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En América Central más de la mitad de la población habita en zonas rurales y el 80% se dedica a la agricultura generando fuentes de empleo y garantizando el acceso a determinados tipos de alimentos para muchas familias. Sin embargo, algunos cultivos tienen una mayor demanda por parte de la población mundial, por lo que requieren grandes cantidades de terreno para ser desarrollados, algo que a su vez conlleva una modificación permanente de ciertos ecosistemas de la tierra; estos son los monocultivos.

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A nivel centroamericano, el café (Coffea sp.) y la caña de azúcar (Saccharum officinarum) son de los productos agrícolas que caen dentro de la categoría de monocultivos, pues un mismo tipo de cultivo abarca una gran extensión de terreno y como tales, requieren de un proceso de tala intensivo para preparar y limpiar los terrenos que se utilizan en la actividad de explotación agrícola.

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Al ser talados los árboles, se destruyen los hábitats de diferentes tipos de animales silvestres, como carpinteros lineados (Dryocopus lineatus). Además, al removerse todas las plantas de menor tamaño que son consideradas malezas, se eliminan los espacios ocupados por especies de insectos como escarabajos, cucarachas y mantis religiosas, e incluso de mamíferos pequeños, como ratones de campo. Estos a su vez forman parte importante de la cadena alimenticia de organismos de mayor tamaño, como por ejemplo: terciopelos (Bothrops asper), camaleones y lagartijas (Anolis sp.). Aunado a eso, son muchas las ocasiones en las que la madera talada no se aprovecha de manera alguna, ocurriendo dichas talas de manera ilegal.

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Algunos cultivos tienen una mayor demanda por parte de la población mundial,

por lo que requieren grandes cantidades de terreno para ser desarrollados

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A pesar del daño ocasionado durante el proceso de preparación y limpieza del terreno, siempre existe la posibilidad de que algunos organismos desplazados regresen al sitio y se adapten al nuevo entorno conformado en su mayoría por el monocultivo. Estos organismos deberán luchar contra las nuevas condiciones que involucra la asistencia de los cultivos.

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En el cultivo de café es común la utilización de pesticidas para combatir plagas como la broca del café. Dichas sustancias pueden resultar tóxicas para pequeños invertebrados como las arañas que tejen sus telarañas en medio de las ramas de café, o las cigarras que crecen entre la hojarasca y terminan su desarrollo a la sombra de los árboles de poró.

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Por otro lado, otros organismos de mayor tamaño, como bejuquillas (Oxybelis fulgidus), zopilotas (Clelia clelia) y lagartijas se ven seriamente afectados durante la época de corta de la caña de azúcar, cuando se incendian los cultivos para suavizarlos y hacer más sencillo el proceso de corta. Esta práctica no solo puede acabar con su hábitat sino también con sus propias vidas.

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La actividad cafetalera y la producción de caña de azúcar representan unas de las actividades económicas más importantes en el sector agrícola de muchos países a nivel centroamericano. Debido a que estas actividades involucran métodos tradicionales que pueden ocasionar graves daños al ambiente, se manejan propuestas que pueden contrarrestar estos daños como el uso de pesticidas de origen natural y el empleo de horarios que restrinjan las quemas de los cañales a horas de la noche y la madrugada.

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Luis Mario Calderón Soto

Escuela de Ciencias Exactas y Naturales, Universidad Estatal a Distancia

San José, Costa Rica

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Imágenes

Plantación de café. Fotografía de Luis Mario Calderón Soto

Plantación de caña de azúcar. Fotografía de Luis Mario Calderón Soto