Volatilidad electoral rural en Costa Rica: el caso del distrito Cariari en las elecciones presidenciales del 2014 y 2018

Rural Electoral Volatility in Costa Rica: The case of Cariari district in the 2014 and 2018 presidential elections

 

Sharon Camacho Sánchez

Universidad de Costa Rica, San José, Costa Rica

sharon.camacho@ucr.ac.cr

https://orcid.org/0000-0002-7308-0908

 

Fecha de recepción: 5 de julio del 2021                                            

Fecha de aceptación: 21 de diciembre del 2021

 

Cómo citar:

Camacho Sánchez, Sharon. 2023. Volatilidad electoral rural en Costa Rica: el caso del distrito Cariari en las elecciones presidenciales del 2014 y 2018. Revista Reflexiones. 102 (1). DOI 10.15517/rr.v102i1.47630

 

 

Resumen

 

Introducción: La volatilidad electoral que ha caracterizado los últimos procesos electorales del país se ha intensificado con el fenómeno de los balotajes. La inestabilidad en los apoyos partidarios ha tenido una clara concentración en las zonas rurales del país.

Objetivo principal: Este artículo pretende presentar algunos hallazgos en cuanto a las razones que explican la volatilidad electoral en las zonas rurales del país a partir del caso de estudio del distrito Cariari, cantón Pococí, en la provincia de Limón en las elecciones presidenciales del 2014 y 2018.

Método y técnica: El artículo presenta el territorio como un concepto geográfico político y explicativo que permite comprender las condiciones que derivaron los resultados electorales del 2014 y 2018 en el distrito Cariari. Se utiliza una metodología mixta que complementó el enfoque cuantitativo con el cualitativo.

Resultados: Los resultados evidencian que el fenómeno de la volatilidad electoral en Costa Rica no sigue un patrón aleatorio, sino que ha estado localizado en las zonas rurales. El caso de estudio permitió observar cómo el descontento y apatía con lo político es, a la vez, la base del apoyo a partidos con diferentes posiciones ideológicas del 2014 al 2018.

Conclusión: Se identifica la percepción de abandono de las zonas rurales y el deseo del cambio político como la base de la inestabilidad en el apoyo partidario. También se identifica un escenario que facilitó, por una dinámica territorial compleja en la que las agrupaciones religiosas juegan un papel fundamental, la capitalización del apoyo por parte del Partido Restauración Nacional (PRN).

Palabras clave: Inestabilidad electoral, Periferias, Territorio, Balotaje, Localidad.

 

Abstract

 

Introduction: The electoral volatility that has characterized the last electoral processes of the country has intensified with the ballots phenomenon. The instability in party support has been clearly concentrated in rural areas of the country.

Objective: This article aims to present some findings regarding the reasons that explain the electoral volatility in the rural areas of the country based on the case study of the Cariari district, Pococí canton in the Limón province in the presidential elections of 2014 and 2018.

Method: The paper presents territory as a geographical, political and explanatory concept that allows the understanding of the conditions that derived the electoral results of 2014 and 2018 elections in Cariari district. A mixed methodology has been used which complemented the quantitative and qualitative approaches.

Results: The results show that the electoral volatility phenomenon in Costa Rica does not follow a random pattern instead, it has been located in rural areas. The study case allowed to observe how dissatisfaction and apathy with politics are both, the basis of support for parties with different ideological positions from 2014 to 2018.

Conclusion: The perception of the abandonment of rural areas and the wish for political change is identified as the basis for the instability of party support. Also, a scenario is identified that facilitated the capitalization of support from the Partido Restauración Nacional due to a complex territorial dynamic in which religious groups play a main role.

Keywords: Electoral instability, Peripheries, Territory, Ballots, Location.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Introducción

Los resultados de las elecciones presidenciales del 2014 y del 2018 presentaron patrones geográficos volátiles, se observó el cambio del apoyo de distritos rurales, costeros y fronterizos del Partido Frente Amplio (PFA) y Partido Acción Ciudadana (PAC) (partidos con una tendencia de centro izquierda) en el 2014 a un partido con un claro posicionamiento religioso y conservador como el PRN en el 2018. Este comportamiento es el que se trata de comprender en el presente artículo a partir de una descripción general de la distribución espacial de los resultados a escala distrito electoral[1] y posteriormente desde lo local con un caso de estudio.

Se vincula al territorio como un concepto geográfico político que permite un acercamiento a la construcción de las percepciones de las realidades y los contextos de las personas, así como un elemento que influye en las decisiones político electorales. El trabajo se centra en la particularidad de las zonas rurales dentro de un ambiente de exclusión y desigualdad, conceptualizado a partir de los paisajes cotidianos de despojo (Ojeda 2016). De manera que el cambio del apoyo del PFA y el PAC en 2014 al PRN en el 2018 en el distrito Cariari estuvo mediado, en primer lugar, por el descontento con la política tradicional y como resultado de esto, por el deseo del cambio.

Por su parte, la selección del distrito Cariari se realizó a partir de un primer análisis de los partidos ganadores en primera y segunda ronda en todos los distritos del país en la elección del 2014 y 2018. Finalmente, el artículo incluye las siguientes secciones: en la primera parte se hace un acercamiento al enfoque con el que se estudió el territorio y las formas en que este fue abordado; seguidamente, con el objetivo de contextualizar el fenómeno de la volatilidad electoral rural en el país, se presentan los resultados de las elecciones del 2014 y del 2018 de primera a segunda ronda a partir de la cartografía de dirección de cambio. Una vez contextualizado a escala nacional, el artículo se enfoca en el caso de estudio desde su dimensión político social; por último, se realiza un análisis territorial desde una perspectiva cuantitativa y cualitativa de las principales razones que explican la volatilidad del distrito.

 

 

 

 

 

Aspectos teórico-metodológicos: el territorio para la comprensión de los fenómenos electorales[2]

Este es un trabajo de Geografía Electoral que parte del concepto del territorio desde su dimensión más subjetiva, el territorio entendido como proceso y como resultado de la interacción geográfica de múltiples elementos y factores. Se toma la propuesta de Ojeda (2016) de los paisajes cotidianos de despojo como la forma en que finalmente se concretan y visibilizan las historias y geografías de los espacios, e incorpora el territorio como un concepto político geográfico alternativo para comprender la complejidad del comportamiento electoral de las últimas décadas.

El aporte central de este análisis es la interpretación del territorio más allá de un espacio de gobernanza en el que se describen patrones espaciales de resultados electorales, ya que esta visión invisibiliza multiterritorialidades y mantiene la subordinación entre las relaciones de territorios dominantes y dominados (Mançano 2008). Asimismo, proporciona una idea del territorio como resultado (no estático) de la producción de actores, debido a la actividad que realizan los seres humanos en el espacio común, dentro de los límites y de la concepción que tienen del mismo (Raffestin 2012).

Para efectos de este estudio, el territorio tiene influencia en las decisiones político electorales de las personas que los habitan, producen, experimentan y perciben cotidianamente. Esto porque es un espacio formado por ideas y diferentes pensamientos: conceptos, teorías, métodos, ideologías, paradigmas, etc., que definen una lectura, un enfoque, una interpretación, una comprensión y, por tanto, una explicación del objetivo, tema o cuestión (Mançano 2008). Lo anterior al considerar que los territorios materiales (espacios tangibles) son producidos por territorios inmateriales (espacios intangibles) y que el pensamiento y los imaginarios son también productores de relaciones de poder (Mançano 2008).

Por otra parte, por las características de exclusión de las zonas rurales de Costa Rica, se toma la propuesta de Ojeda (2016) de paisajes cotidianos de despojo, la forma en que la autora teoriza estos espacios posibilita su comprensión entre el despojo, desigualdades y violencia. El paisaje, como unidad espacial de análisis, materializa y refleja temporalidades y escalas, y por su perspectiva visual evidencia la historia de prácticas materiales y simbólicas arraigadas localmente (Ojeda 2016). Esta característica suma posibilidades de estudio de los fenómenos políticos por su visión de paisaje no homogéneo, sino más bien conformado por múltiples territorios con dinámicas particulares. 

Para Ojeda (2016), es necesario superar la narrativa del capital como el centro de la comprensión del despojo para entenderlo a partir de sus historias y geografías, y así relacionarlo con otras formas de desigualdad (Edelman y León 2014, Hart 2006, Kelly 2011, Mollet 2016 en Ojeda 2016). En consecuencia, el despojo sería un proceso que produce nuevos espacios y espacialidades y no siempre está mediado por el desalojo. De esta manera, la autora presenta el concepto desde otras formas menos evidentes de violencia que se inscriben en la vida cotidiana y que no conllevan necesariamente el uso de fuerza física (Ojeda 2016).

El despojo se enmarca en espacio y tiempo como una forma de evidenciar las bases históricas y geográficas de las desigualdades (Ojeda 2016). Es un proceso violento de reconfiguración socio espacial y, «en particular socioambiental que limita la capacidad que tienen los individuos y las comunidades de decidir sobre sus medios de sustento y sus formas de vida» (Ojeda 2016, 21).

Por otro lado, el artículo considera la volatilidad electoral como un término para caracterizar la inestabilidad en el respaldo a los partidos políticos, es decir, para referirse a casos en los que un distrito es ganado por partidos distintos en elecciones sucesivas. Mainwaring y Zoco (2007) definen la volatilidad electoral como la suma total de votos transferidos desde unos partidos a otros de una elección a la siguiente.

Para la recolección de los datos se implementó un método mixto (cuantitativo y cualitativo) de tipo explicativo secuencial (Creswell 2009). En una primera fase se desarrolló un estudio de opinión sociopolítica para conocer de manera general las características de los territorios y las razones del voto. Se aplicó una encuesta en campo bajo un muestreo aleatorio y estratificado por distrito electoral, el instrumento que se aplicó tiene como referencia las encuestas post electorales del Centro de Investigación y Estudios Políticos (CIEP) y el Tribunal Supremo de Elecciones (TSE). Un segundo momento consistió en el trabajo de campo con una perspectiva cualitativa para profundizar en los hallazgos de la primera fase. Esta es la primera vez en el país que se estudia un fenómeno de este tipo a este nivel de detalle.

 

Las elecciones presidenciales del 2014 y 2018 en Costa Rica

Las elecciones presidenciales del 2014 y del 2018 se caracterizaron por evidenciar el desgaste de las identidades partidarias, así como por un clima de amplia indecisión y volatilidad (CIEP 2014, 2017 y 2018). En el 2014 resultó electo como presidente Luis Guillermo Solís del PAC, tras haberse disputado el puesto en una segunda ronda con el candidato del PLN Johnny Araya, esta fue la primera vez desde el período bipartidista costarricense en que el ejecutivo no fue ganado por el PLN o el PUSC. Las investigaciones sobre la contienda del 2014 enmarcan estos resultados como consecuencia de la decepción de la ciudadanía con la gestión gubernamental de los partidos tradicionales de Costa Rica (del PLN en el 2006 y 2010 y los anteriores del PUSC) (Alfaro y Gómez 2014; Cortés y Pignataro 2014; Rosales 2016; Cortés 2019).

Por su parte, la contienda del 2018 se particulariza porque ninguno de los partidos tradicionales del país logró pasar a segunda ronda, la elección la disputaron el PAC (partido oficialista) y el PRN, partido de corte religioso y conservador que en el 2014 no obtuvo mayoría de votos en ningún distrito del país y solo alcanzó una diputación en la Asamblea Legislativa; en dicha contienda Carlos Alvarado del PAC fue electo presidente. La campaña electoral 2017- 2018 se llevó a cabo en un ambiente de polarización a partir de temas relacionados a derechos humanos y religiosos, además, por escándalos de corrupción que vinculaban la gestión del primer gobierno del PAC.

 

Volatilidad electoral localizada en las zonas rurales

La volatilidad electoral en Costa Rica se intensifica por el fenómeno del balotaje, debido a que el cambio en los respaldos a los partidos políticos no solo ha sucedido entre elecciones, sino entre rondas de una misma elección (Camacho 2019). Los mapas de dirección de cambio, que indican si el partido que obtuvo mayoría de votos en cada ronda electoral es igual o diferente para todos los distritos del país, evidencian la inestabilidad, confirman la tendencia multipartidista, la fragmentación y el cambio político que ha venido experimentando la dinámica electoral del país en las elecciones del 2014 y 2018 (Alfaro y Gómez 2014, Cortés y Pignataro 2014, Cortés 2019).

La tendencia general del cambio de primera a segunda ronda electoral en el 2014 estuvo marcada por el traslado del apoyo mayoritario en primera ronda del Partido Liberación Nacional (PLN), partido con la estructura territorial más importante en el país (Cascante et al 2020), hacia el PAC en segunda, véase Figura 1. Este comportamiento tuvo una distribución espacial homogénea en la que lo fueron distritos periféricos del Gran Área Metropolitana (GAM) y la periferia del país, mientras que el PAC mantuvo su comportamiento histórico a concentrarse en distritos del centro. La mayoría de votos hacia el PFA tuvo un patrón específico, distritos rurales, costeros y fronterizos, además de que en todos los casos de cara a la segunda ronda fue el PAC el que canalizó la mayor parte del apoyo.

Figura 1. Dirección de cambio de primera a segunda ronda electoral a escala distrito, 2014

Fuente: Camacho, 2021

 

La distribución geográfica del apoyo a los partidos y las diferencias entre centro periferia también han evidenciado tener una relación con el perfil socioeconómico de los cantones. Según Cascante et al (2020), tanto en el 2014 como en el 2018 los cantones con mejor perfil se asocian con mayor apoyo al PAC (aunque se redujo en el 2018), mientras que el PRN del 2014 al 2018 desplazó del primer lugar a partidos como el PLN y el PFA en los cantones con mayor índice de pobreza.

La contienda del 2018 evidencia no solo una serie de patrones de cambio en contraste con el 2014, sino también dentro de la misma elección (entre rondas electorales) entre partidos con posiciones ideológicas opuestas. Esta distribución en parte se debe a la emergencia en el 2018 de nuevas fuerzas políticas que lograron importantes porcentajes de apoyo en los distritos del país, de manera que el mapa de esta elección se dinamizó en cuanto a las relaciones de cambio, véase Figura 2.

 

Figura 2. Dirección de cambio de primera a segunda ronda electoral a escala distrito, 2018

Fuente: Camacho, 2021

 

Sin embargo, como lo demuestra la Figura 2, el PRN se posicionó de forma extendida en todo el país en primera ronda, mientras que los resultados de abril lo localizan en las zonas rurales, principalmente. Fueron los distritos del centro del país que esta agrupación había ganado en febrero los que redireccionaron la mayoría de apoyo hacia el PAC en el mes de abril. Acción Ciudadana, por su parte, no tuvo variación en su patrón de concentración de apoyo y mantuvo mayoría de votos en primera y segunda ronda en el GAM. Asimismo, según este patrón, fue el partido que captó la simpatía de las personas que se quedaron sin opción partidaria de cara a la segunda ronda electoral.

La cartografía evidencia que, en las zonas rurales de Costa Rica, hasta el momento, ninguna de las nuevas fuerzas políticas ha logrado establecer su base territorial, ni las tradicionales reconfigurarla o asegurarla. En parte, esto tiene que ver con la tendencia histórica del PAC de captar mayor apoyo en el centro de país, relegando las zonas rurales como los territorios disponibles y disputados por el resto de agrupaciones partidarias.  

 

 

Territorio despojado y volátil: el caso del distrito Cariari

Cariari es el segundo centro urbano del cantón Pococí y evidencia desigualdades palpables entre la cabecera del distrito (más urbano) y el resto del territorio. En general, es predominantemente rural y su población se dedica a actividades agrícolas y comerciales (INEC 2011). Según el Índice de Desarrollo Social Distrital (IDSD) del 2017, obtuvo un valor de 47, 92 puntos, se ubicó en la posición 401 de 483 a escala nacional y fue el cuarto lugar de los siete distritos del cantón. Fue la dimensión económica del índice la que presentó valores más bajos con un 17, 26 (MIDEPLAN 2017). La Figura 3 muestra la localización del distrito administrativo Cariari.

 

Figura 3. Mapa de ubicación distrito administrativo Cariari

Fuente: Camacho, 2021

 

En perspectiva, según los datos de la encuesta en campo, casi la mitad de la población encuestada se dedicaba a labores no remuneradas (48. 4 por ciento), el 59 por ciento tenía el grado de primaria completa o incompleta, seguido de población que no logró concluir la secundaria (18. 6 por ciento). Datos que es posible relacionar con el desempleo, ya que en el 2011 la tasa de desempleo abierto de Cariari era la más alta del cantón (de 5.7).

La vocación agrícola del distrito está mayormente determinada por la presencia de monocultivos de banano y piña, mientras que los y las agricultoras se encuentran en una situación de vulnerabilidad, debido a que, entre otras razones, se enfrentan a una serie de limitaciones por la ausencia de mercados locales y regulación de precios, obligados y obligadas en su mayoría a vender los productos a intermediarios. En este sentido, el paisaje de despojo en Cariari requiere una lectura trasversal del papel que han tenido las compañías bananeras en su organización socio espacial, como actor político y económico en su creación y como una de las principales actividades económicas actuales.

Las compañías bananeras, a pesar de las múltiples problemáticas socio ambientales, generan una relación importante de dependencia en la ciudadanía por ser la principal fuente de empleo. La población de las comunidades se enfrenta además a limitaciones en cuanto a la gestión de los desechos sólidos, infraestructura pluvial y acceso a agua potable; así como al creciente problema en torno al narcotráfico e inseguridad (este es el problema que más preocupa a las personas encuestadas con un 32. 40 por ciento de menciones).

Siguiendo a Ojeda (2016), además de las desigualdades antes mencionadas, los paisajes de despojo pueden caracterizarse por su despolitización. Los centros de votación de Cariari se catalogan como comunidades desvinculadas con la política desde varias perspectivas: por la desorganización comunal (que toma en cuenta cuestiones de comunicación y falta de liderazgos locales) percibida como el segundo mayor problema de sus comunidades y por la apatía partidaria, más del 75 por ciento del electorado afirmó no simpatizar con ningún partido político.

Otra forma de observar este fenómeno es a partir de la actitud negativa y generalizada en cuanto a la influencia real del Estado en estos territorios. Solo la mitad de las personas encuestadas (55. 3 por ciento) le concede mayor importancia (muy o algo) a la gestión que realiza la Municipalidad en sus comunidades, en contraste con un 30. 8 por ciento que opina lo mismo en cuanto al Gobierno nacional.

 

Dirección de cambio en los centros de votación de Cariari

Cariari es un distrito con una trayectoria volátil instalada, desde la elección del 2002 el electorado de este distrito ha apoyado a agrupaciones partidarias diferentes. Según las expresiones de las personas entrevistadas, las elecciones del 2006 y del 2010 fueron momentos clave en lo que sería el quiebre de la simpatía partidaria en el distrito, hecho fundamentado en la ruptura de la tradición familiar y el análisis de las propuestas de las distintas opciones partidarias. Esto es lo que Cortés (2019) ha definido como el surgimiento de un votante «independiente» o de una nueva ciudadanía que toma en cuenta y valora de manera más cuidadosa a las y los candidatos, así como las propuestas y planes de gobierno para decidir su voto.

El comportamiento electoral del distrito Cariari refleja la volatilidad particular que caracterizó a varios distritos rurales, costeros y fronterizos del país. La mayor parte de su electorado apoyó a partidos con orientaciones de centro izquierda en el 2014, PFA en primera ronda y PAC en segunda, pero en la contienda del 2018 los votos fueron canalizados por el PRN, un partido con claros posicionamientos conservadores y religiosos. No obstante, reducir la escala de análisis al centro de votación significa poder observar otros comportamientos locales.

En la primera ronda del 2014, además del PFA, el PLN y el Partido Movimiento Libertario (PML) obtuvieron mayoría de votos en los centros de votación, véase Figura 4.  Entre estos tres partidos se alternaron los tres primeros lugares en todos los distritos electorales, a excepción de Cariari (Campo Kennedy) y el Ceibo, en los que el PAC ocupó el tercer lugar. Por su parte, en la segunda ronda el PAC, a pesar no haber sido uno de los favoritos en febrero, obtuvo el 80 por ciento de los votos en la mayoría de los centros de votación, véase Tabla 1.

 

Figura 4. Dirección de cambio de primera a segunda ronda electoral por centro votación, Cariari. 2014

Fuente: Camacho, 2021

 

 

 

Tabla 1. Primer lugar por distrito electoral en primera y segunda ronda del 2014, Cariari

 

Primera ronda

Segunda ronda

Distrito electoral

Partido

%

Partido

%

Campo Kennedy

PLN

24.75

PAC

81.95

Banamola

PML

31.89

PAC

85.28

Campo Cinco

PFA

28.22

PAC

82.04

Los Ángeles

PFA

32.35

PAC

80.80

Campo Dos

PFA

30.82

PAC

85.11

Cuatro Esquinas

PLN

27.77

PAC

83.27

El Ceibo

PLN

30.46

PAC

83.01

Astúa Pirie

PFA

27.15

PAC

82.57

Progreso

PFA

31.09

PAC

82.41

Total

 

100

100

Fuente: Camacho, 2021

 

El balotaje del 2018 en Cariari siguió la tendencia de las zonas rurales, el PRN ganó con amplio margen en ambas rondas electorales (véase Figura 5). En febrero con el 20 por ciento sobre el segundo lugar y en abril con cerca del 65 por ciento de los votos en todos los distritos electorales (véase Tabla 2). El PLN y el Partido Integración Nacional (PIN) (partido antisistema) fueron agrupaciones que también mantuvieron y lograron simpatías, mientras que el partido oficialista prácticamente desapareció.

Figura 5. Dirección de cambio de primera a segunda ronda electoral por centro votación, Cariari. 2018

Fuente: Camacho, 2021

 

Tabla 2. Primer lugar por distrito electoral en primera y segunda ronda del 2018, Cariari

 Distrito electoral

Primera ronda

Segunda ronda

Partido

%

Partido

%

Campo Kennedy

PRN

42.25

PRN

61.89

Banamola

PRN

42.51

PRN

71.67

Campo Cinco

PRN

46.43

PRN

68.20

Los Ángeles

PRN

42.75

PRN

71.61

Campo Dos

PRN

38.46

PRN

63.19

Cuatro Esquinas

PLN

29.47

PRN

65.61

El Ceibo

PLN

30.96

PRN

54.84

Astúa Pirie

PRN

45.21

PRN

67.40

Progreso

PRN

42.35

PRN

68.09

Cariari H.A

PLN

54.55

PRN

67.74

Fuente: Camacho, 2021.

 

Las razones del voto en un panorama impredecible

En febrero del 2014 el 36 por ciento de la población decidió su voto en la última semana o el día antes de la elección (Cortés y Pignataro 2014) y según el primer Panel Electoral que realizó el Programa Estado de la Nación (PEN), se evidenciaron electorados fluctuantes en la preferencia partidaria (Alfaro y Gómez 2014). Por su parte, el comportamiento de las preferencias en el balotaje del 2018 fue comparado con el experimentado por una montaña rusa, la indecisión por parte de las personas electoras se mantuvo entre el 40 y 30 por ciento durante la campaña de la primera ronda y entre el 13 y el 20 por ciento en abril (CIEP 2018).

Para el caso del distrito Cariari, la Figura 6 permite observar el comportamiento del voto individual del 2014 al 2018, el mismo refleja los movimientos de las personas encuestadas en cada una de las rondas electorales. Los colores de las líneas reflejan ya sea el apoyo estable hacia un mismo partido o el traslado del apoyo a una agrupación diferente (el número al lado del nombre del partido indica el total de personas en cada grupo). Se observa entonces, una dinámica volátil más compleja de transferencias de apoyos entre partidos que la reportada a escala de centro de votación y aún mayor a unidades espaciales como el distrito o cantón.

 

Figura 6. Comportamiento individual del voto, 2014- 2018

Fuente: Camacho, 2021.

 

Diferentes publicaciones coinciden en cuanto a las principales razones que movilizaron el voto en las elecciones en estudio. Para el 2014 se ha puntualizado en que los resultados fueron consecuencia del amplio desgaste, rechazo y decepción de la población costarricense hacia los partidos tradicionales, particularmente, los dos últimos gobiernos del PLN (2006 y 2010) y los anteriores del PUSC (Alfaro y Gómez 2014; Cortés y Pignataro 2014; Rosales 2016; Cortés 2019). Además, la percepción sobre corrupción y falta de ética en la gestión gubernamental se estructuró como eje de discusión de la dinámica electoral junto a la necesidad de un cambio (Cortés 2019).

El proceso electoral del 2018 estuvo marcado por lo que en un primer momento fue denominado por el CIEP como un «shock religioso», el cual condujo principalmente a clivajes en torno a temas de derechos de la comunidad LGTBIQ y aborto. El pronunciamiento de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) sobre este tema en enero del 2018 fue el punto de quiebre de la campaña electoral del 2018, ya que generó una reacción conservadora de oposición (CIEP 2018).

De esta manera, se estaba cumpliendo el primer periodo del gobierno «nuevo» del PAC, que en su culminación se vio envuelto en escándalos de corrupción que le restaron credibilidad, provocaron malestar en la población y agudizó la apatía de la ciudadanía ante la elección y lo relacionado con lo político (Rodríguez, Herrero y Chacón 2019; Rosales 2018). Dicha situación orientó el inicio de la campaña electoral del 2018 a discusiones ligadas a combatir con mano dura la corrupción, como fue el caso del discurso de Juan Diego Castro del PIN.

Ahora bien, las respuestas de las principales razones que movilizaron el voto en los centros de votación en Cariari coincide con lo antes señalado. En el 2014 la idea del cambio se mantuvo en general como la respuesta más recurrente en cuanto a las razones por las que el electorado apoyó a las distintas agrupaciones políticas y candidatos, véase Tabla 3.

 

Tabla 3. Aspecto con más influencia en el voto de la primera y segunda ronda 2014 en Cariari

 

Porcentaje de menciones

Aspectos

Primera ronda

Segunda ronda

Recibió bonos, becas, ayudas (como alimentos)

0.8 

-

Quería evitar que ganara otro candidato

1.7 

-

Las propuestas sobre la protección de los valores costarricenses

1.7 

-

Que le gusta votar a ganar

2.5 

11.1

Que le gusta ese partido

5.9 

6.7

Que el candidato era nuevo

10.2 

4.4

Le gustó el candidato

11.0 

12.2

La tradición de su familia

13.6 

10.0

Las propuestas o programa de gobierno en general

18.6 

18.9

Que quería un cambio

22.9 

30.0

Otros

7.2

3.3

No sabe/no responde

3.4 

3.3

Fuente: Camacho, 2021.

 

Los y las votantes del PAC fueron quienes señalaron en más ocasiones que su elección estuvo mediada por el hecho de querer un cambio (42. 2 por ciento), así como la atribución de ser un candidato nuevo (23.3 por ciento). En cambio, las propuestas y programa de gobierno fue la idea que más peso tuvo en el voto hacia el PML (60 por ciento) y el PFA (50 por ciento), véase Tabla 4.

 

Tabla 4. Aspectos con más influencia en el voto por partido político, primera ronda 2014 en Cariari

Aspectos

Partidos (en porcentaje)

 

Porcentajes

 

PLN

PAC

PFA

PML

Tradición familiar

44.8

2.3

8.3

10

Le gustaba el partido

10.3

2.3

16.7

10

Que el candidato era nuevo

0

23.3

8.3

10

Las propuestas o programa de gobierno

17.2

7

50

60

Que quería un cambio

10.3

44.2

8.3

0

Que le gusta votar a ganar

0

4.7

0

0

Le gustaba el candidato

13.8

11.6

0

10

Quería evitar que ganara otro candidato

0

2.3

0

0

Las propuestas sobre la protección de los valores costarricenses

3.4

0

8.3

0

Recibió bonos, becas, ayudas

0

2.3

0

0

Fuente: Camacho, 2021.

 

Para el PLN, la tradición familiar fue el aspecto con mayor influencia (44.8 por ciento), en general, las razones no tuvieron grandes variaciones de cara a la segunda ronda del 2014, véase Tabla 5. Además, fue un electorado que decidió su voto de forma temprana, es decir, mucho antes o durante la campaña (68 por ciento en primera ronda y 69. 6 por ciento en segunda).

 

Tabla 5. Aspectos con más influencia en el voto por partido político, segunda ronda 2014 en Cariari

Aspectos

PAC

PLN

 

Porcentajes

Tradición familiar

0.0

29.6

Le gustaba el partido

5.6

11.1

Que el candidato era nuevo

7.4

0.0

Las propuestas o programa de gobierno

16.7

29.6

Que quería un cambio

42.6

11.1

Le gustaba el candidato

11.1

14.8

Quería evitar que ganara otro candidato

16.7

3.7

Fuente: Camacho, 2021.

 

Cuatro años después, la elección del 2018 compartió las características de inestabilidad en las preferencias electorales, pero con temas distintos en la discusión de la campaña. Sin embargo, los resultados indican que las razones de voto fueron las mismas que en el 2014, las propuestas y programa de gobierno y el cambio fueron las respuestas con más menciones, tanto en primera como en segunda ronda, inclusive, aumentaron sus porcentajes en abril, véase Tabla 6.

 

Tabla 6. Aspecto que más influyó en la decisión del voto 2018 en Cariari

Aspectos

Primera ronda

Segunda ronda

 

Porcentajes

Que le gusta votar a ganar

1.6 

1.7 

Que le gusta ese partido

3.2 

1.7 

Que el candidato era nuevo

12.8 

6.0 

Le gustó el candidato

15.2 

11.1 

La tradición de su familia

6.4

0.9 

Las propuestas o programa de gobierno en general

22.4 

27.4 

Que quería un cambio

16.8 

23.9

Recibió bonos, becas, ayudas (como alimentos)

1.6 

-

Quería evitar que ganara otro candidato

4.8 

15.4 

Las propuestas sobre la protección de los valores costarricenses

5.6

4.3 

Razones religiosas

4.8

1.8

Otro

1.6

2.7

No sabe/no responde

3.2

3.4 

Fuente: Camacho, 2021

 

Los aspectos con mayor influencia en el voto tampoco muestran variaciones significativas por partido político. El voto del PAC en primera ronda se definió por las propuestas (25.0 por ciento), que el candidato era nuevo (21.4 por ciento) y, en tercer lugar, el querer un cambio (17.9 por ciento). Los simpatizantes del PRN colocaron las propuestas en primer lugar (22.0 por ciento), por debajo se ubicaron el cambio y que les gustaba el candidato con un 18.6 por ciento; mientras que para quienes votaron por el PIN tuvo mayor peso las características del candidato, la idea del cambio y las propuestas (Tabla 7).

 

Tabla 7. Aspectos con más influencia en el voto por partido político, primera ronda 2018 en Cariari

Aspecto

PLN

PAC

PRN

PFA

PUSC

PIN

 

Porcentajes

Tradición familiar

37.5

3.6

0.0

0.0

0

0

Le gustaba el partido

18.8

0.0

1.7

0.0

0

0

Que el candidato era nuevo

6.3

21.4

11.9

0.0

0

0

Las propuestas o programa de gobierno

18.8

25.0

22.0

0.0

100

20

Que quería un cambio

12.5

17.9

18.6

66.7

0

20

Le gusta votar a ganar

0.0

7.1

0.0

0.0

0

0

Le gustaba el candidato

6.3

10.7

18.6

0.0

0

60

Quería evitar que ganara otro candidato

0.0

7.1

5.1

33.3

0

0

Propuestas sobre la protección de los valores costarricenses

0.0

3.6

10.2

0.0

0

0

Recibió bonos, becas, ayudas

0.0

0.0

3.4

0.0

0

0

Razones religiosas

0.0

3.6

8.5

0.0

0

0

Fuente: Camacho, 2021

 

El porcentaje de mayor apoyo hacia el PAC en segunda ronda provino de un voto negativo, ya que el aspecto que más influyó fue evitar que el otro candidato ganara (23. 09 por ciento), también se mantuvo el cambio y la simpatía con las propuestas y programa de gobierno (21. 7 por ciento). Para el otro partido que pasó a segunda ronda, el PRN, de nuevo la respuesta que más influyó fue las propuestas y el programa de gobierno con un 36. 1 (aumentó 14. 1 puntos porcentuales), seguido de la idea de un cambio y las características del candidato (29. 5 por ciento y 11. 5 por ciento respectivamente). Respecto a las cuestiones relacionadas a lo religioso, ninguna persona mencionó que su voto estuvo determinado por estas razones, solo un 8. 2 por ciento de los votos hacia el PRN fueron movilizados por la protección de los valores costarricenses. (Tabla 8)

 

Tabla 8. Aspectos con más influencia en el voto por partido político, segunda ronda 2018 en Cariari

Aspecto

PAC

PRN

 

Porcentajes

Tradición familiar

2.2

0.0

Le gustaba el partido

2.2

1.6

Que el candidato era nuevo

13.0

1.6

Las propuestas o programa de gobierno

21.7

36.1

Que quería un cambio

21.7

29.5

Le gusta votar a ganar

2.2

1.6

Le gustaba el candidato

13.0

11.5

Quería evitar que ganara otro candidato

23.9

9.8

Propuestas sobre la protección de los valores costarricenses

0.0

8.2

Fuente: Camacho, 2021

 

Estas respuestas significaron un primer y muy importante acercamiento a las razones que explican la volatilidad de los centros de votación de Cariari del 2014 al 2018. El respaldo hacia los diferentes partidos políticos tuvo la misma base en las motivaciones, las propuestas y la aspiración de que la elección del 2018 significara un cambio en el país, y de nuevo, las decisiones del voto fueron tomadas de forma temprana, en primera ronda el 51. 6 por ciento tomó la decisión antes y durante la campaña y un 76. 2 por ciento en segunda.

El deseo de traer un cambio a sus territorios, el análisis de las ideas de las agrupaciones partidarias, y, además, haber tomado de forma temprana la decisión de votar por sus partidos de preferencia se contrasta con muy bajos niveles de participación en otras actividades relacionadas a la elección; si se analizan otros tipos de involucramiento, ninguno superó el 15 por ciento en las dos elecciones. Siguiendo a Pignataro y Cascante (2018), estas otras maneras de participar tienen relación directa con las simpatías y filiaciones partidarias de la población, ya que los partidos políticos actúan como movilizadores del activismo, una forma más de evidenciar el desvinculamiento de estas comunidades con la política y las estructuras partidarias. 

En la misma línea, fueron los grupos de mujeres y estudiantes las y los que más participaron en la campaña y diferentes actividades del día de la elección. Se identificó un aumento en la participación de la mayoría de los grupos del balotaje del 2014 al del 2018, no obstante, sobresale el crecimiento en los porcentajes de participación que presentaron los y las dirigentes religiosas por ser mucho más pronunciado que los demás, véase Tabla 9. Lo anterior da cuenta de la activación y organización de las denominaciones religiosas, principalmente no católicas, en las comunidades de Cariari para la elección del 2018.

 

Tabla 9. Participación por grupos sociales en la campaña y día de la elección 2014-2018 en Cariari

Grupos sociales

2014

2018

 

Porcentajes

Líderes comunales

39.9 

45.7 

Maestros

28.4 

32.4 

Mujeres

44.0 

45.5 

Estudiantes

43.9 

51.4

Dirigentes políticos

25.7 

30.1 

Dirigentes religiosos de la iglesia católica

16.8 

25.0 

Dirigentes religiosos de otras iglesias (protestantes)

22.8 

42.2 

Fuente: Camacho, 2021.

 

Tomando en cuenta lo expuesto en los párrafos anteriores, se plantea que el fallo de la CIDH fue fundamental para dar a conocer al candidato Fabricio Alvarado del PRN, pero no como la explicación principal del apoyo que este recibió. En su lugar, según el trabajo de campo en los distritos electorales de Cariari, fue el descontento con la política tradicional y la esperanza de un cambio en los territorios de despojo los ejes que estructuraron el amplio apoyo hacia el PRN.

De manera que la relación con los temas religiosos se centra en la percepción que se formó del candidato del PRN a partir de sus discursos moralistas y posicionamientos religiosos, que lo convirtió en la mejor opción para solventar las problemáticas de sus territorios y el país. Govaere (2019) afirma que la atención al discurso antisistema presentado por Juan Diego Castro del PIN, principalmente, perdió adeptos y se vio sustituido por asuntos que tampoco tuvieron relación directa con las prioridades nacionales, pero eso no significó que perdieran importancia, más bien lo que perdió relevancia fue la retórica electoral frente a ellas.

Además, de acuerdo con Pineda (2019), la vivencia religiosa, sobre todo pentecostal, aunque se le ha visto como poco crítica ante la realidad social, ha llevado implícita una disconformidad con el orden social vigente. De hecho, esta situación puede verse de forma clara con el apoyo recibido por el PIN en la primera ronda del 2018 en el distrito a Juan Diego Castro, candidato «nuevo»; también, se le atribuyó el perfil del presidente que necesitaba Costa Rica para combatir la corrupción y manejar de manera transparente las finanzas públicas, sin embargo, Fabricio se adueñó de la atención del electorado descontento y logró reunir más votos.

 

Territorios despojados: gana el que canalice el descontento

La percepción de corrupción y abandono de los territorios rurales se consolidaron como ejes trasversales del deseo de un cambio en las elecciones del 2014 y del 2018 en Cariari, debido a que se identificaron como razones consistentes en la base del descontento ciudadano. La idea del cambio parte de la sensación de lejanía y desconocimiento de las y los políticos, y del gobierno en general, de las necesidades y problemáticas de las comunidades, siendo estos los aspectos que movilizaron los electorados en ambas elecciones. 

En estos territorios el voto que se otorgó a los distintos partidos políticos en el 2014 y 2018 fue de descontento y enojo, hallazgo que es importante vincular con las características y dinámicas históricas y sociopolíticas que se han desarrollado anteriormente, ya que evidencian desde las historias y geografías específicas del despojo de estas comunidades otras formas de producir desigualdades (Ojeda 2016). Sin embargo, desde una perspectiva temporal, fue a partir de la ruptura del apoyo tradicional al PLN y al PUSC en el 2006 y 2010 donde se empezó a gestar el deseo del cambio.

De manera que el respaldo de la población se direccionó hacia las ofertas que parecieron más reales y cercanas a los problemas de sus comunidades, al candidato que proyectara la imagen más limpia en cuanto a la transparencia para su gestión, más allá de consideraciones fundamentadas en lo ideológico partidario. Ahora bien, dado que las percepciones se forman dentro de un proceso de producción de espacios y sujetos concretos a partir del despojo, que, a la vez, se materializan en la vida diaria (Ojeda 2016), y finalmente, culmina en el respaldo hacia una determinada propuesta política, Fabricio Alvarado logró tocar las fibras más profundas del deseo del cambio de los habitantes de estos territorios en tanto su discurso tomó sentido en la ética, los valores y la religión (Zúñiga 2019).

El discurso religioso, según Zúñiga (2019), subsidia la ética personal, fundamental en la construcción de la ética política para la ciudadanía. En tanto Fabricio Alvarado personificó a través de la ética personal proporcionada por su religión las características deseadas para ser el presidente que traería el cambio para Costa Rica. Laura, una ciudadana de la comunidad de Cuatro Esquinas, Cariari menciona: «El PAC viene de casi de los de allá de los de Liberación, ahí viene la raíz, entonces digo yo al darle el voto a Mauricio Alvarado[3],  uno cree que tal vez sea cambios, no porque él sea cristiano, sino por ver que él era una persona también seria, una persona que prometía muchas cosas» (Laura, comunicación personal).

Para una sociedad con un arraigo cultural religioso tan importante como la costarricense, un gobierno que tenga sus bases en Dios y la fe estaría mejor preparado para gestionar el país. En este caso, la identidad sería el factor que explica cómo la religión interviene por la vía moral en la construcción de lo político (Zúñiga 2019). Lo anterior se puede reflejar en el comentario de José de la comunidad de Campo Cinco, Cariari: «Uno como cristiano pensó que, con Fabricio, tenía toda la fe de que como él es un hijo de Dios iba a hacer las cosas correctamente, pero igual la corrupción cuesta mucho. Por lo menos si pensamos que le iba a ayudar más al país» (José, comunicación personal).

Profesar, mantener firme su posición de creyente y la convicción de sus valores durante la campaña electoral, así como el testimonio de su vida activa dentro de su congregación religiosa, le atribuyó a Fabricio Alvarado cualidades de un líder con menos posibilidades de ser permeado por la corrupción. Al respecto, Joselyn de la comunidad Cuatro Esquinas dice: «Era el candidato más transparente, Carlos Alvarado también era una buena opción, de hecho, yo lo pensé, pero en ese momento también me fui por las causas sociales y por lo que uno había visto por la vida de él, por su familia, sus trabajos que cantaba y entonces uno sabía que era una persona que era transparente” (Joselyn, comunicación personal)».

En cuanto al tema de la apatía partidaria por el incumplimiento de las promesas de las y los candidatos en campaña, sensación de abandono y corrupción, el candidato del PRN se percibió como una persona con mayor sensibilización hacia las desigualdades de las comunidades, pero además para responder por sus promesas de campaña como lo menciona José: «Digamos que él prometió algo y lo iba a hacer, es que eso dice uno por ser él cristiano» (José, comunicación personal).

Como se ha podido evidenciar, el comportamiento electoral de los centros de votación de Cariari forma parte de una dinámica territorial compleja en la que las agrupaciones religiosas tienen un papel fundamental vinculado estrechamente a las características propias de los territorios de despojo. No se trató de una asociación directa entre rezago social y conservadurismo religioso, sino más bien de una combinación de factores entre los que destacan los contradictorios resultados de un modelo unilateral de desarrollo (Govaere 2019).

Para terminar de entender la volatilidad electoral, es indispensable detenerse en el papel que juegan las organizaciones religiosas en los territorios de despojo. De acuerdo con Pineda (2019), el análisis del proceso electoral del 2018 conlleva necesariamente tener en cuenta el rol que ejercen las instituciones religiosas en la vida cotidiana de las personas, ya que buena parte del éxito de las congregaciones evangélicas y los discursos (normas e imaginarios) que circulan dentro de ellas se relaciona más con las necesidades extrareligiosas que estas permiten satisfacer que con la coherencia de sus propuestas teológicas o con la bondad de sus postulados dogmáticos.

Estas organizaciones han asumido en gran medida, y se reconoce por las personas entrevistadas, labores y actividades relacionadas al desarrollo de las comunidades. Sus convicciones de fe se trasladan al ámbito público a través de programas de ayuda social y les proporciona cualidades de compromiso con las desigualdades y problemáticas de las comunidades. Las iglesias protestantes en Cariari (y en general a nivel país) trabajan desde un entramado robusto de organización y penetración territorial que facilitó la confianza y cercanía hacia Fabricio Alvarado, al formar parte de este tipo de agrupaciones se le atribuyó al candidato las cualidades positivas desde las experiencias de la gestión social-comunal que hacen sus iguales.

De igual forma, entender este entramado territorial (valga la pena recordar el dato de la activación de los integrantes de agrupaciones religiosas del 2014 al 2018) sirve para poner en perspectiva el rol importante que tuvieron las iglesias, en particular las protestantes, como espacios de socialización. Activaron sus redes de organización y comunicación con fines políticos para movilizar a las personas votantes dentro de un contexto de ausencia de partidos políticos fuertes y bien organizados territorialmente (Alfaro 2019).

Finalmente, el alcance y sobre todo la efectividad de las iglesias como actores políticos para movilizar al electorado de Cariari implica pensar a estas más allá de espacios físicos o de reunión de una congregación. El efecto de la moral y la ética dentro del proceso de identificación con un lugar le asigna valoraciones significativas a la hora de que estos se politizan, e igual podrían aplicarse este análisis a las figuras de poder en estos espacios. En este sentido, se identificó un llamado por parte de las y los pastores, así como de los sacerdotes, al estudio de las propuestas de los partidos políticos para la elección del 2018 y la importancia de ejercer el derecho al voto como parte de la responsabilidad ciudadana para el futuro del país, lo que en definitiva tuvo un eco importante en la decisión final del voto.

 

 

 

 

Conclusión

El sistema de partidos y la dinámica electoral de Costa Rica, como bien se ha documentado, viene experimentando desde hace algunas décadas importantes transformaciones. Esta investigación significa una mirada a profundidad a partir del estudio del territorio como objeto central de estudio de las bases locales de estos cambios. Aporta al análisis del Estado como algo compuesto de múltiples territorios y dinámicas (Mançano 2008), de manera que se puedan pensar los fenómenos políticos electorales como resultados de las relaciones de este (el Estado) con la historia y geografía de las localidades. El caso de Cariari es un buen ejemplo en donde una lectura de este tipo permitió la comprensión de las variables que llevaron a que el mismo tuviera el comportamiento volátil y dirigiera su apoyo hacia al PRN.

Mediante la representación cartográfica se evidenció la concentración de la inestabilidad en las preferencias electorales en los distritos periféricos del país como parte de un contexto de exclusión y desigualdad. En los centros de votación de Cariari los efectos del despojo tienen una relación estrecha con la volatilidad electoral porque, en primer lugar, este fenómeno despolitiza a las comunidades y limita la forma en que pueden decidir sobre sus propios territorios (Ojeda 2016), cuestión que explica el desvinculamiento de la población con lo político, tanto a escala local como nacional. En segundo lugar, porque esta percepción de sus contextos funda el sentimiento de apatía y abandono por parte del Estado, que es lo que ha movilizado el voto hacia las diferentes opciones partidarias en las elecciones y rondas electorales del 2014 y 2018.

En otras palabras, el cambio del 2014 al 2018 en Cariari estuvo mediado por la movilización del voto en torno al deseo del cambio y el análisis del programa y propuestas de gobierno que, a la vez, se consolidó a partir del descontento con la corrupción política y la percepción de abandono de las zonas rurales (reconociéndose como territorios despojados) como ejes estructuradores de la elección. Esta es la razón por la que se puede afirmar que estas dinámicas de desposesión influyen en la producción, reproducción y percepción del territorio, y esto, en las decisiones políticas electorales.

Por su parte, el apoyo hacia el candidato del PRN, Fabricio Alvarado, guarda estrecha relación, aunque no fue la razón principal que lo explica, con la respuesta de la CIDH. Este evento lo visibilizó, pero fueron sus posicionamientos en cuanto a valores religiosos y familiares los que le otorgaron cualidades personales para ser la persona más capacitada para gobernar el país. Cualidades subsidiadas por la ética y moral que son características fundamentales, según Zúñiga (2019), en la construcción de la ética política de los candidatos ante la ciudadanía. Además, el rol que juegan las organizaciones religiosas en los territorios de despojo articuló y facilitó los espacios y la construcción de opiniones y percepciones favorables para que el PRN pudiera captar la simpatía del electorado de Cariari de la manera en que lo hizo.

Por último, es fundamental hacer mención a la importancia que tienen y pueden llegar a tener las brechas territoriales en la dinámica electoral costarricense, principalmente por las implicaciones que, según Alfaro (2019) y Cortés (2019), estos factores estructurales junto con eventos coyunturales pueden significar en el afianzamiento y agudización del fenómeno de la volatilidad y la fragmentación electoral, como amenazas a la estabilidad democrática y la vulnerabilización de la gobernanza.

 

Apoyo financiero: El trabajo de campo se realizó gracias al apoyo financiero del Centro de Investigación y Estudios Políticos de la Universidad de Costa Rica.

 

Referencias

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[1] El distrito electoral es la unidad mínima que se tiene en Costa Rica para la organización espacial de las elecciones. Se compone por un centro de votación que reúne como un nodo geográfico a poblados aledaños. Es diferente al distrito administrativo que es el tercer nivel de desagregación político administrativa del país: provincia, cantón y distrito.

[2] Los hallazgos que se presentan en este artículo son el resultado de la investigación en modalidad de tesis para optar por el grado de licenciatura en Geografía de la Universidad de Costa Rica, denominada «Volatilidad electoral rural con perspectiva territorial: El caso de los distritos electorales de Cariari, para las elecciones en primera y segunda ronda, de 2014 y 2018. Pococí, Limón. Costa Rica».

[3] La persona entrevistada menciona el nombre Mauricio en lugar de Fabricio.