Dossier especial Jornada de Estudios
en Chambéry, Francia, 2021: 1-16 Julio-Diciembre
DOI 10.15517/rr.v0i0.44033
Introducción
«En el hemisferio americano, el periodismo juega un papel fundamental para
hacer realidad el ejercicio de la democracia, la transparencia de las actividades
gubernamentales, la probidad, la responsabilidad de los gobiernos en la gestión pública,
el respeto por los derechos sociales y la libertad de expresión y de prensa» (CIDH, 2017,
67), relata el capítulo IV del Informe Anual 2016 de la Relatoría Especial para la Libertad
de Expresión, aprobado en 2017 por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos
(CIDH) y titulado Zonas silenciadas: Regiones de alta peligrosidad para ejercer la
libertad de expresión. Para desempeñar este cometido, las y los periodistas que ejercen
esta profesión en América Latina se exponen a diversas situaciones de violencia.
De acuerdo con la clasificación mundial de 2020 de Reporteros Sin Fronteras
(RSF), que mide la libertad de prensa en cinco escalas de riesgo para las y los periodistas,
casi todos los países latinoamericanos se encuentran en la tercera o en la cuarta franja de
mayor riesgo; es decir, entre los 90 países más peligrosos del mundo para ejercer el
periodismo de un total de 180 países considerados, excepto Costa Rica, Uruguay y
Suriname.
«En 2018, durante las elecciones celebradas en México, Brasil, Venezuela,
Paraguay, Colombia, El Salvador y Cuba, se registró un aumento de las agresiones a
periodistas. La mayoría perpetradas por políticos, funcionarios y militantes de partidos (a
través de internet). Estos incidentes contribuyeron a crear un clima generalizado de
desconfianza, y a veces de odio, hacia la prensa» (RSF 2019). En su análisis de 2019, la
organización señala que la mejoría observada en la libertad de expresión en la región se
está revirtiendo. Brasil ha retrocedido dos puestos en relación al año anterior y ocupa
actualmente la posición 107 del ranking, es el séptimo país peor posicionado de América
Latina, por detrás de Cuba, Venezuela, México, Nicaragua, Guatemala y Bolivia. «La
elección de Jair Bolsonaro como presidente, en octubre de 2018, augura un periodo
oscuro para la democracia y la libertad de prensa» (RSF 2019), afirmó la organización en
su informe posterior a las elecciones.
Si bien los gobiernos tienen la obligación de garantizar el derecho a la libertad de
expresión, de información y del ejercicio libre y seguro del periodismo, según
ratificaciones nacionales e internacionales, el aumento de amenazas contra periodistas en
Brasil muestra que todavía queda un largo camino por recorrer. La autocensura practicada
por profesionales de la información, personas escritoras o investigadoras en redes sociales
en este país muestra cómo la desinformación coloca en riesgo las garantías de algunas de
las democracias latinoamericanas, entre ellas la brasileña; lo anterior por miedo a recibir
amenazas o sufrir daños públicamente.
Bolsonaro se apropia de los mecanismos de la posverdad para llegar a la presidencia
La libertad de expresión en América Latina se enfrenta actualmente a una nueva
disputa de la verdad. Diversos agentes, entre los que se incluyen algunos miembros del
actual gobierno de Brasil, recurren a estrategias de deslegitimación de la información, de
la prensa y de las y los periodistas para hacer valer su proyecto político.