Cuadernos Inter.c.a.mbio sobre Centroamérica y el Caribe

Vol. 19, No. 1, enero-junio, 2022

Manuel Monestel. Cantar la vida, vivir el canto. Un relato sobre Música Popular y su contexto 1968-2020. San José: URUK Editores, 2021

Reseñas (sección no arbitrada)

Manuel Monestel. Cantar la vida, vivir el canto. Un relato sobre Música Popular y su contexto 1968-2020. San José: URUK Editores, 2021

Wilson Arroyo Oconitrillo *
Universidad de Costa Rica, San José, Costa Rica

Manuel Monestel. Cantar la vida, vivir el canto. Un relato sobre Música Popular y su contexto 1968-2020. San José: URUK Editores, 2021

Cuadernos Inter.c.a.mbio sobre Centroamérica y el Caribe, vol. 19, núm. 1, e49088, 2022

Universidad de Costa Rica

Monestel Manuel. Cantar la vida, vivir el canto. Un relato sobre Música Popular y su contexto 1968-2020. 2021. San José. URUK Editores. 188pp.

Cantar la vida, vivir el canto: un relato sobre Música Popular y su contexto 1968-2020, título que da Manuel Monestel (1950)1 a su autobiografía, a través de la cual se hace un repaso por las diversas etapas de la vida que moldearon sobre todo su personalidad como artista, investigador, músico y cultor. Si bien revela elementos de su vida personal, el eje central del libro gira en torno a aquellos aspectos que considera determinantes en la conformación de su carácter artístico, su visión filosófica del arte y la cultura2. Iniciando con sus primeros pasos como un adolescente tímido y reflexivo que recorría las calles de San Pedro de Montes de Oca hasta su paso por grandes escenarios con su grupo Cantoamérica3 en diversas partes del planeta.

El objetivo de la obra es colocar la historia personal en el marco de los grandes procesos globales del tiempo en que vive, así lo presenta en su introducción, se evidencia en el título de la obra y el de cada uno de sus capítulos. De alguna manera en el texto se ve una evolución de su conciencia, además del impacto que tiene el contexto de cada período en los eventos individuales de su vida. Queda claro por la forma en que se relata la historia que la vida personal es el producto de múltiples encadenamientos, de la suma de voluntades y de las condiciones que impone el contexto.

Su vida es construida como un relato fascinante, no porque esté cargada de actos excepcionales o heroicos, sino más bien porque se nutre de las experiencias de muchas personas comunes, esas que el historiador Eric Hobsbawm (2013) señala como constructoras del gran tejido de la historia humana. Si bien es notable la aparición recurrente de personalidades reconocidas en la actualidad, sobre todo del ámbito de la música popular, el autor las sitúa en un plano del relato humano cotidiano, más allá de la idolatría y parafernalia de las famas lisonjeras.

Muchos de los eventos que relata el autor pueden ser catalogados dentro de la corriente del realismo mágico, en varios momentos permeados de una atmósfera sobrenatural, además con un tejido narrativo que deja impresa su picardía en el oficio de contar historias. En muchas situaciones la suerte parece jugar a favor del protagonista y de su camino artístico, pero la variable fundamental es la sensibilidad con la que se relaciona con el mundo que lo rodea, en cada detalle y observación de la historia narrada se marca una inagotable capacidad de percepción de su ambiente, la que le permite reconocer muchos de sus más fructíferos caminos.

Un aspecto central de la obra es la forma en que se estructura musicalmente, Monestel revela con cada capítulo la banda sonora que lo acompañó en diversos momentos de su vida. Con referencias a ciertas canciones o pequeños fragmentos de las letras colocados dentro del texto se genera un panorama sonoro de cada uno de los períodos y anécdotas que narra. Este detalle además da señales de la evolución de su búsqueda musical, la cual no es lineal, mucho menos dogmática, coloca en un diálogo a canciones del folk-rock norteamericano con las canciones más militantes de la Nueva Canción Latinoamericana, y sin demeritar a ninguna de las dos, establece sus propias conclusiones, algunas de las cuales están presentes en el libro, pero también se pueden visitar en la prolífica producción musical como solista o con su banda Cantoamérica.

Un elemento que merece ser destacado es el vínculo que reconoce el propio autor entre su trabajo como investigador y el de la reconocida artista Emilia Prieto (1902-1986), a quien sitúa como una influencia fundamental de su trabajo etnomusicológico, tendiendo un puente entre las investigaciones de las músicas populares del Valle Central de Costa Rica y las que a partir de la década de 1980 realizaría Monestel en la región Caribe. Esto resulta esencial para comprender la continuidad histórica que existe entre el trabajo de ambos, sobre todo en la dirección de confrontar el imaginario nacional de las élites costarricenses, quienes suprimieron los sonidos de las resistencias cotidianas de los campesinos vallecentralinos para sustituirlos por el folclor paisajístico sin conflicto social.

El autor, en su aproximación a las músicas del Caribe costarricense, reconoce elementos de encuentro con la Nueva Canción, o la canción social, ya que en los cantos de los calypsonians limonenses, se encuentran reflexiones sobre el devenir histórico de la humanidad, así como expresiones de resistencia social contra problemáticas sociales como el racismo, la guerra y el clasismo.

Podemos afirmar que los alcances institucionales que han tenido como resultado el reconocimiento del calypso limonense como música nacional de Costa Rica, no fueron posibles sin el impulso constante de los movimientos sociales de las personas afrocostarricenses, aunque se debe reconocer también que el nombre de Manuel Monestel está impreso como pieza fundamental de este logro, patente en décadas de trabajo honesto y respetuoso con comunidades.

En el libro está casi ausente el vínculo entre Monestel y diversos calypsonians costarricenses como Walter Ferguson o Cyril Sylvan, entre otros, además de sus búsquedas y encuentros con la tradición del calypso limonense. Salvo por algunas menciones en momentos concretos el autor no aborda su experiencia filosófica y musicológica en relación con aquellas músicas del Caribe costarricense. Esto representa una ausencia notable, conociendo el trabajo musical e investigativo del autor, no solo en función de responder a la curiosidad de la persona lectora, sino en términos de registrar elementos fundamentales de una experiencia intelectual que marca las nuevas concepciones de la música costarricense.

La experiencia de Monestel con las músicas del Caribe es determinante en la forma en que construye su propia identidad, ya que él inicia su búsqueda de una canción necesaria a partir de una ruptura con las imágenes del rock and roll blanco norteamericano, musicalmente cercano pero filosóficamente distante de la realidad latinoamericana. En su encuentro con las músicas del calypso limonense, el joven vallecentralino se descubre a sí mismo y a su país como parte de la región Caribe, se nutre musicalmente de ese manantial artístico y confronta la negación del imaginario oficialista que racializa esa zona caribeña junto con quienes la habitan y sus producciones intelectuales.

El autor aborda en el libro su papel como miembro fundador del Movimiento de la Nueva Canción Costarricense4, en las cuales también queda patente cómo su trabajo investigativo sobre las músicas caribeñas imprime una nueva identidad estilística, irrumpiendo de manera revolucionaria entre las estéticas de la escena de la música social comprometida. Manuel Monestel es una de esas personas que mientras hacen su camino abren los caminos de las generaciones futuras, la forma transmite en este libro su relación con la música a partir de su creación e investigación es un ejemplo de esto.

Durante todo el relato se evidencia el carácter político del movimiento de la Nueva Canción Latinoamericana, el cual no se limitó a relatar el contexto en que se vivía en aquel entonces en toda la región, sino que se jugaron la vida militando y denunciando las injusticias de su tiempo. En sus encuentros y anécdotas con sus colegas se imprime una especie de sentido de generación, entre compañeros y compañeras de ideales con quienes se cruza en los sinuosos cauces de la historia regional.

Por su forma de percibir la vida y sus acontecimientos, se revela en la obra el marcado carácter cosmopolita del autor, más allá de la particularidad de haber viajado por el mundo cantando, son sus inquietudes más primarias de adolescente las que le conducen por estos caminos. Para conocer el mundo hay que abrirse al mundo, enfrentando sus propios prejuicios y estereotipos, de esto trata el relato general de este libro que deja patente una filosofía de vida, de gusto por el arte y la cultura como habitante de esta gran tierra.

La historia de este libro no es solo el recuento de episodios de una vida por mucho interesante, pues con cada relato, con cada canción de fondo que se coloca en el texto, quedan ahí manifiestos los sueños, anhelos, decepciones y fracasos de una generación que como pocas confrontó el orden dado de las cosas. No es casual que una de las más grandes revoluciones artísticas se haya gestado durante ese período, de hecho parte del mensaje que queda plasmado en este libro, el cual es que para transformar e innovar artísticamente no basta la estética y la técnica, se requieren utopías sobre todo de ideales políticos y filosóficos para poder impulsar estos cambios.

Cantar la vida, vivir el canto: un relato sobre Música Popular y su contexto 1968-2020, es una obra honesta, el autor se muestra ante el lector en su dimensión más humana, solo así es posible distinguir las evoluciones del personaje, así como también comprender las constantes propias de su carácter, como su condición de ser pasional y romántico. Monestel no tiene temor a abrirse íntimamente en su prosa, recordando una frase clave del escritor Marcel Proust (2001), en la segunda parte de su gran obra En Busca del Tiempo Perdido:

No hay hombre –me dijo–, por sabio que sea, que en alguna época de su juventud no haya llevado una vida o no haya pronunciado unas palabras que no le gusta recordar y que quisiera ver borradas. Pero en realidad no debe sentirlo del todo, porque no se puede estar seguro de haber llegado a la sabiduría, en la medida de lo posible, sin pasar por todas las encarnaciones ridículas u odiosas que la preceden […] (p. 595).

De esta misma manera el autor no reniega de su vida, presenta aquí muchos aciertos y errores, que son al final y al cabo los que conforman a la personalidad que actualmente es. Manuel Monestel se reconoce como parte de una generación que luchó por cambiar el mundo, que tal vez no lo logró, pero que dejó sembrada una semilla de esperanza. No es casual que esas bandas y grandes artistas de pelo largo de los años 60 y 70 del siglo pasado permanezcan como referentes artísticos de nuevas generaciones, tal vez ese sea el triunfo de esa generación.

Gracias a este libro conocemos fragmentos de la casi olvidada historia de la canción costarricense, estamos frente a una obra de consulta obligatoria para todas aquellas personas que quieran aventurarse en el camino de la música popular desde la visión costarricense. Las experiencias relatadas son aún más valiosas en términos de pensar artísticamente desde una perspectiva contrahegemónica. Frente a nuestros ojos se abre la historia de un pequeño artista pero de carácter profundamente global, que vivió como hijo de su propio tiempo, en sus anécdotas e historias se trasluce la narración de toda una época de profundas transformaciones políticas.

Estructura y descripción de los capítulos

Presentación

Esta sección a cargo de Víctor Hugo Acuña reseña brevemente lo que será esta autobiografía, colocando al autor en su dimensión histórica, más allá de lo anecdótico y lo testimonial. Anunciando que lo que se leerá es la historia de una generación, de sus ideales, de sus voces y sus contradicciones.

Introducción

El autor coloca la perspectiva desde la cual se va a acercar a su propia historia, la cual tendrá un eje estructurante, que es la música de cada época presentada como descubrimientos fundamentales capaces de alterar el rumbo de su vida.

Capítulo 1 La adolescencia y de lo que se adolece

Abre su relato contando su historia como adolescente enamoradizo y tímido de la década de 1960, estimulado por los primeros conjuntos del rock costarricense que versionaron a las grandes bandas de la industria británica y norteamericana. Era una Costa Rica en la que los salones de cine se llenaban de música y jóvenes en busca de un sentido.

Capítulo 2 El Barrio, semillero de sueños, ilusiones y desengaños

Las aventuras juveniles se van develando entre las primeras desilusiones amorosas con música de serenatas como fondo y las películas censuradas en un pequeño cine de San Pedro. Problematiza la doble moral y conservadurismo de la sociedad de aquella época a la que se enfrentaba una generación con nuevas ideas.

Capítulo 3 El áspero camino hacia la adultez

Los efectos del temblor de Woodstock se sienten en San José, los pelos largos cantan rock, pero bailan bolero. Este capítulo es una aproximación de lo que significó ser un hippie en América Central en la década de 1970. Los sincretismos de las músicas, la lucha social, el humo de la mariguana y el primer amor.

Capítulo 4 La canción viajera del norte y del sur

Contra todo dogmatismo el autor se abre a una búsqueda musical. Una espina en la conciencia le dice que las canciones en inglés no se adaptan a la realidad de su pequeño país. Encuentra en los sonidos de las músicas andinas la brújula que guiará su búsqueda, ya no solo artística, sino también política.

Capítulo 5 El gran festival

La Cuba revolucionaria abre los brazos a la canción popular de todo el mundo, esta experiencia marca la vida y obra de Monestel. En el viaje complicado desde Costa Rica demuestra la tensión del clima político de la época. El amor es una constante que vuelve a tomar las riendas de la historia al ritmo de samba.

Capítulo 6 La guerra Centroamericana ¡Patria libre o Morir!

El sentido de la solidaridad y hermandad entre los pueblos se materializa en el canto. El recrudecimiento de la guerra contra la dinastía de los Somoza en Nicaragua involucra a miles de costarricenses que apoyan al pueblo vecino en su búsqueda de libertad y equidad. En este contexto conoce a significativos artistas de la región, sin embargo, el que cambia su vida es un discreto calypsonian del Caribe Sur de su país: Walter Ferguson.

Capítulo 7 Mi encuentro con los Orishas

En un pueblo del interior de Brasil, vive la experiencia que marcaría el rumbo de su carrera musical, la esencia de la filosofía popular contenida en las canciones del campo brasileño abren paso a búsquedas en su propio país.

Capítulo 8 Amor, narcotráfico y Guerra Fría: La madre del campeón mundial

De conciertos en un bar de San Pedro a un recital en una comunidad hippie de los Estados Unidos. El autor y su grupo Cantoamérica conquistan mentes y corazones en diversas partes del mundo.

Capítulo 9 El nuevo milenio

Describe dos décadas de profundización de su trabajo académico, musical e investigativo, una época en la que el autor cosecha –mediante publicaciones, discos y galardones– el fruto de una vida cultivada con consecuencia.

Epílogo

Una breve crítica del momento que pasa actualmente la humanidad, conectada por las redes sociales y distanciada por un virus que no terminamos de entender.

Epílogo Poético

Un collage poético con el que cierra la obra, utilizando fragmentos de los himnos de la canción hispanoamericana reflexiona sobre el transcurrir del tiempo, las causas ganadas o perdidas y el sentido efímero de la existencia.

Referencias

Hobsbawm, Eric John. (2013). Gente poco corriente: resistencia, rebelión y jazz. Barcelona: Editorial Crítica.

Monestel, Manuel. (2021). Cantar la vida, vivir el canto. Un relato sobre Música Popular y su contexto 1968-2020. San José: URUK Editores.

Proust, Marcel. (2001). En Busca del tiempo perdido: a la sombra de las muchachas en flor. Buenos Aires, Argentina: Editorial Santiago Rueda. Recuperado de http://www.medicinayarte.com/img/biblioteca_virtual_publica_deleuze_proust_tiempo_ii.pdf

Notas

1 Manuel Monestel es un cantautor costarricense, fundador del Movimiento de la Nueva Canción en su país junto a Rubén Pagura, Luis Enrique Mejía, Dionisio Cabal y otros autores. Además, se ha desempeñado como investigador en el área de la etnomusicología, desarrollando investigaciones pioneras en torno a las músicas del Caribe costarricense y centroamericano. En el año 2010 obtuvo el Premio Nacional de Cultura Popular, el máximo galardón que otorga el Ministerio de Cultura de Costa Rica a sus artistas y cultores.
2 La estructura y descripción de los capítulos que conforman el libro Cantar la vida, vivir el canto: un relato sobre Música Popular y su contexto 1968-2020 puede ser consultada al final de la presente reseña.
3 El grupo Cantoamérica, uno de los principales de la escena musical costarricense, fundado y liderado por Manuel Monestel ha grabado alrededor de 13 discos y se ha presentado por diversos escenarios de América, Asia, Europa y África.
4 El Movimiento de la Nueva Canción Costarricense surge en la década de 1970, inspirado en las nuevas corrientes de la canción social latinoamericana, con una estética que enlazaba los sonidos de las canciones tradicionales o folclor con elementos experimentales que aportaba el rock y el folk norteamericano, poniendo énfasis especial en la elaboración de las letras que buscaban reflejar y denunciar las injusticias y problemáticas sociales de su tiempo.

Notas de autor

* Costarricense. Licenciado en Enseñanza de los Estudios Sociales por la Universidad de Costa Rica (UCR), San José, Costa Rica. Docente de la Cátedra de Estudios de África y el Caribe, Universidad de Costa Rica, San José, Costa Rica. Correo electrónico: wilson.arroyo@ucr.ac.cr ORCID: https://orcid.org/0000-0002-6128-9595
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