Migración y
familias binacionales: una realidad
en la niñez
de Río Azul
Migration and binational families: a reality
of the childhood in Río Azul
Priscila
Fuentes Ureña
Escuela de
Trabajo Social,
Universidad
de Costa Rica, San José, Costa Rica
https://orcid.org/0009-0005-4581-6403
Katherine Jiménez Fonseca
Escuela de
Trabajo Social,
Universidad
de Costa Rica, San José, Costa Rica
katherine.jimenezfonseca@ucr.ac.cr
https://orcid.org/0009-0002-0899-9739
Carolina Ramos Pardo
Escuela de
Trabajo Social,
Universidad
de Costa Rica, San José, Costa Rica
https://orcid.org/0009-0007-3877-2566
Valeria
Vargas Porras
Escuela de
Trabajo Social,
Universidad
de Costa Rica, San José, Costa Rica
valeria.vargasporras@ucr.ac.cr
https://orcid.org/0009-0009-0905-3196
Cómo
citar:
Fuentes Ureña, Priscila; Katherine Jiménez Fonseca; Carolina
Ramos Pardo y Valeria Vargas Porras. 2023. Migración y familias binacionales:
una realidad en la niñez de Río Azul.
Revista Reflexiones. Dossier
Especial. 102. DOI 10.15517/rr.v102i2.56456
Resumen
Introducción:
El presente
artículo muestra los principales resultados del proceso de trabajo enfocado en
la Escuela Francisco Gamboa Mora en la comunidad de Río Azul, en el cual, a
través de cinco sesiones de talleres socioeducativos con veintidós estudiantes
de quinto año, se abordó la temática de migraciones y familias binacionales.
Objetivo
principal: Divulgar
los resultados obtenidos durante el diseño, ejecución y evaluación del proceso
socioeducativo Mi hogar es donde me
llevan mis pies, realizado con la niñez de la Escuela Francisco Gamboa Mora
en el espacio local de Río Azul.
Método y
técnica: El
proceso se realizó desde un enfoque de educación popular mediante el cual se
plantea como técnica el uso de talleres socioeducativos.
Resultados: Los resultados obtenidos se ordenan
en tres ejes: la xenofobia como categoría central en el proceso socioeducativo,
que permitió ahondar en las perspectivas y vivencias de la niñez; una
aproximación teórica de las construcciones de identidad por parte de las
personas estudiantes, donde lo socio-territorial y lo sociocultural
evidenciaron su complejidad y finalmente, el género como parte central de la
socialización y dinámica de los grupos sociales.
Conclusión: Como conclusión general, este
proceso permitió reconocer la importancia del Trabajo Social en espacios
locales a través de procesos socioeducativos, al integrar aportes de la
educación popular que posibiliten a las personas de una comunidad, aprehender conocimientos
que sirvan como herramientas para transformar su realidad social.
Palabras clave: Educación
popular, Derechos Humanos, Xenofobia, Identidad, Interculturalidad.
Abstract
Introduction: This article will show the main
results obtained from the research project carried out at Francisco Gamboa Mora
Elementary School located in the community of Río Azul, in which the
researchers addressed the migration and binational families’ issue through five
sessions of socio- educational workshops aimed at a group of twenty-two fifth
graders.
Main objective: The purpose of this article is to
reveal the results obtained during the design, execution, and evaluation of the
socio-educational process Mi hogar es donde
me llevan mis pies at Francisco Gamboa Mora Elementary School in Río Azul.
Method and technique: The methodology followed the popular
education approach through which socio-educational workshops were proposed as a
learning technique.
Results: The results obtained were organized in three
dimensions: xenophobia is a central theorical category in the socio-educational
process, which allows delving into the perspectives and experiences of
childhood. A second element consists of an academic approximation of the
students’ identity construction, in which the socio- territorial and the socio
- cultural context allowed us to reconsider the complexity of this issue. The
third aspect involves gender as the result of the socialization that determines
social groups dynamics.
Conclusion: As a general conclusion, the results
confirm the role of Social Work in promoting socio-educational processes that
integrate principles of popular education to enable people in a community to
gain knowledge that can be used to transform their social reality.
Keywords: Popular
education, Human Rights, Xenophobia, Identity, Interculturality.
Introducción
El presente artículo muestra los
principales resultados del proceso de trabajo enfocado en una sección de quinto
año de la Escuela Francisco Gamboa Mora en la comunidad de Río Azul, en el
cual, a través de cinco sesiones de talleres socioeducativos con 22 personas
estudiantes, se abordó la temática de migraciones y familias binacionales, esto
debido a la importancia de reconocer la comunidad como un espacio donde se
encuentran y conviven personas de diversas nacionalidades e identidades.
Desde el grupo 01 de Taller II:
Organización local y construcción de la ciudadanía, enfocado en las poblaciones
de niñez, adolescencias y juventudes, se seleccionó a Río Azul como el espacio
local para formular diversas acciones enfocadas en dichas poblaciones. En
primer lugar, se realizó un proceso diagnóstico que permitió reconocer las
características principales de la localidad, así como sus sentires y
necesidades; posteriormente se realizó un plan de trabajo a partir de los
resultados obtenidos, el cual se enfocó en un proceso socioeducativo para
abordar las principales problemáticas.
Por tanto, el objetivo principal de
esta práctica comunitaria fue «comprender la complejidad de los espacios
locales, la cuestión social, la participación social y la ciudadanía y la
acción u omisión desde el Estado, desde el análisis crítico de aquellas
respuestas a las expresiones de la cuestión social, existentes en el espacio
local, que devienen tanto de la sociedad civil como de los actores
institucionales» (Escuela de Trabajo Social 2022, 4).
De esta forma, el trabajo pretendió
realizar un acercamiento a la realidad de la niñez en Río Azul, su proceso de
aprendizaje, así como algunos resultados que partieron del trabajo
socioeducativo. Por ello, el presente artículo retrata la importancia de
abordar temáticas como la discriminación, xenofobia, derechos humanos e
identidad desde las escuelas, a través de procesos horizontales que aporten a
una formación crítica e incentiven la transformación de contextos complejos.
El artículo se encuentra de la
siguiente forma: en primera instancia se presenta un recuento teórico -
metodológico como vía para la creación del proyecto social ejecutado, seguido
de una aproximación conceptual sobre las principales categorías teóricas empleadas
en la ejecución del proceso. Posteriormente, se estableció un acercamiento
histórico sobre la comunidad de Río Azul con el fin de retratar sus
particularidades y cómo permean a la niñez, para continuar con los principales
resultados del proceso en el que se abordó las percepciones de xenofobia,
construcción de identidad y análisis del género como producto de la
socialización.
Abordaje
teórico - metodológico del proceso socioeducativo
El proceso del trabajo ejecutado,
partió de los cursos Taller I y II: Organización local y construcción de
ciudadanía de la Escuela de Trabajo Social de la Universidad de Costa Rica, en
los cuáles se pretendió fomentar el desarrollo de «acciones socioeducativas,
que posibiliten el desarrollo de competencias para el trabajo con
organizaciones y grupos de la sociedad civil y a la vez, aporten a las acciones
generadas por los grupos u organizaciones de la sociedad civil» (Escuela de
Trabajo Social 2022, 4).
Durante los meses de marzo a julio
del 2022, se realizó un Informe de Diagnóstico en el que se ahondó en el
espacio local de Río Azul, por tanto, se plantearon tres vías para realizar
este acercamiento: 1) su recorrido sociohistórico, 2) el papel e importancia de
las instituciones localizadas en esta comunidad y 3) las necesidades, intereses
y sentires de la niñez y las adolescencias de Río Azul. Como resultado de este
documento, se delimitaron las necesidades que podían ser abordadas mediante
procesos socioeducativos.
En este sentido, la temática de
migraciones fue el elemento central que se identificó durante la revisión de
atención de necesidades debido a los hallazgos obtenidos. En primer lugar,
cuando se realizaron las entrevistas a diversas personas que intervienen en
aspectos relacionados a la comunidad, se evidenciaron expresiones de xenofobia
y discriminación, puesto que, al consultar sobre las principales problemáticas
del espacio local, se indicó el flujo migratorio, así como la existencia de
cuarterías en la zona, estos como lugares en los que mayormente residen
personas nicaragüenses.
Asimismo, se realizó una revisión de
la oferta programática de las distintas entidades, organizaciones,
instituciones y colectivos, en la que se evidenció un vacío en cuanto a
contenidos y proyectos que contemplaran a las personas migrantes y pertenecientes
a familias binacionales (en particular hacia la niñez). Este elemento fue clave
para la delimitación de la población, dado que según la Facultad
Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO) y El Fondo de Naciones Unidas
para la Infancia (UNICEF), Río Azul concentra una cantidad importante de
población migrante en el país (aproximadamente un 15,8%).
Ante ello, durante los meses de
agosto y septiembre del 2022 se ejecutaron reuniones virtuales con la
Asociación Enlaces Nicaragüenses, una agrupación fundada desde el 2003 que
tiene incidencia en Río Azul. Esta entidad al promover los derechos de las
personas migrantes y pertenecientes a familias binacionales fungió como guía
para la construcción del proceso socioeducativo.
Además, gracias al mapeo de
instituciones de la comunidad, se establecieron una serie de reuniones con el
equipo interdisciplinario de la Escuela Francisco Gamboa Mora, institución en
la cual se llevó a cabo el proceso, durante los meses de septiembre y octubre
del 2022, ya que tal y como indica Juan Carlos Callirgos (1995), la escuela es
un espacio socializador en el que se posiciona la necesidad de trabajar con la
niñez costarricense, migrante y binacional, en el reconocimiento del principio El derecho a tener derechos, el derecho a
todos los derechos en la Convención sobre los Derechos del Niño de 1989. A su vez, al trabajar en el
centro educativo, se logran identificar la influencia de las manifestaciones de
la xenofobia, discriminación y exclusión sobre la cultura escolar en este
espacio.
Como resultado de estas reuniones y
las consideraciones mencionadas anteriormente, surge el proyecto social Mi hogar es donde me llevan mis pies el
cual parte de una estrategia participativa que tiene como fin facilitar
espacios para que la niñez reconozca, identifique y cuestione la discriminación
como un elemento que está presente dentro de la sociedad costarricense y de
igual forma, se reproduce en la comunidad de Río Azul. Ante ello, durante los
meses de octubre y noviembre del 2022 se facilitaron cinco talleres
socioeducativos con un grupo de quinto grado, compuesto por 22 personas
estudiantes (5 mujeres y 17 hombres) en los que se retomaron tres ejes
centrales: la xenofobia, discriminación y exclusión social, la identidad y los
derechos de la niñez.
Dicha propuesta se estructuró a
partir del enfoque de educación popular, perspectiva que consiste en «un
movimiento político-cultural donde pueden encontrarse un conjunto heterogéneo
de prácticas, que más allá de sus diferencias (de contenidos, de ámbitos, de
estrategias metodológicas), tienen en común una vocación transformadora, un fin
liberador organizado en base a la coherencia entre fines y medios, y una opción
por los sectores populares» (Cano 2012, 25-26).
Se ejecutaron talleres
socioeducativos como estrategia para integrar la teoría y la práctica, donde a
través de una construcción colectiva se incentiva una transformación con el
grupo, puesto que esta metodología parte del intercambio de saberes y experiencias
desde el protagonismo de las personas participantes. Además, en la construcción
de esta herramienta se emplearon técnicas y respondieron al para qué, para
quiénes y en qué momento, puesto que se considera el tiempo disponible,
características del espacio y de la población y, los propósitos de cada sesión
(Cano 2012).
Por tanto, la educación popular
permitió desarrollar el diagnóstico participativo con las personas que lideran
dentro de la comunidad, la planificación de acciones, la evaluación para el
cumplimento de los objetivos, la sistematización de las vivencias, el
seguimiento del proceso, el análisis de la temática y la formación sobre el
tema específico. Seguidamente, los elementos mencionados son acciones
necesarias para abordar las necesidades del proyecto, por esta razón, se
consideró dicha perspectiva como las más adecuada para efectuar la finalidad de
lo propuesto.
Aproximación
conceptual
La propuesta socioeducativa Mi hogar es donde me llevan mis pies
estuvo guiada por la definición de categorías teóricas como xenofobia,
discriminación, identidad y derechos humanos. Estas temáticas buscaron seguir
con la línea del objetivo del proyecto teniendo como principales enfoques el de
niñez y adolescencias, el cual consiste en visualizar a estas poblaciones desde
una perspectiva de derechos humanos donde se les reconoce como personas
individuales que pueden disfrutar sus derechos y deberes con plenitud (UNICEF
2017).
Otro enfoque central fue la
interculturalidad, en este se concibe que las personas de distintas culturas no
sólo se encuentran en un mismo espacio, sino que se interrelacionan y conviven
en la vida cotidiana, lo que permite un intercambio y enriquecimiento entre la
cultura e identidad de las personas (Malik y Ballestero 2015). Estos enfoques
permitieron trabajar en conjunto con las personas estudiantes para posicionar
el diálogo y reflexión de las categorías teóricas en su cotidianidad.
Ahora bien, sobre las categorías
orientadoras, se contempló la xenofobia como «la discriminación por motivos de
raza o etnia, implica una operación simultánea de
separación y jerarquización» (Hopenhayn y Bello 2001, 8). Se consideró
fundamental incluir los temas de discriminación y exclusión con la niñez, pues
el conocimiento de estos conceptos permiten que las personas estudiantes
identifiquen situaciones de violencia y obtengan herramientas para actuar en
consecuencia, especialmente en un contexto en el que se interrelacionan
personas de diferentes etnias y culturas; puesto que en la comunidad de Río
Azul se da una gran concentración de personas migrantes y por tanto, la niñez
convive y es parte de esta diversidad.
Seguidamente, se consideró
fundamental establecer la categoría de identidad para que personas estudiantes
a partir de su autorreconocimiento, visualizaran la xenofobia y la
discriminación no como un tema externo, sino como un tópico que se traslapa en
su cotidianidad, pues la discriminación y exclusión social no se encuentran
exclusivamente en la nacionalidad o cultura, sino que también se expresa en la
identidad de cada persona. Taylor (1996) explica la identidad como una
definición de la persona misma, entendiendo que ésta puede elaborarse e ir
transformándose a lo largo del tiempo.
Siguiendo la misma línea, se
considera necesario prestar atención a la identidad socio-territorial y el
género como factores que influyen en la identidad de las personas y
paulatinamente en el contexto inmediato en el que se realiza este proceso,
entendiendo que dentro de la misma categoría de identidad tienen correlación
infinidad de factores en la vida cotidiana.
La identidad socio-territorial
planteada por Quezada (2007, 36) como «una dimensión de la identidad personal
que se caracteriza por tomar como centro de referencia un territorio
delimitado, donde tiene su asiento un conglomerado social con el cual se establecen
y reconocen vínculos de pertenencia», permite entender que la identidad se ve
influenciada por el lugar en el que se desarrollan las personas, pues implica
aspectos como la etnia y la cultura de las comunidades.
Ante ello, fue importante el retomar
el tema de la identidad socio-territorial para así reconocer que la
autopercepción también se ve afectada por factores externos a las personas,
como lo es la otredad, la cual puede causar prejuicios y discriminación. La
otredad se entiende como «El diferente, extraño, ajeno, hace tambalear esa
construcción precaria de es la identidad y, por esa razón, ese se convierte en
un enemigo, un contrincante, un rival o un indeseable, según la posición en que
se ubica o es ubicado» (Falcón
2008, 2). Por tanto, esta categoría fue seleccionada, ya que permitió
indagar implícitamente en temas como el bullying, el
cual se manifiesta con regularidad entre las personas estudiantes del grado,
así como el reconocimiento de la propia identidad como mecanismo para
fortalecer la autoestima y la percepción de sí mismo, por lo que, en el
contexto de la niñez de Río Azul, permite desarrollar herramientas para hacer
frente a la exclusión.
Por otro lado, sobre el género, Marcela
Lagarde y Ríos señalan que históricamente las mujeres han sido diferenciadas
por su condición genérica, con ello se refiere al «conjunto de circunstancias,
cualidades y características esenciales que definen a la mujer como ser social
y cultural genérico» (1997, 77). Si bien todas las mujeres se encuentran en
relaciones asimétricas de poder, estas difieren en cuanto a sus situaciones de
vida y en los grados y niveles en los que se manifiesta dicha opresión.
Finalmente, todas estas categorías
teóricas fueron utilizadas con el fin de crear un enlace en materia de derechos
de la niñez, con enfásis en el principio de «El derecho a tener derechos, el
derecho a todos los derechos» (UNICEF 2017, 108) planteado por El Fondo de
Naciones Unidas para la Infancia. La categoría de derechos de la niñez fue
fundamental para que el estudiantado enlazara con su propia identidad personal
y cultural, que conlleva el goce de sus derechos sin tener que atravesar
situaciones de discriminación por etnia, color de piel, rasgos físicos,
orientación sexual, identidad de género, entre otros.
De esta forma, se buscó que la niñez
de Río Azul se reconociera como sujetos y sujetas de derechos que pueden hacer
un cambio partiendo de un principio de igualdad y equidad, donde todas las
personas participen activamente. Esto en un espacio local como Río Azul, donde hay
históricamente una vulneración de los derechos de la población desde diversas
manifestaciones de violencia representada como exclusión social dentro y fuera
de la comunidad, debido a la situación socioeconómica de las personas
habitantes y otros factores como la migración.
El espacio
local de Río Azul: un acercamiento a la niñez de la Escuela Francisco Gamboa
Mora
Río Azul es un distrito
perteneciente al cantón de La Unión de Cartago, el cual según el Sistema de
Información Geográfica (ARCGIS) del Ministerio de Vivienda y Asentamientos
Humanos (2022) cuenta con una población aproximada a 2787 personas concentradas
en su territorio. Un aspecto central en esta comunidad es el relleno sanitario,
el cual fue trasladado desde Pavas hacia la comunidad (Mora y Mora 2003).
Ante este contexto, en 1973 se firmó
el convenio que inició oficialmente el depósito de los desechos sólidos en el
relleno sanitario establecido en Río Azul (Mora y Mora 2003). Este hecho marcó
la identidad socio-territorial de las personas habitantes de la comunidad, ya
que como menciona Quezada (2007) esta se caracteriza por tomar como referencia
un área geográfica en el que se delimitan vínculos de pertenencia. En este
sentido, el relleno sanitario y el distrito de Río Azul empiezan a ser
homologados como un único espacio en el imaginario nacional.
De esta forma, la identidad
socio-territorial de la comunidad de Río Azul se enlaza con el relleno
sanitario, el cual se mantuvo en funcionamiento hasta 2008 cuando se iniciaron
las obras establecidas para su cierre técnico (Mora y Mora 2003). Durante el
plazo de funcionamiento, el relleno generó empleos a las personas recicladoras,
sin embargo, también ocasionó serios problemas de contaminación en este espacio
local. Por tanto, se convirtió en un aspecto determinante en la vida cotidiana
de las personas residentes de este distrito, ya que estableció la forma en que
se socializaba y se interactuaba, instaurando ritos, valores y tradiciones en
torno a la comunidad, lo cual marcó la historia de Río Azul (Quezada 2007).
Un aspecto relevante es el
imaginario social que se construyó en torno a la comunidad. Al realizar un
acercamiento a los relatos, experiencias y vivencias de las personas
habitantes, se mencionó de forma recurrente el estigma que rodea a Río Azul
como un lugar contaminado, problemático e inseguro, estas características no
sólo son adjudicadas a este espacio geográfico, sino que se traslapa hacia sus
pobladores. Al respecto, García (2019) menciona que éste imaginario «hace parte
de lo que se acepta como real; estructura y constituye la realidad socialmente
instituida» (33) por tanto, estas perspectivas no están basadas en verdades o
falsedades, sino en temas, relatos, motivos o tramas transmitidas socialmente.
De igual forma, el imaginario social
que se ha construido con respecto a Río Azul es portador de un sentido
simbólico o indirecto (García 2019) que ha traslapado a las diversas
generaciones que habitan la comunidad. Un ejemplo de ello es la niñez del
distrito, la cual, si bien no conoció el relleno sanitario debido al año del cierre,
identifica de igual forma la contaminación como una problemática presente y
relevante dentro de este espacio.
Otro aspecto que es notable dentro
de Río Azul es que se relaciona con la discriminación no sólo a nivel externo
debido al imaginario social hacia la comunidad, sino también en su interior
ante diversas manifestaciones de xenofobia presentes en las expresiones de las
personas habitantes, ya que como menciona Sobrino (2016) en su investigación
sobre este distrito, en el país existe una importante concepción de las
personas nicaragüenses desde la otredad. En este sentido, se legitima la
exclusión social hacia esta población.
Es importante retomar que según la
Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO) en el 2019 el cantón de
La Unión concentró el flujo de personas migrantes de San José, siendo Río Azul
el distrito que agrupa el 15,8% de esta población (citado en Miranda 2021). En
la misma línea, las familias binacionales son una población relevante, según
datos de El Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), «el 17% de los
nacimientos que ocurrieron en Costa Rica en el 2018 son de madre o padre
nicaragüense. Mientras tanto, solo un 3,98 % es hijo de padre y madre
nicaragüenses» (García, Soto y González 2020, 6).
De este modo, desde el enfoque de
interculturalidad, Río Azul puede entenderse como un mismo espacio donde
conviven distintas culturas y grupos diversos quiénes pueden cohabitar sin que
esto sea sinónimo de un trato diferenciado (Malik y Ballestero 2015), no
obstante, existen importantes retos para materializar esta visión, debido a la
xenofobia, discriminación y exclusión mencionadas anteriormente. Por tanto, es importante
reflexionar cómo estos valores e imaginarios sociales han traslapado la
construcción de perspectivas, pensamientos e identidades de la niñez, dado que
la socialización primaria ocurre en esta etapa de vida, en la cual se
interiorizan «otros significativos», «un mundo objetivo» así como una escala de
valores (Simkin y Becerra 2013).
Ante el contexto planteado, se
inserta la Escuela Francisco Gamboa Mora, institución fundada en el año 1943
cuya edificación se realizó bajo el proyecto denominado Escuelas PROMECUM, las
cuales, son de atención prioritaria y se le asigna un mayor incentivo económico
al personal docente que labora en estas zonas (Sarita Marín, comunicación
personal). Bajo esta modalidad se constituye un Equipo Interdisciplinario, en
el que se involucran las áreas de Trabajo Social, Psicología, Sociología y
Orientación, estas tres últimas se encuentran en el centro educativo.
Al realizar una consulta al personal de la
escuela, se identificaron una serie de problemáticas que enfrenta la niñez en
el centro educativo, ante ello se mencionó en primer lugar el abandono de los
estudios y ausentismo, así como la violencia y criminalidad que ha permeado en
dicha zona y, de esta forma, se ha traslapado hacia la niñez (Sarita Marín,
comunicación personal). A su vez, se ubicó el bullying
como un tema que han abordado diversas docentes en la institución, en
particular se indicó que este se ha ejercido por el físico de las personas
(como su tono de piel) y nacionalidad.
Debido a lo anterior, la Escuela
Francisco Gamboa Mora surgió como un espacio de gran interés, ya que tal y como
indica Juan Carlos Callirgos (1995), existe una cultura escolar que es reflejo
de los mandatos sociales imperantes en una colectividad, así como una
socialización primaria que se refuerza con la institucionalidad presente en los
centros educativos (Simkin y Becerra 2013). Por tanto, resultó relevante el
ahondar en cómo han permeado los imaginarios sociales en la identidad socio -
territorial de esta población.
Análisis de
resultados del proceso socioeducativo
Ante el contexto descrito
anteriormente, el espacio local de Río Azul ha sido permeado por imaginarios
sociales que han incidido en la identidad socio - territorial de las personas
habitantes de esta comunidad. Es por ello, que el proceso socioeducativo partió
de enfoques y categorías teóricas que permitieran un acercamiento de cómo
comprende la niñez de la Escuela Francisco Gamboa Mora, los conceptos de
migración, xenofobia, identidad y familias binacionales. A continuación, se
detallan los principales resultados:
La xenofobia como categoría teórica central dentro los
talleres socioeducativos
La xenofobia, tal como se mencionó
anteriormente, es definida por Hopenhayn y Bello (2001) como aquel acto de
discriminación a una persona por motivos étnicos, viendo a él o la otra como
diferente, inferior, poseedor de distintas cualidades y derechos. Esta puede
identificarse a través de la burla y rechazo hacia determinados rasgos,
acentos, costumbres de las demás personas, lo cual, proviene principalmente de
una visión de otredad, pero también, de una «negación del otro» lo que «se
transmuta históricamente en forma de exclusión social y política» (Hopenhayn y
Bello 2001, 8). Como se indica en lo citado anteriormente, esta negación
desemboca en una violencia estructural que se presenta a través de diferentes
manifestaciones, como los comentarios discriminatorios e incluso agresiones
físicas.
Salgado (2003) hace alusión a ello,
cómo «Esa negación o falta de
reconocimiento del otro tiene su base en prejuicios, estereotipos sobre esa
persona o grupo de personas, los mismos que se transmiten culturalmente dentro
de una lógica de mantenimiento del poder entendido como dominación» (2003, 2). Dicha lógica, se identificó en las dinámicas observadas en
el grupo de quinto grado, donde la mayoría de del estudiantado ha estado cerca
de personas que emiten comentarios negativos sobre otras, principalmente
relacionadas a su físico y personalidad, ya que, según un sondeo realizado
dentro del grupo de trabajo, un 95% (19 personas) han escuchado a alguien
referirse negativamente de los rasgos de otra persona.
Estos comentarios cargados de
estereotipos y prejuicios que la niñez escucha de otros individuos refuerzan su
socialización primaria y secundaria (Simkin y Becerra 2013), la cual se
transmiten generacionalmente, dado que, en el proceso diagnóstico de la
comunidad, se percibieron comentarios de esta índole en varias personas adultas
entrevistadas. Esta perspectiva de otredad influye, además, en la forma en la
que se trata y convive, ya que, según un sondeo con el grupo de trabajo, un 10%
(2 personas) admitió que en ocasiones no han querido estar cerca de sus conocidos
ya sea por su forma de vestir, hablar o por el lugar dónde viven.
Incluso, la niñez mencionó haber
sido víctima de actos racistas o discriminatorios, por ejemplo, con comentarios
alusivos a que se es una persona «negra», generados desde la burla lo que, sin
duda alguna, forma «parte fundamentalmente de la negación de la diversidad
cultural» (Salgado 2003, 3). Asimismo, en los espacios de reflexión se ahondó
sobre la discriminación que sufrió un niño de otro grupo en la escuela por
pertenecer a otra nacionalidad, lo cual se relaciona nuevamente con lo
propuesto por Hopenhayn y Bello (2001), sobre esta negación del «otro» y sus
diferencias e inferiorización.
A pesar de que se evidenció que la definición
de «xenofobia» era desconocida para la población, esta fue relacionada por la
niñez con categorías equivalentes que se entrelazan, tales como el rechazo,
exclusión, discriminación y racismo, en particular se indicaron ejemplos y
situaciones que han enfrentado en su vida cotidiana. Asimismo, algunas de las
definiciones construidas por las personas estudiantes en los espacios de reflexión
sobre la xenofobia fueron: «juzgar a otra persona», «alejar a alguien por ser
diferente». En particular sobre la temática, se destaca la importancia del
reconocimiento de la diversidad desde la igualdad; por ejemplo, un estudiante
mencionó que: «El respeto nos salva de la discriminación, el odio y del
estereotipo, si uno lo tiene con la amistad».
Por otra parte, al abordar la
temática de las migraciones, resultó importante enfatizar en cómo las personas
migrantes además de poder ser víctimas de xenofobia y discriminación en el país
destino, sobrellevan un proceso de duelo, este relacionado a lo que menciona
González (2005) «El duelo migratorio no es un tipo de duelo único, sino que
cada persona lo vive de manera distinta, influyen muchos factores: los recursos
personales de cada cual, las redes sociales de apoyo, el nivel de integración
social, las condiciones de vida, las condiciones dejadas atrás» (2005, 80).
Con lo anterior, resultó importante
abordar con una población como la niñez, mediante la actividad denominada «Lo que llevo en mi maleta», en la cual, el estudiantado debía identificar qué sería aquello que llevarían
consigo si tuvieran que dejar su hogar e irse a otra parte de repente, con el
fin de que identificaran este proceso como una situación a la que se enfrentan
miles de personas alrededor del mundo. A partir de ésta y otras actividades,
fue útil ver cómo la niñez comprende el significado de la empatía al tratar de
asimilar los contextos por los que atraviesa una persona. Al respecto, en los
espacios de reflexión mencionaron frases importantes como el «ponerse en los
zapatos de otra persona» al «entender por lo que ha pasado». Esto refleja
valores con los que cuenta la población, que permiten la deconstrucción de la
xenofobia, ya que señalaron que si se diera la llegada de un nuevo compañero o
compañera al grupo (proveniente de otra nacionalidad), se le trataría
principalmente con respeto y amabilidad.
Para ahondar en estas manifestaciones de
xenofobia y discriminación encontradas en el espacio de la escuela, y partiendo
de lo mencionado por Hopenhayn y Bello (2001), sobre cómo se puede ver a otras
personas con derechos distintos, se optó por abordar la temática de los
derechos humanos. Esto partiendo del principio de equidad planteado por El
Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) mencionado en un apartado
anterior.
De acuerdo con lo mencionado, la
niñez relaciona estos como: «El derecho que tiene un niño a hacer muchas cosas»,
«Derecho a jugar», «Protección», «Igualdad», «Derecho a Aprender», «Derecho a
recibir educación»; más concretamente se identificaban sus derechos en lugares
específicos como la escuela, la casa, los parques, entre otros. De la misma
forma, mediante los espacios de reflexión y la elaboración de un mural hecho en
una pizarra informativa de la Escuela Francisco Gamboa Mora, se manifestaron
algunos principios aprendidos a lo largo del proceso como la igualdad en el
acceso a sus derechos. Con la realización de este mural, el estudiantado utilizó
recortes de personas tomadas de las manos, así como la utilización de frases
tales como: «No discriminación», «No debemos discriminar a nuestros amigos
porque todos somos iguales» y «Todos los niños y las niñas
tienen los mismos derechos sin importar su nacionalidad», siendo esto parte de
los aprendizajes reforzados mediante este proceso socioeducativo.
Es fundamental recalcar que la población
reconoce dichos principios de los derechos humanos a lo largo del proceso con
el taller de xenofobia, discriminación e identidad, pues a partir de estos, la
niñez enlazó aprendizajes como: «la importancia del respeto y la amistad para
combatir la discriminación», «con la discriminación no se llega a ninguna parte»
y finalmente, que «si las personas se apoyan entre sí se pueden lograr grandes
avances en la cotidianidad».
Aproximación a las construcciones de la identidad por parte
de la niñez
La identidad se desarrolla mediante
los procesos de socialización, debido a que permiten la construcción de la
identidad personal y la transmisión de las características culturales de un
espacio local. Además, estos procesos son dinámicos y complejos, puesto que sus
aprendizajes se construyen a través de las experiencias de la vida cotidiana
compartidas en un grupo social, los cuales se desarrollan desde la niñez hasta
la última etapa del ciclo de la vida. (Mieles y García 2010, 810).
Por ello, es importante rescatar la
identidad sociocultural que ha construido la niñez en Río Azul, ya que una
parte de la población proviene de familias binacionales (UNICEF 2017) e
interiorizan parte de la cultura familiar y comunitaria de los dos países. Ante
esto, Mieles y García (2010, 814) señalan a la cultura hogareña como aquellos
«valores, las prácticas y los antecedentes culturales de la familia inmediata
que el niño o niña aprende en el intercambio diario».
Dado esto, en la ejecución de los
talleres socioeducativos se demostró la apropiación e identificación de la
cultura familiar, principalmente nicaragüense, pues una parte del estudiantado
expresó sobre su conocimiento de las tradiciones y productos originarios de
Nicaragua, así como el tener trajes típicos del país. Asimismo, demostraron su
identidad cultural mediante un dibujo y collage en el cual colocaron
características propias de la región. Finalmente, se identificaron con su doble
nacionalidad, debido a que comentan sobre características propias de la cultura
socializada por sus parientes.
Por tanto, la identidad de la niñez
proveniente de familias binacionales se desarrolla a partir de los aprendizajes
transmitidos por sus familiares, es decir, la socialización primaria en los
hogares hace posible que la niñez se apropie de la cultura de otro país a
través del arraigo cultural de sus parientes. Sin embargo, Mieles y García
añaden el concepto de cultura de la sociedad que surge durante «el intercambio
con fuentes externas (escuela, compañeros y compañeras, comunidad, medios
masivos), que generalmente transmiten valores de la cultura dominante» (2010,
814).
Por esta razón, la niñez migrante se
encuentra en una realidad compleja, ya que como indican las autoras, «En los
casos de las familias migrantes o desplazadas, (…) deben enfrentarse a la
situación novedosa de ser diferentes a los grupos de la cultura receptora
dominante, lo cual representa nuevos retos de adaptación y de diferenciación
que pueden ser vividos como amenazantes a la propia identidad, dependiendo de
las situaciones y experiencias vividas en los nuevos contextos donde deben
asumir estos inesperados procesos de socialización» (Mieles y García 2010, 816).
Así, los diferentes espacios de
socialización influyen en la construcción de la identidad, lo cual puede
presentar escenarios donde ser extranjero implica exclusión o rechazo a ser
diferente. Por ende, el proceso de arraigo o identificación dentro de un espacio
social conlleva el buscar distintos mecanismos de adaptación del nuevo entorno.
De igual manera, es importante
señalar el desarrollo de la identidad socio-territorial en la niñez, ya que ha
sido otro factor de exclusión a través de la división territorial dentro del
espacio local, puesto que, específicamente la comunidad de Linda Vista del
distrito de Río Azul ha sido estigmatizada. Esto se debe a la construcción de
un asentamiento informal en la zona, así como las situaciones de ventas y
consumo de drogas y violencia, debido a que fue señalado por las personas
entrevistadas. Por ello se destaca que, «La “conciencia de la cultura” es
primordial para conocer las formas en que los individuos expresan y representan
su arraigo o pertenencia a una comunidad y a cierto grupo social. Es a través
de estos “mundos experimentales de significados” que las personas toman
conciencia de su cultura, es decir, lo que les enseña que su comportamiento
(valores, prácticas, representaciones, etc.) es distinto al de otros» (Flores
2005, 5).
Dado lo anterior, se logró reconocer
mediante la actividad del «vagón», si el estudiantado se identificaba con la
comunidad. Esta consiste en lanzar la frase: «Se suben al vagón quienes…» y las
personas debían pasar al centro del salón si la afirmación respondía a su
realidad. La frase se completaba con algún pasatiempo, interés musical o bien
zonas geográficas, donde este último fue primordial, ya que entre los
resultados se destaca que toda la niñez reconoció al distrito de Río Azul como
parte de su espacio territorial. Sin embargo, al preguntarles por el sector de
Linda Vista, se visualizó una dinámica diferente, debido a que dos estudiantes
se rehusaron a pasar al frente, a pesar de que sus compañeros (as) les decían «¡Venga!
Usted es de Linda Vista». Igualmente, las personas adultas al difundir
comentarios estigmatizados sobre la zona promueven que la niñez perciba su
comunidad desde lo negativo y perpetúe el no reconocimiento de su entorno como
parte de su identidad.
Por otra parte, es importante rescatar la
socialización de la niñez dentro de la comunidad, puesto que, a través de su
interacción en el entorno, aprehenden valores y principios. Sin embargo, en la
zona de Río azul ha prevalecido la violencia, donde el estudiantado lo reconoce
como parte de su identidad socio-territorial. En este sentido, al habitar en
una zona que, constantemente se presencia la violencia, permite que la niñez se
apropie de ello y sea reconocido como parte de su identidad.
Cabe mencionar que, durante los
procesos socioeducativos la violencia se manifestó mediante una bofetada entre
compañeros, comentarios racistas y apodos denigrantes. Además, dos estudiantes
dibujaron las armas como parte de su identidad personal y cultural; sin
embargo, indican que se identifican con ellas debido a que les proporciona
protección y poder. Igualmente, expresaron que el dibujo de su casa estaría con
balazos en las paredes; al preguntarles el motivo de su iniciativa, responden
que es común escuchar estallidos de armas en su comunidad.
Dado esto, se evidencia que el
estudiantado ha interiorizado la violencia como parte de su identidad, pero
esta realidad puede conllevar consecuencias en su salud física y mental como
menciona Sérgio
(2010), «La exposición a la violencia en la comunidad también está vinculada
con consecuencias sociales, de salud y de comportamiento preocupantes. Se han
establecido vínculos entre la exposición a la violencia en la comunidad y el
síndrome de estrés post-traumático, la depresión, los comportamientos
antisociales, el abuso de sustancias adictivas, la reducción del desempeño
académico, las relaciones problemáticas entre pares y el mayor contacto con el
sistema de justicia penal» (2010, 14 y 17).
Por esta razón, abordar el tema de
violencia es vital para promover una sana convivencia entre la niñez con el fin
de que construyan una cultura de paz dentro de su espacio local, asimismo, sean
protagonistas en su transformación. Además, se torna vital propiciar un
adecuado desarrollo cognitivo, emocional, físico y social para el bienestar
tanto individual como colectivo.
El género como resultado de la socialización y delimitación
de la identidad
Aunado a los resultados obtenidos en
la sección anterior, se encuentra el género como un elemento central en la
construcción de la identidad. Esta es una categoría histórico - cultural ya que
se encuentra delimitada por las relaciones de producción, reproducción y
acciones vitales, sin embargo, aparece oculta sobre una supuesta «naturalidad».
En este sentido, Lagarde (1997)
enlaza la condición genérica de la mujer como resultado de las configuraciones
de la sociedad patriarcal, entendida ésta como «uno de los espacios históricos
del poder masculino que encuentra su asiento en las más diversas formaciones
sociales y se conforma por varios ejes de relaciones sociales y contenidos
culturales» (1997, 91). Uno de esos elementos centrales es la enemistad
histórica de las mujeres, definida como escisión de género, la cual se basa en
una competencia por los hombres y por ocupar los espacios de vida que le son
asignados según los roles de género.
De forma más amplia, la autora
señala «La escisión de género: es el extrañamiento entre las mujeres: se ha
conformado por un conjunto de barreras infranqueables que las distancian hasta
impedirles reconocerse e identificarse. Se caracteriza por dos mecanismos
dialécticamente articulados por el poder: La “naturalidad” de la condición
genérica se combina con la exacerbación de lo que separa, de lo diferente, es
decir, con la situación de las mujeres» (Lagarde 1997, 61).
Al retomar los aportes teóricos de
Lagarde (1997) con las dinámicas observadas en el grupo de quinto año con el
que se trabajó, se obtienen resultados diversos. En primer lugar, el hecho de
que esta sección estuviera conformada por 22 personas estudiantes (5 mujeres y
17 hombres), permitió analizar cómo la socialización de género puede
condicionar el comportamiento, autopercepción y construcción de la identidad
por parte de la niñez.
Al respecto, en el primer taller se
ejecutó un recurso técnico - operativo denominado Alguna Vez- Reconociendo la discriminación, en el cuál las personas
estudiantes irían contestando sí o no, según cada situación que se le
presentara. Este tenía como fin el mapear qué tanto conocía esta población
sobre la temática, así como sus autopercepciones para ahondar el tópico de
identidad. En este sentido, ante la pregunta ¿Alguna vez he querido cambiar la
forma en la que soy? (como me visto, me veo, como hablo o actúo), las
respuestas fueron diversas, siendo un 60% de respuestas afirmativas (12
personas) en contraposición a un 40% de respuestas negativas (8 personas).
Con respecto a esta pregunta, la
dinámica del grupo fue particular, dado que las cinco mujeres presentes en el
espacio señalaron rápidamente que sí habían querido cambiar su apariencia en
algún momento de su vida, no obstante, los varones dudaron más para contestar,
inclusive algunos hicieron comentarios como «¡No! A mí me gusta cómo soy». En
este sentido, se evidencia lo mencionado por Lagarde (1977) así como lo
aportado en la sección de identidad, ya que la autopercepción está enlazada
además con la construcción del género y su socialización.
Parte de la condición genérica de
las mujeres está relacionado a todas aquellas cualidades y características
físicas que deben cumplirse para ser «atractivas» según los mandatos sociales.
Por tanto, Lagarde (1997) señala que la belleza de la mujer es más que un
atributo, sino que constituye un requisito principal que se encuentra
determinado de forma histórico - cultural dentro de las sociedades
patriarcales. De esta forma, no es casualidad que las cinco mujeres que se
hallaban en el espacio de la escuela desearan cambiar su físico, siendo que los
centros educativos también reproducen esta socialización (Callirgos 1995).
Asimismo, un reto que se enfrentó al
facilitar este proceso socioeducativo estuvo ligado con la participación de las
mujeres en el espacio, ya que se abstenían de tomar la palabra, así como
liderar algún juego o pasar al frente del aula. Por tanto, a lo largo de las
cinco sesiones se prestó especial atención a la dinámica del grupo con respecto
a este tema.
Al respecto de ello, se evidenciaron
ciertos comportamientos por parte de las mujeres presentes en el aula. En
primer lugar, durante la tercera sesión de taller al realizar una actividad
denominada El vagón, se notó que las
compañeras se colocaban generalmente en parejas y a su vez, una de ellas jalaba
del brazo de la otra y hacía comentarios como «¡No! No vaya». Como resultado de estas acciones, las mujeres
no participaron activamente en esta dinámica.
Posteriormente, durante una
actividad de cierre durante la tercera sesión de taller, las personas
estudiantes se encontraban realizando dibujos que les permitieran plasmar su
autopercepción, por lo cual se abrió un tiempo de socialización, en éste se
trató de motivar la participación de las mujeres en la actividad. Una de las
niñas alzó la mano para opinar, sin embargo, su compañera a su lado le dijo «¡Ay
no diga nada! Qué vergüenza». Como resultado de este comentario, la estudiante
no comentó acerca de su creación, a pesar de que sus compañeros la animaban
diciéndole que era un espacio de confianza.
En estas acciones se logra
evidenciar la escisión de género a la que hace alusión Marcela Lagarde (1997),
en tanto las mujeres presentes en el espacio, tuvieron una dinámica tal que
obstaculizaron el proceso de participación de las otras, al desanimarse entre
ellas mismas mediante acciones como jalarse mutuamente, o de forma verbal ante
comentarios que cuestionaran su propia validez para involucrarse en los
talleres socioeducativos. Lo anterior se ve respaldado por la autora, quien señala
que «No es casual que las mujeres, a la vez que son objeto de la opresión,
ejerzan en ciertas circunstancias el poder patriarcal sobre otras mujeres»
(Lagarde 1997, 92).
Asimismo, Lagarde (1997) menciona
que la escisión de género se evidencia además con la competencia de las mujeres
por obtener atención masculina, en este sentido, el grupo mantuvo esta dinámica
en las sesiones de talleres, ya que algunas de ellas trataban de captar la
atención de ciertos compañeros en particular. Además, al trabajar en grupos con
otras personas, fue un reto que pudieran compartir y crear un producto
colectivo, ya que existía una rivalidad por quién podía opinar y ser escuchado.
Ante ello, como indica Lagarde, las sociedades patriarcales crean condiciones
genéricas en las que las mujeres se convierten en personas antagonistas «cuya
especialización implica la exclusión de las
otras» (Lagarde 1997, 605).
Por tanto, es relevante retomar una
perspectiva interseccional para analizar la construcción de la identidad, así
como el género y las dinámicas presentes en los grupos humanos, debido a que
«El poder patriarcal es sexista, pero también es clasista, etnicista, racista,
imperialista» (Lagarde 1997, 92). En tanto, es un desafío que desde la labor de
facilitación de los procesos socioeducativos se debe asumir, el ahondar en la
complejidad de las manifestaciones del poder patriarcal en la sociedad, además
de establecer vías que puedan generar la participación femenina en los
espacios, así como la «posibilidad del encuentro y la sororidad entre las
mujeres» (Lagarde 1997, 781) como oportunidades para afrontar la escisión del
género.
Conclusiones
Como principal aprendizaje de este
proyecto se identifica la importancia del Trabajo Social, debido a que una de
las múltiples dimensiones de la labor profesional conlleva a facilitar procesos
socioeducativos, esto con el propósito de construir conocimiento conjuntamente con las personas sobre temáticas de interés, o
bien, ahondar en problemáticas vividas dentro de la comunidad, acciones que
permitan crear espacios de sana convivencia
En relación con lo anterior, una
enseñanza destacada fue la creación de lazos entre las personas líderes de la
comunidad, debido a que son pilar como fuente de información, pues son quienes
conocen las necesidades e intereses de la comunidad. A partir de ello, se pudo
orientar el quehacer profesional con el fin de que la intervención fuese en
beneficio hacia a la población. Por ello, estos procesos requieren de un
posicionamiento ético-político de los cuales parten los principios y valores; a
su vez, permea las prioridades de atención en las temáticas o proyectos a
abordar dentro del espacio local.
Además, un aspecto que aporta en la formación
profesional en Trabajo Social fue el enfoque de la educación popular como una
perspectiva que permite la construcción de conocimientos de manera conjunta con
las comunidades. Por ello, se dio paso a la creación de herramientas que
aportaran a la transformación de realidades complejas de espacios locales que
han sido estructuralmente excluidos y a los cuales se les ha vulnerabilizado e
invisibilizado a lo largo del tiempo.
Siguiendo esta misma línea, en
cuanto a las enseñanzas obtenidas con respecto a las categorías tratadas, la
educación popular en este proceso socioeducativo permitió que la niñez no sólo
pusiera en práctica sus propios saberes, sino que a partir de la elaboración
sus materiales, lograran reconocer sus derechos y los de las personas de su
entorno. Esta socialización dio paso a que personas externas al proceso
socioeducativo aprehendieran información relevante para la apropiación de sus
derechos humanos y la importancia de la luchar en conjunto para que estos se
garanticen.
Asimismo, un aprendizaje fundamental
fue el retomar una perspectiva interseccional al analizar la realidad dentro de
los espacios locales, ya que como se demostró a lo largo del artículo, existen
múltiples categorías como la identidad, que son producto de diversos elementos
como la clase social, la nacionalidad, el género, la concepción del mundo,
edad, idioma, costumbres, entre otros, que permean la vida cotidiana de las
personas. Por tanto, ésta no puede reducirse a una única dimensión, sino que
desde el abordaje teórico se deben retomar variados ejes que puedan retratar la
complejidad de las comunidades y sus poblaciones.
De esta forma, el proceso
socioeducativo arrojó importantes aprendizajes y conclusiones, las cuales se
encuentran en el apartado de resultados. Es importante visibilizar cómo Río
Azul ha sido una comunidad que históricamente se ha visto permeada por diversos
imaginarios sociales que han condicionado la construcción de su propia
identidad, de igual forma, la socialización primaria y secundaria ha permeado
la cosmovisión de la población, en particular de la niñez, puesto que replican
comportamientos y comentarios que han observado por parte de otras personas en
diversos espacios.
En particular, es relevante retomar
el concepto de cultura escolar que se abordó anteriormente, en el cual la niñez
ha constituido comprensiones de xenofobia, identidad, migración, autopercepción
desde sus relaciones con los otros, principalmente personas de su entorno a los
que «han escuchado» o «han visto» realizar un trato diferenciado debido a la
nacionalidad, así como la vestimenta, el lugar dónde viven, entre otros.
De esta forma, en el apartado de
género, se visualiza cómo la socialización primaria y secundaria ha permeado la
identidad de la niñez, pues el extrañamiento y competencia han sido factores
que forman parte del asumir roles dentro de la sociedad, sin embargo, el
entorno también ha sido determinante.
Resulta de gran importancia el
visibilizar cómo las manifestaciones de la violencia que se evidencian en la comunidad
han permeado la construcción de la autopercepción de la niñez, al punto de
normalizarlas como parte de su vida cotidiana.
Agradecimientos
Se agradece en primer lugar, el
apoyo brindado por la Escuela Francisco Gamboa Mora, en especial a Grettel
Angulo y a la docente Cecilia Jiménez, ya que facilitaron el espacio en el
centro educativo para realizar los talleres socioeducativos. Asimismo, se
aprecia el aporte brindado por la Asociación Enlaces Nicaragüenses al fungir
como una guía en la construcción del proyecto social.
De igual forma, se reconoce el gran
aporte por parte de nuestra docente guía, Licda. Daniela Miranda debido a que
brindó un gran apoyo en la revisión y supervisión del proceso socioeducativo,
así como la docente de la Escuela de Lenguas Modernas de la Universidad de
Costa Rica, Teresita Calderón Quesada por la corrección y traducción del
material.
Finalmente, extendemos un especial
agradecimiento a toda la comunidad de Río Azul, en particular al grupo Unión de
Viejos Amigos (UVA) por todo el acompañamiento que nos brindaron a lo largo del
año, sus voces llenas de experiencia colmaron de aprendizajes todo el proceso.
Contribución
de las personas autoras
Para la realización de este artículo
se contó con la guía, aprobación y revisión final de la Licda. Daniela Miranda
Méndez, el análisis de las fuentes, elaboración y discusión de los resultados
fue ejecutado por parte de las personas estudiantes Priscila Fuentes Ureña,
Katherine Jiménez Fonseca, Carolina Ramos Pardo y Valeria Vargas Porras.
De esta manera, los apartados El
espacio local de Río Azul: un acercamiento a la niñez de la Escuela Francisco
Gamboa Mora, La xenofobia como categoría teórica central dentro los
talleres socioeducativos y el Abordaje Conceptual, fueron redactados
conjuntamente por Valeria Vargas Porras, Priscila Fuentes Ureña y Carolina
Ramos Pardo.
En cuanto a las secciones Abordaje
teórico - metodológico del proceso socioeducativo y Aproximación a las
construcciones de la identidad por parte de la niñez, fueron redactadas por
Katherine Jiménez Fonseca. Finalmente, el apartado El género como resultado
de la socialización y delimitación de la identidad, fue escrito por Valeria
Vargas Porras.
Apoyo
financiero: Los
talleres socioeducativos fueron realizados con los materiales proporcionados
por el grupo 01 de Taller II:
Organización local y construcción de la ciudadanía y principalmente, con los
recursos económicos de las autoras.
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