emergencia, ollas comunes y cabildos; los barrios, que organizados en cabildos y asambleas,
coordinaron de las demandas para construir un horizonte político compartido; y feministas,
que visibilizaron la dimensión patriarcal y misógina del Chile contemporáneo, poniendo el
foco en el cuerpo como territorio político, receptor de las violencias machistas y fuente de
poder para la liberación y la autonomía; además de ser las protagonistas de una de las marchas
más masivas realizadas durante el proceso, el 8M de 2020, día internacional contra la
violencia hacia la mujer.
Quienes vivían en la calle Nueva Bueras, en el epicentro del Estallido Social conocido
como la Zona Cero, salieron de sus casas sorprendidos por la violencia policial y dispuestos
a colaborar con las personas heridas a causa de la represión. Más de 60 personas de diversas
edades, oficios y clases sociales se congregaron desde el primer día, articulando la Asamblea
Nueva Vulva. Se organizaron en ferias libres, almuerzos comunitarios, asambleas, rituales y
diversas actividades centradas en el cuidado de la vida.
De esta manera, a lo largo de este artículo se pretende profundizar en la Asamblea
Nueva Vulva como espacio territorial articulado para ejercitar la horizontalidad, la
participación y la reflexión sobre la producción de lo común; y como contenedor de
dinámicas de reapropiación del cuerpo y del modo en cómo se habita el territorio. En este
contexto, interesa mirar la asamblea en su dialogo con improntas feministas, para poner el
foco en la defensa del cuerpo-territorio, en el acuerpamiento y en la resistencia a la violencia
del modelo neoliberal (Cabnal, 2018). La asamblea, por tanto, se comprende como una
metodología de autoorganización, instrumento práctico y definitorio de estructuras
democráticas y manifestación del trabajo en común que favorece el florecimiento de
respuestas creativas y cooperativas.
De esta manera, este estudio tiene como objetivo sistematizar y analizar la experiencia
de la Asamblea Nueva Vulva desde una perspectiva feminista, profundizando en las prácticas
de resistencia desplegadas tanto en el espacio público como en el privado. Para llevar a cabo
el objetivo planteado, el enfoque metodológico escogido fue el cualitativo, método de
observación que permitió analizar la experiencia vecinal, ordenando y relacionando los
acontecimientos y relatos de algunas personas, para dar marco a la sistematización de la
experiencia. Para esto, se utilizó la observación participante como técnica de recolección de
datos, efectuando una reflexión ordenada y critica de la experiencia vivida, al reconstruir
momentos fundamentales para luego analizarnos e interpretarlos. El proceso se llevó a cabo
por medio de notas de campo, entrevistas semiestructuradas a vecinos, vecinas, rescatistas,
personal voluntario de salud y análisis de registros fotográficos y de documentación.
Para dar cuenta de los resultados, se contextualiza la experiencia de violencia ejercida
por las Fuerzas de Orden hacia manifestantes, vecinos y vecinas, para luego dar cuenta de las
prácticas de resistencia comunitaria llevadas a cabo por la Asamblea Nueva Vulva, lo que
será desglosado en dos ejes de análisis: lo ocurrido en el espacio público: el Estallido Social;