puesto que, según sostiene Diana, «nosotros nos vemos como elementos de la naturaleza»
(Diana, comunicación personal).
Sobre las prácticas rituales cotidianas
Al tomar los aportes de Leach (1976) es interesante pensar en el ritual como una
«exposición simbólica que dice algo sobre los individuos que participan en la acción» (Leach
1976, 35) y que no se circunscribe sólo al ámbito de lo «sagrado». Esto implica que, para
quienes integran una sociedad, los detalles de las costumbres nunca pueden ser irrelevantes,
dado que forman parte del sistema total de comunicación interpersonal dentro del grupo social.
Desde esta perspectiva, se desprenden una serie de interrogantes: de qué modo las
mujeres mapuches entrevistadas vivencian la cosmovisión en su cotidianidad, qué elementos
de ese legado cultural ancestral reconocen en sus prácticas diarias, qué conexiones manifiestan
entre dicho legado y las propias historias de vida, entre otras cuestiones. A continuación, se
retoman las experiencias y vivencias que surgen a partir del relato de Diana.
Hay valores que ya los traemos muy muy de entraña… tiene que ver con el respeto a la palabra,
el tema de convivir con esa diversidad de los tiempos, de poder entender o intentar trabajar por
el buen vivir… y me parece que hay momentos en que uno dice el movimiento del cuerpo, el
gesto, la palabra, tienen que ver con esas raíces muy profundas de lo comunitario, de la
reciprocidad, que yo entrego y recibo también como lo da la naturaleza. Y de eso fui tomando
conciencia de grande y veo que lo teníamos con mi familia. Yo vengo de una familia numerosa
(éramos seis hermanos, mi papá y mi mamá) y en mi casa siempre había un plato de más, y
siempre recibíamos a la gente con ese sentido (que yo observaba de mi mamá) de generosidad
y de encuentro, y a su vez esto de llevar un regalo simbólico cuando iba a un lugar y a su vez
ella recibía. Eso hasta el día de hoy… y por ahí duele cuando hay patrones culturales tan distintos
de individualidad, de egoísmo… entonces ahí hay como tensión pero eso es como lo que más
me llena de todo lo que he vivido. Es lo que permanentemente ponemos en la cotidianidad. Y
después la relación con la naturaleza… es imposible no tenerla (Diana, comunicación personal).
En las palabras de Diana es posible observar una multiplicidad de aspectos que son
centrales en la ontología mapuche, por ejemplo, la concepción del tiempo. Desde esta
cosmovisión, el tiempo es de carácter cíclico y circular si se considera el presente con vuelta al
pasado y desde allí hacia el futuro (Grebe 1987). El regreso al pasado constituye un retorno
necesario ya que los modelos de acciones futuras deben desarrollarse como lo hicieron los
ancestros (Quilaqueo Rapimán, Fernández y Quintriqueo Millán 2010).
La noción anterior es expresada en el calendario lunar establecido por los kimches
(sabios mapuche), el cual está basado en la rotación y traslación de la Tierra en torno al sol. Al
contar la cantidad de lunas llenas que suceden desde el día más corto del año y la noche más
larga, los kimches lograron determinar la duración del ciclo anual, asimismo, para verificar la
repetición de este ciclo, desde la noche más larga habrían de pasar trece lunas llenas, esto da
lugar al ciclo de we tripantu (año nuevo); es decir, la celebración del renacimiento de la salida
del sol al coincidir con el solsticio de invierno.