The Upala workshop: reflections on the pedagogical
experience from the relationship with a cross-border territory at the School of
Social Work of the University of Costa Rica, 2018-2022
Eugenia
Boza Oviedo
Escuela de
Trabajo Social.
Universidad
de Costa Rica, San José, Costa Rica.
https://orcid.org/0009-0005-1734-412X
Cómo citar:
Resumen
Introducción: Este artículo
recupera el proceso vivido durante el periodo 2018-2022, el cual formó parte
del vínculo entre la universidad y la sociedad y que se desarrolló a partir de
la vinculación de dos actividades sustantivas universitarias, en un espacio
local ubicado en la zona transfronteriza de San José de Upala, en el norte de
Costa Rica desde la Escuela de Trabajo Social de la Universidad de Costa Rica.
Objetivo: Recuperar los
principales procesos vividos durante cinco años de existencia y en el marco de
un proceso pedagógico y de Acción Social del vínculo que surgió entre la
Escuela de Trabajo Social y las localidades de San José de Upala.
Método: A partir de la vivencia del
proceso y su sistematización, se realiza un recorrido por los principales hitos
que han marcado el desarrollo de las actividades académicas en San José de
Upala, desde un acercamiento cualitativo a documentos administrativos, trabajos
estudiantiles, notas de campo de la docente responsable de los procesos de
trabajo, informes administrativos, entre otros.
Resultados: Se
reconoce un proceso de trabajo marcado por las condiciones de exclusión social
que viven las poblaciones transfronterizas, profundizado durante la sindemia por COVID19.
En este marco, fue fundamental el vínculo establecido entre el
estudiantado y la docente el cual ha permitido reconocer e incidir en las particularidades
de cada localidad.
Conclusiones: Se evidencia un amplio camino recorrido, así
como múltiples aprendizajes académicos y aportes a los espacios locales de San
José de Upala donde se ha trabajado. Se
concluye que, para poder lograr estos aportes, se requieren condiciones
académicas y administrativas que permitan un soporte e impulso al trabajo. Las discusiones éticas y el trabajo con niñez
son retos permanentes que deben continuar siendo abordados y fortalecidos en
futuros procesos de trabajo.
Palabras clave: Trabajo Social, Territorios fronterizos, Procesos
socioeducativos, Métodos de enseñanza, Participación ciudadana.
Abstract
Introduction: This article recovers the
processes experienced during the period 2018-2022 as part of the University
Society relationship developed
from the linking of two substantive university activities, in a local space
located in the cross-border area of San José de Upala, in the north of Costa
Rica from the School of Social Work of the University of Costa Rica.
Objective: Recover the main processes
experienced within the framework of a pedagogical and Social Action process
during five years of existence of the link between the School of Social Work
and the towns of San José de Upala.
Method: Based on the experience of the process and its
systematization, a tour is made of the main milestones that have marked the
development of academic activities in San José de Upala, from a qualitative
approach to administrative documents, student works, field notes. of the
teacher responsible for work processes, administrative reports, among others.
Results: A work process
marked by the conditions of social exclusion experienced by cross-border
populations, deepened during the COVID19 syndemic, is
recognized. In this framework, the bond established between the students and
the teacher was fundamental, which has allowed us to recognize and influence
the particularities of each locality.
Conclusions: There is evidence of a long
journey, as well as multiple academic learning and contributions to the local
spaces of San José de Upala where work has been done. It is concluded that to
achieve these contributions, academic and administrative conditions are
required that allow support and promotion of work. Ethical discussions and work
with children are permanent challenges that must continue to be addressed and
strengthened in future work processes.
Keywords: Social Work, Boarder territories, Socioeducational process, Teaching methods, Citizen participation.
Introducción
Taller de Upala se ha desarrollado durante el
periodo 2018-2022, acompañado por proyectos de Acción Social, concretamente el
ED-3441 Espacios para la promoción, defensa y exigibilidad de derechos en Upala,
a partir del acercamiento y trabajo conjunto con grupos organizados de tres
comunidades ubicadas en la zona de San José de Upala, en la transfrontera
con Nicaragua.
Desde un
proceso cualitativo que incorpora técnicas para la sistematización de
experiencias y la recuperación de memorias, se ha realizado un recuento de los
principales hitos vividos en el proceso de trabajo durante el periodo indicado,
a partir de la información ubicada en informes de labores, documentos
administrativos y notas de campo. La
finalidad ha sido reconstruir el camino recorrido desde la conjunción de dos
actividades sustantivas universitarias:
la Docencia y la Acción Social.
La
experiencia recopilada ha permitido reconocer un proceso amplio, complejo y marcado
por las condiciones de exclusión social que viven las poblaciones
transfronterizas, profundizado durante la sindemia
por COVID19. En este marco, ha sido
fundamental el vínculo establecido entre el estudiantado y la docente que han
permitido reconocer e incidir en las particularidades ubicadas en las
localidades y que ha impulsado aprendizaje y aporte a las localidades.
Conceptualización y propuesta de la práctica
académica
A finales del año 2016, el huracán Otto impactó,
entre otras, la zona norte de Costa Rica.
Tuvo implicaciones graves para las personas habitantes de la zona
transfronteriza del cantón de Upala.
Durante varias semanas, la zona estuvo aislada, hubo afectaciones
económicas, sociales y lamentables pérdidas de vidas humanas.
La institucionalidad del país desarrolló esfuerzos por abordar la
situación crítica, y la Universidad de Costa Rica no fue la excepción: como parte de su función humanista de vínculo
con la sociedad, diseñó y desarrolló actividades de atención directa a la
emergencia, así como procesos de atención integral para la zona más afectada en
el norte del país.
Tiempo antes de esta
emergencia, la Universidad de Costa Rica tenía proyectos en la zona, por medio
de la Escuela de Administración Educativa y la Escuela de Economía Agrícola y
Agronegocios, entre otros proyectos con acciones más puntuales. Ello facilitó el contacto con grupos
comunitarios y garantizó efectividad en la atención a las poblaciones con
mayores carencias. Además, permitió comprender que, debido a la particularidad
de la región, era necesario que los procesos de recuperación del territorio
ante la emergencia debían concebirse como proceso integral y con un plazo de al
menos 5 años. Surge entonces el Plan
maestro de atención a Upala post huracán Otto, impulsado por la Vicerrectoría
de Acción Social, encargado a la Escuela de Administración Educativa, la cual
emprendió la labor en articulación con diferentes unidades académicas como
Psicología, Trabajo Social, Administración Pública, Nutrición, Sociología,
Geografía, Medicina, Salud Pública, Economía Agrícola, entre otras. Sus ejes de
acción fueron Gestión Integral del Riesgo, Educación Popular, Salud Integral y
Economía social-alimentación familiar (Plan
Maestro de Atención Integral a Upala Post Huracán Otto, 2017).
A partir del año 2017, el desarrollo de
proyectos de regionalización (modalidad de financiamiento de proyectos de
Acción Social impulsada por la Vicerrectoría de Acción Social año tras año)
facilitó la articulación de los diversos procesos de trabajo de las unidades
académicas de la Universidad de Costa Rica, de los cuales resultó un conjunto
de insumos fundamentales, como diagnósticos comunitarios y mapeos de actores
del distrito de San José de Upala, que posibilitaron la identificación y
apertura de un proceso de trabajo por parte de la Escuela de Trabajo Social de
la Universidad de Costa Rica, la cual había participado y brindado criterio
experto en reuniones sobre procesos de trabajo para la recuperación de Upala
desde el año 2016.
Inicialmente, a partir de los elementos
identificados en el Plan Maestro, se vinculó el trabajo de una práctica
académica de IV nivel, denominada TS 2023 Taller II y III Gestión de servicios
sociales, enfocada en el análisis de la gestión en el marco de instituciones u
organizaciones, en este caso, presentes en localidades, mediante la cual se
abordaron temas referentes a la defensa de los derechos ambientales en la zona
norte y se logró colocar temas relacionados con la gestión de riesgos y
desastres en comunidades de Los Chiles (zona norte de Costa Rica).
En ese mismo periodo, por las proyecciones de
ingreso de estudiantes al tercer nivel de la carrera, se requeriría abrir un
nuevo grupo de taller I y II. Así, las
condiciones sociales del país, en conjunto con las necesidades
administrativo-académicas de la Escuela se conjugaron para proponer un proceso
académico de docencia y acción social.
Este curso práctico surge desde una conexión de diversas circunstancias
sociales y académicas que pueden ser tomadas en cuenta como ejemplo de las
condiciones necesarias para pensar y proponer procesos de vínculo
Universidad-Sociedad, tales como prácticas académicas o proyectos de Acción
Social-Extensión.
Las prácticas académicas de la Escuela de Trabajo Social de la
Universidad de Costa Rica (denominadas Talleres y ancladas en el III, IV y V
año de la carrera) son espacios formativos que incorporan el vínculo social en
el marco de un plan de estudios y
que para la Unidad Académica son considerados esenciales «pues su desarrollo
representa las posibilidades de acercamiento con la realidad». (Moreira
et al. 2009). Desde ahí se conjugan procesos
de docencia, investigación y acción social que derivan en aprendizajes para la
diversidad de espacios involucrados.
En el año 2018 se da un proceso de discusión y
vinculación de las prácticas académicas de III, IV y V nivel de la Escuela de
Trabajo Social, liderado por la coordinación de Docencia de la Escuela, y que
logra inscribir proyectos de Acción Social en seguimiento a las políticas de
Acción Social vigentes en la Escuela las cuales indican que las prácticas
académicas contienen un componente de esta actividad sustantiva. Se aprueba el proyecto ED-3406 Espacios para
la promoción, defensa y exigibilidad de derechos en el nivel local,
directamente vinculado al III nivel de la carrera y que incide en la
vinculación de la Docencia con la Acción Social. Sin embargo, esto no fue suficiente, por lo
que se decidió, en conjunto con la Dirección de la Escuela y las coordinaciones
de Docencia y Acción Social, inscribir un proyecto específico que brindara
sostenibilidad a los procesos que se buscaban desarrollar.
Este proceso fue importante para las personas
involucradas, pues permitió reivindicar el vínculo entre la docencia y la
acción social, reconocidas, ambas actividades sustantivas, como instancias en
las que se desarrollan procesos de enseñanza-aprendizaje formal y no formal y
que permiten dinámicas de trabajo colaborativo y significativo para lo interno
(estudiantes, docentes, procesos administrativos universitarios) y hacia las
localidades donde se ubican los procesos de trabajo desarrollados.
Llegada al territorio, vínculo con personas que intervienen en la
localidad y proceso pedagógico: año 2018
Con la aprobación de la temática y la negociación
administrativo-académica en la Escuela, se inició el proceso de vinculación con
personas que intervienen desde la localidad y la universidad en el territorio.
Se realizó un acercamiento con el proyecto denominado Modelo Educativo Territorial para la
Recuperación Integral del Cantón de Upala a cargo de la Dra.
Adilia Eva Solís Reyes, de la Escuela de Administración Educativa, así como con la labor que realiza el Centro
de Derechos Sociales del Migrante (CENDEROS) y una serie de personas de las
localidades, como la Red de Mujeres Promotoras Contra la Violencia de Upala y
representantes de Asociaciones de Desarrollo Integral.
Los elementos descritos hasta ahora
facilitaron que el curso TS-0043 Organización Local y Construcción de
Ciudadanía I se abriera con la permanencia de 13 estudiantes durante el año
2018. Se diseñó un proceso de aprendizaje-servicio
solidario, cuya propuesta principal se dirige hacia posicionar fuertes procesos
de enseñanza de contenidos de orden ético, teórico y técnico a través del
desarrollo de actividades solidarias, participativas y horizontales con grupos
o poblaciones en sus territorios (Tapia 2000 en Cecchi 2006). Desde
esta visión, el vínculo establecido de la Universidad de Costa Rica con la
sociedad es un proceso de enseñanza-aprendizaje en sí mismo.
Este proceso pedagógico es posible si se
realiza una planificación fuerte tanto de los contenidos específicos del curso
como de las acciones por desarrollar en conjunto con las personas de los
espacios locales donde se ejecutará el proceso. Así, desde el taller de Upala,
se desarrollaron los procesos de investigación diagnóstica a través del
análisis de indicadores estructurales, estadísticas y datos específicos que
brindaran un panorama sobre el territorio.
Se realizaron procesos de análisis de
antecedentes, de resultados de proyectos y de artículos de investigación sobre
conceptos centrales vinculados con Estado, Política Social, ciudadanía,
organización local y participación.
Asimismo, investigaciones subgrupales sobre
categorías teóricas específicas para los procesos de trabajo visualizados, como
género, migraciones y violencia.
Se desarrollaron procesos de acercamiento
teórico-metodológico como el diseño de un «taller de talleres», conceptualizado y
ejecutado por la docente para apoyar a las estudiantes a diseñar sus propios
talleres, que serían desarrollados por ellas en el contexto del proceso de
trabajo en la localidad.
Como último paso, antes de iniciar el trabajo
directo con las personas en el territorio, se desarrolló una actividad
denominada «recorrido por Upala desde San José», mediante
la cual, el estudiantado debía poner en común sus hallazgos y análisis sobre
datos estadísticos, de discursos periodístico y de discurso de autoridades
sobre el territorio upaleño. Ello brindó un panorama general previo a la
realización de visitas al territorio.
Las características del territorio,
reconocidas durante el proceso de conceptualización y los primeros acercamientos,
evidencian la exclusión social[1] que se vive en el territorio. Durante
las visitas, se trabajó con la Red de Mujeres Promotoras Comunitarias Contra la
Violencia, se propuso el diseño y ejecución de una estrategia comunitaria
contra la violencia la cuál fue liderada por mujeres que integran dicha red, se
apoyó a la integración de las mujeres promotoras con otros grupos y personas de
las localidades de las cuales ellas provienen y se brindó capacitación sobre
cómo realizar procesos participativos en cada uno de sus lugares de
procedencia.
El estudiantado, con la supervisión de la
docente, diseñó un plan de trabajo validado por los grupos de los espacios
locales. Entre tanto, cada vez que se
regresaba a San José, se reunía al equipo de estudiantes, se realizaban
análisis de cada uno de los acontecimientos vividos durante la visita al
territorio y a la luz de la lectura y construcción académica, guiada por la
docente.
Como
resultado, se logró identificar situaciones comunales, principalmente vinculadas
con entornos violentos y prioritarios de abordar desde una posible estrategia
de formación de las mujeres vinculadas a la red, así como establecer una
metodología de trabajo para la construcción participativa de una estrategia con
las comunidades. El proceso de trabajo se implementó en tres comunidades del
distrito de San José de Upala, mediante el trabajo de convocatoria realizado
por algunas promotoras y el grupo de estudiantes de Trabajo Social, al tiempo
que en las restantes comunidades del distrito donde había presencia de mujeres
promotoras, ellas desarrollarían este trabajo por su cuenta, con insumos de los
resultados que tenía el proceso en las tres comunidades seleccionadas como plan
piloto.
Durante los
meses de agosto a noviembre se desarrolló la propuesta del trabajo con las
comunidades de La Victoria, Villa Hermosa-Jomuza-La Unión y Pueblo Nuevo,
comunidades identificadas por sectores del liderazgo por del distrito de San
José de Upala como prioritarias de abordar, ubicadas en la zona transfronteriza
del cantón de Upala.
Estos procesos dieron como resultado un
dinamismo en la organización local, reflejada en el aumento de la asistencia a
actividades y participación de las personas de estos territorios, la
manifestación verbal del interés por permanecer organizadas, así como la
identificación de nuevos liderazgos que apoyaran en el desarrollo de estos
procesos de organización. En Villa Hermosa y La Victoria, la construcción de la
estrategia conllevó el abordaje de temáticas desde la propuesta de la educación
popular y ludopedagogías, sobre las manifestaciones de la violencia de género,
masculinidades, facilitación pedagógica, metodologías para la elaboración de
talleres o actividades deportivas. En Pueblo Nuevo, mediante esa misma postura
metodológica, se abordó el tema de la seguridad humana y ciudadana,
transversalizado por la temática de la violencia en sus diferentes
manifestaciones, esto en función del interés de la población por conformar un
grupo de seguridad comunitaria.
Este proceso descrito, estuvo mediado por
condiciones contextuales específicas, tales como la exclusión social de las
personas promotoras contra la violencia y, en general, de las personas
habitantes de las zonas donde se desarrollaron los procesos y que participaban
en las actividades propuestas, además de las condiciones sociopolíticas
suscitadas en Nicaragua a partir de abril del año 2018. Esto último, generó que
diversas organizaciones y agencias de cooperación internacional se interesaran
por financiar proyectos por desarrollarse en la zona, con los grupos
organizados presentes en el territorio, acciones que implicaron que las
lideresas, con quienes se estaba desarrollando el trabajo en la zona de San
José de Upala, indicaran que se sentían saturadas por la gran cantidad de
reuniones, procesos formativos y proyectos que debían atender, además de sus
funciones cotidianas como madres y amas de casa.
El proceso académico de trabajo finalizó con
actividades de reflexión tanto con las personas en la localidad como con
balances, análisis y trabajos finales de síntesis de información y resultados
presentados por el estudiantado.
Cabe destacar que, como parte del proceso de
enseñanza-aprendizaje con el estudiantado, se priorizó el trabajo desde el
aprendizaje significativo y al aprendizaje cooperativo. Desde ahí, se configuraron procesos de
trabajo grupales, subgrupales e individuales tendientes a que cada estudiante
fuera capaz de aprehender los conceptos teóricos en vinculación dinámica y
crítica con el territorio, sus habitantes y los múltiples actores sociales con
los que se realizara el trabajo.
Se impulsó a la organización del estudiantado
para que pudieran desarrollar procesos de trabajo colectivos que implicaban para
ellas convivir juntas, fuera de sus casas y por tanto debían gestionar su alimentación,
mantener limpio el lugar de hospedaje, gestionar el tiempo de duración de las
actividades colectivas (cocinar, alistarse, organizar materiales, espacios de
distensión), incluso, conseguir materiales que fueran necesarios y no pudieran
ser brindados por la Universidad de Costa Rica o las organizaciones.
El estudiantado debió registrar sus
experiencias específicas en un diario de campo individual. En este documento plasmaron sentimientos,
emociones, reflexiones, análisis y apreciaciones sobre sus experiencias durante
todo el proceso vivido. Estos documentos
han sido fundamentales para que el proceso docente pueda medir aprendizajes,
temores, conflictos y emociones en general, que puedan reflexionarse con el
estudiantado y aportar al fortalecimiento de su acción y de su aprendizaje
significativo.
2019: cambios en las localidades
Para el segundo año de la práctica académica
se realizaron varias modificaciones a la propuesta inicial. En este documento
se hará referencia, básicamente, a la necesidad de cambiar las localidades en
donde se realizaba la práctica académica y la incorporación de un nuevo
proyecto de Acción Social que buscó brindar soporte económico y académico al
proceso desarrollado por el estudiantado.
Tal como se indicó en el anterior apartado,
durante el año 2018, las condiciones políticas, sociales y económicas del
territorio upaleño se vieron impactadas por las situaciones políticas
imperantes en Nicaragua, pues muchas personas buscaron refugio en Costa Rica,
lo que implicó que organizaciones no gubernamentales, organizaciones de la
localidad y organismos de cooperación internacional reorganizaran sus procesos
de atención hacia el territorio.
Algunos de los grupos organizados de la zona
se vieron beneficiados con la posibilidad de financiar sus proyectos,
especialmente, aquellos que poseían el componente de lucha contra la
violencia. Por tanto, las personas
pertenecientes a la Red de Mujeres contra la violencia se mostraron saturadas
de trabajo y expresaron imposibilidades de trabajar con cooperación
internacional, ONG y con la Universidad.
A la luz de esta realidad, se realizaron
nuevas coordinaciones que implicaron el reconocimiento de localidades más
excluidas que otras. Mediante la
conversación con las personas encargadas de la ONG CENDEROS, las mujeres
promotoras y el estudiantado participante durante el año 2018, se decidió
abordar nuevas comunidades y grupos organizados (Boza Oviedo
2019).
El proceso de trabajo desarrollado en Pueblo
Nuevo se decidió continuar debido a que no se contaba con un grupo organizado
propiamente y, varias de las personas que asistieron a las actividades,
mostraron interés en continuar con la vinculación, al menos hasta que se
lograra consolidar un grupo organizado. Las
comunidades de La Victoria y Villa Hermosa serían acompañadas por CENDEROS
desde los proyectos nuevos establecidos con las agencias de cooperación
internacional.
Se decidió, además, recuperar vínculos
establecidos en el mismo proceso: en las reuniones con la localidad de Pueblo
Nuevo, se desarrollaron charlas y coordinaciones establecidas por las personas
participantes, con la Fuerza Pública de San José de Upala. Desde la persona que estuvo dirigiendo la
delegación, se impulsó a contactar al comité pro-asociación de desarrollo de
Valle Bonito, también ubicado en San José de Upala y donde, según la
experiencia de la Fuerza Pública, existían dificultades para consolidar una
organización local y, por tanto, discutir algunos temas fundamentales relacionados
con el reconocimiento de situaciones de violencia, incluso, dar continuidad a
denuncias por violencia intrafamiliar.
Por último, según solicitud de la misma
organización CENDEROS, la localidad de Los Ledezma es una de las de más difícil
acceso por lo que para ellas resultaba difícil establecer procesos de trabajo
ahí. Por tanto, recomendaban que la práctica académica de la Escuela de Trabajo
Social pudiera establecer su acción ahí.
Al iniciar el año, se realizaron procesos de
coordinación vía telefónica y visitas a las localidades para conocer a las
personas líderes, escuchar sus intereses y negociar las posibilidades de
trabajo conjunto.
Valle Bonito, el reto de constituir una
Asociación de Desarrollo Integral
En esta localidad se estableció una
coordinación inicial con dos lideresas, quienes expusieron su interés inicial
en recibir apoyo para la conformación y estabilización de una organización
local, inscrita ante la Dirección Nacional de Desarrollo de la Comunidad
(DINADECO) como una Asociación de Desarrollo Integral.
Las mujeres lideresas indicaron que, por
iniciativa de la Fuerza Pública, recibieron algunas charlas informativas sobre
seguridad ciudadana, pero consideraban necesario generar organización local
para poder trabajar por mejoras en la infraestructura comunitaria, al pensar en
temas como recreación, espacios deportivos para la niñez del lugar y mejoras en
condiciones generales de su pueblo.
Las personas lideresas reconocieron
situaciones de violencia, vulneración de derechos y exclusión que debían ser
mejoradas y coincidían en que, con una organización local sólida, muchas de las
mejoras se podrían lograr.
Se acordó iniciar un proceso de mapeo de
necesidades y, a partir de ahí, construir una ruta para la conformación formal
de la organización, tomando en cuenta que existía una situación legal que dependía
una localidad aledaña, quienes debían excluir de sus límites a Valle Bonito mediante
la realización de una Asamblea General y la elaboración del acta respectiva, para
que Valle Bonito pudiera iniciar los trámites para la conformación de su propia
organización. Se realizaron procesos de
convocatoria para que las personas habitantes del espacio local supieran sobre las
acciones que se iniciaría. Las
convocatorias estuvieron a cargo de las lideresas de Valle Bonito (Boza Oviedo
2019).
Desde el trabajo con el estudiantado, se realizó
un reconocimiento de la localidad, los principales sitios como la Escuela, los
puentes y alcantarillas, las entradas a los asentamientos, la plaza y el salón
comunal, y se realizó un proceso de recuperación de información sobre las
necesidades de las localidades, las principales situaciones que considerarían
fundamentales para ser abordadas por una organización local y las posibilidades
reales de ser abordadas en el contexto sociopolítico de Upala y Costa
Rica.
Así, se estableció una lista inicial de temas
por abordar por parte del estudiantado que consistían en conversar sobre
comunicación asertiva y conflictos comunitarios, así como la importancia de la
participación y las posibilidades de acción a través de organizaciones locales.
Se brindó información sobre las asociaciones de desarrollo integral, sus
posibilidades de acción y las funciones que debía asumir cada uno de los
puestos de la junta directiva. Se
trabajaron temas específicos solicitados por la organización como género,
violencia y migraciones.
Un grupo de Mujeres para Los Ledezma
En la localidad de Los Ledezma, el contacto
inicial se realiza, al igual que con Valle Bonito, desde la docente en
coordinación con la Asociación de Desarrollo Integral ya previamente conformada
ahí. Al consultársele a quienes lideraban esta organización, indicaron que
existía un comité de deportes, una junta de educación pero que no existía nada
que impulsara o permitiera la participación de las mujeres. Indicaron que las
mujeres, usualmente, se encargan de labores domésticas en espacios privados,
pero no inciden en procesos de participación ciudadana. Por tanto, el impulso a
un grupo de mujeres debería ser fundamental. Se pactó un proceso de
convocatoria y se inició, así, un proceso de conformación del grupo de
mujeres.
El trabajo con el estudiantado inició con la
consigna de reconocer qué entendían las mujeres por «conformar un grupo de
mujeres», sin embargo, se toparon con el reto de que la mayoría de las
participantes asistían a las sesiones, pero prácticamente no hablaban, por
tanto, negociar temáticas resultó complejo. Asimismo, las solicitudes se
dirigían hacia la necesidad de recibir capacitaciones específicas en idiomas,
informática y cocina.
Así, a diferencia de otros procesos de trabajo,
en Los Ledezma fue necesario establecer un seguimiento que buscara la
integración del grupo, la generación de condiciones de confianza entre las
participantes y las estudiantes y la construcción conjunta de posibles
temáticas por abordar.
Durante el año 2019 se diseñaron técnicas
participativas que permitieran a las participantes expresarse y construir, poco
a poco, un espacio seguro para su propia participación. Con las estudiantes se realizaron análisis
que concluyeron que las mujeres de Los Ledezma están poco acostumbradas a
participar de procesos tradicionales de organización local, por lo que no
expresan sus opiniones en público, por lo tanto, sería necesario utilizar técnicas
participativas a través de manualidades, para abordar temáticas centrales que
fueran surgiendo del mismo proceso de diálogo.
Se elaboraron pulseras con bisutería de
colores para trabajar la necesidad de establecer relaciones sanas y relaciones
impropias, se decoraron cajas y tarjetas para abordar la temática de autoestima
y violencia de género, y se logró llevar una obra de teatro para abordar
temáticas de índole ambiental y migraciones (Boza Oviedo
2019).
Con la implementación de las técnicas
participativas, poco a poco, las mujeres fueron estableciendo vínculos entre
ellas y con el estudiantado. Aunque al
finalizar el año aún no se podría decir que se conformó el grupo de mujeres,
había una asistencia permanente y las mujeres participantes se mostraban más
seguras y comunicativas.
Continuidad de trabajo en Pueblo Nuevo
En el caso de Pueblo Nuevo, aunque ha sido la
localidad en la cual la práctica ha tenido presencia más constante, aunque el
grupo de personas que han asistido a las sesiones ha resultado muy cambiante. Inicialmente,
se dio continuidad a la temática vinculada con seguridad ciudadana, intentando
colocar discusiones más vinculadas con seguridad humana, construcción de
espacios seguros y violencia, sin embargo, poco a poco la asistencia de las
personas empezó a mermar, por lo que se debió reforzar la convocatoria y la
revisión de intereses y expectativas de las personas habitantes de la
localidad.
Se realizaron reuniones con uno de los líderes
locales, quien reconoció que el interés debería dirigirse hacia conformar una
organización más general, que pueda abordar otras temáticas y generar procesos
participativos con las personas de la localidad. Asimismo, en conversación con las
personas que habían estado asistiendo a las reuniones, se reconoció que era
necesario contemplar que muchas personas habitantes de la localidad salían a
trabajar temprano y volvían tarde, y, por tanto, no se reconocía que tuvieran lazos
estrechos con la necesidad de conformar una organización local. Incluso, según
indicaban, resultaría necesario realizar actividades más visibles, que
permitieran recaudar algunos fondos para proyectos de mejoramiento de la
infraestructura pública a la vez que permitiera a la mayor cantidad de personas
habitantes de la localidad, de los intereses por generar organización local.
Así, surgió la idea de realizar una «feria
comunitaria por los derechos humanos», en la que el estudiantado realizara
actividades socioeducativas sobre los derechos humanos y su importancia, las
personas de la localidad lograran colocar puestos y vender comida, y el comité
de deportes organizara un partido de fútbol. Varias de las sesiones de trabajo
se dirigieron hacia organizar la actividad y el espacio físico en el que se
realizaría la actividad, así como a reflexionar sobre la importancia y la
estrategia para continuar impulsando la organización local.
La feria incluyó, además de lo anteriormente
descrito, una obra de teatro y talleres de arte con la población infantil. Fue
un espacio considerado como importante para motivar la organización local,
permitió recaudar fondos para el mantenimiento de la plaza de deportes y
visibilizó la incipiente organización local.
La discusión central en este proceso de
trabajo giró en torno a la conceptualización y puesta en práctica del concepto
de participación ciudadana, entendido como «como el proceso a través del cual
los ciudadanos, que no ostentan cargos ni funciones públicas, buscan compartir
en algún grado las decisiones sobre los asuntos que les afectan con los actores
gubernamentales e incidir en ellas. Es decir, el concepto de «participación
ciudadana» incluye cualquier forma de acción colectiva, de reivindicación o de
respuesta a las convocatorias formuladas desde el gobierno para incidir en las
decisiones de política pública. Es decir, la participación ciudadana implica
voluntad de incidencia» (Parés 2009 en Díaz
Aldret 2017).
En atención a este concepto, ha sido central diseñar
y ejecutar el acompañamiento a las intenciones organizativas de las personas
habitantes de la localidad, en procura de fortalecer la generación de vínculos
y capacidades para el reconocimiento de necesidades, posibilidades de acción e
incidencia en sus propias realidades.
Trabajo con la niñez de las localidades
En las tres localidades, durante todos los
procesos desarrollados, la asistencia infantil ha sido una constante. Incluso, suelen contarse más los niños y las niñas que personas adultas. Por tanto, en conjunto
con los equipos de estudiantes, se ha analizado la necesidad de realizar
actividades para que sus madres o personas encargadas puedan participar de
forma más libre en los procesos diseñados conjuntamente. Mientras un grupo de estudiantes
ha estado desarrollando los procesos con las personas adultas, otro grupo ha
desarrollados actividades recreativas y artísticas dirigidas a la niñez.
Sin embargo, por razón de tiempo y recurso
humano, no ha sido posible desarrollar una línea de trabajo directamente
vinculada con la niñez y la adolescencia, aunque las actividades propuestas han
buscado colocar algunas informaciones básicas o abordar temas educativos.
Parte de las discusiones sostenidas con el
estudiantado se han dirigido a comprender a los niños y las niñas
como sujetos de derechos y no como fuentes de información. Asimismo, se ha trabajado para que el cuido
les permita realizar actividades pensadas para construir y no para competir.
Sindemia por COVID 19 y retos de la virtualización
(2020 y 2021)
Lamentablemente, el año 2020 no inició como se
planificó, debido al impacto que tuvo la sindemia por COVID 19 en el mundo
entero. Las implicaciones que trajo para el taller de Upala fueron muy
significativas a nivel humano, pues las estudiantes matriculadas tenían la
expectativa de ir y conocer, vincularse con las personas y aprender del diseño
y ejecución de actividades participativas, como para la docente, quien tuvo que
rediseñar por completo, un curso que debía impartirse de forma virtual,
dirigido a estudiantes un poco desilusionadas, con condiciones familiares particulares
y sostener el vínculo con las personas habitantes de las tres localidades, cuyo
acceso a internet era muy limitado.
El proceso se logró virtualizar durante los
dos años de medidas sanitarias impuestas en Costa Rica y el enfoque fue,
primordialmente de investigación, indagación y sostener los vínculos mediante
la elaboración de materiales socioeducativos que pudieran llegar a las personas
interesadas a través de la virtualidad con que se contaba.
Fue necesario acompañar procesos de duelo en
el estudiantado y tratar de resignificar las posibilidades de acción con las
comunidades. Fue necesario conseguir recursos específicos, como chips de
telecomunicaciones para que las estudiantes pudieran realizar llamadas y enviar
mensajes, pero también gestionar el envío de, al menos, 20 chips de
telecomunicaciones a las personas lideresas de las localidades, quienes no
contaban con medios propios para poder establecer la comunicación.
Una vez establecida la comunicación, se
desarrolló, en conjunto con proyectos de Acción Social aprobados por la
Universidad, un proceso de monitoreo del estado de las localidades rurales en
Costa Rica. Gracias a este proceso, se logró realizar entrevistas telefónicas y
mediante la plataforma de WhatsApp con las 20 personas que tenían los chips de
telecomunicaciones, y así tener un panorama muy general de la situación de las
personas en sus localidades (Boza Oviedo
2020).
Así, fue posible detectar cómo las condiciones
de exclusión social pesaban en la vida cotidiana de forma concreta, es decir,
cómo estaba incidiendo la sindemia en la profundización de las condiciones de
exclusión que vivían las personas en el territorio de San José de Upala. Mediante
el monitoreo fue posible reconocer situaciones particulares e, incluso, derivar
acciones a instituciones como el IMAS, para que pudieran ser abordadas. Asimismo, se definieron nuevas líneas de
acción y de diseño de materiales socioeducativos, pues se reconoció que la
afectación en las condiciones materiales de vida eran una preocupación real y
concreta que impedían que las personas pudieran participar de forma activa en
otros ámbitos de la vida cotidiana de sus localidades. Asimismo, la carencia en cuanto al acceso a
derechos como a la salud y a la información resultó evidente y, por tanto, se
decidió redirigir esfuerzos para aportar en esas direcciones de forma particular,
según los intereses y características de cada localidad.
Se propuso entonces, el trabajo centrado en
sostener los vínculos y las vías de comunicación con las personas de los
territorios mediante llamadas y mensajes, así como el envío de información y
posterior evaluación sobre la importancia, la comprensión y la pertinencia de
lo recibido.
Ya para el segundo año de sindemia (2021), el
grupo venía con la idea clara de que el proceso de trabajo se desarrollaría de
forma virtual y ya se contaba con una base de acción gracias al trabajo
realizado el año anterior. Se inició un
proceso de contactos iniciales, en conjunto con las estudiantes se diseñó y
ejecutó una estrategia de envío de mensajes para presentarse en los grupos de
WhatsApp y se subdividió una lista de contactos para que cada una pudiera
realizar entrevistas y contactos iniciales.
Mediante ese proceso de contacto, se diseñaron procesos de recuperación
de necesidades y nuevas temáticas para poder desarrollar el trabajo del año.
El año 2021 evidenció mayor desgaste en el
proceso de contacto con las localidades, pues la carencia de acceso a internet
por parte de las personas de las localidades, incluso de algunas estudiantes, afectó
la cercanía que se debería tener para llevar a cabo un proceso de
acompañamiento a la organización local.
Desde el grupo de trabajo del Taller de Upala
se mantuvo un proceso permanente de acercamiento y diálogo de las condiciones
reales del estudiantado y de las posibilidades de acción virtual con las localidades.
Así, las principales actividades ejecutadas durante ese periodo incluyeron la
realización de entrevistas y monitoreos de las necesidades de las personas del
territorio, lo que permitió la construcción de conocimientos que derivaron en
diversos materiales socioeducativos, cuyo rango de incidencia fue desde
informar y devolver información hasta reconocer potencialidades y devolver
conocimientos (Boza Oviedo
2021).
El balance realizado con el estudiantado sobre
las posibilidades del curso y de la acción virtual arrojó que, aunque la
virtualidad realmente ha afectado mucho el vínculo con las localidades y las
posibilidades de aportar a la organización local y la construcción de
ciudadanía, los aprendizajes vinculados a la postura ético-política, teórica y
técnica han sido amplios y bien valorados por las estudiantes.
Retorno a la presencialidad: tejer nuevos lazos
Para el año 2022 se inició con una modalidad
híbrida, es decir, la Universidad solicitó a las Unidades Académicas la
definición de una ruta para el retorno a la presencialidad, por lo que los
cursos prácticos, dentro de los que se inscribe el Taller de Upala, debían
definir un porcentaje de trabajo de aula de forma presencial y realizar algunas
giras de campo ajustándose a protocolos de «giras seguras».
Se inicia así, el retorno a la presencialidad.
Se convocó al estudiantado a sesión presencial durante una mañana, una vez a la
semana, y se retomó la posibilidad de visitar los espacios locales y sondear
las realidades que allí existían, siempre desde la premisa de que «las
localidades no son las mismas que antes de la sindemia».
Y si bien es cierto, el contacto, las
convocatorias y el re-tejer lazos con las personas de los espacios locales fue
un proceso complejo y retador, recibir al estudiantado y comprender sus propias
condiciones de retorno a la presencialidad también lo fue.
Cabe detenerse en el hecho de que muchas de
las estudiantes, en su tercer año de carrera, no conocían la Universidad, los
medios de transporte, las instalaciones de la Facultad de Ciencias Sociales o
incluso los lugares de recreo aledaños a la Universidad. La mayoría de ellas solo
habían interactuado entre sí, durante dos años, mediante plataformas virtuales,
y solo se conocían mediante fotos de perfil. Afloraron entonces, inseguridades,
temores a los horarios nocturnos o a las giras de campo. Se podría decir que fue
una generación que enfrentó sus temores y los de sus familias ante el retorno a
una presencialidad que no habían vivido.
En cuanto al trabajo con las localidades, fue
posible recuperar tanto los contactos como la convocatoria. En Valle Bonito y
en Los Ledezma, las personas asistieron con bastante interés, algunas,
esperando ver a estudiantes que habían estado en el Taller de Upala durante el
año 2020. Esto fue especialmente notorio
en la niñez.
En Pueblo Nuevo, por otra parte, a pesar de un
arduo esfuerzo por parte de uno de los líderes locales, la convocatoria fue
escasa e inestable durante todo el periodo de trabajo del Taller. Se intentaron
varias estrategias como recorridos por la comunidad e invitaciones personales, elaboración
de invitaciones virtuales e incidencia en grupos vinculados la escuela de la
localidad, llamadas telefónicas personalizadas y ubicación de afiches en puntos
estratégicos del espacio local. Sin embargo, la asistencia a las actividades no
aumentó o se estabilizó, lo que colocó un punto de énfasis en los análisis del
grupo de estudiantes. Se planificaron diversas actividades como «mapeo de
actores y necesidades» o charlas sobre temas específicos, pero también se
analizó el contexto, la respuesta a las convocatorias y posibles estrategias
para cerrar el año con alguna propuesta para la comunidad. De ahí, surgió la propuesta de acercar a
Pueblo Nuevo a la Asociación de Desarrollo de La Victoria, una localidad
vecina, muy cercana y con una fuerte organización. Se realizó una reunión con la presidenta de
la Asociación y la población estudiantil quienes la entrevistaron sobre la
posibilidad de establecer alianzas y recibir propuestas de proyectos por parte
de personas habitantes de Pueblo Nuevo.
Esta información fue trasladada a materiales socioeducativos y
divulgativos que fueron enviados a las personas habitantes de Pueblo Nuevo.
En Los Ledezma se realizó un proceso para
intentar recuperar el grupo de mujeres iniciado en el 2020. Inicialmente, la
cantidad de personas asistentes fue alta, llegaron mujeres que habían
participado antes, así como nuevas mujeres. El rango etario también cambió,
pues algunas de las niñas que asistían a jugar en el 2020, ahora se
incorporaban como adolescentes interesadas en las manualidades y temáticas que
se propusieron para trabajar en el grupo.
Incluso, se solicitó la modificación del día y la hora de realización de
los encuentros, pues los viernes por la tarde (día pactado inicialmente),
coincidía con el horario de clases. Las actividades se centraron en discusión a
través de actividades socioeducativas con temas como género, violencia y
participación.
En Valle Bonito, por su parte, el ingreso del
estudiantado fue muy bien recibido, tanto por las personas lideresas del comité
pro-asociación como por la niñez de la localidad, quienes desde un primer
momento se acercaron a conocer al nuevo grupo y a participar de las
actividades.
Sobre el proceso de acompañamiento a la
conformación de la Asociación de desarrollo integral, las personas lideresas
informan que al inicio del año se logró finalizar con el trámite de exclusión
de los límites de la localidad de la influencia de la Asociación de desarrollo
de Cuatro Bocas, condición que les impedía consolidar legalmente su propia
organización. A partir de esta exclusión, ya sería posible iniciar con los
trámites ante DINADECO, sin embargo, era necesario empezar por re-articular al comité pro-asociación,
debido a que algunas de las personas participantes debieron dejar la localidad pues
las opciones laborales así lo exigieron.
Asimismo, fue necesario re-iniciar
con la discusión sobre el por qué y para qué de una ADI en Valle Bonito, y en
la revisión de personas e instituciones que les pudieran apoyar o que
resultaría estratégico acercar. Esto derivó,
por un lado, en que el grupo de estudiantes decidiera establecer un
acercamiento con la oficina de DINADECO, ubicada en Upala, y, además, que
procuraran acompañar un acercamiento entre el Comité pro-asociación y una
organización de mujeres productoras agrícolas denominada Asociación de mujeres en
el agro (ASOMUDAGRO), que es la única organización de la localidad que cuenta
con personería jurídica y, por tanto, recibe algunos fondos, ayudas y
representa a la localidad ante algunas instituciones como el Instituto de
Desarrollo Rural (INDER). Asimismo, se decidió trabajar en el fortalecimiento
de la capacidad comunicativa del Comité, para que las personas de la localidad
no solo estuvieran enteradas de los avances, sino que tuvieran información que
les permitiera participar y aportar a las decisiones.
Reflexiones sobre el proceso de
enseñanza-aprendizajes del estudiantado.
La dinámica de trabajo en los talleres se
desarrolla en un horario de dos días a la semana, en jornadas de aproximadamente
8 horas diarias, durante las cuales se realiza trabajo «de aula», es decir,
clases o supervisiones, además de giras o visitas para el trabajo con las
personas en sus localidades, trabajo autónomo de análisis y lectura, entre
otros procesos.
Según el programa del curso, la metodología es
de seminario. Así como se realizan procesos de trabajo socioeducativo en las
localidades y los líderes y lideresas, en el aula y con los grupos de
estudiantes, también se proponen espacios de horizontalidad y trabajo
colaborativo como proceso de modelaje.
Concretamente, cabe destacar que el curso inicia
con discusiones de corte ético sobre lo que implica la incursión, desde una
institución como la Universidad de Costa Rica en localidades vulnerabilizadas. Posteriormente, se desarrollan procesos
de trabajo de indagación y construcción de conocimiento sobre categorías
teóricas y conceptos específicos necesarios para realizar análisis. Se realiza un «recorrido virtual» por Upala,
a través de la indagación y posterior exposición de información sobre
estadísticas, indicadores, noticias y proyectos desarrollados en Upala. Todo
esto para que el estudiantado pueda tener una idea general sobre el territorio
en el cual estarán trabajando a lo largo del año, pero también para establecer
puntos de análisis sobre categorías centrales como Estado, Política Social,
Participación Ciudadana o Exclusión Social.
En la medida de las posibilidades, se procura
una primera gira de reconocimiento y acercamiento a las localidades, donde se
realizan recorridos por el centro del cantón, visita a instituciones presentes
en el territorio, presentación y reconocimiento de las comunidades e indagación
de información necesaria para negociar el trabajo del año.
Posterior a la primera gira, y en conjunto con
la profundización de discusiones alrededor de conceptos centrales (IAP,
educación popular, género, violencia, migraciones, territorio, movimientos
sociales), se realizan clases para que el estudiantado practique el diseño y
ejecución de actividades participativas:
se ha diseñado un «taller de talleres» que la docente aplica para que el
estudiantado viva la experiencia de un taller y, a la vez, se apropie de las características,
principios, roles y responsabilidades generales que debe
contemplar para diseñar y ejecutar estas
metodologías de trabajo. A partir de ello, las estudiantes deben desarrollar
talleres y ejecutarlos con el resto de las estudiantes de su clase y recibir
las realimentaciones respectivas tanto sobre los aspectos técnico-operativos
del diseño y ejecución del taller como de las categorías conceptuales
investigadas.
Al mismo tiempo, se preparan para desarrollar
actividades de investigación y acción que les permitan finalizar el primer
semestre con la propuesta de un plan de trabajo, consensuado con las personas participantes.
La labor docente se centra en facilitar
información y modelar a partir del desarrollo de técnicas participativas y el
acompañamiento en discusiones de corte teórico.
Durante todo el año, el estudiantado debe
desarrollar un «diario de campo», en el cual desarrollan sus reflexiones,
reflejan sentimientos y anotan información central sobre las actividades
desarrolladas tanto en aula como en las localidades. El diario de campo se
constituye en un instrumento central para conocer el progreso del estudiantado,
su capacidad para realizar mediaciones y reconocer logros y aprendizajes, a la
vez que es una herramienta importante para sintetizar datos recabados en el
proceso general de trabajo.
Cabe destacar que, posterior a cada gira, se
realizan actividades de análisis, reconstrucción de los principales hitos y reconocimiento
de la información central que debe ser tomada en cuenta para la continuidad del
proceso. Se discuten aspectos como la
vivencia de la gira vinculada con lo administrativo, así como las situaciones
reconocidas como importantes por cada persona del equipo universitario, se
analizan los resultados obtenidos, se ejecuta autoevaluación y coevaluación del
trabajo realizado y se definen líneas para continuar en futuras giras.
Durante el periodo de distanciamiento físico
provocado por las restricciones en el marco de la sindemia por COVID 19, se
trabajó mucho desde el acompañamiento a las emociones experimentadas por el
equipo de estudiantes y en cuanto a habilidades específicas, se fortalecieron
ejercicios y capacitaciones sobre principios de diseño gráfico y comunicación
popular para que el estudiantado pudiera diseñar y elaborar materiales
socioeducativos.
En general, además del trabajo con el
estudiantado para que logren establecer las líneas de investigación y acción
junto con las personas de las localidades, el curso ha colocado énfasis en el
fortalecimiento de habilidades de comunicación y expresión oral y escrita, de
investigación e indagación de información y construcción y análisis de datos y
revisión de los resultados de esos datos en el contexto social tan complejo y
particular como son las localidades donde se ha desarrollado el trabajo.
El proceso docente se realiza de forma muy
horizontal, procurando el diseño y ejecución de actividades de modelaje para la
acción en localidades y acompañando teóricamente las discusiones. Corresponde a
la labor docente la escucha atenta y el acompañamiento tanto a los análisis
teóricos como las devoluciones metodológicas y técnico-operativas. Con el estudiantado se establece una relación
de equipo que construye un proceso.
La estrategia evaluativa se ha diseñado para
que, conforme el estudiantado va avanzando en el taller, los trabajos y
productos entregables puedan constituirse en partes de un trabajo final, por
ejemplo, antecedentes o sustento teórico. Asimismo, el diario de campo y las
matrices de diseño y recuperación de información sirven como insumos para la
síntesis de resultados.
Conclusiones
El Taller de Upala ha transitado por múltiples
etapas y cada generación de estudiantes ha marcado un rumbo especial. Si bien, inició acuerpado por otros procesos
académicos, existía incertidumbre y el configurar equipo de trabajo entre
docente y estudiantes fue fundamental para la configuración de las actividades
y la garantía de un proceso educativo respetuoso.
Cada año, las condiciones fueron distintas y
se puede reconocer que el acompañamiento de un proyecto de Acción Social desarrollado
en conjunto con el proceso de docencia ha derivado en el fortalecimiento de
ambas actividades sustantivas. El proyecto ha logrado mayor incidencia,
mientras que el Taller de Upala ha logrado contar con condiciones dignas de alimentación,
hospedaje y materiales para poder desarrollar procesos de aprendizaje y de
acción en lo local. Este vínculo entre Acción Social y Docencia ha permitido
incluso vínculos interdisciplinarios con estudiantes de otras carreras
universitarias como Derecho, Medicina, Comunicación Colectiva y Sociología.
El trabajo de la docente es fundamental para
la realización de las coordinaciones iniciales previas a que los grupos de
estudiantes se incorporen. Por tanto, contar con condiciones laborales
adecuadas, tiene un impacto importante en el establecimiento de relaciones
sólidas con los espacios locales que garanticen un adecuado acople cuando
ingrese el estudiantado. Se puede adelantar el trabajo de negociación de temas,
contactos y posibilidades de trabajo en los espacios locales, de forma que esto
quede muy claro y, así, evitar generar expectativas que no puedan ser
cumplidas.
Las discusiones éticas son centrales con el
estudiantado. Con ellas, debe quedar claro el compromiso que se establece con
las localidades, con las personas y sus expectativas, así como el peso que
tiene vincularse con las localidades como representantes de la Universidad de
Costa Rica. Asimismo, colocar discusiones sobre posibles inestabilidades en las
condiciones de acceso a la localidad y las implicaciones que puedan tener: durante los años de desarrollo del Taller de
Upala se han tenido que generar estrategias para continuar y cumplir los objetivos
a pesar de huelgas (2018), movilizaciones de personas trabajadoras y
estudiantes (toma del edificio de Ciencias Sociales en el 2019), sindemia por
COVID19 (2020 y 2021) y movilizaciones en defensa del presupuesto universitario
(2022), sin contar con las complicaciones que puede significar que la zona
norte de Costa Rica recibe impactos climáticos como tormentas y huracanes (como
Bonnie en el 2022) que ponen en riesgo el desplazamiento del equipo a las localidades
o implican reorientar las líneas de acción hacia facilitar el acceso a
información por parte de las localidades.
Por último, y dado el contexto posterior a las
restricciones sanitarias en el que se han evidenciado importantes rezagos en
materia educativa en el país, resulta necesario reconocer que el trabajo con la
niñez es fundamental, y en las localidades upaleñas donde se ha ubicado el
Taller será necesario, más que promover actividades lúdicas, iniciar líneas de
trabajo que procuren la defensa, promoción y exigibilidad de sus derechos
humanos.
Referencias
Boza
Oviedo, Eugenia. 2019. «Informe de labores del proyecto ED-3441 Espacios para
la promoción, defensa y exigibilidad de derechos en Upala». Universidad de
Costa Rica: Costa Rica.
———. 2020. «Informe de labores del proyecto ED-3441
Espacios para la promoción, defensa y exigibilidad de derechos en Upala».
Universidad de Costa Rica: Costa Rica.
———. 2021. «Informe de labores del proyecto ED-3441
Espacios para la promoción, defensa y exigibilidad de derechos en Upala».
Universidad de Costa Rica: Costa Rica.
Cecchi,
Néstor Horacio. 2006. «Aprendizaje Servicio en educación superior. La
experiencia Latinoamericana». Presentación en el «Seminario Internacional Responsabilidad
Social Universitaria: Aprendizaje Servicio». Caracas.
Díaz Aldret, Ana. 2017. «Participación ciudadana en la
gestión y en las políticas públicas.» Gestión y política pública XXVI
(2).
Díaz Argueta, Julio César. 2013. «Exclusión social,
desarrollo humano y gestión participativa: reflexiones para articular lo local
y lo global.» Guatemala: Universidad de San Carlos, Dirección General de
Investigación, Sistema de Estudios de Postgrado, Unidad de Publicaciones.
Moreira, Ivette Campos, Yesenia Fallas Jiménez, Lorena
Molina Molina, Nidia Morera Guillén, Marisol Rapso Brenes, y Carolina Rojas
Madrigal. 2009. «Programa Institucional de Prácticas Académicas (PIPAETS
2010-2015)». Costa Rica: Universidad de Costa Rica.
«Plan Maestro de Atención Integral a Upala Post
Huracán Otto.» 2017. Costa Rica: Universidad de Costa Rica.
[1] Durante el
proceso de trabajo se conceptualizó a la exclusión social de la siguiente
manera: «la exclusión sucede dentro de un escenario tempo-espacial determinado,
caracterizándose como un fenómeno complejo, multidimensional global y
multicausal. La falta de empleo, el poco acceso a los medios de vida, la falta
de vivienda y la poca participación social, determina que grandes conglomerados
poblacionales configuren un escenario humano lleno de desencanto,
insatisfacción e injusticia, que niega el ansiado desarrollo humano como pleno
despliegue de las potencialidades y la satisfacción de las necesidades básicas
con equidad.» (Díaz
Argueta 2013)