REVISTA MÉDICA DE LA UNIVERSIDAD DE COSTA RICA
Volumen 16, Número 1, Artículo 6 Abril-Octubre 2022
ISSN: 1659-2441 Publicación semestral www.revistamedica.ucr.ac.cr
Revista electrónica publicada por el Departamento de Farmacología de la Escuela de Medicina de la Universidad de
Costa Rica, 2060 San José, Costa Rica. Licensed under a Creative Commons Unported License.
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INVESTIGACIÓN ORIGINAL
OPINIÓN DE LA POBLACIÓN ADULTA COSTARRICENSE
SOBRE EL USO DE MEDICAMENTOS Y SUSTANCIAS NO
AVALADAS COMO TERAPIA CONTRA LA COVID-19
COSTA RICAN ADULT POPULATION OPINION ABOUT THE USE
OF MEDICINES AND SUBSTANCES NOT APPROVED AS
THERAPY AGAINST COVID-19
Méndez Alfaro, María Celeste1; Hoffmans Cordero, Esley2; Marín Sánchez, Kristel3; Beita Rodríguez, Magaly4 y
Fallas Ramírez, José Manuel5
1 Estudiante de la Facultad de Farmacia, Universidad de Costa Rica, San José, Costa Rica. ORCID ID:
https://orcid.org/0000-0002-9403-3887. Correo: maria.mendezalfaro@ucr.ac.cr
2 Estudiante de la Facultad de Farmacia, Universidad de Costa Rica, Alajuela, Costa Rica. ORCID ID:
https://orcid.org/0000-0002-6922-7487. Correo: esley.hoffmans@ucr.ac.cr
3 Estudiante de la Facultad de Farmacia, Universidad de Costa Rica, San José, Costa Rica. ORCID ID:
https://orcid.org/0000-0002-3302-5170. Correo: kristel.marinsanchez@ucr.ac.cr
4 Estudiante de la Facultad de Farmacia, Universidad de Costa Rica, San José, Costa Rica. ORCID ID:
https://orcid.org/0000-0002-9253-0767. Correo: magaly.beita@ucr.ac.cr
5 Investigador del Instituto de Investigaciones Farmacéuticas, docente de la Facultad de Farmacia, Universidad de Costa
Rica, San José, Costa Rica. ORCID ID: https://orcid.org/0000-0001-5042-132X. Correo: jose.fallas@ucr.ac.cr
RESUMEN: El 11 de marzo del 2020 la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró una pandemia
causada por la enfermedad COVID-19, provocada por el microorganismo SARS-CoV-2. La falta de
tratamientos contra esta enfermedad ha llevado al uso de terapias complementarias no avaladas por parte de
la población costarricense. Esto supone un problema para la salud pública. El presente estudio tuvo como
objetivo, establecer la opinión de la población adulta costarricense sobre el uso de las terapias
complementarias no avaladas para el tratamiento contra la enfermedad COVID-19, para lo cual, se desarrolló
una investigación con un enfoque mixto. Se determinó que un 64 % de la población conoce de la existencia de
terapias complementarias no avaladas contra la COVID-19; la más conocida es el dióxido de cloro. Además, un
78 % de las personas encuestadas no estarían dispuestas a utilizarlas; la principal razón de esto es que no las
consideran efectivas. Complementariamente, tras la entrevista a una persona que ha utilizado dióxido de
cloro como prevención contra la COVID-19, se pudo profundizar en las motivaciones que tuvo para hacerlo y
su experiencia en el uso. Se pudo observar un profundo arraigo de la persona entrevistada con relación a sus
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creencias sobre la efectividad de la terapia. Como conclusión se pudo establecer que la población adulta
costarricense posee una opinión mayoritariamente desfavorable sobre el uso de terapias no avaladas para el
tratamiento de esta enfermedad. No obstante, aún hay personas que confían en ellas y las utilizan a pesar de
no estar aprobadas científicamente.
Palabras clave: Terapias complementarias, COVID-19 (SARS-CoV-2), dióxido de cloro. Fuente: MeSH.
Recibido: 6 Febrero 2022. Aceptado: 20 Marzo 2022. Publicado: 20 Abril 2022.
DOI: https://doi.org/10.15517/RMUCRV1611.50849
ABSTRACT: On March 11, 2020, the World Health Organization (WHO) declared it a pandemic by the
COVID-19 disease caused by the SARS-CoV-2 microorganism. The lack of treatments against this disease has
led to the use of complementary therapies not approved by the Costa Rican population, to face it, which is a
problem for public health. The objective of this study was to establish the opinion of the Costa Rican adult
population on the use of complementary therapies not approved for the treatment of the COVID-19 disease,
for which, an investigation with a two-way approach was developed. It was determined that 64 % of the
population knows the existence of unauthorized complementary therapies against COVID-19, the best-known
being chlorine dioxide. In addition, 78% of the people surveyed would not be willing to use them, and the
main reason for this is that they do not consider them effective. In addition, after an interview with a person
who has used chlorine dioxide as a prevention against COVID-19, it was possible to know the motivations he
had for doing so and his experience in its use, revealing a deep root of the interviewee with the supposed
effectiveness of the therapy. As a conclusion, it was possible to establish that the Costa Rican adult population
has a mostly unfavorable opinion about the use of non-approved therapies for the treatment of this disease,
however there are still people who trust them and use them despite not being approved.
Key words: Complementary therapies, coronavirus infections, chlorine dioxide. Source: MeSH.
INTRODUCCIÓN
 -    
--
coronavirus, que fue reportada por primera vez a
la Organización Mundial de la Salud, en diciembre
de 2019, en un mercado de mariscos en la ciudad
de Wuhan, China (1, 2). Esta enfermedad consiste
en un síndrome respiratorio agudo severo, el cual
provoca, comúnmente, síntomas como: dolores de
cabeza, tos seca, fiebre, fatiga y disnea, así como
síntomas gastrointestinales, además de la pérdida
de sabor y olfato, congestión nasal, conjuntivitis
(2-4). No obstante, más de un 30 % de los casos se
desarrolla de manera asintomática (1). El 11 de
marzo de 2020, la enfermedad fue declarada
pandemia por la Organización Mundial de la Salud
(5).
Hasta el momento no existe un tratamiento
farmacológico eficaz contra la infección. Sin
embargo, la comunidad médica internacional ha
utilizado empíricamente medicamentos ya
conocidos y ampliamente recetados para otras
enfermedades, principalmente las causadas por el
SARS-CoV y MERS-CoV, debido a su similitud y
parentesco con el nuevo coronavirus (5, 6).
La ausencia de terapias avaladas para el
tratamiento de la COVID-19 ha sido el origen de
grandes olas de información no científica en la
población a nivel global en busca de soluciones.
Todo ello ha conducido al uso de terapias tanto
farmacológicas como no farmacológicas, no
avaladas por las entidades regulatorias, con el fin
de minimizar el efecto de esta enfermedad como,
por ejemplo, el dióxido de cloro, la ivermectina, los
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antibióticos, entre otros. Cabe mencionar que no
ha sido posible confirmar la seguridad y la eficacia
de estas sustancias (7-11).
En específico, el dióxido de cloro es una sustancia
que ha provocado la muerte de muchas personas
alrededor del mundo, incluidos costarricenses, y se
ha promocionado, desde hace años, como una
      
justificación de que tiene un gran poder
desinfectante (12-14).
Debido a lo preocupante de la situación, la
Administración de Alimentos y Medicamentos
(FDA, por sus siglas en inglés) así como diversas
agencias gubernamentales a nivel mundial, entre
ellas el Ministerio de Salud de Costa Rica, la Caja
Costarricense de Seguro Social y las universidades
estatales costarricenses, se han visto en la
obligación de pronunciarse y dejar en claro que no
recomiendan el uso de esta sustancia. Estas
instancias advierten que no poseen ningún efecto
terapéutico y que, por el contrario, su consumo
puede afectar severamente la salud. De hecho,
señalan que estas sustancias pueden llegar a
provocar insuficiencia respiratoria, alteraciones en
la actividad eléctrica del corazón, hipotensión,
insuficiencia hepática, anemia, vómitos, diarrea
grave y presión sanguínea baja, la cual es
potencialmente mortal y causada por la
deshidratación (15).
Actualmente, existen gran variedad de terapias
alternativas, o bien preventivas no avaladas por
entidades regulatorias. Lo anterior se debe a la

de miedo e inseguridad, en la que la difusión de
información falsa se ha generalizado. La misma ha
surgido como efecto colateral de la pandemia (16,
17).
Aunado a lo anterior, al día 25 de julio del 2021, en
Costa Rica se habían registrado 398 608 casos
positivos de COVID-19. Además, no se habían
publicado estudios que revelaran la posición que
tenía la población adulta costarricense con relación
al uso de medicamentos y sustancias no avaladas
contra los efectos de dicha enfermedad. Dado todo
lo anterior, con esta investigación se pretendió
indagar sobre la opinión de los adultos
costarricenses con respecto al uso de estas
terapias sin aval sanitario, para el tratamiento de la
enfermedad COVID-19.
MÉTODOS Y MATERIALES
Enfoque de la investigación
Se siguió un enfoque mixto, se obtuvo información
de la población en estudio por medio una encuesta
a una muestra representativa. La encuesta fue
acerca de la opinión de adultos costarricenses
sobre el uso de medicamentos y terapias no
avaladas contra la COVID-19. Así mismo, se
profundizó en la experiencia de un caso específico
mediante una entrevista, con respecto al uso de
una de estas terapias mencionadas.
Población y muestra
Se trabajó con una población de personas
costarricenses mayores de 18 años que, según
datos del Instituto Nacional de Estadística y Censo
(INEC) de Costa Rica para el año 2020, fue de 3 793
500 sujetos.
El cálculo de la muestra de personas encuestadas
se realizó con ayuda del software Launch STATS
2.0 con un 95 % de confianza y un 5 % de margen
de error. La muestra fue de 384 adultos
costarricenses.
La persona entrevistada fue captada de la encuesta
a través de una pregunta en la cual se les solicitó a
los participantes si deseaban ser entrevistados tras
completar el instrumento.
Instrumentos de recolección de datos
La encuesta utilizada en la obtención de los datos
cuantitativos fue de elaboración propia. Esta fue
validada antes de su aplicación a la población en
estudio. Consistió en un cuestionario auto aplicado
de forma virtual, por medio de la plataforma
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Google Forms. Este cuestionario incluía preguntas
asociadas con el conocimiento de las personas
sobre las terapias complementarias no avaladas
para tratar la enfermedad COVID-19, así como
sobre su opinión acerca de ellas y si estarían o no
dispuestos a utilizarlas.
La entrevista realizada fue semiestructurada, con
la ayuda de un cuestionario para uso de los
entrevistadores. Esta se realizó de forma virtual
por medio de la plataforma Zoom. Durante ella, la
persona entrevistada habló acerca de sus
motivaciones y experiencias con el uso de una de
estas terapias complementarias no avaladas.
En todos los casos, se solicitó el consentimiento de
los participantes de forma explícita. Se les indicó
que su participación era completamente voluntaria
y que podían dejar de realizar la encuesta o
retirarse de la entrevista en el momento que así lo
desearan. Además, se les señaló que los resultados
obtenidos serían manejados de manera
confidencial y anónima, así como que podía ser
divulgados de forma oral o escrita.
Análisis de datos
Una vez completadas las encuestas por los
participantes mediante la plataforma de Google
Forms, se descargaron los resultados en formato
Microsoft Excel. Posteriormente, estos fueron
sistematizados y analizados mediante un estudio
de frecuencias de las respuestas a las diferentes
preguntas. Luego, se procedió a determinar los
porcentajes en función de la muestra final.
Finalmente, haciendo uso del programa Excel se
graficaron estos porcentajes en cada pregunta para
así determinar el nivel de conocimiento de los
encuestados sobre las terapias complementarias
no avaladas contra la COVID-19, así como su
opinión acerca de ellas.
Ahora bien, con ayuda de las encuestas, se logró
identificar a una persona que había utilizado una
de estas terapias y se le contactó con el fin de
consultarle si deseaba participar en una entrevista
acerca de su experiencia con la terapia que había
utilizado. De esta manera, se concertó una cita con
la persona y se realizó una entrevista
semiestructurada, mediante la plataforma Zoom,
en la cual participaron dos personas
investigadoras. Por un lado, una persona dirigía la
entrevista y, por otro lado, la otro tomaba
anotaciones de interés sobre el lenguaje no verbal
del entrevistado. La sesión fue grabada con previo
consentimiento del entrevistado. La entrevista fue
transcrita y, con posterioridad, organizada en
categorías, de acuerdo con la información brindada
por la persona entrevistada. Se seleccionaron
verbatims que ilustraban las categorías elaboradas
y se sistematizaron mediante la confección de una
tabla. Finalmente, se contrastó la información con
literatura existente.
PRESENTACIÓN DE RESULTADOS
Un total de 637 personas llenaron la encuesta. No
obstante, solo fue posible considerar a 397 de ellas
para esta investigación. Lo anterior se debió a que,
como criterios de inclusión, se contaba con que los
encuestados fueran mayores de 18 años y que,
además, conocieran acerca de la existencia de
terapias complementarias no avaladas contra la
COVID-19. Aquellas personas que no cumplieron
con estos criterios, fueron excluidas
automáticamente por la plataforma de Google
Forms. Se logró determinar que, de todas las
personas encuestadas, el 62,32 % tenía
conocimiento de las terapias no avaladas contra la
COVID-19. Así mismo, del total de encuestas
válidas (n = 397), se determinó que el 87,91 % de
los encuestados se encontraba en edades entre los
18 y 50 años. De esta manera, el 12,09 % restante
eran personas mayores a 50 años. En Figura No. 1
(ver Figura No. 1) se puede observar el porcentaje
de personas que aseguraron conocer algunas
terapias no avaladas contra la COVID-19. Así, las
tres más conocidas en orden descendente son las
siguientes: el dióxido de cloro, la Aspirina® o
Cardioaspirina® y las infusiones calientes.
Complementariamente, se exploró acerca de los
medios por los cuales la población encuestada, que
afirmó conocer acerca de las terapias
complementarias no avaladas para el tratamiento
de la enfermedad COVID-19, se había enterado de
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la existencia de estas. En la Figura No. 2 (ver Figura
No. 2) se resumen los principales medios. Así, las
redes sociales fueron la forma más común de
acceso a esta información (80 % de la población);
en segundo lugar, los conocidos o amigos (más de
un 50 %) y, en tercer lugar, por noticieros y
programas de televisión (más de un 40 % de
respuestas afirmativas).
Figura No. 1. Conocimiento de las diferentes terapias no avaladas contra COVID-19 de la población adulta
costarricense (n=397)
Fuente: elaboración propia, a partir de datos de la encuesta.
Figura No. 2. Medios por los cuales la población adulta costarricense se ha enterado de la existencia de
terapias no avaladas contra la COVID-19 (n=397).
Fuente: elaboración propia, a partir de datos de la encuesta.
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Asimismo, se logró determinar que el porcentaje
de personas que no estaban dispuestas a utilizar
este tipo de terapias en el tratamiento de la
enfermedad fue de un 77,58 %. Mientras que el
22,42 % restante de los encuestados estarían
dispuestos a tomarlas en cuenta como tratamiento.
Al indagar acerca de las razones por las cuales el
sector de los encuestados en contra del uso de
estas terapias no avaladas no estaría dispuesto a
utilizarlas se pudo determinar que la principal
razón fue el considerarlas no efectivas (>80 %); en
segundo lugar, el miedo a los efectos secundarios
(>40 %); y, en tercer lugar, porque ya se
encontraban vacunados al momento de realizar la
consulta (>10 %), tal como se muestra en Figura
No. 3 (ver Figura No. 3). Por otra parte, las
personas que aseguraron que utilizarían estas
terapias no avaladas indicaron, en más de un 70 %
de las respuestas, que lo harían porque se los
recomendó alguna persona cercana; en segundo
lugar, por el miedo a las consecuencias de la
enfermedad (>35 %); y, en tercer lugar, por la falta
de acceso a terapias avaladas (>25 %), tal y como
se observa en la Figura No. 4.
Figura No. 3. Razones por las que la población adulta costarricense no utilizaría terapias no avaladas contra
COVID-19 (n=308).
Fuente: elaboración propia a partir de los datos de las encuestas.
Figura No. 4. Razones por las que la población adulta costarricense utilizaría terapias no avaladas contra
COVID-19 (n = 89).
Fuente: elaboración propia a partir de los datos de las encuestas.
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Además, una de las preguntas de la encuesta
buscaba conocer si los participantes habían
utilizado o conocían a alguien que había empleado
alguna de estas terapias. Esto con el fin de explorar
cuáles fueron específicamente y las principales
razones por las que las habían utilizado. De esta
manera, se pudo determinar que un 45,84 % de los
encuestados respondió afirmativamente a esta
pregunta (¿Usted o alguna persona que conozca ha
utilizado alguna de estas terapias no avaladas
contra la COVID-19?).
Al explorar acerca de cuáles terapias habían
utilizado estas personas o sus conocidos, se pudo
determinar que en más de un 40 % de los casos se
habían empleado infusiones calientes; en más de
un 35 % se había usado el dióxido de cloro; y, en
más de un 25 % se habían utilizado la Aspirina®, la
Cardioaspirina®, entre otros. Lo anterior se refleja
en la Figura No. 5.
El 60 % que aseguró haber utilizado estas terapias,
o bien conocer a alguien que las había utilizado,
afirmó que lo hizo por recomendación de otra
persona. Por su parte, más de un 20 % mencionó
que lo hizo por información obtenida en medios de
comunicación y un 8 % lo hizo porque
consideraron que era lo único que había disponible
en ese momento.
Una vez completada la fase cuantitativa de la
investigación y con ayuda de la encuesta, fue
posible contactar a una persona que utilizaba el
dióxido de cloro como terapia contra la COVID-19.
Esta persona accedió a ser entrevistada, con el fin
de indagar acerca de su experiencia, así como las
razones por las cuales utilizaba esta sustancia, a
pesar de no estar avalada por ningún ente de salud
oficial. Tras la transcripción de la entrevista y del
análisis de contenido de la información fue posible
categorizar y obtener verbatims que ilustran la
experiencia de la persona entrevistada con el uso
de esta sustancia. Es decir, afirmaciones textuales
del participante. Cabe mencionar que dichas
afirmaciones no son consideradas por los
investigadores como verdades científicas. Dicho
esto, estas se resumen en la tabla No. 1 (ver Tabla
No. 1.
Figura No. 5. Terapias no avaladas contra la COVID-19, utilizadas por la población adulta costarricense
(n=182).
Fuente: elaboración propia a partir de los datos de las encuestas.
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Tabla No. 1. Categorización de la información tras la entrevista a una persona que ha utilizado dióxido de
cloro como terapia contra la COVID-19.
Categoría
Verbatims
1. Motivación
para usar el
tratamiento


  


2. Experiencia
usando del
tratamiento

                
Algunos aguantamos más porque, por consumo, ya uno se acostumbra, entonces, el cuerpo lo

V
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en la clínica, ya el hombre obstinado, me manda un mensaje y me dice: -

                  
menstruación. Eso ya no lo tiene y es gracias al dióxido de cloro. Si tiene algún sarpullido porque se
come algo y, entonces, usa el dióxido de cloro en spray, se lo aplica encima y se le va. La aplicación

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 
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Feria del Agricultor, dos o tres días por semana. Yo soy agente de ventas que ando todos los días en
la calle, todos los días en nego

3. Preparación
del dióxido de
cloro
y yo se

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un gas, no es un líquido. Aunque aquí se ve líquido, se obtiene cuando yo combino dos sustancias...
clorito de sodio al 28 %, y ácido clo
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el agua, a una cantidad de 3000 ppm, pero eso es un proceso de 24h, o sea, cada 12h uno cambia esa
copita y vuelve a echar cantidades idénticas, y listo. En 24h esta agua está saturada a 3000 ppm, y

4. Presunto
mecanismo de
acción

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oxígeno se mete y el cloro se queda por fuera. Lo que hace el cloro, al quedarse por fuera, es que si
hay algún asunto de acidez, él va para ahí, y es donde va a atacar el virus del COVID, o cualquier
virus que s

Revista Médica de la Universidad de Costa Rica. Volumen 16, número 1, artículo 6
2022
Revista electrónica publicada por el Departamento de Farmacología de la Escuela de Medicina de la Universidad de
Costa Rica, 2060 San José, Costa Rica. Licensed under a Creative Commons Unported License.
70
Contáctenos al email: revista.medica@ucr.ac.cr Tel: (506) 25-11 4492.

busca sodio y se junta y va

5. Administra-
ción y
condiciones de
uso
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
días tomo 5 cc en 250 mL, lo tomo fuerte, lo recomendado en el protocolo C es de

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
r
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6. Fuentes y
recursos de
información
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
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vuelve abrir la boca diciendo que e
                  
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hacer sus estudios, y lo probó, y resulta que en el momento de probarlo dejó de padecer de artritis,

Fuente: elaboración propia a partir de los datos de las encuestas.
DISCUSIÓN
Se encuestó a un total de 637 personas, con el fin
de conocer su opinión acerca de algunas terapias
no avaladas contra la enfermedad COVID-19, así
como de indagar sobre aspectos relacionados con
esta opinión. Tras excluir a aquellas personas que
fueran menores de edad o que aseguraron no
conocer de la existencia de estas terapias
complementarias, se pudo establecer una muestra
representativa con un 95 % de confianza y un
margen de error del 5 % de 397 encuestados,
quienes participaron del estudio. Lo anterior
permitió establecer que existe un alto
conocimiento de la población adulta costarricense
(más del 62 %) sobre este tipo de tratamientos no
aprobados para combatir la enfermedad causada
por el microorganismo SARS-Cov-2. También fue
posible establecer que más de un 87 % de los
encuestados tenía edades inferiores a los 50 años,
lo cual puede explicarse porque la encuesta se
realizó de forma digital. Esta se compartió por
redes sociales, por lo que muchas personas
mayores de 50 años no forman parte tan
activamente como la población menor a esta edad.
En la Figura No. 1 se muestran cuáles fueron las
terapias no avaladas más conocidas por las
personas que afirmaron conocer acerca de esta. En
primer lugar, con más de un 70 % de la población
que indicó conocer esta terapia se encuentra el
dióxido de cloro. Esto probablemente se debe a la
información masiva que hubo respecto al uso de
esta sustancia, tanto a favor como en contra.
Además, han existido numerosos casos de
personas reconocidas tanto nacional como
internacionalmente y de supuesta confiabilidad
que han afirmado que el dióxido de cloro, no
únicamente funciona para tratar la enfermedad
COVID-19, sino también otras enfermedades. De
hecho, han indicado que se cuenta con
fundamentos científicos (18). Otras terapias como
la toma de Aspirina® y/o Cardioaspirina®, las
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infusiones calientes, los aceites esenciales y los
antibióticos, figuran en esta lista, lo que demuestra
que ha existido una predominante desinformación
con respecto al uso de estas terapias. Así mismo,
otras terapias de conocimiento por parte de las
personas encuestadas corresponden a masajes,
de cúrcuma, miel y limón, vitamina B12, jengibre,
eucalipto y bicarbonato de sodio. De nuevo, se
demuestra una desinformación de la población, la
cual utiliza terapias que, en numerosas ocasiones,
han sido desmentidas por diversas entidades de
salud (19-21).
Los medios de comunicación desempeñan un papel
importante dentro del alto porcentaje de personas
que conocen acerca de estas terapias. Por esta
razón, se buscó determinar cuáles fueron los
medios de comunicación por los que la población
encuestada afirmó conocer acerca de estas. En la
Figura No. 2 se presentan aquellos medios que le
permitieron a las personas participantes del
estudio obtener información acerca de estas
terapias no aprobadas. Alrededor de un 80 % de la
población indicó como primer medio las redes
sociales. Lo anterior es entendible, debido a que en
esta era digital -aún más en el contexto de la
pandemia- las redes sociales forman parte esencial
de la vida de las personas (22, 23). Estos
resultados generan cierta preocupación, ya que en
estas redes sociales existe una desinformación
excesiva, que puede significar un peligro para la
población más susceptible a creer en cualquier
información, como menores de edad o personas
adultas mayores (22). En segundo lugar, y con más
de un 50 % de la población encuestada, se
encontró que conocidos o amigos eran una fuente
de información al respecto. Esto demuestra una de
las consecuencias de compartir información no
validada a través de medios de comunicación, ya
que el alcance que adquiere llega a ser muy amplio
(24). De igual manera, las noticias o los programas
televisivos, los familiares, la prensa y la radio son
otros de los medios más comunes, lo que
demuestra el poder que tienen los medios de
comunicación masiva y las personas más cercanas,
en la formación de la opinión pública (25, 26).
Más del 77 % de las personas que contestaron que
conocían acerca de estas terapias, indicaron que
ellas no estarían dispuestas a utilizarlas. Esto
indica que la población adulta costarricense, en su
mayoría, recibe con cautela la información
disponible. Lo anterior permite establecer que los
encuestados no poseen una opinión favorable
respecto al uso de estas terapias. Estos resultados
difieren de los observados en otros estudios, donde
se ha explorado una tendencia a utilizar
tratamientos alternativos por parte de la población
costarricense (27). No obstante, hay un porcentaje
importante de la población (más de un 20 %) que
estarían dispuestos a usar estas terapias. Esto
representa un potencial problema de salud pública.
Lo anterior puede deberse a la confianza que posee
un sector de la población costarricense en las
terapias complementarias para el tratamiento de
las enfermedades (27).
En las figuras No. 3 y No. 4, se pueden apreciar las
razones por las cuales la población encuestada
utilizaría o no terapias no avaladas contra la
COVID-19 respectivamente. En primer lugar, más
del 80 % de las personas que no usarían estas
terapias no lo harían por considerarlas inefectivas.
El miedo a los efectos secundarios que estas
pudieran presentar fue la segunda razón en
importancia. En tercer lugar, se indicó que al estar
vacunado ya no era necesario el uso de terapias no
aprobadas, probablemente debido al hecho de que
en el momento de la consulta la campaña de
vacunación ya había iniciado en el país. Las
respuestas observadas pueden deberse a que gran
parte de la población costarricenses se informa y
educa acerca del uso racional de los medicamentos
y sustancias alternativas para el tratamiento de las
enfermedades (28, 29).
Por otra parte, se observó que la principal causa
por la cual las personas utilizarían estas terapias
es la recomendación de otras personas. Esto podría
ser preocupante, ya que un sector de la población
costarricense acostumbra a transmitir de boca en
boca el uso de la medicina alternativa, muchas
veces, sin estar seguros de la fuente de la
información es confiable o no (30). Este resultado
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es concordante con el obtenido tras preguntar
sobre la razón por la cual las personas han usado
las terapias alternativas no avaladas y que, como se
discutirá más adelante, la principal razón fue la
recomendación de otra persona. En adición, se
destacó como razón para el uso el miedo a las
consecuencias de la enfermedad COVID-19. Esto
sugiere que, bajo situaciones de estrés o pánico, un
sector de la población es más susceptible a ser
víctima de la información mediática que, a su vez,
representa una causa en (22). También, se
destacó la falta de acceso a terapias avaladas por
parte de las autoridades de salud, lo cual puede
sugerir que el temor de las personas a la falta de
tratamientos puede influir en la decisión de utilizar
sustancias que no hayan probado su seguridad y
eficacia, en especial, cuando la vacuna estaba tan
restringida, como en el momento de realizar esta
investigación (31, 32).
Para complementar estos resultados, se le consultó
a la población acerca de si ellos ya habían utilizado
alguna de estas terapias no avaladas contra la
COVID-19 o si conocían de personas que lo habían
hecho. Los resultados de esta investigación
revelaron que más de un 45 % de la población
aseguró haber hecho uso de alguna de ellas o
conocer a alguien que las había utilizado. Dentro
de estas resalta el uso de las siguientes sustancias:
Infusiones calientes, probablemente, por la
información que circuló en algún momento
acerca de que el virus SARS-Cov-2 era lábil a
altas temperaturas (33).
Dióxido de cloro del cual circularon noticias
falsas y mucha información no comprobada en
los medios de comunicación (34).
La Aspirina® y la Cardioaspirina®,
probablemente, porque se ha sugerido que este
medicamento podría reducir los riesgos de
coágulos, uno de los síntomas asociados a la
enfermedad (35).
Aceites esenciales y gárgaras de agua de mar,
probablemente, por la creencia de que estos
pueden provocar ambientes en los cuales el
virus no sobrevive (31).
Antibióticos que, por el desconocimiento y mal
uso de estos, las personas creen que tienen
capacidad antiviral (36).
Antivirales y antirretrovirales que, por sus
mecanismos de acción, han demostrado ser
efectivos contra virus específicos, pero no
contra el causante de la COVID-19 (37), entre
otros.
Tal y como se mencionó anteriormente, se observó
que la principal razón por la cual estas personas
utilizaron las terapias fue por recomendación de
otra persona que ya las había utilizado, lo cual
refuerza la teoría de que el testimonio de las
personas aún es un factor de peso en la toma de
decisiones de los costarricenses (26, 30). Además,
se logró determinar que la información en los
medios de comunicación que muchas veces se
presenta como fake news -las cuales muestran a
estas sustancias como la única alternativa
disponible hasta el momento- fueron razones
suficientes para motivar a algunos costarricenses a
utilizarlas. Lo anterior pone de manifiesto una
situación actual, que es común en muchos ámbitos
de la vida: la existencia de información falsa al
alcance de las personas (38).
Con el fin de explorar con mayor profundidad el
tema, se contactó con una persona de las que
indicaron haber utilizado una de estas terapias. En
este caso, la que utilizó el dióxido de cloro, para
hacerle una entrevista a profundidad y, de esta
manera, conocer tanto su experiencia, como sus
razones para haber recurrido al uso de este.
Los resultados obtenidos, tras ser sistematizados
mediante un análisis de contenido, fueron
categorizados y para cada categoría se
establecieron verbatims que la ejemplifican, como
se muestra en Tabla No 1.
Se lograron establecer seis categorías luego del
análisis de contenido de la entrevista realizada:
motivación para el uso del tratamiento,
experiencia usando el tratamiento,
preparación del dióxido de cloro,
presunto mecanismo de acción,
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administración y condiciones de uso y,
fuentes y recursos de información.
Categoría 1. Motivación para el uso del
tratamiento
El entrevistado considera que en una situación de
emergencia sanitaria, como la que se vive a nivel
mundial desde el 11 de marzo del 2020, no es
suficiente esperar a que las autoridades de salud
realicen los estudios pertinentes para establecer
seguridad y eficacia de los tratamiento contra una
enfermedad, sino que se debería probar con el fin
de observar si este funciona (V1).
Así mismo, asegura que la comunidad científica no
debería ser tan rígida y en situaciones de
emergencia debería dejarse de lado la rigurosidad
con que se realizan las investigaciones (V2). Lo
anterior se contrapone con los lineamientos
internacionales establecidos para la aprobación de
medicamentos, en los cuales se requiere de varias
etapas rigurosas de experimentación, con el fin de
asegurar que las potenciales sustancias
medicamentosas son eficaces y seguras (39).
Adicionalmente, asegura que ya se ha estado
utilizando este producto y que, además, según su
experiencia, funciona para el tratamiento de la
COVID-19 (V3). Este resultado coincide con lo
observado en Tabla No. 1 la cual muestra que la
razón principal por la que la población ha utilizado
una terapia complementaria no avalada es por
recomendación de otra persona, la cual podría con
su experiencia o la de un allegado, sugerir su uso, a
pesar de no contar con un fundamento científico
sólido.
Categoría 2. Experiencias en el uso del
tratamiento
A raíz de la declaratoria de pandemia, el
entrevistado aseguró tener más de un año
utilizando esta terapia (V4 y V6). De igual manera,
aseguró que, incluso, la tolerancia a la sustancia
aumenta con el uso (V5). Su experiencia revela que
desde que consume este tratamiento dejó de
enfermarse de gripe (V6) y no solo él, sino algunos
miembros de su familia no han vuelto a sufrir por
padecimientos como el asma (V7), malestares
menstruales y alergias (V8). También asegura que
la razón por la cual gran parte de los miembros de
su familia no se ha visto afectados por la COVID-19
se debe al consumo constante que tiene de esta
sustancia (V9). Según el Centro Nacional de
Control de Intoxicaciones (CNCI) de Costa Rica, una
de las principales causas de intoxicaciones en
nuestro país es la automedicación (40). La
experiencia de este usuario de dióxido de cloro
demuestra como la autoadministración de
tratamientos es una realidad en la sociedad
costarricense, lo cual podría llegar a convertirse en
un problema para la salud pública. Debido a los
peligros evidentes que representa el manejo y uso
de sustancias químicas por parte de la población, a
inicios del año 2020, el Ministerio de Salud emitió
una alerta sanitaria que prohibía la
comercialización del clorito de sodio y sus
derivados en el país (12). Sin embargo, a pesar de
la publicación de dicha alerta, muchas personas
continúan comercializando estos productos, tal es
el caso de nuestro entrevistado.
Categoría 3. Preparación del dióxido de cloro
Según el entrevistado, existe un mercado
incipiente sobre este producto para el tratamiento
de la COVID-19, a tal punto que, él mismo se los
provee a un grupo de personas (V10). Algo
peculiar que se detectó durante la entrevista fue la
seguridad del entrevistado a la hora de afirmar
como es el proceso de fabricación del dióxido de
cloro (V11) y qué ocurre químicamente con este
(V12). Lo anterior se encuentra en contraposición
con lo determinado por la Organización
Panamericana de la Salud. Este organismo ha
alertado acerca de este producto como una
sustancia de preparación y manejo complejo (41),
así como potencialmente peligrosa. Además de ello,
este compuesto se asocia con problemas
gastrointestinales, ya que tanto el clorito de sodio
como el dióxido de cloro son agentes oxidantes que
reaccionan rápidamente dañando estructuras
celulares. Aunado a lo anterior, causan graves
irritaciones, por lo que, si bien el entrevistado está
en lo correcto en afirmar que el clorito de sodio
reacciona con los ácidos gástricos, no toma en
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cuenta el efecto cáustico oxidante que tiene este
sobre la mucosa gástrica (41). Es importante
destacar que, en concordancia con lo anterior, el
entrevistado aseguró en este punto de la entrevista
que el uso de dióxido de cloro podría generar
irritaciones gástricas y otras secuelas que no
detalló.
Categoría 4. Presunto mecanismo de acción
Para el modo de actuar del dióxido de cloro
descrito por el entrevistado (V13, V14, V15 y V16)
no fue posible encontrar información científica que
lo respaldara, para así validar lo expuesto. No
obstante, según la Organización Panamericana de
la Salud, el dióxido de cloro, al ser ingerido y entrar
en contacto con los ácidos estomacales (42), se
descompone rápidamente en clorito y cloruro.
Además, un estudio de HHS/ATSDR, en el cual se
administró una dosis única de dióxido de cloro
radiomarcado a ratas, registró que el clorito fue el
metabolito principal, pero también se identificó
clorato, así como altas concentraciones del ion
cloruro con un 85 % de la radiactividad en la
recolección en la orina de las ratas (43). Por otra
parte, se conoce que el cloro del dióxido de cloro
acuoso se absorbe por vía oral, con una amplia
distribución y una rápida y extensa eliminación. El
Documento Internacional Conciso de Evaluación
Química (CICAD, por sus siglas en inglés) número
37 reporta un estudio paralelo al anteriormente
mencionado, en el cual se administró entre 1,5 mg
y 4,5 mg de dióxido de cloro, según el peso
corporal (en ratas) y reveló que, luego de 72 horas
en sus tejidos, se encontraba menos del 1 % de la
dosis administrada de dióxido de cloro inicial (44).
Lo anterior, se contrapone con lo expuesto por el
entrevistado.
Por otro lado, aunque se podría pensar que la
molécula de dióxido de cloro, al estar compuesta
por un cloro y dos oxígenos, se puede separar de
forma simple, esto no ocurre así. En este sentido, el
dióxido de cloro presenta interacciones covalentes
entre sus átomos, lo que incrementa su estabilidad
y provoca que el enlace sea difícil de romper. Por
tanto, no ocurre la disociación planteada por el
entrevistado (42). Es por lo anterior que tampoco
es posible afirmar que el dióxido de cloro, una vez
disociado dentro del cuerpo, busca atacar la acidez
de virus o bacterias alrededor de las células.
Finalmente, es importante señalar que la evidencia
científica demuestra que el mecanismo de acción y
metabolismo del dióxido de cloro descrito en la
entrevista no es correcto.
Categoría 5. Administración y condiciones de uso
El entrevistado afirma que existen una serie de
condiciones que se deben tomar en cuenta a la
hora de manipular esta sustancia (V17). Además,
establece una dosificación (V18) y efectos adversos
(V19), los cuales se pueden prevenir si se emplea
según sus recomendaciones (V20).
Ahora bien, según la guía de bolsillo de NIOSH
sobre peligros químicos (NPG) esta sustancia
ebulliciona a 11 °C (45), tal como lo indica el
entrevistado. No obstante, destacan que, a razón de
esto, solo puede transportarse cuando se
encuentra congelado, puesto que, a temperatura
ambiente, su gas es tóxico. Esto puede dañar
severamente los pulmones, además de ser nocivo
para el ambiente (46). Todo ello revela que es una
sustancia que no debería ser manipulada a la
ligera, ni en ausencia de condiciones especiales,
como el uso de capillas de extracción y equipo de
protección adecuado como mascarillas y guantes.
El dióxido de cloro en el agua no se hidroliza de
manera apreciable. Las soluciones acuosas diluidas
neutras o ácidas son bastante estables, si se
mantienen frescas, bien selladas y protegidas de la
luz solar, pues el dióxido de cloro se vuelve
inestable por su exposición a esta. Lo que también
pasa con el calor y si no se encuentra bien sellado
(46).
Un estudio realizado en ratas con oxiclorina (el
cual contiene dióxido de cloro) reveló la presencia
de más daños y menos beneficios en el uso de esta
sustancia (46). Esto puede ser de importancia en
este caso, ya que el entrevistado asegura consumir
una dosis alta que, sumado a que muchas personas
cercanas a él consumen este tratamiento, revela la
existencia de un potencial problema para salud
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pública, basado en la automedicación y el
desarrollo de futuras intoxicaciones.
La diarrea es el principal síntoma que el
entrevistado refiere en este punto. No obstante, se
han llegado a demostrar síntomas potenciales tras
la sobreexposición a esta sustancia como irritación
de ojos, nariz y garganta, tos, sibilancias, bronquitis
y edema pulmonar (46). Por ello, cualquier
sintomatología asociada a la exposición no se debe
de tomar como una crisis curativa, sino como
signos de posible intoxicación (42).
Finalmente, es importante resaltar que el
entrevistado indica que este tratamiento es
preventivo. Sin embargo, asegura que en presencia
de la enfermedad COVID-19, la administración de
este tratamiento permite la recuperación del
paciente (V21).
Categoría 6. Fuentes y recursos de información
Según el entrevistado, conseguir esta sustancia no
es sencillo (V22), lo que podría deberse a todos los
problemas de salud y ambientales asociados a ella
(46). Esta dificultad de conseguir el producto lo ha
llevado a utilizar lo que él denomina clorito de
sodio sólido (V23). Así, en caso de ser cierta esta
afirmación, la sustancia empleada es considerada
oxidante y su toxicidad se ha relacionado con fallo
renal (47).
Cuando se le consultó acerca de sus fuentes de
información para asegurar la eficacia y seguridad
del dióxido de cloro, afirmó que existe personal de
salud que recomienda el uso de esta sustancia. De
hecho, coloca el ejemplo de una persona
profesional en salud que está siendo presionada
para que no difunda los beneficios de esta terapia
(V24). Esto valida ante él la veracidad de este
tratamiento. Así mismo, hace referencia a
información publicada, donde se presume una
mejoría de algún síntoma relacionado con la
enfermedad COVID-19 (V25) y también menciona
a un científico que, con su testimonio, afirma los
beneficios del uso de esta sustancia (V26). Con
respecto a esto último, el Semanario Universidad
ha indicado que el estudio donde se afirma que la
cura del COVID-19 es el dióxido de cloro se basa en
una investigación no representativa con una
muestra de 20 personas positivas de COVID-19 en
total de Perú, Bolivia y Chile. Es importante
destacar que dicha investigación no tiene un
diseño experimental viable, ya que
deliberadamente se otorgó el hecho de la curación
de estos pacientes al efecto producido por el
dióxido de cloro, aun cuando no se hicieron
análisis de la carga viral en las personas
participantes del estudio antes, durante y después
de consumir la sustancia (48).
Finalmente, por lo que se ha expuesto en este
apartado, no es posible considerar fidedigna la
información expuesta por la persona entrevistada,
debido a que las fuentes de información no
cuentan con validez científica comprobada.
CONCLUSIONES
Se determinó que un 64 % de la población adulta
costarricense posee conocimiento sobre el uso de
terapias no avaladas contra la COVID-19. Así
mismo, la mayoría de la población adulta
costarricense no tiene una opinión favorable con
respecto al uso de terapias no avaladas, ya que un
78 % de las personas encuestadas indicó que no
estarían dispuestos a utilizar estas terapias,
principalmente, porque no las consideran seguras
y efectivas.
Se estableció, además, que existe una parte de la
población que utiliza o utilizaría estas terapias;
la principal razón para el uso: la recomendación de
otras personas.
La experiencia individual de una persona que ha
utilizado el dióxido de cloro ha mostrado que la
falta de tratamientos aprobados, la experiencia de
otras personas y la desinformación que existe a
nivel general, son algunas de las motivaciones que
llevan a las personas a utilizar terapias no avaladas
para combatir la enfermedad COVID-19.
Finalmente, se puede concluir que la población
adulta costarricense tiene un alto nivel de
confianza en el sistema de salud público y en los
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lineamientos que este dicta. Empero, hay un
potencial problema asociado a la desinformación y
a las noticias falsas que podría, en un futuro,
desencadenar consecuencias negativas en la salud
de la población.
AGRADECIMIENTOS
A la Dra. Angie Ortiz Ureña, a la Dra. Melissa
Brokke Morales y al Dr. Luis Esteban Hernández
Soto por su asesoría y apoyo en el desarrollo de la
investigación.
CONFLICTO DE INTERÉS
Los autores declaran que no existió conflicto de
intereses durante la realización de este estudio.
FINANCIAMIENTO
Se utilizaron recursos propios de los
investigadores para el desarrollo de las actividades
de esta investigación. Así mismo, se contó con el
apoyo de recursos de la Universidad de Costa Rica,
como internet, equipo de cómputo y tiempo de los
docentes mencionados en los agradecimientos y
del tutor, para completar las tareas investigativas.
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CORRESPONDENCIA:
Fallas Ramírez José Manuel
jose.fallas@ucr.ac.cr
DECLARACIÓN DE CONTRIBUCIÓN DE AUTORES Y COLABORADORES
Autores
Beita Rodríguez
Magaly
Fallas Ramírez
José Manuel
Hoffmans Cordero
Esley
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Autores
Marín Sánchez,
Kristel
Méndez Alfaro,
María Celeste