Volumen 101 (1) 2022: 1-19 Enero-Junio
DOI 10.15517/rr.v101i1.43649
E-ISSN: 1659-2859
1
Factores que impulsan e inhiben el empoderamiento femenino: una revisión de literatura
Factors that push and inhibit female empowerment: a literature review
Verónica Fernanda García Arteaga
1
,
mbaveroarteaga@gmail.com
https://orcid.org/0000-0002-8191-8002
1
Instituto de Ciencias Económico
Administrativas, Universidad Autónoma
del Estado de Hidalgo
1
Erika Cruz Coria
2
, ecoria84@hotmail.com
https://orcid.org/0000-0001-7984-0069
Carlos Mejía Reyes
3
,
carlos_mejia7563@uaeh.edu.mx
https://orcid.org/0000-0001-7984-0069
Instituto de Ciencias Económico
Administrativas, Universidad Autónoma
del Estado de Hidalgo / Universidad
Autónoma del Estado de Hidalgo, San
Agustín Tlaxiaca, México
1 2
Fecha de recepción:
28 de agosto del 2020
Fecha de aceptación:
15 de abril del 2021
Resumen
Introducción
Si bien el empoderamiento femenino ha sido abordado
desde diferentes perspectivas, se reconoce que el
elemento más estudiado es el acceso y control de los
recursos económicos, mediante la inserción de la mujer
al mercado laboral. Abordar el empoderamiento
femenino exclusivamente desde la perspectiva
económica es incorrecto, puesto que el empoderamiento
es la igualdad efectiva en todos los ámbitos de la vida.
Objetivo
El objetivo del presente documento es distinguir la
relación que existe entre los múltiples factores que
constituyen el empoderamiento femenino, ya sea como
impulsores o inhibidores, mediante el análisis
estructural de redes.
Método
Dada la naturaleza de los datos y el objetivo que
persigue este trabajo, la metodología utilizada es el
análisis de redes, con base en información teórica de 42
trabajos que hacen referencia al empoderamiento
femenino, estereotipos de género en el área laboral y
estudios sobre género.
Resultados
En el proceso de empoderamiento femenino el entorno
cercano juega un rol particularmente importante. Los
elementos más destacados y que inciden con mayor
frecuencia en su estudio son: la capacidad de ahorro, el
control de recursos económicos, el trabajo invisible y la
subordinación en negocio familiar.
Conclusiones
Los constructos sociales siguen restringiendo y
discriminando el poder decisorio y la participación
femenina en los hogares y comunidades, lo que deriva
en la reproducción de relaciones patriarcales y
desigualdad de género. La incorporación de las mujeres
al mercado laboral se muestra como un impulso para el
empoderamiento femenino.
Palabras clave: Estudios de mujeres, Género,
Estereotipos de género, Independencia económica,
Trabajo femenino.
Volumen 101 (1) 2022: 1-19 Enero-Junio
DOI 10.15517/rr.v101i1.43649
E-ISSN: 1659-2859
2
Cómo citar:
García Arteaga, Verónica Fernanda, Erika
Cruz Coria y Carlos Mejía Reyes. 2022.
Factores que impulsan e inhiben el
empoderamiento femenino: una revisión de
literatura. Revista Reflexiones 101 (1). DOI
10.15517/rr.v101i1.43649
Abstract
Introduction
Although female empowerment has been approached
from different perspectives, it is recognized that the
most studied element is access and control of economic
resources, through their insertion into the labor market.
Approaching female empowerment exclusively from an
economic perspective is an incorrect concept since
empowerment is effective equality in all areas of life.
Objective
The objective of this document is to distinguish the
relationship that exists between the multiple factors that
constitute female empowerment, either as drivers or
inhibitors, through the structural analysis of networks.
Method
Given the nature of the data and the objective pursued
by this work, the methodology used is network analysis,
based on theoretical information from 42 works that
refer to female empowerment, gender stereotypes at
work, and gender studies.
Results
In the female empowerment process, the close
environment plays a particularly important role. The
most prominent elements and those that most frequently
affect the study of female empowerment are the ability
to save, control of economic resources, invisible work,
and subordination in a family business.
Conclusions
Social constructs continue to restrict and discriminate
decision-making power and female participation in
homes and communities, which leads to the
reproduction of patriarchal relationships and gender
inequality. The incorporation of women into the labor
market is shown as an opportunity and as a driver for
female empowerment.
Key Words: Women's studies, Gender, Gender
stereotypes, Economic independence, Women's work.
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E-ISSN: 1659-2859
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Introducción
El empoderamiento femenino es un proceso de transformación social que permite mejorar
las capacidades de las mujeres para el progreso del sistema social en el que se desenvuelven, en el
cual sigue existiendo una brecha de género (León y Batliwala 1997). Se reconoce que el elemento
más estudiado es el acceso y control de recursos económicos, pero, también se relaciona con el
logro de competencias que permiten transformar las estructuras sociales con el fin de obtener la
participación de las mujeres en entornos donde les había sido negada su colaboración (Kabeer
1997).
Esta concepción adquiere cada vez más relevancia, dado su impacto en el desarrollo de los
países (Buendía-Martínez y Carrasco 2013).
Alcanzar independencia económica o participar en alguna actividad económica es un factor
importante para el empoderamiento y que se vislumbra como uno de los múltiples elementos para
avanzar hacia la igualdad de género (Riaño y Okali 2008).
Se entiende que el empoderamiento femenino es un proceso activo, ya que parte de un
aprendizaje personal en el que se construyen significados propios que producen una transformación
significativa del conocimiento que ya se posee (García, Fonseca y Concha 2015); es
multidimensional, ya que se reconoce la importancia del entorno cercano y colectivo de relaciones
interpersonales e institucionales, mismos que juegan un papel fundamental, ya que lo pueden
impulsar o inhibir (León y Batliwala 1997). Sin embargo, comúnmente se estudia en una dimensión
personal y por la participación económica que las mujeres consiguen a través de su inserción al
mercado laboral; al emprender, con algún empleador o a través de políticas sociales.
El objetivo del presente documento es distinguir la relación que existe entre los múltiples
factores que constituyen el empoderamiento femenino, ya sea como impulsores o inhibidores, a
partir de la literatura que lo aborda, mediante el análisis estructural de redes. Los resultados
permiten dar cuenta de que el entorno cercano es crucial en el proceso de empoderamiento de las
mujeres, puesto que, comúnmente, la esfera familiar es el aparato social donde se posiciona a la
mujer como subordinada (Casares 2008). Asimismo, los elementos más destacados y que inciden
con mayor frecuencia en el estudio sobre el tema son: la capacidad de ahorro, el control de recursos
económicos, el trabajo invisible (trabajo doméstico sin remuneración) y la subordinación en
negocio familiar.
Este artículo se compone de cuatro apartados, el primero aborda la revisión documental
sobre empoderamiento femenino y género, así como su relación con el entorno social y económico;
después se exponen los factores que impulsan e inhiben el empoderamiento femenino, y se detalla
que es un proceso de transformación que actúa en el plano personal, de relaciones cercanas y
colectivas de las mujeres y, finalmente, se presentan los resultados de ambos elementos, con base
en antecedentes teóricos.
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Metodología
La presente investigación se realizó a partir de la literatura que aborda el empoderamiento
femenino, los elementos coincidentes en su estudio y la probable asociación con otras variables
que no se han tomado en cuenta; además aporta conceptos relevantes que pueden ser útiles para
personas que estudian temas afines (Merino-Trujillo 2011).
Desde el punto de vista metodológico, se realizó una revisión sistemática de informes de
Organizaciones no Gubernamentales (ONG), artículos científicos, tesis doctorales, informes
gubernamentales, entre otros. Se dice que es un proceso sistemático, ya que ofrece una visión
general de los artículos académicos publicados sobre el tema estudiado, dicha búsqueda se llevó a
cabo principalmente en bases de datos científicas, tales como: Redalyc, Elservier, ScienceDirect y
Google Académico.
Los criterios que guiaron la selección de información fueron: empoderamiento femenino,
principios para el empoderamiento femenino, género, estereotipos de género en el trabajo y women
empowerment. Fueron analizados 65 resúmenes de trabajos, se utilizó, principalmente, la consulta
“empoderamiento femenino”, de los cuales, se retomaron 42 trabajos que han sido publicados
desde la década de los años setenta hasta el presente, los cuales fueron revisados con base en el
objetivo general de esta investigación.
A efecto de conocer y clasificar los elementos que impulsan e inhiben el empoderamiento
femenino, se trabajó de la siguiente manera: definición de las categorías a estudiar, análisis teórico
de elementos del empoderamiento femenino y género, construcción de una matriz de referencias,
con el fin de identificar las principales variables en el estudio del empoderamiento femenino en la
dimensión personal; entorno cercano y colectivo, y organización y abstracción de los diferentes
enfoques.
Para llevar a cabo el análisis de la información recolectada, se utilizó la metodología de
redes. Esta es usada para estudiar cómo se relacionan diferentes elementos como pueden ser:
conceptos, entidades, empresas, entre otros. Tiene múltiples aplicaciones y se usa para mejorar
estructuras organizacionales de las empresas, entender mejor las relaciones conceptuales, analizar
el comportamiento de comunidades, etc. (Navarro y Salazar 2017). El estudio partió de información
de tipo cualitativa y de la construcción de una matriz de referencias; posteriormente, se constru
una matriz de adyacencia (Ver Tabla 1) con base en la información teórica y, finalmente, se
introdujo al software Gephi para llevar a cabo el análisis de la red de las variables (nodos) que
conforman el empoderamiento femenino.
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Tabla 1. Matriz de adyacencia con base en elementos teóricos
Empoderamiento
femenino
Incorporación al
mercado laboral
Género
Inhibidores
Trabajo
remunerado
1
1
0
0
Trabajo no
remunerado
0
0
0
1
Segur. en toma de
decisiones
1
0
1
0
Nivel salarial más
bajo
0
0
1
1
Reproducción de
relaciones
patriarcales
0
0
1
1
Reproducción de
actividades propias
de la mujer
0
0
1
1
Capacitación
técnica
1
1
0
0
Mejora en calidad
de vida
1
0
0
0
Patrimonio propio
1
1
0
0
Control en bienes
materiales
1
0
1
0
Control de recursos
económicos
1
1
1
0
Reducción cargas
de opresión
1
0
1
0
Trabajo invisible
0
0
1
1
Subordinación
doméstica
0
0
1
1
Subordinación en
negocio familiar
0
0
1
1
Distribución
equitativa de
ingresos
1
0
1
0
Libertad de
movimiento
1
0
1
0
Capacidad de
ahorro
1
0
1
0
Fuente: Elaboración propia a partir de la revisión bibliográfica
Los nodos en una red pueden ser casi cualquier cosa, aunque, generalmente, cuando se habla
de redes se espera implícitamente que los nodos sean agentes activos, como lo son las personas;
sin embargo, existen redes en donde los nodos representan objetos, empresas, variables
conceptuales, ciudades, entidades de gobierno, organizaciones no gubernamentales (ONG), entre
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otros (Aguilar, Martínez y Aguilar 2017). Cuando se habla de las redes, se hace alusión a la
existencia de algún tipo de vínculo, en este caso, entre los conceptos o variables.
El método de análisis de redes permite tomar medidas de las redes, utilizando diferentes
métricas para el análisis grupal o de la red completa; asimismo, es factible apreciar la interacción
entre diferentes nodos (Kuz, Falco, Giandini 2016). A continuación, se describen las medidas de
la red utilizadas en este estudio:
• Grado de entrada (indegree): identifica los elementos con mayor cantidad de entradas, estos
son los más importantes por el enlace directo que otros actores tienen con ellos. Son
significativos ya que diversos actores intentan tener enlaces directos con ellos.
Grado de salida (outdegree): identifica los elementos que tienen más enlaces con los nodos
principales, sin embargo, no es obligatoriamente influyente un nodo con alto grado de salida.
• Modularidad: detecta las estructuras de comunidades o grupos dentro de una red.
La investigación reveló información importante acerca de los principales elementos que
impulsan e inhiben el empoderamiento femenino, además, dicha metodología permite plantear una
propuesta base para la investigación y análisis del empoderamiento femenino.
El empoderamiento femenino: un proceso de transformación
En los últimos años, las mujeres han avanzado de manera significativa en el ámbito
educativo, político, de salud y económico. También las leyes e instrumentos sobre la igualdad de
género y la no discriminación han evolucionado, sin embargo, los patrones culturales de opresión
y desigualdad de género siguen vigentes (Zabludovsky 2007).
La ONU Mujeres (2018) afirma que el progreso a nivel mundial en la igualdad de género
no necesariamente se refleja en los resultados obtenidos, por lo que esta transformación debe
acompañarse de acciones en las que se vea involucrada la sociedad en general para lograr igualdad
sustantiva. De acuerdo con Rico y Gómez (2009), las mujeres juegan un papel crucial en el
progreso social, debido a su participación en la dinámica socioeconómica; sin embargo, es notoria
la desigualdad en cuanto a su participación en ámbito público, el trabajo asalariado, los
emprendimientos, entre otras situaciones.
Aceves (2019) afirma que el empoderamiento femenino es la llave para combatir la brecha
de nero y para alcanzar el crecimiento económico, mismo que se impulsa desde las leyes y las
políticas del Estado. Para este autor, el género es «una construcción simbólica establecida sobre
los datos biológicos de la diferencia sexual» (Aceves 2019, 31), pero la economía y la política,
mediante leyes y aspectos sociales, también abonan a la construcción del género. El género produce
un imaginario social con una eficacia simbólica contundente y, al dar lugar a concepciones sociales
y culturales sobre la masculinidad y la feminidad, los papeles cambian según el lugar o el momento,
pero mujeres y hombres, por igual, son los soportes de un sistema de reglamentaciones,
prohibiciones y opresiones recíprocas (Lamas 2015).
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Existen categorías de análisis significativas las cuales se derivan de la teoría de género tales
como: el empoderamiento femenino, la propia categoría de género, el techo de cristal, la inequidad
de género, la violencia simbólica, el patriarcado, el androcentrismo, entre otras; las cuales
contribuyen a la construcción de las teorías feministas, pero solo como categorías teóricas ya que
no se encuentran plenamente definidas como un sistema teórico concreto con racionalidad propia
(Guzmán y Pérez 2007). Para efectos de este estudio se analizará la categoría empoderamiento
femenino.
Lagarde (2004) afirma que el empoderamiento es el proceso de transformación mediante el
cual cada mujer deja de ser el objeto de otros y se convierte en sujeta de su propia vida, una mujer
se encuentra empoderada cuando tiene la capacidad de adquirir poder o autoridad de manera
individual y colectiva. De acuerdo con Delgado, Zapata y Martínez (2010), este proceso involucra
un cambio en la identidad, en la auto percepción y, en consecuencia, en la forma en que se percibe
a los otros. Este cambio implica dolor y sufrimiento, puesto que se mueven estructuras que eran
incuestionables y vistas como una norma imposible de romper. En este proceso las mujeres
encuentran la posibilidad de cambiar ese orden.
Como instrumento de desarrollo, el empoderamiento femenino permite aumentar la eficacia
económica a través de la supresión de barreras para el acceso a la educación y a la generación de
oportunidades económicas para las mujeres que sufren obstáculos adicionales condicionados por
su género (Montaño et al. 2014). En este mismo sentido, el Banco Mundial (2011) afirma que el
empoderamiento femenino permite aumentar la eficiencia económica y mejora los resultados por
medio de tres efectos: el primero, el cual se relaciona con la eliminación de barreras para el acceso
de las mujeres a la educación, aumenta las oportunidades económicas e incrementa la
productividad; el segundo, el cual tiene que ver con una mejor posición de las mujeres en su entorno
social, además tiene efectos en los hijos e hijas y, en consecuencia, mejora las condiciones de la
próxima generación; y finalmente, el tercero, que se relaciona con la igualdad de oportunidades a
largo plazo al generar sociedades más representativas e incluyentes.
A nivel de lo individual, el empoderamiento femenino da lugar al desarrollo de capacidades
sociales y humanas para superar, en cierto grado, la posición de subordinación que aqueja a las
mujeres, pues son capaces de adquirir poder en la toma de decisiones. Un factor importante en lo
individual es su inserción al mercado laboral o participación en alguna actividad económica, esto
fomenta el empoderamiento pues les permite mayor independencia al acceder y controlar sus
propios recursos económicos (Buendía-Martínez et al. 2013; Delgado et al. 2010; Lizana 2014;
Riaño et al. 2008).
Asimismo, la obtención de igualdad de oportunidades generará sociedades más
representativas e incluyentes, esto ocasiona que, de mano propia, las mujeres sean capaces de
mejorar su bienestar al incidir en los elementos que pueden perjudicarlas (Buendía-Martínez et al.
2013; Saraccini et al. 2003).
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Factores determinantes en el empoderamiento femenino
En la década de los ochenta algunas posturas feministas a nivel internacional relacionaron
el concepto de empoderamiento con el género femenino: los planteamientos actuales no hacen
distinción de género, pero muchos de ellos son fruto de las críticas y debates trascendentales
forjados por el movimiento internacional de mujeres, especialmente, por las feministas de los
países en vías de desarrollo (Walters 1991).
El empoderamiento femenino se alimenta de factores como la educación; ya que permite
adquirir autonomía y asumir responsabilidad sobre las decisiones tomadas, y de las relaciones de
género, estas últimas derivan de las construcciones culturales, valores y creencias asociadas al
género y al acceso y control de recursos económicos (Lagarde 2004; León & Batliwala 1997;
Moser 1989).
Se identifican como factores inhibidores los constructos sociales que restringen y
discriminan el poder decisorio y la participación política femenina en los hogares y en las
comunidades rurales (Naciones Unidas 2017), que devienen de la reproducción de relaciones
patriarcales y de la desigualdad de género. Así mismo, los salarios bajos, el trabajo invisible
(Montaño, Gaytán y Enríquez 2018); que son las labores y cuidados del hogar considerados como
una obligación natural de las mujeres percibidas como improductivas (UAM 2020), la pobreza
multidimensional (privación en materia de educación, salud y nivel de vida), y menor capacidad
de acceso a la tierra, bloquean el proceso de empoderamiento de las mujeres.
Por otra parte, los elementos que impulsan el empoderamiento femenino son la
participación equilibrada y equitativa en todas las esferas de la vida de las mujeres, gozar de un
poder colectivo e individual en la toma de decisiones, el acceso y control a los recursos educativos,
económicos y de salud, así como los patrimoniales, bienes materiales, la libertad de movimiento,
y el poder-hacer de misma (autonomía personal). Igualmente, las relaciones de reciprocidad y
cooperación desde una visión colectiva motivan la transformación individual. El acceso de las
mujeres al mercado laboral remunerado potencia el crecimiento inclusivo, así como la construcción
de liderazgo a través de la participación pública, lo cual genera un efecto colectivo que refuerza las
alianzas entre mujeres para un cambio grupal en los estereotipos de género, en la subordinación y,
en la cultura (Lagarde 2004; Lizana, 2014; Martínez 2017; ONU Mujeres 2013; Urzelai 2014).
Según Lagarde (1986), el objetivo de esta perspectiva es la transformación de las estructuras
de poder que sitúan a las mujeres en desventaja frente a los hombres, y propone crear una nueva
configuración social basada en una relación de equidad entre los géneros. De acuerdo con la
Organización de las Naciones Unidas (ONU) (2015), la igualdad de género y el empoderamiento
femenino son prioritarios debido a que, de esta manera, se puede lograr el desarrollo sostenible
desde una dimensión económica y social.
En relación con los estudios que abordan el empoderamiento femenino, se identifica que
gran parte de la producción científica coloca a la dimensión individual y colectiva como los
principales planos de acción del empoderamiento femenino y, a la participación económica que las
mujeres consiguen a través de su inserción al mercado laboral como el factor principal que lo
impulsa (Buendía-Martínez et al. 2013; Delgado et al. 2010; Cruz 2007; Quesada 2002).
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Si bien las dimensiones antes citadas son tendencia en los estudios realizados, se identifican
otros trabajos que dan cuenta de una amplia diversidad de factores que impulsan e inhiben este
proceso de transformación social. Pérez et al. (2008) identifican a la política pública a través de sus
programas de desarrollo social como la principal fuente de empoderamiento; particularmente, se
refieren a los talleres de capacitación que ofrece la Comisión Nacional para el Desarrollo de los
Pueblos Indígenas (CDI) en México, como una forma en el que las mujeres adquieren habilidades
para operar adecuadamente sus negocios. Sin embargo, estas asesorías no les proveen
conocimientos técnicos que le apoyen a solucionar los contratiempos que surgen en el desarrollo
de sus proyectos productivos; la falta de capacitación técnica se identifica como un factor inhibidor
del empoderamiento femenino, las mujeres suelen ser asesoradas por sus maridos y familiares
cercanos, haciéndolas dependientes de otras personas e inhabilitándolas para la adquisición de
nuevas habilidades.
En este mismo sentido, Delgado et al. (2010) analizaron el empoderamiento de un grupo de
mujeres beneficiadas por un programa para dirigir proyectos productivos y ser impulsoras
comunitarias en México. Previo a recibir las capacitaciones, las mujeres desempeñaban roles con
estereotipo de nero (trabajo doméstico y cuidado de los hijos e hijas), al culminar reflejaron un
cambio positivo en la forma de verse a mismas, en su forma de afrontar los conflictos y de su
visión de vida, además lograron un cambio de identidad que impactó su vida familiar y personal al
romper con roles establecidos.
De igual forma, Riaño y Okali (2008) analizaron las experiencias de mujeres y hombres en
relación con proyectos productivos financiados por dependencias gubernamentales mexicanas;
estos proyectos no mostraron impacto económico en la población beneficiada debido a la falta de
confianza entre la población beneficiaria, al escaso sentido de trabajo en equipo y a que las
capacidades individuales no lograron ser encaminadas a los objetivos colectivos. De igual forma,
la capacitación técnica que se les impartió fue escasa. Como resultado, no se observaron evidencias
del empoderamiento de las mujeres.
Pérez y Vázquez (2009) analizaron el papel de la familia en el proceso de empoderamiento
en mujeres indígenas que conforman el Fondo Regional de Mujeres Chontales de Tabasco. El
estudio se enfocó en las relaciones cercanas a través de tres aspectos: la posibilidad de manejar los
ingresos propios, su rol en las tareas domésticas y la libertad de realizar actividades fuera de casa
no relacionados con lo doméstico. El planteamiento principal de este trabajo se centra en el rol de
la familia para el empoderamiento femenino, el cual es determinante debido a que puede impulsar
o bloquear dicho proceso. Los resultados permitieron describir el empoderamiento femenino en
función de las características familiares. En un primer grupo, se observó que existe una repartición
del trabajo doméstico tradicional, donde los hombres son proveedores y las mujeres llevan a cabo
tareas domésticas. En el segundo, las mujeres tienen capacidad de ahorro y libertad de movimiento,
esto porque han asumido compromisos comunitarios. Finalmente, el tercer grupo mostró menos
capacidad de ahorro, pero existe avance al realizar actividades fuera de casa, siempre y cuando
sean actividades relacionadas con el grupo de socias al que pertenecen.
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Resultados
Si bien en la revisión de la literatura se muestra una amplia diversidad de factores que se
encuentran relacionados con el empoderamiento de las mujeres en el plano individual, se encontró
que los factores que lo impulsan están relacionados con el control que las mujeres adquieren sobre
bienes materiales, recursos económicos (Casique 2010) y capacidad de ahorro (Batliwala 1997).
Así mismo derivado del análisis, en la Figura 1 se encontró que la libertad de movimiento
(Pérez y Vázquez 2009), la seguridad en toma de decisiones (Naciones Unidas 2017), la
adquisición de patrimonio propio y la transformación de la subordinación doméstica, que da píe a
un cambio en los patrones culturales de opresión domésticos encaminados a la igualdad (Anzorena
2008) son elementos que mostraron una relación determinante no solo en el plano individual del
empoderamiento, sino también, desde el plano de las relaciones cercanas entre las mujeres.
La posibilidad de controlar sus recursos económicos, el rol en las tareas domésticas
(subordinación doméstica) y la libertad de movimiento (no relacionada con lo doméstico) son
factores que, para las mujeres, se determinan en el entorno cercano, particularmente, por los
esposos (Pérez, Vázquez y Zapata 2008); pero, también es influenciado por la decisión propia de
cada mujer (plano personal) (ver Figura 1) (León 2001; Urzelai 2014)
Figura 1. Relación entre los entornos que determinan el empoderamiento femenino
Fuente: elaboración propia con base en antecedentes documentales.
En la Figura 1 se observa que, en comparación con el entorno colectivo, el entorno cercano
es donde se generan la mayor parte de acciones que fortalecen el proceso de empoderamiento
femenino. Basados en el grado de entrada, se puede observar que el nodo más grande de la red
corresponde al entorno cercano. De acuerdo con la revisión documental, los procesos y las acciones
de quienes integran el entorno cercano (sistemas de parentesco) pueden producir cambios en los
patrones culturales de opresión, lo cual propicia el proceso de empoderamiento femenino (Rubin
1986).
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Los elementos principales que impulsan el empoderamiento femenino son el control de
recursos económicos (Lizana 2014) y la capacidad de ahorro (Pérez y Vázquez 2009) (Ver Figura
2). Por otro lado, se identificó que las principales conductas que inhiben el proceso de
empoderamiento femenino son: el trabajo invisible (Montaño, Gaytán y Enríquez 2018) y la
subordinación laboral en negocio familiar (Pérez et al. 2008). Ambas, son acciones que se generan
en el entorno cercano y, que como se mencionó anteriormente, las relaciones familiares tienen
mucha influencia sobre los patrones culturales de opresión.
Con base en lo anterior, se observa que la habitual asociación de la independencia
económica de las mujeres a través de su incorporación al mercado laboral con un trabajo
renumerado propicia el empoderamiento femenino, no es en todos los casos suficiente,
favorable, y tampoco hay inequívoca relación significativa entre ellas (Casique 2010), puesto que
es posible la permanencia del orden patriarcal en el ámbito laboral .
El entorno familiar juega un papel protagónico el acceso de las mujeres a los recursos
económicos que son generados por ellas mismas, porque esto influye en la relación que guardan
con la pareja con la que habitan. En la Figura 2 destacan cuatro nodos, los cuales tienen relación
con el entorno cercano. La capacidad de ahorro, el control de recursos económicos, el trabajo
invisible y la subordinación en negocio familiar, se manejan en función de los estereotipos de
género en el hogar, puesto que si estos no se ajustan con los mandatos sociales de su comunidad,
se generan conflictos en el núcleo familiar (Casique 2010; Lagarde 2004; Lizana 2014; Martínez
2017; Meza et al. 2002; ONU Mujeres 2013; Urzelai 2014).
Figura 2. Factores que inhiben el empoderamiento femenino en la red
Fuente: elaboración propia con base en antecedentes documentales.
El empoderamiento femenino es un proceso compuesto por diversas variables y acciones
sociales, por lo que en su estudio se dificulta estimar el valor de estas en cada mujer. Pero es
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importante el estudio particular de cada dimensión con el fin de estimar los avances de cada caso
en particular (Casique 2010; Lizana 2014; Urzelai 2014).
Para efectos de esta indagación, es importante analizar la modularidad de las redes para los
tres entornos: cercano, colectivo y el plano personal. Existe un debate teórico en el estudio del
empoderamiento femenino, ya que algunos estudios se centran en el análisis desde el plano
personal, puesto que se enfoca en un sentido individualista que desconoce las estructuras de poder
colectivas, y, por otro lado, el enfoque colectivo que incorpora tanto la evolución personal como
el cambio colectivo y cercano (León 2001).
Figura 3. Grafo de los grupos que constituyen el empoderamiento femenino en la red
Fuente: elaboración propia con base en antecedentes documentales.
La Figura 3 indica que el plano personal es un factor que se vincula significativamente al
entorno cercano, juntos concentran el principal grupo de las relaciones en la red. Ambos impactan
sustancialmente en el proceso de empoderamiento femenino, en gran medida se debe al hecho
común de que la familia funge como la principal institución de la subordinación femenina y como
ideología patriarcal al controlar el acceso de las mujeres a las esferas públicas, tales como el
empleo. El entorno cercano o familiar representa un elemento clave que puede llegar a equilibrar
el sistema patriarcal, ya sea en las actividades del hogar o en la producción económica familiar
(Casares 2008). Por otro lado, el entorno colectivo concentra una categoría menor de la red, de esta
manera se revela que, para efectos de esta revisión, influye en menor medida al empoderamiento
femenino.
De acuerdo con la revisión de la literatura, los factores que inhiben el empoderamiento
femenino se construyen en el género. Para Scott (2015), el género es una construcción social de
la diferencia sexual, una forma primaria de las relaciones de poder, en tanto la construcción de
significados, está acotado por el contexto, la situación social y cultural de los sujetos de estudio y
el tiempo histórico. Los sistemas de género, sin importar su periodo histórico, son sistemas binarios
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que oponen el hombre a la mujer, lo masculino a lo femenino, lo público a lo privado, y esto, por
lo general, no en un plan de igualdad sino en un orden jerárquico.
A pesar de ello, no existen culturas que estén totalmente de acuerdo sobre lo que distingue
a un género de otro, pero, frecuentemente, se diferencia a los hombres de las mujeres con base en
las siguientes características: es propio de lo masculino la agresividad, mayor fuerza, estatura, peso,
razonamiento numérico, entre otras. Es característico de lo femenino la sensibilidad, la
comprensión, impulso maternal, vida doméstica y expresión verbal (Oakley 1977). La autora
expone que tanto la masculinidad como la feminidad son prácticas puramente culturales.
En la dinámica de las relaciones de género, se observa que el poder dominante
comúnmente es ejercido por los hombres con base en el parentesco, tanto en el núcleo
doméstico, como en el ámbito familiar (abuelo con nietas, tíos con sobrinas, entre otros) e incluso,
en algunas ocasiones por ciertas mujeres (suegra con nuera) (De Barbieri 1993).
En la Figura 4 se pueden distinguir cinco nodos importantes: subordinación laboral en
negocio familiar, trabajo invisible, reproducción de relaciones patriarcales y control de recursos
económicos, así como subordinación doméstica. Estos elementos pertenecen al grupo de poder de
decisión en el ámbito familiar. De acuerdo con Casique (2010), la familia, que es el cleo más
cercano a las mujeres, cumple un rol esencial para determinar el proceder de cada mujer en dichos
términos.
Figura 4. Grafo de factores que inhiben el empoderamiento femenino
Fuente: elaboración propia a partir del análisis de antecedentes documentales.
El patriarcado es un sistema que institucionaliza la supremacía de los hombres sobre las
mujeres, instituyendo así, la estructura que ejerce como instrumento de dominación masculina
(Vacca 2012).
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La disponibilidad y el acceso a recursos sociales y económicos posibilitan el
empoderamiento femenino (Casique 2010). Por otro lado, la subordinación en el negocio familiar
y el trabajo invisible son elementos desfavorables para el desempeño de las mujeres en la esfera
pública. Esto puede derivar del patriarcado que se mantiene en la esfera familiar, situación que se
refleja en el ámbito público, donde las mujeres son controladas y subordinadas (Casares 2008;
Pérez et al. 2008).
Figura 5. Grafo de la estructura de comunidades dentro de la red de conceptos
Fuente: elaboración propia a partir del análisis de antecedentes documentales.
Con la finalidad de conocer la fuerza de la división de la red en módulos, se aplicó la medida
de modularidad y se identificaron dos grupos (ver Figura 5). Se puede identificar que el nodo
“género e inhibidoresy sus aristas son los más representativos dentro de la red, debido a que,
históricamente, el género hace una comparación en la que, las mujeres y los hombres son
influenciados por la vida en sociedad, esto determina que la humanidad utiliza el sexo biológico
como base y pauta para la atribución de género (Oakley 1977). Lo anterior da pie a la subordinación
femenina en todos los escenarios posibles (organizaciones económicas y sociales), y es muy
convincente, porque representa un arraigo ideológico muy profundo que no se soluciona mediante
acciones simples al interior del sistema social, inclusive ni al reestructurar el sector económico o
político (Ortner 1979).
El empoderamiento femenino es una estrategia que busca luchar contra la desigualdad de
género, la violencia simbólica y romper con los esquemas patriarcales que menosprecian y limitan
las oportunidades y aspiraciones de las mujeres (Urzelai 2014), de allí la particular importancia de
esta red.
Asimismo, se pueden identificar en un mismo grupo (ver Figura 5) los nodos
“empoderamiento femenino e incorporación al mercado laboral”, ya que es una variable que
impulsa el empoderamiento femenino (Casique 2010). Sin embargo, de esta también derivan
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elementos que lo inhiben como: el trabajo invisible y la subordinación laboral en negocio familiar.
Comúnmente, en el núcleo familiar es en el aparato social donde se posiciona a la mujer como
esposa y doméstica y solo así, una mujer es mujer (Casares 2008).
Conclusiones
Los resultados permiten dar cuenta que, en el proceso de empoderamiento femenino, el
entorno cercano juega un rol particularmente importante puesto que, comúnmente, en la familia se
perpetúan o suprimen los esquemas patriarcales y la subordinación. Los constructos sociales siguen
restringiendo y discriminando el poder decisorio y la participación femenina en los hogares y
comunidades, los cuales derivan en la reproducción de relaciones patriarcales y desigualdad de
género.
La incorporación de las mujeres al mercado laboral se muestra como una oportunidad
progresiva que, en muchos casos, permite superar los estereotipos de género y abrir camino al
empoderamiento femenino, puesto que impacta en la vida familiar y personal, al romper con los
roles de género establecidos. Asimismo, se da una participación formal y activa en su entorno, al
desempeñar diversas actividades en la esfera económica, familiar, social y cultural, esto influye
positivamente en un cambio identitario en la mujer.
Se han realizado numerosos trabajos en torno al proceso del empoderamiento femenino y
se puede distinguir que surge de la necesidad de una transformación social y desarrollo humano
que se dirija hacia la igualdad de género. Finalmente, se reconoció que el plano personal y el
entorno cercano son los elementos que influyen, en mayor medida, en el proceso de
empoderamiento, por lo que, si se evoluciona en ambos entornos, se logrará un cambio sustancial
que beneficia a las mujeres.
Contribución
Verónica Fernanda García Arteaga. Diseño del estudio, recolección de datos, metodología, análisis
e interpretación de datos, preparación de figuras, redacción del borrador del artículo, revisión
crítica de su contenido, aprobación de la versión final.
Erika Cruz Coria. Diseño del estudio, ajuste de metodología, análisis e interpretación de datos,
revisión crítica de los resultados, aprobación de la versión final.
Carlos Mejía Reyes. Interpretación de datos, revisión crítica de los resultados con base en área
específica del conocimiento, aprobación de la versión final.
Apoyo financiero: Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACyT).
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