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Revista de Biología Tropical, ISSN: 2215-2075, Vol. 73: e58505, enero-diciembre 2025 (Publicado Feb. 06, 2025)
Flora de las turberas tropicales de alta montaña: amenazas
y medidas de manejo. Cordillera de Talamanca, Costa Rica
Frank González-Brenes1; https://orcid.org/0000-0002-6651-7681
Yazmín León-Alfaro2; https://orcid.org/0000-0002-6859-6176
Nieves López-Estébanez3; https://orcid.org/0000-0002-4556-0314
1. Laboratorio de Ecología Urbana, Universidad Estatal a Distancia, San José, Costa Rica; fgonzalezb@uned.ac.cr
(*Correspondencia).
2. Centro de Investigaciones sobre Diversidad Cultural y Estudios Regionales, Universidad de Costa Rica, Alajuela, Costa
Rica; yazmin.leonalfaro@ucr.ac.cr
3. Departamento de Geografía, Universidad Autónoma de Madrid, Madrid, España; nieves.lopez@uam.es
Recibido 25-I-2024. Corregido 04-X-2024. Aceptado 28-I-2025.
ABSTRACT
Flora of high mountain tropical peatlands: threats and management measures.
Talamanca Range, Costa Rica
Introduction: Tropical peatlands are highly fragile vegetal formations, especially vulnerable to anthropogenic
impacts and changes in climatic conditions.
Objective: To characterize the flora of the Talamanca peatlands, as well as identify their dynamics, threats, and
impacts.
Methods: The flora was analyzed in five peat bogs located in the Buenavista Massif, along the Inter-American
Highway, at altitudes of 2 400 - 3 100 m, through field sampling. Subsequently, a Floristic Value Index (IVF) was
designed to assess the state of conservation.
Results: The floristic richness was determined in the peat bogs studied. A lower biological diversity was found
in the three peatlands outside the state-protected natural spaces, suggesting the influence of the edge effect and
agro-productive activities or their proximity to the Highway. In contrast, the Salsipuedes and Cerro Paramillo
peatlands exhibited greater diversity, highlighting genera such as Blechnum, Puya, Chusquea, Myrsine and
Vaccinium, in association with the bryophyte genus Sphagnum. A different floral composition was observed along
the strip near the Inter-American Highway, characterized by species with lower water demand, especially genera
such as Rubus and Pteridium, among others.
Conclusion: From the identified floristic composition, the importance of peatlands as part of the mesoamerican
hotspot ecosystems was determined, not only as repositories of biodiversity but also as sensitive indicators of
human influence and environmental threats in the region associated with anthropic impact and climate change.
Key words: high-altitude peatlands; biodiversity; anthropogenic impact; tropical paramo; Mesoamerican hotspot.
RESUMEN
Introducción: Las turberas tropicales son formaciones vegetales muy frágiles, especialmente debido a los impac-
tos antrópicos y a los cambios en las condiciones climáticas.
Objetivo: Caracterizar la flora de las turberas de Talamanca, así como identificar sus dinámicas, amenazas e
impactos.
https://doi.org/10.15517/rev.biol.trop..v73i1.58505
CONSERVACIÓN
2Revista de Biología Tropical, ISSN: 2215-2075 Vol. 73: e58505, enero-diciembre 2025 (Publicado Feb. 06, 2025)
INTRODUCCIÓN
Las turberas tropicales tienen su área de
distribución en Asia oriental continental, Asia
sudoriental, el Caribe y América Central, Amé-
rica del Sur y África meridional. En el caso
de Sudamérica y América Central se trata de
ecosistemas muy sensibles que se desarrollan
sobre espacios de montaña, con balance hídrico
positivo en áreas poco extensas. La vegetación
de los sistemas montañosos elevados se orga-
niza en pisos altitudinales determinados por
las condiciones climáticas (Herrera & Gómez,
1993; Kappelle, 1996). Este es el caso de la Cor-
dillera de Talamanca en Costa Rica, donde se
distinguen los bosques de tierras bajas (0-500
m), los bosques premontanos (500-1 200 m),
los bosques montano-bajos (> 1 200-2 100 m),
los bosques montano-altos (2 100-3 100 m), los
bosques y matorrales de altura (3 100-3 300 m)
y los matorrales y herbazales alpinos (3 300-3
819 m). Estos dos últimos pisos corresponden a
las formaciones vegetales de altura en Centroa-
mérica, situadas dentro de la zona neotropical.
Estos ambientes se caracterizan por adaptacio-
nes a las condiciones de alta montaña (Kappelle
& Horn, 2005).
El páramo presenta su distribución más
remota y occidental en las montañas de Tala-
manca; este sufrió durante el Pleistoceno
importantes glaciaciones, lo que ha favorecido
la presencia de géneros de zonas templadas y
neotropicales (Islebe & Hooghiemstra, 1997).
Además, su vegetación está expuesta a varia-
ciones de temperatura, niebla, irradiación solar,
etc., lo que ha propiciado diversas estrategias
adaptativas vegetales (Cleef & Chaverri, 1992;
Luteyn, 2005). Al respecto, Myers et al. (2000)
señala que la flora del bioma del páramo en
América Central y Sudamérica (de Costa Rica
a Bolivia) presenta una notable diversidad. Sin
embargo, la afirmación de que este bioma se
encuentra entre los hotspots del mundo, con un
60 % de flora vascular endémica, requiere una
revisión crítica.
Dentro de esta secuencia altitudinal de
vegetación se localizan las turberas, considera-
das como formaciones vegetales azonales, pues
su presencia no obedece al clima, sino a las
condiciones edáficas, geomorfológicas y topo-
gráficas, particularmente (Brak et al., 2005).
Estos humedales se encuentran en depre-
siones topográficas y en terrenos mal drenados
con inundación periódica, especialmente en
algunos bosques tropicales de altura y laderas
de páramos. Sin embargo, es importante des-
tacar que ambientes similares de humedales
y turberas también se encuentran en otras
regiones, como el Pacífico de Colombia (Chocó
biogeográfico) y la Amazonía, donde la com-
posición florística y el paisaje pueden variar
considerablemente (Gastezzi-Arias et al., 2023;
Kappelle & Horn, 2016). Las turberas no se
encuentran asociadas a un dominio específico
Métodos: Se analizó la flora de cinco turberas ubicadas en el Macizo Buenavista, a lo largo de la Carretera
Interamericana, a una altitud entre 2 400 - 3 100 m, a través de muestreos en campo. Posteriormente se diseñó un
Índice de Valor Florístico (IVF) para valorar el estado de conservación.
Resultados: Se determinó la riqueza florística en las turberas estudiadas. Se constató una menor diversidad bio-
lógica en las tres turberas ubicadas fuera de los espacios naturales protegidos estatales, lo que sugiere la influencia
del efecto de borde y de las actividades agroproductivas o su proximidad a la Carretera Interamericana. En con-
traste, las turberas Salsipuedes y Cerro Paramillo exhibieron una mayor diversidad, destacándose géneros como
Blechnum, Puya, Chusquea, Myrsine y Vaccinium, en asociación con el género de briófitas Sphagnum. Se obser
una composición floral distinta a lo largo de la franja cercana a la Interamericana, caracterizada por la presencia
de especies con menor demanda hídrica, especialmente géneros como Rubus y Pteridium, entre otros.
Conclusión: A partir de la composición florística identificada se determinó la importancia de las turberas como
parte de los ecosistemas del Hotspot mesoamericano, no solo como depósitos de biodiversidad sino también como
indicadores sensibles de la influencia humana y las amenazas ambientales en la región asociadas con impacto
antrópico y cambio climático.
Palabras clave: turberas de altura; biodiversidad; impacto antrópico; páramo tropical, hotspot Mesoamericano.
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como el de los Quercus de origen Holártico
(pisos montano-bajo y montano-alto), sino que
presentan características florísticas y estructu-
rales que son más similares a las de los páramos
(Brak et al., 2005; Gómez, 1986). En la región
de la montaña media, estas turberas se desarro-
llan de manera particular, sin estar vinculadas a
un dominio biogeográfico específico. Algunas
de ellas se caracterizan por presentar formacio-
nes boscosas, mientras otras alojan importantes
cantidades y variedades de musgos de Sphag-
num, estimándose que este briófito es el aporte
fundamental en la formación de la turba de
estos humedales (Finlayson et al., 2019).
Estas formaciones vegetales han sido estu-
diadas desde diferentes disciplinas con obje-
tivos diversos, entre los que cabe destacar su
interés como sumideros de metano (Chai et al.,
2020) o estudios palinológicos y de evolución
del paisaje vegetal (Wu et al., 2019). Pese a que
su extensión en Costa Rica, en relación con
el resto de páramos andinos, es muy reducida
(2 %) (Hofstede et al., 2003), el interés de su
conservación es muy alto, ya que se trata de
formaciones vegetales extremadamente frágiles
que tienen entre sus impactos más frecuentes
la recurrencia de incendios (Horn & Kappelle,
2009; Kern et al., 2018), la erosión del suelo,
el pastoreo excesivo o el impacto del cam-
bio climático que puede hacerlos desaparecer
(Chuncho & Chuncho, 2019; Corrales, 2018;
Correa et al., 2020).
Las modificaciones en las condiciones cli-
máticas están siendo especialmente impactan-
tes en las turberas tropicales (Benavides et al.,
2013; Chimner & Karberg, 2008; Corrales,
2018; Moomaw et al., 2018) y en las ecuatoria-
les (Correa et al., 2020; Page et al., 2004). La
hidrología de estos espacios está cambiando en
las últimas décadas hacia regímenes hídricos
locales más húmedos o secos (Mallakpour &
Villarini, 2015). Esta situación es preocupante,
dado que estos humedales interceptan los flu-
jos de escorrentía superficial y sub-superficial,
regulando el ciclo hidrológico (Benavides et al.,
2013; Kappelle, 1996). En este sentido, los fue-
gos recientes de origen antropogénico que han
afectado los ecosistemas de robledal y páramo
también ponen en riesgo los humedales, alte-
rando su dinámica hidrológica y la capacidad
del suelo para retener agua (Horn, 2005).
Ante estos escenarios las recomendaciones
coinciden en que es imprescindible identificar
las amenazas directas e indirectas para las tur-
beras en relación con los impactos del cambio
climático, localizar y caracterizar estos biotopos
a escala de cuenca hidrográfica por parte de
las entidades locales e identificar las especies
de flora y fauna más sensibles en respuesta al
cambio climático, que resulta de intervenciones
antropogénicas y a cambios hidrológicos, que
pueden ser causados por factores naturales
(Pitchford et al., 2012). Aunque la actividad
humana, como el drenaje de las turberas, tam-
bién puede influir en estos cambios (Pitchford
et al., 2012; Veas-Ayala et al., 2018). Por otra
parte, los planes de restauración y manejo
deben contemplar las diversas presiones antro-
pogénicas sobre los humedales y que estos estén
protegidos mediante políticas que incluyan el
monitoreo, así como los incentivos económi-
cos para la conservación en propiedades pri-
vadas (Harrison, 2013; Pitchford et al., 2012;
Shen et al., 2019).
Diversos acuerdos internacionales, como
el Convenio de Ramsar, han desempeñado un
papel crucial al promover la conservación y
el uso sostenible de la vegetación de turberas,
reconociendo su importancia en la mitigación
del cambio climático y la preservación de la
biodiversidad (Food and Agriculture Organi-
zation [FAO], 2020; FAO, 2023; United Nations
Environment Programme [UNEP], 2022). En
Centroamérica y Suramérica, varios países han
adoptado medidas para salvaguardar las turbe-
ras, implementando regulaciones en naciones
como Brasil, Perú y Guatemala (Biancalani
& Avagyan, 2014; UNEP, 2022). Costa Rica,
en particular, ha demostrado un compromiso
sólido con la preservación de sus turberas,
estableciendo áreas protegidas y fomentando
prácticas sostenibles en coherencia con su enfo-
que en la conservación ambiental (González et
al., 2021; Ministerio Nacional de Ambiente y
Energía [MINAE], 2017). Aunque se ha eviden-
ciado que las Áreas Silvestres Protegidas (ASP)
4Revista de Biología Tropical, ISSN: 2215-2075 Vol. 73: e58505, enero-diciembre 2025 (Publicado Feb. 06, 2025)
otorgan un nivel de protección favorable a las
turberas de alta montaña del sector ístmico cos-
tarricense, ello no parece ser suficiente para el
manejo integral de estas, encontrando un esta-
do de conservación muy desigual dependiendo
del tipo de propiedad en las que se encuentran
o de la cercanía a las infraestructuras viarias
(González et al., 2021).
Las políticas y legislaciones en torno a las
turberas a nivel mundial han promovido un
aumento en la conciencia ambiental en las últi-
mas décadas. No obstante, persisten desafíos
significativos en la efectiva implementación de
estas políticas, sobre todo en Latinoamérica, lo
que resalta la necesidad de un esfuerzo continuo
para asegurar la protección de estas valiosas
formaciones vegetales (Veas-Ayala et al., 2018).
En este contexto, esta investigación busca
caracterizar la flora de las turberas de la Cordi-
llera de Talamanca, profundizar en la enorme
diversidad florística y biogeográfica de este
hotspot mundial, identificando la procedencia
de la flora más singular, con especial énfasis
en la detección de especies de gran interés
biogeográfico, susceptibles de protección y con
posibilidades de una efectiva conservación; así
como conocer las dinámicas, las amenazas y los
impactos actuales que soportan estas turberas.
Por último, se analiza el marco normativo que a
diferentes escalas territoriales y sectoriales sus-
tenta la conservación y el futuro de estas frági-
les, remotas y reducidas formaciones vegetales.
MATERIALES Y MÉTODOS
Área de estudio: La Cordillera de Talaman-
ca, de origen vulcano-plutónico, es el cordal
montañoso más elevado de Costa Rica, cul-
minando en el Cerro Chirripó con 3 821 m
de altitud (Bergoeing, 2007). El levantamiento
de este eje montañoso constituyó la formación
definitiva del puente entre América del Norte
y América del Sur, a partir del vulcanismo
ocurrido hasta el Mioceno, y posterior a éste
la formación intrusiva de Talamanca (Alfaro
et al., 2018). El sistema montañoso presenta
una alineación nornoroeste-sursuroeste, que
corresponde a la orientación general del país
(Bergoeing, 2007).
La investigación llevada a cabo se localiza
en el Macizo Buenavista o Cerro de la Muerte,
el sector más noroccidental de la Cordillera
de Talamanca, en un tramo altitudinal entre
los 2 400 m de altitud, en las cercanías de El
Empalme y los 3 291 m en la cumbre del Cerro
Buenavista. La topografía del área culminante
es una cresta más o menos diseccionada hacia
la cuenca del Pacífico por profundos barran-
cos y quebradas que inciden en esta superficie
culminante y que producen desprendimien-
tos, deslizamientos y erosión remontante en
las cabeceras fluviales. Mientras, las vertientes
hacia el Caribe presentan unas pendientes más
moderadas que las del Pacífico, siendo infe-
riores a 45 grados. Por encima de los 3 000
m de elevación existen superficies llanas con
pendientes suaves, asociadas a los cambios de
clima experimentados durante el Cuaternario,
cuando masas de hielo permanente se estable-
cieron en el sector de los páramos, ocasionado
relieves periglaciares en las cumbres más altas
(Lachniet et al., 2005).
Al considerar la variación de la vegetación
en el área estudiada se identifican zonas de
vida entre los 2 400 y los 3 440 m: el ecosistema
andino intertropical del Páramo, que en Cen-
troamérica se conoce como páramos ístmicos
(Vargas & Sánchez, 2005) y que se desarrollan
en Costa Rica y el sector norte de Panamá (por
encima de los 3 100 m); el bosque tropical
Montano Nuboso de Quercus cargados de epí-
fitas (Kappelle, 1996); y los humedales de altura
en forma de turberas, localizados dentro de los
robledales de altura y los páramos ístmicos.
Por encima de los 3 000 m de altitud se
producen cambios bruscos en la temperatura,
nubosidad, humedad relativa e insolación. El
clima, aunque húmedo, no presenta precipi-
taciones abundantes, sin embargo, en algu-
nas localidades se dan condiciones de mayor
pluviosidad, lo que ofrece como resultado
una mayor disponibilidad de agua en el suelo,
especialmente debido a la baja evapotranspi-
ración provocada por la menor radiación y
temperatura en esta altitud (Herrera, 2005).
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La precipitación media anual suele oscilar entre
2 000 y 4 000 mm, pero puede ser mayor en
algunas laderas expuestas al Caribe y localmen-
te hasta 4 500 mm (Herrera & Gómez, 1993).
La humedad atmosférica relativa es superior
al 70 %, con nieblas bajas muy habituales que
permanecen durante la estación seca. La vege-
tación de transición al páramo y la propiamente
de páramo quedan, durante la estación seca,
por encima del cinturón de condensación, lo
que favorece la muerte de la parte aérea de hier-
bas perennes y otras formas biológicas (Horn,
1989). Durante la estación lluviosa el clima es
frío por causa de la nubosidad, contrario a la
estación seca cuando las temperaturas descien-
den por debajo de 0 °C debido a los fuertes
vientos alisios del norte y noreste, que generan
un efecto desecante en las reservas de agua del
suelo (Herrera, 2005).
Las turberas de la Cordillera de Talamanca
fueron declaradas sitio Ramsar en el año 2003
(Sitio Ramsar: 1 286) cubriendo una superfi-
cie de 192 520 ha (Gastezzi-Arias et al, 2021;
Ramsar, 2018). Dentro del área se han inclui-
do varios espacios protegidos que constituyen
un inmenso corredor biológico, en el que se
encuentra la masa boscosa más extensa del país
(Ramsar, 2018). No obstante, el área es atrave-
sada por la Carretera Interamericana Sur, cons-
truida entre 1942 y 1945, cuya apertura causó
un gran impacto sobre los bosques de Quercus
de altura, los cuales se vieron amenazados por
la tala, la producción de carbón y la apertura
de pastos para el ganado (Horn, 1989). Esta
carretera atraviesa sectores de notable altitud
(más de 3 000 m en algunos tramos del sector
investigado en Talamanca), con fuertes impac-
tos sobre la vegetación de páramo y sobre las
turberas que comprende este estudio (Fig. 1).
Los páramos de altura centroamericanos pue-
den ser un área disyunta de los páramos andi-
nos siendo Costa Rica el límite de distribución
de muchas especies de origen suramericano,
ya que su adaptación a los hábitats de alta
montaña les impide emigrar más al norte del
continente (Rangel-Churio, 2018; Vargas &
Sánchez, 2005).
Se seleccionaron cinco turberas en el maci-
zo Buenavista, a lo largo de la divisoria conti-
nental de aguas y distribuidas entre los 2 400
m y los 3 107 m de altitud, que fueron inven-
tariadas entre julio del 2019 y julio del 2022.
Fig. 1. Localización de las turberas a lo largo de la Carretera Interamericana Sur. / Fig. 1. Location of the peat bogs along the
South Inter-American Highway.
6Revista de Biología Tropical, ISSN: 2215-2075 Vol. 73: e58505, enero-diciembre 2025 (Publicado Feb. 06, 2025)
El conjunto seleccionado, debido a sus caracte-
rísticas y a las diferencias en su estado de con-
servación, permitió realizar una caracterización
más amplia de la situación de este tipo de
vegetación. Las cinco turberas analizadas (Fig.
1) son de tipo Fen o cóncava: EE (El Empalme:
2 420 m de altitud, 1.9 ha, 9°41’59.86” N &
83°56’34.64” W); SAL (Salsipuedes: 2 680 m
de altitud, 1.5 ha, 9°39’47.29” N & 83°51’0.35”
W); Q1 (Quetzales-1: 2 766 de altitud, 0.3 ha,
9°38’52.35” N & 83°50’43.30” W); Q2 (Quetza-
les-2: 2 770 de altitud, 0.4 ha, 9°38’51.75” N &
83°50’45.31” W) y CP (Cerro Paramillo: 3 076
m de altitud, 0.8 ha, 9°36’6.62” N & 83°47’1.04”
W). La primera de ellas, sin figura de protec-
ción ambiental, está ubicada dentro de una
finca privada, antiguamente ganadera, mientras
que las otras cuatro están incluidas dentro del
perímetro del Parque Nacional Tapantí-Macizo
de la Muerte y de la Reserva Forestal Los Santos
(Fig. 1).
El Empalme, Salsipuedes y Quetzales-2
presentan una lámina de agua discontinua en
la mayor parte de la sección sur, resultado de
la alta saturación freática del suelo, que genera
charcas muy someras en cubetas y áreas más
deprimidas.
Metodología de campo: Se realizaron 11
campañas de trabajo de campo para la reco-
lección de datos biogeográficos, siguiendo la
metodología de González et al. (2021) para la
caracterización de turberas en la Cordillera
de Talamanca. Se llevaron a cabo 32 inven-
tarios a lo largo de cinco transectos: 5 en El
Empalme, 12 en Salsipuedes, 5 en Quetzales
1, 4 en Quetzales 2 y 6 en Cerro Paramillo. La
longitud de cada transecto correspondió a la
distancia máxima entre los extremos norte y
sur de cada uno. Para cada transecto, se esta-
bleció una superficie de 4 m² mediante una
cuadrícula de 2 x 2 m. En estas superficies, se
realizó un muestreo estratificado de especies,
reconociendo cinco estratos: arbóreo (altura
típica de hasta 4-5 m), arbustivo (hasta 3.5
m), herbáceo, costra liquénica y epífito; en los
que se incluyeron plantas vasculares, musgos,
hepáticas y líquenes; para cada uno de los
estratos se identificaron las especies presentes,
y se estimó su cobertura calculada como la
porción de superficie cubierta con relación al
área muestreada. La selección de los puntos
de inventariado se estableció a partir de un
transecto establecido sobre la longitud máxi-
ma de cada turbera y con intervalos marcados
por la diferencia en el tipo de vegetación y las
condiciones del sustrato. Junto con los datos de
flora se recogieron otros datos como la altitud,
geolocalización, presencia de agua superficial,
presencia de materia orgánica acumulada y
estado general de conservación, entre otros.
Análisis de datos: La caracterización de las
especies se realizó in situ, de visu, estimando
su clasificación taxonómica. Para determinar
los ámbitos de distribución de las especies y
los tipos de hábitats, así como para clasificar
las especies no identificadas, se llevó a cabo un
trabajo de gabinete y laboratorio basado en el
“Manual de Plantas de Costa Rica. (Hammel et
al., 2003a; Hammel et al., 2003b; Hammel et al.,
2004; Hammel et al., 2007), Flora Costaricensis
(Burger, 1971a; Burger, 1971b; Burger, 1971c;
Burger, 1977b; Burger, 1977c; Burger, 1977d;
Burger, 1977e; Burger, 1977f; Burger, 1977g;
Burger, 1977h; Burger,1983a; Burger,1983b;
Burger,1983c; Burger,1983d; Burger,1983e;
Burger,1983f; Burger,1983g; Burger,1983h;
Burger,1983i; Burger, 1986a; Burger, 1986b;
Burger, 1990; Burger, 1991a; Burger, 1991b;
Burger, 1991c; Burger, 1995; Burger & Barrin-
ger, 2000; Burger & Gentry, 2000; Burger &
Huft, 1995; Burger & Taylor, 1993; Burger &
Van der Werff, 1990; Burger & Zamora, 1991;
Gómez & Burger, 2000; Luteyn & Wilbur 2005;
Pohl, 1980). Además, se consultaron bases de
datos on-line como: Trópicos (Missouri Botani-
cal Garden, 2024), del Jardín Botánico de Mis-
souri; International Plants Names Index (IPNI)
(The Royal Botanic Gardens et al., s.f.); Flora
of North America (Missouri Botanical Garden
et al., s.f.). The UICN Red List of threatened
species (International Union for Conservation
of Nature, s.f) y la Infraestructura Mundial de
Información en Biodiversidad (GBIF) (Global
Biodiversity Information Facility, s.f.).
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Adicionalmente, el trabajo de gabinete
incluyó el análisis del hábitat y del rango alti-
tudinal de distribución al que pertenecía cada
especie con base en Manual de Plantas de
Costa Rica (Hammel et al., 2003a; Hammel et
al., 2003b; Hammel et al., 2004; Hammel et al.,
2007). Así mismo para la elaboración del índi-
ce de diversidad florística se utilizó el trabajo
de regionalización biogeográfica de Morrone
(2006). Cabe destacar que no se preparó mate-
rial herborizado para depositar en herbarios, ya
que el permiso de investigación que ampara este
estudio no contemplaba la recolección de flora.
En el análisis de las turberas se identifica-
ron seis tipos de hábitats en los que se encuen-
tran las especies de flora. Aunque estas especies
están localizadas principalmente dentro de las
turberas, la literatura consultada indica que
también pueden estar presentes en otros hábi-
tats. Los hábitats identificados se agruparon en
seis tipos: 1) especies de bosque muy húmedo
pluvial de roble y páramo; 2) especies de bos-
que de roble y páramo; 3) especies de bosque
de roble y páramos, pastizales y turberas; 4)
especies de áreas abiertas; 5) especies de áreas
abiertas, de bosques de páramo y turberas y 6)
especies de turberas. Los rangos altitudinales de
distribución de cada especie fueron definidos
por los límites superior e inferior en que se
encuentran las plantas en su distribución cono-
cida para Costa Rica.
Todos los datos recogidos en campo y en el
laboratorio se incorporaron a una plantilla de
datos en formato Excel (Microsoft Corporation,
2018), que fue analizada para obtener los resul-
tados de la investigación. Dicha plantilla de
datos se organizó a partir de los siguientes pará-
metros: Taxón, Familia, Tipo Biológico, Reino
Biogeográfico, Subregión, Dominio, Provincia,
Tipo de Hábitat, Rango Altitudinal, Estado
de Conservación, Carácter de Endemismo y
Especie Clave.
Índices de análisis de los datos: A partir
de las bases de datos creadas se elaboró un
Índice de Valor Florístico (IVF), basado en
el sumatorio de tres parámetros (Tabla 1). El
primer parámetro considerado fue el Valor
corológico (VC), para el que se utilizó la cla-
sificación de Morrone (2006) y que se estable-
ció en tres umbrales: las especies que tenían
una distribución corológica a lo largo del eje
montañoso entre México y Bolivia (VC = 1);
las especies cuya distribución en el área de
estudio coincidían con su límite septentrional
o meridional (VC = 2), es decir, las especies
que alcanzan el límite norte o sur de su distri-
bución geográfica dentro del área de estudio;
las especies que mostraban una distribución
corológica Ístmica (VC = 3) y, por último. las
especies endémicas (VC = 4). De esta forma,
las especies cuya distribución corológica (VC)
es más restringida, presentan el máximo valor
asignado (4). El segundo parámetro utilizado
fue el Valor Ecológico (VE), para cuya asigna-
ción se utilizó la base de datos de la Lista Roja
de Especies Amenazadas de la UICN, y que en
su última actualización considera tres niveles:
Preocupación menor (VE = 1); Vulnerable (VE
= 2); y En Peligro (VE = 3). Por lo tanto, al igual
que en el caso anterior, el valor más alto coin-
cide con las especies que se encuentran en peli-
gro. El tercer parámetro fue el Valor de Especie
Clave (EC), y para su codificación se utilizaron
las investigaciones de Monro et al. (2017) sobre
la flora vascular de una región de la Cordillera
de Talamanca (Costa Rica - Panamá). En dichas
investigaciones, se asignó este valor a determi-
nadas especies que, con base en criterios exper-
tos, se consideraron como cumpliendo un rol
ecológico particular, de forma que se asignó VE
= 0, para las especies sin efecto desde el punto
de vista ecológico; y VE = 1, a las especies con
efecto desde el punto de vista ecológico.
Tras asignar los valores a cada especie, se
calculó el IVF de la siguiente manera:
IVF = ∑ (VC + VE + EC)
Donde: ∑ indica la suma de los valores para
todas las especies en su conjunto de datos o área
de estudio; VC es el Valor Corológico; VE el
Valor Ecológico y EC el Valor de Especie Clave.
El índice IVF se estimó entre su valor mínimo
(0) y su valor máximo (8). Para finalizar, se
halló el IVF acumulado para cada turbera. Este
8Revista de Biología Tropical, ISSN: 2215-2075 Vol. 73: e58505, enero-diciembre 2025 (Publicado Feb. 06, 2025)
cálculo se realizó solamente para las especies
que tienen valores concretos en, al menos, una
de las categorías VC, VE o EV dentro de los
inventarios realizados.
Sistema de Información Geográfica: Se
elaboró un Sistema de Información Geográfica
(SIG) con el objetivo de integrar y gestionar
toda la información georreferenciada del área
de estudio, constituyendo una Base de Datos
Geoespacial (Spatial Geographic Database)
sobre la que se llevó a cabo un Análisis Geoes-
pacial. Este análisis permitió una comprensión
detallada de la distribución espacial de la vege-
tación en las turberas, facilitando la identifica-
ción de patrones y asociaciones clave entre las
especies vegetales y las características topográ-
ficas, como la altitud, la inclinación del terreno
y la proximidad a cuerpos de agua. Al usar
el programa ArcGIS Pro (Versión 2.8) (Envi-
ronmental Systems Research Institute [Esri],
2021), se generaron mapas de alta precisión que
sirvieron para visualizar la diversidad florística
y su relación con los factores ambientales, lo
cual es fundamental para la conservación y el
manejo adecuado de la vegetación en este tipo
de ecosistemas sensibles.
Toma de datos e imágenes con dron:
Entre agosto y noviembre del 2022 se llevaron
a cabo un total de cinco campañas de trabajo
de campo destinadas a la captura de imágenes
mediante el empleo de drones. Para esta tarea,
se utilizó un dron de la marca DJI, específica-
mente el modelo Phantom 4 RTK V2. Además,
se complementó este equipo con una estación
móvil de medición en tierra DJI, identificada
como el modelo D-RTK2. Dicha estación móvil
ofrece una precisión horizontal de 1 cm +
1 ppm (RMS) y una precisión vertical de 2 cm
+ 1 ppm (RMS). Durante los vuelos de adquisi-
ción de datos se mantuvo una altitud constante
de 130 m, a una velocidad de desplazamiento
de 7 m/s. Las imágenes capturadas en estas
condiciones fueron posteriormente procesadas
mediante el software Pix4D (Pix4D S.A, 2019).
para su análisis y generación de resultados
(Fig. 2).
Recopilación de documentación de inte-
rés: La compilación de la documentación de
interés incluyó un trabajo de gabinete que fue
realizado de forma previa y durante el desarro-
llo de esta investigación. Para ello se preparó
una colección de literatura relacionada con las
características geológicas y de paisaje del área
de estudio; ecología y biodiversidad de los eco-
sistemas boscosos de alta montaña; taxonomía
botánica de la flora local y regional; así como
de políticas y normativa relacionada con la
Tabla 1
Parámetros para la estimación del Valor Florístico. / Table 1. / Parameters for estimating Floristic Value.
Parámetros Umbrales
Valor Corológico (VC)¹ Especies con distribución a lo largo del eje montañoso México-Bolivia
Especies con límite septentrional/meridional de su distribución en el área de estudio
Especies de distribución Ístmica
Endemismos costarricenses
Valor Ecológico (VE)² Preocupación menor
Vulnerable
En peligro
Valor de Especie Clave (EC)³ Sin efecto desde el punto de vista ecológico
Con efecto desde el punto de vista ecológico
Fuentes: Elaboración propia a partir de ¹Morrone (2006); ² Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza
[UICN] (2023); ³Monro et al. (2017). / Sources: Own elaboration from ¹Morrone (2006); ² Unión Internacional para la
Conservación de la Naturaleza [UICN] (2023); ³Monro et al. (2017).
9
Revista de Biología Tropical, ISSN: 2215-2075, Vol. 73: e58505, enero-diciembre 2025 (Publicado Feb. 06, 2025)
Fig. 2. Imágenes de las cinco turberas analizadas. Fotografías tomadas desde tierra y mediante dron, en las que se puede
apreciar el área correspondiente a cada turbera. A. El Empalme; B. Salsipuedes; C. Quetzales-1; D. Quetzales-2; E. Cerro
Paramillo. / Fig. 2. Images of the five analyzed peatlands. Photographs taken from the ground and by drone, showing the
area corresponding to each peatland. A. El Empalme; B. Salsipuedes; C. Quetzales-1; D. Quetzales-2; E. Cerro Paramillo.
10 Revista de Biología Tropical, ISSN: 2215-2075 Vol. 73: e58505, enero-diciembre 2025 (Publicado Feb. 06, 2025)
gestión y la conservación de las formaciones
vegetales de turbera a escala global y nacional
para Costa Rica.
RESULTADOS
Diversidad florística y caracterización
general de la flora de las turberas: En el total
de los 32 inventarios realizados en las cinco
turberas se identificaron 67 especies diferen-
tes, pertenecientes a 38 familias y 55 géneros
(MST 1). En la distribución por turberas resalta
Cerro Paramillo con 29 familias y 37 géne-
ros diferentes, seguida de Salsipuedes con 25
familias y 33 géneros. El Empalme presenta
un número mayor de familias y géneros (17
y 19 respectivamente) que Quetzales-1 (14 y
20, respectivamente) y Quetzales-2 (13 y 18,
respectivamente).
Los resultados de riqueza específica por
turbera muestran que la turbera de Cerro
Paramillo presenta la mayor riqueza específica
(66.1 %; 36 especies), seguida por Salsipuedes
(62.5 %; 35 especies); mientras que El Empalme
y Quetzales-1 presentan una diversidad más
baja (35.7 %; 20 especies cada una); quedando
en último lugar Quetzales-2 (28 %, 19 espe-
cies). Respecto a la distribución de especies
por turbera, de las 67 especies muestreadas
cinco de ellas están presentes en las cinco tur-
beras: Heterodermia vulgaris, Juncus effusus,
Rhynchospora schaffneri, Sphagnum recurvum y
Vaccinium floribundum. Presentan una mayor
densidad relativa Sphagnum recurvum y Ble-
chnum buchtienii en las turberas Salsipuedes
(33 y 21 % respectivamente) y Cerro Paramillo
(40 y 30 % respectivamente), sobre todo en el
sector central de las mismas, mostrando una
característica y estrecha asociación entre ellas
(Tabla 2). El resto de las especies tiene una
presencia más especializada, con 18 de ellas
presentes únicamente en la turbera Salsipuedes
y 6 únicamente en la turbera Cerro Paramillo
(MST 1). Por otro lado, las 20 especies regis-
tradas en la turbera El Empalme están también
presentes en la turbera de Cerro Paramillo y
únicamente cinco de ellas están en Salsipuedes
(Tabla 2, MST 1).
De las 67 especies encontradas en los
muestreos realizados solamente 19 especies
cumplían con alguno de los 3 parámetros selec-
cionados para analizar el valor florístico: tener
un valor corológico, ecológico o de especie
clave (Tabla 3).
Desde el punto de vista del Valor Corológi-
co (VC) se identificaron tres especies endémi-
cas: Pentacalia firmipes, presente en Salsipuedes
y Quetzales-1; Xyris nigrescens, en El Empalme
y Cerro Paramillo; y Puya dasylirioides, en Sal-
sipuedes, Quetzales-1 y Quetzales-2 (Tabla 3 y
Fig. 3). Es decir, el 4.5 % de las especies inventa-
riadas son endemismos. Además, ocho especies
(11.9 % del total) presentan un alto valor coro-
lógico (3) al presentar una distribución ístmica
(Agrostis tolucensis, Castilleja talamancensis,
Hypericum irazuense, Quercus costarricensis,
Jessea multivenia, Greigia sylvicola, Isoetes stor-
kii y Vaccinium consanguineum). Con un Valor
Corológico más bajo, se encuentran los taxones
(7.5 % sobre el total) que tienen una distribu-
ción a lo largo de todo el eje montañoso entre
México y Bolivia (Lachemilla pectinata, Blech-
num buchtienii, Cardamine ovata, Cavendishia
bracteata y Jamesonia alstonii). Por último, las
Tabla 2
Riqueza y densidad de especies compartidas en las turberas. / Table 2. / Richness and density of shared species in the
peatlands.
Turbera Riqueza específica
(%)
Número de
especies
Densidad relativa
Sphagnum recurvum (%)
Densidad relativa
Blechnum buchtienii (%)
Cerro Paramillo 66.1 36 40.0 30.0
Salsipuedes 62.5 35 33.0 21.0
Quetzales-1 35.7 20 28.3 15.6
Quetzales-2 28.0 19 25.2 17.5
El Empalme 35.7 20 15.0 5.1
11
Revista de Biología Tropical, ISSN: 2215-2075, Vol. 73: e58505, enero-diciembre 2025 (Publicado Feb. 06, 2025)
especies que desde el punto de vista corológico
presentan un valor más bajo son las que, en el
área de estudio, tienen su límite septentrional
o meridional de distribución (seis taxones; 9 %
del total) (Fuchsia microphylla, Polystichum con-
cinnum, Rubus eriocarpus, Equisetum bogotense,
Gentiana sedifolia, Vaccinium floribundum). El
total de elementos con algún valor corológico
es de 22, es decir, el 32.8 % del total.
Por otra parte, el valor biogeográfico de
este ámbito del mundo está reconocido por los
hallazgos encontrados en el área estudiada y
Tabla 3
Valor corológico, Valor ecológico, Valor de Especie Clave e Índice de valor florístico de las especies inventariadas. / Table 3.
Chorological value, Ecological value, Key Species Value and Floristic value index of the inventoried species.
Especie Valor
Corológico¹
Valor
Ecológico²
Valor Especie
Clave³ IVF⁴ IVF Turbera⁵
EE SAL Q1 Q2 CP
Agrostis tolucensis 3 3 3
Blechnum buchtienii 1 1 1 1
Cardamine ovata 1 1 1
Castilleja talamancensis 3 3 2 2
Cavendishia bracteata 1 1 1 3 3 3 3
Comarostaphylis arbutoides 1 1 2 2
Equisetum bogotense 1 1 1 1
Fuchsia microphylla 1 1 1 1
Gaiadendron punctatum 1 1 1 3 3
Gentiana sedifolia 1 1 1 1
Greigia sylvicola 3 3 2 2 2 2
Hypericum irazuense 3 3 2 2 2
Isoetes storkii 3 3 2
Jamesonia alstonii 1 1 1 1 1
Lachemilla pectinata 1 1 1 1
Pentacalia firmipes 4 4 3 3 3
Persea obtusifolia 2 2 2
Gaultheria mysinoides 1 1 2 2 2
Puya dasylirioides 4 3 1 8 7 7 7
Quercus costaricensis 3 2 1 6 5 5 5
Rubus eriocarpus 1 1 1 1
Jessea multivenia 3 3 1
Telanthophora grandifolia 1 1 2 2 2
Vaccinium consanguineum 3 3 2 2
Vaccinium floribundum 1 1 1 1 1 1
Weinmannia pinnata 1 1 2 2
Xyris nigrescens 4 4 3 3
TOTAL (IVF) 10 39 21 14 41
¹ Valor corológico. 1: Distribución a lo largo del eje montañoso México-Bolivia; 2: Especies con límite septentrional/
meridional de su distribución en el área de estudio; 3: Especies de distribución Ístmica; 4: Endemismos costarricenses. ²
Valor ecológico. 1: Preocupación menor; 2: Vulnerable; 3: En peligro. ³ Valor Especie Clave. 0: sin efecto ecológico favorable
en un hábitat; 1: con un efecto ecológico favorable en un hábitat. ⁴ IVF: Índice de Valor Florístico.⁵ EE: El Empalme;
SAL: Salsipuedes; Q1: Quetzales-1; Q2: Quetzales-2; CP: Cerro Paramillo. / ¹Chorological value. 1: Distribution along the
mountain axis from Mexico to Bolivia; 2: Species with Northern/Southern distribution limits within the study area; 3: Isthmic
distribution species; 4: Costa Rican endemics. ² Ecological value. 1: Least concern; 2: Vulnerable; 3: Endangered. ³ Keystone
Species Value. 0: No favorable ecological effect in a habitat; 1: With a favorable ecological effect in a habitat. ⁴ FVI: Floristic
Value Index. ⁵ EE: El Empalme; SAL: Salsipuedes; Q1: Quetzales-1; Q2: Quetzales-2; CP: Cerro Paramillo.
12 Revista de Biología Tropical, ISSN: 2215-2075 Vol. 73: e58505, enero-diciembre 2025 (Publicado Feb. 06, 2025)
son los siguientes: el 58.2 % (39) de las especies
inventariadas pertenece al reino Neotropical y el
38.8 % (26) al Neártico. Solamente un 1.5 % (1)
presenta una distribución Paleártica y se debe a
la presencia de una especie introducida (Rubus
ellipticus) y la especie cosmopolita, Juncus effu-
sus, que tiene una distribución Holártica.
Respecto al análisis del Valor Ecológico
(VE), se identificaron seis especies bajo la
categoría de Preocupación menor: una en El
Empalme, dos en Salsipuedes, una en Quet-
zales-2, seis en Cerro Paramillo y ninguna
presente en Quetzales-1. Con relación a las
especies vulnerables, se identificaron dos: una
en Salsipuedes, una en Quetzales-1 y dos en
Cerro Paramillo. La única especie En peligro,
Puya dasylirioides, fue encontrada en Salsipue-
des, Quetzales-1 y Quetzales-2 (Tabla 3). En
total, nueve especies presentan valor ecológico,
el 9 % del total inventariado.
En el análisis de su Valor como Especies
Clave (EC), fueron identificadas siete especies
(10.7 % del total) en cuatro turberas: Comarosta-
phylis arbutoides en Cerro Paramillo; Gaultheria
myrsinoides en Salsipuedes y Cerro Parami-
llo; Weinmannia pinnata en Cerro Paramillo;
Fig. 3. Distribución biogeográfica de especies presentes en las turberas analizadas. / Fig. 3. Biogeographical distribution of
species presents in the analyzed peatlands.
13
Revista de Biología Tropical, ISSN: 2215-2075, Vol. 73: e58505, enero-diciembre 2025 (Publicado Feb. 06, 2025)
Cavendishia bracteata en Salsipuedes, Quetza-
les-2 y Cerro Paramillo; Gaiadendron puncta-
tum en Cerro Paramillo; Quercus costaricensis
en Salsipuedes, Quetzales-1 y Cerro Paramillo;
Puya dasylirioides en Salsipuedes, Quetzales-1 y
Quetzales-2 (Tabla 3).
El resultado del Índice de Valor Florístico
(IVF) obtenido para las especies, muestra que
los valores máximos los obtiene Puya das-
ylirioides (IVF = 8), presente en las turberas
Salsipuedes, Quetzales-1 y Quetzales-2, seguida
de Quercus costaricensis (IVF = 6) (Tabla 2). Si
se analiza el IVF por turberas, se observa que
Cerro Paramillo obtiene el valor más alto (IVF
= 41), seguido de cerca por Salsipuedes (IVF =
39), mientras que Quetzales-1 (IVF = 21) pre-
senta unos valores intermedios que, sin embar-
go, superan el valor resultante para Quetzales-2
(IVF = 14) y El Empalme (IVF = 10) (Tabla 3).
Por último, hay que destacar que de las 67
especies inventariadas 27 de ellas, es decir, el
40.3 % presentan algún tipo de valor (Coroló-
gico, Ecológico o de Especie Clave).
bitat y distribución altitudinal: Res-
pecto al análisis del tipo de hábitat de cada
especie, se determinó que el 28.6 % (16 espe-
cies) pertenecen al tipo bosque de roble y pára-
mo, incluyendo: Eleocharis acicularis, Gentiana
sedifolia, Gaiadendron punctatum, Hypericum
costaricense, Osmunda regalis, Polystichum con-
cinnum y Valeriana prionophylla. En segundo
lugar, aparecen las especies propias de bosque
muy húmedo, pluvial de roble y páramo y
especies de bosque de roble y páramo, pasti-
zales y turberas. Ambos grupos con un 17.9 %
(10 especies) y caracterizados por la presencia
de Lachemilla pectinata, Fuchsia microphylla,
Juncus effusus, Cora glabrata, Comarostaphylis
arbutoides, Cladonia rappii, Nertera granaden-
sis, Elaphoglossum brenesii; Eryngium humile,
Heterodermia obscurata, Heterodermia vulga-
ris, Jamesonia alstonii, Lycopodium clavatum,
Telanthophora grandifolia y Jessea multivenia
(Hammel et al., 2003a; Hammel et al., 2003b;
Hammel et al., 2004; Hammel et al., 2007).
Aunque algunas especies propias de tur-
beras se encuentran dentro de los grupos de
bosques de roble y páramo, pastizales y turbe-
ras o áreas abiertas, las especies características
de estos medios suponen solamente el 8.9 %
del total (5 especies). El porcentaje total de
especies inventariadas en las turberas que no
son propias de este hábitat supone el 42.2 %
(24 especies), siendo únicamente el 58.8 % del
total las especies que se encuentran en su tipo
de hábitat.
Por otra parte, el análisis de la amplitud
altitudinal (Fig. 4) muestra que en las turberas
analizadas el 7 % (4 especies) de las plantas
viven en un rango menor de 1 000 m de altitud;
el 27 % (15 especies) en un rango de 1 001 -
1 500 m; el 30 % (17 especies) en un rango de
1 501 - 2 000 m, el 25 % (14 especies) en un
rango de 2 001 - 2 500 m; y el 5.4 % en un nivel
superior a los 2 501 m.
Amenazas e impactos a las turberas: El
análisis de la flora inventariada y los mues-
treos realizados evidencian que los impactos y
amenazas más importantes en el área estudiada
están asociados con la captación y drenaje de
las turberas por la red hidrográfica del Pacífico,
con intensa erosión remontante que favorece la
reducción en la saturación hídrica del suelo y
la aparición de elementos ajenos a las turberas,
evidenciando la alteración de estos espacios. En
cuatro de las cinco turberas analizadas se iden-
tificaron varias especies de los géneros Rubus y
Pteridium, indicando cierto nivel de alteración
probablemente asociado a la baja saturación
hídrica del suelo.
La especie introducida Rubus ellipticus fue
localizada en tres sitios distintos en El Empal-
me, incluyendo zonas hacia su interior donde
anteriormente se practicó la ganadería; y en
Cerro Paramillo en dos sectores afectados por
la cercanía de la carretera y de antiguos depó-
sitos de material de obra. Rubus eriocarpus fue
localizada en Salsipuedes, en el sector sur que
colinda con la carretera, el más afectado debido
a la existencia de un alcantarillado que drena
este sector cercano a la carretera. Rubus miser,
ampliamente cultivada en Costa Rica, fue loca-
lizada en Quetzales-1, en un sector con acumu-
lación de sedimentos asociados a material de
14 Revista de Biología Tropical, ISSN: 2215-2075 Vol. 73: e58505, enero-diciembre 2025 (Publicado Feb. 06, 2025)
obra para mantenimiento de la carretera. Las
especies de helechos Pteridium arachnoideum
y Pteridium caudatum fueron localizadas en
Salsipuedes y Quetzales-1 respectivamente. En
ambos casos, los individuos de estas especies se
identificaron establecidos en áreas con afecta-
ciones por sedimentación con material de obra
de la carretera. Estos hallazgos asociados a las
alteraciones de la composición vegetal de las
turberas evidencian un efecto de borde respecto
a esta infraestructura.
La turbera Quetzales-2, la única sin pre-
sencia de especies alóctonas, se encuentra a
1.5 m de elevación con respecto a Quetzales-1.
Ambas evidencian haber sido originalmente
una única extensión que se dividió debido
a la construcción de la carretera. Esta obra
interrumpió el flujo natural del agua desde la
primera turbera hacia la segunda. En la actua-
lidad, el agua que proviene de Quetzales-2 y se
dirige hacia la carretera es desviada mediante
un sistema de drenaje diseñado para evitar
su llegada a la vía, lo que, a su vez, permite
que parte del agua de lluvia que fluye desde la
carretera se vierta directamente en el cuerpo de
agua de Quetzales-2. Este proceso conlleva el
transporte de sedimentos, que se acumulan en
el límite Quetzales-2 con la carretera, lo que, a
largo plazo, podría dar lugar a la colmatación
del cuerpo de agua de Quetzales-2.
La construcción de la Carretera Intera-
mericana favoreció el establecimiento de
asentamientos humanos que provocaron una
afectación a las áreas de bosque de elevacio-
nes intermedias, producto principalmente del
desarrollo de actividades agroproductivas y la
producción de carbón, propiciando incendios y
la tala de los bosques (Fig. 5). Mientras algunas
investigaciones de finales de los años 90 (Horn,
1989) plantean que la Carretera Interamericana
Fig. 4. Amplitud altitudinal por especie. En negro: endemismos. / Fig. 4. Altitudinal range by species. In black: endemisms.
15
Revista de Biología Tropical, ISSN: 2215-2075, Vol. 73: e58505, enero-diciembre 2025 (Publicado Feb. 06, 2025)
no ha tenido fuertes impactos en la vegetación
del Macizo de la Muerte, se ha constatado que
la infraestructura ha provocado importantes
modificaciones en el drenaje de estas turberas,
lo que facilita el establecimiento de especies
del género Pteridium. De acuerdo con Dolling
(1999), la presencia de este género podría inhi-
bir la regeneración del bosque autóctono, dada
su actividad alelopática e incrementar el riesgo
de incendios forestales y el avance del bosque
como efecto del cambio climático (Silva-Matos
& Belinato, 2010), con la potencial incidencia
sobre la reducción del área de turbera por la
incursión de otras especies alóctonas.
La existencia de la carretera genera vul-
nerabilidad ante factores como la invasión de
especies que no son propias de este tipo de
hábitat, afectando la conservación de estos
espacios de gran singularidad. Aunado a lo
anterior, el cambio climático y los incendios son
amenazas considerables (Chuncho & Chuncho,
2019; Harrison, 2013; Iturraspe, 2010; Otto &
Gibbons, 2017; Vargas et al., 2004).
Marco normativo y su efectividad frente
a impactos y amenazas: En cuanto al marco
normativo, es evidente que la protección de
las turberas de alta montaña cuenta princi-
palmente con el respaldo de acuerdos inter-
nacionales, como la Convención Ramsar, que
establece pautas generales para la conservación
de humedales, incluyendo las turberas. A nivel
regional, en América Latina, las regulaciones
varían de un país a otro, pero muchas naciones
han ratificado acuerdos ambientales regionales,
como el Convenio sobre Diversidad Biológica,
que promueve la conservación de ecosistemas
únicos, entre ellos, las turberas de alta montaña.
En el caso de Costa Rica, el marco normativo
nacional se basa en la adhesión a los acuerdos
internacionales mencionados, así como en su
legislación nacional orientada a la conservación
de la diversidad biológica y sus hábitats, lo que
incluye a las turberas de alta montaña. Además,
es importante destacar que la mayoría de los
ecosistemas de turberas de alta montaña de
Costa Rica se encuentran dentro de Espacios
Naturales Protegidos de carácter estatal, lo que
implica que se aplican, además, los planes gene-
rales de manejo establecidos para cada figura de
protección (Tabla 4).
En Costa Rica, las estrategias de manejo
implementadas para la gestión de las Áreas
Silvestres Protegidas parecen ser efectivas en
el aporte a la conservación de las turberas.
Esto es particularmente evidente en las turbe-
ras Salsipuedes y Cerro Paramillo, localizadas
dentro de una Área Protegida, las cuales mos-
traron los mayores porcentajes de diversidad
florística (66.1 y 62.5 %, respectivamente).
La turbera El Empalme, ubicada en una finca
privada antiguamente utilizada para pastoreo
Fig. 5. Principales amenazas en las turberas del Macizo Buenavista a partir de 1883 y hasta el presente. / Fig. 5. Main threats
in the peatlands of the Buenavista Massif from 1883 to the present.
16 Revista de Biología Tropical, ISSN: 2215-2075 Vol. 73: e58505, enero-diciembre 2025 (Publicado Feb. 06, 2025)
de ganado vacuno, muestra una diversidad
más baja (37.5 %). Sin embargo, esta diversi-
dad podría aumentar, ya que, aunque todavía
evidencia los efectos de la sedimentación por
materiales de obra en la colindancia de la
carretera, en la actualidad se encuentra en
conservación bajo el incentivo estatal de Pago
por Servicios Ambientales. Por otra parte, las
turberas Quetzales-1 y Quetzales-2, a pesar de
estar ubicadas dentro de Áreas Silvestres Prote-
gidas, presentan una diversidad más baja (19 %
cada una), lo cual parece estar relacionado con
el efecto de borde que genera la carretera en
ambos casos.
DISCUSN
El análisis del IVF en cinco turberas en el
Macizo de La Muerte revela un patrón de biodi-
versidad notable en esta región. Cerro Paramillo
y Salsipuedes destacan con los valores más altos
(IVF= 41 e IVF= 39, respectivamente), indican-
do una riqueza florística importante. Además,
Quetzales-1 también mostró valores interme-
dios significativos (IVF= 21) lo que subraya
su importancia en términos de biodiversidad.
Estos resultados resaltan la relevancia de las
montañas tropicales del istmo centroamericano
como un hotspot de biodiversidad, donde las
turberas, en particular, albergan una diversidad
botánica significativa. Adicionalmente, el análi-
sis de las diferentes categorías de conservación
mostró un total de 9 especies categorizadas bajo
algún grado de amenaza, lo cual demuestra la
particularidad y vulnerabilidad de estos ecosis-
temas de altura, lo que los sitúa en una posición
de altísimo valor por su aislamiento, su origina-
lidad y sus especiales características ecológicas
y de aporte de servicios ecosistémicos.
Las turberas analizadas se encuentran den-
tro del Hotspot de Mesoamérica, un espacio
que ocupa el octavo lugar entre los 25 Hotspots
mundiales y que posee aproximadamente 24
000 especies de plantas vasculares, de las cuales
unas 5 000 (21 %) son endémicas. Tal y como
se ha comprobado, uno de los aspectos por los
que se atribuye una biodiversidad elevada a este
Hotspot es su posición geográfica, situado en la
unión de dos de los grandes reinos biogeográfi-
cos: el Neártico de América del Norte y el Neo-
trópico de América del Sur y Centroamérica y
el Caribe, sirviendo como puente terrestre entre
dos subcontinentes (Mittermeier et al., 2004;
Myers et al., 2000).
Por otro lado, el porcentaje total de espe-
cies inventariadas que no son propias del
Tabla 4
Marco normativo según escala de desarrollo e impacto sobre la conservación de las turberas de altura en la Cordillera de
Talamanca. / Table 4. Regulatory framework according to development scale and impact on the conservation of high-altitude
peatlands in the Talamanca Mountain Range.
Escala Normativa Año
Internacional Convención de Ramsar 1975
Estrategia Global de Biodiversidad 1989
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hábitat turberas supone el 42.2 % (24 especies),
siendo únicamente el 58.8 % del total las espe-
cies que se encuentran en su tipo de hábitat.
Además, se destaca que las especies propias de
turberas representan una minoría significativa,
constituyendo solo el 8.9 % del total de especies
inventariadas. Esto sugiere una vulnerabilidad
particular de las turberas, ya que muchas de
las especies propias del biotopo están asocia-
das a condiciones edáficas, geomorfológicas y
topográficas particulares y no pueden migrar
fácilmente a otros hábitats. El hecho de que
el 42.2 % de las especies inventariadas en las
turberas no sean propias de este hábitat sugiere
la presencia de especies que pueden estar fuera
de su rango altitudinal óptimo. Esto podría
indicar un desplazamiento altitudinal y una
posible invasión del biotopo de turberas por
especies de bosques de pisos altitudinales más
bajos. Además, si las condiciones de saturación
hídrica tienden a descender debido al cambio
climático, es plausible que algunas especies
propias del páramo se vean obligadas a migrar
a altitudes superiores (Pepin et al., 2022; Ran-
gwala & Miller, 2012).
En relación con lo anterior, el análisis
de hábitat y de la distribución altitudinal de
las especies en el área de estudio podría estar
revelando importantes implicaciones en el con-
texto del cambio climático y el desplazamiento
altitudinal de los ecosistemas y las especies.
En primer lugar, aproximadamente el 30 %
de las especies inventariadas se encuentran en
un rango de altitud que oscila entre 1 501 y 2
000 m, lo que sugiere que estas áreas podrían
desempeñar un papel crítico en la conservación
de la biodiversidad en un contexto de cambio
climático. Además, aproximadamente el 5.4 %
de las especies se hallan a altitudes superiores
de 2 501 m, lo que indica que la vegetación de
estas montañas puede experimentar un despla-
zamiento hacia zonas más elevadas en respuesta
al aumento de las temperaturas. Esta situación
reviste particular importancia para las espe-
cies que componen el biotopo de las turberas,
intrínsecamente ligado a suelos con micro relie-
ves específicos que permiten mantener una alta
saturación hídrica (Iturraspe, 2010).
Los impactos asociados a la presencia de
la infraestructura vial y que generan reducción
de la capacidad de retención de agua, podrían
estar favoreciendo una respuesta adversa a los
efectos del cambio climático, ya que las condi-
ciones en el biotopo pueden mutar a medida
que aumenta la temperatura y se altera la dis-
ponibilidad de agua. La presencia de las varias
especies de los géneros Rubus y Pteridium, da
cuenta del impacto humano provocado por el
efecto de borde de la carretera, favoreciendo el
establecimiento de especies con menor deman-
da hídrica en el biotopo de las turberas (Gon-
zález et al., 2021).
Las montañas tropicales del istmo centroa-
mericano son importantes en términos de bio-
diversidad florística (Kappelle & Horn, 2005),
favorecidas por una singular ubicación geográ-
fica que le permite actuar como un puente entre
diferentes subcontinentes con alta diversidad
(Lachniet et al., 2005). En nuestro caso, se
alcanzan valores de singularidad florística que
superan el 40% de las especies inventariadas.
La importancia de esta región como un hotspot
en biodiversidad florística radica en su papel
crucial en la preservación de especies vegeta-
les únicas y en la contribución a la diversidad
global de la flora (Bermúdez & Sánchez, 2000;
Mittermeier et al., 2004; Myers et al., 2000).
Esta investigación evidencia que las Áreas
Silvestres Protegidas, unidas a unas políticas
y legislación ambiental robustas, favorecen el
estado de conservación de formaciones vege-
tales sensibles como las turberas. Sin embargo,
según plantea Moomaw et al. (2018), es nece-
saria una protección más efectiva, así como la
acción dirigida a la restauración de los humeda-
les de altura degradados, mediante estructuras
de manejo de múltiples niveles que garanticen
la viabilidad ecológica de este tipo de vegeta-
ción. Los planes de restauración y de manejo
de las Áreas Silvestres Protegidas, deben con-
templar las diversas presiones antropogéni-
cas sobre los humedales y que puedan estar
protegidos mediante políticas que incluyan el
monitoreo, así como los incentivos económicos
para la conservación en propiedades privadas
(Harrison, 2013; Pitchford et al., 2012; Shen
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et al., 2019). Tal y como apuntan Jiménez
(2016) y Kappelle (2016), es necesario incor-
porar bajo figuras de manejo algunas turberas
de Talamanca que no están en zonas prote-
gidas. Según indica la Convención sobre los
Humedales (s.f.) las turberas son críticamente
importantes, ya que reportan apreciables bene-
ficios sociales, económicos y ecológicos. Sin
embargo, a pesar de su reconocido valor para la
mitigación de los efectos del cambio climático y
de su capacidad para la regulación del ciclo del
carbono, no parece haber suficientes políticas
e iniciativas internacionales que protejan estos
espacios de forma adecuada (Finlayson et al.,
2019; Ricaurte et al., 2019).
Declaración de ética: los autores declaran
que todos están de acuerdo con esta publica-
ción y que han hecho aportes que justifican
su autoría; que no hay conflicto de interés de
ningún tipo; y que han cumplido con todos
los requisitos y procedimientos éticos y legales
pertinentes. Todas las fuentes de financiamien-
to se detallan plena y claramente en la sección
de agradecimientos. El respectivo documento
legal firmado se encuentra en los archivos de
la revista.
Ver material suplementario
a08v73n1-suppl1
AGRADECIMIENTOS
A los funcionarios del Sistema Nacional de
Áreas de Conservación (SINAC), Área de Con-
servación Amistad-Pacífico (ACLAP), Ronald
Chan, Gravin Villegas y Oscar Rojas, por su
apoyo para la puesta en servicio y operación del
dron utilizado en los sobrevuelos.
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