Este artículo recupera el proceso reflexivo de construcción colectiva de saberes, realizado en conjunto con personas líderes, actores institucionales y personas jóvenes de las comunidades indígenas Bribris de “Sepecue, Shiroles, Suretka y Bambú”, durante el periodo de agosto del 2015 a julio del 2017. Como principal conclusión se destaca que el suicidio es la expresión de un trauma psicosocial zanjado por prácticas sistemáticas de colonización (históricas, sociales, políticas, económicas y culturales), que han incidido en el debilitamiento de las identidades culturales y de la construcción subjetiva en el territorio indígena Bribri. Sin embargo, la investigación también permite concluir que el vínculo y el fortalecimiento de lo cultural, constituyen las vías de resistencia para afrontar esta problemática.
This article portrays the experiences of a reflective process of a collective knowledge construction, carried out from August 2015 to July 2017 with leaders, institutional actors, and young people from the “Bribris” indigenous communities of “Sepecue”, “Shiroles”, “Suretka,” and “Bambú”. The main conclusion of this study was that suicide within this indigenous territory is the expression of a psycho-social trauma, which is the result of colonization systematic practices (historical, social, political, economic, and cultural practices) that have weakened the “Bribri” cultural identity and their indigenous subjective construction. Nevertheless, this research study also concludes that the cultural connection and reinforcement constitute the ways of resistance to face these issues.
En el año 2014, en el cantón de Talamanca se estableció una declaratoria de emergencia cantonal por la problemática de suicidio en población joven: a raíz del reporte de 47 intentos de suicidio y 11 casos de suicidio consumados. Del número total de intentos, 22 de los casos correspondieron a personas del territorio indígena Bribri; mientras que, del total de suicidios consumados, 6 correspondían a personas habitantes de dicho territorio. Del total de casos de suicidio, el 90% correspondían a personas menores de 35 años, y en tanto que el 27% de los casos totales correspondían a personas menores de edad (
Considerando que, según los registros del Organismo de Investigación Judicial (OIJ) (2014), el número total de suicidios en Costa Rica durante el año 2014 fue de 302 personas. Si se considera que, según datos del
En este marco, se sitúa la investigación «Análisis psicosocial y desarrollo de acciones comunitarias para el abordaje y prevención del suicidio (consumado e intentos) en personas jóvenes indígenas Bribri»
La investigación se realizó durante el período de agosto de 2015 a julio del 2017, con el objetivo principal de analizar el impacto psicosocial del suicidio en el tejido comunitario indígena Bribri.
Para la realización del proceso de investigación, se asumió como modelo metodológico la investigación-acción-participativa (IAP), porque constituye un paradigma que reconoce el conocimiento popular, la pluralidad de saberes, la participación como ejercicio de poder y el carácter político y socialmente transformador del proceso de investigación (
Se trabajó en las comunidades de Sepecue, Shiroles, Suretka y Bambú, pertenecientes al territorio indígena Bribri, ya que fueron las que presentaron mayor incidencia de intentos en el año 2014.
Para el abordaje comunitario del proceso de investigación, se realizó una aproximación a la problemática del suicidio en las personas jóvenes indígenas, considerando de manera intersistémica los siguientes niveles de análisis:
Nivel social: se entendió como los marcos culturales e ideológicos. Para el proyecto de investigación refería al acercamiento a la Cosmovisión Indígena Bribri, donde fue de vital importancia la recuperación crítica de la historia de la comunidad. En este nivel se realizaron consultas con autoridades tradicionales como los
Nivel comunitario: consistió en la aproximación a las formas de configuración del tejido social comunitario y sus particularidades. Para ello se realizaron consultas a organizaciones locales de cada una de las comunidades de estudio y a organizaciones políticas. Así mismo, se realizaron consultas a nivel institucional, particularmente a personas representantes de los sectores sociales, de salud, seguridad, educación, justicia y protección, por ser los que tienen vinculación directa con la problemática de suicidio.
Nivel relacional: se entendió como el nivel más cercano a las personas jóvenes; es decir: su familia, sus pares, su otro significativo. Se intentó el acercamiento a la vida cotidiana de las personas jóvenes, a sus patrones de actividad, roles, elementos simbólicos e identitarios, las relaciones interpersonales, entre otros (Arroyo y Herrera 2018, 12).
Es importante enfatizar que, al tratarse de una problemática tan sensible y compleja, el acercamiento inicial implicó un reto significativo, ya que el equipo de investigación era sikua (no indígena). Resultó clave en la investigación, el acompañamiento de dirigencia indígena y el ingreso al territorio, hasta contar con el permiso de las autoridades políticas y tradicionales.
La consulta se realizó en dos momentos: el primero abarcó desde agosto del 2015 a febrero del 2016, en el cual se realizó el levantamiento de información con actores institucionales. El segundo momento se realizó desde marzo a noviembre del 2016 y consistió en la consulta a actores comunitarios claves y persona jóvenes indígenas. En total, se realizaron 33 entrevistas, 9 conversatorios y 10 talleres comunitarios.
Es importante señalar que, inicialmente, el equipo de investigación se había planteado realizar entrevistas a profundidad con familias afectadas por suicidios. Sin embargo, el permiso para acceder a la privacidad de las familias no fue otorgado. Los resultados no presentan la mirada de las familias directamente afectadas. Sin embargo, en cada comunidad las participantes tenían vínculos con las familias sobrevivientes de suicidio.
Las entrevistas, conversatorios y talleres fueron sistematizados. La información derivada fue ordenada y agrupada por las categorías y niveles de abordaje comunitario para facilitar su análisis y la identificación de patrones y tendencias de las dimensiones de interés. Para garantizar la confidencialidad de las personas que participaron del proceso, se utilizaron referencias a los sectores que pertenecen en la presentación de los resultados.
Entre diciembre del 2016 y julio del 2017, se realizó el proceso de discusión de los hallazgos. Esta fue, quizás, la fase más intensa de la investigación porque, desde el abordaje metodológico y el posicionamiento ético del equipo, comprometido con el diálogo y el respeto, se dinamizaron diferentes espacios para la construcción colectiva de diálogos que problematicen los hallazgos, en un proceso de análisis-reflexión-acción: «a través del análisis, de la acción y reflexión colectivos, surge un proceso de concientización, que supone problematizar, a fin de que no se acepte como cotidiano, normal y lógico lo que es excluyente, insatisfactorio e injusto» (
Como concepto general, el suicidio se define como: «el acto consumado, intencional de finalizar con la propia vida. Incluye todas las muertes que son resultado directo o indirecto de comportamientos ejecutados por la propia víctima, quien es consciente de la meta que desea lograr» (
En la búsqueda de ampliar dicha conceptualización y el entendimiento de este fenómeno,
Estas definiciones dirigen la mirada hacia la visión del suicidio como un fenómeno social, marcado por el contexto y las particularidades sociales, culturales y ambientales donde este ocurre. En este sentido, es importante profundizar en el “mecanismo de acción” del acto e intento suicida, ya que se debe entender como un proceso y no como un hecho en sí mismo. El suicidio y el intento suicida son la culminación de una serie de acciones que no ocurren aisladas unas de otras, ni desengranadas del ambiente inmediato de la persona que lo lleva a cabo.
La posibilidad de entender el acto o intento suicida como proceso, y diferenciar los elementos que intervienen a nivel individual y ambiental, plantea las herramientas para poder intervenir en dicha problemática.
La persona autora afirma que la definición del suicidio implica un posicionamiento subjetivo, epistemológico, ideológico e institucional de quien lo define, ya que está determinado por coordenadas sociogeográficas y temporales. Es por esta razón, que el abordaje de este fenómeno debe tratarse con mucho cuidado, para que no se impongan nociones externas a la comunidad en que se trabaja (
De esta manera, lo fundamental para entender el suicidio desde un enfoque psicosocial, es partir de que el suicidio no es una enfermedad, no es sinónimo de depresión; es un fenómeno multicausal y constituye un problema social, donde la persona materializa el sufrimiento de un sistema social (
El suicidio es un fenómeno social y cultural que ha producido afectación en diferentes territorios indígenas latinoamericanos. Diferentes investigaciones (
El autor concluye que no es posible formar un perfil de las personas indígenas que se suicidan, a pesar de considerar la estadística que señala a los jóvenes entre 15 y 25 años como más vulnerables. Se considera que las razones son multicausales, aunque la irrupción de la occidentalidad, la pérdida de tierras y la frustración de las comunidades y sus miembros tienen un peso importante. El autor recalca que se debe tener claro que entre los factores socioculturales del suicidio están las drogas, el alcohol y la violencia; pero que hay algo anterior a estos factores que provocó su aparición.
En esta misma línea, el
Dicho Boletín plantea que, en los 14 casos de niños, niñas o adolescentes, no hay un patrón específico, ya que las víctimas estudiaban, trabajaban en labores agrícolas o estaban desocupados (posibles labores domésticas). Y que, más de la mitad de los casos señalan como responsable del suicidio a aspectos sentimentales o afectivos. Así mismo, el análisis que realiza este Boletín, evidencia que, a pesar de las motivaciones personales, el suicidio es el resultado de dos tipos de violencia: la sociopolítica y la económica.
Por su parte,
La principal conclusión que se deriva, refiere a que los cambios en los estilos de vida generados por la industrialización, la degradación ambiental y la colonización, han incidido en que las poblaciones indígenas experimenten una «muerte cultural». Por otro lado, el apoyo social y familiar se identifican como los principales factores de protección ante esta problemática.
En los estudios revisados, los trastornos de salud mental en poblaciones indígenas no han sido profundizados como un factor incidente. Las personas autoras, asocian estas limitaciones a la relación entre la intervención medicalista, con sus nociones de salud y enfermedad de las poblaciones indígenas. Por otro lado, el alcoholismo es un problema importante que aparece como una manifestación de: la pérdida cultural e histórica, la discriminación étnica, la pobreza, el desempleo y la desintegración familiar.
Otro referente muy importante es el realizado por la
Sin apoyo familiar, con amigos efímeros, sin saber cuál es su lugar, estos jóvenes continúan intentando sobrevivir en el aquí y el ahora. Cargan un trauma comunitario lleno de historias, contadas por sus parientes, de la explotación, de la violencia, de la falta de dignidad, en fin, la historia reciente de muchos pueblos indígenas. Historias cargadas de traumas, atadas a un presente de frustraciones e impotencia. En estas circunstancias estos jóvenes son el producto de lo que se suele llamar una Generación de Desorden de Estrés Post Traumático [...] Al no sentirse respetados, estos jóvenes quieren salir de la reserva, pero no cuentan siempre con el coraje suficiente para salir porque temen que tampoco tengan lugar en la ciudad (UNICEF 2012, 146).
Parece haber una carencia de herramientas o mecanismos de afrontamiento ante el choque cultural, dando como resultado, un trauma colectivo ante la dificultad de asimilación y entendimiento, debido a la violencia con la que los cambios llegan a las comunidades. El estudio aclara que no se debe entender el suicidio como la inserción de lo nuevo, cuya respuesta debe ser un abordaje que busque la recuperación del pasado como un fin en sí mismo; sino, asumir una posición ante la «hibridación» de las sociedades actuales, buscando construir formas en que las culturas se combinen, sin que sea violento para las nuevas generaciones.
Justamente el estudio cuantitativo realizado por el Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses en Colombia muestra que «para los jóvenes (los más afectados) poder hablar y ser escuchados fue importante. La apreciación obtenida después de escuchar sus intervenciones, es que la difícil situación por la que atraviesan tiene que ver con los problemas que están viviendo, debido al deterioro ambiental de sus espacios de vida, que significa una disminución de sus recursos (madera, cacería, pesca), a la fuerte colonización de sus territorios y presencia de actores armados que han traído también violencia, desplazamiento, confinamiento, asesinatos, desarraigo y migración, situaciones que han conducido a una parálisis de la vida social y económica» (2015, 22).
La cita anterior resalta un aspecto fundamental a la hora de plantear una intervención, dejando claro que lo importante no sólo es conocer los factores de riesgo o protección de las y los adolescentes, sus problemáticas estructurales e individuales o los abordajes desde diversos paradigmas o disciplinas; sino el brindar una escucha a sus soluciones, sus deseos y posibilidades.
En esta línea, el estudio de la UNICEF (2012) plantea una serie de recomendaciones pertinentes de tener en cuenta para el abordaje en comunidades como las de Talamanca y en la escucha de las personas jóvenes, para poder facilitar soluciones desde su cosmogonía, deseos, intereses y en relación a sus posibilidades:
Cada cultura tiene sus propias categorías respecto a la salud y la enfermedad y cualquier medida a tomarse en relación con jóvenes y niños indígenas debe pasar necesariamente por un proceso de consulta previa, libre e informada. De hecho, tal vez la recomendación más importante es la de impulsar procesos que conduzcan a que la propia comunidad se apropie del problema, lo somete a reflexión y pruebe y establezca las estructuras y mecanismos necesarios para llevar a cabo una solución sostenible y duradera del problema. Cuanto mayor control tenga la comunidad, más certeros serán los análisis y menos riesgosas las decisiones (UNICEF 2012, 209).
Pérez define la cosmovisión indígena como «el conjunto de creencias, saberes y prácticas que se desarrollan de forma dinámica en una comunidad determinada, y que su sistema se fundamenta en relación con su entorno ecológico y cultural y, su memoria histórica-social» (
En la Cosmovisión Bribri, la realidad significa conexión entre todo lo existente, toda la naturaleza es sagrada y todo lo que hay en el mundo tiene vida y tiene un orden:
Un árbol, dentro de la cosmovisión indígena, es un hermano, un ser viviente, sólo si verdaderamente lo necesitamos, por razones muy justificadas para la sobrevivencia o porque así lo requieren las enseñanzas de Sibö y será necesario en la función de la curación, de un precepto ceremonial o ritual, respetamos su derecho a vivir, así mismo, con toda planta y todo animal y mineral. No consumimos la naturaleza por el mero hecho banal de lucro o de la estética mal entendida, no adquirimos una nueva silla porque la que teníamos pasó de moda. El blanco ve un árbol sin percatarse del ser viviente que este es, sino que pareciera que su percepción sólo está capacitada para traducir todo lo material en billetes, ve muchísimos billetes pegados al árbol. No se da cuenta de que es la casa de muchísimos seres vivientes, de que es un ser vivo que da frutos y se regenerará en el círculo de la naturaleza, tiene derecho a heredar futuras generaciones de su especie en este plantea, no percibe que las ramas son medicinales, que sus flores y frutos son fuente de vida de mariposas, pájaros y otros seres que tienen derechos al igual que el humano sobre este planeta (Morales 1969, referido por
Por tanto, el valor de la vida se enfoca en todas las dimensiones, saberes y haceres. La vida se sostiene desde el principio del equilibrio, en el cual cada elemento de la vida es sagrado «en esta visión de mundo la relación ser humano-naturaleza se entiende como uno solo, es decir el ser humano es parte de la naturaleza y viceversa, ambos se encuentran en el mismo nivel, de manera que si se afecta a la naturaleza efectivamente existirán efectos sobre la persona misma» (Morales 2009, 12).
Al situar en estos principios de vida la problemática del suicidio, no es posible de significar como algo propio, ya que la Cosmovisión Indígena Bribri parte de la máxima que
El concepto de suicidio no existe como categoría lingüística, ni de vida, dentro de la cultura indígena Bribri. La noción de muerte implica el regreso al origen, al inframundo; pero cuando la muerte es inducida, el espíritu no puede hacer el regreso:
En esta complejidad se intenta entender los factores incidentes de suicidio en el territorio indígena Bribri.
Para situar las implicaciones psicosociales del suicidio en el territorio indígena Bribri, es importante contextualizar su historia de resistencia. Como se indicó anteriormente, las investigaciones en Latinoamérica sobre suicidio en poblaciones indígenas, establecen una relación directa con violencias sociales, políticas, económicas y culturales.
Al igual que otros pueblos indígenas, el territorio Bribri también está atravesado por una historia de violencia sistemática y despojos colonialistas. La aproximación a estos momentos históricos es fundamental para elaborar una lectura crítica y analítica de los factores incidentes del suicidio. En este sentido,
El primer momento lo sitúa de 1500 d.C., hasta la segunda mitad del siglo XIX, en el que se ubican los intentos de dominación español, a través de misiones y de la guardia colonial. Este período, que abarca casi tres siglos, representa para el pueblo indígena Bribri su primer momento de resistencia para salvaguardar su vida, su cultura, su política, su identidad y su Cosmovisión.
El segundo periodo es situado por el autor en la segunda mitad del siglo XIX, con la llegada de una nueva forma de opresión a través del capital. La intrusión de la compañía bananera United Fruit Company (UFCO), que planteó una nueva amenaza de dominación occidental; «en esta nueva modalidad en el enfrentamiento de la cultura tradicional bribri con la cultura occidental estaba mediada por la introducción de la tecnología: maquinaria, ferrocarriles, caminos de penetración y puentes lo que trajo consecuencias graves para los indígenas, como la imposición de una nueva forma de trabajo, la contratación “libre” de mano de obra y el “salario”» (
El tercer periodo identificado por el autor, se ubica desde 1950 hasta la actualidad, el cual se da con la llegada del Estado y su imposición de ordenamiento social, legal y cultural. Este periodo «se caracteriza por instauración del sistema educativo formal, el fortalecimiento de la presencia de “nuevas religiones”, la imposición de las políticas comunales, la presencia de la policía y el desarrollo de exploraciones petroleras en el área con serias implicaciones para las comunidades indígenas. Igualmente, se trata de definir la situación legal de estos territorios al declararlos reservas indígenas» (
En estas violaciones se ponen de manifiesto la negación de la pertenencia al propio país ya que, para esta época, las personas indígenas no eran consideradas ciudadanas costarricenses. Es hasta 1991, producto de la movilización popular indígena, que se aprueba la Ley 7225 para otorgar ciudadanía a los pueblos originarios.
La presencia estatal en los territorios indígenas ha mantenido un corte asistencialista que, lejos de potenciar su autonomía, ha promovido: dependencias, debilitamiento de la fuerza organizativa y procesos de transculturación y aculturación. Sin embargo, en medio de este contexto, la reivindicación de las organizaciones indígenas sobre los derechos de los pueblos originarios, ha sido una de las principales vías de resistencia, respaldada en el Convenio 169 del 27 de junio de 1989.
Como puede observarse, la historia del territorio indígena Bribri está atravesada por intentos sistemáticos de usurpación y colonización, que han derivado en un proceso de lucha y resistencia permanente.
Los procesos socio-históricos de exclusión, desigualdad y violencia, han zanjado una herida a nivel social que ha derivado en procesos de aculturación. Este término hace referencia a las transformaciones e impactos culturales surgidas cuando dos o más sistemas de tradiciones entran en contacto y choque (
Cuando se habla de aculturación, se hace referencia a algo que se pierde o transforma, de un contacto donde una de las dos culturas tiene la posibilidad de ejercer mayor poder sobre la otra. De esta confrontación, pueden derivarse las siguientes estrategias de afrontamiento: «integración o biculturalismo, la cual representa fuertes vínculos con ambas culturas; asimilación que se refiere a la identificación exclusiva con la cultura dominante; separación la cual indica una fuerte identificación con el propio grupo y el rechazo al contacto con otros grupos, y marginalización, referida a la imposibilidad de establecer vínculos ni con el grupo de referencia, ni con la cultura dominante» (Smith 2002, 76).
Las consecuencias psicosociales de la aculturación dependen del nivel de contacto o confrontación. En el caso del territorio indígena Bribri, los procesos de violencia han sido profundos y sistemáticos y esto ha incidido en una cristalización social del sufrimiento. A este fenómeno se le denomina
El suicidio, desde un enfoque psicosocial, rompe con la patologización y se platea como un fenómeno social que apunta a una herida relacional. La conceptualización de
Etimológicamente trauma significa herida, por tanto, cuando se hace referencia a lo psicosocial, se entiende el trauma como una herida socialmente producida, que provoca daño en las subjetividades. Por tanto, en el trauma psicosocial: «(a) La herida ha sido producida socialmente, es decir, que sus raíces no se encuentran en el individuo, sino en la sociedad y (b) que su misma naturaleza se alimenta y se mantiene en la relación entre el individuo y la sociedad» (Martín Baró 1990, 78).
Para el autor se trata de la materialización en las personas del sufrimiento de las relaciones sociales, que se entiende como
En este sentido, desde la reflexión sobre esta herida en la centralidad del territorio y su impacto en el tejido social comunitario, se identifica una condición de impotencia en la capacidad de actuación. Esta se caracteriza, por un lado, por el reconocimiento de la angustia y el dolor que genera la muerte de las personas jóvenes; y por otro, el advenimiento de una especie de parálisis que imposibilita cualquier posibilidad de hacer:
A nivel comunitario, las percepciones sobre los factores incidentes de las personas representantes institucionales coinciden con las de las personas representantes de las organizaciones comunitarias:
Acceso tecnológico sin factores de protección: la entrada masiva de información y el acceso a realidades distintas, aporta modelos y formas de vida que genera tensión entre «lo propio y lo ajeno», «lo nuevo y lo viejo». El desconocimiento tecnológico por parte de los padres, dificulta las posibilidades de regular qué es lo que se mira: «
Desintegración familiar, violencia doméstica y débil comunicación familiar: estas características lastiman las posibilidades de las personas jóvenes de sentirse acompañados: «
Desvinculación de la cosmovisión indígena, del sentido comunitario y la vida espiritual, lo que incide en que «no se resiste a las presiones»:
Apropiación de ideas y valores que vienen de afuera, que crean rupturas con la propia Cosmovisión:
Imposición de leyes sikuas que irrespetan los principios y las leyes indígenas Bribris: «
El consumo de drogas como otra forma de muerte y autodestrucción:
Por su parte, para las personas entrevistadas especialistas en Cosmovisión indígena Bribri (
Imposición de la educación
Proliferación de religiones que imponen su verdad y no respetan la cosmovisión Bribri.
Imposición de formas culturales
Leyes
Al respecto, uno de los awa indígena Bribri sintetiza con suficiente claridad:
Para realizar un análisis de las impresiones de estos grupos es necesario recordar que, en la Cosmovisión Bribri, la realidad significa conexión entre todo lo existente: toda la naturaleza es sagrada y todo lo que hay en el mundo tiene vida y debe ser respetado. Desde esta noción de interconexión es que se entiende que la unidad Bribri es el «sujeto comunitario» (Morales 2009), lo individual no es una condición posible, se parte de la noción de que «todos somos familia», por tanto, la afectación de uno, es la afectación de todos.
Desde estos principios, el suicidio no es un acto posible y se vuelve impensable la muerte como decisión personal. Por tanto, las explicaciones en este nivel sobre porqué las personas jóvenes hacen un pasaje al acto de muerte, están asociadas a una imposición de una forma de ser
En el caso de las personas jóvenes que participaron del proceso, estas asocian los factores incidentes a consumo de drogas, problemas familiares y desintegración familiar; debilidades de comunicación y comprensión por parte de padres y madres, problemas de pareja, falta de apoyos para afrontar problemas, falta de vida espiritual y falta de referentes de escucha.
Asumir estas percepciones como los únicos factores incidentes del suicidio, no permite un análisis crítico de sus dimensiones psicosociales. En el suicidio siempre hay algo anterior a estas manifestaciones, que provocaron su aparición y mantenimiento (
Para entender que es «lo anterior», es necesario hacer un análisis de la historia de resistencia indígena Bribri. Como se apuntó en apartados anteriores,
El análisis conduce a pensar que hay otra amenaza actual con otras manifestaciones, tensiones y rupturas: la globalización. Esta se entiende como un proceso de transformación económico, tecnológico, político y cultural; que implica relaciones de desigualdad y mecanismos de inclusión y de exclusión, de integración y de marginación (
Específicamente, y con respecto a las transformaciones culturales,
En este sentido, la ausencia de fronteras y barreras, así como la dinamización de lo global a través de mecanismos tecnológicos, crea procesos de tensión, ruptura y desterritorialización, que pueden devenir en formas de transculturación y aculturación.
Al situar estos procesos de transformaciones en el territorio indígena Bribri, la pregunta que surge es:
Una cultura externa, occidental colonialista, que intenta imponer modelos de vida
Una cultura indígena adultocéntrica entroncada, de cierta manera, en prácticas occidentales de relaciones asimétricas de hegemonía de los adultos sobre las personas jóvenes. Esto instala la percepción de que
Este lugar de vulnerabilidad se profundiza con la falta de escucha, ya que la mayoría de las personas jóvenes entrevistadas afirmaron no sentirse escuchados por los adultos y no encontrar lugar para el reconocimiento de sus contradicciones. Entonces, si los jóvenes se encuentran en medio, jaloneados de un lugar a otro, entre el rechazo de afuera y el rechazo de adentro, entre la continuidad y la discontinuidad, nuestra pregunta debe ir dirigida a pensar qué posibilidades quedan para estas personas jóvenes.
Se entiende desde este lugar de desconexión, que el suicidio es la materialización de la muerte social y cultural previa. Ya que cuando no hay conexión con lo identitario-cultural del ser Bribri y con los vínculos afectivos de las personas significativas, no hay posibilidad de relacionarse con la vida:
A pesar del manifiesto debilitamiento cultural en la población indígena, producto de los procesos sistemáticos de violencia y aculturación, en el proceso de investigación se logró identificar en las personas jóvenes valores de orgullo con la pertenencia cultural:
El reconocimiento de estas identificaciones en las personas jóvenes, son centrales para identificar fuerzas de resistencia, que posibilitarían la construcción de «un linde» o «tercer lugar», no desprovisto de la desconexión cultural y vincular, sino poblado de la construcción del sentido desde lo ancestral y lo identitario Bribri.
El recorrido hecho por este estudio se suma a otras investigaciones que encuentran que el suicidio es la expresión de un trauma psicosocial, zanjado por prácticas sistemáticas de colonización que han incidido en el debilitamiento de las identidades culturales y de la construcción subjetiva indígena.
Los resultados de la investigación revelan que los factores incidentes del suicidio en el territorio indígena, están vinculados con este daño entendido como un trauma psicosocial asociado a procesos de intensa violencia política, social, cultural y económica. Encontramos que, en el caso del territorio indígena Bribri, el sufrimiento generado por estas prácticas violentas se ha transformado en autodestrucción y en el pasaje al acto suicida.
El suicidio es un fenómeno multicausal. En esta situación, el pasaje al acto no está directamente vinculado con terminar con la vida, sino con la finalización de un sufrimiento que resulta insoportable. Los factores incidentes en el territorio indígena Bribri, se asocian como rupturas de vínculos significativos (la familia, los pares, lo comunitario), exclusión, violencia y debilitamiento cultural donde, incluso la palabra «suicidio», es una nominación ajena e irruptora.
Sumado a esto, en las entrevistas realizadas, se puede determinar una desconexión del lazo social entre las personas adultas y las personas jóvenes. Esto ha actuado en detrimento de las posibilidades de apoyo para las personas jóvenes, quienes viven en tensión entre dos lugares que se presionan: un entorno globalizante ajeno a su territorio y un llamado a la cultura desde una demanda adultocéntrica.
Sin embargo, en medio de estas rupturas e inexistencias, también se concluye que las posibilidades de una nueva resistencia están situadas en recursos presentes en el territorio indígena Bribri; que exigen la construcción de puentes de escucha, diálogo y reencuentro cultural entre las personas mayores y las personas jóvenes indígenas Bribris:
En el vínculo como factor de protección por excelencia y de conexión con la vida.
En el fortalecimiento de lo cultural, del
Con base en estos dos hallazgos, se sugiere realizar abordajes comunitarios desde una praxis política, basada en la construcción de relaciones humanizantes que despierten lo humano:
La prevención del suicidio se basa en la previsión (
Esta ruta sólo será posible si estos hallazgos reivindican los saberes ancestrales y posibilitan la construcción colectiva de otros nuevos que construyan, entre ese «adentro» y ese «afuera», una posibilidad de resistencia como un lugar propio, que posibilita la re-existencia.
Esta investigación contó con el apoyo del equipo de asistentes: Bach. Mariana Alpízar Guerrero, Bach. Ana María Jiménez Hidalgo y Bach. Eugenia Murillo Fonseca (mencionados por orden alfabético según su apellido).
Los awapas son los médicos y sabios indígenas Bribris, en tanto que los y las kekepas son las personas Mayores, no por edad, sino por sabiduría.
Todas las entrevistas fueron confidenciales y los nombres de los entrevistados se han ocultado por mutuo acuerdo. Para la referencia, se utiliza el cargo.