Las categorías antropológicas losócas en el pensamiento de
Miguel De Unamuno
Bernardo Antonio Castillo Gaitán
InterSedes, Revista electrónica de las sedes regionales de la Universidad de Costa Rica,
ISSN 2215-2458, Volumen XXIV, Número 49, Enero-Junio, 2023.
10.15517/isucr.v24i49 | intersedes.ucr.ac.cr | intersedes@ucr.ac.cr
A: It is intended to explain that consciousness and death are two philosophical
anthropological categories that are present in the thought of Miguel de Unamuno and these
are expressions of the most human possible. For the development of the text, the document
analysis methodology is used, which implies consulting, selecting and detecting the contents
of the topic. It is concluded that death and consciousness are two categories that dene
the expressions and experiences of the human being and that Unamuno's philosophical
anthropology has an individual character aimed at the explanation of the concrete human
being, of esh and blood.
R: Se pretende explicar que la conciencia y la muerte son dos categorías antropológicas
losócas que están presentes en el pensamiento de Miguel de Unamuno y son expresiones
de lo más humano posible. Para el desarrollo del texto se utiliza la metodología de análisis
de documentos que implica consultar, seleccionar y detectar los contenidos del tema. Se
concluye que la muerte y la conciencia son dos categorías que denen las expresiones y
experiencias propias del ser humano y que la antropología losóca de Unamuno tiene un
carácter individual dirigida a la explicación del ser humano concreto, de carne y hueso.
Universidad de Costa Rica
San José, Costa Rica
bernardo.castillo@ucr.ac.cr
Publicado por la Editorial Sede del Pacíco, Universidad de Costa Rica
P : Unamuno, antropología, categorías, conciencia, muerte
K: Unamuno, anthropology, Categories, Consciousness, death
e philosophical anthropological categories in the thought of Miguel De Unamuno
Recibido: 08-06-22 | Aceptado: 28-06-22
C  (APA): Castillo Gaitán, B. A. (2023). Las categorías antropológicas losócas en el pensamiento
de Miguel de Unamuno. InterSedes, 24(49), 57-69.
InterSedes, ISSN 2215-2458, Volumen 24, Número 49,
Enero-Junio, 2023, pp. 57-69 (Artículo).
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Introducción
La antropología losóca es una disciplina que muestra los pro-
blemas cotidianos como propios de la vida humana y se construye
como una síntesis de las demás ciencias. Según Choza (2016), “en
último término signica una comprensión metafísica de cuanto
las ciencias positivas han aportado al conocimiento del ser huma-
no” (p. 37). Es un estudio sistemático de las causas y principios
esenciales del ser humano (García Cuadrado, 2004) en sus dimen-
siones esenciales o lo que también se puede denominar como cate-
gorías. Su punto de partida es la vivencia que tiene el ser humano
de todas aquellas situaciones que desafían su conocimiento y lo
devuelven a las experiencias originales de su propio ser a partir
de la capacidad de contemplarse o de asombrarse de sí mismo. Lo
anterior signica que la antropología losóca
consiste en descubrir la estructura esencial de los actos y
facultades humanas, desde el instinto y la sensibilidad hasta
la razón y la libertad, en términos objetivos, es decir, in-
vestigando la índole del objeto propio de estos actos y sus
conexiones esenciales en la jerarquía de los entes. A partir
de esta averiguación, se pregunta cómo deben estar cons-
tituidas las potencias humanas y el alma en que radican, y
la propia substancia o persona del hombre para que esos
actos, relaciones y propiedades sean posibles. (Ibañez Lan-
glois, 2007, p.52)
Particularmente Miguel de Unamuno interesó de manera es-
pecial en el estudio del ser humano (Zubizarreta, 1960). Esta es la
razón de ser de su losofía, que tiene como función vital la justi-
cación de la existencia humana para encontrarle sentido a la vida
(Unamuno, 1999). Propone hacer de la losofía una experiencia
de vivir a plenitud aquí y ahora. En sus escritos constantemen-
te expresa el deseo de no querer morirse y estima que la muer-
te solamente puede conocerse en el momento en que esta ocurra
(González Caminero, 1948). Hablar de la muerte, hacer un discur-
so racional de este hecho humano real e inevitable, es para Una-
muno algo ilógico. Es un tema inacabable (Ferrater Mora, 1944)
pues ¿cómo se puede hablar al respecto si aún no se conoce? Sin
embargo, la muerte sirve en el desarrollo de su pensamiento para
descubrir en este hecho todo lo humano posible. La pretensión
del ser humano de conocer o adelantarse a explicar la muerte es
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querer ser como Dios y esto conduce a la angustia. Para Unamu-
no “el afán de inmortalidad es la base y el punto de partida de su
losofía y su objeto es el hombre concreto que nace, vive y muere
(Marías, 1950 p. 64). El pensamiento de Unamuno tiene un fuerte
carácter antropológico porque coloca al ser humano en el centro
de su reexión losóca.
Por categorías losócas antropológicas en el pensamiento de
Unamuno, se entienden las acciones, hechos, situaciones, compor-
tamientos y aspiraciones mediante los que el ser humano experi-
menta, conoce, se expresa y siente tal y como es en su ser concre-
to de carne y hueso. Las categorías denen la experiencia de ser
humano, esta experiencia original de ser humano da inicio con
el ansia o el deseo insaciable de más vida, llegando a tal punto de
querer ser un dios, de gozar de inmortalidad, de no experimentar
la muerte (Unamuno, 1999).
En todo ser humano persiste el deseo de conocer todo su uni-
verso. Pero en este afán de conocimiento se da cuenta de su nitud,
de la imposibilidad de inmortalidad; esto trae como consecuencia
la experiencia de un dolor profundo a veces indescriptible, que
Unamuno designa con el nombre de tribulación (Marías, 1950). El
paso del ser humano por la tribulación o el paso por el dolor, de
reconocer su ser mortal, se convierte en conciencia de su propia
limitación. La congoja de vivir entre dos extremos que se suscitan
en el mismo cuerpo: vivir con el deseo de ser inmortal y sobrevivir
realmente como un ser nito (Unamuno, 1999). En este contexto
se puede decir que la conciencia y la muerte son las dos categorías
antropológicas losócas presentes en el pensamiento de Unamu-
no.
Método
La metodología utilizada en el presente escrito es de carácter
cualitativo, basada en el análisis de documentos relacionados con
el tema en cuestión (Hernández, 2001), especícamente aquellos
escritos de Unamuno que permiten inferir las categorías antro-
pológicas losócas. La revisión de esta documentación implicó
seleccionar, consultar y detectar (Hernández, Fernández y Batista,
2014). Entre los muchos escritos de Unamuno se toman como
base: El sentimiento trágico de la vida y de los pueblos (1913), con-
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siderada la obra que sintetiza el pensamiento de Unamuno (Flórez,
2014) y donde el autor dene el término conciencia. También se
toman en cuenta Diario Íntimo (1897), Paz en la Guerra del año
(1897), La tía Tula (1921), obras en las que se narra la experiencia
de la muerte.
Una vez seleccionada la información se diseñó un esquema de
trabajo o una lista ordenada de los puntos fundamentales (García,
2012), se denió y explicó lo referente a las dos categorías antropo-
lógicas losócas inferidas a partir del pensamiento de Unamuno
a saber: conciencia y muerte.
Resultados
Conciencia
Zubizarreta (1960) cita un texto de Unamuno denominado
losofía lógica en el cual este último dene como conciencia “al
conjunto de los hechos relacionados a las ideas y éstas relaciona-
dos a los hechos, es decir al conjunto de todo lo conocido” (p. 16).
La conciencia es conceptualizada como el conocimiento que se
adquiere junto con los otros. Para Unamuno (2018) en su Diario
Íntimo, la conciencia y todo lo que en ella se encierra es un gran
misterio, lo que quiere decir que cuando algo existe es porque ya
está presente en la conciencia (Johnson, 1970).
Unamuno (1999) en su obra Del Sentimiento Trágico de la Vida,
dene Conciencia como “conocimiento participado, es consenti-
miento, y con-sentir y com-padecer” (p. 166) y enfatiza el ser de
la conciencia cuando se sufre, se compadece y se ama; expresiones
que conllevan una carga de dolor considerado como el camino que
sigue la conciencia. Por el dolor es “como los seres vivos llegamos
a tener conciencia de sí” (p. 167), lo que hace pensar que el cuerpo
es el lugar donde ocurre la experiencia sensible de la conciencia:
“la conciencia humana que es lo único que sentimos por dentro y
en que el sentirse se identica con el ser” (Unamuno, 1999, p. 168).
Si se considera que la conciencia se expresa por medio del amor, el
dolor, el sufrimiento y la compasión, la conciencia como categoría
antropológica es agónica, esto es que el ser humano cae en la des-
esperación de darse cuenta de su propia limitación. Tal limitación
se hace realidad en la llegada inminente de la muerte, la cual no
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tiene una explicación racional, pero puede ser descrita por medio
del lenguaje, de la palabra humana, que no solamente es sonido,
sino sentido cargado de afectos y emociones.
Por lo anterior, para Unamuno, la conciencia se hace, se cons-
truye por medio de la palabra. En el escrito Dostoyeusqui, sobre la
lengua, Unamuno (1958) señala que la enseñanza de la palabra y la
educación del lenguaje de un pueblo es necesaria para el desarrollo
de la conciencia de las personas. El autor con sus propias palabras
explica que en
la escuela primaria lo que hay que enseñar es ante todo a
leer, a escribir y a contar, y lo demás de añadidura. O me-
jor lo demás se aprende leyendo y oyendo leer. Un buen
maestro es ante todo un buen lector. Leer es esforzarse en
adquirir conciencia de lo que se dice. (p. 1156)
La lengua que conlleva el aprendizaje y la articulación de las
palabras es, según Unamuno (1958), “el modo de expresarse, y ex-
presarse es conocerse, y conocerse es amarse. Los que no se com-
prenden entre sí no se conocen, y por tanto no se aman” (p. 887).1
La muerte
En cuanto a la muerte como categoría antropológica losóca,
en Paz en la guerra (1969), la muerte es presentada como un hecho
que ni siquiera es tema del pensamiento, especialmente cuando
la persona tiene buena salud: “Iban por n a entrar en fuego, y
en todo pensaba Ignacio menos en morir. ¿Morir? Sentíase fuerte,
y tenía que vencer y vivir. La muerte seguía apareciéndole idea
abstracta; la plenitud de la salud le impedía comprenderla” (Una-
muno, p. 136). Se expone aquí el desinterés de pensar en la muer-
te debido a que no se padece ninguna enfermedad, situación que
permite a los seres humanos reexionar sobre la vida y prepararse
para la llegada de la muerte, sin saber el tiempo y lugar en que
ocurrirá.
Posteriormente, la muerte es calicada como una palabra que
no es grata para el ser humano, pero que es un hecho evidente,
captado incluso, por sentidos. “El ha muerto, la fatídica palabra,
1 Esta armación fue dicha por Unamuno en la Conferencia pronunciada en el
Teatro Lope De Vega, Valladolid, el 8 de mayo de 1915 y fue publicada en el
Volumen VII de sus Obras Completas.
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se posó en el corazón de todos, e hizo silencio. Habríase oído en-
tonces el aleteo de la muerte” (p. 181). En esta misma obra el autor
expone que la muerte de una persona cercana, con quien se ha
tendido la experiencia de compartir la vida, es un momento de
encuentro mediado por el silencio que permite reexionar y anti-
cipar la llega de la propia muerte con actitud de indiferencia, como
queriendo rechazar ese momento. Cuando se observa la muerte de
un semejante, se experimenta la invasión de esta en los que aún
viven:
Al mediodía llegó don Miguel, que se quedó mirando un
rato a la muerta, y se enjugó unas lágrimas, sintiendo luego
escalofríos al pensar en su última hora. Retirado a un rin-
cón, sacó del bolsillo su baraja, y se puso a sacar un solitario
espiando a su sobrina, y pensando en lo solo que quedaría
al morirse. (Unamuno, 1923, p, 203)
En esta misma obra citada, Paz en la Guerra, Unamuno (1969)
describe el momento de la muerte dejando evidencia el objeto de
su antropología losóca al demostrar que, ante la muerte, el ser
humano tiene un encuentro con la inmortalidad y la mortalidad
en lo que no queda más que llegar a la quietud y esperar en silen-
cio:
…al empezar las exhortaciones el agonizante, inmóvil y si-
lencioso, comenzó a sentir, con escalofríos, una inmensa
tristeza de no haber vivido, y un tardío arrepentimiento
de aquel miedo a la felicidad que le había hecho perderla.
Querría volver a la vida pasada, sintiéndose solo en medio
de un mar. Y todo esto lo imaginaba sereno, en confusa vi-
sión, sin poder domeñar la modorra que le ganaba poco a
poco. Por n se rindió en un sopor, entrando algún tiempo
después en reposada agonía, (p. 233)
Continuando con la descripción de la experiencia, más que la
denición conceptual, Unamuno (1969), en Paz en la Guerra, na-
rra una muerte catastróca porque se trata de un joven lleno de
vida:
A la caída de la tarde asomándose Ignacio a la salida de la
trinchera, por pura curiosidad, sintió una punzada debajo
del Corazón de Jesús bordado por su madre le echo mano,
ofuscósele la vista, y cayó. Sentíase desfallecer por momen-
tos, que se le iba la cabeza, liquidándosele la visión de las
cosas presentes, y luego una inmersión en un gran sueño.
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Cerráronse, por n, sus sentidos al presente, se desplo
su memoria, se recogió su alma, y brotó en ella en visión es-
pesada su niñez, en brevísimo espacio de tiempo. Tendido
en el campo el cuerpo, pendiente al borde de la eternidad
el alma, revivió sus días frescos, y en un instante preñado
de años, desló, en orden inverso al de la realidad, el pa-
norama de su vida. Vio a su madre que, a vuelta de él de
una cachetina, le sentaba sobre sus rodillas, y le limpiaba el
barro de la cara; asistió a sus días de escuela; vio a Rafaela a
los ocho años, de corto y trenzas; revivió las noches con que
ola a su padre los relatos de los siete años. (p. 256)
Se identica esta muerte catastróca de una vida joven con el
sentimiento de la pérdida o ausencia de vida: “Al recibir los padres
de Ignacio la noticia de su muerte, desmayóse ella exclamando:
¡hijo mío!, y él murmurando con terrible serenidad ¡sea todo por
Dios! fue a acostarse” (Unamuno, 1969, p. 269). Se siente la muerte
ante la pérdida prematura de un ser querido, ya nada tiene sentido.
Hay una mezcla se sentimientos entre la esperanza y la desespera-
ción, la muerte parece ser vivida, aunque ella no haya llegado:
Estando solo consigo mismo el estupor le impedía ver la
realidad; exclama:
He perdido a mi hijo, a mi único hijo— decíase, esforzán-
dose por darse cuenta de aquella prueba, que tan natural
le parecía. No lograba convertir el frío “¡he perdido a mi
hijo!”, en el misterioso¡ mi hijo ha muerto!. Su hijo se había
ido, naturalmente, como se fueron otros; no había vuelto
aún, naturalmente también, pero podía volver un día u
otro, y entre aquel recuerdo y esta esperanza, igualmente
vivos, sólo meditaba como realidad presente una noticia,
una mera, noticia, un dicho.
Ni el padre ni la madre, estaban convencidos del todo de la
muerte del hijo; podía ser equivocación; y a diario le espe-
raban al amanecer sin darse mutua cuenta de su esperanza,
y a diario desesperaban de volver a verla. (p. 271)
Se evidencia la angustia del dolor humano traducido en la des-
esperación que produce la ausencia de un ser querido, desespera-
ción que en sí mismase convierte en una enfermedad porque se
experimenta el deseo de no querer vivir. No querer vivir es recha-
zar la muerte, que es parte de la condición humana. En Paz en la
Guerra, la muerte es el momento en el cual toda persona toma po-
sición ante el absoluto como plenitud o como nada (París, 1968).
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En la novela La Tía Tula, Unamuno (2016) presenta la muerte
como un hecho pavoroso y desolador; “aterrado y como contrito
de una falta, aguardaba la noticia de la muerte de su mujer” (p.
26). Ante la llegada de la muerte, no queda más que la espera de
la conrmación de lo que ya se sabe: ya no habrá más vida. En
esta misma novela, Unamuno (2018) da a entender que la única
respuesta ante el dilema de la muerte es rezar:
Arrodilláronse las dos hermanas al pie del lecho mortuorio
de su tío y rezaron el mismo rosario que con él habían reza-
do durante tantos años, con dos padrenuestros y avemarías
por el eterno descanso de las almas de su madre y de la del
que yacía allí muerto, a que añadieron otro padrenuestro y
otra avemaría por el alma del recién bienaventurado. Y las
lenguas de manso y dulce fuego de los dos cirios que ardían
a un lado y otro del cadáver, haciendo brillar su frente, tan
blanca como la cera de ellos, parecían, dualidad ante los
diversos combates de la vida que surgen de la discusión ya
que se trata de conversar con uno mismo que se hace públi-
ca cuando se comparte con los demás. (p. 31)
Estos pasajes de La Tía Tula (1921) exponen la agonía como el
momento en que se toma conciencia de la propia muerte con acti-
tud de esperanza, como virtud que permite que todo ser humano
manieste su ser trascendente. En Unamuno, la esperanza
es fuerza para vivir la vida, la espera humana. No se trata,
por lo tanto, de una justicación ética del paso del hom-
bre sobre la tierra, sino simplemente de la esperanza de que
la muerte no sea la denitiva destrucción del cuerpo y del
alma de cada cual. (Stenstrom, 2007, p. 44)
Discusión
La conciencia es para Unamuno la categoría antropológica
existencial que dene al ser humano como el ser que existe y se
expresa por medio de su lengua. Esta dene su modo de ser par-
ticular y pone el signicado concreto de las palabras. Al respecto,
Unamuno considera que es apremiante enseñar a leer y a escribir,
dos actividades que llevan al ser humano a conocerse, que es lo
mismo que amarse. “Leer es esforzarse en adquirir conciencia de
lo que se dice” (Unamuno, 1958, p. 1156), es hacerse responsable
de las palabras dichas.
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La lectura y la escritura son acciones que llenan de contenidos
conceptuales a las personas, los cuales serán de gran utilidad para
la comunicación con sus semejantes. Por esto, Unamuno (2018)
está convencido de que por medio de la ciencia y el arte todo ser
humano puede sentir su conciencia y, de esta manera, el mismo
cuerpo se convierte en evidencia de la propia limitación. Esto es
causa de reconocerse como un ser con conciencia.
Que conciencia sea calicada como agónica quiere decir que
darse cuenta de que la vida del ser humano es una constante lucha
que se identica con dudar, o la dualidad ante los diversos comba-
tes de la vida que surgen de la discusión (Unamuno, 1986), ya que
se trata de una conversación con uno mismo que se hace pública
cuando se comparte con los demás.
La conciencia se expone como sentimiento que se experimenta
por todos los sentidos del cuerpo, como si se tratara de un objeto
que se puede tocar, ver, oler, escuchar. Esta realidad de la concien-
cia es patente cuando el ser humano pone el empeño en la volun-
tad de no morir y de donde deriva lo verdaderamente humano; la
muerte es el momento en el que más se siente, se sufre, se anhela
y se compadece. La conciencia es lo más real de la vida de las per-
sonas, el ser humano existe por lo que más experimenta. Esto es
la misma muerte (Unamuno 1999). Sentirse ser humano es más
inmediato que el pensamiento y a esto Unamuno lo llama con-
ciencia, por lo que el cuerpo de toda persona es el lugar especíco
de la conciencia.
Al igual que el término conciencia, la comprensión de la muerte
no se realiza por medio de una explicación racional, que satisfaga
el deseo de conocer que es esencial en la antropología. Unamuno
(2018) en su obra Diario Íntimo expone que el ser humano piensa
en todo menos en la muerte y, para pensar en ella, es necesaria una
vida serena, pues la muerte es un hecho humano que, mientras
más se niegue, se está más cerca de ella. Ante esta situación, ar-
ma que pensar en la muerte es causa de vivir de forma tranquila,
puesto que
la muerte revela al bueno. Tal que siempre hizo al parecer
el bien, o que por lo menos no hizo gran mal, tal que fue
honrado muere desesperado y blasfemo y lleno de terror y
de soberbia porque no fue bueno. Y tal otro que mal que no
quiso, como dice el apóstol, éste muere conado, arrepen-
tido y sereno porque fue bueno. (Unamuno, 2018, p. 55)
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Pensar en la muerte como transformación de la vida permite
que el ser humano se aleje de su vida egoísta de creerse un pe-
queño Dios. Tanto en Paz en la Guerra como en La Tía Tula, la
muerte es un hecho humano que reúne a las personas con sus se-
mejantes, se impone el silencio más que las palabras que buscan
una explicación exhaustiva. Es un momento de toma de decisiones
para mejorar la calidad de vida. La muerte es, además, el tiempo de
la contemplación de lo bueno porque la inmortalidad se observa y
se siente como simplemente estar presente sin movimiento, tanto
del cambio de lugar como el transcurrir del tiempo. En palabras
de Unamuno (1999), la muerte demuestra lo más esencial del ser
humano: carne y hueso.
Independientemente de cualquiera de sus condiciones, todo
ser humano se pregunta constantemente por el nal de la vida
y la llegada de la muerte. Sin pretender extenderse en la magna
obra losóco literaria de Unamuno, al denir la conciencia y la
muerte como las dos categorías antropológicas losócas predo-
minantes en el pensamiento de este autor, lo importante es tener
presente que estas categorías son necesarias e indispensables para
el abordaje de los problemas cotidianos. Es decir, la conciencia de
ser mientras se vive y la conciencia de no ser ante la llegada de la
muerte es el punto de partida para tomar posición acerca de cómo
vivir, si en paz o desesperación, si con argumentos o sentimiento;
teniendo presente que la vida humana se desarrolla en la contra-
dicción, pero a n de cuentas con el impulso para seguir adelante.
Tomar posición ante la vida es resumida por Unamuno (1999)
en lo que puede considerarse lo fundamental de la antropología
losóca:
¿Por qué quiero saber de dónde vengo y adónde voy, de
dónde viene y adónde va lo que me rodea, y qué signica
todo esto? Porque no quiero morirme del todo, y quiero sa-
ber si he de morirme o no denitivamente. Y si no muero,
¿qué será de mí?; y si muero, ya nada tiene sentido. (p. 74)
Las respuestas que el mismo Unamuno (1999) da a las pregun-
tas anteriores, y que surgen a partir de saber lo que se es, tomar
conciencia y de esperar el no ser, la muerte; son también situacio-
nes en las que aparece lo más humano:
Y hay tres soluciones: a) o sé que me muero del todo, y en-
tonces la desesperación irremediable, o b) sé que no muero
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del todo, y entonces la resignación, o c) no puedo saber ni
una ni otra cosa, y entonces la resignación en la desespera-
ción o ésta en aquélla, una resignación desesperada, o una
desesperación resignada, y la lucha. (p.75)
La desesperación, la resignación y la lucha se demuestran como
realidades humanas concretas en las que se puede sentir la con-
ciencia y la muerte. Es el sentimiento trágico de la vida, el pro-
blema esencial: la nitud del ser humano es la contradicción, lo
paradójico, la constante lucha trágica, la ansiedad por no morir,
contaria a la certeza de la muerte (Martínez, 2004).
Conclusión
A pesar de que el pensamiento de Unamuno ha sido considera-
do como disperso (Marías, 1950), el tema de la muerte se convirtió
en el eje fundamental de toda su obra y, por lo tanto, una de sus
categorías de análisis preferidas. En todas las direcciones exclamó
que el problema esencial del ser humano es resolver el deseo de ser
inmortal, teniendo conciencia de lo contrario: el de ser nito y, por
lo tanto, mortal.
El ser mortal suscita en el ser humano el binomio conciencia–
muerte, categorías antropológicas losócas de las que se ha re-
exionada en este estudio. Es la causa que impulsa a Unamuno
(1999) a desarrollar un pensamiento que mueve a la persona a
retomar su vida aún en las situaciones más difíciles. No se quiere
poner paz entre el corazón y la razón, entre lo irracional y lo ra-
cional respectivamente. Su pensamiento provoca que, entre estos
elementos de humanidad, exista una perenne pelea. Desde la toma
de conciencia de la muerte se construye un sistema de pensamien-
to que invita a todo ser humano a no caer en la desesperación y a
considerar la muerte como el momento más humano de la vida. El
paso de la vida a la muerte dene, de una vez por todas, el sentido
de la existencia, aquella existencia que se ha construido durante
la vida. Por lo tanto, la muerte es un acto de síntesis de la propia
conciencia de libertad y el ser humano se dene a sí mismo de una
vez por todas.
Que la conciencia y la muerte sean dos categorías de antropolo-
gía losócas en el pensamiento de Unamuno signica que ambas
denen al ser humano en concreto como expresiones intrínsecas,
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particulares y experienciales. En este sentido Unamuno, a partir
de la conciencia y de la muerte, desarrolla una antropología cen-
trada más en el ser humano particular que en lo humano, que es
un término más general y abstracto.
El valor antropológico sobre cualquier otro tema, en el pensa-
miento de Unamuno, plantea que lo trágico de no querer morirse
sabiendo que se morirá es esencial en la vida del ser humano como
fuente de donde brotan las explicaciones racionales con fuerte
carga emocional y sentimental, es decir, explicaciones plenamente
humanas, que Unamuno aborda en el desarrollo de los temas de la
conciencia y de la muerte. Estas categorías antropológicas losó-
cas exponen la condición humana del sentirse (conciencia) con no
sentirse (muerte). En ellas se establece la dialéctica entre el ser y
el no ser, que a su vez es causa de angustia, de tragedia existencial.
Es la lucha cotidiana de donde brotan las mejores experiencias hu-
manas.
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