Dossier especial X Jornadas de Investigación: 1-17
DOI 10.15517/rr.v0i0.46002
E-ISSN: 1659-2859
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Trabajo asalariado en el monocultivo de piña en la Región Huetar Norte
Wage labor in pineapple monoculture in the north region of Costa Rica
Moisés Salgado Ramírez,
moissalgado@gmail.com
Marylaura Acuña Alvarado,
marylaura.acunaalvarado@gmail.com
Resumen
Introducción
Costa Rica se posiciona como el principal exportador
de piña en el mundo, sin embargo, este monocultivo ha
generado diversas consecuencias socio-ambientales.
Entre las afectaciones sociales, se destaca la
explotación laboral de personas en condiciones
migratorias irregulares en las plantaciones de piña en la
zona norte del país.
Objetivo
La ponencia busca presentar algunos hallazgos en torno
al mundo del trabajo asalariado en el monocultivo de
piña en las comunidades de Medio Queso y Santa Fe de
Los Chiles.
Método
Estos resultados surgen de un proceso de investigación
enmarcado en un proyecto de acción social de la
Universidad de Costa Rica, dedicado al
acompañamiento organizativo en comunidades que
enfrentan conflictos socio-ambientales. El proyecto se
desarrolló con una metodología participativa y aunado
a esto se realizaron entrevistas a profundidad y
observaciones participantes.
Resultados
La ponencia presenta una descripción de la expansión
piñera en las comunidades, así como la organización
sindical y comunitaria presente en estos territorios.
Asimismo, se aportan algunos elementos que
caracterizan el momento de creación del valor del
trabajo en la etapa de producción y los mecanismos
contractuales presentes en las empresas piñeras
estudiadas. Aunado a esto, se identifican los procesos
de desplazamiento de trabajadores(as) migrantes y de
las formas de reproducción de la fuerza laboral.
Palabras clave: Relaciones laborales, Agronegocio,
Sindicalismo, Campesinado, Conflicto socio-
ambiental.
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E-ISSN: 1659-2859
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Cómo citar:
Salgado Ramírez, Moisés y
Marylaura Acuña Alvarado.
2021.
Trabajo asalariado en el monocultivo
de piña en la Región Huetar Norte.
Revista Reflexiones Dossier especial
X Jornadas de Investigación. DOI
10.15517/rr.v0i0.46002
Abstract
Introduction
Costa Rica is positioned as the main pineapple exporter
in the world; however this monoculture has generated
several socio-environmental consequences. Among the
social effects, the labor exploitation of people in
irregular migratory conditions stands out in the
pineapple plantations in the north region of the country.
Objective
The text seeks to present some findings about the world
of wage labor in pineapple monoculture in the
communities of Medio Queso and Santa Fe de Los
Chiles.
Method
These results arise from a research process in the
framework of a social action project in the University
of Costa Rica, dedicated to organizational support in
communities that face socio-environmental conflicts.
The project was developed with a participatory
methodology and in addition to this, in-depth
interviews and participant observations were
conducted.
Results
The text presents a description of the pineapple
expansion in the communities, as well as the union and
community organization present in these territories.
Moreover, some elements are provided in order to
characterize the moment of creation of labor value in
the production stage and the contractual mechanisms
present in the pineapple companies studied. In addition
to this, the processes of displacement of migrant
workers and the forms of reproduction of the labor
force are identified.
Key Words: Labor relations, Agribusiness, Unionism,
Peasantry, Socio-environmental conflict.
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Introducción
El texto que se presenta tiene como objetivo mostrar los primeros avances
investigativos del proyecto de acción social: Trabajo asalariado en piñeras de la zona norte:
acercamiento desde la cotidianidad de las comunidades de Medio Queso, Santa Fe en Los
Chiles y La Guaria de Pocosol. Este proyecto busca fortalecer el trabajo que el Programa
Kioscos Socioambientales de la Vicerrectoría de Acción Social ha venido realizando con
organizaciones comunitarias que enfrentan las consecuencias de la expansión acelerada del
monocultivo de piña en la zona norte del país. Para ello, el trabajo se adentró en la
cotidianeidad del trabajo asalariado en esta industria, a través de la promoción de espacios
de reflexión y análisis colectivo con organizaciones comunitarias y sindicales de estas tres
localidades, todas ellas, rodeadas por plantaciones piñeras. Con esto además se buscó acercar
la realidad de las y los trabajadores de la piña, con los objetivos y luchas de las organizaciones
comunitarias que enfrentan las consecuencias del monocultivo de piña.
El texto recoge hallazgos del proyecto desarrollado entre 2017-2019 y fue presentado
como ponencia en las X Jornadas de Investigación del Instituto de Investigaciones Sociales
de la Universidad de Costa Rica. La ponencia se desarrolla de la siguiente manera: se presenta
una descripción del proceso de expansión del monocultivo de piña en el contexto de la
conflictividad socio-ambiental, algunos elementos que caracterizan el momento de creación
del valor del trabajo en la etapa de producción, algunos de los mecanismos contractuales
presentes en las empresas estudiadas y finalmente se identifican los procesos de
desplazamiento de trabajadoras y trabajadores migrantes.
Caracterización del estudio y enfoque metodológico
Costa Rica es el principal país exportador de piña de todo el mundo. Su crecimiento
ha sido exponencialmente rápido, tanto así que para el 2014 estuvo cerca de igualar los
ingresos de la histórica exportación de banano y café. Además, el número de empresas
dedicadas a la producción de este cultivo es cada vez mayor, así como los destinos de
exportación. Este cultivo se concentra mayoritariamente en grandes empresas y es cultivada
en las regiones del norte, el pacífico sur y el caribe norte. Más del 86% del total de las
exportaciones de la Región Huetar Norte están vinculadas al sector agrícola, concentrando la
piña el 65% de las exportaciones totales con un valor anual de US$ 660.000.000
(PROCOMER 2017).
En cuanto a la extensión del monocultivo de piña, la cantidad de hectáreas sembradas se ha
quintuplicado entre el 2000 y el 2016, pasando de 11 000 a 58 000 hectáreas (Araya 2017),
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período de un auge importante de la agroindustria exportadora no tradicional y la
consolidación de las exportaciones agroindustriales tradicionales, pero, además, período de
un marcado deterioro de la producción y comercialización campesina vinculado con las
políticas de liberalización económica, ajustes estructurales y transformaciones institucionales
(Llaguno, Cerdas y Aguilar 2014).
La expansión de este monocultivo se entiende como un conflicto socioambiental,
debido a que plantea una disputa en la distribución desigual del poder y los costos de la
actividad. El poder está en manos de las empresas, en su mayoría de gran extensión, que
operan en complicidad con las instituciones estatales, las cuales por inoperancia, falta de
recursos o falta de voluntad política, no han sido capaces de imponer estrictos límites
ambientales y laborales a una gran parte de la actividad piñera. Diferentes estudios han
demostrado que la expansión irregular de este monocultivo ha causado, por ejemplo,
deforestación, contaminación de fuentes de agua por agrotóxicos y presencia de moscas que
afectan el ganado (Valverde et al. 2016).
El avance de la agroindustria ha requerido revertir las condiciones del campesinado
como productor de alimentos promovida durante la etapa desarrollista del Estado y esto se
puede apreciar en las transformaciones significativas en el mundo del trabajo rural agrícola
en el país. Antes del año 2000, prevalecía el trabajo familiar o por o por cuenta propia, con
respecto al trabajo asalariado agrícola, sin embargo, en el año 2010 el 65% de las y los
trabajadores agrícolas lo realizan asalariadamente (Rodríguez 2016). En esta misma línea,
Según datos del CENAGRO 2014, productos de consumo diario de las familias han tenido
una progresiva disminución, por ejemplo, el frijol y el maíz disminuyeron en más de un 60%
su área cultivada en los últimos 30 años, mientras que el cultivo de piña ha aumentado en
más de un 600% (INEC 2015).
En este sentido, los conflictos socio-ambientales y los procesos de asalarización en la
ruralidad costarricense comparten el mismo proceso económico-histórico: la expansión de
las relaciones capitalistas de producción a través de mecanismos institucionalizados de
despojo. Sobre esto autores como Composto y Pérez afirman que «la continuidad y
permanencia de la separación entre productores y condiciones de existencia, mediante la
violencia extraeconómica, a lo largo de toda la geografía histórica del capitalismo hasta
nuestros días, es una dinámica constitutiva e inherente a la lógica de la acumulación
capitalista que, por lo tanto, no puede reducirse a un acontecimiento histórico superado»
(2012 19).
Por otro lado, estos mismos autores sostienen que el corolario de la acumulación por
despojo o separación entre productores y sus medios de existencia es la asalarización de éstos
y la transformación de sus modos de existencia en posibles mercancías, es decir, el
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cercamiento de los bienes comunes. En este punto de encuentro entre la conflictividad socio-
ambiental y la asalarización de las actividades agrícolas es donde se ancla nuestra mirada:
mostrar empíricamente los vínculos entre el cercamiento de los bienes comunes y la
asalarización de las familias campesinas.
Según Acosta (2014), a pesar de que las relaciones salariales en el agro
latinoamericano aparecen en la segunda mitad del siglo XIX, no es hasta en los últimos 30
años que se genera un proceso de desarrollo de relaciones salariales en el agro, muy distinto
al camino de la relación capital- trabajo industrial. Este desarrollo desigual entre las diversas
áreas de la producción mantiene según datos de la CEPAL, una presencia mayor de trabajo
no asalariado en la agricultura latinoamericana, es decir el «agro todavía no se rige por la
racionalidad del capital en lo que se refiere a la organización interna del trabajo, en la mayor
parte de las unidades productivas» (2014, 75).
Sin embargo, la situación entre cada país varía de manera abismal, por ejemplo, para
el 2010 mientras en Bolivia los ocupados agrícolas no asalariados son más de un 80% del
total de la población rural ocupada en agricultura, en Costa Rica son apenas un 30%, y
mientras en Bolivia los asalariados agrícolas son menos de un 5% del total de ocupados
rurales en agricultura, en Costa Rica superan el 65% (Rodríguez 2016).
En el abordaje que realizamos del tema, las relaciones salariales, es decir, la relación
capital- trabajo, se plantean cuatro dimensiones de análisis, las cuales son sugeridas por
Acosta (2014):
1. El proceso de producción en sí, el momento de creación de valor, tomamos en
cuenta al menos:
a) el componente tecnológico, es decir, los grados de mecanización del
trabajo
b) la división y organización del trabajo, las jornadas de trabajo
2. Los esquemas contractuales que implican los derechos y las obligaciones de las
partes involucradas.
3. El mercado de trabajo visto como un espacio de diversos actores con intereses
antagónicos y un conjunto de instituciones que (des)regulan sus dinámicas.
4. El nivel de la reproducción de la fuerza de trabajo: las tensiones referidas a la
reposición de la energía laboral cotidiana, a la reproducción biológica y social de
la familia y al reemplazo generacional.
En cuanto a las empresas piñeras estudiadas, se trata de Piñas Cultivadas Piñas
Cultivadas S.A. en la comunidad de Medio Queso y Exportaciones Norteñas S.A. en la
comunidad de Santa Fe, ambas ubicadas en el cantón de Los Chiles. En la primera
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comunidad, se trata de un asentamiento campesino llamado El Triunfo, el cual surgió a partir
de una ocupación de tierras para la producción de alimentos, actualmente en proceso de
formalizar la titulación de parcelas por medio del Instituto de Desarrollo Rural (INDER). Por
su parte, la segunda comunidad se trata de un antiguo asentamiento campesino, fundado
durante los años noventa, que sin embargo ahora cuenta con muy pocas de las parcelas
campesinas originales. Se trata de una comunidad con poca producción campesina debido al
acaparamiento de tierras por parte de la empresa piñera y el eventual desplazamiento de las
familias parceleras.
A nivel metodológico, el proyecto realiza un ejercicio permanente de
problematización de la realidad concreta de cada una de las organizaciones comunitarias y
sindicales con que se trabaja actualmente, teniendo como punto de partida la realidad tal y
como es comprendida por las personas con que nos vinculamos, esto nos posibilita la
identificación de los “temas fuerza”, de generar un primer acercamiento que, mediante el
diálogo, permita conocer el mundo y la cotidianidad de cada comunidad pero que a la vez
permita problematizarla colectivamente.
Este acercamiento a la cotidianidad de estas organizaciones implica también respetar
los tiempos, las particularidades del momento del conflicto socio-ambiental, los intereses,
necesidades organizativas, entre otros. En este sentido, hay diferencias en los ritmos y énfasis
de trabajo, dependiendo de la situación de cada grupo u organización con que se vincula el
proyecto. En el caso del trabajo en el asentamiento El Triunfo el vínculo se ha realizado con
el Comité de Lucha por la Tierra 18 de abril, el trabajo investigativo, hasta el momento, ha
estado centrado en registrar las principales afectaciones socio-ambientales sobre el
asentamiento provocadas por la expansión del monocultivo de piña, mapeos colectivos para
conocer la ruta expansión, inicio de movimiento de tierras y siembra. Además, se ha abordado
elementos de la reproducción cotidiana de la vida en este asentamiento través de entrevistas
a profundidad sobre trayectoria de vida, diferentes tipos de trabajo y ocupaciones en las
familias, situación legal de la parcela tomada, entre otros.
En el caso de Santa Fe, se ha trabajado sobre todo con trabajadoras y trabajadores
afiliados al Sindicato de Trabajadores de la Empresa Privada (SITRASEP) quienes han
efectuado más de 8 paros laborales desde el año 2014, así como con miembros de la
Asociación de Desarrollo y otros dirigentes comunitarios. La relación entre el sindicato y
otras organizaciones de la comunidad es débil y tensa por lo que se ha trabajado en espacios
diferenciados; a pesar de ello también se han realizado actividades donde se han encontrado
ambos actores organizados; se han realizado talleres, cineforos, entrevistas, y diversas
conversaciones, enfatizando en las principales consecuencias de la expansión piñera en la
zona, las condiciones laborales, las principales demandas desde el Sindicato, la organización
del trabajo en la Empresa Exportaciones Norteñas y sus mecanismos de subcontratación.
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Análisis de los principales resultados
Proceso de expansión de la piña en Medio Queso y Santa Fe
Los muchos relatos a través de conversaciones, reuniones, talleres, historias de vida
nos dan luces del paisaje que podríamos observar previo al desarrollo y expansión de los
monocultivos de naranja y piña en esta zona de Los Chiles: montañas espesas, humedales
extensos, lagunas, gran diversidad de aves y fauna, cañales, producción de tubérculos, de
granos básicos, ganado. Paisajes que contrastan enormemente con la uniformidad de los
cultivos de piña, naranja y melina; lagunas y nacientes enterradas, montañas enteras que
desaparecen en una misma noche.
En el caso de Santa Fe, la expansión de monocultivos no tradicionales inicia en la
década de los noventa, a través de la empresa de naranjas Ticofruit, paralelo a esto, tras un
proceso organizativo entre familias campesinas sin tierra, provenientes de diferentes partes
de la zona norte del país, se realiza una toma de tierras y posteriormente se constituye en esta
comunidad un asentamiento campesino del entonces Instituto de Desarrollo Agrario (IDA),
de más de 18 familias, con una extensión de 134 hectáreas, en el año 1993
. Según nos relata
“Martín”
: «quedamos actualmente menos de 4 parceleros, casi todos vendieron, primero a
la naranja, se vendía muy barato, después la piña terminó de convencer al resto de parceleros
para que les vendieran sus tierras»
2
En el año 2012 la empresa Exportaciones Norteñas S.A. obtuvo su permiso de
viabilidad ambiental por parte de SETENA, y actualmente cuenta con más de 4700 hectáreas
de piña, algunas alquilada a grandes finqueros que se establecieron en la zona desde los años
sesenta, otra obtenida mediante la venta de parcelas dedicadas al cultivo de tubérculos,
frijoles, maíz y cría de animales. Después de seis años de extenderse en la zona, la empresa
ha figurado durante varios años entre las 10 principales exportadoras de la Región Huetar
Norte, apareciendo en esta lista solo dos años después del inicio de sus operaciones
(PROCOMER 2015).
La rápida extensión de esta empresa en Santa Fe ha generado algunas disputas con la
Directiva de la Asociación de Desarrollo y de la ASADA por destrucción de bosques,
lagunas, nacientes, deforestación y entierro de bosques en milla fronteriza, destrucción de
caminos internos por el uso de maquinaria pesada (muchos que conectan parcelas que aún
existen). El Cen-Cinai está completamente rodeado por la siembra de piña de esta empresa,
ocasionando diversos problemas de salud en niñas y niños durante las atomizaciones.
Asimismo, sucede con la escuela El Cruce y la escuela La Trocha. Esto se puede apreciar en
la Figura 1.
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Figura 1. Fotografía de dron sobre la comunidad Santa Fe de Los Chiles.
Fuente: Fotografía propia, 2017.
El caso del asentamiento El Triunfo en Medio Queso, el lugar había sufrido
transformaciones productivas a mediados de los años ochenta con la llegada de la empresa
Ticofruit y con el debilitamiento de pequeños y medianos ganaderos y productores de granos
básicos. Según relata Juan
:
Mucha gente empieza a venderle a Ticofruit pensando que habían resuelto toda necesidad,
pero la realidad fue, que al poco tiempo, esas mismas personas volvían sin un cinco, al mismo
lugar pero ahora sin ser dueño de nada, solo trabajándole a la Ticofruit, eso se combinó con
la masiva llegada de gente que venía huyendo de la guerra en Nicaragua, si antes costaba
conseguir gente para que le trabajara a uno el día en la parcela, ahora la empresa tenía mucha
gente de donde escoger, eso hizo que algunos tuvieran que migrar a otras partes del país pues
no encontraron trabajo en la empresa.
En el año 2011, más de 250 familias campesinas sin tierra, en su mayoría de origen
nicaragüenses, campesinas y campesinos desplazados por la guerra civil y por las políticas
de expropiación de tierras del gobierno sandinista, que habían llegado al país a finales de los
años ochenta e inicios de los años noventa y habían estado trabajando para empresas de
naranja, invaden la finca de la empresa Naranjales Holandeses, dividida en 5 bloques y con
una extensión de 361 hectáreas.
Tras distintos desalojos violentos y una fuerte organización, se obtiene la intervención
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del actual INDER y en octubre del año 2013 se consigue la expropiación de la finca. Sin
embargo, por diferentes razones, el proceso de adjudicación de las parcelas a través de
arriendos, no ha sido finiquitado. Esto genera mayores presiones sobre los parceleros que no
reciben insumos y semillas prometidas por el INDER y dejan de producir algunos sectores
de sus fincas, pues tienen situaciones materiales bastante apremiantes. Según relata “Juan”,
“Yo este año no pude sembrar yuca, el maíz no me va a crecer mucho, sin insumos es muy
difícil, y sin dinero para comprarlos no queda más que esperar y sembrar el otro año”
En el año 2017 la empresa Piñas Cultivadas obtiene los permisos de viabilidad
ambiental por parte de SETENA
, sin embargo, según nuestras propias visitas a lo largo de
estos años, la siembra de piña se empezó a realizar por lo menos desde el año 2016. Dicha
empresa ha estado en la zona desde hace más de 15 años a través del negocio de maderas
como melina y teca, pero en los últimos 3 años ha iniciado un proceso de transformación
hacia la piña.
La expansión de esta empresa piñera y lo existente en naranja de la Ticofruit, hacen
que este asentamiento campesino sea literalmente rodeado en todos sus extremos por estos
monocultivos. Con Maderas Cultivadas, empresa ligada a Piñas Cultivadas, se han registrado
lagunas desviadas o intervenidas, fuertes olores a veneno en diferentes momentos del día,
canales de desagüe que se desbordan directamente en las parcelas campesinas, cerros
aplanados y afectación directa a caudales de agua y enterradas de árboles. Según los
pobladores, “enterradas” hace referencia a una práctica común en la preparación del terreno
para el cultivo de piña, en donde se cortan árboles masivamente y se procede a enterrarlos en
grandes zanjas de tierra, en el mismo sitio donde fueron talados. Esto se puede observar en
la Figura 2, la diferencia de colores en la tierra son precisamente las zanjas en donde fueron
enterrados los árboles. En la Figura 3 se puede notar la cercanía entre una parcela campesina
(izquierda) y el monocultivo de piña y melina (derecha).
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Figura 2. Fotografía de dron sobre una “enterrada” de árboles, etapa de preparación del
terreno para el cultivo de piña en La Trocha de Los Chiles.
Fuente: Fotografía propia, 2017
Figura 3. Parcela campesina junto a cultivo de piña y de melina.
Fuente: Fotografía propia, 2017.
Algunos elementos del proceso productivo de la empresa Exportaciones
Norteñas
Según Rodríguez (2015), del periódico El Financiero, la piña aumentó un 90% su
productividad en los últimos 25 años, pasando de cosechar 28 toneladas por hectárea a más
de 56. Este mejoramiento creciente de la producción podemos entenderlo en los ritmos,
organización e intensidad de trabajo, en el aumento de las horas de jornada, mejoramiento
técnico en cuanto a semillas, maquinaria, fertilizantes, herbicidas, atomizadores.
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En el caso de la Empresa Exportaciones Norteñas, algunos apuntes vinculados al
proceso de producción que hemos podido investigar con trabajadoras y trabajadores afiliados
a SITRASEP:
1. El trabajo directo manual en todas las partes de la producción sigue siendo
prioritario, en este sentido la mecanización o automatización no avanza tan
acelerada como en otros sectores de la economía.
2. La Empresa se extiende en espacio, pero no aumenta el promedio de trabajadoras
y trabajadores contratados.
3. El mejoramiento de maquinaria desde el 2012 se aprecia sobre todo en tractores
con motores más potentes, mejorando los tiempos necesarios para el encame del
terreno, curadoras de semillas más ágiles, que acortan el tiempo entre el deshije y
la siembra.
4. Las principales funciones durante las distintas etapas en la producción de piña se
pagan por destajo, incrementando la cantidad de horas trabajadas, mucho más que
las permitidas por la legislación; las funciones que se pagan por jornada laborada
se reconocen como trabajo agrícola liviana, sin embargo, el salario no alcanza
siquiera el salario mínimo establecido. En la empresa usualmente hay cerca de
600 personas trabajando.
5. La división del trabajo para las distintas etapas en la producción de piña en
Exportaciones Norteñas, la cual se ilustra en la Tabla 1.
Tabla 1 División de puestos según distintas etapas de producción de piña
Puesto
Descripción
Parcelero
Tienen a cargo entre 15 y 20 hectáreas de la finca, deben eliminar toda
hierba que crezca, hacer desagües, limpiar caminos internos, deben
vigilar que en la tierra no crezca nada más que piña. Su jornada se
extiende hasta 12 horas y su pago es por hora trabajada. En los últimos
dos meses se les ha incorporado una nueva figura: “preparador”, que
asume funciones antes dadas al parcelero. Se han despedido un
importante número de parceleros desde la aparición de esta figura.
Deshijador
Son puestos fijos, constantes durante toda la temporada de siembra y
cosecha, usualmente son cerca de 50 personas, se encargan de seleccionar
y extraer hijos a la planta que sirven como semillas. Se paga a destajo, las
jornadas se pueden extender más de 12 horas.
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Curación de
semillas
Reciben productos de los deshijadores, se realiza un proceso manual de
selección y luego una curadora (una banda larga que va jalando las
semillas) finaliza proceso con semillas listas para siembra.
Siembra
Usualmente entre 10 y 15 personas, se encargan de sembrar manualmente
las semillas trasladadas por tractores con carretas desde la curadora de
semillas. El terreno es preparado por tractores que compactan y encaman
la tierra y por Spray Boom que aplican fertilizantes y herbicidas para
preparar terreno. Se paga a destajo. Además cada sembrador tiene un
equipo de entre 7 y 10 ayudantes. Éstos últimos tienen un pago diario por
esta labor de “ayudante” y no guardan ninguna relación laboral con la
Empresa ni sus subcontratistas.
Cosecha
Cuadrillas de 18 personas, varía la cantidad de cosechadores a lo largo
del año, en ocasiones no hay contratados, el proceso es
semiautomatizado, van arrancando la fruta y la colocan en una
cosechadora, una máquina que va avanzando sobre la finca con una
extensa banda horizontal que traslada la fruta hacia un camión donde hay
otros cosechadores recibiéndola y acomodándola en “bines” (cajas); se
paga a destajo.
Estrol
Se le conoce como el que camina a la par de los Spray Boom o máquinas
fumigadoras, va aplicando plaguicidas y herbicidas en rincones donde las
máquinas no alcanzan, es vista como una función peligrosa y poco
deseada. Se paga por hora trabajada.
Fuente: Elaboración propia
Mecanismos contractuales en la piñera Exportaciones Norteñas
La totalidad del trabajo manual de campo en esta empresa estercerizado a través de
dos empresas contratistas. El proceso de contratación de mano de obra se realiza a través de
dos sociedades anónimas que no son necesariamente las mismas que realizan otros procesos
ante las instituciones estatales. Por ejemplo, la sociedad que realiza las contrataciones no es
la misma que la sociedad que presenta los permisos ambientales ante la Secretaría Técnica
Nacional Ambiental (SETENA) Si bien esta práctica es totalmente legal, implica que la
información de la empresa está descentralizada, lo que dificulta la investigación con fines de
denuncia ambiental o laboral.
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Ambas empresas han generado un proceso de persecución sindical contra SITRASEP
y han organizado un sindicato pro-empresa llamado: Comité lucha por el trabajo en Santa Fe.
Se han despedido cerca del 90% de las personas afiliadas a SITRASEP, a pesar de los paros
laborales y los acuerdos entre Exportaciones Norteñas, las empresas contratistas y
SITRASEP, mediados por el Ministerio de Trabajo.
Los contratos son verbales y se registran algunas modalidades de contratación: a)
presentarse a la oficina de los contratistas (en las oficinas administrativas de Exportaciones
Norteñas) y simplemente dar sus datos principales, no hay siquiera solicitud de cédula oficial
y afiliarse al Sindicato de empresa B) los contratistas “reciben” cuadrillas enteras desde
Nicaragua, el proceso de llegada de estas cuadrillas sigue estando en investigación. Esta
segunda modalidad de subcontratación es la que más se utiliza en la actualidad.
Este elemento investigativo nos requiere mucha precaución ya que lo que hemos
presenciado son esquemas de tráfico ilegal de personas, grandes vulnerabilidades para la
comisión del delito de trata de personas, ausencia casi absoluta de regulaciones estatales para
garantizar el cumplimiento mínimo de derechos laborales, entre otros.
Algunas formas de desplazamiento de trabajadores migrantes
Más del 95% de las personas que trabajan en Exportaciones Norteñas son migrantes
nicaragüenses. Hasta hace algún tiempo sobre todo provenientes de comunidades cercanas a
Santa Fe, por ejemplo: Santa Rosa, La Trocha, El Jobo, El Bochinche. La mayoría de estas
personas se sindicalizaron con SITRASEP y fueron siendo despedidos en los últimos meses,
principalmente después del paro laboral realizado por el sindicato en enero del año en curso.
Hemos registrado diferentes modalidades en el proceso de movilización:
Personas que alquilan “baches” en Santa Fe o alguna habitación en la casa de alguna
familia de esta comunidad y se mantienen temporales, movilizándose hacia Nicaragua
los fines de semana en muchos casos. Hemos registrado personas de Bluefields,
Ometepe, San Juan, San Carlos, durante este año también hemos registrado personas
de Estelí, Nueva Guinea y Granada.
Personas que se trasladan diariamente desde la Trocha con taxis informales, motos o
en las carretas que dispone la propia empresa. El puesto de policía de fronteras de La
Trocha fue abandonado por el Estado hace algunos años, con el pretexto de concentrar
recursos en el nuevo puesto Tablillas, por lo tanto, no existe ninguna limitación para
el desplazamiento Trocha-Santa Fe y viceversa.
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El trabajo asalariado en la agroindustria en el contexto del COVID-19
En junio del 2020 a raíz de la emergencia sanitaria producida por la pandemia del
COVID-19, funcionarios de los Ministerios de Trabajo, Salud y Seguridad pública realizaron
un operativo para inspeccionar las condiciones laborales de peones de diversas fincas de los
cantones de Los Chiles, Upala, Sarapiquí, San Carlos, Guatuso. Entre estas fincas, se
encuentran las que trabajamos desde el proyecto de acción social aquí presentado.
El operativo coincidió con la cobertura saturante de los principales medios de
comunicación del país del tema COVID. Diferentes reportajes, notas, mostraban los
resultados de dichas inspecciones: 25 empresas recibieron “prevenciones” por violar Código
de Trabajo, cuatro de ellas empresas vinculadas a la Cámara Nacional de Productores y
Exportadores de Piña. El Viceministro de Trabajo Ricardo Marín declaró en los medios que
la figura del contratista era la responsable de la mayoría de estas violaciones a los derechos
laborales
Por algunos días, los medios informaron sobre el incumplimiento de nimas
garantías laborales a las personas trabajadoras de la agroindustria en la Región Huetar Norte.
Por ejemplo, menores de edad sin seguridad social trabajando en algunas de estas fincas,
personas migrantes obligados a dormir en corrales de animales, personas con síntomas del
COVID y obligados a trabajar.
En el caso de una de las empresas estudiadas en este artículo (Exportaciones
Norteñas) la inspección determinó que había personas trabajadoras migrantes en condición
irregular transitando diariamente de La Trocha a la finca en medio del cierre total de fronteras
y se detectaron varios trabajadores con COVID-19 y algunas otras irregularidades detectadas
por el Ministerio de Salud, por lo tanto, fue clausurada por un mes.
En este sentido, resulta importante destacar la tendencia que hemos visto en el
contexto de la pandemia. Es decir, las diferentes formas en las que la crisis sanitaria ha
evidenciado innumerables dinámicas de injustica social y ambiental en los territorios.
Asimismo, cómo los medios de comunicación cumplen un rol esencial en cuanto a la
visibilización de las demandas de los movimientos sociales, contribuyendo a las exigencias
de respeto de derechos humanos ante las instituciones estatales, quienes se vieron presionadas
para generar una respuesta con una rapidez que no han mostrado anteriormente.
Algunas conclusiones preliminares
Lo que ocurre en las comunidades de Santa Fe y Medio Queso respecto al mundo del
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trabajo no es un fenómeno ni único ni novedoso. Es el resultado de una serie de políticas
públicas que responden a una dinámica económica mundial, buscando incentivar la
agroindustria de exportación, en detrimento de las formas de vida campesinas, las cuales han
estado centradas en la producción de alimentos para el autoconsumo familiar y la
comercialización a pequeña escala.
En otras palabras, es lo que la literatura académica y la jerga institucional han
denominado la “nueva ruralidad”. Es decir, territorios caracterizados por la “pluriactividad”
o el “multiempleo”. Estos términos hacen referencia a una tendencia que, por un lado,
muestra el crecimiento de la población económicamente activa en el sector terciario de la
economía y por otro lado, la asalarización del trabajo agropecuario y en consecuencia, la
disminución del trabajo agrícola familiar o por cuenta propia (Kay, 2009).
Lo que en realidad nos presenta la “nueva ruralidad” es el producto de las
transformaciones que han vivido las poblaciones del campo, al pasar de una economía
sumamente campesina, a un entorno en donde existen cada vez menos incentivos para
trabajar la tierra, de manera que la venta de su fuerza de trabajo se ha convertido en una de
las pocas opciones disponibles. Quienes han conceptualizado sobre la nueva ruralidad, han
omitido un análisis crítico que permita entender las razones por las que las familias han tenido
que recurrir a diferentes formas de supervivencia y de reproducción de la vida cotidiana;
precisamente, este proyecto busca profundizar sobre este aspecto.
La comunidad de Medio Queso tiene una historia excepcional para su época, ya que
en los últimos años son cada vez más escasos los procesos de tomas de tierras, en
comparación con los primeros años de las reformas de redistribución de la tierra durante los
cincuentas hasta los ochentas en Costa Rica y en toda América Latina. A pesar de esto, las
familias de esta comunidad viven la tendencia que hemos venido puntualizando: sobrevivir
únicamente del trabajo por cuenta propia de sus parcelas les resulta imposible y ante esto, al
menos una persona por cada familia debe recurrir al trabajo asalariado, ya sea en la piñera o
en la naranjera, o bien en el sector de servicios.
El mismo fenómeno ha ocurrido en la comunidad de Santa Fe, en donde las familias
parceleras, tras un proceso de toma de tierras institucionalizado durante los noventas, han
tenido que vender o alquilar sus tierras a empresas monocultivistas, migrar hacia otras partes
del país en busca de trabajo o bien dedicarse a otros servicios o economías informales como
el negocio de las cuarterías para las personas trabajadoras migrantes.
Cabe destacar en este punto, que la ubicación territorial de las empresas piñeras y
naranjeras entonces no es casual y responde a una serie de características concretas. Estas
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industrias requieren de dos factores esenciales: grandes extensiones de tierra con
disponibilidad de recursos naturales y una fuente constante de mano de obra poco calificada,
al menor costo posible. En este sentido, su ubicación en la cercanía de antiguos o actuales
asentamientos campesinos responde a la necesidad de acaparar tierra a bajo costo, y a la
provisión de una mano de obra temporal a la que pueda pagar salarios bajos ya sea por su
condición migratoria irregular o bien por una urgencia de un ingreso económico ocasional en
el caso de las familias campesinas. En segundo lugar, su ubicación en territorios fronterizos
tiene que ver precisamente con la disponibilidad de mano de obra migrante y además, con la
escasa presencia estatal que hace posible una expansión a la libre, sin mayores obstáculos.
Contribución de las personas autoras: Ambas personas autoras contribuyeron en igual
manera en la redacción de la ponencia.
Apoyo financiero: La investigación se llevó a cabo en el marco de un proyecto inscrito en el
Programa Kioscos Socio-ambientales de la Vicerrectoría de Acción Social de la Universidad
de Costa Rica.
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