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Revista de Biología Tropical, ISSN: 2215-2075, Vol. 71: e52471, enero-diciembre 2023 (Publicado Jul. 07, 2023)
cuales sirven de corredores biológicos y pro-
porciona hábitats para una gran diversidad de
fauna silvestre, con un elevado nivel de ende-
mismo (García, 2010; Meave et al., 2012). En
el caso de los reptiles, en la cuenca baja del rio
Tehuantepec se ha registrado una gran riqueza
y endemismo (Mata-Silva et al., 2021). No obs-
tante, en los últimos años se han revalorizado
económicamente los bancos de material aluvial
en detrimento de los recursos biológicos, como
resultado de la implementación de diversos
programas de desarrollo para la región del
Istmo de Tehuantepec, en donde se promueve
la creación de infraestructura como superca-
rreteras, vía férrea transístmica, corredores
comerciales, parques industriales y eólicos,
modernización de los complejos industriales
relacionados con el puerto petrolero de Salina
Cruz (Torres-Fragoso, 2017). Debido a lo ante-
rior, se incrementó la demanda de arena, grava
y cantos rodados, como material primordial
para la construcción. El aprovechamiento de
los materiales aluviales podría ser una alterna-
tiva para el desarrollo de las comunidades de la
cuenca baja del río Tehuantepec, comunidades
en la que algunas familias registran un alto
grado de marginación y pobreza (Cruz-Gonzá-
les & Hernández-García, 2014), sin embargo,
es necesario contar con un plan sustentable de
gestión del territorio en donde se contemple
el manejo del hábitat de fauna silvestre, con
la finalidad de evitar pérdidas irreversibles de
ciertas especies. Actualmente México no cuen-
ta con una legislación específica que norme la
extracción de materiales aluviales en márgenes
de ríos, por lo que los emprendimientos de
extracción de material aluvial no contemplan
la implementación de planes de manejo del
hábitat, rehabilitación de graveras, o acciones
de mitigación y compensación (Torres-Mura et
al., 2014). Con el propósito de contar con bases
objetivas para realizar propuestas de protección
del hábitat en áreas de aprovechamiento de
materiales aluviales, es necesario generar infor-
mación sobre la riqueza y abundancia de las
especies que ahí habitan, que son indicadores
del impacto de las actividades humanas (More-
no et al., 2011). Para cuantificar el efecto de la
extracción de materiales aluviales en la diversi-
dad y estructura de las comunidades de reptiles,
se comparó la diversidad alfa y beta, en sitios
con y sin extracción de materiales aluviales.
MATERIALES Y METODOS
Área de estudio: El trabajo se realizó en
una zona de aprovechamiento de materiales
aluviales del río Tehuantepec, bajo la juris-
dicción de la comunidad de Santa Cruz Tago-
laba, Santo Domingo Tehuantepec, Oaxaca,
México (Fig. 1). Se localiza entre las coorde-
nadas 16°19’37”-16°17’10” N & 95°13’54”-
95°11’13” W. Forma parte de la subprovincia
fisiográfica Llanura del Istmo (Instituto Nacio-
nal de Estadística, Geografía e Informática,
2014). El área de estudio corresponde al lecho
superior del río Tehuantepec, donde se deposi-
tan grandes cantidades de materiales aluviales
cuando el lecho inferior se desborda e inunda el
lecho superior formando una llanura de inunda-
ción, que tiene una superficie de 4.95 km2 (495
ha). El tipo de vegetación presente corresponde
a matorral espinoso en grado de sucesión ter-
ciaria, selva mediana subcaducifolia y selva
baja caducifolia en grado de sucesión secunda-
ria (Torres-Colín, 2004). El clima que predomi-
na en la zona es Awig según la clasificación de
Köppen modificado por García (2004): cálido
subhúmedo con lluvias en verano; el mes más
caliente se presenta en mayo (30 °C), el más
frio es enero (26.5 °C), con oscilación térmica
anual de tipo isotermal (inferior a 5 °C). La
precipitación promedio anual es de 884.7 mm3,
la estación lluviosa generalmente se presenta
en mayo y termina en octubre; mientras que
la estación seca va de noviembre hasta abril
(Instituto Nacional de Estadística, Geografía e
Informática, 2010).
Trabajo de campo: Se realizaron cua-
tro muestreos, dos en la época seca (abril y
junio), y otros dos en la época lluviosa (agosto
y octubre) de 2014 (Comisión Nacional del
Agua, 2014). El muestreo se realizó con una
combinación de dos técnicas complementa-
rias, parcelas de búsqueda activa y trampas de