Derecho,
justicia y ética ambiental planetaria. Historia, prospectiva y lingüisticidad
hermenéutica
Law,
Justice and planetary environmental ethics. History, Prospective and linguistic
hermeneutics
Héctor Fernández[1]
(Recibido: 23/11/23
• Aceptado: 07/04/24)
Resumen. La
presente obra tiene como propósito indagar, describir y explorar algunas
consideraciones conceptuales y doctrinarias sobre el amplio tratamiento que
ofrece el Derecho, la Justicia y la Ética Ambiental Planetaria (EAP).
En el contexto que fija la trilogía expuesta a
tratamiento es posible, a través de vertientes históricas, de opiniones y,
fundamentalmente, la subordinación de los aspectos analizados a los paradigmas
planetarios propuestos: 1) Nueva Identidad Humana-Espiritual-Solidaria en la
Protección, Respeto, Equidad, Ética y Dignidad Planetaria (NIHESPREEDP); 2)
Nuevo Paradigma de la Administración de Riesgos-Tetraedro de la Administración
de Riesgos (NUPAR-TAR); 3) Dodecaedro del Riesgo Laboral y Ambiental (DoRLA) y 4)
el paradigma totalizador universal Constelación Humanoide Planetaria (CoHuP). En este orden propiciamos, también, toda
posible discusión con paradigmas proyectivos planetarios similares existentes.
Palabras clave. Ética
ambiental planetaria, paradigmas universales.
Abstract. The
purpose of this work is to investigate, describe and explore some conceptual
and doctrinal considerations on the broad treatment offered by Law, Justice and
Planetary Environmental Ethics (PLA).
In
the context that sets the trilogy exposed to treatment it is possible, through
historical aspects, opinions and, fundamentally, the subordination of the
aspects analyzed to the proposed planetary paradigms: 1) New
Human-Spiritual-Solidary Identity in Planetary Protection, Respect, Equity,
Ethics and Dignity (NIHESPREEDP); 2) New Paradigm of Risk
Management-Tetrahedron of Risk Management (NUPAR-TAR); 3) Dodecahedron of Labor
and Environmental Risk (DoRLA) and 4) the universal totalizing paradigm
Planetary Humanoid Constellation (CoHuP). In this order we also encourage any
possible discussion with similar existing planetary projective paradigms.
Keywords. Planetary
environmental ethics, universal paradigms
Índice
Introducción
1. Desarrollo temático.
1.1. Los paradigmas planetarios
1.2. Derecho, justicia y ética ambiental
planetaria.
1.3. El derecho al medio ambiente sano.
Discusión
Conclusión.
Bibliografía
Introducción
Abordaremos como objetivo incorporar y esclarecer los aspectos
integrativos y descriptivos de los temas propuestos; explicitando que nuestro
aporte es estructurado como una investigación teórica. En tal sentido es que
revalorizamos cada uno de los ejes propiciados a su entendimiento (v.gr.
derecho, justicia y ética ambiental planetaria); en especial su análisis, a
través de los nuevos paradigmas planetarios proyectivos (v.gr. Constelación
Humanoide Planetaria, en adelante “CoHuP”). En este orden crítico, estas ideas
las cimentamos, a través de la holística (Hurtado de Barrera, 2000) de orden:
exploratoria (lo abordado sobre el tema); descriptiva (sus posibles
características); analítica (que criterios son constitutivos); explicativa
(aspectos gnoseológicos) y proyectiva (propuesta de paradigmas universales que
rigen las ciencias y disciplinas analizadas).
En esta correlación conceptual se
interpreta al holismo como una doctrina filosófica contemporánea de
carácter integrador iniciada por el pensador sudafricano Smuts (1926) con su
libro Holismo y Evolución. Etimológicamente, el holismo es la “práctica del
todo”. Vista así, ello puede ser visto como un fenómeno psicológico y social
relacionado con diferentes ciencias y disciplinas, dirigido hacia la búsqueda
de una cosmovisión estructurada en reglas comunes a la humanidad como factor de
creación de totalidades estructuradas.
De tal manera, y para comenzar con la reflexión del romanista alemán
Ihering citamos: “Si la poesía no está reñida con el derecho, ningún otro
como el pueblo romano nos muestra lo que es poesía de orden y regularidad”.
Recordamos que los primeros juristas y pontífices distinguen entre un ius
divinum (relaciones de los hombres y los dioses) y un ius humanum,
entendido a las relaciones de los hombres entre sí (Louzan de Solimano, 1979). Ahora,
incorporando un distinguido jurista latinoamericano (Cossio, 1963), expresamos
que “El derecho siempre es vida humana, ni más ni menos; pero no toda la
vida humana es derecho. Cuando nos referimos al derecho como conducta, no se
trata de una conducta cualquiera, sino de la conducta humana en su
interferencia intersubjetiva o conducta compartida”.
De allí que, en
la retrospectiva de la doctrina sobre la ley, como medio para llegar a su fin
(la justicia), recordamos al
maestro francfortés Savigny afirmando:
Conciba a la ley como el derecho positivo encarnado en el lenguaje y provisto de valor absoluto. Su contenido está ya determinado por la anterior deducción del poder legislativo, es el derecho del pueblo ya existente o, lo que es lo mismo, la ley es el órgano del Derecho del Pueblo, y esto con indiferencia de la forma de gobierno adoptada. Sin embargo, la ley no posee un papel inferior a la costumbre, sino que tiene una influencia importante como auxilio complementario del derecho positivo; y también como apoyo de su continuo progreso.
Se trata, entonces, de aproximarnos a la justicia, como bien lo
consignaba Ulpiano (170-228 d.C.). La justicia es la constante y perpetua
voluntad de dar a cada uno lo suyo –súum cuique-. La caracteriza como una
virtud y no como una abstracción de todo lo conforme a derecho, como
podría esperarse de su derivación de iustus
(de acuerdo al ius).
Ahora bien, en lo concerniente al Mito de Prometeo (quien despoja el
fuego a Zeus), delineaba sobre la justicia que “Zeus, temiendo que
nuestra especie quedase exterminada por completo, envió a Hermes para que
llevase a los hombres el pudor y la justicia, a fin de que rigiesen en las
ciudades la armonía y los lazos comunes de amistad”.
Es nutritivo pedagógicamente lo que
expresaba en un pasaje Solón a Pisístrato –atinente a los elegos que pronunció
sobre la dominación tiránica que premeditaba Pisístrato-. Como las nubes,
nieves y granizos arrojan truenos, rayos y centellas, así en ciudad de muchos
poderosos caerá el ciego pueblo en servidumbre.
De acuerdo con Palao Herrero, “el primer pilar del sistema ático consistía en entender que administrar justicia era una operación en la que se aplicaba la razón, y la justicia misma era su resultado; mientras que, en las naciones coetáneas, la justicia emanaba de la voluntad divina, y “fluía naturalmente” de quienes supuestamente la representaban”.
En el acaecer
del carácter ético, Isócrates dice que no es transmisible, no se puede
inyectar; resulta indispensable poseer aptitudes naturales. Sí que se puede
fomentar la virtud, así como ejercitarla desde el cultivo del discurso político
(logoi politikoi) y desde el cuidado de la vida práctica Levingstone (2007).
La ética, además, es una tarea plenamente filosófica, pues para Isócrates esta
última incluye todas las modalidades que contribuyen a la formación general del
espíritu (Jaeger, 1962). Recordemos, a título de mención señera, que: “Un
hombre sin ética es una bestia salvaje soltada a este mundo” (Camus, 1957)
y que, en pocas palabras, el término ética hace referencia, en Foucault, a la
relación consigo mismo; es una práctica, un ethos, un modo de ser (Castro,
2004). De allí la importancia de toda visión e interpretación ética ambiental
planetaria, expresándose que el medio ambiente se encuentra definido
como “la armonización del hombre y su entorno vital, comprendiendo tal
criterio, a los ámbitos de la proferencia y prospectiva, biosfera, calidad de
vida, aspectos jurídicos, éticos, espirituales, sociales-culturales,
psicológicos, pedagógicos, económicos, urbanísticos y de la administración de
riesgos” (Fernández et al, 2022).
Ahora nos interesa
resaltar y detenernos, por su implicancia en el medioambiente, en la realidad
ambiental del urbanismo que se encuentra estructurado como “la filosofía,
la ciencia y la técnica que armoniza las necesidades del hombre y su entorno
vital, en cuanto a su proferencia y prospectiva, tutelando y remediando todo
proyecto, planificación y desarrollo de las grandes ciudades” (Fernández, H.,
2002). Por ende, sabemos que no es arquetípica
la gnoseología del urbanismo y la ética planetaria sin una estructura
preceptiva que modela sus posibilidades, planificación, soluciones y pragmática
en el desarrollo del entorno y ecosistema dinámico vital (urbanismo jurídico).
Ahora
bien, como el urbanismo se encuentra ínsito en la historia ambiental con
Worster (1989), podemos expresar que existen tres niveles explicativos. El
primero se encuentra relacionado con la interpretación y conocimiento de la
esencia de la naturaleza (observación del entorno vital y su enseñanza), como
se encuentra estructurada y se desarrolló en tiempos pretéritos (v.gr.
elementos orgánicos e inorgánicos y reparando en la influencia del ser humano).
El segundo nivel de este recorrido histórico se orienta a la prevalencia del
orden socioeconómico, en función de su interacción con el ecosistema natural;
en este entendimiento, aparecen las estructuras y aspectos del trabajo y las
revitalizaciones sociales con el objetivo de la producción de bienes y
servicios, mediante los recursos naturales existentes. Asimismo (v.gr.) se
analizan las posibilidades de tomar decisiones de forma positiva o negativa al
medio ambiente. Por último, el tercer nivel se encuentra construido por el
campo de orden mental donde hay una comunión existente entre la persona humana
o su comunidad, por intermedio, por ejemplo, de la ética, percepciones, preceptivas
imperantes, creencias y otras consideraciones como los factores de
contaminación, daño al medio ambiente y actividades que se deberían evitar y
prohibir.
Siguiendo a Planella (1990), podemos
consignar que plantear la hermenéutica desde la lingüisticidad es partir de la
concepción del hombre como animal hermenéutico, simbólico y lingüístico (y no
exclusivamente racional) que vive en un entorno que él mismo inaugura y
construye. La aproximación entre hermenéutica y lingüisticidad hay que buscarla
en los orígenes de la exégesis bíblica, íntimamente ligada a la filología. Este
animal lingüístico del cual nos habla Garagalza es el que utilizará el lenguaje
para articular de forma comunicativa su experiencia, pues es a través del
lenguaje que el sujeto manifiesta su tradición. Pero si el tema del lenguaje es
un tema clave en la hermenéutica, debemos tener presente una apreciación hecha
por Gadamer en su texto Hombre y lenguaje, donde denuncia la falsa
interpretación del lenguaje debida a una traducción de la palabra logos por
razón, en lugar de hacerlo como lenguaje. La lingüisticidad es una de las
expresiones más profundas del hombre y una vía con el fin de poder expresar su
identidad y su diversidad, impregnando su existir y devenir en el universo del
hombre y su historicidad (Palmer, 2002:257). Asimismo, y a efectos de
esclarecer las ideas (situando los antecedentes históricos, las direcciones
temporales y sus fines posibles), decimos que, mientras que la proferencia se funda
en la experiencia, en la mirada retrospectiva, para planificar las acciones que
deben conducir a los objetivos planteados como horizonte para la acción, la
prospectiva comienza este proceso en el mismo futuro, a través de las imágenes
construidas por los actores. Según Merello (1973), se
entiende por proferencia como “una serie de técnicas para adentrarse en el
futuro que tiene en común basarse en la experiencia. (...) se basan en el
pasado para construir el futuro”. La prospectiva, en cambio, “es
una sistemática mental que, en su tramo más importante, viene desde el futuro
hacia el presente”.
Concluimos esta introducción con la
definición de paradigma que “es entendido como el conjunto de conceptos,
valores, técnicas y procedimientos compartidos por una comunidad científica, en
un momento histórico determinado, para definir problemas y buscar soluciones”
(Ruiz Bolívar, 1992).
2. Desarrollo temático interdisciplinario
2.1. Los paradigmas planetarios
En nuestro entender, es un dato conglobante de la realidad, que los aspectos y alcances aquí tratados se encuentran subsumidos, en toda su completitud (v.g. análisis en disciplinas y ciencias, diagnosis conceptual, mejoras continuas, soluciones con temporalidad prospectiva) por el paradigma “Constelación Humanoide Planetaria (CoHuP)” (figura 3) que se encuentra constituido y propiciado por la armonización de los planteados: I) Nueva Identidad Humana-Espiritual-Solidaria en la Protección, Respeto, Equidad, Ética y Dignidad Planetaria (en adelante NIHESPREEDP); II) Paradigma Tetraedro de la Administración de Riesgos- Nuevo Paradigma en la Administración de Riesgos (en adelante NUPAR-TAR) (OIT, IIEL, 2007) (figura 1); III) Dodecaedro del Riesgo Laboral y Ambiental (en adelante DoRLA) (figura 2); IV) Código de Ética y Derechos Humanos Planetario (CoEDHuP); V) Código Ambiental Planetario (CoAP) y VI) Código Protectorio del Trabajo Universal (CoPTU)[2].
Dicho esto, cabe señalar (v.gr.) sobre la nueva identidad humana NIHESPREEDP, podemos decir que la idea de identidad parte del hecho de ser responsable (debe responder) por lo que se dice o hace, lo que supone admitir que el sujeto que realiza una acción es permanente, es el mismo y es causa de la acción, por lo que debe responder por ella (Egger & Lan, 1974:33). Claro que la identidad se la puede observar, según Tajfel (1978), en la dimensión social y personal. Los aspectos personales y sociales de la identidad se pueden articular de forma que, mientras que la identidad social se refiere a un sentimiento de similitud con otros, la identidad personal se refiere a otro sentimiento que lo diferencia de esos otros[3].
Inicialmente,
debemos afirmar de acuerdo a su historicidad que la doctrina y ciencia autónoma
del Tetraedro de la Administración de Riesgos (TAR) se encuentra constituido
por los Factores-Base (Humano, Técnico, Jurídico e Interrelación) que son la
arquitectura de esta construcción intelectual poliédrica, con el objetivo de
todo análisis, diagnóstico, acción preventiva-correctiva, tratamiento, aporte
de soluciones y beneficios sobre los riesgos; adecuándose su estructura
totalizadora al “mundo laboral” ─conduciendo su viabilidad y
validación─ por intermedio de los Elementos-Nexo (Semiología, Relaciones Laborales
e Interfaz Comunicación-Organización).[4]
Como evolución del TAR surge la hermenéutica del Paradigma NUPAR-TAR (Nuevo Paradigma de la Administración de Riesgos –Tetraedro de la Administración de Riesgos), definido dinámicamente como la filosofía, la ciencia mayor autónoma y la doctrina en la integración de los modelos científicos y su constelación de disciplinas sobre el: TAR, NED, CIDINOP, CyMAT y HST[5].
El NED (Nivel Ético-Deontológico)
es por donde ─inexorablemente (como cimiento de un elemento axiológico
por excelencia del sistema)─ ingresan todos los Factores-Base,
Elementos-Nexo, las CyMAT (OIT) Condiciones y Medio Ambiente de Trabajo,
condiciones generales del trabajo: duración, organización y contenido; la
Higiene y Seguridad en el Trabajo: su nueva visión en la sobre modernidad;
remuneraciones: política de salarios-compensaciones; servicios sociales; y las
relaciones laborales, y el CIDINOP (Círculo Dinámico Normativo Preventivo).
En esta asociación de ideas y atinente a la problemática ambiental industrial, nos encontramos obligados a definir y fijar su amplitud de competencias a la Seguridad e Higiene en el Trabajo (ciencia prevencionista), como: la filosofía, la ciencia y la administración de riesgos en la preservación de vidas y bienes, calidad de vida, medio ambiente, los sistemas de gestión integrados (calidad, seguridad y salud ocupacional, gestión ambiental, códigos, reglamentaciones y estándares aplicables) y el entorno relacionado (ergonomía, condiciones generales del trabajo -CGT-, administración-gestión del personal y relaciones públicas)[6].
En este orden de apreciación y conducente a toda protección ambiental dinámica y progresiva es que la administración de riesgos se encuentra liderando y estructurando el Dodecaedro del Riesgo Laboral y Ambiental (DoRLA) fundado en un paradigma general, donde el núcleo conceptual multifacético es el modelo (NUPAR-TAR) y su armonización con las demás ciencias y disciplinas integrativas que detallamos a continuación: 1)- modelo y eje central (NUPAR-TAR); 2)- ciencia prevencionista: higiene y seguridad en el trabajo y CyMAT: condiciones y medio ambiente del trabajo; 3)- filosofía, ética y deontología; 4)- derechos humanos y justicia; 5)- proferencia y prospectiva ambiental; 6)- economía y desarrollo sustentable; 7)- psicología y pedagogía; 8)- sociedad y cultura; 9)- ciencia y tecnología; 10)- historia y geopolítica; 11)- ciudad y urbanismo; y 12)- bioética y salud ambiental[7]
En tal orden interdisciplinario se forjan las ideas rectoras de la doctrina social de la iglesia (v.gr.) en lo atinente a la dignidad humana; en tal sentido se afirma que “A la igualdad en el reconocimiento de la dignidad de cada hombre y de cada pueblo, debe corresponder la conciencia de que la dignidad humana sólo podrá estar custodiada y promovida de forma comunitaria, por parte de toda la humanidad (…)” Sólo con la acción concorde de los hombres y de los pueblos sinceramente interesados en el bien de todos los demás, se puede alcanzar una auténtica fraternidad universal (Pablo VI, 1965)[8].
2.2. Derecho, justicia y ética ambiental
planetaria
Llegada a esta construcción del desarrollo
de ideas, no podemos dejar de hacer intervenir y citar a la prudencia, habida cuenta de su importancia en todo comportamiento
humano individual y comunitario. De allí que:
“(…) Muchos fueron los que
voluntariamente se ofrecieron a ser compañeros de Diomedes, y el Rey Agamenón
dijo entonces: -Diomedes, carísimo a mi corazón, escoge tú mismo a tu camarada.
-Si me mandas que sea yo el que
elija-contestó Diomedes- ¿cómo no voy a designar al divino Ulises, cuyo valor es
tan grande? Con él volveríamos sanos y salvos, aunque tuviéramos que atravesar
ardientes llamas, porque su prudencia es mucha (…)”[9]
Ahora bien, continuando con el pensamiento
antiguo, de acuerdo a Marco Tulio Cicerón[10], hablando de las
leyes ─no como simples convenciones, sino cimentado en el derecho natural
(constitutivo en la razón innata de las personas)─ mencionaba en la
trilogía conceptual y relacional (norma, virtud y bien) que el vivir en la
naturaleza es un bien superior; por ende, es complacerse con una vida
provechosa, conteste a lo indicado por la virtud, la ley de la naturaleza y lo
que reclama la misma.
Por ello, es que uno de los secretos
conceptuales para desentrañar lo futurible y de tal manera mitigar toda
incertidumbre del porvenir humano-mundial, fundamentalmente en lo atinente al
derecho y la justicia, estriba en la idea de la “libertad”. En este sendero de
esclarecimiento, Honneth (2014)[11] nos habla de la
libertad negativa (como ausencia de impedimentos) y la positiva o reflexiva
caracterizada por la facultad humana de tomar sus propias decisiones debido a
su voluntad y autodeterminación, desarrollándose la autocomprensión racional,
consolidándose un individuo verdaderamente autónomo con la posibilidad y
capacidad del hombre de darse su propia ley.
Partimos de entender que las leyes,
con Ciuro Caldani (2007:8)[12] a título general, “son hechas para los hombres y no los hombres para las
leyes; ellas deben estar adaptadas al carácter, a los hábitos, a la situación
del pueblo”.
Es
importante señalar la relevancia y comprensión del discurso jurídico de
conformidad con Entelman (citado en Cárcova, 1992) estructurado por tres
grupos: a) El producido por órganos autorizados (“autosuficiente” en su
producción); norma; reglamento; decreto; edicto; sentencia; contrato. b) El
producido por los juristas y operadores del derecho: teorías; doctrinas;
opiniones; alusiones de uso; manipulaciones del grupo. c) Producido por los
usuarios, súbditos o destinatarios del derecho: manifestaciones que se dan
cruzadas por “creencias, desplazamientos y ficciones” (entendiendo la
estructura ficcional en relación con la idea de un sujeto que preexiste)[13].
Asimismo, mencionamos -en principio- acorde
a lo citado por Radbruch, que no sería posible alcanzar el orden mediante la
imagen del hombre perfecto, racional y moral, porque no podría ser resultado de
la coacción jurídica sino de la libertad; de tal manera que: “El concepto
del individuo a que apunta tanto del Liberalismo como la Democracia debe, por
ende, estar en el punto medio entre la individualidad empírica y la
personalidad moral. Es el individuo natural, en cuanto puede llegar a ser
personalidad moral, el conjunto personificado de la capacidad para la moral: la
libertad personificada”[14].
Así lo expuesto y con motivo de continuar con
todo aporte preceptivo, podemos referenciar con el profesor de Turín Bobbio que
el derecho es un sistema de normas que constituyen un ordenamiento. Dicho de manera
breve:
(…)
En suma, que una norma jurídica no se encuentra nunca sola, sino ligada a
otras, formando un sistema normativo. Gracias también a la teoría de la
institución, la teoría general del derecho se ha venido transformando cada vez
más de teoría de las normas jurídicas en teoría del ordenamiento jurídico, y
los problemas que han venido presentándose a los teóricos del derecho cada vez
están más relacionados con la formación, la coordinación y la integración de un
sistema normativo[15]
En la búsqueda de la justicia con el Doctor de la
Gracia San Agustín de Hipona, La Ciudad de Dios, consignaba: “Quitada la justicia, ¿qué otra cosa son los
reinos, sino inmensos latrocinios? Los Latrocinios ¿qué son sino unos reinos
pequeños?”. En el ámbito que establece la
hermenéutica del valor de los derechos humanos se establecía “152. El
movimiento hacia la identificación y la proclamación de los derechos del hombre
es uno de los esfuerzos más relevantes para responder eficazmente a las
exigencias imprescindibles de la dignidad humana” (Concilio Vaticano II)[16].
En este camino rector
es trascendental colegir la importancia de los derechos humanos, tal cual lo expresa Fratelli Tutti[17]
que los derechos humanos no son iguales para su totalidad, siendo una condición
previa a todo desarrollo social y económico de un país. El respeto a la
dignidad de la persona humana y estar sus derechos reconocidos y protegidos,
emerge la creatividad e ingenio, pudiendo la personalidad humana desarrollar un
amplio espectro con variadas posibilidades hacia el bien común.
Así también, en la extensión de la
historia y su devenir, la justicia siempre estuvo intrínsicamente relacionada,
a la vez identificada o extraviada, con el Derecho. La completitud del derecho
se encuentra integrado en la esfera de la justicia, teniendo en cuenta que
fuera de esta, pareciera que no tiene existencia y progresión de su
supervivencia[18]. Cabe señalar que
un filósofo francés de la talla de Jacques Derrida[19]
consignaba algunas ideas sobre la justicia
(Tercera aporía: la urgencia
que obstruye el horizonte del saber):
La justicia, como experiencia
de la alteridad absoluta, es irrepresentable, pero es la oportunidad del
acontecimiento y la condición de la historia. Una historia sin duda
irreconocible para aquellos que creen saber a lo que se refieren con esta
palabra, ya se trate de historia social, ideológica, política, jurídica, etc.
Este exceso de la justicia sobre el derecho y sobre el cálculo, de lo
impresentable sobre lo determinable, no puede y no debe servir de excusa para
ausentarse de las luchas jurídico-políticas en el interior de una institución o
de un estado, o entre una institución o estado y otros. Si se abandona a
ella misma, la idea incalculable y dadora de justicia está siempre más cerca
del mal, de lo peor, ya que siempre puede ser reapropiada por el cálculo más
perverso”.
En el contexto que fija la hermenéutica de
la justicia, en una visión holística y proyectiva nos detenemos para definir la
justicia ambiental[20]
la
materialización de reglas establecidas a nivel planetaria, donde la
arquitectura axiológica y epistemológica se orientan a los principios
socio-culturales, psicosociales, filosóficos-éticos-deontológicos, jurídicos de
la biósfera, pedagógicos, económicos, políticos, interrelacionados y
establecidos en la hermenéutica del Paradigma de la Constelación Humanoide
Planetaria (CoHuP).
En este orden conducente de ideas podemos expresar la idea de justicia social[21]
aquella que propicia todo ordenamiento distributivo, de igualdad y
participativo; asimismo, la justicia total (in totum et in statera) es la que
cumple y atraviesa los requisitos y criterios de verdad establecidos en la
administración de riesgos (NUPAR-TAR) y, fundamentalmente, en la Constelación
Humanoide Planetaria (CoHuP), resaltando las bondades de todos los
procesos metodológicos-procedimentales, éticos, deontológicos, axiológicos,
teleológicos, culturales, económicos, psicológicos, espirituales y jurídicos en
la trilogía Humana-Naturaleza -(Biósfera)-Tecnología (HNT), con el objetivo de
armonizar, materializar y revitalizar el respeto a toda dignidad humana,
biósfera (v.gr. flora, fauna, biodiversidad, dinámica y armonización
ecosistémica) y edificación social.
En tal sentido y contemplado los aspectos citados,
referente (v.gr.) a los paradigmas planetarios proyectivos (NUPAR-TAR, DoRLA, NIHESPREEDP,
CoHuP), la justicia social y ambiental es que se propone la definición de la “ética
ambiental planetaria (EAP)”:
La
filosofía, la ciencia y la administración de riesgos (NUPAR-TAR) en toda
proferencia y prospectiva con materialización: axiológica, epistemológica,
jurídica, pedagógica, psicológica, tecnológica (v.gr. trilogía:
humana-tecnología-naturaleza “HTN”), económica (desarrollo
sustentable-sostenible), teleológica, espiritual y calidad de vida universal
(v.gr. bienestar, felicidad, salud ambiental); en esencia, el irrestricto
cumplimiento y desarrollo progresivo del respeto, identidad, igualdad y
dignidad (NIHESPREEDP) de la tutela mundial de la biósfera (v.gr. humanismo,
flora, fauna, ecosistema constitutivo), a través de toda exploración y
soluciones de la “Constelación Humanoide Planetaria (CoHuP)”.
2.3. El derecho al medio ambiente
sano
Es
un dato de la realidad que los derechos humanos se encuentran consagrados
(v.gr.) en instrumentos y preceptivas rectoras internacionales como las que se
citan sub examine. En este fundamento, es pertinente consignar la importancia
de la “argumentación” como “la actividad total de plantear pretensiones, ponerlas en cuestión,
respaldarlas produciendo razones, criticando esas razones, e incluso refutando
esas críticas” (Toulmin et al, 1984)[22]. Asimismo, en cuanto a los
principios y teoría de los valores, se funda la idea de la “ponderación”, que
propicia asumir el principio de proporcionalidad. Los principios entran en la
argumentación en función de su peso pragmático. Su competencia lo es más en
función de la pérdida de competencia de otro principio en liza. Esta
orientación o balanceo establece no solamente la supervivencia de un principio
sino el criterio de racionalidad que impera en su argumentación. Siendo que el
concurso de los principios básicos para una teoría de la argumentación no
constituye sino su parte estructural, que debe ser completada con la aplicación
de las consiguientes reglas y los procedimientos. (Alexy, 1988)[23].
Expresada la argumentación y
ponderación, nos encontramos habilitados para enunciar el siguiente criterio
normativo internacional sobre el derecho a un medio ambiente sano, inter alia:
la Carta Africana sobre los Derechos Humanos y de los Pueblos (1981)[24], el Protocolo Adicional a la Convención
Americana sobre Derechos Humanos en materia de Derechos Económicos, Sociales y
Culturales (1988)[25], el Convenio sobre la Evaluación del
Impacto Ambiental en un Contexto Transfronterizo (1991)[26], la Declaración de Río sobre el Medio
Ambiente y el Desarrollo (1992), el Convenio sobre la Diversidad Biológica
(1992), la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático
(1992) y su Protocolo de Kyoto (1998), y el Acuerdo de París (2015). Los detalles
operativos para la implementación práctica del Acuerdo de París se acordaron en
la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP24) de
Katowice, Polonia, en diciembre de 2018, en lo que coloquialmente se llama
el Libro de Reglas de París, y se finalizaron en la COP26 de
Glasgow, Escocia, en noviembre de 2021.
En este entendimiento preceptivo y a través de la guía de la Cuesta[27], podemos agregar (v.gr.) el Protocolo de San Salvador (Adicional a la Convención Americana sobre Derechos Humanos, en materia de derechos económicos, sociales y culturales, 1988), consigna expresamente en su art. 11.1: “Toda persona tiene derecho a vivir en un medio ambiente sano y a contar con servicios públicos”. Asimismo, la Carta de Derechos Fundamentales de la Unión Europea (2000) se ocupa de la tutela del ambiente en el art. 37, disponiendo de igual manera: “las políticas de la Unión integrarán y garantizarán con arreglo al principio de desarrollo sostenible un alto nivel de protección del medio ambiente y la mejora de su calidad”. También, citamos a título sumario e internacional algunos bienes jurídicos protegidos (v.gr.): a) salud: DUDH (Declaración Universal de Derechos Humanos), art. 25.1; PIDESC (Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales), art. 12; CSE (Carta Social Europea), art. 11 y 13; CDFUE (Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea), art. 31.1, 36 y 37; DADH (Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre), XI; CAFDH (Carta Africana sobre Derechos Humanos y de los Pueblos), art. 11 y 16; y CESP (Constitución Española), art. 43 y 51.1; b) nivel de vida: DUDH, art. 25.1; PIDESC, art. 11; CSE, art. 13; DADH, art. XI; c) medio ambiente: CEDH, 12.2b; DADH, art. 37; y CESP, art. 45; y d) derecho a la existencia y desarrollo: CAFDH, art. 20.1 y 24 e) principio de justicia universal: PIDESC, art. 15.2; CSE, art. 7.2; y DADH, art. 49.2.
Cabe señalar que la Corte IDH reconoció ‘‘la relación innegable entre la protección del medio ambiente y la realización de otros derechos humanos’’, en su Opinión Consultiva OC-23/17 sobre ‘‘Medio Ambiente y Derechos Humanos’’. Por primera vez la Corte Interamericana desarrolló el contenido del derecho al medio ambiente sano. En el ámbito interamericano se encuentra regulado, tanto por lo dispuesto en el artículo 11 del Protocolo de San Salvador (citado ut supra), como en el artículo 26 de la Convención Americana, que contiene los derechos económicos, sociales y culturales. Igualmente, el Tribunal destacó la relación de interdependencia e indivisibilidad que existe entre los derechos humanos, el medio ambiente y el desarrollo sostenible[28]. En este orden de ideas normativas, el proyecto de Constitución de la Unión Europea establece que la política medioambiental de la Unión se basa en los principios de precaución y acción preventiva (art. III-233.2).
Desde
una perspectiva economicista, Rebbinder
(1993)[29] consigna que “sin un medioambiente
sano, la economía como instrumento para satisfacer las necesidades humanas, se
convertiría en una función infructuosa”.
En virtud del marco expuesto y como práctica para mantener el ordenamiento social, un distinguido jurista internacional (Zaffaroni, 1985)[30] expresa sobre el “control social” que:
El ámbito del control social
es amplísimo y, dada su proteica configuración y la inmersión del investigador
en el mismo, no siempre es evidente. Este fenómeno del control social es más
pronunciado en los países centrales que en los periféricos, donde los
conflictos son más manifiestos. De cualquier modo, incluso en los países
periféricos, el control social tiende a ser más anestésico entre las capas
sociales más privilegiadas y que adoptan las pautas de consumo de los países
centrales (…).
Ello nos conduce, entonces, a una visión
constitucional con Bidart Campos del “desarrollo humano” afirmando que
“El desarrollo humano se refiere, por su adjetivo, a la persona humana en
sociedad. Por ende, implica crear, promover y dinamizar un conjunto de
condiciones sociales, económicas, políticas, culturales, y de toda índole que
propendan a favorecer disponibilidades reales e igualitarias (…)”[31]
En toda posible
reflexión y discusión sobre el concepto del delito, se consignaba que las leyes
penales y las preceptivas jurídicas no son estáticas en el devenir temporal. “La
valoración jurídica que acuña una conducta humana convirtiéndola en delito
depende de las convicciones morales, las costumbres tradicionales y las
necesidades prácticas del pueblo. Esto se encuentra a su vez condicionado por
el tiempo, el lugar y el carácter del pueblo” (Exner, 1949)[32].
En esta
instancia nos detenemos con el objetivo de conceptualizar nuestra definición
del “daño ambiental” como:
Todo agravio, lesión o detrimento del derecho o interés que
poseen los seres humanos -su vecindad, comunidad o colectividad- y su entorno
vital (v.gr. flora, fauna, biodiversidad y relación dinámica ecosistémica) que
no se afecten de ningún modo o circunstancia de forma perniciosa, afectando
todo equilibrio en la relación Hombre-Tecnología-Naturaleza, conforme al
análisis de la administración de riesgos (NUPAR-TAR) y el Dodecaedro del Riesgo Laboral y Ambiental
(DoRLA)”[33].
Nos parece conveniente, siguiendo a Foucault[34] introducir en
esta armonización de la modernidad y el complejo ecosistémico, a una revelación
cognoscitiva que es la psicagogia, como “la transmisión de una verdad
que no tiene por función dotar a un sujeto de actitudes, de capacidades y de
saberes, sino más bien de modificar el modo de ser de ese sujeto”.
Pues bien, es un dato de la realidad que
la contaminación planetaria, mayoritariamente, se edifica sobre los perversos;
en tal entendimiento, los perversos instintivos se encuentran
tipificados como:
Las perversiones instintivas se
atribuyen en la mayoría de los casos a una verdadera locura moral (moral
insanity), especie de esquizofrenia de la acción, porque el sujeto desconoce
enteramente el medio social, sus necesidades y sus obligaciones, y obra exactamente
como si éste no existiera para él. Sin embargo, puede representarse sus
exigencias, pero sin que esta representación tenga el menor imperio sobre sus
comportamientos, como no sea para superar los obstáculos que le imponen. Las
ridiculiza o las desprecia (…)”[35]
En cuanto a la cultura y la personalidad
(Newcomb T., 1976: 482)[36], en especial -debido a la asociación de
ideas (agresión a la biósfera)- en lo atinente a las conductas de rol
desviadas, se argumentaba que “Existen algunos individuos en toda
sociedad cuyas conductas de rol guardan poco parecido con sus roles prescritos.
Son “anormales” o, para usar un término menos valorativo, desviados. Ellos
también tienen sus imágenes de sí y del mundo social y sus imágenes idealizadas
(…)”.
En este camino conducente, un sociólogo de la importancia
de Kingsley (1984)[37] consigna sobre el
valor de la sociología en perspectiva, que la sociedad humana es singular
debido a que depende de la cultura. Como la cultura está adherida a la
tradición, puede cambiar ─y se modifica─ de una comunidad a otra.
Esta permanente modificación cultural es la que interfiere en el análisis de la
asociación humana, fundamentalmente debido a la forma de hacer las cosas y a su
desaprensión o desprecio de las otras formas.
Se
trata, en concreto, de tener presente que el ser humano establece con sus
decisiones el criterio, muchas veces, de desprecio a la conservación y tutela
de la biósfera. En este orden de noción y por intermedio de una distinguida
doctrina civilista (Bustamante Alsina, 1995)[38] sobre la tutela
del medio ambiente y con relación a los reclamos de las asociaciones
protectoras de la naturaleza, en especial, en Europa, es que se pueden
categorizar en: 1) la demanda o reclamo institucional; 2) la demanda normativa;
y 3) la renovación del status jurídico de los bienes del medio ambiente.
En este plexo reflexivo, comunicativo y
formativo (v.gr. derecho, justicia y ética ambiental planetaria) es que nos
detenemos para formular algunas apreciaciones que nos obligan a sopesar sobre
la relevancia de la pedagogía. Así entonces, definimos a la pedagogía (filosofía, ciencia y técnica de
la educación) como conjunto de conocimientos sistemáticos relativos al
fenómeno educativo, siendo el fenómeno educativo, por su naturaleza, un
fenómeno constante (llevado a cabo entre una generación adulta que convive con
una generación joven), universal (porque florece en todas las comunidades
humanas) e irreductible (no se identifica, ni confunde con ningún fenómeno de
la vida humana: económico, social, político, sino que se destaca y es generador
de ellos). De tal modo es que la pedagogía posee tres posiciones fundamentales:
el prisma filosófico (determina el ideal y los valores éticos), el científico
(operando con posibilidades de éxito) y el técnico (organiza programas de
acción administrativa), incorporándose la “pedagogía prospectiva” que tiende a
todo estudio multidisciplinario con los filósofos, sociólogos y antropólogos
culturales en vista –sobre esta temática- de toda exploración de posibilidades
futuras basadas en indicios presentes. En este orden de ideas, toda enseñanza
se materializa, a través del ciclo docente definido como conjunto de
actividades ejercidas, sucesiva o cíclicamente, por el profesor, para dirigir,
orientar y llevar a cabo felizmente el proceso del aprendizaje de sus alumnos,
siendo el método pedagógico en acción (planeamiento, orientación y
verificación-control) (Fernández H & Fernández S.M., 2023)[39].
En toda correlación
conceptual, citamos a Nohl sobre la pertinencia
de la Pedagogía Social[40] como una ciencia
teórico-práctica con varias características a citar: 1) confirmación de la
realidad concreta como iniciadora de la teoría de la Pedagogía Social; 2) la concentración
formativa de esfuerzos e iniciativas que convergen en la colaboración a la
juventud; 3) la esencial meta de perseguir el bienestar de la persona humana.
La ayuda socio-pedagógica se ciñe al ámbito del niño y del joven; y 4) la
necesidad de cambiar las condiciones ambientales para concretar la eficacia de
la acción pedagógica-social (Marburger, 1979).
Es por ello que, en el conducir de los derechos humanos y su profundización, es necesario citar nocionalmente la Agenda 2030 de la ONU para el Desarrollo Sostenible, tal cual lo establece (v.gr.) en el Objetivo 3 “Garantizar una vida sana y promover el bienestar para todos en todas las edades” y 8 sobre “Promover el crecimiento económico sostenido, inclusivo y sostenible” y la Meta: 3.8. Lograr la cobertura sanitaria universal.
Ahora bien, con relación a las disposiciones penales ambientales podemos expresar algunas
consideraciones, teniendo en cuenta que las responsabilidades en materia
ambiental (daño) pueden encuadrarse bajo un criterio de legalidad y edificación
social desde la perspectiva filosófica, moral, ética-deontológica, psicológica,
social, administrativa, civil y penal; confirmando la estructuración y
clasificación de los derechos humanos -cuya argumentación excede ampliamente la
presente obra- de tercera generación (v.gr. calidad de vida, medio ambiente,
seguridad e higiene laboral), cuarta generación (v.gr. desarrollo
sustentable-sostenible), quinta generación (v.gr., administración de riesgos,
enfoque filosófico, ético-deontológico ambiental, neurociencias, neuroderechos)
y de sexta generación (v.gr. paradigmas universales: Dodecaedro del Riesgo
Laboral y Ambiental DoRLA y la Constelación Humanoide Planetaria CoHuP).
Discusión
En definitiva,
como parte del planteamiento inicial de este artículo, es que no se pueden
establecer discusiones u opiniones con relación a otros paradigmas análogos,
habida cuenta de la inexistencia de modelos similares ni equivalentes
conocidos. Nos interesa resaltar que los estudios reflexivos de la presente
obra a modo sumario (v.gr. desarrollo descriptivo, exploratorio, proyectivo) se
encuentran de modo concordante al desarrollo propuesto, la divulgación y
diseños especializados de los paradigmas proyectivos citados ut supra; en
especial, la Constelación Humanoide Planetaria (CoHuP).
Conclusión
En este epítome final y conteste a lo propuesto es que revalorizamos
y nutrimos toda materialización de la ética ambiental planetaria (EAP),
reconociendo las bondades comunitarias que propicia el derecho y la justicia
-contemplando su historicidad y linguisticidad hermenéutica (v.gr. referencia
de toda identidad en donde el ser humano se construye y evoluciona)-, como
integrante arquetípica de la igualdad, respeto, dignidad y libertad en toda
progresiva edificación social. Las complejidades inacabadas del medio ambiente
se encuentran sujetas, por un lado (entre otras muchas consideraciones), en la
falta de políticas preventivas, progresivas y proactivas en sus niveles de
planificación y ejecución (v.gr. municipal, estadual, nacional, internacional y
continentales); por otro lado, la materialización de acciones globales por
personas -respetuosamente- que integran un grupo muy minoritario de poder que
toman decisiones que afectan la protección de la biósfera y sus principios de
prevención y precaución.
En el contexto que fija la hermenéutica del
Derecho, Justicia, Medio Ambiente y Ética Ambiental Planetaria (EAP),
incorporando la justicia social y ambiental, es donde propiciamos y
revitalizamos la materialización de los paradigmas planetarios: 1) Nueva
Identidad Humana-Espiritual-Solidaria en la Protección, Respeto, Equidad, Ética
y Dignidad Planetaria (NIHESPREEDP); 2) Nuevo Paradigma de la Administración de
Riesgos-Tetraedro de la Administración de Riesgos (NUPAR-TAR); 3) Dodecaedro
del Riesgo Laboral y Ambiental (DoRLA); y 4) el paradigma totalizador
Constelación Humanoide Planetaria (CoHuP).
Finalmente, es importante destacar en esta
indagación, descripción y exploración, que no aportamos discusión sobre los
paradigmas presentados, habida cuenta de la inexistencia, a nuestro
conocimiento, de modelos similares comparables.
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CoEDHuP: Código de Ética y Derechos Humanos Planetario.
CoAP: Código Ambiental Planetario.
CoPTU: Código Protectorio del Trabajo Universal.
[1] Buenos Aires, Argentina. Posgrados Universidad de Buenos Aires (UBA). Abogado y Licenciado en Relaciones Laborales, Universidad Nacional de Lomas de Zamora (UNLZ). Investigador Biblioteca Nacional Mariano Moreno. Director: Académico, Derecho, Ambiente Humano y Miembro Honorario (OEA), CEB, 1994-2003, Argentina. Periodista ciudadano dochectorfer@yahoo.com.ar https://orcid.org/0000-0002-2892-9845.
[2]FERNÁNDEZ, Héctor (colaboradores) FERNÁNDEZ, David Alejandro & FERNÁNDEZ, Martín Eduardo. Ética planetaria y prospectiva de análisis histórico en la administración de riesgos. Rev. Tzhoecoen. Agosto - diciembre 2022. Vol. 14 / Nº 2, pp. 81-96 ISSN: 1997-8731, versión electrónica, Perú, DOI: https://doi.org/10.26495/tzh.v14i2.2287 págs. 83 y 84
[3]FERNÁNDEZ, Héctor. Renacimiento de la
identidad, dignidad, justicia e ideología humana etoplanetaria. Su reflexión
apodíctica. México, Revista Hechos y Derechos, Instituto de Investigaciones
Jurídicas, UNAM, N°76, julio-agosto 2023, 11 de agosto 2023, citando a EGGER
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[4]FERNÁNDEZ, Héctor. El Tetraedro de la Administración de Riesgos (TAR) Su doctrina y sistema conceptual científico, Ministerio de Trabajo de Brasil, FUNDACENTRO, Instituto de Investigación en Salud Ocupacional, Revista brasileña de salud ocupacional, N°77, volumen 21, Río de Janeiro, 1993, pág. 32.
[5] FERNÁNDEZ, Héctor. Administración de Riesgos, Seguridad e Higiene Ocupacional y Medio Ambiente. Los nuevos paradigmas. La Doctrina (NUPAR-TAR). El Derecho. Diario de Doctrina y Jurisprudencia. Doctrina, Buenos Aires, 2005.
[6]FERNÁNDEZ, Héctor. La
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[7] FERNÁNDEZ, Héctor. (colaboradores) FERNÁNDEZ, David A.; FERNÁNDEZ, Martín E.; MUGNAI, Carlos A. & RODRÍGUEZ, Héctor A. Hermenéutica del instituto del seguro y salud ambiental. Revista Jurídica Electrónica (RJE), Doctrina, N°12, Universidad Nacional Lomas de Zamora (UNLZ), agosto 2023, cita: IJ-MVDCLXXV-842. Buenos Aires.
[8] PABLO VI, Discurso ante la Asamblea General de las Naciones Unidas (4 de octubre de 1965), 5: AAS 57 (1965) 881; Id., Carta Enc. Populorum Progressio, 43-44: AAS 59 (1967) 278-279.
[9]HOMERO,
La Ilíada, el Sitio de Troya, el
hombre prudente.
[10] CICERÓN, Marco Tulio, De Legibus, 1, 21, 56.
[11] Ibidem, ob. cit. FERNÁNDEZ, Héctor. Neuroderechos, neurotecnologías y Administración de Riesgos en la Modernidad. Análisis histórico, dialéctica y holismo, citando a HONNETH, Axel. El derecho de la libertad. Editorial Katz, 2014.
[12]CIURO CALDANI, Miguel Ángel. El Bicentenario del Código Civil Francés (Una Comparación Entre la Historia Jurídica Francesa y La Historia Jurídica Argentina) Universidad Nacional de Rosario. Santa Fe, Argentina, 2007, pág. 8.
[13]CÁRCOVA, Carlos María.
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discurso jurídico”, 1982.
[14]RADBRUCH, Gustav. Filosofía del Derecho.
Trad. J. Medina Echevarría. Cuarta Edición. Estudio Preliminar de José Luis
Monereo Pérez. Editorial Comares S.L. Granada, 1999, pág. 78.
[15] DÍAZ, Miguel Román. Los derechos humanos en el pensamiento de Norberto Bobbio, Instituto de derechos humanos “Bartolomé de las Casas” (tesis doctoral, Universidad Carlos III de Madrid, 2015), citando a BOBBIO, Norberto, Teoría de la norma jurídica, Giappichelli Editore, Torino, 1950, p. 13.
[16] Concilio Vaticano II, Decl. Dignitatis humanae, 1: AAS 58 (1966) 929-930.
[17] Santo Padre FRANCISCO. Carta Encíclica Fratelli Tutti, sobre la Fraternidad y Amistad Social, Capítulo Primero, Las sombras de un Mundo Cerrado, Derechos Humanos no Suficientemente Universales.
[18] MARTÍNEZ ROLDAN, Luis & FERNÁNDEZ, Jesús A. Curso de teoría de derecho. Barcelona, Editorial Ariel, 1999, pág. 213.
[19] FERNÁNDEZ, Héctor. Semiología y pragmática
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México, citando a Derrida, Jacques (1992) fuerza de ley: El fundamento místico
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[20]FERNÁNDEZ, Héctor. La tutela penal del medio ambiente. Una aproximación hacia la dogmática jurídica y holística, Revista Hechos y Derechos, Instituto de Investigaciones Jurídicas, UNAM, N°75, 3 de mayo 2023, México, 2023.
[21]FERNÁNDEZ,
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[22] Toulim-Rieke-Janik (1984) An introduccion to reasoning, MacMillan, New York, págs. 14 y ss.
[23]
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[24] “Artículo 24: Todos los pueblos tendrán derecho a un entorno [medio ambiente] general satisfactorio favorable a su desarrollo”. Disponible en http://www.acnur.org/ fileadmin/scripts/doc.php?file=fileadmin/Documentos/BDL/ 2002/1297.
[25]“Artículo 11.1: Toda persona tiene derecho a vivir en un medio ambiente sano y a contar con servicios públicos básicos”. Disponible en https://www.oas.org/juridico/ spanish/tratados/a-52.html.
[26] V.gr. la institución de un procedimiento de evaluación del impacto medioambiental que permita la participación pública y la preparación de la documentación para la evaluación del impacto medioambiental que se consigna en el apéndice II”. Disponible en https://www.unece.org/fileadmin/ DAM/env/ eia/documents/legaltexts/conventiontextspanish.pdf
[27] Ibidem, ob. cit., FERNÁNDEZ, Héctor. La tutela penal del medio ambiente. Una aproximación hacia la dogmática jurídica y holística, UNAM, 2023…citando a de la CUESTA, José Luis. El derecho al ambiente: su protección por el derecho penal; director del Instituto Vasco de Criminología (Universidad del País Vasco Euskal Herriko Unibertsitatea). (GICCAS IT-585-13 y UFI 11/05 UPV/EHU), págs. 1-20; citando: K. Martin CHENUT, “De la CUESTA, José Luis. El derecho al ambiente: su protección por el derecho penal; director del Instituto Vasco de Criminología (Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea). (GICCAS IT-585-13 y UFI 11/05 UPV/EHU); págs. 1-20; citando: K. Martin CHENUT, “La contribution des systèmes régionaux de protection des droits de l’homme à la pénalisation des atteintes à l’environnement”.
[29] REBBINDER, E. (1993) Environmental Regulation Throught Fiscal and economics incentives in a Federalist System, “Ecology Law Quarterly”, vol. 20, nº1, págs. 57-83.
[30]ZAFFARONI, Eugenio Raúl (1985) Manual de derecho penal. Parte general, Buenos Aires, Ed EDIAR, pág. 24.
[31]BIDART CAMPOS, Germán. Tratado elemental de derecho constitucional argentino. La reforma constitucional de 1994, Tomo VI, Buenos Aires, Editorial EDIAR, 1995. pág. 383.
[32] MIDDENDORF, Wolf. “Concepto del delito” Criminología de la juventud. Estudios y experiencias, Ed. Ariel, Barcelona, 1956, pág. 22 y ss., citando a EXNER, Franz, Kriminologie, Gotinga, 1949.
[33] Ibidem, ob. cit. FERNÁNDEZ, Héctor. La tutela penal del medio ambiente, UNAM.
[34] FOUCAULT, M. Hermenéutica del sujeto. Ed. De La Piqueta, 1982, pág. 101.
[35]HUBERT, René. El desarrollo mental. Estudio de psicogenética. Capítulo VIII, la estructuración del carácter: normales y anormales, 10- los perversos, Buenos Aires, Ed. Kapelusz, Buenos Aires, 1965, pág. 653.
[36] NEWCOMB, Theodore M. Manual de psicología social, Tomo II, Capítulo XII cultura y personalidad, Buenos Aires, Ed. EUDEBA, 1976, pág. 482.
[37] KINGSLEY, Davis. La sociedad humana. Buenos Aires, EUDEBA, 1984.
[38] BUSTAMANTE ALSINA, Jorge. Derecho ambiental. Fundamentación y normativa. Buenos Aires, Abeledo-Perrot, 1995, págs. 58 y 59.
[39] Ibidem, ob. cit., FERNÁNDEZ, Héctor. Semiología y pragmática jurídica. Algunas consideraciones hermenéuticas y jurídicas. UNAM, citando a FERNÁNDEZ, Hector (2010) Pedagogía, Didáctica General y los Sistemas de Gestión Integrados (SGI), IAS, Ciudad Autónoma de Buenos Aires. FERNÁNDEZ, Samira Milagros (2023) Psicopedagogía, UNLZ, Universidad Nacional de Lomas de Zamora, Facultad de Ciencias Sociales, Buenos Aires, comunicación personal 30 marzo 2023.
[40] MENDIZABAL, M.D.L. La pedagogía social: una disciplina básica en
la sociedad actual. HOLOS, año 32, vol. 5, 2016, Instituto Federal de
Educación, Ciencia y Tecnología del Río Grande del Norte de Natal, Brasil,
citando a NOHL, H.; PALLAT, L. Handbuch der Pädagogik.
Langesalza:
Beltz, 1929; y MARBURGER, H. Entwicklung und Konzepte der Sozialpädagogik. München:
Juventa, 1979.