Vivienda
vertical y sentido de comunidad: Almendares
en Sagrada
Familia
Vertical housing and sense of community: Almendares
in Sagrada Familia
Valeria Cubillo Monge
Escuela de Sociología
Universidad de Costa Rica, Montes de Oca, Costa Rica
https://orcid.org/0009-0008-2581-4453
Diego Espinoza Ramírez
Escuela de Sociología
Universidad de Costa Rica, Montes
de Oca, Costa Rica
diego.espinozaramirez@ucr.ac.cr
https://orcid.org/0009-0000-0385-0420
Sissi
Marín Jiménez
Escuela de Sociología
Universidad de Costa Rica, Montes
de Oca, Costa Rica
https://orcid.org/0009-0002-2068-3040
Melanie
Scott Fonseca
Escuela de Sociología
Universidad de Costa Rica, Montes
de Oca, Costa Rica
https://orcid.org/0009-0006-4134-245
Fecha
de recepción: 16 de mayo del 2024
Fecha
de aceptación: 12 de febrero
del 2025
Cómo citar:
Cubillo
Monge, Valeria; Diego Espinoza Ramírez; Sissi Marín Jiménez y Melanie
Scott Fonseca. 2026. Vivienda
vertical y sentido de comunidad: Almendares en Sagrada Familia. Revista Reflexiones. 105 (1). DOI 10.15517/rr.v105i1.59974
Resumen
Introducción: Esta investigación se
realizó entre marzo y noviembre del 2023, en el condominio Almendares I y el
barrio Sagrada Familia, San José, Costa Rica. El argumento de esta
investigación es que la planificación institucional que tuvo el condominio
Almendares I afecta negativamente el sentido de comunidad entre las personas
del condominio y el barrio Sagrada Familia.
Objetivo: Establecer la
incidencia de la planificación condominal ejercida por las instituciones en el
sentido de comunidad de las personas de Almendares I con respecto al barrio
Sagrada Familia.
Método
y técnica: Se empleó una
metodología cualitativa, en donde realizamos entrevistas semiestructuradas y un
grupo focal. Con la población de Almendares I se realizó ocho entrevistas, con
el barrio Sagrada Familia realizamos ocho entrevistas y un grupo focal y,
adicionalmente, se entrevistó a una persona funcionaria del Ministerio de
Vivienda y Asentamientos Humanos (MIVAH).
Resultados: Las percepciones que
tienen las personas del barrio sobre el condominio y los prejuicios que tenían
las personas de Almendares I sobre el barrio afecta en la integración que han
tenido ambas poblaciones, lo que ha impedido la generación de pertenencia con
el barrio.
Conclusiones:
Se determinó que
la forma en que las instituciones pertinentes planificaron el condominio
Almendares I ha tenido un impacto negativo en el sentido de comunidad de sus
habitantes con respecto al barrio Sagrada Familia.
Palabras
claves: Comunidad, Planificación, Vivienda, Ciudad, Relación
entre grupos.
Abstract
Introduction: This
research was carried out between March and November of the year 2023 in the
Almendares I condominium and the Sagrada Familia neighborhood, San José, Costa
Rica. The argument of the research is that the institutional planification that
Almendares I had negatively affects the sense of community between the
Almendares I and Sagrada Familia’s inhabitants.
Objective: Establish
the planification of the condominium’s incidence exercised by the institutions
on the sense of community of the Almendares I´s inhabitants towards the Sagrada
Familia neighborhood.
Method and technique: A qualitative methodology was used, with
which semi-structured interviews and focus groups were carried out. Eight
interviews were done with Almendares I’s population, eight with the Sagrada
Familia neighborhood population, one focus group, and, additionally, a MIVAH
civil servant was interviewed.
Result: The
perceptions that the neighborhood’s inhabitants have towards the condominium
and the prejudices that the Almendares I’s inhabitants had towards the
neighborhood affects the integration between both populations, which has
avoided the generation of attachment towards the neighborhood.
Conclusions: It
was determined that the way in which the MIVAH planned the Almendares I
condominium has had a negative impact on its inhabitants’ sense of community
towards the Sagrada Familia neighborhood.
Keywords: Community,
Planning, Housing, City, Group relations.
Introducción
En
este trabajo se investiga el sentido de comunidad entre el condominio
Almendares I y el barrio Sagrada Familia, ambos ubicados en el distrito de
Hatillo, en San José, capital de Costa Rica. La investigación duró
aproximadamente 9 meses, en el periodo de marzo a noviembre del 2023. Esta
investigación plantea que la planificación institucional que tuvo el
condominio Almendares I afecta negativamente el sentido de comunidad entre las
personas del condominio y Sagrada Familia, a través de la articulación de
procesos de enclavamiento e insularización (Capron y Esquivel Hernández 2016),
que generan segregación entre los habitantes del condominio y la comunidad
aledaña. Se sabe que, este es un fenómeno que ocurre en toda la región y es
producto de las lógicas de mercado (Capron y Esquivel Hernández 2016). Sin
embargo, al haber centrado esta investigación en el papel del MIVAH como órgano
rector de la vivienda social en Costa Rica, se centrará en el rol que tuvo la
política pública en esta dinámica segregativa, sin obviar que hay más que solo
la incidencia de este ente.
El
barrio Sagrada Familia pertenece a los llamados «barrios del sur» de San José,
que se encuentran fuertemente estigmatizados por parte de la población de la
ciudad (Izquierdo Vázquez 2019, 193). Es a partir de la mitad del siglo XX
donde el estigma hacia esa población empieza a tomar fuerzas (Blanco 2022). En
el caso específico de Sagrada Familia, este barrio fue considerado por la
población costarricense como el lugar donde iban las personas más problemáticas
del barrio Cristo Rey (Blanco 2022). Desde ese momento, la población sagradeña
ha sido asociada con el consumo de drogas y la delincuencia (Izquierdo Vázquez
2019). Estos estigmas serán tomados en cuenta como una de las variables que han
afectado en la configuración de las relaciones que existen entre las personas
sagradeñas y las personas de reciente llegada al barrio, siendo que las
primeras poseen lazos de conexión emocional y fuerte sentido de pertenencia al
lugar. Mientras que las segundas llegan, en muchos casos, experimentan fuertes
estigmas y prejuicios interiorizados que obstaculizan su integración a la
comunidad.
Se
define «sentido de comunidad» a partir de lo propuesto por Hummel y Magadán
(2000), quienes señalan este término como una experiencia que va más allá de
los límites geográficos. Una comunidad se define como la sensación de
pertenencia y participación que generan las personas entre sí y consigo mismas,
y el cual se da como resultado de experiencias compartidas y representaciones
sociales comunes. Por su parte, Von Breymann (2021) lo define como un
sentimiento generado a partir del vínculo entre personas, es decir, la creación
de redes o debilitamiento de estas. En esta investigación, interesa indagar
cómo se da el sentido de comunidad de la población residente de Almendares I
con el barrio Sagrada Familia, el cual ya tiene su sentido de comunidad
históricamente consolidado, pues es un barrio antiguo y con una amplia gama de
actividades comunales (Izquierdo Vázquez 2019).
La pregunta de
investigación fue: ¿cómo incide la planificación
condominal ejercida por las instituciones en el sentido de comunidad de las
personas de Almendares I con respecto al barrio Sagrada Familia? Asimismo,
se indaga respecto al rol que tuvieron las instituciones encargadas del
desarrollo del condominio Almendares I, como lo fueron el Ministerio de
Vivienda y Asentamientos Humano (MIVAH), sobre la consolidación de las
percepciones de los habitantes del barrio y los condóminos, la falta de arraigo
y la integración entre ambas comunidades. Sobre el proyecto habitacional
Almendares I, según la información brindada por el MIVAH, alberga cincuenta y
cuatro familias, repartidas en cinco edificios de tres pisos. A partir de las
entrevistas, encontramos que las personas condóminas provienen de distintos
lugares del país y, en su mayoría, no poseen relación previa con el barrio
Sagrada Familia (Ministerio de Comunicación 2020; comunicado personal 2023[1]).
En la reunión introductoria se observó
conflictos entre vecinos en Almendares, una de las razones fue porque las
instituciones encargadas seleccionaron a personas de distintas localidades, en
lugar de elegir a quienes ya residían en el mismo espacio, lo que generó
tensiones y rencillas. Estas disputas, visibles en peleas por el uso de los
espacios comunes y las decisiones administrativas, podrían contribuir a la
falta de cohesión entre ellos y su relación con Sagrada Familia. Este tema no
es el foco principal de la investigación, pero se considera que podría ser uno
de los factores determinantes para la falta de sentido de comunidad entre los
habitantes de Almendares y Sagrada Familia.
Sobre el tema
de sentido de comunidad en proyectos condominales, uno de los vacíos de
conocimiento que se identificaron al realizar la búsqueda bibliográfica es la
poca indagación respecto a las relaciones entre las personas que viven en un
condominio de interés social y las personas de las comunidades aledañas al
condominio. A partir de la revisión bibliográfica, se observa que hace falta
investigar el proceso de arraigo, percepción e integración que tienen las
personas de Almendares I con el barrio Sagrada Familia. Por lo anterior, se
considera que este tema de investigación es relevante, porque por medio de la
exploración de las dinámicas entre las personas que habitan un proyecto
habitacional, que son nuevas en el barrio, y los vecinos que ya tienen arraigo
a este, se producen insumos para las instituciones que planifican y desarrollan
proyectos habitacionales.
La limitación
más grande enfrentada al realizar la investigación fue el difícil acceso a
información sobre el proyecto Almendares I, debido a la poca anuencia que
tuvimos de parte de las instituciones encargadas, ya que no contestaban las
llamadas y los correos. Otra de las limitaciones experimentadas fue la poca
participación por parte de las personas de Almendares I y del barrio Sagrada
Familia.
Metodología
La presente
investigación fue cualitativa, lo cual otorgó la flexibilidad y profundidad
necesarias para comprender las redes de sentires, representaciones y
percepciones tanto de las personas habitantes del condominio como las de
Sagrada Familia (Arroyo Méndez et al. 2009). Una de las técnicas utilizadas fue
la de entrevista semiestructurada, que ayudó a comprender y ordenar los relatos
de las personas participantes en los cuales estaban imbuidas las
representaciones respecto al objeto de estudio (Tonon de Toscano 2008).
También, con esta técnica se adaptó el instrumento según se iba desenvolviendo
el relato de la persona para profundizar en aspectos que se consideraron
importantes para la investigación, así como observar las reacciones emocionales
en torno a ciertos temas.
En este caso,
las preguntas de las entrevistas fueron pensadas para indagar sobre el sentido
de comunidad de los habitantes de Almendares I hacia Sagrada Familia, y sobre
las acciones llevadas a cabo por el MIVAH u otras instituciones para integrar a
ambas poblaciones. En total, se aplicaron entrevistas a ocho personas del
condominio Almendares I y ocho de Sagrada Familia, así como una persona
funcionaria del MIVAH, a la cual se le preguntó sobre el proceso de desarrollo
del proyecto de vivienda y las pautas de la institución para integrar a las
personas al barrio.
Otra de las
técnicas fue la de grupo focal, que según Escobar y Bonilla-Jiménez (s.f.),
permite observar las interacciones emocionales y reacciones de las personas
participantes en torno a los temas de estudio. Asimismo, el grupo focal
permitió visibilizar si existía o no cierto nivel de consenso entre sujetos en
cuanto a sus opiniones en torno al condominio Almendares I y su población, así
como el accionar de las instituciones encargadas. Se elaboró el grupo focal con
diez habitantes de Sagrada Familia. Las preguntas que orientaron la
conversación pretendían también indagar sobre el conocimiento que tenían del
condominio, sus percepciones respecto al mismo y el accionar de las
instituciones sobre su integración.
Una vez
obtenidos los datos con estas técnicas, se utilizó el programa NVivo para el
análisis de las entrevistas y grupo focal mediante la elaboración de códigos.
El programa NVivo permitió ordenar y sistematizar los datos obtenidos con las
técnicas empleadas para que pudiéramos interpretarlas y formar relaciones
empírico-teóricas (Fernández Núñez 2006). La lógica de análisis durante el uso
del NVIVO se dividió en 3 categorías: arraigo, percepciones e integración.
Ya que el
centro de esta investigación es el sentido de comunidad, primero se subdivide
este concepto en tres factores que lo condicionan: percepciones
(Lefebvre 1976; Capron y Esquivel Hernández 2016; Relinque-Medina et al. 2018;
Von Breyman 2021; Ruiz-Tagle 2016; Espinosa Ortiz, Vieyra y Garibay Orozco
2015), integración (McMillan y Chavis 1986; Viñar 2020; Espinosa Ortiz,
Vieyra y Garibay Orozco 2015; Pizzinato et al. 2021) y arraigo (McMillan
y Chavis 1986; DelAcebo 1996). Una vez codificados todos los datos de las
técnicas empleadas, se recopilaron, para fines interpretativos y operativos en
estas categorías.
En
la primera, se agrupa los rumores de las personas sagradeñas sobre la población
de Almendares I, y los prejuicios de estos últimos sobre los primeros, así como
las percepciones en torno al inmueble como una barrera física, y experiencias
individuales que influenciaron las representaciones que la población tenía
sobre el condominio y el barrio. En la segunda categoría, los condicionantes u
obstáculos de la integración de las personas condóminas al barrio, que son las
siguientes: la afiliación social, memoria colectiva y participación activa y
pasiva. En la última categoría, hablamos sobre la conexión emocional grupal y
las relaciones entre las poblaciones y el espacio, así como el vínculo afectivo
con las comunidades, tanto la de las personas sagradeñas con su barrio, como la
de las condóminas con sus barrios anteriores, y cómo esto afecta en la ya
mencionada participación.
A través de estas tres
variables, se interpretaron los datos para relacionar el marco teórico con los
datos empíricos, y así explicar el sentido de comunidad en el presente caso.
Resultados
Retomando la definición del concepto de
sentido de comunidad, se entiende como la identidad comunitaria
generada por la interacción sostenida en el tiempo entre personas habitantes de
un espacio, mediante lo cual generan sus propios significados, narrativas y
sentires respecto al lugar que habitan (Von Breyman 2021; McMillan y Chavis
1986), articulando una memoria colectiva (Link et al. 2022, Viñar 2020;
Espinosa Ortiz, Vieyra, y Garibay Orozco 2015). Dicha memoria puede manifestarse
mediante los eventos sociales, apodos, lenguaje y otras actividades
comunitarias que refuerzan esa red intersubjetiva de significados compartidos
dentro de un espacio (Camargo-Velásquez y Palacio-Sañudo 2017).
Se determina, con base en los datos,
que las personas entrevistadas de Sagrada Familia tienen percepciones negativas
respecto a las personas de Almendares I y viceversa, por lo cual son incapaces
de entablar relaciones duraderas. Todo esto genera la dificultad de integrarse.
Al no haber integración, las personas de Almendares I no desarrollan arraigo al
barrio de Sagrada Familia. Consecuentemente, se determina que las percepciones,
la integración y el arraigo son esferas que generan falta de sentido de comunidad de las personas
habitantes del condominio hacia el barrio. Por esto, desarrollaremos estas tres
esferas en los resultados.
Percepciones entre Sagrada Familia y Almendares I
En este
apartado, se parte del concepto de dispersión de ciudad elaborado por
Lefebvre (1976), según el cual la planificación actual de las ciudades genera
grupos concentrados en el espacio privado que erosionan la relación entre las
personas habitantes de una comunidad, generando fragmentación (Capron y
Esquivel Hernández 2016). Por lo tanto, espacios antes considerados colectivos
se van privatizando, y, por ende, separan a la población de un determinado
espacio, generando enclaves.
Aplicando este
concepto a la realidad de Sagrada Familia, se logró identificar que cuatro de
las personas entrevistadas de Sagrada Familia y en el grupo focal, consideran
que su barrio se ha ido dividiendo por la construcción de urbanizaciones y
condominios, y que la institucionalidad ha permitido que se lleve a cabo este
proceso. Opinan que su comunidad está perdiendo la unión entre las personas
habitantes y que está siendo excluida de su propio espacio; es decir, se están
dando procesos de segregación en la comunidad (Capron y Esquivel Hernández
2016). La figura 1 ilustra el contraste entre los condominios que se han
construido (y están en proceso de) y el modo de habitar autóctono. Se puede
observar las mallas que rodean el inmueble y generan una barrera física con el
barrio.
Figura 1. Fotografía de la Plaza de deportes
de Sagrada Familia y proyectos de vivienda social vertical Almendares.
Fuente: Autoría propia, 2023.
Un ejemplo
claro de esta división barrial es el caso de la urbanización Mallorca, que ha
intentado separarse de Sagrada Familia. Según las personas entrevistadas de
Sagrada Familia, esto es un caso que sintetiza su sensación de pérdida del
derecho al espacio dentro de su barrio y la separación entre personas de la
comunidad. Teniendo esto en cuenta, se identifica que, este precedente afecta
la percepción que tienen sobre el condominio. Durante el grupo focal se mantuvo
una conversación sobre estos sentires que les había generado la urbanización
Mallorca, y muchos de estos fueron asociados con el condominio Almendares. Una
de las personas comenta: «Hay un sentir con el condominio [Almendares I] que va
sobre esa línea [los sentires que les generó la urbanización Mallorca]».
Asimismo, las
características espaciales de los condominios pueden profundizar esta sensación
de distinción entre quienes viven afuera y adentro del condominio
(Relinque-Medina et al 2018; Von Breymann 2021). Consecuentemente, la
infraestructura condominal segrega más el espacio y sus habitantes. Esto
también lo mencionan Capron y Esquivel Hernández (2016), y lo denominan
segregación física y social. También, lo demuestran varias personas del grupo focal,
quienes mencionan los muros y el portón como características del aislamiento de
este y una forma de acaparamiento del espacio que pertenecía a la comunidad,
como se observa en la figura 2, que
evidencia la separación entre el condominio y el barrio.
Figura 2. Fotografía tomada desde adentro del
condominio.
Fuente: Autoría propia, 2023.
Siguiendo lo
dicho anteriormente, Ruiz-Tagle (2016) señala que las personas que viven en
condominios suelen hacer un menor uso de los espacios de sus comunidades, ya
que se limitan únicamente a vivir dentro de este. Esto
se logró identificar en tres de las personas entrevistadas de Almendares I,
quienes no salen del condominio más que para ir al trabajo o suplir necesidades
básicas. Aun sabiendo que se realizan actividades en el barrio, dicen que
prefieren quedarse dentro del condominio.
Incluso, una
persona funcionaria del Ministerio de Vivienda y Asentamientos Humanos (MIVAH)
señala que un «condominio hace que las personas se sientan como aisladas del
lugar donde están viviendo. Muchas veces esto de tener los portones y todo esto
hace que las personas no se sientan en conexión con la zona donde viven» (2023).
La misma institucionalidad señala que la modalidad condominal obstaculiza las
relaciones entre las personas condóminas y sagradeñas. Este fenómeno, en el
cual un condominio construido con recursos públicos genera segregación entre
sus residentes con la población aledaña resuena con dinámicas similares
estudiadas en países sudamericanos, como los casos señalados por López Martínez
y Espinosa Rico (2022), así como Marengo y Elorza (2016). Las personas autoras,
además, señalan que los residentes de estos inmuebles carecen del capital
económico y la autonomía política necesaria para incidir sobre esos procesos de
segregación y aislamiento o sobrellevar sus efectos, por lo que su situación
puede leerse como impuesta por la política pública que planificó la vivienda
social y las lógicas de mercado que a esta subyacen (López Martínez y Espinosa
2022; Marengo y Elorza 2016).
En cuanto a las
percepciones entre ambas poblaciones, se parte de la noción de que las experiencias
individuales que tengan las personas con sus vecinos y con el espacio que
habitan influyen en su perspectiva del lugar y de quienes viven ahí (Alba 2004;
Espinosa Ortiz, Vieyra, y Garibay Orozco 2015; Capron y Esquivel Hernández
2016). Con experiencias se entiende aquellas situaciones que las personas
sagradeñas asocian a la población de Almendares I y viceversa. Sobre esta idea,
se logra identificar que la falta de información sobre la construcción del
condominio es una de las experiencias que asocian las personas sagradeñas con
la población de Almendares I, como demuestra esta persona sagradeña
entrevistada: «es una realidad que cuando usted dice Almendares I, la comunidad
resiente que no hubo una claridad sobre el desarrollo» (2023).
Dos personas
entrevistadas del barrio (2023) y las personas del grupo focal (2023) incluso
expresaron que no sabían que Almendares I era un condominio de interés social
ni sabían quiénes vivían ahí. Esto demuestra la falta de comunicación por parte
de las instituciones competentes para con la población sagradeña. Debido a
esto, las personas habitantes del barrio, en cambio, comenzaron a articular
rumores referentes a qué se estaba construyendo en la comunidad y quiénes iban
a habitar el inmueble. Retomando experiencias pasadas como la de Mallorca, con
la cual las personas sagradeñas sintieron que su comunidad estaba siendo
dividida, las personas habitantes del barrio proyectaron ese temor hacia la
población de Almendares I sin intervención institucional que disipara estas
preocupaciones con información fidedigna. Esto generó distanciamiento y estigma
por parte de la población de Sagrada Familia hacia las personas habitantes de
Almendares I, a quienes, en palabras de una persona sagradeña entrevistada,
comienzan a percibir como ajenas a la comunidad, y al inmueble como tal.
En cuanto a
las experiencias de las personas de Almendares I, está la exposición a muchos prejuicios sobre el barrio antes de
mudarse: «Lo que sabía uno es lo que siempre se habla ahora, que son
comunidades problemáticas por drogadicción, narcotráfico y conflictiva» (2023).
Esta cita resume los prejuicios escuchados por parte de la población del
condominio previo a vivir en el barrio, que generaron miedo e inseguridad a
vivir en Sagrada Familia. Estos prejuicios
afectaron la calidad de vida dentro del barrio y profundizaron el
hermetismo de las personas del condominio; incluso, cinco de estas mencionaron
solo sentirse seguras dentro de este. Con el paso del tiempo, las personas de
Almendares I expresaron ir perdiendo ese miedo, pero siguen sin integrarse con
las personas del barrio. Esto ejemplifica que los primeros momentos son
esenciales para la integración de las nuevas personas a la comunidad. Aunque
los prejuicios iniciales con los que entraron al barrio se fueron mitigando,
las personas condóminas aún no han logrado integrarse al barrio.
La manera en la
que inician las relaciones entre personas que llegan a la comunidad y personas
que ya habitaban ahí afecta la integración que pueda darse entre ambas
comunidades. Al no tomarse en cuenta los prejuicios o sentires que tenían las
personas del condominio al mudarse al barrio, se dificultó el proceso de integración
a este. Por lo tanto, podemos ver que la población de Almendares I, en su
mayoría, reprodujo prejuicios producto del estigma histórico que existe
hacia Sagrada Familia (Izquierdo Vázquez 2019). Por otro lado, la percepción de
la población de Sagrada Familia hacia el condominio Almendares I se ve
condicionada por rumores que se generaron entre vecinos debido a la
falta de claridad durante el desarrollo del inmueble, como mencionan tres
personas sagradeñas entrevistadas (2023) y el grupo focal (2023). Esto debido a
la falta de una inducción integradora entre ambas poblaciones. Al no generar
este proceso inicial, se dio paso a que los rumores se propagaran, creando
estigma de una población hacia la otra.
En ambas
poblaciones se observó desinformación con respecto a la otra comunidad. Las
personas de Sagrada Familia indican que su conocimiento sobre el condominio se
basa en rumores y las personas de Almendares I llegaron a la comunidad
con prejuicios generalizados sobre el barrio (Izquierdo Vázquez 2019).
Esto se puede relacionar directamente con el concepto de estigma territorial de
Wacquant (2007), quien señala que se trata de diferenciaciones entre
poblaciones basadas en el desprestigio, en que se llega a crear un estigma en y
hacia el territorio. Por tanto, para este autor se trata de la deslegitimación
social por medio de la construcción de un espacio específico; en el caso de la
comunidad Sagrada Familia, se refuerza este estigma por medio de la idea del
barrio como marginal y peligroso.
Los entes encargados de la
planificación y desarrollo del inmueble pudieron haber evitado estas malas
experiencias que tienen ambas poblaciones entre sí, siendo más transparentes
con las personas de Sagrada Familia respecto a la creación del condominio, y
con campañas desmitificadoras sobre el barrio para las futuras personas
condóminas. No obstante, los rumores y
prejuicios antes mencionados ni
siquiera fueron identificados, y el modelo de acompañamiento social del MIVAH[2] no
otorga herramientas para generar relaciones entre las poblaciones, ni sobre
ninguno de los temas señalados en este apartado, como indicó la persona
entrevistada del MIVAH.
Incluso, cuatro
personas entrevistadas de Almendares, dos de Sagrada Familia y en el grupo
focal con personas sagradeñas, se señaló la inconformidad sentida debido a la
falta de acompañamiento por parte de las instituciones encargadas del
desarrollo del condominio, tanto para la población de Sagrada Familia como para
la población de Almendares I. Por ejemplo, en cuanto a Almendares I, una
persona condómina expresó: «Siento que a ellos les vale. Lo que hacen ellos es
como entregar y ya, o sea, ¿quiere su casa? Tome su casa. Y ya» (2023).
Asimismo, una persona entrevistada de Sagrada Familia dijo: «ellos no comunican
nada, solo ponen [el condominio] en el lote y ya uno se da cuenta» (2023).
Integración
Para entender
las dinámicas de integración entre poblaciones, se parte de la noción de que en
el espacio compartido se crea una afiliación entre las personas, la
cual, según McMillan y Chavis (1986), se trata de compartir un sentido personal
de relación con el otro o con el grupo, generando reciprocidad de significados
y subjetividades, que se articulan en una memoria colectiva (Viñar 2020;
Espinosa Ortiz, Vieyra, y Garibay Orozco 2015). Esto es importante para esta
investigación, ya que para que las personas de Almendares I tengan sentido
de comunidad al barrio Sagrada Familia, ambas poblaciones deben estar
integradas entre sí.
Entendemos por afiliación social a la
participación y el soporte social comunitario, su permanencia y la fortaleza de
la red de individuos que genera integración y cohesión de grupo. Por tanto, la afiliación
hace referencia al sentido de pertenecer a un grupo mientras se participa
en el compromiso social con otras personas en dicha red (Pizzinato et al.
2021). En ese sentido, como señalaremos más adelante, las instituciones
competentes, con la selección y llegada de las familias al condominio, no
generaron tampoco un sentido de afiliación; es decir, no promovieron en ningún
momento la vinculación de las personas entre sí y con el nuevo espacio que
habitaban. Sin embargo, cinco de las personas entrevistadas de Sagrada Familia
y en el grupo focal (2023) aseguran que entre ellas sí existe afiliación,
dejando en claro que, desde su perspectiva, la falta de esta es únicamente de
las personas del condominio Almendares I hacia el barrio, pero no con las
personas que ya vivían previamente en él (2023).
Retomando lo dicho por Pizzinato et al (2021), la afiliación
entre las personas de la comunidad facilita el establecimiento de redes de
apoyo para enfrentar los problemas colectivos por medio de los recursos del
grupo. Por lo tanto, 5 de las personas entrevistadas de Sagrada Familia,
expresan que los vecinos de Sagrada Familia experimentan un sentido personal
con el barrio, participan activamente por medio de organizaciones y grupos
comunitarios como la ADI, el Comité de Deportes, la Iglesia, entre otros
(2023).
Como las mismas personas de Sagrada Familia comentan
(incluso una persona sagradeña que, además, habita el condominio) las personas
del barrio son muy unidas entre sí, y se perciben como gente honesta que lucha
por su comunidad. Asimismo, las personas del barrio señalan que su comunidad se
involucra en la organización de actividades, especialmente en la escuela, en
los bingos, la iglesia y el Centro de Ancianos. Aseguran ser personas muy
cooperativas entre sí, esto se da por valores como la solidaridad, la
colaboración y la unión, como resaltaron las personas sagradeñas y una del
condominio en las entrevistas, así como en el grupo focal (2023).
Siguiendo esa misma línea, el barrio Sagrada Familia es
un espacio caracterizado por las relaciones de amistad y cordialidad entre los
vecinos, lo que ellos y ellas señalan como una característica distintiva de
este barrio desde hace décadas. Además, tres personas sagradeñas y en el grupo
focal comentan que el barrio es una comunidad longeva, con gran familiaridad
entre habitantes, lo que hace que el reconocimiento entre vecinos sea más
fácil; esto también fue afirmado por las personas del grupo focal. Su afiliación se refuerza por medio de la
consanguinidad y la tradición, ya que mencionan que viven cerca de sus
familiares, siendo que sus vecinos son también miembros de su familia, y sus
redes son lo suficientemente fuertes para colaborar entre sí. La figura 3 es un
espacio de reunión de mucho peso simbólico e histórico para la comunidad, donde
convergen varios grupos etarios del barrio, el cual, además, es visitado por
varias de las personas sagradeñas, pero por ninguna persona del condominio.
Figura 3. Fotografía del Centro de Amigos de
Sagrada Familia.
Fuente: Autoría propia, 2023.
Contrario a esta situación, las personas del condominio
Almendares I, en su mayoría, no tienen vínculos permanentes con las personas
del barrio. Es decir, es difícil encontrar relaciones de tipo amistad,
tradición y consanguinidad con las personas del barrio, como indican una
persona del condominio y tres de Sagrada Familia (2023). Esto se incrementa también
por el poco conocimiento del barrio que tenían las personas de Almendares I
antes de mudarse. Tres de ellas aseguran que, al no conocer el espacio, les fue
difícil tener relaciones cercanas con las personas del barrio una vez que se
dio la mudanza (2023)
Asimismo, Rojas Trejo y Silva Burgos (2021) muestran que
los vínculos creados entre las personas habitantes de los proyectos de vivienda
suelen basarse en niveles bajos de confianza.
Muchas veces las relaciones entre estas personas son meramente circunstanciales
y no permanentes en el tiempo, por lo que generan un nivel de sociabilidad
orientado hacia la resolución momentánea de problemas, pero no a la
articulación de un sentir comunitario (Link et al. 2022).
Además, este poco contacto genera
que las personas del barrio no sientan que quienes habitan en el condominio
sean parte de su comunidad, como lo muestra la siguiente cita del grupo focal, «Pero
los condominios sí son totalmente otra cosa, porque viene gente de afuera, no
se siente parte de y no tienen relación con la comunidad» (2023). También han
dicho en varias ocasiones que no tienen contacto con quienes viven en el
condominio porque no conocen quienes viven ahí: «No conozco a una sola persona
que viva en el condominio, sea de Sagrada Familia o no» (2023).
Los pocos esfuerzos institucionales
de integrar ambas poblaciones han profundizado la ausencia de relaciones entre
las personas del condominio Almendares I y los vecinos de Sagrada Familia. Como
señaló una persona entrevistada de la ADI de Sagrada Familia (2023), el
Instituto Nacional de Vivienda y Urbanismo (INVU) le solicitó a este ente
preparar un video y una charla para los habitantes de Almendares I, pero fue
después de la mudanza de estas personas y no hubo mucha participación.
Esto nos lleva a considerar que, si bien es cierto que de
parte de la institucionalidad no ha habido un seguimiento activo a la
pertenencia de los habitantes del condominio, sí han existido esfuerzos para
integrar a ambas poblaciones. Por ejemplo, una de las personas de la ADI (2023)
comenta que ha invitado a las personas de Almendares I a reuniones con el fin
de que participaran y se integraran, pero nunca hubo una respuesta, lo que la
hace pensar que son personas que, en sus propias palabras, «viven en su propio
círculo».
Si bien, el sentido de pertenencia está vinculado a las
formas de participación del individuo, también está condicionado por la
integración de la persona hacia el grupo. En el caso de las personas habitantes
de Almendares I, al no haber sido integrados al barrio Sagrada Familia, optan
por no participar en las organizaciones y actividades comunitarias que se
desarrollan en él.
Como lo menciona Pizzinato et al. (2021), la persona se arraiga socialmente cuando hay
pertenencia a grupos y organizaciones que lo involucran íntimamente. Allí
importa el sujeto, en tanto, es persona no intercambiable más que la eficacia
en las funciones cumplidas. Vinculado
con lo anterior, se sabe, con base en los datos, que la participación de las
personas condóminas es poca o nula en las reuniones del barrio, o en las
actividades de la ADI. Comenta una de las personas entrevistadas de Sagrada
Familia (2023) que normalmente son las mismas personas de Almendares I las que
participan, y que son pocas. Sin embargo, dos personas del barrio y en el grupo
focal (2023) aseguran nunca haber visto a los habitantes del condominio
participar de estas reuniones.
Teniendo esto en cuenta y vinculándolo con el accionar
institucional, Silva de Noronha (2018) y Morales Martínez et al. (2017)
señalan que el Estado no cumple con un proceso de integración entre los
habitantes del proyecto de vivienda y el nuevo espacio que habitarán, ya que
suele ignorar los sentires, percepciones y necesidades de estas personas, por
lo que no se da una apropiación de la comunidad. De parte del MIVAH (2023), se
sabe que las personas que se adecuaron al proyecto habitacional no poseen
relaciones con el barrio y, por ello, no se vinculan a las actividades
comunitarias de Sagrada Familia.
Parte de esta situación problemática se generó, porque no
hubo un proceso adecuado de inserción de la población. Es decir, a pesar de que
el MIVAH llevó a cabo las capacitaciones para la vida en condominio, posterior
a estas no hubo acompañamiento. También, la visión institucional generaliza la
vida en condominio y no contempla sus particularidades. Asimismo, de la
entrevista a la funcionaria del MIVAH (2023) se identificaron que dicho ente
suele trabajar con un discurso, en el cual las comunidades son quienes deben
trabajar por su propia integración al barrio al que se mudaron, centrándose solo
en la vida en condominio.
Arraigo
Para entender el arraigo, McMillan y Chavis (1986)
plantean en su teoría cuatro características esenciales para hablar de sentido
de comunidad. En el caso de esta investigación, se tomará como punto de partida
una de estas características: conexión
emocional grupal. La importancia de este concepto recae en que permite
entender que las personas en un grupo determinado tienen una conexión
emocional, la cual se manifiesta por medio de historias, lugares en común y
experiencias compartidas. Por tanto, quienes habitan un espacio específico
pueden estar arraigados a este y a los diferentes grupos que coexisten en él.
De esta manera, el arraigo en general se entiende como la situación por la cual
las personas pertenecen socialmente a un espacio con grupos y organizaciones
que lo involucran íntimamente con otros y otras. Es decir, hay arraigo en tanto
exista participación, la cual puede
ser pasiva, como lo es el acceso a
bienes y servicios; o activa, la cual
tiene relación con la intervención en asuntos de la realidad de su comunidad
(Del Acebo 1996).
En el caso del arraigo
de las personas de Almendares I con el barrio Sagrada Familia, estas suelen
enfrentarse a diversas barreras a la hora de desarrollar dicho arraigo con la
comunidad que habitan. Capron y Esquivel Hernández (2016) mencionan que los
conjuntos de vivienda de interés social reproducen una división a partir de la
falta de vínculos que tienen los habitantes con el resto de la comunidad,
generando que sea únicamente espacial o pasiva
(Del Acebo 1996). Además, retomando la idea de la modalidad de condominio
como un obstáculo para la integración entre ambas poblaciones, se puede afirmar
que el modelo arquitectónico utilizado genera que las personas no sientan
conexión con la comunidad en la que están. Una persona entrevistada del barrio
(2023), así como las personas del grupo focal (2023), aseguran que el hecho de
que el condominio posea portones no permite una correcta pertenencia y relación
con el resto del barrio.
Esta situación genera que las personas del barrio no
conozcan a quienes viven en el condominio, y, por tanto, no puedan establecer
relaciones con ellos y ellas. También, se puede observar que existe una falta
de arraigo al barrio nuevo, pero un
fuerte sentido de comunidad y arraigo a sus comunidades anteriores.
Una de las personas entrevistadas del condominio (2023) comenta que desarrolla
su cotidianidad en su comunidad anterior, ya que es ahí donde vive su familia,
y que, si bien es cierto que su comunidad de procedencia y el barrio Sagrada
Familia quedan bastante cercanas entre sí, ella prefiere ir a su antigua
residencia. Esto se considera una consecuencia directa de la planificación del
condominio, puesto que la mayoría de las familias seleccionadas para habitar
Almendares I desconocían el barrio e, incluso, no poseían vínculos de
pertenencia con Sagrada Familia antes de mudarse a este lugar, como afirmaron
siete personas del condominio entrevistadas (2023).
Asimismo, ahora que las personas condóminas habitan este
espacio, no participan en las actividades de la comunidad. En ese sentido, los
datos muestran que algunas personas de Almendares I han visitado la parroquia,
o se relacionan porque tienen a sus hijos e hijas en la escuela, pero cuando se
trata de actividades de la comunidad o la planificación de estas, no hay
participación. Por su parte, la falta de arraigo de los habitantes de
Almendares I es también sentida por las personas de Sagrada Familia, ya que
estas perciben la distancia entre las personas condóminas y las del barrio,
puesto que es poca la participación de las personas condóminas en las
actividades de la comunidad, como afirma este sagradeño: «A nivel de
convivencia, ya sea de administración de los condóminos y de grupo, de
pertenencia de Almendares I con lo del resto de la comunidad, pues hasta el día
de hoy mis ojos no la han visto» (2023).
Las personas de Almendares I presentan permanencia pasiva;
es decir, acceden a bienes y servicios, pero mantienen relaciones poco
permanentes con el resto de las personas del barrio. Por tanto, a partir del
relato de tres personas del condominio (2023), se identificó que, no tienen
contacto con las personas del barrio, ya que la mayoría del tiempo están
encerradas dentro del condominio. A su vez, tres personas sagradeñas y las
personas participantes del grupo focal (2023) comentan que a pesar de que
quienes viven en el condominio llevan ya alrededor de tres años en el barrio,
no existe relación con ellos y ellas.
De modo que, siguiendo lo dicho por Viñar (2021), ya que
las relaciones entre las personas de Almendares I y las de Sagrada Familia son
poco permanentes, no llegan a concretarse ni materializarse en el espacio, por
lo que no se distingue una red de relaciones que constituyan una comunidad
entre ambas poblaciones. Asimismo, una
sagradeña comentó que cada uno «anda en su mundo» (2023).
Como lo muestran algunas de las personas entrevistadas,
ellas prefieren estar en sus lugares de origen antes que permanecer en el
barrio. Ejemplos de ello son tres de las mujeres que mencionan que prefieren ir
a visitar a sus padres los fines de semana, o bien a llevar a sus hijos a sus
comunidades pasadas, ya que aseguran que extrañan a sus familias, amigos y
compañeros. En esa línea, las relaciones poco permanentes que las personas
condóminas tienen con las personas del barrio Sagrada Familia no generan sentido
de comunidad, sino que las relaciones de arraigo están en sus
espacios anteriores. Es el caso contrario con las personas de Sagrada Familia,
quienes sí presentan arraigo a su barrio, específicamente por su
relación histórica, la amistad y solidaridad que han forjado a lo largo de los
años, como afirmaron cuatro personas sagradeñas (una de las cuales, además,
habita el condominio) y quienes participaron en el grupo focal (2023).
Es importante, además, recalcar que con participación no
se refiere a la acción individual de participar en un grupo o espacio, sino a
la agencia colectiva articulada desde la comunidad que fortalece la identidad
local y la homologación normativa entre personas, y que es, además, de
trasfondo político al tener capacidad de cambio en el barrio. En palabras de la
autora «La noción de agencia permite pensar más allá de la idea de personas que
comparten circunstancias (Montero 2004), y pone el foco en lo político de la
acción, en las transformaciones posibles» (Viñar 2021, 291).
En el caso de Sagrada Familia, la manifestación de esta
participación a través de entes como la ADI, el Comité de Deportes o la Iglesia
Católica presente en el lugar, cumple, también, con otro criterio señalado por
Viñar (2021) que define la participación comunitaria como una agencia colectiva
transformadora: se vuelve una forma de relacionarse con el Estado, y de incidir
en la toma de decisiones respecto al barrio. El caso de la ADI como un actor
clave de la comunidad surge a partir de la necesidad de un agente que tuviera
cierto contrapeso político ante un cambio dentro del barrio que afectaba a sus
habitantes y, ante el cual era necesaria la intervención del Estado, o sea, el
caso de la urbanización Mallorca y un paso que sería cerrado por la misma,
privando a las personas sagradeñas de una ruta concurrida para llegar a la
escuela del lugar.
Esto, además, logra la toma de una posición comunitaria a
través del consenso, lo cual genera cierto sentimiento de homologación entre
habitantes. También, este contrapeso político que puede hacer cara a decisiones
tomadas desde otras instancias institucionales, como la Municipalidad de San
José o el Gobierno central, genera cierta sensación de autonomía y sentido de
comunidad (Viñar 2021). Otra característica importante en esta línea es la
amplia red de apoyo entre grupos de participación, así como la relación
estrecha de colaboración entre la ADI y la Iglesia Católica del lugar. A pesar
de la presencia de estos cuerpos participativos que articulan identidad local,
las personas de Almendares no han accedido ni comenzado a formar parte de
dichas agrupaciones; incluso, no muestran interés o voluntad de unirse a las
mismas.
De acuerdo con Robles et al. (2020), la participación
activa es un comportamiento que se basa en cualidades como la cooperación, el
compañerismo, el orgullo, la lealtad y sentido de pertenencia que suelen poseer
los miembros de una organización. Este comportamiento se evidencia entre las
personas sagradeñas, ya que, la participación activa de algunos de sus
miembros permite la planificación de actividades que beneficien al barrio y,
además, expresan gran afecto a su comunidad. Asimismo, cinco de estas aseguran
ser muy activas y responsables con el mantenimiento del barrio, y luchan para
que sea un lugar en donde no se sienta miedo al pasar (2023).
Ejemplo de este trabajo y compromiso es la idea de un
minifestival navideño que la comunidad organizó en el año 2021. Con este
festival las personas de Sagrada Familia intentaron acercarse a la comunidad de
Almendares I, pero no obtuvieron respuesta ni participación, así lo narraron
dos personas sagradeñas entrevistadas que están en el comité de la ADI del
barrio. Las personas del barrio Sagrada Familia poseen diversas agrupaciones de
índole religioso, político, deportivo, social y cultural, las cuales se
organizan para resolver las necesidades del barrio. De modo que la solidaridad
y participación entre vecinos propicia el arraigo hacia el
barrio, como lo afirman cuatro personas de Sagrada Familia, una de las cuales
habita el condominio (2023).
En el caso del condominio Almendares I, las personas
entrevistadas expresan no tener una percepción compartida del espacio,
contrario al caso de Sagrada Familia. Dos personas entrevistadas de Almendares
I (2023) aseguran que no se relacionan con nadie más que con su familia, además
de no tener cerca a sus amistades; o, en algunos casos, salen del condominio
únicamente para reuniones, lo cual evidencia que la afiliación es
escasa. De esta forma, se observó que las capacitaciones brindadas por el MIVAH
no ofrecieron una contextualización del barrio Sagrada Familia a las personas
de Almendares I, sino que estas tenían el objetivo únicamente de familiarizar a
las personas condóminas al estilo de vida y organización dentro del condominio.
Es decir, como se identificó tras la entrevista con la persona funcionaria del
MIVAH, en el proceso de inserción al barrio este ente no gestionó una estrategia
para que las futuras personas condóminos lo conocieran (2023).
Por lo tanto, se dejaron de lado temáticas como el apego,
la unión y la convivencia de las personas del condominio con el barrio, lo cual
dio como consecuencia una poca afiliación y, por ende, se volvió un
factor condicionante del poco arraigo al barrio de Sagrada Familia.
Asimismo, a lo largo de los dos años que tiene el condominio, las instituciones
encargadas no han elaborado ninguna actividad para generar arraigo con
esta nueva comunidad. Un ejemplo claro de esta
situación lo muestran la entrevista a una persona condómina y la entrevista a
la persona funcionaria del MIVAH, que exponen que el proceso de acompañamiento «fue
corto» y fueron solamente dieciocho familias de las cincuenta y cuatro que
habitan en el condominio las que lo recibieron (2023).
Conclusiones
A partir de los
resultados obtenidos en la investigación se concluye que, las personas de
Sagrada Familia perciben el condominio Almendares I como un espacio que no
pertenece a la comunidad, y que se acopla a una serie de acaparamientos de su
barrio que se ha venido dando con el tiempo; a su vez, perjudica la forma en
que ven a las personas de Almendares I. Asimismo, la falta de información y
transparencia sobre el desarrollo del condominio hizo que surgieran rumores sobre
la construcción y las personas que allí vivirían, lo cual profundizó la
sensación de ajenidad hacia este espacio.
En cuanto a las personas de
Almendares I, las instituciones tampoco les brindaron información sobre el
barrio, por lo cual se mudaron al condominio reproduciendo estigmas hacia el
barrio y su población: con ideas como que «es un lugar peligroso» y «marginal».
Esta sensación de inseguridad generó hermetismo y aislamiento dentro del
condominio, obstaculizando la integración entre ambas poblaciones. Asimismo, la
infraestructura del condominio (sobre todo los muros y el portón) generó
hermetismo y aislamiento de la comunidad de Almendares I, que, en su mayoría,
inicialmente, tenían miedo del barrio. Este aislamiento, además, profundizó la
sensación de las personas de Sagrada Familia sobre Almendares I como una
población ajena a su barrio.
Por ende, el
hecho de que la selección arquitectónica fuera de tipo condominal es un factor
por el cual las personas de Almendares I y las de Sagrada Familia no están
integradas, dificultando, así, la generación de arraigo hacia el barrio
por parte de las personas condóminas. Con base en esto, respondiendo a la
pregunta inicial sobre cómo la planificación institucional del condominio
afectó negativamente el sentido de comunidad entre la población de
Almendares I y la de Sagrada Familia. Se observa que el hecho de que no se
contemplen cuestiones como los prejuicios que se tienen sobre el barrio
al que se mudan las personas, la poca información institucional que tienen las
personas del barrio sobre el proyecto, la falta de articulación de actividades
de integración entre poblaciones y la selección de la infraestructura de
condominio para el proyecto dificulta la articulación de sentido de comunidad
por parte de las personas de Almendares I al barrio Sagrada Familia.
También, el
presente caso resuena con el de otros países latinoamericanos señalados por
Capron y Esquivel Hernández (2016); Marengo y Elorza (2016); y López Martínez y
Espinosa Rico (2022). Esto sugiere que hay un patrón, en el cual las lógicas de
mercado adoptadas por la institucionalidad con sus paradigmas de desarrollo de
vivienda social, en la cual se busca suelo barato para construir (llevando a
las poblaciones desplazadas cada vez más a la periferia de la ciudad) y se
adopta un modelo de vivienda vertical que es incompatible con el habitus
de las zonas receptoras de la población desplazada, y generando procesos de
segregación residencial y fragmentación del espacio urbano.
A partir de los resultados de este
trabajo, se sugiere algunas recomendaciones que facilitarían el proceso de
integración de poblaciones en futuros casos similares:
●
Realizar un diagnóstico participativo que
involucre a las personas de Almendares y Sagrada Familia para identificar
necesidades, inquietudes y sentires mutuos. De la mano con actividades que
erradiquen estigmas que poseen las poblaciones entre sí, se puede promover el
conocimiento de las luchas sociales que unen a la comunidad y contextualizar a
los nuevos habitantes.
●
Llevar a cabo eventos culturales como bailes,
charlas educativas, cines foros, festivales artísticos, ferias de
emprendimientos locales y demás, que permitan un punto de encuentro entre las
poblaciones en espacios como el estadio, la biblioteca o la escuela. Esto
implica extender la invitación de participación a las personas de Almendares I
e informarles de las actividades.
● Un
acompañamiento institucional interdisciplinario y desde múltiples perspectivas,
en coordinación con las organizaciones locales, permitiría un fortalecimiento
de lazos y propuestas de resolución de problemas para ambas poblaciones. Lo
anterior, por medio de un espacio de diálogo e intercambio donde los habitantes
de Almendares compartan sus vivencias dentro y fuera de Sagrada Familia.
Contribución de
las personas autoras: Este trabajo de investigación fue
elaborado de forma conjunta y equitativamente por Valeria Cubillo Monge, Diego
Espinoza Ramírez, Sissi Marín Jiménez y Melanie Scott Fonseca, estudiantes de
la Escuela de Sociología de la Universidad de Costa Rica, en el marco del curso
Taller Integrado de Investigación Sociológica I y II.
Apoyo
financiero: En el desarrollo del trabajo de
investigación, se contó con una reducida partida presupuestaria de la Escuela
de Sociología de la Universidad de Costa Rica, además de los recursos
materiales que ofreció la Municipalidad de San José para facilitar la
interacción entre las personas investigadoras con los vecinos de Sagrada
Familia y los condóminos de Almendares.
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Entrevistas
Todas las entrevistas fueron
confidenciales y los nombres de las personas entrevistadas se han ocultado por
mutuo acuerdo.
[1] En este caso, por comunicado personal se refiere a la
información sobre las familias que fue dada por personas funcionarias del
MIVAH, de la Municipalidad de San José y consultorios jurídicos de la
Universidad de Costa Rica en una reunión el 30 de marzo del 2023.
[2] El
modelo de acompañamiento social del MIVAH intenta generar mayor integración y
convivencia a lo interno del condominio, mas no abarca una integración con el
barrio.