XVIII. Por otro lado, de 1700 a 1757 entran sobre todo artículos que se importaban por vía terrestre
por Nicaragua, como materia prima de algodón, ropa y telas, que se llamaban comúnmente
«mercancía de la tierra» y provenían de Nicaragua, El Salvador, Guatemala y México (Solórzano
Fonseca, 1994). Asimismo, el autor citado indica que, en el siglo XVIII, las mercancías de mayor
valor venían de China y de Europa, las cuales se traían desde México suministradas por
comerciantes guatemaltecos. Sin duda, estos cambios mercantiles han dejado su huella en el léxico
de la vida cotidiana empleado en la Costa Rica colonial.
En cuanto a los objetos religiosos y de devoción, los cuales también tienen una
representación relativamente alta (8.8 %), hay que decir que la mayoría de ellos aparecen en el
INV-4, que relata los bienes pertenecientes a una sola persona, Cecilia Vázquez de Coronado. Si
bien en otros inventarios se nombran objetos de devoción de uso más corriente, como imagen,
cuadro, altar, cruz, láminas y rosario, en el INV-4 se encuentran términos que designan objetos
suntuosos relacionados con ornamentos litúrgicos, como cáliz, corporales, insensario, manípulos,
síngulos, molde de hacer ostias, naveta y cuchara de plata, entre otros. Esto, además de todos los
demás bienes que se enumeran en el inventario de la difunta en cuestión, evidentemente revela el
estatus socioeconómico de la persona implicada.
Para la categoría de bienes semovientes (6.2 %), como en todas las demás, solo se
contabilizaron los sustantivos. No obstante, merece la pena detenerse en algunos de los datos que
aportan los adjetivos propios del léxico ganadero. En primer lugar, en el INV-17, aparece el adjetivo
josco (una baca josca) y la forma derivada joscón (cavallo colorado joscón, INV-16), la cual
aparece registrada en el Nuevo diccionario de costarriqueñismos (2018). A su vez, la voz josco, -a
es una variante de hosco. De acuerdo con el DAMER, s.v. josco, en Honduras, Nicaragua y Costa
Rica, se refiere a un animal vacuno cuyo pelaje es rojizo con partes negruzcas. Tanto el DAMER
como Agüero Chaves (1996) señalan que josco es una voz rural o del vulgo, respectivamente, en
oposición a hosco. En el NTTLE, la forma josco aparece documentada por primera vez en 1918 y
se señala como un americanismo de México, pero en el CORDIAM aparece un caso (toro josco) en