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Procesos comunitarios y psicosociales vinculados al terremoto de Nicoya, Guanacaste, del 5
de setiembre de 2012 en Costa Rica
Community and Psychosocial Processes Related to the Nicoya, Guanacaste earthquake on
September 5th, 2012 in Costa Rica
DOI 10.15517/rr.v99i2.38614
Marco Eduardo Carranza Morales
1
Jimena Escalante Meza
2
1
Escuela de Psicología, Universidad de Costa Rica, Costa Rica, marcos.carranzamorales@ucr.ac.cr
ORCID https://orcid.org/0000-0001-6437-0586
2
Escuela de Psicología, Universidad de Costa Rica, Costa Rica, jimena.escalantemeza@ucr.ac.cr
ORCID https://orcid.org/0000-0002-3693-4249
Fecha de recepción: 12 de agosto del 2019 Fecha de aceptación: 4 de junio del 2020
Resumen
Introducción
El presente artículo surge a partir de un proyecto de investigación que se desarrolló en varias
comunidades de la Península de Nicoya tras el terremoto del 5 de setiembre del 2012. Dicho
proceso de investigación también se articuló como parte del seguimiento comunitario y abordaje
que realizó la Brigada de acompañamiento psicosocial en situaciones de emergencias y desastres
de la Escuela de Psicología al momento del evento. Particularmente se presenta la experiencia
desde la memoria colectiva de la comunidad de Santa Teresa de Cóbano, Puntarenas.
Objetivo
Conocer las implicaciones psicosociales y subjetivas a nivel comunitario que surgen a partir del
evento antes, durante y después del mismo, a través de la construcción de la memoria colectiva.
Metodología
La metodología utilizada fue de corte cualitativo, partiendo de la construcción de la memoria
colectiva. Se utilizaron como técnicas la entrevista, la conversación informal y el dispositivo
grupal.
Resultados y conclusiones
A partir de los relatos, se representa una comunidad compleja en aspectos como los procesos de
apropiación del espacio y sentido de pertenencia, especialmente por la dinámica de convivencia,
diversidad de culturas y nacionalidades (aspecto que se percibe como amenaza para los
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costarricenses de la zona). Asimismo, se pone de manifiesto que el anuncio anticipado del evento
no generó acciones de prevención y, por consiguiente, la atención de la emergencia fue
improvisada; aun hasta el momento en que el proyecto se vincula, no existen acciones de
organización en la materia, las personas de la comunidad expresan gran preocupación acerca de si
un evento similar o mayor pueda generarse en la zona, considerando la gran cantidad de turistas
que la visitan y la ausencia de herramientas organizativas para hacerle frente.
Palabras clave: Comunidad, Desastres, Organización comunal, Memoria colectiva, Implicaciones
psicosociales.
Abstract
Introduction
This article is the result of a research project developed in some communities of the Nicoya
peninsula after the earthquake on September 5th, 2012. It follows the work performed by the
Brigade of psychosocial accompaniment in case of emergencies and disasters (BAP) of the
Psychology Department of the UCR, immediately after the event took place. It also presents the
concrete results of the community of Santa Teresa of Cóbano, Puntarenas.
Goal
Acknowledge the psychosocial implications, as well as the subjective aspect at a community level
in the Nicoya peninsula, which arise before, during, and after the earthquake on September 5th,
2012.
Methodology
The methodology used was qualitative, implementing as techniques interviews, informal
conversations, and group dynamics to approach the construction of collective memory in
communities.
Results and conclusions
Results show a complex community dynamic in space appropriation and sense of belonging, due
to the coexistence of diverse cultures and nationalities, which are perceived as a threat by Costa
Ricans in the area. Likewise, it is revealed that the anticipated announcement of the event did not
generate preventive actions in this community and that the attention during the emergency was
improvised. Also and even to the moment of the research project, there are no organizational
actions in the matter, despite of the concern about the implications that a similar or greater event
can generate in the area. This concern increased considering the number of tourists and the lack of
organizational tools to address similar events.
Keywords: Community, Disasters, Community organization, Collective memory, Psychosocial
implications.
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Introducción
La Brigada de Acompañamiento Psicosocial (en adelante la Brigada), es parte del proyecto de
extensión docente ED-74 Acompañamiento Psicosocial en situaciones de Emergencias y
Desastres, de la Escuela de Psicología y que funciona desde 1996. El trabajo se realiza en el ámbito
comunitario, dando apoyo a las poblaciones afectadas en una situación de desastre, brindando una
intervención en crisis de primer orden y facilitando la participación en procesos de capacitación y
fortalecimiento para la organización comunitaria, tanto al momento del evento como en los
procesos de recuperación.
El ED-74 busca integrar las tres actividades sustantivas de la Universidad de Costa Rica (UCR):
la docencia, la investigación y la acción social, específicamente a partir del eje temático de la
atención psicológica en situaciones de emergencias y/o desastres y la organización comunitaria.
Lo anterior se desarrolla dentro de la Escuela de Psicología, por medio de las siguientes actividades:
el área de docencia se desenvuelve a través del Módulo de Psicología de la Organización
Comunitaria y el Módulo Sobre Psicología y Atención de Situaciones de Desastre; el área de
investigación comprende proyectos y trabajos finales de graduación derivados de los procesos de
acompañamiento a comunidades y, por último, se complementa el trabajo de acción social de la
Brigada con el Trabajo Comunal Universitario-550: Gestión para la reducción del riesgo en
comunidades amenazadas del país, cuyo énfasis es la prevención. Es importante destacar que este
último nace en el año 2008 con el fin de acompañar procesos comunitarios que fortalezcan el
trabajo de prevención y preparación ante emergencias y desastres de distintas comunidades del país
que se encuentran en situaciones de riesgo.
El presente artículo se centra en el terremoto ocurrido el 5 de setiembre de 2012, en la región de
la península de Nicoya, Costa Rica, y que tuvo una magnitud de 7.6 Mw. Dicho evento fue sentido
en toda América Central y se reportaron daños estructurales y colapso de edificaciones en las
localidades de Nicoya, Liberia, Cañas, Tilarán, Puntarenas, Grecia, Sarchí y Naranjo.
Según Linkimer et.al (2013), después del terremoto de Limón en abril de 1991 (Mw 7.7), el del
5 de setiembre de 2012 podría ser catalogado como el segundo más fuerte sucedido en territorio
nacional desde el inicio de las mediciones instrumentales (iniciadas en la década de 1970), por
parte de las entidades que hoy conforman la Red Sismológica Nacional: la Universidad de Costa
Rica y el Instituto Costarricense de Electricidad (RSN: UCR-ICE).
Tras este evento, la Brigada realizó un acompañamiento psicosocial que, por disposición de la
Comisión Nacional de Prevención de Riesgos y Atención de Emergencias (CNE), se realizó en las
comunidades del cantón de Santa Cruz y Nicoya de la provincia de Guanacaste y del cantón de
Puntarenas, en la provincia del mismo nombre. Dicha intervención tuvo como principales objetivos
acompañar a las personas afectadas por el terremoto, disipar rumores y temores, así como contribuir
con la organización comunitaria de preparativos y respuesta para fortalecerlos ante posibles
eventos.
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Durante dicha intervención participaron, junto con la Brigada, miembros de la RSN: ICE-UCR
y del Programa Información científica y tecnológica al servicio de la prevención y mitigación de
desastres (PREVENTEC).
Como parte de las acciones de seguimiento, en el año 2014 se inició un trabajo en conjunto entre
la Brigada, el TCU-550 y PREVENTEC en las comunidades que fueron atendidas en el 2012 según
designación de la Comisión Nacional de Prevención de Riesgo y Atención de Emergencias (CNE).
Este equipo pretendió trabajar en conjunto con estas comunidades para evaluar el seguimiento
de la intervención del 2012 y así crear estructuras comunitarias con recursos y capacidades para la
prevención y la atención de emergencias y desastres. Como parte de este seguimiento, y a fin de
vincular aún más la acción social, docencia e investigación, se construyó el proyecto de
investigación «Crónica de un terremoto anunciado: la reconstrucción de la memoria colectiva sobre
el terremoto de Nicoya del 5 de setiembre del 2012», del cual parte este artículo.
En ese sentido, con el proyecto de investigación se buscó comprender estas implicaciones en
los tres momentos determinados, de manera que se establece: el antes, que comprende el periodo
previo al evento del 2012, es decir, desde la década de los noventa hasta el 5 de setiembre del 2012.
Lo anterior se debe a que dicho terremoto había sido anunciado en el país por parte de especialistas
en sismología, quienes hablaron de la posibilidad de presentarse un evento de gran magnitud en la
zona en razón de la historia geológica que planteaba un ciclo de repetición de 50 años para estos
eventos.
También se propuso conocer las repercusiones que esta advertencia hecha varias décadas antes
de la manifestación del terremoto pudo tener en los procesos de preparación y organización
comunitaria, así como en la salud mental de las personas que habitan las localidades. Es decir, ¿qué
significó para la población vivir cotidianamente con la amenaza de un terremoto de gran magnitud
en la zona?
El durante se establece como el momento exacto de la manifestación de la amenaza, es decir, el
5 de setiembre del 2012, así como las primeras 72 horas posteriores a la emergencia. Para esto se
planteó conocer cómo las diferentes organizaciones enfrentaron la situación en materia de atención.
También se buscó una aproximación a las experiencias de las comunidades afectadas, en el
momento del terremoto y ante la alerta de un posible tsunami.
Por último, el después abarca los meses y años posteriores al evento, tiempo en el cual se ponen
en evidencia los procesos de recuperación y de organización comunitaria frente la información de
la no liberación de toda la energía sísmica en el evento del 2012 y, por consecuencia, la posibilidad
de que podrían presentarse nuevos eventos similares en magnitud en estas mismas localidades.
Finalmente es necesario enfatizar que, aunque el proyecto de investigación abordó tres cantones
de la Península de Nicoya, en este artículo se presentan solamente los resultados del cantón de
Puntarenas, en específico de la comunidad de Santa Teresa de Cóbano.
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Metodología
Se planteó realizar esta investigación desde una aproximación metodológica de corte cualitativo
pues, retomando a Salazar (2003), este proceso se entiende como una «maquinaria inventada», que
permite mirar y acercarse a lo social, donde el sujeto se piense como colectividad; reflexionando
sobre sus vínculos, formación, organización, discursos, conflictos, atravesamientos sobre los
eventos y modos de afrontarlos, intentando una verdadera escucha de todo el material que surge
ante esta propuesta que permita una elaboración de mismos como sujetos por parte de quienes
participan en el proceso de la investigación, considerando así el conocimiento como una
construcción colectiva de saberes.
Por tanto, se desarrollaron dispositivos de recuperación de la memoria grupal para construir su
memoria sobre un acontecimiento intenso vivido y, que implica, una manera común e individual a
la vez de percibir el medio ambiente y una estrategia compartida de creación de significaciones
que apuntan a la transformación de su realidad (Robles et al. 2011).
Además, la importancia del trabajo desde la memoria colectiva recae en que no solamente
reconstruye la experiencia, sino también permite interrogarse sobre la misma para pensar el pasado
en vinculación directa con el presente y el futuro como una realidad social en construcción por
estos mismos sujetos.
Técnicas:
Las técnicas utilizadas en este proceso fueron las siguientes:
Dispositivos grupales
Se entiende al grupo como un «proceso dinámico y activo, en donde se dramatiza la
subjetividad, pero donde se trasciende la individualidad» (Vilar 1990, 100). De allí que se
consideren los encuentros grupales como un instrumento adecuado para la investigación e
intervención de la reconstrucción de la memoria sobre el terremoto.
En los dispositivos grupales de recuperación de la memoria colectiva, interesó conocer la
significación de la experiencia y cómo se fue transformando la subjetividad antes, durante y
después del evento. Para esto se intentó, a partir de la escucha de cada participante de las
comunidades, construir una memoria colectiva, la cual es mucho más amplia y general que lo que
cada individuo puede aportar desde sus recuerdos particulares.
Esta recuperación de la memoria se considera un instrumento privilegiado, ya que trabajar la
memoria colectiva no es un modo de reconstruir acontecimientos, sino de resignificar la
experiencia. La memoria colectiva permite dar cuenta de la constitución como sujetos y de su
realidad social.
En Cóbano se desarrollaron dos dispositivos grupales con el Comité Municipal de Emergencias.
El primer dispositivo tuvo el objetivo de reflexionar sobre lo sucedido con el evento antes, durante
y después a partir de una guía de preguntas. Para el segundo, se utilizó como base los resultados
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sistematizados del primer dispositivo para validar la información y generar nuevas reflexiones y
material sobre el tema.
Específicamente en la comunidad de Santa Teresa, se ejecutó un dispositivo grupal con la
Asociación de Desarrollo, uno con la Escuela, uno con el Colegio y uno más abierto para las
personas de la comunidad.
Entrevistas a profundidad
Se entrevistó a personas adultas que han vivido en Santa Teresa desde que se fundó, o que al
menos lo haya hecho su ascendencia directa, con tal de conocer sobre el origen de la comunidad,
algunos eventos históricos ocurridos en la zona y estrategias que se utilizaron para enfrentarlos.
Finalmente, se contemplaron las experiencias familiares y comunitarias antes, durante y después
del terremoto del 2012.
De acuerdo con Gaínza (citado por Canales 2006, 220), este tipo de entrevista es una técnica
social, en la cual se pone «en relación de comunicación directa cara a cara a un
investigador/entrevistador y a un individuo entrevistado, con el cual se establece una relación
peculiar de conocimiento que es dialógica, espontánea, concentrada y de intensidad variable». En
este caso, estuvo compuesta de preguntas abiertas, a través de las cuales se dirige el proceso que
permite la obtención de la información.
Conversaciones informales
En este proceso también fueron muy importantes las conversaciones informales generadas con
hombres, mujeres, adolescentes, niños y niñas, deres comunitarios, miembros de comités
municipales y comunales de emergencias. La elección de esta técnica se fundamenta en la
propuesta de González (2007, 32), la cual reivindica los sistemas conversacionales puesto que
«permiten al investigador descentrarse del lugar central de las preguntas para integrarse a una
dinámica de la conversación, que va tomando diversas formas, y es responsable de la producción
de un tejido de información que implique con naturalidad y autenticidad a los participantes».
Se optó asimismo por las conversaciones informales ya que estas se configuran en
«interacciones verbales más cotidianas y naturales (en el trabajo de campo: sobre cosas vistas o
escuchadas), pero intencionadas a lograr interacciones más intensas y prolongadas» (Gaínza, citado
por Canales 2006, 229).
Integración
Para integrar la información obtenida en las diferentes técnicas, se organizó el material mediante
categorías y subcategorías, elaboradas a partir de ciertos tópicos que, como señala Cisterna (2005),
pueden ser construidos a priori o derivados de emergentes propios del proceso de recopilación de
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información, dado que su aparición es constante o son significativos para la comprensión del
fenómeno investigado.
Finalmente, la información se validó con las personas participantes en diferentes momentos
mediante la discusión y reflexión conjunta.
Resultados
A continuación, se presentan los principales resultados de la investigación. Están organizados
de acuerdo a las principales categorías generadas a partir de la construcción de la memoria
colectiva:
Sobre la comunidad de Santa Teresa: procesos psicosociales en su conformación y la
posibilidad del terremoto
Las personas de la comunidad de Santa Teresa de Cóbano relatan diversas historias sobre el
surgimiento de la localidad. En las entrevistas, sus habitantes más antiguos señalan que el inicio
puede estar ubicado en la década de los setenta u ochenta, o sea, hace 40 o 50 años.
No se tiene mucha claridad sobre el dueño original de las tierras que los y las habitantes tomaron
luego con los años; sin embargo, se señala que eran terrenos de un extranjero. Algunas personas
narran que eran dos estadounidenses, mientras que otras narraciones hablan de que eran tierras de
Somoza: «Cuando nosotros nos metimos acá no había nada, nos dijeron que nos metiéramos porque
era una finca abandonada, esta finca era de ese Somoza, antes de la guerra esto era de Somoza, el
de Nicaragua, como él era el que más había comprado, como cinco fincas estaban abandonadas, o
fincas perdida (Flores, P, comunicación personal, 7 de julio de 2017). «Tiene conocimiento de
eso, allá por los años de los 80, esta era una finca desde allá por Manzanillo, una finca de más de
2000 hectáreas, y estaban dos gringos, dos gringos eran los dueños de todo esto. Pero resulta que
un gringo se murió, entonces quedó el otro gringo, y el otro gringo también se fue, entonces
quedaba la finca así» (Esquivel, J., comunicación personal, 7 de julio de 2017).
Como se evidencia, los procesos de migración llevaron a costarricenses a apropiarse de
terrenos de personas extranjeras. Proceso que paradójicamente más adelante se invierte cuando,
con el pasar de los años, van llegando nuevas poblaciones extranjeras a la comunidad (como
estadounidenses y nicaragüenses) en busca de trabajo y con la intención de invertir en la zona, lo
cual es visto como amenaza para las personas locales.
Así bien, en estos diálogos se construyen versiones de lo sucedido, lo cual es atravesado por la
experiencia y la resignificación. En ese sentido este tipo de reconstrucción es como la plantean
Robles y Soto (2009, 14) al señalar que «nos referimos a una reconstrucción como resignificación
del pasado, con su dosis de ficción y mito y también de todo ese material creativo e imaginativo
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que los colectivos producen para explicarse su mundo, su realidad, para darle sentido a su
cotidianidad».
De esta manera, esta construcción de las memorias cumple una función organizadora, en el
sentido de organizar los imaginarios sociales que se generan a la luz de una experiencia subjetiva
desde un nivel colectivo y que se carga de prácticas y discursos permanentemente.
Con respecto a la dinámica de ocupación, se señala que las primeras personas que habitaron la
comunidad fueron generando los caminos y puentes que, según se señala, se realizó con dinero que
recogían de la organización de actividades comunitarias «cuando nosotros entramos aquí no había
nada, ni camino, por el camino sólo veníamos nosotros, hacíamos fiestas, carreras de caballos para
recoger fondos para hacer el camino» (Flores, P., comunicación personal, 7 de julio de 2017).
De ese modo, la comunidad se organizó para hacer mejoras y construir las calles. En ese
momento se convocaron y juntos se organizaron, «rompimos la montaña para hacer caminos,
contratamos maquinarias, Don J. [sic] tenía una máquina y nos hizo unos pozos. Esto fue muy
importante porque hasta el día de hoy podemos usarlos y con el tema de la sequía a veces tenemos
poco recurso hídrico y la quebrada de donde se traía el agua se secaba, teníamos que ir cada vez
más arriba de la quebrada para poder traer el agua, los pozos facilitaron esta tarea» (Barrantes, D.
y Mejía, C., comunicación personal, 8 de marzo de 2017).
Lo anterior permite entender que centrarse en la memoria como herramienta colectiva, significa
no pensarla como una historia o una cronología puesto que, como plantea Halbwachs (1995, 213-
214) la memoria colectiva se distingue de la historia dado que la primera «es una corriente de
pensamiento continuo, con una continuidad que no tienen nada de artificial, puesto que retiene del
pasado sólo lo que aún está vivo o es capaz de vivir en la conciencia del grupo que la mantiene.
Por definición, no excede los límites del grupo». La historia se construye como universal, singular
u homogénea, mientras que las memorias son plurales y no tienen principio de «verdad», sino que
atraviesan las experiencias de los colectivos.
En otras palabras, las narraciones de los colectivos no pueden ser comprobadas ni corroboradas,
sino que se construyen en un momento y contexto social particular. «Narrativas y prácticas que no
serán descripción fiel de lo ocurrido, sino ejercicio pleno de la creatividad humana, de la capacidad
de construir y reconstruir permanentemente significados que hagan emerger cosas distintas a las
que había. Es desde ahí, precisamente, que hablamos de la constitución de sujetos y de sujetos
colectivos» (Robles y Soto, 2009, 10).
Teniendo esto en cuenta, se evidencia que para las personas entrevistadas es importante cómo
en conjunto se pueden construir espacios relevantes a nivel comunitario, como la escuela: «La
escuela tiene como 20 años de estar funcionando, la construimos entre todos, los vecinos ayudaron
a construir un rancho para que dieran clases, vinieron 2 profesores, estuvimos muy orgullosos
porque fue algo hecho por el pueblo, los profes venían desde Esparza, así como hicimos en la
escuela también montamos la plaza un señor donó las tierras». (Barrantes, D. y Mejía, C.,
comunicación personal, 8 de marzo de 2017)
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Además, mencionan que las principales actividades económicas en sus inicios giraron alrededor
de la agricultura, a diferencia de la actualidad, cuando predomina el turismo: «Yo trabajé en
agricultura, agricultura [sic], más que todo agricultura. Pero había crisis de agua, y no había
tanto; pero vino el IMAS y nos daba tantos subsidios. Muy difícil lo del agua, íbamos a la quebrada
del Carmen, por allá, la primera quebrada por allá, nos echábamos agua, echarla en los galones»
(Esquivel, J., comunicación personal, 7 de julio de 2017).
Luego más adelante, en otra entrevista señala «Sí comenzamos a trabajar, arroz, maíz, frijoles,
todo lo guardábamos para comer en el tiempo de invier-verano [sic] que no hay cosecha, no hay
agua, entonces todo eso lo metíamos en bodegas, hacíamos unas chozas de palma, y ahí metíamos,
hacíamos un tabanco y ahí metíamos la comida, el arroz, los frijoles, todo lo cultivábamos aquí.
Ahí, con después al tiempo, ya vino que todos se, nadie compraba arroz, nadie compraba maíz,
nadie compraba nada, entonces se perdían los montones de maíz, no podíamos trabajar» (Ramírez,
R., comunicación personal, 9 de marzo de 2017).
Poco a poco, la zona fue poblándose de turistas de diferentes lugares que una vez establecidos
fueron generando negocios para incrementar la actividad turística. Además, actualmente llegan
muchas personas nicaragüenses en búsqueda de trabajo: «el trabajo, todos ellos vienen a trabajar
aquí, mujeres y hombres andan buscando trabajo, a eso vienen, quieren ganar plata, a eso vienen,
quieren trabaja» (Esquivel, J., comunicación personal, 7 de julio de 2017).
Esto evidencia que la comunidad agrupa gran diversidad de personas de distintas
nacionalidades: «Y nos fuimos así, ya comenzó la gente con el título, comenzó la gente a meterse,
a comprar y comprar, porque usted ve que esto aquí casi todo es de extranjeros, son pocos los ticos
que hay, son puros israelitas, canadienses, de California, de, pura gente extranjera, casi que ya el
extranjero es uno aquí, porque hacen una reunión y aparecen dos o tres ticos ahí y no hay ningún
otro tico» (Ramírez, R., comunicación personal, 9 de marzo de 2017). Enfatizan que la cantidad de
costarricenses se ha ido reduciendo cada vez más. Como lo señalan, parece que la población
costarricense es la extranjera en la zona.
Organización comunitaria previo al evento
Ahora bien, vinculando este tema con el anuncio anticipado del terremoto del 5 de setiembre
del 2012, las personas señalan que «en Nicoya Marino Protti presentó evidencias que habría
grandes posibilidades que se presentara un sismo de gran magnitud en Nicoya, por lo que las
personas lo declaran persona no grata, alegando que les ahuyentaba el turismo con sus
declaraciones» (Dispositivo grupal, 23 de agosto de 2016).
Se nota, en los distintos dispositivos, la existencia de rumores sobre la posibilidad de la
ocurrencia del evento. Sin embargo, este aviso no geneorganización o preocupación para la
mayoría de la población: «se supone que lo habían predicho, nadie hizo nada». (Dispositivo grupal,
26 de agosto 2017)
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Por todo lo anterior es que la reconstrucción de la memoria histórica sobre la conformación de
la comunidad, así como la caracterización de las diferentes dinámicas organizativas y vinculares,
son aspectos importantes de conocer. Esto porque, de alguna manera, dan cuenta también de cómo
las personas se posicionan y organizan frente a las situaciones cotidianas que la comunidad les
demanda, entre ellas el riesgo ante desastres.
Se puede decir que, para el terremoto del 2012, a partir de lo identificado, las personas no se
encontraban preparadas ni organizadas. Actualmente consideran que fue un evento de gran
magnitud y que las consecuencias en infraestructura, como casas y edificios, fue notoria.
Procesos organizativos vinculados a la respuesta ante el evento
Al consultar el Comité Municipal de Emergencias (CME) sobre aspectos que incidieron en la
respuesta al evento, este ente menciona algunas problemáticas que tuvo que enfrentar, dentro de
las cuales se señalan las siguientes:
Previamente
- A nivel preventivo, se dificultaba la participación de las personas en las reuniones de
CME.
- Aparte de las escuelas, en las demás instituciones hay ausencia de acciones y medidas
preventivas.
- Los puentes estaban en mal estado, o había una ausencia total de los mismos.
- Sucedió, y se sigue dando, que los extranjeros se involucran más que los nacionales en
organizaciones comunitarias.
- Otro factor que señalan es que las rutas de evacuación en caso de tsunami están en
propiedades privadas.
- Adicionalmente señalaron la coexistencia de muchas amenazas: sismos, tsunamis,
tornados, deslizamientos, inundaciones, incendios, etc.
- Señalan que algunos líderes comunales muchas veces se oponen o no se involucran en
propuestas para mejorar en temas de organización ante el riesgo de desastres.
- Destacan pensamientos o creencias como «dejarle todo a tatica Dios», que limitan la
participación en los procesos.
En la respuesta:
- Escasez de recursos, por ejemplo, la falta de vehículos para atención de la emergencia.
- Suspensión el servicio del agua, pues el recurso de agua se da mediante bombeo y depende
del servicio eléctrico. Además, las tuberías se dañaron con el terremoto.
- Algunas personas no desalojaron las viviendas, a pesar de que las declararan inhabitables.
- Mucha gente llegó a solicitar ayuda al Comité para resolver situaciones ajenas al evento
en cuestión.
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- La gente llamaba al 9-1-1 por situaciones que no eran emergencias. Por otra parte, hubo
personas que denunciaron la falta de colaboración institucional, pero ante esto el CME
señala que lo que ocurrió fue que no se contaba con los recursos.
- Al momento de la emergencia, tuvieron que atender con la misma cantidad de personal
disponible con el que ordinariamente cuentan en las instituciones (fue hasta una semana
después que recibieron refuerzo).
- Consideran que la gente no entendió que había protocolos a seguir en las instituciones.
- Durante la emergencia, no se logró contar con la presencia de todos los integrantes en las
reuniones del comité.
- La variedad de idiomas y culturas dificultó la comunicación.
Actualmente (al momento de la investigación)
- Santa Teresa experimenta cambios importantes en cuanto a desarrollo, se espera un gran
crecimiento dada la instalación de una nueva tubería, y a que ya existen una serie de
solicitudes de permiso de construcción.
- Refiere que la respuesta del Gobierno ha sido lenta. Hay escuelas que han tenido que
trabajar en pésimas condiciones por daños causados por el terremoto y hasta este momento
están recibiendo ayuda (3-4 años después).
- La mayoría de personas dependían económicamente de la actividad turística. Incluso
actualmente lo siguen haciendo. Por lo que la disminución de la misma les generó un
impacto económico considerable.
Para reflexionar sobre lo anterior, Briones (2005) propone que es fundamental el estudio de las
instituciones sociales, en especial del Estado y su rol frente a los riesgos, así como otros actores
sociales que intervienen en la construcción de la cultura (como iglesia, escuela, medios de
comunicación y sociedad civil). Esto permiticomprender que la percepción social de riesgo
depende de factores sociales, históricos, geográficos y culturales. Y, como se evidencia, dichos
aspectos no son necesariamente considerados en el análisis que muchas veces se plantea desde lo
institucional.
En los dispositivos grupales con el Comité Municipal de Emergencias de Cóbano y las personas
de la comunidad de Santa Teresa, se manifestó claramente cómo al momento del terremoto, así
como en los meses y años posteriores, no se han generado ni desarrollado planes de emergencia,
ni organización para la prevención de distintos eventos (Dispositivo grupal, 23 de agosto de 2016;
Dispositivo grupal, 26 de agosto 2017). Los mayores avances y acciones se han generado en los
centros educativos, pero son insuficientes.
Las personas de la comunidad de Santa Teresa destacan que, en años previos al evento, hubo un
Comité Comunal de Emergencias que desarrolló una serie de acciones en conjunto con una
organización de financiamiento internacional. Sin embargo, esta agrupación dejó de existir y con
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ella se descontinuó el trabajo realizado, lo cual plantea interrogantes sobre el papel de las instancias
privada y externas frente a los aspectos que están quedando descubiertos por el aparato estatal.
Es a partir de esta cooperación con la Agencia de Cooperación Internacional del Japón (JICA)
que, para el año 2017, solamente la escuela de la localidad contaba con una organización eficiente
y clara para enfrentar eventos como el del año 2012 (Dispositivo grupal, 23 de agosto de 2016).
Al respecto las personas entrevistadas señalan que el día del terremoto muchos miembros de la
comunidad se desplazaron hacia las zonas altas del lugar, debido a la alerta de tsunami. Sin
embargo, lo hicieron sin planes establecidos y sin información clara sobre la alerta. Por ejemplo,
las personas (funcionarias y estudiantes) de las instituciones educativas escuela y liceo subieron
a un cerro cercano, sin contar con el hecho de que el mismo al parecer está en una zona de riesgo
por deslizamiento (Dispositivo grupal, 10 de mayo 2017).
Además, relatan que la noche posterior al terremoto las personas durmieron en los cerros y
volvieron a sus viviendas al día siguiente, aun sin tener información clara ni organización
conformada para hacer frente al post-evento o posibles situaciones que se presentaran, «todo
mundo se quedó hablando, eso es lo que veo que hacemos. Decían: dicen que hay que tener agua,
foco, y tener agua, almacenar agua y un foco la luz y no sé qué más [sic] la gente hablaba verdad,
pero la gente ya olvidó» (Ramírez, R., comunicación personal, 9 de marzo de 2017).
En cuanto a los procesos de preparación, al contar con una población extranjera y una inversión
considerable en la actividad turística, es este sector el cual se ha organizado para el desarrollo de
la comunidad y solventar necesidades para la zona, por ejemplo, caminos, administración del agua,
reciclaje, entre otras acciones. «Ese camino es un problema, era un huequerío [sic], que tuvieron
que pagar 15 mil dólares los gringos para arreglar eso, el gobierno no le gusta arreglarlo y ya
comenzaron a hacer la calle más que bien y ya entraban carros; y la gente a vender lotecillos [sic],
a hacer plata, entonces ya fue entrando el gringo y se levantó el luga(Ramírez, R., comunicación
personal, 9 de marzo de 2017). Nuevamente se evidencia cómo el aparato estatal, al dejar
descubiertos aspectos relevantes para la comunidad, abre la posibilidad que desde lo privado se
tomen acciones de mejora, pero que parecen ir en línea también de intereses económicos
específicos.
En esa nea, no es de extrañar que la organización no se vea reflejada para la prevención y
atención de situaciones de desastres en la zona, puesto que al parecer se genera un conflicto entre
el sector de inversión turística en la zona y ciertas organizaciones. El sector turístico manifiesta
reticencias en la prevención, esto a la luz de la preocupación que se presenten temores en turistas
y, por ende, su alejamiento de la zona. Ejemplo de estas preocupaciones son algunas señalizaciones
que tiene la comunidad indicando las zonas de evacuación en caso de tsunamis.
Al respecto, García (2005) retoma la necesidad de comprender el riesgo como una construcción
social que depende del tipo de sociedad, la cual determina las creencias y visiones dominantes
sobre la noción misma. Por tanto, surge la importancia de establecer que las investigaciones
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conozcan las percepciones respecto al riesgo y desde las diferentes colectividades que integran una
comunidad, pues sus visiones e intereses pueden ser muy variados entre sí.
Entonces, explicar la construcción social del riesgo significa conocer los factores que producen
o reproducen dichas condiciones, así como las posibilidades de convertirse en obstáculos para las
acciones orientadas a reducir las probabilidades de daño de los fenómenos naturales. Como plantea
Briones (2005, 17), «este funcionamiento social se basa en aspectos materiales y organizativos
como la economía y la política, así como en aspectos simbólicos y cognitivos como las
representaciones sociales y la percepción del riesgo, ya que la sociedad misma define lo que
considera seguro y riesgoso en el contexto de su cultura, historia, territorio e instituciones», esto
hace que incluso en una misma comunidad el riesgo sea diferenciado.
Procesos comunitarios después a la respuesta ante el evento
El mayor temor para las personas de la comunidad posterior al evento fue la posibilidad de un
tsunami, pues consideraban que la zona, por ser de gran actividad turística, podría tener fuertes
implicaciones ante el riesgo de tsunami. Sobre la alerta de tsunami mencionan que «aquí el único
riesgo es el de un maremoto que se venga, la gente de allá decía: ¡uy es peligroso! un día que se
vino un temblor la gente estaba así, y la gente allá por las bombas, arriba; puede venirse un
maremoto. ¡Ah! pero nosotros nos quedamos queditos [sic] acá, se sale la mar, bueno eso decían,
tuvieron miedo y se fueron» (Esquivel, J., comunicación personal, 7 de julio de 2017). Ante la
alerta del posible tsunami con el terremoto del 5 de setiembre, la mayoría de las personas buscaron
zonas altas para evacuar.
La vinculación entre la comunidad e instancias para la prevención de emergencias, como el
CME o la CNE, se remite únicamente para la atención de la emergencia, como sucedió con el
terremoto. Se hace evidente la necesidad de acompañamiento y seguimiento a un Comité Comunal,
que se refleje en herramientas, recursos y capacitación (Dispositivo grupal, 26 de agosto 2017).
Es importante señalar que, a partir de lo investigado, la amenaza en su componente social y la
existencia de vulnerabilidades sociales no son un eje de acción prioritaria en las intervenciones de
instancias gubernamentales, sino que aún se siguen arrastrando elementos del enfoque
emergencista y asistencial.
En ese sentido, la estrategia principal de las instancias gubernamentales se establece entonces
desde un discurso basado en la prevención y la mitigación de los riesgos, dado que es el método
estadístico que establecerá una serie de condiciones probabilísticas de que uno u otro evento se
manifieste y, en consecuencia, en esas condiciones deberá atacarse el problema para eliminarse.
No obstante, a nivel comunitario la estrategia pareciera no tener mayor impacto, pues no se
trasladan necesariamente estas acciones directamente a los escenarios locales con los agentes
implicados directamente.
En ese sentido la comunidad de Santa Teresa señala el hecho de no contar con la organización
ni preparación previa al sismo y, aún para el año 2017, esto no había cambiado. No se cuenta con
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herramientas ni información comprensible sobre lo sucedido o lo que puede ocurrir. Por el
contrario, prevalecen rumores como que «todo mundo dice que hay que preparar porque viene otro,
que viene otro muy fuerte”, decían don R. [sic], esté listo; ¿cómo que esté listo?, cuando le toca, le
toca a uno, eso es lo que yo le digo» (Ramírez, R., comunicación personal, 9 de marzo de 2017).
Se continúa planteando la posibilidad de un nuevo evento: «La gente dice que parece que no se
liberó lo suficiente, que parece que va a llegar otro» (Vargas, A. y Porras, L., comunicación
personal, 7 de abril de 2017). Sin embargo, a través de las narraciones, se plantea la necesidad de
trabajar la memoria de las personas habitantes para, de algún modo, tener un registro histórico
como le denominaron que permita generar sensibilidad y conciencia sobre los riesgos de la zona
y abordar el fenómeno pues en el imaginario «eso nunca va a suceder» (Dispositivo grupal, 26 de
agosto 2017).
A lo anterior se suma que la comunidad de Santa Teresa, desde la perspectiva de la población
costarricense, ha venido generando una serie de condiciones o situaciones que vulnerabilizan a la
comunidad y les colocan en un mayor riesgo. Muchas de estas están vinculadas con el manejo del
territorio y la gestión ambiental, en especial sobre el manejo y reducción del recurso hídrico. Lo
anterior se debe a que el ingreso acelerado de turistas, así como la construcción e inversión, no está
relacionado con la capacidad de los pozos de agua, por lo que el faltante del recurso es evidente en
muchas zonas. Aunado a esto, la situación de sequía de los últimos años en la zona, la deforestación,
el calentamiento global y la poca inversión para enmendar estas situaciones, aumenta las
complicaciones para la población (Dispositivo grupal, 23 de agosto de 2016).
De este modo, es necesario plantear que el centro de atención no debe estar en el evento o
manifestación de la amenaza, sino en analizar de qué manera ciertos fenómenos sociales explican
la magnitud del impacto de un evento. Por ello, las ciencias sociales se han ido abocando cada vez
más en comprender el modo en que se construye socialmente una noción tan abordada como lo es
el riesgo, pues desde una mirada psicosocial se considera que es «un proceso que incluye factores
como exclusión económica (pobreza), lagunas en el manejo del territorio (aspectos geográficos),
percepción del riesgo (aspectos culturales) y gestión del riesgo (aspectos políticos)» (Briones 2005,
10).
Las personas narran, producto de estas condiciones, un aumento en los incendios forestales en
la zona, emergencia que han tenido que atender con pocos recursos dada la poca permanencia de
equipos de emergencias en la localidad.
Como se ha mencionado, la organización en este tema es deficiente y no se cuenta con planes
de evacuación o sistemas de alerta temprana, más allá de los letreros que señalan lugares donde ir
en caso de tsunami. Tampoco se han realizado simulacros ni se ha revisado que las zonas para
evacuar no sean zonas de riesgo, y sigue faltando establecer posibles lugares de albergues.
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Procesos comunitarios y subjetivos: conflicto, diversidad e identidad
Como se ha señalado en los apartados anteriores, los pobladores cuentan que a la comunidad de
Santa Teresa fueron llegando nuevas personas de diferentes países y que, en la actualidad, es la
población foránea la que más se ha organizado para diversas actividades, vinculadas especialmente
al crecimiento económico de la zona. No obstante, en las narraciones de las personas, se reflejan
diferentes implicaciones en la vida cotidiana de los primeros habitantes, es decir la población
costarricense.
Muchas personas hablan de los beneficios que el turismo ha traído para la zona, especialmente
en cuanto a infraestructura y empleo. «Diay [sic], si, pongamos diay [sic], antiguamente antes no
había trabajo para solo uno era el que trabajaba, diay solo uno, entonces diay [sic], la mayoría
gracias a Dios, como es el turismo que se ha metido, diay [sic], todas las hijas tienen su buen
trabajo, ganan bien y ya la vida, pues ya uno se ha hecho, ya los hijos de uno ya la vida de ellos es
de ellos, están ahí con uno pero cada uno tiene su trabajito y algunas tienen su ahorrito [sic],
digamos, eso es una cosa que ha ayudado mucho a la comunidad». (Ramírez, R., comunicación
personal, 9 de marzo de 2017)
Sin embargo, mencionan problemáticas vinculadas a esto, tales como procesos de construcción
acelerada, reducción del recurso hídrico, contaminación y mal manejo de residuos y problemas de
drogas y alcohol con la gran llegada de turistas.
En la misma línea, llama la atención que las mayores molestias no se transmiten a ciertos
colectivos o nacionalidades que mayor inversión generan, sino especialmente a la población
nicaragüense que llega en busca de empleo. Las quejas se dirigen a cómo este grupo «arrebata» el
trabajo a la población costarricense y utiliza los recursos como los servicios de salud, «la cosa es
que hicimos eso, ahí está ahora, ahora ahí es la clínica, y ahí lo atienden, viene usted ahí y puro
nicaragüenses, es raro ver un tico; llega uno ahí a esa plaza, usted llega en la tarde y halla 5 ticos a
lo mucho, y hay como 30 ahí. Entonces sí, yo veo que sí, que eso va mal» (Ramírez, R.,
comunicación personal, 9 de marzo de 2017).
Este descontento hacia el extranjero pareciera no ser particular de esta zona. Por el contrario, es
una muestra del fenómeno de discriminación por condición socioeconómica y la xenofobia
evidente cada vez más en mucha de la población costarricense hacia personas nicaragüenses
quienes, en las últimas décadas, han tenido que migrar a Costa Rica en busca de mejorar su
situación en cuanto a ingresos económicos y acceso a servicios sociales.
En ese sentido, perciben varias problemáticas comunitarias, las mismas vinculadas mayormente
con la llegada de personas extranjeras:
La comunidad hoy ena tiene muchos problemas, además del agua, hay muchas drogas, muchos
asaltos, el camino no es bueno y tiene mucho polvo. Hay un mal servicio de luz, por lo menos 20
apagones por día, eso quema los electrodomésticos, inclusive han llegado a matar gente. La
policía no sirve para nada, el EBAIS tiene un pésimo servicio, tiene como 7 años de estar
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funcionando, pero ahí uno va y lo dejan morir. A los extranjeros sí los atienden bien a nosotros
no, hay un montón de gallinas y chanchos en los alrededores. Hace unos meses lo habían cerrado,
nosotros los de la comunidad no vamos ahí preferimos ir al de Cóbano. (Barrantes, D. y Mejía,
C., comunicación personal, 8 de marzo de 2017)
De esta manera, sobresalen aspectos culturales y comunitarios de la zona de Santa Teresa, así
como las dificultades de organización comunitaria que, como ya se ha abordado, la diversidad de
culturas ha complejizado en los procesos de pertenencia y apego, así como la aproximación
institucional. Manifiestan que no se consideran una comunidad; por el contrario, las personas
costarricenses consideran sentirse cada vez más alejados, en condición de minoría, y que sus
recursos y territorios han sido tomados por otros.
En esa nea, las posibilidades de acciones colectivas están guiadas en muchos casos por el
sentido de comunidad: «indica una orientación positiva que mantiene y fortalece la comunidad, su
ausencia genera desarticulación y destruye la comunidad» (Montero 2005, 215). «Es el sentimiento
que uno es parte de una red de relaciones de apoyo mutuo, en las que se puede confiar, el
sentimiento de pertenecer a una colectividad mayor» (Sánchez 1996, citado por Krause 2001, 53).
En el caso de Santa Teresa de Cóbano, la diversidad e interculturalidad no está teniendo una
perspectiva positiva, sino que es vista como amenaza, imposibilitando la organización de los
diferentes sectores. Esto constituye una vulnerabilidad ante el riesgo de desastre, por lo que es un
aspecto que debe tomarse en cuenta desde las acciones de prevención.
Lo anterior se refuerza con la idea de quienes inicialmente habitan la comunidad, sobre construir
una experiencia compartida, es decir, un «nosotros y nosotras», pues significa «una constitución
subjetiva mediante la diferencia y la identidad» (Salazar 2011, 100). No obstante, ese «nosotros y
nosotras» como identidad colectiva significa una unificación y acallamiento de las voces singulares
y un «los otros» como los diferentes; ya que la diferencia está marcada como problema, como una
amenaza, donde esta distinción parece marcar fuertes diferencias en la pertenencia, organización y
participación comunitaria (Escalante 2017).
Por otra parte, según las narraciones de las personas, el terremoto del 5 de setiembre del 2012
fue un evento que generó mucho temor por la intensidad: «claro, yo veía esa plaza y así se ladeaba,
y esas palmeras, y todo mundo gritaba, todo mundo decía que era el final del mundo, eso he visto
yo, tengo mucho miedo a los temblores» (Ramírez, R., comunicación personal, 9 de marzo de
2017).
Debido al carácter turístico de Santa Teresa y por tanto la oleada de personas que la visitan cada
año, las organizaciones formales, en especial el CME, se preocuparon en cuanto al manejo de las
personas visitantes, pues este terremoto generó gran pánico y ansiedad entre este grupo. Esto
repercutió a corto plazo en las actividades económicas de la zona durante los siguientes meses, ante
el temor que tenían los visitantes de llegar a la zona y que ocurriera otro evento, o un tsunami en
el peor de los casos.
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En cuanto a las implicaciones en la salud mental, estas siguen siendo evidentes hasta el día de
hoy, aún más por la incertidumbre ante la posibilidad de un nuevo evento y las pocas herramientas
de afrontamiento: «no se le olvida a uno, a veces estoy tranquilo, algo se mueve y pienso vendrá
ya» (Vargas, A. y Porras, L., comunicación personal, 7 de abril de 2017). Por esto, es importante
considerar que más allá de la mera advertencia, la preparación y la organización comunitaria son
factores protectores en salud mental. Lo anterior se logra al generar procesos más claros,
comprensibles y con mayor probabilidad de salvaguardar su integridad física y mental.
Tal fue el caso de las instancias educativas. Por ejemplo, para la escuela de la localidad, el
evento generó mucha preocupación, pues tanto estudiantes como docentes entraron en pánico. Al
parecer se organizaron de modo adecuado, aunque no tenían mucha claridad sobre la seguridad de
las rutas de evacuación y los puntos de reunión. Aunado a esto, la desorganización de los padres y
madres de familia fue un factor estresor adicional pues, al no tener claridad de los procedimientos
establecidos por la escuela, obstaculizaron el manejo del personal docente al intentar recoger a sus
hijos e hijas sin un protocolo adecuado. (Dispositivo grupal, 2 de junio de 2017). Por su parte, en
el Liceo de Santa Teresa señalan que debieron enfrentar sin herramientas los muchos casos de
crisis, llanto y preocupación en los y las estudiantes ante el impacto del terremoto, y que inclusive
una estudiante se desmayó tras el evento (Dispositivo grupal, 10 de mayo 2017).
En relación a los servicios de salud pública que pueden apoyar estas situaciones, estos tienen,
según los y las habitantes, una atención insuficiente para la población en tiempo ordinario. Esto
provoca que, muchas veces, tienen que acudir a instituciones privadas cuando se tienen las
condiciones económicas, o buscar los servicios en otras zonas.
Por todo lo anterior, se evidencia la necesidad de abordajes psicosociales con enfoques
comunitarios desde diferentes instituciones y grupos, pero aún más buscando redes y
fortalecimiento de la salud mental desde los mismos colectivos.
Conclusiones
Santa Teresa de Cóbano es una comunidad costera muy compleja en diversas esferas
psicosociales. Una colectividad que se construyó hace más de cuatro décadas por pobladores y
pobladoras costarricenses que fueron tomando las tierras que, según las narraciones comunitarias,
eran de extranjeros.
Interesantemente, tiempo después se dan procesos migratorios que llevan a personas de distintas
nacionalidades a poblar la localidad en busca de nuevas opciones laborales e invertir en zona
turística en crecimiento. Situación que, si bien ha ayudado en materia de empleo para algunas
personas, ha sido vista por sus otros habitantes como amenaza a los procesos comunitarios, de
pertenencia y poder en el territorio; y que, sumado a la discriminación por aspectos
socioeconómicos y xenofobia, han generado condiciones de vulnerabilidad psicosocial que afectan
considerablemente los procesos de organización y preparación ante desastres.
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Si bien el terremoto de Nicoya del 5 de setiembre de 2012 foco de atención de esta
investigación junto a sus implicaciones psicosociales fue anunciado años antes por discursos
científicos e instancias gubernamentales, no generó en esta colectividad ninguna organización en
materia de prevención ante un evento de gran magnitud; pues, según se manifiesta, no se contaron
con las herramientas ni capacidades para hacer frente a un evento de tal magnitud, lo cual deja
dudas y desconcierto, incluso mucho tiempo después.
De ese modo, dicho evento generó grandes preocupaciones y vacíos a la hora de atender la
emergencia por los limitados recursos económicos, humanos y en materia de capacitación sobre el
tema, además de un abordaje desde las características propias de la comunidad en cuanto a aspectos
organizativos y composición de la misma.
En línea con lo anterior, si bien la experiencia genera enseñanzas, la organización local a
través de un Comi Comunal de Emergencias no se ha podido fraguar. Muchas de las
explicaciones que dan a esta situación han sido la fluctuación de la población en la zona, la
conflictividad entre los sectores y las reticencias en generar acciones de prevención por el temor
de que éstas reduzcan actividades económicas relacionadas al turismo. Esto último es preocupante,
pues los riesgos de la zona son considerables al ser una zona costera y con alta afluencia turística,
lo cual genera inquietudes sobre cómo manejar la situación en caso de una emergencia, ya que
hasta el momento en que se desarrolla la presente investigación no contaban con insumos ni
preparación.
Por lo tanto, los aspectos más relevantes a tomar en cuenta durante los trabajos de
prevención son los siguientes: definir las zonas de evacuación, lugares de albergues, señalización
de zonas de riesgo y protocolos para la movilización de gran cantidad de personas y
acompañamiento en la salud y salud mental de estas colectividades; todo lo anterior considerando
el enfoque de derechos, la multiplicidad de actores, acomo su vulnerabilidad diferenciada debido
al contexto comunitario, institucional y el factor económico.
Por último, existen otras condiciones que complejizan las condiciones psicosociales en la
zona y que se ligan a procesos ambientales y manejo de recursos los cuales, vinculados al cambio
climático y los procesos de urbanización no sostenibles, dejan en evidencia cómo el resto de la
Península de Nicoya también enfrenta la problemática de la sequía y escasez de recurso hídrico y
dificultades de acceso al mismo. Esta situación es alarmante, ya que en la zona se vislumbran
problemas aún mayores a mediano y largo plazo, lo cual podría generar aún mayor conflictividad
en los territorios.
Contribuciones: Las contribuciones del profesor Carranza y la profesora Escalante, se
distribuyeron de forma equitativa en un 50% y 50% en cuanto a la recuperación de la información,
procesamiento, discusión y análisis, así como en la construcción y revisión del artículo.
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Apoyo financiero: La investigación contó con presupuesto de la Vicerrectoría de Investigación.
Carga académica de la Escuela de Psicología Universidad de Costa Rica
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