Volumen 100 (1) 2021: 1-21 Enero-Junio
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E-ISSN: 1659-2859
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Ética del cuidado gestante: entre lógicas tradicionales y nuevas formas de organización en
un contexto chileno
Ethics of pregnant care: between traditional logics and new forms of organization in a
Chilean context
Nairbis Desiree Sibrian Díaz
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1
Académica Universidad Santo Tomás, Chile, nsibrian@santotomas.cl
https://orcid.org/0000-0001-8008-5080
Fecha de recepción: 22 de mayo del 2020
Fecha de aceptación: 5 de febrero del 2021
Resumen
Introducción
En los últimos años la gestación ha experimentado ajustes y reacomodos producto de los cambios
impulsados por las nuevas tecnologías y por los avances en materia de salud. Esto ha provocado
que las prácticas de cuidado se transformen e incluyan nuevas materialidades.
Objetivo
El propósito de este artículo es describir algunas de las condiciones en el cuido durante la gestación
aplicado a casos de mujeres de ciertas edades, ocupaciones y condiciones socioeconómicas, en la
ciudad de Santiago de Chile.
Método
Se recurre a un estudio de caso múltiple, desde un seguimiento de perspectiva etnográfica. Aplicado
a tres mujeres gestantes provenientes de contextos diversos. El trabajo de campo incluye:
observación participante, entrevistas en profundidad y etnografías durante ocho meses del 2017 en
Santiago de Chile.
Resultados
La madre aparece, la mayoría de las veces, como la única responsable de proveer el bienestar de la
nueva vida en curso. Es decir, se feminizan los cuidados aún desde la gestación. La mirada médica,
la tecnología, la situación laboral y las relaciones familiares son actantes que construyen y
propician el embarazo.
Conclusión
Las prácticas de cuidado estudiadas de las tres mujeres gestantes, muestran que el proceso de
gestación se ve afectado por fuerzas provenientes del Estado, el mercado y la ciudadanía, en tanto
se construye de modo contradictorio. Pese a que en la trayectoria gestante de estas mujeres
influyeron lógicas colectivas y ciudadanas, prevalece una lógica patriarcal, así como la mirada
médico-tradicional sobre las decisiones al momento del parto.
Palabras clave: Gestación, Mujeres, Redes de cuidado, Sistema sanitario, Tecnología.
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Abstract
Introduction
In recent years the pregnancy has undergone a series of adjustments and rearrangements as a result
of the changes promoted by new technologies and advances in health. This has caused care
practices are transformed and include new materialities.
Objective
The purpose of this article is to describe some of the conditions in which care occurs during
pregnancy in cases of women of certain ages, occupations and socioeconomic conditions in the city
of Santiago de Chile.
Method
A multiple case study is used, from an ethnographic perspective follow-up. Applied to three
pregnant women from diverse contexts. The field work includes: participant observation, in-depth
interviews and ethnographies during eight months of 2017 in Santiago de Chile.
Results
The mother appears, most of the time, as the only one responsible for providing the well-being of
the new life in progress. That is, care is feminized even from gestation. The medical perspective,
technology, the work situation and family relationships are actants that build and promote
pregnancy.
Conclusion
The care practices studied of the three pregnant women show that the gestation process is affected
by forces coming from the State, the market and the citizenry, as it is constructed in a contradictory
way. Despite the fact that collective and civic logic influenced the gestational trajectory of these
women, a patriarchal logic prevails, as well as the medical-traditional view on decisions at the time
of delivery.
Key Words: Pregnancy, Women, Care networks, Health system, Technology.
Introducción
La gestación, como proceso que encarnan las mujeres, ha estado vinculada con estudios que
van desde las teorías de género (Narotzky 1995), historia de las mujeres (Knibiehler y Fouquet
1983; Berriot Salvadore 2000; Esteban 2000), hasta estudios epidemiologógicos en perspectivas
nacionales y locales (Taucher y Jofré 1997; Donoso, 2004; Casas y Herrera, 2012). En ese sentido,
el periodo gestante ha sido notoriamente estudiado por la historia, la medicina y la antropología.
Sin embargo, no sucede lo mismo en el terreno de la sociología, específicamente, en la relación:
sistema de salud, biomedicina y sociedad.
Los primeros trabajos sociológicos sobre la reproducción partieron de las ideas de Parsons
sobre el papel del enfermo (Macintyre 1980). De tal forma la gestación se trataba como un
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fenómeno asociado a la noción de enfermedad lo cual eclipsaba otras discusiones al respecto e
implicaba un sesgo.
Posteriormente, Ann Oakley (1979) aborda aspectos asociados a la historia del cuidado
médico en el embarazo (1986); la relación entre el parto en casa y las élites (1987), así como el
vínculo entre la tecnología obstétrica y trastornos emocionales (1992).
Desde la antropología, se estudia el dominio del campo médico sobre el nacimiento (Davis
Floyd y Sargent 1997), la posición de las parteras (Barret Litoff 1978), la vivencia de la maternidad
(Jordan 1978) y la construcción de la identidad materna (Kitzinger 1992).
En Chile, destacan trabajos investigativos que abordan: el nacimiento desde el punto de
vista histórico (Zárate 2007), las transformaciones de las políticas públicas de natalidad (Binfa et
al. 2013), las representaciones sociales del personal de salud (Avaria 2018), las pautas de crianza
indígena (Sadler y Obach 2006), así como los discursos de diversas instituciones en torno a la
gestación (Calquín, Cerda y Yáñez 2018).
La mayoría de estos trabajos percibieron a la gestación enmarcada en el devenir de la
maternidad, esta última asociada generalmente a un proceso de conversión (Oakley 1979), a un
ritual de paso (Van Gennep 1969), a una transición (Imaz, 2010) y a un acto de institucionalización
de la figura de la madre.
Nuevos debates en torno al estudio de la gestación
La experiencia de las mujeres gestantes ha sido afectada por los cambios y transformaciones
sociales, así como por sus condiciones estructurales y situadas. Por ello, resulta importante
considerar los ajustes que enfrentan dos vertientes de conocimiento sobre este proceso. Por un lado,
los cambios propios de la medicina y su paradigma en las ciencias sociales. Por otro lado, las
modificaciones de la vida doméstica y el rol de las mujeres en la sociedad. Aunque esto ha sido
ampliamente estudiado, el desarrollo tecnológico constante modifica tanto las prácticas médicas
como las de cuidado, introduciendo nuevas variables.
Si bien existe un enfoque tradicional sobre la relación gestación y ciencias sociales
explicado desde la medicalización, esta óptica se ha ido desplazando. De acuerdo con variados
estudios, la medicalización consiste en la expansión del dominio, influencia y supervisión médica,
bien sea por vía de un modelo médico de Estado, como señalaba Foucault (1996), o a manos de
empresas de salud, como advirtió Illich (1975). También se entiende como una jurisdicción que
abarca problemas no siempre médicos (Helman 1994) y como un conjunto de prácticas, ideologías
y saberes médicos con funciones de control y normatización (Menéndez 1984). Por su parte,
Conrad (1992) la define como la consideración de un comportamiento o condición bajo la idea de
enfermedad.
Sin embargo, recientes investigaciones (Faraone y Bianchi, 2018) advierten un cambio en
los rumbos de la medicalización, pluralizando las explicaciones (Rojas Navarro et al. 2018). Se
señala que hay poderes compensatorios a través de personas compradoras, proveedoras y
consumidoras (Light 1993), mientras se integran innovaciones tecnocientíficas que suponen
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procesos multidireccionales (Clarke et al. 2003). Por todo ello, se considera que los motores de la
medicalización son ahora compartidos con organizaciones sociales, grupos de interés de la
biotecnología, personas consumidoras y empresas de administración del cuidado (Conrad 2007).
Asimismo, diversos estudios revelan la participación de las personas en su propia medicalización
(Pilnick y Zayst 2015), proceso que se denomina medicalización de según Fainzang (2013) y
puede coincidir con formas de desmedicalización y medicalización (Torres 2014).
Ahora bien, desde el contexto doméstico, las prácticas en la gestación experimentan
variaciones producto de cambios en materia de género (la inclusión de la mujer al mercado laboral)
y la mercantilización de la vida íntima (Hochschild 2008), así como de virajes en la ciencia y la
tecnología (Haraway 1991). Por ejemplo, la identificación de la mujer embarazada con una figura
pasiva parece tener fisuras, pues esta comenzó a verse ya no como sujeta de ser controlada sino
como una potencial usuaria (Del Olomo 2013), pero también como una ciudadana de derecho
(Llopis 2015), lo que produjo iniciativas de empoderamiento hacia una maternidad consciente,
amorosa y responsable (Vegas 2017).
Tales tendencias, por un lado, confirman y, por otro, tensionan las hipótesis sobre el
monopolio médico en el terreno de la gestación, poniendo el foco también en la capacidad de
gestión de múltiples actantes que intervienen en el proceso.
El rol de la gestante en la era digital
En la actualidad, las transformaciones digitales contribuyen a la erosión del modelo médico
tradicional y manifiestan nuevas relaciones. En el área de la salud, en general, existe una gran
demanda de información que es satisfecha gracias al uso masivo de Internet como fuente de
conocimiento (Andreassen et al. 2007). Dichos cambios cuestionan el rol tradicional del paciente
(Jovell 2006). En su lugar emerge una agencia activa, responsable de obtener la mejor asistencia
sanitaria posible y de controlar parte de sus procesos vitales.
Entre los factores que promueven este nuevo modelo de ser pacientes se encuentra una
mayor educación y perspectiva crítica (Tornay Márquez 2019). Y, en ese sentido, uno de los grupos
que destacan son las mujeres embarazadas.
Estudios contemporáneos han demostrado que las mujeres embarazadas están usando, cada
vez más, aplicaciones digitales durante el periodo gestante (Hearn, Miller y Fletcher 2013; Peyton
et al. 2014; Rodger et al. 2013). Con efectos que van desde mejorar la salud hasta realizar pruebas
personalizadas (Derbyshire y Dancey 2013). Un estudio similar (Kraschnewski et al. 2014) reveló
que la mayoría de las mujeres usa aplicaciones vinculadas con el embarazo debido a que la atención
médica prenatal, en ocasiones, no satisface sus necesidades.
Tales hallazgos conllevan a la pregunta: ¿cómo se produce el cuidado durante la gestación
de tres mujeres chilenas provenientes de diversos sectores sociales, con condiciones de ocupación,
edad y lugar de habitación diferentes?
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La gestación como trabajo de cuidado y red
Desde las ciencias sociales emergen voces que conciben la gestación como un trabajo
invisible y no remunerado (Durán 2012). Variadas investigaciones consideran a la gestación un
accionar imprescindible para la reproducción social y el bienestar (Carrasco, Borderías y Torns
2011; Acosta 2015) pero poco reconocida y, en consecuencia, no recíproca (Comas d´Argemir
2017).
Ehrenreich y English (1975) advierten que la gestación es una actividad que involucra a la
familia y sus variaciones, teniendo como eje la maternidad. Por su parte, Thomas (2011) destaca
la responsabilidad del Estado en la materia y Lewis (1998) la ampliación de la oferta de servicios
públicos de atención y cuidados como muestra del surgimiento de nuevas agencias.
Para Daly y Lewis (2011) los cuidados se sitúan en la intersección entre lo público y lo
privado, tanto en el sentido de Estado/familia como en el de Estado/prestaciones de mercado. No
obstante, en la actualidad, existe una reducción de la oferta de cuidados y un aumento de demanda,
lo que conlleva a una crisis de los cuidados (Hochschild 1997; Pérez 2006) con cambios en los
modos y las circunstancias en las que se producen. Es importante considerar tales transformaciones
porque todo lo que sucede en el ámbito de los cuidados tiene un efecto reflejo (Hochschild 2008)
en la salud, economía, mercado laboral y maternidad.
Al respecto se identifican algunos aportes de Comas d’Argemir (2017) que han permitido
atisbar la profundidad de la naturalización del cuidado como responsabilidad femenina, pues la
autora concluye que la obligación de gestar y cuidar se entiende, antropológicamente, como un don
que coloca a las mujeres en el lugar de la deuda si no lo hacen.
Desde los Estudios de la Ciencia y la Tecnología (STS), se ha hablado de lógicas que operan
en las prácticas de cuidado, sobre todo en los contextos vinculados a la salud, una de ellas sería,
propiamente, la lógica del cuidado, identificada con cursos sensibles de acción donde los actores
se co-construyen y, otra, la lógica de la elección, identificada con el modelo del paciente-
consumidor y el paciente-ciudadano (Mol 2008), de tal forma el cuidado estaría asociado con una
correlación de fuerzas, donde práctica y lógica están siempre implicadas, conformadas por redes
que podrían estar más allá de la condición humana (Puig de la Bellacasa 2017).
En lo sucesivo, se entenderán los cuidados como prácticas situadas y concretas que
desarrollan diversos actantes, humanos y no humanos, en función de proporcionar protección y
bienestar a quienes lo requieran para el sostenimiento de su existencia, tales prácticas están
afectadas por individuos, tecnologías e instituciones específicas. Bajo esta óptica cobran especial
relevancia los objetos, así como también los programas y las políticas públicas que intervienen en
el cuidado.
Metodología
La presente investigación tuvo como consigna la recolección de datos múltiples y el uso
métodos e instrumentos variados, tanto para levantar como para analizar la información. Con este
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ejercicio la investigación se asegura la confiabilidad (Silverman 2011) y también la honestidad en
la experiencia de las personas participantes.
La investigación es cualitativa por lo cual se coloca el énfasis en la experiencia individual
y colectiva de modo entrecruzado, es decir, la comprensión de las personas participantes y de quien
investiga se une al transmitir experiencias vividas (Stewart 2014). Se utiliza el método de estudio
de casos en tanto persigue la singularidad de los fenómenos, destacando las diferencias sutiles, la
secuencia de los acontecimientos en su contexto y la globalidad de las situaciones personales (Stake
2006). No obstante, como en la investigación interesa comprender las lógicas de construcción de
dicho fenómeno en varios casos, se trata de un estudio de caso múltiple, donde se estudian dos o
más personas, ambientes o escenarios simultáneamente (Bogdan y Knopp Biklen 2003).
Según Stake (2006), a veces, el caso es una persona y, en muchos otros, las personas son
descritas en profundidad. Por consiguiente, se recurre al relato biográfico del periodo gestante
como técnica para la comprensión de los casos de estudio. Al tratarse de un periodo con muchos
cambios permite una cronología que incluye una serie de obstáculos (económicos, familiares,
médicos), modelos de salud (perspectiva de derechos, medicalización) y fases (pre-natal, gestación
y puerperio) que la convierten en única.
Dentro de los distintos estilos del análisis biográfico, el presente estudio se enmarca en
aquellas aproximaciones que señalan la existencia de nudos, momentos claves o acontecimientos
que vislumbran períodos de transición (Leclerc Olive 2009), así como también una perspectiva
etnográfica (Balbi y Boivin 2008), la cual permite ofrecer una mirada analítica centrada en la
experiencia.
Para la recolección de los datos se emplea la observación constante de entornos y
situaciones en modalidad participante y no participante (Gubern 2011), dichas modalidades se
combinan con entrevistas en profundidad (Gaínza 2014) y desde perspectivas feministas (Tong
2009). La perspectiva feminista y en profundidad permite una relación de igualdad entre las
participantes con una conversación dialógica, lo cual brindó la oportunidad de que las entrevistadas
hicieran preguntas y cuestionamientos. Desde este punto de vista, la investigadora también revela
información sobre su experiencia de vida respecto al tema de gestación, cuenta su experiencia en
torno al proceso, encontrando puntos en común con las entrevistadas.
Cada participante firmó un consentimiento donde se le explicaron las características de la
investigación y la posibilidad de permitir su participación de manera explícita o anónima. Todas
aceptaron aparecer en la investigación con sus nombres de pila y también que se usaran sus
hipocorísticos. Tales procedimientos y documentos fueron aprobados por el Comité de Ética de la
Universidad Alberto Hurtado, en Chile, donde reside copia original de los documentos asociados
a esta investigación.
Los criterios de selección de los casos participantes de este estudio estuvieron relacionados
con los siguientes aspectos:
- Dependencia del sistema de salud público o privado para la atención del embarazo.
- Uso frecuente de redes sociales, páginas web, foros, libros o revistas para informarse.
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- Práctica de alguna actividad (física o espiritual) asociada al cuidado del embarazo fuera
de las labores domésticas.
- Diferentes estratos socioeconómicos, según sus ingresos laborales, ocupaciones y
residencia.
La aproximación con las participantes se lleva a cabo a través de centros de atención en
salud (públicos o privados), así como también a través de escuelas de yoga y organizaciones no
gubernamentales, asociadas al cuidado del embarazo.
Ahora bien, vale especificar que aunque en la investigación original los casos investigados
fueron seis (6), en este artículo se presentan los hallazgos de tres (3) como una muestra y síntesis
del estudio original. Los hallazgos se vinculan directamente a prácticas de cuidado en contextos de
salud disímiles (servicio público, semi-privado y privado) y se cruzan con aspectos económicos o
laborales que viven las mujeres gestantes.
Se realizaron 6 entrevistas en profundidad, dos por cada caso de seguimiento, una al inicio
y otra al final. La última entrevista es posterior al nacimiento. Asimismo, se cuenta con 30
seguimientos etnográficos (conversaciones y acompañamientos cotidianos) distribuidos en 10
contactos por caso en promedio. Las etnografías corresponden a espacios de interacción de las
mujeres embarazadas con otros actores, tales como consultas médicas, talleres o clases. El trabajo
de campo duró ocho meses en promedio, se realizó durante el año 2017 en Santiago de Chile.
La observación no participante se aplica solo en los casos de consultas médicas e
interacciones con personal de salud, mientras que para los demás espacios (casa, talleres o espacios
públicos) se aplica la observación participante. Cada entrevista en profundidad; observación
participante y no participante; y, cada seguimiento etnográfico fue codificado con el software
cualitativo Nvivo, en torno a categorías previas y emergentes.
Las características de las participantes presentadas en este artículo son:
- Camila: A marzo de 2017 cuenta con 30 años. Nació y vivió en Iquique, al norte de Chile.
Allí estudió una carrera técnica, pero no se tituló. Al 2017 trabaja en un centro de atención
de llamadas (Call Center) en Santiago, gana menos del sueldo mínimo (180USD al mes).
Vive con su pareja en Santiago Centro, donde arriendan una habitación. Se atiende en un
consultorio público y asiste al programa Chile Crece Contigo.
- Vale: A abril del 2017 tiene 27 años. Nació y vive en Santiago. Estudió una carrera técnica
en turismo, se tituló, pero no pudo comenzar a trabajar por su primer embarazo. Luego,
cuando estaba comenzando a buscar trabajo, se enteró que estaba embarazada de nuevo.
Al 2017 vive en un departamento arrendado en la comuna de providencia y se encuentra
desempleada. Se atiende por consulta privada y semi- privada a través de la previsión
social de su pareja.
- Tina: Cuenta con 35 años a marzo del 2017. Nació y vive en Santiago. Es abogada, se
dedica a la asesoría legal de fundaciones e imparte clases en una Universidad. Vive en un
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departamento propio en la zona oriente de Santiago junto a su pareja. Se atiende por
consulta privada.
Resultados y discusión
Con el propósito de describir las prácticas de cuidado y cómo estas son alentadas u
obstaculizadas por diversos apoyos o dispositivos socio-materiales, esta sección se divide en dos
partes. La primera está dedicada a la descripción de cada caso organizada de modo diacrónico o
evolutivo según las interrogantes: ¿qué cambia?, ¿quiénes participan?, ¿dónde se atiende?, ¿cómo
se atiende? y ¿cómo se da el proceso de atención durante el nacimiento? La segunda parte se enfoca
en las prácticas de cuidado y sus modos de gestión, donde se identifican lógicas médicas,
familiares, productivas, privadas o extendidas en torno al cuidado, para luego avanzar hacia la
conclusión.
Camila: Con un hijo todo cambia
Camila es del norte de Chile, pero hasta hace poco vivía en el extranjero, estaba de paso en el país
cuando se enteró que estaba embarazada. Por esa razón tuvo que quedarse en Santiago, comenzó a
vivir con su pareja en el sector poniente de la ciudad e inició la búsqueda de un trabajo. Al momento
de la ejecución del estudio investigativo Camila se encuentra trabajando en un Call Center, allí se
dedica a la venta de servicios de telefonía móvil. Camila expresa que no le gusta mucho el trabajo
y advierte que pronto tiene que informar que está esperando un hijo.
En la entrevista inicial realizada el 13 de marzo del 2017 ella expresa lo siguiente:
Ese día cuando me entregaron el examen llamé por teléfono a mi papá y mi pareja para decirle
que había salido positivo. Claro esto cambió todo porque yo tenía muchos planes, tenía proyectos,
venía llegando de otro país, venía sólo por un tiempo, algo transitorio y me iba a devolver lo más
probable que no al mismo país pero a otro, tenía pensado estudiar, entre otras cosas. (Camila,
comunicación personal)
Camila se atiende en uno de los consultorios públicos más concurridos de la ciudad, allí es
beneficiaria del programa gratuito de acompañamiento a la infancia Chile Crece Contigo
1
.
1
Es un programa de atención pre y post natal que surge en el año 2006, bajo el primer gobierno de Michelle Bachelet,
el cual articula políticas y acciones preexistentes en el abanico de prestaciones del servicio público. Actualmente, opera
en 345 comunas del país y cubre desde el primer control de gestación hasta su ingreso al sistema escolar o su
equivalente. Aunque está dirigido a toda la infancia desde su gestación, en la práctica se produce una segmentación
provocada por el mismo sistema, ya que el acceso a la salud está sujeto a la condición laboral, es decir, cuando un
trabajador es contratado debe adscribirse al sistema subvencionado o privado. A quienes no pueden hacerlo, se les
considera beneficiarios del sistema público y son las personas que se atienden a través de la red de consultorios y
mediante el programa Chile Crece Contigo (Avaria 2018).
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En el registro de campo escrito el 15 de marzo del 2017 sobre el caso específico de Camila se
detalla lo siguiente:
Una mañana de un día de semana debe ir al control prenatal, tuvo que pedir permiso en su trabajo
y la dejaron salir diez minutos antes. Va un poco nerviosa porque le darán los resultados del examen
de glucosa y, además, tenía que llevar una ecografía que no ha podido realizar por falta de dinero.
En su mano izquierda cuelga una bolsa cuyo contenido son exámenes; en la otra, una ficha donde
están registrados todos sus datos y la evolución de su embarazo. Al llegar al edificio antiguo donde
se encuentra el consultorio, mucha gente está esperando ser atendida. Camila presenta su carnet y
la matrona le dice que llegó tarde, por tanto, tendrá que esperar que atiendan a todas las demás
pacientes que están allí. (Sibrian, datos inéditos)
La espera como práctica cotidiana no es nueva para Camila, ya le ha sucedido en ocasiones previas
y constituye uno de los motivos más importantes por los cuales considera necesario cambiarse de
sistema de atención. Después de aguardar durante tres horas y media, la hacen pasar.
De la misma manera se detalla en el registro de campo del 15 de marzo del 2017 lo siguiente:
Camila se recuesta en la camilla, la cual tiene a su lado una mesita donde reposa un aparato y un
frasco. La matrona toma el frasco y pone gel en su vientre. Luego toma el mango que sale del
instrumento y lo frota sobre la barriga de Camila. El gel actúa como conductor inmediato de ondas
y en efecto, al instante, se comienzan a escuchar unos sonidos fuertes y constantes: son los latidos
del bebé, Camila ríe. Todo está bien, señala la matrona, son latidos fuertes y rápidos, eso es lo
normal. Camila se cubre la panza y pasan de nuevo al escritorio donde le entregan la orden para
retirar hierro y vitaminas en la farmacia. La matrona le dice que tiene los niveles de glucosa bajos
y que debe alimentarse mejor. La próxima cita la tiene para tres meses más”. (Sibrian, datos
inéditos)
Un mes después Camila decide abandonar el programa. Las próximas consultas las realizará en un
centro de atención semi-privado donde puede ir con más regularidad y en el cual realizan ecografías
y monitoreos constantes. Durante este periodo comienza a sentirse mal, tiene contracciones
prematuras y pide una licencia
2
. Ahora se queda en casa haciendo labores domésticas, pero esto le
ha traído problemas con su pareja.
Ella expresa en un contacto de seguimiento realizado el 4 de abril del 2017:
Un día me fue a visitar una amiga, entonces la mesa quedó en medio de la sala y con pedazos de
pan, cuando él llega, me pregunta: ¿terminaste de tomar té?. Yo le respondí: te guardé un pancito,
lo que pasa es que no pude ir a comprar, entonces, él me respondió: corre la mesa al menos,
entonces me levanté y le dije: Yo estoy todo el día limpiando, lavando y ¿Te digo algo? ¿En el día
2
Es un permiso de descanso prenatal y/o postnatal que forma parte de los beneficios de protección a la maternidad
consagrados en la legislación chilena. El periodo pre-natal es de 42 días (6 semanas) y el periodo post natal de 84 días
(12 semanas) respectivamente (Informe de la Superintendencia de Seguridad Social 2016). En este caso, Camila pide
un permiso médico prenatal adelantado por condiciones de salud.
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te molesto? No, porque te vas a trabajar, no es cierto, como yo soy la que acá no aporta nada
entonces yo voy a ser tu empleada, pero sabes, le dije, a ti nada te cuesta lavar una taza y mover la
mesa. (Camila, comunicación personal).
No obstante, se siente afortunada porque en lugar de esperar que la atiendan en un consultorio,
ahora va a un consultorio con mayor frecuencia, aunque deba pagar por ello. También navega por
Internet para informarse o consulta a una amiga por WhatsApp o Facebook. Casi siempre observa
videos en YouTube sobre cómo atender a bebés recién nacidos, busca información en revistas o
páginas que hablen del cuidado durante el embarazo y la maternidad. Está preocupada por la ayuda
con la que contará una vez el niño nazca.
Camila precisa lo siguiente en un contacto de seguimiento realizado el 15 de junio del 2017:
Hace poco una de mis amigas con guagua, Claudia, me mandó un audio horrible. Todas las amigas
que tengo con hijos me dicen las cosas que pasan y las cosas que más o menos vivieron ellas, pero
nadie me había mandado un audio con una guagua chillando así, aquello era espeluznante, no
paraba de llorar. Claudia debe tener unos 36 años y tiene experiencia como mamá, o sea, no la va
a estar pillando desprevenida como a mí poh, que estoy prácticamente sola, pues mi pareja nunca
está y sólo paga las cosas. Aún así ella, mi amiga, me dice que se le ha hecho súper complicado,
así que yo estoy preocupada. (Camila, comunicación personal)
Así pasan los meses y llega el día del parto. Las contracciones de Camila se iniciaron en la noche
mientras estaba dormida. Como pudo salió a la calle y tomó un taxi, al llegar a la clínica la
conectaron a un cinturón que monitoreaba los latidos del bebé y que la mantenía recostada. A partir
de ese momento, las contracciones comenzaron a disminuir y los médicos de turno decidieron
hacerle cesárea.
En la entrevista post-parto realizada el 19 de julio del 2017 Camila manifiesta:
De repente me metieron al pabellón y me pusieron las inyecciones, me empiezan a preparar y me
amarran los brazos. Entonces, no podía moverme para ningún lado. No podía ver para adelante,
tenía adormecido el cuerpo desde la cintura para abajo, estaba postrada, inmóvil. Habían muchas
personas, creo que eran como seis que estaban adentro de la sala, hablaban entre ellas, nunca se
dirigían hacia mí. Bueno, al nacer me lo pusieron acá: en el pecho. No lo veo, no lo veo, decía yo.
(Camila, comunicación personal)
En este relato se ponen de manifiesto diversas lógicas de construcción del embarazo siendo
determinante la tensión que existe entre el trabajo de cuidado, la productividad laboral y el contexto
familiar. Esta tríada cobra sentido una vez que se enmarcan dentro de lo que ha sido denominado:
la crisis de los cuidados (Acosta 2015) y la mercantilización de la vida íntima (Hochschild 2008);
donde los actantes provenientes del campo médico, doméstico o laboral se tornan contrincantes o
aliados. El desenlace del relato muestra el modo en que tales lógicas, más domésticas que otras,
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participaron incluso en el proceso del parto, situación en la cual se conjugaron dichas lógicas con
otras de institucional.
Vale: Cuando gestar también es un trabajo
Vale vive en el sector sur de Santiago y estudió turismo rural. La noticia del embarazo llegó cuando
estaba emprendiendo un pequeño negocio con la finalidad de independizarse económicamente. En
la entrevista inicial realizada el 26 de abril del 2017 ella menciona:
A ver, cuando me enteré fue igual fuerte, porque justo estaba en una etapa de comenzar.... Dije:
ya, por fin voy a empezar a trabajar en lo que quiero. Y, en ese momento, me entero que estoy
embarazada. Dije: ¡No! ¿Cómo? Ya, rico por un lado, pero por el otro, ¡Pucha! No voy a poder
hacer lo que realmente quiero, nunca voy a poder resolver este tema laboral. (Vale, comunicación
personal)
Desde que ejerce la maternidad no ha podido volver a trabajar y ahora se siente en la misma
situación pues, su cuerpo necesita mucho más tiempo y energía para realizar distintas actividades,
además carece de tranquilidad, como lo expresa también en la entrevista inicial ejecutada el 26 de
abril del 2017:
Es que igual es un cambio, poh. Imagínate, yo estaba en todo este proceso de empezar a trabajar
porque con mi primer hijo me pasó lo mismo. Yo estaba estudiando ecoturismo y quedé
embarazada en el último semestre, entonces lo que pude trabajar fue casi nada. Y ahora, en agosto
empecé a planificar el negocio y quedé embarazada en diciembre, entonces lo que alcancé a trabajar
fue muy poco. Y eso, yo creo, como que me afecta. (Vale, comunicación personal)
Durante los primeros meses de embarazo el dico le indica a Vale que debe guardar reposo
absoluto pues tiene riesgo de pérdida. Sin embargo, en su entorno familiar no se comprende bien
por qué razón no puede hacer ninguna labor, excepto enfocarse en su proceso de gestación.
Al respecto, Vale explica durante el contacto de seguimiento realizado el 11 de mayo del 2017 lo
siguiente:
En el primer mes sangré. Yo pensé que me había llegado la regla, pero este sangrado siguió como
por dos semanas. En el saquito donde está la guagua se empiezan como a generar pequeños
desprendimientos (…) Entonces yo le conté al doctor y él me dijo: Ya. Quédate en cama y toma
progendo, que son como unos óvulos que se ponen para que la guagua se afirme. No podía hacer
nada y mi familia no lo entendía. (Vale, comunicación personal)
Vale realiza un vasto esfuerzo todos los días para cumplir con las tareas domésticas. Su pareja sale
a trabajar y ella se queda en casa atendiendo a su primer hijo y a cargo del hogar. A media mañana
se conecta a Internet y practica una sesión de yoga online. En el Registro de campo llevado a cabo
el 24 de mayo del 2017 se anota lo siguiente:
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Un día normal en la vida de Vale: se levanta temprano, prepara el desayuno, lleva a su hijo al
colegio, saca al perro a dar una vuelta en el vecindario y a hacer sus necesidades, prepara el
almuerzo y luego se ducha, corre a clases de yoga online, para abrir caderas y prepararse para el
parto. Allí escucha relatos de otras mujeres embarazadas, comparten inquietudes, datos e
información. Después continúa con el aseo, lavar ropa y ordenar. (Sibrian, datos inéditos )
Con la esperanza de tener un parto vaginal, humanizado, lo más cercano a las condiciones naturales,
los meses continuaron transcurriendo. Vale estaba convencida de que su cuerpo podía dar a luz sin
intervenciones.
Para contextualizar léase con detenimiento la siguiente narración llevada a cabo en el Registro de
campo del 1 de junio del 2017:
Al entrar en su casa, lo primero que se vislumbra es una biblioteca con muchos libros de yoga,
seguida de un salón con tapetes tejidos donde juega y come su hijo de cuatro años. Luego viene un
balcón cubierto por las ramas de un hibisco con flores rojas. Allí sobre una hamaca se cuelga Vale
a estirar las piernas. En la mesa del comedor, junto a su computador, tiene el emblemático libro de
Casilda Rodrigáñez “Pariremos con placer” (2008), el cual combina datos de anatomía, historia y
partería natural desde un punto de vista feminista y que constituye la piedra fundacional de la
agrupación argentina “Las Casildas”, quienes fueron pioneras en la discusión sobre el parto
humanizado en América Latina. (Sibrian, datos inéditos)
No obstante, cuando se acercaba la fecha de parto, a su pareja le ofrecen trabajo fuera de Santiago.
Él había estado sin laborar los últimos meses y, frente al nacimiento inminente, la sustentabilidad
era una prioridad. Este fue el motivo por el cual Vale tuvo que programar una cesárea. En la
entrevista post-parto hecha el 27 de setiembre del 2017 Vale expresa:
Eso fue un jueves y, bueno, lo programé para el otro día. Fue así tan exprés porque hablé con
Julio, porque ¡ah!, llamé a la matrona y le dije: ¿Qué probabilidades hay de programarlo para el
sábado? Y me dice: No, ninguna posibilidad porque el sábado tenemos turno, el domingo tampoco.
Tendría que ser para el lunes. El lunes era mi cumpleaños, ahí justo vino mi cuñada a verme,
entonces como que me aconsejó, me escuchó y todo. Y hablé con Julio y dijimos: Bueno, no
tenemos más tiempo, te tienes que ir a Chiloé, ¿cachai? y hay que hacerla, poh. Así que lo
colocamos para el día siguiente. (Vale, comunicación personal)
En la intervención se tomaron en cuenta algunas de sus peticiones como la luz baja, no obstante,
se trata de una operación donde todo está muy controlado e, ineludiblemente, la mujer es una
espectadora de lo que le sucede, en la entrevista post-parto hecha el 27 de setiembre del 2017 Vale
describe su experiencia de la siguiente manera:
estás con los brazos así, a los lados, y te los amarran no sé por qué. Arriba, dos cosas gigantes,
así, redondas, de luces, muchas luces adentro, sí. Y eso era loco, porque hacía efecto espejo,
entonces yo me veía ¿cachai? Eso era brígido, onda, ver cómo estaban sacando la guagua, se veía
todo. (Vale, comunicación personal)
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Durante este relato se ve cómo el sostenimiento del embarazo requería de un tipo de cuidado, el
cual puso al descubierto condiciones de género como, por ejemplo, la división sexual del trabajo
al interior del hogar. Posteriormente, el cuestionamiento hacia la productividad develó la
invisibilización del trabajo doméstico y del cuidado, carentes de reconocimiento y reciprocidad
(Comas d´Argemir 2017) por lo que el acompañamiento también se puso a prueba. Finalmente, el
desenlace mostró la forma en la cual el control del cuerpo, las condiciones económicas y la familia,
como institución, son lógicas prevalecientes a pesar de la emergencia de redes socio-materiales
alternativas.
Tina: Entre el trabajo de cuidar y la carrera profesional
Tina es abogada, docente y dirige una fundación, vive en el sector oriente de Santiago. A causa de
su primer embarazo, renunció a un trabajo de dirección en una institución pública. Pensó que era
mejor dar paso a una persona que tuviese más tiempo libre. Hoy, se pregunta si esa fue una buena
decisión. Tina expresa en la entrevista inicial realizada el 30 de marzo del 2017 lo siguiente:
No si lo debería haber hecho o no. Hoy día, mirando para atrás, en realidad, habría sido
complicado llevar el cargo. Pero, quizás no. Quizás yo me complico más de la cuenta y en realidad
es una cuestión social. Porque no pasa nada cuando uno se ausenta más del tiempo determinado
del postnatal. Lo que pasa es que socialmente hay mucha discriminación. Si tú te fijas, la mayoría
de las mujeres que tienen cargos públicos ya tienen hijos más grandes, están en una edad más
adulta; son mujeres que no los han tenido o que no tienen ganas de tenerlos; son solteras o son
casadas, da lo mismo, pero que no tienen interés en tener hijos y más bien están priorizando sus
carreras profesionales. (Tina, comunicación personal)
Tina hace hincapié en la necesidad de que el Estado y las instituciones apoyen a todas las madres
que trabajan en casa y afuera de ella, las que son explotadas con sueldos mínimos y las que se
encuentran ejerciendo cargos de dirección y tienen trabajo de cuidado también. Siendo así, Tina
afirma lo siguiente en la entrevista inicial realizada el 30 de marzo del 2017:
Yo trabajaba en un servicio [público] … que no tiene sala cuna para sus trabajadores. O sea, ese
es como el caso del herrero, cuchillo de palo. Porque si bien, hay toda una red de jardines infantiles,
no es suficiente. Para las funcionarias que están en cargos directivos debiese haber aún más apoyo,
porque llegar a un cargo directivo implica haber hecho una trayectoria larga y dejar de lado cosas.
(Tina, comunicación personal)
Para Tina el desafío en este embarazo es poder tener un parto vaginal tras haber tenido previamente
una cesárea, para ello se rodea de diversas redes de apoyo e información a través de blogs, páginas
web y aplicaciones digitales de salud. Al respecto Tina expresa en el contacto de seguimiento
realizado el 6 de abril del 2017 lo siguiente:
Entonces, en este segundo embarazo lo que estoy haciendo es buscar redes o personas que ya
han tenido embarazos, o sea, partos vaginales post-cesárea. Me he dedicado a investigar, leer y
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hablar con personas que lo hayan vivido… Incluso he hablado con mujeres y médicos de otros
países a través de Internet y de una aplicación telefónica. Porqueen las cesáreas, finalmente, hay
una especie de tabú, gente a favor, en contra, si es electiva, cesárea no electiva. (Tina,
comunicación personal)
Esta investigación la combina con el trabajo de cuidado que brinda a su primera hija, lo cual es
posible tras la renuncia a su último cargo y a los trabajos flexibles que desempeña; sin embargo, le
queda poco tiempo para el autocuidado y la atención de este nuevo embarazo. Como se detalla en
el Registro de campo llevado a cabo el 6 de abril del 2017:
Tina se levanta a darle de comer a su hija a las 6:00 de la mañana. Luego la viste y la prepara para
el jardín. Junto con su pareja la pasan a dejar a las 8:00 horas en la escuela. Posteriormente, se va
a la universidad a dar clases o a prepararlas. En las tardes trabaja en una fundación, allí revisa
asuntos legales en distintos casos. A las cinco y media de la tarde se va a su casa porque la empleada
doméstica se va a las seis. Cuida a su hija toda la tarde, mientras llega su marido. En la noche le
vuelve a dar comida. Y a eso de las 21:00 horas vuelve a trabajar. (Sibrian, datos inéditos)
Unos meses después, aún no ha podido tomar la licencia pre-natal, pues una condición de los
trabajos flexibles es que hay unos meses (de postulación de proyectos) que no se pueden
desaprovechar porque de lo contrario no hay recursos durante el resto del año. En el contacto de
seguimiento realizado el 25 de julio del 2017 Tina lo expresa con las siguientes palabras:
Y me quedé cerrando proyectos. La universidad cierra, pero después las notas, no sé, por ejemplo,
el examen era el 29 y el 29 de junio yo estaba corrigiendo los exámenes, qué yo, exámenes
recuperativos. Y más la fundación, donde había proyectos que había que presentar a la DIBAM,
que había que presentar al consejo, a FONDART. Entonces bueno, me quedé en eso. (Tina,
comunicación personal)
Cuando finalmente logra dar cierre a todos los procesos laborales pendientes, se enfoca en lograr
que la criatura en su vientre se coloque en posición de parto, pues en la última ecografía se dio
cuenta que estaba en modo podálico o presentación de nalgas
3
y esto dificultaría el nacimiento por
parto natural. En el contacto de seguimiento del 25 de julio del 2017 Tina explica:
“Fui donde una señora… que hace acupuntura para gestantes y también se dedica un poco a dar
vuelta a guaguas. Fui a dos sesiones con ella y me hizo acupuntura y moxa. Son como unos
inciensos chiquititos...que te los ponen en el dedo chico del pie... y después... te los sacan cuando
ya van consumiéndose para que no te quemen. Moxibustión se llama la técnica. (Tina,
comunicación personal)
Tina tuvo la última ecografía esa semana y la postura no varió. Optó por una cesárea respetada una
vez más y a mediados del mes de agosto de ese año nació Salvador. En este relato se puede notar
como el Estado y su estructura no están relacionados estrechamente con el embarazo, pues la
3
La presentación de nalgas es aquella en la que la pelvis de un feto en situación longitudinal está en contacto con el
estrecho superior de la pelvis materna. Su importancia viene determinada porque se asocia con una mayor morbilidad
(Carvajal y Ralph 2018)
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vinculación se limita a las políticas públicas de salud, dejando de lado una inmensa red de sentido
cuyas filigranas están presente inclusive en el tiempo libre que se puede dedicar al cuidado del
embarazo con o sin trabajo. Cada vez parece más evidente que trabajo y productividad son
discursividades que se contraponen a los derechos y la ciudadanía. El desenlace de esta trayectoria
revela la contundencia de las lógicas que gobiernan la gestación donde, por más tendencias
novedosas que existan, la perspectiva tecnocrática prevalece ante cualquier riesgo (Davis Floyd y
Sargent 1997).
Las prácticas de cuidado
Pese a que cada trayectoria de gestación es distinta, existen algunos rasgos comunes entre
ellas. Lo principal es que la madre aparece, la mayoría de las veces, como la única responsable de
garantizar el bienestar de la nueva vida en curso, es decir, se feminizan los cuidados desde la
gestación (Acosta 2015). Sus vidas cotidianas están atravesadas por la conjugación y por las
tensiones entre el mundo doméstico y el laboral. Además, pese a las claras diferencias en cuanto a
ocupación y grado de instrucción, los tres casos tienen situaciones inestables en cuanto al trabajo:
una de las mujeres está desempleada, la otra tiene un trabajo precario y la última trabaja por
proyectos. En resumen, son las encargadas de las labores domésticas, de cuidarse a mismas (lo
que supone cuidar a otro), así como preocuparse por ser productivas y reconocidas laboralmente.
En el caso específico de Camila, ella se encuentra contrariada por la escasa participación
de su pareja y por la poca colaboración de esta en las labores domésticas. Por su parte, Vale se
siente inquieta por no traer dinero al hogar y percibe una exigencia en el cumplimiento de las tareas
domésticas, mientras su pareja trabaja formalmente y, por ello, la estabilidad de él tiene prioridad
al tomar decisiones. Tina, si bien cuenta con un trabajo remunerado, siente que debe elegir entre
cuidar o desarrollarse profesionalmente, además, el autocuidado requerido no lo pudo llevar a cabo
en un trabajo formal estable.
En los tres casos se recurre a apoyos socio-materiales para lograr distintos tipos de cuidado.
En la trayectoria de Camila, el cuidado principal provino de la medicina alopática tradicional con
una red que incluye un programa público del Estado, una oferta de consultas semi-privadas y una
red de amistades en modo virtual. En su trayectoria dos factores que fueron claves para producir
un cambio de rumbo corresponden, por un lado, a la espera como rasgo característico de lo público
(Auyero 2013) que la hacía sentir mal y; por otro, al acceso a mayor tecnología ecográfica en el
sector privado. Vale, quien practica yoga y meditación online durante su embarazo, en el parto
confía en la medicina tradicional y en el sistema privado. En su trayectoria no hubo mayores
cambios salvo al final cuando una situación familiar puso de manifiesto que los intereses
económicos paternales eran prioritarios. Tina, el tercer caso, también está conectada con nuevos y
viejos modos de concebir los cuidados, tales como la moxa china o las aplicaciones telefónicas de
salud sin abandonar la medicina alopática, bajo la modalidad privada.
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En cualquiera de las trayectorias, unas con más acentos que otras e incluso por oposición,
la mirada médica (Conrad 2007), la tecnología, la situación laboral y las relaciones familiares son
actantes que construyen y producen el embarazo desde el punto de vista del cuidado y de la salud.
Conclusión
Si bien, factores estructurales como: clase, género y nivel educativo configuran marcos
situacionales y se articulan con lógicas de acción (mercantiles, estatales y ciudadanas); así como,
contextos particulares y/o biográficos, en dicho engranaje emerge una red socio-técnica asociada a
diversas lógicas y actores (equipo médico, políticas públicas, movimientos sociales, tecnologías
digitales y organizaciones) que se acoplan o no con las trayectorias y marcan un punto de inflexión
en sus recorridos.
La trayectoria de los casos, así como las situaciones analizadas, mostraron las
contradicciones de un proceso en disputa: el embarazo contemporáneo. Diversas lógicas se
enfrentan prevaleciendo unas sobre otras. En el caso de las prácticas de cuidado, se identifica la
lógica médica tradicional frente a una lógica médico alternativa, siendo la primera prevaleciente
sobre todo al momento del parto (Jordan 1978). Respecto a las redes de apoyo también es posible
identificar una lógica privada versus una lógica extendida, prevaleciendo la primera pese a los
diversos esfuerzos por colectivizar estas prácticas, incluso a través de Internet (Llopis 2015; Vegas
2017).
Ahora bien, la constante durante la gesta es la feminización de los cuidados (Acosta 2015).
Su consideración como condición intrínseca al género hace que las mujeres tengan que cuidar de
modo imperativo (Comas d´Argemir 2017). Este mandato tiene consecuencias como: a) el doble y
hasta triple turno de muchas mujeres durante el embarazo puesto que deben trabajar en el espacio
público, en la casa y en su cuerpo; b) la emergencia de la culpa cuando lo descrito anteriormente
no se hace y; c) la autopercepción de flojas, improductivas y lentas cuando gestan. A esto se suma
la colisión que se produce entre el trabajo de cuidado con las lógicas productivas modernas durante
la gestación, acentuando con ello la división sexual del trabajo (Hochschild 2008).
Por esta razón se justifica el doble turno, la responsabilidad del cuidado y se delega en la
mirada médica gran parte de autoridad. En las trayectorias juega un rol fundamental los factores
económicos. La paradoja reside en que es en sus propósitos y en el modo de referirse a la gestación
donde está el empoderamiento, el parto respetado, la participación masculina en el cuidado y la
independencia económica.
También se vislumbran procesos de diálogo y de negociación constante donde las
situaciones no están nunca cerradas, donde el poder no es una posesión sino una situación
cambiante, con diversos regímenes de acción (Boltanski 2000) que, por tanto, dan paso a
situaciones de contienda, surcos, grietas que se transforman en oportunidades para una nueva
construcción.
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Agradecimiento: Este trabajo fue posible gracias al financiamiento de la Beca Conicyt, Doctorado
2015, Folio 21150060. Otorgado por la Comisión Nacional de Ciencia y Tecnología, Chile.
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