Universidad de Costa Rica - Sede de Occidente
Revista Pensamiento Actual - Vol 19 - No. 33 2019
ISSN Impreso: 1409-0112 ISSN Electrónico 2215-3586
Cultura y Pensamiento
Período Diciembre 2019 - Mayo 2020
001. - 014.
DOI 0.15517/pa.v19I33.39519
Andrés Solano-Fallas
01
Ogros y tarocafárrafas en los malecus: identidad y aliciente moral
Ogres and tarocafárrafaes within the malecu narrative: identity and moral incentive
Andrés Solano-Fallas1
Fecha de recepción: 21-1-2019
Fecha de aprobación: 7-10-2019
Resumen
El presente artículo tiene por finalidad dilucidar cómo las figuras de los ogros (muérra maráma) y los tarocafárrafas (tarocafárrafá
maráma; seres mitológicos considerados como otra especie humana ya extinta) en las pláticas de los malecus, particularmente en
las Pláticas sobre ogros (Muérrajá mausírrajáca), son un medio para configurar la identidad del grupo indígena costarricense y, a
su vez, cómo estas figuras fungen como aliciente moral. En lo que respecta de la configuración de la identidad, se expone en cada
figura aquellos elementos que los malecus consideran ajenos y deseables a la imagen que conforman de sí. En cuanto al aliciente
moral, se explica cómo los elementos en cada figura conducen a estimular ciertas prácticas morales, como también a desestimar
otras conductas; comentando las respectivas consecuencias que implican en el actuar moral, dentro del contexto de la muerte, la
cual es de suma importancia para los malecus.
Palabras claves: malecus, ogros (muérra maráma), tarocafárrafas (tarocafárrafá maráma), identidad, aliciente moral, muerte.
Abstract
The aim of this paper is to elucidate how the figures of the ogres (muérra maráma) and the tarocafárrafaes (tarocafárrafá maráma;
mythological beings considered as another human species already extinct) within the malecu narratives, particularly the Pláticas
sobre ogros (Narratives on ogres) (Muérrajá mausírrajáca), are means to shape the identity of the costarican indigenous group. At
the same time, how these figures work as moral incentive. Regarding to the identity configuration, it’s exposed in each figure those
elements that the malecu considered external and desirable to the image of themselves. As to the moral incentive, it’s explained
how the elements in each figure lead to stimulate certain moral practices, as well as to reject other conducts; commenting the
respective consequences that the moral acting implies, within the context of death, which is of great importance to the malecu.
Key words: malecu (people), ogres (muérra maráma), tarocafárrafaes (tarocafárrafá maráma), identity, moral incentive, death.
I. Introducción
Los malecu(s), cuyo nombre significa “nuestra gente”
Malecu”, o bien, “Reserva Indígena de los Guatusos”,
(ma-, nuestro/a; lecu, gente/persona), es un pueblo
de acuerdo con la oficialidad estatal costarricense, según
indo-costarricense, perteneciente a la familia chibcha.
su creación en 1976. Castillo (2005a y 2005b) estima que, a
Actualmente se encuentran en el norte del país, en el distrito
mediados del siglo XIX, el territorio posiblemente alcanzaba
de San Rafael, del cantón de Guatuso, de la provincia de
110000 hectáreas (1100 Km cuadrados)2, coincidiendo
Alajuela, en lo que ellos mismos denominan “Territorio
en gran parte con el área de la cuenca del Río Frío.
1
Licenciado en Filosofía, Bachiller en Teología. Magíster en Filosofía de la Universidad de Costa Rica. Docente en la Universidad de Costa
Rica, Sede del Pacífico. Costa Rica. Correo electrónico: sadsunsea@gmail.com
2
Sobre este dato, deseo rectificar un error humano cometido en Solano-Fallas (2018: p. 3). Después de indicar las 2994 hectáreas del
Territorio Malecu, reconocidas por parte del Estado costarricense, procedí a apuntar que el territorio histórico fue mucho más extenso, ya que
alcanzaba las 1100 hectáreas. Claramente puede apreciarse el error, por cuanto que la segunda cifra es menor a la primera. En vez de “1100
hectáreas”, debe leerse correctamente “110000 hectáreas”.
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No obstante, múltiples situaciones - como el sometimiento
Indicado lo anterior, este artículo explica, en primer lugar,
a esclavitud y casi-exterminio por parte de los huleros
cómo la identidad del malecu antiguo4 era conformada a
nicaragüenses (1868-1900); y las posteriores migraciones
partir de las figuras de los ogros (muérra maráma), así
internas a la zona, entre otras - provocaron la drástica
como de otro tipo de ser humano que existió antes de la
pérdida de tierras. Cuando se crea la “Reserva”, fue con
transformación de la tierra, a saber, los tarocafárrafas
un área de 2994 hectáreas (29.94 Km cuadrados), pero, en
(tarocafárrafá maráma). En segundo lugar, cómo estas
1977, mediante decreto ejecutivo, se reduce la extensión
dos figuras contribuían a ser un aliciente moral. Se ha
a 2743 hectáreas (27.43 Km cuadrados) (Guevara-Víquez,
escogido como obra principal las Pláticas sobre ogros,
2011). Aunque este sea el área total del territorio, solamente
que consisten en una serie de 18 textos -originalmente
600 hectáreas (6 Km cuadrados) es “aproximadamente lo
transmitidos de manera oral-, que versan sobre los
que está en control de la población indígena” (Guevara-
“incidentes ocurridos en época previa al cataclismo entre
Víquez, 2011, p. 24).
ogros y diversos grupos indígenas” (Constenla-Umaña,
2014, p. 9), principalmente los pótos quienes eran los
Asimismo, Castillo (2005a y 2005b) estima que, para
afectados directos; los malecus quienes eran los segundos
mediados del siglo XIX, había por lo menos 17 palenques3,
afectados, y los propios tarocafárrafas que ajusticiaron,
y que posiblemente para esa época, la población rondaba
por lo menos, a un grupo de ogros5.
entre las 1500 a 2000 personas. Hoy día, los palenques
existentes son tres: El Sol, Margarita y Tonjibe. En lo
El artículo se compone básicamente de dos apartados,
concerniente a la población, de acuerdo con el Censo
con dos subpartes respectivamente. El primer apartado
2011 (INEC, 2013), es cercana a las 500 personas; de las
se centra en la figura del ogro, quien reunía aquellas
cuales casi todas viven en el Territorio Malecu, junto con
características negativas o indeseables que no se
unas 900 personas no-indígenas. Conservan su idioma,
consideraban propias de un malecu; el segundo, en la
aunque no toda la población es bilingüe; además, existen
figura del tarocafárrafa, quien agrupaba las cualidades
variantes entre cada palenque. No obstante, se halla en un
positivas que los malecus se atribuían a sí mismos o
estado de decrecimiento, ya que “se encuentran adultos
veían como loables de adquirir. Al inicio de cada uno,
con una competencia únicamente receptiva en malecu o
se brinda una breve descripción física de los ogros y los
con una competencia activa reducida, niños y jóvenes con
tarocafárrafas.
diferentes grados de competencia pasiva y productiva y ya
no sobreviven sujetos monolingües en malecu” (Sánchez-
En cada primera subparte, se desarrolla cómo la figura en
Avendaño, 2011, p. 88).
cuestión configura la identidad del malecu, al presentar en
primer término una caracterización (lo más puntualmente
3
El término “palenque” remitía a un asentamiento multifamiliar, usualmente ubicado en la margen de algún río. Estos palenques
estaban conformados por cuatro o cinco casas-ranchos grandes, a pocos metros de distancia entre cada una. En cada casa-rancho, “vivía una
familia extendida compuesta por cuatro o cinco familias nucleares, cuyos miembros estaban emparentados entre sí por lazos de parentesco
o matrimonio, y que en conjunto podían sumar unas 30 personas. De esta forma la población de un palenque podía oscilar entre los 90 y 120
habitantes” (Castillo, 2005a, p.80). Cada casa-rancho estaba construida sobre un plano rectangular o cuadrado, con un techo de dos vertientes,
hecho de hojas de palma, y sin paredes (Castillo, 2005a, p. 80; Guevara-Berger y Chacón-Castro, 1992, p. 104).
Hoy día, el término se utiliza de manera general para referirse a las comunidades que actualmente existen en el Territorio Malecu, debido a
que los lugares habitacionales dejaron de ser ranchos. En el presente son casas unifamiliares, pequeñas, de concreto o madera, y techo de zinc,
a raíz de una política de vivienda del Estado costarricense a partir de 1963 (Guevara-Berger y Chacón-Castro, 1992, p. 104).
4
Sobre la diferenciación de “antigüedad” y “actualidad” de la cultura malecu, verse la Nota #1 en Solano-Fallas (2018, pp. 19-20). Para un
estudio más detallado, remitirse a Sánchez-Avendaño (2015).
5
Si bien Pláticas sobre ogros (Constenla-Umaña, 2014) es la obra principal, es relevante aclarar que en orden a comprender tanto las
tramas narrativas contenidas en esta obra, como el universo malecu en general, se requiere del apoyo de otras narraciones (editadas igualmente
por Constenla-Umaña) que le son vinculantes, a saber, las que corresponden a Constenla-Umaña 1992, 1993, 1996, 2011; y Constenla-Umaña
e Ibarra-Rojas 2014. Además de estas, también se tomó en consideración las siguientes: Galante-Marcos (sin año, A), J.E.P Margarita-IETSAY
(2000), y Mejía-Marín (1994).
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posible) de dichos seres, para que en un segundo término,
II. Contexto narrativo de las pláticas
por contraposición -principalmente- inferencial, pueda
delimitarse cómo se concebía a sí mismo el malecu. En
Los eventos que se mencionan en las pláticas, ocurren
cuanto a las segundas subpartes, se desarrolla cómo las
antes del famoso cataclismo, que causó la transformación
acciones de cada figura conducen a plantear lo que no
de la tierra, es decir, la destrucción total de la primera
es adecuado para el comportamiento, así como lo que
creación, según se narra en el Laca Majifijica6. Se dice
efectivamente debería emularse; por lo que los ogros
que los ogros (quienes no eran ni humanos ni animales)
serían básicamente el sinónimo de lo inadecuado, mientras
andaban de noche por la selva, mientras que de día
que los tarocafárrafas de lo aceptable, enfatizando que
dormían. Dado el daño que causaban a los seres humanos,
el actuar moral tiene consecuencias que posteriormente
principalmente a los pótos (vecinos de los malecus), y en
no se podrían esquivar, principalmente en lo relacionado
menor medida a los mismos malecus, el dios principal,
a la muerte, dado que este es un tema importante en la
Cabecera del Nharíne7 -en colaboración con su hija
tradición malecu. Vale finalizar con que las dos figuras
Jafára-, decide finalmente expulsarlos a tierras que
funcionaban como contrapartes, tanto de la identidad
estaban al “extremo de la gran extensión de agua, al
como del aliciente moral, dado que uno manifiesta lo
otro lado del agua” (XVIII, 69), previas algunas masacres.
negativo, el otro lo positivo.
Sobre los tarocafárrafas, estos son considerados como
En lo que concierne a la manera de citar, se sigue el modo
otro tipo de ser humano, al que le fue concedida una
en que Constenla-Umaña editó tanto estas narraciones
buena muerte previa al cataclismo, porque debido a su
como otras, por cuanto permite localizar, de manera
buen comportamiento, Nharíne no quería que sufrieran
precisa y puntual, el pasaje al que se haga referencia,
las consecuencias devastadoras de la transformación de
indirecta o directamente. Este modo consiste en que
la tierra. En razón de la descripción física de estos seres,
cada texto o narración está enumerado con números
particularmente de gran altura -prácticamente gigantes-,
romanos, mientras que las líneas con números arábigos.
actualmente se les puede considerar seres mitológicos, no
Por ejemplo, XI, 31-33, remite al texto once, líneas 31 a la
obstante, para el imaginario malecu se trató de un linaje
33. Para cualquier otra obra que no remita a narraciones
patrilineal que alguna vez existió (Sánchez-Avendaño,
malecus editadas por Constenla, se utiliza el sistema
2015, p.58, nota #15)8.
solicitado de la presente revista.
6
Debido a que dicha obra no se ha vuelto a publicar, lo que implica que sea de difícil acceso, puede remitirse a Solano-Fallas (2016) para
ver una reseña sobre los aspectos cosmológicamente relevantes.
7
Los nombres de los Dioses no revelan su verdadero nombre, sino el lugar en el que moran. Por ejemplo, este dios principal vive en la
Cabecera de río Nharíne, pero por abreviación se referirá a este, y cualquier otro dios, solamente por el nombre del río en malecu.
Valga señalar que Nharíne fue el encargado de crear casi todo: en la primera vez, fue por votación unánime, ya que los demás dioses decidieron
que el primero que había llegado al mundo se encargase de tal labor; en la segunda vez, fue él otra vez, porque su excompañera sentimental
y madre de su hija, la diosa Aóre, le había instigado a que destruyese la humanidad, a lo cual Nharíne había finalmente aceptado, siempre y
cuando, ella crease todo, pero no pudo, por lo que él tuvo que asumir la labor.
8
Parece que la existencia de los tarocafárrafas tiene un leve sustento histórico. Sánchez-Avendaño comenta que en 1783, Esteban Lorenzo
de Tristán, obispo de Nicaragua y Costa Rica, comandó una fallida expedición a territorio malecu, pudiendo entrar a unos de los ríos tributarios
del río Frío. En dicha expedición, “divisaron a lo lejos a tres indígenas blancos y altos” (Sánchez-Avendaño, 2015, p. 83), siendo esta la primera
crónica colonial que da cuenta de malecus altos, lo cual conduce a pensar que quizá si existió, sino un linaje, por lo menos algunos indígenas
malecus de estatura sobresaliente, que cesaron de existir por razones que hoy día resultan desconocidas, pero que el recuerdo colectivo los
idealizó, transformándolos en los seres mitológicos que actualmente se mencionan en el texto XI.
Por otra parte, Sánchez-Avendaño expone que esta descripción cautivó la atención, no en su altura, sino en el color de su piel y pelo. En lo que
resta del siglo XVIII, se reportaban que algunos malecus eran de piel blanca, rubios, o de cabello rojizo, semejante al de la guatusa, de donde
supuestamente vendría el nombre de “guatusos” con que los denominaron los españoles. En el siglo XIX, básicamente se tejió la leyenda de que
todos eran blancos; mientras en que la primera mitad del siglo XX se les describía de piel clara, aunque posiblemente debido al mestizaje que
no estaba siendo tomando en consideración.
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Después del cataclismo, no se tiene noticia de que pasó
el que se les compara con los diablos (I, 65), con lo que se
con los ogros en las tierras a las cuales fueron exiliados,
quiere indicar que eran bastante horribles (cf. Constenla-
o siquiera, si los desastres naturales los alcanzaron; por
Umaña, 1993, p.29), dado que los diablos no tienen figura
su parte, el grupo de los tarocafárrafas no volvieron a
humana; mientras que otros se limitan a expresar que “no
ser creados, desconociéndose la razón.
eran poco feos” (XVI, 68). En el caso de los ogros machos,
estos tienen un pene muy grande y grueso, mientras que
III. Los ogros (muérra maráma)
las ogresas una vulva y pechos grandes.
La caracterización que ofrece las Pláticas sobre los
En el Laca Majifijica se narra que los primeros malecu,
ogros de los muérra maráma, tanto en el plano físico
es decir, antes del gran cataclismo, “no eran ellos/
como accional, conducen a crear una alteridad en la
personas de las que ahora andamos” (I, 120-121)9. No
que el malecu pudiera relacionarse, particularmente de
se ofrece alguna descripción posterior, salvo que las
manera negativa, al rechazar y despreciar todo aquello
mujeres cocinaban los alimentos con el calor corporal,
que el ogro representase. De este modo, la identidad como
antes de que obtuviesen el fuego (Laca Majifijica, III), por
grupo, no se construye únicamente mediante los puntos
lo que se carece de información que pueda servir para
comunes que establezcan y reproduzcan los miembros
establecer un cuadro comparativo entre la fisionomía
de sí mismos, sino también mediante la construcción
humana y la ogresca. En todo caso, la descripción física
del otro, en la que le atribuye aquellos valores que se
del ogro manifiesta que el malecu no se concibe a sí
consideren negativos de la comunidad, por ende, de sí
mismo como un ser demasiado alto y velludo, con nariz
mismos.
alargada, ni penes, pechos y vulvas muy grandes, ni
tampoco con rasgos deformantes como los abultamientos
3.1. Configurador de identidad
y las flexiones de los codos, así como con los pies que
ven en cada dirección. Incluso los malecus actuales10 no
En el caso del aspecto físico de los ogros, en modo
encajan con la descripción de un muérra, por lo que la
alguno refleja rasgos humanos. En todos los textos se
intención de los textos estaría en ubicar al malecu -tanto
coincide en señalar que el ogro es de gran estatura -
al extinto por el cataclismo, como al posterior- dentro
aproximadamente el tamaño de dos personas malecu
de la “normalidad”. En otras palabras, en estas pláticas
promedio-, muy velludo en todo su cuerpo; mientras que
se utiliza al ogro como un mecanismo para establecer
otros textos se concentran en descripciones concretas,
quién es malecu: un “quién” que excluye aquello que no
como que la nariz es alargada, tienen varios pies que
le resulta compatible con la imagen de sí.
ven en varias direcciones para confundir y engañar a los
seres humanos, tienen como abultamientos en su cuerpo,
algunos tienen más flexiones de codos. Hay un texto en
9
Aprovecho la ocasión para rectificar un error de interpretación que cometí en Solano-Fallas (2016). En la página 26, columna derecha,
indiqué que los primeros malecus -quienes eran llamados “pavones” por los Dioses- no tenían rostro, haciendo referencia a las líneas 118-119
del primer texto del Laca Majifijica. Las líneas dicen lo siguiente: “Cuando inicialmente crearon los pavones/ que en su totalidad perdieron el
rostro”, había comprendido que la expresión de “perder el rostro” se refería a que los malecus antes del gran cataclismo no poseían cara, no
obstante, me he percatado de que es una noción que remite a morir, debido a que la muerte es un concepto importante en la filosofía malecu
(cf. Solano-Fallas, 2016; y Solano-Fallas y Herrera-Valenciano, 2017; J.E.P. Margarita-IETSAY, 2000, p. 48).
10
Su fisionomía habría que tomarla con reserva, debido a las mezclas culturales y fenotípicas a las que se han visto inmersos, tanto de
parte de los huleros nicaragüenses (así como posteriores nicaragüenses, por encontrarse en una zona cercana a la frontera con Nicaragua),
como en el avance que tuvo el Estado costarricense y la religión cristiana en la zona guatusa, y las migraciones internas de otras partes del
país a Guatuso, entre otros factores.
Según Sánchez-Avendaño, en 1867 el capitán Parker -filibustero que realizó una exploración en río Frío- dio una descripción de los malecus
de aquel entonces, en la que “exaltó su desarrollo muscular y su fuerza, y destacó el color cobrizo claro de su piel, el cabello negro y la carencia
de adornos corporales” (Sánchez-Avendaño, 2015, p. 87). Sean las narraciones previas o posteriores a esta fecha, la descripción del muérra
tampoco es compatible con los malecus divisados en ese año por Parker.
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En cuanto a las acciones “ogrescas”, estas son más
Además del goce inmediato forzado, que el ogro obtenía
enfáticas en poner una línea divisoria a todo lo que no
de la víctima, una intención casi secundaría consistía
sea propio del malecu. En primer lugar, los textos insisten
en engendrarles hijos para multiplicar la raza “ogresca”.
en que el ogro es agresivo por gusto (XVIII, 106), porque
El embarazo inter-especista era posible según estas
ataca sin sentido alguno a los humanos (IX, 6). El ataque
narraciones, pero el producto engendrado era siempre
que reciben los malecus, y particularmente los pótos,
un hijo ogro (I, 24-25; V, 22; VI, 51-63 VII, 43; VIII 39;
no corresponden a un acto de defensa propia, en el que
XII, 23; XIII, 44). De los textos que contiene Pláticas
puedan alegar que los humanos son agresores. Ni siquiera
sobre ogros, ninguno menciona (ni siquiera sugiere) que
los textos sugieren que uno de sus ataques haya sido
pueda nacer un hijo humano11. Sin embargo, embarazar
accidental. Por el contrario, los disfrutan, a tal punto que
mujeres no parecía siempre ser el objetivo, debido a que
comparan a su caza humana, concretamente los pótos,
algunas de estas violaciones terminaban en la muerte de
con el tepezcuinte (III, 21), es decir, consideran a los pótos
la víctima (XI, 41), la cual no solamente sufría el trauma
como simples animales.
psicológico de ser secuestrada y violada, sino que también
era devorada12.
En segundo lugar, el ogro cometía abusos sexuales.
Sus principales víctimas eran mujeres pótas, aunque
En tercer lugar, el ogro mataba y devoraba humanos. De
también había mujeres malecus que eran violadas.
la serie de textos que se presentan, tres hacen alusión a
Algunos textos son explícitos al expresar que el ogro
que se comían a los pótos (VI, 2-7; XII, 2; y XIV, 28), no
gozaba incansablemente de su víctima durante el día (I,
quedando claro si se refiere a pótos hombres o ambos
12-15; V, 5-15; VI, 16-17, 24-26; VIII, 32-33 [en todas estas
sexo-géneros. En todo caso, los demás textos (III, 33-
referencias son malecus]), dado que este era el momento
34; XI, 41; XV, 60; XVI, 55-56; XVII, 29; XVIII, 26, 107)
en que descansaba, mientras en la noche salía de caza o
especifican que se tratan de mujeres pótas, mientras
andar por la selva; mientras que, en otros, permanece
que uno indica a una mujer malecu (IV, 89); por lo que
implícito cuando se dice que los ogros llegaban a robarse a
sus víctimas tendían a ser pótos, y en menor medida
las mujeres (IV, 4-7; XIII, 1-2 [en estas dos referencias son
malecus. Cabe añadir que en los textos de Pláticas de
malecus]; X, 16; XIV, 27; XV, 59 [en estas otras son potas]).
pótos, también se hace un recuento de estos hechos: en
11
Se desconoce por qué, si existen las ogresas, los ogros machos violan humanas para tratar de aumentar su raza. Quizá pueda explicarse
con la característica anterior, a saber, porque era parte de su agresividad el hacerlo; además de que les gustaba cometer excesos por iniciativa
propia (XIII, 10).
12
Lo anterior es en relación a la violación masculina ogrezca hacia mujeres, particularmente potas. En cuanto a una violación femenina
ogrezca hacía un hombre es imposible, debido a que desde una razón patriarcal -que parece marcar la narración-, en el imaginario malecu el
hombre “no es” violable por una hembra, ya que debería excitarlo en primer lugar para generarle una erección y luego su eyaculación, lo cual
no parece posible de realizar porque las ogresas son horribles. No obstante, el que se excluya una violación de un hombre por parte de una
ogresa, no elimina la posibilidad de que pueda ser embarazada por un hombre. Máxime si se tiene en cuenta que el texto VII y el XVII.
El texto VII habla de cómo un hombre mata a un ogro, porque su esposa lo estaba engañando con él: el esposo se da cuenta del engaño gracias
a una lora que le cuenta lo que sucedía mientras él se iba de caza. El hombre decide matar al ogro, y cuando lo hace, su esposa “se lamentó
a grandes voces” (VII, 31), lo que muestra que esta mujer desarrolló un sentimiento hacia el ogro. Este texto, si bien muestra una relación
sentimental excepcional, no da pie para rechazar la idea de que lo mismo pueda suceder entre un hombre y una ogresa. Por su parte, el texto
XVII (72-73), que se refiere a las hijas de lo ogros, indica que una ogresa “en efecto por sí misma bien podría tener un hijo/ sin necesidad de
un ogro macho”. Estas líneas no parecen remitir a que exista la posibilidad de un embarazo espontáneo o asexual, en la que no se requiera la
contraparte masculina para engendrar. Sino a que podría tener un hijo proveniente de otro ser en el caso de que no haber más ogros machos,
que por el contexto de la narración no puede ser otro más que un hombre, sea poto o malecu.
En otras series de textos de los malecus, a saber, Pláticas sobre felinos, antes del cataclismo se menciona que hubo vínculos sexuales, e incluso
amorosos, entre humanos y felinos; empero, estas uniones inter-especistas se limitan a estas dos especies, por lo que no hay posibilidad de
que un felino pueda embarazar a una ogresa. De hecho, en los textos IV y VI de Pláticas sobre ogros se menciona los tigres, pero sin establecer
un vínculo entre ellos y los ogros. En el contexto del texto IV, un hombre va a matar a un ogro, y los tigres no les opusieron resistencia, ni le
estorbaron en su camino, mientras que en el texto VI un tigre ayuda a una mujer a escapar del cautiverio en el que la tenía sometida un ogro;
por lo que se puede inferir que no existe un vínculo inter-especista felino-ogro. De ahí que no quede más escenario posible de que sea un hombre
quien pueda embarazar a una ogresa, por más remota que sea la posibilidad erótica de alcanzar una erección, consecuentemente una eyaculación.
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I, 34 y II, 15-16, 60-62 se señala que los ogros se comían a
En suma, los muérra maráma cometían excesos por
las mujeres, mientras que III, 19 puntualiza que se comían
iniciativa propia (XIII, 10), dado que se conducían mal
a los pótos, sin precisar el sexo-género, por lo que puede
(IX, 13, 18), desobedeciendo los preceptos de los dioses
interpretarse que se refiere a ambos. Para rematar esta
(IX, 32). Eran agresivos sin razón, y por mero gusto;
agresividad, el ogro tendía a dejar las cabezas de las pótas
violaban mujeres; mataban y comían humanos; comían
pintadas con achiote (XI, 56-57; XV,58; XVII, 30), para
gustosamente lo inmundo; como también disfrutaban
que fuesen vistas por los humanos, lo cual constituye
sexualmente de relaciones incestuosas. De ahí que se
un gesto brutal simbólico de que el ogro es más fuerte.
indique, que “no podían ser buenos” (I, 75; idea similar
en IX, 17), dado que su comportamiento muestra, en un
En cuarto lugar, además de humanos, el ogro comía carne
primer punto, que no eran acciones aisladas de cada ogro;
cruda (XI, 5), así como cosas inmundas, por ejemplo,
en un segundo punto, de que no era uno que otro ogro
los zopilotes (IX, 22-25). A pesar de que los textos no
aislado que las cometía, sino que era una constante.
especifiquen más, por cosas inmundas se refiere a otros
tipos de animales que los Dioses habían prohibido, tales
Como se había mencionado, estas acciones ogrescas
como la danta adulta13, el mono congo, mono cariblanco,
demarcan una línea divisoria entre lo que se concebía
tigre, y sábalo real (Laca Majifijica, Texto X), entre otros
como propio de una actuación de un malecu. Las Pláticas
más. El problema que presentaba el ogro, no era solamente
sobre ogros fungen también como mecanismo para
comer lo inmundo, sino que lo hacía con muchas ganas,
conformarse una identidad. El malecu no se ve a sí mismo
según lo manifiesta el reproche que le hace Nharíne a un
como un ser agresivo, que buscase agredir sin ningún
ogro llamado Tío Materno del Río: “vuestros dientes se
motivo a otra persona. Sin duda alguna, ocurrían los
hincan en cosas inmundas” (IX, 22). Esto conduce a que el
conflictos internos en la comunidad, pero no por una
problema dietético no era que no hubiese otros animales
cuestión errática e impulsiva. Por ejemplo, Rigoberto
permitidos, sino en su insistencia de conducirse mal por
Lacayo (malecu del Palenque Margarita) puntualiza
mero gusto, ya que comía deliberadamente lo inmundo.
que, “[c]uando había una rivalidad entre los hombres
por una mujer, tenían que pelear entre los dos” (en J.E.P.
En quinto lugar, el ogro mantenía relaciones sexuales
Margarita-IETSAY 2000, p. 74), con palos especiales en el
incestuosas. De acuerdo con el texto IX, 19-20, si bien
que cada hombre se golpeaba por turno hasta derribar al
Nharíne le está evidenciando, al ogro Tío Materno del
oponente, pero sin que se pretendiese matar al oponente.
Río, las faltas sexuales en la que ha incurrido, su reproche
Puede observarse, aun cuando un conflicto se debiese a
no se circunscribe únicamente a este ogro en específico,
un asunto de pasiones, estas no conducían a atacar sin
sino que se generaliza, cuando expresa lo siguiente:
sentido.
“Perversamente… fornicáis… con… con vuestras madres,/
perversamente fornicáis con vuestras hijas”. Aunque el
El malecu tampoco se concibe a sí mismo como un
texto solo se limite a estas dos prácticas incestuosas,
agresor sexual. En el Laca Majifijica se enfatiza mucho
no cabe excluir la condenación de otras que no son
en el respeto a la mujer. A la mujer del prójimo no se le
mencionadas en los textos. En todo caso, lo que interesa
debe molestar (XI, 1677) - entiéndase, acosar sexualmente
apuntar es que el ogro es un depravado sexual, que no
-, como tampoco a la propia esposa, a quien no se le debe
solamente viola mujeres, sino que mantiene relaciones
exigir sexo en demasía, puesto que, si no desea tener
sexuales con sus parientes más próximos.
relaciones en la noche, no se le debe forzar (XI, 1715-1721).
Tampoco a las amantes14 se les debe acosar sexualmente,
ni exigírseles demasiado sexo (XI, 1678). Este respeto a la
13
En términos generales, la danta era considerada un animal inmundo, por ende, su carne prohibida para el consumo del pueblo malecu.
No obstante, solo su cría estaba permitida para los ancianos (cf. Constenla-Umaña, 2014, p.111, nota #7).
14
De acuerdo a Constela-Umaña (2014, p. 5), en los malecu se daba la poliginia. No obstante, esta práctica cambio con la influencia de la
religión cristiana.
Cultura y pensamiento
07
mujer claramente no se ve en los ogros, quienes tratan a
incestuosas y homosexuales; lo que causó que Nharíne
las mujeres como cosas, dado su apetito sexual violento.
finalmente atendiera la solicitud de Aóre de acabar con
Cabe apuntar que dicho apetito se encuentra inferido en
los humanos (Texto VII del Laca Majifijica).
la descripción física del ogro. En el imaginario malecu, la
enormidad de los miembros sexuales implica un carácter
Si bien la expulsión de los ogros del territorio póto fue
sexual desmedido que no respeta a la mujer. Debido a que
antes del gran cataclismo, puede decirse que en un
el malecu tiene miembros sexuales “normales”, no está
momento previo al exilio de los ogros, el malecu se
en su caracterización la agresión hacía la mujer; además
diferenciaba también en este punto del ogro. Según está
de que respeta los preceptos dados por los dioses.
consignado en los textos, el malecu le achacaba al muérra
sus relaciones sexuales incestuosas, particularmente con
Sobra señalar que no se describen como brutales, por
las madres y con las hijas; además, de que contrariaba
cuanto que no mataban por gusto a otros seres humanos,
abiertamente los preceptos de los tocú maráma. Lo que
ni mucho menos se comían entre sí. En este punto, es
implicaba considerarse a sí mismo como una persona que
notorio resaltar que el malecu siente compasión hacía
controla sus impulsos sexuales, respeta a sus familiares,
el póto que era atormentado por los ogros, por lo que
como también a sus dioses. No obstante, el propio malecu
desarrolla un sentimiento de solidaridad cuando -por
termina por sucumbir a esa práctica sexual, en un primer
mandato de Nharíne, su hija Jafára, y demás dioses-
momento, solamente ejecutada por mujeres, en un
persiguen a todos los ogros para expulsarlos del territorio
segundo momento por toda la comunidad; lo que le hizo
poto. Según el texto XV, el malecu no solamente actuó
meritorio del tercer castigo de los dioses, a saber, el gran
obedeciendo una orden, sino que también se vio motivado
cataclismo donde todos los seres humanos perecieron16.
a hacerlo por la triste y atroz situación en la que se
encontraban sus vecinos (XV, 56).
De esta manera, el malecu conforma su identidad al
ponerse como espejo, no su reflejo, sino su opuesto.
Asimismo, el malecu tendía a respetar los preceptos
Físicamente, se describe como un ser “normal”, ya que
dietéticos al no consumir carne cruda, ni mucho menos
carece de monstruosidades y miembros excesivamente
animales considerados inmundos, por lo que tampoco
grandes; a su vez, se considera como un ser no agresivo
se asocia a sí mismo como consumidor de inmundicias.
que no mata por gusto, ni cae en canibalismo, ni mucho
menos fuerza ni agrede sexualmente a las mujeres; que
En cuanto a lo sexual, esta parte presenta un inconveniente.
no come alimentos inmundos, y que mantiene -en un
Los malecus recibieron los mismos preceptos que los
principio- una conducta sexual que respeta los lazos
ogros de no mantener relaciones sexuales incestuosas.
familiares. La identidad del malecu se configura, según
No obstante, según se narra en Laca Majifijica, los dioses
se construye la imagen negativa del otro. Nótese que
decidieron castigar por segunda vez -antes de provocar el
de algún modo la constitución fisionómica malecu no
gran cataclismo- a los humanos15, particularmente a las
sugiere -según su imaginario - aspectos negativos, ni
mujeres, por mantener relaciones lésbicas e incestuosas,
de su físico, como tampoco de su comportamiento en los
al enviarles tigres para que se las devoraran (Texto VI del
planos sociales, alimenticios y sexuales, aunque termina
Laca Majifijica). Luego, todos los humanos, tanto hombres
por sucumbir nefastamente en lo último. En cambio, los
como mujeres, empezaron a tener relaciones sexuales
rasgos del ogro evidenciaban excesos.
15
El primer castigo fue una hambruna por causas que no quedan claras en el Texto V del Laca Majifijica, en la que se especifica que no
había ningún animal que comer, y que todo lo que plantaban se ponía malo. En la versión de J.E.P. Margarita-IETSAY (2000, p. 66-67) se explica
que la hambruna se debió a que los malecus pretendieron tener los mismos poderes que las divinidades, por lo que un Dios -no se especifica
cuál, aunque probablemente se trate de Nharíne- les prohibió la caza de animales, en especial de tortugas (ulima maráma). A diferencia del
texto anterior, en esta versión si había animales, pero no los podían cazar.
16
Desde un marco general de derechos humanos, la noción que aparece de la homosexualidad en la cultura malecu antigua, es inaceptable.
No solo por negar el derecho de ejercer libremente la orientación sexual de cada persona, sino también, porque la cataloga a la par de actos
“perversos” e “inmorales”, lo que conduce a su censura, como a la eventual muerte de la persona.
08
Revista Pensamiento Actual - Vol 19 - No. 33 2019 - Universidad de Costa Rica - Sede de Occidente
3.2. El ogro como aliciente moral
cual, de vez en cuando, ronda en el mundo de los vivos;
lo cual supone que existe un desprecio por parte de los
En la medida en que el malecu construye un “otro”
dioses, dado que no le es permitido ingresar tanto a las
negativamente distinto a sí mismo, se pretende que las
moradas de estos últimos, como tampoco a acercarse
acciones del ogro enseñen cómo no debe comportarse un
a sus territorios. En el caso de los muérra maráma, al
ser humano. La intención moral que tienen los textos es
no ser personas18, no son castigados con ir al cielo o al
de evitar que el ser humano se comporte como un ogro, es
río terrenal de tormentos, no obstante, el calificativo de
decir, que sea agresivo, abusador sexual, asesino de otras
réprobo implica que están igualmente expuestos, como los
personas, comedor de cosas inmundas, y un incestuoso
seres humanos, en primer lugar, a un rechazo enfático de
degenerado. De acuerdo con los textos, un ser que actúe
parte de los dioses por su conducta; en un segundo lugar,
de esta manera, no consigue más que ser considerado por
en que son potencialmente sujetos a ser divinamente
los Dioses como un “réprobo”, por lo que no es de extrañar
condenables. En el caso de los ogros, la condena final
que en varias ocasiones, las pláticas caractericen al ogro
que recibieron fue la expulsión del territorio poto, así
de tal manera (VII, 29; VIII, 87; X, 5; XI, 35; XVIII, 119).
como su deportación al “extremo de la gran extensión de
agua, al otro lado del agua” (XVIII, 69), sin posibilidad
En la tradición malecu, un réprobo se refiere a un ser
alguna de poder regresar sar a la selva, o lo que vendría
humano que se comportó inadecuadamente, cuya alma
a ser, sus hogares19.
es castigada en el cielo o en alguna parte terrenal17, la
17
Cuando una persona muere, habiéndose comportado mal durante su vida, pasa a sufrir castigos con los Diablos (maica maráma). Hay
un diablo llamado Oronhacafá que habita en el cielo, por lo que el cielo tiene una connotación de tormento, a diferencia del paraíso cristiano.
Aquí van aquellos malportados que murieron a causa de una mordedura de serpiente. Otro diablo, Jara (o Lhara), por su parte, vive en una
cabecera de un río, en el mundo físico; a estos lugares van los malportados que murieron de manera trágica. Por su parte, las moradas de los
tocú maráma se encuentran igualmente en el mundo físico, concretamente en las cabeceras de los ríos.
18
Las pláticas no se refieren en lo absoluto si los ogros tienen o no almas. Por el contexto, parece tratarse de un atributo único de los
humanos, ya que según explica Constenla-Umaña (1993, p. 30-31), el concepto de alma remite a seres humanos.
19
Se indica que es una condena “final”, por cuanto que en los textos parece que hubo varios castigos o medidas que los Dioses trataron
fallidamente de ejercer, antes de tomar la solución final de exiliarlos. En un primer momento, los ogros se encontraban en el territorio malecu,
no obstante, los textos IX y X mencionan que dos ogros en particular, fueron exiliados al territorio poto. En el texto IX, Nharíne le reprocha al
ogro Tío Materno del Río que se conduce mal, por lo que no puede permanecer donde los malecus; motivo por el cual él será expulsado hacía la
tierra de los potos, mientras que Nharíne mataba a todos los demás ogros. Por su parte, el texto X indica que el ogro Tablón de Laurel se estaba
reproduciendo con ogresas, por lo que si el incremento de ogritos continuaba, sería un peligro para los malecus; de ahí que fuese exiliado por
Nharíne al territorio de los potos, donde podría conjeturarse que no había ogresas.
Aunque los textos no sean explícitos en este punto, puede inferirse que las reproducciones continuaron con ogresas, dado que siguieron más
ogros causando daños, ahora, principalmente sobre los potos, por encontrarse en su territorio -cuyos daños si están registrados en los textos-.
En todo caso, este primer castigo, o medida, lo único que hizo fue trasladar el problema de una zona a otra, por ende, cambiar de víctima.
Por lo que parece permitirse como una medida ocasional el que los seres humanos pudiesen matar a los ogros que les hacían daño (III, 55-71;
IV, 19-30; XI, 42-54). De esta manera, los Dioses permitían que los propios seres humanos castigasen con la muerte a los ogros; empero no
solucionaba el problema realmente, dado los constantes asedios, asesinatos y abusos sexuales por parte de los ogros hacia los potos. Por su
parte, el texto XI señala que los dioses encargaron a los tarocafárrafa maráma el aniquilamiento de los ogros, en consecuencia por el agravio
que cometía a los potos. No obstante, parece que solo mataron un grupo de ogros de alguna región en concreto, por cuanto que los problemas
de los ogros continuaron.
Las narraciones no permiten determinar cuál solución-castigo es previo en la historia: si había matanzas motivadas por venganzas anterior
a la muerte en manos de los tarocafárrafas; o si los tarocafárrafá maráma primero mataron un grupo, y los Dioses posteriormente dejaron
que los demás seres humanos continuasen matando ocasionalmente; o si los dos son simultáneos, pero en zonas distintas. En todo caso, esta
segunda medida o castigo no tiene éxito, debido a que los ogros continuaban atacando agresivamente sin sentido.
En razón de lo anterior, Nharíne -apoyado por su hija, Jafára, y presumiblemente por los demás Dioses- toman la decisión de exiliarlos. Sin
embargo, dada la variedad de los relatos, puede conjeturarse de que no se trató de una única expulsión masiva. En un primer momento, parece
tratarse de deportaciones seleccionadas, debido a que en varias ocasiones, distintos personajes trasladan a grupos de ogros al otro lado de la
gran extensión de agua, y en algunas se menciona que hubo masacres, mientras que en otras no:
Cultura y pensamiento
09
Por ello, los textos buscan disuadir que una persona
recuerdo, por lo que no se trataría solamente de una
se comporte como un ogro, debido a que el que actúe
muerte física, sino que, al darle muerte a su recuerdo,
como un ogro, no estaría actuando solamente como
es como si no hubiese existido. Nótese que el castigo de
un réprobo, sino que estaría siendo él o ella misma un
los ogros se centró en un asunto que les dolía más que la
réprobo. Mientras el ogro fue castigado finalmente con
propia muerte: ser arrancados de su hogar. La muerte,
exilio, previa algunas masacres -ya sea a manos de los
en sí misma, parecía no preocuparles, ya que al no ser
propios dioses, o con su permiso mediante seres humanos
humanos, no tienen alma, por lo que no habrá un más
o tarocafárrafas-, el malecu parece correr peor suerte
allá celestial o terrenal en el cual sufrir. Su sufrimiento
si decide no obedecer20. Esto le haría meritorio de tener
será en vida en el exilio. Por el contrario, al malecu le
una mala muerte, que en la tradición significa que será
preocupa la existencia post-mortem, pero lo que vaya
castigado en el cielo o en el lugar terrenal de tormentos,
a padecer no será por obra de los dioses -como sucedió
por algún diablo, según el tipo de muerte mala que haya
con los ogros-, sino por los diablos. De ahí la insistencia
tenido. A su vez, implica que sus familiares borren todo
exhortativa de que actúen según sus normas.
-En el texto I, se indica que los dioses entablaron personalmente una persecución en la que mataron a muchos ogros, ya sea asfixiándolos
en sus cuevas con humo, ahogándolos, o arrojándoles agua envenenada: “Dicen, dicen que les hicieron muchas cosas malas a ellos… a
los… ogros” (I, 39); hasta que Nharíne decide trasladar a los sobrevivientes en una balsa. El texto no hace referencia en quien realiza
este traslado, pero parece tratarse de que son los propios Dioses quienes guían la balsa.
-En el texto VIII, por su parte, no ocurre una masacre como en el texto I. Sino que después de la muerte de un ogro que había secuestrado
y violado a una mujer, Nharíne declara que se los llevarán a otro lado de la gran agua (VIII, 49). No se especifica quienes los capturaron;
solamente que la tarea de trasladarlos fue encargada a los divinizados, que en la tradición malecu, son personas que por su conducta,
han adquirido características “muy semejantes a las de los Dioses” (Constenla-Umaña, 1993, p. 34), y fungen como mediadores entre el
dios con el cual habitan y los videntes; estos últimos que requerían igualmente de cumplir con las reglas divinas, y servían como puente
de comunicación entre la gente común y los divinizados. En cuanto a los ogros, estos iban atados al cuello, por lo que les tocó nadar,
mientras los divinizados eran los únicos en la balsa.
-En el texto XII se señala que los dioses encargaron la persecución a los malecus, pero guiados por los videntes de los divinizados,
quienes le indicarán dónde y cómo hacer la tarea. Esta tarea incluyó una primera matanza, por lo que la deportación fue solamente de
los ogros sobrevivientes. Su traslado, en esta ocasión, fue puesta a cargo de unos seres humanos, pero acompañados de los videntes.
Los ogros iban con las manos atadas.
-En el texto XIII, no se indica ninguna masacre, sino que fueron capturados por los malecus, y solo uno de ellos los traslado, mientras
estaban amarrados del cuello, pero en esta ocasión iban en la balsa.
Estos textos muestran que, si bien se tomó como decisión expulsar a los ogros, no se hizo pensando en una única deportación masiva. Como
se puntualizó, unos incluyen masacres, y otros no. No se puede determinar el orden los hechos, a saber, cuál expulsión fue la primera; o si
todas fueron simultáneas, o bien, si hubo algún orden en algunas, mientras acaecía alguna simultánea a las otras. En todo caso, parece que
esta falta de planificación condujo a que no tuviese la eficacia total, debido a que en los siguientes textos se comenta una barrida general, lo
que implica que todavía existían ogros.
Finalmente, parece llegarse a la condena “final”. En lo que respecta a los textos del XIV al XVIII se narra que los ogros fueron capturados por
los malecus, acompañados de los potos, pero con la prohibición de matarlos, bajo pena de castigo si alguien hería o mataba algún ogro. En el
texto XIV se platica de la captura de los ogros machos maduros; en el texto XV de las ogresas maduras; en el texto XVI de los hijos machos
de los ogros; en el texto XVII de las hijas de los ogros; y en el texto XVIII de los abuelos de los ogros. Es solamente en este último, en el que se
narra que todos los ogros fueron atados de manos y puestos en la balsa, pero no se especifica quien o quienes los trasladaron. A diferencia de
las expulsiones anteriores, esta parece haber sido una deportación masiva, dado su carácter sistemático y general en la captura.
20
Respecto al tema de la decisión, el malecu goza de poder elegir el no acatar las reglas divinas, a pesar de la presión que ejercen los Dioses,
y las consecuencias perniciosas a las que se vería sometido si decide no hacerlo. Nharíne insiste en exhortar en que los malecus obedezcan,
pero no los constriñe ni les elimina su capacidad de razonar (ver Solano-Fallas, 2016). Por ejemplo, en el texto VI, el hijo que tuvo la mujer (que
había sido secuestrada por un ogro) con el hombre que la ayudó, gracias a la intervención del tigre, le es encargado de instruir a las personas
diciéndoles “No… procedáis incorrectamente,/ no os conduzcáis de manera inapropiada,/ quiero… que penséis lo hagáis,/ no… os conduzcáis mal”
(VI, 94-97). Obsérvese que no se les pide que obedezcan ciegamente, sino que se enfatiza en que piensen en lo que harán, por las consecuencias
negativas que sus actos implicarán. El hecho de solicitarles que reflexionen sobre sus actos, es un indicador de que el malecu tiene capacidad
moral deliberativa.
10
Revista Pensamiento Actual - Vol 19 - No. 33 2019 - Universidad de Costa Rica - Sede de Occidente
Por tanto, puede afirmarse que, si bien el malecu no será
que no se indica que sean velludos y con partes corporales
exiliado en vida, ya que la expulsión no le es tan terrorífica
que remitan a una idea de deformidad ni monstruosidad,
como la mala muerte, el castigo al cual es sometido el
como tampoco con partes corporales enormes, lo cual es
ogro, sirve como ejemplo de que los dioses no se quedan
un indicador de que su comportamiento es radicalmente
impávidos ni ataráxicos ante el actuar de los distintos
distinto al de los muérra maráma. El texto XI, al no aportar
seres, según se evidencia cuando Nharíne expresa clara
más datos, conduce a suponer que el malecu, si bien no
y puntualmente lo que pretende con estas pláticas:
se consideraba igual a un tarocafárrafa, por lo menos no
“Quiero que así en efecto que a todo niño de las nuevas
lo concebía como un ser opuesto a sí. Es decir, su aspecto
generaciones se la contéis,/ diréis: “Así se conducían
físico no se traduce en un elemento diferenciador negativo.
antiguamente… los réprobos de los ogros”” (XVIII, 118-
119). Con los ogros, intercedieron en algunos momentos de
En cuanto al actuar del tarocafárrafa, el texto XI es
manera directa, en otros de manera indirecta, ordenando
muy puntual, sin ahondar en pormenores como sucede
y permitiendo algunas situaciones como la venganza;
con los ogros, debido a que presupone que el oyente
con los humanos, los Dioses - después de que en el Laca
conoce cómo son los ogros, por lo que el narrador le
Majifijica (Texto VII, 1186-1198) Nharíne decidiera no
deja la tarea de que realice la comparación21. Estos otros
enviar nuevamente un cataclismo - no evitarían que
humanos “eran buenos” (XI, 2), lo cual quiere decir que
tengan una mala muerte, ni se inmiscuirían en la manera
no se comportaban como los ogros: no eran agresivos,
en que los Diablos los castiguen. De este modo, aunque
ni abusadores sexuales, como tampoco asesinos de sus
las consecuencias de las acciones sean distintas para los
congéneres humanos, respetaban las reglas dietéticas al
humanos, la intención moral que tienen los textos es de
no ingerir cosas inmundas, y no eran unos degenerados
evitar que el ser humano se comporte como un ogro, es
sexuales, por cuanto que no mantenían relaciones
decir, que sea agresivo, abusador sexual, asesino de otras
sexuales con sus parientes. De ahí que se señale que era:
personas, comedor de cosas inmundas, y un incestuoso
“imposible… que se condujeran… ellos, los tarocafárrafas,
degenerado.
como los ogros” (XI, 4).
IV. Los tarocafárrafa maráma
En segundo lugar, el que no fueran como los ogros, supone
que también se caracterizan por obedecer las reglas de
Así como existen los ogros como condensador de las
los dioses. Ellos no solamente respetaban las normas
cualidades negativas con las que no se reconoce un
dietéticas y sexuales, sino que también tenían un sano
malecu, en las Pláticas sobre ogros se hace mención
comportamiento con sus congéneres humanos. Además
brevemente de otro tipo de seres humanos que cesaron de
de esto, es decir, de respetar las reglas generales, los
existir. Estos seres son llamados tarocafárrafa maráma,
tarocafárrafas se distinguían por cumplir con satisfacción
cuyo significado se desconoce actualmente. En todo caso,
otras órdenes, que en modo alguno afectan su vida moral,
a ellos se les atribuyen los valores considerados positivos
alimenticia y sexual.
de cómo debería actuar un malecu, por ende, constituyen
la contraparte de los ogros.
Cuando los ogros estaban secuestrando las esposas de
los pótos, Nharíne les ordenó que los ahuyentaran de la
4.1. Configurador de identidad
zona, por lo que los tarocafárrafas le hicieron una trampa
a un ogro, y lo arrojaron al fuego. Nharíne quedó tan
Físicamente, estos seres poseen una estatura igual de
complacido, según lo manifiesta cuando le dice a un
grande que los ogros, pero no se ofrece luego mayor
tarocafárrafa (sin identificar) que: “en todo me obedeciste”
descripción. Al ser seres humanos, puede conjeturarse
(XI, 15); por lo que les vuelve a solicitar que aniquilen a
que su aspecto fisionómico se asemeja al del malecu, ya
todos los ogros: “todos morirán, / y allí todos perderán el
21
Debe recordarse de que se habla de “narrador” y “oyente”, porque las pláticas se transmitían originalmente de manera oral. La labor de
Constenla-Umaña, y su informante malecu Eustaquio Castro, consistió en ponerlas por escrito, pero conservando la narrativa oral del contenido.
Cultura y pensamiento
11
rostro” (XI, 17-18). Debido al contexto de las narraciones,
tarocafárrafas tengan por objetivo el ser un referente de
el aniquilamiento de “todos” los ogros, se refiere a “todos”
perfección, con los cuales se identifica el malecu.
los ogros de una región en particular, o por lo menos de
un grupo específico de ogros, ya que el problema entre
4.2. El tarocafárrafa como aliciente moral
los muérra maráma y los humanos, principalmente con
los pótos, continuó hasta que Nharíne realizó la condena
En razón de lo anterior, se desprende que el tarocafárrafa
final de exiliarlos. En todo caso, la trampa fue tendida:
tiene una función importante en ser un estímulo moral.
los ogros debían cruzar un río caminando por encima
Como se indicó, estos son referentes de perfección sobre
de un tronco que servía de puente; los tarocafárrafas
cómo ser buenos y obedientes. Téngase en cuenta que
hicieron que el tronco se cayese, ahogando a “todos” los
los malecus al no regirse por principios esencialistas
ogros. De este modo cumplieron eficaz y eficientemente
de “bueno y malo”, no son por definición seres buenos,
con las órdenes.
pero tampoco son seres malos (ver Solano-Fallas, 2016),
aunque se vean a sí mismos como buenos y obedientes.
La relación que se establece entre los tarocafárrafas y los
Pero el aliciente moral no se reduce a que los tarocafárrafa
malecus, como se indicó, no es opositoria, como sucedía
maráma sean tomados únicamente como modelos, sino
con los ogros, empero tampoco se circunscribe al nivel
que la recompensa que reciben por parte de los Dioses, es
de pares: ni el malecu se consideraba un tarocafárrafa, ni
un incentivo que puede ser atrayente para que los malecus
este podía ser llanamente igualado a un malecu. En este
decidan cumplir con las normas divinas.
texto, los tarocafárrafas no sufren ningún castigo por
parte de los dioses. Por el contrario, son tenidos en alta
Este incentivo consiste en tener una buena muerte. De
estima por su actuar. Lo que ocurre con estos otros seres
acuerdo con Constela-Umaña, en razón de su excelente
humanos, consiste en servir como una especie de espejo
comportamiento, “Nharíne les prometió que no verían
que, en vez de reflejar la imagen del malecu de manera
el cataclismo; en efecto, antes de que este ocurriera
intacta, lo hace mostrando una versión perfeccionada,
murieron todos de enfermedades” (2014, p.140, nota 1).
particularmente en lo que aspectos que remiten a ser
Mientras los ogros fueron exiliados, así como los malecus
bueno y obediente.
de la primera humanidad eliminados con el cataclismo,
ambos por no respetar lo que los dioses les exhortaban a
Es decir, la existencia de los tarocafárrafas en las pláticas
cumplir; los tarocafárrafa se granjearon el aprecio de los
busca que el malecu se vea a sí mismo, y adopte aquellos
dioses, por lo que no tuvieron que sufrir la inundación.
aspectos que ellos creen que agradan a los dioses. De este
En el imaginario malecu, morir bien se refiere a no ser
modo, el malecu se visualiza, en términos generales, a sí
mordido por una serpiente, ni morir de manera trágica,
mismo como un ser bueno y obediente, pero perfectible;
por lo que una enfermedad significa que fue una muerte
siendo los tarocafárrafas uno de sus referentes de
natural, en modo alguna tormentosa. A su vez, esta
perfección. Por ello, el recuerdo de estos seres, según se
buena muerte quiere decir que los tarocafárrafas, al ser
transmiten en las narraciones, tiene por objetivo que el
humanos, poseen alma, la cual pasará habitar en las casas
malecu los tome como un ejemplo a seguir, lo que implica
de los dioses.
no solamente no actuar como los ogros, sino también
en esforzarse en ser buenos y obedientes. Asimismo, los
De esta manera, el premio que reciben estos otros seres
tarocafárrafa maráma contribuyen a reforzar aquellos
humanos, es un aliciente para que el malecu cambie su
puntos en los que a veces el malecu flaquea, debido a que el
forma de actuar, en caso de que esté desobedeciendo,
malecu no está predeterminado a respetar las normas, sino
o bien, modifique alguno que otro elemento que pueda
que es exhortado a hacerlo, por lo que tiene la posibilidad
poner en peligro su buena muerte, como también a que
de decidir no acatarlas. Recuérdese que el cataclismo se
se esfuerce constantemente en ser bueno y obediente,
debió por faltar a las reglas sexuales, por ende, por no
es decir, en cumplir plenamente con lo que se identifica.
comportarse de buena manera. De ahí que seres como los
12
Revista Pensamiento Actual - Vol 19 - No. 33 2019 - Universidad de Costa Rica - Sede de Occidente
V. Conclusión
Por consiguiente, entre identidad y aliciente moral, desde las
figuras del ogro y el tarocafárrafa, existe una correlación
Puede apreciarse que cada figura cumplía una importante
bidireccional en la que la primera conforma el campo de
función en la conformación de la identidad del malecu
la autoimagen, implicando la realización o desestimación
antiguo, a su vez, servían como alicientes morales. Como
de ciertas acciones, mientras que, en la segunda, permite
resume explicativamente Sánchez-Avendaño, desde un
juzgar si hay o no una correspondencia entre lo que se hace
enfoque constructivista, “las identidades proporcionan los
y lo que se dice ser.
recursos para moldear las subjetividades y las experiencias
de cada sujeto” (2015, p. 16). El malecu plasmó en estas
narrativas, la manera en cómo se concebía a sí mismo,
agrupando por un lado los aspectos negativos que rechazaba
VI. Referencias bibliográficas
o no deseaba, a pesar de sucumbir en algunos -como las
faltas sexuales-; por otro, concentrando aquellos puntos
Castillo, R. (2005a). “El territorio histórico maleku de
positivos que, si bien no se veía como pleno cumplidor, por
Costa Rica”. Revista Reflexiones, 84 (1), p.71-85.
lo menos se encaminaba hacia ellos al haberlos idealizado
como deseables.
Castillo, R. (2005b). “Población indígena maleku en Costa
Rica”. Anuario de Estudios Centroamericanos,
Esta imagen que se construye de sí, no es un asunto
31, p.115-136.
meramente descriptivo en el que se buscase especificar con
mayor o menor detalles aquellos rasgos que valoraban y
Constenla-Umaña, A.
(1992).
“Hagiografía y
despreciaban como propios o inadecuados de un malecu,
Antihagiografía en la tradición oral guatusa” en
ni tampoco es un asunto que se limite a lo adscriptivo,
Filología y Lingüística, XVIII, 1, p.83-124.
en el tanto que solamente sirviese para crear un marco
referencial de pertenencia grupal. Sin duda alguna, el ogro y
Constenla-Umaña, A. (1993). Laca Majifijica. La
el tarocafárrafa presentan una identidad grupal (o social), en
Transformación de la Tierra. (Introducción,
la que no se ofrece pormenores individuales de cada malecu,
transcripción y traducción de Adolfo Constenla-
sino en lo que se comparte, en lo que es común -o se supone
Umaña; narración por Eustaquio Castro y
y proyecta como tal- (cf. Sánchez-Avendaño, 2015, p. 21),
Antonio Blanco). San José: EUCR.
pero sin confinarse a esto.
Constenla-Umaña, A. (1996). Poesía tradicional indígena
La identidad que se configura, desde los ogros y los
costarricense. (Serie antológica). San José: EUCR.
tarocafárrafas, es relevante para ofrecer los recursos
morales de actuación, dado que proporcionan en sí mismos
Constenla-Umaña, A. (2011). Pláticas sobre felinos.
alicientes morales que son de capital importancia para el
(Narración de Eustaquio Castro; introducción,
malecu antiguo. Estas dos figuras muestran al malecu que,
transcripción y traducción de Adolfo Constenla-
en tanto malecu que es, debe haber una correspondencia
Umaña). San José: EUCR.
en sus acciones que le permitan identificarse como tal.
Por ello la insistencia de enfatizar en los ogros lo negativo
Constenla-Umaña, A. (2014). Pláticas sobre ogros.
con lo que no quería relacionarse tajantemente, y que, aun
(Narración y colaboración en la transcripción y
cuando el castigo de los ogros fue distinto, pone en claro
traducción de Eustaquio Castro; introducción,
que un comportamiento “ogresco” o similar no es adecuado
transcripción y traducción de Adolfo Constenla-
para alguien que se identifique como malecu. De manera
Umaña). San José: EUCR.
equivalente sucede con los tarocafárrafas quienes sirven para
idealizar una conducta deseable y adecuada de un malecu,
dada la recompensa que obtuvieron por sus acciones.
Cultura y pensamiento
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