Revista
Población y Salud en
Mesoamérica
Volumen
18, número 1 |
julio-diciembre 2020
DOI:
https://doi.org/10.15517/psm.v18i1.40815
Características
deseables de un programa educativo para mujeres
con exceso de peso del cantón Central de Alajuela, Costa Rica, según
las
participantes y profesionales en salud
Desirable characteristics of an
educational program for excess weight women of the Central County of
Alajuela, Costa Rica, according
to women and health professionals
Tatiana
Martínez-Jaikel[1],
Indira deBeausset[2]
Resumen:
Introducción:
En Costa Rica, según la
segunda encuesta de vigilancia de los factores de riesgo cardiovascular
del
2014, el exceso de peso en mujeres alcanza un 70.6 %. Esto trae
múltiples
consecuencias para su salud física y emocional. Se ha tratado de
abordar este problema,
a partir del criterio de profesionales en salud sin consultar a las
personas
afectadas acerca de sus preferencias. Objetivos: Identificar
las
características deseables que debe incluir un programa educativo
dirigido a
mujeres con exceso de peso en el Cantón Central de la provincia de
Alajuela,
Costa Rica, desde el punto de vista de las participantes y del personal
de
salud. Metodología: Se utilizaron tanto técnicas cualitativas
(2 grupos
de discusión, 5 grupos focales, 7 entrevistas a profundidad y 2
sesiones de
devolución de resultados con 28 mujeres), como cuantitativas (una
encuesta a 16
profesionales en salud de diferentes disciplinas). Resultados: tanto para la mayoría de las mujeres participantes como
para todo el
personal de salud, el programa debe contar con tres componentes: el nutricional, el psicológico y el de
actividad física. Ambos grupos coinciden en que idealmente debería ser
un
programa grupal con un componente individual. Las mujeres indican que
el
programa debería motivarlas, ejercer control y ofrecerles una “dieta”. Conclusiones:
Un programa dirigido a
mujeres con exceso de peso, debe ser preferiblemente grupal, tratar la
parte
nutricional, promover la actividad física y priorizar el abordaje de
los
factores emocionales. Se recomienda trabajar en forma
interdisciplinaria;
siendo básico contar con una persona profesional en nutrición.
Palabras claves: obesidad, personal de salud, terapia grupal,
investigación cualitativa
Abstract: Introduction:
In Costa Rica, according to
the
second
2014 cardiovascular risk factor surveillance
survey,
excess
body
weight reaches
70.6% in women. Excess
body
weight has multiple
consequences for
women´s physical
and emotional health.
That problem
has been addressed
taking into consideration
the criteria of health professionals,
without consulting
the women with
excess body weight. Objectives: To
identify the desirable
characteristics of
an educational
program for excess
weight women of the province
of Alajuela, Costa Rica, taking
into consideration
both health personnel
and excess weight
women´s opinions.
Methodology: We conducted two discussion
groups, 5 focus
groups, 7 in-depth
Interviews,
and 2 member-checking sessions
with 28 women,
and a survey with
16 health personnel
from different
disciplines. Results: For most of the
women and all the health personnel,
the program must have three
components: nutrition,
psychology, and physical
activity. For both,
it should be a
group program with
some individual sessions.
For women, the
program should
motivate them,
“exercise control” over
them, and offer
a structured diet
plan which they
can follow. Conclusions:
A weight loss
program for excess
weight women should be a group therapy. It should
have three components: nutritional
education, promoting
physical activity
and addressing emotional
factors. It is
recommended to
work in an interdisciplinary
team that should have a Nutritionist.
Key Words: obesity, health personnel, group therapy,
qualitative research
Recibido: 23 Feb 2020 | Corregido;
24 May, 2020 | Aceptado
29 May, 2020
1.
Introducción
El
exceso de peso es un problema mundial que se ha
casi triplicado desde 1975 (World Health
Organization, 2020). Costa Rica no es la
excepción,
según la segunda encuesta de vigilancia de los factores de riesgo
cardiovascular del año 2014 (Wong, 2016), el exceso de peso en mujeres
es de un
70.6 % con una prevalencia mayor que en los hombres (63.5 %).
El
exceso de peso trae múltiples consecuencias para la
salud de las mujeres, tales como hipertensión, dislipidemias,
enfermedad
cardiovascular y un aumento de la mortalidad. Sin embargo, las
consecuencias a
nivel emocional y social, tales como depresión, inseguridad,
aislamiento, baja
autoestima e inseguridad alimentaria, son también de grandes
dimensiones (Food Research
and Action Center, 2015; World Health Organization, 2020).
Es
importante considerar que la pérdida
de peso, entre 2,5 y 5,5 Kg de peso (tras dos años de cambios en el
estilo de
vida), reduce el riesgo de diabetes de un 30 a 60 %. El perder entre un
5 y un
10 % del peso reduce la presión arterial sistólica y diastólica, así
como el
uso de tratamiento antihipertensivo. También reduce un 1.0 % la HbA1c
(hemoglobina glicosilada) y las necesidades de medicamentos para la
diabetes
(Jensen et al., 2014; Sociedad Española para el estudio de la Obesidad
[SEEDO],
2016).
Por
otra parte, la inseguridad
alimentaria y nutricional (INSAN) ha sido asociada con exceso de peso
en
mujeres, pero no así en hombres (Food Research and Action
Center,
2015). La INSAN se puede definir “cuando las personas no tienen acceso
físico,
social o económico suficiente a alimentos inocuos y nutritivos para
satisfacer
sus necesidades alimenticias y sus preferencias en cuanto a los
alimentos a fin
de llevar una vida activa y sana” (Organización de las Naciones Unidas
para la
Agricultura y la Alimentación [FAO], 2010, p.8).
La
mayoría de los consensos sobre el
tratamiento de la obesidad en personas adultas indica que debe constar
de tres
pilares fundamentales: una dieta reducida en calorías, un incremento de
la
actividad física y el uso de estrategias conductuales que faciliten la
adherencia a las recomendaciones de alimentación y ejercicio (Bethesda,
1998;
Jensen et al., 2014; Seagle, Strain,
Makris y Reeves, 2009).
También
se ha
reconocido la importancia del apoyo social y familiar en la pérdida de
peso en
las mujeres, así como el rol fundamental que juegan los factores
ambientales
(Albuquerque, Nóbrega, Manco y Padez,
2017; Seagle et al., 2009).
Aunque
en Costa Rica se han hecho
esfuerzos por buscar una solución efectiva al problema del exceso de
peso,
hasta el momento de esta investigación no se conocía ningún estudio que
haya
dado “voz” a las mujeres en relación con el problema del exceso de peso
(Martínez-Jaikel, 2011), con lo cual se perdía la dimensión más humana
del
problema. Por ejemplo, no se tiene suficiente información, acerca de si
las
personas prefieren el abordaje individual o grupal, si prefieren que
les
entreguen una dieta estructurada o se les enseñe a hacer sus propias
selecciones de alimentos, o si la inseguridad alimentaria influye en el
tipo de
programa que prefieren. A su vez, la mayoría de las alternativas
existentes se
ha centrado principalmente en el abordaje desde los factores
individuales,
tales como tratar de cambiar los hábitos de alimentación o motivar
sobre la
práctica de ejercicio físico, dejando de lado el origen multifactorial
del
exceso de peso (Jensen et al., 2014).
Por
lo tanto, se vuelve imperativo
conocer las características con las que debe contar un programa
educativo que
parta de la realidad de las potenciales participantes y tome en cuenta
sus
expectativas. También, es importante conocer la opinión de los
distintos
profesionales en salud que podrían estar involucrados en el tratamiento
del
exceso de peso, acerca de las características que debería tener esta
alternativa de atención. El objetivo de este artículo es identificar
las
características deseables que debe incluir un programa dirigido a
mujeres con
exceso de peso del Cantón Central de Alajuela, Costa Rica, desde el
punto de vista
de las potenciales participantes y del personal de salud.
2.
Metodología
Este
estudio
se llevó a cabo en el cantón Central de la provincia de Alajuela, Costa
Rica
durante el año 2010. Se
seleccionó la ciudad de Alajuela por
ser parte del Gran Área Metropolitana, alrededor de la ciudad capital
del país,
y por contar con facilidades para el desarrollo de este estudio. El
protocolo
de esta investigación fue aprobado por el Comité Ético Científico de la
Universidad de Costa Rica.
Se
utilizó un enfoque de investigación mixto, en
el cual se aplicaron principalmente métodos cualitativos complementados
por un
componente cuantitativo (Morse
& Cheek, 2014). El tipo de estudio es
descriptivo transversal. Para el estudio cualitativo, se usó la teoría
fundamentada “grounded theory”
como nuestra orientación teórica (Glaser, Strauss y Strauss, 2017) para explorar las expectativas de las
participantes, en relación con un programa de pérdida de peso. El
componente
cuantitativo se utilizó para conocer el criterio del personal de salud
acerca
de las características que debería tener un programa dirigido a
mujeres
con exceso de peso.
La
investigación se realizó con la participación de dos grupos: 1) mujeres
con
exceso de peso (unas con seguridad alimentaria y nutricional (SAN) y
otras con
INSAN) y 2)
profesionales que trabajaban o potencialmente se podrían
involucrar en el trabajo con estas mujeres. Para ambos se utilizó una
muestra
no probabilística con criterios. Para las mujeres, se consideraron los
siguientes criterios de inclusión: tener
sobrepeso (IMC entre 25-29.9 kg/m2) u obesidad grado I (IMC
entre 30
y 34.9 kg/m2), según la clasificación de la Organización
Mundial de
la Salud (OMS) (World Health
Organization, 2020), no presentar
diagnóstico de
diabetes mellitus ni estar embarazada, tener entre 30 y 60 años (etapa
adulta) y
residir en el área geográfica del estudio. Las personas profesionales
tenían
que ser tituladas en alguna de estas disciplinas: trabajo social,
nutrición,
medicina, psicología o educación física y preferiblemente tener
experiencia en
el trabajo con mujeres con exceso de peso. La muestra final quedó
constituida
por 28 mujeres con exceso de peso (16 con INSAN y 12 con SAN) y 16
profesionales en salud (5 nutricionistas, 4 trabajadoras sociales, 4
psicólogas, un médico y 2 educadores físicos). De estos 11 tenían
experiencia
en el trabajo con mujeres con exceso de peso, de los 5 restantes que no
se
habían involucrado con el tema, 4 eran trabajadores sociales y uno
profesional
en educación física. La experiencia promedio de los que sí han
trabajado con
estas mujeres es de 8.7 años.
2.3
Variables
y categorías de análisis
Características
sociodemográficas, estado nutricional y nivel de inseguridad
alimentaria:
A las mujeres se les preguntó su
edad, situación laboral, nivel educativo y estado marital. El nivel de
INSAN
fue medido con la escala de inseguridad alimentaria para Costa Rica
(González,
Jiménez, Madrigal, Muñoz, y Frongillo,
2008), la cual
consta de 14 ítems, con opciones de respuesta de ‘‘nunca’’, “a veces’’
y
‘‘muchas veces”. También se les tomó el peso y la talla con el fin de
calcular
su IMC.
Características
deseables
de un programa de pérdida de peso:
Se
interrogó tanto a las mujeres como al personal de salud y para ambos
incluyó
aspectos como número de sesiones, duración y periodicidad del programa,
modalidad de atención (individual o grupal), número de participantes y
temas
propuestos. En las mujeres se utilizaron
técnicas cualitativas y en el personal de salud se hizo en forma
cuantitativa.
2.4
Desarrollo y prueba de instrumentos
Se
llevaron a
cabo dos grupos de discusión con mujeres con exceso de peso con las
mismas
características de la población en estudio, pero que no participarían
en la
investigación principal. Con ellas se trabajó la guía de discusión
propuesta
para los grupos focales, con el fin de ver si era necesario introducir
cambios
o aspectos que no se habían contemplado.
El
primer
grupo de discusión contó con la participación de 12 mujeres de la
ciudad de
Alajuela con SAN y fue convocado a través de la Oficina de la Mujer de
la
Municipalidad. En el segundo, participaron 6 mujeres de la ciudad de
Atenas las
cuáles tenían INSAN.
Los
grupos se
dividieron en mujeres con INSAN y mujeres con SAN con el fin, no solo
de
investigar si existían diferencias entre ambas, sino también de agrupar
mujeres
con situaciones de vida similares, lo que facilitaría el compartir
información.
Con
base en
los resultados arrojados, se les hicieron correcciones a las guías de
grupo
focal. Por ejemplo, se agregaron preguntas para profundizar en aspectos
que
resultaron centrales, tales como, el estado de ánimo. Posterior a la
realización de cada uno de los grupos, se desarrolló una sesión
educativa
relacionada con nutrición y un refrigerio con el fin de agradecer su
participación en el estudio.
2.5
Convocatoria y selección de las participantes
El
reclutamiento de las participantes
se realizó a través de la base de datos que tiene la Oficina de la
Mujer de la
Municipalidad de Alajuela de mujeres interesadas en participar en
grupos de
estilos de vida saludable. En total, se asignó cita a 70 mujeres para
verificar
los criterios de inclusión. Finalmente, cada una de las 28 mujeres que
cumplieron estos criterios y que quisieron participar, leyeron y
firmaron el
formulario de consentimiento informado.
2.6
Técnicas
de recolección de datos
2.6.1
Mujeres
con exceso de peso
Se
realizaron tres grupos focales con
mujeres con INSAN (n=16) y 2 grupos con mujeres con SAN (n=12). Para
todos los
grupos se utilizó una guía de grupo focal, la cual contaba con 10
secciones:
salud en general, conocimientos con respecto al exceso de peso,
sentimientos
con respecto al peso, estado de ánimo, exceso de peso y relación
socioeconómica, características de un programa de pérdida de peso,
barreras y
facilitadores para la pérdida de peso, apoyo familiar, motivaciones
para perder
peso, ventajas y desventajas de someterse a un plan de pérdida de peso.
Se
realizaron 7 entrevistas a
profundidad a las mujeres (4 con INSAN y 3 con SAN) utilizando una guía
de
entrevista. Esto con el fin de profundizar en algunos aspectos de los
grupos
focales y tratar aspectos más personales, como los intentos que habían
realizado para perder peso y que les podría haber sido difícil
compartir en
grupo. Las participantes fueron las mismas mujeres que tomaron parte de
los
grupos focales. Este número de grupos focales y entrevistas fue
determinado por
la saturación que mostró la información obtenida; es decir, se dejaron
de
llevar a cabo grupos y entrevistas, cuando se dejó de encontrar
información
nueva.
Con
las 16 personas profesionales involucradas en el abordaje de mujeres
con exceso de peso,
se realizó una encuesta con relación
a las características que debería tener un programa de pérdida de peso
dirigido
a mujeres con exceso de peso, la misma fue enviada y contestada a
través del
correo electrónico. Este instrumento constaba de 4 secciones
(información
general, experiencias en el trabajo con mujeres con exceso de peso,
características deseables de un programa de pérdida de peso y aportes
desde el
trabajo social) para un total de 24 preguntas: 19 de respuesta abierta
y 5 de
respuesta cerrada.
2.7
Procesamiento y análisis de la información
Los
grupos focales y las entrevistas se
grabaron, transcribieron textualmente y se editaron para garantizar la
calidad
de la información. La organización y codificación de los datos
cualitativos se
realizó con la ayuda del programa informático ATLAS/ti. La estrategia
de
codificación seguida fue elaborar una lista inicial de categorías de
acuerdo con
los objetivos de la investigación. Se asignó a los segmentos que
compartían la
misma naturaleza, significado y características la misma categoría. Sin
embargo, la lectura reiterada de los textos permitió que afloraran una
gran
cantidad de categorías emergentes, por lo que era necesario, a partir
de los
datos, llegar a los conceptos, es decir, la lectura de los textos
permitió ir
elaborando en forma paulatina la lista de las categorías.
Posteriormente, se
agruparon las diferentes categorías en familias, que intentan resolver
los
objetivos iniciales de la investigación, así como contestar algunas
preguntas
que surgieron durante ella.
La
información cuantitativa
correspondiente a la caracterización de las participantes, así como la
consulta
a expertos se analizó utilizando estadística descriptiva y con ayuda
del
programa MS-EXCEL.
2.7.1 Control de la calidad de
los datos
Con
el fin de garantizar la calidad de
los resultados, se realizó un proceso de devolución y validación de los
resultados obtenidos con las mujeres participantes. Se realizaron dos
sesiones,
una con 8 mujeres con SAN y la otra con 8 mujeres con INSAN. También
durante el
análisis de datos, se realizaron reuniones frecuentes con el equipo
investigador, con el fin de ir discutiendo los temas emergentes.
3.
Resultados
Las
características
deseables se presentarán desde el punto de vista de las participantes y
del
personal de salud.
A
las mujeres se les consultó sobre los temas que debería abordar el
programa, así como aspectos metodológicos del mismo, tales como
modalidad
preferida, forma en que les gustaría recibir el plan de alimentación,
entre
otras cosas.
Aunque
no era requisito para participar el tener experiencias previas de
pérdida de peso, durante el estudio se determinó que la mayoría han
tenido
diversas experiencias con varios tipos de programas, individual,
grupal, con
dietas y sin dietas. A continuación, se presentan las características
sociodemográficas de las participantes.
La
mayoría de las mujeres
participantes tenían entre 30 y 49 años (68 %), eran amas de casa (79
%),
tenían al menos la primaria completa (82 %) y tenían una pareja (75 %).
(Tabla
1).
Tabla
1.
Características
de las mujeres en el momento del
reclutamiento (n=28)
Características |
n |
% |
Edad
(años) |
|
|
30-39 |
7 |
25 |
40-49 |
12 |
43 |
50-60 |
9 |
30 |
Nivel
Educativo |
|
|
Escuela primaria incompleta |
4 |
14 |
Escuela primaria completa |
5 |
18 |
Secundaria incompleta |
6 |
21 |
Secundaria completa |
8 |
29 |
Universidad incompleta |
3 |
11 |
Universidad completa |
2 |
7 |
Estado
Marital |
|
|
Conviviendo en pareja |
21 |
75 |
No convive en pareja |
7 |
25 |
Situación
laboral |
|
|
Amas de casa |
22 |
79 |
Ocupaciones informales |
6 |
21 |
Estado
Nutricional según IMC (Kg/m2) |
|
|
Sobrepeso (25-29,9 kg/m2) |
11 |
39 |
Obesidad grado I (30-34,9 kg/m2) |
17 |
61 |
Estado
de seguridad alimentaria |
|
|
Seguridad Alimentaria |
12 |
43 |
Inseguridad alimentaria y nutricional leve |
12 |
43 |
Inseguridad alimentaria y nutricional moderada |
1 |
4 |
Inseguridad alimentaria y nutricional severa |
3 |
11 |
Fuente:
Elaboración
propia, 2011.
En
relación con los temas que las mujeres consideran necesitan para poder
perder peso se tiene que las mujeres con INSAN plantean en su mayoría
temas
relacionados con la alimentación y las mujeres con SAN mencionaron en
mayor
cantidad la necesidad de un componente de psicología. Sin embargo,
ambos grupos
consideran fundamental la parte emocional, ya que ellas piensan que
muchas de
las consecuencias de su exceso de peso y las barreras que tienen para
adelgazar
están ligadas a la parte emocional (Martinez-Jaikel
y
Frongillo, 2016). Una de las participantes
menciona:
“Diay ¡yo pienso que la nutrición tiene que
ir ligada
definitivamente con la psicología, definitivamente o sea!...”
(Mujer SAN).
Y
la mayoría de ellas mencionan que lo fundamental es conocer sobre cómo “manejar
la ansiedad”:
“Bueno,
yo pienso que se podría considerar cómo poder ayudar a la mujer en
casos de
ansiedad, qué darles a las mujeres cuando están con ansiedad para que
no coman
tanto, o sea no comer tanto porque el daño es en la salud más que todo
lo que
usted está haciendo igual psicológicamente porque empezamos a sentirnos
tan
feas que ya no nos gustamos ni nosotras mismas entonces que no
proyectamos
nada...” (Mujer SAN)
“Cómo
atacar ciertos momentos de ansiedad o emocionales porque yo sé que
usted va a
decir si usted hace ejercicio entonces no se deprime o va a decir tal
vez es que si usted come, no pero es que
hay momentos es que usted
se está sintiendo, usted necesita como saber a qué recurre, [que] me
voy a
tomar” (Mujer INSAN).
Para
las mujeres con INSAN los temas relacionados con la alimentación que
se deberían incluir son en orden de mención, los siguientes:
·
Las
porciones que deberían consumir, es decir, los tamaños de porción.
·
Selección de los alimentos
adecuados:
aprender a saber entre alimentos semejantes cuál son
nutricionalmente mejores, por ejemplo, cuál aceite o galleta es mejor
que las
otras o incluso que preparaciones son mejores que otras.
“Entonces
yo digo si como galleta soda pero ¡diay!
me dijo que no coma galletas pero ¿qué tipo de galletas?”
·
Sustitución
de alimentos:
esto porque muchas veces se les dice qué no comer,
pero no lo que sí pueden comer, o bien que en caso de que hayan comido
de más,
como lo pueden compensar después:
“Por
ejemplo a mí me dice el doctor, no coma galletas, no coma tortillas, no
coma
pan, no coma, pero no me dice, lo que debería decirme es coma esto,
esto y
esto, entonces yo digo bueno no como galletas
pero qué
tipo de galletas, me entiende, entonces uno se queda”.
·
Menús
establecidos: las
participantes lo que quieren es que les den un
menú con qué comer cada día.
·
Recetas saludables: ellas
sugieren que se les faciliten
recetas usando alimentos que se suelen recomendar, pero que ellas no
saben cómo
incluir:
“Bueno por ejemplo en el
mercado hay harina
integral bueno que entonces nos aporten una receta con harina integral,
hay
harina, hay macarrones, hay arroz integral, entonces que nos den una
receta o
varias recetas de cómo hacer el arroz, cómo hacer las galletas, de cómo
hacer
los macarrones, hay carne de soya, bueno agréguemele esto, carne molida
también
de soya muy rico, pero que nos den ideas porque a veces…”
·
Técnicas de preparación de alimentos: ellas
desean conocer cómo mejorar las maneras en que preparan sus
alimentos:
“Bueno,
pero es que puede haber lo que hay pero si
depende de
cómo lo hayas preparado, pueden haber vainicas pero si al picadillo de
vainicas
le echas un montón de mantequilla, eso el que comes verdad, entonces
estás
comiendo mal, si le echas un montón de mantequilla”.
·
Técnicas
para acelerar el metabolismo:
varias
de ellas mencionaron que desean conocer las
formas para acelerar su metabolismo “lento”:
“Lo
que yo si quisiera saber es técnicas, si tenemos el metabolismo lento
qué
técnicas hay para acelerarlo y quemar grasa, comiendo qué o haciendo
qué,
encontrar esa técnica es el santo grial”.
A
las mujeres con
INSAN, otros conocimientos que les gustaría adquirir son técnicas para
rendir
el dinero, donde adquirir los alimentos más baratos y cómo sembrar
alimentos en
el hogar. Estas mujeres ven el conocimiento como un factor a favor,
principalmente
para ellas que “tienen que hacer de
tripas corazón” para obtener al menos
lo indispensable, por lo tanto, es fundamental dentro del dinero que
tienen
aprender a seleccionar lo mejor.
“Que
nos dé técnicas, estrategias para poder saber cocinar mejor nuestros
alimentos,
dónde adquirirlos a buen precio o cómo sembrarlos en caso de la
hidroponía por
ejemplo si tenemos chance de hacerlo en la casa, técnicas para poder
que la
platita nos alcance por ejemplo para otras cosas más importantes como
medicinas, o zapatos o libros”.
Lo
que a las
mujeres con SAN les gustaría conocer con respecto a la alimentación es
a
combinar alimentos, ya que “la combinación de alimentos que he escuchado que
tiene mucho efecto en la parte psicológica.”
Aunque
este punto no se exploró directamente con las mujeres, ellas si
mencionaron algunos aspectos importantes a considerar en el programa.
Con
respecto a actitudes, la mayoría de las mujeres piensan que es básico
que el
programa las logre motivar.
“Que
las motiven, que si no lograste bajar, que si tenías un propósito
digamos de
bajar un kilo en un mes y no lo lograste entonces no desanimarse y
continuar
adelante, ser motivada y que le digan tranquila eso suele suceder, no
se
mentiritas blancas para que la persona se sienta bien y no deje, no
desista en
lo que está haciendo” (mujer SAN).
También
mencionaron que era importante el aprender a quererse, con el fin
de cuidarse a sí mismas, es decir, desarrollar la actitud del
autocuidado.
“Entonces
yo creo que un programa tiene que llevar a ese conocimiento, o sea
primero
aprenderse a querer la persona, para convencerla, el poder de
convencimiento,
de que tiene que cuidarse, y eso lo hago cuando, cuando me aprendo a
querer, si
yo no me quiero no me cuido, y me voy a autodestruir” (Mujer SAN).
Con
respecto a comportamientos que debe fomentar, mencionan principalmente
la práctica del ejercicio físico, el manejo de la ansiedad y la
disciplina.
Con
las mujeres se trató de ahondar en el tema de la modalidad de atención
que les gustaría recibir, es decir si preferían la atención grupal,
individual
o una combinación de ambas. La mayoría
de las mujeres participantes reconocen la atención grupal como una
modalidad
que reúne ventajas importantes. En el nivel individual, la gran mayoría
reconoce que es fundamental que se tomen en cuenta sus propias
particularidades, en relación con la alimentación, al ejercicio y la
parte emocional.
Además, para algunas la parte individual les proporciona la ventaja de
tener
que “darle cuentas” a alguien, sin embargo, para otras, eso lo sienten
cuando
están en un grupo.
La
combinación de ambas modalidades es la propuesta que se expresa con más
fuerza en estas mujeres:
“Y
el problema que ella tiene ahí de que la operaron no sabemos si eso
puede
afectarle, pero también es bonito esto de compartir.” (mujer INSAN)
En
la Tabla 2 se resumen las percepciones de las mujeres con respecto a
las ventajas y desventajas que tiene la modalidad grupal o individual.
Estas
coinciden en gran medida con lo propuesto por Helm
y Klawitter (2007). En relación
con la
preferencia de estas mujeres por la terapia grupal, esto coincide con
diversos
estudios, tales como el de Minniti et al.
(2007),
quienes concluyeron que entre la consejería
nutricional individual y la terapia grupal cognitiva conductual, si
bien los
resultados obtenidos después de 6 meses de tratamiento fueron iguales
en ambas,
en la terapia individual el porcentaje de abandono fue
significativamente
mayor. Una revisión sistemática que intentó comparar la terapia
individual con
la terapia grupal en obesidad concluyó que las intervenciones grupales
fueron
más efectivas que las individuales entre grupos donde predominan
participantes
femeninas y que reciben intervenciones dirigidas por psicólogos (Paul-Ebhohimhen y Avenell,
2009). En un reciente estudio, realizado en
Sudáfrica (Manning, Senekal y Harbron,
2019), se demostró que la terapia grupal fue mucho más efectiva en la
pérdida
de peso que el tratamiento usual, que era normalmente una cita
individual con
una persona profesional en nutrición y otra en edicina.
A su vez, tuvieron mayores incrementos en actividad física y lograron
posicionarse en mayor proporción en la etapa de cambio de acción.
Tabla
2.
Ventajas
de la modalidad grupal y la modalidad individual según las
opiniones de las mujeres.
Modalidad
Grupal |
Modalidad
Individual |
||
Ventajas |
Desventajas |
Ventajas |
Desventajas |
Compartir
los logros Tener
libertad de expresar lo que sienten Motivarse
unas a otras Fomenta
la competencia “
es
que grupal es bonito, ver quién perdió más” (Mujer
SAN) Apoyo
unas a otras “No
solo es un apoyo para seguir la dieta sino es un apoyo emocional” (Mujer
SAN) Sentirse
acompañadas en el problema que sufren “realmente
se consuela entre unos y otros al saber que uno no es el único
que vive un montón de cosas eso es bueno saberlo “
(Mujer
INSAN) Hacer
nuevas amistades “primero
porque uno hace amistad con un montón de personas y eso
es lo más lindo que uno puede rescatar de cualquier lugar donde uno
esté metido” (Mujer
INSAN) Pasar
un rato agradable fuera de la casa “pasar
una tarde amena. No estar dentro de la casa, entonces eso también le
ayuda a uno” (Mujer
SAN) |
Sienten
que sus propias particularidades no se toman en cuenta dentro del grupo |
Se
toman en cuenta sus particularidades en relación con alimentación,
ejercicio y emocionales “Sería
fantástico una dirección más personalizada porque yo no soy igual que
Ana Isabel no soy Flor, no soy igual que nadie, mi caso es. “ (Mujer
INSAN) Sienten
que le tienen que “dar cuentas a alguien”: “pero
yo siento que cuando uno es una persona gorda uno necesita como que
sean más enfáticos que usted me diga vea AI usted por la característica
de su contextura, por todo eso más personalizado que me diga bueno
usted tiene que hacerme esta dieta hágame esto así y así y si no
funciona entonces vemos a ver qué pasa.” (Mujer
INSAN) |
No
se tiene la presión del grupo “Cuando
hay más, a uno le da más vergüenza.” (Mujer
SAN) |
Fuente:
Elaboración
propia, 2011
Otro
punto que deben considerar los profesionales en nutrición en este
tipo de programas es la forma en la cual se va a trabajar con estas
mujeres su
“dieta”, si ellas prefieren un plan de alimentación personalizado, si
se
entregan listas de intercambio, si se dan menús preestablecidos, si se
trabajan
únicamente con recomendaciones, entre otras consideraciones. En este
sentido al
consultarles a las mujeres, las diferentes posibilidades para lograr
entender
lo que deben comer, a cada opción le encuentran ventajas y desventajas.
Con
respecto al menú estructurado, con
lo que ellas “deben” comer cada día, más de la mitad los prefieren,
pues les
perciben las siguientes ventajas:
·
Tienen
una
guía de lo que tienen que comer
“Yo
creo que me gustaría como que me digan bueno A…usted para bajar esos
ese
poquito que tiene de más usted necesita consumir tantas calorías
diarias y las
manda a consumir con esto y esto y esto así yo no me salgo de ahí.”
(mujer
INSAN)
·
Les
permite
planificar las compras y con eso ahorrar dinero
“Y
más barato, se economiza porque entonces ya usted ya no gasta de más no
se le
pierden las cosas porque usted compra algo específico.” (mujer SAN)
Sin
embargo, para varias de ellas, esas “dietas” rígidas les traen varias
desventajas tales como, que sienten que tienen que hacer “comida
especial” solo
para ellas:
“Tiene
desventajas porque si yo voy a hacer es preferible lo que yo hice para
el
almuerzo de todos nada más que simplemente ponerme la porción que yo me
voy a
comer simplemente, pero eso de que un menú digamos lunes esto, martes
esto,
para mí es más incómodo” (mujer INSAN).
Aunque
algunas de ellas, piensan que
eso no es así, porque su familia podría comer lo mismo que ella:
“pero
sí puede uno pero yo no variaba la dieta
para mis
hijos, qué se yo, si ahí decía bueno media taza de arroz y 1/3 de
frijoles y 1
taza de picadillo de vainica con carne molida y 1 taza de lechuga con
picada
con limón y una manzana, yo lo hacía igual para todo el mundo solo que
a los
chiquillos les daba más simplemente yo me medía lo mío” (mujer INSAN).
Otra desventaja, es que si
no tienen o no pueden comprar alguno de los alimentos incluidos sienten
que no están cumpliendo la dieta y eso hace que se sientan mal:
“Sí
digamos el asunto es
este que esto que dice ella pero llegó un
momento un
día o unos días o unas semanas que por motivo casi siempre en lo
económico de
que hoy me toca comer esto y no tengo nada de esto, ok entonces yo voy
variando
entonces qué razón tiene que me den una dieta si no la estoy
cumpliendo” (mujer
INSAN).
Además,
se llegan a “aburrir” de comer
siempre lo mismo o no les gustan las preparaciones que trae la dieta,
además
les limita el salir a comer afuera, porque no saben qué hacer en estos
casos.
“Eso
es lo que pasa uno se aburre, ya le digo yo muchos años estuve yendo
ahí a la
cruz roja, donde esa señora, me mantenía siempre bien, pero llega el
momento y
uno se cansa ya, ya no quiero comer eso y cuando uno se da cuenta
volvió a
comer lo que no normalmente comía" (mujer SAN).
A
su vez, en algunas personas, el tener una “dieta” les permite sentir
que
tienen en sus manos la solución al problema. Llama la atención el caso
de una
de las mujeres que, a pesar de que ha logrado perder 16 kilos
alimentándose
saludablemente, pero sin seguir un plan de alimentación, sigue creyendo
que lo
necesita:
“Obviamente
que me den las reglas para tener el hábito todos los días, que me den
un menú y
obviamente me esforzaría para lograrlo y obtenerlo” (mujer INSAN).
Esto demuestra que para algunas personas es
importante “sentir” que tienen a mano una dieta, que esta implica
alimentos
especiales, que debe seguirse al “pie de la letra” y que esa es la
mejor forma
de perder peso, aunque las mismas experiencias les hayan demostrado lo
contrario.
En relación con la preferencia de muchas por una
“dieta”, esta puede explicarse por el hecho de que
en
nuestro país, durante algún tiempo, se pusieron de moda las “dietas”,
incluso
recomendadas por médicos, en las que se debía comer ciertos alimentos
durante
un cierto número de días para bajar el peso deseado y es reforzado por
las
dietas de revistas, las cuales prometen grandes resultados si se sigue
la
“dieta” propuesta.
En
el estudio de Wing et al (1996) se
demostró
que el seguir planes estructurados que incluyeran listas de compras era
más
efectivo que un programa estándar de modificación de conducta que
incluyera
sesiones semanales, pero que no tuviera planes estructurados. Sin
embargo, este
estudio tuvo una duración de 6 meses y fue realizado en los Estados
Unidos de
América, lo que implica un contexto diferente al nuestro. En el caso de
las
mujeres de nuestra investigación, si bien es cierto que mencionan que
este tipo
de planes les ayuda a perder peso más rápidamente en el corto plazo,
también
consideran que el
sentirse a dieta tiene implicaciones desde el punto de vista de manejo
de la
ansiedad, que incluso las lleva a “atracones” de comida.
El
hecho de tener que seguir el menú tal y como está escrito, hace que
ellas sientan que tienen que salirse de su vida cotidiana para cumplir
la
dieta. Así, surge la creencia que tienen que cocinar diferente y no
igual para
toda su familia (Martinez-Jaikel y Frongillo, 2016) y, a su vez, no pueden manejar
las
situaciones de comer afuera que se les presentan, ya que ellas
consideran que,
si no la hacen tal y como viene ahí, no la están cumpliendo.
La mayoría de las mujeres piensan que es
fundamental que el programa tenga seguimiento y evaluación, que se
establezcan
metas y se esté “controlando” su cumplimiento.
“seguimiento
y evaluación. Si usted no se asegura de un seguimiento de que usted
está
cumpliendo ciertas etapas eh en función de tiempo que en tal semana
usted debió
haber adquirido tal cosa” (mujer INSAN)
Esto principalmente en lo que se refiere a
controlar el peso perdido, ya que ellas consideran un punto fundamental
que les
lleven un control de su peso cada vez que hay reunión, con el fin de
sentirse
“presionadas” a hacer las cosas.
“Yo pienso igual que ella,
también es mejor
que me pesen de 8 a 8 y voy viendo que voy bajando, y sigo todo
comiendo
poquito [y] el ejercicio toda la semana, caminando” (mujer INSAN).
Otro
punto que comentaron ellas con respecto a la metodología, es que les
gustan que les den sesiones educativas, a las que les llaman “charlas”,
aunque
algunas de ellas mencionaron que era importante que no fueran
magistrales.
“lo
menos magistral posible porque lo magistral nos duerme, magistral es
que se
para alguien al frente a hablarlo, verdad a decirlo nos duerme, el caso
de las
charlas, tiene que ser algo más interactivo poner a la gente más
interactivo
porque eso cala más” (mujer INSAN).
Las
mujeres prefieren un programa donde haya un “control”, porque así
ellas se sienten presionadas a hacer las cosas. Parece que la
motivación para
bajar de peso viene de afuera y que sus propias motivaciones no son los
suficientemente fuertes para lograr que bajen de peso, es decir en
ellas
predominan las motivaciones extrínsecas y no las intrínsecas (Ryan,
Williams,
Patrick y Deci, 2009). Esto podría hacer
que sigan un
programa de pérdida de peso por un tiempo, pero luego lo abandonen
(Leblanc et
al., 2016).
Otro
punto que se les preguntó a las mujeres era si estaban dispuestas a
realizar tareas como parte del programa. A esta interrogante algunas de
las
mujeres con inseguridad alimentaria respondieron que sí y algunas que
no. Las
que piensan que no, atribuyeron eso a su estado de ánimo y al hecho de
que
tienen muchas otras actividades, por las cuáles prefieren aprovechar el
tiempo
de la sesión. Pero si comenta la mayoría, que, si
dejan tareas o metas, es importante revisarlas.
Algo que es un punto clave a considerar en el
diseño e implementación del programa es que este debe partir de las
propias
realidades de las personas participantes, tal y como lo mencionan estas
mujeres
refiriéndose al tema de la alimentación:
“como
digamos yo apuntar lo que me como durante una semana digamos y yo traer
esto y
decirle esto es lo que yo comí esta semana, dígame qué me aconseja, qué
tengo
que cambiar y qué debo quitar y comer” ( mujer
SAN).
Como se ve anteriormente, para muchas es
importante partir de lo que ellas comen.
Esto es reforzado con el hecho de que ellas
quisieran que la “dieta” que se les dé, incluya alimentos accesibles
para
ellas. Otro punto por el que fueron consultadas fue por la duración de
la
sesión y por el número ideal de participantes. La mayoría de ellas
mencionó que
preferiblemente la sesión debería durar entre una y dos horas y tener
un máximo
de 10 participantes. Ya teniendo
claridad de lo que para las mujeres es importante en un programa de
pérdida de
peso, en el siguiente apartado se muestran los resultados de la
consulta
realizada a las personas profesionales.
De
los 16 profesionales consultados, dos piensan que el programa debe ser
meramente grupal, una de las profesionales en psicología lo justifica
de esta
manera:
“Los
procesos grupales son más enriquecedores porque permiten a la persona
darse
cuenta de que no está sola en su problema, además el conocer
experiencias
similares proporciona apoyo emocional” (Psicóloga)
Las
otras 14 opinan que el programa debe ser grupal; pero con un
componente individual, la justificación es que hay “aspectos
sensibles y personales que no son convenientes para ser
tratados en grupo”. Este punto coincide con lo propuesto por Helm
y Klawitter (2007),
quienes consideran que una desventaja de la terapia grupal puede ser
que las
personas se sientan incómodas de revelar información personal en el
grupo.
Al
personal de salud se les consultó qué profesionales deberían
involucrarse idealmente en un programa educativo para mujeres con
exceso de
peso y cuáles según lo que ellas consideraban factible. Desde el punto
de vista
de lo que se considera “ideal” el 100 % está de acuerdo que las tres
profesiones que deberían incorporarse son nutrición, psicología y
educación
física, seguidos muy de cerca por medicina (94 %) y trabajo social (75
%).
También fueron mencionados otras profesiones fisioterapia, enfermería y
especialidades médicas como cardiología, ginecología y cirugía. Tomando
en
cuenta lo que se considera factible se mencionan, en este orden,
nutrición,
psicología, educación física, medicina y trabajo social.
El
personal de salud
sugiere diversos temas con relación a aspectos relacionados con la
nutrición,
con la parte emocional y con la actividad física. En la Tabla 3 se
sintetiza
esto.
Tabla
3
Aspectos
relacionados con la Nutrición, con la
parte emocional y con la actividad física que según los profesionales
consultados debe incluir un programa de pérdida de peso.
Relacionados con Nutrición |
Relacionados
con la parte emocional |
Relacionados con actividad física |
Promoción
de estilos de vida saludables |
Fortalecimiento
de la autoestima |
Promoción
de estilos de vida saludables |
Alimentación
saludable |
Autoimagen |
Cómo
aumentar la actividad física |
Enfermedades
asociadas a la obesidad |
Autocuidado |
Sesiones
participativas de ejercicio |
Menús
saludables |
Vivencia
personal ante el sobrepeso |
Cómo,
cuánto y porqué hacer actividad física. |
Interpretación
de etiquetas nutricionales |
Conductas
aprendidas acerca de la comida |
Ejercicios
en enfermedades crónicas |
Selección
adecuada de alimentos (visita guiada a un supermercado) |
Manejo
del estrés |
Higiene
postural |
Modificación
de recetas |
Menopausia |
|
Alimentación
y cultura |
Manejo
de pensamientos o cogniciones |
|
Mitos
y errores en torno a la pérdida de peso |
Resolución
de problemas |
|
Porciones
de alimentos |
Comunicación
asertiva |
|
Manejo
de la alimentación fuera del hogar |
Derechos |
|
Sesiones
demostrativas de cocina saludable |
Manejo
de límites |
|
Consecuencias
médicas del sobrepeso |
Manejo
y expresión de sentimientos |
|
Alimentación
de patologías asociadas al sobrepeso como HTA, DM, enfermedades
cardiovasculares |
Género |
|
Aspectos
nutricionales de la menopausia. |
Historia
familiar y personal vinculada con el sobrepeso. |
|
Consejos
para comer fuera de casa y en eventos sociales |
Presión
social |
|
Preparación
y almacenamiento de los alimentos. |
Manejo
de la ansiedad |
|
|
Relación
de los alimentos con las emociones |
|
|
Deseos
y expectativas en referencia a la pérdida de peso |
|
Fuente:
Elaboración
propia, 2011.
Con
respecto a los componentes que debe tener el programa, la opinión
tanto de las mujeres como de los profesionales coincide con los
diferentes
consensos sobre el tratamiento del exceso de peso, quiénes concluyen
que los
pilares del tratamiento de la obesidad son la nutrición, la actividad
física y
el tratamiento psicológico (Bethesda(MD),
1998; Jensen
et al., 2014; Seagle et al., 2009). La
mayoría de los
programas existentes cuentan con estos componentes (Tsai
& Wadden, 2005). Por ejemplo,
programas
reconocidos mundialmente, como “Weight Watchers”, “LA Weight
Loss” y “Jenny Craig”, enseñan a las
personas participantes
los lineamientos para asistir a reuniones familiares, fiestas y otras
situaciones sociales sin que esto afecte la pérdida de peso (Witherspoon y Rosenzwerg,
2004),
tal y como es sugerido por el personal de salud que participó en este
estudio.
3.2.4
Con respecto a las
sesiones
También
se consultó a las personas profesionales acerca de cuántas
sesiones y con qué frecuencia se deberían desarrollar. Alrededor del 40
% de
las respuestas (6/16) fueron entre 10 y 15 sesiones, que dependía de
las
características del grupo, o de otros factores (5/16). Tres de ellos
piensan
que deben ser menos de 10 sesiones y 2 de ellos que deben ser más de
15.
En
relación con la frecuencia con que se deberían desarrollar las sesiones
las opiniones están divididas entre una vez a la semana (7/16) y una
vez cada
15 días (6/16). Con respecto al número de participantes máximo por
grupo, la
mayoría (9/16) piensa que debería ser entre 10 y 15.
Este
estudio brinda aportes importantes en
relación con los aspectos que se deben considerar al trabajar con
mujeres con
exceso de peso en mujeres costarricenses. Como principales hallazgos de esta investigación, se
tiene que, tanto para
las mujeres como para el personal de salud, es indispensable que el
programa
cuente con tres componentes: el
nutricional, el psicológico y la actividad física. Para ambos,
idealmente
debería ser un programa grupal con un componente individual.
Para las participantes, es fundamental que tome en cuenta
sus necesidades,
principalmente los aspectos emocionales y, entre estos, es central el
manejo de
la ansiedad por comer. También, es importante que el programa “las
motive” y
que se les “controle” continuamente su peso y el cumplimiento de metas.
El hecho de que ellas prefieran una alternativa
de atención basada en el control está ligado al hecho de que sus
motivaciones
para perder peso son externas, por lo tanto, necesitan un factor fuera
de ellas
que las presione para poder cumplir con sus metas, ya sea este el
grupo, una
pareja o un profesional de la salud.
Existe una tendencia
generalizada a
querer que se les faciliten “dietas”, ya que a pesar de las desventajas
que
ellas mismas les reconocen, se consideran un requisito indispensable
para
perder peso. Esto porque el perder peso está asociado para estas
mujeres a
restricción, alimentos especiales e incluso a comida sin sabor
agradable (Martinez-Jaikel y Frongillo,
2016).
Las
fortalezas de este estudio se centran en el hecho de que es el primero
desde el cuál se aborda la estrategia para lograr la pérdida de peso en
las
mujeres incorporando el punto de vista de ellas como usuarias. La
principal
limitación es que la muestra tiene representatividad únicamente para el
área urbana
y, por lo tanto, sería necesario hacer estudios en área rural. Otra
limitación
es que algunos de los profesionales consultados no tenían experiencia
en
trabajo con grupos y ninguno tuvo capacitación específica en el manejo
de
grupos, entonces sus opiniones podrían no fundamentarse en realidades.
Una
de las principales recomendaciones que surgen de esta investigación es
trabajar en forma interdisciplinaria el complejo problema del exceso de
peso.
Es básico contar con una persona profesional en nutrición, e idealmente
con una
persona profesional en psicología o trabajo social que trabaje los
aspectos
emocionales, los cuales resultan ser primordiales. También, con un
profesional
en educación física. En caso de un equipo interdisciplinario, partiendo
de la
gran cantidad de temas que propone cada profesional, es muy importante
que el
programa sea diseñado en conjunto llegando a acuerdos sobre como
integrar los
temas de manera que sean complementarios.
Dado
que muchas veces el desarrollo de los programas de pérdida de peso
recae únicamente en el profesional en nutrición, es fundamental que
este cuente
con técnicas que le permitan trabajar la motivación intrínseca de las
personas
con exceso de peso; así como, sus principales barreras para la pérdida
de peso tanto
personales como familiares. A su vez, se
propone el uso de la educación interactiva nutricional grupal, porque
ha
demostrado ser efectivo para lograr mejor adherencia al tratamiento, ya
que
logra generar cambios de actitud y que las personas interioricen sus
recursos y
motivaciones propias para el cambio (deBeausset,
2018).
Se
sugiere dar a las mujeres recomendaciones de alimentación y lograr que
entiendan cómo sustituir unos alimentos por otros, ya que probablemente
esto
les empodere más al sentirse en mayor control sobre su alimentación. Al trabajar con mujeres con INSAN, es
primordial el educar con relación a cómo comer saludable a bajo costo y
educar
acerca de cómo manejar el presupuesto familiar, esto con el fin de que
estas
aprendan a usar de la mejor forma los recursos existentes.
Por
los resultados de este estudio se vislumbra,
que uno de los principales retos para cualquier programa que trabaje
con
mujeres con exceso de peso, es el “manejo de la ansiedad”. Las mujeres
definen
la ansiedad como un “deseo incontrolado” de comer, aún sin tener hambre
(Martinez-Jaikel y Frongillo,
2016).
Al
reconocer que la misma tiene diferentes causas,
se vuelve fundamental su abordaje, así como brindar mecanismos
alternativos
para canalizarla con el fin de facilitar la pérdida de peso.
Es
fundamental, promover la terapia grupal en los centros de salud, por
ser más costo-efectiva y promover el apoyo social facilitando así los
cambios
de conducta. La duración de la terapia debería ser de al menos 6 meses
y
valorar con el grupo si la frecuencia debiera ser semanal o bisemanal.
Se
recomienda también que el personal de salud que va a manejar la terapia
grupal
reciba un entrenamiento específico en el manejo de grupos especialmente
en la
parte de psicología de grupos tanto para poder trabajar las
motivaciones, como
fortalecer el empoderamiento de las mujeres.
5.
Agradecimientos
Se agradece enormemente a la M.Sc.
Ivette Campos Moreira por sus aportes a este trabajo.
A la Vicerrectoría de Investigación por el financiamiento parcial de
este
trabajo a través del proyecto: Diseño de un modelo de atención
nutricional
grupal para mujeres con exceso de peso, que incluya elementos
cognitivo-conductuales.
6.
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