InterSedes, ISSN 2215-2458, Volumen 23, Número 47,
Enero-Junio, 2022, pp. 1-25 (Artículo).
INTERSEDES |
4
merengue, pues se consideraba un baile inmoral. A diferencia del
tumbao, en el que los “tumbadores” no hacían contacto cuerpo
a cuerpo y hacían giros en grupos de parejas sueltas, el meren-
gue promovía un estrecho contacto corporal que se consideraba
promiscuo, lujurioso y un jolgorio descontrolado (Pérez & Solano,
2003). Esta resistencia parece tener su asidero en una cultura do-
minicana dominada por el eurocentrismo, en la que se quería que
los dominicanos emularan a los países de Europa, Norteamérica y
Sudamérica (Austerlitz, 1993). Para Chaljub (2002), “la consigna
parecía ser entonces, mantener el merengue lo más replegado po-
sible a las zonas campesinas, y bloquearle la entrada en los centros
urbanos y especialmente en los bailes de las clases más adineradas”
(p. 67).
Antes de esta campaña contra el género, el merengue de salón
dominicano se interpretaba con combinaciones de instrumentos
de viento y cuerdas como el bombardino (eufonio o barítono),
clarinete, violín, auta, guitarra, mandolina, el cuatro y el tiple;
para la percusión, se utilizaban el timbal, la tambora, el güiro y la
pandereta (Austerlitz, 1993). Tras su expulsión, el merengue siguió
en desarrollo y ganó popularidad en las zonas rurales del país, y
se mantuvo connado en los campos. Fue en la región del Cibao
donde esta música empezó a adquirir mayor fuerza, debido a las
características de mayor población, actividad productiva y comer-
cial de esta zona, especialmente en la ciudad de Santiago de los
Caballeros, donde el merengue de acordeón, güira y tambora se
fue popularizando (Chaljub, 2002).
El merengue cibaeño era ejecutado con el cuatro, la tambora y
el güiro, algunos grupos rurales agregaban instrumentos de viento
e imitaban las orquestas de salón. Luego, los instrumentos de cuer-
da dieron paso al acordeón, instrumento de origen alemán que fue
introducido por los comerciantes tabacaleros aproximadamente
en 1870 (Austerlitz, 1997). Introducido este nuevo instrumento,
“el conjunto típico del merengue quedaría constituido con el acor-
deón, la tambora, el guayo —la güira de metal— y la voz del propio
acordeonista. Podía agregársele otro miembro como el saxofón, al
que pintorescamente, se le llamaba ‘cachimbo’” (Pérez & Solano,
2003, p. 298), a veces se le agregaba el bombardino. En relación
con la evolución del güiro a la güira de metal, el músico dominica-
no Junior Sánchez explica: “dicen que la güira viene del güiro, pero