Revista
Población y Salud en
Mesoamérica
Volumen
18, número 1 |
julio-diciembre 2020
DOI:
https://doi.org/10.15517/psm.v18i1.42383
La
Consumo de frutas y
vegetales en la población urbana costarricense: Resultados del Estudio
Latino
Americano de Nutrición y Salud (ELANS)-Costa Rica
Fruits
and vegetables intake among Costa Rican urban population: results from
the
Latin American Study of Nutrition and Health: ELANS-Costa Rica
Georgina
Gómez Salas[1],
Dayana Quesada Quesada[2],
Anne Chinnock[3]
Resumen:
Introducción: El
consumo suficiente de frutas y vegetales ha sido ampliamente asociado
con
diversos beneficios para la salud, entre ellos, el actuar como factor
protector
contra el desarrollo de enfermedades crónicas no transmisibles, cáncer
y
enfermedades mentales. La Organización Mundial de la Salud (OMS)
recomienda un
consumo diario de 400 gramos entre frutas y vegetales. Este estudio
tuvo como
objetivo la caracterización del consumo de frutas y vegetales, según
variables
sociodemográficas en la población costarricense y el cumplimiento de la
recomendación de la OMS. Metodología:
Los datos se obtuvieron del Estudio Latino
Americano de Nutrición y Salud (ELANS)-Costa Rica. Se reclutaron 798
sujetos de
15 a 65 años, residentes en zonas urbanas del país, y se evaluó el
consumo de
alimentos mediante dos recordatorios de 24 horas. El consumo de frutas
y
vegetales se analizó según el sexo, el grupo de edad y el nivel
socioeconómico.
Resultados: Se encontró un
consumo promedio de frutas y
vegetales de 220g/d/p; el cual incrementó con la edad (p=0.035 entre el
grupo
de 15 a 19 años y el grupo de 50 a 65 años) y con el nivel
socioeconómico
(p=0.004 entre el NSE bajo y medio). Sin asociación con el sexo y al
nivel
educativo (p>0.05). Solamente el 12.0 % de la población urbana
costarricense
cumple con la recomendación de la OMS. Conclusiones:
Los datos obtenidos ponen en evidencia la necesidad
de la implementación de programas e intervenciones adaptados a las
características y preferencias de la población costarricense para la
promoción
del aumento en el consumo de frutas y vegetales. Es necesario extender
estos
estudios a la población rural de Costa Rica, pues el consumo y los
factores
asociados a este, podría ser diferente entre regiones.
Palabras
clave: Costa Rica,
consumo de frutas, consumo de vegetales, hábitos alimentarios,
población
urbana
Abstract: Introduction:
Consumption of fruit and vegetables
has been widely associated with different health benefits such as
protection
against non-transmissible chronic diseases, cancer
and
mental disorders. Due to these benefits,
the World Health Organization (WHO) recommends daily consumption of 400
grams
of fruit and vegetables. This study is aimed at characterize
fruit and vegetable consumption according to socioeconomic variables,
among the
Costa Rican population and the degree to which this meets the WHO
recommended
intake. Methods: Data were obtained
from the Latin American Nutrition and Health Study (ELANS)-Costa Rica.
798
subjects aged 15-65 years, living in urban areas were interviewed and
their
food consumption assessed by two 24-hour Recalls. Fruit and vegetable
consumption
were analyzed by gender, age group and socioeconomic status. Results: Average daily consumption of
fruit and vegetables was 220g/p/d and
increased with age (p=0.035 between with 15-19 and 50-65 years old) and
socioeconomic status (p=0.004 between low and middle).
No association was found with gender
or education level (p>0.05). Only
12.0 % of the urban Costa Rican population met the WHO recommendation. Conclusions: The results provide evidence
for the need for programs and interventions
adapted to the characteristics and preferences of the Costa Rican
population,
to promote an increase of the consumption of fruits and vegetables. Similar studies are needed in the rural areas
of Costa Rica as food habits and factors associated with them may
differ
Keywords:
Costa Rica, fruits consumption,
vegetables consumption, dietary
habits, urban population
Recibido; 22
Feb, 2020 | Corregido 25 May, 2020 | Aceptado 29 May,
2020
1.
Introducción
En la actualidad,
las enfermedades no transmisibles, como las cardiovasculares, el cáncer
y la
diabetes tipo 2, aparecen como las principales causas de muerte a nivel
mundial
(Global
Burden Disease
Collaborators, 2018); situación
que se replica en Costa Rica (Organización Panamericana de la Salud,
2014). La
dieta es uno de los factores implicados en el desarrollo estas
enfermedades
(Alissa y Ferns, 2017). Así como, el
aumento del
consumo de frutas y vegetales se ha asociado con una reducción en el
riesgo de
la mortalidad por enfermedades cardiovasculares y como factor protector
ante su
desarrollo (Wang et al., 2014; Alissa y Ferns,
2017;
Miller et al., 2017). Además, de
acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS/WHO), 1.7
millones
de muertes anuales son atribuibles al insuficiente consumo de frutas y
vegetales, representado esto la séptima causa de muerte en los países
de
mediano ingreso, como Costa Rica (WHO,
2009). El metaanálisis desarrollado por Wang et al. (2014)
encontró una
reducción del riesgo del riesgo de mortalidad por todas las causas del
5 % por
cada porción de frutas y vegetales consumida al día.
Estudios recientes
reportan una correlación inversa entre el consumo de frutas y vegetales
y el riesgo
de diversos tipos de cáncer, entre ellos de colon (Magalhães,
Peleteiro y Lunet,
2012), esófago (Freedman
et al., 2007), páncreas, cavidad oral, estómago y pecho (Aune
et al., 2017). El estudio de Magalhães et al. (2012)
plantea una reducción del 0.80 en el riesgo de cáncer ante el consumo
alto de
frutas y vegetales.
Aunque los
mecanismos responsables del efecto protector del consumo de frutas y
vegetales
no están bien esclarecidos, parecen estar mediados por la presencia de
metabolitos secundarios como los polifenoles, además de componentes
como la
fibra, vitaminas hidrosolubles y esteroles, los cuales afectan diversos
mecanismos modificando los lípidos plasmáticos, la regulación de la
presión
arterial, el estrés oxidativo, la sensibilidad a la insulina y la
regulación homeoestática (Alissa y Ferns,
2017; Rodriguez-Casado, 2016). Además. Los
polifenoles tienen la capacidad de regular la función celular,
alterando
factores de transcripción reguladores de la expresión génica y
modificando el
metabolismo celular en distintas vías. Además, los compuestos con
actividad
antioxidante presentes en las frutas y los vegetales actuarían como
neutralizadores de los radicales libres (especies reactivas de
oxígeno), los
cuales pueden causar daño a diferentes estructuras celulares, a través
de la
modulación de la detoxificación enzimática (Rodríguez-Casado, 2016).
En estudios
longitudinales, se identificó que el incremento en el consumo de frutas
y
vegetales estaba asociado de manera inversa con cambios en el peso
corporal
(-0,53lb y -0,25lb para frutas y vegetales, respectivamente, por
porción diaria
(Bertoia, Mukamal,
Cahill y Hou,
2015). Estos mismos
autores encontraron que factores como el contenido de fibra de las
frutas y la
carga glicémica de los vegetales podrían mediar este efecto. Además,
los mismos
autores identificaron que algunas frutas y vegetales como las bayas,
las frutas
cítricas y los vegetales crucíferos y de hojas verdes tuvieron un mayor
impacto. La carga glicémica, la fibra y los compuestos fitoquímicos
podrían
modular la conducta alimentaria al generar una mayor saciedad, mejorar
la
respuesta insulina-glucosa (Weickert y
Pfeiffer,
2018), modificar la microbiota y el
metabolismo del
tejido adiposo, resultando esto en un mejor control del peso y de la
composición corporal (Keenan et al., 2015). Wang et al (2019)
reportaron que un
aumento del consumo de frutas y vegetales puede atenuar la ganancia de
peso en
pacientes con obesidad asociada a factores genéticos.
Aunado a lo
anterior, Brookie, Best
y Conner (2018) reportan que el consumo de
frutas y vegetales
crudos redujo los síntomas de depresión y aumentó la percepción de
satisfacción
con la vida, en una relación dosis-dependiente, además describen que el
efecto
del consumo de frutas y vegetales en la salud mental es aún más robusto
cuando
se controlan otros determinantes como los factores sociodemográficos,
el estado
nutricional, la actividad física y el consumo de alcohol. Los
fitoquímicos y
micronutrientes como la vitamina C y los carotenoides podrían retrasar
o
prevenir las enfermedades degenerativas (Bvenura
y Sivakumar, 2017).
Para la
Organización Mundial de la Salud, dado el potencial papel del consumo
de frutas
sobre la prevención de la ganancia de peso y el desarrollo de
enfermedades
cardiovasculares, resulta crucial enfocarse en el diseño e
implementación de
políticas que aumenten su consumo en la población. Este ente recomienda
el
consumo diario de 400 gramos entre frutas y vegetales o cinco porciones
de
estos alimentos. Esta recomendación no incluye el consumo de jugos de
fruta o
vegetales, raíces y tubérculos harinosos o leguminosas secas (frijoles,
garbanzos o lentejas), ya que se limita a los alimentos de origen
vegetal con
mayor contenido de fitonutrientes y menor contenido de almidones (Organización Mundial de la Salud, 2004).
La ingesta de
frutas y vegetales está determinada por la interacción de diferentes
factores
biológicos, económicos, psicosociales y geográficos (Guillaumie,
Godin y Vézina-Im,
2010; Kamphuis et al., 2006; Pollard,
Kirk y Cade, 2002). En consideración de lo anterior, este artículo
propone la
caracterización del consumo de frutas y vegetales en la población
urbana
costarricense, la evaluación del cumplimiento de la recomendación de la
OMS y
los determinantes sociodemográficos asociados a su consumo.
El
estudio ELANS fue inicialmente financiado por un fondo de investigación
de Coca
Cola Company, con el apoyo la Universidad de Costa Rica y el Life
Science
Institute (ILSI)- Mesoamérica. Los patrocinadores no participaron en
el diseño
del estudio, ni en la recolección y análisis de los datos o la
preparación de este manuscrito. Las autoras declaran que no existe
ningún
conflicto de interés.
2.
Participantes
y métodos
Este es un estudio de tipo descriptivo, transversal con un
enfoque
cuantitativo.
Para el presente análisis se incluyeron las personas
participantes de Costa
Rica del Estudio Latino Americano de Nutrición (ELANS). ELANS es un
estudio
desarrollado en una muestra representativa de la población urbana de
ocho
países: Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, Perú y
Venezuela. ELANS es un estudio transversal y multicéntrico, que tuvo
por
objetivo la evaluación del consumo de alimentos, la práctica de
actividad
física y el estado nutricional en sujetos entre los 15-65 años,
residentes en
las áreas urbanas de los países que formaron parte del estudio. La
muestra fue
seleccionada a partir de muestreo complejo, estratificado por
conglomerados
(ciudades de más de 10 000 habitantes) y polietápico, con selección
aleatoria
de unidades de muestreo primarias y secundarias. Los datos fueron
recolectaron
por encuestadores previamente entrenados, durante el periodo
comprendido entre
noviembre de 2014 y mayo de 2015. Las personas participantes fueron
visitadas
en dos ocasiones. En la primera visita se aplicó un formulario
sociodemográfico
y el primer recordatorio de 24 horas. La segunda visita se realizó de
tres a
ocho días después y se aplicó el segundo recordatorio de 24 horas. Más
detalle
del diseño del estudio puede revisarse en Fisberg
et
al, 2016 (Fisberg et al., 2016).
En Costa Rica, este estudio fue aprobado por el Comité Ético
Científico de
la Universidad de Costa Rica e inscrito en la Vicerrectoría de esta
misma
universidad bajo el nombre: “Balance energético y factores asociados a
obesidad
en la población costarricense” No. 422-B4-320 con vigencia de agosto
2014 a
agosto de 2018. Cada participante firmó un consentimiento o
asentimiento
informado, en caso de las personas menores de edad, donde se explicaban
los
objetivos del estudio y los procedimientos que se seguirían.
El consumo de alimentos fue evaluado a través de dos
recordatorios de 24
horas (R24) realizados presencialmente, en las casas de las personas
participantes,
en días no consecutivos, de manera que, cada día de la semana estuviera
igualmente representado. Para realizar el R24 se siguió la metodología
de pasos
múltiples propuesta por el Departamento de Agricultura de los Estados
Unidos (Moshfegh et al., 2008), que
consiste en una entrevista de
cinco pasos que facilita al entrevistado recordar todos los alimentos
consumidos durante las 24 horas previas y de esta manera obtener
información
más precisa. Para calcular el tamaño de la porción, se utilizaron
medidas
caseras y un manual de fotografías de porciones de los alimentos
comúnmente
consumidos en Costa Rica (Chinnock y
Castro-Jirón,
2014). Los datos fueron convertidos en gramos y mililitros y analizados
utilizando el programa Nutrition Data System for Research
desarrollado por el Centro de Coordinación en Nutrición de la
Universidad de
Minnesota (NDS-R, versión 2013), para lo cual previamente se
estandarizaron los
alimentos comúnmente consumidos en cada país con los que utiliza este
programa
(Kovalskys et al., 2015).
Las frutas y vegetales fueron clasificadas de acuerdo con la
metodología
propuesta por Murphy et al (2014). Esta categorización incluye
preparaciones de
frutas y vegetales, así como frutas secas, cocidas, enlatas o en
almíbar y
vegetales congelados, preparados y platos mixtos.
Tabla 1
Clasificación de frutas y vegetales
FRUTAS |
|
Bayas
y otras frutas pequeñas |
Arándano
azul-mortiño, arándano rojo, fresa, frambuesa, grosella, uchuva, uva. |
Frutas
cítricas |
Naranja,
limón y lima, toronja (pomelo), mandarina, clementina. |
Frutas
pomáceas |
Manzana,
membrillo, pera. |
Frutas
con hueso (semilla) |
Albaricoque,
cereza, ciruela y endina, durazno, guinda o cereza silvestre, nectarina. |
Frutas
tropicales y subtropicales |
Aguacate,
anacardo-marañón, árbol de pan, árbol de jaca o panapen,
banano-plátano, carissa, chirimoya,
curuba, dátil, granadilla, guama, guanábana, guayaba, higo, kiwi,
naranjilla, mango, mangostino, maracuyá, papaya, piña, quenapa-mamoncillo, zapote |
Sandías
y otros melones |
Melón,
sandía - patilla |
Frutas
Secas |
Albaricoque
seco, ciruela pasa, higo seco, uva pasa |
VEGETALES |
|
Brásicas |
Repollo
y otras brásicas, bok
choy, brócoli, coliflor. |
Vegetales
de bulbo |
Ajo,
cebolla verde (inc. chalotes), cebollín, cebolla seca, puerros y otros
vegetales de bulbo. |
Vegetales
fructíferos (curcubitaceas) |
Ahuyama,
ajís y pimentón verde, calabaza y calabacín, chayote, pepinos y
pepinillos. |
Vegetales
fructíferos y hongos (no cucurbitáceas) |
Champiñones
y trufas, berenjenas, maíz, tomate, okra, quinbombo |
Vegetales
de hoja |
Acelga,
agave, arúgula (rucula),
col verde o col crespa, espinaca, hoja de yuca, lechuga y achicoria
(escarola), nopal, plantas acuáticas (berros, algas, etc.). |
Leguminosas
verdes |
Arveja
verde, frijol verde, habichuela. |
Raíces
y tubérculos (no harinosos) |
Nabo,
rábano, zanahorias. |
Vegetales
de tallo |
Alcachofa,
espárragos. |
Mezclas
de vegetales y especias |
Vegetal
deshidratado, en conserva, congelado, germinado y especias (albahaca,
culantro, perejil). |
Fuente:
Modificado
por las autoras de Murphy et al (2014). |
El consumo de frutas y vegetales fue expresado en
promedio ± error estándar, según las variables sexo, grupo etario
(15-19 años,
20-34 años, 35-49 años y 50-64 años inclusive), nivel socioeconómico
(según cuestionario/clasificación
del INEC) y nivel educativo, el cual se categorizó en tres niveles:
primaria
incompleta o completa, secundaria incompleta o completa o universitaria
incompleta o completa. Los datos se procesaron con el paquete
estadístico STATA
versión 13. Se realizaron análisis de varianza (ANOVA) para comparar el
consumo
de frutas y vegetales entre los grupos o variables de interés. Se
consideraron
como diferencias significativas los reportes con una p<0.05,
dependiendo de
la variable en estudio.
3.
Resultados
El estudio incluyó a 798 personas, de las cuales el
50.6 % eran mujeres. En promedio, en Costa Rica se consumen 90.1±4.5 y
130.0±4.1 g/p/d de frutas y vegetales diarios, respectivamente, lo que
equivale
a un total de 220.1±6.8g/p/d. Al aumentar el grupo de edad se evidenció
un
mayor consumo de frutas y vegetales; se observó una diferencia
estadísticamente
significativa entre el grupo de 15 a 19 (181.8±11.7g/p/d) con respecto
al grupo
de 50 a 65, que reportó un consumo promedio de 245.1±16.5g/p/d
(p=0.035). Según
el nivel socioeconómico, se observó una diferencia significativa entre
el nivel
medio y bajo, los cuales reportan un consumo promedio de frutas y
vegetales de
236.7±10.2 y 188.8±10.1 respectivamente (p=0.005). No se encontraron
diferencias significativas asociadas al sexo ni al nivel educativo
(p>0.05).
Las características sociodemográficas de la población y el consumo de
frutas y
vegetales para estas categorías se presentan en la tabla 2.
En la figura 1, se muestra el porcentaje de la
población que alcanza o supera el consumo de 400 gramos de frutas y
vegetales
según las variables sociodemográficas analizadas. Un 12 % de la
población
costarricense cumple con la recomendación de establecida.
Descriptivamente, este
porcentaje fue mayor para las mujeres y conforme aumentó la edad y el
nivel
socioeconómico. No se observó ninguna tendencia al analizar por nivel
educativo.
Tabla 2
Consumo
promedio (gramos por persona por día) de frutas y vegetales según
categoría.
ELANS-CR 20014-2015
Categorías |
Sexo |
Rango
de edad (años) |
Nivel
Socioeconómico |
Nivel
educativo |
|||||||||
Total
N=798 |
Hombres
N=394 |
Mujeres
N=404 |
15
a 29 N=121 |
20
a 34 N=301 |
35
a 49 N=224 |
50
a 65 N=152 |
Alto N=108 |
Medio N=428 |
Bajo N=262 |
Primaria
N=651 |
Secundaria
N=101 |
Universitaria
N=46 |
|
|
X
± EE |
X
± EE |
X
± EE |
X
± EE |
X
± EE |
X
± EE |
X
± EE |
X
± EE |
X
± EE |
X
± EE |
X
± EE |
X
± EE |
X
± EE |
Frutas |
90.1±4.5 |
85.9±6.8 |
94.2
±6.0 |
72.3±10.9 |
86.9±7.8 |
94.4±8.2 |
104.3±10.3 |
91.3±10.9 |
99.4±6.6 |
74.4±7.2 |
86.8±5.0 |
109.6±13.1 |
94.8±17.1 |
Bayas
y otras frutas pequeñas |
2.2±0.5 |
1.6±0.5 |
2.7
±0.8 |
0.4±0.3 |
1.7±0.7 |
3.5±1.4 |
2.4±0.8 |
2.7±1.0 |
2.5±0.8 |
1.5±0.7 |
1.3±0.4 |
5.2±3.0 |
8.2±3.1 |
Frutas
cítricas |
11.0±1.7 |
9.8±2.5 |
12.1
±2.3 |
10.5±4.5 |
7.5±2.6 |
13.3±3.4 |
14.7±3.7 |
7.7±2.4 |
13.2±2.7 |
8.8±2.5 |
11.6±2.0 |
9.1±3.1 |
5.9±3.5 |
Frutas
pomáceas |
9.7±1.3 |
9.6±2.0 |
9.9
±1.8 |
11.7±4.3 |
11.3±2.4 |
6.3±1.7 |
10.1±2.8 |
10.8±3.7 |
12.3±1.9 |
5.2±2.0 |
8.9±1.4 |
15.5±4.9 |
8.6±3.3 |
Frutas
de hueso |
0.9±0.4 |
0.6±0.3 |
1.1
±0.7 |
0.0 |
0.6±0.4 |
0.7±0.5 |
2.3±1.8 |
2.8±2.4 |
0.6±0.4 |
0.5±0.4 |
0.3±0.2 |
4.6±2.7 |
0.0 |
Frutas
tropicales y subtropicales |
38.1±2.7 |
37.7±4.2 |
38.6
±3.6 |
20.0±6.3 |
39.6±4.8 |
38.5±4.3 |
49.1±7.0 |
42.4±6.2 |
41.7±4.0 |
30.5±4.6 |
36.7±3.1 |
43.4±6.2 |
47.2±10.2 |
Sandías
y melones |
8.5±1.1 |
7.9±1.6 |
9.0
±1.6 |
7.1±2.4 |
6.0±1.5 |
11.3±2.6 |
10.3±2.4 |
11.2±2.9 |
8.4±1.5 |
7.4±2.0 |
8.4±1.3 |
6.8±2.0 |
13.2±5.3 |
Frutas
secas |
0.2±0.1 |
0.1±0.0 |
0.3
±0.2 |
0.2±0.1 |
0.1±0.1 |
0.3±0.3 |
0.2±0.1 |
0.2±0.1 |
0.3±0.2 |
0.1±0.0 |
0.1±0.0 |
0.7±0.6 |
0.1±0.1 |
Frutas
preparadas |
19.6±1.6 |
18.7±1.9 |
20.4
±2.5 |
22.5±5.8 |
20.0±2.3 |
20.4±2.6 |
15.2±3.4 |
13.5±2.7 |
20.5±2.4 |
20.5±2.5 |
19.4±1.6 |
24.2±7.0 |
11.6±3.5 |
Vegetales |
130.0±4.1 |
131.5±5.4 |
128.6
±6.3 |
109.5±8.2 |
131.2±7.3 |
132.3±7.3 |
140.8±10.0 |
138.9±10.0 |
137.4±6.3 |
114.4±6.0 |
128.0±4.3 |
138.4±15.5 |
140.0±14.3 |
Brásicas |
7.9±0.7 |
7.4±0.8 |
8.4
±1.2 |
7.2±1.9 |
7.3±1.2 |
9.3±1.3 |
7.7±1.8 |
7.6±1.7 |
8.4±1.1 |
7.3±1.3 |
7.7±0.8 |
9.3±2.8 |
7.8±2.6 |
Vegetales
de bulbo |
31.0±0.7 |
37.8±1.1 |
24.4
±0.8 |
31.2±1.6 |
32.5±1.1 |
31.4±1.5 |
27.2±1.6 |
29.6±2.0 |
30.7±1.0 |
32.0±1.3 |
31.2±0.8 |
31.1±2.1 |
27.7±2.9 |
Vegetales
fructíferos (curcubitáceas) |
26.9±1.7 |
23.8±2.2 |
29.9
±2.5 |
22.5±3.9 |
21.4±2.2 |
30.4±3.4 |
36.0±4.6 |
30.2±4.1 |
27.5±2.3 |
24.4±2.9 |
27.1±1.9 |
24.7±3.8 |
27.5±7.0 |
Vegetales
fructíferos (no curcubitáceas y hongos) |
39.2±2.7 |
38.3±3.4 |
40.1
±4.2 |
28.0±4.3 |
44.8±5.6 |
34.4±3.8 |
44.1±5.7 |
41.5±5.3 |
44.1±4.4 |
30.3±3.1 |
38.0±2.6 |
47.2±12.9 |
39.3±6.2 |
Vegetales
de hoja |
6.80.5 |
6.5±0.7 |
7.1
±0.7 |
4.6±0.7 |
6.8±0.8 |
7.3±1.0 |
7.6±1.3 |
8.8±1.8 |
7.3±0.7 |
5.2±0.7 |
6.8±0.6 |
5.6±1.0 |
9.4±1.6 |
Leguminosas |
4.2±0.5 |
3.5±0.6 |
4.8
±0.9 |
4.1±1.0 |
3.1±0.6 |
5.2±1.1 |
5.0±1.8 |
5.0±1.8 |
4.4±0.8 |
3.5±0.7 |
3.9±0.6 |
3.8±1.1 |
9.3±3.8 |
Tubérculos |
7.6±0.5 |
7.9±0.8 |
7.4
±0.7 |
5.9±0.9 |
8.2±1.0 |
7.9±0.9 |
7.6±1.2 |
9.1±1.2 |
7.7±0.8 |
6.9±0.9 |
7.3±0.6 |
8.4±1.6 |
11.1±2.1 |
Vegetales
de tallo |
0.0 |
0.0 |
0.0
|
0.0 |
0.0 |
0.0 |
0.0 |
0.0 |
0.0 |
0.0 |
0.0 |
0.0 |
0.0 |
Vegetales
mixtos |
6.5±0.4 |
6.5±0.7 |
6.5
±0.6 |
6.1±1.1 |
7.1±0.8 |
6.4±0.8 |
5.6±0.8 |
7.2±1.2 |
7.3±0.7 |
4.8±0.7 |
6.1±0.5 |
8.3±1.2 |
8.0±1.8 |
Total
de frutas y vegetales |
220.1±6.8 |
217±9.5 |
222.8
±9.8 |
182±14.0* |
21811.7 |
227 |
245*16.5 |
230.2±16.6 |
237±
10.2* |
189±10.1 |
215±7.4* |
248±22.5 |
185±24.6 |
Figura
1.
Porcentaje
de la población con la recomendación de consumir 400g diarios
de frutas y vegetales.
Fuente: ELANS-CR 2014-2015
Las frutas más consumidas son las del grupo de tropicales y
subtropicales,
que representan un 54 % del total. Dentro de este grupo, el banano fue
el que
se consumió en mayor cantidad (29 %), seguido por el mango (25 %), la
piña (16
%) y la papaya (11 %). El grupo de las frutas cítricas y pomáceas
ocupan el
segundo y tercer lugar, representados principalmente por la naranja (53
%) y
por la manzana (86 %) respectivamente (Figura 2). No se reportó el
consumo de
frutas secas.
Figura 2
Frecuencia de
consumo de frutas según el grupo de clasificación en la población
urbana
costarricense
Fuente: ELANS-CR 2014-2015
Con respecto al consumo de vegetales, como se muestra
en la figura 3, los más consumidos son los fructíferos (no
cucurbitáceas y
hongos) que representan el 39 % del total, seguidos por los vegetales
de bulbo
(24 %) y los fructíferos (cucurbitáceas) (27 %). Entre los fructíferos
cucurbitáceas el más consumido es el chayote (50 %) y, entre los del
grupo de
fructíferos no cucurbitáceas, el tomate crudo o cocido con una
representación
del 92 % de los vegetales consumidos en este grupo. Otros vegetales que
se
destacan dentro su grupo son el repollo (76 %), dentro de las básicas,
la
cebolla (80 %) entre los vegetales de bulbo, la lechuga (78 %) en el
grupo de
vegetales de hoja, las vainicas dentro del grupo de leguminosas frescas
(99 %)
y las zanahorias (78 %) entre el grupo de raíces. No se reportó el
consumo de
vegetales de tallo como la alcachofa y los espárragos.
Figura 3
Frecuencia de consumo de vegetales según el grupo de
clasificación en la población urbana costarricense
Fuente: ELANS-CR 2014-2015
Este estudio se encontró que, en
promedio, la población costarricense consume 220.1 g/p/d de frutas y
vegetales,
equivalente al 55 % de la recomendación (400 g/p/d). Los datos
presentados
muestran que, indistintamente del factor sociodemográfico, menos del 20
% de la
población alcanza dicha recomendación. En un estudio realizado con esta
misma
población, que incluyó los ocho países del estudio ELANS, pero que no
consideró
el consumo de frutas preparadas, sino únicamente el de frutas frescas,
se
reportó un consumo promedio de frutas para Costa Rica de 68.6g/p/d,
similar al
de Colombia, Argentina y Brasil y por debajo de Perú y Chile que
superaron los
100g/p/d. Con respecto al consumo de vegetales, se reportó un consumo
de
115g/p/d, similar al de Chile con 116g/p/d y superado únicamente por
Ecuador
con 119g/p/d (Kovalskys
et al., 2019).
Una investigación que incluyó 52
países de bajo y mediano ingreso determinó que, a nivel global, una
22.4 % de
los hombres y un 21.6 de las mujeres logran alcanzar esta recomendación
(Bvenura y Sivakumar,
2017).
Miller et al (2016) desarrollaron un estudio para evaluar el consumo de
frutas
y vegetales, la disponibilidad y el acceso de estos en distintas
ciudades de 18
países con diferentes niveles de desarrollo, incluyendo India,
Bangladesh,
Colombia, Brasil, Chile, Turquía, Canadá, Suecia y Emiratos Árabes
entre otros.
Concluyeron que persiste un consumo inadecuado de frutas y vegetales al
alrededor del mundo, sin embargo, esta misma investigación encontró que en los países con un nivel de ingreso similar a
Costa Rica (mediano ingreso) el consumo de frutas y vegetales cubre
cerca del
63.7 % de la recomendación y que cerca del 40 % de la población cumple
con la
recomendación de la OMS,
porcentajes
superiores a los hallados para la población costarricense.
El consumo de frutas y vegetales
esta mediado por múltiples factores individuales y sociodemográficos,
entre
ellos las preferencias, el género, la edad, la disponibilidad y el
acceso a
estos alimentos. En esta investigación se observó un consumo mayor en
las
mujeres, pero sin diferencias significativas respecto a los hombres
(p=0.466).
Aunque esta tendencia ha sido descrita por diversos estudios (Vera et
al.,
2019; Silva, Smith‐Menezes y Duarte, 2016; Azagba y Sharaf, 2011; Baker y Wardle, 2003) parece
estar mediada, entre otros aspectos, por la región estudiada, por
ejemplo en
Colombia el consumo de frutas enteras fue mayor en los hombres, pero el
de los
vegetales en las mujeres (Herran, Patiño y Gamboa, 2019); mientras que en Kenia
ser mujer fue un factor asociado al menor consumo de estos alimentos
(Miller et
al., 2017). En línea con los hallazgos para la población costarricense,
el
mayor consumo de frutas y vegetales observado en las mujeres podría
estar
relacionado con un mayor conocimiento de los beneficios de estos
alimentos o el
hecho que las dietas nutricionalmente adecuadas o reducidas en calorías
tengan
una mayor prioridad en las mujeres (Baker y Wardle,
2003).
El grupo etario mostró una
asociación significativa con el consumo de frutas y vegetales. En este
estudio
la población adolescente reportó el menor consumo de frutas y
vegetales,
además, el menor porcentaje (8.2 %) de la población que cubrió la
recomendación
de la OMS; coincidente con estos resultados, un estudio con
adolescentes
brasileños reporta que el 88.6 % tienen un consumo de frutas y
vegetales
inadecuado (Silva et al., 2016). En Nepal, el 88.2 % de la población adolescente no
alcanzó el consumo de 400 gramos/diarios de frutas y vegetales (Darfour-Oduro, Buchner, Andrade y Grigsby-Toussaint,
2018). Además, el presente estudio
encontró un mayor consumo de frutas y vegetales conforme aumentó el
rango de
edad evaluado (Tabla 2), consistente con lo reportado para otras
poblaciones.
Esto se puede explicar porque se ha reportado que a mayor edad existe
una
tendencia a una mejor selección de alimentos que conlleva un aumento en
la
calidad de la dieta (Wansink, Cheney,
& Chan, 2003).
El nivel socioeconómico fue otro de
los factores determinantes en el aumento del consumo de estos
alimentos,
tendencia que han sido reportada en distintas investigaciones (Mackenbcah, Brage, Forouhi y
Griffin, 2015; Azagba y
Sharaf, 2011; Herran,
Patiño y Gamboa, 2011). De acuerdo con Izzah y Fatimah (2012), en
regiones urbanas de Malasia, a pesar de la mayor disponibilidad de
frutas y
vegetales, la población con menor poder adquisitivo podría ver
comprometido su
consumo por las dificultades económicas relacionadas con la adquisición
de
estos alimentos. El estudio de Miller et al (2017) reportó que el consumo de
frutas y vegetales disminuye conforme aumenta su costo relativo. Pengpid y Peltzer (2018) también
observaron un mayor consumo de estos grupos en población keniana
conforme
aumenta el nivel educativo, sin embargo, en este estudio no se
identificaron
diferencias en el consumo de frutas y vegetales con respecto al nivel
educativo
(p=0.237). Similar a estos resultados, otras investigaciones reportan
que el
nivel educativo no ha sido un factor determinante en el consumo de
frutas y
vegetales, en todas las poblaciones (Agudo et al., 2002; Okop,
Ndayi, Tsolekile,
Sanders y
Puoane, 2019).
Otro aspecto que
debe rescatarse es que este estudio contempló únicamente a la población
urbana
de Costa Rica, que, aunque representa cerca del 75 % del total de los
habitantes (María, Acero, Aguilera y García Lozano, 2018), se desconoce
el
consumo de frutas y verduras en los residentes de zonas rurales y, por
tanto,
los resultados no pueden ser generalizados para la población
costarricense. La
investigación de Miller (2017) encontró que, para todos los niveles de
desarrollo del país, el consumo de frutas y vegetales es mayor en las
zonas
urbanas, aunque otros estudios han encontrado
un mayor consumo en poblaciones rurales. Explican esta diferencia por
una mayor
disponibilidad o espacio para la producción de estas en las zonas
rurales (Pengpid y Peltzer,
2018).
4.
Conclusiones
Los resultados de
este estudio evidencian que el consumo promedio de frutas y vegetales
en la
población urbana costarricense dista considerablemente de la cantidad
recomendada por la OMS, la cual fue alcanzada únicamente por un pequeño
porcentaje de los individuos. Los dos
factores sociodemográficos que influyeron en el consumo de frutas y
vegetales
en esta población fueron el nivel socioeconómico, donde se encontraron
diferencias significativas entre el nivel bajo y el medio, y la edad,
en la que
se vio que las personas de 50 a 65 años consumen significativamente más
de
estos alimentos que los del grupo de adolescentes. Dada la importancia
de
incluir las frutas y los vegetales dentro de la alimentación diaria y
en
cantidades suficientes para satisfacer las recomendaciones, y al ser
múltiples
los factores que inciden en la conducta alimentaria, resulta
fundamental la
implementación de estudios en el país que permitan conocer los
determinantes
del consumo de frutas y vegetales tanto en población urbana como rural
y, a
partir de estos, crear políticas y programas dirigidos a favorecer el
acceso,
la disponibilidad y el consumo de estos alimentos.
5.
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[1] Universidad de Costa Rica, COSTA RICA. georgina.gomez@ucr.ac.cr,
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[3] Universidad de Costa Rica, COSTA RICA. anne.chinnock@ucr.ac.cr, ORCID: http://orcid.org/0000-0001-7848-4744