Acceso
a la educación en salud y su potencial en la disminución de la
incidencia de diarrea infantil en las poblaciones costeras de Yucatán,
México
Accessing to education in health and its potential in reducing the
impact of diarrhea in children in the coastal village of Yucatan, Mexico
Rubén
Solís1, Benito Salvatierra2,
Austreberta Nazar3
y Arturo Torres4
RESUMEN: Introducción: La educación en salud
o
pláticas en el ámbito
institucional mitiga la incidencia de diarrea infantil. Yucatán es el
estado con las mayores tasas de incidencia de diarreas a nivel
nacional; el impacto de las pláticas, como parte de un programa de
salud, en la incidencia de diarreas ha sido insuficientemente
estudiado.
Objetivo: Analizar
el rol del acceso a las
pláticas
para prevenir la incidencia de diarreas infantiles.
Metodología: Se utilizó el muestreo
de encuestas en 151 hogares, se encontró a 187 niños menores de cinco
años de edad. El estudio se realizó en tres segmentos muestrales de la
zona costera, con diferentes condiciones ambientales: Progreso (puerto
urbano concentrado), Celestún (reserva biosfera, turismo, urbanizada) y
Río Lagartos (turismo, reserva biosfera rural). Se estimó la tasa de
prevalencia lápsica de diarrea, los casos fueron las diarreas ocurridas
en los 15 días inmediatos previos a la encuesta. Se hizo análisis
descriptivos, bivariados, estratificados y la regresión logística
binaria.
Resultados: Se
registró una tasa de prevalencia lápsica de 13.37% (n=25 casos). El
análisis logístico multivariado mostró el impacto protector
significativo de las
pláticas
(
B=-2.105;
RM=0.163; y p= 0.018) con un efecto que equivale a 6.25 veces menos
riesgo de presentar episodios diarreicos.
Conclusión: Las pláticas, como política de
salud, tienen impacto en la disminución de las diarreas; esto sucede en
especial si se llevan a cabo entre los beneficiarios de los programas
sociales.
Palabras Clave: Educación en
salud, políticas de salud, programa de gobierno Oportunidades,
poblaciones costeras, prevalencia lápsica, diarreas infantiles, Golfo
de México, Yucatán, México.
ABSTRACT: Introduction: Health education or
institutional
talks mitigate
infant diarrhea incidence. Among the country, Yucatán is the state with
the highest diarrhea incidence rates; the impact of the
talks, a health program, over
diarrhea incidence is insufficiently studied.
Objective: Analyze the talk access
role in order to prevent infant diarrhea incidence.
Methodology: A sampling survey was
used among 151 household, 187 children under 5 years old were found.
The study was carried out over three sampling segments in the coastal
zone with difference environmental conditions: Progreso (port,
urban-concentrated), Celestún (urban, tourism, biosphere reserve) and
Río Lagartos (rural, tourism, biosphere reserve). Diarrhea lapsic
prevalence rate was estimated, the cases taken into account were
diarrheas occurred 15 days immediate before the survey.
Descriptive, bivariate, stratified analyses and binary logistic
regression were done.
Results:
Diarrhea lapsic prevalence rate was recorded as 13.37% (n= 25 cases).
Multivariate logistic analysis showed the
talks significant protective
impact (B=-2.105; RM=0.163; and p= 0.018) with an effect equivalent to
6.25 times less risk of presenting diarrhea episodes.
Conclusion: The
talks, as a health policy, have
impact over the diarrheas decrease, especially if these are carried out
among the social program beneficiaries.
Keywords: Health education,
health policy, government program Oportunidades, coastal populations,
period prevalence, childhood diarrhea, Gulf of Mexico, Yucatán, Mexico
Fecha
de
recibido: 11
noviembre 2014 Fecha de
aprobado: 20 abril
2015
Fecha
de corregido: 13 marzo del 2015
1. Introducción
De acuerdo con estimaciones de la Organización Panamericana de la Salud
(OPS) en América Latina y el Caribe, 5.1% de las muertes en menores de
cinco años son debidas a diarrea y deshidratación (OPS, 2008). Aunque
en la última década la prevalencia de enfermedades diarreicas agudas ha
disminuido significativamente en México de 13.1% en 2006 a 11.0% en
2012, sigue conservando el segundo lugar entre las causas de muerte
prevenible en niños menores de cinco años (
Ferreira-Guerrero
et al.,
2013).
Estudios como el realizado por Henry, Huttly, Patwary y Aziz (
1990) en
zonas rurales de Bangladesh demuestran que, en términos del impacto a
la salud, son igual de importantes los usos y cuidados que las personas
tienen sobre el agua de consumo que la contaminación misma del recurso;
es decir, no basta con tener una distribución de agua entubada de buena
calidad, ya que los usos y tratamientos que las personas tengan sobre
este recurso en sus hogares podría potenciar los riesgos a su salud. En
este sentido el acceso a la educación en salud (
pláticas) juega un papel importante
en la transmisión de los conocimientos necesarios para un manejo
adecuado del recurso.
Ante este panorama, es importante resaltar que las medidas que se toman
para enfrentar la enfermedad se basan en las políticas sanitarias, que
expresan -entre otras cosas- la manera en que el Estado intenta dar
respuesta a los problemas de salud y enfermedad, así como las
correlaciones de fuerzas de las clases sociales dentro de un
determinado sistema político (
Ulate y Keijzer, 1985).
El acceso
desigual a las políticas sanitarias no es único de México, Bhutta
et al. (
2013) llevaron a cabo
una
evaluación de las estrategias que los gobiernos de Pakistán, Bangladesh
y Etiopía han realizado para mitigar la morbimortalidad por diarrea y
neumonía en los menores de cinco años; en dicho estudio establecen que
una limitación importante para que estas estrategias tengan un mayor
impacto es el poco énfasis en la reducción de las desigualdades entre
la población, que se ven reflejadas en una discrepancia en la provisión
de los servicios de salud.
Lo anterior explica en parte por qué a pesar de que durante más de 40
años la educación en salud, que llamaremos
pláticas, se ha llevado a cabo en
México, los efectos de la misma no han sido los esperados (
Keijzer,
2005), tanto así que el estudio más reciente sobre incidencia de
diarreas en menores de cinco años en México resalta como una de las
principales acciones a tomar reforzar prácticas adecuadas de
diagnóstico y tratamiento de las enfermedades diarreicas
(
Ferreira-Guerrero
et al.,
2013). A esto se le suman los serios problemas de incidencia de
diarrea
que aún se presentan en México, sobre todo en las zonas rurales y
urbano marginales donde aún es alta, a pesar de las constantes campañas
de manejo del agua para consumo emitidas por parte de la Secretaría de
Salud.
En este contexto, debido a sus condiciones climáticas y a la gran
población rural con que cuenta, Yucatán es uno de los estados del país
que presenta mayores casos de episodios de diarrea anualmente. Estos
casos están asociados con el agua (
Vázquez y Zapata, 1992),
reportándose un incremento de 4% en la proporción de niños y niñas con
episodios de diarrea entre el 2006 y el 2012 (
Ferreira-Guerrero
et al., 2013); de este
porcentaje, las poblaciones localizadas en la franja costera
presentan mayor vulnerabilidad (
Alonso
y Acosta, 2003). Por esto, el
presente estudio tiene como objetivo analizar si el acceso a la
información en salud o pláticas sobre el manejo del agua y medidas
preventivas para evitar diarreas en las personas menores de cinco años
está contribuyendo a la reducción de la incidencia de diarrea infantil
de las comunidades costeras de Yucatán.
1.1. Educación
para la salud
La Educación para la Salud fue definida en la 36ª Asamblea Mundial de
la Salud celebrada en ALMA-ATA en 1983 como:
cualquier combinación de actividades
de información y educación que lleva a una situación en la que la gente
desee estar sana, sepa cómo alcanzar la salud, haga lo que pueda
individual y colectivamente para mantener la salud y busque ayuda
cuando lo necesite (
Casero, 2008, p. 49).
En el caso de México, la Ley General de Salud, publicada en febrero de
1984, establece que la educación para la salud tiene por objeto:
fomentar en la población el desarrollo
de actitudes y conductas que le permitan participar en la prevención de
enfermedades y accidentes, proporcionar conocimientos sobre las causas
de las enfermedades y de los daños provocados por el ambiente, orientar
a la población sobre diversas materias como: nutrición, salud mental,
bucal, educación sexual, planificación familiar, riesgos de la
automedicación, prevención de la farmacodependencia, uso adecuado de
los servicios de salud, prevención de accidentes, prevención y
rehabilitación de la invalidez y detección oportuna de enfermedades
(
Ulate y Keijzer,
1985, p. 173).
Sin embargo, en la realidad la situación de las comunidades rurales del
país respecto al acceso a la educación para la salud difiere de lo
planteado institucionalmente.
En el caso de Yucatán, es importante puntualizar que los altos índices
de diarrea persisten, a pesar de que cerca del 92.0% de las viviendas
en el estado (según datos oficiales) cuenta con agua entubada y recibe
información por parte de la Secretaría de Salud desde 1995 sobre la
higiene y el manejo adecuado del agua para consumo a través de los
Programas de Prevención y Control de Enfermedades Diarreicas
(
Secretaría de Salud, 2012).
Lo anterior indica que hay varios factores
que no se están tomando en cuenta en el análisis de esta problemática,
en la cual se ven implicados tanto aspectos directamente relacionados
con los programas de educación emitidos por el sector salud (como el
verdadero acceso que tienen las familias costeras a esta información,
el contenido y las formas como dicha información es transmitida a la
población) como aspectos de otra índole (como las diferencias que
podrían existir entre diversos contextos, las condiciones
socioeconómicas de las familias, la jefatura familiar, el conocimiento
sobre la calidad del agua y el manejo doméstico de la misma) (
Alonso y
Acosta, 2003).
2. Área de Estudio
El estudio se realizó en las comunidades de Río Lagartos, Celestún y
Puerto Progreso, localizadas en la zona costera de Yucatán, Golfo de
México y representativas de diferente características socioambientales
de la región (Figura 1). De estas tres poblaciones, Progreso es
considerada la única zona urbana de la costa yucateca con un total de
53,958 habitantes y 14,348 hogares, mientras que Celestún y Río
Lagartos son comunidades rurales; la primera tiene un total de 6,831
habitantes y 1,808 hogares y la segunda, una población total de 3,438
habitantes.
Es importante resaltar que la población costera de Yucatán es
primordialmente mestiza, carente del dominio de algún idioma autóctono.
Se ha poblado como producto de las constantes migraciones de diferentes
partes del país (Instituto Nacional de Estadística Geografía e
Informática [INEGI], 2010).
Se realizó la
Encuesta sobre la
incidencia de periodo de diarreas infantiles, agua y educación para la
salud (
EIDI, 2014), un estudio
transversal con base en el
muestreo aleatorio simple de encuestas domiciliarias (
Hernández, 2007).
La unidad de análisis fueron los hogares de las comunidades costeras de
Progreso, Celestún y Río Lagartos. En cada asentamiento se
seleccionaron las Áreas Geoestadísticas Básicas (AGEB) (
INEGI, 2010).
En cada AGEB seleccionada, primero se hicieron censos casa por casa;
con base en estos, se realizó una selección aleatoria de un sub
segmento de hogares. La unidad de análisis o espacio muestral fue las
viviendas, y la unidad de observación o de medición de las variables
fue todos sus miembros, en especial las personas menores de cinco años
de edad.
La efectividad de la encuesta se comprobó con pruebas pilotos
realizadas en comunidades con condiciones similares a las elegidas para
el estudio. Dicha encuesta se aplicó a los jefes o jefas de la familia.
En caso de que en el hogar hubiera niños o niñas menores de cinco años
de edad, se les aplicaban las preguntas para detectar casos de
enfermedades diarreicas agudas (EDA) en el momento de la entrevista
(casos incidentes) o en el lapso de los últimos quince días previos
(casos prevalentes del periodo) a la misma. Con base en dicha
información se estimó la prevalencia lápsica (incidencia en el periodo)
de diarrea en las personas menores de cinco años.
Se estimó el número de encuestas con base en el muestreo aleatorio
simple (MAS) (
Cochran, 1998, pp.103-120)
5. Se consideró una
prevalencia (varianza) reportada en 11.0% (
Ferreira-Guerrero et.al.,
2013) casos en menores de cinco años de edad (p=0.110), un error de
muestreo del cinco por ciento (d=0.05), un nivel de confianza de 95.0%
(Z=1.96) y una tasa de no respuesta del 15% (d=0.15). Con los
parámetros previos se estimó la muestra en 173 individuos, estos se
dividieron entre 4.5 personas/viviendas para un total de entre 38.5
viviendas por AGEB o segmento muestral. Al final se obtuvo más
viviendas (n
viviendas=151) para asegurar el mínimo de 30
viviendas con niños o niñas de la población de estudio por segmento
muestral.
El trabajo de campo consistió en tres etapas: en la primera, se hizo el
censo por AGEB (de 120 a 200 viviendas) para estructurar el marco
muestral (edad, sexo, parentesco); en una segunda etapa se seleccionó
aleatoriamente un promedio de 50 viviendas a encuestar y de ellas se
aplicó la cédula al menos en 30 viviendas con niños y niñas elegibles
de cada AGEB; finalmente, en esas mismas viviendas se hicieron
preguntas sobre el factor representativo de la política “acceso a la
información en salud (
pláticas)”,
proporcionada por el sector salud, y todas las otras variables
sociodemográficas, considerando ese factor como la exposición principal.
En la misma encuesta se tomaron en cuenta variables relacionadas con la
condición socioeconómica. Entre ellas se encuentra: el sexo, la edad,
los ingresos per cápita por día (IPCD) por familia (en dólares de EUA),
comunidad de origen, tamaño de la familia, jefatura familiar, y
escolaridad de los integrantes de la familia de 13 años en adelante;
esto permitió tener un entendimiento integral de la problemática
abordada, con el objetivo de identificar hasta qué punto se da el
“acceso a la información en salud” e indagar sobre algún factor
adicional que pudiera estar afectando en mayor medida la prevalencia de
diarrea en las personas menores de cinco años.
Las variables señaladas se dividieron en dos grupos. El primero es la
variable dependiente, que fue los episodios de diarreas al momento del
estudio y en los 15 días previos a la encuesta. El segundo son las
variables y covariables independientes que fueron las
pláticas (la intervención o
política de salud) y las otras variables, el ingreso per cápita por día
(IPCD), la edad y el sexo del menor o la menor, el sexo de la jefatura
de hogar, el tamaño o número de miembros de la familia, la escolaridad
promedio por familia entre miembros de 13 y más años de edad, la
comunidad o segmento de origen que representaban al tipo de contexto
ambiental costero (urbano, rural densamente poblado y rural poco
poblado), los programas de gobierno (sociales y económicos), y las
medidas preventivas para el manejo del agua de consumo humano (de
garrafón o de tubería).
Las variables cualitativas o categóricas fueron transformadas en
dummy variables, con códigos 1,0
para cada categoría; las variables cuantitativas fueron analizadas en
sus formatos originales.
El tamaño de la muestra obtenido en trabajo de campo fue de 151
familias, en las cuales se registró a 187 menores de cinco años. El
efecto de las variables continuas sobre la incidencia de diarrea
infantil fue analizado con la prueba t de Student para comparación de
medias. “El efecto de los factores nominales (variables
dummy) sobre la incidencia de
diarreas se estimó utilizando tablas de contingencia para pruebas de
bondad de ajuste, y para determinar si dicho efecto es estadísticamente
significativo se emplearon las pruebas Chi-cuadrada, G2 (X
2
de máxima verosimilitud o
chi-square
goodness of fit), y asociación lineal (X
2 de
tendencias) dependiendo de las características de cada factor de
exposición” (
Zar, 2010, pp. 490-510).
En el caso de aquellas variables categóricas como las temáticas de las
pláticas del sector salud,
comunidad de origen (contexto medio-ambiental), beneficiario de algún
programa gubernamental y conocimiento local para prevenir enfermedades,
con más de dos niveles de exposición, se tomó como referencia la
categoría con la prevalencia de diarrea infantil más baja. Finalmente,
se realizó un análisis multivariado de regresión logístico binaria,
usándose como variable dependiente la presencia o no de casos de
diarrea infantil y como factores de riesgo o factores de protección y
factores de riesgo. Todos los análisis estadísticos fueron realizados
con ayuda del programa SPSS versión 21.0.
4. Discusión
De las 187 personas menores de cinco años (n) incluidas en el estudio,
se registró una prevalencia lápsica o incidencia acumulada del periodo
del 13.37%. 25 niños/as presentaron episodios de diarrea en los 15 días
inmediatos previos a la aplicación de la encuesta. Esta tasa registrada
en 2014 es mayor a la tasa de 11.0 % nacional reportado en la Encuesta
Nacional de Salud y Nutrición (
ENSANUT, 2012).
Del número mencionado, el 20.9% (n=39) pertenecía a familias que
reportaron tener acceso a
pláticas
de la Secretaria de Salud (SSA), el 9.1% (n=17) pertenecía a familias
que reportaron haber tenido acceso a otro tipo de
pláticas (salud reproductiva,
alimentación, signos de riesgos respiratorios, entre otras), y el 70.0
% (n=131) pertenecía a familias sin ningún tipo de pláticas por parte
del sector salud.
En la tabla 1 se puede observar que la prevalencia lápsica en las
familias que habían recibido pláticas fue de 5.1 %, en familias sin
acceso a
pláticas fue de
15.3% y familias con acceso a otro tipo de pláticas no relacionadas con
el agua y las diarreas de 17.6%. En suma, el impacto protector de las
pláticas es aproximadamente tres
veces inferior con relación al grupo de estudio sin pláticas o con otro
tipo de
plática (X
2=3.53;
2 gl; p=0.171).
Al comparar la comunidad de origen, que fue el indicador medio
ambiental, se observó una clara tendencia negativa entre condiciones
del medio ambiente y las tasas de infecciones diarreicas agudas (TIDI)
(X
2=3.07; 2 gl; p=0.08). En Celestún, que es contexto rural
concentrado con menor infraestructura sanitaria, se reportó la mayor
TIDI con 17.9%, seguido por Puerto Progreso, urbanizado concentrado y
con mejor infraestructura de servicios públicos (agua, luz, drenaje), y
finalmente, Río Lagartos, contexto rural disperso, con la menor TIDI
(0,60 %) y representativo del segmento rural disperso de la costa del
Golfo de México.
Esta situación, contrasta con otros estudios que indican una mayor tasa
de incidencia de diarrea infantil en zonas rurales que urbanas (
Vázquez
y Zapata, 1992), lo cual hace pensar que el efecto del contexto de
cada
comunidad va más allá de si la comunidad es urbana o rural. Finalmente,
con relación a las otras covariables exploradas, tampoco se registró
evidencia estadística de diferencias y los resultados fueron:
sexo del o la menor (X
2=0.622; 1 gl; p=0.43), sexo de la
jefatura del hogar (X
2=0.007; 1 gl; p=0.93), manejo del agua
entubada para el consumo (X
2=0.002; 1 gl; p=0.96), manejo
del agua embotellada (X
2=0.06; 1 gl; p=0.80), y nivel de
conocimiento de la madre para prevenir las diarreas (X
2=4.15;
5 gl; p=0.527) (tabla 1).
En la Tabla 1, también es posible observar que el ser beneficiario de
programas sociales como Oportunidades y otros programas económicos de
gobierno (PSEG) no significó que se presente una menor TIDI (X
2=2.47;
2 gl; =0.29). Llama la atención que la mayor prevalencia de periodo se
observó entre los hijos e hijas de los beneficiarios de los programas
sociales (21.6%), quizás asociado con familias más pobres versus los
beneficiarios de proyectos productivos de pesquería y del campo (10.0%)
y aquellos sin ningún tipo de beneficios de los PSEG (11.4%) (Tabla 1).
Esta situación -de no diferencia en la TIDI según si son o no son
beneficiarios de PSEG- se presentó en un contexto de falta de
operatividad de los PSEG en la práctica, especialmente el de
Oportunidades (actualmente Prospera
6 ), ya
que por un lado
sólo una pequeña proporción de la población estudiada reportó tener
acceso (ser beneficiaria) a dicho programa gubernamental emblemático
del gobierno de este sexenio: aproximadamente uno/a de cada cinco
niños/as (19.78%, n=37); de ellos/as, sólo el 5.3% eran hijos e hijas
de familias beneficiarias de proyectos económicos (Tabla 1).
En la tabla 2 podemos observar que 3 de las 4 variables (tamaño de la
familia, ingresos per cápita por persona por día y promedio de
escolaridad entre miembros de la familia con 13 años y más por familia)
tienen aproximadamente el mismo promedio de la distribución entre casos
y no casos. Sólo en la variable edad del niño o niña encuestado se
registró evidencia estadística de diferencias, asociada a que los casos
tienen un promedio de edad significativamente menor con 1.52 años (18
meses de edad) con relación a los no casos con 2.25 años (25 meses de
edad) (t
students = -2.31; 185 gl; p=0.022) (Tabla 2).
Al realizar el análisis estratificado para medir la importancia de la
relación entre los tres principales factores explicativos de la
incidencia de diarreas infantiles, se puede observar que las TIDI
más bajas están entre los que estuvieron expuestos pláticas asociadas a
las medidas preventivas para la diarreas infantiles (Figura 2 y Figura
3). Dichos factores son: pláticas como factor protector (p=0.171),
programas (p=0.29) como factor concomitante y tipo de asentamiento
(p=0.08) como factor ambiental.
Con relación a los PSEG se puede observar que el mayor impacto
protector de las pláticas se presentó entre los beneficiarios con un
riesgo atribuible de RA= -22.7% (p=0.109); también hubo impacto de las
pláticas entre no beneficiarios (RA= 6.7; 12.7 = -6.0%; p=0.356)
(Figura 2).
Con relación al contexto costero medio ambiental tenemos que el impacto
protector de las pláticas fue mayor en la ciudad portuaria de Progreso
(RA = 9.3%; p=0.251) y un impacto más bajo en la zona costera rural
concentrada. En Río Lagartos, contexto costero rural disperso, no
hubo pláticas por la poca presencia de los servicios institucionales de
salud (Figura 3).
Aunque no son relaciones estadísticamente significativas, los datos
mostrados anteriormente ponen en evidencia la importancia la
direccionalidad del efecto de las
pláticas
como factor protector en la disminución de los riesgos asociados a la
TIDI entre los beneficiarios a programas de gobierno y en tres regiones
costeras del Estado de Yucatán. En el caso de que los
beneficiarios a los PSEG tuvieran acceso a ese tipo de
pláticas, el impacto aún sería más
alto. Y lo mismo se puede ver con relación al contexto medio
ambiental, ya que en la zona urbana costera con mayor presencia de los
servicios de salud es donde mayor impacto tuvo las
pláticas.
Los resultados previos ratifican la prueba de que las
pláticas son necesarias para
reducir la incidencia de las diarreas infantiles. Sin embargo, el
ser beneficiario/a de PSEG, no implicaba acceder a la información en
salud: el 37.8% de los/as menores con familias beneficiarias reportaron
no tener acceso a
pláticas en
salud, en contraste con lo establecido por el Instituto Mexicano del
Seguro Social (28 de diciembre del 2007), según el cual la información
en salud debería ser impartida por los promotores de salud
pertenecientes al IMSS-Oportunidades y a la Secretaria de Salud Estatal
como parte de la sección de saneamiento ambiental.
En esta falta de congruencia entre el discurso de cómo debería
funcionar el programa
Oportunidades
en el ámbito de información en salud (Instituto Mexicano del Seguro
Social, 28 de diciembre del 2007) y lo que sucede en las poblaciones
costeras de Yucatán se constata en el hecho de que los menores de
familias pertenecientes a este programa y con acceso a pláticas en
salud presentan una prevalencia de diarrea infantil de RA = -22.7 %. De
este modo, es el acceso a la información en salud y no el ser
beneficiario a algún programa lo que está disminuyendo la prevalencia
de diarrea infantil en las poblaciones costeras yucatecas.
De igual manera, con relación a la comunidad de origen, es el acceso a
la información en salud (
pláticas)
y no la comunidad de origen lo que pareciera tener un mayor efecto en
la disminución de la prevalencia de diarrea infantil en las poblaciones
costeras estudiadas. En los dos contextos con
pláticas, en donde estaba presente
este factor protector, la TIDI es menor. De hecho, es más evidente el
impacto en donde es mayor la presencia de los servicios institucionales
de salud (Puerto Progreso).
Adicionalmente, en este análisis multivariado de regresión logística
binaria –cuyos resultados han sido expuestos hasta ahora- se usó como
variable dependiente la incidencia del periodo de casos de diarrea en
las personas menores de cinco años; dicha variable fue medida como
dummy (1,0). Asimismo, se utilizó
como variables independientes o predictivas aquellas que en el análisis
bivariado tuvieron un importante efecto protector y de riesgo (acceso a
pláticas del sector salud, comunidad de origen, tipo de programa de
gobierno beneficiario y grupo de edad). Con estas variables, al ajustar
el modelo (casos de IDI=pláticas+comunidad de origen+programas de
gobierno+edad del niño/a) el efecto de la exposición (protectora y de
riesgo) tuvo un comportamiento diferente al observado en el análisis
bivariado y estratificado.
La variable protectora más importante fue las
pláticas de manejo del agua versus
sin
pláticas, con un
coeficiente protector de B= -2.1 (p=0.018) para evitar diarreas
infantiles (RM=0.122: 0.021-0.696). No hubo impacto al comparar otro
tipo de
pláticas versus sin
pláticas B= -0.04 (p=0.629).
Por otro lado, el factor de riesgo más importante, paradójicamente, fue
ser beneficiario/a de los programas sociales (Oportunidades) con un
coeficiente B= 1.75 (p=0.152) (RM=5.727: 0.525-62.431), lo cual solo es
posible entenderlo si asumimos que son las familias más pobres las que
tienen los PSEG y que, a pesar de ser beneficiarios, no reciben
educación para la salud, como sería lo esperado.
Para la otra variable categórica del modelo, que es el contexto costero
medio ambiental, al comparar Celestún (rural concentrado) versus Río
Lagartos (rural disperso menos perturbado) aparece un coefiente de
riesgo B= 1.54 marginalmente significativo (p=0.075). Por otro lado, al
comparar la zona urbana costera del puerto de Progreso (urbana con
servicios públicos) versus Río Lagartos, se observa que la primera es
un factor de riesgo B= 1.32 (p=0.629) (Tabla 2).
Con relación al factor edad del menor, se mostró que a menor edad es
mayor el riesgo de episodios de diarreas infantiles con una tendencia
clara (X
2lineal global=9.77; 4 gl; p=0.044). Es
posible observar que el coeficiente es aproximadamente igual entre 0 y
1 año de edad con B
0= 1.89 (p=0.019) y B
1= 2.26
(p=0.005) respectivamente; entre los 2 años con B
2= 1.01
(p=0.234) y 3 años B
3= 0.7 (p=0.442) de edad no se registró
diferencia al contrastar con niños de 4 años de edad (Tabla 2). Esta
relación inversa entre edad en años y casos de diarreas infantiles, ya
fue previamente reportada por Ferreira
et al. (2013); en el trabajo de
dichos autores y autoras se asoció a la vulnerabilidad biológica a la
menor edad.
En síntesis, el modelo explicativo da evidencia de la importancia de
las pláticas de manejo del agua (p=0.018) y de que hay mayor riesgo de
enfermar en contextos costeros urbanos (puerto Progreso) y rurales
concentrados (comunidad costera turística de Celestún) que en los
contextos rurales dispersos con la menor densidad poblacional
(comunidad costera turística de Río Lagartos). Además, confirma que son
las personas menos de 24 meses quienes presentan la mayor incidencia
del periodo del problema. Finalmente, establece que el estatus de
miembro de familias beneficiarías de los PSEG no les da a los niños y
niñas ninguna ventaja para reducir los riesgos de enfermar por diarreas
infantiles.
5. Conclusiones
El estudio da evidencias de la importancia de la educación en salud (
platicas) como herramienta de gran
potencial en la disminución de los casos de diarrea infantil en las
poblaciones costeras de Yucatán: el acceso a la educación en
salud proporcionada por las autoridades es un factor de
protección e impacto en la reducción de la diarrea infantil con un
riesgo atribuible de -22.7% entre beneficiarios de programas sociales y
del -6.0% entre niños no beneficiarios. El mayor impacto de las
pláticas según contexto medio ambiental es en la zona urbana de la
ciudad portuaria de Progreso con RA = -9.0%.
Sin embargo, -como también sobresale entre los resultados- se está en
una situación en que, por un lado, la población infantil costera en
Yucatán se encuentra desprotegida a nivel institucional; y que, por el
otro, el conocimiento local para prevenir enfermedades diarreicas no va
dirigido al manejo del agua para consumo en general, aún menos al
manejo del agua embotellada o de garrafón. Dicha situación es
importante debido a que estudios realizados en la zona demuestran no
sólo niveles de contaminación no aptos para consumo humano de las
únicas fuentes de agua en Yucatán (
Alonso y Acosta, 2003), sino
también
la asociación de las enfermedades diarreicas a un mal estado del agua
consumida en la zona (
Vázquez
y Zapata, 1992). Por ello, si se
hiciera un esfuerzo en términos de educación en salud en este sentido,
sería importante remarcar la importancia de un buen manejo del agua que
es consumida por la población, con el fin de evitar episodios de
diarrea en las personas menores de cinco años.
De igual manera, sería interesante explorar experiencias positivas de
educación en salud provenientes de una visión de salud comunitaria
(
Ulate y Keijzer,
1985;
Keijzer, 2005;
Vallenas, 2005), en donde la
población local tiene una mayor participación en la construcción tanto
del contenido como de las formas a través de las cuáles los
conocimientos sobre medidas higiénicas y verdaderamente factibles de
llevarse a cabo a nivel local son transmitidos. Esta exploración
debería realizarse con el fin de incorporar dichos mecanismos y lograr
reducir de forma significativa la prevalencia de diarrea infantil
reportada para las poblaciones costeras de Yucatán.
6. Referencias
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agua sobre la incidencia de diarrea en niños de la comunidad de
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EE.UU.: Ed. Pearson.
Notas:
1 El Colegio de la Frontera Sur. MÉXICO.
rsolis@ecosur.edu.mx
2 El Colegio de la Frontera Sur. MÉXICO.
bsalvti@ecosur.mx
3 El Colegio de la Frontera Sur. MÉXICO.
anazar@ecosur.mx
4 El Colegio de la Frontera Sur. MÉXICO.
atorres@ecosur.mx
5 ´n=[(Z
2*p(1-p))/(d
2)]*(TNR)
6 Oportunidades, actualmente Prospera (conocido
como Programa de
inclusión Social), es un programa gubernamental asociado a diferentes
tipos de atenciones que van desde apoyos económicos hasta la
impartición de pláticas preventivas de enfermedades, cuidados durante
el embarazo, parto y puerperio, así como otras temáticas relacionadas
con la salud, la economía y la alimentación (Instituto Mexicano del
Seguro Social, 28 de diciembre del 2007).