureste del Valle de Toluca; se encuentra a una altura media de
2400 metros sobre el nivel del mar. La ubicación de Teotenango lo colocó en relación de
vecindad con otras culturas mesoamericanas como los Tlahuicas, Tarscos, Nahuas, Oto-
míes y Mazahuas con quienes mantuvieron actividades de intercambio de diversos tipos.
La zona arqueológica se construyó en la porción este del cerro Tetepetl (cerrro de
piedra) en donde se adaptó una meseta cubierta de lava para construir sobre ella grupos
de estructuras arqueológicas organizadas alrededor de plazas.
La antigua ciudad de Teotenango inició su poblamiento hacia el 900 d.C. perma-
neciendo ocupada hasta la época de la conquista española. Representa uno de los prin-
cipales asentamientos de la cultura matlatzinca en el Valle de Toluca y en épocas más
tardías se convirtió en una de las principales capitales de la cultura Mexica, al obtener
este grupo el control de esta región. (Cédula introductoria, Museo Arqueológico Dr.
Román Piña Chan, 2024)
Restos de animales prehistóricos
Los restos de animales extintos como los mamuts (sic) se han encontrado en el área
lacustre del Valle de Toluca. La mayor parte de estos animales no tuvo contacto con el
hombre en el territorio Mesoamericano y su presencia antecede a la llegada de éste en
varios miles de años.
Existieron muchas especies de fauna prehistórica tales como caballos, camélidos,
mamuts y mastodontes; sin embargo, ninguna de estas especies sobrevivió en el terri-
torio mesoamericano actual pues su extinción está asociada con las glaciaciones
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ocurridas durante el período pleistocénico. (Cédula temática, Museo Arqueológico Dr.
Román Piña Chan, 2024)
Un total de 5 cédulas, el 5 %, se clasicaron como tipo femenino porque se reeren a las
mujeres: contienen las palabras “mujer”, “mujeres”, “diosa”, “femenina” o “femeninas”. Bá-
sicamente, estas están asociadas a esculturas femeninas de barro y piedra que se tratan como re-
presentaciones artísticas o estilísticas de una cultura o período arqueológico especíco. Describen
características formales como la vestimenta o las anchas caderas y, en menor medida, explican su
simbolismo. En conjunto, podrían representar una imagen identitaria de las mujeres, asociada al
plano simbólico, relacionada con la fertilidad, aunque solo se presenta el nombre especíco de una
diosa y, de forma indirecta, al ámbito cotidiano por la vestimenta que portan las gurillas; nin-
guna cédula las presenta como guras de poder en comparación con las masculinas, que reeren
a palabras “sacerdote” o “guerrero”. Cuatro ejemplos de cédulas femeninas son las siguientes:
Figurillas
Las representaciones de guras humanas fueron muy comunes en la sociedad pre-
hispánica. Teotenango tiene muchas de estas formas de representación que van desde los
rostros esquemáticos de personajes asociados al horizonte cultural conocido como pre-
clásico, hasta aquellos pertenecientes al posclásico.
Las gurillas recuperadas en Teotenango permiten apreciar la variedad étnica de los
antiguos pobladores de esta zona. Las más antiguas representan rostros en los que des-
tacan los ojos representados como líneas alargadas. Abundan además en este grupo de
objetos las representaciones de mujeres con anchas caderas, asociadas a la fertilidad.
Gracias a las figurillas es posible conocer algunos de los elementos de vestua-
rio utilizados en la sociedad prehispánica, como los tocados, huipiles, quexquemetl,
mantas, huaraches, etc.
En cuanto a la manufactura, las gurillas de la época más antigua fueron hechas en
su mayoría modelando el barro para formar la pieza, en tanto que para las épocas más
tardías se utilizaron ampliamente los moldes, lo cual permitió elaborarlas más fácilmente
y en mayor cantidad. (Cédula de vitrina, Museo Arqueológico Dr. Román Piña Chan, 2024)
Diosa del maíz tierno
Xilonen, su nombre proviene de la palabra náhuatl jilote que hace referencia a la es-
piga del maíz, la deidad lleva en cada una de sus manos un par de mazorcas.
Esta escultura conserva pigmentos originales en toda su supercie entre los colores
que se aprecian está el naranja, rojo, amarillo y blanco. (Cédula de objeto, Museo Arqueo-
lógico Dr. Román Piña Chan, 2024)
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Escultura femenina
La representación humana en esculturas fue una práctica común en muchas cul-
turas, generalmente se representaron deidades femeninas e incluso algunos personajes
relevantes dentro de la sociedad antigua.
Esta escultura representa a una mujer sentada sobre sus piernas, con los brazos apoya-
dos a los costados de su cuerpo. Aunque el rostro está incompleto es posible apreciar en las
mejillas restos de pintura facial, como dos pequeños círculos rojos a la altura de las mejillas.
Destaca la ornamentación en la parte frontal de la escultura, donde a manera de una
especie de delantal se encuentran varias representaciones. En la parte posterior de la es-
cultura se encuentra el complemento a la decoración de la frontal en donde se ven las
líneas que forman un cuadrado, así como una cuerda anudada a la altura de la cintura.
(Cédula de objeto, Museo Arqueológico Dr. Román Piña Chan, 2024)
Culturas prehispánicas de Teotenango
Gracias a las evidencias arqueológicas recuperadas durante las excavaciones del
proyecto Teotenango; especícamente a partir de las gurillas manufacturadas en barro
con representación humana, es posible saber de la presencia de diversos grupos étnicos
en este territorio.
Las evidencias más antiguas hasta ahora localizadas, hablan de grupos de liación
teotihuacana que se establecieron en las cercanías de Teotenango.
Las exploraciones arqueológicas detectaron la presencia de un grupo que ocupó
Teotenango hacia el año 900 d. C. el cual se llamó Teotenancas. Sin embargo, no se iden-
ticaron evidencias materiales que permitan conocer más acerca de las características de
este grupo.
Una de las culturas más importantes presente en Teotenango es la de los matlat-
zincas, quienes a través de la escultura en piedra dejaron evidencias de su presencia
en la antigua ciudad.
Durante la última etapa de ocupación de la zona arqueológica, son los mexicas quié-
nes (sic) dejan una importante presencia en el registro arqueológico, localizándose -
gurillas de personajes femeninos manufacturados en cerámica naranja con estilo azteca.
(Cédula introductoria, Museo Arqueológico Dr. Román Piña Chan, 2024)
Por su parte, 23 cédulas, el 21 %, fueron clasicadas como masculinas porque reeren a
ese género: contienen palabras como “sacerdote”, “dios” u “hombre”, las cuales están asocia-
das, básicamente, a esculturas en barro, piedra o talladas en instrumentos musicales con ras-
gos masculinos, o atavíos que se describen asociados a deidades o sacerdotes. Se trata de dioses
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relacionados con elementos naturales vinculados con la fertilidad referida al ámbito de la agricul-
tura, a representaciones artísticas de hombres, especialmente guerreros, y solo una reere a un
personaje histórico: el gobernante Axayácatl. A diferencia de las cédulas femeninas, se mencio-
nan los elementos formales que presentan algunas esculturas y se asocian a la representación de
personas de “alto rango social”, de forma que los textos construyen una imagen identitaria de los
varones como sacerdotes, guerreros o gobernantes; guras que se asumen de poder e importancia
para el desarrollo de las sociedades.
A continuación, se adjuntan cuatro ejemplos de cédulas masculinas:
Xipe-Totec
Deidad relacionada con la primavera y renacer de la vegetación y los cultivos. Repre-
senta a un sacerdote que está vestido con la piel de una persona sacricada; a la altura del
pecho se observa un corte horizontal. En la cara se puede observar una especie de máscara
detrás de la que se ve el rostro del sacerdote. (Cédula de objeto, Museo Arqueológico Dr.
Román Piña Chan, 2024)
Escultura del dios Ehécatl
Representación de un personaje ataviado como el dios Ehécatl Quetzalcóatl, Dios del
viento. Pudiese tratarse de un sacerdote que personica al dios durante una ceremonia.
Destaca en su vestimenta la máscara bucal, así como ornamento del chimalli o escudo,
que representa una espiral similar a la del caracol cortado. (Cédula de objeto, Museo Ar-
queológico Dr. Román Piña Chan, 2024)
Porta estandarte
Una de las piezas emblemáticas del museo es este porta estandarte cuya manu-
factura ha sido atribuida a los mexicas debido a la calidad de su talla (sic) representa a
un hombre joven que lleva en la cabeza un yelmo con una imagen de una serpiente de
cuyas fauces emerge la cara del personaje nótese (sic) el detalle realista de las escamas
que cubren la cabeza de la serpiente. (Cédula de objeto, Museo Arqueológico Dr. Román
Piña Chan, 2024)
Escultura masculina
Esta escultura de un hombre sentado destaca por tener sobre las orejas un ornamen-
to utilizado en época prehispánica (sic) unas orejeras muy elaboradas que cubren toda la
oreja estos ordenamientos (sic) eran hechos de obsidiana y sólo eran utilizados por gente
de alto rango social (sic) la base sobre la que se apoya tiene una representación relacio-
nada con el Dios de la lluvia Tláloc. (Cédula de objeto, Museo Arqueológico Dr. Román
Piña Chan, 2024)
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Por último, cinco cédulas, el 5 %, se clasicaron como genéricas directas porque reeren de
forma directa a ambos géneros, diferenciándolos con palabras como “diosa y dios” o “femenino
y masculino”. Estas cédulas podrían representar la intención de mostrar un equilibrio en la infor-
mación que se presenta para no sobregeneralizar, pero se utilizan, básicamente, como un adjetivo
que reere a un rasgo estilístico de las esculturas y no se trata de una identidad de género. Tres
ejemplos de cédulas genéricas directas son:
Dioses
El ciclo agrícola en Mesoamérica se relacionaba con las deidades prehispánicas a lo
largo del periodo anual. Dos épocas marcaban el desarrollo del ciclo agrícola; la época de
lluvias y la de secas, y en ambas se podían encontrar deidades asociadas a los cultivos.
Al inicio de la práctica agrícola, según la tradición mesoamericana era Ehecatl Quet-
zalcóatl, quien como dios del viento preparaba los campos, barriendo en previsión de la
llegada de las lluvias que traería el dios Tlaloc.
El sol, Tonatiuh, una de las principales deidades (sic) otorgaba a la tierra su calor
para favorecer la germinación de las semillas con sus rayos, simbolizados por los basto-
nes plantadores o palos de lluvia que portan en los códices las deidades relacionadas con
la agricultura.
Tlaloc, dios de la lluvia y del agua regaba los campos para que germinaran las plantas
de maíz, que favorecidas por Quetzalcóatl como dios de fertilidad (sic) se desarrollaban y
daban sus frutos.
En el ciclo de crecimiento del maíz intervenían también algunas diosas: Xilonen, del
maíz tierno, y Chicomecoatl, del maíz maduro quienes propiciaban el buen desarrollo de
este cultivo.
A lo largo de un año, culminaba el ciclo agrícola con la cosecha y muerte de las plan-
tas que esperarían el inicio de un nuevo periodo después de la temporada de secas. (Cédula
de vitrina, Museo Arqueológico Dr. Román Piña Chan, 2024)
Escultura
La escultura prehispánica fue manufactura en dos formas principales; como escul-
tura de bulto o bien como lápidas decoradas con motivos en altorrelieve. Los elementos
esculpidos incluyen una amplia variedad de representaciones: antropomorfas, que mues-
tran personajes tanto masculinos como femeninos. Deidades, que tienen una variedad
muy grande de formas conteniendo todos los elementos tanto de la deidad misma, como
de algunos de los atributos del dios. Representaciones zoomorfas entre las que se encuen-
tran diversos animales (sic) principalmente serpientes y jaguares.
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Las representaciones esculturas originalmente estuvieron cubiertas con una na
capa de estuco (mezcla de cal con arena) sobre la cual se aplicaron diversos colores de-
pendiendo del motivo esculpido. Esta capa de color generalmente se ha perdido en la ma-
yoría de las esculturas prehispánicas.
Existen en este tipo de esculturas dos elementos importantes; el primero reere a
la representación de los ojos y dientes de los personajes (sic) ya que frecuentemente para
representar éstos se utilizaron incrustaciones de diversos materiales como obsidiana,
concha o coral. El segundo elemento se reere a una perforación que presentan a la altura
del pecho las esculturas antropomorfas, la cual tenía la función de alojar un chalchihuitl
o piedra preciosa, generalmente una piedra verde o una turquesa que representaba el co-
razón del personaje. (Cédula temática, Museo Arqueológico Dr. Román Piña Chan, 2024)
Figurillas preclásicas
En la época del preclásico de Tlatilco, se representó la gura humana con rasgos de
fertilidad, simbolizada por anchas caderas.
Destaca en este grupo de piezas la gura femenina decorada con pigmento amarillo
y tocado rojo.
Especialmente importante es la representación de un sacerdote que lleva una capa
sobre la espalda y que sostiene una máscara detrás de la que se puede ver el rostro del per-
sonaje. (Cédula de objeto, Museo Arqueológico Dr. Román Piña Chan, 2024)
3.2.2. La colección
La colección se presenta en 102 puntos de exhibición: 35 vitrinas con conjuntos de piezas
relacionadas signicativamente funcional o culturalmente; 63 bases con o sin capelos muestran
piezas en solitario, o máximo cinco dependiendo de su tamaño, para enfatizar su contenido en el
discurso visual museográco; tres ambientaciones, dos entierros prehispánicos y restos de paleo-
fauna, y un conjunto de fotografías.
Los puntos de exhibición se clasicaron en dos grupos por el tipo de objetos expuestos y lo
que representan. El primero se denominó de representación material porque representa visual-
mente la dimensión material de la sociedad mediante objetos utilitarios. El segundo es de repre-
sentación humana porque representa visualmente la dimensión ideológica de la sociedad y puede
referir a la identidad de género mediante esculturas completas e incompletas de piedra o barro que
representan al cuerpo humano. El tipo de representación humana se subdividió en cuatro grupos
por sus características físicas apreciables relacionadas con el sexo o género: femeninas o mascu-
linas cuando es posible relacionarlas con esos géneros o sexos, neutrales cuando no, y mixtos en
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los que los puntos de exhibición combinan los tipos anteriores o al grupo objetual. Los puntos de
exhibición de representación objetual son 56 y los de representación humana 45; el primer tipo es
el mayoritario con un 56 % (Figura 4 y Tabla 2).
Figura 4. Distribución de tipos de puntos de exhibición
Fuente: Elaboración propia.
El recibidor exhibe una lápida de jaguar relacionada con la narrativa de la historia antigua de
Teotenango y restos de paleofauna no relacionados, ambientados con un mural cientíco. La Sala 1
funge como introducción, presenta dos narrativas: el proyecto arqueológico Teotenango y la cro-
nología de este sitio contextualizada regional y mundialmente. Tiene cinco puntos de exhibición:
tres son de representación humana, identicándose dos mixtos y uno masculino. El recorrido ini-
cia con uno mixto: presenta gurillas de barro, una masculina y otra en la que no se distingue el
sexo o género porque es un rostro; sin embargo, el texto del cedulario da mayor importancia a la
masculina al describirla como sacerdote. El otro punto mixto mezcla el tipo objetual y el neutral:
presenta objetos cerámicos domésticos o rituales y gurillas fragmentadas que pierden impor-
tancia porque son usadas para representar la cronología con distintos tipos arqueológicos locales
y regionales de diferentes temporalidades. El punto masculino presenta una reseña del proyecto
arqueológico Teotenango mediante fotografías de las excavaciones que presentan solo varones, a
pesar de que participaron mujeres, excluyéndolas de esta memoria.
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Tabla 2. Conteo puntos de exhibición por tipo
Conteo de puntos de exhibición por tipo
Puntos de exhibición
Representación humana Representación
objetual
Masculino Femenino Neutral Mixto
A Recibidor 2
1 Introducción 1 2 2
2 Preclásico 1 3 2 10
3 Vida cotidiana 1 6
4 Cosmovisión y
religión
8 4 1 2 4
5 Música y ritua-
les funerarios
2 2 3 11
6 Matlatizinca 3 1 1 12
7 Museo antiguo 1 3 2 3 9
Subtotal 16 (16 %) 11 (11 %) 5 (5 %) Neutral/objetual 8 56 (55 %)
Neutral/femenino 2
Femenino/Objetual 2
Neutral/masculino 1
Masculino/objetual 2
12 (14 %)
Total 45 (46 %) 56 (55 %)
Fuente: Elaboración propia.
La Sala 2 presenta el desarrollo de Teotenango en el Preclásico mediante objetos cerámi-
cos, principalmente recipientes de uso doméstico o ritual asociados a la presencia teotihuacana,
la mayoría recuperados de Ojo de Agua. Presenta 16 puntos de exhibición, de los cuales seis son
de representación humana: tres femeninos, uno masculino y dos mixtos. Los puntos de exhibición
femeninos presentan gurillas femeninas, uno es un capelo, exhibe tres gurillas ataviadas con or-
namentos que podrían relacionarse con guras de poder; el otro es una vitrina que contiene más de
100 gurillas completas e incompletas. En la mayoría se identica el género por la vestimenta feme-
nina y sus ornamentos que reeren a mujeres de un alto estatus social, otras se presentan hincadas o
acuclilladas. También hay fragmentos de torsos desnudos en los que se aprecian los senos. El punto
de exhibición masculino, por su parte, presenta gurillas en las que se puede distinguir el género
por la vestimenta o el sexo al no presentar senos; algunos sentados en una especie de trono y torsos
ataviados con tocados estilo penacho que pueden asociarse a un rango social alto o a guerreros. Los
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dos puntos mixtos combinan el tipo objetual con el neutral, presentan vasijas de barro y gurillas
que no poseen rasgos sexuales denidos. Esta sala tiene mayores posibilidades para representar al
género femenino, por la cantidad de gurillas expuestas, y de mostrarlas como guras de poder,
pero los textos no lo expresan porque se centran en rasgos estilísticos y descripciones de las piezas.
La Sala 3 representa la vida cotidiana mediante objetos de uso diario: instrumentos de mo-
lienda de roca basáltica pulida, herramientas de corte y percusión de obsidiana o sílex tallado, y
volantes para hilar de barro y agujas de hueso para la elaboración de textiles. Se compone de siete
puntos de exhibición, donde solo uno es de representación humana de tipo mixto, el cual se trata
de un capelo que exhibe un instrumento de molienda de piedra pulida con su muela, y su uso se
ilustra con una gurilla femenina acuclillada utilizándolo. La colección tiene la potencialidad de
representar a las personas, su identidad genérica o las actividades de mantenimiento, pero los
textos y la propia narrativa museográca representan el desarrollo tecnológico, por lo que carece
de una dimensión humana.
La Sala 4 representa la cosmovisión y religión, predominantemente mediante guras an-
tropomorfas de deidades femeninas y masculinas de liación cultural teotihuacana, matlat-
zinca y mexica, y objetos de uso ritual asociados al simbolismo de una sociedad agrícola. Se
compone de diecinueve puntos de exhibición, de los cuales quince son de representación hu-
mana, cuatro femeninos, ocho masculinos, uno neutral y tres mixtos. Los femeninos presentan
esculturas en piedra o barro; las únicas que presentan su nombre son Xilonen y Chicomecóatl,
diosas relacionadas con el maíz.
El tipo masculino presenta a los dioses con atributos físicos y simbólicos masculinos, rela-
cionados con fenómenos naturales como la lluvia y el viento asociados a Tlaloc y Ehécatl respec-
tivamente; Huehueteotl al fuego; Xipe Totec a la regeneración; y Quetzalcóatl, una de las deida-
des masculinas mexicas más importantes, a la fertilidad, al conocimiento, al viento y a la estrella
Venus, es el más representado. El neutral es una máscara de alabastro y los mixtos son dos vitrinas
que presentan objetos rituales: una presenta una gurilla masculina y la otra gurilla con rasgos
sexuales no evidentes denominados tlaloques. La religión mesoamericana estaba relacionada con
la organización política y, a su vez, con la identidad de género, pero la narrativa museográca no
lo expresa; el único elemento visual que pudiera asociarse a un cargo de poder es Ehécatl, puesto
que se trata de un personaje masculino ataviado como sacerdote y así lo reere el cedulario.
La Sala 5 es una continuidad de la anterior: representa los rituales funerarios y la música
mediante la ambientación de entierros e instrumentos musicales. Tiene dieciocho puntos de ex-
hibición, donde siete son de representación humana: tres mixtos, dos masculinos y dos neutrales.
Los mixtos son dos ambientaciones de entierros de individuos adultos y de un infante que no re-
eren a ningún género en los textos, aunque ambos están asociados a objetos de uso doméstico
y pudieran servir para narrar la vida de las personas a partir de los objetos asociados, pero no se
hace. El tercero es una vitrina que presenta un cráneo considerado neutral y gurillas femeninas
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que pudieron servir como silbatos o autas, una de ellas cargando a un infante y que se ocupa para
representar a la música y no a las mujeres o infantes. Los puntos masculinos son: un portaestan-
darte que representa a un guerrero en posición sedente ostentando un yelmo de reptil, que es la
escultura más representativa de Teotenango; el otro es un instrumento de percusión realizado
en madera con una gura masculina tallada recostada sobre el estómago con las piernas exio-
nadas y ataviado como guerrero, ambos exhibidos en solitario. Los puntos de exhibición neutral
son esculturas de cráneos humanos formando un tzompantli o muro de cráneos, que acompaña la
ambientación del entierro; el otro es un capelo con dos cráneos humanos sin elementos que los
asocien a un género.
La Sala 6 presenta principalmente el periodo matlatzinca mediante objetos cerámicos utili-
tarios, esculturas de piedra y cerámica, metalurgia y lapidaria, algunos relacionados con el culto
a la estrella Venus. Se compone de diecisiete puntos de exhibición, cuatro son de representación
humana: tres son masculinos y uno femenino. Los puntos masculinos son esculturas de roca de
menor y mayor tamaño de individuos masculinos. Resalta una de un hombre con una honda de
cazador expuesta en solitario. El punto femenino es una escultura en roca femenina de tipo mat-
latzinca y el mixto combina el tipo neutral porque expone varias gurillas antropomorfas de las
que no se distingue sexo o género y cuatro femeninas.
La Sala 7 es una miscelánea de distintos objetos que representan el período colonial y otros
de tipo matlatzinca y de procedencia diversa que representan una miscelánea de temas difíciles
de enlazar en una narrativa, debido a que la intención fue colocar algunos objetos que se exhibían
en el museo antes de que fuera restructurado en el 2010. Presenta dieciocho puntos de exhibición,
seis de representación humana: tres son femeninos, uno masculino y dos neutrales. Los puntos
masculinos son gurillas masculinas de barro, uno montado en un caballo y una escultura en pie-
dra expuesta en solitario. Los puntos femeninos son tres esculturas de piedra, dos de pie, una con
las manos en la cadera, otra con una fecha calendárica en la espalda y otra en posición sedente.
Los mixtos corresponden a tres vitrinas: dos mezclan el tipo objetual con el neutral que presentan
materiales cerámicos domésticos utilitarios y gurillas zoomorfas y antropomorfas de las que no
es posible distinguir el género y una máscara. Los puntos de exhibición neutral son dos capelos
independientes con una máscara esculpida en roca y una vasija con gura antropomorfa, además
de un recipiente con forma de pie.
4. Análisis de resultados
Los objetos, textos, restos humanos y el conjunto de fotografías que conforman la exhibi-
ción permanente del Museo Arqueológico Dr. Román Piña Chan conforman una especie de mono-
grafía del desarrollo histórico de Teotenango; representa aspectos materiales e ideológicos de la
sociedad y una memoria del proyecto arqueológico del que se obtuvieron la mayoría de las piezas
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exhibidas en el museo. Estos elementos podrían utilizarse como estrategias comunicativas para
representar a las mujeres que vivieron en la Antigüedad y sus identidades y a las del pasado re-
ciente relacionado con las exploraciones arqueológicas, pero no se usan de forma adecuada.
El museo presenta una propuesta desactualizada en la que no se consideró el género y pri-
vilegia un objetivo cientíco, como considera su director, dirigido a informar por informar o, en
todo caso, informa el objeto de estudio de la Arqueología, básicamente, a partir de tipologías y pe-
riodizaciones que carecen de la dimensión humana. Lo anterior construye la ética de representa-
ción de las colecciones y los procesos para interpretarlas y, a su vez, la relación con el público, que
no los considera, porque el museo está dirigido a especialistas. Tampoco se trata de un mensaje
claro y coherente o un lenguaje neutral, sino que muestra objetos materiales, biológicos, incluso
fotografías difíciles de relacionar con la historia de las personas y especialmente la de las mujeres,
aunque sí con la historia de un lugar, que puede cumplir un objetivo identitario local.
Los textos y la colección exhibida expresan ese objetivo cientíco o informativo y reeren
más a los objetos que a las personas; la mayoría de las cédulas (47 %) y los puntos de exhibición
(56 %) son de tipo objetual. Esto no quiere decir que no se represente la dimensión ideológica de
la sociedad, sino que se centra principalmente en aspectos de la cosmovisión relacionados con la
observación del cielo, la música, el concepto de la muerte y la fertilidad vinculada a las sociedades
agrícolas. Tampoco es que no represente a las personas, incluso el tipo de representación humana
parece más importante en el discurso visual porque está exhibido mayoritariamente en capelos
independientes, pero la gura humana se trata como un rasgo estético de las sociedades antiguas.
La mayoría de los elementos de representación humana son masculinos: solo el 5 % de las
cédulas y el 11 % de los puntos expositivos son femeninos, mientras que los masculinos son el
23 % y 16 % respectivamente. El cedulario y la colección relacionan a las mujeres, o al género fe-
menino, con dos ámbitos: la ideología y lo cotidiano. El primero se asocia al concepto de fertilidad
de la tierra. A diferencia de otros museos arqueológicos, ese concepto no se relaciona exclusiva-
mente con las mujeres y sirve para representar diosas, que no son guras de poder, a diferencia
de los hombres, ni tampoco se explica la razón especíca por las que se les consideraba diosas
y si estaban relacionadas con la capacidad de dar vida. El ámbito de la cotidianidad se asocia a
las gurillas femeninas porque se usan para representar los rasgos étnicos de las poblaciones de
Teotenango, los cuales no son necesariamente visibles, y la vestimenta. El plano visual mirado de
forma independiente ofrece mayores posibilidades por la gran cantidad de gurillas en las que la
vestimenta pudiera referir a un cargo de poder o a un estatus social alto y presentar actividades
relacionadas con el ámbito doméstico como la molienda de alimentos y el cuidado de los hijos. De
este modo, la identidad de las mujeres se construye de manera pobre e incompleta, como diosas
o madres y mujeres de las que se desconoce si eran guras de poder, aunque vestían de forma
distinta entre ellas.
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Se identicaron también dos formas de representar a los hombres o al género masculino. En
el plano ideológico, se asocia, igual que en el caso femenino, a la fertilidad representada por dio-
ses que parecen tener mayor relevancia por la cantidad de información presentada. Se reeren a
sus nombres de forma especíca y las razones por las que los consideraban dioses. Es importante
resaltar que, a diferencia del género femenino, se asocian a un cargo de poder, un sacerdote o líder
que parece guiar la ritualidad vinculada a promover la fertilidad de la tierra y abundancia de las
cosechas, y también a gobernar. Otro ámbito es la guerra, aunque no hay un contexto que explique
su papel histórico o simbólico en las sociedades prehispánicas. Impacta en que el público refuerce
la idea de que los varones fungían un papel importante en la defensa y dominio del territorio. En el
plano visual, hay dos gurillas que representan otras actividades del género masculino, cazador y
jinete, que carecen de un contexto que las explique; sin embargo, sirven para construir de forma
más completa o diversa la identidad de los hombres que pudiera percibirse importante para el
desarrollo de la sociedad.
En consecuencia, existe un sesgo androcéntrico en la exhibición permanente, un desequi-
librio en la representación del género femenino y el masculino, y de mujeres y hombres, lo que
implica que existen mayores referentes para construir la identidad de hombres porque es más
representada y existe una mayor correspondencia entre el lenguaje escrito y lo visual. Construye
un mensaje con mayor claridad, pero tiende a armar los estereotipos sobre las identidades feme-
ninas, por lo que existe un desaprovechamiento del museo como contexto de aprendizaje porque
rearma los discursos androcéntricos (Maceira, 2008).
5. Conclusiones
Los museos arqueológicos de sitio con nanciamiento local presentan las mismas proble-
máticas administrativas y éticas que los nanciados por instituciones federales. Son relevantes
para el caso la falta de recursos y las prácticas curatoriales arraigadas, de lo cual parece derivarse
el sesgo androcéntrico de las exposiciones y la falta de atención a la integración de la perspectiva
de género de forma programática.
El personal del museo considera a esta institución como un espacio comunicativo o, en su
caso, transformador, pero arman que no cumple con este objetivo, incluso si es poco accesible e
incluyente. Esto representa un autodiagnóstico de la necesidad de transformar al museo e inte-
grar la perspectiva de género. Lo anterior requiere un cambio institucional y la única estrategia es
transitar de una museografía centrada en el objeto a una antropológica: mostrar la relación de las
personas con los objetos, en la que la identidad de género podría comenzar a cobrar relevancia,
aunque no implica que se alcance un equilibrio en la representación de mujeres y hombres.
En este momento, el museo privilegia un objetivo cientíco, incluso, en sentido estricto, el
metadiscurso de la colección representado por el cedulario no lo es porque el lenguaje cientí-
co no implica una estrategia para comunicar e interpretar para los públicos. Sin embargo, según
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los estudios de público realizados, a partir de esta propuesta, es posible cuestionar sus imagina-
rios sobre las identidades de las mujeres de las sociedades antiguas, pero, sobre todo, refuerzan
sus estereotipos de los cuales se desprende la discriminación y la infravaloración de las mujeres.
Allí se encuentra la importancia de incorporar la perspectiva de género y dirigir la información
sobre ellas hacia un n que apunte a un cambio cultural.
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