Producción de brotes en pitahaya (Hylocereus sp.) cultivada en
Guanacaste, Costa Rica: relación con variables climáticas
José Eladio Monge Pérez
InterSedes, Revista electrónica de las sedes regionales de la Universidad de Costa Rica,
ISSN 2215-2458, Volumen XXIII, Número 48, Julio-Diciembre, 2022.
10.15517/isucr.v23i48 | intersedes.ucr.ac.cr | intersedes@ucr.ac.cr
A: e objective was to evaluate the relationship between sprout production in
pitahaya (Hylocereus sp.) and climatic variables. e trial was conducted in Santa Cruz,
Guanacaste, Costa Rica, from January 2017 to November 2019. Tested variables were:
number of vegetative sprouts (NVS), number of reproductive sprouts (NRS), rainfall (R, in
mm), relative humidity (RH, in %), average temperature (Ta, in ° C), maximum temperature
(Tmax, in ° C), minimum temperature (Tmin, in °C), wind speed (WS, in m/s), and global
radiation (GR, in MJ/m2). Spearman correlations were calculated among all variables, except
NRS. NVS did not show signicant correlations with any of the other variables; nevertheless,
signicant correlations of NVS were obtained with the climatic variables that occurred in the
months prior to sprouting. e production of vegetative sprouts did not present a dened
pattern throughout the evaluated period, while the production of reproductive sprouts
occurred only in 2019, in the early stage of the rainy season. At the time of production of
reproductive sprouts, the plants did not show production of vegetative sprouts.
R: El objetivo de este estudio fue evaluar la relación entre la producción de brotes
en pitahaya (Hylocereus sp.) y las variables climáticas. El ensayo se realizó en Santa Cruz,
Guanacaste, Costa Rica, entre enero de 2017 y noviembre de 2019. Las variables evaluadas
fueron: número de brotes vegetativos (NBV), número de brotes reproductivos (NBR),
precipitación pluvial (P, en mm), humedad relativa (HR, en %), temperatura promedio (Tp,
en °C), temperatura máxima (Tmáx, en °C), temperatura mínima (Tmín, en °C), velocidad
del viento (VV, en m/s); y radiación global (RG, en MJ/m2). Se obtuvieron las correlaciones
de Spearman entre todas las variables, excepto NBR. La variable NBV no obtuvo
correlaciones signicativas con ninguna de las otras variables; sin embargo, sí se obtuvieron
correlaciones signicativas de NBV con las variables climáticas que se presentaron en meses
previos a la brotación. La producción de brotes vegetativos no presentó un patrón denido
a lo largo del período evaluado, mientras que la producción de brotes reproductivos ocurrió
únicamente en el año 2019, durante la etapa inicial de la temporada lluviosa. En el momento
de la producción de brotes reproductivos, las plantas no mostraron producción de brotes
vegetativos.
Finca Experimental
Interdisciplinaria de Modelos
Agroecológicos
Turrialba, Cartago, Costa Rica
jose.mongeperez@ucr.ac.cr
Publicado por la Editorial Sede del Pacíco, Universidad de Costa Rica
P : fenología, clima, precipitación pluvial, temperatura, humedad relativa.
K: phenology, climate, rainfall, temperature, relative humidity
Sprout production in pitahaya (Hylocereus sp.) grown in Guanacaste, Costa Rica: relation
with climatic variables
Recibido: 30-12-21 | Aceptado: 10-02-22
C  (APA): Monge Pérez, J. E., Loría Coto, M. (2022). Producción de brotes en pitahaya
(Hylocereus sp.) cultivada en Guanacaste, Costa Rica: relación con variables climáticas. InterSedes, 23(48),
94–114. DOI 10.15517/isucr.v23i48.49597
Michelle Loría Coto
Universidad Estatal a Distancia
Escuela de Ciencias Exactas y Naturales
San José, Montes de Oca, Costa Rica
michelle_loria@yahoo.com
InterSedes, ISSN 2215-2458, Volumen 23, Número 48,
Julio-Diciembre, 2022, pp. 94–114 (Artículo).
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Introducción
La pitahaya (Hylocereus spp.) es una fruta popular debido a
sus características sicoquímicas, nutricionales, y sus compuestos
bioactivos, razones por las cuales se le considera un alimento fun-
cional, consumido en virtud de sus propiedades organolépticas y
por su valor comercial agregado (Verona-Ruiz et al., 2020; Ángel
et al., 2012). Se produce principalmente en regiones tropicales y
subtropicales de América Latina y Asia (Ortiz-Hernández y Carri-
llo-Salazar, 2012; Verona-Ruiz et al., 2020). La pitahaya pertenece
a la familia Cactaceae, orden Caryophyllales, y su aporte nutricio-
nal incluye bra dietética, vitaminas A y C, potasio, hierro, calcio,
fósforo, zinc, sodio y magnesio, y además presenta propiedades
antioxidantes y medicinales; también contiene betacianinas (pig-
mentos solubles en agua) que le dan el color rojo a la pulpa y la
cáscara (Ángel et al., 2012; Kishore, 2016; Verona-Ruiz et al., 2020;
Abirami et al., 2021; Ortiz y Takahashi, 2020; Montesinos et al.,
2015).
El género Hylocereus incluye unas 31 especies, que dieren en
la coloración interna y externa del fruto, entre otras características
(Ángel et al., 2012; Kishore, 2016; García-Rubio et al., 2015). La
especie H. undatus (cáscara roja y pulpa blanca) se cultiva amplia-
mente en muchos países del mundo, mientras que H. polyrhizus
(cáscara roja y pulpa rojo-violeta) y H. costaricensis (cáscara y pul-
pa rojas) se cultivan en menor escala (Esquivel y Araya, 2012; Le
Bellec y Vaillant, 2011). En Costa Rica y Nicaragua se cultiva con
más frecuencia la pitahaya con frutos de cáscara y pulpa rojas, y las
variedades más utilizadas son “Rosa, “Cebra, “Orejona, “San Ig-
nacio, “Nacional”, “Crespa, “Lisa, así como la variedad “Amarilla,
de cáscara amarilla y pulpa blanca (INTA, 2002; García y Quirós,
2010; Esquivel y Araya, 2012; Mizrahi, 2014).
En Nicaragua, la producción de frutos de pitahaya va de mayo
a noviembre (Ángel et al., 2012), mientras que en Costa Rica el pe-
ríodo de cosecha va de mayo a setiembre (García y Quirós, 2010).
En el caso de México, el período reproductivo inicia a nales de
abril o mayo, y termina en octubre (Ángel et al., 2012). Las yemas
orales emergen después de las primeras lluvias, y las plantas pue-
den tener hasta seis ciclos de oración a lo largo del año (Ángel et
al., 2012; Ha et al., 2018).
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Los factores ambientales, como la precipitación, humedad re-
lativa y temperatura, pueden inuir directamente sobre las fases
fenológicas de las plantas, pues constituyen elementos que activan
mecanismos siológicos, y provocan que cambien su metabolismo
según las condiciones ambientales (Chagas et al., 2019). La infor-
mación de los estados fenológicos es importante para evaluar el
impacto de las variables climáticas sobre el crecimiento vegetativo
y reproductivo, dado que la fenología es considerada un indicador
clave del cambio climático (Kishore, 2016). El estudio de la feno-
logía vegetativa y reproductiva de una planta a lo largo del tiempo
genera insumos importantes para denir estrategias de manejo de
la nutrición, polinización, propagación, así como conservación y
tomejoramiento (Chagas et al., 2019; Kishore, 2016).
El análisis de correlación de Spearman es un método estadís-
tico no paramétrico, que se usa para medir la intensidad de la
asociación entre dos variables cuantitativas; esto signica que esta
herramienta estadística se puede utilizar cuando la distribución de
los datos no cumple con el supuesto de normalidad (Mondragón,
2014). La correlación de Spearman se ha usado para estudiar la
relación entre la fenología del cultivo y las variables climáticas en
palma aceitera (Chagas et al., 2019), mientras que otros autores la
utilizan con este mismo n en el cultivo de pitahaya (Marques et
al., 2010).
El objetivo de este trabajo fue evaluar la relación entre la pro-
ducción de brotes en pitahaya y las variables climáticas en Santa
Cruz, Guanacaste, Costa Rica.
Materiales y métodos
El proyecto se desarrolló en Barrio El Limón, Santa Cruz, Gua-
nacaste, Costa Rica, en una parcela de pitahaya (Hylocereus sp.) de
la variedad “Orejona” cultivada de forma orgánica. Esta se ubica
a 10° 17’ 7,745” de Latitud Norte y 85° 35’ 32,052” de Longitud
Oeste, y a una altitud de 57 msnm, en las instalaciones de la Fin-
ca Experimental Santa Cruz, de la Universidad de Costa Rica. La
fecha de siembra de la plantación fue el 1 de junio de 2016, a par-
tir de plantas reproducidas vegetativamente mediante esquejes; la
distancia de siembra fue de 3x3 m. Para el crecimiento de las plan-
tas se utilizaron como tutores postes vivos de jiñocuabe (Bursera
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simaruba), los que a su vez brindaron sombra al cultivo, y cuyas
ramas fueron podadas cuando el nivel de sombra era excesivo.
El suelo de la parcela es arcilloso (45% de arcillas), con una ca-
pacidad de intercambio de cationes efectiva alta (28,79 cmol(+)/L),
y en el cual la principal limitante es un bajo contenido de fósforo
(P) (2 mgL). La fertilización de la parcela consistió en la aplicación
de bocashi, a una dosis de 1,5 kg/planta/año, fraccionada en tres
aplicaciones a lo largo del año (junio, agosto y octubre), de 500 g
cada una.
Se seleccionaron al azar 10 plantas de pitahaya de la parcela,
en las cuales se realizaron las observaciones. Se hicieron visitas
a la parcela cada dos semanas, con el n de evaluar las siguientes
variables:
1. Número de brotes vegetativos (NBV) nuevos por planta: se
registró el dato para cada planta en forma quincenal, y se
obtuvo el promedio.
2. Número de brotes reproductivos (NBR) nuevos por planta:
se registró el dato para cada planta en forma quincenal, y se
obtuvo el promedio.
Para la contabilización de los brotes vegetativos, se incluyeron
aquellos que correspondieran con los estados de crecimiento fe-
nológico 011, 013, 015, 017, 019 y 310, y para los brotes repro-
ductivos se registraron los que se encontraban en los estados de
crecimiento fenológico 510, 511, 513 y 514 y 515, en ambos casos
según la escala BBCH desarrollada para pitahaya (Kishore, 2016).
De esta forma se aseguró que no existiera un doble registro, ni
tampoco un subregistro, de los brotes nuevos entre una evaluación
y la siguiente, pues se comprobó que en el intervalo de dos sema-
nas se registraban exactamente los brotes nuevos emergidos en ese
lapso de tiempo. Las evaluaciones de los brotes iniciaron el 12 de
enero de 2017 y nalizaron el 2 de noviembre de 2019.
Además, se obtuvieron los datos diarios de las siguientes va-
riables climáticas en Santa Cruz para los años 2017-2019, los que
fueron proporcionados por el Instituto Meteorológico Nacional
(IMN): a) precipitación pluvial (P, en mm); b) humedad relativa
(HR, en %); c) temperatura promedio (T
p
, en °C); d) temperatura
mínima (T
mín
, en °C); e) temperatura máxima (T
máx
, en °C); f) ve-
locidad del viento (VV, en m/s); y g) radiación global (RG, en MJ/
m
2
).
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Para todas las variables, se obtuvo el promedio mensual, y a
esos datos se les aplicó la prueba de Shapiro-Wilks modicado,
la cual conrmó que los datos de todas las variables no se ajusta-
ron a una distribución normal. Por lo tanto, para el análisis de la
relación entre todas las variables, se utilizó la correlación de Spe-
arman, según la descripción de Chagas et al. (2019); solamente se
excluyó del cálculo de las correlaciones a la variable NBR, pues a lo
largo de los 35 meses en que se desarrolló el presente estudio, so-
lamente se presentaron brotes reproductivos en dos de esos meses.
En forma adicional, para la variable NBV se calcularon las co-
rrelaciones de Spearman con respecto a las variables climáticas,
según los datos obtenidos en cada uno de los 12 meses previos a la
brotación, con el n de identicar el efecto de esas variables sobre
la producción de brotes vegetativos en los meses subsiguientes.
Resultados y discusión
En las guras 1 a 5 se presentan los datos de las variables climá-
ticas en Santa Cruz durante el período evaluado. La P varió entre
0 y 236,7 mm, con un promedio de 5,26 mm; la HR osciló entre 47
y 100 %, con un promedio de 75,25 %; la VV varió entre 0,2 y 6,1
m/s, con un promedio de 1,95 m/s; la RG osciló entre 1,0 y 28,0
MJ/m
2
, con un promedio de 19,17 MJ/m
2
; la T
p
osciló entre 23,2
y 31,5 °C, con un promedio de 27,43 °C; la T
máx
varió entre 24,8 y
40,5 °C, con un promedio de 33,37 °C; y la T
mín
osciló entre 16,8
y 27,5 °C, con un promedio de 23,43 °C. Investigadores informan
que la jación neta de CO
2
en pitahaya es óptima cuando la tem-
peratura diurna y nocturna es de 30 y 20 °C, respectivamente, en
comparación a temperaturas mayores o menores (Nobel y De la
Barrera, 2002a); las condiciones de T
p
que se presentaron durante
este ensayo se ubicaron un poco por encima de ese rango, mientras
que la T
mín
promedio sí se ubicó en ese rango pero la T
máx
promedio
fue superior al mismo.
Se observa que la precipitación pluvial provocó un aumento en
la humedad relativa, y una disminución en T
p
, T
máx
, T
mín
y RG, lo
cual corresponde a consecuencias lógicas producto de las lluvias.
Durante la temporada lluviosa, la humedad relativa se mantuvo
casi siempre por encima de 60-80 %.
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Figura 1
P  ()  S C (     
  )
Figura 2
H  ()  S C (     
  )
.
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Figura 3
V   (/)  S C (     
  )
Figura 4
R  (MJ/
)  S C (     
  )
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Figura 5
T (,   , °C)  S C
(        )
En la gura 6 se muestra la evolución de la producción de bro-
tes vegetativos nuevos en el cultivo de pitahaya durante el período
evaluado. Los picos máximos de producción de brotes se produ-
jeron en mayo (0,6 brotes/planta), junio (0,8 brotes/planta), julio
(1,6 brotes/planta) y setiembre (0,7 brotes/planta) de 2017; en fe-
brero (0,7 brotes/planta), marzo (0,8 brotes/planta) y noviembre
(0,6 brotes/planta) de 2018; y en febrero (1,2 brotes/planta) y agos-
to (0,8 brotes/planta) de 2019. No se observó un patrón denido
en la producción de NBV a lo largo de estos tres años. Sin em-
bargo, fue distintivo el que en todas las evaluaciones quincenales
se encontraron brotes vegetativos emergiendo de las plantas; a lo
largo de las 73 quincenas en que se tomaron evaluaciones de NBV,
solamente en cinco de ellas no se encontraron brotes vegetativos
en ninguna de las 10 plantas del ensayo. Por lo tanto, las plantas
de pitahaya estuvieron produciendo brotes vegetativos de forma
ininterrumpida a lo largo de los 35 meses de evaluación, por lo que
es evidente que no se hayan encontrado correlaciones entre NBV y
las variables climáticas, pues la brotación vegetativa aparentemen-
te no dependió de ellas.
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Otros investigadores informaron que la pitahaya produce múl-
tiples eventos de brotación vegetativa a lo largo del año (Kishore,
2016; Trivellini et al., 2020); esto se corroboró en el presente en-
sayo.
Figura 6
E       
  (NBV)     (  
   )
En la gura 7 se muestra la evolución de la producción de bro-
tes reproductivos nuevos en el cultivo de pitahaya durante el pe-
ríodo evaluado. La producción de brotes reproductivos sucedió
únicamente en el año 2019, al tercer año de edad de la plantación,
y los puntos máximos de producción de brotes se presentaron en
mayo (0,5 brotes/planta) y junio (0,7 brotes/planta) de ese año. Los
brotes reproductivos se produjeron durante la temporada lluviosa,
pero solamente en la etapa inicial de la misma, nunca hacia me-
diados o nales de ella; en 2019 se produjeron entre el 10 de mayo
y el 21 de junio, pero la temporada lluviosa se extendió hasta na-
les de octubre. Estos resultados son similares a los obtenidos por
otros investigadores, quienes hallaron que el inicio de la oración
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ocurrió después del inicio de la estación lluviosa (Marques et al.,
2010); por esa razón, el pico de oración coincidió con la ocurren-
cia de alta HR, ya que la oración inició únicamente cuando la HR
alcanzó cerca de 80 % (Marques et al., 2010); lo mismo ocurrió
en el presente ensayo, pues la HR fue superior a 70 % durante el
período de oración.
En otras plantaciones de pitahaya es normal que los primeros
brotes reproductivos aparezcan a partir de los 12 meses luego de la
siembra (INTA, 2002; Trivellini et al., 2020). Por lo tanto, es atípico
que en esta parcela de Santa Cruz los brotes reproductivos hayan
aparecido únicamente hasta el tercer año; esto se pudo deber a al-
gún factor que no fue evaluado, por ejemplo, la compactación del
terreno, o también podría deberse al muy bajo contenido de P del
suelo (2 mg/L).
Figura 7
E       
 (NBR)      ( 
    )
Otra posible explicación al hecho de que no se presentara o-
ración en 2017 y 2018 es que la temperatura máxima registrada en
Santa Cruz pudo haber afectado el desarrollo de la plantación, ya
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que se ha establecido que temperaturas superiores a 30 °C pueden
inuir negativamente en el crecimiento, desarrollo y producción
de la pitahaya (Nerd et al., 2002; Nobel y De la Barrera, 2002a).
Otra explicación podría estar relacionada con alguna caracterís-
tica física o química del suelo; en relación a esto, Lewis (2015) in-
forma que el tipo de suelo afecta el número de ores producidas
en pitahaya, y dicho número fue muy bajo en un suelo de arena
blanca, probablemente con alto contenido de calcio; en este senti-
do, el suelo de Santa Cruz presentó 19,87 cmol(+)/L de Ca, lo que
se considera bastante alto, y además presentó 8,06 cmol(+)/L de
Mg, por lo que el contenido de bases del suelo era bastante alto, y
podría entonces haber alguna afectación a la oración de la pita-
haya debido a este factor. Otro factor a tomar en cuenta es que el
contenido de P en el suelo era muy bajo, y dado que no se aplicó
fertilización química sino únicamente orgánica, es probable que
este bajo nivel del elemento inuyera en la poca y tardía emisión
de brotes reproductivos; en otros casos en Costa Rica, los prime-
ros brotes reproductivos en pitahaya se obtienen principalmente
a partir de los 12 meses de establecida la plantación (INTA, 2002;
Trivellini et al., 2020. Sin embargo, se requiere de más investiga-
ción para determinar las razones del atraso en el inicio de la ora-
ción en la parcela de pitahaya del estudio.
En el año 2019 se presentó solamente un ciclo de oración. Esto
es inferior a lo informado por algunos autores, quienes obtuvieron
entre 3-5 ciclos de oración por año (Kishore, 2016; Marques et
al., 2011; Martínez-Ruiz et al., 2017; Nerd et al., 2002), e inclusive
otros investigadores han hallado entre 5 y 9 ciclos por año (Ángel
et al., 2012; Osuna-Enciso et al., 2016; Silva et al., 2015; Ha et al.,
2018).
Asimismo, se observó que cuando la planta presenta brotes re-
productivos, no presenta brotes vegetativos; este mismo fenómeno
fue informado por otros investigadores (Trivellini et al., 2020).
En la gura 8 se presenta la relación entre la precipitación plu-
vial y la producción de brotes reproductivos del 1° de febrero al 21
de junio de 2019. Los días 10 y 11 de abril se presentó una precipi-
tación acumulada de 14,2 mm, pero que no interrumpió la tempo-
rada seca. El 4 de mayo se produjo una pequeña precipitación (0,9
mm). El siguiente aguacero se produjo el 9 de mayo (11,5 mm), y
los primeros brotes se detectaron el 10 de mayo. Entre el 10 y el 23
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de mayo la precipitación acumulada fue de 186,4 mm, y el 24 de
mayo se registró una brotación importante (0,5 NBR). Entre el 24
de mayo y el 6 de junio la precipitación acumulada llegó a 147,3
mm, y el 7 de junio se registró el máximo pico de producción de
brotes (0,7 NBR).
Figura 8
R     ()   
    (°     )
Otros autores informaron que cuando la pitahaya se encuentra
en condiciones de sequía, la conductividad hidráulica se reduce,
pero se recupera completamente a valores similares de condicio-
nes húmedas luego de tres días de restablecido el abastecimiento
de agua, lo que se considera una respuesta rápida de esta especie
(Nobel y De la Barrera, 2002b). En otro trabajo se encontró que la
brotación reproductiva en pitahaya se registró dos meses después
de que las plantas recibieron humedad, ya sea proveniente de pre-
cipitación o mediante riego (Martínez-Ruiz et al., 2017).
InterSedes, ISSN 2215-2458, Volumen 23, Número 48,
Julio-Diciembre, 2022, pp. 94–114 (Artículo).
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La pitahaya es una especie isohídrica, por lo que una reducción
en el potencial hídrico del suelo debido a la sequía se maniesta en
un pequeño cambio en el contenido de agua de la planta, lo cual
se debe al efecto del ácido abscísico (ABA) producido en las raíces
y que causa el cierre de los estomas, lo que garantiza la conser-
vación del agua en el tallo (Nobel y De la Barrera, 2002b). Si una
planta de pitahaya se encuentra en condiciones de sequía y recibe
un pequeño evento de lluvia que aumenta el potencial hídrico del
suelo (pero solo por un corto lapso de tiempo) esto no producirá
un período sostenido de apertura estomática que contribuya a re-
ducir el contenido de agua del tallo (Nobel y De la Barrera, 2002b);
probablemente esta es la razón por la cual la lluvia de abril de 2019
no provocó la brotación reproductiva, sino que se debió esperar
a que la temporada lluviosa se estableciera para que las plantas
mantuvieran abiertos los estomas y maximizaran la jación neta
de carbono. La pitahaya responde de forma inmediata a la inci-
dencia de lluvias, debido a su capacidad de incrementar la absor-
ción neta de CO
2
después de un período de estrés hídrico (Nobel y
De la Barrera, 2002b). Se debe recordar que la pitahaya presenta el
mecanismo ácido de las crasuláceas (CAM), por lo que la máxima
apertura estomática y la jación neta de carbono ocurre durante la
noche (Nobel y De la Barrera, 2002b). El mecanismo CAM otorga
una tolerancia a la sequía extrema, dado que los estomas perma-
necen cerrados durante el día, lo que ayuda a mantener el agua en
la planta (Trivellini et al., 2020; Verona-Ruiz et al., 2020). Algunos
autores informan que un estrés hídrico moderado reduce el meta-
bolismo CAM, mientras que un estrés hídrico severo lo detiene;
además, encontraron que la máxima tasa fotosintética ocurrió du-
rante la estación lluviosa (Ortiz-Hernández et al., 2012).
En la tabla 1 se muestran los resultados de la correlación de
Spearman entre los datos de producción de brotes y las variables
climáticas. En el caso de NBV, no se obtuvo ninguna correlación
signicativa con las otras variables, lo que conrma que no se pre-
sentó ningún patrón denido o característico en la aparición de
los brotes vegetativos, ligado a alguna variable climática.
Las correlaciones entre todas las variables climáticas fueron
signicativas, excepto entre T
mín
y P, y entre T
mín
y VV. Las que
fueron signicativas son muy visibles ; por ejemplo, un aumento
en la T
p
se correlacionó positivamente con un aumento en T
máx
y
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T
mín
; además, un aumento en P y en HR se correlacionó en forma
negativa con la T
p
, debido a que la presencia de humedad en el
ambiente hace que el agua absorba el calor y se evapore, lo que
reduce la temperatura; P y HR mostraron una correlación positiva,
dado que la presencia de lluvia aumenta la humedad relativa del
ambiente.
Tabla 1
R     S    
      
NBV NBR T
p
T
máx
T
mín
P HR VV RG
NBV 1
0,28
ns
0,14
ns
0,20
ns
0,28
ns
-0,14
ns
-0,11
ns
0,11 ns 0,18 ns
NBR 1 ND ND ND ND ND ND ND
T
p
1 0,89** 0,65** -0,72** -0,90** 0,82** 0,80**
T
máx
1 0,63** -0,55** -0,75** 0,62** 0,79**
T
mín
1
-0,18
ns
-0,42** 0,33 ns 0,33*
P 1 0,91** -0,93** -0,77**
HR 1 -0,97** -0,87**
VV 1 0,81**
Nota. Se promediaron los datos de cada mes (12 enero de 2017 a 2 noviembre de
2019). NBV: número de brotes vegetativos; NBR: número de brotes reproductivos;
T
p
: temperatura promedio (°C); T
máx
: temperatura máxima (°C); T
mín
: temperatura
mínima (°C); P: precipitación pluvial (mm); HR: humedad relativa (%); VV:
velocidad del viento (m/s); RG: radiación global (MJ/m
2
). *: p≤0,05; **: p≤0,01;
ns: no signicativa; ND: no dato.
Otros autores hallaron que la T
p
fue la variable que presentó la
mayor correlación positiva (r
s
= 0,75) con NBR en pitahaya (Mar-
ques et al., 2010); sin embargo, esto se debe a que en el sitio loca-
lizado en Brasil en el cual llevaron a cabo el ensayo se presentan
las cuatro estaciones, por lo que los brotes reproductivos aparecen
principalmente en la época de verano (T
p
= 20-25 °C), y nunca
cuando dicha temperatura fue menor a 20 °C.
Con respecto a la relación entre temperatura y oración, inves-
tigadores encontraron que un rango de temperatura entre 34-38
°C redujo de forma importante la oración en pitahaya (Nerd et
al., 2002); en el presente ensayo, durante los meses secos la T
máx
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alcanzó valores promedio de 33,37 °C, con un rango entre 24,8 y
40,5 °C, por lo que esta condición pudo haber inuido en las plan-
tas de pitahaya, y consecuentemente afectar el proceso de oración
en el presente ensayo.
En un ensayo realizado en México, se encontró que la etapa re-
productiva de la pitahaya ocurrió luego de la época del año en que
se registraron los valores máximos de temperatura (Martínez-Ruiz
et al., 2017); esto mismo sucedió en el presente ensayo en el año
2019.
Además acerca de la T
p
, otros autores indicaron que también
HR y P fueron las variables climáticas que más interrieron en la
oración (Marques et al., 2010); en el presente ensayo el resultado
fue similar con respecto a todas esas variables. Varios investigado-
res hallaron que la emisión de brotes reproductivos coincidió con
el inicio de la estación lluviosa y con altas temperaturas (mayor
a 20 °C) (Silva et al., 2015), mientras que otros encontraron que
el inicio de la oración coincidió con el inicio de las lluvias y el
incremento de la temperatura y la HR (Osuna-Enciso et al., 2016);
dichos resultados coinciden con los obtenidos en el presente ensa-
yo en lo concerniente a P y HR.
En otros estudios se informó que la temperatura que antecede a
los meses de emisión de brotes reproductivos parece interferir con
el inicio de la oración, dado que los brotes reproductivos inicia-
ron dos meses después de que la T
p
fue superior a 20 °C (Marques
et al., 2010). Sin embargo, en el presente ensayo la T
p
siempre fue
superior a los 20 °C a lo largo de todo el período del estudio.
En la tabla 2 se muestran los resultados de la correlación de
Spearman entre los datos de producción de brotes vegetativos
(NBV) con respecto a las otras variables, según los datos obteni-
dos en cada uno de los 12 meses previos a la brotación vegetativa
(MPBV).
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Tabla 2
M    S       (NBV)    ,  
             
Variable
principal
Momento de
evaluación de la otra
variable (MPBV)
Otras variables
NBR T
p
T
máx
T
mín
P HR VV RG
NBV
1 0,38* ns ns ns ns ns ns ns
2 0,54** ns ns ns ns ns ns ns
3 0,48** ns ns ns ns ns ns ns
4 ns ns ns ns ns ns ns ns
5 ns ns ns ns ns ns ns ns
6 ns ns ns ns ns ns ns ns
7 ND ns ns ns ns ns ns ns
8 ND ns ns ns ns ns ns ns
9 ND ns ns ns ns ns ns -0,46*
10 ND ns ns 0,40* ns ns ns ns
11 ND ns ns 0,55** ns ns ns ns
Nota. Se promediaron los datos de cada mes (12 enero de 2017 a 2 noviembre de 2019). MPBV: meses previos a la brotación vegetativa; NBV:
número de brotes vegetativos por quincena; NBR: número de brotes reproductivos por quincena; T
p
: temperatura promedio (°C); T
máx
: temperatura
máxima (°C); T
mín
: temperatura mínima (°C); P: precipitación (mm); HR: humedad relativa (%); VV: velocidad del viento (m/s); RG: radiación
global (MJ/m
2
). *: p≤0,05; **: p≤0,01; ns: no signicativa; ND: no dato.
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Julio-Diciembre, 2022, pp. 94–114 (Artículo).
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La variable NBV presentó una correlación signicativa de ca-
rácter positivo con NBR entre 1 y 3 MPBV; esto signica que un
aumento en el NBR inuye positivamente sobre el NBV que se
obtendrá entre 1-3 meses después.
Por otra parte, se encontró una correlación positiva relevante
entre NBV y T
mín
entre 10 y 11 MPBV. Esto signica que un au-
mento en la T
mín
inuirá de forma positiva sobre el NBV que se
obtendrá 10-11 meses después.
Además, se encontró una correlación positiva también signi-
cativa entre NBV y VV a 12 MPBV. Esto signica que un aumento
en VV inuirá en forma positiva sobre el NBV que se obtendrá 12
meses después.
Se halló una correlación negativa signicativa entre NBV y P a
12 MPBV, así como también entre NBV y HR a 12 MPBV. Por lo
tanto, un aumento en P (y consecuentemente un aumento en HR)
inuye en forma negativa sobre el NBV que se producirá 12 meses
después.
También, se obtuvo una correlación negativa signicativa entre
NBV y RG a 9 MPBV, por lo que un aumento en RG inuye en
forma negativa sobre el NBV que se producirá 9 meses después.
Debido a que los factores climáticos actúan en forma simultá-
nea, se hace difícil la identicación de la inuencia de cada uno de
ellos sobre los parámetros fenológicos en pitahaya y en otros culti-
vos (Marques et al., 2010); esta complejidad también se evidenció
en el presente ensayo, al intentar interpretar la inuencia de las
variables climáticas que se presentan en un momento dado sobre
la producción de brotes vegetativos en los meses subsiguientes en
el cultivo de pitahaya.
Conclusiones
La variable NBV no obtuvo correlaciones signicativas con
ninguna de las otras variables; sin embargo, sí se obtuvieron corre-
laciones signicativas de NBV con las variables climáticas que se
presentaron en meses previos a la brotación.
La producción de brotes vegetativos no presentó un patrón de-
nido a lo largo del período evaluado, mientras que la producción
de brotes reproductivos ocurrió únicamente en el año 2019, en la
etapa inicial de la temporada lluviosa.
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En la gran mayoría de las evaluaciones quincenales se encon-
traron brotes vegetativos emergiendo de las plantas (68 de las 73
evaluaciones). Por lo tanto, las plantas de pitahaya estuvieron pro-
duciendo brotes vegetativos prácticamente de forma ininterrum-
pida a lo largo de los 35 meses de evaluación, por lo que es lógico
que no se hayan encontrado correlaciones entre NBV y las varia-
bles climáticas, pues la brotación vegetativa aparentemente no de-
pendió de ellas.
En el momento de la producción de brotes reproductivos, las
plantas no mostraron producción de brotes vegetativos.
Agradecimientos
Los autores agradecen la colaboración de Wendy Lázaro en el
trabajo de campo, y de Mario Monge en la revisión de la traduc-
ción del resumen al idioma inglés. Asimismo, agradecen la cesión
de los datos meteorológicos por parte del Instituto Meteorológico
Nacional, y el nanciamiento recibido por parte de la Universidad
de Costa Rica para la realización de este trabajo.
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