Káñina, Rev. Artes y Letras, Univ. de Costa Rica XLV (3) (Septiembre-Diciembre) 2021: 169-186/ISSN: 2215-2636
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trabajo, sea en pintura, literatura o cualquier otro ámbito. Antes que discutir la validez de tales
posturas, prefiero destacar que Camus expone ideas en esa línea en un tono satírico que expresa un
claro distanciamiento de ellas. Si su personaje Jonás no tiene objeciones cuando le explican lo que ha
pintado y por qué, ello deriva de que la aquiescencia es el rasgo dominante de su personalidad: “Ce
sera comme vous voudrez” es la frase que constantemente resuena en sus labios.
La incomprensión es un fenómeno del cual Jonás participa no solo como artista y en relación
con su obra, sino también como espectador de la pintura ajena, en especial la de sus contemporáneos:
Louise déserta la littérature dès qu'elle comprit que Jonas ne s'intéressait qu'à la peinture. Elle se
dévoua aussitôt aux arts plastiques, courut musées et expositions, y traîna Jonas qui comprenait mal ce
que peignaient ses contemporains et s'en trouvait gêné dans sa simplicité d'artiste. Il se réjouissait
cependant d'être si bien renseigné sur tout ce qui touchait à son art. Il est vrai que le lendemain, il
perdait jusqu'au nom du peintre dont il venait de voir les œuvres (Camus, 1957, p. 80).
Queda expuesto aquí que la relación de Jonás con la pintura contemporánea es prácticamente
un malentendido, y se evidencia cómo, no obstante olvidar de inmediato lo que conoce de ella, Jonás
cede también ante el deseo de su esposa Louise de que se mantenga al tanto. Es de notar que el
matrimonio se ha efectuado básicamente por dos razones: Jonás necesita de alguien que le resuelva
los detalles domésticos de su vida práctica y Louise decidió que ellos se casarían, a lo cual él no se
opuso, según su acostumbrada forma de ser. En algún momento, se conoce que Jonás ha contraído
nupcias con Louise porque esta es capaz de agendar sus citas con el odontólogo y el único problema
consiste en que no puede también abrir la boca para que le reparen los dientes; de lo contrario, sería
la mujer perfecta para él.
Como la afición por la pintura de Jonás es una moda, no tarda en eclipsarse. Un día, ya no
solo no se comprende, sino que tampoco se vende, lo que pone a Jonás en aprietos financieros. Aquí
comienza a hacerse comparable al artista del hambre kafkiano más que a Josefina la cantante (volveré
pronto sobre el ayunador), aunque no hay que pasar por alto que el interés por esta última también
desaparece hacia el final del relato. Sin embargo, las cosas no ocurren de igual manera. Josefina se