Mortalidad
infantil y preescolar en el estado de Baja California. Análisis de
condicionantes biodemográficos relacionados con la historia
reproductiva de la madre
Infant and preschool mortality in the state of Baja
California. Analysis of bio-demographic constraints related to
reproductive history of the mother
Humberto
González-Galbán1 y Lorenzo I. Herrera-León2
RESUMEN
La incidencia de la mortalidad cercana al nacimiento está
asociada potencialmente a las características biológicas y demográficas
de la madre durante su historia reproductiva. A fin de analizar los
señalados aspectos, se presenta el actual artículo que tiene como
objetivo general el valorar si algunos de los factores biodemográficos
que aquí son considerados constituyen condicionantes para la ocurrencia
de la mortalidad infantil y/o para el resto de los infantes menores de
5 años. Para llevar a cabo este trabajo se aplicó el método demográfico
de la tabla de vida, con el cual se obtuvieron curvas de sobrevivencia,
que tomaron como fuente de información la Encuesta Nacional sobre la
Dinámica Demográfica del año 2009, México, lo que permitió sustentar
empíricamente los resultados a los que se arribó, como son: el orden
del nacimiento del hijo se observa como un diferencial para la
mortalidad de los menores de 5 años; asimismo la edad de la madre
constituye un importante condicionante para dicha problemática, que
ejerce mayor influencia en los órdenes de nacimientos primero y
segundo; en igual sentido la fecha del parto establece una diferencia
significativa en la supervivencia de los hijos, lo que parece sugerir
un cierto efecto cohorte; mientras que los embarazos previos al orden
considerado de nacido vivo no han mostrado ser una variable
diferenciadora en la supervivencia de los menores de 5 años. Finalmente
se apreció que la condición migratoria se presenta como un diferencial
de gran peso en la mortalidad infantil y preescolar, básicamente en los
órdenes inferiores de nacimientos.
Palabras Clave:
Mortalidad infantil y preescolar, condicionantes biodemográficos,
historia reproductiva de la madre, Baja California, México.
ABSTRACT
The incidence of death close to birth, is potentially
associated with the biological and demographic characteristics of the
mother during her reproductive history. In order to analyze the above
aspects, the present article has the general objective of assessing
whether some of the bio - demographic factors that will be considered
here, are conditions for the occurrence of infant mortality and / or
the rest of the presents infants under 5 years. To carry out this work
the demographic method of life table was used , with which survival
curves were obtained , taking as a source of information for this
National Survey of Demographic Dynamics 2009, Mexico, allowing
empirical support the results that were reached , such as: the order of
birth of the child is seen as a differential to the mortality of
children under 5 years , also the age of the mother is an important
condition for this problem to exert greater influence on the orders
first and second births in the same direction due date establishes a
significant difference in the survival of children which seems to
suggest a certain cohort effect, while pre- order pregnancies
considered live birth has not been shown to be a variable
differentiating the survival of children under 5 years. Finally it was
noted that the immigration status comes as a great weight differential
in infant and preschool mortality primarily in the lower orders of
births.
Keywords: Infant and
preschool mortality, bio-demographic conditioning, reproductive history
of the mother, Baja California, Mexico.
Fecha de
recibido: 11 junio 2014 Fecha de
aprobado: 22 noviembre 2014
Fecha
de corregido: 23
octubre 2014
1. Introducción
El abatimiento, en épocas recientes, de la mortalidad de
menores de un año, en México, hasta alcanzar valores relativamente
bajos, de alrededor de 13 defunciones por cada 1000 nacimientos, según
indicadores para el desarrollo emitidos por el Banco Mundial (2014)
para el quinquenio 2009-2013, representa un logro importante en el
avance de la salud del país. No obstante, se manifiestan desigualdades
regionales al respecto, según lo avalan cifras oficiales del Instituto
Nacional de Estadísticas y Geografía (INEGI), del año 2010, lo cual no
puede explicarse, en todas las ocasiones, por problemas de
desequilibrios socioeconómicos. En tal sentido se destaca Baja
California (B.C.), una entidad señalada como de mayor desarrollo
relativo del país (Gobierno
del Estado de B.C., s.f.) y que a la vez se
encuentra con los valores más altos de mortalidad infantil, lo que
genera interrogantes acerca de los aspectos que condicionan esta
situación paradójica.
Si consideramos el escenario de una elevada incidencia de la
mortalidad de infantes y que una proporción importante de la población
de Baja California la constituyen inmigrantes procedentes del centro y
sur del país, surge el interés por contar con nuevos elementos
empíricamente fundamentados acerca de las características biológicas y
demográficas de la madre durante su historia reproductiva vinculables a
la M.I., así como de la mortalidad de los niños de uno a cuatro años.
Resulta trascendente analizar dicha problemática en el contexto
señalado, donde además existe un mayor desarrollo socioeconómico que en
la generalidad del país.
A fin de comprender de forma más clara y fundamentada dicha
situación, de mayor mortalidad infantil en condiciones de más
desarrollo, que genera una fuerte atracción poblacional, se presenta
este trabajo, el cual se sustenta en los datos que aporta una de las
mayores y más confiables encuestas del país: Encuesta Nacional de la
Dinámica Demográfica (ENADID) (INEGI y CONAPO,
2009), de la que se toma
información primaria que sirve como base para el desarrollo de técnicas
demográficas para el estudio de la mortalidad infantil y preescolar -la
mortalidad infantil está referida a la que ocurre a niños menores de 1
año, mientras que la preescolar es la que afecta a los menores que
cuentan con edades de 1 a 4 años (Observatorio
de Salud, 2005)-,
especialmente el Análisis de Supervivencia que, mediante el uso de las
tablas de vida construidas, permite el cálculo de las curvas de
sobrevivencia, lo que constituye una manera alternativa de analizar la
mortalidad con respecto a otras medidas más usuales, como pueden ser
las tasas de mortalidad.
Los métodos demográficos y estadísticos le dan sustento
empírico a los hallazgos presentados, los cuales pueden estar sujetos a
la interpretación y utilización de los especialistas y funcionarios que
pretendan actuar positivamente en la señalada problemática en dicha
entidad, para lograr descensos en los niveles de mortalidad de niños
menores de cinco años.
Consecuentemente con lo antes referido, los objetivos del
trabajo son:
- Valorar si el orden del nacido vivo, la edad de la
madre al momento del parto, la fecha del parto y elementos de la
historia reproductiva previa de la madre (número de embarazos
anteriores), constituyen diferenciales para la ocurrencia de la
mortalidad infantil y en general para la de menores de 5 años.
- Comprobar si el estatus migratorio de la mujer
(inmigrante o nacida en la entidad) representa un condicionante para la
mortalidad infantil y en general para la mortalidad de hijos menores de
5 años de edad.
2. Referentes Teóricos
El interés por el control de la mortalidad infantil y de
menores de 5 años en las instituciones de salud, así como de los
gobiernos, ha ido en aumento, lo que a su vez ha desarrollado la
investigación que se ha sustentado, en buena medida, en los índices
estimados de estas variables, los que, además de medir la situación
concreta del estado de salud de la población, aportan elementos sobre
el desarrollo socioeconómico y el bienestar de las naciones.
Como antecedente, se tiene que, en la década de los 70, una
serie de investigaciones sobre mortalidad infantil en la región
latinoamericana vio la luz a raíz de los proyectos derivados del
programa de Investigación de Mortalidad Infantil en América Latina
(IMIAL), patrocinado por el Centro Latinoamericano de Demografía
(CELADE) y conducidos por Hugo Behm Rosas (1980,
1991, 2010).
Estas
investigaciones estuvieron marcadas por la aplicación de métodos
indirectos de estimación, muchos de ellos desarrollados por el profesor
inglés William Brass y colaboradores (Naciones
Unidas, 1986). De esta
manera se contó con una forma alternativa de estimación al uso
sistemático de los registros vitales, los cuales presentaban grandes
deficiencias, como subregistros importantes.
En esos momentos, con el desarrollo de conocimientos, ya se
habían identificado muchos diferenciales comunes en los países de la
región que fueron beneficiados por este programa, concernientes a la
mortalidad infantil y de menores de 5 años, asociados preferentemente a
las madres: edad al momento del parto, paridez, zona de residencia,
nivel de escolarización, clase social, entre otros. Sin embargo, aún no
era tan estudiado el fenómeno migratorio, si bien ya se intuía su
intensidad y trascendencia, por los crecientes cinturones de miseria
que acompañaron a las urbes latinoamericanas.
Muchos de estos países comenzaban un lento e incipiente
proceso de transición demográfica, en el cual predominaban altas tasas
de natalidad y de mortalidad general, infantil y materna, una esperanza
de vida enmarcada en valores fluctuantes alrededor de 60 años y un alto
crecimiento favorecido por una estructura por edad muy joven,
características que dibujaban un cuadro demográfico muy próximo al de
las poblaciones estables. Eran tiempos en que se asumía, sin muchos
cuestionamientos, que los índices de pobreza dominaban las tendencias
demográficas de Latinoamérica.
Los valores de referencia en la región en cuanto a la
mortalidad en edad temprana y sobre todo infantil ascendían a cifras
superiores, en ocasiones a 80 defunciones por cada mil nacidos vivos,
en el período de 1970 a 1975. Ya para 1990-1995 estaba alrededor de 38
por mil nacidos vivos, un descenso superior al 50 % con respecto al
período anterior. Es oportuno añadir que la situación de los países no
era homogénea, pues exhibía diferencias alrededor de esos valores
globales (UNICEF, 2008).
Hoy en día, el referido panorama se ha tornado aún más
difícil de superar, pues se observan progresos que han conducido a
mayores reducciones de la mortalidad del segmento de población
infantil, con lo cual América Latina se sitúa como la región con mayor
descenso en la mortalidad infantil, aunque vale decir que hasta ahora
contados países presentan avances tan significativos que superaran los
obstáculos para alcanzar las metas y cumplir con lo establecido en los
Objetivos de Desarrollo del Milenio (Naciones
Unidas, 2005).
Sin embargo a este proceso de reducción gradual de los
índices de mortalidad en la infancia se contrapone otro que ha ido
ganando espacio durante años y es el referido al embarazo y la
maternidad en la adolescencia. Este hecho tiene implicaciones
importantes que llegan a afectar la salud materno-infantil y refuerzan
el ciclo de pobreza al interior del seno familiar, además de tener
implicaciones en el desarrollo personal de la adolescente (González,
2000).
Por otra parte, en la actualidad, la migración tanto interna
como internacional de latinoamericanos ha experimentado cambios
fundamentales en sus patrones originales. Si bien se concebían estos
movimientos como de preferencia del sexo masculino, hoy en días, muchas
madres se han convertido en inmigrantes acompañadas de sus hijos, lo
que ha incidido en las condiciones de salud de las familias. La
bibliografía al respecto es muy escasa, sobre todo aquella que vincula
la migración de mujeres con la fecundidad y la mortalidad de hijos. Es
por ello que la inclusión del estatus migratorio ha sido una motivación
más para la elaboración del presente trabajo.
3. Aspectos metodológicos
La fuente de datos aquí utilizada fue la Encuesta Nacional
de la Dinámica Demográfica de México (ENADID), correspondiente al año
2009, de la cual se tomó la información de las mujeres para el estado
de Baja California (1918 mujeres). En esencia, para la elaboración de
este artículo se tomó el Módulo de la Mujer de dicha encuesta y dentro
de este, la Sección V: Fecundidad e Historia de Embarazos, con las
siguientes características:
- Fecha de nacimiento de la encuestada (año).
- Edad de la encuestada al momento de la entrevista
(años cumplidos).
- Número de hijos nacidos vivos fallecidos hasta el
momento de la entrevista, según edad al fallecer, orden de nacimiento y
edad de la madre al momento del parto.
- Número de hijos nacidos vivos sobrevivientes al
momento de la entrevista, según sexo y edad actual, orden de nacimiento
y edad de la madre al momento del parto.
- Total de hijos nacidos vivos tenidos.
- Número de embarazos previos al nacido vivo de cada
orden.
Además se utilizó el Cuestionario para el Hogar, sección
Características de las Personas, de la cual se tomaron las preguntas
3.5 (¿En qué estado de la República o país nació?) y 3.11 (Entidad de
residencia hace cinco años), las cuales permitieron clasificar a las
madres en nativas y migrantes de toda la vida, por una parte, y en
migrantes recientes, migrantes no recientes y nativas, respectivamente.
Tocante al diseño muestral, dicha encuesta tiene como
características principales, referidas en el informe al respecto del
Instituto Nacional de Estadísticas y Geografía (INEGI,
2010) y del
Consejo Nacional de Población (CONAPO, 2010),
las siguientes:
- Muestreo probabilístico, lo cual indica que todas las
personas tienen igual probabilidad de ser incluidas en la muestra y por
tanto los resultados son directamente extrapolables a la población de
la cual procedió la muestra.
- Bietápico, estratificado y por conglomerado, donde la
unidad última de selección es la vivienda y las unidades de observación
son las personas.
Antes de continuar, se impone dar una definición de lo que
se entenderá por diferencial
en Demografía, en este trabajo.
Se referirá como diferencial
a todo factor o variable categorial en el cual se manifiestan
diferencias entre sus categorías en la intensidad con respecto a
determinado evento demográfico. En el caso que nos ocupa, concierne a
la mortalidad infantil y de menores de 5 años. Usualmente esa
diferencia se mide a través de indicadores sintéticos, como tasas o
probabilidades; en esta ocasión se propone hacerlo mediante la
sobrevivencia.
En correspondencia con esta acepción, procede realizar un
análisis univariado de la supervivencia según las categorías de cada
variable sobre la cual se pretende valorar la condición de diferencial
demográfico en cada orden de nacimiento.
El procedimiento demográfico empleado para el análisis de la
información es el de Análisis de Supervivencia mediante la elaboración
de tablas de vida; esta técnica se aplica a un proceso temporal en el
cual existe un evento origen y un
evento terminal, ambos no repetibles. Es factible el uso de esta
técnica, en el caso que nos ocupa de la mortalidad infantil y de
menores de 5 años, en el cual el evento de inicio u origen es el
nacimiento de un hijo vivo y el terminal o de interés es la muerte del
nacido vivo.
A la tabla de vida se asocia un concepto importante que es
el de duración, el cual
indica el tiempo que media entre la ocurrencia del evento inicio y el
momento en que el individuo experimenta el evento terminal. En los
estudios de mortalidad, cuando se construye una tabla de mortalidad, la
duración es la edad al momento del fallecimiento.
Si se tiene una cohorte de nacimientos, la misma se puede
seguir y observar cuándo ocurre la defunción de un niño, de esta manera
la cantidad inicial de individuos va reduciéndose en la medida que pasa
el tiempo, a causa de la ocurrencia del evento terminal. El propósito
de este proceder es realizar estimaciones, tanto de la distribución
temporal del evento terminal (ocurrencia de muertes o salidas), así
como de su intensidad (probabilidad de ocurrencia), según la duración.
Esta técnica permite calcular las probabilidades de
ocurrencia del evento terminal (muerte) entre dos momentos, su
complemento, que es una medida de supervivencia, es decir, la
proporción de los que no son alcanzados por el evento terminal, y una
medida de supervivencia acumulada que informa de la probabilidad de un
individuo de continuar vivo más allá de cierta duración o edad (curva
de supervivencia), además de otras medidas básicas.
Lo anterior se puede expresar de forma analítica de la
siguiente manera:
Sea (x, x+n) el intervalo comprendido entre las duraciones
exactas x y x+n
Sea Ex la cantidad de niños supervivientes al inicio del
intervalo y dx el número de individuos que experimenta el evento
terminal en dicho intervalo, entonces
Ex = Ex+1 + dx
Su estimación se realiza de forma retrospectiva desde la
duración más alta hasta la menor.
La probabilidad de que un individuo experimente el evento
terminal en el intervalo (x, x+n) viene dada por
qx = __________dx__________
Ex - ½ • dx
y su complemento por px = 1 - qx que es la
probabilidad de no experimentar la muerte dentro de las duraciones x y
x+n.
El supuesto básico para el cálculo de qx es que los
individuos que mueren en el intervalo, en promedio, viven medio período
dentro del mismo sin ser alcanzados por el evento terminal, lo cual
aporta la población en riesgo del denominador de la fórmula de qx.
La función de supervivencia acumulada, que expresa la
probabilidad de que un individuo viva más allá de la duración x viene
expresada por:
P (T > x) = ∏(1- qX), donde la productoria recorre
desde la edad del evento inicial hasta X-1, siento T la variable
que mide el tiempo de vida o duración.
En la información básica proporcionada por la ENADID 2009,
las madres declararon el número de hijos nacidos vivos, de ellos
cuántos fallecidos y la edad del hijo al momento de la encuesta o al
momento de su fallecimiento. Como la información se obtuvo a través de
encuesta, debe añadirse otro término a los ya declarados y es el de caso censurado, que corresponde a
aquellos individuos que al momento de finalizada la encuesta no han
experimentado el evento terminal, a causa de lo cual se desconoce su
futuro a partir de ese momento.
Con la finalidad de trabajar con eventos irrepetibles, tanto
de origen como terminal, se decidió usar el orden del nacido vivo para
garantizar esta condición. Además, se utilizaron variables de control,
como la edad de la madre al momento del parto del hijo de un orden
determinado, el lugar de nacimiento de la madre para la migración de
toda la vida (inmigrante, nativa), el tipo de inmigrante (reciente/no
reciente), con el propósito de constatar la adaptación social y los
embarazos previos a un orden de nacimiento dado, con la intención de
medir la influencia de variables de corte biológico.
La comparación de las curvas de supervivencia entre dos o
más categorías de una variable categorial permite decidir en qué
caso la supervivencia es mayor o menor y, por ende, identificar el
efecto de la mortalidad acumulada y la condición de diferencial. Este
proceder constituye una manera alternativa para el estudio de la
mortalidad al uso de tasas o probabilidades y tiene un carácter más
positivo que aquellas. Además brinda criterios sobre las diferencias
encontradas, basados en la significación estadística global como por
pares de curvas de supervivencia (estadístico de Wilcoxon-Gehan), lo
cual es un elemento de suma importancia toda vez que descarta la
participación del azar o la casualidad en determinado resultado.
Los resultados del test de Wilcoxon-Gehan se muestran en los
cuadros de comparaciones globales (para variables con dos categorías) y
se añade el de comparaciones por pares (para variables con más de dos
categorías donde se comparan los resultados de una categoría con cada
una de las restantes). En los mismos aparecen el valor del test, los
grados de libertad y el p-valor, y se considera la existencia de
diferencia estadísticamente significativa entre las curvas de
supervivencia de dos categorías cuando el p-valor es menor o igual a
0.05 (en ocasiones se suele usar un p-valor de 0.10).
El procesamiento de la información se realizó a través del
paquete estadístico SPSS v.15. La literatura sobre este particular es
vasta (Kleinbaum and
Klein, 2005), pues se encuentran diversas
publicaciones que abordan la temática con aplicación en varias
disciplinas además de la mortalidad. Un ejemplo de ello lo constituye
la investigación desarrollada por Courgeau y Lelièvre (2005) con
aplicación al estudio de la migración en Francia. Puede consultarse la
Ayuda del sistema SPSS, v 13.0 u otras versiones más recientes.
4. Resultados
4.1.
Orden del nacimiento
Es evidenciado en este trabajo que existe un gradiente
inverso entre la mortalidad infantil y de menores de 5 años con
respecto al orden del nacido vivo. Los hijos de menor orden presentan
los riesgos más elevados y sobre todo en el primero, en el cual el
riesgo de mortalidad infantil es un 56% más elevado que en los de
tercer orden. Asimismo el tramo comprendido entre las edades exactas 1
y 5 años exhibe las mayores diferencias relativas, donde se encuentra
que los niños de primer orden presentan un riesgo de muerte casi cuatro
veces superior a los de tercer orden (ver cuadro 1).
Como puede apreciarse (ver figura 1),
los niños del primer
orden presentan una supervivencia significativamente menor, desde el
punto de vista estadístico, hasta los 5 años exactos, que aquellos
procedentes de los órdenes segundo y tercero (ver cuadro de
comparaciones globales), con p-valor muy próximo a 0.05. Estos últimos
exhiben curvas de supervivencia muy similares, al punto de no haberse
encontrado una diferencia significativa entre ambas. Los sobrevivientes
del primer orden a los 5 años exactos no rebasan el l97% de la cantidad
inicial, mientras que en los otros dos órdenes se encuentran alrededor
de l98%.
4.2.
Edad de la madre al momento del parto
Para este análisis, se procuró contar con una escala de la
variable edad de la madre al momento
del parto lo más conveniente posible, con el propósito de
encontrar aquella que brindara la mayor discriminación o separación
estadística basada en la significación. Así, se consideró que lo más
conveniente era clasificar a las madres en adolescentes y no
adolescentes (madres con edad menor a los 20 años, e igual o mayor que
20 años), toda vez que no se evidenciaron diferencias en las curvas de
supervivencia entre aquellas comprendidas de los 20 a 29 años y las
mayores de 30 años.
Como puede observarse en las figuras 2, 3 y 4, así como en
los cuadros que acompañan a estos, es decir, los que contienen las
comparaciones globales, en los dos primeros órdenes de nacido vivo, la
edad de la madre al momento del parto es un factor altamente
significativo estadísticamente (p-valores del test de Wilcoxon de 0.002
y 0.031 respectivamente); la supervivencia de los hijos de las madres
adolescentes se separa de las no adolescentes, con ventaja para las
segundas. Para el tercer orden, aunque prevalece una ligera ventaja
para las madres adultas, ello no fue un resultado significativo
estadísticamente (valor p del test de Wilcoxon de 0.657),
presumiblemente a causa de la baja frecuencia de casos.
A partir de lo señalado, se percibe que la supervivencia en
la infancia, con respecto a la edad de la madre al momento del parto,
es menor para las adolescentes, con independencia del orden del
nacimiento.
En el cuadro 2, se resumen los
riesgos de muerte para
diferentes órdenes del nacido vivo, según la madre fuera adolescente o
no al momento del alumbramiento. En primer lugar, deben destacarse las
marcadas diferencias en las probabilidades de muerte entre adolescentes
y no adolescentes con independencia del orden del nacido, con visibles
ventajas para las segundas. Se puede constatar además que en el grupo
de las adolescentes prevalece un riesgo menor para los nacidos vivos de
orden 3, mientras que en aquellas que superan los 20 años existe una
ligera ventaja para los de segundo orden.
A propósito de la maternidad en la adolescencia, la
situación parece haber tenido una relativa mejoría a través del tiempo.
El cuadro 3 es elocuente en cuanto a la
participación de las jóvenes en
la fecundidad. En momentos anteriores a 1990, una cifra cercana a la
mitad de los nacimientos de primer orden (45.6 %) fue de madres
adolescentes, mientras que a partir de esa fecha se observa un descenso
en la importancia relativa de la participación de las mismas, cuyo
porcentaje final aún es muy elevado (38.4 %). Hay que añadir que
los valores porcentuales de la participación de las adolescentes en la
generación de nacimientos de segundo y tercer orden, que también ha
descendido, aún permanece elevada.
4.3.
Fecha del parto
Este factor produce una separación de las curvas de
supervivencias para los nacimientos de primer orden entre el período
antes de 1981 y de 1981 hasta 1990 con el último, que es a partir de
1991, lo que presenta resultados estadísticamente significativos, como
puede valorarse en las tablas de comparaciones múltiple mostradas (ver
figuras 5, 6 y 7). Sin embargo entre los dos primeros tramos
calendarios no existe una diferencia consistente en significación, lo
cual induce a unir ambos lapsos calendarios. El hecho de que el parto
del primer nacido vivo ha ocurrido antes de 1990 o después marca una
diferencia en cuanto a supervivencia hasta la edad exacta de 5 años,
favorable a las madres del último período calendario.
En los casos del segundo hijo y tercero, las pruebas
realizadas indican que los resultados son poco confiables en cuanto a
la significación estadística y, por ende, puede haber una alta
participación del azar en los resultados. No obstante, lo observado en
las gráficas subsiguientes sugiere una continuidad del patrón de
supervivencia para el orden segundo y una inversión para el tercero,
para el cual domina la curva correspondiente al primer período
comprendido hasta el año 1990.
4.4.
Embarazos previos
Este factor no ha resultado significativo estadísticamente
(p-valores de 0.517, 0.560 y 0.954) para ningún orden, a causa
fundamentalmente de la baja frecuencia de casos en algunas categorías
de embarazos previos. No obstante se vislumbra que, para los niños de
primer y segundo orden, la supremacía de supervivencia corresponde a
las madres con mayor acumulación de embarazos previos, mientras que
para el tercer orden la supervivencia de 2 embarazos previos supera a
la de 3 y más, lo cual está en consonancia con lo señalado en el
párrafo precedente (ver figuras 8, 9 y 10).
4.5.
Estatus migratorio de la madre
Para el estudio de este factor se ha procedido con el
planteamiento de dos criterios de operacionalización, de acuerdo con la
información que brinda la fuente utilizada.
- 1. Desde la perspectiva de las inmigrantes de toda la
vida, basado en el lugar de nacimiento de las madres, puede
clasificarse a estas en “nativas” o “inmigrantes”.
- 2. Para las inmigrantes específicamente, la
clasificación se hace según el tiempo de establecimiento en el destino,
esto es: “inmigrantes recientes”, las que residen hace menos de 5 años
en el destino, o sea en B.C., y las “inmigrantes no recientes”, las que
llevan más de 5 años en B.C.
Para los nacimientos de primer orden el lugar de nacimiento de la madre
establece una diferencia significativa estadísticamente en la
supervivencia (ver figuras 11, 12, 13,
14, 15, 16 y los
correspondientes p-valores en los cuadros de comparaciones globales y
por pares), con supremacía para las nativas.
Al considerar al tipo de inmigrante se vislumbra que, en el
primer orden de nacimiento, la diferencia fundamental en la
supervivencia estriba entre nativas e inmigrantes no recientes con
predominio de supervivencia para las primeras (ver figuras 11, 12, 13,
14, 15, 16 y los correspondientes
p-valores en los cuadros de
comparaciones globales y por pares), y queda la inmigrante reciente en
último lugar, sin mostrar significación con las otras dos categorías
complementarias. En los dos órdenes siguientes ninguna de las dos
variables muestra significación estadística, pues la participación del
azar es muy elevada.
5. Discusión
Según los resultados encontrados en este trabajo y al tomar
en cuenta otros estudios realizados para el resto del país al respecto
(Hernández y
Jiménez, 1991), es confirmado, en similar sentido, que el
orden del nacimiento es un diferencial importante para la supervivencia
de los hijos, fundamentalmente entre el primer orden y aquellos
agrupados en segundo y tercer orden, a los que se limita el análisis
aquí presentado, que no toma en cuenta nacidos de órdenes superiores a
tres, por limitaciones muestrales.
La literatura que aborda esta temática plantea que tanto la
mortalidad infantil como materna es por lo general mayor para las
primerizas, desciende en los embarazos de orden 2 y 3, y luego se hace
creciente con el aumento de la paridez (Hernández
y Jiménez, 1991). En
el presente caso, se refleja este hecho a través de la sobrevivencia
del niño y es coherente con resultados de otros reconocidos autores,
como es el caso de Hugo Behm en sucesivos trabajos desarrollados por él
mismo.
Esta es una situación paradójica, pues al primer hijo puede
dedicársele más recursos económicos y un mayor tiempo para su cuidado,
lo que aseguraría la mejor salud del mismo; sin embargo otros posibles
factores que intervienen, como la edad a la que se tiene el hijo,
en el caso de ser mujeres particularmente jóvenes y el haber migrado,
aspectos que se discutirán a continuación para el escenario peculiar de
B.C., pueden ocasionar un efecto contrario y propiciar la
mortalidad infantil y de niños menores de 5 años.
Para el caso de la edad, se plantea que la situación de las
mujeres en posiciones extremas de las edades reproductivas son las que
potencialmente se asocian a un mayor riesgo de mortalidad infantil, en
lo cual influyen diversos factores de índole biológico y
socioeconómico. Se ha argumentado, sin embargo, que el aspecto
biológico se subordina y queda en un segundo plano con respecto a los
condicionantes socioeconómicos (Hernández y
Ornelas, 1991).
En el caso de las adolescentes, estas supuestamente no han
alcanzado un desarrollo físico pleno para la reproducción y carecen de
recursos económicos y de conocimientos para la crianza y el cuidado de
los hijos, lo cual puede ser compensado con la experiencia al respecto
de las madres u otras familiares o amigas, cuando estas forman parte de
una red cercana. En caso contrario, pueden experimentar una mayor
morbimortalidad del hijo tenido. Para las mujeres adultas, la
mortalidad de su primer hijo sí puede atribuirse, en mayor grado, a
condiciones biológicas menos propicias para la reproducción.
Coincidentemente con los resultados encontrados para la variable edad de la madre al momento del parto,
se tiende a señalar a las madres más jóvenes como aquellas que ostentan
los mayores riesgos y, por tanto, la menor supervivencia de sus hijos
comparativamente con las adultas -de 20 años o más-.
En cuanto al estatus migratorio de la madre según su origen
(nacida en el estado, nacida en otro estado) y según el tiempo de
permanencia en el destino (reciente, no reciente), es interesante
observar que solo en los nacimientos de primer orden se obtuvo
diferencias en la supervivencia de infantes, siempre a favor de las
nativas. Se pueden aventurar dos supuestos acerca de la mortalidad que
afecta en mayor grado a los primeros hijos tenidos por las mujeres
foráneas que a los de originarias de B.C. Estos son:
- Los primeros hijos de madres inmigrantes que
fallecieron habían nacido en los lugares de origen de las madres, antes
de que las mismas migraran en la búsqueda de mejores condiciones de
vida y mayores oportunidades. Se podría establecer que esos primeros
hijos nacieron en una situación más precaria que los de las nativas, lo
que propició su mayor mortalidad.
Sin embargo ello no podría
explicar de forma convincente por qué este diferencial afecta de manera
negativa básicamente a las migrantes recientes y no a las que llevan
más tiempo de residencia en la entidad. Debido a ello es importante
conocer la incidencia diferencial de la mortalidad de los hijos de
madres de acuerdo al tiempo de exposición a los lugares de destino. De
este modo, el segundo supuesto sería:
- Al pasar el tiempo, el hecho circunstancial de haber
nacido y socializado en otra entidad, puede tener una relativamente
menor importancia para la salud materno-infantil en el lugar de
destino, comparado con la que presenta el haber pasado la mayor parte
de la gestación en este. Consecuentemente con ello es de esperarse
diferencias significativas entre inmigrantes con distintos tiempos de
exposición al “nuevo” entorno de residencia (Molina,
2002).
Lo anteriormente referido tiene una particular trascendencia
en el período cercano al arribo al lugar de destino, en el que la
situación social de desventaja es más aguda, ello de acuerdo con el
tiempo que demore en insertarse en el mercado de trabajo y obtener los
recursos económicos, sociales y de salud
que necesitan para su desarrollo humano, puesto que los migrantes, al
llegar a su nuevo destino, forman un contingente de oferta de trabajo
que no siempre es asimilado por la estructura ocupacional, o que lo es
en ocupaciones de baja retribución, es decir, a los inmigrantes se les
atribuye una mayor propensión a ocupar posiciones marginales (Cruz,
1993).
De manera particular, los que han migrado de forma más
reciente tienen mayor tendencia a insertarse en el mercado laboral en
posiciones marginales, lo que disminuye la intensidad de la
incorporación a ellas, según aumente el tiempo de residencia en el
nuevo lugar de destino, lo que no podría explicarse por los bajos
niveles de instrucción con que arriben, pues su promedio educacional es
igual o superior a aquellos inmigrantes más antiguos, e incluso
similares al de los nativos, en la actualidad.
La referida desigualdad se agudiza para el caso de las
mujeres, pues estas se ocupan en actividades marginales en
mayores términos relativos que los hombres. Ello se refleja tanto en el
tipo de ocupación como en la retribución económica que reciben por su
trabajo, lo cual incide negativamente en la salud de las madres y su
descendencia, particularmente en el incremento de la mortalidad de los
hijos menores. Un ejemplo común de lo planteado, en el contexto
fronterizo, pueden ser las trabajadoras de las maquiladoras,
quienes presentan un riesgo de mortalidad durante el embarazo y
para el hijo nacido vivo resultante del mismo, que se manifiesta en el
bajo peso al nacer y, por ende, en una mayor probabilidad de muerte
(Von Glascoe, 1995, citado por Molina, 2002)
Respecto a la edad al momento del movimiento a otra entidad,
se presenta una alta concentración en edades jóvenes, que es cuando
comienzan la actividad económica y reproductiva. La mortalidad
infantil, según el estatus migratorio de la mujer, se vincula a los
patrones de fecundidad que poseen, los que se manifiestan en sus
preferencias sobre cuándo desean tener sus hijos, que pueden ser
diferentes al principio del proceso migratorio, pero que se transforman
al adaptarse al nuevo ambiente socioeconómico y cultural, para lo que
deben contar con información, tanto de la conveniencia sobre el
aplazamiento de los nacimientos, como sobre los medios para lograr
cumplir con sus nuevos ideales reproductivos.
En investigaciones de salud materno-infantil desarrolladas
para grupos de mujeres en algunos centros poblados de la frontera
norte, se han analizado la morbimortalidad durante el embarazo y sus
eventos resultantes. En estos trabajos se identifican como grupo de
mayor vulnerabilidad a las inmigrantes con menos de cinco años de
residencia en el lugar de destino (Von Glascoe, 1996, citado por
Molina, 2002)
Hay planteamientos acerca de que los migrantes recientes,
con mayor frecuencia, residen en otro hogar diferente al paterno o
familiar, por lo que deben hacer uso de redes sociales de apoyo para su
subsistencia. Esto puede aumentar su autonomía residencial, pero
a costa de perder la protección que otorga el vivir dentro del hogar
familiar, lo cual tiene gran trascendencia para la salud
materno-infantil, pues, al apoyarse en la experiencia de los miembros
de aquel, se disminuyen los riesgos de fallecimiento de los hijos más
pequeños, a tal grado que se ha sostenido por algunos investigadores
(Von Glascoe et al., 1995,
citados por Molina, 2002) que la falta
de información al respecto se
comporta como un determinante de mayor importancia que las condiciones
socioeconómicas de subsistencia.
Alternativamente puede añadirse que las inmigrantes,
particularmente las recientes, tuvieron que haber pasado un cierto
proceso adaptativo concerniente a lo informativo sobre aspectos
reproductivos, para lo cual no contaban con redes sociales de apoyo que
orienten y/o ayuden en el proceso del embarazo, parto y cuidados
durante la crianza de los hijos en los primeros meses y años del
nacimiento de los mismos, lo cual es de suma importancia para la
supervivencia infantil (Bronfman, 2003;
Infante, 1990).
Finalmente, se ha detectado en el trabajo un efecto de
cohorte, el cual exhibe una diferencia importante entre la
sobrevivencia de hijos de primer orden nacidos antes de 1990 y después
de esa fecha. Presumiblemente las condiciones sanitarias y en
particular de salud han tenido una evolución favorable en el tiempo;
debe agregarse otro hecho importante y es que con posterioridad a 1990
los nacimientos provenientes de adolescentes también descendieron
ostensiblemente.
En cuanto a los embarazos experimentados previamente al
nacimiento de hijos es obligado considerar este factor como uno de los
más importantes de la historia reproductiva de las mujeres. De hecho
existe literatura sobre el particular que apunta el primer embarazo
como el de mayor riesgo de mortalidad para el producto de la concepción
en estado fetal o como de nacido vivo (Herrera,
2006). Se tiene que
para el segundo embarazo los riesgos tanto de mortinatos como
mortalidad infantil decrecen y luego se hacen crecientes para los
órdenes superiores, lo que hace que el riesgo de muerte muestre
la clásica forma de U. Es llamativo y quizás algo paradójico que en el
presente caso esta variable no demostró establecer diferencias
importantes en la supervivencia del nacido vivo de cualquier orden.
5. Conclusiones y recomendaciones
Acorde con los objetivos planteados, así como con los
resultados alcanzados y la discusión generada al respecto, se puede
plantear, de manera sintética, que el orden del nacimiento del hijo
constituye un destacado diferencial para la mortalidad de los menores
de 5 años, asimismo la edad de la madre evidencia ser un importante
condicionante para la mortalidad infantil y de menores de 5 años, que
ejerce mayor influencia en los órdenes de nacimientos primero y segundo.
Al parecer, la fecha del parto establece una diferencia
importante en la supervivencia de los hijos, sobre todo para aquellos
nacidos antes de 1990 y luego de esta fecha. Es oportuno tomar en
cuenta que un lapso de aproximadamente 20 años o más puede condicionar
una evolución favorable de los servicios de salud materno-infantil en
el sentido de nivel y acceso, y de hecho establecer progresos en
materia de mortalidad, aunque también el traslado de las madres a
destinos con mayores oportunidades puede haber acelerado dicho
progreso.
Los embarazos previos al orden considerado de nacido vivo no
han mostrado ser una variable diferenciadora en la supervivencia de los
menores de 5 años. En esencia, la frecuencia de embarazos de órdenes
superior a tres es escasa comparativamente con los precedentes, por lo
que la paridez elevada es un hecho raro y quizás esto explique la pobre
influencia de este aspecto de la historia genésica previa de las madres
sobre la supervivencia infantil y de menores de 5 años.
Se plantea que la inmigración, si precedió al nacimiento del
hijo, pero, al arribo de la mujer al lugar de destino, esta no recibió
los beneficios médicos y socioeconómicos necesarios, particularmente en
el período cercano al asentamiento en Baja California, puede influir en
la supervivencia de los infantes. De ello se presentan evidencias en
este trabajo, que no obstante no pueden ser tomadas concluyentemente
por el escaso sustento estadístico que fue posible obtener al respecto,
por lo que se recomienda profundizar más sobre este aspecto en otras
investigaciones, debido a la trascendencia del mismo.
Las afectaciones por edad de la madre son claramente
diferenciales de acuerdo al estatus migratorio de las residentes en la
entidad, incluso se hacen más agudas en las que llevan menos de cinco
años como residentes de Baja California, lo que refuerza el argumento
de que los factores socioculturales asociados a las mujeres muy jóvenes
ejercen mayor influencia sobre la mortalidad infantil que otro de tipo
biológico, como la edad al parto (Hernández-Bringas
y Jiménez-Omelas,
1991).
Como posibles recomendaciones, se puede considerar el
desarrollar investigaciones que continúen profundizando en los
condicionantes biológicos que afectan a los hijos de madres de esta
región, ello vinculado a aspectos sociodemográficos y médicos que
pueden incidir en la mortalidad en la infancia.
Entre los sociodemográficos, se puede destacar el nivel
educacional y la inserción en la actividad laboral de las madres. El
nivel educacional es uno de los aspectos que tiene generalmente una
fuerte incidencia en los fenómenos sociodemográficos, de lo que la M.I.
no escapa. Así, se manifiesta una relación inversa entre la
escolaridad de las madres y la muerte de sus hijos menores de un año.
Ello se condiciona porque las mujeres, al ser más educadas, deben tener
un mayor poder de decisión en el hogar, en relación con el cuidado de
sus hijos, sobre las medidas de salud, higiene y nutrición que brindan
a los infantes (Cadwell, 1979).
El trabajo extradoméstico se ha asociado a la M.I., aunque
no existe un consenso acerca del sentido de la relación al respecto,
pues mientras algunos autores plantean que las madres que se dedica a
las labores del hogar pueden dedicar más tiempo al cuidado de los
niños, otros hacen referencia a la calidad de la atención, a lo que
contribuyen los mayores ingresos con que cuentan para la crianza de los
hijos las madres que trabajan fuera del hogar.
Nuevos estudios sobre las causas de muerte infantil acorde
con la transición epidemiológica que se experimenta indican que los
niveles de mortalidad infantil se relacionan con la estructura por edad
y las causas de muerte; así, cuando la tasa de mortalidad infantil
(TMI) es elevada, predominan las defunciones infantiles tardías que
tienen como causas factores exógenos (infecciones, desnutrición, etc.),
por el contrario, cuando dicho indicador baja, se hace más importante
cuantitativamente la llamada mortalidad neonatal, cuyas causas
principales son las de tipo endógeno, o sea, las anomalías congénitas y
las perinatales (Taucher y
Jofré, 1999).
Sobre los aspectos médicos, resulta relevante para la salud
en los primeros años de vida la atención médica que reciben las madres
durante el proceso del embarazo, el parto y el puerperio, así como las
revisiones, aplicación de tratamientos o medicamentos, lo cual parece
ser diferencial según las características socioeconómicas y
demográficas de las madres.
A pesar de la importancia que se otorga a la salud en la
infancia, en la actualidad, a nivel mundial, al ser señalada la
reducción de la mortalidad de niños entre los que también se considera
a los de edad preescolar como uno de los diez objetivos de desarrollo
del milenio, puede existir la consideración de que esto es
difícil de cumplir en algunos contextos regionales, pues es una meta
dura para las políticas de salud. Existen nichos para la reducción de
la mortalidad en el primer año de vida, puesto que es una problemática
especialmente incidente en grupos poblacionales afectados por
situaciones de vulnerabilidad socioeconómica y cultural, como ya se ha
señalado, entre los que se pueden encontrar las adolescentes y las
mujeres inmigrantes, ello en el contexto fronterizo, como puede ser el
bajacaliforniano, lo que permite recomendar el desarrollo de
investigaciones que aborden las trascendentes problemáticas referidas.
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