El trabajo de cuidados como sector
fabril: la Juegoteca de la fábrica gráfica recuperada Madygraf (Argentina)
Care work as a manufacturing sector: the Juegoteca of the recovered
graphic factory Madygraf (Argentina)
María Luciana Nogueira
Centro de Estudios e
Investigaciones Laborales //
Consejo
Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET),
Ciudad Autónoma de Buenos Aires,
Argentina //
Grupo de estudios sociales y
marítimos/UNMDP, Mar del Plata, Argentina
http://orcid.org/0000-0003-1954-422X
Vanesa Salazar
Universidad de Buenos Aires,
Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina
https://orcid.org/0000-0001-5713-039X
María Luján Calderaro
Universidad de Buenos Aires,
Ciudad Autónoma de Buenos Aires,
Argentina
http://orcid.org/0000-0003-2772-4028
Fecha de recepción: 30 de abril del 2021
Fecha de aceptación: 31 de octubre del 2021
Resumen
Introducción:
En este trabajo nos centramos en la constitución de la «Juegoteca», un sector
fabril dedicado al trabajo de cuidados en la gráfica Madygraf (ex-Donnelley),
ubicada en la zona norte de la provincia de Buenos Aires, Argentina. Esta
fábrica fue recuperada por sus trabajadores en un contexto de retiro de los
empresarios, presentación judicial de la quiebra de la firma y despidos de la
totalidad de sus trabajadores. Ante ello, el colectivo obrero emprendió un
conflicto que incluyó la ocupación del lugar del trabajo, la constitución de
una cooperativa y la continuidad de la producción bajo gestión obrera. La
militancia y organización de las mujeres fue clave para su desarrollo y
consolidación, y uno de sus resultados fue la constitución de la Juegoteca,
espacio fabril destinado al cuidado de hijas e hijos de trabajadores y
trabajadoras de la fábrica.
Objetivo
principal: Nuestro objetivo es reconstruir la génesis de este
espacio de cuidados, así como los diversos factores que confluyeron en su
desarrollo.
Método y
técnica: La metodología empleada fue cualitativa, las fuentes
de la información fueron entrevistas semiestructuradas al cuerpo obrero, datos
de la encuesta obrera aplicada en la fábrica, notas de la prensa digital y audiovisuales,
con las cuales emprendimos un análisis del contenido y del discurso. El marco
teórico desde el que nos posicionamos es la teoría de la reproducción social, la
cual nos permitió analizar cómo se pone en juego la interrelación entre las esferas
de la producción y de la reproducción social, que en este caso particular se
expresa en una lucha obrera emprendida por las trabajadoras, orientada hacia
una demanda ligada al trabajo reproductivo y dentro del ámbito de la producción
fabril.
Resultados:
Los resultados obtenidos pueden ordenarse en tres dimensiones
centrales. Por un lado, distinguimos las reconfiguraciones sucesivas de la
Juegoteca, conforme se desarrollaba la militancia de las mujeres y las luchas
fabriles. En segundo lugar, caracterizamos la conflictividad que implicó su
constitución, considerando los tipos de acciones de lucha emprendidas, hacia
quiénes se dirigieron las mismas y sus principales objetivos. Finalmente,
relacionamos ciertas prácticas pedagógicas que allí se efectúan con el
cuestionamiento de desigualdades sexo genéricas ligadas al trabajo reproductivo
y con la socialización militante de las infancias, que comenzó a desarrollarse
en la fábrica fundamentalmente a partir del conflicto por la recuperación.
Conclusión:
Como conclusión general, este estudio nos permitió delimitar las mutuas
influencias entre el trabajo de reproducción social, la militancia de las
mujeres en la lucha por la recuperación y el trabajo productivo fabril, cuya
resultante fue la formalización de un espacio de cuidados en la fábrica una vez
en marcha la gestión obrera.
Palabras clave: Trabajo de
reproducción social, Fábricas recuperadas, Género, Militancia, Infancia.
Abstract
Introduction:
In this work we focus on the constitution of the «Juegoteca», a
manufacturing sector dedicated to care work in the Madygraf graphic
(ex-Donnelley), located in the northern part of the province of Buenos Aires,
Argentina. This factory was recovered by its workers in a context of retirement
of the employers, judicial presentation of the bankruptcy of the firm and
dismissal of all its workers. Faced with this, the workers' collective launched
a conflict that included the occupation of the workplace, the constitution of a
cooperative and the continuity of production under worker management. The
militancy and organization of women was key to its development and
consolidation, and one of its results was the constitution of the Juegoteca, a
factory space for the care of the children of factory workers.
Main
objective: The aim of our study is to
reconstruct the genesis of this care space, as well as the various factors that
converged in its development.
Method and
technique: The methodology used was
qualitative, the sources of the information were semi-structured interviews to
the worker’s collective, data from the worker survey applied in the factory,
notes from the digital and audiovisual press, with which we undertook an
analysis of the content and the discourse. The theoretical framework from which
we position ourselves is the theory of social reproduction, which allowed us to
analyze how the interrelation between the spheres of production and social
reproduction comes into play, which in this particular case is expressed in a
struggle worker undertaken by female workers, oriented towards a demand linked
to reproductive work and within the scope of factory production.
Results: The results obtained can be ordered in three central dimensions. On the
one hand, we distinguish the successive reconfigurations of the Juegoteca, as
the militancy of women and the factory struggles developed. Second, we
characterize the conflict that its constitution implied, considering the types
of fighting actions undertaken, towards whom they were directed, and their main
objectives. Finally, we relate certain pedagogical practices that are carried
out there with the questioning of gender inequalities linked to reproductive
work and with the militant socialization of childhood, which began to develop
in the factory mainly from the conflict for recovery.
Conclusion: As a general conclusion, this study allowed us to delimit the mutual
influences between the work of social reproduction, the militancy of women in
the struggle for recovery and productive factory work, the result of which was
the formalization of a care space in the factory in the workers' management.
Keywords: Social reproduction work, Recovered factories, Gender, Militancy, Childhood.
Introducción
En este artículo nos centraremos en
la constitución de un sector dedicado al cuidado infantil en una fábrica
recuperada: la Juegoteca de Madygraf (ex Donnelley). Veremos que su origen estuvo
vinculado con la necesidad de las esposas de trabajadores de Donnelley para
desarrollar su militancia, en el marco de una lucha contra los despidos ante el
retiro empresarial y la presentación judicial de la quiebra de la firma. El
conflicto por la recuperación y las necesidades derivadas de su ingreso como
trabajadoras en la gestión obrera generaron reconfiguraciones en este espacio,
así como el desarrollo de una conflictividad alrededor de la demanda por su continuidad
y su formalización como un sector más de la fábrica.
Los desarrollos aquí expuestos se
enmarcan en discusiones, espacios de formación y proyectos de investigación del
Colectivo de Investigaciones sobre las Trabajadoras y los Trabajadores en
Argentina (CITTA), dirigido por la Dra. Paula Varela. En el marco de este
trabajo colectivo, aquí emprenderemos un análisis cualitativo de 11 entrevistas
a trabajadores y trabajadoras de Madygraf -entre ellos, integrantes de la
Comisión de Mujeres- efectuadas por miembros del equipo de trabajo entre los
años 2017 y 2020, con las cuales elaboramos una matriz de datos a partir de
indicadores referidos a las percepciones obreras sobre la Juegoteca, las
características de los formatos que adquirió a lo largo del tiempo y las luchas
emprendidas.
A su vez, con el lenguaje de
programación R y la técnica «Web scraping» realizamos un relevamiento y análisis de notas de la prensa
digital para evaluar la conflictividad que implicó la génesis y consolidación
de la Juegoteca. Con dicha información elaboramos una base de datos a partir de
una serie de categorías analíticas delimitadas por el Observatorio de
Conflictividad Social de la Universidad Nacional de Mar del Plata, dirigido por
el Dr. Agustín Nieto, tales como: tipo de acción conflictiva, objetivos, hacia
quiénes se dirigieron las mismas, fecha, localización y organizaciones que
emprendieron la acción (Observatorio de Conflictividad Social UNMDP 2019). A
ello anexamos información proveniente de fuentes audiovisuales y de archivos de
páginas web de la fábrica recuperada.
Por último, incorporamos datos
provenientes de la construcción y aplicación de la encuesta obrera a
trabajadores y trabajadoras de la fábrica durante el año 2018 por el equipo de
investigación coordinado por la Dra. Varela.[1] En este artículo nos enfocaremos en las
respuestas del colectivo obrero que hicieron mención a la Juegoteca.
Un elemento crucial para reconstruir
la génesis y el desarrollo de este espacio de cuidados fabril es la Comisión de
Mujeres (en adelante CM) de Madygraf, en tanto organización de militancia no
mixta de mujeres ligadas a la fábrica. Como se desarrolló en otra oportunidad,
esta organización se originó a partir del involucramiento de parejas y
familiares de los obreros de la ex-Donnelley en una lucha previa a la
recuperación (contra despidos anunciados en el año 2011), fue impulsada por
mujeres militantes de la organización Pan y Rosas[2] y por trabajadores integrantes de la Comisión Interna de la
fábrica (Cambiasso, Nogueira y Calderaro 2020). Posteriormente, la CM continuó
reuniéndose con asiduidad, por lo que al estallar el conflicto que desembocó en
la recuperación en el año 2014, las mujeres ya contaban con esta organización y
con experiencias de lucha compartidas. Tras el lock out patronal, el rol
de la CM fue fundamental para lograr la visibilización del conflicto, el
sostenimiento del colectivo obrero y la construcción de lazos de solidaridad
entre «la fábrica y el barrio» (Arruza y Varela 2019).
Meses después del inicio de la
gestión obrera y ante necesidades derivadas de la producción, los trabajadores
votaron incorporar mujeres en el sector de encuadernación en la fábrica, entre
otras razones, como forma de reconocimiento hacia la lucha de la CM, que
prosiguió desarrollando su militancia dentro de la fábrica. En el año 2020 esta
organización de mujeres contaba con 20 integrantes, 17 de ellas eran
trabajadoras de la fábrica, y 3 ex trabajadoras y parejas de trabajadores de
Madygraf. Ello significa que del total de mujeres de la fábrica para ese año (29),
un 58,6% integraba la CM.
A partir de esta caracterización
previa, en este trabajo nos preguntamos por el desarrollo y las características
que asumió la lucha por un espacio de cuidados en la fábrica recuperada, considerando
tres dimensiones centrales. En primer lugar, abordaremos las reconfiguraciones de
sus diversos formatos, desde Juegotecas móviles hasta constituirse como sector
fabril, conforme se desarrollaban la militancia de las mujeres en la CM. En
segundo lugar, caracterizaremos la conflictividad alrededor de esta demanda a
partir de las disputas que conllevó tanto dentro como fuera de la fábrica, las
diferentes acciones emprendidas, los objetivos y destinatarios de las mismas.
En tercer lugar, vincularemos ciertas prácticas laborales que allí se
desarrollan con el cuestionamiento de desigualdades sexo genéricas (Goren 2017;
Goren y Prieto 2020) ligadas al trabajo de reproducción social y a la
socialización de niños y niñas en la militancia, lo que se manifestó
fuertemente desde los inicios de la lucha por la recuperación.
El acercamiento a este caso y esta
pregunta de investigación se sostienen en resultados de estudios precedentes
sobre fábricas recuperadas desde un enfoque de género. El movimiento de
recuperación de empresas por parte de trabajadores y trabajadoras en Argentina
ya cuenta con una larga tradición, sus antecedentes pueden rastrearse en las
décadas del 80 y del 90 y luego de la crisis neoliberal en 2001 se
multiplicaron este tipo de experiencias. A partir de allí el número de empresas
recuperadas aumentó año a año, y para el 2019 ascendían a 396 en diversos
sectores de la industria y servicios (Bauni y Echave 2020). La característica
central de estos casos es que ante situaciones de cierre tras el retiro
patronal y/o quiebra de las firmas, un grupo del personal obrero decide ocupar
el lugar de trabajo y reanudar la producción bajo su propia gestión (Ruggeri
2010).
Dentro de la prolífica bibliografía
sobre este campo de estudios, una diversidad de autoras ha abordado el impacto
de la militancia de las mujeres sobre el ámbito y las tareas de reproducción
social (domésticas y de cuidado), tomando en consideración tanto a las obreras
de la fábrica en proceso de cierre como a las esposas u otras familiares de
obreros que se incluyeron en las luchas. Desde este enfoque, se destacó el
cuestionamiento generalizado a los roles tradicionales de género (Dicapua,
Perbellini y Tifni 2009), en particular al confinamiento de las mujeres a las
tareas del hogar no remuneradas. Su involucramiento en los conflictos se
vinculó con cambios en su propia autovaloración que las impulsaron a obtener
nuevas reivindicaciones en los lugares de trabajo, tales como el acceso a
determinados puestos, a mayor calificación laboral, a cargos de dirección en la
gestión obrera y a la posibilidad de efectuar tareas de cuidado en el ámbito
y/o jornada de trabajo fabril (Partenio 2013, Fernández Alvarez y Partenio 2010;
Nogueira 2020a). Asimismo, en ocasiones también las llevó a trasladar reclamos
más allá de las fronteras de la fábrica, en particular hacia el ámbito del
hogar.[3]
La gran mayoría de los estudios
coincide en subrayar la interrelación entre el trabajo productivo fabril y el
reproductivo del hogar, y observamos un consenso en torno a tres aspectos
vinculados con algunas de las principales tensiones de género en las empresas
recuperadas. Primero, que la falta de reconocimiento hacia muchas de las tareas
realizadas por las mujeres en el ámbito fabril guarda relación con el carácter
no remunerado del trabajo reproductivo del hogar, su invisibilización y no
consideración como trabajo (Bancalari, Calcagno y Ferretti 2008; Perbellini 2018; Crescini, Molinari Peréz Barreda,
Rovetto y Tifni 2013; Dicapua y Perbellini 2013). En segundo lugar, que
esta falta de reconocimiento se extiende hacia la invisibilización de las
calificaciones específicas para desempeñar estas tareas, que se presentan como
«naturales»
y/o «propias»
de las mujeres (Fernández Álvarez 2006; Gavernet y Monte 2010; Partenio 2013;
Dicapua y Perbellini 2013). En tercera instancia, que esta desvalorización e
invisibilización del trabajo reproductivo repercute en el modo en que las
mujeres intervienen en las luchas y en la posición que adquieren dentro de las
empresas recuperadas, tanto en lo referido al proceso de trabajo como a las
tareas de gestión y su lugar en la toma de decisiones (Partenio 2016; Di Marco
y Moro 2004; Fernández Álvarez 2006; Crescini et. al. 2013; Romo, Vallejo y
Vera 2019).
Si bien estas tensiones persisten en
la cotidianidad de las fábricas recuperadas, las autoras coinciden en señalar
que las gestiones obreras son lugares propicios para ensayar ciertas
modificaciones importantes en las relaciones de género dentro del ámbito
laboral (Partenio 2013; Perbellini 2018). Entre ellas, se destacan la
habilitación de espacios y tiempos fabriles para realizar tareas de
reproducción social, sobre todo en las que involucran el cuidado infantil, lo
cual se vinculó a la «redefinición y desdibujamiento de
las fronteras entre la fábrica y el hogar» (Fernández Alvarez y Partenio 2013,
118).
A partir de estas lecturas, nos
proponemos indagar sobre las características de la Juegoteca de Madygraf, en
tanto lucha por un espacio en el que se efectúan tareas de reproducción social dentro
de una fábrica recuperada. Esta indagación parte de la base de considerar, tal
como lo hace la perspectiva marxista de la teoría de la reproducción social,
que las esferas de la producción y de la reproducción social constituyen
ámbitos diferenciados pero inescindibles de la vida de la clase obrera (Arruzza
y Bhattacharya 2020; Varela 2020a), lo cual nos lleva a poner la lupa en las
formas específicas en las que el trabajo de reproducción social repercute en el
trabajo productivo fabril y en el desarrollo de la militancia de las obreras. La
acepción de «reproducción social» que retoma esta perspectiva teórica
es la de «reproducción de la fuerza de trabajo» (Vogel 2013), y desde aquí se
concibe al mismo como trabajo necesario y fundamental para la reproducción del
sistema capitalista. El trabajo de reproducción social incluye tanto tareas domésticas
como de cuidados, tanto las que son remuneradas como las que no lo son, y
desarrollarse en el hogar como así también en los sectores público o privado
(Arruza y Bhattacharya 2020). Asimismo, de acuerdo con Varela (2019, 10) este
trabajo que es efectuado por una enorme mayoría de mujeres está doblemente
devaluado:
El
común denominador de este trabajo de reproducción de la fuerza de trabajo (el
impago y el asalariado) es que es llevado a cabo, en una abrumadora mayoría,
por mujeres. El otro común denominador es que son trabajos «devaluados» en un doble sentido: para la porción que no está
asalariado, la devaluación consiste en su invisibilización (no sólo en las
estadísticas sobre «horas de trabajo» sino también en el seno de las
relaciones familiares y de género); para la porción que se realiza a cambio de
un salario, la devaluación consiste en su bajo precio asociado, la mayor parte
de las veces, a la consideración de que son trabajos de «baja calificación».
Para reflexionar sobre la
importancia de analizar la interrelación entre las esferas de la producción y
la reproducción social, Varela sitúa tres aspectos centrales que caracterizan la
labor de las mujeres en el neoliberalismo. En primer término, la feminización
de la fuerza de trabajo desde los 80 en adelante, que encuentra cada vez más mujeres en el mercado laboral. En
segundo lugar, la precarización laboral entendida como mecanismos de progresiva
reducción del denominado «salario familiar», que conllevó el empeoramiento de
las condiciones de trabajo, contratación y organización sindical. En tercera
instancia, la reducción presupuestaria en las esferas estatales de salud,
educación, cuidado y servicios públicos, cuya contracara es la mayor sobrecarga
de las mujeres de las familias obreras, que son quienes mayormente se ocupan de
garantizar estas tareas (Varela 2019, 16). De aquí que las mujeres trabajadoras
se encuentran inmersas en las tensiones entre poder mantener un trabajo
remunerado y resolver las tareas de cuidado de sus hijos e hijas. Ante los problemas
derivados de estas tensiones, el Estado deposita su resolución en las propias
mujeres, considerándolos como una responsabilidad individual y circunscribiéndolos
a la esfera privada y/o a sus redes familiares o comunitarias.
Estos aspectos, que forman parte de
la caracterización de la «crisis de reproducción social» del capitalismo actual (Fraser
2015), se encuentran acentuados en las fábricas recuperadas, así como en otros
formatos de la denominada Economía Social y Solidaria. Dada la carencia de
derechos, desprotección y deficiencias en el acceso a prestaciones ligadas a la
seguridad social que caracterizan a estos casos (Ruggeri 2017), sobre todo en
cuanto a las prestaciones relativas a las tareas de cuidado (Galeazzi y Polti
2020), esto impacta en la mayor precarización de las condiciones de vida y de
trabajo de las mujeres. Por ello, la construcción de un espacio de cuidados en
el lugar de trabajo en el caso de Madygraf respondió a necesidades y tuvo
impactos específicos en las obreras y sus familias, en su posibilidad de
incluirse en la cooperativa y también para desarrollar su militancia
Con el fin de adentrarnos en las
dimensiones de análisis planteadas, nos preguntamos ¿qué factores incidieron en
la constitución de la Juegoteca de Madygraf?, ¿cómo se vinculó con la
militancia de las mujeres?, ¿qué lugar tuvo esta lucha en la conflictividad
ligada a la fábrica recuperada?, y ¿qué impactos generó este espacio en las
infancias que concurren al mismo?
De las Juegotecas
móviles a la Juegoteca en la fábrica
La necesidad de resolver las tareas
que involucraban el cuidado de sus hijos e hijas fue uno de los primeros
problemas que se les presentaron a las esposas de los trabajadores en los
orígenes de la conformación de la CM, en el marco de un conflicto por despidos
en Donnelley durante 2011, tres años antes de la recuperación de la fábrica. Esto
generó que, en tanto obstáculo o límite para la militancia que querían
desarrollar las mujeres, el trabajo reproductivo (particularmente el que
involucra tareas de cuidado) cobrara una visibilidad particular. El problema
que implicaba cómo organizarse, luchar y, a la vez, cuidar a sus hijos e hijas,
se constituyó como unos de los ejes que motorizaron discusiones y debates al
interior de la CM.
Aquí entraron en juego dos
características centrales de este tipo de organización de mujeres. Por un lado,
su carácter de organismo autónomo
(conformado únicamente por mujeres e independiente de la Comisión Interna) que
permitió compartir y problematizar colectivamente experiencias comunes ligadas
a la opresión de género -entre ellas, la sobrecarga de trabajo reproductivo del
hogar. Por otra parte, el carácter democrático
de su dinámica de funcionamiento, que mediante asambleas propiciaba este
intercambio. Cualquiera de sus integrantes tenía la facultad de poder proponer
temas, reclamos y acciones para tratar en la comisión y, en caso de existir un
desacuerdo, se acudía a la votación a mano alzada. Estos rasgos, que han sido
detectados en diversos espacios de organización autónomos -no mixtos- de
mujeres a lo largo de la historia, posibilitaron que las trabajadoras
identificaran demandas propias y motorizaran una participación más activa en
las organizaciones obreras y políticas que integraban (Arruzza 2010; Escati
2005; Hutchison 2014).
En el caso de la CM de Madygraf,
estos dos rasgos visibilizaron la necesidad de resolución de las tareas de
cuidado como prerrequisito para que las mujeres pudieran involucrarse activamente
en acciones de lucha, lo que posibilitó un cambio de concepción del mismo,
desde dificultad individual a problema político, que implicaba un abordaje
colectivo y organizado del mismo. Descubrir, durante las charlas en sus
reuniones, que estos problemas individuales eran problemas comunes, promovió la
identificación entre las mujeres y la búsqueda de soluciones, en principio
desde la propia CM.
Las «Juegotecas móviles»
se constituyeron como las primeras invenciones para combatir dichas
limitaciones. Consistían en juguetes, películas, snacks y contemplaban la
elección de hogares con patios grandes para desarrollar los encuentros, que
posibilitaban que el grupo infantil pudiera jugar al aire libre. Este formato
inicial de Juegoteca consistía en un abordaje colectivo del trabajo de cuidados
que, si bien seguía siendo efectuado por las mismas mujeres, ya no se concebía
exclusivamente como una responsabilidad individual y se constituía como una
tarea compartida de la CM.
Al iniciar el conflicto por la
recuperación en el año 2014, las prácticas de cuidado se transformaron a partir
de dos hechos fundamentales. La CM realizó un acampe fuera de la fábrica para
fortalecer la ocupación mediante la «guardia permanente externa»
llevada a cabo junto a sus hijos e hijas. Con el paso de los días, la ausencia
de la patronal generó que los obreros comenzaran a tomar decisiones sobre su
lugar de trabajo, una de las cuales fue que ingresaran las familias al interior
de la fábrica, y destinaron para ello la oficina de recursos humanos que en ese
momento se encontraba desocupada. Esta decisión fue una moción propuesta y
votada en una de las primeras asambleas fabriles que se realizaron luego del
retiro patronal de la fábrica en el año 2014.
Como resultado de esa decisión,
tanto la militancia de la CM como las tareas de cuidado comenzaron a ser
desarrolladas dentro de la fábrica, y las mujeres implementaron un
sistema de turnos para realizar ambas tareas de forma alternada: mientras algunas
participaban en numerosas acciones de militancia por la recuperación fuera de
la fábrica, otras quedaban al cuidado de las infancias. Durante las reuniones pusieron
en práctica un formato similar al de las Juegotecas móviles, es decir, comenzó
a constituirse de manera informal una Juegoteca en la fábrica.
Posteriormente, ciertos «lazos
de solidaridad» (Aiziczon 2019) que se crearon en torno al conflicto generaron
que un grupo de docentes se ofreciera a cuidar a las niñeces de forma gratuita
como apoyo al conflicto obrero y a la CM. Entonces, las Juegotecas móviles y la
Juegoteca en el acampe se reconfiguraron como Juegotecas solidarias, cuyo
objetivo fue liberar el tiempo del conjunto de las mujeres organizadas en la CM
para desarrollar su militancia. En esta
segunda reconfiguración de la Juegoteca podemos detectar cómo se estableció un vínculo
«entre
el trabajo de reproducción social (llevado a cabo mayoritariamente por las
mujeres) y el carácter sistémico de su condicionamiento» (Varela, Lascano Simoniello y
Pandolfo Greco 2020, 52) para la militancia de las trabajadoras. Como afirman
las y los autores citados, la dificultad para que este vínculo se vuelva
evidente refuerza la tendencia a que el trabajo reproductivo continúe recayendo
como responsabilidad individual de las mujeres y su carácter de problema
privado. En Madygraf, si bien persistió el carácter feminizado de quienes se
encargaron de sostener las tareas de cuidado, vemos que la puesta en pie de la Juegoteca
en la fábrica durante el contexto de la lucha representó un primer paso en el
reconocimiento del trabajo reproductivo como problema del conjunto obrero -y no
solo de las mujeres organizadas- e identificamos un avance en el abordaje de
estas tareas en el ámbito fabril y por fuera de la CM.
Con el correr de las semanas, tras
la constitución de la cooperativa y el reanudamiento de la producción bajo gestión
obrera, se votó la incorporación de mujeres como trabajadoras en la fábrica, y
esto derivó en que la consolidación de la Juegoteca revistiera nuevos sentidos
acordes a nuevas necesidades obreras. Aquí se ponen de relieve tres aspectos: en
primer lugar, que en el caso de Madygraf el ingreso de las mujeres se produjo
inicialmente en el sector de encuadernación, que históricamente ocuparon varones
en la ex-Donnelley. En este punto, una obrera entrevistada recalcó la
importancia que tuvo el cambio en la concepción sobre el rol de las mujeres,
desde ser consideradas solo como «amas de casa» hasta ubicarse como capaces de efectuar trabajo productivo,
lo cual generó mayor visibilidad por tratarse de una fábrica en donde ese
sector se hallaba plenamente masculinizado en la gestión patronal; en segundo
lugar, las dificultades que para las mujeres implicaba el trabajo reproductivo
del hogar en el desarrollo de su militancia también se manifestaron en relación
con el trabajo fabril, lo que generó la necesidad de readecuar el formato de la
Juegoteca en pos de superar dichas incompatibilidades, para que la misma
funcione con regularidad y durante toda la jornada laboral. En tercer lugar, el reconocimiento y la valoración
de los obreros sobre el importante papel que la militancia de las mujeres tuvo
en el conflicto, lo cual fue uno de los fundamentos de su ingreso como
trabajadoras de Madygraf.
Que estas mujeres, que habían
acompañado la lucha y ocuparon un lugar protagónico en la misma y habían sido
fundamentales para el sostén obrero y la construcción de lazos de solidaridad
entre la fábrica y el barrio, plantearan ahora la necesidad y la demanda de
sostener un espacio de cuidados fabriles ante su ingreso como obreras fue
sancionado como legítimo por los varones porque entró en juego ese mismo
reconocimiento. Esto no se dio sin debates y disputas internas, como veremos en
el siguiente apartado, pero nos parece fundamental situar al reconocimiento de
las mujeres -derivado de su militancia en luchas previas- como base para el
reconocimiento de su demanda de una Juegoteca fabril.
Finalmente, la decisión de dar
continuidad a la Juegoteca una vez en marcha la gestión obrera implicó la creación
de nuevos puestos de trabajo. Aquí se destaca otra particularidad de este caso,
ya que a diferencia de otras fábricas recuperadas en las que se puede concurrir
con hijos e hijas, en estas quedan al cuidado de las mismas obreras, quienes
deben realizar sus tareas fabriles de manera simultánea con las de cuidado (Fernández
Álvarez y Partenio 2010). Con el paso del tiempo y debates de por medio, en
Madygraf la Juegoteca se formalizó como un sector más en la fábrica.
En la Figura 1 se muestran las
reconfiguraciones de las Juegotecas desde los momentos iniciales hasta la
actualidad:
Figura 1. Reconfiguraciones en el formato de
la Juegoteca, desde los inicios de la CM en 2011 hasta la actualidad.
Fuente: elaboración propia.
Veamos, a continuación, cómo se
configuró la conflictividad en torno a la formalización de la Juegoteca fabril,
teniendo en cuenta las acciones desarrolladas, los objetivos y hacia quienes
estuvieron dirigidas las mismas.
Una lucha por la reproducción social
en el punto de la producción
Al indagar sobre los motivos de las
luchas fabriles durante la aplicación de la encuesta obrera, deslindamos que la
Juegoteca ocupó el cuarto lugar entre las «Luchas más importantes»
identificadas por la población encuestada, detrás de la recuperación, los
tarifazos y la expropiación de la planta.
En este caso, la demanda de
continuar con este espacio de cuidados en la fábrica se vinculó con el deseo de
las mujeres de constituirse como trabajadoras de la cooperativa y con el
objetivo de resolver las dificultades que implicaba para ello el trabajo
reproductivo que efectuaban en sus hogares. Esta demanda se asentó sobre la
necesidad de resolver el problema de la sobrecarga de trabajo reproductivo de
las mujeres que se incorporaron a la gestión obrera, en tanto límite para su
deseo de dedicarse a la militancia, al trabajo fabril y a la lucha continua que
caracteriza a las fábricas recuperadas. Esto explica la importancia que para
las trabajadoras revistió la continuidad del espacio de cuidados en la planta y
su apremio por lograr que funcione diariamente y en una franja horaria extensa,
reclamo que se obtuvo luego de una intensa conflictividad alrededor de la Juegoteca.
Desde este posicionamiento, las obreras organizadas en la CM dieron diferentes disputas
cuyos destinatarios fueron también diversos.
Por un lado, emprendieron una lucha
al interior de la fábrica con sus compañeros de trabajo para que este reclamo
se asumiera como una necesidad, como un trabajo remunerado y como una «responsabilidad
de todos los compañeros y compañeras», y no como una tarea militante que
recayera únicamente sobre ellas. Desde aquí, el planteo de la necesidad de
constituir la Juegoteca como un sector formal se desarrolló primero al interior
de la CM y luego se llevó como moción a la asamblea fabril. Como definición, se
votó reclamar al Estado que abone las remuneraciones de las trabajadoras de la Juegoteca,
aspecto que analizaremos más abajo, pero anticipamos, se logró por un período
limitado de tiempo a partir de subsidios puntuales y acotados. Estos aportes
estatales se discontinuaron de forma permanente a partir de diciembre de 2018,
luego de lo cual la Juegoteca continuó funcionando y los ingresos de las
obreras del sector se cubrieron a través de la recaudación de festivales
solidarios y rifas destinadas para tal fin.
La carencia de una remuneración fija
generó debates, primero al interior de la CM, para intentar resolver este
problema. Este aspecto se vinculó con el lugar que las trabajadoras de la Juegoteca
tenían en la fábrica, particularmente su diferenciación con el resto de trabajadores
de Madygraf que eran asociados a la cooperativa, que se repartían entre todos
los ingresos obtenidos con la venta de la producción: «como que al principio la Juegoteca
estaba por fuera de Mady. Todavía esas compañeras no eran asociadas de la cooperativa,
hubo un momento donde todavía no participan de las asambleas, solo a veces,
para dar informes» (Érica, comunicación personal).
Como resultado de estos debates que
conjugaron la demanda por la remuneración fija y la consideración de igualdad
de las trabajadoras de este sector con el resto de trabajadores de la fábrica,
en junio de 2019 la CM llevó a la asamblea fabril la moción de que la Juegoteca
se formalice como sector, que sus trabajadoras sean asociadas a la cooperativa
y que formen parte de la distribución de los ingresos. Esta moción fue aprobada
por unanimidad y, como resultado de ello, las trabajadoras del sector
comenzaron a tener representantes en el Consejo Obrero de la Fábrica,[4] y en las
decisiones de la cooperativa.
Este reclamo se enlaza con otra de
las aristas de la conflictividad al interior del lugar de trabajo, referida a
la disputa contra distintas concepciones sobre las tareas de cuidado presentes
en obreros de la fábrica en las que puede situarse cierto distanciamiento de
los varones respecto de su realización, y tienen como contrapartida la
responsabilización exclusiva de las mujeres para llevarlas a cabo. Esto se
vincula con lo que se ha identificado como «absentismo» de los varones con respecto al
trabajo de reproducción social (Torns y Recio 2011) que se traslada a todos los
ámbitos en que el mismo es efectuado, tanto en el hogar como en la fábrica y la
lucha. En distintas entrevistas se reiteran percepciones obreras que consideran
las tareas de cuidado como tareas exclusivas de las mujeres, y desde allí sustentan
el no involucramiento de los varones en su resolución.
También expresan representaciones
que ubicaban a la Juegoteca «por fuera» de la fábrica a pesar de estar «dentro» de la misma. Esta exterioridad
puede relacionarse con cierta persistencia de concepciones ligadas a la falta
de reconocimiento del trabajo reproductivo como trabajo dado su carácter no
remunerado, que manifestaron la valoración desigual entre trabajo productivo y
reproductivo durante los momentos iniciales de la gestión obrera, al
invisibilizar o restarle importancia al segundo.
Las integrantes de la CM, a partir
del reconocimiento de dichas concepciones en las que estaba presente un «distanciamiento»
de los varones respecto del trabajo reproductivo, dieron una disputa por la
visibilización y colectivización del reclamo de la Juegoteca como demanda de
clase, bajo el fundamento de su necesidad para poder continuar trabajando en la
fábrica:
Hay
muchos compañeros que participan, se interesan, aportan, preguntan, pero es día
a día... eso de poder hablar con compañeros y compañeras para poder generar esa
conciencia de que es responsabilidad de todos los compañeros y compañeras de
Mady que ese sector que es de nuestros hijos, y uno de los más importantes
también de Mady, pueda avanzar, crecer, entre todos. (…) ellos no es que se
posicionan ni a favor ni en contra ni nada, yo creo que pasa más porque ‘están
las compañeras, las compañeras lo hacen’, ‘quedate tranquilo de eso se encargan
las compañeras’. Y en realidad, nuestra discusión es que todos tenemos que
hacerlo, no quedarte tranquilo porque estamos ahí, no esperar que nosotras
digamos ‘che, vení, o che súmate’. Es tratar de generar que se involucren
naturalmente, y no que lo tomen como que va a salir porque están las compañeras
(Érica, comunicación personal).
Por otra parte, otro de los campos
de la disputa fue el Estado, dado que las discusiones que rodearon la puesta en
pie de la Juegoteca también incluyeron la obtención de subsidios estatales para
cumplir con los requerimientos de infraestructura, mobiliario y seguridad para
formalizar el espacio, reclamo que fue logrado parcialmente con el otorgamiento
de partidas de dinero durante determinados lapsos de tiempo, destinados a la
compra de material didáctico. Otra reivindicación se asentó en el planteo de
que el Estado abone los salarios de las docentes, lo que no ha logrado aún
respuesta favorable y por lo cual continúa siendo la propia gestión obrera la
que cubre esas remuneraciones, a partir del reparto de los ingresos obtenidos
con la producción fabril.
Un tercer eje de la conflictividad
fue la búsqueda de que la Juegoteca se amplíe como un reclamo más allá de la
fábrica, a partir de la construcción de lazos de solidaridad con el resto de la
comunidad obrera de la zona y el barrio. Esto se manifiesta en la propuesta
concreta de la CM para que todo el parque industrial de Garín y de la zona
pueda acceder al espacio de cuidados de Madygraf. Esta orientación política
expresa otra forma en que las obreras articularon esta demanda de género como
demanda de clase, al incorporarla a la lucha obrera de la zona. Este lazo fue
construido a partir de dos vectores centrales: por un lado, su consideración
como iguales en cuanto al reconocimiento de la necesidad de resolver las tareas
de cuidado de hijos e hijas durante la jornada laboral, ante la carencia de
servicios estatales y espacios de cuidado en otros establecimientos de la zona
que cumplan esta función. Por otro lado, la motivación por retribuir la
solidaridad hacia quienes participaron y apoyaron la lucha por la constitución
de la Juegoteca y defendieron la fábrica al momento del conflicto por la
recuperación. Los siguientes fragmentos expresan esto:
Ese
es como el mayor proyecto, y yo creo que hasta un sueño de la CM, que eso se
logre para todos. Que, desde el parque industrial, de cualquier fábrica puedan
venir; porque no es solo que la mujer necesita la Juegoteca… En otras fábricas
se les paga una guardería, como un plus de más, a las mujeres por el hijo, pero
no solo las mujeres necesitamos la Juegoteca. Hay muchos hombres que también tienen
sus compañeras que trabajan, y también necesitan un lugar. (…) Yo creo que sí,
hasta en lo personal, el mayor sueño es que la Juegoteca funcione para todo el
parque industrial (Cintia, comunicación personal).
Por
eso seguimos la pelea del subsidio, para ver si podemos ampliar más la Juegoteca,
ir poniéndola en condiciones para que cuando más o menos llegue ese momento, estructuralmente,
un proyecto educativo también, todo de la mano ya para poder abrirla. Y también
devolver un poco a esos compañeros o trabajadores que en su momento han
aportado su granito de arena para que la Juegoteca creciera y se hiciera
realidad (Érica, comunicación personal).
Al analizar las acciones de lucha
emprendidas para obtener estos reclamos, a partir de datos de la encuesta obrera
y de las fuentes de la prensa consultadas constatamos la gran diversidad de
formatos que adquirieron las mismas.
Por un lado, el colectivo obrero
desarrolló acciones deliberativas de debate y toma de decisiones colectiva,
tales como las asambleas. Por otra parte, acciones directas como forma de
presión hacia el Estado para imponer las demandas, tales como movilizaciones,
cortes y bloqueos. Cabe destacar que aquí la demanda de la Juegoteca acompañó a
otras demandas, como la anulación de los tarifazos y la expropiación de la
planta, es decir, confluyó con otras luchas fabriles.
También se efectuaron acciones
destinadas a la construcción de lazos de solidaridad y articulación con otros
sectores obreros de la zona y con el movimiento de mujeres, como torneos de
futbol, festivales, recorridas por lugares de trabajo y también en instancias
tales como los Encuentros Nacionales de Mujeres, para difundir su importancia y
recolectar un fondo de lucha para sostener la Juegoteca, así como también en
apoyo a los sectores que emprendieron luchas en la zona. Esta orientación de la
militancia de la CM ejemplifica cómo una demanda directamente ligada a la
reproducción social puede convertirse en un nexo entre la «fábrica y el barrio»,
y cómo las mujeres en su doble localización o «ubicación anfibia»
como trabajadoras de la producción y la reproducción social, se posicionan como
«puentes»
(Varela 2019) entre los reclamos de clase y de género. Además, se realizaron acciones
de negociación como reuniones con funcionarios estatales del Ministerio de Desarrollo
Social para acordar la recepción de subsidios. Así lo explica una de las
trabajadoras:
Nos
llevó dos años de lucha y de mucho esfuerzo poner en pie la Juegoteca. Lo
fuimos construyendo con la solidaridad de la gente. Íbamos a las puertas de las
fábricas y a las universidades con el fondo de lucha para este propósito.
Realizamos distintos festivales. Además, agrupaciones como la Bordó de la
alimentación y Pan y Rosas, organizaron festivales y actividades en apoyo a
nuestro Fondo de Lucha. También nos llegaron los aportes desde Córdoba, la
diputada Laura Vilches, del PTS en el Frente de Izquierda, donó 50.000 pesos y
después otros 15.000 pesos para la Juegoteca. A su vez, en asamblea, los
compañeros de Madygraf votaron donar 70.000 pesos de la cooperativa para terminar
de construir este proyecto. Ellos organizaron torneos de fútbol y nosotras,
como Comisión de Mujeres, organizamos bingos, peñas y otras actividades. En
total juntamos 300.000 pesos con el fondo de lucha. Todo nos ayudó un montón,
estamos agradecidas con todos los que participaron en colaborar con la Juegoteca.
Gracias a todo ese gran apoyo que recibimos logramos nuestro sueño, y el de
nuestros hijos. Además, logramos un subsidio del Estado, a través de la
Secretaría de la Niñez. Ahora seguimos exigiendo al Estado que se haga cargo de
los salarios del plantel docente de la Juegoteca. (La Izquierda Diario,
22 de julio de 2018)
Las fechas de las acciones relevadas
en las notas de la prensa muestran que el conjunto de acciones articuladas en
torno al conflicto por la Juegoteca mantuvo una continuidad desde fines del año
2014 hasta el año 2020, lo que expresa el carácter beligerante del colectivo
obrero en general y de la CM en particular. A su vez, es una demostración de la
respuesta insuficiente o nula del Estado para los reclamos efectuados por el
colectivo obrero, cuyos objetivos eran garantizar el sostenimiento de la
gestión obrera y de este sector fabril (Figura 2).
Figura 2. Comisión de Mujeres de Madygraf durante una
movilización.
Fuente: La Izquierda Diario.
Mediante todas estas acciones, las
obreras organizadas en la CM lograron la formalización de este espacio que comenzó
a funcionar desde las 6 de la mañana hasta las 10 de la noche, cubriendo los
dos turnos de 8 horas que se llevan a cabo en la fábrica. Su importancia es
señalada incluso por un porcentaje de varones encuestados, que ubican a la Juegoteca
como un factor de peso para continuar trabajando en Madygraf (Cambiasso,
Nogueira y Calderaro 2020). A su vez, las obreras obtuvieron apoyo tanto
económico como moral de distintos sectores obreros y del movimiento de mujeres,
y también les permitió abrir discusiones que cuestionaron las desigualdades
sexo genéricas ligadas al trabajo reproductivo en la fábrica, aspecto que ejemplificaremos
en el próximo apartado.
Prácticas y concepciones del cuerpo
docente y las infancias: trabajo de cuidados, género y militancia
Al momento de aplicación de la
encuesta obrera asistían a la Juegoteca alrededor de 50 niños y niñas, cuyas
edades comprendían desde los 45 días hasta los 15 años. Las propuestas
educativas que se llevan a cabo incluyen el juego y el aprendizaje de
conocimientos vinculados, entre otros, a la educación sexual integral (una de
las reivindicaciones del movimiento de mujeres en la actualidad) y la os
derechos de la infancia, talleres de ajedrez, recreación, arte, literatura,
folklore, cine, teatro, salidas al aire libre, apoyo escolar en la realización
de tareas de la educación formal, entre otras. Las docentes del sector explican
que su posición pedagógica consiste en «ser facilitadoras»
para que las niñeces «desarrollen actitudes de autonomía e independencia»
(La Izquierda Diario, 17 de mayo de 2017). Además de estas actividades,
dependiendo del turno al que asisten desayunan,
almuerzan, meriendan y/o cenan, y también hay un espacio para que duerman
siestas.
Hasta el año 2019, el funcionamiento
diario de la Juegoteca era regulado por una Comisión de madres y padres, que
incluye distintas subcomisiones:
·
Alimentos: compuesta por auxiliares, madres y padres,
encargada de la provisión y realización de alimentos para las cuatro comidas
diarias que el grupo de infantes.
·
Mantenimiento: compuesta por trabajadoras y trabajadores de
la fábrica, encargada de reparaciones y mantenimiento del espacio.
·
Guía ante situaciones conflictivas: compuesta por una
trabajadora social, madres y padres, encargada de recibir demandas sobre
conflictos relativas a niños, niñas, familias y plantel docente, con el fin de
generar acciones para su resolución basadas en la Ley de Promoción y Protección
de los derechos de los niños, niñas y adolescentes.
·
Plantel docente: compuesta por 6 trabajadoras docentes de
los cuales 3 eran profesoras en educación primaria, 1 en educación inicial, 1
en formación musical y 1 en artes visuales. También la integran 1 trabajadora social
y 2 trabajadores auxiliares.
Cuando se formalizó como sector, la
Comisión general de madres
y padres fue
la que decidió que la incorporación de nuevas trabajadoras, para los 8 puestos
de trabajo que se crearon en ese momento, se efectúe con base en la
conformación de un listado. Dentro de este listado tenían prioridad para su
ingreso en la fábrica familiares o allegados del colectivo obrero y/o quienes
poseyeran formación vinculada a la educación y el cuidado de infantes y
adolescentes (lo que incluía carreras docentes, artísticas, psicopedagógicas,
de trabajo social, entre otras).
Respecto del cuestionamiento a las
desigualdades sexo genéricas en el ámbito laboral, consideramos que la constitución
misma de la Juegoteca es una de las prácticas que revela este cuestionamiento
en la fábrica, así como lo fue la incorporación de mujeres como trabajadoras de
la producción. En el primer caso, el trabajo reproductivo y su incompatibilidad
con el trabajo fabril fue reconocido como un problema, visibilizado como
trabajo y como objeto de la militancia de las obreras, y se constituyó como
demanda de clase al interpelar y obtener el involucramiento del colectivo
obrero. La remuneración y la inclusión de sus trabajadoras como socias a la
cooperativa fueron conquistas posteriores que expresan el carácter dinámico de
la militancia de la CM y también su continuidad como organización dentro del
lugar de trabajo.
Relacionado con ello, en las
entrevistas efectuadas se manifestó un aspecto de interés: que el cuestionamiento
de desigualdades sexo genéricas que caracteriza a la militancia de la CM se
expresó también en las prácticas cotidianas en la Juegoteca, en lo referido a
los vínculos entre las docentes y las familias. Al respecto, es oportuno citar
un fragmento de la entrevista a una trabajadora del sector:
Por
ejemplo, te cuento algo que me pasó en Juegoteca. Nosotros no podemos cambiar a
los bebés, no los tocamos; […]. Siempre
era ‘mamá de fulanito ¿podes venir a cambiar el pañal?’ Entonces yo era ‘no
chicas, a ver: mamá o papá, ¿pueden venir a cambiar el pañal a fulanito?’ O sea,
¿porque mamá? De hecho, una vez lo llamé, pero a propósito, por esto de que yo
soy medio peleadora, estaban los dos papas y llamé al papá: ‘papá por favor ¿te
podés acercar…?’ porque a través del grupo de Juegoteca nos comunicamos con
ellos. Entonces, ‘por favor papá, ¿podes venir a cambiar a fulanito?’ Entonces
me dice, ‘Na, yo no cambio’. ‘¿Cómo que vos no cambiás? Y, pero ¿no es tu hija?’
y yo cargándolo, porque soy media irónica: ‘no es tu hija entonces’; ‘Ah no,
para eso está la mamá’. Y le digo ‘¿vos para que estás?’. Entonces, yo como que
soy mucho de incorporar a los papás, al igual que las mamás. Porque las chicas
también están en las máquinas… Entonces, así como el papá no podía dejar la
máquina, ¡la mamá tampoco! Porque hay ciertos momentos que vos podés irte cinco
minutos si tenés a alguien que te cubre; cómo tenés esos cinco minutos sin
nadie que te cubra… Por ahí el papá estaba como dando vueltas… Igual con esa
pareja en particular lo he logrado, él ha venido a cambiarlo (risas), fue todo
un trabajo largo… no todos los días (Cintia, comunicación personal).
En este fragmento se destacan tres
cuestiones. Primero, vuelve a poner en evidencia cómo se problematiza la
separación de los varones de las tareas de cuidado en el lugar de trabajo, en
discusiones entre compañeras y compañeros ante situaciones cotidianas en
espacios informales, más allá de la asamblea fabril. En segundo lugar, que uno
de los argumentos de la trabajadora entrevistada para que el papá realice esa
tarea puntual de cuidados es la igualdad con la mamá en cuanto trabajadora en
el sector de la producción: «las chicas también están en las máquinas» (Cintia, comunicación personal). En otras palabras, la lucha por el
reconocimiento de la paridad entre trabajadores y trabajadoras en las tareas de
producción -y, entre ellas, las consideradas más calificadas, como maquinista- fundamenta
el cuestionamiento de desigualdades sexo genéricas del trabajo reproductivo
efectuado en la fábrica. Una tercera cuestión relevante de esta cita es el
espacio en el que se produjo este cuestionamiento, lo cual se vincula con una
particularidad de las gestiones
obreras referida al «relajamiento
de la disciplina fabril» con
respecto al régimen patronal previo (Ghigliani 2007, 15). El diálogo entre
trabajadores y trabajadoras de distintos sectores, en espacios y charlas
informales durante la cotidianeidad fabril, es una situación que suele estar
prohibida en la gestión patronal y permitida en la gestión obrera, y en este
caso posibilitó que desde el sector de la Juegoteca se pongan en cuestión concepciones
de los obreros de la fábrica sobre el trabajo reproductivo y el rol de los
varones en el mismo.
Un último
aspecto que nos interesa señalar es que las prácticas docentes que se
desarrollan en la Juegoteca también tienen como orientación la promoción de
solidaridad en las infancias hacia otros sectores en lucha fuera de la fábrica.
Esto lo vemos en diferentes notas de la prensa en las que docentes, niñas y
niños se expresan en apoyo a otros establecimientos en conflictos fabriles -como
la fábrica MAM- (La Izquierda Diario, edición
del día 9 de diciembre de 2017) como también a reclamos democráticos y luchas
por viviendas. Por ejemplo, una de las niñas que asiste a la Juegoteca dice
estas palabras en un audiovisual elaborado por docentes y difundido para apoyar
a las familias de Guernica que resistían su desalojo:
Tengo
5 hermanos, antes me quedaba con mi abuela, pero después ella ya no pudo
cuidarnos más, entonces mientras mis papas trabajan en la fábrica, nosotros
venimos a la Juegoteca, acá somos felices, nos divertimos, la fábrica es
enorme, me gusta eso porque podemos hacer un montón de cosas (…). Pude hacer
más amigos, pude compartir más, yo quiero que vengan chicos más nuevos, que el
barrio venga, conozca la fábrica (..). Lo que pasó con los chicos de Guernica,
queremos apoyarlos, también queremos que esas familias tengan casas. Nosotros
por suerte teníamos comida y donamos para ellos, y queremos que los de Guernica
sean felices (La Izquierda Diario, 9 de noviembre de 2020).
Aquí resulta pertinente vincular la
constitución de la Juegoteca desde sus primeros formatos con la conformación de
Pequeños de Pie, una organización de militancia de niñeces compuesta en su
mayoría por hijos e hijas de las integrantes de la CM y de trabajadores de
Madygraf.
De acuerdo con Wendy Goldman (2015),
el colectivo obrero que emprendió la lucha por la recuperación comenzó a
concurrir con sus hijos e hijas a las distintas acciones de lucha, y allí «Alentaron a niñas y niños a
organizar su propia Asamblea de Niños, que pronto recibió el nombre Pequeños De
Pie. Los niños comenzaron a organizar sus reuniones y actividades solidarias en
las escuelas, incluso recaudando plata para el fondo de lucha. Con la
participación de los niños, los trabajadores activaron una poderosa cadena que
va desde las fábricas hasta los barrios y las escuelas, llegando a otras
familias con las noticias sobre la toma de la planta» (2015, s/n).
Tal como fue hallado por Laitano
(2019) en el análisis del conflicto por el desalojo de la organización «Los Sin Techo» en la ciudad de Mar del Plata, aquí
también observamos formas de socialización de las niñeces en relación con la
acción política y la protesta social. Esta «socialización militante de las
infancias», que se expresó desde la participación de Pequeños de Pie
en acciones desarrolladas en torno al conflicto por la recuperación, luego se
trasladó a las prácticas educativas y de cuidado en la Juegoteca (Figura 3). Por
un lado, esto se relaciona con que en gran medida la Juegoteca también está
integrada por hijos e hijas de las actuales integrantes de la CM, quienes
continuaron desarrollando una militancia cotidiana en la gestión obrera; pero
también guarda relación con la huella que para las familias de Madygraf dejó la
lucha por la recuperación. Desde sus inicios, este conflicto se definió con el
lema «Familias en la calle nunca más», lo que expresa la política activa
por parte de su conducción para involucrar a toda la familia en el conflicto,
constituyendo una «familia obrera en lucha». Una de las niñas explica: «Estamos en todas las marchas que
podemos ir para que se den cuenta que somos los hijos de los trabajadores y que
estamos de pie. Fuimos a las escuelas con el fondo de lucha de Madygraf y
queríamos decir también que esto es un ejemplo para ellos por si a su familia
les pasa algo parecido, un ejemplo para que sigan luchando, que no se rinda» (La Izquierda Diario, 27
septiembre 2014).
Figura
3. Integrantes de Pequeños de Pie,
la Comisión de Mujeres y trabajadores de Madygraf en una movilización durante
el conflicto por la recuperación.
Fuente: La Izquierda Diario.
Las prácticas educativas y de
cuidado relativas a esta socialización militante de niños, niñas y docentes se
vinculan con la construcción de saberes y prácticas relativos a luchas obreras
mediante el diálogo y el debate, y también con la planificación y
emprendimiento de acciones concretas para solidarizarse con estos conflictos.
Conclusiones preliminares
El estudio de la Juegoteca de
Madygraf nos llevó a puntualizar las mutuas influencias entre el trabajo de
reproducción social, la militancia de las mujeres en la lucha por la
recuperación y el trabajo productivo fabril, cuya resultante fue la
formalización de un espacio de cuidados en la fábrica una vez en marcha la
gestión obrera.
El surgimiento de la Juegoteca se
vinculó con la repercusión del trabajo de reproducción social sobre la
militancia de las mujeres y su posterior transformación en «objeto» de esa militancia. El involucramiento de las mujeres
en las luchas obreras puso en evidencia el conflicto entre los tiempos
requeridos para realizar las tareas reproductivas y para desarrollar su
militancia en la CM; es decir, las tareas de reproducción social se
visibilizaron como un impedimento para que las mujeres participen activamente
en los conflictos fabriles y en su propia organización.
Tras
su incorporación como trabajadoras en la gestión obrera, estas limitaciones
también se pusieron en juego para su posibilidad de efectuar la jornada laboral
fabril, lo que generó un nuevo impulso para la lucha por la consolidación de la
Juegoteca desde la necesidad de las mujeres en tanto obreras y luchadoras. La
particularidad del caso de Madygraf radica en que estas tensiones entre trabajo
productivo, militancia y trabajo reproductivo fue objeto de problematización
colectiva en el marco de su organización autónoma en la CM. A diferencia de otros casos, las
demandas de las mujeres dirigidas «más allá de la fábrica» no se circunscribieron al ámbito
privado del hogar, sino que también se constituyeron como demandas fabriles por
derechos de las mujeres ligados al trabajo de reproducción social que
involucraron a todo el colectivo obrero y al Estado como su destinatario.
En la formalización de la Juegoteca
se destacan las sucesivas transformaciones de este espacio, desde las Juegotecas
móviles en los hogares de las obreras hasta la Juegoteca en la fábrica, proceso
que implicó un abordaje colectivo de las tareas de cuidado y la superación del
mismo como problema individual. En Madygraf, este espacio adquirió una significatividad
que no es frecuente en otros casos, lo que creemos que es producto de la
militancia de la CM para que esas tareas sean reconocidas como tales y en
igualdad en cuanto a su importancia con respecto al resto de los sectores de la
fábrica.
Para lograr este espacio de cuidados
dentro del ámbito de la producción, las obreras impulsaron una intensa
conflictividad que se desarrolló tanto dentro como fuera de la fábrica, y desde
una diversidad de acciones de lucha. No solo el Estado fue el destinatario de
las mismas, sino también el propio colectivo obrero y otros sectores en lucha, desde
un posicionamiento que buscó instalar este reclamo de género como una demanda
de clase, como una necesidad del colectivo obrero no solo de la fábrica, sino
del territorio en el que se encuentra: el Parque Industrial de Garín.
Por último, vimos cómo las prácticas
educativas y de cuidado en la Juegoteca incluyen el cuestionamiento a
concepciones sobre las desigualdades sexo genéricas ligadas al trabajo
reproductivo presentes en el colectivo obrero, y también el desarrollo de una
socialización militante de las infancias, la cual se expresa tanto en su
involucramiento en la lucha por la recuperación y el sostenimiento de la
gestión obrera como también en la participación en acciones de solidaridad con
otros sectores en lucha.
En síntesis, el problema de las
mujeres para realizar las tareas de cuidado y desarrollar la militancia se
transformó en la lucha por un sector fabril en el que se efectúen las tareas de
cuidado, con la mediación del conflicto por la recuperación y la conformación
de la gestión obrera. El colectivo de integrantes de la CM de Madygraf, desde
su posición de mujeres, trabajadoras y militantes, con la formalización de la Juegoteca
lograron establecer un nexo entre demandas de la producción y de la
reproducción. Este espacio de cuidados significó una transformación en las
condiciones de trabajo fabriles a partir del reconocimiento del trabajo reproductivo
como un trabajo necesario, y que debe congeniar con la posibilidad de
desarrollar el trabajo fabril. La resolución colectiva de las tareas de cuidado
dentro del ámbito de la producción, la formalización del sector y el avance
progresivo en las condiciones de trabajo de las trabajadoras que desempeñan estas
tareas en Madygraf son expresiones concretas de esta articulación, las cuales
se constituyeron como objetos de la militancia de la CM dentro de la fábrica y
más allá de sus fronteras.
Contribución de
las personas autoras: María Luciana Nogueira: análisis de las
fuentes, elaboración y discusión de los resultados, revisión y aprobación de la
versión final del artículo. Vanesa Salazar: análisis de las fuentes,
elaboración y discusión de los resultados, revisión. María Luján Calderaro:
análisis de las fuentes, elaboración y discusión de los resultados.
Apoyo
financiero: Esta investigación se enmarca en el proyecto de investigación «PICT-Mujeres militantes: la fábrica, el hogar y la política como mundos
generizados en el AMBA», dirigido por la Dra. Paula Varela y también
fue financiada por la beca posdoctoral del Consejo de Investigaciones
Científicas y Técnicas otorgada a la Dra. María Luciana Nogueira.
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Anexo metodológico
Entrevistas
Entrevista
a Anahí, miembro de la CM, realizada por la Lic. Luján Calderaro, mayo de 2020.
Entrevista
a Cintia, miembro de la CM, realizada por la Lic. Luján Calderaro, mayo de
2020.
Entrevista
a Peque, miembro de la CM, realizada por la Lic. Luján Calderaro, junio de
2017.
Entrevista
a Érica, miembro de la CM, realizada por la Lic. Luján Calderaro, mayo de 2020.
Entrevista
a Erica, miembro de la CM, realizada por la Lic. Luján Calderaro, noviembre
2020.
Entrevista
a Lucía, miembro de la CM, realizada por la Lic. Luján Calderaro, junio de
2017.
Entrevista
a trabajador de Madygraf, realizada por la Lic. Luján Calderaro, junio de 2017.
Entrevista
a María de los Ángeles, miembro de la CM, realizada por la Lic. Luján
Calderaro, mayo de 2020.
Entrevista
a María de los Ángeles, miembro de la CM, realizada por la Lic. Luján
Calderaro, mayo de 2017.
Entrevista
a Alicia, miembro de la CM, realizada por la Lic. Luján Calderaro, junio de
2017.
Entrevista
colectiva a trabajadores de Madygraf, realizada por el equipo de investigación
UBACYT, octubre de 2018.
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2016. Recuperado de: http://www.laizquierdadiario.com/Se-inauguro-la-Juegoteca-de-MadyGraf
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Gráfica Madygraf repudia la represión en la fábrica MAM», edición del día 9 de diciembre de 2017. Recuperado de: https://www.laizquierdadiario.com/Juegoteca-de-la-Grafica-MadyGraf-repudia-la-represion-en-la-fabrica-MAM
La Izquierda Diario «MUNDO OBRERO. La Juegoteca de
Madygraf es la única en el gremio gráfico»,
edición del día 22 de julio de 2018. Recuperado de: https://www.laizquierdadiario.com/La-Juegoteca-de-MadyGraf-es-la-unica-en-el-gremio-grafico
La Izquierda Diario, «En defensa de la Juegoteca MadyGraf», edición del día 16 de septiembre
de 2018. Recuperado de: https://www.laizquierdadiario.com/En-defensa-de-la-Juegoteca-MadyGraf
La Izquierda Diario «Imágenes y testimonios del festival
solidario en la gráfica Madygraf» edición del día 2 de octubre de
2018. Recuperado de: https://laizquierdadiario.com.bo/Imagenes-y-testimonios-del-festival-solidario-en-la-grafica-Madygraf
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La Izquierda Diario
«Infancias y adolescencias. [Video]
Voces de la Juegoteca Madygraf: Queremos que los chicos de Guernica sean
felices», edición del día 9 de noviembre de
2020. Recuperado de: https://www.laizquierdadiario.com/Video-Voces-de-la-Juegoteca-Madygraf-Queremos-que-los-chicos-de-Guernica-sean-felices
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«Familias en la calle nunca más. Juegoteca
Madygraf: ¿Cómo es crecer en la gestión obrera?», edición del día 30 de julio de 2021. Recuperado de: https://www.laizquierdadiario.com/Juegoteca-Madygraf-Como-es-crecer-en-la-gestion-obrera
Páginas Web consultadas
Madygraf – Cooperativa Gráfica Ex
Donnelley https://madygraf.com/
Juegoteca Madygraf: https://www.facebook.com/Juegotecamadygraf
Fuentes audiovisuales
«SIN PATRÓN, una revolución
permanente» (2014), documental elaborado por el
Colectivo documental semillas. Recuperado de: https://www.youtube.com/watch?v=s-v0wr6IfWY
«Notigraf en la Juegoteca de Madygraf», 19 de diciembre de 2014, elaborado
por Madygraf Prensa y difusión. Recuperado de https://www.youtube.com/watch?v=DaX_xdoLr8c
«Visita de la historiadora Wendy
Goldman a Madygraf. Por Priscila agrupación Pequeños de Pie», 27 de septiembre de 2014, La
Izquierda Diario. Recuperado de https://www.youtube.com/watch?v=x0RSGbifwXQ&t=13s
[1] Las características de la encuesta obrera aplicada por
este equipo de investigación se encuentran en Varela 2020a (comp).
[2] La
agrupación de mujeres Pan y Rosas se formó a partir del Encuentro Nacional de
Mujeres del 2003, en la ciudad de Rosario, con militantes del PTS, estudiantes
y trabajadoras independientes que participaron unitariamente del Encuentro en
aquella oportunidad.
[3] Para
profundizar en el estado de la cuestión sobre género y empresas recuperadas,
ver Nogueira (2020b).
[4] Para
una descripción y análisis del funcionamiento de este Consejo Obrero, ver
Varela, Lascano Simonello y Pandolfo Greco (2020).