«Ser creativo» ¿Una sensibilidad necesaria para el mundo del trabajo?
«Being creative» A necessary sensitivity for the world of
work?
Diego Quattrini
Universidad
Nacional de Villa María, Córdoba, Argentina
https://orcid.org/0000-0001-7694-5877
Fecha de recepción: 17 de diciembre del 2020
Fecha de aceptación: 16 de diciembre del 2021
Resumen
Introducción:
Observamos en los procesos de trabajo exigencias emocionales que se incorporan
al sentido práctico de los y las trabajadoras. Este estudio aborda la
configuración de las «sensaciones para el trabajo» de diversas personas
emprendedoras del ámbito local (Villa María, Córdoba), reflexionando sobre la
exigencia de creatividad.
Objetivo:
La propuesta expositiva es mostrar las relaciones que se establecen en la
constitución de la fuerza de trabajo y la incidencia de la actitud creativa
como una acción pedagógica generada a partir de las condiciones que presenta la
estructura del capitalismo actual.
Método
y técnica: Como metodología para narrar lo creativo
se implementará una entrevista virtual («entrevistas
por WhatsApp»)
para personas emprendedoras donde se privilegie su expresividad, asumiendo sus
límites y posibilidades.
Resultados:
Como resultado, se observó en las
narrativas un cuerpo material/emocional que sustenta la constitución de lo
creativo.
Conclusiones:
De ahí que se concluya que la existencia de esta actitud promueve un esfuerzo
racional / individual que se reconstruye en el marco de una economía política
de la moral, basada en el supuesto del disfrute y la soportabilidad.
Palabras
claves: Actitud, Creatividad, Emociones, Mercado
laboral, Emprendedor.
Abstract
Introduction: We see in work processes emotional demands that are incorporated in the
practic sense of men and women worker. The study examines the configuration of
the feelings for the work of various local entrepreneurs (Villa María,
Córdoba). To do this, it reflects on their quirement creativity.
Objective: The exhibition proposal is to show the relationships there are
established in the constitution of the work force and the incidence of creative
attitude as a pedagogical action generated from the conditions presented by the
structure of current capitalism.
Method and technique: As a methodology to nárrate the creative, a virtual interview («WhatsApp interviews») will be implemented, for entrepreneurs where their
expressivenessn is privileged, assuming their limits and possibilities.
Results: As a result, it was observed in the narratives a material/emotional body
that sustains the constitution of the creative.
Conclusions: Hence, it is concluded that the existence of this attitude promotes a
rational/individual effort that is rebuilt within the framework of a political
economy of morality based on the assumption of enjoyment and endurance.
Keywords: Attitude, Creativity, Emotions, Labor market,
Entrepreneur.
Introducción
Escuchamos
narraciones que convocan hacia una construcción cognitiva/afectiva ligada a la
idea de ser un ser soñador, exitoso o tolerante a las frustraciones. Estas se
reclaman desde un pensamiento empresarial que considera la existencia de una
meritocracia resultante del esfuerzo individual y de un consenso de lo amigable»
en lo laboral. Si bien al parecer no son una exigencia marcada y obligatoria
para participar del mundo laboral se muestran como predisposiciones moralmente
adecuadas o esquemas prácticos de sentido que van construyendo formas de
sentir. Diríamos en un principio que se «corporalizan»
mediante un discurso pedagógico con guías específicas de acción, en las que
muestran «soluciones
técnicas-organizativas»
efectivas que pautan el cómo manejarse en el trabajo.
El
artículo reflexiona sobre el proceso de configuración de los cuerpos/emociones
en el marco del emprendedurismo. Aquí se
abordará los procesos de construcción de la creatividad y su relación con las
«sensaciones para el trabajo[1]»
de diversas personas emprendedoras de la ciudad
de Villa María (Córdoba- Argentina).
Se
asume que es un mundo que se construye a partir de condicionamientos materiales
relacionados con las posiciones/condiciones del equipo de trabajo; pero también
a partir de discursos pedagógicos que regulan formas de hacer, sentir y pensar.
Es aquí donde «el
ser emprendedor»
es parte de una propuesta que proyecta niveles de involucramiento necesarios
para la reproducción capitalista (Quattrini 2017).
Se
propone examinar la presencia de una normatividad moral, que se interesa por la
mercantilización de los cuerpos y emociones. Estos se configuran bajo la
aceptación/tensión de narraciones que los llevan a involucrarse con lo
económico, lo que va produciendo tramas de emociones que regulan las formas
percibir y accionar en lo social.
Estas
sensibilidades y saberes quedan asumidos en las recomendaciones construidas e
inscriptas en una especie de conciencia práctica y discursiva (Giddens, 1984).
Se refieren al quehacer cotidiano, usados como habilidades para responder a las
exigencias laborales. De allí que se propaga una racionalidad discursiva
elaborada por la organización científica del trabajo, que no solo recodifica
formas de nombrar el conocimiento, sino que además pretende vincular las
capacidades con los atributos individualizantes de los trabajadores y
trabajadoras. Al complejizar las formas técnicas y procedimentales, estos
saberes y actitudes se conforman como un requisito productivo (Quattrini, 2017).
La creatividad, el optimismo, la interacción, entre otros, favorecen la
divulgación de sensibilidades que estimulan al sujeto a resolver requerimientos
frecuentes, re-significar el involucramiento y naturalizar percepciones sobre
condiciones (flexibles) de trabajo.
Aquí
se asume a la creatividad como una habilidad actitudinal elaborada en el
proceso del trabajo. No será pensada como una operación organizada, ni como un
proceso cognitivo causado por el sistema psíquico, sino como una capacidad
elaborada de manera social y constituida por emociones, la cual proyecta
acciones subjetivas e inter-relacionales que buscan resolver problemas de una
manera productiva. En este sentido, el capitalismo requiere cada vez tanto del
aspecto afectivo de quien trabaja como de la confección de significados
simbólicos e ideas sugerentes. Desde la elaboración de un bien inmaterial, la
acción actitudinal va produciendo objetos diversos que repercuten en las
personas trabajadoras: estas deben tener la capacidad de asumir de forma
autónoma responsabilidades y promover un hábito creativo para diferenciarse en
el mercado competitivo.
La
anticipación de sentido del estudio es que el impulso de la demanda de
creatividad está vinculado con un orden específico del trabajo, en el que se va
exigiendo una nueva composición de sensaciones como una mayor disponibilidad de
tiempos para la producción. Así la creatividad es un efecto sensitivo que se
constituye en respuesta a la incertidumbre y a las demandas laborales. Se
establece en un contexto laboral producido con pautas de disfrute moralizante:
vivir de lo que te gusta y tener una experiencia placentera o feliz. Pero esta
felicidad posee un reverso: para «hacer lo que te gusta» hay
que adquirir un nivel de soportabilidad y así prepararse a la «contienda»
cotidiana que exige el mercado contemporáneo. Lo actitudinal se construye bajo
diversas tramas sensibles, poniendo en juego la sensibilidad de la diversión
como la del sacrificio.
Para
acercarnos a las actitudes creativas se propone un diseño metodológico de tipo
interaccionista que permite bucear en las relaciones simbólicas/afectivas de
sujetos que emprenden. Se busca el manifiesto de experiencias significativas
que sean útiles para abordar la regulación (moral/hegemónica) de las
sensibilidades. Para ello se utiliza como técnica de recolección de datos la «entrevista
por WhatsApp»[2].
En
este sentido, la propuesta es analizar las percepciones que producen las
imágenes llamadas «memes de internet» que circulan en las redes de
comunicación. Estas son asumidas como soportes expresivos de sensibilidades al
servicio de la motivación del trabajo. La presentación visual de los memes
posee un efecto sensible en quien se entrevista, pues permite producir una
relación con su experiencia actitudinal.
En
este marco, la expresividad de emociones es considerada como un momento
sociológico que permite observar la conexión entre los estados
cognitivos/sensibles y las formas de regulación de una sociedad que se basa en
ciertas reglas de trabajo. En el caso de quien emprende, su narrativa se
construye a partir de su posición en el mercado como un agente con habilidades
que le permite dar cuenta de sus experiencias laborales «triunfantes»
y «dificultosas».
Para
el examen de la actitud creativa se seguirá la siguiente estrategia
argumentativa: en primer lugar, se presentarán aclaraciones metodológicas del
instrumento de recolección de datos (la intención aquí es reflexionar sobre la
potencialidad de la metodológica elegida); luego se propondrá un análisis sobre
la fuerza de trabajo y su componente emocional, remarcando los saberes
actitudinales; en tercer momento se expondrá el concepto de creatividad, y,
finalmente, se examinarán las manifestaciones relacionadas con la creatividad,
a partir de las consideraciones expresivas de personas emprendedoras sobre los
memes seleccionados.
Algunas consideraciones sobre la entrevista por
WhatsApp y su relación con las sensibilidades.
Investigar
lo digital es indagar en un conjunto de mundos instantáneos y simultáneos que
se van constituyendo en las superficies de nuestras sensibilidades (Scribano
2017). Internet, en este sentido, es una oportunidad para analizar[3]
las transformaciones de las actuales relaciones sociales.
La
era de la virtualidad[4] no
promueve necesariamente el derrumbe de las relaciones anteriores; sino que
yuxtapone nuevas formas de informarse, de divertirse, de comprar, de trabajar,
que alteran el intercambio social. Se trata de mutaciones en el contenido, en
los procesos de creación y en la forma de recepción en tiempo/espacio en que se
realiza la comunicación.
A
su vez, el nuevo modo de relacionarse con el entorno produce alteraciones en
las formas de percepción. El mundo digital se asienta en lo que Sadin llama «tecnologización
expansiva de las existencias» (Sadin 2018, 44), ocasionado por la presencia
creciente de los sistemas electrónicos de inteligencia artificial. El uso
continuo de las tecnologías transforma la exposición corporal y la
sensibilidad; el entorno es la pantalla y la seguridad de la expresividad se
desarrolla en función del manejo del medio de comunicación que se utiliza.
Este
proceso está relacionado al uso del smartphone o el teléfono móvil inteligente,
este objeto es trasladado de manera permanente y permite un estado de
comunicación sin atadura en un sitio territorial. A su vez, proyecta una
exaltación en la tecnología por su función de entretenimiento, lo cual ratifica
el arribo de un nuevo cuerpo sensible elaborado en función de la interfaz con
los procesos tecnológicos. Surge un sujeto con una vivencia sensitiva distinta,
activando nuevas experiencias táctiles, visuales y vocales (Sadin 2018).
No
es casualidad que en este contexto digital la palabra y la imagen –e inclusive
el sonido- surgen como herramientas al servicio de la construcción de la
percepción, la sensación y la memoria. El ojo, las manos y la relación de esto
con el cerebro se re-estructuran. Esto se va constituyendo a partir de un
crecimiento cognitivo entre el ser humano contemporáneo y el intenso volumen de
datos intercambiados que consienten las tecnologías.
Problematizar
este proceso significa dar cuenta de las formas situadas de
acciones/narraciones que se asumen como datos. En tanto que adquirir el dato no
es almacenarlo simplemente a través de la producción de alguna técnica
compleja, más bien es poner en juego una identidad teórica que lo construya a
partir de una forma de llegar al mismo, y que incluye supuestos de
interpretación que lo hacen sustentable a partir de una realidad cambiante.
A
su vez, el uso del smartphone y sus aplicaciones van transformando las técnicas
en las ciencias sociales, y por ende las capacidades de recolectar la
información. Aquí los teléfonos facilitan que el costo de la investigación
disminuya, permitiendo registrar un sin número de conductas e interactuar bajo
otro tiempo/espacio.
Este
trabajo pretende mostrar un dispositivo metodológico que permita observar la
trama de sensibilidades por las cuales se desarrolla la creatividad. Está
pensado en función del impacto cotidiano que poseen las redes sociales y el uso
de mensajería de las aplicaciones móviles. Es por ello que se implementó la
técnica de la «entrevista por
WhatsApp»[5]
(realizada con una aplicación masiva de comunicación virtual), utilizando en
estas memes de internet[6]
como disparadores[7].
Esta
herramienta de recolección de datos organiza testimonios que expresen emociones
en función de la cotidianidad, apostando al diálogo y a la reflexión con un
interlocutor pensante/hablante/sintiente, en tanto asume un procedimiento
dinámico y secuencial de análisis, en función de una construcción
teórica/metodológica que considera el entramado de relaciones de agentes
sociales. Como toda entrevista, es una técnica que permite captar la
experiencia produciendo un diálogo motivado y sostenido con reglas
administradas por quien entrevista (Scribano 2008) y a la vez ensaya un
dispositivo entretenido e interactivo que busca instanciar emociones.
La
entrevista se potencia insertando un meme que destraba una experiencia visual
para generar modos expresivos de sensibilidades. La presentación de un meme
promueve una reflexión de que produce una conciencia discursiva (Giddens, 1995)
de ciertos conocimientos sobre las experiencias personales. En este sentido, la
imagen puede tomar un rol de soporte identitario como a su vez ser un motor de
la regulación de las sensibilidades. Lo hace estimulando una «memoria
latente» (Harper 2002, 14) que libera declaraciones emocionales sobre la propia
vida de la persona entrevistada. Al respecto, Harper describe el plus que
genera usar imágenes disparadoras en las entrevistas:
The difference between interviews using images and text, and interviews
using words alone lies in the ways we respond to these two forms of symbolic
representation. This has a physical basis: the parts of the brain that process
visual information are evolutionarily older than the parts that process verbal
information. Thus images evoke deeper elements of human consciousness that do
words; exchanges based on words alone utilize less of the brain’s capacity than
do exchanges in which the brain is processing images as well as words. These
may be some of the reasons the photo elicitation interview seems like not
simply an interview process that elicits more information, but rather one that
evokes a different kind of information (Harper 2002, 13)[8]
En
efecto, las imágenes tienen el poder de proponer miradas sobre el mundo y
organizar percepciones y sistemas de conocimiento (Bonetto 2016). Aquí es donde
los memes suscitan comentarios y centran la atención en aspectos que interesan
en la investigación, teniendo como trasfondo símbolos culturales compartidos
por quienes participaron (en este caso, las personas ya se encontraban
familiarizados con los memes y varias habían participado de su circulación).
Justamente,
la masividad del meme invita a pensar el lugar de la imagen como producto
social (Lisdero 2017). Este aparece como un recurso expresivo elaborado
anónimamente, que es solicitado por grupos específicos a partir de un proceso
de re-apropiación de signos que se movilizan en el espacio (Pérez Salazar,
Aguilar Edwards y Guillermo Archilla 2014). Más aun, su re-interpretación da
cuenta de una imagen que se construye entre la materialidad que ella representa
socialmente y las disposiciones cotidianas. Podría decirse que a partir de este
elemento se puede producir un dato visual/narrativo/interpretativo que
contempla una realidad vivida; los memes poseen la cualidad de ser
inquietantes, artefactos que dan lugar a la expresividad sobre objetos, sujetos
y procesos. Estas imágenes/textos articulan el lenguaje icónico-gramatical con
el relato cotidiano, reproduciendo y recreando sentidos.
El
interés es identificar los estados cognitivos-afectivos y las relaciones que
activan las personas emprendedoras en sus intercambios. En tanto se considera
que la regulación de las formas sensibles y sus expresiones colaboran en
comprender los significados que se producen en las situaciones problemáticas
laborales, algunas estructuradas según los procesos de normalización y otras
elaboradas como expresiones creadoras.
Fuerza de trabajo y actitud creativa
El
cuerpo es el centro de atención en la dominación capitalista. Al transformarse
en fuerza de trabajo, lo corporal asoma como un punto nodal donde se desarrolla
una lucha, tanto por los tipos de energías o valores a extraer, como por los
sentidos de significados que se imponen en la estructura de la dominación
(Scribano 2009). Es un punto de referencia y de disputa sobre el cual se van
configurando las representaciones, sensibilidades, hábitos, e inclusive, las
técnicas corporales del personal.
Lo
corporal se presenta socialmente diferenciado, constituido como un
interpretador de estados afectivos, así como un espacio de experiencia y de
producción del sentido práctico (Bourdieu, 2015). Posee la particularidad de
ser un sitio receptor de significados, pero al mismo tiempo generador de
esquemas prácticos de anticipación. En el cuerpo, a partir de un cúmulo de
experiencias pasadas, se van configurando predisposiciones duraderas en tanto
principios organizadores de acciones que dan
lugar a ciertas capacidades. Marx aclara que la venta de la fuerza de trabajo
es ante todo la cesión transitoria de la propia corporalidad de la persona
trabajadora (en el sentido material y espiritual), la cual se realiza en
función del consumo de un «otro»
(produce valor de uso para otro). Marx define precisamente esta fuerza o
capacidad de trabajo como «el
conjunto de facultades físicas y mentales que existen en la corporeidad, en la
personalidad viva de un ser humano y que él pone en movimiento cuando produce
valores de uso de cualquier índole»
(Marx 2010, 203).
En
esta cesión/enajenación, los y las trabajadoras ponen en venta sus capacidades
operativas. Coloca a disposición gastos de energía que son ontológicamente
inseparables de él, entregando en un plus de su base material (gasto energético
de sus órganos corporales) y subjetiva (su personalidad, su creatividad) (Marx
2010). Se trata, por lo tanto, de poner a disposición de quien compra energías
que son propiamente humanas basadas en la adquisición de un sentido práctico
(operaciones mentales, sensoriales y físicas).
En
el proceso de división social del trabajo se produce una disociación de tareas
que repercute en la percepción del esfuerzo intelectual/físico/afectivo que se
realiza. Quien realiza la tarea va naturalizando en forma vivencial la
separación con lo que produce, distanciándose tanto del resultado de su acción
energética (como algo extraño a su propia fuente), como con la totalidad del
sistema de producción en el cual se inscribe. Sin embargo, para mantener la
enajenación con el trabajo y ocultar la relación de desigualdad y el origen de
la continuidad del trabajo excedente, se necesitan de formas de regulación
emocional/moral que tiendan a procesar adecuaciones entre las exigencias de los
procesos de acumulación regional/global y las aspiraciones y deseos de las
personas trabajadoras Los discursos ideológicos que proclaman una relación de
igualdad entre capital y trabajo, la gestación de nuevos saberes, las
configuraciones afectivas que propone la sociedad de consumo son algunos de los
modos en que se condicionan las sociabilidades y los cuerpos, provocando
sensibilidades más conciliadas con el mandato de mercantilización (Scribano 2009,
Quattrini 2017).
Esto
se complejiza con las políticas corporales propias elaboradas en el marco de la
«cuarta revolución
industrial»[9]
(Subirats 2019). Aparecen cambios en el sistema productivo (en los procesos de
producción, distribución y venta), lo que implica nuevas condiciones en que se
exige el trabajo en cuanto a tiempo, calidad e intensidad de energías. El «ser
buen trabajador» y su fisonomía cognitiva y subjetiva se teje en tensión entre
las actitudes permanentemente renovadas y su acoplamiento a los nuevos códigos
que intensifican los intercambios sociales. Los nuevos saberes actitudinales
(creatividad, adaptabilidad, interacción, entre otros) ya son parte del sentido
práctico corporal organizador de las conductas, siendo estimulados en experiencias
que se producen en los bordes del trabajo, provocando a su vez un resultado en
la regulación sensorial, afectiva e intelectual de las personas.
Una
actitud para el trabajo es un saber difícil de cuantificar debido a que está
conformado a partir de un poder nominal/simbólico generado por la pedagogía de
la administración científica del trabajo (Figari 2011). «El
saber ser» es elaborado a partir de la construcción y la propagación de
determinados juicios valorativos/morales científicos; de un proceso ajustado
socialmente sobre las percepciones de los saberes y fundamentalmente bajo una
forma adecuada de sentir y experimentar las condiciones de trabajo (Quattrini
2017). Esto produce un sentido práctico, el cual es generado en función de un
compromiso con un accionar normativo que aflora como un gasto trascedente y
útil. Así, los parámetros actitudinales se hacen presente en los diversos
perfiles laborales, produciendo una revalorización del «trabajo
emocional», en tanto saldo energético emocional extra (Hochschild 1983). El
corolario es una restructuración en las reglas del sentir donde la lógica del
trabajo flexibilizado produce permanentes confrontaciones dramáticas y otorga
importancia a ciertas expresiones y emociones.
En
otras palabras, las exigencias actitudinales se construyen bajo la regulación
de las percepciones, sensibilidades y capacidades. Son saberes con una
dimensión inmaterial-simbólica (De La Garza 2011) que producen gramáticas de
acción, conformadas bajo los procesos estructurados/estructurantes vigentes del
ámbito laboral.
La
puesta de estos saberes produce una re-disposición de las energías íntimas
conectadas con acciones y gestos particulares, transformando las formas de
hacer el trabajo. Lo que se reproduce y se recrea en el accionar actitudinal
son «regímenes de
sensibilidad» regidos principalmente por la incidencia de la regulación de
emociones (miedo, resignación, esperanza, etc.) como por modos o mecanismos que
vuelven más soportable el espacio laboral (Scribano 2009, Quattrini 2017). Un
ejemplo de esto es el mandato de ser feliz, alegre u optimista, estas
referencias exigen un trabajo emocional que provoca un saldo positivo
energético, que hace proyectar una espera continua como un esfuerzo soportable
y deseable a la vez (Ahmed 2019); es decir, estas emociones muestran que cuanto
más valor afectivo y moral se invierta en el trabajo, más se asumen hábitos que
dan sentido al futuro laboral como a los procesos de extenuación reinantes
cotidianos.
Creatividad como
un saber actitudinal para el trabajo
La
acción creativa en sí propicia que se reproduzca la acción, puesto que los
sujetos están en el mundo actuando y a la vez creando. En un sentido no existen
acciones estrictamente repetitivas y en cada momento de intervención cada
persona introduce en el mundo un plus de novedad. Cuando hablamos de manera
general de la creatividad colocamos en consideración al menos tres aspectos[10]:
la discusión sobre la relación entre el orden, el cambio y la presencia de lo
creativo en la acción social (cuestión discutida en la historia del pensamiento
de las ciencias sociales); su conceptualización en tanto práctica cotidiana y
las condiciones de posibilidad en que se desarrolla la emergencia de lo
novedoso. Aquí se hará una breve referencia sobre los dos últimos puntos, pero
analizándolos como parte del trabajo emocional constituido según las
circunstancias sociales de la realidad laboral.
La
creatividad se constituye a partir del dominio de la naturaleza, el cual se
produce bajo la acumulación de experiencias cognitivas/afectivas relacionadas
con la imaginación (Cristiano 2010). Se la utiliza para dar cuenta de las
acciones que exceden lo esperado, es una operación o habilidad diferencial del
ser humano, presentada de modo trascendental, pero confeccionada en función de
una situación o problema vinculada a un orden específico. Es una capacidad
potencial que poseen los agentes de reconvertir lo viejo en la emergencia de
algo nuevo, a partir de la tensión entre las formas de hacer las cosas y la
predisposición de resolver problemas asiduos[11].
Lo
interesante es que la creatividad se presenta como una acción diferencial
construida entre un ejercicio corporal pragmático y rutinario (Giddens 1984) y
una predisposición a anticipar soluciones a problemáticas, dando como resultado
una actitud. De aquí que las formas del aprendizaje cognitivo y afectivo que
imponen lo creativo renuevan las recomendaciones de la administración
científica del trabajo, lo cual promueve una habilidad con una idea valorativa
de creatividad y con un criterio de utilidad mercantil vinculada a aspectos
emocionales.
En
este camino la creatividad es asumida como una posibilidad de usufructo por
parte del sujeto, elaborada a partir de la intervención y el quiebre de un
proceder normativo. Se manifiesta como una energía que excede lo cotidiano y
que se constituye en el marco de una «economía
de la atención» (Hesmondhalgh 2010). Así, es asumida por intereses estéticos,
por experiencias y sensibilidades confeccionadas en los tiempos de
entretenimientos, cuyo resultado eventualmente deriva en la producción de un
objeto/proceso/sujeto novedoso. Alcanzar la creatividad es arrogarse otros
conocimientos y sociabilidades que son adquiridas en los múltiples espacios de
intercambio. Por lo tanto, el ser creativo está relacionado a un sentido
práctico de trabajo formado a partir de un alto grado de «juego
y autonomía», pero también generado en el marco de un involucramiento laboral.
Podría
decirse que la creatividad es un proceso original, que se hace público y
visible. Esa originalidad remite a la fascinación de la novedad en lo que
refiere a la forma, los métodos, el modelo y el producto elaborado en el
trabajo (Roche Cárcel 2017). La fascinación se construye en un espacio/tiempo
vinculado a la manera de experimentar el ocio, el descanso, la diversión y la
racionalización de lo cotidiano. Porque la creatividad aparece como
sensibilidad en lo informal, en la asimilación del trabajo en otros tiempos y
espacios del no trabajo.
Si
bien la existencia del genio creativo se establece bajo un efecto de la
singularización, sus acciones responden a pautas sociales generadas propias de
la incertidumbre laboral. Esto se expresa en distintos ámbitos productivos
donde se van exigiendo capacidades y sociabilidades que se articulan a formas
laborales volátiles y de contingencia. La creatividad opera justamente bajo la
paradoja entre la generación del conocimiento basto y la incertidumbre social
(Melucci 2001)[12].
Por un lado, se constituye potenciando el campo de libertad humana, pero a la
vez produce apremios que demandan al sujeto asumir decisiones continuamente. El
resultado es el desplazamiento constante en un sistema multidimensional que se
halla en interacción con diversos componentes tecnológicos, productivos,
culturales y estéticos cotidianos. La elección se vuelve un destino y una
necesidad estructural y en este ámbito se arman capacidades significativas que
actúan como fuentes para el funcionamiento y la existencia.
En
este aprendizaje de decidir se va elaborando el bien creativo, bajo una
redefinición del caos que produce la incertidumbre laboral y el orden y la
vigilancia que genera la normatividad productiva, mediada y supervisada por una
moral. Lo que se disputa atrás de la creatividad son ideas e intensidades de
trabajo que son reguladas a partir de formas de disposiciones/saberes prácticos
que penetran en las percepciones. Al respecto, Joas señala la relación entre
creatividad y percepción en esta dirección:
Toda
percepción del mundo y toda acción en el mundo está anclada en una creencia
irreflexiva sobre hechos dados como autoevidentes y hábitos satisfactorios. Sin
embargo, estas creencias, y las rutinas de acción basadas en ellas, son
recurrentemente quebrantadas (…) Nuestra percepción debe ajustarse a nuevos y diferentes
aspectos de la realidad; la acción debe aplicarse a diferentes puntos del
mundo, o debe reestructurarse ella misma. Esta reconstrucción es un logro
creativo por parte del actor. Si triunfa en la reconstrucción de la acción
sobre la base de la percepción cambiada continuando de este modo con ella,
entonces algo nuevo entra en el mundo: un nuevo modo de acción, que puede
gradualmente enraizarse y volverse él mismo una rutina irreflexiva (Joas 2005,
29).
Entre
una disposición a una percepción, impresión y sensación ajustada a pensar la
novedad y un nuevo modo de accionar se va construyendo la creatividad como
mandato actitudinal. Es una «creatividad
situada» (Beytía 2012) y convalidada como una «rutina
corporal pre-reflexiva» con componentes inmateriales, llamada a revalidar los
bienes mercantilizados. La glorificación de la creatividad se ha convertido en
una marca paradigmática de mistificadores de sujetos productivos (Roche Cárcel
2017). Esto impulsa a los sujetos a asumir capacidades extra laborales y crear
nuevas ideas y contenidos a fin de adecuarse al plano tecnológico/productivo.
Aparece un interés especial afectivo hacia determinados
objetos/procesos/sujetos, convirtiendo a la creatividad en un aspecto
constitutivo de vivenciar el trabajo.
La creatividad en
la percepción del personal emprendedor
En
otros trabajos se ha analizado la relación entre inestabilidad y precariedad
laboral de los diferentes tipos de emprendedurismo de la ciudad de Villa María
(Quattrini 2017)[13].
El ser emprendedor se constituye a partir de una idea o proyecto creativo que
nutre aspiraciones reconstruidas en función de los consejos técnicos/afectivos
de la pedagogía capitalista. Aquí es importante la apuesta productiva como el
trabajo emocional, lo que configura los movimientos, estrategias de interacción
y la viabilidad. Ser constante, mantener una tolerancia a la frustración, el
apego a la esperanza del crecimiento y mostrarse como una persona creativa son
algunos estados emocionales que quienes emprenden pueden y deben aprender en el
mundo laboral.
En
este apartado se analizará algunas expresiones sobre la percepción de la
creatividad, asumida como uno de los mandatos actitudinales necesarios para
participar en el mundo del emprendedurismo. Se retoma aquí la idea de sujeto
emprendedor, el cual se impone a partir de su posición en el mercado y bajo la
asunción de la narrativa pedagógica/moral de nominación (Quattrini 2017). Por
ello es que se asume como unidad de análisis aquellos sujetos que realizan
emprendimientos productivos y que se identifican como personas que emprenden.
A
continuación, presentamos una indagación de algunos fragmentos de las
entrevistas por WhatsApp a estas personas. Para la confección del guion de la
entrevista se tuvo en cuenta la re-significación de frases motivacionales y las
consideraciones personales de tres memes de internet. La selección de estos
últimos se realizó en función de la masividad que presentaron dos publicaciones
en un grupo de la red social -vía plataforma Facebook-, siendo los mismos
generadores de múltiples interpretaciones.
Figura 1.
Meme de Internet N°1 usado como disparador en las entrevistas.
Origen anónimo (Replicados por usuarios de Facebook).
Fuente: elaboración propia a
partir de una descarga del grupo de Facebook denominado «EMPRENDEDOR@S CÓRDOBA»
La
dinámica de la entrevista virtual contó con los siguientes momentos: primero se
dio una explicación al personal entrevistado mediante una llamada vía
telefónica sobre los objetivos de la investigación. Luego, utilizando mensajes
de audio de manera interactiva se fueron presentando las interrogaciones sobre
motivaciones y la presentación de los memes.
La
propuesta es analizar el lugar de las emociones en la construcción de lo
creativo a partir de las experiencias significativas de emprendedurimo, utilizando
como estímulo los memes citados. Con respecto al meme N°1 (véase Figura 1), dos
emprendedores dieron sus apreciaciones sobre la imagen: «Yo veo que lo que
quiere decir es que el concepto de idea no siempre es positiva. ¿Qué siento
respecto a eso? en ocasiones cuando aparece me pongo nervioso, me transpiran
las manos y la analizo para ver si realmente la idea es buena y en ese caso, la
comento con algún amigo y si es una idea negativa la descarto 100% y la elimino
de mi cabeza para que no ocupen lugar» (Emprendedor electricista de la ciudad
de Villa María. Consulta personal realizada en septiembre del 2018). «Esa
imagen la asocio con la idea o algo que me surgió y que es muy importante o va
a funcionar… también hay que mantener la bombilla prendida debido a que cuando
se apaga, uno no está preparado para que se apague…» (Emprendedor de barbería
de la ciudad de Villa María. Consulta personal realizada en octubre del 2018).
En
los relatos se visualiza cómo el meme estimula una memoria relacionada a
experiencias y sensaciones significativas. Aparece como un dispositivo que hace
recordar prácticas de trabajo cargadas de emociones. La presencia de imágenes
(en este caso la foto de la bombilla prendida) recrea significados particulares
en función de las historias de los entrevistados.
A
partir del meme, los emprendedores marcan su atención en la vinculación entre
la creatividad y el concepto de idea. La posibilidad de adquirir una idea puede
resultar el comienzo del proceso creativo. Las ideas poseen un repertorio de
representaciones y percepciones que se desarrollan a partir de experiencias
regidas por un régimen de sensibilidad; la conceptualización sobre la idea
creativa en tanto capacidad operativa aflora a partir de emociones que se
tensionan entre la individualización quien emprende y las exigencias de cada
proceso productivo.
En
los dos relatos elegidos se puede distinguir algunas de las energías corporales
que se movilizan ante el requerimiento de crear y mantener una idea. En las
narraciones se advierte la existencia de un cuerpo material ligado a sus
emociones como sustento de la constitución creativa. La cabeza y las manos
emergen como parte de ese cuerpo sensible, mientras que, ante su reacción hacia
la demanda, lo corporal queda sometido a un estrés de atención, asumiendo la
sensación de miedo y nerviosismo. El cerebro, en tanto generador de
conocimiento, aparece en su carácter de órgano cognitivo-afectivo. El creativo
es aquel que asume y mantiene una sensación apremiante de no perder la idea, de
evitar que se apague la bombilla, a modo de eludir el fracaso. Una persona
emprendedora creativa se presenta urgida ante un cúmulo de dificultades,
recorriendo y sorteando las topologías cambiantes de la incertidumbre y la
elección continua que produce el mundo laboral. En este sentido la creatividad
se asume como una necesidad para transitar, asociada a una concentración
mental/afectiva intensa que provoca rutinariamente una sensibilidad de
conservarse activo, mercantilmente hablando.
De
esta manera, la creatividad queda definida como una demanda actitudinal que
estimula una reacción fundada en una disposición corporal. Las emociones que
van emergiendo, inscriptas en lo íntimo, suscitan efectos en las sensaciones,
como en el armado de las formas de anticipación de las decisiones, favorecen la
regulación de la seguridad e inseguridad de quien emprende y su repercusión
sobre su acción. Aquí el trabajo afectivo o inmaterial queda unido a lo
corporal, es un trabajo emocional no forzado, pero si exigido por la
rentabilidad. Esto produce en algunas ocasiones, por el carácter meramente
economicista, que las exigencias emocionales saturen a la creatividad. Las
ideas pueden pasar de ser creativas a buenas o malas, en la medida que sean
evaluadas socialmente. Lo actitudinal/productivo apremia a lo creativo, como un
mandato que se instala en función de una imaginación, pero limitado por una
percepción normalizada; así, el arquetipo creativo queda jerarquizado,
valorizado y descartado en función de su utilidad al mero dominio
técnico/instrumental (a fin de que no interfiera en las inquietudes
cotidianas).
Siguiendo
con la exploración sobre la creatividad, se le solicitó su parecer sobre una
frase popular que relaciona la creatividad con la inteligencia y la diversión
(véase Figura 2). Dos entrevistados narraron su parecer: «Creo que lo que cada
uno se proponga tiene que generar felicidad para uno mismo y siempre que esto
suceda la situación va a salir adelante, porque encontrar un hobby o encontrar
felicidad es lo que te hace emprendedor. Hacer algo creativo como emprendedor
es hacer lo que tenemos en mente, lo que imaginamos y lo que sentimos, es lo
que nos hace feliz» (Emprendedor electricista de la ciudad de Villa María.
Consulta personal realizada en septiembre del 2018). Otro comentó:
Habría muchas opiniones sobre esa
frase. Aunque tiene algo de sentido, aunque parece todo color de rosa en esa
frase. No creo que sea tan divertido y tan natural, que sólo la creatividad nos
dé como resultado diversión porque somos inteligentes. Hay personas más
creativas que otras, pueden llegar a tener algún don relacionado con la
creatividad, pero eso se estimula y se trabaja en el tiempo, para mi es el resultado
de un estilo de vida, de conductas, de estudios y de más, de ejercitar la
cabeza. La inteligencia debe ser ejercitada permanentemente, es decir
trabajada, para poder ser creativos, creo que va por ese lado. No me parece que
sea todo tan bonito y tan simple como esa frase. Más allá de si alguien firma
esa frase, que no sé si es real, pero no me voy a poner en contraposición a lo
que dijo el personaje (Emprendedor de muebles de la ciudad de Villa María.
Consulta personal realizada en septiembre del 2018).
Figura 2.
Meme de Internet N°2 usado como disparador en las entrevistas.
Origen anónimo (Replicados por usuarios de Facebook).
Fuente: elaboración propia a
partir de una descarga del grupo de Facebook denominado «EMPRENDEDOR@S CÓRDOBA»
Los
emprendedores narran dos pareceres del proceso de creatividad que no son
necesariamente opuestos. El emprendedor electricista ofrece una descripción de
su trabajo en función de una orientación hacia un proceso/objeto/sujeto feliz.
Hacer lo que tiene en mente está relacionado con verse afectado de forma
acertada por el emprendimiento, esto genera un acercamiento con su quehacer
cotidiano, lo que produce una revalorización emocional y una re-organización de
su acción en función de percibir a su trabajo bajo un carácter de
entretenimiento o «hobby».
Aquí es posible la aparición de un involucramiento afectivo que fortalezca una
capacidad de registro de atención y de optimización de gastos que terminen
simbolizando la validación de aspiraciones laborales.
El
hacer algo que producirá un «sentir
feliz» da cuenta de un esfuerzo sostenido tanto por una promesa deseable que
produzca felicidad como por prácticas que provoquen grados de soportabilidad.
Deseable, porque cuando más se declaren promesas y aspiraciones, mayor es la
expectativa y la sensación de agrado de lo que habrá de obtener con el empeño
realizado. Esto se acrecienta cuando el sujeto percibe una unión entre sus
intereses estéticos/recreativos, el tipo de trabajo y los requerimientos
operativos. La creatividad se configura como mandato que se consolida en
sociabilidades de trabajo donde se proyecta una sensibilidad placentera.
Asimismo, estas sensaciones facilitan separar de manera borrosa el tiempo del
trabajo con el tiempo del ocio/descanso. Para asimilar el trabajo creativo se
produce hay que racionalizar la práctica cotidiana extra/laboral y dejarse
llevar por un régimen de sensaciones vivenciado como encantador y/o
trascendental. La predisposición creativa se estimula luego de rutinas formales
del trabajo, bajo la consecuencia de transfigurar el disfrute creativo en un
bien económico a partir de generar una experiencia contemplativa. Aparece una
idea del tiempo laboral como no necesariamente de un momento dedicado al
trabajo, deslumbrado por una impresión de descubrimiento o entretenimiento (de «sentirse
bien sin gastar energía»). En el trabajo creativo, el tiempo se convierte en el
principal campo de disputa, siendo la mente y el proceso perceptivo el lugar de
contienda simbólica.
Esta
interacción entre ocio/trabajo necesita para mantenerse tanto de una narración
que convalide expectativas a futuro, como de una capacidad mental/afectiva de
soportar exigencias y obligaciones laborales. La frase «no
todo es color de rosas» que comunica el emprendedor de muebles a partir de su
mirada actúa como un soporte directo de control que resignifica las reglas y
las pretensiones mercantiles de los emprendimientos. La creatividad se
constituye desde el disfrute, pero también estimulada y trabajada en el tiempo,
bajo largas horas de producción. Para alcanzarla, «hay
que ejercitar la cabeza», gestionar sensitivamente y cognitivamente el
esfuerzo, ya que todo en el trabajo «no
es tan bonito ni simple». La persona creativa será la «inteligente»,
quien excede lo esperado, pero también quien logre obtener un saldo emocional
positivo entre las emociones que producen felicidad y diversión y aquellas que
sirvan para asumir grados de soportabilidad. Solo acostumbrándose al ritmo
temporal del trabajo se logrará consumar la creatividad. En este camino, con el
tiempo, se van corporalizando esquemas prácticos habituales que permitirían un
ejercicio mental/afectivo tolerable acorde con las presiones laborales.
Siguiendo
con la indagación sobre los sentires en el marco de la construcción de la
creatividad, se les solicitó a los emprendedores, utilizando el meme 3 como
disparador, su opinión sobre las dificultades de alcanzar dicha capacidad
(véase figura 3). Estos contestaron lo siguiente: «La
creatividad y todo lo que está en la lista es una cuestión de actitud…. Y de lo
que está en esa lista, sería mucho más amplio, no es ningún descubrimiento… hay
algunas cuestiones importantes en esa lista… como decía en las preguntas
anteriores, hay que disfrutar, de eso se trata, por eso hay que hacer en lo
posible algo que uno le guste, le apasione, que lo puede hacer no tanto como un
trabajo, sino que realmente lo haga con una sonrisa real» (Emprendedor de
muebles de la ciudad de Villa María. Consulta personal realizada en septiembre
del 2018); «Me llama más la atención la última, ya que uno vive esclavo de la
rutina esperando el viernes en lugar de «divertirse
con la creatividad» (Emprendedora gastronómica de la ciudad de Villa María.
Consulta personal realizada en octubre del 2018).
Figura 3.
Meme de Internet N°3 usado como disparador en las entrevistas. Origen anónimo
(Replicados por usuarios de Facebook).
Fuente: elaboración propia a partir de una descarga del grupo
de Facebook denominado «EMPRENDEDOR@S CÓRDOBA»
Aquí
la entrevistada y el entrevistado advierten a través del meme una lista de
acciones correctas popularizadas por la pedagogía científica que pueden estar
vinculadas al trabajo creativo. Se observa en las respuestas que la creatividad
no lo está conjugada bajo una idea inmaterial, sino rodeada también de
operaciones y prácticas que hacen posible su aparición. En la primera respuesta
se visualiza una asociación entre la creatividad y la noción de actitud,
mientras que la segunda emprendedora expresa su atención en la relación entre
lo creativo con la rutina laboral y las exigencias extenuantes (utilizando
sugerentemente la frase la «esclavitud
de las rutinas»).
Retomamos
aquí el significado de actitud para el trabajo. Esta noción aparece como una
habilidad imprecisa que se impregna en el sentido práctico del cuerpo. Se la
describe como un gasto emocional adecuado, que tiene un correlato en la
intimidad y en la expresividad, por lo que debe ser convertido en una «pasión
verdadera». Este «saber
ser» es una forma de estar y sentir en el mundo que configura la percepción y
la sensibilidad que se experimenta en el trabajo. La creatividad aparece
construida a partir de la asunción corporal de esquemas de anticipación que son
eficientes, pero estos esquemas quedan condicionados por el propio mercado, ya
que constituyen una forma de disponerse, de hacer lo posible para cumplir con
los preceptos del trabajo. Se manifiesta como una sensibilidad que produce una
declaración de voluntad comprometiendo al personal consigo mismo, con la
intención de producir una expectativa creíble a fin de ganar confianza y
practicar una acción validada. La sonrisa, la expresión de algo
personal/íntimo, debe ser «verdadera/genuina»
porque se aprecia desde la propia subjetividad. El intento de ser creativo
termina produciendo una especie de motivación que se activa a partir de
experimentar sensaciones que se producen en el proceso de trabajo. No alcanza
solamente para cumplir con la tarea, sino además es necesario dejarse seducir
moralmente, asumiendo la pasión del mundo de los negocios.
Mientras
que, en el segundo relato, el compromiso con la conciencia del disfrute queda
desautorizado, indicando la existencia de un debilitamiento en el proceso de
motivación. El esquema práctico rutinario perceptivamente aparece señalado como
una especie de disciplinamiento laboral. Se puede aquí retomar la idea de
rutina de Giddens (1984), entendida esta como una articulación de hábitos en
nuestro cuerpo y en nuestra vida cotidiana, constituida en forma dialéctica a
partir de la convivencia con las estructuras sociales. «Uno
vive esclavo de la rutina esperando el viernes» es una expresión que da cuenta
de la cristalización del trabajo forzoso aceptado socialmente, reproducido
tanto por los encargos del mercado, como por el sentido práctico incorporado.
La esclavitud aparece aquí como una alegoría para hacer referencia, no a la
relación general amo-esclavo, sino a la presencia de una «mente/esclava»
configurada por la misma reproducción de la lógica capitalista. El sujeto es
preso de sí mismo y de lo que construyó activamente, porque esta esclavitud
metafórica posee grados de consentimiento. La creatividad puede volverse una
rutina pesada y cargada de un deber ser normativo, perdiendo su componente
lúdico y produciendo un borramiento en cuanto a la percepción del tiempo libre
o de ocio. El mandato de la creatividad se configura en un contexto donde el
tiempo personal de trabajo se cronometra, ya no en horas al día, sino en
semanas rutinarias. La administración de las energías queda expuesta a aceptar
la agilización de prácticas creativas que se vuelven extenuantes y que al menos
poseen como salida pequeños momentos de la semana laboral.
Conclusión
Los
cambios producidos en el trabajo más la impronta de la administración
científica del trabajo sobre la conformación de los saberes han derivado en
resaltar la importancia social que están adquiriendo las capacidades
actitudinales. El mundo del emprendedurismo aparece como un ejemplo en este
sentido, donde lo actitudinal es el resultante de un llamado a producir un
esfuerzo racional/individual en el marco de la construcción moral de un trabajo
que se disfruta y se realiza paralelamente con grados naturalizados de
soportabilidad.
Las
experiencias emotivas actuales van constituyendo niveles de involucramiento
laboral que producen ciertas normalizaciones en las capacidades. La creatividad
se desarrolla socialmente a partir de estas interacciones, constituyéndose como
una habilidad cognitiva-afectiva que proyecta acciones para favorecer la
resolución de problemas productivos.
El
desafío metodológico fue aquí captar las expresiones emocionales ligadas a la
actitud, esto a partir de los efectos de presentación visual de memes, con el
fin de examinar la experiencia del sentir creativo. Los memes fueron una
herramienta sugestiva para las personas entrevistadas, asistiendo a la
conformación de un diálogo entre una imagen socialmente validada en el campo
del emprendedurismo y las historias particulares, dando lugar a un relato reflexivo
sobre las pautas significantes que produce la demanda de creatividad.
Lo
creativo fue asumido como parte del sentido práctico corporal organizador de
las conductas laborales y construido bajo experiencias reguladas
emocionalmente. La creatividad aparece en primera instancia en función de una
ruptura a un proceder normativo que da lugar a la posibilidad de un usufructo
considerado fascinante: se construye un bien novedoso y con ello una percepción
de ser un sujeto creativo. Sin embargo, la creatividad posee otra
característica observada en las apreciaciones citadas: comienza a ser parte de
lo ordinario del trabajo como una demanda permanente de nuevas ideas y formas
de trabajo que producen una referencia en el cuerpo y en sus esquemas prácticos
de anticipación.
Alcanzar
la creatividad es adoptar otros gastos emocionales/cognitivos construidos en
espacios de intercambio no laboral. Se desarrolla bajo la diversión, el
entretenimiento y la autonomía. Pero esto es solo el comienzo, ya que esta idea
lúdica puede convertirse en una especie de obligación generada en función de lo
utilitario, exigiendo marcas corporales que provoquen un involucramiento
afectivo laboral, una validación mercantil y cierta flexibilidad. La
creatividad se entabla en la cabeza con un pensamiento que se enciende, pero
que no debe apagarse, siendo imperioso alcanzar una identidad dinámica en lo
rutinario; en este camino es donde el cuerpo tiene que adaptarse, atendiendo a
las emociones que experimenta. Una persona creativa no solo es el que se
presenta como alguien que se distingue, o quien excede lo esperado, sino además
el que puede controlar la sensación apremiante que produce el requerimiento de
elaborar una creación con un beneficio técnico/instrumental.
Esto
va provocando formas distintas de trabajar, lo que lleva a cambiar el registro
de atención como la optimización de gastos energéticos de acuerdo con las
temporalidades del trabajo. La creatividad impone una predisposición
mental/afectiva a las rutinas formales, como el tiempo que se presenta como no
necesariamente de trabajo; implica ocuparse en obtener un saldo emocional
práctico a partir de un control cotidiano que se construya bajo la sensación
del disfrute/placer/felicidad en el trabajo. Esto se logra solo gestionando la
emocionalidad necesaria, acostumbrándose a la rutina exigente del trabajo,
ejercitando afectivamente la cabeza.
Lo
actitudinal se activa produciendo un trabajo emocional de manera singular. El
dejarse seducir moralmente aparece como una característica ineludible para
asumir la satisfacción que produce el ser creativo. Es aquí donde surge el
riesgo de que la misma pueda volverse una rutina pesada y cargada de un deber
ser normativo, perdiendo su componente recreativo. La mente, sus apreciaciones
y sus intereses quedan subsumidos y tensionados al proceso de valorización
capitalista, produciendo consecuencias emocionales, en función de la reacción
personal al sometimiento competitivo mercantil, a la aceleración de los
estímulos y a la constante demanda extenuante de atención.
De
allí que lo actitudinal se construye bajo creencias que necesitan de flujos
continuos de intercambios para consolidarse y ser una herramienta de
naturalización de los estándares cognitivos rutinarios. La creatividad aparece
como una forma de disimular lo tedioso del trabajo, produciendo un plus
energético emocional que hace en el personal constituir una percepción adecuada
de los momentos de descanso, como de promover herramientas cognitivas/afectivas
para el manejo de la presión laboral.
Apoyo financiero: este trabajo fue financiamiento por la Universidad
Nacional de Villa María para el periodo 2018-2019 (Resolución 594, Folio 114).
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[1] Las emociones que se demandan “para” el trabajo quedan determinadas bajo “regímenes de sensibilidades” que facilitan la aceptación a las exigencias continuas del modelo de acumulación flexible actual. Para un análisis más exhaustivo de concepto de sensaciones en el mundo laboral véase Lisdero y Quattrini (2020)
[2] El
artículo corresponde al resultado de una investigación denominada «Actitudes
para emprender».
Distintas formas de experimentar las emociones para el trabajo de los
emprendedores (Córdoba y Villa María)”, dirigida por Diego Quattrini y
codirigido por Federico Scorza. Este proyecto tuvo como objetivo examinar las
formas de aprender, expresar y experimentar las «sensaciones para el trabajo»
en personas emprendedoras de la ciudad de Villa María. Durante el año del 2018
y 2019 se llevaron adelante una serie de entrevistas virtuales de tipo
individual a fin de mapear experiencias actitudinales a sujetos autodenominados
emprendedores.
[3] De
Sena y Lisdero (2015) señalan un sin número de técnicas metodológicas
elaboradas bajo el uso de Internet: análisis de contenido de blogs, estudios
sobre videos de la plataforma de YouTube, encuestas por Email, grupos de
discusión online, análisis de posteos, observaciones de videos transmitidos
online, entre muchas.
[4] El
término virtual proviene del latín virtus (fuerza o virtud) y es un adjetivo
que, en su sentido original, hace referencia a aquello que tiene virtud para
producir un efecto, pese a que no lo produce de presente. Actualmente, se
asocia a la entidad que tiene existencia aparente, en tanto opuesto a lo
real/físico. La difusión de la palabra se produjo dentro del ámbito de la
informática para referirse a la realidad construida mediante formatos
digitales.
[5]
WhatsApp es una aplicación de mensajería instantánea. Los usuarios pueden crear
grupos y enviarse textos, imágenes, vídeos y grabaciones de audio. Se calcula
que en el 2019, según un artículo periodístico, la aplicación superaba ya los
1500 millones de usuarios en el mundo y según la Corporación Latinobarómetro,
en la Argentina la utilizaba el 76% de la población (Clarín, 28 de marzo de
2019).
[6] El
meme de Internet muestra la descripción de una idea, concepto, situación,
expresión y/o pensamiento a través de un tipo de construcción de multimedia
(vídeo, audio, textos o imágenes) que se replica mediante internet hasta
alcanzar una amplia difusión.
[7] En
otra oportunidad se analizaron las potencialidades de la entrevista en
profundidad, generadas en situación de trabajo y, además se ahondó en el uso de
la fotografía como disparador (Ver al respecto Quattrini, Martin y Raimondo
2017).
[8] La diferencia entre las entrevistas que usan imágenes y texto y las entrevistas que usan palabras solas, radica en la forma en que se responden cada una a cierta representación simbólica. Esto tiene una base física: las partes del cerebro que procesan la información visual son evolutivamente más antiguas que las partes que procesan la información verbal. Mientras que los intercambios basados únicamente en palabras utilizan menos capacidad del cerebro que los intercambios que procesan imágenes y palabras. Esto puede ser una de las razones por las que la entrevista que utiliza imágenes no simplemente provoca un proceso que genera más información, sino además uno que evoca un tipo de información diferente (Harper 2002, 13 – traducción propia).
[9] Esta
denominación está relacionada con el avance de una economía basada en la
importancia de la información como elemento de intervención sobre trabajo. Esta
nueva forma de producir constituida a partir del surgimiento de las plataformas
digitales de usina de datos que proporcionan un monitoreo de los movimientos
constantes del
trabajo. Esto permite saber en tiempo real las conductas (Subirats 2019); como
mejorar la intermediación entre clientes, anunciantes, como de quienes proveen
y distribuyen productos (Srnicek 2018).
[10] Para un análisis del
concepto de creatividad véase Cristiano (2010) y Roche Carcél (2017)
[11] Hans Joas, en una
entrevista, muestra la relación que existe entre rutinas, problemas y
creatividad:
Nosotros actuamos sobre
la base de rutinas. Yo no podría sobrevivir durante cinco minutos sin rutinas.
Por ejemplo, la forma en que camino es totalmente habitual: una vez aprendí a
caminar… ello se ha convertido en un hábito corporal. No tengo que pensar en
cómo caminar, solo lo hago. Esa es la idea pragmatista básica, siempre y cuando
no se encuentra un problema. Cuando tropiezo con una dificultad, por ejemplo,
estoy caminando y de repente aparece un río; no hay puente, pero quiero llegar
al otro lado del río, teniendo entonces un obstáculo que no me permite seguir
caminando, yo busco una solución. Así, en la forma pragmática de pensamiento
nuestra acción se desarrolla en una constante tensión entre nuestros hábitos y
los problemas que se anticipan, para los cuales tenemos para encontrar
soluciones creativas (Beytía 2012, 374)
[12] Dice
Melucci (2011, 88): «La experiencia de la incertidumbre se erige como un
componente central de la vida cotidiana, pero viene marcada por una paradoja,
por el hecho que es imposible no elegir. Para actuar nos vemos constreñidos a
efectuar elecciones cada vez con más frecuencia y de forma inevitable. Esto
crea la paradoja, porque la elección que desde siempre se asoció con la idea de
voluntad y de libertad, se convierte en una necesidad, es decir que es
imposible no elegir entre las distintas posibilidades».
[13] La reconversión
productiva produjo procesos de exclusión y precarización salarial estructural
en casi todas las comunidades regionales del Sur Global. En el caso del
conglomerado del departamento de General de San Martín (constituido por los
municipios de Villa María/Villa Nueva y perteneciente a la provincia de
Córdoba-Argentina), para el año 2018, su tasa de desocupación se mantenía entre
el 8 y el 9%, arrojando una brecha importante de género en la tasa de empleo de
un 21%, y un nivel de informalidad elevado de 42% de personal sin aportes
jubilatorios (OCDE 2019). En este nivel de informalidad, que es propio de toda
la provincia de Córdoba, se encuentra una serie de emprendimientos que
responden a un modelo de «autoempleo-cuentapropista» con niveles reducidos de
ingresos. Para IV trimestre de 2017 en Córdoba se registró un nivel de
informalidad de asalariados y asalariadas del sector privado que ascendió a un
42% y dentro de este porcentaje un 72% que estaba ocupado en unidades
productivas informales (MTEYSS 2019). De ellos, según el mismo estudio, el 38%
eran personas de oficio sin capital (en lo que se encuentran las actividades de
fabricación de muebles, peluquería, electricistas y negocios gastronómicos,
entre otros), mientras que solo el 17% de estos cuentapropistas informales
desarrollaban actividades de calificación profesional.