La iniciación masónica en los dibujos animados
Masonic Initiation in Cartoons
Alma Celia Galindo Núñez
Universidad Autónoma de Aguascalientes; México
Marco Antonio García Robles
Universidad Autónoma de Aguascalientes, México
Recepción: 1 de octubre
de 2018/Aceptación: 30 de noviembre de 2018.
doi: https://doi.org/10.15517/rehmlac.v10i2.34732
Palabras clave
Iniciación; francmasonería; dibujos animados; mitos; cultura popular.
Keywords
Initiation; Freemasonry; Cartoons; Myths; Pop Culture.
Resumen
El presente artículo da cuenta de la presencia del tema masónico,
particularmente de los rituales de iniciación, en los dibujos animados. En el
texto se habla del imaginario popular con respecto a las logias y a las
personas adscritas a las mismas, la forma en que se muestra en las producciones
audiovisuales norteamericanas y algunas temáticas relacionadas con las
prácticas masónicas, como las pruebas para los profanos, la exclusión de la
mujer, el consumo de alcohol y las prebendas que perviven en la masonería según
la percepción social.
Abstract
This article gives an account of the presence of the Masonic theme, particularly its initiation rituals, in cartoons. The text deals with the popular imaginary regarding lodges and the people belonging to them. Also, it describes the way in which it is shown in American audiovisual productions as well as how it deals with some topics related to masonic practices, such as tests designed for the profane, the exclusion of women, the consumption of alcohol and the perks that survive in Freemasonry according to society’s perception.
Introducción
Masonería e imaginarios populares
Como es conocido, las diversas formas de
francmasonería han suscitado diversas acogidas e interpretaciones en el
imaginario popular, dependiendo de la época y el lugar en el que se hayan
implantado logias con trabajos ordinarios, desde el rechazo por considerarla
satánica o contraria a los gobiernos, hasta el prestigio por formar parte de
ella, principalmente en sociedades anglosajonas.
Particularmente en Iberoamérica, de tradición
cristiana, o, mejor dicho, católica, la percepción de las sociedades
iniciáticas ha estado ligada a teorías de la conspiración o de actividades
contrarias a la religión. También es persistente la vinculación de la masonería
con los próceres de las independencias latinoamericanas, aun cuando en casos
como el mexicano no se ha obtenido el testimonio documental de su pertenencia a
taller masónico alguno, aunque existen los relatos de la masonería primigenia
en México, que siguen en debate desde la historiografía. También, en el caso de
este país, era común escuchar menciones de que para ser presidente de la
República uno de los requisitos fundamentales era el de estar iniciado en la
orden de la escuadra y el compás, mismo precepto aplicado para el ascenso
social en los gobiernos emanados de la fuerza política hegemónica hasta entrado
el siglo XXI, el Partido Revolucionario Institucional[1].
Es un hecho que la producción audiovisual
estadunidense posee un alto nivel de distribución global y que la cultura de
naciones como la mexicana se ha visto influida por sus programas y películas,
prácticamente desde la entrada de la televisión a mediados del siglo XX. Así pues,
son varias las generaciones que recibieron una “educación” mediática que
incluyó dibujos animados, entre los que se colaron alusiones veladas a la
francmasonería.
En el prólogo de 300
años: masonerías y masones. 1717-2017, Ricardo Martínez Esquivel aborda los
casos específicos de Los Simpson,
donde el conocido personaje de Homero es iniciado en la logia de los Magios (Stonecutters); el capítulo donde Bob Esponja es introducido al rito de
los Cefalópodos, y el caso de la logia de los Búfalos Mojados en Los Picapiedra, de la que son miembros
los protagonistas de la serie animada, Pedro Picapiedra y Pablo Mármol[2].
Imagen
1
“La
cadena de unión”
Fuente: Ilustración de Pepe Martínez.
A estos ejemplos se pueden sumar emisiones como
aquella en la que Pinky y Cerebro, caracteres de la Warner Brothers, en el
episodio 39, ingresan a una sesión del club E.L.L.O.S. (Esplendorosas Llamas La
Organización Secreta, T. H. E. Y. en su versión en inglés), aparentemente en
alusión al Club Bilderberg de líderes mundiales, luego de efectuar extraños
saludos, caricaturizando de manera clara los “signos” y “tocamientos” propios
de los grados masónicos. Una producción contemporánea que incluye personajes
aparentemente relacionados con sociedades secretas es Gravity Falls, donde el tío Stanley Pines porta un fez similar al
de los Shriners, y aparece un extraño
personaje llamado Bill Clave (Bill Cipher, en inglés), un triángulo con
sombrero de copa y un solo ojo, parecido sin duda al “ojo que todo lo ve” de
los templos masónicos o el que encabeza la pirámide del sello de los Estados Unidos
(imagen 2).
Imagen
2
Cortinillas
de apertura y cierre en la serie Gravity
Falls.
Fuente: http://es.gravityfalls.wikia.com/wiki/Archivo:Gravity_Falls_Opening_Ending.png
Como se mencionó, el abordaje de las sociedades
secretas en los cartoons, toma como
uno de sus temas principales el de la iniciación, quizá porque en la cultura
popular es un asunto llamativo, dado el misterio que rodea la participación en
las reuniones de estos grupos. Por supuesto, en las realizaciones televisivas
la trama entra al género de comedia, parodiando o quitando lo solemne de los
rituales masónicos con fines de entretenimiento, condimentando además las
historias con aspectos lúdicos asociados a las tenidas, como son los ágapes
aderezados con alcohol y la convivencia fraternal más allá de lo litúrgico.
Propuesta metodológica
La propuesta metodológica es de corte
exploratorio-descriptiva. Por un lado, tomando como género los dibujos animados
que, si bien no son algo nuevo, han sido estudiados muy poco desde la
perspectiva cultural. Las investigaciones al respecto se han orientado hacia el
estudio de las audiencias, principalmente enfocándose en las infantiles.
La muestra objeto de esta investigación se compone
de cuatro distintos dibujos animados: Betty Boop y Bimbo en los Talkartoons, Los Picapiedra, Los Simpson
y Bob Esponja. La matriz se presenta
a partir del análisis descriptivo de los capítulos donde los protagonistas o
personajes recurrentes atraviesan, de manera explícita, un proceso de
iniciación para pertenecer a un grupo secreto. Los capítulos se retoman como
unidades culturales de observación para establecer semejanzas y diferencias
entre los procesos de iniciación dentro de los dibujos animados, de manera que
las interpretaciones de estos productos mediáticos presenten un análisis de las
relaciones con el rito de iniciación masónico y otros elementos de las
creencias comunes.
En cuanto al aspecto histórico, se citan liturgias y
manuales del siglo XIX, cotejando lo relativo a la ceremonia masónica para que
las personas en condición de “profanos” adquieran la calidad de “aprendices”.
Las referencias están tomadas de fuentes de los ritos de York, nacional
mexicano y escocés. También se da cuenta de textos antimasónicos, como se verá
enseguida.
La iniciación en fuentes masónicas y antimasónicas
Una de las ceremonias emblemáticas de las sociedades
secretas es la iniciación, aunque otras tradiciones culturales cuentan con sus
propios “ritos de paso” estudiados desde la antropología. En el caso de la
francmasonería, las pruebas de ingreso han sido motivo de especulación desde
hace siglos y quizás uno de los principales motivos de su proscripción en
ciertos lugares y momentos históricos, principalmente por su asociación con
actividades conspirativas contra el orden establecido, incluyendo el religioso.
Uno de los autores más referidos en la investigación
histórica de las logias y sus integrantes, es el abate Agustín Barruel, quien,
en sus Memorias para servir a la
historia del jacobinismo, critica esta sociabilidad moderna, al opinar que
atenta contra el trono y el altar. En su libro, que tuvo gran difusión en
Latinoamérica y que sirvió incluso como argumento para prohibir las sociedades
secretas en México, relata su propia ceremonia de iniciación que tuvo efecto,
según dice, en contra de su voluntad:
Hasta aquí solo
había observado yo juegos, puerilidades y ceremonias burlescas, a pesar del
tono de gravedad que afectaban; pero no les habían desagradado mis respuestas.
Sobrevino al fin, esta pregunta, que con toda gravedad me hizo el Venerable: “¿Estáis dispuesto, hermano,
a ejecutar todas las órdenes del Gran
Maestre de la masonería, aun cuando recibáis órdenes contrarias de parte de
un rey, de un emperador o de cualquiera otro soberano que sea?... mi respuesta
fue: No.
[…] Aún se
volvió más seria entre el Venerable y
yo; no se rendía, y volvía a hacer su pregunta para abrumarme y arrancarme un sí. Al fin, me sentí abrumado; tenía los
ojos vendados, arranqué la venda, la eché a tierra, y dando un golpe con el
pie, respondí un No, acompañado con
todo el acento de la impaciencia[3].
El autor refiere que en la misma tenida recibió los
grados de compañero y maestro, así como los métodos de identificación entre los
hermanos. Consigna, asimismo, algunos detalles de los rituales propios de otros
grados de la masonería, aunque en este caso, no aclara haberlos experimentado:
Cualquiera masón
que quiera ser admitido a estas altas logias escocesas, como también a todos
los demás grados masónicos, lo primero que ha de saber es que hasta aquel
momento ha vivido en la esclavitud. Este es el motivo porque se le admite
delante de los hermanos como un esclavo, llevando una cuerda al cuello y
pidiendo que le rompan sus lazos[4].
Ahora bien, dependiendo del rito y la jurisdicción
masónica, se conocen diversos protocolos para la iniciación masónica, en
algunos casos, con interrogatorios y pruebas previas a la ceremonia en el
templo, que tienen como finalidad el conocimiento a profundidad del profano
(persona no iniciada); en otros, con actividades físicas e intelectuales que
llevan a un nivel de “quiebre” de la parte emocional o psicológica del
aspirante a masón. Esto se conoce por relatos específicos, puesto que no
necesariamente forman parte de procedimientos aprobados o registrados en un
manual, sino, más bien, de tradiciones particulares de ciertas logias. Así, por
ejemplo, se conocen detalles del proceso iniciático del poeta Rubén Darío, que
tuvo lugar en Managua, en 1908, a través de una cita de Dionisio Martínez Sanz,
testigo del hecho:
Con todo esto,
nos dábamos gusto los traviesos y armábamos una serie de obstáculos para
someter a los profanos a una serie de pruebas, al parecer tan ridículas, pero
tan necesarias a la parte simbólica y filosófica de la masonería.
Para la
iniciación de Darío, por tratarse de personalidad tan respetable, hicimos las
menos diabluras posibles. Pero sí, armamos un cerrito que, por un lado, tenía
escalones de piedras labradas, y por el otro, piedras irregulares rodadizas.
Ayudado por los expertos, subió Rubén, con los ojos vendados, el lado de los
escalones; y al descender por la parte opuesta, las piedras se corrieron, se
rodaron, el cuerpo que parecía que iba a dar a un abismo. Una voz dijo:
‘Dejadle que se despeñe; que se acabe de una vez este pecador’; pero otra
rectificó inmediatamente: ‘Detenedle; todavía se puede salvar’.
Claro. Todo
estaba bien dispuesto, y no pasó a más que recibir un gran susto el nervioso
novato postulante[5].
En la parte ritualística se puede encontrar una
amplia diversidad en las formas y alocuciones propias de la iniciación,
dependiendo del rito, época y lugar, aunque en general se conservan algunos
elementos, como los “viajes” a los que se somete al aspirante a masón al
interior del templo, incluyendo la parte previa de estancia en algún lugar
tétrico, prueba que algunos llaman de “tierra” y que tiene por objeto la
reflexión sobre la muerte. Sin embargo, han existido formas de masonería que
desestiman tanto los tradicionales retos anteriores a la ceremonia, como los
excesos que aparentemente se podían cometer durante las sesiones masónicas, a
fin de privilegiar el significado de las “pruebas simbólicas” del aire, agua y
fuego. Este es el caso de la explicación incluida en una liturgia del Rito
Nacional Mexicano de 1869:
…os debería
preguntar si estabais dispuestos a sufrir las pruebas materiales que allí se
juzgan como indispensables, y satisfecho de vuestra respuesta mandaría que
hicierais tres viajes, en los cuales hubierais encontrado, en el primero,
diversos obstáculos y tropiezos, y el silencio habría sido interrumpido por
voces extrañas y un ruido extraordinario. En el segundo viaje, el ruido de las
armas habría sido terrible, y vuestro brazo habría sido sumergido tres veces en
el agua; y, por último, en el tercero, se os habría hecho sentir el efecto del
fuego. Nosotros omitimos todo esto, porque las luces del siglo y el progreso
las hacen parecer innecesarias, y mucho más en un país libre como México…[6].
Existen videograbaciones en línea que muestras
aspectos de las tenidas o películas que se realizaron con fines de propaganda
antimasónica que proporcionan referencias más o menos exactas de las
ceremonias, como es el caso del mediometraje francés de 1943 Fuerzas Ocultas[7], donde se muestra la iniciación de un político
francés, con el que se pretendía evidenciar la corrupción entre miembros de las
sociedades secretas en el gobierno[8].
Una de las imágenes más socorridas para aludir la
ceremonia de ingreso a la francmasonería es la forma en que se dispone el
atuendo del candidato antes de darle entrada al templo, que encontramos
descrita en el manual o “monitor” de Duncan, una guía del rito de York editada
originalmente en 1866:
Se quitará el abrigo, los zapatos y las medias,
también el chaleco y la corbata; y ahora sus pantalones: aquí hay unos
pantalones interiores para usted. Ahora deslizará su brazo izquierdo fuera de
la manga de su camisa, y lo colocará a través del frente de su camisa, para que
su brazo y su pecho estén desnudos. El diácono ahora ata un pañuelo o un
capuchón sobre sus ojos, coloca una zapatilla en su pie derecho, y luego pone
una cuerda, llamada de remolque, alrededor de su cuello, dejando que cuelgue
hacia atrás[9].
Una variación sustancial con respecto a otras
tradiciones masónicas —al menos las predominantes en México— es que, en el rito
de York, antes de que al candidato a obtener el grado de aprendiz masón se le
despoje de la venda en los ojos y abra estos a “la luz”, se le exige un jurar
arrodillado, con menciones a Dios y con un beso al libro de la ley, en este
caso, La Biblia. Posteriormente, se
procede a vestir nuevamente al recipiendario para luego colocarle el mandil,
instruirle en los toques, signos y palabras secretas de reconocimiento, y
celebrar su ingreso en logia. En el caso del rito escocés antiguo y aceptado,
el postulante tiene que hacer dos juramentos y ratificarlos en su consagración,
lo que incluye la advertencia de castigos en el caso de revelar lo acontecido
en el templo[10].
Aproximación a los discursos masónicos de iniciación
Masonería e iniciaciones en los dibujos animados
La masonería en los medios de comunicación ha estado
presente debido a su carácter secreto y a su participación en diferentes
procesos sociales y políticos. De manera que, “los asuntos relacionados, clara
o veladamente, con las logias francmasónicas han tenido y siguen teniendo —al
menos en España y otros países europeos y americanos—, un considerable
atractivo”[11]. La cultura popular se ha inspirado en múltiples
mitos, creencias e imaginarios, para incorporar en diversos bienes culturales
mediáticos como películas, novelas, series, e incluso dibujos animados,
referentes simbólicos que representan la tradición masónica.
En cuanto a los dibujos animados, es uno de los
géneros audiovisuales con más éxito desde la llegada de la televisión. Se
reconoce como un género que se adapta al idioma popular y combina el contexto
en el que se desarrolla. Como técnica de creación audiovisual, la animación
tiene la capacidad de narrar cualquier tipo de historia, y, por tanto, puede
ser dirigida al público infantil, así como al público adulto, siendo uno de los
primeros géneros presentes en los horarios estelares de las principales cadenas
de televisión[12].
Al mismo tiempo, la animación es considerada costosa
y de difícil producción. Por esta razón, son pocos los países en el mundo que
tienen la capacidad de realizar y exportar este tipo de contenidos[13]. Los principales países productores son los Estados
Unidos de América y Japón, que han desarrollado dos grandes tradiciones: los
dibujos animados, conocidos también como cartoons
y el anime[14].
La mayor parte de los dibujos animados se importan
y, en consecuencia, reflejan la cultura y los modos de vivir de los países de
donde provienen. En México, donde la producción de animación es poca, la mayor
parte de las series animadas que se transmiten son importadas y poseen una
mayor influencia de la cultura norteamericana[15].
Así, el contenido de este género ha contribuido a la
institucionalización cultural de la sociedad como reproductora de ideas y
significados dominantes de otra cultura, que ha sido apropiada por las
audiencias y que modifica la realidad para generar significados propios. Desde
una mirada intersemiótica[16],
el contenido y la traducción que se hace de las creencias sobre el tema
masónico se ubica como parte de la narrativa y se manifiesta en las estructuras
formales de un capítulo animado; es decir que se evidencia incluso desde la elección
del título, pero está presente en el género, los personajes, el uso del
lenguaje verbal, la elección de planos, la organización de la narrativa, entre
otros. De esta manera, se conciben como unidades estructurales que retoman la
ideología masónica para plasmarla en el plano sustancial del contenido. Se
identifican, por ejemplo, elementos estratégicos como el uso de cierta música,
la elección de inicios y finales de cada historia, los roles de género de los
personajes como parte de los procesos de iniciación, entre otros que más
adelante se describen a detalle.
Por su parte, desde la teoría de recepción,
Guillermo Orozco expone que la televisión reproduce patrones culturales que a
través del televidente se crean como nuevos significados que participan en las
determinaciones dominantes[17]. Este proceso se realiza por diversos mecanismos de
significación que permiten desdoblar los códigos de significación dentro de los
contenidos audiovisuales, los cuales de manera cultural encodifican la realidad
y permiten significados múltiples a partir de los marcos culturales que poseen
las audiencias. Esto, en última instancia, significa que la representación de
lo real es el reflejo de los significados existentes combinados con las
interpretaciones que las audiencias puedan generar.
Finalmente, la producción de significados depende
del uso común de códigos y de la selección de los códigos según el contexto de
referencia específico. Esta conjunción conforma “una manera de percibir y
conferir sentido a la realidad que se va universalizando”[18].
El discurso dentro de los medios de comunicación no
solo tiene un componente ideológico de los contenidos y de los receptores, sino
al mismo tiempo, ideologizado acorde a los procesos culturales, socio-histórico[19]. En este sentido, los dibujos animados y su
interpretación están sujetos a los procesos de producción y distribución, pero
también a los de consumo que contienen sus propios bienes simbólicos; por lo
tanto, la propuesta es generar desde una perspectiva semiótica de la cultura un
análisis de la representación masónica dentro de los dibujos animados,
enfocándonos en el rito de iniciación.
Bimbo y Betty Boop en los Talkartoons
Es muy probable que el primer dibujo animado
sonorizado de la historia con referencias masónicas sea “La iniciación de
Bimbo” (Estados Unidos, 1931)[20],
emisión de la serie de cortometrajes unitarios llamados Talkartoons y que tiene
como protagonista a Bimbo, quien en algunas producciones de los estudios
Fleischer aparece como novio de la famosa Betty Boop (imagen 3)[21].
En la sinopsis del corto animado en blanco y negro,
de 6 minutos y 29 segundos de duración, Bimbo es invitado a una sociedad
secreta y “obscura”, a lo que se rehúsa, por lo que unas figuras con túnica le
dificultan la salida de un lugar lleno de trampas alucinantes[22].
La música contiene un estribillo cantado por los integrantes del grupo, quienes
llevan una vela apagada sobre sus cabezas, que dice “wanna be a member?” (“¿quieres ser miembro?”), y ante cada
respuesta negativa es sometido a una nueva prueba. La narrativa visual es muy
surrealista, pues como en muchos cartoons
de la época, los objetos parecen tener vida y las leyes de la física se rompen,
llevadas al absurdo.
Imagen
3
Fotograma
de “La iniciación de Bimbo”
Fuente: Captura de pantalla de https://youtu.be/iAThMCwckS8
A pesar de que las situaciones mostradas en la
animación —originalmente hecha para ser exhibida en salas cinematográficas—
fueron pensadas con el fin de provocar hilaridad, se advierten algunos elementos
propios de algunos pasajes litúrgicos de iniciación, como la presencia de
figuras de calaveras con las tibias cruzadas o esqueletos humanos completos que
en algunos casos pueden encontrarse en los “cuartos de reflexión”, usualmente
un lugar obscuro que asemeja un sótano con las paredes pintadas de negro, donde
dependiendo del rito o modalidad masónica se colocan diversas leyendas y
objetos simbólicos[23].
En el citado corto también aparecen puertas
pequeñas, que en algunas ceremonias se simulan cuando el candidato a iniciarse
entra al templo, o el encuentro del profano ante un espejo. Quizá lo que más se
encuentra fuera de contexto es la aparición al final de Betty Boop, quien le
vuelve a preguntar si quiere ser integrante de la sociedad secreta, a lo que
Bimbo contesta afirmativamente, para cerrar con una coreografía con réplicas
por decenas del citado personaje femenino, que están detrás de los misteriosos
individuos con túnica.
Llama la atención que, en los primeros segundos del
cortometraje, el personaje principal camina tranquilamente por la calle, para
caer en una alcantarilla donde inicia la trama, cuya tapa es asegurada por un
ratón con un gran candado. El citado roedor tiene grandes semejanzas con el
emblemático Mickey Mouse, creación de Walter Elias Disney, a quien se le
atribuye pertenencia a la masonería, aunque es más certero ubicarlo como
integrante de una organización DeMolay auspiciada por esta institución, que sí
lo incluye en su Salón de la Fama[24].
Los
Simpson y los magios
Los Simpson es un programa animado que sigue la vida de Homero,
un trabajador de la planta nuclear; Marge Simpson, una dedicada ama de casa;
sus hijos Bart, Lisa y Maggie, y todos los personajes de la ciudad de
Springfield, en Estados Unidos. Es una serie animada creada en 1989 por Matt
Groening. En sus comienzos Los Simpson
era una serie de cortometrajes animados dentro de otro programa de televisión,
y el 17 de diciembre obtuvo su propio programa[25]. Se estima que hasta el 2001 la serie había sido
vista por más de 60 millones de espectadores en más de setenta países[26]. Hasta el día de hoy, la serie sigue produciéndose,
cuenta con más de 630 capítulos y se transmite cada semana, por la cadena Fox;
a la fecha de edición de este texto, acumula 29 temporadas.
La referencia al rito de iniciación se incluye en el
capítulo doce de la sexta temporada[27]. La trama consiste en que Homero Simpson descubre
que dos de sus compañeros de trabajo gozan de privilegios en la planta nuclear,
como sillones vibradores, sodas gratis de la máquina expendedora y excelentes
lugares de estacionamiento. Después de investigar descubre que ambos pertenecen
a una antigua sociedad secreta: los Magios (Stoncutters
en su versión en inglés).
Por los motivos anteriores, Homero trata de unirse a
dicha sociedad, de la que descubre que, para ser miembro, debe ser hijo de un
magio o salvarle la vida a uno de ellos. En una de sus cenas familiares
descubre que el abuelo es un miembro, por lo que solicita entrar en la logia.
Como requisito de admisión, Homero es sometido a una serie de pruebas de
iniciación. La primera es un acto de fe, que consiste en saltar vendado de los
ojos desde un sexto piso. En el capítulo vemos que el líder de los Magios
empuja a Homero desde un peldaño pequeño con la finalidad de que los miembros
se rían. Sin embargo, el suelo se rompe y Homero finalmente sobrevive a una
caída de seis pisos, añadiendo elementos cómicos dentro de la serie.
El segundo ritual se conoce como “cruzando el desierto” y consiste en que el
futuro miembro es golpeado por siete magios con las paletas en la parte del
trasero. Le siguen las pruebas “el ojo
que no parpadea”, “el desastre de Hesperus” y “la nalgada en el trasero
hinchado”, que son exactamente el mismo ritual que “cruzando el
desierto” (imagen 4).
Imagen
4
La
prueba de “cruzando el desierto” de los magios
Fuente: Captura de pantalla de https://youtu.be/tQAJj5I2Biw
Al pasar estas pruebas, Homero como miembro de la
logia debe jurar con una mano en el libro de los Magios repitiendo las
siguientes palabras: “Y pido ante el
pergamino sagrado que si revelo los secretos de los Magios se me hinche el
estómago y se me caiga todo el cabello de la cabeza, así sea” (imagen 5).
Imagen 5
Juramento de Homero para ingresar a la fraternidad
de los magios
Fuente: Captura de pantalla de https://youtu.be/I005qR4z0JI
Lo anterior manifiesta
dos sentidos identitarios de las logias francomasónicas. El primero: enuncia la
ritualización del juramento como parte de la sociedad y, el segundo: hace
referencia al secretismo de la logia. Sin embargo, es notorio que dentro de
este juramento se incorporan elementos de humor cuando Homero pronuncia estas
palabras, dado que es un personaje que tiene el estómago hinchado y es
prácticamente calvo. Finalmente,
y como resultado del conjunto de
pruebas, Homero se integra a la logia de los Magios con el número 908.
La logia de los Magios está compuesta exclusivamente
por hombres y se incluye en su lista por varios personajes de la serie que
tienen puestos importantes, como el magante Charles Montgomery Burns o Krusty
“el payaso”, que es una celebridad dentro de Springfield. Pero a su vez existen
otros miembros que no necesariamente están relacionados con el poder, como Carl
o Lenin. En el capítulo se muestran algunas de las actividades que realizan
dentro de la logia, como emborracharse a cualquier hora del día, jugar billar o
póker, realizar cenas en grupos, entre otras. Estas características hacen sentido
con la creencia relacionada a los grupos francomasónicos.
A la mitad del capítulo Homero destruye durante una
cena “el pergamino Sagrado de los Magios”, por lo que resulta expulsado. Sin
embargo, antes de irse, y debido a una marca de nacimiento en su cuerpo Homero
es identificado como “El Elegido”, quien, según estaba predicho, llevaría a los
Magios hacia la victoria.
Por un periodo, Homero es idolatrado por sus
compañeros. Sin embargo, como líder, Homero decide cambiar el rumbo de los
Magios, y comienza a realizar obras de caridad para ayudar a la comunidad. Al
principio sus compañeros lo siguen, pero conforme el tiempo para la bebida, el
billar y la diversión se ven comprometidos, comienzan a cansarse de Homero, e
incluso piensan en matarlo. Finalmente, deciden deshacerse de él, dejando de
ser Magios y creando una nueva sociedad, los No-Homers, sociedad en la que no
es aceptado. En esta parte, es posible hacer una lectura de los componentes del
capítulo que dejan evidencia de un discurso más satírico que cómico, el cual
expone una crítica al sistema de poder y las construcciones ideológicas
alrededor de los privilegios de este tipo de grupos.
Hacia el final del capítulo Homero se siente muy
triste al abandonar su club secreto y decide formar parte de un club muy
exclusivo: la familia Simpson, la cual tiene solo cinco miembros. En la parte
final, la familia decide que para aceptarlo como miembro deben pegarle nalgadas
con unas tablas, tal como hacían los Magios para aceptarlo. Homero llora
mientras es golpeado, y exclama: “¡Espero que el club lo valga!”.
Los
Picapiedra y los
Búfalos Mojados
Los Picapiedra se centra en la historia de Pedro Picapiedra y
Pablo Mármol (Fred Flintstone y Barney Rubble en inglés), un par de amigos que
reflejaban la clase media de la sociedad estadounidense dentro de la ciudad
ficticia de Piedradura, que se ambienta en la edad de piedra. Como personajes
recurrentes se encuentran las esposas Vilma Picapiedra y Betty Mármol, así como
los hijos de ambas parejas: Pebbles y Bam Bam, respectivamente. A pesar de ser
una serie animada, las temáticas estaban dirigidas a público adulto, resaltando
los conflictos laborales, la maternidad, la infertilidad, las complejas
relaciones entre suegros y yernos, el consumismo, la ludopatía, entre otros.
La serie animada fue creada por William Hanna y
Joseph Barbera y se estrenó por la cadena estadounidense ABC el 30 de
septiembre de 1960. Se reconoce como la primera serie producida para el horario
estelar[28].
Fue emitida hasta el 1 de abril de 1966 y tuvo un total de 166 episodios.
De manera recurrente Pedro Picapiedra y Pablo Mármol
asistían a un club selecto masculino que se conoce como la logia de los Búfalos
Mojados. En el capítulo en el que se hace referencia a la iniciación el líder
indica que los iniciados deben soportar una tanda de azotes, una prueba de
fuerza y otra de resistencia. Quienes pertenecen a los Búfalos Mojados deben
ser personas buenas de corazón y fuertes. Los iniciados se denominan
hermanos.
Imagen
6
La
prueba de las paletas
Fuente: Captura de pantalla de https://youtu.be/L5ShAU0xjjI
Según el reglamento está prohibido que cualquier
mujer ponga un pie dentro de la logia, salvo durante la celebración de fiestas
y en acontecimientos familiares. Tienen un atuendo especial que consiste en un
gorro fabricado con pestañas de búfalo, teñido en azul y adornado con cuernos;
se dice un saludo secreto y tienen una canción. En un episodio específico[29], Vilma y Betty reciben los golpes con las paletas
de madera en el trasero (imagen 6), tras la osadía de disfrazarse como hombres
para espiar a los maridos en sus actividades nocturnas con los cófrades de la
prehistoria. De esta manera, los mismos elementos formales de la narrativa,
como la música y los elementos estilísticos, son piezas clave para caracterizar
a los Búfalos Mojados y la ideología que busca fidelidad hacia el imaginario
que se tiene sobre la conformación de las logias.
Bob Esponja y la logia de los Cefalópodos
Bob
Esponja (en inglés, SpongeBob SquarePants)
es una serie animada estadounidense lanzada en 1999 y creada por Stephen
Hillenburg. La serie se desarrolla en la ciudad de Fondo de Bikini (Bikini
Bottom, en inglés) en el océano Pacífico. Bob Esponja es una esponja de mar
rectangular de color amarillo que vive en una piña con su mascota, el caracol
Gary. La serie tiene diversos personajes, como su mejor amigo, la estrella de
mar Patricio; su jefe, don Cangrejo; su vecino, Calamardo, y Arenita, la
ardilla que vive bajo el mar[30]. La trama gira en torno a Bob Esponja y sus
aventuras en el trabajo, el hogar, la escuela y el juego. Este dibujo animado
está dirigido a niños, principalmente de entre el grupo de dos y once años.
Además de la serie animada, Bob Esponja cuenta con tres películas, videojuegos
y otro tipo de artículos de promoción como tazas, camisetas, juegos de mesa,
entre otros, que lo han convertido en un icono de la cultura popular actual.
En el capítulo 115 de la sexta temporada[31], Bob Esponja se muestra intrigado porque su amigo
Calamardo se encuentra feliz sin dar explicaciones del por qué. Ante este
hecho, Bob Esponja y Patricio deciden seguirlo para espiarlo y conocer el
motivo de su felicidad. Lo que descubren ambos personajes es que Calamardo, en
medio de una ceremonia de iniciación, es parte de logia de los Cefalópodos, una
sociedad secreta exclusiva de moluscos masculinos que se reúnen el tercer
miércoles del mes con sombrero y túnica para convivir con otras especies marinas
similares a Calamardo. Desde el
punto de vista narrativo, la pertenencia a la logia es de entrada excluyente a
las otras especies marinas.
La ceremonia de iniciación se lleva a cabo en un
recinto con forma piramidal a la cual solo se tiene acceso con un saludo
especial. El rito de iniciación es explicado por el líder de la logia, quien
dice: “Aquellos que quieren unirse a la logia deben enfrentar lo que más
tememos: la anguila albina gigante” (imagen 7). Acto seguido se observa como un
futuro integrante se acerca a una pequeña jaula para recibir una descarga
eléctrica y convertirse en un digno hermano al que todos celebran después del
rito.
Precisamente Bob Esponja y Patricio se unen a la
celebración, lo que pone en evidencia su presencia clandestina. Sin ser
conscientes del secretismo de la logia, el resultado de esta acción provoca que
líder de la misma, apelando a la falta de honor de Calamardo, decida
suspenderlo de por vida. Acto seguido, Bob Esponja y Patricio deciden crear su
propia logia, dentro de la cual se retoman elementos de iniciación. Se observa
en el capítulo que los tres personajes deciden someterse a la descarga de una
medusa, reflejando, por un lado, la necesidad de pasar una prueba (que en las
dos iniciaciones resulta dolorosa), y, por el otro, mostrando una narración
paródica y cómica que hace referencia de manera intertextual a los discursos
propagados sobre la cultura masónica.
Imagen
7
La
prueba de la anguila albina gigante
Fuente: Captura de pantalla de https://bit.ly/2NVSpo6
A pesar de lo anterior, Calamardo insiste en volver
a la logia de los Cefalópodos. Por lo tanto, Bob Esponja y Patricio idean un
plan para asustar a los miembros de la logia con un calcetín, para que
Calamardo salve a los miembros de la logia y lo dejen entrar de nuevo. A pesar
de que el plan funciona, Bob Esponja y Patricio, se revelan y evidencian todo
el engaño. Al final del capítulo, Calamardo es expulsado de nuevo de la logia
de los Cefalópodos y es invitado por sus amigos a la logia de los Compañeros Emplumados,
haciendo énfasis en la necesidad de pasar la iniciación nuevamente.
Al final del capítulo, Calamardo es expulsado de
nuevo de los Cefalópodos y es invitado por sus amigos a la agrupación de los
compañeros Emplumados, haciendo énfasis en la necesidad de pasar la iniciación
nuevamente.
Machismo, alcohol y privilegios masónicos en los cartoons
Las “caricaturas” como también se les conoce en
México a los dibujos animados, específicamente las que contienen pasajes de
iniciación masónica, revelan algunos prejuicios o percepciones sobre los
integrantes de las logias, pero también algunas realidades de las tradiciones
de los ritos prevalecientes en el mundo. Lo anterior forma parte de la
traducción inserta dentro del contenido a partir de ciertos conocimientos
específicos que conforman elementos formales de composición y que pueden ser
interpretados a partir de los terrenos semióticos que permite el análisis del
lenguaje audiovisual.
La elección de los personajes, el sonido, la
argumentación y otras formas del contenido permiten el reconocimiento de estos
componentes. Así pues, por ejemplo, en Los
Picapiedra, queda clara la exclusión a las mujeres propia del escocismo
tradicional y de la tradición “regular” inglesa, fundamentada en las llamadas Constituciones de Anderson, que
especifican como requisito para ingresar a la orden, el ser hombre “de honor y
honesto”[32].
Vilma y Betty ostentan roles tradicionales de la
mujer norteamericana de los años sesenta, cuando se emitió originalmente la
serie animada, dedicada a las labores del hogar y excepcionalmente a trabajos
propios de las “damas”. En uno de los tantos capítulos donde se muestra la
logia de los Búfalos Mojados, las esposas de Pedro y Pablo tienen inquietud por
saber qué es lo que hacen sus maridos, por lo que recurren a la argucia de
disfrazarse de varones.
Menciona el teórico R. W. Connell que,
históricamente, el concepto de masculinidad se ha construido de manera
relativamente reciente de forma relacional, al oponerlo a la feminidad. Señala
que “a las mujeres se les consideraba claramente distintas a los hombres, pero
la diferencia residía en que se les consideraba representaciones incompletas o
inferiores de un mismo carácter...”, y añade que, respecto a caracteres
cualitativamente distintos entre los sexos, “esta noción acompañó a la
ideología burguesa de las ‘esferas separadas’ del siglo xix”[33].
En el tomo Exclusión
(V) de la serie bibliográfica 300 años:
Masonerías y Masones. 1717-2017, se hace énfasis en el estudio histórico de
la masonería desde la perspectiva de género. Como dice el autor del texto
introductorio, Guillermo de los Reyes, “la integración de las mujeres en la
sociabilidad masónica creo un gran conflicto con la intolerancia de ciertas
masonerías, particularmente las de tradición anglosajona”, que permanece y que
podría definirse como “tolerante intolerante” o “fraternidad sin sororidad”[34]. Ciertamente, en ninguno de los episodios
analizados aparecen mujeres como integrantes de una logia, lo que sin duda es
un reflejo de la situación preponderante de la masonería en los EE. UU.
En cuanto al tema de la bebida en los ágapes o
convivencias entre masones, habrá que remitirse a las propias Constituciones de Anderson, las cuales
incluyen en una de sus páginas la “Canción del Aprendiz”, que con certeza se
interpretaba tras la parte ritual de algunas reuniones de logia:
Vengan, preparémonos,
Nosotros los
hermanos que somos;
Armados en esta feliz ocasión:
Bebamos, riamos y cantemos;
Nuestro vino
tiene un manantial;
Aquí está la salud de un masón aceptado[35].
También es sabido, tras revisar diversidad de
liturgias, que existen diversas ceremonias que incluyen brindis en los “ágapes”
fraternales, como es el caso de las tenidas solsticiales o banquetes masónicos.
Es necesario recordar también que la mítica creación de la masonería moderna,
en 1717, tuvo origen en la reunión de varias logias que sesionaban en tabernas
londinenses, aunque hay investigadores que dudan de esta versión, tras rastrear
estos lugares de consumo de bebidas alcohólicas y viandas[36].
Así pues, no es extraña la versión irónica de Los Simpson, que incluye la convivencia
masónica con canciones y tarros de cerveza, adicional a la presencia de
personajes de diversos extractos sociales de Springfield, el mítico pueblo
americano donde tiene lugar la serie, incluyendo la extraña participación de un
alien o extraterrestre. Dicha
ejecución vocal alimenta la teoría del complot masónico, pues se regodea de su
poder para influir en diversos acontecimientos sociales. Bien lo dice la
masonóloga María Eugenia Vázquez Semadeni:
La teoría de la
conspiración puede definirse como la creencia de que una organización formada
por individuos o grupos actúa subrepticiamente para alcanzar un fin malévolo.
En un sentido más amplio, las teorías de la conspiración consideran que la
historia está controlada por fuerza malignas o incluso demoniacas[37].
También sobre ese episodio en particular, llama la
atención que el detonante fue una observación fortuita de Homero sobre alguno
de sus amigos, que siempre llega temprano al trabajo en la planta nuclear pese
a que sale después que el propio Simpson, descubriendo que ser magio le da el
privilegio de viajar por una carretera exclusiva, razón por la que busca
iniciarse en la logia mencionada. Por cierto, una exploración simple en la red
social YouTube, arrojará teorías conspiratorias o illuminati sobre la serie animada, a la que se le atribuye el poder
de predicción de múltiples sucesos contemporáneos.
Conclusión
La masonería, vista a través de los dibujos animados
producidos en los Estados Unidos de América, muestra a una agrupación de
personas de diferentes extracciones sociales que departen en logia desde la
parte ritual hasta la lúdica, tomando elementos rituales de la orden para
ironizar en las tramas que pueden enclavarse en el género de la comedia.
Un tema recurrente en los cartoons es el de la iniciación de algún
profano, quien es sometido a diversas pruebas físicas y psicológicas para ser
admitido en los “trabajos” del templo, que pueden incluir ágapes con bebidas
alcohólicas de por medio. Son notorias las exclusiones propias de la modalidad
mayoritaria de la masonería en Norteamérica, el Rito Escocés con tradición
inglesa, en el que teóricamente no se permite el ingreso de mujeres.
Evidentemente, a diferencia de
Iberoamérica, donde persisten prejuicios religiosos hacia la actividad
masónica, en las “caricaturas” estadunidenses podemos apreciar una masonería
“ligera”, más cercana a clubes sociales que a una orden iniciática o con
actividades malévolas o de dominación mundial, con excepción del capítulo
mencionado de Pinky y Cerebro, que
por no incluir el tema de la iniciación no fue contemplado para su análisis. No
obstante, se proporcionan indicios que en el imaginario popular pueden
alimentar las teorías de complot o conspiración, particularmente por el
episodio de los Magios en el caso de Los
Simpson, donde en una mesa de festejo se puede apreciar tanto la presencia
de un millonario dueño de una planta nuclear (que por cierto, de manera
curiosa, tiene un grado de Stonecutter
menor a su empleado, el amigo de Homero) como la de un personaje aparentemente
extraterrestre, lo cual se puede asociar con los “reptilianos” o los illuminati, temas favoritos en las redes
sociales cuando se realizan búsquedas sobre masonería.
Por otro lado, Moraes, desde un análisis
antimasónico, refiere que en los dibujos animados se aprecia la parodia como
crítica a la masonería, los masones y sus prácticas. Sin embargo, reconoce que
no solo en los personajes de los dibujos animados, sino también en otro tipo de
productos culturales, existen referencias simbólicas de los secretos, las
ceremonias y los rituales que componen el discurso masónico en la cultura
popular, que evidentemente “han contribuido a consolidar ciertos arquetipos y
clichés de representación de las masonería y de las sociedades esotéricas en general
que han ejercido enorme influencia en los espectadores, en especial, en el
público infantil, el consumidor más habitual de este tipo de producciones
audiovisuales”[38].
Los ritos de iniciación descritos
contemplan diversos elementos que determinan los modos en que se logra acceder
a una sociedad secreta que se asume como logia. De manera que, mientras se
puede considerar deseable pertenecer a estos grupos porque se exaltan los
beneficios de pertenecer a una logia; al mismo tiempo, se evidencia que las
formas de aceptación son exclusivas y se obtienen después de atravesar por un
proceso. En los episodios referidos, estos implican que la pertenencia se
obtiene tras la aceptación de ciertas condiciones como el azote, el secretismo
y los juramentos.
Otros elementos comunes que
acompañan los episodios analizados son el vestuario y la música, los cuales se
presentan como símbolos de legitimación, integración y consenso en cada una de
las sociedades. La uniformidad del traje talar, así como el conocimiento del
“himno” de cada logia se muestran como parte intrínseca de la colectividad y se
consideran como parte de la construcción interpretativa que permiten la
interacción y pertenencia a estas instituciones sociales.
Desde el punto de vista intersemiótico, es posible
establecer una relación entre la elección de los elementos narrativos como una
traducción del imaginario que se tiene sobre los grupos masónicos. La presencia
de estos elementos dentro de los productos mediáticos se fundamenta en diversos
códigos culturales seleccionados para significar y ser interpretados por los
televidentes. Sin embargo, desde la teoría de recepción, la producción de
creencias e imágenes colectivas sobre las sociedades masónicas son tan solo
parte de los procesos subjetivos que son (re)significados a partir de las
prácticas discursivas, narrativas y mediáticas de las personas que apropian
estos dibujos animados. Por tanto, los imaginarios colectivos son producto de
la apropiación cultural, histórica y política de un sujeto situado en un
contexto determinado.
Bibliografía
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[1] Un libro que aborda el
tema es el de Wenceslao Vargas Márquez, La
Masonería en la Presidencia de México (Ciudad de México: Ediciones Surco de
Letras, 2010).
[2] Ricardo Martínez
Esquivel, Yván Pozuelo Andrés y Rogelio Aragón eds., 300 años: Masonerías y Masones. 1717-2017, tomo V, Cosmopolitismo (Ciudad de México:
Palabra de Clío, 2017), 6-8.
[3] Agustín Barruel, Memorias para servir a la historia del
jacobinismo (Perpiñán: imprenta de J. Alzine, 1827), 214-215. Se actualizó
la ortografía, pero se dejaron las cursivas originales.
[4] Barruel, Memorias, 252.
[5] Jorge Eduardo Arellano,
“Rubén Darío y su iniciación masónica en Managua”, Magazine Modernista, 12 de noviembre de 2010, http://magazinemodernista.com/2010/11/12/dario-y-su-iniciacion-masonica-en-managua/
[6]
Primer Grado. Aprendiz del Rito Nacional Mexicano (Mazatlán: Tipografía de P. Retes,
1869), 10.
[7] Jean
Mamy, Forces occultes (Francia,
1943). Ficha
disponible en https://www.imdb.com/title/tt0189529/
[8] El filme puede ser consultado en: https://youtu.be/Cj97xRZUfnE
[9]
Traducción propia de “You will take off your coat, shoes and socks, also your
waistcoat and tie; And now your pants: here are a couple of drawers for you.
Now he will slide his left arm out of his sleeve-shirt, and place it through
the boson of his shirt, so that his arm and chest are bare. The deacon now ties
a handkerchief or cap over his eyes, places a slipper on his right foot, and
then puts a rope, called cable-trailer, once around his neck, letting it drag
back”. Malcolm C. Duncan, Duncan´s
Masonic Ritual and Monitor or Guide to the three symbolic degrees of the
ancient York Rite (Nueva York: David McKay Company: 1866), 28.
[10] En la actualidad es
relativamente sencillo encontrar las liturgias masónicas en línea, aunque para
certeza de las ceremonias usadas en México en el siglo xix, muy similares entre sí, puede consultarse: Liturgia del Primer Grado. Rito Escocés
Antiguo y Aceptado, mandada observar por la Gran Logia del Distrito Federal a
todas las logias de su jurisdicción (México: Tipografía de Eusebio Sánchez,
1899). (Omitimos las abreviaturas simples y tripunteadas).
[11] Ricardo Serna, “La
masonería en el séptimo arte. Una aproximación al caso español”, REHMLAC+, 3, no. 1 (mayo- noviembre
2016): 71-86, https://revistas.ucr.ac.cr/index.php/rehmlac/article/view/24287
[12]
Paul Wells, “Smarter that the average art form. Animation in the television
era”, en Prime Time Animation: Television
Animation and American Culture, Carol Stabile y Mark Harrison eds. (Nueva
York: Routledge, 2003), 15-32.
[13] Frederic Martel, Cultura Mainstream: cómo nacen los fenómenos
de masas (Madrid: Taurus, 2011).
[14]
Susan Napier, ANIME: from Akira to
Princess Mononoke Experiencing Contemporary Japanese Animation (Nueva York:
St. Martin’s Griffin, 2005).
[15] José Lozano, “Consumo y
apropiación de cine y TV extranjeros por audiencias en América Latina”, Comunicar 15, no. 30: 62-72.
[16] Lauro Zavala, “La
traducción intersemiótica en el cine de ficción”, Ciencia Ergo Sum 16, no. 1 (marzo-junio 2009): 50.
[17] Guillermo Orozco, Televisión y producción de significados
(Guadalajara: Universidad de Guadalajara, 1994), 27.
[18] Orozco, Televisión y producción de significados, 30.
[19] Orozco, Televisión y producción de significados, 32.
[20] Puede visualizarse en
varias canales de YouTube, como en esta URL: https://youtu.be/iAThMCwckS8
[21] Referencia tomada de: www.fleischerstudios.com
[22] La sinopsis original
puede encontrarse en www.fleischerstudios.com/filmography.html
[23] Por ejemplo, un reloj
de arena, un gallo, elementos alquímicos, etcétera.
[24] Véase al respecto el
sitio Web: https://demolay.org/halloffame/bio.php?id=17
[25]
Jonathan
Gray, Watching with The Simpsons:
Television, parody, and intertextuality (Londres: Routledge, 2012), 6.
[26]
M. Pinsky, The Gospel according to the Simpsons: The spiritual life of the world’s
most animated family (Kentucky: Westminster John Knox Press, 2001), 2.
[27] Puede verse dicho
episodio en: https://youtu.be/DAV7BAGHCA0
[28]
Paul Wells, “Smarter that the average art form. Animation in the television
era”, en Prime Time Animation: Television
Animation and American Culture. Carol Stabile y Mark Harrison (eds.) (Nueva
York: Routledge, 2003), 15-32.
[29] Puede verse en YouTube
en la siguiente liga: https://youtu.be/L5ShAU0xjjI
[30]
Lee Rice. “Sponge Bob Square Pants: Pop Culture Tsunami or More?”, The Journal of Popular Culture 42, no. 6
(2009): 1092-1114.
[31] Puede verse en Metatube
en la siguiente liga: https://bit.ly/2NVSpo6
[32]
James Anderson y Jean Théophile Désaguliers, The Constitutions of the Free-masons. Containing the History, Charges,
Regulations, &c. of that most Ancient and Right Worshipful Fraternity
(Londres: William Hunter for John Senex at the Globe, 1723), 58.
[33] R. W. Connell. Masculinidades (Ciudad de México:
Universidad Nacional Autónoma de México, 2003), 104.
[34] Guillermo de los Reyes
Heredia. “Exclusión” [introducción], en 300
años, tomo IV, Exclusión, 6.
[35] Traducción propia de:
COME let us prepare,
We
Brothers that are;
Assembled
on merry occasion:
Let’s
drink, laugh, and sing;
Our
Wine has a Spring
Here’s
a Healt to an Accepted MASON.
Canción incluida en Dévrig
Mollès, La invención de la masonería. Revolución
cultural: religión, ciencia y exilios (Buenos Aires: Edulp, 2015), 78.
[36] Para ampliar este tema
se puede consultar a Andrew Prescott, “En busca del Apple Tree: una revisión de
los primeros años de la masonería inglesa”, en 300 años, tomo V, Cosmopolitismo,
168-191.
[37] María Eugenia Vázquez
Semadeni, “La teoría de la conspiración masónica en Nueva España/México,
1738-1949”, en 300 años, tomo II, Silencios, 9.
[38] Diego
Moraes, Antimasonería (1717- 2017) (Montevideo:
Panguen Random House, 2017), 249.