La
mortalidad infantil en Santa Fe, Argentina (2007-2011). Un aporte al
monitoreo de los derechos de los niños
Infant mortality in Santa Fe, Argentina (2007-2011). A
contribution to monitoring children’s rights
Ana
Cecilia Augsburger1, Sandra Silvana Gerlero2, Ernesto Taboada3,
Cecilia Beatriz Moyano4, Silvina Galende5 y María Celeste Nessier6
RESUMEN: La mortalidad infantil
en Santa Fe tuvo un comportamiento similar al de Argentina, acompañando
el descenso que se presentó para el país, aunque siempre con valores
inferiores al indicador nacional. Pese a ello, mereció particular
preocupación la elevada proporción de defunciones cuyas causas se
consideran reducibles con valores históricos superiores al 50%.
El establecimiento de las metas internacionales conocidas como
Objetivos de Desarrollo del Milenio, que bregó por la protección de los
derechos de la niñez, contó con la ratificación nacional al tiempo que
la provincia se comprometió con estos fijándolos como política
socio-sanitaria estratégica. El estudio construyó el perfil de la
mortalidad infantil de la provincia de Santa Fe durante el quinquenio
2007-2011. Se realizó un estudio epidemiológico descriptivo y
transversal. La población incluyó las defunciones en menores de un año
del período estudiado. Se analizó su distribución según la edad al
morir, peso al nacer y lugar de ocurrencia, causas de muerte y
criterios de reducibilidad. Ocurrieron 2.904 muertes de niños,
obteniendo una tasa del 10,9‰, que mantuvo el comportamiento
descendente previo. Las muertes neonatales duplicaron la mortalidad
posneonatal y se concentraron en la primera semana de vida. Las causas
más frecuentes estuvieron asociadas a los problemas perinatales. El
mayor riesgo de morir fue para los niños de menos de 1.000 gramos o
inmadurez extrema. El 60% de los eventos podría haberse evitado. La
persistencia de muertes consideradas reducibles debería estimular para
incentivar estrategias de intervenciones sociales y sanitarias más
equitativas y de protección de la infancia.
Palabras Clave: mortalidad
infantil, condiciones de salud, causas de muerte, derechos de la niñez,
salud pública, Argentina
ABSTRACT: Infant mortality in
Santa Fe had a similar pattern as Argentina’s, accompanying the decline
that was registered in the country, but always with values below the
national indicator. Nevertheless, the high proportion of deaths whose
causes are considered avoidable deserved particular attention, with
historical values of over 50%. The establishment of international
targets known as Millennium Development Goals, which struggled for the
protection of the child rights, counted with national ratification
while the province committed to these goals, setting them as social and
sanitary strategic policy. The study depicted the profile of infant
mortality in the province of Santa Fe during the quinquennium
2007-2011. A descriptive and cross-sectional epidemiological study was
conducted. The population included deaths in children under one year of
age during the considered period. Death distribution was analyzed, by
age at death, birth weight and place of occurrence, causes of death,
and reducibility criteria. 2,904 deaths of children occurred, a rate of
10.9%, which maintained the previous descending trend. Neonatal deaths
doubled the post-neonatal death rate, and were concentrated on the
first week of life. The most frequent causes are associated with
perinatal problems. Children under 1,000 grams or extreme immaturity
registered the highest death risk. 60% of the events could have been
avoided. The persistence of deaths considered avoidable should
encourage the adoption of more equitable health and social
interventions and child protection strategies.
Keywords: infant mortality,
health conditions, cause of death, children's rights, health public,
Argentina
Fecha de
recibido: 31
octubre 2014 Fecha de
aprobado: 20 marzo
2015
Fecha
de corregido: 06
febrero del 2015
1. Introducción
La Convención sobre los Derechos del Niño (
Naciones Unidas, 1989)
asumió el reconocimiento de derechos promulgados por Naciones Unidas en
1959 en la Declaración de los Derechos del Niño; así se constituye como
norma jurídica internacional de la defensa de los derechos de la niñez
7 y adolescencia y convierte a estos
grupos etarios en sujetos de derecho. En su Artículo 24, este documento
de la Convención, incitó la adopción de medidas apropiadas que
permitieran reducir la mortalidad infantil. Además, dicha convención
significó un hito que colocó en el centro de la escena la preocupación
por los derechos en la infancia; a partir de ella, se desarrolló una
larga lucha por la afirmación y promoción de estos derechos (
Santillán
Pizarro y Rojas Cabrera, 2011;
Bustelo-Graffigna, 2012).
La Conferencia Internacional sobre Población y Desarrollo de 1994
adoptó un programa de acción para los siguientes veinte años. Entre sus
metas en el área de salud, estableció la reducción a menos del 35 por
1.000 nacidos vivos de la tasa de mortalidad infantil (
Naciones Unidas,
1995).
En el año 2000, se celebró la Cumbre del Milenio (
Naciones Unidas,
2000), que profundizó el compromiso internacional encaminado a
resolver
problemas concretos y urgentes de las poblaciones más desfavorecidas a
través de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), que fijaron
metas para el año 2015. La inquietud sobre la salud y las condiciones
de vida de los niños ocupó un lugar central: se plasmó proponiendo
reducir la mortalidad de los niños menores de 5 años en dos terceras
partes respecto a 1990 (4º ODM). En esta misma línea, en el marco de la
Sesión Especial a Favor de la Infancia celebrada en el año 2002 -doce
años después de la Cumbre Mundial a favor de la Infancia- los países
reafirmaron sus compromisos establecidos a través del plan de Acción
“Un Mundo apropiado para los niños y las niñas”, con el fin de promover
una vida sana en la infancia (UNICEF por sus siglas en inglés de United
Nations Children's Fund
[UNICEF], 2002).
Como señala el Informe del
Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) en Argentina, la
defunción de un niño impacta negativamente desde todo punto de vista
sobre su familia y sobre la comunidad, y constituye una seria
limitación al ejercicio de sus derechos, particularmente en relación
con la vida y el desarrollo saludable (
Ministerio de Salud
de la Nación
y UNICEF, 2009).
Argentina mantuvo un descenso sostenido de la mortalidad infantil. En
1990, año en que se ratificó la Convención sobre los Derechos del Niño,
presentó una tasa de mortalidad infantil de 26 por mil nacidos vivos y
llegó a 10,9 por mil nacidos vivos en el año 2011. Según los criterios
internacionales de clasificación de la mortalidad infantil, el país
tenía una “tasa baja” por ser menor a 20 por mil; dicha tasa en el año
2007 alcanzó un valor de 13,3 ‰. Sin embargo, una caracterización más
pormenorizada del comportamiento de la mortalidad infantil permitió
describirlo como un “patrón de transición”, porque, pese al descenso
sostenido, persistían las causas de muertes consideradas reducibles. En
ese año 2007, estas muertes representaron más de la mitad del total,
alcanzando al 56% de las muertes neonatales y posneonatales (
Ministerio
de Salud Presidencia Nación y Organización Panamericana de la Salud
[OPS], 2012).
En el caso de la provincia de Santa Fe
8, la
mortalidad infantil tuvo un comportamiento similar al nacional,
acompañando el descenso que se presentó para Argentina, aunque siempre
con valores inferiores al indicador del país. En 1990 la tasa
provincial de la mortalidad infantil fue de 28,3‰; y, en el 2007, que
inicia el quinquenio en estudio, asumió un valor de 11,6‰, mostrando
una reducción cercana al 60% en casi dos décadas (
Provincia de Santa
Fe, Ministerio de Salud de la Nación, 2012).
En Santa Fe, al igual que en el país, mereció particular preocupación
la elevada proporción de defunciones cuyas causas se consideraron
reducibles, ya que, conforme la información oficial disponible,
representaron el 54,1% del total de las muertes en el inicio del
período bajo observación. Por esta razón, la provincia asumió el
compromiso, al interior de su territorio, de avanzar y profundizar en
la reducción de la mortalidad infantil. Durante el 2008, se aprobó el
Convenio Marco de Cooperación Internacional entre el Gobierno de Santa
Fe y el representante nacional del Sistema de Naciones Unidas con el
objeto de adoptar los ODM como plan estratégico de gobierno (
Ministerio
de Gobierno de la provincia de Santa Fe y Reforma del Estado, 2008).
A esta tarea abona la iniciativa de la Universidad Nacional del Litoral
(Santa Fe) al crear el Observatorio de Mortalidad Infantil en
Argentina, desde el 2010, con el propósito de brindar información que
permita orientar las decisiones de políticas destinadas a mejorar las
condiciones de salud de los niños y bregar por la protección de la vida
como derecho inalienable. Esta entidad pondera la adecuación de la meta
nacional de los ODM a las 24 provincias del país (
Facultad Bioquímica y
Ciencias Biológicas, Universidad Nacional del Litoral, s.f.).
El examen detallado del perfil que adquiere la mortalidad infantil es
vital para monitorear el cumplimiento de las metas propuestas para el
año 2015, y debería contemplar especialmente la disminución de las
defunciones consideradas reducibles como paso indispensable para velar
por el derecho a la vida y a la salud de estos niños, cuya muerte
temprana vulnera los derechos instituidos. De este modo, y atento a lo
expuesto, el trabajo que se presenta se propuso caracterizar el perfil
de la mortalidad infantil durante el quinquenio 2007-2011 en la
provincia de Santa Fe (Argentina).
2. Materiales y Métodos
Se diseñó un estudio epidemiológico de carácter descriptivo y
transversal con el objeto de analizar el comportamiento de la
mortalidad infantil en Santa Fe (Argentina) para el quinquenio
2007–2011. La población en estudio comprendió la totalidad de las
muertes de niños menores de un año, registradas durante el período
2007-2011, cuyas madres residían en las localidades comprendidas en el
territorio de la provincia de Santa Fe.
Como fuente de información se utilizaron datos secundarios en base a
las estadísticas de natalidad y mortalidad infantil elaboradas por la
Dirección Provincial de Estadística del Ministerio de Salud y Medio
Ambiente de la provincia de Santa Fe. Para el análisis de los eventos
de muerte se adoptó la definición de mortalidad infantil y sus
componentes propuestos por el Ministerio de Salud de la Nación
Argentina según pautas de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
En primer lugar, se calculó la tasa de mortalidad infantil (su cómputo
representa el número de defunciones de niños menores de un año en un
período determinado por cada 1,000 nacidos vivos en el mismo período).
Este cálculo se realizó desde 1990 para contrastar la situación
provincial frente a las metas internacionales.
Seguidamente, se realizó la proyección del indicador para 2015,
empleando el coeficiente de regresión del período 1990-2011,
considerando que la tendencia registrada por la tasa durante ese
período se prolongaría hasta 2015. Se aplicó un modelo de regresión
logarítmica. Se comparó el nivel de mortalidad infantil estimado para
el 2015 con el que debería obtenerse para el cumplimiento de los
compromisos asumidos. En función de la meta establecida en el marco de
los ODM, este último se calculó aplicando una reducción del 66,7% a la
tasa observada en 1990.
Luego, atendiendo al momento en que se produce la muerte, los eventos
fueron desagregados en: neonatal (hasta los 28 días), contemplando la
mortalidad neonatal precoz (hasta los 7 días) y tardía (8 a hasta los
27 días); y, posneonatal (28 días a 11 meses menos de un año).
También se contempló describir las muertes conforme su lugar de
ocurrencia.
Posteriormente, se clasificó la mortalidad infantil según peso al
nacer. Para ello se tuvieron en cuenta tres grandes grupos: inmadurez
extrema, menos de 1.000 gramos; bajo peso al nacer (BPN), de 1.000 a
2.499 gramos; y, por último, de peso normal, de 2.500 gramos y más.
Finalmente, las muertes se analizaron de acuerdo a la causa y al
criterio de reducibilidad. La descripción de las causas de muerte se
realizó teniendo en cuenta la causa básica que desencadenó el evento en
el niño menor de un año y su clasificación siguió los criterios fijados
por la Clasificación Estadística Internacional de Enfermedades y
problemas relacionados con la salud – Décima Revisión (CIE 10) (
OPS,
1995). Para la distinción de las muertes juzgadas reducibles se
utilizó
el listado de criterios de reducibilidad elaborado por el Ministerio de
Salud, Presidencia de la Nación, conforme la revisión del taller de
expertos en el 2011 (
Ministerio de Salud
Presidencia de la Nación y
Sociedad Argentina de Pediatría [SAP], 2012).
La denominación de muerte reducible, utilizada por el Ministerio de
Salud en Argentina desde el año 1996, comprende a todas las defunciones
cuya frecuencia podría disminuirse en función del conocimiento
científico actual y por distintas acciones desarrolladas
fundamentalmente a través de los servicios de salud. Para cada uno de
los componentes de la mortalidad infantil según edad del fallecimiento
se distinguieron los grupos de:
“causas
reducibles”, “difícilmente reducibles” -que incluye las
defunciones que en la actualidad no son reducibles- y “causas
desconocidas o mal definidas”, y “no clasificables” -incluye aquellas
enfermedades raras de difícil interpretación así como los diagnósticos
insuficientes-.
En cuanto a las consideraciones éticas, este estudio fue aprobado por
el Comité Provincial de Bioética del Ministerio de Salud de Santa Fe, a
través del registro provincial Nº 258 con fecha de notificación del 13
de diciembre de 2013. Empleó información producida por organismos
nacionales y provinciales y no implicó el tratamiento de pacientes, ni
revisión de historias clínicas ni certificados de defunción. Los datos
relativos a la identidad de los participantes fueron resguardados
siguiendo pautas regulatorias para la protección de datos personales
vigentes en las normativas éticas internacionales y la legislación
nacional vinculada con estudios científico-académicos en el área de
salud.
3. Resultados
3.1. La tendencia
de la mortalidad infantil y las Metas del Milenio
En la provincia de Santa Fe, la tasa de mortalidad infantil para el año
1990 fue 28,3‰ nacidos vivos. Entre los años 1990 y 2011, el indicador
presentó un comportamiento descendente; la reducción en dicho período
fue aproximadamente del 60% (Figura 1).
.
Conforme a los valores observados de la tasa para esos años, se estimó
que de mantenerse la tendencia analizada la mortalidad infantil será de
9,5‰ en el 2015. Este valor es muy cercano al 9,4‰ que daría cuenta de
la meta propuesta por el 4º ODM: dos tercios, o 66,7% menor, que el
valor de 1990.
3.2. La tasa de
mortalidad infantil y su caracterización según el lugar de ocurrencia y
la edad al morir
En el período que comprendió el estudio, 2007-2011, se produjeron
267.014 nacimientos y un total de 2.904 muertes de niños antes de
cumplir el año de vida. La información epidemiológica producida para el
quinquenio refirió una tasa de mortalidad infantil en la provincia de
Santa Fe de 10,9 ‰.
La distribución de las defunciones en la provincia, según edad al
morir, dio cuenta que las muertes se produjeron principalmente durante
el primer mes de vida. Mientras la mortalidad neonatal representó el
68,1% (1.977) de los eventos, la mortalidad posneonatal reunió al 31,9%
(927).
La tasa de mortalidad infantil se compuso de 7,4‰ para la mortalidad
neonatal y 3,5‰ para la posneonatal. De este modo, la primera duplicó
la mortalidad ocurrida posterior a los 28 días de vida.
En la provincia de Santa Fe, 75,5% (1.492) de la mortalidad neonatal
ocurrió durante los primeros 7 días de vida y 24,5% (485) restante
antes de cumplir el mes. Atendiendo a la totalidad de los eventos de
muerte durante el período estudiado, el peso de la mortalidad neonatal
precoz representó el 51,4% de los eventos ocurridos en la provincia.
La información elaborada confirmó la alta cobertura sanitaria de la
asistencia al parto, ya que el 99% (264.426) de los nacimientos
tuvieron lugar en instituciones de salud. La mayor proporción de esos
nacimientos ocurrió en instituciones sanitarias privadas, que sumaron
51,4% (137.328) de los partos, mientras que el subsector público
acumuló 47,6% (127.098). Sólo 1% (2.588) de los niños nacieron en el
domicilio u otros ámbitos.
Asimismo, la mayoría de los eventos de muerte de la población en
estudio sucedieron en los servicios de salud. De las 2.904 muertes
infantiles, 89,6% (2.602) tuvieron lugar en instituciones sanitarias.
No obstante, en la distribución entre efectores públicos y privados la
relación se invierte respecto de los nacimientos. Del total de las
defunciones, el 52,1% (1.512) ocurrieron en el sector público, mientras
que 37,5% (1.090) ocurrieron en el privado. Los eventos de muerte
ocurridos fuera de las instituciones sanitarias o sitios ignorados
llegaron a 10,4% (302); de ellos 240 ocurrieron en domicilio, 55 en
otros lugares y 7 en sitios sin consignar en el registro.
3.3. La mortalidad
infantil contemplando el peso al nacer
La distribución de la mortalidad según el peso al nacer mostró que: el
26,2% (760) de los niños fallecidos presentaron inmadurez extrema;
33,1% (962) de los niños tuvo bajo peso al nacer; y, 34,6% (1.006), la
más alta proporción, correspondió a niños con peso normal, mayor a
2.500 gramos. La información disponible identificó 176 eventos (6,1%)
donde no se halló consignado el peso al nacer.
Las tasas específicas de mortalidad conforme el peso al nacer
permitieron observar el riesgo que representó esta condición para la
sobrevida de los niños. Para los niños nacidos con inmadurez extrema,
la tasa ascendió a 586 ‰ (760/1.297); cuando el peso estuvo entre los
1.000 y los 2.499 gramos (BPN), esta alcanzó el valor de 52,3‰
(962/18.403). En cambio, descendió a 4,1‰ (1.006/244.543) para los
niños nacidos con peso igual o superior a 2.500 gramos. Dichas tasas
reflejaron que la posibilidad de sobrevida está ligada de manera
directa al peso del niño al momento del nacimiento.
3.4. La mortalidad
infantil según las causas de muerte
El análisis de la estructura de causas de muerte infantil en la
provincia de Santa Fe durante el quinquenio, mostró que para los
eventos neonatales el mayor impacto estuvo asociado a las
afecciones originadas en el período
perinatal (71,1%; 1.405). Las mismas estuvieron vinculadas
principalmente a los
trastornos
respiratorios (36,2%; 509) y
trastornos
relacionados con gestación corta y bajo peso al nacer (20,1%;
283); en menor proporción, también hicieron aportes la
sepsis bacteriana del recién nacido
(13%; 183), los
trastornos del
sistema circulatorio (5,7%; 80) y las
demás afecciones perinatales
(24,9%; 350).
Las malformaciones
congénitas (26,3%; 519), las
causas
no clasificadas en otra parte9
(1,4%; 27) y
todas las demás causas10 (1,3%; 26) contribuyeron en menor medida
a la mortalidad en este componente (Figura 2).
Para los eventos posneonatales, las
malformaciones
congénitas (22,1%; 205) constituyeron la causa de muerte de
mayor participación. Entre ellas, las relacionadas al
sistema circulatorio (45,4%; 93) se
destacaron por su frecuencia. Otros problemas que impactaron en este
componente fueron los
trastornos
respiratorios (15,1%; 140), las
afecciones originadas en el período
perinatal (12,5%; 116), las
causas
no clasificadas en otra parte (13,8%; 128), el
síndrome de muerte súbita infantil
(9,5 %; 88) y
todas las demás causas
(17,8%; 165) (Figura 2).
3.4. La mortalidad
infantil reducible
En el quinquenio estudiado, el análisis de las causas de muerte según
criterios de reducibilidad permitió observar el predominio de los
eventos que podrían evitarse con intervenciones sanitarias oportunas
(60%; 1.750) (Figura 3). De acuerdo a estos criterios, seis de cada
diez muertes ocurridas en el período neonatal se habrían evitado
mediante la implementación de determinadas acciones vinculadas con el
proceso de atención de la mujer durante
el embarazo, del feto y del niño recién nacido.
Aproximadamente la mitad de estas muertes neonatales reducibles se
clasificaron como pasibles de
intervenciones
en el período perinatal. Un cuarto de las defunciones neonatales
no pudieron evitarse ni con el conocimiento científico actual ni con
acciones desarrolladas a través de los servicios de salud. Cabe señalar
que el porcentaje de
causas mal
definidas, que no superó el 1%, presentó un valor indicativo de
la aceptable calidad del llenado del certificado de la defunción
neonatal (Cuadro 1).
En el período posneonatal, se observó también el predominio de aquellas
causas de muertes clasificadas como
reducibles
(57,5%; 533); sin embargo, la acumulación de este grupo recayó en la
categoría
“reducibles por prevención
y tratamiento” (49,2%; 262). Las
causas difícilmente reducibles
(17,6%; 163) tuvieron un impacto menor que en el grupo de las
neonatales. Asimismo, merece especial atención el porcentaje de causas
clasificadas como
mal definidas (17%;
158), el cual estaría señalando una disminución en la calidad del
registro del certificado de defunción para este grupo (Cuadro 2).
4. Discusión
En coincidencia con lo señalado por organizaciones e investigadores en
el país, la provincia estudiada se hallaba en una condición favorable
respecto de la tasa promedio nacional y de las tasas de otras
provincias del territorio nacional. El informe oficial de UNICEF
(
UNICEF y Sociedad
Argentina de Pediatría, 2013), que analiza el
comportamiento de la tasa de mortalidad infantil en las distintas
jurisdicciones del país en el período 2006-2010, y lo compara en
relación con la media nacional, observa que existe una marcada
variabilidad de este indicador entre las provincias. Santa Fe es una de
las tres jurisdicciones, junto a Ciudad Autónoma de Buenos Aires y
Neuquén, que presentaron los tres indicadores con valores muy por
debajo de la media nacional. En dirección similar, los responsables del
Observatorio de Mortalidad Infantil de la Universidad Nacional de
Litoral en Santa Fe (
Facultad
Bioquímica y Ciencias Biológicas,
Universidad Nacional del Litoral, s.f.) afirman que el
comportamiento
de este indicador, y de sus componentes, presenta una situación
positiva al compararla con otras jurisdicciones del país. Los hallazgos
confirman la situación relativamente ventajosa de la provincia de Santa
Fe en el contexto de Argentina.
Como señalan otros estudios, el descenso de la tasa de mortalidad
infantil no se ha producido de manera pareja entre sus componentes. La
participación de la mortalidad neonatal en la mortalidad infantil se ha
incrementado paulatinamente, como resultado de la reducción más
acentuada de la mortalidad posneonatal (
Bossio y Arias, 2001;
Buchbinder, 2008). De manera
coincidente con los hallazgos de
diferentes investigaciones, en Santa Fe la mortalidad neonatal
representó el principal componente de las muertes infantiles, con más
de dos tercios del total de las muertes, y su tasa duplicó a la tasa de
mortalidad posneonatal (
Augsburger,
Gerlero, Galende, y Moyano, 2009 y
2013;
Ministerio de
Salud de la provincia de Santa Fe, 2013). La
literatura contribuye a destacar que los factores que impactan en cada
momento para ambos elementos son de naturaleza cualitativamente
distinta. La mortalidad neonatal, con una tendencia más lenta en el
descenso, se vincula con factores sobre todo ligados a la asistencia
del embarazo y el parto, mientras que la reducción de los eventos en el
período posneonatal se vincula más fuertemente con mejoras en las
condiciones de saneamiento básico y en las condiciones generales de
vida (
Lansky, França
y Leal, 2002).
Tanto la mayor acumulación de eventos en el período neonatal, cuanto la
alta proporción de ellos que son considerados pasibles de reducción,
constituyen elementos indicativos de la necesidad de establecer
acciones sanitarias inmediatas que contribuyan a incrementar y mejorar
el cuidado materno durante la gestación, el parto y los momentos de
inicio de la vida del neonato. Otros estudios en Argentina y en Brasil
han identificado en el análisis de muertes neonatales deficiencias
importantes en la cobertura poblacional, en la precocidad de las
consultas prenatales y en la periodicidad de las mismas. Si se asumen
las muertes neonatales como eventos sanitarios de alarma, también
nombrados centinelas, un análisis pormenorizado de los mismos podría
develar la existencia de debilidades en el proceso de la atención a la
salud del binomio madre-neonato, con vistas a la elaboración y
organización de intervenciones dirigidas a su reducción e integrando
las condiciones y características del sistema sanitario local o
provincial (
Grandi y
Sarrasqueta, 1996;
Carvalho de Oliveira
Pedrosa,
Wanick Sarinho y Albuquerque Rocha Ordonha, 2006).
Habiendo consenso sobre la existencia de una estrecha relación entre el
riesgo de muerte neonatal precoz y el acceso a la calidad de la
asistencia brindada a las gestantes y al recién nacido, tal situación
merece importante atención si se observa la fuerte concentración de
eventos en los primeros siete días (neonatal precoz) dentro de las
muertes neonatales (
Lansky
et al., 2002;
Silva
et al., 2010;
Jacinto, Aquino y
Andrade Motta, 2013). En Santa Fe los eventos de
muerte infantil se produjeron en alta proporción en las instituciones
de salud; mientras los eventos neonatales acumularon el 96%, los
posneonatales representaron un porcentaje menor, 76%. Hay coincidencia
con hallazgos similares a los presentados en el Estudio de las Muertes
de Menores de 5 años en la Argentina (EMMA), realizado de manera
conjunta por UNICEF y el Ministerio de Salud de la Nación, que señalan
que la mortalidad infantil en el primer año de vida concentra un alto
porcentaje de eventos institucionales, 97% de las muertes neonatales y
75%, de las posneonatales (
Ministerio de Salud
de la Nación y UNICEF,
2009).
El hallazgo de que casi un cuarto de estos últimos ocurre por fuera de
los efectores de salud, principalmente defunciones domiciliarias,
merecería una indagación particular respecto a las características que
asumen. Un análisis más detenido sobre esta situación debiera
considerar la posibilidad de que las muertes extrainstitucionales
estuvieran subregistradas. Por contraposición, las muertes neonatales,
con predominancia en la primera semana de vida -que constituyeron casi
la mitad del total de los eventos- pudieron corresponder a neonatos que
permanecieron con asistencia hospitalaria desde el momento de su
nacimiento, contando por tanto con un mejor registro de estos
óbitos.
El comportamiento diferencial de muertes neonatales y posneonatales
podría requerir, asimismo, profundizar su análisis atendiendo a la
accesibilidad a los servicios de salud para ambos grupos. En el
territorio estudiado, y conforme detallan fuentes oficiales, casi la
totalidad de los nacimientos (99%) se produjeron en establecimientos de
salud, siendo muy bajo el porcentaje de partos no institucionalizados
(1%). Sin embargo, esta situación no garantiza la atención prenatal, ni
neonatal oportuna y de calidad.
Además, conforme señala el Ministerio de Salud de la provincia de Santa
Fe, la estructura sanitaria existente para la atención perinatal es
fuertemente heterogénea, con una amplia disparidad entre departamentos
y ciudades (
Ministerio
de Salud provincia de Santa Fe, 2011). De igual
modo, existen diferencias sustanciales en el sistema de salud según las
organizaciones de financiamiento público o privado; el peso del sector
privado se expresa a través de un mayor número de maternidades, así
como de la concentración de tecnologías disponibles (
Ministerio de
Salud provincia de Santa Fe, 2011).
Los hallazgos revelaron que mientras los nacimientos se produjeron en
mayor proporción en establecimientos privados, los eventos de muerte
fueron más frecuentes en establecimientos públicos. Sin embargo, las
características del sistema de salud provincial, compuesto por
diferentes subsectores - público, seguridad social, privado-, con alta
diversidad respecto de la población que agrupan, la cobertura que
brindan, los recursos financieros disponibles para sus usuarios, y con
fuerte fragmentación entre los subsectores y dentro de los mismos, no
permitieron extraer conclusiones sobre tales hallazgos (
Ministerio de
Salud de la Nación, 2004).
En efecto, la evaluación de la calidad de la asistencia brindada a los
niños fallecidos merecería ser profundizada no sólo conforme la fuente
de financiamiento de las organizaciones de los subsectores, sino
también tomando en cuenta (1) la cobertura y las prestaciones que
garantizan, (2) la formación de los profesionales, (3) la
disponibilidad de estructura, (4) el equipamiento, y (5) los procesos
de atención dispensados. Un estudio realizado en Montevideo, Uruguay,
advirtió que habría algunas evidencias de mejor atención en el sector
privado (
Matijasevich,
Barros, Forteza y Diaz-Roselló, 2001); mientras
que Lansky et al. (2014), que evaluaron la asistencia durante la
gestación y al recién nacido a través de la investigación Nacer en
Brasil, enfatizaron la necesidad de cualificar la asistencia brindada
una vez que se garantiza el acceso.
Está probado que el peso al nacer es un excelente indicador de la
cantidad y el tipo de asistencia médica que requerirá el recién nacido,
y es uno de los mejores predictores de la mortalidad infantil. Las
tasas de mortalidad infantil muestran una tendencia a crecer en
relación inversa al peso al nacer, aumentando progresivamente cuando el
peso desciende de 2.500 gramos (
Abeyá-Gilardón,
2001;
Agence
de la
Santé Publique du Canada, 2008). La alta tasa de mortalidad en
neonatos
de muy bajo peso al nacer exhibe la difícil probabilidad de sobrevida
para este grupo de niños. La alta frecuencia de nacimientos de niños de
muy bajo peso, pese a ser clasificadas como muertes difícilmente
reducibles, merecería una profundización de su análisis que
identificara el proceso de cuidado de la mujer en el embarazo para
reconstruir y comprender las condiciones de gestación y nacimiento de
este grupo específico.
Una limitación del estudio estuvo dada a partir de que la información
disponible no permitió la descripción más detallada de los nacimientos
de niños con inmadurez extrema o muy bajo peso conforme a su edad
gestacional, siendo que la bibliografía revisada señala la estrecha
relación entre ambos. Profundizar en este sentido ayudaría a un mejor
conocimiento de esta proporción de niños que aportaron casi la mitad de
los eventos de muerte; y, contribuiría con información valiosa para la
implementación de acciones preventivas que tomaran en cuenta los
nacimientos prematuros evitables (
Lansky et al., 2014).
Al igual que señalan investigaciones en otras regiones de Latinoamérica
(
Santos,
Matijasevich, Gorgot, Valle, y Meneçes, 2014), a pesar del
progreso en los indicadores de mortalidad infantil durante las dos
últimas décadas, los eventos de muerte reducibles continúan aportando
más de la mitad de las defunciones infantiles. Ello debería estimular
para que se adopten estrategias de intervención social y sanitarias
adecuadas para disminuirlas. En tal sentido, un seguimiento exhaustivo
de las mismas, teniendo en cuenta las desigualdades sociales y
sanitarias existentes en el territorio estudiado, aportaría asimismo
información útil para generar acciones compensatorias y de equidad a
los grupos más vulnerables.
5. Conclusiones
El estudio permitió construir el perfil de la mortalidad infantil en la
provincia de Santa Fe para un quinquenio específico. Lo hizo
describiendo aspectos centrales del mismo conforme lugar de ocurrencia,
edad al morir, principales causas de muerte, y peso al nacer, así como
caracterizando las muertes consideradas reducibles y las acciones
sanitarias necesarias para ello.
En el territorio provincial la mortalidad infantil continuó
descendiendo durante el período en estudio. El Ministerio de Salud de
la Provincia de Santa Fe definió, en el quinquenio estudiado, políticas
sanitarias destinadas a mejorar la salud sexual y reproductiva; entre
ellas se destacaron: el fortalecimiento de la estrategia de atención
primaria buscando mayor integración del sistema de salud, la adhesión a
las normas nacionales que incentivan los principios de atención
perinatal a través de las maternidades seguras y centradas en la
familia, y el proceso de regionalización de la atención perinatal,
según el acuerdo establecido por el Consejo Federal de Salud
(
Ministerio de
Salud de la Nación, 2009). Todas estas acciones
orientaron esfuerzos y recursos hacia el logro de garantizar el acceso
a los servicios, mejorar la calidad de atención y disminuir la
mortalidad de la población infantil (
Redondo y Teppaz, 2013).
Los hallazgos del estudio confirmaron el peso de la mortalidad neonatal
dentro de la mortalidad infantil y, en particular, de la mortalidad en
la primera semana de vida, con más de la mitad del total de eventos,
identificando allí un momento vital crítico, que demanda especial
atención. Los períodos neonatal y posneonatal presentaron una
estructura de causas de muerte diferenciada; mientras en el primer mes
de vida prevalecieron las afecciones perinatales, en el período
restante la principal causa fueron las malformaciones congénitas,
siendo estos hallazgos coincidentes con el comportamiento de las causas
a nivel nacional (
Ministerio de Salud
de la Nación, 2012).
Pese al descenso continuado de la tasa de mortalidad infantil en Santa
Fe, el aporte con que participaron las muertes reducibles en el total
de los eventos de muerte continuó siendo significativo. Otros autores
ya han demostrado que las muertes infantiles reducibles reflejan
inequidades en la vida, puesto que se originan tanto en el acceso y uso
de los servicios de salud, como en las condiciones de vida de los niños
y sus familias (
Santillán
Pizarro y Rojas Cabrera, 2011). La alta
proporción de muertes consideradas reducibles, tanto en el período
neonatal como en el posneonatal, reclama un compromiso de desenvolver
estrategias preventivas y asistenciales de manera complementaria que
impacten sobre ella. La utilidad de analizar las muertes infantiles
siguiendo criterios de reducibilidad supone que políticas sociales y
sanitarias que centren su atención en las causas que originan tales
defunciones permitirían una reducción más efectiva.
La adhesión activa del país a los compromisos internacionales en favor
de la vida y la salud de los niños, y la ratificación de la provincia
de Santa Fe de colocar como política estratégica del estado las metas
de los Objetivos del Milenio es suficiente motivo para interpelar las
muertes infantiles que podrían ser evitadas. Como manifiestan Santillan
Pizarro y Rojas Cabrera (2011), si las muertes que ocurren en la
infancia son debido a las malas condiciones en que las personas viven y
a las barreras de acceso a los servicios de salud, representan la
máxima expresión de violación al derecho a la salud y más aún, al
derecho elemental a la vida.
Al igual que observan otros investigadores (
Dezar, Arias y Bossio,
2011) es esperable que la provincia analizada alcance las metas
sanitarias establecidas al inicio del milenio, lo cual revela
intervenciones sociales y sanitarias adecuadas. Con todo, los eventos
de muertes reducibles vulneran el derecho a la vida de los niños
afectados.
La presente investigación observó un valor de la tasa de mortalidad
infantil en el quinquenio 2007 - 2011 que reflejó el promedio del
territorio provincial en estudio. En tanto se trata de un territorio
extenso y con condiciones de desarrollo socio-económico y sanitario
heterogéneas es probable que este valor esté opacando importantes
diferencias internas. Las desigualdades al interior del espacio
provincial merecerían un especial detenimiento, ya que los compromisos
sanitarios asumidos no sólo plantearon la reducción de la mortalidad en
un plazo delimitado, sino además la reducción de la brecha entre
sectores sociales (
Abriata
y Fandiño, 2010). Existe importante caudal
de estudios que demuestran que el desarrollo económico, la
concentración de la riqueza, el deterioro ambiental, las condiciones de
vida deficitarias y la inequidad en la distribución de los servicios de
salud -entre otros- generan riesgos diferenciales frente a la
mortalidad infantil (
Galende,
Augsburger, Gerlero, y Moyano, 2007;
Buchbinder, 2008;
Almeida da Silva y
Szwarcwald, 2012;
Chamizo Garcia y
Behm Ammazzini, 2014). El desenvolvimiento de nuevos estudios que
analizaran y pusieran en evidencia la desigualdad territorial podría
proporcionar información valiosa acerca de dónde y cuáles son los
grupos más vulnerables para la adecuada adopción de políticas sociales,
económicas y sanitaras que garanticen la efectiva protección de los
derechos de los niños.
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Especial en Favor de la Infancia de 2002. Recuperado de
http://www.unicef.org/spanish/specialsession/documentation/documents/A-S27-19-Rev1S-annex.pdf
7. Agradecimientos
El trabajo contó con el apoyo de la Agencia Nacional de Ciencia y
Tecnología del Ministerio Nacional de Ciencia y Tecnología. Fondo para
la Investigación Científica y Tecnológica. (FONCyT) Convocatoria PICT
Bicentenario–2010. Código: PICT-2010-2033, con vigencia del 23/09/2011
al 30/06/2015. Proyecto: “Construcción del perfil epidemiológico de la
mortalidad infantil en la provincia de Santa Fe. Análisis del
quinquenio 2007-2011”.
1
Instituto de la Salud “Juan Lazarte”. Carrera de Post Grado de
Especialización en Epidemiología. ARGENTINA. a
ugsburgerc@yahoo.com.ar
2 Instituto de la Salud “Juan Lazarte”. Carrera
de Post Grado de Especialización en Epidemiología. ARGENTINA.
sandragerlero@gmail.com
3 Instituto de la Salud “Juan Lazarte”. Carrera
de Post Grado de Especialización en Epidemiología. ARGENTINA.
etaboada@intramed.net.ar
4 Instituto de la Salud “Juan Lazarte”. Carrera
de Post Grado de Especialización en Epidemiología. ARGENTINA.
cbmoyano@gmail.com
5 Instituto de la Salud “Juan Lazarte”. Carrera
de Post Grado de Especialización en Epidemiología. ARGENTINA.
s_galende@hotmail.com
6 Instituto de la Salud “Juan Lazarte”. Carrera
de Post Grado de Especialización en Epidemiología. ARGENTINA.
celenessier@yahoo.com.ar
7 Si bien a lo largo del texto se ha utilizado el
genérico “niño/niños”, alude al conjunto de niños y niñas que se
incluyen en el grupo etario del estudio.
8 La provincia de Santa Fe está situada en la
región Centro del país. De acuerdo a la información suministrada por el
Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC, 2010), en el año
2010 contaba con una población de 3.194.537 habitantes, 51,5% mujeres y
48,5% varones. La región está dividida políticamente en 19
departamentos provinciales y 362 localidades heterogéneas tanto en sus
indicadores demográficos cuanto en su desenvolvimiento socio-económico.
9 Las causas no clasificadas en otra parte están
comprendidas en la categoría que incluye los códigos R00-R99 de la
Clasificación Estadística Internacional de Enfermedades y Problemas
Relacionados con la Salud – Décima Revisión (CIE-10) (OPS, 1995).
10 En el grupo todas las demás causas se
incluyeron las enfermedades de la sangre, endocrinas, nutricionales,
infecciosas/parasitarias, tumores, causas externas y de los sistemas
nervioso, digestivo, circulatorio, genitourinario.