Dinámicas territoriales en el departamento Cruz del Eje: escenarios de la ruralidad fragmentada

Territorial dynamics in the department of Cruz del Eje: scenarios of fragmented rurality

 

Magali Luciana Paz

Consejo Nacional de Investigaciones

Científicas y Técnicas (CONICET) //Centro de Investigaciones

y Estudios sobre Cultura y Sociedad (CIECS), Córdoba, Argentina

magaliartano@gmail.com       

https://orcid.org/0000-0002-6989-6410

        

Vanesa Crissi Aloranti

Consejo Nacional de Investigaciones

Científicas y Técnicas (CONICET) //Centro de Investigaciones

y Estudios sobre Cultura y Sociedad (CIECS), Córdoba, Argentina

                                    vanecrissi@gmail.com

https://orcid.org/0000-0002-1273-7953  

 

Fecha de recepción: 14 de mayo del 2021

Fecha de aceptación: 10 de octubre del 2021

Cuadro de texto: Cómo citar:

Paz, Magali Luciana, y Vanesa Crissi Aloranti. 2023. Dinámicas territoriales en el departamento Cruz del Eje: escenarios de la ruralidad fragmentada. Revista Reflexiones 102 (1). DOI 10.15517/rr.v102i1.46950

Resumen

 

Introducción: La presente investigación se basa en las comunas del departamento Cruz del Eje, dentro la región árida de la provincia de Córdoba (Argentina), para describir las diversas formas en que las pequeñas unidades desarrollan su producción y reproducción social.

Objetivo principal: Caracterizar el escenario histórico y actual en las comunas del departamento Cruz del Eje dentro de una economía regional de escaso desarrollo, para comprender las prácticas socio-culturales de los pequeños y pequeñas productoras y algunas de las políticas públicas que se llevan a cabo en el territorio.

Método y técnica: Desde un enfoque histórico- antropológico y a partir de una triangulación cuali-cuantitativa (revisión de antecedentes, datos estadísticos y trabajo de campo), se estudian los escenarios comunales con relación al modelo productivo imperante y su impacto en el desarrollo territorial.

Resultados: Los escenarios comunales presentan condiciones de vulnerabilidad frente al avance de la frontera agro-ganadera que se está dando en la región, tal situación impacta de diversas formas el acceso a los recursos de quienes trabajan las pequeñas unidades hortofrutícolas.

Conclusión: El estudio permite determinar que existe una necesidad urgente de producir diagnósticos situados sobre las comunas cruzdelejeñas para, por un lado, establecer prioridades en los sistemas productivos de pequeña escala según sus prácticas socio-culturales y, por el otro; para analizar las políticas públicas que se implementan en el territorio, tomando en cuenta como primordiales los indicadores de acceso al agua de riego y la eficiencia en su distribución.

Palabras clave: Desarrollo rural, Comunas, Sistemas productivos, Inequidad, Intervenciones públicas.

 

Abstract

 

Introduction: The present research is based on the communes of the department of Cruz del Eje, within the arid region of the province of Córdoba (Argentina), in order to describe the different ways in which small units develop their production and social reproduction.

Main Objective: To characterize the historical and current scenario in the communes of the department of Cruz del Eje within a regional economy of scarce development (such as that of the arid region of the province of Córdoba), in order to understand the socio-cultural practices of people with small productions and some of the public policies carried out in the territory.

Method and technique: From a historical-anthropological approach and from a quali-quantitative triangulation (background review; statistical data and field work) the communal scenarios are studied in relation to the prevailing productive model and its impact on socio-territorial development.

Results: The communal scenarios present conditions of vulnerability in the face of the advance of the agro-livestock frontier that is occurring in the region and such situation impacts in various ways the access to resources of those who work the small fruit and vegetable units.

Conclusion: The study allows postulating that there is an urgent need to produce diagnoses located on the Cruzdelejeño communes in order, on the one hand, to establish priorities in small-scale productive systems according to their cultural practices and, on the other; to analyze the public policies implemented in the territory, taking into account as primordial the indicators of access to irrigation water, and the efficiency in its distribution.

Keywords: Rural development, Communes, Productive systems, Inequity, Public interventions.

 

 

 

Introducción

En el estudio del territorio se considera importante su abordaje desde una visión sistémica-holística que analice las dimensiones naturales, sociales, económicas, culturales y político-institucionales, que resultan de la comprensión de lo territorial desde distintas escalas jerarquizadas y en interacción. Desde esta perspectiva, el presente trabajo ofrece algunas líneas de reflexión crítica en torno al avance del capitalismo agrario en la región árida de la provincia de Córdoba[1], Argentina, en particular en el departamento Cruz del Eje, tomando en cuenta que entre el modelo productivo y el desarrollo territorial se teje una relación dinámica de mutua reciprocidad.

Para ello, se comienza identificando las dinámicas territoriales reflejadas en los escenarios comunales (asentamientos poblacionales de hasta 2000 habitantes, Ley Orgánica Municipal N° 8102/1991) que conforman el mencionado departamento. De este modo, se intenta pensar el binomio modelo productivo y territorio desde la categoría de desarrollo territorial (Silva Lira 2005), como procesos endógenos y simbióticos, en el cual los actores sociales, aún en contextos de conflictividad, aprovechan las potencialidades propias del territorio (natural, humano, económico, político-institucional) para transformar sus sistemas productivos locales y mejorar su calidad de vida.

El departamento Cruz del Eje se ubica al noroeste de la provincia de Córdoba y es uno de los 8 departamentos[2] que conforman la región árida (Figura 1).

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Figura 1. Regionalización de la provincia de Córdoba (Argentina).

Fuente: elaboración propia a partir de los datos del Área Infraestructura Regional, Ministerio de Gobierno 2015.

 

Presenta una superficie de 6653 km2 y una densidad de 8,83 hab/km2 (Dirección General de Estadística y Censos de la provincia de Córdoba 2010). Según los datos del Censo Nacional del 2010, se registra una población de 58759 habitantes, siendo cabecera departamental la ciudad homónima.

Con relación a la organización política, está conformado por 12 comunas[3] y por 5 municipios, es decir, asentamientos poblacionales de más de 2000 habitantes (Ley Orgánica Municipal N° 8102/1991). Las realidades que presentan dichas localidades son similares en función de ciertas características, tales como: población de baja densidad que representa en promedio 20 hab./km2 (Dirección General de Catastro 2019). Además, existen otras necesidades y problemas que presionan sobre un territorio complejo y con escaso desarrollo, a saber: falta de intervención por parte de las autoridades locales, ausencia de planificación territorial y de un equipo interdisciplinario, y limitada información local (Crissi Aloranti 2019).

Dadas estas condiciones estructurales, el objetivo del artículo es identificar y caracterizar el escenario histórico y actual en las comunas del departamento Cruz del Eje, para comprender las prácticas socio-culturales de las personas con producciones pequeñas[4] y algunas de las políticas públicas que se llevan a cabo en el territorio. De esta forma, nos preguntamos, en primer lugar: ¿a partir de qué mecanismos o procesos el avance del capital agrario está afectando a estas comunas? Si bien se trata de una economía regional de escaso desarrollo, en las últimas décadas grandes producciones foráneas están invirtiendo en la zona, sobre todo en ganadería de cría y recría. En segundo lugar: ¿cuáles son las prácticas que despliegan los «pequeños productores nativos» (Preda 2013, 97) para resistir en el territorio?

Finalmente, y en relación con las intervenciones públicas que existen para mejorar las condiciones de vida de los actores más vulnerables, ¿qué modelo de desarrollo territorial las guía? Si bien no es posible responder a todos estos interrogantes en el marco del presente trabajo, haremos un esfuerzo por acercarnos a los puntos más destacados de la cuestión que nos permitan su análisis y comprensión. Previamente, precisaremos nuestro diseño metodológico.

 

Metodología

Los avances que aquí desarrollamos, centrados en las prácticas de las pequeñas producciones de la región árida en el departamento Cruz del Eje (Córdoba), fueron abordados en el cruce de investigaciones entre Ciencia, Tecnología y Sociedad (CTS), desde la perspectiva del desarrollo territorial, que brinda instrumentos cognitivos para analizar de manera crítica las condiciones de reproducción en nuestro medio con relación al objeto y al campo social del agro contemporáneo (Dávila Ladrón de Guevara 2011; Manzanal 2014); y los estudios histórico- antropológicos, que implican el esfuerzo complementario de documentar las continuidades culturales en diversas regiones (Rockwell 2009; Krtoz 2015).

El eje del trabajo de campo se basa en la reconstrucción de las prácticas socio-culturales de las personas con producciones pequeñas de las comunas cruzdelejeñas, y para ello se recupera una metodología mixta que articula los estudios cuantitativos basados en determinados índices construidos de acuerdo con indicadores elegidos (Sautu 2007), a saber:  fecha de fundación de las comunas,  porcentaje de necesidades urbanas,  porcentaje de problemas ambientales; y en relación a las personas nativas con producciones pequeñas : principales actividades económicas,  acceso al agua de riego, adopción de nuevas tecnologías y contratación de mano de obra. De esta forma, cualitativamente, además de la revisión de antecedentes, la sistematización y análisis de información secundaria, se puso el foco en la perspectiva micro analítica que refiere a las prácticas sustentadas por la población de estas comunas involucrados en la producción hortofrutícola.

Cuantitativamente, se utilizan datos estadísticos Dirección General de Estadística y Censos de la provincia de Córdoba 2010, Área Infraestructura Regional del Ministerio de Gobierno de la provincia de Córdoba 2015, Censo Nacional Agropecuario 2002, 2008 y 2018, Dirección General de Catastro 2019 y fuentes como los informes de proyectos del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) y el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI), relacionados con el desarrollo productivo de las pequeñas explotaciones.

Las unidades de estudio comprenden el ámbito en el que realizamos nuestro trabajo de campo (las pequeñas explotaciones agropecuarias –EAPs- de las comunas en el departamento Cruz del Eje). Cabe destacar que, de acuerdo con nuestro relevamiento en cada una de las comunas mencionadas, existen unidades de producción pequeñas destinadas al auto consumo y la producción hortofrutícola. Dicha selección busca dar continuidad a la línea de investigación iniciada a partir de la labor en nuestras tesis de doctorado y pos-doctorado.

Finalmente, es de gran importancia señalar que el diseño metodológico del presente trabajo prioriza el alto grado de heterogeneidad en las prácticas socio-culturales de las personas con producciones pequeñas en Cruz del Eje, las cuales se caracterizan por estar articulados fuertemente con una multiplicidad de actores que no necesariamente se auto adscriben como «rurales» o «del campo». Este tipo de abordaje visibiliza la presencia de una alta diversidad de grupos sociales en las comunas del noroeste cordobés, y propositivamente, busca elaborar un diagnóstico socio-productivo local, en colaboración con las y los actores mencionados, para contribuir en la mejora del diseño de políticas públicas destinadas al sector (teniendo como eje central sus demandas), visibilizando la importancia que las pequeñas unidades tienen en la reactivación del mercado de trabajo, e incluso, en el abastecimiento de alimentos primarios para la región.

 

Las comunas del departamento Cruz del Eje dentro la región árida

En este acápite especificamos las características de los escenarios comunales en la región árida para adentrarnos en el análisis de las prácticas socio-culturales que se desarrollan en el territorio, esto frente al contexto descrito.

En la región árida del noroeste cordobés, la expansión del capital se evidencia en los cambios de la estructura agraria, caracterizados por la marcada disminución de unidades productivas de menor tamaño (no más de 100 ha) y el correlativo aumento de las de mayor escala (de 1000 a 3000 ha). La frontera agrícola avanzó sobre el monte y los pastizales naturales, desplazando a la ganadería hacia suelos marginales.

No solo es preocupante la cuestión de la pérdida de superficies de bosques, sino que además, de acuerdo con los trabajos de consultaría realizados para planificar el desarrollo de pequeñas producciones agropecuarias de Córdoba (PROINDER 2007), podemos afirmar que el área «Ganadera Extensiva del noroeste» de la provincia, que abarca la zona serrana del oeste y la región chaqueña semiárida del norte y árida del oeste, resulta el territorio donde se concentran los mayores problemas en el uso eficiente del agua de riego, en torno a la usurpación de tierras y cercamientos de los campos, el desmonte irracional y la pérdida de biodiversidad. Esto impacta en los escenarios comunales y las prácticas de sus actores sociales más vulnerables, entonces, ¿cuáles son las causas de este proceso?

En primera instancia, durante las últimas tres décadas del siglo XX el factor de cambios en la cobertura del suelo del norte de la provincia Córdoba estuvo dominado por la conversión de bosques en tierras agrícolas, siendo los departamentos Cruz del Eje, Ischilín, Río Seco y Tulumba los de mayor superficie deforestada. Específicamente, en relación con los cambios de cobertura y usos de suelo, la región ha sufrido graves problemas de deforestación debido al avance de las prácticas agrícolas y también de la ganadería con siembra de pasturas exóticas. Como lo señalan Britos, Barchuk y Fernández (2011), la alteración de la cobertura del suelo conlleva a la pérdida de hábitat y a la fragmentación de las masas boscosas utilizadas en algunas ocasiones con fines medicinales por parte de la población ancestral.

Particularmente, en esta zona árida y semiárida, la degradación de los suelos afecta la capacidad de los parches de vegetación nativa para actuar como sumideros de recursos de agua y nutrientes. Los mencionados autores estudiaron las trayectorias que conducen a la regeneración de los bosques y la preservación del ecosistema en la zona rural del departamento Cruz del Eje y arribaron a la conclusión de que los verdaderos paisajes sustentables, en la mayoría de los casos, se dan en ámbitos de producción agropecuaria familiar y con formas comunales de uso de la tierra. En cambio, las estancias ganaderas existentes en la zona, cuyo crecimiento exponencial se produjo en las últimas décadas (Gras y Cáceres 2017), se caracterizan por ser unidades de grandes superficies con paisajes sabanizados por el desmonte y rolado con siembra de pasturas exóticas. Así, se pone en evidencia que en territorios donde dominan cambios de uso de la tierra promovidos por el avance de las estancias agrícolas y ganaderas se presentan altas tasas de deforestación, mientras que ocurre baja deforestación en unidades campesinas con uso tradicional y comunitario de la tierra (Britos, Barchuk y Fernández 2011).

En segunda instancia, el escenario territorial descrito también se refleja en el relevamiento realizado por el Área Infraestructura Regional del Ministerio de Gobierno (2015) a los/as jefes/as comunales, en el que se determinaron los porcentajes de los problemas ambientales en el departamento Cruz del Eje, considerando como unidades de estudio las 12 comunas. Dicho relevamiento arrojó los siguientes resultados: deforestación (80%), radicación de basurales a cielo abierto (80%), incendios forestales (10%), uso de agroquímicos en pulverizaciones aéreas y terrestres (10%) y radicación de feedlot (10%).

A partir de estos datos del relevamiento, se incorpora la información obtenida en el taller participativo realizado el día 21 de agosto de 2018 en el municipio de Cruz de Eje departamento homónimo (Figura 2).

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Figura 2: Taller participativo realizado en el municipio de Cruz del Eje, departamento homónimo.

Fuente: Archivo personal de la autora 2018.

 

El mismo fue organizado por el ejecutivo provincial, contando con la participación de 7 comunas (Alto de los Quebrachos, Cruz de Caña, Guanaco Muerto, Los Chañaritos, Media Naranja, Paso Viejo y Tuclame), de un total departamental de 17 localidades (municipios y comunas). Cabe señalar que en dicho departamento prevalece la categoría de comuna, presentando un total de 12.

En este espacio de diálogo se planteó la importancia de la delimitación del radio municipal/comunal[5] y la necesidad de obtener fondos para obras de infraestructura y equipamiento urbano, debido a la vulnerabilidad de las condiciones sociales y económicas de la zona. Es menester señalar que no se consideró la temática de la planificación territorial, ya que priman otras cuestiones vinculadas a la satisfacción de las necesidades básicas. El jefe comunal de Paso Viejo hizo alusión al respecto: «necesitamos satisfacer las necesidades, como tener acceso al agua, al gas natural, es difícil para nosotros pensar en esto de la planificación cuando no tenemos servicios e infraestructura básica» (Jefe Comunal. Comunicación Personal, 2018)

A partir de los datos obtenidos en el taller, y considerando el mencionado relevamiento del Área Infraestructura Regional, se obtuvieron los siguientes porcentajes con relación a las necesidades de las comunas: acceso al agua potable (80%), gas natural (60%), alumbrado público (60%), construcción de viviendas (50%), compactación de calles y pavimentación (40%), adquisición de vehículos (32,56%), remodelación y forestación de espacios públicos (30%) y construcción y/o refacción de edificios públicos (30%). Cabe destacar que en el taller se trabajó con el mismo cuestionario utilizado para el relevamiento, de esta manera se logró completar la información de las 12 comunas que conforman el departamento Cruz del Eje. Este escenario refleja la percepción de las autoridades comunales en relación a los niveles de accesibilidad y coberturas del equipamiento social, los servicios básicos e infraestructuras de sus territorios.

Otro de los aspectos a considerar con relación a los servicios son las vías de comunicación, principalmente la red ferroviaria, que durante décadas vinculó a regiones, ciudades y pueblos, dando origen a poblados y siendo un instrumento para comenzar con la explotación de los recursos naturales en regiones lejanas al puerto porteño. En nuestra zona de estudio, el ferrocarril tuvo un rol preponderante, pues, como se observa a continuación, las fechas de fundación de las comunas que integran el departamento Cruz del Eje (Tabla 1) tienen directa relación con el tendido de las líneas ferroviarias que las atraviesa (Figura 3).

 

Tabla 1. Fundación de las comunas del departamento Cruz del Eje.

Dpto.

Comuna

Fundación

Cruz del Eje

Alto de los Quebrachos

s/f

Bañado de Soto

1930

Cruz de Caña

s/f

Guanaco Muerto

1910

La Batea

1890

La Higuera

s/f

Las Cañadas

s/f

Las Playas

1985

Los Chañaritos

1888

Media Naranja

1800

Paso Viejo

1890

Tuclame

1890

Fuente: Bischoff 2012.

 

La línea de Deán Funes- Serrezuela (1890): Chuña, Jaime Peter, Huascha, Cruz del Eje, Tabaquillo, Soto, Paso Viejo, Tuclame, Serrezuela (Figura 3-línea violeta) atravesaba el departamento desde finales del s. XIX. En efecto, el comienzo de la era del ferrocarril revolucionó e impuso nuevas características a la vida económica de la región debido a los cambios en las formas de circulación terrestre, influyendo en el desarrollo económico y social del país e induciendo al reordenamiento de las regiones (Scalabrini Ortiz 2013). Los recorridos de las vías férreas, carreteras troncales y el emplazamiento de sus estaciones incidieron en la localización de los asentamientos urbanos.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Figura 3. Ramales ferroviarios que atraviesan las comunas de la región Árida.

Fuente: elaboración propia a partir de datos de Ferromapas 2020.

 

Sin embargo, durante la década del 90, el Gobierno nacional dictó el decreto- Plan Ferroviario 666/89, complementario de la Ley de Reforma del Estado, en el cual se propiciaba la apertura de las empresas estatales al capital privado, la racionalización de las empresas y el cierre de todas las instalaciones ferroviarias que no demostraran «solvencia económica», según los parámetros establecidos en aquel momento. Es indudable que, con este hecho, entre otros, comenzaba la debacle de uno de los núcleos laborales más importantes de la región: la producción olivícola perdió todo tipo de competitividad, pasó de ser la principal fuente de ingresos a tener una escasa participación en el producto bruto local y el mismo ritmo sufrió la actividad minera (Felder 1994; Natalucci y Gordillo 2005).

Con base en estas condiciones, consideramos dos cuestiones como centrales: 1- las implicancias de la desestructuración de las economías regionales durante la década del noventa, claves para entender la forma que adquirió la distribución productiva en la zona, y b- la interacción, en la actualidad, de dos racionalidades diferentes expresadas en la expansión de empresas agropecuarias capitalistas, y en las producciones familiares o de menor dotación de recursos que enfrentan las estrategias dominantes, aun estando subsumidas a la lógica del capital. En virtud de ello, se torna indispensable definir el concepto de desarrollo territorial desde una perspectiva crítica que nos permitirá avanzar en el análisis.

 

El desarrollo territorial en regiones agrarias vulnerables

Desde la mirada de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe -CEPAL-, la actividad agraria latinoamericana fue caracterizada por una supuesta tendencia al estancamiento y a un mal cumplimiento de las funciones que debería desempeñar en un proceso de desarrollo económico (Gabay 2005). Se consideraba que tanto la agricultura como la ganadería en nuestro continente debían abrirse dentro de los marcos de la forma capitalista de explotación. En otras palabras, era necesario convertir o transformar las explotaciones agrarias en verdaderas empresas, cuya diferencia con la empresa industrial era el objeto al que estaban dedicadas. Sin embargo, a mediados de los años sesenta y comienzos de los años setenta se desarrolla en nuestro continente la Teoría de la Dependencia, que vino a profundizar las incipientes críticas de la CEPAL al orden económico imperante.

Para las personas dependentistas, no había que mantener lazos con los países centrales para lograr el progreso, puesto que el desarrollo era imposible mientras se sostuviera la situación colonial, es decir, lo que se perpetuaba en la periferia era –es- el subdesarrollo, esto porque «La contribución más importante de la polémica sobre la dependencia, en este sentido, fue la incorporación de las relaciones de poder en el esquema centro-periferia» (Gabay 2005, 77).

La descripción realizada es importante porque ambas teorías constituyeron un hilo inconfundible en la interpretación del desarrollo económico latinoamericano, y aunque representaron una crítica fundamental a la teoría neoclásica del comercio internacional, en las dos hallamos una matriz tecnicista con las que fueron analizadas las relaciones sociales en nuestro continente y al rol indelegable que le correspondía al Estado en el uso social del excedente, en desmedro del análisis de las esferas productivas, sin brindar categorías conceptuales que permitiesen abordar las particularidades de cada región.

A partir de los años 90, dadas las transformaciones operadas en los diferentes ámbitos nacionales -resultantes de las políticas de liberalización y privatizaciones-, así como también a partir de los procesos de integración regional (Unión Europea, Mercosur, Nafta, Pacto Andino), se comenzó a «repensar el análisis territorial y redefinir los modelos de intervención pública para insertarlos en el modelo de la globalización» (Manzanal 2006, 23). Es así que desde el Estado y sus instituciones se comenzó a poner el acento en el desarrollo local y la «gestión estratégica» de los ámbitos locales, así como en la descentralización y la «participación» o «acción colectiva».

Tal como afirma Manzanal (2014), en el ámbito de la política social empezó a aparecer la formulación y gestión «desde abajo» y se comenzó a pensar en una «política flexible» que contemplara las diferencias y particularidades locales y culturales, primando como variable estratégica la acción colectiva, la capacidad de asociación, la solidaridad entre actores, potenciadas por la posibilidad que otorga «la proximidad territorial resultante de vivir y trabajar en un mismo lugar, el ámbito local» (Manzanal 2014, 27). En lo fundamental, la concertación público-privada aparece junto a la promoción de relaciones entre actores locales, la colaboración entre instituciones, la formación de redes, todas cuestiones consideradas clave para el desarrollo local y rural.

En este sentido, el enfoque de Desarrollo Territorial Rural (DTR) es una perspectiva discutida por los organismos internacionales de financiamiento (Banco Mundial, Banco Interamericano de Desarrollo, entre otros) desde inicios de la década del 2000. El mismo se ve resumido en la propuesta que formularon Schejtman y Berdegué (2004), quienes definen al DTR como «un proceso de transformación productiva e institucional en un espacio rural determinado, cuyo fin es reducir la pobreza rural» (Arqueros y Nardi 2005, 11).

Desde este enfoque, el territorio es definido como un espacio social de múltiples relaciones, entre ellas las relaciones de poder espacialmente delimitadas y operando sobre un ámbito geográfico referencial (en nuestro caso, las comunas del Departamento Cruz del Eje). Así entendida, la cuestión territorial se torna política y económica dado que resulta clave para su análisis el estudio de las relaciones de producción, de mercado, de reproducción, que son esenciales al momento de intentar comprender y dar «soluciones» a las problemáticas de los territorios rurales empobrecidos.

Específicamente, el noroeste de la provincia de Córdoba es uno de los tantos casos locales donde se observan modalidades de avance del capitalismo agrario sobre zonas de antaño consideradas de poco rinde o marginales en cuanto a su valor productivo, y habitadas, en su gran mayoría, por economías domésticas (Preda 2015). En este sentido, se deben tener en cuenta los cambios que el ámbito rural comenzó a experimentar a mediados del siglo XX en América Latina y Argentina, caracterizados por la intensificación del dominio del capital transnacional en el agro, por la búsqueda de una integración flexible en la reestructuración que se expresa en alianzas empresariales, incremento de la producción a escala con tecnologías de punta y procesos crecientes de movilización y precarización de la mano de obra (Reboratti 2006; Martínez Dougnac 2014; Gras y Hernández 2016). Sin dudas, el proceso de modernización globalizada en el agro argentino no solo tiene distintos niveles de inclusión/exclusión social de personas productoras y trabajadoras, sino también inserciones diferenciales de las regiones agrícolas: algunas pocas dinámicas y una gran mayoría marginales.

La provincia de Córdoba presenta una «a-sincronía regional» que permite recortar dos grandes espacios territoriales: la zona conformada por los departamentos del este y sur (zona «pampeana»), que consiguió insertarse exitosamente en el actual modelo económico dominante, lo que se tradujo en un significativo proceso de crecimiento y modernización; y en contraposición, la zona norte y oeste (zona extra-pampeana), que históricamente había sido el polo concentrador de los recursos humanos y materiales de la provincia, no consiguió responder a los requerimientos del «complejo oleaginoso», quedando marginada (Bergamín et al. 2010).

Como adelantamos en el apartado anterior, durante las últimas tres décadas del siglo XX el factor de cambios en la cobertura de la región del noroeste de Córdoba estuvo dominado por la «conversión de bosques en tierras agrícolas» (Barchuk 2019: 102) ,  y a su vez, la región del noroeste se ratifica como el territorio donde se concentra el mayor número de situaciones conflictivas de tenencia de la tierra, los menores niveles de capitalización en el sistema agrario, un amplio predominio del trabajo familiar y las condiciones más comprometidas de reproducción social de los sistemas productivos[6].

El departamento de Cruz del Eje conserva el mayor porcentaje de población rural en la región que acabamos de describir: de acuerdo con el Censo Nacional Agropecuario (CNA)-18 los establecimientos agropecuarios con superficies inferiores a 500 ha, representan el 86 % del departamento (1.111 EAP’s de las 1.294 EAP’s existentes). La mayoría del personal agricultor nativo no posee títulos de tenencia saneados,[7] y se encuentran en inferioridad de condiciones para enfrentar a los actores económicos que aparecen en la zona, cuya influencia y avidez por el recurso tierra genera una disputa marcadamente desigual. Muchos de los «excluidos del campo» en la región (Teubal 2003) fueron durante gran parte de su vida personas con producciones pequeñas que desarrollaban tareas productivas y/o de servicios en las haciendas, personal asalariado de grandes explotaciones, entre otros.

La realidad que encuentran hoy es una disminución abrupta en el número de unidades o aún peor, el devastamiento del ambiente en el que viven (Trabaglia 2007; Ensabella 2008); sumado a un «marcado proceso de valorización de la tierra, derivado de la captación de rentas extraordinarias por la puesta en producción de tierras antes no explotadas comercialmente» (Gras y Cáceres 2017, 172). De tal situación, comienzan a tener lugar los intentos defensivos de quienes trabajan en las pequeñas explotaciones sus organizaciones. Estas estrategias adoptan distintas formas: diversificación de las prácticas productivas – pluriactividad, aparecería y arriendo- e incorporación de cambios tecnológicos (Ferraris 2008); acciones directas -movimientos sociales, territoriales, acciones colectivas- (Romano 2011); como también vinculaciones/ negociaciones entre actores colectivos e institucionales como las cooperativas agrarias, o instituciones estatales como el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria – INTA - y el Instituto Nacional de Tecnología Industrial – INTI - (Martínez 2011).

Por esta razón, el abordaje teórico y metodológico de las prácticas socio- culturales vinculadas a las personas con producciones pequeñas de las comunas cruzdelejeñas implica, en lo inmediato, atender a sus estrategias de reproducción en el marco de constricciones económicas, políticas y legales, y al mismo tiempo, evaluar el impacto que generan los programas de gestión estatal que los tienen como destinatarios, con el objetivo de observar cuáles son sus efectos. Estos dos ejes serán presentados en el siguiente apartado, donde mostramos los resultados parciales del trabajo de campo realizado entre los años 2012-2019 y algunos ejes problemáticos a nuestro entender, centrales, con el objetivo de brindar herramientas para futuros planes estratégicos e integrales en la región.

 

Resultados: los pequeños y pequeñas productoras cruzdelejeñas y sus prácticas socio-culturales

Las pequeñas producciones rurales en Cruz del Eje están vinculadas a cultivos hortofrutícolas como tomates, cebollas, pimientos, olivares, entre otros, que se desarrollan fundamentalmente en las zonas de riego del departamento y demandan al menos 30 a 40 jornaleros/as en momentos claves del ciclo productivo (de agosto a diciembre), contratando de 15 a 20 peones en forma permanente a lo largo del año. Es decir, son productores que generan trabajo para la población local, pero su dinámica socio-productiva se ha visto afectada en las últimas décadas por la expansión de la ganadería bovina practicada por grandes unidades que alquilan los campos para ganado, o siembran alfalfa, actividades culturales que no precisan de mano obra rural lo que redunda en una caída en la demanda del empleo, al tiempo que acaparan el recurso hídrico, vital para la reproducción de las pequeñas unidades (Paz 2019).

Así, en el marco de las referencias teóricas presentadas y las evidencias empíricas, nos preguntamos: ¿cuáles son aquellas medidas y acciones que se están desarrollando desde los gobiernos comunales/ municipales, provinciales y/o nacionales para propiciar una distribución más equitativa del recurso hídrico y cambios tecnológicos básicos? Pues, sin dudas, tomando en cuenta dichos indicadores, es posible vaticinar una mejora en el desarrollo económico de estos sistemas locales en el mediano plazo.

Para responder dichos interrogantes, nos basamos en las investigaciones previas, donde analizamos las estrategias económicas que permiten garantizar la reproducción de unidades domésticas campesinas ubicadas en los espacios fuera de zona de riego del departamento Cruz del Eje, poniendo de manifiesto una problemática de desigualdades sociales y conflictos por el acceso a los recursos.

En ese sentido, estudiamos la implementación del sistema de riego originado hacia la década del 40 con el proyecto del entonces gobernador de Córdoba, Amadeo Sabatini: «Dar agua al norte» (Ley N° 3732). Constatamos, en relación a ello, que las familias ubicadas en los fuera de zona se encuentran marginadas en un doble sentido: son las últimas que reciben agua y no están incluidas en los sistemas de gestión. Otro aspecto que se reveló como trascendente es el rol que diversas instituciones estatales asumen en este proceso a través de la instrumentación de políticas de desarrollo rural y economía social en las comunas más vulnerables del departamento.

Aguzamos que los emprendimientos productivos que tienen las comunidades requieren de la asistencia estatal, dado que necesitan eludir las trampas de un mercado monopolizado y poco afecto a la apertura hacia nuevos actores productivos. Por último, constatamos la transformación cultural que viven los grupos domésticos cruzdelejeños cuando se vinculan al Movimiento Campesino de Córdoba en su Organización zonal Cruz del Eje. Particularmente, en las comunas de Las Playas, El Brete, Media Naranja y Guanaco Muerto, llegando a las Salinas Grandes, el campesinado participa activamente en la organización, evitando los desalojos o tomando independencia de los proyectos de diseño público (vendiendo los cabritos y otras producciones artesanales a través de la Red de Comercio Justo que articula la Organización); entre otras formas.

A su vez, cuando ampliamos el trabajo de campo a las personas con pequeñas producciones dentro de zona de riego, y analizamos algunas de las políticas públicas dirigidas a fortalecer los productos agrarios tradicionales en la región: proyecto de cuencas lácteas caprinas coordinado por el Instituto Nacional de Tecnología Industrial –INTI, Cruz del Eje (Paz y Rebollo 2020) y la reactivación del algodón, coordinado por el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria-INTA, Cruz del Eje (Paz 2018). Ambos proyectos tuvieron un impacto limitado en términos de mejorar la economía de los sistemas productivos de pequeña escala, esto debido a que no se revisaron los factores que inhiben fuertemente el desarrollo técnico avanzado del sector (caso de las cuencas lácteas); y tampoco se tuvo en cuenta las particulares características de los trabajadores y las trabajadoras rurales (para las arduas labores de cosecha del algodón), quienes se sumaron a la ya histórica distribución deficitaria del agua de riego en las parcelas pequeñas.

Con base en estas consideraciones, nos propusimos profundizar en el análisis de las prácticas culturales que caracterizan a las personas con pequeñas producciones hortofrutícolas, para contribuir con las presentes y futuras intervenciones públicas que requiere el territorio.

La imagen de la economía rural del departamento Cruz del Eje es compleja, dado que no resulta ni campesina ni capitalista en su totalidad. Esto quiere decir que encontramos comunidades campesinas tradicionales (unidades domésticas)[8], pequeñas unidades productivas (de economía tipo «farmer» o «chacarera»), y empresas capitalistas[9]. Si pensamos en términos de clases sociales, debemos agregar una cuarta categoría que son los proletarios rurales. A continuación, profundizaremos el análisis en el grupo social objeto de nuestra investigación, y las particularidades que asume en el territorio cruzdelejeño.

Las pequeñas explotaciones productivas en Cruz del Eje cuentan con superficies prediales que no exceden en ningún caso las 50 hectáreas. En ellas realizan cultivos de hortalizas (tomates, pimientos, berenjenas, acelga, lechuga); frutales (melón, sandía); y en algunos casos, aún mantienen sus históricos olivares. Asimismo, con base en nuestro registro de campo, se puede establecer que un número importante de estos productores/as ha logrado capitalizarse y mejorar el proceso productivo a partir de la implementación de semillas híbridas[10], mallas anti-granizo en los sembradíos[11], y el riego por goteo[12]. Sin embargo, en un 50% de los casos, el sistema de riego predominante a nivel de predio es «por manto» o «surcos», donde las pérdidas por evaporación y el mal estado de infraestructura de los canales son muy altas. El sistema de regadío por canales es la fuente principal para el desarrollo de cultivos y abrevaderos de animales en las zonas rurales del departamento. En tal sentido, conviene aclarar que en los documentos oficiales de la construcción del dique Cruz del Eje se planteaba que la «ineficiencia de las incontables acequias sería resuelta por el revestimiento completo y magistral de todos los canales de la obra». (Reolín 1945, 11). Por lo señalado, es lógico suponer que los problemas de los pequeños y pequeñas productoras para que el agua llegue a las represas familiares no serían a causa del estado inefable de los canales. Sin embargo, no es la situación que encontramos en la actualidad dado que las unidades campesinas tienen dificultades para el autoabastecimiento doméstico (situación que se agrava en las comunas que cuentan con riego eventual) y los pequeños productores y productoras resultan condicionadas en el desarrollo de su producción agrícola (Figura 4).

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Figura 4. Pequeños productores realizando la cisterna de agua para instalar el riego por goteo en sus parcelas. Comuna Media Naranja.

Fuente: archivo personal de la autora 2019.

 

En este sentido, resulta importante mencionar que la distribución del agua de riego es por ley, función de los consorcios creados a tal fin. El consorcio de regantes del departamento Cruz del Eje (denominado «Usuarios de Riego del dique Cruz del Eje»), nuclea a aproximadamente 300 productores/as, principalmente, empresarios/as extra-locales. Entre las acciones lideradas por el consorcio se registra el mantenimiento de los canales secundarios a través de los cuales el agua entra a los sistemas de producción, por lo cual la eficiencia del uso del agua es responsabilidad exclusiva del productor/a.

La información reunida sugiere que tanto la infraestructura como el manejo del agua resultan deficientes a nivel provincial y a nivel individual, y favorece a los grandes productores/as de materias primas para exportación. En efecto, y como ya hemos mencionado, en esta región de la provincia de Córdoba se ha producido un corrimiento de la frontera agraria que genera el aumento de la producción ganadera de cría, recría e inclusive de invernada. Las asociaciones empresariales que representan a las grandes unidades productivas (ligadas a la Sociedad Rural Argentina) buscan concentrar la propiedad del agua desde otro modelo productivo (producción de alfalfa bajo riego) que aquel sostenido por las pequeñas unidades de la zona. El aspecto más destacado que evidencia esta situación es que existe un alto nivel de inequidad en la distribución del recurso hídrico que afecta la dinámica socio-cultural de las producciones agrícolas a pequeña escala en la región.

Por último, y tomando en cuenta el indicador de la contratación de mano de obra para las actividades de carpida y cosecha, se constata que en estas pequeñas unidades cobran mayor importancia los lazos de complementación entre familias y/o individuos no emparentados entre sí, y la construcción de relaciones prácticas no filiales, lo que significa que estos pequeños y pequeñas productoras tienden a complementar su trabajo con el de otras personas y aún ello suele combinarse con la venta de su fuerza de trabajo o la de alguien de la familia en grandes unidades productivas de la región u otro tipo de labores y oficios (docencia, albañilería, cargos en la administración pública, comercio en la ciudad de Cruz del Eje, entre otros). En la Figura 4, Ezequiel (el segundo productor desde la derecha), es policía en la ciudad de Cruz del Eje, pero no deja de cultivar sus 20 parcelas de verduras cada primavera. Lo acompañan otros productores que, a pesar de tener sus propias producciones, trabajan con Ezequiel en el momento de la cosecha y, como muestra la imagen, cuando es necesario dar una mano en trabajos pesados que lo requieren.

Finalmente, y más allá de la dificultad encontrada para discriminar con precisión las operaciones -tanto directas como indirectas-, para el avance territorial del capital en detrimento de las pequeñas unidades; estos resultados aportan evidencia parcial demostrativa de que en las comunas del departamento Cruz del Eje, específicamente los pequeños y pequeñas productoras hortofrutícolas, se desempeñan con rasgos diferentes a la lógica capitalista e intentan sostener su producción y reproducción a pesar de la fragmentación cada vez más pronunciada en las que se halla el territorio.

 

Conclusiones

La información reunida sobre el proceso de expansión de la frontera agro-ganadera en la región reveló que su magnitud alcanza dimensiones conflictivas, en tanto genera una disociación entre los pequeños y pequeñas productoras nativas y aquellos recursos vitales (tierra, agua) necesarios para su reproducción social. A su vez, si bien el grado de capitalismo agrario no alcanzó a penetrar/destruir todas las bases de la organización productiva que tienen las pequeñas unidades en la zona de estudio, observamos que, en definitiva, las condiciona, puesto que el flagelo de la degradación de sus tierras (el 30% del territorio ha sido desmontado, topado y rolado) impacta en el mejoramiento del nivel de vida de esta población. Tal afirmación puede avalarse con los índices revelados por organismos de gobernanza en Córdoba: existe mayor número de situaciones conflictivas de tenencia de la tierra, menores niveles de capitalización en el sistema agrario y las condiciones más comprometidas de reproducción social en la región más desmontada de la provincia, el noroeste cordobés.

De todos modos, caracterizamos las prácticas socio-culturales que hacen que las pequeñas unidades cruzdelejeñas tengan un margen de autonomía a pesar de las transformaciones que el capital impone, a saber: a- la dinámica espacio-temporal de su producción hortofrutícola, caracterizada por la siembra de hortalizas y frutales con la importancia que ello comporta en la subsistencia económica de estas unidades; b- la existencia, junto con el trabajo asalariado en otras actividades no rurales, de la posibilidad de recurrir a formas colaborativas de trabajo y reciprocidad con las personas vecinas de la zona.

En otra dirección, a lo largo del trabajo se pusieron de manifiesto los efectos que tiene la actual distribución del agua en el sistema de riego del dique Cruz del Eje donde constatamos que existe, por parte del gobierno provincial y por las asociaciones encargadas de la administración del líquido vital, un apoyo decidido a la gran propiedad, con la consecuente implantación diferencial entre recursos públicos y privados, en que se puede ser «propietario» de los segundos, y «usuario» de los primeros. Con este cotejo no se cuestiona el papel que para el desarrollo de la región jugó la construcción del embalse Cruz del Eje. Se apunta, en cambio, a poner de manifiesto que en el departamento homónimo no existió (ni existe) un plan integral que contemple la pequeña producción familiar, ni la eficiencia de los cultivos y el manejo sustentable que pudieran realizar las familias campesinas.

En tal sentido, retomamos la noción de desarrollo rural con la que se llevan adelante los proyectos de diseño público existentes en Cruz del Eje, y concluimos que no toman en cuenta las pautas culturales de reproducción propias del territorio y ello redunda en que el personal productor se resiste a las ideas de innovación tecnológica porque no se ajustan a sus prácticas situadas. Urge reconocer la crisis ecológica que estos sistemas productivos están atravesando en la actualidad, y las políticas públicas que no contemplan la deficiente distribución del agua para riego hacia la pequeña explotación no resultan integrales ni viables: sin agua la producción es escasa o nula.

Nos consta que hay producciones que debieron desecharse la cosecha completa de 5 ha de pimientos y tomates a causa del estrés hídrico, esto porque las verduras no cumplían con los estándares de producción factible a ser comprada en los mercados, y ello conduce a una economía de cuasi subsistencia que limita la capacidad de ahorro e inversión de estos sistemas.

Para finalizar, constatamos que la región cuenta con «potencialidades» que podrían colaborar a revertir el panorama que presentamos, tales como la existencia de los diques Pichanas y Cruz del Eje, así como las sierras y los bosques protectores con un valor natural inigualable, la presencia de agua subterránea y una amplia zona de canales para regadío que solo necesitan revestimiento y administración adecuada y equitativa, la representación de organizaciones comunitarias-campesinas como Organización Zonal Cruz del Eje, pertenecientes al MCC. Estas características, propias de la heterogeneidad de la región, además de determinar una riqueza productiva en el ámbito agropecuario, permiten suponer que no es una utopía la organización local, auto-gestionada, con el propósito de garantizar una mayor diversificación, por ejemplo, en el área hortofrutícola (lo que redundaría en una mayor cantidad de puestos de trabajo), esto fortalecería el derecho al acceso de los recursos vitales por parte de quienes habitan ancestralmente el territorio.

 

Contribución: este artículo recupera parte de los análisis de nuestras investigaciones
doctorales: «Producción, reproducción social y conflictividad por el acceso a los recursos en Unidades Domésticas del departamento Cruz del Eje, noroeste de Córdoba» (Paz, 2017) y «Ordenamiento territorial de comunas a escala regional en la provincia de Córdoba, Argentina. Caso de estudio: región Árida» (Crissi Aloranti 2019). Sin duda, en la elaboración del presente artículo la información y los resultados fueron producidos de manera conjunta, situación que redundó en un estudio colaborativo y enriquecedor para ambas autoras.

Apoyo financiero: esta investigación ha sido financiada mediante becas pos-doctorales
otorgadas por el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas de Argentina (CONICET).

 

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[1]Es conveniente aclarar que se considera como instrumento de análisis la regionalización propuesta por el Área Infraestructura Regional del Ministerio de Gobierno de la provincia de Córdoba (2015). Dicha regionalización subdivide a la provincia en cuatro regiones (Árida, Serrana, Llanura y Medanosa) de acuerdo con características sociales, culturales, económicas y ambientales.

[2]Los departamentos están compuestos por varios municipios y comunas que se constituyen en las áreas de gobierno local de cada territorio.

[3]Alto de los Quebrachos, Bañado de Soto, Cruz de Caña, Guanaco Muerto, La Batea, La Higuera, Las Cañadas, Las Playas, Los Chañaritos, Media Naranja, Paso Viejo y Tuclame.

[4]La definición de prácticas socio- culturales que guía este estudio resulta circunscripta a los actores que son el referente empírico de nuestra investigación: las personas con pequeñas producciones hortofrutícolas. Así, comprendemos dentro de éstas la definición brindada en el último Censo Nacional Agropecuario (CNA-18) que incluye el «Manejo e insumos principales de los cultivos y de las tierras con otros usos y niveles tecnológicos aplicados sobre los distintos cultivos: la preparación del suelo, la siembra y plantación, los cuidados culturales, los usos y comercialización, el riego y otras prácticas. Asimismo, se incluye la contratación de servicios agropecuarios» (Instituto Nacional de Estadística y Censos - I.N.D.E.C. 2021, 31.

[5]Comprenden las zonas en que el municipio o comuna preste total o parcialmente los servicios públicos permanentes y las aledañas, reservadas para las futuras prestaciones de servicios (Ley Orgánica Municipal N° 8102/91).

[6]Los datos referentes a la estructura agraria basados en el CNA-18 avalan las afirmaciones antes mencionadas. En la región existen 2.274 Explotaciones Agropecuarias (EAP’s) que ocupan una superficie de 1.195.966 hectáreas (ha) y explotan una superficie media de 529,5 ha. La mayoría de las explotaciones se encuentran en el estrato de menos de 100 ha (58%) con una superficie media de 29,5 ha (Resultados definitivos del CNA 2018 para la provincia de Córdoba. I.N. D.E.C, 2021). Asimismo, la comparación del CNA 2002 con el CNA 2008 arrojaba una disminución en el número de personas productoras, especialmente en las explotaciones con menor superficie operada. De manera correlativa, las explotaciones de más de 10.000 ha observaban el mayor incremento porcentual tanto en número de EAP’s como de superficie. Y por régimen de tenencia de la tierra, se destacaba un 5,5 % menos de superficie exclusivamente en propiedad y un aumento cinco veces mayor del arrendamiento con respecto al contrato accidental (Hocsman y Preda 2006).

[7]De acuerdo lo establece la abogada y Dra. en Estudios Sociales Agrarios Mariana Romano (2011, 53), en la provincia de Córdoba los mecanismos de aplicación de políticas públicas tendientes a sanear títulos de propiedad han resultado históricamente inapropiados y han dejado desamparados a sus legítimos poseedores en todas las regiones del territorio. Entre los factores que han hecho inviable acceder a la justicia a la mayoría de los productores familiares afectados por estos problemas, se encuentran los altos costos de mensura y de defensa técnica, los trámites excesivamente lentos, pero fundamentalmente «la propia legislación vigente que no ha dado respuestas a la complejidad de situaciones de la realidad territorial».

[8]Los grupos domésticos ubicados en los espacios fuera de zona de riego en la pedanía Cruz del Eje cuentan con unidades productivas que no superan las 15 ha y representan los sectores más vulnerables del departamento. La cría de caprinos constituye la actividad económica más importante de estas unidades, además de lo significativo que resulta el aporte de carne en la dieta familiar, los grupos obtienen la mayoría de sus ingresos a partir de la venta de los subproductos del caprino: la venta de animales en pie (a «bulto») o bien la leche residual, el pelo y cueros. Los destinos comerciales del cabrito en la zona, luego del autoconsumo y la reposición de madres, son: venta a los «cabriteros» (intermediarios de los frigoríficos), comercialización a través de las redes creadas por la Organización zonal Cruz del Eje perteneciente al MCC, y venta a consumidores finales (Paz 2019).

[9]Se trata de empresas agropecuarias de larga trayectoria en toda la región del noroeste de la provincia como así también de nuevos actores, entre los cuales los pooles de siembra se destacan, estos son «capitales financieros que gestionan activos de terceros (tierra, maquinarias, mano de obra) a través de la figura de un ingeniero agrónomo para producir commodities durante un determinado lapso de tiempo. Su objetivo es lograr beneficios superiores a los de otras inversiones financieras (…) la emergencia de estos actores ha sido central en la financiarización de la agricultura, contribuyendo fuertemente al alza del precio de la tierra» (Gras y Cáceres 2017, 176). Particularmente, en el departamento Cruz del Eje, se trata de productores extra-locales, que siembran alfalfa, o practican la ganadería de cría, re cría, y en algunos casos, feedlots; cuentan con superficies de entre 1.000 y 3000 ha y su presencia ha ido creciendo en los últimos años de manera exponencial.

[10]También conocidas como «semillas F1», producidas de forma artificial en laboratorios, deben comprarse cada año debido a que no tienen una descendencia fértil. Estas semillas poseen cualidades como mayor sabor, resistencia a plagas o enfermedades, adaptación al clima local, etc. Los pequeños productores y productoras cruzdelejeñas las utilizan para lograr mayor uniformidad en los productos, resistencia a largos transportes (p. e., tomates con la piel más dura), adaptación a la cosecha mecanizada (cosecha del algodón). Fuente: entrevista a M. Barreda, Ingeniero Agrónomo del INTA, Cruz del Eje. Junio de 2018.

[11]El uso de mallas para cubrir la plantación representa un método efectivo de protección contra el granizo; además se han medido después de varios años efectos benéficos para la calidad de la producción hortofrutícola: disminuye la intensidad de luz, colaborando a bajar la temperatura superficial de las hortalizas y frutos, y aumenta la humedad relativa: las mallas ocasionan un aumento de la humedad del aire de un 10-15% respecto a la situación sin malla.

[12]De manera sumaria, se puede definir el Riego por Goteo o Riego Localizado, como un método de irrigación que permite optimizar la aplicación de agua y abonos en los sistemas agrícolas de zonas áridas. El agua aplicada se infiltra en el suelo irrigando directamente la zona de influencia a través de un sistema de tuberías y emisores.