Internet: manipulación mediática y nuevos mitos en la sociedad
occidental posmoderna
Je Brenes-Sánchez
InterSedes, Revista electrónica de las sedes regionales de la Universidad de Costa Rica,
ISSN 2215-2458, Volumen XXIII, Número 47, Enero-Junio, 2022.
10.15517/isucr.v23i47 | intersedes.ucr.ac.cr | intersedes@ucr.ac.cr
A: is article explores the role the media plays in the transformation of myths
and the construction of alternate realities in the context of postmodern Western society.
eoretical tools of critical analysis are implemented in order to explain the purpose of
myths today and how, from these mythical discourses, reality gets manipulated. It begins
with a postmodern myth that is still current as a mean to show that myths have never
disappeared. at is, the idea that science and reason are the only valid ways to explain
reality; but this discourse hides the fact that technological means of communication have
become modern spaces for the creation of new heroes and distorted social realities. In
the end, it is concluded that postmodern Western society supplants old myths with other
paradigmatic models that arise from the creation of these manipulated realities and how
social subjects (individual or collective) assume an active place in the emergence of these
new paradigms whose value, unlike the ones from ancient eras, is not in the conduct they
represent but in the prots they can generate.
R: Este artículo explora el rol de los medios de comunicación en la transformación de
los mitos y la construcción de realidades alternativas en el contexto de la sociedad occidental
posmoderna. Para esto, se implementan las herramientas teóricas del análisis crítico con el
n de explicar la función de los mitos en la actualidad y cómo a partir de estos discursos
míticos se manipula la realidad. Se parte de un mito posmoderno y vigente como medio
para demostrar que los mitos nunca han desaparecido, este es, la idea de que ciencia y razón
son las únicas formas válidas para explicar la realidad, pero este discurso oculta el hecho
de que los medios tecnológicos de comunicación se han convertido en modernos espacios
para la creación de nuevos héroes y realidades sociales distorsionadas. Al nal, se concluye
que la sociedad occidental posmoderna suplanta los mitos antiguos por otros modelos
paradigmáticos que surgen a partir de la creación de estas realidades manipuladas y cómo
los sujetos sociales (individuales o colectivos) asumen un lugar activo en la aparición de
estos nuevos paradigmas cuyo valor, a diferencia de la época antigua, no está en la conducta
que representan sino en las ganancias que pueden generar.
Sede Interuniversitaria de Alajuela
Universidad de Costa Rica
Alajuela, Costa Rica
je.brenes@ucr.ac.cr
Publicado por la Editorial Sede del Pacíco, Universidad de Costa Rica
DOI: 10.15517/isucr.v23i47.47561
P : Internet, medios de comunicación masiva, nuevos mitos, manipulación
de la realidad, posmodernidad
K: Internet, mass media, new myths, manipulation of reality, postmodernity
Internet: media manipulation and new myths in postmodern Western society
Recibido: 24-06-21 | Aceptado: 03-08-21
C  (APA): Brenes-Sánchez, J., González-Arias, I. (2022). Internet: manipulación mediática y
nuevos mitos en la sociedad occidental posmoderna. InterSedes, 23(47), 126–141. DOI 10.15517/isucr.
v23i47.47561
Ingrid González-Arias
Sede del Atlántico
Universidad de Costa Rica
Turrialba, Cartago, Costa Rica
ingrid.gonzalezarias@ucr.ac.cr
InterSedes, ISSN 2215-2458, Volumen 23, Número 47,
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Introducción
Actualmente, se vive en una sociedad altamente tecnologizada,
regida por la información que corre por las venas digitales de un
mundo interconectado por grandes telarañas de bra óptica que
transmiten información a millones de bits por segundo. Ante este
panorama, la mayoría de las personas cree que el progreso ha lo-
grado eliminar el uso de los mitos y que la razón, la ciencia y la téc-
nica son los únicos medios válidos para explicar la realidad, pero
esto es solo un mito más, uno tan grande que pasa desapercibido.
Este breve escrito pretende analizar cómo la conjunción entre la
internet y los medios de comunicación se han convertido en los
principales sistemas de manipulación de la información y cómo
estos (de)forman la realidad, al ofrecer innitos espacios para la
(des)información, la construcción de nuevos paradigmas heroicos
y la automiticación de los sujetos sociales.
Los mitos en la sociedad posmoderna
La cultura occidental, desde sus orígenes en la Antigua Grecia,
ha estado signada por los mitos que la denen, y a la vez, por una
eterna lucha para ocultarlos. En esta época posmoderna muchos
creen vivir en una sociedad extremadamente racional u objetiva,
que ha logrado desterrar de sus dominios los mitos. Creen que los
avanzados medios de comunicación los han librado de discursos
carentes de verdad y razón, nada más lejano de la realidad. De
hecho, Molpeceres (2006) menciona que en esta época los mitos
han recuperado su validez como un medio para la interpretación
del mundo.
Además, Molpeceres (2006, 2013) arma que desde el origen
de la racional losofía griega [occidental], esta se encuentra en
plena oposición al pensamiento mítico. Sin embargo, como men-
ciona Molpeceres (2006) y Treré y Barranquero (2013), la sociedad
occidental posmoderna ha construido mitos asociados con avan-
ces tecnológicos como la imprenta, la fotografía, la radio, el cine,
la televisión, la internet (todos relacionados con la comunicación).
“En los dos últimos siglos, las referencias a un cambio de era, ciclo
o tiempo histórico se han hecho cada vez más frecuentes, como si
las tecnologías en sí mismas fuesen el principal detonante de las
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transformaciones históricas” (Treré & Barranquero, 2013, p. 28).
La aparición de estas tecnologías produce también el surgimien-
to de nuevos relatos mitológicos, hijos del pensamiento moderno
que se autoengaña para creer superados los obstáculos metafísicos
gracias a la razón.
En este sentido, Molpeceres (2006) establece la existencia de
mitos vivos y mitos establecidos en la cultura, los mitos vivos son
aquellos que están en uso, “es decir, que mientras una construcción
mítica funciona dentro de una sociedad, es sentida como verdad
y no como mito, y sólo cuando pierde vigencia se empieza a ver
como mito” (p. 4). Esto se considera una característica presente en
la sociedad posmoderna, especialmente si se toma en cuenta que
el surgimiento de discursos mitologizables es constante.
Ahora bien, antes de proseguir con esta argumentación es ne-
cesario dejar clara la concepción de mito que sustenta este ensayo.
Hay varias maneras de denir lo que es un mito, según Barthes
(2010), los mitos son deformaciones de la realidad que no permi-
ten apreciarla tal como es en toda su complejidad, estas construc-
ciones distorsionadas de la realidad surgen bajo la dirección de las
clases dominantes que las utilizan como un medio de enajenación.
En contraposición, Molpeceres (2013) considera que el mito,
como la losofía, es una forma de pensamiento que pretende dar
una explicación de la realidad, y más que antagonistas son aspec-
tos que se complementan. Pero, según la misma autora, desde que
en la Antigua Grecia se adoptó el modelo losóco planico,
orientado a la búsqueda de la verdad y la racionalidad, el mito se
ha denido como una cción opuesta a la realidad sin capacidad
de crear o comunicar conocimiento.
Lamentablemente, esa es la visión dominante que se tiene en
occidente sobre el concepto de mito, una cción sin relación con la
realidad, es por esa razón que la mayoría de las personas se niegan
a creer que los mitos aún existan o tengan validez. No obstante, esa
misma negación de la función cognitivo-pedagógica del mito es la
que permite que se desarrolle la función enajenadora propuesta
por Barthes (2010).
En otras palabras, el no aceptar la existencia o validez de los mi-
tos posibilita que estos se difundan entre la gente, que sean acepta-
dos como verdaderos. Esto facilita la manipulación de la concien-
cia de una masa acrítica que cree ciegamente en todo lo que recibe
mediante los medios de comunicación.
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Los mitos y la construcción de la realidad
A partir de la idea anterior, es fácil determinar la manera en
que ciertos actores sociales y políticos han utilizado esta contrapo-
sición para construir realidades a la medida. Un caso signicativo
es la creación de los llamados mitos fundadores que determinan
las características y rasgos básicos de las naciones. Según Cortés
(2010), estos mitos constituyen “un entramado particularmente
coherente y construyen, no tanto creencias independientes o se-
paradas, como una verdadera construcción de la nacionalidad” (p.
184).
En este proceso de la construcción de las identidades naciona-
les, siempre hay un sujeto político —la clase dominante descrita
por Barthes (2010)—, que da origen al discurso mítico. Pero, al
mismo tiempo, se evita que los dominados reconozcan el origen
de este discurso, y se utilizan una serie de instrumentos retóricos
que ayudan a validar el discurso y fortalecen el proceso de acep-
tación de la realidad mítica. Mientras que se niegan los aspectos
no agraciados de la realidad, se crean héroes, y con ellos, himnos
gloriosos, efemérides, actos cívicos y todo un sin n de actividades
destinadas a invisibilizar la verdadera realidad.
En el caso de Costa Rica, por ejemplo, Cortés (2010) menciona
los mitos de la Virgen de los Ángeles, la Arcadia Tropical y el Sol-
dado Juan, los cuales determinan el origen del ser costarricense.
Para Cortés (2010), estos tres mitos articulan una serie de ideas
que legitiman el discurso de la Costa Rica de ensueño. Particular-
mente, el mito de la Arcadia Tropical dene al país como un pa-
raíso sin conictos, donde todos son “igualiticos, y esto hace que
de manera espontánea se opte por una especie de “democracia na-
tural” (p.189) como medio de administración social. De este mito,
dice Cortés (2012), surgen otros mitos secundarios como el de la
democracia centenaria o que Costa Rica es un país sin ejército, lo
cual apela a valores deseables como la igualdad y la paz.
Este tipo de discurso se reproduce de forma casi mecánica a lo
largo de la historia de Costa Rica y se valida por medio de eventos
que permiten reforzar el mito, como el Premio Nobel de la Paz
otorgado al expresidente Óscar Arias Sánchez. Asimismo, los go-
bernantes de turno, independientemente de su color político, utili-
zan ese argumento para evitar que el pueblo se manieste de forma
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agresiva en contra de cualquier acción gubernamental con la que
no esté de acuerdo.
Otro ejemplo notorio son las declaraciones del presidente Car-
los Alvarado ante las manifestaciones que se llevaron a cabo en
contra del gobierno mientras se intentaba aprobar en la Asamblea
Legislativa la Ley 9635 Fortalecimiento de las Finanzas Públicas
en 2019. En dichas declaraciones se calica de “inaceptable en un
país de paz como es Costa Rica los hechos de violencia suscitados
(Presidencia de la República de Costa Rica, 2019, párr. 1). Obvia-
mente, este discurso no se cumple en la práctica, porque contrario
a las palabras del mandatario, las acciones tanto del gobierno y las
fuerzas policiales, como de sectores de la población demuestran
que la paz no siempre reina en este reino.
Los medios de comunicación masiva como
transformadores de la realidad
Ante este contexto, es necesario comprender también el rol que
juegan los medios de comunicación masiva en la creación de mi-
tos y realidades alternas. En este sentido, Cocimani (2004) arma
que esta sociedad es prolíca en la creación de discursos míticos,
que, si bien no tienen el mismo valor que poseían para los pueblos
antiguos, ya que han sido desacralizados, sirven para fabricar ver-
dades creíbles gracias a la omnipresencia de los medios de comu-
nicación.
Así, se podría decir que la publicidad se ha convertido en un
sistema para la construcción de discursos neomíticos, los medios
publicitarios toman un producto (que puede ser un objeto o una
persona), y construyen toda una plataforma de realidad simbóli-
ca que lo hace trascender más allá de su materialidad. Con esto,
muchas personas le dan mayor importancia al valor simbólico o
estético que al producto en sí, como si el producto y su signicado
estuvieran separados, se crea una realidad alterna o hiperrealidad
(Acaso, 2006), para que el consumidor llegue a asumir que el pro-
ducto hiperreal es más valioso que el producto real.
Se puede poner de ejemplo como los medios de comunicación
venden la imagen de un artista o personalidad de la farándula;
crean toda una historia (mito) alrededor y a partir de su vida. Esta
historia, por lo general, es una farsa sustentada en algunos aspec-
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tos reales, creada especícamente para ser consumida, pero los
fans del artista asumen que esta es la auténtica realidad de su ídolo
y nunca llegan a conocer la verdadera historia de vida del sujeto,
como sucede en muchos reality TV shows.
Este tipo de estrategia lo que pretende es crear nuevos para-
digmas que la masa desea imitar. En la Antigua Grecia, como
menciona Molpeceres (2006) “la obra homérica y sus mitos su-
ponían un código de conducta del que obtener valores éticos de
comportamiento en sociedad” (p. 2). En las sociedades modernas,
los medios de comunicación masiva suplantan la función del mito
homérico y posicionan a los nuevos héroes sociales. La gran dife-
rencia está en que los mitos antiguos ofrecían a los héroes como
paradigmas de conducta deseables, ya que (por lo general), de-
mostraban modelos de conducta positivos, mientras que los nue-
vos paradigmas heroicos propuestos muchas veces representan
modelos de conducta negativos. A esta construcción paradigmá-
tica, Herra (2007) le llama ética no predicativa, que es una forma
para transmitir patrones de valores o conductas sin la necesidad
de predicar, es decir, sin comunicarlo verbalmente, sino por medio
de las potentes imágenes de los medios de comunicación.
Estas imágenes penetran y se posicionan con gran facilidad en
las mentes de los espectadores, ya que resultan muy atractivas. De
este modo, se consolida el mito alrededor del personaje paradig-
mático y se logra que los consumidores reproduzcan el modelo de
conducta propuesto. Ejemplos de este tipo son fáciles de ver en el
mundo de la música, si un cantante famoso usa un corte de cabello
o un estilo de vestir particular, gran cantidad de sus fans inme-
diatamente copian el estilo, lo cual genera un gran movimiento
económico en el mercado. Se logra el cometido, la utilización pa-
radigmática del artista sirve para manipular a los fans para que
consuman sus productos e imiten su estilo, pero a la vez, si este
personaje tiene hábitos o vicios que no son saludables, muchos de
sus fans también tienden a imitarlos, sin tomar en cuenta el per-
juicio personal o social que este comportamiento pueda generar.
Una situación similar se nota al analizar el rol de los medios de
comunicación en el ámbito de la política y las transformaciones
sociales. Según explica Serrano (1993):
La participación de los Medios de Comunicación de Masas
(MCM) en la elaboración de una representación de lo que
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sucede en el mundo se inicia cuando la institución me-
diadora, u otros agentes sociales (Agencia de noticias,
Consejo de redacción, Censores, etc.), seleccionan deter-
minados acontecimientos para hacerlos públicos. La tarea
especícamente comienza cuando los Emisores (con la
aceptación de la institución mediadora) eligen, en el mar-
co del acontecer público determinados objetos de referen-
cia. (pp. 141-142)
Esta mediación genera, como menciona Serrano (1993), dife-
rentes formas de interacción entre los medios de comunicación y
su entorno social inmediato. Por un lado, les obliga a abrir espacios
informativos sobre el acontecer social, por otro, les hace tomar una
posición [ideológica] con respecto a los eventos que suceden en
la sociedad. En este punto, los medios de comunicación pueden
ser pasivos y adoptar un marco referencial establecido, que puede
ser innovador o conservador, o pueden asumir un rol activo como
agentes sociales que proponen un marco de referencia innovador
o conservador.
La posición ideológica que asuman los medios de comunica-
ción, por tanto, permea la manera cómo se maneja y transmite la
información. Si se trata de un medio pasivo y conservador, va a
reproducir ciertas conductas tendientes a la permanencia de los
valores y costumbres ya establecidos, pero si es un medio activo
con una visión innovadora, va a alentar la introducción de nuevos
valores, que en un inicio pueden ser mal vistos por parte de los
consumidores (al menos por una parte), pero que con una ade-
cuada estrategia de posicionamiento terminan por ser aceptados
y validados, se construyen así, una vez más, nuevos paradigmas
sociales.
Este fenómeno es fácil de apreciar en el ámbito de la política al
ver la manera en que los personajes o partidos usan y manipulan
la información para alcanzar sus nes, ya sea durante una cam-
paña electoral o durante sus periodos de mandato. Claramente,
los medios de comunicación juegan un rol preponderante en el
posicionamiento social de los sujetos políticos, sus ideas, valores y
propuestas. De esta manera, los medios de comunicación constitu-
yen un ente miticador que genera una serie de discursos, a veces
basados en una realidad manipulada y ajustada a conveniencia,
otras veces totalmente cticios que son parte de la vivencia coti-
diana de la política.
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Del mismo modo, los gobiernos y medios de comunicación
tienden a utilizar una serie de estrategias discursivas semejantes
como medios propagandísticos que ayudan a posicionar en la
población ciertas ideologías y formas de pensar. Moreno (2019)
menciona que existen una serie de paradigmas bien denidos que
cumplen este tipo de funciones, por ejemplo, el Paradigma de Syl-
vain Timsit, que según el autor:
[…] consiste en plantear a través de los mass media un pro-
blema intangible del que se culpabiliza a la sociedad, una
vez infundida la culpa, se ofrece la solución, que suele ser
bien aceptada por la población ya que les libera dicha culpa.
La citada solución, es la conducta social o de pensamiento
que se quiere obtener o imponer en el proceso de manipu-
lación. (p. 29)
A mayor escala, los sistemas políticos en conjunto con los me-
dios de comunicación, utilizan estrategias de este tipo para impo-
ner y forzar la aceptación de ciertos intereses que no son vistos de
buena manera por la mayoría de la población (Moreno, 2019). Se
puede mencionar, en este caso, el uso de estrategias como la Ven-
tana de Overton, que como explica Guzmán (s.f.), es una estrate-
gia política “que ayuda a explicar cómo es que se legitiman ciertas
ideas ante la opinión pública, y cómo a partir de esto, un conjunto
de ciudadanos se adecua a dichas ideas” (párr. 1).
En otras palabras, se trata de una forma para posicionar social-
mente ciertas ideas que en un inicio pueden parecer inaceptables,
pero que al ser defendidas y proyectadas por sujetos con autoridad
(think tanks, académicos prominentes, medios de comunicación,
políticos, etc.) de forma paulatina pasan a ser concebibles y hasta
deseables. Según Guzmán (s.f.), se podría armar que en este pro-
ceso es común el uso de las falacias ad verecundiam (de autoridad)
como recurso retórico, ya que se apela a estas guras de autoridad
(económica, académica, política) como sustento del discurso. Al
respecto, Moreno (2019) comenta que el Paradigma de Overton
es una estrategia útil para modicar valores fuertemente arraiga-
dos en la sociedad, por lo que “ha sido empleado en los últimos
tiempos por la ingeniería social, para la legitimación de aspectos
controvertidos socialmente” (p. 28).
Por lo general, el uso de esta estrategia se basa en la defensa de
la libertad de expresión, con esto se le puede permitir a personajes
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públicos opinar sobre el tema y trasladar la discusión al ámbito de
la academia, ya que en este contexto no existen temas tabúes. Al
mismo tiempo, se fomenta la aparición de grupos (algunos extre-
mistas) que deendan el objetivo o idea que se pretende imponer
y ataquen a quienes se oponen. La siguiente etapa del proceso es
buscar medios legales que justiquen el objetivo, se hace propa-
ganda en los medios de comunicación, se expone el tema en pro-
gramas de opinión y entrevistas o debates en los noticiarios, se
crean neologismos, eufemismos y todo un vocabulario especíco
para hablar del tema, el cual empieza a ser usado de forma genéri-
ca por la población expuesta a dicho lenguaje. Finalmente, la idea
está tan posicionada que se inician los debates políticos (con todo
el apoyo mediático) para la creación de leyes que regulen e insti-
tucionalicen la práctica deseada, aunque en un inicio se haya sido
considerada como indeseable por la mayoría.
Es evidente que todo este proceso se basa en la creación de dis-
cursos cticios que con el tiempo llegarán a crear el mito de la
importancia o validez de la ideología o práctica social implantada,
lo cual puede ser justicado con estudios académicos a la medi-
da, encuestas en prensa manipuladas, entre otros, que fortalecen
el mito. En el fondo es un círculo vicioso, en el cual políticos, think
tanks, medios de comunicación y ciertos círculos de la sociedad
están en contubernio para manipular y dominar a las mayorías
sociales.
Las nuevas subjetividades transnacionalizadas e
identidades deslocalizadas
Otro aspecto con el cual se puede asociar la manera cómo los
medios de comunicación manipulan la realidad, lo aborda Appa-
durai (2001) con el tema de las migraciones, y cómo estas, suma-
das al trasiego de imágenes por parte de los medios electrónicos
de comunicación, crean cierto desequilibrio social por medio de
la aparición de las nuevas subjetividades modernas. Según Appa-
durai (2001), las migraciones masivas que se han dado, princi-
palmente en Europa, transforman la percepción social sobre la
identidad local y las identidades deslocalizadas, es decir, aquellas
subjetividades colectivas que se crean en los países receptores a
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partir de la instalación de pequeñas comunidades de personas que
comparten un mismo origen.
Entonces, la interacción entre estos dos tipos de identidades
genera la aparición de distorsiones en la manera que ambos gru-
pos (local y deslocalizado) perciben el entorno social receptor. Por
un lado, los locales pueden considerar a los migrantes como gru-
pos amistosos y aceptarlos sin problemas o verlos como extraños,
invasores y hasta amenazadores; por otro lado, los migrantes se
pueden autodeterminar como víctimas por tener que abandonar
su lugar de origen e instalarse en un nuevo espacio social y se abs-
tienen de integrarse en la comunidad local, o simplemente adap-
tarse al nuevo entorno y aceptar las dinámicas sociales del espacio
receptor.
En este proceso hay una gran inuencia que se origina en la
forma como los sistemas políticos y los medios de comunicación
representen la escena y el enfoque que le den al abordaje del tema.
Medios pro migrantes van a dar un enfoque que benecie la inser-
ción, medios nacionalistas, por el contrario, generarían un enfo-
que negativo que resalta los efectos perjudiciales que puede traer
la llegada de este tipo de grupos al espacio receptor. Los medios
de comunicación, entonces, se encargan de mediar (valga la re-
dundancia), este tipo de interacciones, al generar expectativas po-
sitivas o negativas de la realidad. En este mismo contexto, según
Appadurai (2001) la inuencia mediática supone también una len-
ta pero continua ruptura con el pasado histórico, las tradiciones y
valores propios de la cultura local que poco a poco son transfor-
mados o sustituidos por modelos transfronterizos.
Para ello, la aparición de nuevos mitos es fundamental. Por un
lado, surge el mito del migrante heroico que ha tenido que superar
grandes obstáculos para llegar a su destino, lo cual lo hace merece-
dor de todo tipo de benecios a nivel social en la cultura receptora;
por el otro, surgen mitos que monstrican al migrante, de manera
que permitan gestionar acciones sociales en contra de los grupos
deslocalizados. Este tipo de mitos se sustentan por lo general en
una mala comprensión de las costumbres y tradiciones practicadas
por los migrantes, o por prácticas criminales que desarrollan una
pequeña parte de ellos, pero que se imponen de manera forzada y
cticia sobre todo el conjunto, al apelar a una falacia de generali-
zación apresurada. En todo caso, es evidente el rol que juegan los
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medios de comunicación y en especial las redes sociales en este
tipo de construcciones discursivas, ya que son espacios con poco
o nulo control legal, que permiten la mayoría de los discursos. Re-
cientemente, se ha visto un incremento de la censura y la manipu-
lación de la información en redes como Facebook o Twitter, que
deslegitiman o desaparecen todos aquellos discursos que se alejen
de su postura ideológica, como sucedió en el caso de las elecciones
presidenciales de Estados Unidos en 2020.
Para Appadurai (2001), este modelo cuenta con los medios de
comunicación y los grupos migrantes como principales entes ge-
neradores de cambio. Los medios de comunicación abren espacio
a nuevas formas de construcción de imaginarios individuales o
colectivos a partir de la inserción de los grupos de migrantes en
los espacios receptores. Así, estas imágenes —imaginadas—, que
pueden ser positivas o negativas, gracias a la velocidad y voracidad
de transmisión de los medios electrónicos, se instalan fácilmen-
te en la percepción de los grupos locales y generan reacciones de
aceptación o rechazo.
Esta imaginación, que según Appadurai dista de la fantasía, tie-
ne una dimensión colectiva, la cual se basa en la utilización de los
medios de comunicación para inducir en los grupos deslocaliza-
dos un sentimiento de comunidad. Por otra parte, la imaginación
también tiene una dimensión individual que fomenta (principal-
mente en los jóvenes) la creación de realidades cticias por medio
del uso la internet y las redes sociales.
Internet, redes sociales y nuevos mitos
Ante el panorama expuesto, no se puede ignorar que el uso de
la internet y la aparición de las redes sociales como Facebook, Twi-
tter o YouTube, entre otras, alteran signicativamente la manera
como muchos jóvenes (y no tan jóvenes) construyen su imagen de
la realidad, pero al mismo tiempo, la forma en la que construyen
su propia imagen. Las generaciones más jóvenes, que han crecido
bajo la era de la internet, tienen formas muy diferentes de relacio-
narse con el mundo respecto a las generaciones previas al auge de
la web, esto le conere a la mayoría de los jóvenes una visión digi-
talizada del mundo que es muy propia de la sociedad posmoderna.
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BRENES & GONZÁLEZ | Internet: manipulación mediática
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Para Díaz (2017), las redes sociales “ilustran tanto los bene-
cios sociales de comunicación y conexión entre individuos como
suscitan problemas de privacidad y falta de conanza en la veraci-
dad de las informaciones” (p. 5). Esta forma de interacción digital
genera formas más rápidas y efectivas de comunicación, y ofrece
la posibilidad de acceder a millones de datos de forma casi instan-
tánea, permite cualquier persona con conexión a la red obtener
todo tipo de información que puede ser desde relevante y funcio-
nal hasta absurda y sin sentido. Pero, como menciona Díaz (2017),
este exceso de información puede llevar de manera incidental a la
formación de visiones falsas de la realidad, especialmente a per-
sonas que no tengan un criterio amplio e interés por vericar los
datos que consumen.
Por otro lado, este tipo de sistemas de comunicación permiten
a cualquier persona falsicar la realidad de forma malintencio-
nada. Es decir, cualquiera que tenga acceso a la web puede crear
contenidos falsos y publicarlos en los diferentes tipos de redes de
interacción social como si fueran ciertos y con esto generar las co-
nocidas noticias falsas que inundan este tipo de medios. Esto se
debe, como menciona Caro (2015), a que “los entornos virtuales
favorecen la sensación de anonimato y con ello una serie de con-
ductas y de comportamientos que pasan más desapercibidos [que]
en las relaciones presenciales” (p. 188). En este sentido siempre
existe “la posibilidad de la mentira en los perles virtuales de las
redes sociales o de difundir información falsa en Internet” (Caro,
2015). El principal problema surge cuando las personas ingenuas
ven este tipo de contenidos y asumen que son ciertos sin siquiera
cuestionar la veracidad de la fuente o intentar dilucidar si el conte-
nido tiene lógica o es un disparate.
Como menciona Caro (2015), la creación de perles falsos es
una práctica común en internet. Probablemente, esto se deba a
que hay personas que buscan tener cierto nivel de actividad social,
pero no se consideran lo sucientemente interesantes para lograr-
lo con su identidad real, por lo que se crean todo un personaje
virtual que les ayuda a poder destacar en las redes sociales. Esto
sucede mucho, por ejemplo, en entornos de videojuegos de roles,
y más aún en juegos de virtualización de la vida como Second Life,
donde los jugadores son libres de crear una segunda vida (como
lo indica su nombre), en la cual pueden ser cualquier cosa que
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deseen. “De esta manera, la línea entre la fantasía y la realidad es
cada vez más difusa” (Caro, 2015, p. 189).
Esto también sucede en redes sociales como Twitter y Face-
book, ya que algunas personas se aprovechan del anonimato que
generan este tipo de plataformas para buscar relaciones amorosas
virtuales sin compromiso, atraer clientes a negocios poco o nada
legales, crear caos social al difundir noticias falsas, o inclusive,
como indica Caro (2015), para realizar estafas por medio de la red.
Otro fenómeno que salta a la vista es el uso de las redes socia-
les como medio de manipulación de masas. En este caso, por me-
dio de los llamados inuencers, es decir, personas comunes y co-
rrientes que por medio de las redes sociales adquieren el poder de
inuenciar las vidas de otras personas que se sienten inspiradas/
motivadas/atraídas por sus palabras y/o recomendaciones (Díaz,
2017). Este tipo de personas se dedican básicamente a manipu-
lar la opinión pública para generar interés en ciertos productos
o marcas, y es una estrategia que ha ganado gran terreno en el
campo del mercadeo, por lo que muchas empresas utilizan este
método para incrementar sus ventas.
Ahora bien, uno de los principales problemas asociados a este
tipo de marketing es que hay inuencers que son patrocinados por
empresas sin que nadie lo sepa, lo cual dicta su línea de inuencia.
Es decir, se condiciona la opinión del inuencer para que diga lo
que el mecenas quiera y manipule la conciencia de sus especta-
dores. Además, algunos de estos inuencers no solo han logrado
posicionarse en el mercado como generadores de opinión, sino
que se han convertido en grandes estrellas (por decirlo de alguna
manera) de las redes sociales, y han generado una gran cantidad
de seguidores (fans) que están pendientes de sus neoídolos socia-
les, de la misma manera que lo hacen los fanáticos de los artistas.
Con esta forma de actuar, los inuencers se automitican, en otras
palabras, se proponen a sí mismos como nuevos paradigmas de
vida y/o conducta, y vienen a reemplazar el rol mítico de los para-
digmas heroicos de la antigüedad.
Esto se considera una novedad, ya que lo común era que los
medios de comunicación y/o agentes de poder político institu-
yeran los sujetos míticos y los discursos asociados a estos, pero
en la actualidad, cualquier sujeto que considere que posee buena
presencia escénica y se autoperciba como dotado para inuenciar
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a sus congéneres se puede postular como candidato a rey de las
redes. Por supuesto, no todos los candidatos logran su cometido,
pero hay muchos que viven en una especie de ensueño automítico,
y preeren creer que son inuencers sin aceptar que, en realidad,
no hay más que un puñado de personas que observan sus conteni-
dos, aunque sea para burlarse de ellos.
Por otro lado, los verdaderos inuencers pueden llegar a ganar
grandes sumas de dinero con este tipo de actividades virtuales, lo
cual les permite acceder a un estilo de vida público que los hace lla-
mativos y les ayuda a atraer la atención principalmente de los jóve-
nes que alcanzan a ver en ellos un modelo a imitar. De este modo,
se crean nuevos discursos míticos que son promocionados por los
medios de comunicación para respaldar la prédica de los sujetos
automiticados, manipuladores de la conciencia de los incautos
consumidores de información digital. Como menciona Molpe-
ceres (2006), estos mitos vivos tienen una clara utilidad mientras
tengan vigencia, ya que los consumidores no llegan a percatarse
de su inuencia. Sin embargo, una vez que la trama es descubierta
pierde su validez, entonces el mito se desecha y es necesario reco-
menzar con el proceso de selección de un nuevo modelo paradig-
mático automiticado que asuma el rol perdido por su predecesor.
No obstante, lo único que cambia es la cara del sujeto, ya que, por
lo general, el discurso y la función siguen son los mismos, con un
ligero maquillaje para ocultar las evidencias.
Cerrar los ojos ante la realidad
Al llegar a este punto, cabe plantear una pregunta ¿por qué tan-
ta gente preere vivir en la hiperrealidad que enfrentar la realidad?
Evidentemente, no hay una respuesta unívoca a esta pregunta, ya
que puede haber tantas razones como sujetos, pero se debe con-
siderar que muchas de estas personas están tan acostumbradas a
vivir en este mundo hiperreal, que ni siquiera son conscientes de
que viven en un (no)mundo hecho de fantasía y autoengaño.
Esto, que probablemente en otro tiempo se pudo considerar
una especie de enfermedad o al menos debilidad mental, ahora
se fomenta por todos los medios políticos y publicitarios como
una forma de vida saludable, como un derecho humano, como un
paradigma de vida. Se incentiva que todos los disconformes con
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la realidad asuman una perspectiva de vida que los haga sentirse
plenos y realizados, aunque esto implique negarse a sí mismos y
asumir que son un otro, un cualquier otro menos el yo inherente
a su ser.
En n, es evidente que, por más que se haya intentado a lo lar-
go de milenios, la sociedad occidental no ha logrado desterrar los
discursos míticos y fantasiosos de su existir, por el contrario, los
ha suplantado por otro tipo de nuevas mitologías que transgu-
ran el rostro de la moderna sociedad tecnocrática de la informa-
ción. Los antiguos héroes homéricos, paradigmas de altos valores
sociales, son sustituidos por nuevos ejemplos de conducta, cuyo
más alto valor es el económico, es decir, aparecer en los medios
de comunicación y tener la capacidad de manipular la percepción
de la realidad de quienes los siguen. Por otro lado, a diferencia de
las épocas anteriores cuando los mitos de héroes paradigmáticos
eran complejas construcciones creadas por terceros, en la actuali-
dad cualquier persona se puede automiticar y postularse como
modelo heroico por medio de las redes sociales.
Las tecnomitologías modernas constituyen un espacio de re-
fugio para todos aquellos que buscan evadir la realidad, quienes
están disconformes con su naturaleza, identidad, con el mundo
que les ha tocado vivir. Pueden aferrarse con los ojos cerrados a
una cción amorfa al amparo del mundo digital que ofrecen los
medios de comunicación, pueden virtualizar su vida, congurarla
de la manera que quieran, asumir identidades individuales o co-
lectivas, locales o deslocalizadas, modernas y progresistas. En con-
clusión, todo espectro digital está a su disposición para cambiar a
gusto, cada vez que la realidad se les haga pequeña.
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