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La iconografía del poeta en los dibujos de Mane Bernardo
Revista humanidades, 2025 (Enero-Junio), Vol. 15, Num. 1, E59240
Una tercera ilustración rmada por Bernardo para la editorial es publicada en el mismo año
de Diez poetas jóvenes. Se trató de El pensamiento secreto de Mallarmé, un libro de ensayos del escri-
tor y académico Arturo Marasso, que salió de imprenta en junio de 1948. En este caso, la imagen
dibujada consistió en un retrato de Marasso, emplazado en el reverso de la portadilla (Marasso,
1948). El emplazamiento elegido para la imagen era comparable en este sentido al frontispicio del
libro moderno, en cuanto lámina enfrentada a la página titular. Ese es, como se vio previamente,
el lugar mitológico que la tradición editorial le reservaba a la imagen del autor. El dibujo conr-
maba al libro en el lugar de esa autoridad. Un ejemplar de esta obra, con dedicatoria autógrafa de
Bernardo, pudo ser localizado en la biblioteca personal de Ángel Osvaldo Nessi.
Nessi ya había leído a Marasso en su juventud, cuando estudiaba la poesía del Siglo de Oro,
en la que Marasso era especialista. Sin duda, el artículo “Góngora y el gongorismo” (Marasso,
1943), escrito por este último y publicado como separata en 1943, fue importante para alguien
que publicaba un libro de versos titulado Soledades ese mismo año, en el marco del revival gon-
gorino alimentado entre otros por García Lorca (con el que habían trabajado Mane Bernardo y el
mencionado Jorge Larco durante su visita a Argentina). En la biblioteca de Nessi se encuentra un
ejemplar de este folleto, anotado por el escritor con numerosas marginalia. Ahora, Bernardo, la
ilustradora de aquel primer y único libro de versos de Nessi, le regalaba el último trabajo de su
antiguo maestro, ilustrado también por ella
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.
En 1949, Ollantay publica el libro Siete músicos europeos, de Roberto García Morillo, como
segundo número de la colección Cuatro vientos. En el frontispicio, Mane Bernardo dibuja una es-
pecie de panteón de héroes en el que se distribuyen retratos de músicos. En este caso no se trata
de poetas, aunque es interesante observar la insistencia en dispositivos muy tradicionales para la
construcción de una imagen de autor.
En 1951, Bernardo vuelve a visitar el mismo topos visual de la cabeza de perfil con la fren-
te ceñida por laureles. Esta vez lo hace en la cubierta de Coral, un libro de versos escrito por
Horacio Esteban Ratti, al que la Sociedad Argentina de Escritores de Cayetano Córdova Itur-
buru le otorga una faja de honor
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. La cabeza del poeta coronado aparece en dos oportunida-
un punto que, en principio, parece bastante obvio: el retorno a Grecia es un tópico moderno. Para demostrar-
lo, reconstruyen la genealogía que conduce a Schlegel, quien plantea la cuestión de los griegos como mito,
fuente y referencia de la poesía moderna (Costa y Foani, 2014).
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Al poner el acento en esta circulación afectiva de los objetos escritos, se tiene presente el artículo de Zemon
Davis (1983) sobre la práctica de regalar libros en la modernidad temprana.
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Las condiciones en la que resulta premiado el poemario de Ratti son objeto de un comentario despectivo
por Julio Llinás en su libro de memorias Querida vida (Llinás, 2005). A Bernardo y a Ratti los acercaba un
antiperonismo militante que, a su vez, los aproximaba con el director de la Sociedad Argentina de Escrito-
res (SADE). Las guras de la aicción que circulaban durante esos años en la producción estética de ambos
pueden situarse en una estructura de sentimiento que dirigió la energía de los creadores en el campo de