El documental como laberinto discursivo: relatos de hombres trans
The documentary as a
discursive labyrinth: trans men´s stories
Wendy Jiménez Asenjo
Departamento de Estudios e
Investigación Educativa,
Ministerio de Educación Pública, San
José, Costa Rica
https://orcid.org/0000-0002-1615-0324
Fecha de recepción: 15 de enero del
2021
Fecha de aceptación: 5 de octubre
del 2021
Cómo
citar:
Jiménez Asenjo, Wendy. 2022 El documental como laberinto discursivo: relatos de hombres trans. Revista Reflexiones 101 (2). DOI 10.15517/rr.v101i2.45439
Resumen
Introducción: El análisis de los relatos de los hombres trans
protagonistas del documental guatemalteco Hombres en Transformación ha
demostrado que las experiencias que comparten combaten las formas hegemónicas
que privilegian la construcción del género desde visiones binarias e invitan a
pensar nuevas propuestas políticas que partan de lecturas propias.
Objetivo: Por ello, este análisis pretende exponer
cuestionamientos acerca de la construcción de las trans masculinidades
enfrentadas a una institucionalidad que privilegia la transnormatividad.
Método: Dada la naturaleza cualitativa de este análisis
crítico de discurso, se construyen dos categorías, la transmasculinidad
hegemónica, la cual privilegia el género binario y transfóbico y la trans
masculinidad subalterna, la cual deconstruye de manera crítica las demandas
institucionales que limitan la posibilidad de vivenciar el género desde otras
corporalidades y subjetividades.
Resultados: Se encontró que los relatos de los hombres trans
cuestionan de manera frontal el sistema binario de género y a las instituciones
que lo reproducen, tales como el sistema de salud, la familia y las instancias
jurídicas.
Conclusión: Al respecto, se concluye que este documental
interpela a la persona espectadora con el objetivo de hacerle empatizar y
comprender la complejidad de la construcción del género.
Palabras clave:
Documental, Género, Grupo sexual minoritario, Masculinidad,
Hegemonía.
Abstract
Introduction: The analysis of trans men´s stories of the Guatemalan documentary Hombres
en Transformación has shown that the experiences they share, question the
hegemonic forms that privilege the construction of gender from binary visions
and invite us to think about new political proposals that start from their own
readings.
Objective: For this
reason, this analysis tries to expose questions about the construction of trans
masculinities faced with an institutional framework that privileges
transnormativity.
Method: Given
the qualitative nature of this critical discourse analysis, two categories are
constructed, the hegemonic transmasculinity that privileges the binary and
transphobic gender and the subaltern trans masculinity that critically
deconstructs the institutional demands that limit the possibility of
experiencing gender from other corporalities. and subjectivities.
Results: It was
found that the stories of trans men directly question the binary gender system
and the institutions that reproduce it, such as the health system, the family
and the legal authorities.
Conclusion: In this
regard, it is concluded that the documentary is a means of social denunciation,
but at the same time it is a space for construction and interpellation to the
viewer who, from these three, can empathize and understand the complexity of
the construction of the gender.
Keywords: Documentary, Gender,
Minority Sexual Group, Masculinity, Hegemony.
Introducción
El
documental guatemalteco Hombres en Transformación fue dirigido,
producido y editado por la documentalista Claudia Pivaral en el año 2016, contó
con el apoyo de Trans-formación: Colectivo de Hombres trans, la Red Nacional de
Diversidad Sexual y VIH de Guatemala, la Asociación Gente Positiva, el Colectivo
Libertad Producciones y la Embajada de Noruega.
Esta
producción audiovisual se desarrolla en una Guatemala que es descrita como
hostil para las personas trans, pues los datos reflejan una gran vulnerabilidad
social y económica, por ejemplo, solo un 60% concluyó la escuela primaria, ese
mismo porcentaje manifiesta haber sufrido algún atentado contra su vida.
Asimismo, se enumera un total de 20 personas trans que fueron víctimas de crímenes
de odio durante el año 2018 (Salazar 2019).
A pesar de que el documental no presenta cifras, los relatos de tres hombres trans:[1] Alex, Ian y Gabriel,
exponen los principales desafíos que enfrentan para construir sus
masculinidades, las cuales se han desarrollado a partir de experiencias en las
que la transición no se centra en el discurso del cambio corporal, sino que,
más bien, proponen visualizar estos procesos de tránsito desde distintos
lugares de evocación personal y social.
Sus historias
invitan a un diálogo con la persona espectadora que pone sobre la mesa
cuestionamientos relacionados con la construcción de las masculinidades
hegemónicas y subalternas, esto enriquece y muestra la complejidad de las
subjetividades vinculadas con el género. Sus relatos cuestionan las
masculinidades hegemónicas caracterizadas por privilegiar narrativas que
asocian la construcción de la masculinidad con sistema de género binario,
cisnormativo y heteronormativo, mientras que las masculinidades subalternas
abrazan aquellas narrativas que contribuyen a reconfigurar lo masculino a partir
de las propias vivencias trans. Tal como lo expresa
Halberstam (2008), no todas las personas trans quieren poner en jaque a la
masculinidad hegemónica, sin embargo, sí ofrecen una oportunidad para expresar la
masculinidad no dominante.
Desde esta perspectiva,
sus historias colocan la persona espectadora en una posición en la que es
seducido para cuestionar las estructuras de género cisnormativo[2] y trans excluyente, al
evocar desde la propia vivencia de los protagonistas la transición como fruto
de un desafío constante a un sistema en el que es posible construir la
masculinidad desde la subalternidad.
A partir de
esto, el presente artículo expone tres apartados. El primero invita a una
reflexión sobre el análisis del discurso y el contexto desde el cual estos discursos
se producen para comprender la construcción de las masculinidades subalternas
que se muestran en los documentales acerca de hombres trans. El segundo
apartado presenta el abordaje metodológico empleado; y, por último, en el
tercer apartado se analizan los relatos de los protagonistas del documental en
estudio.
El contexto en la
construcción de los discursos subalternos
Según Teun
A. van Dijk (2013), todo discurso se produce en un contexto, el cual refiere al
mundo humano en el que tiene lugar el uso del lenguaje; justo en esta relación
con el mundo se organiza la estructura discursiva. En este sentido, los
contextos son experiencias cotidianas, definiciones e interpretaciones de las
situaciones diarias en las que participan los sujetos mediante la interacción.
En otras palabras, los contextos definen lo que se dice o se escribe y el modo
en que se interpreta el discurso, todo ello desde un enfoque vinculado con las
formas de interacción social y la relación discurso-texto y modelos mentales
(Van Dijk 2013).
Dado que los
contextos se constituyen socialmente y se mantienen de manera interactiva, los
errores de comunicación pueden ser el resultado de diferentes definiciones de
contexto. Por ello, Lakoff (2017) estima fundamental saber el contexto contra
el que se discute, para lo cual es vital explicar en qué consisten las
creencias de quienes participan y tratar de predecir lo que dirán y cómo lo
dirán.
El
reconocimiento del contexto es fundamental para interpretar los discursos y
destacar la carga afectiva que aflora en las intervenciones. Cabe destacar que
la construcción de los discursos parte de contextos sociohistóricos, culturales
y afectivos. Por tanto, son atravesados por distintas sensibilidades que se
expresan mediante palabras, gestos y corporalidades. Por ejemplo, al utilizar
el término trans en un ambiente conservador médico, podría implicar una alusión
a una psicopatología, mientras que en un grupo de personas trans activistas la
palabra evoca otro tipo de significado mucho más vivencial. En ambos grupos,
aparentemente adversarios, se escudriña una afectividad interpsicológica que
deriva de sus contextos. Ahora bien, ¿cuál de las dos voces posee un estatus
social para contar con mayor prestigio y credibilidad social?
Para
Bourdieu (1985), las relaciones de comunicación que implican el conocimiento y
el reconocimiento social son intercambios lingüísticos y, al mismo tiempo, son
relaciones de poder simbólico en las cuales se actualizan las relaciones de
fuerza entre los locutores y sus respectivas audiencias, pues la lengua «legítima» asegura su propia perpetuación en la medida en
que detenta el poder. Desde esta perspectiva, cabe la pregunta si el ámbito
médico el mismo estatus social en la estructura de conocimientos y
reconocimientos sociales que las personas trans. ¿Serán entonces los discursos
de las experiencias y los afectos más legítimos que la ciencia médica? ¿Será
que los hombres trans pueden construir un discurso que sea legítimo?
Para Teun A.
van Dijk (2013), algunos usos del lenguaje son más valorados porque sus
hablantes gozan de un mejor estatus social. Para desenmascarar estas relaciones
de poder y conocer la estructura del contexto, el autor invita a analizar temas
vinculados con el discurso, tales como agencia, identidad, desigualdad social y
participación.
En este
sentido, Foucault (1968) proponía que el lenguaje se asume en un cuerpo social
mediante el discurso que busca normalizar para ejercer el poder contra lo
considerado anormal. Precisamente, esta disonancia de expresiones de género diversas
con respecto al sistema de género binario, cisexista y cisnormativo trastoca
ese mandato institucional de normalizar a la sociedad desde las instituciones
educativas, legales, religiosas y médicas.
Para Fricker (2017), el poder está socialmente situado, lo que supone
constatar la importancia del contexto social. Así, toda actuación del poder
depende del contexto en el que se produce la injusticia epistémica, según la
cual la persona resulta subestimada en su capacidad de ser reconocida como
sujeto de conocimiento, pues se anula la legitimidad de un sujeto para
compartir sus conocimientos y dar sentido a sus propias experiencias sociales.
Esta autora establece dos tipos de injusticia epistémica. La primera de
ellas es la injusticia testimonial, que se produce cuando un sujeto es desacreditado
debido a los prejuicios que tiene la audiencia. La segunda corresponde a la
injusticia hermenéutica, que se genera ante la incapacidad de quien escucha
para comprender la experiencia social de un sujeto debido a una falta de
recursos interpretativos, que lo colocan así en una situación de desventaja y
de credibilidad reducida (Fricker 2017.
Teun A. van
Dijk (2013) indica que los grupos de poder habitualmente pugnan por lograr una
identidad no marcada, que se puede observar en las relaciones étnicas en las
que las personas blancas se consideran a sí mismas como un grupo étnico o donde
el lenguaje dominante tiene un estatus no marcado. En el caso de la población
trans, como parte de su reivindicación, han nombrado a la población no trans
como cis, esto ha generado en algunos casos un rechazo por parte de las
personas cis, pues por lo general el grupo que detenta el poder no es nombrado
por las minorías.
Si se
continua con el ejemplo del término trans, Jack Halberstam (2018) considera que
este constituye de forma radical un nuevo conocimiento sobre la experiencia de
existir en un cuerpo; dicha vivencia puede ser el fundamento de formas
diferentes de ver el mundo. En esta tesitura, Halberstam invita a visualizar
los cuerpos trans más allá de una imagen de lo no normativo; más bien, sugiere
que estos cuerpos develan el género y sus relaciones con la etnia, la clase
social, entre otros aspectos que atraviesan la experiencia de vida de los
sujetos. Por ello, propone una teorización háptica, un acercamiento afectivo al
cuerpo trans, trascendiendo la distancia jerárquica entre sujeto y objeto,
solicitando a quien observa que analice sus propias experiencias durante el
proceso; en este sentido, el cuerpo trans busca cuestionar la organización de
todos los cuerpos.
Es
precisamente esta invitación a un acercamiento de teorización háptica lo que
recuerda el reclamo de la teórica feminista Monique Wittig (2006), el cual
indica que la cuestión del lenguaje como fenómeno ha dominado el campo
teórico-científico y político, entrelazando lenguajes que producen un efecto en
la realidad social, y que niega la posibilidad de hablar si no es en sus
propios términos y bajo sus propias categorías.
En
consonancia con la propuesta de Wittig de hablar en términos propios, el filósofo
Jack Halberstam (2018) alude a la terminología trans en contraposición con
aquellos intentos por buscar definiciones concisas basadas en pronunciamientos
médicos, que excluyen la experiencia de vida de las propias personas trans.
Para este teórico, el lenguaje es un ecosistema cambiante que alude a la
multiplicidad a la que trata de interpelar, que presta atención a la
innovación, la autodeterminación y la experimentación.
Este
planteamiento genera la posibilidad de resistencia a través del discurso, muy
similar a lo expresado por Lakoff (2017), quien considera que los discursos
deben generarse desde los marcos propios de referencia y no desde las personas adversarias;
para él, se deben utilizar marcos en los que se cree y que expresan sus auténticas
opiniones morales, pues si se conserva el lenguaje y el marco referencial de quienes
adversan se perderá cualquier batalla porque se estarán reforzando sus
argumentos.
Una de las
posibilidades de expresión de la lucha social a través del lenguaje es el documental.
Para Nichols (2013), los documentales, como representación social, son obras de
no ficción, que hacen visible y audible la realidad social de una forma
particular. El documental está impregnado de un sentido de autenticidad que
imprime en quien mira la idea del mundo tal y como es; en otras palabras, el
documental es una representación del mundo, no ficcional.
Por esta
característica primigenia de no ficción que acompaña a este género, quien
realiza el documental tiene la misión de crear una realidad social para
provocar un impacto en la persona espectadora, de acuerdo con los actos de
selección y estructuración definidos previamente por él.
Por tanto,
el documental como medio de comunicación está diseñado con el propósito de
informar y persuadir a quien lo observa, a partir de la representación concreta
de personas, lugares y situaciones, para inducir al espectador a deducir
enseñanzas más complejas y perspectivas más amplias de una realidad concreta. En
este sentido, Johnson (2016) advierte que los documentales ejercen el poder
mediante un intento intencionado para modificar la relación del público
espectador con un tema específico, contextualizándolo en el tiempo, el espacio
y el campo intelectual del documental, lo cual en muchos casos actúa como
conducto para las auto narrativas que atraviesan los cuerpos, las identidades y
las comunidades socialmente marginadas. En síntesis, la naturaleza no ficcional
del documental y su interés de causar un impacto en la persona espectadora
invita a reflexionar acerca de la función política que acompaña a este género.
La función
política de cualquier creación deriva en la posibilidad de mantener o
transformar el statu quo. En este sentido, Nichols (2013) especifica que
la función política del documental radica en la posibilidad de transmitir
mensajes para la reconfiguración social de las subjetividades, mediante la
conformación de un argumento convincente que alcance ese propósito; en otras
palabras, el documental debe hacer actuar al público para conformar una
realidad social distinta.
Ante los resultados de estas investigaciones, es relevante lo planteado por Nichols (2013) cuando
advierte que la voz política de los documentales encarna las perspectivas de
comunidades que comparten una historia de exclusión y un objetivo de
transformación social. Los documentales con temáticas asociadas a la población
trans no solo impactan a esa población específica, sino que, además, podría
generar un efecto en la población cis, al aportar elementos para la
construcción de identidades de género más diversas y una evidente disminución
de la transfobia. Para lograr este efecto cercano y afectivo, se pueden
incorporar testimonios para exponer problemas sociales que, desde las
aproximaciones de la ciencia positivista, no se podrían abordar por su
complejidad; en algunos casos, fragmentan la comprensión de una experiencia rica
que solo puede ser descrita por quienes la viven. En este sentido, el principal
lema de esta modalidad expresiva se resumiría en «Se
habla de ellos, pero con ellos».
En consecuencia, el análisis crítico
del documental hace un llamado a vigilar ese laberinto discursivo del que todas
las personas forman parte y a no olvidar que esos relatos trans presentes en
los documentales también
podrían reforzar una ideología transnormativa, al privilegiar el modelo médico
de identidad de género en sus presentaciones de experiencias infantiles como
una forma de establecer la identificación de los hombres trans con la
masculinidad hegemónica.
Las representaciones de
los hombres trans en los documentales
Johnson
(2016) analiza el contenido de nueve documentales que representan a personas
trans estadounidenses, quienes fueron asignadas como femeninas al nacer y que
ahora se identifican como hombres trans. Como muestra de los hallazgos, se
presentan dos temas que circulan a lo largo de los documentales: 1) nací en el
cuerpo equivocado, el cual está constituido por narrativas de identidad trans
como una condición con la que se nació, en lugar de haber sido elegido por él
mismo; 2) la necesidad de intervenciones médicas para la reafirmación de la
identidad trans.
De su
investigación, concluye que prevalece una narrativa histórica del saber
constitutivo de la identidad desde la infancia, lo que podría fortalecer la
idea de la identidad de género como esencialista y hasta biologista, esto
refuerza la idea que las personas trans efectivamente nacen en el cuerpo
equivocado y, por tanto, hay una disonancia entre el género asignado y la
identidad de género.
Ante esta
preocupación, Johnson (2016) enfatiza que dichos documentales podrían
consolidar una visión transnormativa, la cual se entiende como una extensión de
lo heteronormativo como la puerta de ingreso para que la persona espectadora se
identifique con las características y los comportamientos que son legítimos, preescritos
y que están adheridos al sistema médico, mientras que otras formas de las
identificaciones trans están marginadas o invisibilizadas. En otras palabras,
las personas trans en estos documentales se comparan con las personas cisgénero
masculinas, en un ejercicio de reproducción del sistema de género binario.
Johnson
(2016) advierte que este discurso transnormativo está presente en los
documentales, debido a una exigencia institucional que obliga a las personas
trans a seguir procesos de transición médico-legal, vinculados con el
desarrollo de narrativas de una lucha de por vida con la identidad de género
que comenzó en la infancia, fortaleciendo el discurso de un modelo médico de la
transición. Este es el componente central de dicha narrativa en la trayectoria
de las personas trans que produce un efecto que margina especialmente a los
sujetos transmasculinos o personas no binarias que no desean una intervención
médica o no pueden acceder a ella por razones económicas.
Por tanto,
concluye que, en estos nueve documentales, los hombres trans son identificados
como ejemplo del concepto de transnormatividad que privilegia la estructura
hegemónica. Esta estructura impulsa la idea de que la identificación y las
narrativas de estos hombres deben legitimar el modelo médico binario trans
excluyente. Una segunda conclusión gira entorno a las formas en que las
personas trans aprenden de estas representaciones de lo trans a la hora de
narrar experiencias y de ofrecer una respuesta emocional adecuada a esas
narraciones, las que incluso podrían internalizar como parte de sus propias
experiencias.
En otro estudio vinculado con las identificaciones trans, Flores, Haider, Lewis, Miller,
Tadlock y Taylor (2018) indican que la expresión de género es uno de los
primeros aspectos que las personas notan en las otras, eso define las actitudes
que puedan generar frente a quienes no se ajusten a sus cánones de género,
específicamente las actitudes que se producen ante las personas trans. Por esta
razón, en Estados Unidos, las personas autoras investigaron si a mayor
exposición a rostros de personas trans se reducirían las actitudes transfóbicas
en los sujetos en estudio, pues se asimilarían las imágenes y en un momento se
verían como familiares. Como principal resultado, se comprueba su hipótesis y se
explica que, a las
personas en estudio, al estar sistemáticamente recibiendo estas imágenes, les
generaba empatía y disminuía la transfobia.
De aquí se podría inferir lo conveniente de visibilizar a la población
trans en toda su diversidad como una forma de sensibilizar e influir en
actitudes respetuosas hacia esta población, sin incurrir en discursos
transnormativos que flaco favor hacen a las disidencias del género o a las
construcciones de las masculinidades desde la subalternidad.
Estrategia metodológica
Para efectos
de este trabajo, se analizaron los testimonios de tres hombres trans que
protagonizan el documental Hombres en Transformación del Colectivo
Transformación, cuyas narrativas se centran en sus vivencias durante el proceso
de transición. Con el propósito de operacionalizar el análisis del discurso se
construyeron categorías de análisis que facilitaron el proceso
interpretativo. Se establece la categoría trans masculinidad, de la cual derivaron dos
subcategorías de análisis: la primera, la «masculinidad
hegemónica», caracterizada por privilegiar
narrativas que asocian la masculinidad al sistema de género binario,
cisnormativo y heteronormativo, mientras que la segunda subcategoría, la «masculinidad subalterna»,
privilegia narrativas de deconstrucción de lo masculino a partir de las propias
vivencias trans.
Cabe
destacar que la categoría y las sub categorías subsecuentes se definen a partir
del objetivo del análisis, por lo que cada fragmento discursivo fue seleccionado
a partir de las categorías previamente establecidas. Sin embargo, conforme
avanza el análisis se construyen nuevas sub categorías que se consignan para cada
uno de los protagonistas, tal como se presenta en la Tabla 1.
Tabla
1. Categorías de análisis según el
discurso de los protagonistas del documental Hombres en transformación
Tipo de trans masculinidad |
Definición |
Protagonista y tipo de
trans masculinidad |
||
Alex |
Ian |
Gabriel |
||
Hegemónica |
Privilegia
una masculinidad dirigida al género binario. |
Un sistema
de salud que no atiende a esta población. Lo trans
como un tema de decisión personal, no como un tema que evidencia lo rígido
del sistema binario. Falta de
referentes de hombres trans durante la infancia y la juventud. Prevalencia
de discursos médicos. |
La familia
reacciona ante los procesos de transición: «si quiere ser hombre, tiene que buscar trabajo para que
mantenga a su mujer y ya no lo voy a tratar como su hermana». Las
identidades trans asociadas con parafilias sexuales. |
La
discriminación ante lo que no se ajusta a lo heteronormativo y cisgénero. |
Subalterna |
Se construye
a partir de una vivencia que abre las posibilidades de reconstrucción de lo
masculino. |
La
organización política como una forma de sensibilizar y educar a la población. |
Las
identidades trans como procesos en construcción. El
despertar, el ser yo. |
Las diversas
lecturas del mundo y las subjetividades que desarrollan en su transición y
que enriquecen la construcción de la masculinidad. |
Fuente: Elaboración propia a partir de los testimonios
de los protagonistas del documental Hombres en transformación.
Cabe
destacar que los testimonios posibilitaron la definición de áreas de
intervención discursiva distinta. Por ejemplo, Alex enfatiza temas médicos y de
clasificaciones sociales, Ian alude a temas familiares y de mandatos para el
ejercicio de una masculinidad hegemónica y, por último, Gabriel asume el relato
deconstructivo de la masculinidad hegemónica a partir de la riqueza de la
diversidad de visiones desde la vivencia trans. A partir de estas tres grandes
áreas discursivas, se analizan los resultados.
Análisis de resultados
Los tres
relatos que presenta el documental no son una ficción. Sus cuerpos en transición no son un deseo por
cumplir. Son realidades presentes, mundos posibles, subjetividades que
armonizan con la persona espectadora para hacerlo reflexionar acerca de los
discursos ortodoxos del género binario del que todas las personas somos parte.
Pese a ello, ese laberinto
discursivo invita de manera urgente a analizar de forma crítica la reproducción de algunas
ideas que alimentan estigmas y estereotipos, las cuales coadyuvan a fortalecer
creencias y prácticas que atizan el fuego de la discriminación. Johnson (2016)
advierte cómo este discurso transnormativo está presente en los documentales
que analizó, pues para lograr una transición médica legal los hombres trans se
ven obligados a desarrollar narrativas que deben privilegiar una discordancia
entre la identidad de género y la corporalidad, la cual inició desde la
infancia.
En el caso
del documental en estudio, las narrativas son atravesadas por ese mismo
discurso médico. Sin embargo, adicionan nuevos elementos que contextualizan los
discursos transnormativos al contexto guatemalteco, y que permiten trascender
el discurso de una transición centrada en los cambios corporales. Bajo esta
característica y siguiendo las clasificaciones de documentales establecidas por
Nichols (2013), este material audiovisual puede clasificarse como un fiel
ejemplo de la modalidad expresiva, pues busca demostrar cómo el conocimiento
experiencial, subjetivo y afectivo permite comprender la complejidad de los
procesos sociales, acercando al público espectador a sentir cómo sería una cierta
situación o experiencia, más que entenderla a un nivel conceptual, por lo que
se pretende que se experimente el mundo tan cercano a nivel afectivo como sea
posible.
En este sentido, el documental se constituye en un
material revolucionario que invita a pensar el género desde estos sentires,
albergando lecturas propias acerca de las trans masculinidades. Por tanto, este
documental no solo evoca a la acción política, sino que la induce; en lugar de
una actitud compasiva trata de acabar con la pasividad de quien observa y le
pide criticidad frente al género binario y las exigencias de transnormatividad
a las que se somete a los hombres trans en Guatemala.
Aunado a lo anterior, se debe recordar que muchas veces los documentales son la única puerta
de entrada que la población infantil y juvenil tienen para identificarse como
hombres trans y para trascender las fronteras del género binario.
Alex y el enfrentamiento
al discurso médico
La
clasificación de los sujetos es parte del ejercicio del poder y de control de
la ciudadanía. Etiquetar es un primer paso previo a la clasificación entre los
sujetos humanos y subhumanos, los ciudadanos de primera categoría y los otros
cuya humanidad aún está por definirse. Y es justamente esta disyuntiva
biopolítica la que presenta Alex en su testimonio:
Siempre me habían puesto
un letrero como lesbiana y yo no me identificaba con esa frase, sentía que no
era mío (…). Yo todavía no cuento con la dicha de tener mis operaciones porque
son muy costosas y el nivel de vida que yo tengo no me da para poder operarme
en el servicio privado y, en lo público, pues, ni se toca el tema a pesar de
que pago seguro social (...). El seguro social no quiere atenderme porque dice
que es algo que yo me he provocado por el desconocimiento que se tiene de la
disconformidad de género con la que yo nací. (Transformación 2016, minuto 01,
segundo 29)
Alex
describe cómo el proceso de transición de género se interpreta a nivel de los
servicios de salud como una decisión que es absoluta responsabilidad de los
sujetos trans, por tanto, no debe ser atendido por el sistema de salud pública,
pues se interpreta como una decisión individual. En este sentido, la
posibilidad de cuestionar el sistema binario como uno excluyente a las
diversidades no está en el imaginario médico de seguridad social, que continúa
visualizando lo trans como un problema individual, una psicopatología o una
cirugía plástica. De esta manera, esto alude a un privilegio cisgénero como
medida o modelo de las identidades de género, mientras que las personas trans,
pese a pagar seguro médico, no son ciudadanos ni ciudadanas con un derecho
igualitario a la salud.
Ante esta disyuntiva, Missé (2018) recuerda que a la persona trans se le
considera un problema individual que solo podrá resolverse cuando el sujeto
modifique su cuerpo desde lo establecido en el sistema de género binario, lo
que distrae de cuestionar una estructura social cuyos postulados se dirigen a
una transnormatividad que obstaculizan la posibilidad de los sujetos para
asumir y construir el género desde lugares subalternos. Aunado a lo anterior,
este relato presenta una narrativa del modelo médico que ejemplifica cómo desde
el discurso jerárquico médico se margina a los
hombres trans y personas trans masculinas no binarias, las cuales no desean
necesariamente una intervención médica o no pueden acceder a ella
económicamente.
Para Missé (2018), lo trans es un relato que, por lo general, está
relacionado con la modificación corporal, ya que, ante el malestar del sistema
binario, se busca domesticar el cuerpo, para tener el passing; es decir,
mediante la modificación corporal puede ser aceptado en los grupos sociales sin
que sea evidente su condición trans. El passing es un dispositivo para
lograr la normatividad trans en una sociedad cuyos modelos de género se
circunscriben a lo femenino y lo masculino desde una visión binaria y
hegemónica del género.
Ian y el abrazo
transnormativo familiar
El relato de
Ian cuestiona la construcción de la masculinidad hegémonica que se les endilga
a los hombres trans una vez que comunican su decisión de transicionar. Estos
discursos transnormativos están claramente ilustrados en sus palabras:
Un lapso de mi vida donde
yo quise expresarme como hombre y, bueno, fui rechazado en ese momento (…) lo
que hice fue como que bloquearlo… hubo un lapso que yo, le digo, me dormí (…)
vivía sin vivir (…). En la sociedad está bien marcado qué es ser hombre…
primero, que le gusten todas las chavas y molestarlas… Lo primero que sentí fue
mi familia, mi papá cuando me dijo: “Bueno, ¿vas a ser Ian o qué?, ¿vas a ser
hombre o qué? Bueno, empezá a buscar trabajo, es diferente, no te voy a tratar
como a tu hermana, sino que vos tenés que fajártelas tu solo, tú mismo, y
querés ser hombre y mantener a tu mujer, pues hacelo, pues” … Ser transexual,
ser lesbiana, ser homosexual no significa que te gusten todas las personas y
que seas un vicioso sexual, sino que eres otra persona común y corriente (…).
Isacc Newton, Galileo Galilei, pensaban que eran unos locos porque ellos estaban
pensando diferente, nosotros somos como ellos, podemos hacerlo.
(Transformación, 2016, minuto 05, segundo 48)
De este
relato se destacan aspectos relacionados con la vivencia personal de un ser
humano que es discriminado por expresarse de una manera que se opone al sistema
de género binario y cisnormativo. La alusión al rechazo y decidir dormirse,
silenciarse, es parte de la represión social ante las identificaciones y las
expresiones de género trans.
En este sentido, las normas binarias
del género trastocan con violencia simbólica el desarrollo de sus
identificaciones de género, lo que provoca una vulnerabilidad en la comprensión
de su existencia. Continuando
con el tono personal, Ian relata la reacción de su padre cuando le comunica
acerca de su identidad como un hombre trans; él, su padre, presenta los
mandatos de la masculinidad hegemónica como única posibilidad para el que desee
llamarse hombre. Dicha masculinidad es producto de las relaciones
de género que se constituyen mediante prácticas no discursivas, incluido el
trabajo asalariado, la violencia, la sexualidad, el trabajo doméstico y el
cuidado infantil, así como a través de acciones rutinarias irreflexivas (Connell, Raewyn y James
Messerschmidt 2005).
Gabriel y la
deconstrucción de la transnormatividad
El relato de
Gabriel invita a una reflexión que trasciende por mucho el vincular la
transición como una mera transformación corporal; en este sentido, las diversas
lecturas del mundo y las subjetividades que desarrollan en su propia transición
enriquecen la construcción de la masculinidad desde la subalternidad:
Más allá de una
transición física (…), mi proceso realmente inicia cuando me atrevo a
cuestionarme, cuando me atrevo a poner un porqué o un hacia dónde de mi
masculinidad, qué es esa masculinidad (…), qué necesito expresar a través de
ella (…) aprender a apropiarme de mi historia para aprender a explorar esa
identidad, entonces es allí donde yo me defino como un hombre trans, porque mi
proceso de socialización no es igual al de un hombre cisgénero, por lo tanto,
no me pretendo identificar como un hombre cisgénero (…) porque no lo soy, mis
vivencias son diferentes (…). Entonces es ahí donde yo decido construir un
hombre distinto (…), cosa que rescato de la transición es la posibilidad de
tener muchas lecturas del mundo y que el mundo tenga muchas lecturas de mí (…)
ante el mundo he sido mujer, he sido lesbiana, he sido hombre cisgénero, he
sido gay y hombre trans. (Transformación, 2016, minuto 8, segundo 05)
Este
testimonio manifiesta la masculinidad como un proceso, un lugar distinto y
diverso de evocación, un discurso tan complejo que solo puede ser descrito por
quienes viven la experiencia.
Por ello, Preciado (2014) considera que las «nociones
de masculinidad, de feminidad, hombre, mujer, heterosexualidad, homosexualidad,
normalidad, patología, transexualidad, intersexualidad, son en realidad
ficciones políticas» (minuto 7”). Por lo que invita a realizar una
desidentificación crítica para construir otras ficciones políticas que no reproduzcan
formas de exclusión y represión de los sujetos y que contribuyan a la
coexistencia con la diversidad de identificaciones de género, de manera que
cada ser humano pueda sentirse respetado e incluido socialmente.
Aunado a lo anterior, el sociólogo Miquel Missé (2018) expone la necesidad
de definir desde dónde relata el sujeto su corporalidad, pues lo trans es un
relato de vida posible que se enmarca en sociedades cuyas instituciones están
llamadas a normativizar los cuerpos mediante el control de las identificaciones
y las expresiones de género.
Tal como lo
manifestaba Halberstam (2018), existir en un cuerpo trans permite diversificar
las formas de ser y estar en el mundo, y recordar que el cuerpo está siempre en
construcción y representa el arte de llegar a ser, de imaginar y de
transicionar. Estas propuestas sin lugar a duda, vendrían acompañadas
de nuevas formas de evocación, conceptos distintos que abracen la diversidad
que se avecina.
Conclusiones
Las tres historias
presentes en el documental coadyuvan a la construcción de un discurso propio, cercano
y resignificado por el sujeto mismo, pues parte de la experiencia propia.
Estos relatos no pueden reducirse a una interpretación meramente racional,
por lo que la afectividad está presente en todo el proceso de análisis del
discurso.
La diversidad de los relatos como punto de partida para visibilizar el
reconocimiento del otro como válido y digno es el punto de encuentro en
sociedades acostumbradas a la uniformidad, la exclusión o la devaluación de lo
diferente a través de las instituciones sociales, lo cual está presente en los
discursos aquí analizados.
La urgencia
de un lenguaje que abrace a la población desde la diversidad debe construirse
con el levantamiento de una arquitectura discursiva que incluya más voces,
nuevas palabras y nuevos significados construidos desde la subalternidad.
El
documental como género no ficcional utiliza la lógica informativa y persuasiva
para deducir enseñanzas más complejas, que intencionalmente están dirigidas por
quien realiza el producto audiovisual para posicionar su visión sobre el tema.
La función
política del documental en estudio radica en impactar a la persona espectadora para
que este reconfigure su realidad. En este sentido, los documentales acerca de
la temática trans buscan impactar no solo a esa población, sino, además, a las
personas identificadas como cis.
Desde la
modalidad documental expresiva y relacionada con la temática de los hombres
trans, se pueden cuestionar narrativas que privilegian la autoridad del modelo
médico y la reproducción de las masculinidades binarias, transnormativas y
hegemónicas, expresadas en la necesidad de visualizar las trans masculinidades
más allá de la modificación corporal.
Para
finalizar, parece relevante recordar una escena en la que Ian se aleja de la
cámara y mientras camina, en el muro de la universidad, se lee un grafitti: «¡No
era tras la muerte a lo que fuimos! Es tras la vida»
(Transformación, 2016, minuto 07, segundo 58).
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[1] Hombres trans refiere a las personas que fueron asignadas al género femenino al nacer y socializadas como mujeres y que, actualmente, se identifican como hombres trans.
[2] Cisnormativo: modelo
social y cultural dominante que dicta que todas las personas tienen que ser
cisgénero y produce transfobia, exclusión y discriminación hacia las
personas trans, intersex o las personas no conformes con su género. (Martínez
y López 2019, 5)