Desde la Transición Demográfica y Epidemiológica, marco conceptual de
nuestra investigación, planteamos qué ocurrió en la provincia de
Tarragona entre 1900 y 1935 (antes de la Guerra Civil española). A
principios de siglo dicho territorio ostentó la esperanza de vida más
alta de todas las provincias españolas y ésta aumentó año por año
durante ese período. Se analiza la evolución de la mortalidad general,
la mortalidad infantil y las causas de muerte en la provincia de
Tarragona comparándola con Cataluña y España. Los datos consultados
provienen de defunciones por causa de muerte del Instituto Nacional de
Estadística y del Institut d’Estadistica de Catalunya. El estudio
epidemiológico se ha realizado mediante una agrupación de grandes
causas de muerte; y la metodología usada es la estandarización
indirecta. Los resultados muestran que entre 1900 y 1935, la esperanza
de vida aumenta unos 20 años, con un mayor crecimiento a favor de las
mujeres. Esta esperanza de vida a favor de Tarragona se debe a la menor
incidencia de muertes provocadas por enfermedades infecciosas, la
promoción de la calidad de vida a través de las pioneras acciones de
los higienistas (principalmente de Reus entre 1910-20), la educación,
un alto nivel de alfabetización de los padres, una buena alimentación
en nutrientes y un buen clima.
J. Sarabia Pardo (1865 – 1943), con
motivo del II Congreso Internacional de Gotas de Leche celebrado en
Bruselas en 1907 (en
Bujosa-Homar, Moll y
Sureda, 2000, p. 130), recoge que “[...] las provincias con más
baja M.I. -mortalidad infantil- eran Baleares y Tarragona y la más alta
Cáceres, Valladolid, Zaragoza, Jaén, Albacete, Badajoz y Almería”. Las
Gotas de Leche aportaban asistencia médica a los infantes y facilitaban
la alimentación por leche en esos territorios. En el congreso
mencionado se presentaron técnicas de esterilización, mediante calor,
para la leche de los biberones y se reconoció la labor del Dr. Ulecia
(español) que es el introductor en Europa de este tipo de
establecimientos.
Cataluña (comunidad autónoma del nordeste de España formada por cuatro
provincias, entre ellas Tarragona) siempre ha tenido una muy baja
mortalidad y una muy alta esperanza de vida. El inicio de la transición
demográfica había sido muy temprano en el tiempo, si lo comparamos con
otras zonas españolas: el llamado “perfil mediterráneo” (
Cabrè, 1999). No obstante, ¿las cuatro
provincias presentaban la misma evolución?, ¿qué había pasado con la
provincia de Tarragona que en un congreso sobre Gotas de Leche ya se la
cita como diferenciada?
La institución pública Gota de leche fue creada para solucionar los
problemas de la alta mortalidad infantil. Se trata de observatorios que
se iniciaron a finales del siglo XIX en España, aunque la idea inicial
es francesa. El médico León Dufour fue el creador de la primera Gota de
Leche en 1894. En Reus, el médico pediatra catalán Alexandre Frías i
Roig (Reus, 1878-1963) hacia el 1900 comenzó a pensar acciones sobre
cómo hacer descender la mortalidad infantil y creó en su ciudad natal
el Instituto de Puericultura llamado "La Gota de Leche", que funcionó
hasta la guerra civil española; en este instituto consiguió mejorar la
higiene y hábitos nutricionales de toda la zona. Alrededor de 1920 los
objetivos impulsados desde Reus se sintetizan en:
- La formación de las madres y padres de la
zona: escuelas de padres, carteles anunciadores de las tragedias
infantiles y familiares…
- Mejoras de las instalaciones para cuidados de
la niñez.
- La formación del equipo sanitario: médicos,
enfermeras, comadronas, cuidadores, practicantes…
- Formación de las maestras y el incentivo sobre
la mejora en la cantidad y calidad de la educación de las niñas.
El de Reus ha sido el primer centro de este tipo en todo el estado
español. El Dr. Frías i Roig dirigió el Instituto desde el 1921 y hasta
1936 (inicio de la Guerra Civil). En 1940, Frías impulsa la creación de
un Departamento de Pediatría en el Hospital Sant Joan de Déu y
constituyó el eje del Instituto, que finalmente adquiere su nombre. Se
le reconoce en los medios de comunicación social de la época que las
acciones e ideas que salían del Instituto producían una reducción de la
mortalidad infantil casi a la mitad (en 1900 en España la tasa de
mortalidad era de 160 y en 1935 de 105 por 1000; en Cataluña pasa de
132 a 80 por 1000 nacidos vivos; y en Tarragona pasa del 123 a 74 por
1000) (
Muñoz-Pradas, 2012).
Después de la guerra, "La Gota de Leche" volvió a abrir; creó también
la Hucha del Niño. Fue precursor de la moderna pediatría (
Tricaz, 2010).
La esperanza de vida catalana y española al momento de nacer alcanza un
crecimiento récord entre 1900 y 1935: aumenta más de 20 años,
disminuyéndose de forma muy notoria la mortalidad infantil en la zona.
Al comparar este aumento con otros países de Europa occidental,
Inglaterra, y Francia, se observa que necesitan dos siglos para obtener
20 años más de vida al nacer (
Wrigley y Schofield, 1981;
Flinn, 1974;
Keyfitz y Flieger, 1968).
En cuanto al interior de España, la esperanza de vida en la provincia
de Tarragona es muy elevada comparándola con el total catalán y el
español. En 1900 Tarragona tiene 39,5 años de vida media (muy parecida
a otras países europeos), mientras que Cataluña tiene 36,3 años y
España 33,8 años (Gonzalvo-Cirac y Gil-Alonso, 2012). Las tendencias se
igualan con Cataluña hacia 1940 y con España hacia 1960. Sin embargo,
hacia 1920 todavía se distancia más la esperanza de vida en las tres
zonas comparadas mientras se va acercando hacia 1935. ¿Qué puede haber
ocurrido alrededor de 1920 con la evolución de la mortalidad infantil y
con respecto a las enfermedades que más afectan a esas edades?
Las publicaciones sobre la mortalidad en la provincia de Tarragona en
el siglo XX son escasas y de reducido alcance. Pese a que Josep
Iglésies -uno de los precursores en los estudios de población de
Cataluña- era hijo de la ciudad de Reus. Las publicaciones de los
doctores Nadal (
1984) y Cabré (
1999) señalan tanto para la fecundidad
como para la mortalidad unos índices muy bajos ya a finales del siglo
XIX, y otros autores como Arbelo (1962), Dopico (
1986 y
1987),
Gómez Redondo (
1992), Gómez
Redondo y Boe (
2005),
Muñoz-Pradas (
2005) y
Bernabeu-Mestre (
2003 y
2005) también han señalado que
esta provincia ostenta una de las esperanzas de vida más altas de
España durante casi toda la primera mitad del siglo XX, sobre todo
hasta el inicio de la Guerra Civil, pero ninguno de ellos ha analizado
específicamente en profundidad las causas concretas de tal evolución.
Esta investigación se ha centrado en la descripción de la evolución de
la mortalidad infantil y la esperanza de vida en la provincia de
Tarragona, información sobre causas de muerte, su reclasificación y su
homogeneización con el objetivo de crear una clasificación común de
causas que nos permita seguir la evolución causal de la mortalidad
desde 1900 hasta 1935. Finalmente, se explican algunas causas que
tienen relación directa con la evolución de la esperanza de vida y sus
enfermedades.
2. Antecedentes teóricos
La Transición Demográfica (
Notestein,
1945;
Landry, 1982) describe la
tendencia que efectúa una población que pasa de un régimen demográfico
de alta fecundidad y mortalidad a otro de baja fecundidad y baja
mortalidad
3. Similarmente, el término
Transición Epidemiológica (
Omran, 1971) designa el paso desde una etapa de alta
mortalidad donde la principal causa de muerte son las enfermedades
infecciosas en la niñez a otra de baja mortalidad donde la causa
principal son las enfermedades degenerativas en edades avanzadas,
especialmente mayores de 65 años. Más concretamente, Omran, el
principal autor de esta teoría, describe el descenso de la tendencia de
la mortalidad a través de los cambios sucesivos en los patrones
epidemiológicos que afectan en cada momento a la población.
Si la Transición Epidemiológica ha sido el modelo que ha guiado a
aquellas investigaciones que, como ésta, se han dedicado a investigar
los cambios en los patrones epidemiológicos, el marco conceptual más
amplio de la Transición Sanitaria (
Health
Transition) ha enmarcado a los estudios centrados en la
importancia de los determinantes económicos y sociales, de
comportamiento y/o culturales como causales del estado de salud de las
poblaciones. Entre estos últimos destaca el trabajo de Frenk,
Bobadilla, Stern, Frejka y Lozano (
1991), cuyo
objetivo, además de definir de una manera más concreta el concepto de
Transición Sanitaria, ha sido el de sistematizar sus distintos
componentes
4.
La transición demográfica y la epidemiológica describen y la transición
sanitaria explica (
Robles,
Bernabeu, y Benavides, 1996) los grandes cambios producidos en las
dinámicas poblacionales y en las condiciones de salud de dichas
poblaciones. La vinculación entre ambas dinámicas parece obvia a simple
vista, pero son todavía poco claras las relaciones concretas entre
dichos procesos, y sólo los estudios de caso pueden animar la
investigación en este sentido. Dentro de este marco general –y
concretamente en el marco de la Transición Epidemiológica– se ubica la
presente investigación, que plantea una aproximación al análisis de la
evolución de la población y su salud desde 1900 a 1935 en un área de
estudio específica: la provincia de Tarragona. De las tres fases en las
que Omran (
1971) dividió su transición (la
de las pestes y las hambrunas; la del descenso de las pandemias; y la
de las enfermedades degenerativas y producidas por el hombre
enfermedades sociales causadas por malos hábitos o estilos de vida
-como pueden ser las actuales tabaquismo, alcoholismo, accidentes de
circulación, etcétera-) sería la segunda la que mejor describe el
periodo analizado en esta investigación. Esta tendencia recesiva de la
mortalidad se imputa a la reducción de las enfermedades infecciosas
propias de la infancia, lo cual da lugar a un fuerte crecimiento en la
esperanza de vida al nacer, pues este indicador está muy condicionado
por la pérdida o ganancia de años de vida en las edades jóvenes. Ello
sitúa la mortalidad tarraconense en los primeros 35 años del siglo XX
en línea con el contexto europeo, muy diferente al recorrido español,
que se distingue por un descenso irreversible que se manifiesta de una
forma y con un calendario distinto según los países (
Caselli, 1991;
Caselli, Meslé y
Vallin, 2002).
3. Material y métodos
El análisis descriptivo de la mortalidad se ha realizado, en primer
lugar, a través de la esperanza de vida al nacer y la mortalidad
infantil; las cuales hemos considerado como los indicadores más
precisos para resumir la mortalidad desde el punto de vista
demográfico. Los datos de estos indicadores han sido tomados de los
publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE) y del
Institut d’Estadística de Catalunya (Idescat). A continuación, se ha
realizado el análisis epidemiológico a partir de los datos sobre
población de la provincia de Tarragona (obtenida de los censos entre
1900 y 1935) y las defunciones por causas (publicados por el Movimiento
Natural de la Población, MNP). La provincia es la única desagregación
territorial española que permite extraer información por causa y sexo
desde 1902.
Los problemas que presentan las fuentes de principios del siglo XX son
varios: subregistro de población, especialmente de las niñas –los
padres contaban antes a los niños que serían la futura fuerza de
trabajo-; la mala declaración de la edad –produciéndose un aumento en
las edades acabadas en 0 y en 5–; la deficiente inscripción de
nacimientos y defunciones, y la ausencia de información sobre causas de
muerte en 1900 y en 1901 (
Gonzalvo-Cirac,
2011). Se han aplicado unas sencillas correcciones y estimaciones
sobre los datos de partida que no ha modificado al conjunto.
Por ejemplo, entre 1900 y 1935 el registro civil de las defunciones de
los recién nacidos parece incompleto por subregistro, especialmente en
las niñas; una explicación es que los padres no las registran, pues
ellas se quedaban trabajando en la propia casa, en el campo o eran
entregadas en matrimonio. La deficiente cobertura del registro puede
ser analizada por la relación de masculinidad. En España, en 1900, era
de 110 niños por 100 niñas en otros países europeos era de 105 niños
sobre 100 niñas. Un caso típico es el de las niñas nacidas en algunas
zonas del suroeste español, a principios del siglo XX, donde se observa
una razón de masculinidad al nacer muy sesgada, llegando a ser de 120 a
130 o más niños por cada 100 niñas.
Para solventar este problema, se han aplicado los métodos de ajuste y
de estimación de Livi-Bacci (
1968).
Los nacimientos de 1891 se han comparado con el número de niños menores
de 10 años en 1900. Estos autores estimaron que la subnumeración de
nacimientos en el Registro Civil alcanzaba un 4 %, pero Leasure (1962)
calculó un subregistro del 11 % en 1900, del 6 % en 1920 y del 2 % en
1950. A medida que avanza el siglo se van resolviendo estos problemas,
y salvo algunos períodos muy concretos (durante la guerra civil o
inmediatamente después), los datos recogidos por el Registro Civil son
cada vez más fiables.
Para los resultados y conclusiones sobre mortalidad infantil anteriores
a 1932 (que es cuando se introduce la clasificación por abortos,
nacidos muertos, muertos al nacer y nacidos vivos pero muertos antes de
24 horas para las provincias) los datos son muy genéricos y sólo se
pueden apuntar algunas ideas (
Gómez
Redondo, 1992). En 1900 y 1901 no se encuentran datos publicados de
causas de muerte para provincias. Para la reconstrucción de estos datos
se han estimado unas causas de defunción de los años 1900 y 1901 para
España. Se han calculado unas tasas específicas por causa para España
en el período 1909-1912 y se les ha aplicado la estructura de población
de 1900 de Tarragona para ambos sexos por separado. El número de
muertes por causa resultante es la que se ha aplicado a las causas de
defunción de 1900-1901.
Para realizar el estudio de las causas de muerte entre 1900 y hasta
antes de la Guerra Civil Española se ha partido de la información
existente en la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE). La
fecha más importante para las series estadísticas de causas de muerte
es el año 1900, ya que en ese año el Movimiento Natural de la Población
utiliza la Clasificación Internacional de Bertillon diseñada en 1893 en
un consenso internacional en Suecia. Un año más tarde será sustituida
por la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE) consensuadas
todas ellas en Francia. También en 1900 por primera vez se publican
estadísticas de causas de muerte por sexo. Pero no es hasta 1910 cuando
aparecen las causas por sexo y por edad para el conjunto de España.
Desde 1900 y hasta 1935 se suceden cuatro Clasificaciones
Internacionales de Enfermedades. En 1901 el Movimiento Natural de la
Población adapta la primera revisión de la CIE que se utiliza hasta
1909. En 1910 se comienza a utilizar la segunda (revisada en 1909), lo
cual se hizo hasta 1930. La tercera revisión (de 1920) comienza a
usarse en 1931, hasta 1940. Y la cuarta revisión (de 1929) entra en
funcionamiento después de la Guerra Civil en 1941.
Cada Clasificación Internacional de Enfermedades supone un cambio en la
agrupación de enfermedades. Por esto, las investigaciones sobre
clasificación de las causas de muerte son sumamente farragosas y
difíciles de realizar, ya que no hay un seguimiento diacrónico de este
tema a partir de la construcción de una serie homogénea de causas. Para
este trabajo se ha supervisado la evolución y los cambios de las cuatro
revisiones; por otra parte, se ha realizado una revisión bibliográfica
de los estudios sobre causas de muerte; y, finalmente, se ha elaborado
una clasificación nueva para crear una serie homogénea y válida para el
periodo 1900-1935 que tuviera en cuenta todo el conjunto de
enfermedades existentes y contabilizadas en esos momentos.
En cuanto a la revisión de los trabajos de agrupación realizados por
otros autores (
McKeown, 1978;
Gómez Redondo, 1992;
Bernabeu, 1998,
2003;
Robles y Pozzi, 1997;
Viciana, 1998), se observa que para
principios del siglo XX sólo aparecen estudios de investigación sobre
enfermedades mortales infantiles o que la clasificación escogida no
abarca todo el conjunto de enfermedades que han ido apareciendo entre
1900 y 1935. Finalmente, se ha optado, ante la ausencia de una
agrupación de enfermedades mortales conjunta para la serie temporal
1900-1935, por la construcción de una serie homogénea que sea válida
para todo el periodo considerado.
Se ha propuesto una agrupación mixta a partir de las causas de muerte
agrupadas en las cuatro Clasificaciones Internacionales de Enfermedades
(CIE). Se ha tomado la 4ª revisión de la CIE (1929) como guía para la
nueva clasificación. La cuarta revisión de la CIE también ha sido
escogida por Caselli (
1991) en sus
investigaciones. Dicha revisión recoge con más exactitud la
ambivalencia entre el nivel etiológico y el anatómico que se suceden
desde la clasificación de Bertillon y las tres CIE anteriores. Además,
introduce la desagregación de algunas enfermedades que favorecen su
sencilla ubicación en un nivel u otro de la clasificación.
La clasificación para esta investigación es una base de datos homogénea
y continua de 10 grandes causas de muerte ajustando constantemente la
tabla abreviada, y la detallada si existía. En cada una de estas etapas
se ha aplicado el mismo criterio general o modelo de las 10 grandes
causas de muerte, pero cada una ha presentado particularidades ligadas
a la desigual riqueza de los datos disponibles en función del año
censal y/o del cambio de nomenclatura debido a las revisiones de la CIE.
La agrupación final ha supuesto la creación de tres subgrupos en las
enfermedades infecciosas, otro en las producidas por el aparato
circulatorio, otro en el digestivo y, finalmente, una desagregación
para las causas violentas. Estas agrupaciones y subgrupos han venido
marcados por el mayor peso específico de las tres primeras causas de
muerte en las distintas revisiones. O sea, en el período de 1900 a 1935
se observa que la mayor causa de muerte son las enfermedades
infecciosas y dentro de ellas con gran peso específico las enfermedades
epidémicas, la tuberculosis y la meningitis. Por esta razón, se
necesitaba un capítulo aparte para las enfermedades infecciosas y
especialmente para algunas de ellas. Por la misma causa, se presenta
otro apartado para las enfermedades circulatorias, otro discutido (como
veremos más adelante) para las enfermedades digestivas y otro para las
violentas. Por motivos parecidos se ha incluido un apartado para el
total de cánceres y los tumores; sin embargo, en la revisión de 1900, y
muy posiblemente hasta 1935, la bondad de los datos que contiene esta
rúbrica es muy dudosa.
La agrupación elaborada es la siguiente: un gran conjunto de
enfermedades infecciosas (separando la enfermedades epidémicas, las
tuberculosis y las meningitis); otro de cánceres y tumores malignos;
otras tres, según la enfermedad en los aparatos circulatorio,
respiratorio y digestivo. Seguidas de las enfermedades puerperales, la
debilidad congénita y las afecciones perinatales. Finalmente, tres
grandes cajones con las enfermedades mal definidas (difícil
clasificación en la CIE), las muertes violentas (con el subcapítulo de
los suicidios) y el conjunto “otras enfermedades”: mentales, nerviosas,
de la sangre, de los huesos, endocrinas, piel y otras enfermedades
mortales de pequeña cantidad no clasificadas anteriormente.
Una vez creada la clasificación definitiva, el procedimiento ha
consistido en reclasificar progresivamente las causas de defunción para
periodos de cuatro años en torno al año censal, es decir, los dos años
anteriores y los dos posteriores al censo de Tarragona y de España. Se
han mezclado las distintas nomenclaturas que han ido apareciendo
(abreviada y detallada) de cada una de las revisiones.
La agrupación propuesta es muy parecida a la que utiliza Caselli (
1991) en sus investigaciones. No
obstante, la nuestra incluye con algunos subgrupos diferentes, ya que
no interesa sólo valorar la parte anatómica y las enfermedades
infecciosas en el nivel etiológico como hace la autora, sino la
combinación de ambos para que resulte una agrupación lo más fiel
posible a los cambios acaecidos en las distintas revisiones y en el
período a estudiar.
Se ha definido un grupo de enfermedades infecciosas o parasitarias bien
conocido y preciso, que comprende, por un lado, el total de
enfermedades epidémicas, que incluye las enfermedades más comunes como
la fiebre tifoidea, viruela, sarampión, escarlatina, tosferina,
difteria, gripe, sudor, cólera, infección purulenta, septicemia, fiebre
intermitente, caquexia palúdica, pelagra, escrófulas y sífilis, así
como las enfermedades respiratorias infecciosas, como bronquitis,
bronconeumonías y neumonías. Dentro de este gran grupo de enfermedades
se han individualizado la tuberculosis y la meningitis, como ejemplos
concretos para observar la evolución descendente e irreversible de las
enfermedades infecciosas. También con criterios etiológicos se han
definido los grupos de cánceres y tumores; debilidad congénita (niños);
accidentes puerperales; muertes violentas o de causas externas; resto
de enfermedades; y, finalmente, de causas mal definidas. Por otra
parte, se han establecido tres categorías de causas definidas por
criterios anatómicos que comprenden las enfermedades del corazón, las
digestivas y las respiratorias.
Las enfermedades digestivas tienen un subapartado, las diarreas y
enteritis, que podrían ser causa de diversas opiniones, sí es mejor
ponerlas en el grupo de enfermedades digestivas o infecciosas. Se ha
preferido incluirlas en el apartado de enfermedades digestivas por
mantener el lugar donde se encontraban desde la primera Clasificación
de enfermedades y durante las primeras revisiones, lo cual simplificaba
el trabajo de base de datos. Sin embargo, en los estudios sobre
mortalidad infantil y en otros trabajos sobre enfermedades infecciosas
se atribuyen las "diarreas y enteritis" a una causa
infecciosa-epidémica. Las investigaciones de Casselli (1991) sobre esta
causa de muerte concluyen que son un buen indicador de la evolución de
la mortalidad y del nivel socioeconómico de principios del siglo XX.
Con esto se ha optado por hacer un subapartado de las "diarreas y
enteritis", tal que se pueda incluir en estudios sobre enfermedades
infecciosas, pero sin olvidar que en las revisiones de principios de
siglo pertenecía a enfermedades digestivas.
En cuanto a la metodología utilizada, el análisis del descenso de la
mortalidad en Tarragona entre 1900-1935 se ha topado con las
limitaciones de los datos. El análisis hubiera sido más completo si se
dispusiera de la información de las causas de muerte desagregadas según
las variables edad y sexo en relación con los patrones de enfermedades
mortales, pero el Anuario Estadístico del Instituto Nacional de
Estadística y el Movimiento Natural de la Población no publica esa
información a nivel provincial, excepto para el periodo 1902-1907, de
nuevo en 1931-40 y, finalmente, a partir de 1975.
Debido a esa restricción se ha utilizado -para estimar el impacto
diferencial por sexo y edad de cada causa de muerte en la provincia de
Tarragona- la técnica de la estandarización indirecta
5,
que elimina las distorsiones ocasionadas por las diferencias de
estructura de edad de la población y cuyos resultados –en forma de
Índice de Mortalidad Estandarizado (IME)– reflejan la posición de la
provincia analizada en relación con el patrón elegido, España.
El índice de mortalidad estandarizado (IME) para Tarragona con respecto
a España, para una causa determinada, muestra el siguiente resultado:
- si el IME > 1 quiere decir que la
mortalidad observada en Tarragona por dicha causa es mayor que la
esperada si la provincia tuviera la pauta de mortalidad por edad
española para dicha causa;
- si el IME < 1 significa, por el contrario,
que la mortalidad de Tarragona es menor para esta causa que la de
España.
La interpretación de los resultados de este índice solo permite
comparar los IME del área investigada respecto al área de la cual se ha
tomado la tasa tipo, en este caso, Tarragona con España. Sin embargo,
para los estudios geográficos y territoriales es uno de los métodos más
fiables, ya que amplía la información de la zona elegida y el análisis
se puede hacer con más profundidad y estabilidad; esto refuerza mejor
la importancia de los factores espaciales o geográficos que se quiere
investigar. Se ha preferido comparar la mortalidad por causa mortal
entre Tarragona y España en lugar de hacerlo con la de Cataluña, debido
a la mayor diferencia entre ellas, la utilización de las tasas de
Cataluña ofrecían menos información sobre el comportamiento diferencial
de la evolución de la mortalidad en Tarragona.
Los IME se han calculado para períodos censales (1900, 1920 y 1930).
Empero, para dar mayor solidez y comparabilidad, se han considerado las
defunciones de los dos años anteriores y posteriores al momento de
referencia del censo.
A fin de consolidar la hipótesis de la relación que existe entre la
transición demográfica y epidemiológica, por un lado, y las reducciones
de la moralidad infantil y en la niñez, aumentos de la esperanza de
vida y cambios en la composición de las causas de muerte, por otro, se
podría haber incorporado un análisis de los cambios de la esperanza de
vida al nacer en función de los cambios de la mortalidad infantil y de
1-4 y de las causas de muerte utilizando el método de descomposición de
Arriaga. Sin embargo, la carencia de datos con la que nos hemos
encontrado justifica la no utilización de este método. Las bases de
datos del Anuario Estadístico del Instituto Nacional de Estadística y
del Movimiento Natural de la Población entre 1900 y 1935 únicamente
publican los datos desagregados de causas de muerte por sexo y edad a
nivel provincial sólo en 3 períodos: entre 1902-1907, en 1931-40, y a
partir de 1975. Para el nivel global Español existen datos desde 1911.
Por eso la estandarización indirecta ayuda a solventar esos vacíos en
la información base. Se han comparado las causas de muerte y la
estructura por edad y sexo de dos poblaciones distintas: si bien en
este caso la comparación ha sido sólo por causa y sexo y no por edad.
La edad sólo se ha introducido al justificar la mortalidad más propia
por enfermedades infecciosas y que es más abundante: la infantil.
Tampoco tenemos información para construir las tablas de mortalidad
abreviadas para provincias desde 1900. No hay grupos de edades por
defunciones, si los hay son distintos entre los distintos anuarios, no
continuos y habría que hacer varias correcciones para los niños y para
el grupo abierto.
Tras la revisión bibliográfica sobre esperanzada de vida y evolución de
la mortalidad en épocas históricas y en España tampoco hemos encontrado
publicaciones ni investigadores que hayan citado o elaborado una
investigación sobre tablas de mortalidad por provincias. El trabajo que
parece más completo es el de Blanes (
2007)
y no trabaja con provincias hasta que los datos y la información está
muy justificada, esto es, en 1960.
4. Resultados
4.1. Aumento de la
esperanza de vida y drástico descenso de la mortalidad infantil
Entre 1900 y 1935 Tarragona tiene un crecimiento constante y fuerte de
la esperanza de vida (Figura 1) que en 1900 ostentaba los niveles más
altos de este indicador en toda España. Una persona nacida en Tarragona
en 1900 tenía una vida media de casi 40 años, en comparación con la
esperanza de solo 28 años que tenía quien nacía en otras provincias
españolas. En conjunto, la esperanza de vida aumenta entre 15-20 años
entre 1900 y 1935 en los tres territorios comparados, aunque el aumento
es mayor en Tarragona con alrededor de 20 años, mientras que España
crece en 16 años y Cataluña en 17,5 años.
La tendencia creciente de la esperanza de vida entre 1900 y 1935 en
Tarragona y en Cataluña, especialmente entre 1915-1920, contrasta con
la pérdida de años alrededor de 1920 por parte de España. Muy
probablemente, hubo causas que estuvieron afectando en torno a 1920 en
Tarragona y también en Cataluña que afectaron positivamente a la vida y
disminuyeron la mortalidad.
Esta evolución de la esperanza de vida en Tarragona se explica en parte
y se refleja en el descenso de la mortalidad infantil. Un rápido
análisis del indicador mortalidad infantil de datos extraídos del
Instituto Nacional de Estadística muestra que si en 1900 el 15,5% de
las defunciones correspondían a menores de un año, y el 15,4% a
infantes entre 1 y 4 años de edad, en 1935 esos porcentajes se habían
reducido a sólo 5% y 8%, respectivamente. Más concretamente, las tasas
de mortalidad infantil (Figura 2) de Tarragona se mantienen por debajo
de los niveles de Cataluña y de España hasta el inicio de la Guerra
Civil (
Gonzalvo-Cirac, 1994 y
2011).
Los valores de mortalidad infantil muestran el precoz descenso en
Tarragona en comparación con Cataluña y España. La mortalidad infantil
tuvo valores más bajos en Tarragona que en otras provincias españolas;
si bien en 1920 la distancia era la mayor entre 1900 y 1935. En 1900 en
España la tasa de mortalidad era de 160 y en 1935 de 105 por 1000; en
Cataluña pasa de 132 a 80 por 1000 nacidos vivos, y en Tarragona pasa
del 123 a 74 por 1000.
Los resultados sobre mortalidad infantil, observados por el contrario
en el aumento de la esperanza de vida, señalan que la fecha más
importante del cambio de evolución de las curvas se produce entre
1910-20. Momento en el que entra a funcionar la Gota de Leche en Reus
(1918-1936). Esta ciudad era la más importante de la provincia de
Tarragona en cuanto a número de habitantes, por encima de Tarragona
ciudad. Antes de la entrada de la institución ya se organizaban
acciones en contra de la catastrófica mortalidad infantil. Sin embargo,
no fue hasta 1920 cuando se implantó el edificio y se alentó la
realización de programas de intervención higiénica bajo supervisión
médica y dirigidas a la población infantil sana con un componente de
educación de masas, lo cual dio lugar a la faceta médico-social de la
Medicina de los Niños que se llamó Puericultura (
Rodríguez-Ocaña, 1999). El
desarrollo de dichos programas condujo a aproximar a las familias a la
atención médica de los niños hasta ganarse su confianza y convertirla
en habitual, además de introducir cambios profundos en el
comportamiento durante la crianza (
Rodríguez-Ocaña, 2012). Es
una combinación entre el socorro benéfico y la amplia educación
higiénico infantil.
Otro resultado característico de la zona y periodo analizado, desde el
punto de vista de la mortalidad, es haber nacido hombre o mujer.
Durante todo el período 1900-1935 la esperanza de vida de las mujeres
en Tarragona es siempre más elevada que la de los hombres, y lo mismo
pasa en Cataluña y el resto de España. Esta diferencia se incrementa
con el tiempo, al menos durante esta etapa; es decir, en 1900 la
esperanza de vida masculina de Tarragona era superior a la femenina de
Cataluña, y la de los hombres catalanes era superior a la de las
mujeres del conjunto del español.
En resumen, las diferencias entre la evolución de la mortalidad entre
España, Cataluña y Tarragona producidas durante las décadas anteriores
a la Guerra Civil (hasta 1935) se pueden explicar a partir de la
evolución de la enfermedades. El estudio de la transición
epidemiológica, que describe las modificaciones en la intensidad y en
el calendario de la mortalidad a través del análisis de los cambios en
los patrones epidemiológicos, representará una aportación fundamental
para comprender el porqué de las singularidades de la evolución de este
fenómeno en la provincia de Tarragona.
4.2. Evolución de
las causas de muerte en Tarragona
La descripción de la incidencia de las diferentes causas de muerte
(distribución porcentual y tasas) en Tarragona y en el conjunto de
España en los primeros 35 años del siglo XX servirá para contextualizar
los posteriores resultados. El porcentaje de las causas de muerte en la
provincia se muestra en la Figura 3. Las características más relevantes
son las siguientes:
1) descienden las enfermedades infecciosas
durante todo el período 1900-1935, el tramo de más descenso es entre
1900-1920. Cuando todavía el antibiótico no había entrado en las
fronteras españolas;
2) se mantiene un equilibrio ligero por la
incidencia de las enfermedades del aparato respiratorio entre 1900 y
1935;
3) aumenta la proporción de fallecidos por
enfermedades por el aparato circulatorio y cánceres. A partir del
periodo 1928-1931 las primeras superan la incidencia de las muertes por
infecciones;
4) las enfermedades digestivas tienen un
aumento de su importancia relativa hasta 1935. Las muertes por diarreas
y enteritis decrecen durante toda la etapa analizada;
5) las enfermedades puerperales y las de
debilidad congénita decrecen su incidencia.
6) el conjunto de “otras enfermedades” van en
descenso mientras aumentan las “mal definidas”.
La anterior descripción muestra la importancia relativa de cada causa
de muerte en función de las demás a lo largo del periodo analizado. Sin
embargo, no muestra la evolución de la incidencia real de cada una de
ellas, en un contexto de caída de los fallecimientos totales; para ello
es necesario calcular las tasas específicas por causas de muerte. En
cuanto a las tasas de mortalidad por causa correspondiente a las
principales enfermedades mortales (Figura 4), muestran que al inicio
del siglo se observa que la primera causa morbosa -tanto para los
hombres como para las mujeres, fueron las enfermedades infecciosas
(responsables, ellas solas, de 7 fallecimientos cada mil habitantes),
seguidas, en segundo lugar, por las enfermedades respiratorias no
transmisibles (no infecciosas), en tercer lugar, por la congestión y
hemorragia, en el cuarto, las diarreas y enteritis (infecciosas
clasificadas dentro de las enfermedades del aparato digestivo) y, en el
quinto puesto, las cardiovasculares.
En estos 35 años de siglo XX, el mayor descenso ha correspondido a las
enfermedades infecciosas (que pasan a ser la tercera causa de muerte
entre los hombres, y la cuarta entre las mujeres, en 1930) y a las
diarreas y enteritis (que pasan al quinto puesto en ambos sexos)
mientras que las cardiovasculares aumentan levemente y las congestiones
y hemorragias se estabilizan. La tendencia en la evolución de las
principales causas de muerte en Tarragona en estas primeras décadas de
siglo coincide, claramente, con la evolución descendente de la
mortalidad infantil y con el consiguiente aumento de la esperanza de
vida; 1920 es fecha clave en Tarragona para el cambio del perfil
epidemiológico. En efecto, los años ganados de vida en Tarragona entre
1900 y 1935 se deben, sobre todo, a la reducción de las enfermedades
infecciosas, que tienen una incidencia muy fuerte en las edades
infantiles. Al comparar las tasas específicas de mortalidad para las
principales causas de muerte en Tarragona con las del conjunto de
España, estas son más bajas en nuestra provincia de estudio tanto en
1920 como en 1930, y tanto en el caso de los hombres como de las
mujeres. He aquí una de las claves de la menor mortalidad que
caracteriza a Tarragona en esta época.
Como los antibióticos y la penicilina no entran en España hasta
principios de 1940, el descenso de las defunciones causadas por
enfermedades infecciosas y las diarreas y enteritis entre 1900 y 1935
no puede ser provocado por los avances médicos y farmacológicos de
estos medicamentos. Parecen estar detrás de este descenso, si bien
pueden ser causa directa, la mejora en la higiene y en las condiciones
socio-sanitarias de la zona, así como los avances médicos a nivel muy
general: mejoras en alimentación, higiene, uso de agua potable, entre
otros.
4.3. Comparando
Tarragona y España: Índices de Mortalidad Estandarizados
El análisis general de las causas de muerte y de las diferencias
existentes entre Tarragona y el conjunto de España se ha realizado de
forma más profunda a través del cálculo de tasas estandarizadas y la
obtención de los correspondientes índices de mortalidad estandarizados,
que permiten identificar con más nitidez y coherencia si la provincia
presenta unos niveles de mortalidad significativamente diferentes de
los de España para cada una de las causas de muerte. El método de la
estandarización indirecta se ha aplicado a todos los datos decenales
disponibles desde 1900. Más concretamente, se han realizado 3
estandarizaciones indirectas, correspondientes a los años 1900, 1920,
1930: cuando hay censos de población.
En los primeros años del siglo XX (Figura 5), la mortalidad en
Tarragona fue inferior a la de España. En otras palabras, los IME
totales fueron inferiores a 1 y es lo que pasamos a explicar
a) Estandarización
del censo de 1900
La primera estandarización se realiza para el censo de 1900. Los IME
resultantes para la provincia de Tarragona son 0,93 para los hombres y
0,95 para las mujeres, siendo menor que 1 y, por lo tanto, obteniéndose
una mortalidad menor que la del conjunto de España. Cabría esperar que
este buen nivel de mortalidad en Tarragona fuera producido por las
enfermedades infecciosas (
Caselli, 1991);
sin embargo, para 1900, en lo que respecta al conjunto de enfermedades
clasificadas como infecciosas-parasitarias y que, como vimos en la
Figura 3, suponen el 13% de todas las defunciones, la provincia tiene
más mortalidad por causas epidémicas, para ambos sexos, y más por
tuberculosis, para los hombres, que en el conjunto de España. También
la provincia posee más mortalidad por enfermedades circulatorias y
respiratorias para ambos sexos que en España, aunque en estos casos las
diferencias son muy pequeñas.
Bajo la rúbrica "otras enfermedades", también con mucha mayor
incidencia relativa en Tarragona, se encuentran muchas enfermedades que
no se han podido reagrupar en otros capítulos, ya que no se encuentran
desagregadas en las publicaciones.
Siguiendo con la estandarización correspondiente a 1900, la baja
mortalidad estandarizada (0.93 para los hombres y 0.95 para las
mujeres) y la buena esperanza de vida que tiene la provincia de
Tarragona a principios de siglo parece ser debida a varias razones: en
primer lugar, la mayor reducción de las diarreas y enteritis, que no
rebasan el 0,9 ni para los hombres ni para las mujeres, y que suponen
casi el 15% de las defunciones totales en el año 1900; en segundo
lugar, el bajo nivel alcanzado por las enfermedades congénitas (propias
de los niños de corta edad), que no llega ni al 0,6 para cada uno de
los sexos; y en tercer lugar, al menor nivel de defunciones femeninas
durante el periodo puerperal (0,78), así como a la menor mortalidad por
cánceres y tumores (inferior a 0,7 en ambos sexos). Simplificando y
tomando sólo las causas de muerte más importantes en esa época,
podríamos decir que la menor incidencia relativa de la mortalidad por
diarrea-enteritis en Tarragona compensa por la mayor incidencia
relativa de la mortalidad epidémica y hace que esta provincia tenga, en
1900, un nivel de mortalidad algo mejor que la del conjunto de España
b) Estandarización
del censo de 1920
La segunda estandarización ha sido aplicada a la población presente en
el censo de 1920, en la que realmente la provincia de Tarragona ha
experimentado un gran descenso de la mortalidad en relación a España:
el IME resultante es de 0,60 tanto para los hombres como para las
mujeres. Estos datos comparados pueden estar mostrando un gran cambio
epidemiológico y unos factores distintos que afectan a las enfermedades
mortales entre Tarragona y el resto de España.
Continúan siendo más altas en la provincia las enfermedades del aparato
circulatorio –y su desagregación, las congestiones y hemorragias para
ambos sexos– así como las muertes violentas (incluidos, ahora, los
suicidios), mientras que el resto de causas de muerte tienen menor
incidencia en Tarragona que en el conjunto de España. Analizando los
niveles de IME, la menor mortalidad de esta provincia se ha de entender
como consecuencia, sobre todo, de la reducción de las causas de muerte
atribuibles a las diferentes enfermedades infecciosas-parasitarias:
epidémicas, tuberculosis y meningitis, siendo la incidencia de estas
últimas un poco más de la mitad que las del conjunto de España. Se debe
destacar también el menor impacto de las defunciones por causas
respiratorias (especialmente para los hombres: 0,74) y, sobre todo,
digestivas: alrededor de 0,25 para ambos sexos.
c) Estandarización
del censo de 1930
Al momento de este censo, Tarragona sigue teniendo una menor mortalidad
estandarizada que el conjunto de España, sobre todo entre las mujeres:
compárese el IME de 0,97 para los varones con el de 0,72 para las
féminas. Las enfermedades del aparato circulatorio producen de nuevo
más muertes relativas en Tarragona, en ambos sexos, mientras que el
cáncer y los tumores malignos han iniciado su ascensión por encima de
la media española: 1,61 para los hombres y el 1,24 para las mujeres.
También las muertes violentas siguen teniendo una mayor incidencia,
especialmente entre las mujeres, mientras que la incidencia de las
enfermedades infeccionas, digestivas, respiratorias, puerperales,
congénitas, mal definidas y “otras” es inferior a la que tiene lugar en
el conjunto de España. A destacar sobre todo- de nuevo- el mucho menor
impacto de los fallecimientos por causas digestivas: 0,23 para los
hombres y 0,20 para las mujeres.
En resumen, en las tres estandarizaciones es menor la mortalidad en la
provincia de Tarragona que en el resto español. La menor mortalidad
relativa encontrada en la provincia de Tarragona se debe a una menor
incidencia, sobre todo, de las muertes por causas digestivas
(diarreas-enteritis en particular), así como de los causas
infecciosas-parasitarias (excepto 1900), respiratorias, puerperales y
congénitas, respecto al conjunto de España. Sin embargo, encontramos en
la provincia de Tarragona una mayor mortalidad por las enfermedades de
cánceres-tumores y las circulatorias. Otras causas muestran un impacto
diferencial más errático en los diversos años analizados, como es el
caso de las muertes violentas (incluidos los suicidios), las
enfermedades mal definidas y las “otras”.
5. Discusión
Demográficamente, las ganancias de esperanza de vida que se produjeron
en los 35 primeros años del siglo XX reflejan principalmente la
reducción de la mortalidad en los primeros años de vida (
Bernabeu-Mestre,
Caballero Pérez, Nolasco Bonmatí y Galiana Sánchez, 2006;
Goerlich y Pinilla, 2006;
Bernabeu-Mestre,
Perdiguero, Barona, 2007;
García Soler y
Gil-Alonso, 2007 Gil-Alonso, 2011;
Bernabeu, 2012). Esta reducción
mostraría una cierta continuidad con los programas de salud pública e
higienistas de la época y una discontinuidad espacial hasta la década
de 1920 con una importante disparidad espacial en la intensidad,
cronología y ritmo del descenso: una mayor mortalidad en los ambientes
urbanos de las capitales de provincia que en los restos provinciales
(entidades consideradas por los investigadores, a falta de datos
mejores, como representativas del mundo rural) hasta 1926
6.
Un descenso mayor en la mortalidad en las zonas periféricas y costeras
que en la España interior y meridional (
Gómez Redondo, 1992;
Ramiro y Sanz, 1999;
Sanz-Gimeno, 2001 y
Reher y Sanz, 2004;
Bernabeu, 2005). En este contexto
de remarcables diferencias interprovinciales de mortalidad (
Gómez Redondo, 1992;
Arbaiza, 1996;
Viciana, 1998;
Gil-Alonso, 2011;
García Soler, 2006; y
Blanes, 2007), diferentes investigaciones
han confirmado que la mortalidad de Tarragona fue una de las más bajas
de España en la primera mitad del siglo XX, incluso inferior a la del
conjunto de Cataluña, que a su vez se situaba por debajo de la media
nacional (
Pujadas, 1982;
Cabré, 1999), aunque no se ha descrito,
ni ilustrado, el gran descenso provocado a partir de 1920.
A nivel comparativo, los resultados obtenidos por Bernabeu-Mestre (
2005;
2011), Sanz-Gimeno (
2001), Ramiro y Sanz (
1999) y Robles (
1995) en sus investigaciones sobre la
mortalidad demuestran que, efectivamente, Tarragona presentaba unos
niveles de mortalidad relativamente bajos y que descienden bruscamente
en torno a 1920. La tesis de Pujadas (
2009)
sobre la evolución de la mortalidad infantil en Palma de Mallorca, se
caracteriza también por mostrar una mortalidad relativamente baja, con
unos resultados coherentes con los de esta investigación sobre
Tarragona, especialmente alrededor de 1920.
Epidemiológicamente, la relativa alta esperanza de vida que presenta
Tarragona con respecto al conjunto del Estado y los IME más bajos que
posee la provincia analizada con respecto al patrón escogido (España)
se explican por los cambios en el patrón de las enfermedades mortales:
las causas de muerte que tuvieron mayor protagonismo en las primeras
décadas del siglo XX (infecciosas, respiratorias, diarreas y enteritis)
tenían sistemáticamente menor incidencia en la provincia de Tarragona;
además, la evolución descendente adquiere más fuerza en torno a 1920.
Se podría decir, por lo tanto, que Tarragona se adelantó al resto del
país en la Transición Epidemiológica, de ahí su ventaja en esperanza de
vida al nacer a inicios del siglo XX, que fue posteriormente recortada
y anulada. En efecto, la distancia en la tendencia de la mortalidad que
separaba a España de los países del centro y norte de Europa se redujo
rápidamente entre 1900 y 1960, y especialmente a partir de 1940 (
Leasure, 1962;
Breschi, Pozzi y
Rettaroli, 1996;
Cussó y
Nicolau, 2000). De todas formas, hacia 1920 encontramos que los
datos de mortalidad infantil, esperanza de vida, tasas por enfermedades
infecciosas en los niños e IME en Tarragona son semejantes a los
encontrados en zonas europeas y no españolas.
Una causa o factor determinante que podría explicar la desigual
evolución de la mortalidad tarraconense respecto a la española en 1920
y que puede explicar este gran descenso y la menor incidencia en
Tarragona por mortalidad por causa infecciosa se encuentra en la
difusión de normas de higiene, educación y alfabetización (
Bernabeu-Mestre,
Esplugues, Galiana y Moncho, 2011;
Frías Roig, 1946). La mortalidad
por enfermedades infecciosas disminuyó especialmente en la provincia de
Tarragona, antes incluso de la existencia y difusión de los
antibióticos y penicilina (
Bernabeu-Mestre,
Esplugues, Galiana y Moncho, 2008;
Bernabeu-Mestre,
Esplugues y Galiana, 2004 y
Bernabeu,
2012), aunque -claro está- dicha reducción se acentuó con la
posterior introducción de éstos (
Razell,
1974;
Robles y Pozzi, 1997).
Sin lugar a dudas, alrededor de 1920 se encuentra la diferencia más
grande entre la esperanza de vida al nacer de Tarragona y España.
Los programas de higienistas y de salud pública llevados a cabo por el
Doctor Frías (hacia 1920) desde Reus extendiéndose a toda la provincia
y que parece deben estar incidiendo en el descenso de la mortalidad son:
A) La formación de las madres y padres de la zona:
escuelas de padres, carteles anunciadores de las tragedias infantiles y
familiares…
B) Mejoras de las instalaciones para cuidados del
niño.
C) La formación del equipo sanitarios médicos,
enfermeras, comadronas, cuidadores, practicantes…
D) Formación de las maestras y el incentivo sobre la
mejora en la cantidad y calidad de la educación de las niñas.
Estos deben de estar explicando la reducción precoz de la mortalidad
por enfermedades infecciosas antes de la entrada de los antibióticos
que erradicaran casi al mínimo estas enfermedades. Junto a estos
aparecen otras características de la zona como son el clima, la
nutrición y el nivel de vida; no olvidemos que Reus es la segunda
ciudad en número de habitantes y en importancia de todo Cataluña.
Algunos de estos factores aparecen mencionados tanto en la bibliografía
de la época, como en las normativas sobre salud pública e higiene en la
educación, hospitales y administraciones públicas (
Frías Roig, 1946;
Gómez Redondo, 1987;
Bernabeu, 2003;
Blanes, 2007). La limpieza, el lavado, el
cambio de ropa y la alimentación láctea (directa y en biberones) eran
algunos ejes del movimiento de acción higienista. El historiador de
Tarragona Recasens (1998) expone en sus investigaciones que en la
provincia de Tarragona los menores niveles de mortalidad encontrados
por enfermedades infecciosas pueden estar en la incipiente obra de
prevención médica y de los higienistas, principalmente de Reus. Sin
lugar a dudas, por el calendario y las ideas, las instituciones como la
Gota de Leche y los avances higienistas entorno al Dr. Frías pueden ser
algunas de las causas ventajosas de la provincia.
A) En cuanto a la educación de las madres y padres, era un tema
prioritario en el instituto: una de las mayores dificultades para
obtener un descenso en la incidencia de las enfermedades infecciosas
eran las prácticas tradicionales utilizadas por las madres o las
niñeras en el cuidado de los niños (Morel, 1991). Precisamente, por
ello el cambio en dichas prácticas fue clave para mejorar la caída de
la mortalidad, incluso al margen del uso de medicamentos, como señala
Bernabeu en muchos de sus trabajos de investigación revisados y
referenciados por Behm Rosas (2014). En ese sentido, una posible
explicación al descenso precoz de las enfermedades infecciosas en la
provincia de Tarragona, especialmente a partir de 1910, la podemos
encontrar en la mejora de la educación, tanto en los hombres como en
las mujeres. Las escuelas para formación de los dos sexos fueron una
innovación en todo el territorio.
B) Destaca en la obra del doctor Frías desde Reus las mejoras de las
instalaciones para cuidados de la niñez. Los cuidados higienistas y de
salud pública de la época indujeron a un menor contagio y a una mejor
solución de la enfermedad principal en esta década, 1910-20, esto pudo
haber repercutido en la poca afección que tuvo la gripe española de
1918. También, el descenso de mortalidad infantil por enfermedades
infecciosas como gastroenteritis, se debe mucho a la introducción de
limpieza, higiene, buena hidratación y alimentación del bebé. Este dato
es el que más desciende a partir de 1910 en la provincia de Tarragona.
En cuanto a la mejora del sistema sanitario-hospitalario antes de 1935,
es producida, en parte, por los efectos de los descubrimientos
realizados por las terapias y vacunas en relación con determinadas
enfermedades infecciosas –en particular de la vacunación antivariólica
y de la profilaxis clínica contra la malaria y el suero antidiftérico (
Razell, 1974,
Van de Walle, 1986;
Reher y Sanz-Gimeno, 2004;
Pérez-Moreda,
Ramiro-Fariñas, y Sanz-Gimeno, 2004;
Galiana y Bernabeu, 2011)-.
Sin embargo, no existen pruebas claras de una ventaja significativa de
la provincia de Tarragona en este aspecto; ni en los estudios e
instituciones de Reus. Hasta 1940 los datos publicados sobre sanidad e
higiene son muy escasos en dicha provincia. Apenas aparecen datos en el
Anuario Estadístico de un hospital que informaba que en Tarragona
capital, en 1920, habían ingresado 135 hombres y 81 mujeres. En 1930 se
señala que se han servido 1.326 vacunas antivariólicas en toda la
provincia de Tarragona, en Cataluña se han ofrecido 4.351 vacunas y en
todo España 82.219. Por encima de la provincia de Tarragona
encontramos: Teruel, Valencia, Zamora, Zaragoza, Valladolid, Almería,
Badajoz, Burgos, Castellón, Ciudad Real, Córdoba, Coruña, Gerona,
Granada, Huelva, Jaén, Lugo, Madrid, Navarra, Orense, Oviedo, Palencia,
Pontevedra y Sevilla. Por lo tanto, podemos descartar que la causa de
la menor mortalidad de Tarragona sea la existencia de un sistema
hospitalario más desarrollado en esta provincia o que se hayan
difundido las vacunaciones en mayor medida que en otras provincias
aunque Frías hubiera puesto mucho interés en ello.
C) La formación del equipo sanitario -médicos, enfermeras, comadronas,
cuidadores, practicantes- sería otro aspecto de la mejora en el sistema
sanitario-hospitalario. En el Instituto de la Gota de Leche había un
amplio abanico de personal sanitario que una vez formado atendía los
hospitales de la zona. Obviamente, este sistema estructural ayudó al
descenso de las enfermedades infecciosas, pero poco más se puede
averiguar sobre cuál fue la repercusión positiva del equipo sanitario
al respecto.
D) Formación de las maestras y el incentivo sobre la mejora en la
cantidad y calidad de la educación de las niñas. El mayor aumento de
niñas matriculadas en los colegios de Tarragona se produce en la década
1910-20. Los datos del INE sobre la evolución de la población
escolarizada muestra que esta aumentó rápidamente durante los primeros
35 años del siglo XX: pasando del 30 al 60%.
Como señala Caldwell (
1990) una
causa que puede explicar rápidamente la supervivencia de los menores de
1 año, es el acceso a la educación, especialmente de las madres. La
mejora en los niveles de capacitación de las mujeres (alimentación,
higiene, salud, etc.) puede estar directa e indirectamente relacionada
con el descenso de la mortalidad infantil. El aumento de alfabetización
que adquiere la población femenina de Tarragona –observado en los datos
del INE- se puede entender como una causa y, a la vez, consecuencia de
la mejora en las condiciones de vida: la repercusión que tuvieron las
ideas de los higienistas y de salud médica-pública en la primera mitad
de siglo son transmitidas a las niñas desde la infancia (
Frías, 1946;
Bernabeu, 2004 y
2005). Las provincias de
Castilla la Vieja, Andalucía, Extremadura, Aragón, algunas de Castilla
la Nueva, Galicia y Murcia tienen niveles muy bajos de alfabetización
y, al mismo tiempo, poseen los niveles de mortalidad en la infancia más
elevados a principios del siglo XX (
García Soler y
Gil-Alonso, 2007).
Otro factor que pudo incidir de forma directa en el descenso de la
mortalidad es la situación estratégica y geográfica de la zona. Sobre
la relación entre los patrones espaciales y geográficos y la mortalidad
se apunta a principios del siglo XX y hasta la Guerra Civil a un modelo
centro-periferia, donde las provincias interiores tenían mayor
mortalidad que las costeras (
Gómez
Redondo, 1992;
Cussó y
Nicolau, 2000;
Bernabeu, 2005;
Blanes, 2007;
García Soler y
Gil-Alonso, 2007;
Gil-Alonso y
Sancho-Valverde, 2011). Una de las explicaciones más concretas
podría ser el clima (
Ramiro y
Sanz, 1999,
2000a y 2000b;
Reher y Sanz, 2000;
Sanz, 2001), más sano en el mar que
en el interior. Sorprende, sin embargo, que las primeras instituciones
de Gotas de Leche -salvo la de Madrid- fueron todas realizadas en zonas
costeras: San Sebastián, Barcelona, Oviedo, Melilla… Los territorios
interiores de España, con un clima más continental y con temperaturas
más extremas, sufrían un mayor impacto de las causas de muerte
infecciosas que las zonas litorales, de clima más suave; dichas
diferencia en el impacto se daba especialmente en la infancia (diarreas
y enteritis en verano, respiratorias en invierno),
El hecho de que Tarragona mostrara niveles más bajos que la media
catalana es más difícil de explicar, solo podemos aventurar que quizás
se deba: a la ausencia de una gran ciudad industrial (como sucedía en
el caso de Barcelona, provincia de mayor mortalidad que el resto de
Cataluña durante las primeras décadas del siglo XX); a la no existencia
de grandes cadenas montañosas de clima más extremo como en el caso de
las provincias de Girona y Lleida, esta última además de clima más
continental que las otras provincias catalanas; y, finalmente, quizá a
lo más diferenciado, que Reus y la provincia de Tarragona gozaban de
los servicios de la incipiente obra de los higienistas y pediatras, la
Gota de leche, pionera en esta zona tan concreta catalana.
6. Conclusiones
El estudio es interesante por la profunda transformación económica y
social ocurrida en el conjunto de España, en Cataluña y, en concreto,
en la provincia de Tarragona. Las divergencias y convergencias en la
evolución de la mortalidad entre las distintas zonas estudiadas
muestran que entre 1900 y la Guerra Civil (1935), antes de la
introducción de la penicilina y de los otros antibióticos, los valores
encontrados se deben a:
-Tarragona –comparada con Cataluña y España– es la que tiene niveles
más bajos de mortalidad general, mortalidad infantil (
García Soler y
Gil-Alonso, 2007), así como una menor incidencia relativa de las
enfermedades infecciosas. Fue la primera provincia catalana donde se
produce la pérdida del perfil mediterráneo –con elevada mortalidad
infantil- (
Cabré, 1999).
-En las décadas anteriores al estallido del conflicto bélico (1935) es
cuando Tarragona gana más años de esperanza de vida. En torno a 1920 es
cuando se produce la diferencia más amplia entre Tarragona y España.
-La ventajosa situación de mortalidad de la que goza la provincia de
Tarragona en estos primeros 35 años del siglo XX respecto al resto de
España, parece ser debida –según se desprende del análisis de los IME–
a una menor incidencia, sobre todo, de las muertes por causas
digestivas (diarreas-enteritis en particular), así como de los causas
infecciosas-parasitarias –bajos niveles de tuberculosis (excepto para
los hombres en 1900) y meningitis–, respiratorias, puerperales y
congénitas. Por el contrario, los cánceres-tumores y las causas
circulatorias (congestión-hemorragias, particularmente) tienen una
mayor incidencia relativa que en España.
De todo ello deducimos que, de las tres fases que propone Omran (
1971) sobre la transición epidemiológica,
los resultados epidemiológicos parecen confirmar que en la provincia de
Tarragona ya había finalizado la primera fase en 1900 y se había
iniciado la segunda –mientras que en España la primera fase se presenta
hasta los primeros años de la década de 1930- (
Viciana, 1998;
Reher y Sanz, 2004 y
Blanes, 2007). Es decir, de los modelos
de transición epidemiológica que proponía Lerner (
1973), Tarragona sería -en nuestra opinión-
en el contexto español un ejemplo más cercano al modelo clásico,
mientras que España en su conjunto lo sería del acelerado.
Original y pionera es, por tanto, la evolución de la mortalidad y la
salud en Tarragona en las décadas del siglo XX antes de la Guerra Civil
(1936). Sin lugar a dudas, las acciones, ideas y obras del doctor Frías
desde el Instituto de Reus en la década 1910-1920 ayudaron, estimularon
e impulsaron el descenso de la mortalidad infantil. Esa experiencia de
los años 1910-1920 sería la base para reducir las tasas de mortalidad
infantil en muchos países actuales.
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¿Por
qué descendió tanto la mortalidad infantil en Tarragona, provincia de
Cataluña (España)? El ejemplo del doctor Frías i Roig (Reus, 1878-1963)
by
Margarita Gonzalvo-Cirac is
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Notas:
1 Universitat Internacional de Catalunya,
Facultat de Medicina i Ciències de la Salut. ESPAÑA.
mgonzalvocirac@gmail.com
2 Las investigaciones que se presentan en esta
conferencia forman parte del proyecto financiado por el Ministerio de
Economía y Competitividad español (2012-2016) con número de referencia
CSO2012-31206, titulada: Relaciones dinámicas entre mortalidad y
fecundidad en las primeras fases de la Transición Demográfica, del cual
la autora es investigadora.
3 La Transición demográfica distingue tres fases
en su presentación clásica para la evolución de la población: 1) en la
fase pretransicional, eran las fluctuaciones en los niveles altos de la
mortalidad (por guerras, epidemias, hambrunas…) quienes imponían el
ritmo en el crecimiento o decrecimiento de la población; 2) la fase de
transición consistió en el proceso de sustitución de la mortalidad por
la fecundidad como nuevo mecanismo de regulación demográfica. La
mortalidad disminuye considerablemente produciéndose un crecimiento
acelerado de la población, y poco más tarde el descenso de la
fecundidad reducirá dicho crecimiento; 3) finalmente, durante la fase
postransicional el control de la fecundidad y la baja mortalidad, hace
que se mantengan niveles bajos en el crecimiento de la población.
4 Frenk et al. (1991) establece una diferencia
conceptual entre la transición epidemiológica y la sanitaria, que
analiza los cambios en las condiciones de salud y enfermedad de las
poblaciones afectadas. Para explicar dichos cambios sería necesario
estudiar los factores determinantes de las condiciones de salud y
enfermedad, que actúan en distintos niveles y donde el concepto de
“factor de riesgo” tiene un papel central.
5 La estandarización indirecta es un método de
ajuste basado en promedios ponderados que permite la comparación entre
dos poblaciones con diferente estructura por edad. Método utilizado
para el estudio de las causas de muerte por su metodología básica, su
sencillez de cálculo y su robustez del indicador. Este método es óptimo
para comparar poblaciones que son distintas en su distribución por edad
y otras variables demográficas (Schoenbron, Klein y Fried, 2000;
Nordness, 2006).
6 También la capital, Tarragona, tiene mayor
mortalidad que el “resto provincial”, es decir, que la zona
teóricamente rural (Gonzalvo-Cirac, 1994; Cussó y Nicolau, 2000;
Gil-Alonso, 2011). Sin embargo, la particularidad de esta provincia
respecto a la menor mortalidad del “resto provincial” es que la
provincia de Tarragona posee a principios de siglo XX ciudades (Reus y
Tortosa) que tenían mayor población que la propia capital, por lo que
esta evolución de la mortalidad en el interior de la provincia tiene
rasgos distintos que en otras provincias españolas.