Resumen
Desde hace muchas décadas, tanto los legos como los conocedores de la economía, llegaron al convencimiento de que el “fenómeno de la inversión”, es el único medio idóneo observado y conocido, capaz de relacionarse con el factor de trabajo para producir más riqueza. Se podría afirmar que, después de la década de los años treinta, una preocupación constante de gobernantes y de personas relacionadas con la producción de cada comunidad, ha sido la de moldear el comportamiento de la “inversión” de tal manera que sus resultados en el desarrollo, sean óptimos y llenen las necesidades apremiantes de la época. Inquietudes tales cómo cuánto invertir en carreteras, cuánto en educación; qué proporción localizar en inventarios o en maquinarias y equipo de trabajo, desde entonces son discusión de cada día para aquellos hombres que tanto en el sector público como en el privado, bregan con la eficacia de sus empresas respectivas. Una tarea fundamental en las oficinas de planeamiento y desarrollo de los países subindustrializados, es precisamente la de detectar en forma continuada, las trayectorias y los efectos finales que los diversos tipos de inversión siguen y causan en los diferentes sectores económicos