RESEÑA
La Logia Jovellanos (1912-1939): Memoria e Historia borradas por el
franquismo de Yván Pozuelo Andrés. Oviedo: Masonica.es, 2019.
201 páginas. ISBN: 978-84-17732-22-6.
Reseñado por Juan José Morales Ruiz
Universidad de Educación a Distancia, España
Recepción: 22 de marzo de 2019/Aceptación: 16 de
abril de 2019
doi: https://doi.org/10.15517/rehmlac.v11i1.36449
Premisa
En su libro sobre la Logia Jovellanos, que fue presentado en Gijón, el 23 de febrero, dentro de los actos programados del Seminario Permanente Internacional de Historia de las Masonerías, con sede en Gijón, con ocasión del décimo aniversario de la Revista de Estudios Históricos de la Masonería Latinoamericana y Caribeña plus (www.rehmlac.ucr.cr), el historiador Yván Pozuelo hace una interesante insinuación en relación con el tema de la historia y la memoria en nuestro país. Dice que “¡antes de pasar página habrá primero que escribirla para luego leerla!”. Pero no resulta fácil escribir la historia en un país en el que abunda la negación y la desmemoria.
Y al negacionismo y a la desmemoria convendría añadir algunas consideraciones, entre las que destacan porque son pertinentes, la cuestión de cómo abordamos el pasado en España en la transición a la democracia, después de una cruelísima guerra civil y una dictadura inacabable.
El gobierno de las palabras
Sobre este tema escribe Juan Carlos Monedero[1]: “Sólo cuando hay memoria, los mentirosos tienen menos oportunidades (lo sabe la teoría de juegos: cuando las ocasiones se repiten, los tunantes son castigados). Tener memoria es ser fiel a los acontecimientos. Es, por tanto, ser fiel a la verdad. Pero si la memoria se hurta, el engaño es permanente y los timadores son reyes. La memoria hoy está oculta bajo la montaña de miles de relatos de desmemoria, en marcos que la presentan como innecesaria o perjudicial, encerrada en cárceles donde quedan fuera de foco los que se consideran cacharros inútiles.
Deja de ser memoria social porque se muestra incapaz de sumar los fragmentos. Una memoria deshilvanada, confundida, desorientada. Le corresponde a una memoria viva trazar el camino que junta las estrellas –la luz que recibimos de ellas– para urdir una constelación con un significado. La ciencia social ha sido una asesina de memoria.
Después de una guerra civil
Antonio Muñoz Molina cree que “después de una guerra o de una dictadura – más aún de la suma de las dos -, hasta la reconciliación más superficial requiere acuerdos que no satisfacen a ninguna de las partes, porque muestran que dos fines igualmente justos – la convivencia, por un lado, el castigo de los verdugos y la compensación de las víctimas, por otro - solo parcialmente son compatibles entre sí. Lo que pasó en España fue más trivial, y también más triste. No hubo ningún pacto de silencio por la simple razón de que no hizo ninguna falta. A lo largo de los célebres años ochenta, el pasado no le interesaba a casi nadie. Nadie tuvo que esforzarse en ocultarlo (…) Tampoco hubo el menor esfuerzo de restitución material ni simbólica a quienes habían luchado contra la dictadura y sufrido en las cárceles y en el destierro”[2].
En el país de la desmemoria
Juan Miguel Baquero afirma en un libro que acaba de publicar[3] que no hay “nada más brutal que el contraste entre la impunidad de los crímenes cometidos desde el 17 de julio de 1936 por los sublevados contra el legítimo gobierno de la Segunda República, por un lado, y el desprecio del Estado, por otro, a las víctimas de la conspiración armada. Un claro síntoma de la herida abierta, de un olvido insostenible en cualquier nación democrática homologable a la española, que deja al descubierto la herencia diseñada por los golpistas, continuada por sus herederos y que a lo largo de cuatro décadas de democracia ha sido imposible romper (...) España es el país de la desmemoria. Una tierra enmarañada en la lectura parcial de su propio relato, que ha vendido durante años una visión equidistante o directamente apologética de su cruel pasado reciente como alimento propiciatorio del franquismo sociológico (...) Que España sea como es no parece casual. La idiosincrasia hispana gestada al cobijo de la mano alzada de Franco produce monstruos. Es una sociedad que tolera la existencia de miles de fosas comunes barridas bajo la alfombra; una anomalía democrática de tal calibre que mantiene impunes los crímenes franquistas contra la humanidad mientras la única pena recae sobre los propios represaliados, condenados al olvido y el desprecio. Porque el Estado no ha garantizado hasta ahora el acceso a la verdad, la justicia ni la reparación, exigidas por Naciones Unidas como requisito indispensable para cimentar las garantías de no repetición de las graves violaciones de los derechos humanos perpetradas desde el estallido golpista. Tras cuatro décadas de democracia, España todavía protege a los herederos del pasado más oscuro de la nación (...) España sigue siendo el país de la desmemoria. El pueblo que camina del genocidio franquista al silencio interminable”.
Como un relámpago
La profesora Débora Cerio[4] se hace eco de lo que propone Walter Benjamin en sus famosas “Tesis de filosofía de la historia”. Benjamin afirma que “la articulación histórica del pasado se presenta, al modo del relámpago, como fulguración instantánea”. Situando así en una posición central la subjetividad de quienes –al igual que los cazadores en busca de huellas de los que hablaba Carlo Ginzburg– somos asaltados por indicios cuya recolección y posterior ubicación como prueba deviene de una elección, este planteamiento invita a experimentar formas de ingreso a los procesos históricos en los cuales la dimensión sensible no sea pensada como un lastre sino más bien como la única instancia que puede dotar de historicidad a un objeto. Por eso Walter Benjamin propone frente a ello preservar un contacto directo con la cosa que permita producir un saber sentido. En lugar de datos muertos o conceptos, imágenes que mediante su evocación se apropien de lo conocido como de algo experimentado y vivido”.
Atengámonos a los hechos
El profesor Juan Avilés, hablando del contexto internacional de la guerra civil española[5] cita un libro reciente sobre los sesgos que distorsionan nuestra percepción del mundo que lleva por título Factfulness[6], un neologismo de difícil traducción al español que debería ser el lema de quienes pretendan entender el pasado y el presente: atengámonos a los hechos. “Y los hechos, - dice -, son que la Guerra Civil española fue un episodio trágico, marcado por atrocidades que no fueron responsabilidad de un solo bando, pero no fue un episodio insólito en el horrendo contexto mundial de la primera mitad del siglo XX. España no es diferente y no hay motivo ni para avergonzarse de nuestro pasado ni para emplearlo en polémicas partidistas. La guerra acabó hace ya casi ochenta años y la dictadura a que dio origen concluyó hace cuarenta. Nuestro reto hoy es analizarla desde una perspectiva científica, no seguir combatiéndola desde trincheras de papel o en frentes digitales”.
Escribir la historia de la Logia Jovellanos
Consciente de la dificultad de escribir la Historia con mayúscula, objetivo casi colosal, pero necesario, Yván Pozuelo afronta este reto en su magnífico libro, sabiendo que la historia de la Logia Jovellanos, como la de los masones españoles, había sido borrada por partida doble: borrada, por una parte, por el franquismo; y por otra, por los actores de la Transición, porque, sencillamente, aunque por diferentes razones, unos y otros, no parecían estar interesados en profundizar en el pasado reciente.
Con “pacto de silencio” o sin pacto, Yván rescata la memoria y la historia de esta logia asturiana que actuó con regularidad durante un período de 25 años (1912-1939), siendo uno de los talleres más potentes y con una membresía más numerosa de nuestro país, que prolongó su actividad en el exilio, aunque por las difíciles vicisitudes que sufrieron sus miembros, tuvieran que continuar su actividad masónica en diferentes logias y países.
El libro La Logia Jovellanos (1912-1939) Memoria e Historia borradas por el franquismo está muy bien estructurado. Comienza con un interesante prólogo de Ricardo Martínez Esquivel, profesor de la Universidad de Costa Rica, que sitúa en su dimensión internacional los anteriores estudios historiográficos llevados a cabo por Yván Pozuelo, algunos de ellos publicados por la misma editorial que ha publicado este. Después de una introducción en la que el autor fija claramente los objetivos historiográficos de su investigación. Siguen dos partes claramente diferenciadas.
En la primera se relata la vida de la Logia Jovellanos cronológicamente; en la segunda se estudia el papel jugado por su líder Melquíades Álvarez (1864-1936); y también el vínculo con la escuela neutra. En esta segunda parte, se incluye la lista de los 369 integrantes de la logia, y sus nombres simbólicos.
En definitiva, Yván Pozuelo mediante un trabajo rigurosamente documentado y científico, estudia el desarrollo y la importancia que le correspondió a la Logia Jovellanos en la historia de Gijón, de Asturias y de España, en el primer tercio del siglo XX. Un periodo histórico muy convulso, que supuso la crisis del sistema monárquico; la dictadura de Primo de Rivera; el exilio de Alfonso XIII; la Segunda República; el golpe militar de 1936; la guerra civil española; y el exilio republicano, cuyo 80 aniversario estamos celebrando precisamente en 2019.
Yván Pozuelo escribe que “la violencia de la dictadura franquista no sólo se aprecia en el número de asesinatos y exacciones institucionalizado, lo que fue muy doloroso, sino también por haber pretendido borrar la historia de los españoles”. Lo que afortunadamente no consiguió gracias a trabajos como este, en los que se rescata del olvido y de la invisibilidad a unos hombres que “anhelaban libertades, un mundo algo menos violento, más tolerante y sufrieron la impiedad de la dictadura militar y religiosa”.
El libro de Yván Pozuelo resulta indispensable y necesario para hacer memoria e historia, ahora, cuando todavía estamos a tiempo de combatir la oleada de negacionismo y (des) memoria que se nos viene encima.
Bibliografía
Avilés, Juan. “El contexto de la Guerra Civil
Española: una revisión crítica”. APORTES
98, año XXXIII (3/2018): 89-113.
Barquero, Juan Miguel. El país de la desmemoria. del genocidio franquista al silencio
interminable. Barcelona: Roca Editorial, 2019.
Cerio, Débora. “El delicado sonido del trueno o el
arte de hacer historia. Imagen dialéctica y verdad en la perspectiva de Walter
Benjamin”. file:///C:/Users/Hogar/Desktop/Publicaciones%20digitalizadas/cerio_mesa_41.pdf
Monedero, Juan Carlos. El gobierno de las palabras: política para tiempos de confusión. México:
Fondo de Cultura Económica, 2009.
Muñoz Molina,
Antonio. “Tumbas recobradas”. El País, 3 de marzo de 2019.
Pozuelo
Andrés, Yván. La logia Jovellanos
(1912-1939). Memoria e historia borradas por el franquismo. Oviedo:
masónica.es, 2019.
Rosling, Hans, Ola Rosling y Anna Rosling. Factfulness: diez razones por las que
estamos equivocados sobre el mundo y por qué las cosas están mejor de lo que
piensas. Barcelona: Deusto, 2018.
[1] Juan Carlos Monedero, El gobierno de las palabras: política para tiempos de confusión (México:
Fondo de Cultura Económica, 2009), 18.
[2] Antonio Muñoz Molina,
“Tumbas recobradas”, El País, 3 de marzo de 2019.
[3] Juan Miguel Barquero, El país de la desmemoria. del genocidio franquista al silencio
interminable (Barcelona: Roca Editorial, 2019).
[4] Débora Cerio, “El delicado sonido del trueno o el
arte de hacer historia. Imagen dialéctica y verdad en la perspectiva de Walter
Benjamin”, file:///C:/Users/Hogar/Desktop/Publicaciones%20digitalizadas/cerio_mesa_41.pdf
[5] Juan Avilés, “El contexto de la Guerra Civil
Española: una revisión crítica”, APORTES
98, año XXXIII (3/2018): 89-113.
[6] Hans Rosling, Ola Rosling y Anna Rosling, Factfulness: diez razones por las que
estamos equivocados sobre el mundo y por qué las cosas están mejor de lo que
piensas (Barcelona: Deusto, 2018).