Káñina, Rev. Artes y Letras, Univ. de Costa Rica XLVII (2) (Mayo-Agosto) 2023: 215-220/ISSNe: 2215-2636
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POEMAS ESCAPADOS DE UN RELOJ
Poems escaped from a clock
«El Infinito comienza con un poema,
La Eternidad termina con un poema».
Ozana Vararescu
Poeta rumana.
Marjorie Jiménez Castro*
Introducción
El tiempo es el misterio que probablemente la Humanidad nunca resolverá. Se quedará en el
fondo de todos los pozos. Estos poemas intentan pintar los instantes de manera que podamos
verlos.
Se han escapado de un reloj nuevo de horas antiguas.
Los poemas son segundos que montados en caravanas forman palabras.
Quien los lea se reconocerá en su propio tic tac.
La autora de “Poemas escapados de un reloj” tiene una característica: piensa en sus poemas,
sus poemas piensan, son seres pensantes que opinan, debaten, reflexionan sobre realidades
que a todos los rodean, sus poemas no giran sobre sentimentalismos, sino que aportan en la
discusión sobre temas fundamentales.
José María Zonta
Escritor costarricense
* Universidad de Costa Rica. San José, Costa Rica. Docente y Máster en Lingüística por la Universidad de
Costa Rica. Correo: marjorie.jimenezcastro@ucr.ac.cr ORCID: https://orcid.org/0000-0002-0431-0220
DOI: https://doi.org/10.15517/rk.v47i2.56202
Recepción: 12/01/2023 Aceptación: 13/03/2023
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Segundo
No todas las horas se despiertan conmigo,
unas se quedan en el pan,
otras me recortan en la hoja y caminamos.
Las colmenas nunca duermen.
No todas las horas se despiertan conmigo,
algunas se van con la sombra del día
o se escurren como las gotas de un café,
por más que intente juntarlas
se pierden a cuentagotas en un reloj de nubes
segundos en tus ojos
segundos en la mesa
segundos bajando escaleras,
horas que se juntan en el metro
horas que tropiezan en busca de abrigo,
amanecemos en diferente compás,
se nota en la lentitud del llanto de un niño
o la rapidez de aves que se atasca en el segundero,
cuando unas horas que se encuentran
con las horas de los otros.
Y medio
Entonces es más sencillo
nos sentamos todos en el disco del tiempo
y por un instante
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nos amamos o nos odiamos
para luego
desgranarnos en el tic tac de la mañana.
Una primavera que camina
Las estaciones se paralizan hasta saber
cuál tren tomará la mujer que camina,
cuál puente cruzará
cuál verano convertirá en
segundos para endulzar al café.
Cuando una mujer camina ha dejado
horas que se sacuden en el paisaje de la casa
escenas que se disuelven en el atrás
rumbo a la estación
encontrará trampas en el relevo de zapatos
ronroneo o gemido en el camino
pausa
en la venta de la calle
y tropezón con la manita que se extiende como manecilla de un reloj
aspa de molino que no tiene con quien luchar.
Una mujer emprende el camino a contratiempo
y espera que la mañana
se doble en el tráfico de la ciudad
va cargada de amaneceres en un bolso de merienda
para algunas
el tiempo nunca sale a trabajar
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se queda en el recuadro de números saltando
viviendo del tiempo que no se paga con el tiempo
Reloj
Vivía en un reloj, en los segundos que duran
las abejas en un día, tal vez no presa pero sí inmóvil.
Hasta que perseguí tus horas
Las seguí hasta la rutina de la muchedumbre
que se consume despacio en el fuego del tiempo hasta la oficina
horas como cuentas en el mosaico
miradas que chocan en las agujas del ahora
mientras otras se iban acercando al ángulo de las cinco de la tarde.
Como aspas de caricias en el cuerpo del día
esperan en el reloj, el salto de tu llegada
quiebre de cuarzo
liberación de carrusel
sin importar el segundero
la estampida va en retorno
busca lo mismo que yo
quietud y suavidad de las palabras
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Sol
«… y los enamorados se escaparon a la siembra,
el sol levantó su mano
y los bendijo».
Nuestro primer instrumento para medir el tiempo fue el sol
y en la oscuridad el corazón,
que cuando estaba enamorado
marcaba
varios inviernos por noches.
A medianoche renacerá el sol en la cuna del Cosmos
y aunque se asomará
en el crucigrama de la mañana
tendremos un grillete apretando su nacimiento y su muerte
ya no sabremos sembrar
ni cifrar sus sombras en los árboles
tampoco seremos punta que defienda su reino
al principio
fue camino sin tiempo.
Tic toc que se engancha en el centro y se parte en dos
de un lado
amarillo como besos en los cuerpos y los campos
del otro
descanso de grises/incienso en su iris.
Fue dirección en la escalinata.
adoración
siembra
miedo
muerte
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subían y bajaban de la mano a su presencia
ahora en cambio
escapamos de sus colores
preferimos almacenar horas sin huellas.
Un enamorado invoca a la luz/ al tiempo
sin péndulos que corten
estaciones en su corazón.
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