Revista
Población y Salud en Mesoamérica
ISSN-1659-0201
Volumen
19, número 1, Art. Cient. Julio-diciembre
2021
Doi: https://doi.org/10.15517/psm.v19i2.47112
Interrelationships between the meaning of life, physical
activity, social
support network, age, and gender in older adults
Diego
Rodríguez-Méndez[1],
Luis Solano-Mora[2],
María
Antonieta Corrales-Araya[3],
Edgar Murillo-Campos[4],
Brynel Cortés-Gómez[5]
Resumen.
Introducción: los
adultos mayores que asisten a
los centros diurnos tienen la oportunidad de interactuar con sus pares
y
realizar actividades, lo cual podría incidir en su sentido de la vida. Objetivo:
evidenciar las asociaciones entre
el sentido de la vida, la actividad física, la red de apoyo social, la
edad y
el género en siete centros diurnos de la provincia de Heredia, Costa
Rica.
Metodología: el
estudio es cuantitativo de
corte transversal. Se eligieron siete centros diurnos de los cuales se
seleccionó una muestra por conveniencia de 77 adultos mayores. Las
variables
investigadas fueron el sentido de la vida, la actividad física, la red
de apoyo
social, la edad y el género. Para la recolección de datos se utilizaron
autoreportes y los investigadores ayudaron
a aclarar dudas
sobre las preguntas.
Resultados: el
46 % de las personas mayores reportó una falta de sentido de la vida y
un 36 %
un nivel de actividad física baja. Se determinó una asociación
significativa
entre la red de apoyo social y el sentido de la vida (b = .911;
p <
.001), entre la edad y la red de apoyo social (b=.30 p=.048),
y
entre el apoyo social y el género femenino (b=-6.08, p=.010).
Conclusiones: la
red de apoyo social es un
predictor del sentido de la vida, así como la edad y el género predicen
la red
de apoyo social; pero no la actividad física reportada sobre las
variables
investigadas.
Palabras
clave: calidad
de vida, sentido de la vida, red social, actividad
física, adulto mayor.
Abstract: Introduction. Older
adults attending daycare centers are in an environment in which
different
variables are interrelated and could shape their meaning of life, among
other
aspects. Objective: To
analyze the associations between the meaning of life, physical
activity, social
support network, age, and gender in seven-day centers in the province
of
Heredia, Costa Rica. Methodology:
This is a cross-sectional quantitative study. Seventy-seven older
adults were
recruited from seven-day centers. The variables investigated were the
meaning
of life, physical activity, social support network, age, and gender.
Self-reports were collected and researchers
clarified
any doubts. Results: 46% of
the participants reported a meaningless life and 36% low levels of
physical
activity. Significant associations were found between social support
network
and meaning of life (b = .91; p <.001), age and
social support
network (b = .30 p = .048), and social support and
female gender
(b = -6.08, p = .010). Conclusions: The
social support network is a predictor of the meaning of life and age
and gender
predict the social support network, but not the physical activity
reported in
the variables investigated.
Keywords.
Quality
of life, Sense of Life, Social Network, Physical Activity, Older Adult
Recibido:
09 oct, 2020 |
Corregido: 05 abr, 2021 | Aceptado:
07 abr, 2021
1.
Introducción
El
envejecimiento es un
proceso natural que inicia desde el momento de la concepción y continúa
a lo
largo de la vida, acompañado de cambios psicológicos, sociales,
orgánicos,
fisiológicos, morfológicos y bioquímicos (Villafuerte-Reinante et al.,
2017). Al
avanzar la edad, la persona de 60 años y más (adulto mayor) puede
experimentar
limitaciones físico-funcionales. No obstante, la vejez no es sinónimo
de
enfermedad (Organización Mundial de la Salud [OMS], 2015).
La
población mundial
adulta mayor está creciendo aceleradamente, gracias al incremento de la
esperanza de vida, las mejoras en los sistemas de salud y la
disminución de la
fecundidad y de la natalidad (Organización Panamericana de la Salud
[OPS],
2017). La OMS (2018) estimó que entre 2015 y 2050 este segmento se
duplicará y
pasará de un 12 % a un 22 %; además, se espera que el 80 % de este
grupo
poblacional viva en países en desarrollo. Asimismo, la OMS refiere que,
en el
año 2020, la población adulta mayor superará a la infantil menor de
cinco años;
esto indica que la pirámide poblacional se está invirtiendo.
Costa
Rica no escapa de
la realidad mundial del envejecimiento de la población, de hecho, para
2050 se
proyecta la triplicación del grupo poblacional de adultos mayores
(Centro
Latinoamericano y Caribeño de Demografía [CELADE], 2002; Ministerio de
Salud,
2003; OMS, 2002); esta situación preocupa, pues no se cuenta con
políticas
públicas, leyes, normas y procedimientos, ni con organizaciones
estatales y ONGs que atiendan sus
necesidades, especialmente las de
aquellos en condiciones de desventaja social (CELADE, 2002; Ministerio
de
Salud, 2003; Palacio et al., 2010).
La
población de adultos
mayores presenta una serie de particularidades, entre las que se pueden
mencionar el advenimiento de la jubilación, los adelantos tecnológicos
que la
mayoría no está preparada para asumir, la pérdida de seres queridos, la
disminución de las capacidades físicas, las diversas enfermedades
producto de
los estilos de vida anteriores a la vejez, y los distintos aspectos de
tipo
sociocultural y económico que pueden incidir positiva o negativamente
en su
calidad de vida (Baeza et al., 2009; García-González, 2011; Guzmán et
al.,
2003); por tanto, se vuelve necesario mejorar las condiciones de este
grupo.
World
Health Organization
(1995) define calidad de vida como la percepción de la persona respecto
a su
posición en la vida, en la cual intervienen factores socioculturales y
económicos, la salud, la autonomía, la independencia, la satisfacción
por la
vida, las redes de apoyo y los servicios sociales.
Bajo
esa premisa, esta
investigación aborda la calidad de vida de los adultos mayores
estudiados desde
la percepción sobre su salud física, con base en el criterio de
funcionalidad.
Además, se conoce que está determinada por los estilos de vida
físicamente
activos, los aspectos ambientales, sociales y emocionales, la ausencia
o
presencia de patologías y las redes sociales, de manera que, se trata
de una
construcción subjetiva vinculada con la personalidad y el bienestar,
por lo que
es multidimensional (Cardona-Arias y Higuita-Gutíerrez,
2014; Sánchez-Padilla et al., 2014; Vera, 2007).
Otro
de los aspectos a
destacar en el proceso de envejecimiento ligado a la calidad de vida es
el
sentido de la vida; este se entiende como todo lo que le brinde a la
persona un
sentido de trascendencia en un lapso determinado (Francke, 2011). Ahora
bien,
para llegar a poseer un alto sentido de la vida, las personas adultas
mayores
disponen de estrategias, por ejemplo, el apoyo social y la actividad
física. El
apoyo social es clave, porque les permite intercambiar servicios,
actividades
en común y soporte emocional, compartir actividades físicas y lúdicas,
entre
otros (Bravo y Caro, 2002); mientras que, la actividad física puede
mejorar la
capacidad funcional en actividades relacionadas con su independencia
(Díaz y
Vergara, 2009; García-González, 2011; Méndez y Fernández, 2005).
Así
mismo, otros
elementos como la edad y el género podrían influenciar en este proceso.
Existe
evidencia de que estos podrían implicar diferencias en cuanto a los
niveles de
actividad física y apoyo social (Chimbo y Chuchuca, 2016; Mora et al.,
2004).
Entonces, el contar con espacios donde las personas adultas mayores
establezcan
nexos con distintas personas sería beneficioso para el desarrollo del
sentido
de la vida, de las redes sociales y del incremento de los niveles de
actividad
física.
En
Costa Rica existen los
centros diurnos de atención para el adulto mayor. Estos son de carácter
multidisciplinar, durante el día atienden a las personas y en la tarde
estas
regresan a sus hogares (Consejo Nacional de la Persona Adulta Mayor
[CONAPAM],
2014), ofrecen variedad de actividades (religiosas, manuales, físicas y
recreativas) para fomentar la interacción entre pares y les asisten en
su
movilidad y la toma de los medicamentos.
Con
eso en mente, el
objetivo del presente estudio fue indagar las posibles asociaciones
entre el
sentido de la vida, la actividad física, la red de apoyo social, la
edad y el
género en siete centros diurnos de la provincia de Heredia en Costa
Rica.
2.
Referente
teórico
Para
elaborar esta investigación, se requirió
profundizar en las variables de estudio que se detallan seguidamente:
El
sentido de la vida es una categoría de la
personalidad que regula y orienta la existencia del adulto mayor; se
conoce
como el significado concreto de la existencia de la persona, de
carácter
individual según sus circunstancias de vida, objetivos y posibilidades
(Chávez,
1999 y Nao-Lara et al., 2014).
Este
puede manifestarse de diferentes maneras: la
primera de ellas es por un rol, la ocupación o el trabajo; la segunda
por el
amar a una persona; la tercera, de manera inversa en situaciones de
adversidad
(Chávez, 1999; Rodríguez, 2005).
Para
Frankl (1991), el sentido de la vida está
relacionado con expresiones espirituales como la libertad, la
responsabilidad y
la conciencia; sin estas la persona experimentaría un vacío
existencial.
La
evidencia científica del sentido de la vida con
respecto a las personas adultas mayores es muy variada. Hedberg
et al. (2010) reportaron que quienes se percibían saludables
correlacionaron
positivamente con el sentido de la vida, además, las personas más
longevas
presentaron puntuaciones más bajas y, más aún, cuando eran del género
femenino;
asimismo, Francke (2011) evidenció que cuanto mayores son la
independencia
funcional y las habilidades cognitivas, mayor es el sentido de la vida;
mientras tanto, Cohen et al. (2016) mostraron la existencia de una
asociación
significativa entre un alto SV y un riesgo reducido para todos los
factores de
mortalidad y de accidentes cardiovasculares.
La
actividad física brinda múltiples beneficios a las
personas adultas mayores, entre los que destacan un aumento en la
independencia
funcional y mejoras sistemáticas en la salud, en la calidad de vida y
en la
cognición (Díaz y Vergara, 2009; García-González, 2011; Méndez y
Fernández,
2005).
En
esa misma línea, se ha observado que múltiples
factores relacionados con la salud se incrementan (Macera et al.,
2017); entre estos
se pueden señalar la disminución tanto de la presión arterial sistólica
como
diastólica, mejoras en la contractilidad del miocardio y una
disminución de la
mortalidad por factores cardiovasculares en general (Langhammer
et al., 2018). Lachman et al. (2018) concordaron con lo anterior, al
hallar una
asociación inversa y significativa entre un bajo nivel de actividad
física y el
riesgo incrementado de enfermedades cardiovasculares.
3.
Metodología
La
investigación es de
tipo cuantitativa correlacional de corte transversal, ya que se
realizaron las
evaluaciones a la población de estudio en un único momento determinado.
Los
participantes fueron
personas adultas mayores pertenecientes a siete centros diurnos de la
provincia
de Heredia, Costa Rica, específicamente de los cantones de San Rafael,
Santa
Bárbara, Santo Domingo, Flores y Heredia. La muestra fue de 77
individuos (n=77),
de los cuales se seleccionaron 54 mujeres y 23 hombres, con una edad
promedio
de 77.6 y 78.7 años, respectivamente. Para participar en el estudio,
las
personas debían tener como mínimo 65 años, aceptar y firmar el
consentimiento
informado y poseer un diagnóstico médico por parte del centro diurno de
no
padecer algún tipo de enfermedad cognitiva. La elección de esta muestra
fue
realizada a conveniencia.
Se utilizaron tres autoreportes
como instrumentos de medición, cada uno de ellos administrado por medio
de
entrevista. Es importante recalcar que el investigador principal fue
quién los
aplicó a los participantes, en aras de asegurar el correcto
entendimiento de
los distintos componentes.
En primer lugar, para evaluar el sentido de la vida
se utilizó el test Purpose
in Life (PIL), o Sentido de la vida, de Crumbaugh y Maholick
(1969) en su
versión en español elaborada por Noblejas (1999), el cual valora el
grado de
propósito o sentido en la vida o, como polo contrario, el vacío
existencial.
Esta herramienta consta de tres partes, pero, a efectos de este estudio
se
utilizó la primera, que contiene 20 enunciados. El resultado varía
entre los 20
y 140 puntos, a mayor cantidad de puntos, mejor es el sentido de la
vida. La
clasificación del test de PIL indica que
una falta de
sentido de la vida equivale a un puntaje inferior a 90 puntos, la zona
de
indefinición está entre 90 y 105 y, por último, un puntaje mayor a 105
implica
la presencia de metas y de sentido de la vida (Francke, 2011). El
presente
estudio tiene una confiabilidad aceptable, con un alfa de Cronbach de
0.80.
Esta escala ha sido utilizada en muestras de personas mayores de edad
entre los
54 y los 100 años (Boyle et al., 2010).
En segundo lugar, la variable de actividad física
se evaluó mediante el Cuestionario Internacional de Actividad Física
(IPAQ-S),
versión corta, compuesto por siete ítems que recolectan la información
del
tiempo dedicado a realizar actividades físicas vigorosas, moderadas y
sedentarias (IPAQ, 2005); en consecuencia, clasifica a las personas en
tres
niveles, a saber: actividad física alta, moderada y sedentaria. Este
instrumento refleja una fiabilidad test-retest
alta
entre 0.80 y 0.90 (Craig et al., 2003), una validez moderada (r = .430–.557) y ha sido utilizado en personas mayores de 60
y 90 años inclusive (Cleland et al., 2018),
por lo
que, se considera de aplicación en este segmento etario.
En tercer lugar, respecto a la red de apoyo social
se empleó la versión en español del The
Multidimensional Scale of Perceived Social
(MSPSS) de Zimet
et al. (1988), adaptada por Arechabala y Miranda (2002). La prueba
valora la
percepción de apoyo social por parte de las personas adultas mayores.
Esta
escala cuenta con tres dimensiones internas (amigos, familia y otros
significativos). Para este estudio se evidencia un alfa de Cronbach
general de
0.91 y en las subescalas 0.88 familia, 0.82 amigos y 0.81 otros.
Se utilizó el programa Microsoft Office Excel,
versión 2010, para el análisis descriptivo de las variables y la
generación de
tablas y gráficos. Con las variables de sentido de la vida, actividad
física y
red de apoyo social, se ejecutaron varias regresiones lineales
múltiples usando
un modelo que incluía a todas y, a la vez, se fueron eliminando las que
no eran
significativas (procedimiento por pasos hacia atrás); también se
implementaron
correlaciones de alfa de Chronbach para
medir la
confiabilidad de las escalas, por medio del programa informático de
software
libre R para Windows, versión 3.2.4.
4.
Resultados
El
primer paso del análisis fue revisar si las escalas
contempladas en la investigación mostraban validez y confiabilidad.
Esto consistió
en verificar las matrices de correlación entre los ítems de la escala,
los
resultados de un análisis factorial (se utilizó un análisis factorial
exploratorio) y observar el alfa de Cronbach como medida de
confiabilidad. Lo
mismo se hizo para cada una de las escalas presentes: RAS (red de apoyo
social)
y SV (sentido de la vida). En cuanto al cuestionario para medir AF
(actividad
física), por sus características, se le efectuó un estudio de
coherencia.
Con
respecto a la escala que mide la RAS, primero se observó
la matriz de correlaciones entre los 12 ítems y resultó suficientemente
satisfactoria, ya que hubo pocas correlaciones muy pequeñas (se usó
0.30 como
punto de corte para decidir qué es pequeño o no), más bien, la gran
mayoría fue
suficientemente grande como para considerar que existió una relación
importante
y positiva. Asimismo, se realizó el estudio del alfa de Cronbach; en
este caso,
el resultado de los 12 ítems fue de 0.91 (IC del 95%: [0.86, 0.97]), el
cual es
un valor muy satisfactorio. Adicionalmente, no se evidenció una mejora
sustancial al remover algún ítem, por lo que la escala se puede
considerar lo
suficientemente confiable. La escala del SV se analizó de forma similar.
Para
el cuestionario de AF, se correlacionaron las distintas
preguntas y se encontró que los pares de ítems 1 y 2, 3 y 4, y 5 y 6
estaban lo
suficientemente correlacionados, mientras que, el ítem 7 no mostró
correlaciones significativas con ninguno de los demás, lo cual era
esperable,
por cuanto trata sobre el tiempo en que no se realiza ejercicio.
A
continuación, se presentan las estadísticas descriptivas.
Como se observa en la Tabla 1, cada centro diurno aportó, salvo en dos
casos
semejantes, una cantidad diferente de personas adultas mayores; esto
último se
debió a los criterios de exclusión de la muestra.
Tabla
1
Cantidad
de personas entrevistadas por género y edad según centro diurno
Hombres |
Edad X
± DS |
Mujeres |
Edad X
± DS |
Total
(n) |
|
San
Rafael |
2 |
76±12.7 |
4 |
73±7.4 |
6 |
Lagos |
2 |
76±4.2 |
4 |
75.3±7.9 |
6 |
San
Joaquín |
3 |
78±6.1 |
6 |
82.2±7.9 |
9 |
Santa
Bárbara |
5 |
85±11.2 |
15 |
78.5±6.2 |
20 |
Santo
Domingo |
3 |
77±11.3 |
6 |
75.2±11 |
9 |
Heredia |
5 |
79.6±5.5 |
10 |
76.9±6.2 |
15 |
Cubujuquí |
3 |
79±12 |
9 |
82.2±5 |
12 |
Total |
23 |
78.7 |
54 |
77.6 |
77 |
Fuente:
elaboración propia, 2020.
Simbología:
X= promedio, DS=
desviación estándar
En
la Figura 1 se observa que el 46 % (n=35) de las
personas adultas mayores reportó una falta de sentido de la vida, un 49
% (n=38)
manifestó estar en una zona de indefinición y, por último, un 5 % (n=4)
indicó tener una presencia de metas claras y de sentido de la vida.
Figura
1
Porcentajes
apilados de las zonas del test de
Propósito de la Vida (PIL) en personas adultas mayores asistentes a
siete
centros diurnos de Heredia.
Fuente:
elaboración
propia, 2020.
La
Figura 2 presenta la actividad física reportada, donde un
39 % (n=30) de las personas adultas mayores obtuvo un nivel de
actividad física
baja, un 39 % (n=30), moderada y sólo un 22 % (n=17),
vigorosa.
Para
aclarar cómo se establece el nivel de actividad física,
se considera que las personas que alcanzan menos de 600 Mets/min*sem son catalogados con un nivel de actividad
física bajo,
aquellos entre los 600 Mets/min*sem y los
1500
Mets/min*sem con un nivel moderado y
quienes suman
más de 1500 Mets/min*sem adquieren un nivel
vigoroso
(International Physical Activity
Questionnaire, 2005).
Figura
2
Porcentajes
apilados de los niveles de actividad física de personas
adultas mayores asistentes a siete centros diurnos de Heredia.
Fuente:
elaboración
propia, 2020.
En
general, la Figura 3 muestra los niveles de apoyo social;
así, la dimensión de otros significativos presenta el mayor puntaje
equivalente
a 13.51, luego, el percibido por la familia obtuvo un 12.4 y, por
último, el
dominio de amigos, un 11.86.
Figura
3
Puntajes
obtenidos en las distintas dimensiones de la red de apoyo social
percibidas por personas adultas mayores asistentes a siete centros
diurnos de
la provincia de Heredia.
Fuente:
elaboración
propia, 2020.
El
análisis de regresión múltiple (Tabla 2) demostró que la
actividad física (b= .001; p= .081), la edad (b=-.049;
p=.827)
y el género (b=.962; p=.788) no se asocian con el
sentido de la
vida, mientras que, la red de apoyo social reveló una asociación
positiva (b=.911;
p<.001).
Tabla
2
Resumen
de la regresión lineal múltiple
de sentido de la vida con actividad física, red de apoyo social, edad y
género
Coeficiente |
Error
estándar |
P |
||
Intercepto |
83.798 |
17.345 |
p
<
.001* |
|
Actividad
física |
0.001 |
0.0007 |
.081 |
|
Red
apoyo social |
0.911 |
0.170 |
p
<
.001* |
|
Edad |
-0.049 |
0.221 |
.827 |
|
Género
hombre |
0.963 |
3.578 |
.789 |
|
Fuente:
elaboración propia, 2020. Nota: *p<.001
es estadísticamente significativo.
Con
respecto a lo anterior, Francke (2011) obtuvo resultados
diferentes a los del presente estudio; advirtió que una mayor capacidad
funcional representaba una mayor experiencia en el sentido de la vida.
De igual
modo, Pinquart (2002) evaluó doce estudios
sobre el
tema e identificó una asociación significativa (r= .12; p<.001)
entre ambas variables. Por último, la evidencia de Penick
y Fallshore (2005) sostiene que un grupo
de adultos
mayores con actividad física significativamente superior de a la de un
grupo de
pares asistentes a un centro diurno (t=-2.75, p=0.009), también
mostró
más altos índices de sentido de la vida. Posiblemente, las personas de
este
estudio no alcanzaron los niveles de actividad física reportados por la
evidencia científica citada y, por ende, no se demostró una asociación
con el
sentido de la vida.
En
cuanto a la red de apoyo social, los resultados de esta
investigación concuerdan con los expuestos por Cadenas-Salazar et al.
(2009),
al reflejar una asociación significativa entre el apoyo social y la
satisfacción vital (χ2
= 5.5, p=.01); al
respecto, el estudio de Vivaldi y Barra (2012) también detalló que
existen
correlaciones positivas entre el apoyo social y el propósito en la vida
(r=.46
p<.01); Del Risco (2007) comentó que el soporte social
percibido por
las personas adultas mayores se asoció con el sentido de la vida (r=.387,
p<.05); igualmente, los estudios de Vera et al. (2005). Hedberg
et al. (2010) y Francke (2011) denotaron diversas relaciones positivas
y
significativas entre estas mismas variables, propiamente en
razón de la cantidad de contactos sociales (p<.05), el
convivir con algún familiar (p<.05) y que la persona adulta
mayor
pueda conversar con un familiar o amigo (p<.01).
En
lo que respecta a la edad y el sentido de la vida, la
literatura reporta hallazgos controversiales; en este caso, el presente
estudio
no concuerda con Francke (2011), quien encontró asociaciones
significativas
entre los dos aspectos. Tampoco con la investigación de Del Risco
(2007), donde
se afirma que las personas adultas mayores más longevas están
ligeramente más
satisfechas con su vida que las personas adultas mayores de menor edad (p<.05).
Sin embargo, la investigación de Penick y Fallshore (2005) determinó que la edad no está
relacionada
significativamente con el sentido de la vida y eso coincide con los
resultados
de este estudio.
De
igual modo, en el caso del género se reporta una
diversidad de resultados; por un lado, los estudios de Vera et al.
(2005) y Penick y Fallshore
(2005) mostraron
un mejor sentido de la vida en mujeres adultas mayores que en sus pares
hombres
(ambas p<.05). Por otro lado, contrariamente, Hedberg
et al. (2010) detallaron que las mujeres obtuvieron puntuaciones más
bajas en
el sentido de la vida que los hombres (p<.01) y, finalmente, el
estudio de Pinquart (2002) concluyó que no
hubo diferencias de género
respecto al propósito en la vida (r=-.01, p˃.05).
La regresión lineal (Tabla 3) revela que la red de apoyo social no se asocia con el aumento de la actividad física (b=3.194; p=.316) en personas adultas mayores.
Tabla
3
Resumen
de la regresión lineal de la actividad física según la red de
apoyo social percibida
Coeficiente |
Error
estándar |
P |
|
Intercepto |
1250.840 |
493.712 |
.007 |
Red
de apoyo social |
3.194 |
6.633 |
.316 |
Fuente:
elaboración
propia, 2020.
No
obstante, el estudio de García-González (2011) difiere de
lo anterior, pues, halló una correlación positiva entre actividad
física y
apoyo social percibido (r=.94, p<.05); esta
discrepancia entre
resultados recalca la necesidad de realizar más estudios en esa línea
para
identificar si el apoyo social es un potenciador de la actividad física.
La
regresión lineal múltiple (Tabla 4) denota que las
dimensiones de la red de apoyo social amigos (b=77.91; p=.226),
familia (b=-98.34; p=.300) y otros significativos (b=82.12,
p=.446), así como la edad (b=-9.98; p=.731) y el
género (b=319.91),
no se asocian de manera relevante con el nivel general de actividad
física.
Tabla
4
Resultados
de la regresión lineal múltiple de la
actividad física con las dimensiones de la red de apoyo social (amigos,
familia
y otros significativos), la edad y el género
Coeficiente |
Error
estándar |
P |
|
Intercepto |
1373.49 |
2459.77 |
.577 |
Amigos |
77.91 |
64.39 |
.226 |
Familia |
-98.34 |
94.89 |
.300 |
Otros
significativos |
82.12 |
107.90 |
.447 |
Edad |
-9.98 |
29.11 |
.732 |
Género
hombre |
319.91 |
599.50 |
.594 |
Fuente:
elaboración
propia, 2020.
A
pesar de lo dicho, Mora et al. (2004) observaron una
relación positiva entre la cantidad de actividad física y el soporte
social
percibido, esto únicamente en hombres. Por su parte, Porras-Juárez et
al.
(2010) citaron que uno de los beneficios es la socialización,
específicamente,
la interacción con pares, amigos u otros. De manera similar, el estudio
de
Barrios et al. (2003) señaló que la realización de ejercicio mejoró las
relaciones con los semejantes en un 52 %. Finalmente, según Morales
(2006), una
red de apoyo familiar fortalecida representa una disminución de un 7 %
en las
limitaciones de la capacidad funcional.
Con
referencia a la edad, las conclusiones de este estudio
se alejan de lo expuesto por Chimbo y Chuchuca (2016), sobre que las
personas
adultas mayores de menor edad realizan más actividad física que sus
homólogos
de mayor edad. Del mismo modo, en lo que respecta al género, Gilmour (2007) discuerda de la presente
investigación,
porque registró que los hombres poseen mejores niveles de actividad
física que
las mujeres.
La regresión lineal múltiple entre la red de apoyo social, los niveles de actividad física, la edad y el género (Tabla 5), por una parte, mostró que no existe una asociación significativa con la actividad física (baja [b=15.73; p=.177], moderada [b=2.85; p=.244] y vigorosa [b=.59, p=.836]). Por otra parte, evidenció una relación significativa de la edad (b=.30 p=.048) y el género (b =-6.08, p=.010) con la red de apoyo social; conforme a lo anterior, cuanto mayor sea la edad, mayor será la percepción de soporte; en el caso del género, las mujeres perciben más apoyo social.
Tabla
5
Resumen
de la regresión lineal múltiple de la
red de apoyo social con el nivel de actividad física (baja, moderada y
vigorosa), la edad y el género
Coeficiente |
Error
estándar |
P |
|
Intercepto |
15.73 |
11.65 |
.177 |
AF
moderada |
2.85 |
2.45 |
.244 |
AF
vigorosa |
.59 |
2.84 |
.836 |
Edad |
.30 |
.15 |
.048* |
Género
hombre |
-6.08 |
2.36 |
.010* |
Fuente:
elaboración
propia, 2020. Nota:
*p<.05 es
estadísticamente
significativo.
Esta
investigación no encontró asociaciones significativas
en ninguna de las dimensiones de la red de apoyo social y los niveles
de
actividad física. Esto es contrario a lo enunciado por Murillo-Campos y
Ureña-Bonilla (2016), ellos afirmaron que el ejercicio físico permite
el
intercambio y apoyo social durante la permanencia en el centro diurno.
Lo
mencionado podría explicarse por la divergencia de resultados acerca de
la
cantidad de actividad física en esta población; por ejemplo,
Enríquez-Reyna et
al. (2019) no exhibieron hallazgos consistentes acerca de la actividad
física
según el segmento etario, mientras que, Chimbo y Chuchuca (2016)
expusieron que
adultos mayores de menor edad mostraron niveles superiores de actividad
física
en comparación con los de más edad. Además, se conoció que el ser mujer
se
asociaba de manera positiva con el realizar más ejercicio (Casals et
al.,
2017); en cambio, otro estudio sostiene que los hombres adultos mayores
son más
activos físicamente que las mujeres (Gilmour,
2007).
Antes
bien, sí se confirmó la asociación entre la edad y la
red de apoyo social percibida: a mayor edad, mayor es el apoyo social.
Pero,
esta no es respaldada por Martínez et al. (1995), dado que concibieron
una
disminución paulatina en el tamaño percibido de la red de apoyo social,
de tal
manera, los grupos de edad más jóvenes poseen más apoyo en ese sentido.
En el caso del género, los resultados de esta investigación son semejantes a los de Ali y Hazarika (2016); según su planteamiento, las mujeres obtienen mejores resultados de apoyo social que los hombres en todas sus dimensiones: familia, amigos y otros significativos. En contraposición, está la afirmación de Vivaldi y Barra (2012), entorno a que los hombres presentaron un mayor apoyo general, familiar y de otras personas.
5.
Conclusiones
Con
base en los resultados obtenidos, se puede afirmar que
la red de apoyo social es un predictor del sentido de la vida para las
personas
adultas mayores asistentes a los centros diurnos de la provincia de
Heredia,
por lo que, una percepción positiva de la primera incidirá en la
segunda. En
cuanto a la edad, el género y la actividad física reportadas, estas no
se
asociaron estadísticamente con el sentido de la vida. A su vez, la
actividad
física no se vinculó con la red de apoyo social.
La
actividad física no se relacionó significativamente con
las dimensiones de familia, amigos y otros significativos,
pertenecientes a la
red de apoyo social, tampoco con la edad, ni con el género.
El
apoyo social sí se asoció con la edad, demostrando que, a
mayor edad, mayor será su percepción. Además, esta red de soporte
evidencia
correlaciones significativas con el género, específicamente, las
mujeres la
experimentan más que los hombres. Por último, los niveles de actividad
física
(baja, media y vigorosa) no confluyeron con la red de apoyo social.
Por
lo tanto, la evidencia científica manifiesta que el
trabajo en los centros diurnos es clave, pero, se debe dirigir especial
atención
a los valores del sentido de la vida, ya que, solo un pequeño
porcentaje de
personas adultas mayores posee metas claras.
También,
dado que los niveles de actividad física de la
población adulta mayor oscilan entre un nivel bajo y medio, se
recomienda
realizar más esfuerzos para la atención de esta área, en pro de la
mejora de la
calidad de vida.
Finalmente,
se considera necesario llevar a cabo esfuerzos
investigativos en zonas rurales y en otras modalidades de cuido de la
persona
adulta mayor, como hogares de ancianos, con el propósito de monitorear
el
comportamiento de estas variables.
6.
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