Dinámicas territoriales
en el departamento Cruz del Eje: escenarios de la ruralidad fragmentada
Territorial
dynamics in the department of Cruz del Eje: scenarios of fragmented rurality
Magali Luciana Paz
Consejo Nacional de Investigaciones
Científicas y Técnicas (CONICET) //Centro de Investigaciones
y Estudios sobre Cultura y Sociedad (CIECS), Córdoba, Argentina
https://orcid.org/0000-0002-6989-6410
Vanesa Crissi Aloranti
Consejo Nacional de Investigaciones
Científicas y Técnicas (CONICET) //Centro de Investigaciones
y Estudios sobre Cultura y Sociedad (CIECS), Córdoba, Argentina
https://orcid.org/0000-0002-1273-7953
Fecha de recepción: 14 de
mayo del 2021
Fecha de aceptación: 10
de octubre del 2021
Resumen
Introducción: La
presente investigación se basa en las comunas del departamento Cruz del Eje,
dentro la región árida de la provincia de Córdoba (Argentina), para describir
las diversas formas en que las pequeñas unidades desarrollan su producción y
reproducción social.
Objetivo principal: Caracterizar
el escenario histórico y actual en las comunas del departamento Cruz del Eje
dentro de una economía regional de escaso desarrollo, para comprender las
prácticas socio-culturales de los pequeños y pequeñas productoras y algunas de
las políticas públicas que se llevan a cabo en el territorio.
Método y técnica: Desde
un enfoque histórico- antropológico y a partir de una triangulación
cuali-cuantitativa (revisión de antecedentes, datos estadísticos y trabajo de
campo), se estudian los escenarios comunales con relación al modelo productivo
imperante y su impacto en el desarrollo territorial.
Resultados: Los
escenarios comunales presentan condiciones de vulnerabilidad frente al avance
de la frontera agro-ganadera que se está dando en la región, tal situación
impacta de diversas formas el acceso a los recursos de quienes trabajan las
pequeñas unidades hortofrutícolas.
Conclusión: El
estudio permite determinar que existe una necesidad urgente de producir
diagnósticos situados sobre las comunas cruzdelejeñas para, por un lado, establecer
prioridades en los sistemas productivos de pequeña escala según sus prácticas
socio-culturales y, por el otro; para analizar las políticas públicas que se
implementan en el territorio, tomando en cuenta como primordiales los
indicadores de acceso al agua de riego y la eficiencia en su distribución.
Palabras clave: Desarrollo rural, Comunas, Sistemas productivos,
Inequidad, Intervenciones públicas.
Abstract
Introduction: The
present research is based on the communes of the department of Cruz del Eje,
within the arid region of the province of Córdoba (Argentina), in order to
describe the different ways in which small units develop their production and
social reproduction.
Main Objective: To characterize the historical and current scenario in the communes of
the department of Cruz del Eje within a regional economy of scarce development
(such as that of the arid region of the province of Córdoba), in order to
understand the socio-cultural practices of people with small productions and
some of the public policies carried out in the territory.
Method and technique: From a historical-anthropological approach and from a
quali-quantitative triangulation (background review; statistical data and field
work) the communal scenarios are studied in relation to the prevailing
productive model and its impact on socio-territorial development.
Results: The
communal scenarios present conditions of vulnerability in the face of the
advance of the agro-livestock frontier that is occurring in the region and such
situation impacts in various ways the access to resources of those who work the
small fruit and vegetable units.
Conclusion: The
study allows postulating that there is an urgent need to produce diagnoses
located on the Cruzdelejeño communes in order, on the one hand, to establish
priorities in small-scale productive systems according to their cultural
practices and, on the other; to analyze the public policies implemented in the
territory, taking into account as primordial the indicators of access to
irrigation water, and the efficiency in its distribution.
Keywords: Rural development, Communes, Productive systems,
Inequity, Public interventions.
Introducción
En el estudio del territorio se
considera importante su abordaje desde una visión sistémica-holística que
analice las dimensiones naturales, sociales, económicas, culturales y
político-institucionales, que resultan de la comprensión de lo territorial
desde distintas escalas jerarquizadas y en interacción. Desde esta perspectiva,
el presente trabajo ofrece
algunas líneas de reflexión crítica en torno al avance del capitalismo agrario
en la región árida de la provincia de Córdoba[1],
Argentina, en particular en el departamento Cruz del Eje,
tomando en cuenta que entre el modelo productivo y el desarrollo territorial se
teje una relación dinámica de mutua reciprocidad.
Para ello, se comienza identificando
las dinámicas territoriales reflejadas en los escenarios comunales
(asentamientos poblacionales de hasta 2000 habitantes, Ley Orgánica Municipal
N° 8102/1991) que conforman el mencionado departamento. De este modo, se
intenta pensar el binomio modelo productivo y territorio desde la categoría de
desarrollo territorial (Silva Lira 2005), como procesos endógenos y
simbióticos, en el cual los actores sociales, aún en contextos de
conflictividad, aprovechan las potencialidades propias del territorio (natural,
humano, económico, político-institucional) para transformar sus sistemas
productivos locales y mejorar su calidad de vida.
El departamento Cruz del Eje se ubica
al noroeste de la provincia de Córdoba y es uno de los 8 departamentos[2]
que conforman la región árida (Figura 1).
Figura 1.
Regionalización de la provincia de Córdoba (Argentina).
Fuente:
elaboración propia a partir de los datos del Área Infraestructura Regional,
Ministerio de Gobierno 2015.
Presenta
una superficie de 6653 km2 y una densidad de 8,83 hab/km2 (Dirección
General de Estadística y Censos de la provincia de Córdoba 2010). Según los
datos del Censo Nacional del 2010, se registra una población de 58759
habitantes, siendo cabecera departamental la ciudad homónima.
Con relación a la
organización política, está conformado por 12 comunas[3]
y por 5 municipios, es decir, asentamientos poblacionales de más de 2000
habitantes (Ley Orgánica Municipal N° 8102/1991). Las realidades que presentan
dichas localidades son similares en función de ciertas características, tales
como: población de baja densidad que representa en promedio 20 hab./km2 (Dirección
General de Catastro 2019). Además, existen otras necesidades y problemas que
presionan sobre un territorio complejo y con escaso desarrollo, a saber: falta
de intervención por parte de las autoridades locales, ausencia de planificación
territorial y de un equipo interdisciplinario, y limitada información local (Crissi
Aloranti 2019).
Dadas
estas condiciones estructurales, el objetivo del artículo es identificar y
caracterizar el escenario histórico y actual en las comunas del departamento
Cruz del Eje, para comprender las prácticas socio-culturales de las personas
con producciones pequeñas[4] y
algunas de las políticas públicas que se llevan a cabo en el territorio. De
esta forma, nos preguntamos, en primer lugar: ¿a partir de qué mecanismos o
procesos el avance del capital agrario está afectando a estas comunas? Si bien
se trata de una economía regional de escaso desarrollo, en las últimas décadas
grandes producciones foráneas están invirtiendo en la zona, sobre todo en
ganadería de cría y recría. En segundo lugar: ¿cuáles son las prácticas que
despliegan los «pequeños productores nativos» (Preda 2013, 97) para resistir en
el territorio?
Finalmente,
y en relación con las intervenciones públicas que existen para mejorar las
condiciones de vida de los actores más vulnerables, ¿qué modelo de desarrollo
territorial las guía? Si bien no es posible responder a todos estos
interrogantes en el marco del presente trabajo, haremos un esfuerzo por
acercarnos a los puntos más destacados de la cuestión que nos permitan su
análisis y comprensión. Previamente, precisaremos nuestro diseño metodológico.
Metodología
Los
avances que aquí desarrollamos, centrados en las prácticas de las pequeñas producciones
de la región árida en el departamento Cruz del Eje (Córdoba), fueron abordados
en el cruce de investigaciones entre Ciencia, Tecnología y Sociedad (CTS),
desde la perspectiva del desarrollo territorial, que brinda instrumentos cognitivos para analizar de manera
crítica las condiciones de reproducción en nuestro medio con relación al objeto
y al campo social del agro contemporáneo (Dávila
Ladrón de Guevara 2011; Manzanal 2014); y los estudios histórico-
antropológicos, que implican el esfuerzo complementario de documentar las
continuidades culturales en diversas regiones
(Rockwell 2009; Krtoz 2015).
El
eje del trabajo de campo se basa en la reconstrucción de las prácticas
socio-culturales de las personas con producciones pequeñas de las comunas cruzdelejeñas,
y para ello se recupera una metodología mixta que articula los estudios
cuantitativos basados en determinados índices construidos de acuerdo con
indicadores elegidos (Sautu 2007), a saber:
fecha de fundación de las comunas,
porcentaje de necesidades urbanas,
porcentaje de problemas ambientales; y en relación a las personas
nativas con producciones pequeñas : principales actividades económicas, acceso al agua de riego, adopción de nuevas
tecnologías y contratación de mano de obra. De esta forma, cualitativamente,
además de la revisión de antecedentes, la sistematización y análisis de
información secundaria, se puso el foco en la perspectiva micro analítica que
refiere a las prácticas sustentadas por la población de estas comunas
involucrados en la producción hortofrutícola.
Cuantitativamente,
se utilizan datos estadísticos Dirección General de Estadística y Censos de la
provincia de Córdoba 2010, Área Infraestructura Regional del Ministerio de
Gobierno de la provincia de Córdoba 2015, Censo Nacional Agropecuario 2002,
2008 y 2018, Dirección General de Catastro 2019 y fuentes como los informes de
proyectos del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) y el
Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI), relacionados con el desarrollo
productivo de las pequeñas explotaciones.
Las
unidades de estudio comprenden
el ámbito en el que realizamos nuestro trabajo de campo (las pequeñas
explotaciones agropecuarias –EAPs- de las comunas en el departamento Cruz del
Eje). Cabe destacar que, de acuerdo con nuestro relevamiento en cada una de las
comunas mencionadas, existen unidades de producción pequeñas destinadas al auto
consumo y la producción hortofrutícola. Dicha selección busca dar continuidad a
la línea de investigación iniciada a partir de la labor en nuestras tesis de
doctorado y pos-doctorado.
Finalmente,
es de gran importancia señalar que el diseño metodológico del presente trabajo
prioriza el alto grado de heterogeneidad en las prácticas socio-culturales de
las personas con producciones pequeñas en Cruz del Eje, las cuales se
caracterizan por estar articulados fuertemente con una multiplicidad de actores
que no necesariamente se auto adscriben como «rurales» o «del campo». Este tipo
de abordaje visibiliza la presencia de una alta diversidad de grupos sociales
en las comunas del noroeste cordobés, y propositivamente, busca elaborar un
diagnóstico socio-productivo local, en colaboración con las y los actores
mencionados, para contribuir en la mejora del diseño de políticas públicas destinadas
al sector (teniendo como eje central sus demandas), visibilizando la
importancia que las pequeñas unidades tienen en la reactivación del mercado de
trabajo, e incluso, en el abastecimiento de alimentos primarios para la región.
Las comunas del departamento Cruz del Eje dentro la
región árida
En
este acápite especificamos las características de los escenarios comunales en
la región árida para adentrarnos en el análisis de las prácticas
socio-culturales que se desarrollan en el territorio, esto frente al contexto
descrito.
En
la región árida del noroeste cordobés, la expansión del capital se evidencia en
los cambios de la estructura agraria, caracterizados por la marcada disminución
de unidades productivas de menor tamaño (no más de 100 ha) y el correlativo
aumento de las de mayor escala (de 1000 a 3000 ha). La frontera agrícola avanzó
sobre el monte y los pastizales naturales, desplazando a la ganadería hacia
suelos marginales.
No
solo es preocupante la cuestión de la pérdida de superficies de bosques, sino
que además, de acuerdo con los trabajos de consultaría realizados para
planificar el desarrollo de pequeñas producciones
agropecuarias de Córdoba (PROINDER 2007), podemos afirmar que el área «Ganadera
Extensiva del noroeste» de la provincia, que abarca la zona serrana del oeste y
la región chaqueña semiárida del norte y árida del oeste, resulta el territorio
donde se concentran los mayores problemas en el uso eficiente del agua de
riego, en torno a la usurpación de tierras y cercamientos de los campos, el
desmonte irracional y la pérdida de biodiversidad. Esto impacta en los
escenarios comunales y las prácticas de sus actores sociales más vulnerables,
entonces, ¿cuáles son las causas de este proceso?
En primera
instancia, durante las últimas tres décadas del siglo XX el factor de cambios
en la cobertura del suelo del norte de la provincia Córdoba estuvo dominado por
la conversión de bosques en tierras agrícolas, siendo los departamentos Cruz
del Eje, Ischilín, Río Seco y Tulumba los de mayor superficie
deforestada. Específicamente, en relación con los cambios de cobertura y
usos de suelo, la región ha sufrido graves problemas de deforestación debido al
avance de las prácticas agrícolas y también de la ganadería con siembra de
pasturas exóticas. Como lo señalan Britos, Barchuk y
Fernández (2011), la alteración de la cobertura del suelo conlleva a la pérdida
de hábitat y a la fragmentación de las masas boscosas utilizadas en algunas
ocasiones con fines medicinales por parte de la población
ancestral.
Particularmente, en
esta zona árida y semiárida, la degradación de los suelos afecta la capacidad
de los parches de vegetación nativa para actuar como sumideros de recursos de
agua y nutrientes. Los mencionados autores estudiaron las trayectorias que conducen
a la regeneración de los bosques y la preservación del ecosistema en la zona
rural del departamento Cruz del Eje y arribaron a la conclusión de que los
verdaderos paisajes sustentables, en la mayoría de los casos, se dan en ámbitos
de producción agropecuaria familiar y con formas comunales de uso de la tierra.
En cambio, las estancias ganaderas existentes en la zona, cuyo crecimiento
exponencial se produjo en las últimas décadas (Gras y Cáceres 2017), se
caracterizan por ser unidades de grandes superficies con paisajes sabanizados
por el desmonte y rolado con siembra de pasturas exóticas. Así, se pone en
evidencia que en territorios donde dominan cambios de uso de la tierra
promovidos por el avance de las estancias agrícolas y ganaderas se presentan altas
tasas de deforestación, mientras que ocurre baja deforestación en unidades
campesinas con uso tradicional y comunitario de la tierra (Britos, Barchuk y
Fernández 2011).
En
segunda instancia, el escenario territorial descrito también se refleja en el
relevamiento realizado por el Área Infraestructura Regional del Ministerio de
Gobierno (2015) a los/as jefes/as comunales, en el que se determinaron los
porcentajes de los problemas ambientales en el departamento Cruz del Eje,
considerando como unidades de estudio las 12 comunas. Dicho relevamiento arrojó
los siguientes resultados: deforestación (80%), radicación de basurales a cielo
abierto (80%), incendios forestales (10%), uso de agroquímicos en
pulverizaciones aéreas y terrestres (10%) y radicación de feedlot (10%).
A partir de estos
datos del relevamiento, se incorpora la información obtenida en el taller
participativo realizado el día 21 de agosto de 2018 en el municipio de Cruz de Eje
departamento homónimo (Figura 2).
Figura 2: Taller participativo realizado en el municipio de Cruz del Eje,
departamento homónimo.
Fuente: Archivo personal de la autora 2018.
El mismo fue
organizado por el ejecutivo provincial, contando con la participación de 7 comunas
(Alto de los Quebrachos, Cruz de Caña, Guanaco Muerto, Los Chañaritos, Media
Naranja, Paso Viejo y Tuclame), de un total departamental de 17 localidades
(municipios y comunas). Cabe señalar que en dicho departamento prevalece la
categoría de comuna, presentando un total de 12.
En este
espacio de diálogo se planteó la importancia
de la delimitación del radio municipal/comunal[5] y la
necesidad de obtener fondos para obras de infraestructura y equipamiento
urbano, debido a la vulnerabilidad de las condiciones sociales y económicas de
la zona. Es menester señalar que no se consideró la temática de la
planificación territorial, ya que priman otras cuestiones vinculadas a la
satisfacción de las necesidades básicas. El jefe comunal de Paso Viejo hizo
alusión al respecto: «necesitamos satisfacer las necesidades, como tener acceso
al agua, al gas natural, es difícil para nosotros pensar en esto de la
planificación cuando no tenemos servicios e infraestructura básica» (Jefe
Comunal. Comunicación Personal, 2018)
A
partir de los datos obtenidos en el taller, y considerando el mencionado
relevamiento del Área Infraestructura Regional, se obtuvieron los siguientes
porcentajes con relación a las necesidades de las comunas: acceso al agua
potable (80%), gas natural (60%), alumbrado público (60%), construcción de
viviendas (50%), compactación de calles y pavimentación (40%), adquisición de
vehículos (32,56%), remodelación y forestación de espacios públicos (30%) y
construcción y/o refacción de edificios públicos (30%). Cabe destacar que en el
taller se trabajó con el mismo cuestionario utilizado para el relevamiento, de
esta manera se logró completar la información de las 12 comunas que conforman
el departamento Cruz del Eje. Este escenario refleja la percepción de las
autoridades comunales en relación a los niveles de accesibilidad y coberturas
del equipamiento social, los servicios básicos e infraestructuras de sus
territorios.
Otro
de los aspectos a considerar con relación a los servicios son las vías de
comunicación, principalmente la red ferroviaria, que durante décadas vinculó a
regiones, ciudades y pueblos, dando origen a poblados y siendo un instrumento
para comenzar con la explotación de los recursos naturales en regiones lejanas
al puerto porteño. En nuestra zona de estudio, el ferrocarril tuvo un rol
preponderante, pues, como se observa a continuación, las fechas de fundación de
las comunas que integran el departamento Cruz del Eje (Tabla 1) tienen directa
relación con el tendido de las líneas ferroviarias que las atraviesa (Figura
3).
Tabla 1. Fundación de
las comunas del departamento Cruz del Eje.
Dpto. |
Comuna |
Fundación |
Cruz
del Eje |
Alto de los Quebrachos |
s/f |
Bañado
de Soto |
1930 |
|
Cruz de Caña |
s/f |
|
Guanaco
Muerto |
1910 |
|
La Batea |
1890 |
|
La
Higuera |
s/f |
|
Las Cañadas |
s/f |
|
Las
Playas |
1985 |
|
Los Chañaritos |
1888 |
|
Media
Naranja |
1800 |
|
Paso Viejo |
1890 |
|
Tuclame |
1890 |
Fuente: Bischoff 2012.
La línea de Deán
Funes- Serrezuela (1890): Chuña, Jaime Peter, Huascha, Cruz del Eje,
Tabaquillo, Soto, Paso Viejo, Tuclame, Serrezuela (Figura 3-línea violeta)
atravesaba el departamento desde finales del s. XIX. En efecto, el comienzo de
la era del ferrocarril revolucionó e impuso nuevas características a la vida
económica de la región debido a los cambios en las formas de circulación
terrestre, influyendo en el desarrollo económico y social del país e induciendo
al reordenamiento de las regiones (Scalabrini Ortiz 2013). Los recorridos de
las vías férreas, carreteras troncales y el emplazamiento de sus estaciones
incidieron en la localización de los asentamientos urbanos.
Figura 3. Ramales
ferroviarios que atraviesan las comunas de la región Árida.
Fuente: elaboración
propia a partir de datos de Ferromapas 2020.
Sin embargo, durante la década del 90, el Gobierno
nacional dictó el decreto- Plan Ferroviario 666/89, complementario de la Ley de
Reforma del Estado, en el cual se propiciaba la apertura de las empresas
estatales al capital privado, la racionalización de las empresas y el cierre de
todas las instalaciones ferroviarias que no demostraran «solvencia económica»,
según los parámetros establecidos en aquel momento. Es indudable que, con este
hecho, entre otros, comenzaba la debacle de uno de los núcleos laborales más
importantes de la región: la producción olivícola perdió todo tipo de
competitividad, pasó de ser la principal fuente de ingresos a tener una escasa
participación en el producto bruto local y el mismo ritmo sufrió la actividad
minera (Felder 1994; Natalucci y Gordillo 2005).
Con base en estas condiciones, consideramos dos cuestiones como centrales: 1- las
implicancias de la desestructuración de las economías regionales durante la
década del noventa, claves para entender la forma que adquirió la distribución
productiva en la zona, y b- la interacción, en la actualidad, de dos
racionalidades diferentes expresadas en la expansión de empresas agropecuarias
capitalistas, y en las producciones familiares
o de menor dotación de recursos que enfrentan las estrategias dominantes, aun
estando subsumidas a la lógica del capital. En virtud de ello, se torna
indispensable definir el concepto de desarrollo territorial desde una
perspectiva crítica que nos permitirá avanzar en el análisis.
El desarrollo territorial en regiones agrarias
vulnerables
Desde la
mirada de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe -CEPAL-, la actividad agraria latinoamericana fue
caracterizada por una supuesta tendencia al estancamiento y a un mal
cumplimiento de las funciones que debería desempeñar en un proceso de
desarrollo económico (Gabay 2005). Se consideraba que tanto la agricultura como
la ganadería en nuestro continente debían abrirse dentro de los marcos de la
forma capitalista de explotación. En otras palabras, era necesario convertir o
transformar las explotaciones agrarias en verdaderas empresas, cuya diferencia
con la empresa industrial era el objeto al que estaban dedicadas. Sin
embargo, a mediados de los años sesenta y comienzos de los
años setenta se desarrolla en nuestro continente la Teoría de la Dependencia,
que vino a profundizar las incipientes críticas de la CEPAL al orden económico
imperante.
Para las
personas dependentistas, no había que mantener lazos con los países
centrales para lograr el progreso, puesto que el desarrollo era imposible
mientras se sostuviera la situación colonial, es decir, lo que se perpetuaba en
la periferia era –es- el subdesarrollo, esto porque «La contribución más
importante de la polémica sobre la dependencia, en este sentido, fue la
incorporación de las relaciones de poder en el esquema centro-periferia» (Gabay
2005, 77).
La
descripción realizada es importante porque ambas teorías constituyeron un hilo
inconfundible en la interpretación del desarrollo económico latinoamericano, y
aunque representaron una crítica fundamental a la teoría neoclásica del
comercio internacional, en las dos hallamos una matriz tecnicista con las que
fueron analizadas las relaciones sociales en nuestro continente y al rol
indelegable que le correspondía al Estado en el uso social del excedente, en
desmedro del análisis de las esferas productivas, sin brindar categorías
conceptuales que permitiesen abordar las particularidades de cada región.
A partir
de los años 90, dadas las transformaciones operadas en
los diferentes ámbitos nacionales -resultantes de las políticas de liberalización
y privatizaciones-, así como también a partir de los procesos de integración
regional (Unión Europea, Mercosur, Nafta, Pacto Andino), se comenzó a «repensar
el análisis territorial y redefinir los modelos de intervención pública para
insertarlos en el modelo de la globalización» (Manzanal 2006, 23). Es así que
desde el Estado y sus instituciones se comenzó a poner el acento en el
desarrollo local y la «gestión estratégica» de los ámbitos locales, así como en
la descentralización y la «participación» o «acción colectiva».
Tal como
afirma Manzanal (2014), en el ámbito de la política social empezó a aparecer la
formulación y gestión «desde abajo» y se comenzó a pensar en una «política
flexible» que contemplara las diferencias y particularidades locales y
culturales, primando como variable estratégica la acción colectiva, la
capacidad de asociación, la solidaridad entre actores, potenciadas por la
posibilidad que otorga «la proximidad territorial resultante de vivir y
trabajar en un mismo lugar, el ámbito local» (Manzanal 2014, 27). En lo fundamental, la concertación público-privada aparece
junto a la promoción de relaciones entre actores locales, la colaboración entre
instituciones, la formación de redes, todas cuestiones consideradas clave para
el desarrollo local y rural.
En este sentido, el enfoque
de Desarrollo Territorial Rural (DTR) es una perspectiva discutida por los
organismos internacionales de financiamiento (Banco Mundial, Banco
Interamericano de Desarrollo, entre otros) desde inicios de la década del 2000.
El mismo se ve resumido en la propuesta que formularon Schejtman y Berdegué
(2004), quienes definen al
DTR como «un proceso de transformación productiva e institucional en un espacio
rural determinado, cuyo fin es reducir la pobreza rural» (Arqueros
y Nardi 2005, 11).
Desde
este enfoque, el territorio es definido como un espacio social de múltiples
relaciones, entre ellas las relaciones de poder espacialmente delimitadas y
operando sobre un ámbito geográfico referencial (en nuestro caso, las comunas
del Departamento Cruz del Eje). Así entendida, la cuestión territorial se torna
política y económica dado que resulta clave para su análisis el estudio de las
relaciones de producción, de mercado, de reproducción, que son esenciales al momento
de intentar comprender y dar «soluciones» a las problemáticas de los
territorios rurales empobrecidos.
Específicamente,
el noroeste de la provincia de Córdoba es uno de los tantos casos locales donde
se observan modalidades de avance del capitalismo agrario sobre zonas de antaño
consideradas de poco rinde o marginales en cuanto a su valor productivo, y
habitadas, en su gran mayoría, por economías domésticas (Preda 2015). En este
sentido, se deben tener en cuenta los cambios que el ámbito rural comenzó a
experimentar a mediados del siglo XX en América Latina y Argentina,
caracterizados por la intensificación del dominio del capital transnacional en
el agro, por la búsqueda de una integración flexible en la reestructuración que
se expresa en alianzas empresariales, incremento de la producción a escala con
tecnologías de punta y procesos crecientes de movilización y precarización de
la mano de obra (Reboratti 2006; Martínez Dougnac 2014; Gras y Hernández 2016).
Sin dudas, el proceso de modernización globalizada en el agro argentino no solo
tiene distintos niveles de inclusión/exclusión social de personas productoras y
trabajadoras, sino también inserciones diferenciales de las regiones agrícolas:
algunas pocas dinámicas y una gran mayoría marginales.
La
provincia de Córdoba presenta una «a-sincronía regional» que permite recortar
dos grandes espacios territoriales: la zona conformada por los departamentos
del este y sur (zona «pampeana»), que consiguió insertarse exitosamente en el
actual modelo económico dominante, lo que se tradujo en un significativo
proceso de crecimiento y modernización; y en contraposición, la zona norte y
oeste (zona extra-pampeana), que históricamente había sido el polo concentrador
de los recursos humanos y materiales de la provincia, no consiguió responder a
los requerimientos del «complejo oleaginoso», quedando marginada (Bergamín et
al. 2010).
Como
adelantamos en el apartado anterior, durante las últimas tres décadas del siglo
XX el factor de cambios en la cobertura de la región del noroeste de Córdoba
estuvo dominado por la «conversión de
bosques en tierras agrícolas» (Barchuk 2019: 102) , y a su vez, la región del noroeste se
ratifica como el territorio donde se concentra el mayor número de situaciones
conflictivas de tenencia de la tierra, los menores niveles de capitalización en
el sistema agrario, un amplio predominio del trabajo familiar y las condiciones
más comprometidas de reproducción social de los sistemas productivos[6].
El
departamento de Cruz del Eje conserva el mayor porcentaje de población rural en
la región que acabamos de describir: de acuerdo con el Censo Nacional Agropecuario
(CNA)-18 los establecimientos agropecuarios con superficies inferiores a 500
ha, representan el 86 % del departamento (1.111 EAP’s de las 1.294 EAP’s
existentes). La mayoría del personal agricultor nativo no posee títulos de
tenencia saneados,[7]
y se encuentran en inferioridad de condiciones para enfrentar a los actores
económicos que aparecen en la zona, cuya influencia y avidez por el recurso
tierra genera una disputa marcadamente desigual. Muchos de los «excluidos del
campo» en la región (Teubal 2003) fueron durante gran parte de su vida personas
con producciones pequeñas que desarrollaban tareas productivas y/o de servicios
en las haciendas, personal asalariado de grandes explotaciones, entre otros.
La
realidad que encuentran hoy es una disminución abrupta en el número de unidades
o aún peor, el devastamiento del ambiente en el que viven (Trabaglia 2007;
Ensabella 2008); sumado a un «marcado proceso de valorización de la tierra,
derivado de la captación de rentas extraordinarias por la puesta en producción
de tierras antes no explotadas comercialmente» (Gras y Cáceres 2017, 172). De
tal situación, comienzan a tener lugar los intentos defensivos de quienes
trabajan en las pequeñas explotaciones sus organizaciones. Estas estrategias
adoptan distintas formas: diversificación de las prácticas productivas –
pluriactividad, aparecería y arriendo- e incorporación de cambios tecnológicos
(Ferraris 2008); acciones directas -movimientos sociales, territoriales,
acciones colectivas- (Romano 2011); como también vinculaciones/ negociaciones
entre actores colectivos e institucionales como las cooperativas agrarias, o
instituciones estatales como el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria –
INTA - y el Instituto Nacional de Tecnología Industrial – INTI - (Martínez
2011).
Por
esta razón, el abordaje teórico y metodológico de las prácticas socio-
culturales vinculadas a las personas con producciones
pequeñas de las comunas cruzdelejeñas implica, en lo inmediato, atender
a sus estrategias de reproducción en el marco de constricciones económicas,
políticas y legales, y al mismo tiempo, evaluar el impacto que generan los
programas de gestión estatal que los tienen como destinatarios, con el objetivo
de observar cuáles son sus efectos. Estos dos ejes serán presentados en el
siguiente apartado, donde mostramos los resultados parciales del trabajo de
campo realizado entre los años 2012-2019 y algunos ejes problemáticos a nuestro
entender, centrales, con el objetivo de brindar herramientas para futuros
planes estratégicos e integrales en la región.
Resultados: los pequeños y pequeñas productoras
cruzdelejeñas y sus prácticas socio-culturales
Las pequeñas producciones rurales en
Cruz del Eje están vinculadas a cultivos hortofrutícolas como tomates,
cebollas, pimientos, olivares, entre otros, que se
desarrollan fundamentalmente en las zonas de riego del departamento y demandan
al menos 30 a 40 jornaleros/as en momentos claves del
ciclo productivo (de agosto a diciembre), contratando de 15 a 20 peones en
forma permanente a lo largo del año. Es decir, son productores que
generan trabajo para la población local, pero su
dinámica socio-productiva se ha visto afectada en las
últimas décadas por la expansión de la ganadería bovina practicada por grandes
unidades que alquilan los campos para ganado, o siembran alfalfa, actividades
culturales que no precisan de mano obra rural lo que redunda en una caída en la
demanda del empleo, al tiempo que acaparan el recurso hídrico, vital para la
reproducción de las pequeñas unidades (Paz 2019).
Así, en el marco de las referencias teóricas presentadas y las
evidencias empíricas, nos preguntamos: ¿cuáles son aquellas medidas y acciones
que se están desarrollando desde los gobiernos comunales/ municipales,
provinciales y/o nacionales para propiciar una distribución más equitativa del
recurso hídrico y cambios tecnológicos básicos? Pues, sin dudas, tomando en
cuenta dichos indicadores, es posible vaticinar una mejora en el desarrollo
económico de estos sistemas locales en el mediano plazo.
Para responder dichos interrogantes, nos basamos en las investigaciones
previas, donde analizamos las estrategias económicas que permiten garantizar la
reproducción de unidades domésticas campesinas ubicadas en los espacios fuera
de zona de riego del departamento Cruz del Eje, poniendo de manifiesto una
problemática de desigualdades sociales y conflictos por el acceso a los
recursos.
En ese sentido, estudiamos la implementación del sistema de riego
originado hacia la década del 40 con el proyecto del entonces gobernador de
Córdoba, Amadeo Sabatini: «Dar agua al norte» (Ley N° 3732). Constatamos, en
relación a ello, que las familias ubicadas en los fuera de zona se encuentran
marginadas en un doble sentido: son las últimas que reciben agua y no están
incluidas en los sistemas de gestión. Otro aspecto que se reveló como
trascendente es el rol que diversas instituciones estatales asumen en este
proceso a través de la instrumentación de políticas de desarrollo rural y
economía social en las comunas más vulnerables del departamento.
Aguzamos que los emprendimientos productivos que tienen las comunidades
requieren de la asistencia estatal, dado que necesitan eludir las trampas de un
mercado monopolizado y poco afecto a la apertura hacia nuevos actores
productivos. Por último, constatamos la transformación cultural que viven los
grupos domésticos cruzdelejeños cuando se vinculan al Movimiento Campesino de
Córdoba en su Organización zonal Cruz del Eje. Particularmente, en las comunas
de Las Playas, El Brete, Media Naranja y Guanaco Muerto, llegando a las Salinas
Grandes, el campesinado participa activamente en la organización, evitando los
desalojos o tomando independencia de los proyectos de diseño público (vendiendo
los cabritos y otras producciones artesanales a través de la Red de Comercio
Justo que articula la Organización); entre otras formas.
A su vez, cuando ampliamos el trabajo de campo a las personas con
pequeñas producciones dentro de zona de riego, y analizamos algunas de las
políticas públicas dirigidas a fortalecer los productos agrarios tradicionales
en la región: proyecto de cuencas lácteas caprinas coordinado por el Instituto
Nacional de Tecnología Industrial –INTI, Cruz del Eje (Paz y Rebollo 2020) y la
reactivación del algodón, coordinado por el Instituto Nacional de Tecnología
Agropecuaria-INTA, Cruz del Eje (Paz 2018). Ambos proyectos tuvieron un impacto
limitado en términos de mejorar la economía de los sistemas productivos de
pequeña escala, esto debido a que no se revisaron los factores que inhiben
fuertemente el desarrollo técnico avanzado del sector (caso de las cuencas
lácteas); y tampoco se tuvo en cuenta las particulares características de los
trabajadores y las trabajadoras rurales (para las arduas labores de cosecha del
algodón), quienes se sumaron a la ya histórica distribución deficitaria del
agua de riego en las parcelas pequeñas.
Con base en estas consideraciones, nos propusimos profundizar en el análisis
de las prácticas culturales que caracterizan a las personas con pequeñas producciones
hortofrutícolas, para contribuir con las presentes y futuras intervenciones
públicas que requiere el territorio.
La imagen de la economía rural del departamento Cruz
del Eje es compleja, dado que no resulta ni campesina ni capitalista en su
totalidad. Esto quiere decir que encontramos comunidades campesinas
tradicionales (unidades domésticas)[8],
pequeñas unidades productivas (de economía tipo «farmer» o «chacarera»), y
empresas capitalistas[9].
Si pensamos en términos de clases sociales, debemos agregar una cuarta
categoría que son los proletarios rurales. A continuación, profundizaremos el
análisis en el grupo social objeto de nuestra investigación, y las
particularidades que asume en el territorio cruzdelejeño.
Las pequeñas explotaciones productivas en Cruz del Eje
cuentan con superficies prediales que no exceden en ningún caso las 50
hectáreas. En ellas realizan cultivos de hortalizas (tomates, pimientos,
berenjenas, acelga, lechuga); frutales (melón, sandía); y en algunos casos, aún
mantienen sus históricos olivares. Asimismo, con base en nuestro registro de
campo, se puede establecer que un número importante de estos productores/as ha
logrado capitalizarse y mejorar el proceso productivo a partir de la
implementación de semillas híbridas[10],
mallas anti-granizo en los sembradíos[11],
y el riego por goteo[12].
Sin embargo, en un 50% de los casos, el sistema de riego predominante a nivel
de predio es «por manto» o «surcos», donde las pérdidas por evaporación y el
mal estado de infraestructura de los canales son muy altas. El sistema de
regadío por canales es la fuente principal para el desarrollo de cultivos y
abrevaderos de animales en las zonas rurales del departamento. En tal sentido,
conviene aclarar que en los documentos oficiales de la construcción del dique
Cruz del Eje se planteaba que la «ineficiencia de las incontables acequias
sería resuelta por el revestimiento completo y magistral de todos los canales
de la obra». (Reolín 1945, 11). Por lo señalado, es lógico suponer que los
problemas de los pequeños y pequeñas productoras para que el agua llegue a las
represas familiares no serían a causa del estado inefable de los canales. Sin
embargo, no es la situación que encontramos en la actualidad dado que las
unidades campesinas tienen dificultades para el autoabastecimiento doméstico
(situación que se agrava en las comunas que cuentan con riego eventual) y los
pequeños productores y productoras resultan condicionadas en el desarrollo de
su producción agrícola (Figura 4).
Figura 4.
Pequeños productores realizando la cisterna de agua para instalar el riego por
goteo en sus parcelas. Comuna Media Naranja.
Fuente:
archivo personal de la autora 2019.
En este sentido, resulta importante mencionar que la
distribución del agua de riego es por ley, función de los consorcios creados a
tal fin. El consorcio de regantes del departamento Cruz del Eje (denominado
«Usuarios de Riego del dique Cruz del Eje»), nuclea a aproximadamente 300
productores/as, principalmente, empresarios/as extra-locales. Entre las
acciones lideradas por el consorcio se registra el mantenimiento de los canales
secundarios a través de los cuales el agua entra a los sistemas de producción,
por lo cual la eficiencia del uso del agua es responsabilidad exclusiva del
productor/a.
La información reunida sugiere que tanto la
infraestructura como el manejo del agua resultan deficientes a nivel provincial
y a nivel individual, y favorece a los grandes productores/as de materias
primas para exportación. En efecto, y como ya hemos mencionado, en esta región
de la provincia de Córdoba se ha producido un corrimiento de la frontera
agraria que genera el aumento de la producción ganadera de cría, recría e
inclusive de invernada. Las asociaciones empresariales que representan a las
grandes unidades productivas (ligadas a la Sociedad Rural Argentina) buscan
concentrar la propiedad del agua desde otro modelo productivo (producción de
alfalfa bajo riego) que aquel sostenido por las pequeñas unidades de la zona.
El aspecto más destacado que evidencia esta situación es que existe un alto
nivel de inequidad en la distribución del recurso hídrico que afecta la
dinámica socio-cultural de las producciones agrícolas a pequeña escala en la
región.
Por último, y tomando en cuenta el indicador de la
contratación de mano de obra para las actividades de carpida y cosecha, se
constata que en estas pequeñas unidades cobran mayor importancia los lazos de
complementación entre familias y/o individuos no emparentados entre sí, y la
construcción de relaciones prácticas no filiales, lo que significa que estos
pequeños y pequeñas productoras tienden a complementar su trabajo con el de
otras personas y aún ello suele combinarse con la venta de su fuerza de trabajo
o la de alguien de la familia en grandes unidades productivas de la región u
otro tipo de labores y oficios (docencia, albañilería, cargos en la
administración pública, comercio en la ciudad de Cruz del Eje, entre otros). En
la Figura 4, Ezequiel (el segundo productor desde la derecha), es policía en la
ciudad de Cruz del Eje, pero no deja de cultivar sus 20 parcelas de verduras
cada primavera. Lo acompañan otros productores que, a pesar de tener sus
propias producciones, trabajan con Ezequiel en el momento de la cosecha y, como
muestra la imagen, cuando es necesario dar una mano en trabajos pesados que lo
requieren.
Finalmente, y más allá de la dificultad encontrada
para discriminar con precisión las operaciones -tanto directas como
indirectas-, para el avance territorial del capital en detrimento de las
pequeñas unidades; estos resultados aportan evidencia parcial demostrativa de
que en las comunas del departamento Cruz del Eje, específicamente los pequeños y
pequeñas productoras hortofrutícolas, se desempeñan con rasgos diferentes a la
lógica capitalista e intentan sostener su producción y reproducción a pesar de
la fragmentación cada vez más pronunciada en las que se halla el territorio.
Conclusiones
La información reunida sobre el proceso de expansión de la frontera agro-ganadera
en la región reveló que su
magnitud alcanza dimensiones conflictivas, en tanto genera una disociación entre los pequeños y pequeñas
productoras nativas y aquellos recursos vitales (tierra, agua) necesarios para
su reproducción social. A su vez, si
bien el grado de capitalismo agrario no alcanzó a penetrar/destruir todas las bases de
la organización productiva que tienen las pequeñas unidades en la zona de
estudio, observamos que, en definitiva, las condiciona, puesto que el
flagelo de la degradación de sus tierras (el 30% del territorio ha sido
desmontado, topado y rolado) impacta en el mejoramiento del nivel de vida de esta población. Tal afirmación puede avalarse con los
índices revelados por organismos de gobernanza en Córdoba: existe mayor número
de situaciones conflictivas de tenencia de la tierra, menores niveles de
capitalización en el sistema agrario y las condiciones más comprometidas de
reproducción social en la región más desmontada de la provincia, el noroeste
cordobés.
De todos modos, caracterizamos las prácticas
socio-culturales que hacen que las pequeñas unidades cruzdelejeñas tengan un
margen de autonomía a pesar de las transformaciones
que el capital impone, a saber: a- la dinámica espacio-temporal de su
producción hortofrutícola, caracterizada por la siembra de hortalizas y
frutales con la importancia que ello comporta en la subsistencia económica de
estas unidades; b- la existencia, junto con el trabajo asalariado en otras
actividades no rurales, de la posibilidad de recurrir a formas colaborativas de
trabajo y reciprocidad con las personas vecinas de la zona.
En otra dirección, a lo largo del trabajo se pusieron
de manifiesto los efectos que tiene la actual distribución del agua en el
sistema de riego del dique Cruz del Eje donde constatamos que existe, por parte
del gobierno provincial y por las asociaciones encargadas de la administración
del líquido vital, un apoyo decidido a la gran propiedad, con la consecuente
implantación diferencial entre recursos públicos y privados, en que se puede
ser «propietario» de los segundos, y «usuario» de los primeros. Con este cotejo no se cuestiona el papel que para el
desarrollo de la región jugó la construcción del embalse Cruz del Eje. Se
apunta, en cambio, a poner de manifiesto que en el departamento homónimo no
existió (ni existe) un plan integral que
contemple la pequeña producción familiar, ni la eficiencia de los cultivos y el
manejo sustentable que pudieran realizar las familias campesinas.
En tal sentido, retomamos
la noción de desarrollo rural con la que se llevan adelante los proyectos de
diseño público existentes en Cruz del Eje, y concluimos que no toman en cuenta
las pautas culturales de reproducción propias del territorio y ello redunda en
que el personal productor se resiste a las ideas de innovación tecnológica
porque no se ajustan a sus prácticas situadas. Urge reconocer la crisis
ecológica que estos sistemas productivos están atravesando en la actualidad, y
las políticas públicas que no contemplan la deficiente distribución del agua
para riego hacia la pequeña explotación no resultan integrales ni viables: sin
agua la producción es escasa o nula.
Nos consta que hay producciones que debieron desecharse
la cosecha completa de 5 ha de pimientos y tomates a causa del estrés hídrico, esto porque las verduras no cumplían
con los estándares de producción factible a ser comprada en los mercados, y
ello conduce a una economía de cuasi subsistencia que limita la capacidad de
ahorro e inversión de estos sistemas.
Para finalizar, constatamos que la región cuenta
con «potencialidades» que podrían colaborar a revertir el panorama que
presentamos, tales como la existencia de
los diques Pichanas y Cruz del Eje, así como las sierras y los bosques
protectores con un valor natural inigualable, la presencia de agua subterránea
y una amplia zona de canales para regadío que solo
necesitan revestimiento y administración adecuada y equitativa, la
representación de organizaciones comunitarias-campesinas
como Organización Zonal Cruz del Eje, pertenecientes al MCC. Estas
características, propias de la
heterogeneidad de la región, además de determinar una riqueza productiva en el
ámbito agropecuario, permiten suponer que no es
una utopía la organización local, auto-gestionada, con el propósito de garantizar una mayor diversificación, por ejemplo,
en el área hortofrutícola (lo que redundaría en una mayor cantidad de puestos
de trabajo), esto fortalecería el
derecho al acceso de los recursos vitales por parte de quienes habitan
ancestralmente el territorio.
Contribución:
este artículo recupera parte de los
análisis de nuestras investigaciones
doctorales: «Producción, reproducción social y conflictividad
por el acceso a los recursos en Unidades Domésticas del departamento Cruz del
Eje, noroeste de Córdoba» (Paz,
2017) y «Ordenamiento territorial de comunas a
escala regional en la provincia de Córdoba, Argentina. Caso de estudio: región Árida»
(Crissi Aloranti 2019). Sin duda, en la elaboración del presente artículo la
información y los resultados fueron producidos de manera conjunta, situación
que redundó en un estudio colaborativo y enriquecedor para ambas autoras.
Apoyo
financiero: esta investigación ha sido financiada
mediante becas pos-doctorales
otorgadas por el Consejo Nacional de Investigaciones
Científicas y Técnicas de Argentina (CONICET).
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Facultad de Ciencias Económicas, Universidad de Buenos Aires.
[1]Es conveniente aclarar
que se considera como instrumento de análisis la regionalización propuesta por
el Área Infraestructura Regional del Ministerio de Gobierno de la provincia de
Córdoba (2015). Dicha regionalización subdivide a la provincia en cuatro
regiones (Árida, Serrana, Llanura y Medanosa) de acuerdo con características
sociales, culturales, económicas y ambientales.
[2]Los departamentos están
compuestos por varios municipios y comunas que se constituyen en las áreas de gobierno local de cada territorio.
[3]Alto de los Quebrachos,
Bañado de Soto, Cruz de Caña, Guanaco Muerto, La Batea, La Higuera, Las
Cañadas, Las Playas, Los Chañaritos, Media Naranja, Paso Viejo y Tuclame.
[4]La definición de
prácticas socio- culturales que guía este estudio resulta circunscripta a los
actores que son el referente empírico de nuestra investigación: las personas
con pequeñas producciones hortofrutícolas. Así, comprendemos dentro de éstas la
definición brindada en el último Censo Nacional Agropecuario (CNA-18) que
incluye el «Manejo e insumos principales
de los cultivos y de las tierras con otros usos y niveles tecnológicos
aplicados sobre los distintos cultivos: la preparación del suelo, la siembra y
plantación, los cuidados culturales, los usos y comercialización, el riego y
otras prácticas. Asimismo, se incluye la contratación de servicios
agropecuarios» (Instituto Nacional de Estadística y Censos - I.N.D.E.C.
2021, 31.
[5]Comprenden las zonas en
que el municipio o comuna preste total o parcialmente los servicios públicos
permanentes y las aledañas, reservadas para las futuras prestaciones de
servicios (Ley Orgánica Municipal N° 8102/91).
[6]Los datos referentes a
la estructura agraria basados en el CNA-18 avalan las afirmaciones antes
mencionadas. En la región existen 2.274 Explotaciones Agropecuarias (EAP’s) que
ocupan una superficie de 1.195.966 hectáreas (ha) y explotan una superficie
media de 529,5 ha. La mayoría de las explotaciones se encuentran en el estrato
de menos de 100 ha (58%) con una superficie media de 29,5 ha (Resultados
definitivos del CNA 2018 para la provincia de Córdoba. I.N. D.E.C, 2021). Asimismo, la
comparación del CNA 2002 con el CNA
2008 arrojaba una disminución en el número de personas productoras,
especialmente en las explotaciones con menor superficie operada. De manera
correlativa, las explotaciones de más de 10.000 ha observaban el mayor
incremento porcentual tanto en número de EAP’s como de superficie. Y por régimen
de tenencia de la tierra, se destacaba un 5,5 % menos de superficie
exclusivamente en propiedad y un aumento cinco veces mayor del arrendamiento
con respecto al contrato accidental (Hocsman y Preda 2006).
[7]De acuerdo lo establece la abogada y Dra. en Estudios Sociales
Agrarios Mariana Romano (2011, 53), en la provincia de Córdoba los mecanismos
de aplicación de políticas públicas tendientes a sanear títulos de propiedad
han resultado históricamente inapropiados y han dejado desamparados a sus
legítimos poseedores en todas las regiones del territorio. Entre los factores
que han hecho inviable acceder a la justicia a la mayoría de los productores
familiares afectados por estos problemas, se encuentran los altos costos de
mensura y de defensa técnica, los trámites excesivamente lentos, pero
fundamentalmente «la propia legislación vigente que no ha dado respuestas a la
complejidad de situaciones de la realidad territorial».
[8]Los grupos domésticos
ubicados en los espacios fuera de zona de riego en la pedanía Cruz del Eje
cuentan con unidades productivas que no superan las 15 ha y representan los
sectores más vulnerables del departamento. La cría de caprinos constituye la
actividad económica más importante de estas unidades, además de lo significativo
que resulta el aporte de carne en la dieta familiar, los grupos obtienen la
mayoría de sus ingresos a partir de la venta de los subproductos del caprino:
la venta de animales en pie (a «bulto») o bien la leche residual, el pelo y
cueros. Los destinos comerciales del cabrito en la zona, luego del autoconsumo
y la reposición de madres, son: venta a los «cabriteros» (intermediarios de los
frigoríficos), comercialización a través de las redes creadas por la
Organización zonal Cruz del Eje perteneciente al MCC, y venta a consumidores
finales (Paz 2019).
[9]Se trata de empresas
agropecuarias de larga trayectoria en toda la región del noroeste de la
provincia como así también de nuevos actores, entre los cuales los pooles de
siembra se destacan, estos son «capitales financieros que gestionan activos de
terceros (tierra, maquinarias, mano de obra) a través de la figura de un
ingeniero agrónomo para producir commodities durante un determinado lapso de
tiempo. Su objetivo es lograr beneficios superiores a los de otras inversiones
financieras (…) la emergencia de estos actores ha sido central en la
financiarización de la agricultura, contribuyendo fuertemente al alza del
precio de la tierra» (Gras y Cáceres 2017, 176). Particularmente, en el
departamento Cruz del Eje, se trata de productores extra-locales, que siembran
alfalfa, o practican la ganadería de cría, re cría, y en algunos casos,
feedlots; cuentan con superficies de entre 1.000 y 3000 ha y su presencia ha
ido creciendo en los últimos años de manera exponencial.
[10]También conocidas como
«semillas F1», producidas de forma artificial en laboratorios, deben comprarse cada
año debido a que no tienen una descendencia fértil. Estas semillas poseen cualidades
como mayor sabor, resistencia a plagas o enfermedades, adaptación al clima
local, etc. Los pequeños
productores y productoras cruzdelejeñas las utilizan para lograr mayor
uniformidad en los productos, resistencia a largos transportes (p. e., tomates con la piel más
dura), adaptación a la cosecha mecanizada (cosecha del algodón). Fuente:
entrevista a M. Barreda, Ingeniero Agrónomo del INTA, Cruz del Eje. Junio de
2018.
[11]El uso de mallas para
cubrir la plantación representa un método efectivo de protección contra el
granizo; además se han medido después de varios años efectos benéficos para la
calidad de la producción hortofrutícola: disminuye la intensidad de
luz, colaborando a bajar la temperatura superficial de las hortalizas y frutos,
y aumenta la humedad relativa: las mallas ocasionan un aumento de la humedad
del aire de un 10-15% respecto a la situación sin malla.
[12]De manera sumaria, se
puede definir el Riego por Goteo o Riego Localizado, como un método de
irrigación que permite optimizar la aplicación de agua y abonos en los sistemas
agrícolas de zonas áridas. El agua aplicada se infiltra en el suelo irrigando
directamente la zona de influencia a través de un sistema de tuberías y
emisores.