Káñina, Rev. Artes y Letras, Univ. de Costa Rica XLV (2) (Mayo-Agosto) 2021: 267-286/ISSN: 2215-2636
276
Tanto el renacimiento italiano como el español y el nórdico construyeron las bases del
humanismo desde diferentes perspectivas. Por un lado, el primero concibe al ser humano como un
ser libre, con la capacidad de recrear el mundo y transformar, mientras que el español y nórdico se
vinculan con la religión cristiana. Además, según Velasco (2009), internamente, dentro del
renacimiento español hubo diferencias significativas, pues el humanismo de base salamantina estaba
más ligado a la concepción religiosa, mientras que el erasmista aparecía relativamente alejado de los
principios del cristianismo.
La construcción del pensamiento humanista sigue siendo, en esencia, la identificación del ser
humano como sujeto digno de libertad; sin embargo, no siempre la categoría de ser humano alcanzaba
su totalidad, ya que a algunos individuos se les negaba su humanidad debido al proceso histórico en
el que estaban inmersos. Velasco (2009) presenta otro acercamiento humanista que ofrece una
perspectiva más amplia:
Otro grupo de humanistas [Luis Vives, Tomás Moro, o Erasmo], principalmente frailes misioneros,
por encima de las diferencias culturales reconocían en los pueblos indios plena racionalidad,
capaces de gobernarse a sí mismos de acuerdo a la Ley natural, por lo que no era imperioso
transformarlos a imagen y semejanza de lo europeo, sino más bien establecer un diálogo
intercultural en la que tanto indígenas como españoles pudieran aprender y enriquecer sus culturas
(p. 15).
En esta afirmación de Velasco se identifican las bases sobre las cuales se construirá el
humanismo, donde se enmarcan una serie de valores como la libertad, la ley natural y la igualdad,
entre otros. El humanismo también se establece a partir de una visión intelectual, donde impera la
búsqueda de la verdad y la defensa del ser humano como ser pensante, frágil, cambiante, natural, que
vive en un entorno donde las ciencias lo rigen todo. Al respecto, Velasco (2009) establece que:
El humanismo se caracteriza además por un giro radical hacia el estudio del lenguaje, más que de
las cosas mismas, por el aprecio de la experiencia, de la literatura y de la retórica, más que de una
racionalidad pura, el reconocimiento de la historicidad del saber frente a las pretensiones de
conceptos y modelos universales y la valoración de la prudencia como racionalidad práctica sobre
problemas específicos, ante una mera racionalidad teórica o metodológica, así como la
preocupación por el descubrimiento, la creación y la innovación (inventione), más que por el mero
análisis o por la comprobación de lo que ya se conoce (p. 3).